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Evaluación electrofisiológica del daño cerebral.

Las técnicas de neuroimagen

El estudio del sistema nervioso central y de los procesos cognitivos se


acompaña de un conjunto de técnicas de exploración complementaria:
análisis de parámetros neuroquímicos, registros electrofisiológicos (EEG,
potenciales evocados) y técnicas de neuroimagen. En especial, estas
últimas han evolucionado con una rapidez vertiginosa y han supuesto
una auténtica revolución en el diagnóstico neurorradiológico. Las
técnicas más modernas pueden clasificarse en dos grandes grupos, en
función del tipo de información que ofrecen:

1. Estudio de la anatomía y estructura cerebral (neuroimagen


estructural):

• TAC (Tomografía axial computarizada)

• RMN (Resonancia magnética nuclear)

2. Estudio de la fisiología y función cerebral (neuroimagen funcional):

• SPECT (Tomografía por emisión de fotón único)

• PET (Tomografía por emisión de positrones)

• RMNf (Resonancia magnética nuclear funcional)

Las técnicas de neuroimagen estructural son de gran utilidad para la


detección y localización de la lesión (por ejemplo, tumores cerebrales),
al mismo tiempo que proporcionan una línea base que permite comparar
y controlar diferentes trastornos patológicos agudos y subagudos (por
ejemplo, la absorción o expansión del edema o hematomas cerebrales
después de un T.C.E.). Una vez superada la fase aguda, la RMN
constituye la técnica de elección para el seguimiento y control posterior,
al ofrecer una mayor resolución que permite detectar lesiones pequeñas
o difusas que pueden pasar desapercibidas pero que resultan esenciales
para explicar las alteraciones neuropsicológicas que muestran los
pacientes con un daño cerebral.

Las técnicas de neuroimagen funcional registran la perfusión sanguínea


regional y el metabolismo de la glucosa o el consumo de oxígeno, lo que
supone un indicador más directo de la actividad cerebral La idea central
para entender su funcionamiento es que tanto el flujo sanguíneo como
el metabolismo aumentan de forma proporcional al incremento de la
actividad en una determinada región cerebral; por lo tanto, la presencia
de anomalías o déficit en estos parámetros sugieren la existencia de
áreas de disfunción cerebral. La aparición de estas nuevas técnicas está
desplazando la preferencia del método clásico de la neurología
conductual del análisis de las lesiones por una metodología de registro
funcional. Ello se explica por varias razones: a) en el ámbito de la
investigación básica permiten determinar con más precisión las
estructuras cerebrales y redes neurales que se relacionan con un
proceso cognitivo particular (por ejemplo, atención o lenguaje); b) en
tareas de evaluación y diagnóstico clínico, ofrecen correlaciones más
precisas entre las alteraciones funcionales cerebrales objetivadas por las
mismas y las alteraciones cognitivas y conductuales que persisten
después de un posible daño cerebral, y c) en el proceso de rehabilitación
y seguimiento de los resultados del tratamiento, presentan una mayor
sensibilidad para registrar cambios en la activación de diferentes áreas
cerebrales después de una intervención farmacológica o conductual, que
no son detectadas con las técnicas estructurales.

El Electroencefalograma

El Electroencefalograma (EEG) es una exploración que estudia la actividad del


cerebro. Se colocan unos electrodos (grupo de cables sueltos o agrupados dentro
de un gorro) en diferentes zonas de la cabeza, que corresponden a las áreas del
cerebro. Áreas del Cerebro: Las áreas del cerebro son 4: frontal, parietal,
temporal y occipital. Cada área cerebral se encarga de realizar diferentes
procesos, por ejemplo la corteza frontal es el área que controla los actos motores
y la voluntad, la corteza parietal procesa las sensaciones, en la corteza temporal
está entre otras funciones el área de la memoria, y en la corteza occipital se
procesan las imágenes y sensaciones visuales.

¿Cómo se realiza? El electroencefalograma es una prueba indolora, se utilizan


gorros de diferentes tamaños, y gel conductor para conseguir la transmisión de las
ondas cerebrales desde los cables que van implantados en el gorro hasta el
ordenador, para poder estudiar estas ondas.
Cómo leer el Electroencefalograma: Cuando se interpreta el EEG se ven varias
líneas de actividad eléctrica cerebral. A la izquierda de cada línea aparecen unas
letras y unos números, que nos dicen cuál es la localización cerebral de cada
línea.
Lo que registra el EEG es la corriente eléctrica de las neuronas y circuitos
neuronales que hay en el cerebro, y que la corriente eléctrica se mide siempre
entre dos puntos (diferencia de potencial), en este caso entre dos electrodos, que
están situados en la cabeza en dos lugares diferentes.

La localización de cada electrodo se define por una letra y un número. La letra


corresponde al área cerebral (PG: ocular, FP: frontopolar, F: frontal, P: parietal, C:
central, T: temporal, A: auricular y O: occipital). El número sigue dos reglas,
primera los impares corresponden al hemisferio izquierdo y los pares al hemisferio
derecho; y segunda, se numeran las áreas cerebrales de acuerdo a la siguiente
imagen:

Así podemos saber a qué localización


cerebral pertenece una determinada línea,
por ejemplo la línea F4-C4 recoge la
actividad eléctrica entre el electrodo F4
(frontal derecho) y el electrodo C4 (central
derecho).

De acuerdo con estas reglas, que son


estandarizadas por los organismos
internacionales (American
Electroencephalographic Society), se
realizan diferentes montajes EEG, que son
las combinaciones entre los electrodos que
utiliza el neurofisiólogo para "leer" la actividad cerebral, y saber a qué zona
pertenece cada línea del electroencefalograma.

La actividad Cerebral: Con el Electroencefalograma se registran unas ondas, que


son producidas por la activación de las neuronas del cerebro. A estas ondas se les
da el nombre de una letra griega, según su frecuencia. La frecuencia es la mayor o
menor rapidez de las ondas, valora el número de ondas en un segundo, y se mide
en hertzios -Hz-, por ejemplo, en una actividad de 8 Hz hay 8 ondas en un
segundo. Las frecuencias del EEG se dividen en 4 grupos:
 delta, son las más lentas, con un ritmo de 1-3 ondas cada segundo;
 theta, de 4 a 7 ondas por segundo;
 alfa, de 8 a 12 ondas por segundo;
 beta, por encima de 12 ondas por segundo.
Así, se habla de frecuencias lentas (delta y theta), frecuencia alfa y frecuencias
rápidas (beta).

Frecuencias del EEG. Número de ondas por segundo

Además de la mayor o menor rapidez -frecuencia-, interesa valorar el tamaño


(amplitud) de las ondas, oscila de pocos microvoltios (µV) hasta 500 µV o 1
milivoltio (mV).

La actividad EEG es diferente cuando se está despierto o dormido. Durante el


sueño en el trazado EEG predominan frecuencias lentas de mayor amplitud, y
aparecen ondas típicas que no se ven en la vigilia, como son las ondas vertex, los
complejos K o los husos de sueño. Fases del sueño

Cuando estamos despiertos, la actividad EEG normal se explora estando


relajados y con los ojos cerrados, y se registra un ritmo en frecuencia alfa (de 8 a
12 ondas por segundo) en las áreas posteriores del cerebro (región occipital), que
desaparece al abrir los ojos o al concentrarse en una tarea. En el resto de áreas
cerebrales se ven ondas de baja amplitud de varias frecuencias (lentas, alfa y
rápidas).
Actividad EEG en vigilia, con ritmo alfa que desaparece al abrir los ojos.
La actividad EEG varía en función de la edad.

En el recién nacido el cerebro es inmaduro, y la actividad cerebral es algo


desorganizada.

Durante la infancia se produce un modelamiento progresivo del cerebro, y la


actividad EEG adquiere con la edad su forma característica.

 Con el envejecimiento se producen también modificaciones en la actividad


eléctrica del cerebro.

Es importante saber que en el registro EEG normal aparecen artefactos, que son
alteraciones que se deben a múltiples causas (movimientos musculares, oculares,
respiración, pulso, electrodos, resistencia de la piel, sudor, problemas técnicos) y
no significa que haya patología.

Artefactos del EEG

Actualmente se realiza el EEG digital, mediante ordenadores que procesan la


información y permiten analizarla de distintas maneras, incluso con
procesamientos matemáticos.
El Electroencefalograma (EEG) puede presentar una actividad normal o
alteraciones y actividades patológicas.

 Actividad normal
 Alteraciones de la actividad de base
 Actividad Focal
 Actividad Paroxística
Actividad Normal

La actividad normal del electroencefalograma se describe como ondas alfa en las


regiones posteriores (occipitales). Se puede comprobar estando despiertos,
relajados y con los ojos cerrados, y desaparece al abrirlos o al concentrarse en
una tarea.

Ritmo Alfa posterior normal

Alteraciones de la Actividad de Base

Actividad EEG normal en diferentes edades


y actividad EEG en algunas enfermedades.
En condiciones de estrés no se aprecia la
actividad alfa, por lo que es importante estar
relajado durante la exploración. En
las situaciones patológicas suele
encontrarse enlentecida (ondas lentas delta
y theta).

Actividad Focal: Consiste en brotes de actividad de cualquier frecuencia (delta,


theta, alfa, beta), generalmente ondas lentas (delta y theta), que aparecen
localizadas en un área determinada del cerebro (frontal, parietal, temporal,
occipital).

Además de su frecuencia y localización, la actividad focal se puede describir


según su morfología (aguda, variable, monomorfa), su ritmicidad(rítmica,
intermitente), amplitud, propagación y persistencia.

Un signo localizador muy valioso es la oposición de fase. Se produce cuando


una onda con forma aguda se ve dirigida en dos líneas hacia el mismo electrodo.

Es importante saber que la actividad focal por sí sola no significa que haya
una patología, ya que se puede ver en personas normales, o de forma ocasional
en cefaleas. Hay que relacionar los hallazgos EEG con la historia clínica de cada
paciente.

Actividad Paroxistica

Consiste en la actividad que se encuentra en los casos de epilepsia. Corresponde


a una despolarización brusca de un grupo de neuronas.

 Punta: Duración menor a 70 milisegundos.


 Onda Aguda: Duración entre 70 y 200 milisegundos.
 Punta-Onda: Punta seguida de una onda.

 Polipunta: Varias puntas agrupadas.

Ejemplos de descargas paroxísticas son la punta-onda a 3 Hz, la punta lenta-


onda, punta y onda generalizadas atípicas, actividad paroxística rápida
generalizada, la hipsarritmia o el status epiléptico.

Las descargas paroxísticas pueden


ser localizadas o generalizadas, rítmicas o arrítmicas, y tienen un gran valor
para diagnosticar los distintos tipos de epilepsia. Por ejemplo, en las crisis de
ausencia suelen verse descargas generalizadas de punta-onda a 3 Hz, la punta
lenta-onda puede ser un signo de mal pronóstico o mala respuesta al tratamiento,
la polipunta y la polipunta-onda se ven en síndromes idiopáticos en los que
aparecen mioclonías, la hipsarritmia es típica del síndrome de West.

Además, durante el tratamiento, la normalización de la actividad EEG es un signo


de respuesta al mismo, de hecho, en aquellos pacientes candidatos a retirada del
tratamiento, tras llevar al menos 2 años sin crisis epilépticas, un EEG normal es de
buen pronóstico

Para qué se prescribe el Electroencefalograma

El EEG se prescribe para el estudio de:

 Epilepsia.
 Maduración en la infancia: prematuros, neonatos, infantil.
 Determinados casos de Cefalea.
 Deterioro cognitivo, transtornos de memoria y comportamiento, demencia.
 Meningitis, encefalitis.
 Traumatismo cráneo-encefálico.
 Anoxia cerebral (tras parada cardíaca, ...).
 Coma.

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