En economía, el concepto de bienes hace referencia a
aquellos elementos físicos que, de alguna manera, satisfacen necesidades humanas. Hay una amplia tipología de bienes ateniendo a sus características, y para hablar de ellos debemos ordenarlos por categorías. Las personas satisfacemos nuestras necesidades consumiendo bienes y servicios, pero los primeros son materiales (ropa, alimentos, electrodomésticos,…) y los segundos inmateriales (educación, sanidad, transporte,…). Aunque a ambas categorías las consideramos bienes en sentido amplio. Los podemos clasificar en base a distintos criterios:
Según su grado de escasez, pueden ser bienes libres o
económicos. Se denominan libres los que son ilimitados y, por ello, están disponibles de forma gratuita para todos, por ejemplo, el aire o la luz del Sol. Son económicos todos aquellos que son escasos y, por tanto, tienen un precio.
Según su función se distinguen bienes de consumo y bienes
de capital.
Bienes de consumo son los que se dedican directamente a
satisfacer una determinada necesidad, como la mermelada o una lavadora. A su vez, éstos se clasifican en: bienes de consumo duraderos, que permiten un uso prolongado en el tiempo, por ejemplo, un televisor y bienes de consumo perecederos, que desaparecen una vez consumidos (una manzana). Los Bienes de capital, también conocidos como bienes de producción, sirven para obtener otros bienes (por ejemplo, un telar). Se puede dar el caso de que un mismo bien sea de consumo o de producción según el uso que se le dé . Así, un martillo en la casa de una familia cualquiera es un bien de consumo mientras que, en una carpintería, sería un bien de producción, pues se utiliza para hacer muebles. Según su grado de transformación. hablamos de bienes intermedios y bienes finales. Los bienes intermedios son los que se emplean para ser transformados o incorporados a la producción de otros bienes mientras que, los bienes finales son aquellos que ya son aptos para el consumo. Por ejemplo, una plancha de madera es un bien intermedio que se emplea para producir una mesa (bien final). Sin embargo, la línea que distingue los bienes intermedios de los finales puede ser difusa, porque existen bienes que son intermedios para unas empresas, mientras que son bienes finales para otras. Por ejemplo, la seda es un bien final para una empresa especializada en la producción de telas, sin embargo, para una empresa que fabrica ropa, es un bien intermedio, ya que necesita ser transformado antes de convertirse en el bien final de una camisa. Según el acceso a los bienes pueden ser públicos o privados. Son bienes públicos aquellos donde ninguna persona es excluida de su utilización (parques, bibliotecas,…), y privados los de uso particular (mi moto,….) Según la relación que tienen dos bienes entre sí pueden ser bienes sustitutivos, que son los que cubren una misma necesidad, es decir, si se consume uno no es preciso consumir el otro (gafas y lentillas); y bienes complementarios, aquellos que deben utilizarse conjuntamente para satisfacer determinada necesidad (el coche y la gasolina).
Tipos de bienes y sus características
Para cumplir con sus objetivos, las organizaciones elaboran
bienes que pueden ser bienes materiales o bienes servicios. En el caso de los bienes materiales, su característica principal es la de ser tangibles, es decir: podemos verlos y tocarlos. Desde el punto de vista de su producción, tienen las siguientes características:
Poco contacto con el cliente. Se generan con
independencia del cliente y probablemente nunca haya contacto entre quienes los producen y quienes los consumen. Es posible inventariarlos. Como son tangibles, se les puede almacenar y contabilizar. Tienen un valor para la organización desde el momento en que se generan. Producto físico durable. Se pueden producir con antelación y esperar al momento en que los clientes los demanden. Mayor tiempo de ejecución. El tiempo de latencia entre la necesidad del bien que percibe el cliente y el momento del consumo es mayor. Intensivos en capital. Desde el punto de vista de la inversión, la producción de bienes materiales exige infraestructura productiva, esto es: maquinaria, insumos y probablemente almacenamiento y transporte. Calidad fácil de medir. Debido a que son tangibles, basta una pauta de revisión que permita comprobar su homogeneidad y si se ajustan al patrón previsto.
Para fabricar un producto se necesita un “sistema de
producción” y básicamente, la concurrencia ordenada de tres conjuntos de elementos: mano de obra, máquinas y materias primas, en interacciones perfectamente ordenadas, hasta llegar al producto terminado y luego ponerlo a disposición de los eventuales compradores mediante un sistema de distribución que puede o no incluir almacenaje previo y comercialización.
En el caso de los bienes servicios, su característica principal
es la de ser intangibles, es decir, no podemos verlos ni tocarlos. Desde el punto de vista de su producción, tienen las siguientes características:
Intangibles perecibles. No sólo no se puede verlos ni
tocarlos, sino que son fugaces. Un servicio generalmente se consume mientras se realiza, es decir, tiene alta caducidad. Mucho contacto con el cliente. La producción del servicio se realiza a menudo con el cliente presente y partícipe en el proceso. No es posible inventariarlos. No es posible almacenarlos ni pueden estar disponibles para cuando se soliciten; hay que producirlos en el momento de la demanda. Menor tiempo de ejecución. En general, y a diferencia de los bienes materiales, el momento de la necesidad percibida está muy próximo al de la demanda del bien. Por ejemplo, un servicio de almuerzo en restaurante. Intensivo en RRHH. Para la producción de servicios, lo más importante son las personas que constituyen el elemento más relevante en la generación del bien. Éste no se almacena ni se transporta, a diferencia de los bienes materiales. Calidad difícil de medir. Debido a que la calidad no es visible a simple vista, lo más relevante es lo que percibe el cliente respecto del servicio. Los resultados son heterogéneos, porque se trata de una actuación que conlleva un componente muy personal asociado con quien lo produce