Sunteți pe pagina 1din 56

15.

Regulación y Tolerancia
Dr. MsC. Juan Carlos Ayala Verduguez
Facultad de Medicina
INTRODUCCIÓN
• La respuesta inmune específica, tanto humoral como celular, está
regulada tanto en su naturaleza como en su intensidad y duración
por una serie de factores:
– por el antígeno (incluyendo su naturaleza, su dosis y la vía de
administración)
– por anticuerpos
– por inmunocomplejos
– por la naturaleza de la célula presentadora
– por citoquinas
– por factores genéticos del hospedador
– por redes idiotípicas
– por regulación neuroendocrina.
REGULACIÓN POR EL ANTÍGENO
• Según la naturaleza del antígeno
– Las bacterias extracelulares, los productos bacterianos, y en general los
antígenos solubles suelen inducir principalmente una respuesta humoral.
Ahora bien, los antígenos polisacarídicos y lipídicos, al no poder ser ligados
al MHC, no son presentados a los linfocitos TH restringidos por el MHC
propio (aunque como dijimos, recientemente se ha comprobado que al
menos algunos lípidos de micobacterias pueden ser asociados con
moléculas CD1 y presentado a linfocitos T) por lo que no hay respuesta
celular, sino que generan producción de IgM, sin memoria inmunológica ni
maduración de la afinidad (respuesta humoral timo-independiente).
– Los patógenos intracelulares provocan sobre todo respuesta celular. Si los
parásitos no logran ser eliminados, pueden aparecer patologías.
REGULACIÓN POR EL ANTÍGENO
• Cuando el antígeno es eliminado, las células T y B vuelven a
reposo, por lo que el sistema inmune va disminuyendo la
intensidad de su respuesta.
Según la dosis
• Las dosis óptimas inmunogénicas dependen de cada antígeno,
pero en general dosis muy altas inhiben la respuesta inmune (sobre
todo porque inducen un estado específico de no respuesta en las
células T y a veces en las células B). Las dosis muy altas de
antígenos polisacarídicos pueden provocar tolerancia en las células
B.
• En algunos casos, la concentración alta de antígeno origina
delección clonal de células específicas para dicho antígeno (p. ej.,
en ausencia de ciertos factores de crecimiento las células T
activadas pueden entrar en apoptosis).
Según la vía de administración
• Por ejemplo, si en la alimentación de los ratones incluimos la proteína
básica de la mielina (MBP), y posteriormente les inoculamos dicha
proteína, no hay respuesta. Los animales alimentados con la MBP quedan
protegidos frente a una enfermedad autoinmune llamada encefalitis
alérgica experimental.
• Este tipo de hallazgos pueden tener una aplicación terapéutica: la
administración oral de un epitopo de T de un alergeno del ácaro del polvo
induce tolerancia al antígeno completo (una especie de vacuna contra
alergias).
– La administración subcutánea o intradérmica suele ser inmunogénica.
– Pero grandes cantidades de antígeno por vía oral, venosa o como aerosol pueden
provocar tolerancia inmunológica o una desviación de respuesta (en función de
las subpoblaciones de TH que se activan o inhiben).
Competencia entre antígenos.
• La presencia de un antígeno determinado en una mezcla de
antígenos puede provocar una gran disminución de la respuesta
inmune a esos otros antígenos. Esto puede ocurrir incluso entre
epitopos de una misma molécula antigénica. La posible explicación
estriba en la competencia entre distintos péptidos procesados (de
distintas moléculas o de la misma) por unirse al surco de las
moléculas MHC, de modo que el péptido más inmunodominante
se une a casi todas las MHC disponibles, evitando la unión de otros
péptidos; ello evita la activación de células T que reconocen esos
otros péptidos.
REGULACIÓN POR ANTICUERPOS
Supresión por IgG
• Se trata de una retrorregulación negativa basada en supresión
mediada por los anticuerpos de clase IgG. El efecto puede
explicarse por:
Supresión por IgG
• hecho de que al aumentar la concentración de anticuerpos (conforme
avanza la respuesta inmune) se elimina más antígeno.
• Parece que al haber mayor concentración de anticuerpos libres,
compiten con los receptores (mIg) de los linfocitos B para unirse al
antígeno; esto origina que cada vez haya menos células B que se
activan y expanden (y las que lo hacen son de mayor afinidad, algo
análogo a la maduración de afinidad).
• Parece que al haber mayor concentración de anticuerpos libres,
compiten con los receptores (mIg) de los linfocitos B para unirse al
antígeno; esto origina que cada vez haya menos células B que se
activan y expanden (y las que lo hacen son de mayor afinidad, algo
análogo a la maduración de afinidad).
Supresión por IgG
• Esta retrorregulación por IgG es la razón por la que a los niños no se les
vacuna contra sarampión o paperas hasta que cumplen un año; el recién
nacido lleva, al menos hasta el 6º mes de vida, IgG maternas. Si le
administrásemos la vacuna en esta época, las IgG maternas provocarían
una respuesta inadecuada, ya que inactivarían a los clones de células B
específicos frente a estos agentes.
• Aplicación clínica: la administración de anticuerpos anti-RhD a madres Rh
negativas impide la sensibilización primaria debida a células Rh positivas
derivadas del feto. Estos anticuerpos (suministrados en la anemia
hemolítica del neonato normalmente tras el parto del primer hijo) ejercen
un efecto preventivo contra la aloinmunización materna, al suprimir la
acción de los clones de linfocitos B que podrían actuar en un ulterior
embarazo frente a otro hijo Rh engativo.
Supresión por IgG
• El llamado "pecado antigénico original" es la tendencia a
producir, durante la respuesta secundaria (y ulteriores)
anticuerpos de la especificidad que fue predominante en la
respuesta primaria, a pesar de que en la entrada secundaria y
ulteriores del antígeno las variantes (según los epitopos) sean
diferentes a la original. La explicación es que los anticuerpos
con la primera especificidad (producidos durante la respuesta
primaria) impiden en la respuesta secundaria la activación de
linfocitos B vírgenes de nuevas especificidades.
Mejora de la respuesta inmune por IgM
• Experimentalmente se ha visto que cuando se administra
simultáneamente un antígeno y anticuerpos monoclonales IgM
frente a dicho antígeno, se mejora la respuesta inmune. Las
posibles explicaciones son:
– desarrollo de una respuesta anti-idiotípica a la IgM monoclonal, que
amplifica la respuesta (ver más adelante el concepto de regulación
por anti-idiotipos);
– unión de complejos inmunes Ag-IgM monoclonal a los receptores
para Fc de ciertas células presentadoras, que de esta forma mejoran
su capacidad de engullir, procesar y presentar el antígeno.
Mejora de la respuesta inmune por IgM
• Este efecto tiene un potencial clínico que se ha ensayado con
éxito en animales de laboratorio: potencial de que la
administración de IgM pueda superar el efecto negativo de la
IgG materna sobre la progenie, a la hora de ciertas
vacunaciones. Por ejemplo, en ratones, cuando se administran
a las crías parásitos Plasmodium yoelii fijados por formol junto
con IgM, se produce una buena vacunación frente a este
protozoo.
REGULACIÓN POR INMUNOCOMPLEJOS

• Los complejos Ag-Ac que surgen durante una respuesta inmune pueden
mejorar o suprimir, según los casos, la respuesta inmune.
• El antígeno que forma parte del inmunocomplejo puede quedar
entrecruzado por un brazo Fab de la mIg del linfocito B y por un brazo Fab
de un Ac distinto (que reconoce otro epitopo) que forma parte del
inmunocomplejo, y que está unido a la célula B por el engarce de su
porción Fc a un receptor para Fc. Esto puede producir una seña inhibitoria
en la ruta de los segundos mensajeros, de modo que el linfocito B entra en
un estado de no respuesta.
– Parece que en ciertos tumores malignos se desarrollan inmunocomplejos
circulantes que suprimen la respuesta inmune de los pacientes.
PAPEL DE LAS CÉLULAS PRESENTADORAS EN LA
REGULACIÓN
• Una célula presentadora profesional suele generan las dos señales (incluida la
coestimulatoria) para activar al linfocito al que presenta el péptido procesado.
Precisamente el papel de los coadyuvantes (véase tema 4) suele ser el de inducir en
las APC grandes niveles de MHC y moléculas coestimulatorias (como B7), con lo que
facilitan y potencian la respuesta inmune.
• Pero si la célula presentadora no es profesional, y carece del tipo de molécula que
genera la señal coestimulatoria (B7 e ICAM-1), se induce tolerancia.
– La importancia de las APC de la piel se puede comprobar por contraste: si se irradia de
forma permanente la piel con rayos UV-B se provoca una disfunción generalizada de sus
APC (células de Langerhans, células dendríticas dérmicas, macrófagos), que conduce a que
no se pueda inducir una respuesta inmune.
FACTORES GENÉTICOS
• La capacidad de respuesta inmune depende del fondo genético
de cada individuo. Mediante experimentos genéticos se ha
determinado la existencia de genes (llamados en general Ir) que
condicionan o modulan la respuesta inmune. Algunos de ellos
están ligados al complejo MHC, mientras que otros residen
fuera de esa zona.
Influencia del complejo MHC
• No vamos a insistir demasiado en este aspecto, ya que fue
estudiado oportunamente (véase tema 8). Recordaremos que
el polimorfismo de secuencias MHC que cada individuo hereda
de sus padres tiene una profunda influencia sobre la capacidad
de unirse a péptidos, y como consecuencia, sobre la activación
de los linfocitos T. Existen varios ejemplos en los que se ha
podido correlacionar un determinado haplotipo con la
susceptibilidad o resistencia a ciertos patógenos o a ciertas
enfermedades autoinmunes.
Influencia del complejo MHC
• En ratones, la susceptibilidad o resistencia a Trichinella spiralis y
a Leishmania donovani viene condicionada por los alelos del locus H-2E.
• En humanos se ha comprobado que determinados haplotipos de los loci
DRB1 y DQB1 que son abundantes en poblaciones de africanos
occidentales proporcionan protección frente a las consecuencias fatales del
agente de la malaria (Plasmodium falciparum).
• Ciertas enfermedades autoinmunes (como la diabetes mellitus insulino-
dependiente) afectan sobre todo a poblaciones caucasianas, en las que es
más frecuente cierto alelo del gen DQB1. En la artritis reumatoide la
asociación es con HLA-DR4 o DR1.
• El que determinados haplotipos condicionen una mayor
sensibilidad a determinado agente puede explicarse por dos tipos
de mecanismos:
– durante la selección intratímica determinado clon de linfocitos puede
quedar deleccionado por su capacidad de reconocer auto-péptidos en el
surco de MHC; luego, en la vida adulta, ciertos péptidos del patógeno
resultan ser parecidos a los autopéptidos, por lo que no podrán ser
presentados ni servir para activar los linfocitos T (huecos en el repertorio).
– unión más o menos buena de ciertos péptidos derivados del patógeno en
el surco del juego particular de moléculas MHC del individuo.
Genes no ligados al complejo MHC
• Se han descubierto unos 10 genes que controlan la capacidad de
respuesta global del organismo a antígenos complejos. Algunos
afectan a la capacidad del macrófago para procesar antígeno y a su
actividad microbicida. Otros afectan a la tasa de proliferación de
células B.
• Evidentemente, la ausencia de cualquier gen determinante de
alguna función esencial en el sistema inmune puede condicionar
fenotipos patológicos: p. ej., los mutantes incapaces de fabricar la
proteína C3 del complemento muestran gran susceptibilidad a
infecciones bacterianas y a enfermedades por complejos inmunes.
REDES IDIOTÍPICAS
• La idea de las redes idiotípicas, y su posible implicación en la regulación del
sistema inmune se debe a Niels Jerne (quien la propuso en 1973, y que obtuvo
por ello el premio Nobel en 1984).
• Como sabemos, durante el desarrollo del sistema inmune se establece la
tolerancia a los auto-antígenos, esencialmente porque se eliminan los clones de
linfocitos autoreactivos (que reconocen moléculas propias).(Para el caso de los
linfocitos B, véase el final del tema 7; para la selección negativa de los timocitos,
véase el tema 11).
• Consideremos las inmunoglobulinas como auto-antígenos. En las primeras fases
de vida, se induce la tolerancia hacia las porciones constantes (Fc) porque
globalmente existen en grandes concentraciones, pero no se induce tolerancia
frente a los idiotipos, (residentes en la parte variable de Fab) porque cada uno de
ellos está presente en muy pequeñas cantidades: esta es la razón por la que las
inmunoglobulinas son inmunogénicas en el mismo individuo.
REDES IDIOTÍPICAS
• Consideremos un antígeno que entra a un individuo, y fijémonos en uno de los
péptidos que resultan de su procesamiento. Frente a dicho péptido el sistema
inmune monta una respuesta humoral a base de anticuerpos (llamémosles
Ac#1). Pues bien, por las razones del párrafo anterior, dicho Ac#1 provocará a su
vez la producción de otros anticuerpos (Ac#2), que reconocen los idiotopos del
primero: a estos segundos anticuerpos se les denomina anticuerpos anti-
idiotípicos. A su vez, estos Ac#2 podrían inducir una tercera "oleada" de
anticuerpos (Ac#3, anti-anti-idiotípicos), etc. De esta forma, se iría formando una
red (red idiotípica) que se autorregula. El mismo principio se puede extender a
los receptores clonotípicos (TCR) de los linfocitos T.
• Aunque estas ideas son muy atractivas, el papel real de la red idiotípica en el
control normal del sistema inmune aún no está aclarado del todo, estando sujeto
a debates.
REDES IDIOTÍPICAS
• Un corolario (confirmado) de la teoría de la red idiotípica es que algunos de los
anticuerpos anti-idiotípicos reconocerán al paratopo del Ac#1, y por lo tanto, son
como la imagen interna que tiene el organismo del epitopo del antígeno
exógeno. Esta imagen interna podría servir para seguir activando al sistema
inmune aun cuando hubiera desaparecido el antígeno exógeno que desancadenó
la respuesta, asegurando suficiente expansión clonal y células de memoria.
– Hay algunas evidencias experimentales de que la red idiotípica actúa fisiológicamente:
• Ya se están ensayando varias aplicaciones clínicas de estos hallazgos,
principalmente el diseño de vacunas más seguras a base de anti-idiotipos que
sean la imagen interna de determinado antígeno. Esto puede ser interesante
sobre todo cuando se desconoce el antígeno exógeno real o cuando éste es
carbohidrato o glucoproteína, y por lo tanto no se puede recurrir a la clonación
de genes.
– Ejemplos de vacunas basadas en anti-idiotipos que se han usado con éxito
experimentalmente en animales de laboratorio:
Ejemplos de vacunas basadas en anti-idiotipos que se
han usado con éxito experimentalmente en animales de
laboratorio:
• vacunas frente a virus (de Newcastle, Sendai, reovirus, virus de
la rabia, hepatitis B, citomegalovirus)
• vacunas frente a bacterias (Listeria monocytogenes,
Escherichia coli, Streptococcus pneumoniae)
• vacunas frente a parásitos (Schystosoma mansoni,
Trypanosoma rhodiense).
• Se han hecho intentos de vacunas anti-idiotípicas frente al VIH (virus del sida), a base de
anti-Id hacia anticuerpos anti-CD4. Aunque el anti-Id es capaz de neutralizar al virus
tanto in vitro como in vivo, la incertidumbre sobre su capacidad de provocar respuestas
celulares ha hecho que no se empleen clínicamente.
• Una línea interesante que se está explorando en ratones es el uso de ciertos anti-Id como
vacunas neonatales capaces de superar el efecto inhibidor de las IgG maternas:
– Los ratones neonatales no pueden vacunarse frente a E. coli K-13 por el efecto supresor de las IgG
maternas recibidas pasivamente. Se ha obtenido IgG1 monoclonal anti-idiotípica frente a una IgM
monoclonal que se sabía era capaz de conferir inmunidad pasiva. Pues bien, la vacunación de ratones
neonatos con esa IgM o con IgG1 les capacitaba para resistir una infección letal de E. coli. En estas
condiciones el anti-Id (imagen interna) era eficaz, mientras que el antígeno real no lo era. Además, si
inyectamos ese anti-Id a las hembras que acaban de parir, confieren inmunidad pasiva (a través de la
leche) a las crías.
SUPRESIÓN POR CÉLULAS T
• Cuando se administra a un animal grandes dosis de un antígeno, se vuelve
incapaz de responder a ese antígeno (se dice que se hace tolerante, como
veremos más adelante en este capítulo). En los años 70 se demostró que
tal estado de tolerancia se podía transferir de un animal a otro singénico
simplemente por transfusión de linfocitos T, lo que llevó a postular la
existencia de una población de células supresoras especializadas,
denominadas linfocitos TS.
• Ahora bien, aunque el fenómeno de supresión es real, no hay apoyos
experimentales serios como para defender la existencia de unos linfocitos
supresores especializados. Entonces, ¿cuál es la explicación de esta
supresión por células T?
SUPRESIÓN POR CÉLULAS T
• La supresión puede deberse, en algunos casos, a linfocitos T clásicos. En
algunos sistemas experimentales la supresión puede explicarse por el
efecto citotóxico de linfocitos T CD8+: sobre células productoras de IL-2 y
otras citoquinas, por lo que se deprime tanto la respuesta humoral
como la celular.
• Existen indicios (al menos en ratas) de que las células CD4+ de tipo TH2
realmente son capaces de regular el sistema inmune.
• Recientemente se ha visto un tipo de supresión mediatizada por
linfocitos TC de fenotipo CD4+ (restringidos por MHC-II), que pueden
matar selectivamente células presentadoras de antígeno, como
linfocitos B.
• Existe evidencia de que parte del sida depende de la muerte selectiva de estos linfocitos
CD4+ que tienen MHC-II en su membrana.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• Debido a su complejidad, la inmunología aún no está bien
estudiada en cuanto a su interrelación con la neurología y
endocrinología. Desde antiguo existían observaciones clínicas
que indicaban que determinados factores psicosociales pueden
influir en la susceptibilidad del individuo a enfermedades
infecciosas o autoinmunes.
• Actualmente existe evidencia de comunicación tridireccional
entre sistema inmune, sistema nervioso y sistema endocrino.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• Ratones sometidos a confinamiento diario, durante 1 hora, en una
caja pequeña, son incapaces de recuperarse de la inoculación de
una dosis de virus Sendai que en los ratones normales es subletal.
• ratas sometidas a estrés de luz, de ruidos o a frecuentes
manipulaciones producen menos concentraciones de anticuerpos
cuando se les inocula eritrocitos de carnero.
• Monos separados de sus familias o compañeros experimentan una
disminución en las respuestas mitogénicas de sus linfocitos.
• Las respuestas mitogénicas de los linfocitos también quedan
mermadas en humanos en épocas de estrés (como por ejemplo,
ante un examen).
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• El sistema nervioso central puede influir de varias formas sobre el
sistema inmunitario:
– el sistema simpático puede afectar directamente a ciertos linfocitos, o
puede influir indirectamente sobre el tránsito linfocitario al regular el
suministro de sangre a los órganos linfoides.
– Ciertas hormonas pituitarias (como la GH, endorfinas y encefalinas)
pueden actuar directamente sobre linfocitos y monocitos/macrófagos.
– La ACTH (otra hormona pituitaria) influye sobre la corteza suprarrenal,
induciéndole la producción y liberación de corticoides, que pueden
deprimir el sistema inmune.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• El sistema nervioso autónomo, especialmente el simpático,
inerva a órganos linfoides primarios y secundarios:
– Fibras adrenérgicas que terminan en el estroma de la médula
ósea y en la corteza y médula del timo.
– En el adulto, las fibras adrenérgicas inervan las áreas T de bazo y
ganglios.
– En el bazo, el 99% de las fibras entran en el manguito linfoide periarteriolar (PALS), donde
hacen contactos con células T y células dendríticas interdigitantes. De hecho parece que los
linfocitos del PALS reciben estímulos de noradrenalina, para la que poseen receptores
adecuados.
– En los ganglios las fibras son particularmente densas en el plexo subcapsular, pero algunas
llegan a la médula a través de las cuerdas medulares. Los linfocitos de la corteza del ganglio
reciben estímulos a -adrenérgicos y dopaminérgicos.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• El sistema nervioso central (SNC) puede actuar sobre el
sistema endocrino, que a su vez influye sobre el sistema
inmune. A su vez, el sistema inmune puede influir sobre los
otros dos sistemas:
– Ante una situación de estrés (miedo, hambre, daño físico, etc.) el
hipotálamo hace que la hipófisis anterior libere hormona
adrenocorticotropa (ACTH), la cual actúa sobre la corteza de las
cápsulas suprarrenales para que a su vez liberen glucocorticoides
(como la hidrocortisona). Estos glucocorticoides tienen efectos de
inmunosupresión (inhibiendo a los linfocitos TH1 y a los macrófagos).
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• La raza LEW de rata es muy susceptible a encefalitis alérgica
experimental. Dicha raza produce bajos niveles de corticosteroides.
• Parece que los estrógenos hacen que las mujeres sean en general
más activas en su respuesta inmune que los hombres (producen
más niveles de anticuerpos y resisten mejor las infecciones), pero
en cambio son más susceptibles a enfermedades autoinmunes. En
unos pocos casos los contraceptivos pueden llegar a inducir
síntomas parecidos a los del lupus eritematoso sistémico.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• Se ha visto que, bajo ciertas condiciones, los linfocitos y
leucocitos mononucleares producen ACTH, pero no se sabe
exactamente cuál pueda ser su significado funcional.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• El estudio reciente de los factores psicológicos que inciden
sobre las respuestas inmunes abre el camino a una nueva
especialidad, la Psicoinmunología:
– En animales de laboratorio se puede llegar a un condicionamiento
respecto de la respuesta inmune:
» En el ratón se ha logrado inmunosupresión condicionada: durante cierto tiempo,
cada vez que administramos una droga inmunosupresora, damos al ratón un
estímulo condicionante. Al cabo del tiempo, si sólo damos el estímulo,
comprobamos que el ratón deprime su respuesta inmune, aunque no le hemos
administrado la sustancia inmunosupresora.
REDES INMUNO-NEURO-ENDOCRINAS
• En humanos igualmente existen datos que indican posibilidad de condicionamiento mental:
muchas mujeres en tratamiento de cáncer de ovario, antes de ir a su sesión habitual de
quimioterapia, disminuyen su respuesta inmune.
• Pero por otro lado, una actitud mental adecuada puede suponer una ayuda. Hay datos que
indican una mayor esperanza de vida en pacientes cancerosos o sidosos que han adoptado
estrategias cognitivas positivas.
• Experimentos en voluntarios con el test de la tuberculina (una prueba de hipersensibilidad
retardada, DTH): los seis primeros meses se les inyecta a partir de dos viales. El rojo contiene
sólo solución salina, y no induce DTH, mientras que el verde contiene antígeno real, e induce el
enrojecimiento típico de la DTH. Al cabo de seis meses, los viales de color intercambian sus
contenidos (sin que los voluntarios ni el ATS lo sepan). El resultado fue que al inyectar el
antígeno procedente del vial cambiado (el que los pacientes creían que era solución salina), la
reacción de DTH disminuyó notablemente.
• La hipnosis puede modificar la reacción de hipersensibilidad retardada de la piel.
TOLERANCIA INMUNOLÓGICA
• Se define la tolerancia como la ausencia específica de respuesta inmune frente a
un antígeno, ya sea propio o extraño, inducida por el contacto previo con dicho
antígeno. Se trata de un estado activo (no es una simple ausencia de respuesta),
dotado de especificidad y de memoria.
• Los antígenos que inducen este estado de tolerancia se denominan tolerógenos,
para distinguirlos de los que provocan respuesta inmune (inmunógenos).
• La tolerancia se puede desarrollar de un modo natural, como cuando un animal
en desarrollo se vuelve incapaz de responder a sus propias moléculas
(autototolerancia). Cuando este sistema falla, se producen patologías
por autoinmunidad.
• La tolerancia inducida experimentalmente es un estado de ausencia de
respuesta a un antígeno que normalmente sería inmunogénico. Para ello, como
veremos, el antígeno ha de ser administrado bajo ciertas condiciones.
Propiedades de la inducción de la tolerancia
• La tolerancia es un estado adquirido ("aprendido"), no innato,
• que se induce más fácilmente en linfocitos inmaduros,
• que se induce cuando no hay señal coestimulatoria,
• y que requiere que el antígeno persista para que dicho estado
permanezca.
• A continuación desarrollaremos cada uno de estas propiedades de la
inducción de la tolerancia, aludiendo a experimentos históricos que fueron
revelando estos aspectos.
1) La tolerancia es un estado aprendido o
adquirido
• A principios de siglo, mucho antes de los experimentos sobre la tolerancia, Paul
Ehrlich postuló que el sistema inmune debía tener un mecanismo para evitar la
formación de anticuerpos frente al propio individuo (a esto lo bautizó con el
nombre latino de horror autotoxicus).
• En 1938 Traub indujo en ratones tolerancia específica a cierto virus al inocular
dicho virus intrauterinamente. El virus persistía toda la vida del animal, que era
incapaz de producir anticuerpos frente a dicho patógeno.
• En 1945 Owen describió un "experimento de la naturaleza" en terneros
dizigóticos que habían compartido la misma placenta: durante su fase fetal se
habían intercambiado células hematopoyéticas (células madre), de modo que
cada uno llevaba no sólo los marcadores de sus propias células sanguíneas, sino
los de su hermano (son quimeras genéticas desde el punto de vista de sus células
sanguíneas). Estos terneros podían aceptar sin problemas transfusiones del otro,
sin montar una respuesta inmune.
1) La tolerancia es un estado aprendido o
adquirido
• En 1951 Peter Medawar demostró que este tipo de gemelos también podían aceptar
injertos de piel uno del otro.
• Tras estas observaciones, Burnet y Fenner propusieron que el momento del primer
encuentro entre el sistema inmune y el antígeno era clave a la hora de determinar la
capacidad del sistema inmune de reconocer al antígeno como no-propio. Burnet (1954)
postuló que el reconocimiento de lo propio por parte del sistema inmune no es algo innato,
sino que debe ser aprendido durante el desarrollo embrionario y fetal: la interacción del
sistema inmune en desarrollo con moléculas propias (autoantígenos) provocaría la
eliminación o inactivación de los clones correspondientes de linfocitos autorreactivos.
• En los años 50 Medawar y colaboradores pusieron a prueba experimental esta hipótesis. A
ratones neonatos de una raza (llamémosla raza A) le infundieron células de bazo de otra
raza singénica (raza B). Cuando los ratones A alcanzaron la madurez, les fueron realizados
injertos de piel de la raza B, que fueron aceptados sin rechazo. Esto se acomodaba en la
teoría de la selección clonal de Burnet: los clones de linfocitos que encuentran el antígeno
cuando aún son inmaduros quedan eliminados ("clones prohibidos"). [A Burnet y a
Medawar les fue concedido el premio Nobel en 1960 por estos descubrimientos].
2) La tolerancia se induce mejor en linfocitos
inmaduros
• Triplett sometió a prueba la teoría de Burnet de que el aprendizaje de lo propio se
realiza durante el desarrollo fetal. Extirpaba la pituitaria a renacuajos, y
posteriormente, al llegar a fase de ranas adultas, les inyectaba su propia
pituitaria, comprobando que la rechazaban. En cambio, si sólo extirpaba la mitad
de la pituitaria al renacuajo, y a la correspondiente rana le infundía la mitad
extirpada, comprobaba que la aceptaba.
• Lederberg (1959) sugirió que el factor clave en determinar la capacidad o no de
respuesta estriba en el grado de madurez de los linfocitos, y no la fase de
desarrollo del individuo: los linfocitos inmaduros que contactan con el antígeno
son sometidos a "aborto clonal", mientras que las células maduras montan una
respuesta inmune. Lo que ocurre durante la fase fetal y neonatal es que el
individuo es susceptible a la tolerancia porque la mayor parte de sus linfocitos son
aún inmaduros. En los animales adultos la tolerancia es más difícil de lograr (se
requieren cantidades de antígeno 100 veces superiores que las de los neonatos).
3) La distinción entre inmunidad y tolerancia depende
de que el linfocito reciba o no una señal
coestimulatoria
• Este punto fue propugnado en 1970 por Brestcher y Cohn.
• La evidencia experimental llegó en los años 80, con los
experimentos de Lafferty y colaboradores: injertos de islotes
pancreáticos eran aceptados cuando se eliminaban del
hospedador células presentadoras profesionales que son las
que normalmente suministran la segunda señal
(coestimulatoria).
4) El mantenimiento de la tolerancia depende de la
persistencia del antígeno
• La persistencia del antígeno juega un papel esencial en el
mantenimiento de la tolerancia: cuando la concentración del
antígeno cae por debajo de cierto umbral, se recupera la
capacidad de respuesta. Ello se debe a que se originan nuevos
linfocitos a partir de sus precursores de los órganos linfoides
primarios.
Factores que afectan a la tolerancia experimental
• Los principales factores que afectan a la tolerancia
experimentalmente inducida son el estado del antígeno, su
dosis y vía de entrada, y el estado de los linfocitos.
Factores que afectan a la tolerancia experimental
1) Vía de entrada
• Las rutas de entrada que mejor inducen tolerancia son las de administración oral
y la intravenosa.
• La tolerancia oral puede que haya evolucionado para evitar reacciones contra
proteínas ingeridas necesarias para la nutrición.
• Ciertos remedios aborígenes caseros se aprovechaban empíricamente de este
hecho. Los indios norteamericanos solían comer hígado de ciervo para evitar
reacciones contra la hiedra tóxica. El ciervo se alimenta de esta planta; al comer
su hígado, se introduce vía oral el componente antigénico, lo que inducía
tolerancia a éste (el problema es que esto puede ocasionar hipersensibilidad en
la mucosa digestiva, a veces fatal).
• La administración intravenosa tiene más probabilidades de inducir tolerancia
que la subcutánea.
Factores que afectan a la tolerancia experimental
2) Estado del antígeno
• Los antígenos solubles inducen mejor la tolerancia que los
particulados. Parece que ello se debe a que cuando son engullidos
por las células presentadoras, éstas no se activan, por lo que no
expresan moléculas coestimulatorias como la B7. Cuando estas APC
presentan el antígeno a los linfocitos T, éstos no reciben esa
segunda señal, lo que induce el estado de anergia clonal.
• Este hecho se está intentado aprovechar a la hora de diseñar
vacunas contra alergias o enfermedades autoinmunes,
administrando formas solubles del alergeno o autoantígeno.
Factores que afectan a la tolerancia experimental
3) Dosis del antígeno
• Dosis muy altas o muy bajas del antígeno pueden inducir estado de
tolerancia, existiendo lo que se denomina como zona de tolerancia a dosis
bajas y zona de tolerancia a dosis altas.
• Por lo tanto, a la hora de la vacunación es esencial ajustar correctamente
las dosis para lograr el efecto deseado.
• La existencia de la zona de tolerancia a dosis bajas se puede aprovechar
clínicamente para la desensibilización alérgica: se inyecta al individuo dosis
repetidas a baja concentración del alergeno para el que está sensibilizado;
con ello se puede inducir tolerancia a las dosis normales de dicho alergeno,
evitando los síntomas de esa hipersensibilidad inmediata.
Factores que afectan a la tolerancia experimental
4) Susceptibilidad de las células T y B
• Parece ser que existe una susceptibilidad intrínseca diferente
para la tolerancia en los linfocitos T y B:
– las células T se vuelven tolerantes pronto y se mantienen así durante
más tiempo que las células B.
– Sin embargo, como la mayoría de las células B requieren in vivo la
ayuda de las células T, en última instancia la respuesta humoral y su
correspondiente tolerancia tendría una cinética determinada por el
estado de capacidad de respuesta de los linfocitos T.
Los estudios sobre mecanismos de tolerancia han
experimentado un impulso con la tecnología
transgénica
• Con las técnicas de Ingeniería Genética es posible "diseñar" ratones de
laboratorio que portan genes previamente clonados bajo el control de
promotores adecuados (ratones transgénicos). Esto permite estudiar de
modo directo la autotolerancia, ya que el gen introducido se expresa en
fases tempranas del desarrollo, y por lo tanto podemos comprobar el
efecto de que el sistema inmune entre en contacto temprano con
determinadas moléculas. La proteína codificada por el gen introducido es
tratada por el sistema inmune como un autoantígeno, y sus efectos se
pueden estudiar sin los métodos traumáticos y llenos de artefactos que
existían antes de la llegada de estas técnicas transgénicas.
Los estudios sobre mecanismos de tolerancia han
experimentado un impulso con la tecnología
transgénica
• Desde el punto de vista de cómo se logra el estado funcional de
tolerancia, se pueden distinguir varios tipos de mecanismos:
– Delección clonal: eliminación física de las células (auto)-reactivas en algún
momento de su proceso de maduración;
– Aborto clonal: bloqueo de la maduración/diferenciación de la célula inmadura;
– Anergia clonal: inactivación funcional del linfocito maduro.
– Ignorancia clonal: clones de linfocito T o B autorreactivos potencialmente
funcionales, pero que no llegan a activarse porque el auto-antígeno está en muy
pequeña cantidad (ejemplo: idiotipos de Ig o de TCR) o está secuestrado en
órganos inmunológicamente privilegiados.
Los estudios sobre mecanismos de tolerancia han
experimentado un impulso con la tecnología
transgénica
• Desde el punto de vista de dónde se produce la inducción de tolerancia, se puede
distinguir entre tolerancia central y tolerancia periférica.
– Tolerancia central: la que ocurre en los órganos linfoides primarios con los linfocitos
inmaduros. Este proceso debe de estar ocurriendo continuamente, ya que también lo
está la producción de linfocitos T y B.
– Pero esta tolerancia central no debe de ser la única, ya que es difícil imaginar que todos
los posibles auto-antígenos lleguen al timo y a la médula ósea durante la maduración de
los linfocitos T y B. Dada la gigantesca variedad de receptores que puede lograrse por los
mecanismos aleatorios genéticos, cabe pensar que algunos linfocitos T y B
inmunocompetentes contengan receptores para antígenos propios que no fueron
presentados durante su educación (maduración). Se habla entonces de que deben de
existir también mecanismos de inducción de tolerancia periférica.
1) Tolerancia central en linfocitos T
• Parece ser que los autoantígenos secretados por diversos órganos y
tejidos llegan al timo, donde son internalizados y presentados por
macrófagos y células dendríticas a los timocitos dobles positivos
(CD4+ CD8+); es aquí cuando se produce la selección negativa, en la
que los clones autorreactivos son eliminados (delección clonal).
• El estado de diferenciación del timocito (linfocito inmaduro) es
determinante para esta delección. Esto puede deberse a que en
este estado inmaduro los auto-antígenos desencadenan vías de
transducción de señal diferentes a las de los linfocitos T maduros.
2) Tolerancia periférica (postímica) de linfocitos T
• Algunas células T potencialmente autoagresivas logran escapar de
la selección negativa del timo, por lo que el sistema inmune posee
mecanismos para evitar su acción. En experimentos con ratones
transgénicos se ha visto que existe tolerancia periférica por varios
mecanismos:
– delección periférica de linfocitos Tc autorreactivos en órganos
inmunoprivilegiados (globo ocular, ovario, testículos). Las células de estos
tejidos expresan CD95L, que al unirse al CD95 del Tc le provocan la
apoptosis.
– anergia clonal, por ausencia de la señal coestimulatoria (cuando la APC
carece de moléculas B7).
3) Tolerancia central de linfocitos B
• Existe evidencia de que existe tolerancia central por delección
clonal de linfocitos B inmaduros (mIgM+) durante su maduración en
la médula ósea. Las células B inmaduras, una vez que contactan con
el autoantígeno en la superficie de células propias, detienen su
desarrollo y mueren por apoptosis al cabo de 1-3 días,
normalmente antes de salir de la médula (véase el tema 7).
• Por otro lado, los linfocitos B inmaduros que unen antígeno propio
soluble quedan anérgicos, al bajar el nivel de mIgM y aumentar el
de mIgD.
4) Tolerancia periférica de linfocitos B
• Son varios los mecanismos que se han estudiado:
– Delección clonal de linfocitos B maduros en periferia (por apoptosis) al
reconocer moléculas de membrana propias.
– Anergia clonal cuando los receptores del linfocito B tienen un alto
grado de ocupación: cuando hay altas concentraciones de un antígeno
soluble monomérico, se inducen en las células B un cambio
importante: baja notablemente el número de IgM de membrana, lo
que condiciona que sean incapaces de interaccionar adecuadamente
con los linfocitos TH, induciéndose un estado de anergia. Además, su
vida media desciende a sólo 3-4 días, en comparación con las 4-5
semanas que dura una célula B periférica normal.

S-ar putea să vă placă și