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La Ley española N° 40/2002[6] lo define al contrato de aparcamiento como aquel “en los
que una persona cede, como actividad mercantil, un espacio en un local o recinto del
que es titular para el estacionamiento de vehículos de motor, con los deberes de
vigilancia y custodia durante el tiempo de ocupación, a cambio de un precio determinado
en función del tiempo real de prestación del servicio”. Esta ley distingue dos
modalidades de la prestación del servicio (art. 2): “a. Estacionamiento con reserva de
plaza en el que el titular del aparcamiento se obliga a mantener durante todo el período
de tiempo pactado una plaza de aparcamiento a disposición plena del usuario, b.
Estacionamiento rotatorio, en el que el Titular del aparcamiento se obliga a facilitar una
plaza de aparcamiento por un período de tiempo variable, no prefijado. En este último
caso, el precio debe pactarse por minuto de estacionamiento, sin posibilidad de
redondeos a unidades de tiempo no efectivamente consumidas o utilizadas. A su turno,
esta ley excluye expresamente de la aplicación de la misma a los estacionamientos en las
denominadas zonas de estacionamiento regulado o en la vía pública, oneroso o gratuito,
los estacionamientos no retribuidos directa o indirectamente o cualquier otro que no
reúna los requisitos establecidos en el art. 1”.
2. Responsabilidad del garajista [arriba] -
La doctrina[7] sostiene que la responsabilidad del garajista debe ser considerada con
criterios rigurosos, es decir que ella no solo debe ponderarse con relación a la onerosidad
del depósito, sino dándole preeminencia a su función de empresario, que le impone
estructurar una organización adecuada para dar correcto cumplimiento a los servicios
que presta. Dos son los principios rectores en materia de responsabilidad del garajista: la
eximición de responsabilidad solo en presencia de caso fortuito o fuerza mayor ajeno al
riesgo propio de la actividad empresaria y en general el carácter restrictivo del análisis
de las causas de eximición, puesto que no basta observar la diligencia de un buen hombre
de negocios, sino que garantiza el resultado.
a) En el caso de los establecimientos que exigen que los usuarios dejen los vehículos con
las llaves de los mismos para poder ubicarlos posteriormente en función de los espacios,
se ha resuelto que lejos de ser un eximente de responsabilidad, la agrava en virtud de
que, al estar el automóvil con las llaves puestas, no hace más que colocarlo en una
situación aún más riesgosa.
b) También, debe responder el garajista por el hecho, error u omisión del dependiente
c) Otro grupo de casos que ha dado lugar a una frondosa jurisprudencia es la de los robos
a mano armada. En este supuesto, la jurisprudencia fue evolucionando con el transcurso
de los años, siendo sus etapas principales las siguientes.
La jurisprudencia ha determinado a su turno que las mismas atentan contra la esencia del
contrato de depósito y que en los contratos de adhesión no son válidas si son contrarias a
la moral, las buenas costumbres y al orden público (art. 953 del C.C.). Para tener valor
jurídico, un fallo establece que la eximente de responsabilidad debe ser causado y
expreso y constar en el contrato, debiendo mediar una causa razonable y atendible para
contratar de esa forma, ya que no tiene sentido el contrato en que se exima al garajista
de su responsabilidad sin causa alguna. Por otra parte, la reserva hecha en los tickets de
estacionamiento en letra pequeña que dice: “la casa no se responsabiliza por los daños,
hurtos o incendio de los vehículos allí estacionados”, es ineficaz porque debe ser
aceptada por el usuario y es dudoso que en esas condiciones se prestara tal
consentimiento.
Los criterios antes expuestos fueron expresados antes de la ley de defensa del
consumidor. La Ley N° 24.240 en su art. 37 regula los supuestos de invalidez de las
cláusulas de eximición de responsabilidad. En el inc. 1, establece que no se tendrán por
convenidas las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad
por daños. En este caso, se presentarían ambas hipótesis, ya que por un lado se
desnaturalizarían las obligaciones del garajista porque: la aplicación de la cláusula limita
o extingue la obligación principal a cargo del proveedor, alterándose el sinalagma
genético, b) favorecería excesiva o desproporcionadamente la posición contractual del
proveedor y perjudicaría inequitativamente la del consumidor, c) la cláusula sería
incompatible con la naturaleza del contrato y pone en peligro la consecución de la
finalidad del mismo. Por otro lado, se pretendería limitar la responsabilidad por daños, lo
que se encuentra vedado conforme al art. 37, no distinguiendo la norma entre daños
corporales y materiales, ni entre la limitación o la exclusión de todo tipo de
responsabilidad.
En el actual C.C.C., el art. 988 prescribe que en los contratos celebrados por adhesión a
cláusulas generales predispuestas se deben tener por no escritas, en sentido similar a lo
dispuesto en la normativa consumeril: a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones
del predisponente; b) las que importan renuncia o restricción a los derechos del
adherente, o amplían los derechos del predisponente que resultan de normas supletorias;
c) las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente
previsibles. A su turno tratándose de contratos de consumo, el art. 1117 prescribe que se
aplican lo dispuesto en los arts. 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas predispuestas
por una de las partes. A su turno, el art. 1118 prescribe que: “las cláusulas incorporadas
a un contrato de consumo pueden ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas
individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor. Por lo demás, el art. 1119
prescribe que “Sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales, es abusiva la cláusula
que, habiendo sino o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto
provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes,
en perjuicio del consumidor”.
Por último, recordemos que por el art. 1375 se aplica al contrato de garaje lo dispuesto
respecto al depósito necesario, no siendo de aplicación la eximente respecto de las cosas
dejadas en los vehículos (art. 1371 último párrafo). Esta imputación de responsabilidad
no es aplicable si los daños o pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza mayor
ajena a la actividad de garaje.
Notas [arriba] -
[1] Master y Doctor en Derecho, Münster, R.F.A. Profesor Asociado de Derecho Civil III
(Contratos) U.N.T. Premio Facultad y Editorial la Ley, mejor egresado de la facultad de
Derecho de la U.N.T. 1983. Prosecretario de Redacción de la Revista de Derecho
Comercial y de las Obligaciones, Edit. Depalma. Participante de Workshops sobre
Negociación y Mediación del Programa PIL de la Universidad de Harvard. Autor de
numerosos trabajos publicados en la revista La Ley, de Derecho Comercial y de las
Obligaciones, etc.
[2] Véase al respecto Enciclopedia Jurídica Omeba, 1960, T. XI, pág. 1082, Voz “Garaje”;
"Código Civil y Leyes complementarias. Comentado, anotado y concordado", Augusto C.
Belluscio (Dir.); Eduardo Zannoni (Coord.), Editorial Astrea, Buenos Aires, 2004, T. 9,
págs. 831 y 832.
[3]ST Santiago del Estero, 20/02/2009 in re Díaz, Roberto c. Daher Julio, LLNOA 2009
(junio), 449.
[4] Santiago, H. C., “Algunos puntos de vista sobre el contrato de Garaje”, Rev. L.L.
1991-B- págg. 367.
[5] Art. 970, C.C.C.
[6] Del 14 de Noviembre (RCL 2002-2649).
[7] Moglia Claps, G., El contrato de Garaje, la responsabilidad del Garajista: Un fallo
confirmatorio, L.L. 1989-D- 215.
[8] Caivano, R. J., La obligación de restituir en el Contrato de Garaje, Rev. L.L. 1990-D,
págs. 278 y ss.
[9] CNCiv, SalaB, 10/03/2006, in re Generali Argentina Cía. de Seg. Patrimoniales
S.A.c.Garaje Sarandí y otro, en: RCyS2006,1120.
[10] Sumario N°15475 de la Base de Datos de la Secretaría de jurisprudencia de la
Cámara Civil, Boletín N° 15/2003; Fallo Sala: F Expediente. N°: F023285 Fecha: 26-03-03
Juez de Cámara: Zannoni. In re Bentivenga, Miguel Angel c/Schirripa, Nicolás s/ daños y
perjuicios).
[11] Así lo ha sostenido la jurisprudencia CNCom., esta Sala, "in re" "Goncalvez, O. F. y
otro c.Dancos S.R.L.", del 31-10-90)”. En igual sentido, la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial, sala B, en fecha 25/11/2002, in re “La Buenos Aires
Compañía Argentina de Seguros S.A. c.D'Alessandro, Silvia Norma, La Ley Online; Lopez
mesa, M. Código Civil y Leyes Complementarias, Anotados con Jurisprudencia, T. III,
págs. 733 y ss.; Lorenzetti, R.L., Tratado de los Contratos, T. II, pág. 333; Lorenzetti,
R.L., Tratado de los Contratos, T. III, pág. 689.
[12] C.Nac. Com., sala B, 28/08/2007, “Omega Coop. de Seg. Ltda. c.Garage Buenos
Aires de Nora E. MalekPascha y Walid S.A.”, La Ley Online).
[13] Del 08/06/2006, in re Rishmuller, Aldo S. c.Emprendimiento Belgrano S.A. y otro,
L.L. 14/08/2006, 10, L.L. 2006-D-811 –RCyS2006, 1373.
[14] Véase Rocca, Ival, “Responsabilidad del Garagista, Límite de las cláusulas
liberatorias e imposiciones del funcionalismo en toda forma de usura contractual”,
Responsabilidad Civil, Doctrinas Esenciales, Edit. L.L., T. I, pág. 1511.
[15] Santiago, H. C., “Algunos puntos de vista sobre el contrato de Garaje”, Rev. L.L.
1991-B- pág. 367.