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1. Biografía
Nace en Estagira en 384. Hijo de Nicómaco, médico de Amintas, rey de Macedonia; con
quien, es de suponer, se iniciará en la valoración y determinación de la naturaleza.
Después de la muerte de su padre es enviado a Atenas a estudiar en la Academia
platónica (367), en la que permanece veinte años, hasta la muerte de Platón.
En el año 342 es invitado por Filipo de Macedonia para que se encargara de la
educación de su hijo, el que sería al término de seis años Alejandro Magno. A él le unió
una gran amistad que se materializaba en continuas cartas y envíos de material para la
investigación del filósofo.
Terminada la educación de Alejandro, regresó a Atenas donde, cerca del templo de
Apolo Likaios, funda una escuela llamada desde entonces Liceo. En ella impartía clase
a sus alumnos por la mañana, mientras paseaban – de donde recibieron el nombre de
“Peripatéticos” - ; y a la tarde a un público más numeroso.
A la muerte de Alejandro Magno (323) se le encausó por Macedonismo y Asebeia
(impiedad) por lo que tuvo que exiliarse ya que, como expresó, no deseaba que los
atenienses atentases por segunda vez contra la sabiduría. A los dos años (322) muere en
su retiro de Calcis. Tenía sesenta y dos años.
2. Obras
Escribió gran cantidad de obras sobre diferentes temas: lógica (Organon), ontología y
teología (Metafísica), física (Físicos), Biología y psicología (De Anima), Ética (ética a
Nicómaco), política (Política) y arte (Poética).
3. Carácter de su pensamiento
Aristóteles hereda la Idea socrático-platónica de la misión del filósofo y la filosofía:
4. Noción de experiencia
Partimos de los datos que nos ofrecen nuestros sentidos y que conforman nuestra
experiencia. De esta forma parte Aristóteles del primer dato que sobre la realidad
poseemos: EL MOVIMIENTO.
La POTENCIA, por lo tanto, es el concepto que expresa el repertorio real paro no actual
que hace posible el movimiento y la distensión del ser, en sí mismo, en su realización.
Junto a la potencia está íntimamente conectada la MATERIA que se constituye con su
sustrato constitutivo. Esta expresa su dimensión estructural, aquella su correlato
dinámico.
Platón, considerando la naturaleza de las realidades físicas, había determinado que éstas
debían estar fundamentadas por principio extraños a la realidad, principios o
fundamentos subsistentes que, siendo principio o causa formal y final de los objetos,
pudiesen constituirse a un tiempo como objetos de ciencia. Sin embargo, para
Aristóteles tal doble función ejercida por las Ideas implicaba una serie irresoluble de
contradicciones.
Su función causal, por lo tanto, queda desacreditada, porque las ideas, siendo inmóviles
y eternas, no pueden ser causa de movimiento ni de cambio. Porque lo que se trata no es
de explicar la eternidad, que es lo que es y todo lo que puede ser, sino el movimiento y
la corruptibilidad. Haciendo a las ideas objetos de ciencia imposibilitaba toda
investigación sobre la naturaleza y desde ese momento condena al conocimiento a ser
vano y místico.
Los seres físicos (phisei onta) son aquellos que tienen en sí mismos un principio de
movimiento y reposo (Física II, 1). El modo de ser delo que es por naturaleza tiene una
fuerza interna, una tendencia, un principio de movimiento y reposo. Por eso, cuando nos
preguntamos por la causa de algo y respondemos que es natural estamos remitiendo al
ser y a la esencia de ese phisei ón, en el que la PISIS es la causa y principio, inmanente
y fundamental.
El Ser de las cosas físicas se identifica con la esencia, pero no una esencia externa y
extraña a las propias cosas, sino como lo esencial inmanente, interno a las cosas. Como
lo SUB-SISTERE, lo que está fundamentado, lo que es causa, principio y origen de
cada realidad física: substancias.
Podemos captar lo que entiende Aristóteles por naturaleza en un sentido que va del más
general a lo más específico. En este sentido Aristóteles entiende por Naturaleza:
Para Aristóteles el AZAR no es más que el desconocimiento de los principios que hacen
posible e incluso necesario la ocurrencia de lago. El azar pone de manifiesto la
ignorancia humana, sus limitaciones, así como su ansia de conocimiento. Sin embargo
nada ocurre sin una causa, sin un principio o fundamento.
Todo cambio, ya sea entitativo o accidental, tiene, en cuanto que natural, un sentido, un
fin. El fin de todo cambio natural es la realización de todas las potencialidades inscritas
en la naturaleza de tal substancia y de la Naturaleza en su conjunto.
En tanto que los cambios naturales tienen como finalidad la actualización de la totalidad
de las potencialidades de una substancia podemos afirmar que la Naturaleza, en cuanto
principio de tales cambios, es una tendencia hacia la perfección del estado de todo ente.
“Lo que cambia siempre cambia según la entidad o según el cuánto, o según el cual, o
según el lugar” (Física III)
Cambio sustancial, aquel en el que una cosa deja de ser la entidad que
era para transformarse en otra distinta.
Cambio accidental, aquel en le que la cosa sigue siendo la misma
entidad, pero cambia en algún aspecto no esencia, es decir, en algún
aspecto cualitativo o cuantitativo o sencillamente de lugar.
CAUSA FINAL, ya que es la naturaleza esencial la que determinan el sentido y
finalidad de los cambios acaecidos en una substancia. En este sentido,
Aristóteles opone a cualquier aceptación del AZAR, poniendo de manifiesto su
formación biológica. La naturaleza no es CASUAL, sino que cada uno de sus
elementos y, en cada elemento, cada una de sus partes, cumple con una función
determinada y es esta FUNCIONALIDAD la que nos muestra el sentido final de
la realidad.
Aristóteles piensa que toda entidad, natural o artificial, tiene una función, una tarea, un
para qué, un fin. La diferencia está en que las cosas artificiales tienen una misión
extrínseca, conferidas a ellas por su artífice, mientras que las cosas naturales tienen una
misión intrínseca, inmanente, que les viene de dentro.
La psicología es, para Aristóteles, una parte de la física. No es sino el término supremo
de una jerarquía de formas específicas que explica sucesivamente al cohesión de la
materia (en oposición a la materia prima) del cuerpo físico y finalmente del ser
animado, paso de la materia inorgánica a la materia orgánica.
La palabra PSYKHÉ significa en griego antiguo soplo, aliento, vida, lo mismo que
“anima” en latín. Las cosas inanimadas carecen de alma, de vida. Los organismos vivos
están animados, tienen ánima, son empsykhoi, tienen psique. Por lo tanto la psique es lo
diferencial entre los seres animados y los inanimados, entre los vivos y los inertes.
Aunque en su juventud había aceptado la noción platónica del alma, Aristóteles volvió
en su madurez al sentido común implícito en el lenguaje ordinario.
A) El Alma no es un espíritu separable del cuerpo, pues no puede existir sin el cuerpo,
ya que es la forma o estructura de un cierto tipo de cuerpo, EL CUERPO VIVO.
Pero tampoco es ella misma un cuerpo, sino algo de un cuerpo, su forma o estructura.
“El alma no existe sin el cuerpo... pero tampoco es un cuero, sino algo de un cuerpo, y
por eso se da en un cuerpo” (De ánima. II 414-19)
El organismo vivo, animado que posee su alma, la estructura u organización que le
permite ejercer funciones vitales, puede ejercerlas o no. mientras duerme no ejerce
muchas de ellas, pero sigue manteniendo intacta su capacidad para ejercerlas, su vida.
B) Lo que tiene alma se distingue de lo que no lo tiene por el hecho de vivir. Ahora
bien, vivir s dice de muchas maneras, en efecto tanto los animales como las plantas
viven, pero su vida, su alma, NO SON IDÉNTICAS. La vida o el animal tiene
potencialidades, como la de percibir y moverse, hay ciertas actividades comunes a todo
tipo de vida o alma, incluso de las plantas, como la nutrición y la reproducción.
Y su vida sería el ver. Un ojo sin vida es u ojo ciego, un animal sin alma es un animal
muerto. El alma no es separable del cuerpo.
Un organismo puede tener vida, tiene vida en potencia. Si está vivo, esa potencia está
actualizada, el organismo está (respecto de esa potencia) en su plenitud (entelekhia).
Sólo con la muerte desaparece del animal su alma. Ésta es pues inseparable del cuerpo
del organismo vivo. La unión, por lo tanto, entre cuerpo y alma es NATURAL y
ESENCIAL, en cuanto que con ella se constituye una sustancia natural: el viviente.
Todos los animales son, en cuanto que individuos, mortales. Sólo como especie pueden
alcanzar algo comparable a la inmortalidad, reproduciéndose generación tras
generación, y así manteniendo la especie.
“Para todos los vivientes que son perfectos la más natural de las funciones
consiste en producir otro viviente semejante a sí mismo, con el fin de participar
de lo eterno y lo divino en la medida que le es posible: todos aspiran a ello y con
tal fin realizan cuantas acciones emprenden naturalmente” (Ibíd. 415A 26)
¿Tiene el alma atributos que le sean propios? Aristóteles responde negativamente; lo
que impropiamente se denomina “pasiones del alma” no afectan únicamente al alma,
sino al alma con el cuerpo; es el ser vivo todo entero – alma y cuerpo – quien se
encoleriza, de pruebas de valor, siente deseos o sensaciones.
Estas tres almas no son especies de un género común, sino más bien los términos de una
serie, en la cual cada uno supone al precedente, salvo el primero, pero se distingue de él
por la emergencia de un nuevo orden.
Todos los animales son capaces de percibir ciertas formas naturales, captando
semejanzas y diferencias en su entrono, discriminando unas cosas de otras.
De entre los animales capaces de recordar, algunos forman una noción o esquema de
aquello de lo que guarda repetidos recuerdos. Ese proceso tiene lugar especialmente en
el hombre, y su resultado recibe el nombre de experiencia. Los muchos recuerdos
similares acerca del mismo tipo de experiencia se van decantando en nuestro interior,
hasta dejar un poso que forma la noción universal.
Aunque el saber técnico surge de la experiencia, una vez surgidos, es posible enseñarlo
a lo que carecen de ella. Pero Aristóteles advierte que el saber sin experiencia puede
degenerar en palabrería. Sólo la experiencia como conocimiento de las cosas singulares
nos aporta el criterio último de la verdad.
8.3. La Inducción
B) Tales datos son el material sobre el que actúa la IMAGINACIÓN para prescindir
de los concreto. Con el contenido de la imaginación reflexionamos
prescindiendo paulatinamente de lo accidental y particular para configurar una
unidad esencial.