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Procesos de aprendizaje.

Desarrollo de habilidades comunicativas

Tema 7. Lengua y variación geográfica, social y de


registro

Activamos conocimientos previos


- ¿En qué se diferencia una lengua de un dialecto?
- ¿Cuántas lenguas se hablan en España?
- ¿Cuántos dialectos tiene el español en todo su territorio?
- ¿Qué labor tiene la Real Academia Española? ¿Hay academias de la lengua en otros
países hispanohablantes?
- ¿Qué sabes sobre la enseñanza de la lengua española en las comunidades con
bilingüismo oficial?
- ¿Crees que el español y el catalán están en igualdad de condiciones (en su uso
cotidiano, etc.)?
- ¿Crees que en alguna zona se habla español mejor? ¿por qué?
- ¿Crees que los hombres y las mujeres hablan igual? ¿por qué?

Serás capaz de
• Entender el aula como espacio de comunicación e idear acciones y dinámicas
para su aprovechamiento en el desarrollo de las habilidades lingüísticas de los
niños: específicamente, entender el aula como lugar para el desarrollo lingüístico
pleno de los niños y como lugar para detectar prejuicios y estereotipos
lingüísticos que deben trabajarse.
• Analizar e incorporar a situaciones escolares las cuestiones más relevantes de la
sociedad actual que afectan a la educación escolar: lengua y género, bilingüismo,
multiculturalidad e interculturalidad; discriminación e inclusión social.
• Entender la definición lingüística de las nociones básicas del tema. Diferenciar esta
definición de otras comúnmente extendidas.
• Comprender cómo pueden integrarse en el currículum elementos culturales.
• Diferenciar lo lingüístico de lo ideológico.
• Valorar el uso correcto de la lengua española, respetando las diferencias
dialectales e idiolectales.
• Reconocer el valor de la diversidad y la multiculturalidad (específicamente
desde el punto de vista lingüístico): bilingüismo, multilingüismo, diferencias
genéricas.
• Tomar conciencia de la propia identidad lingüística.
• Tomar conciencia de prejuicios y estereotipos lingüísticos relacionados con los
temas trabajados.
• Fomentar la igualdad lingüística entre hombres y mujeres (coeducación).

- Valorar críticamente los recursos audiovisuales, y sus implicaciones en la


formación cultural y democrática del alumnado de primaria como ciudadanos de la
sociedad multicultural.
- Analizar diferentes situaciones educativas.
- Comprender, analizar críticamente, estructurar y aplicar los conocimientos
educativos y lingüísticos adquiridos a diferentes situaciones y entornos.
- Contrastar creencias con información.
- Buscar, seleccionar e interpretar información.

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- Comprender y relacionar información teórica.
- Leer de forma crítica textos especializados sobre los contenidos del tema.
- Organizar y planificar.
- Dinamizar, comunicar y trabajar cooperativamente.
- Mostrar madurez, autonomía y juicio crítico en la toma de decisiones.
- Generar nuevas ideas (creatividad).
- Argumentar desde una ética profesional definida.

Esquema de contenidos
1. La lengua como conjunto de variedades geolectales, sociolectales, y de registro. La
identidad lingüística
2. Las variedades geográficas, diatópicas o geolectales
3. Las variedades diastráticas o sociolectales
4. Las variedades diafásicas o de registro (variedades funcionales)
5. La variedad estándar. La norma
5.1. La definición de la variedad estándar
5.2. El estándar y la escuela
6. Lenguas de España. Dialectos del español
7. Lenguas en contacto
8. Actitudes lingüísticas. Política lingüística
9. Ahondando en los sociolectos ¿Existen los generolectos femenino y masculino?
9.1. Los rasgos de la lengua de las mujeres
9.2. Interpretación de los rasgos caracterizadores del habla de las mujeres
10. Bibliografía

Espacio de reflexión
-En este tema, será muy valioso que reflexiones sobre las creencias, prejuicios o
estereotipos lingüísticos que hayas podido detectar en ti o en la clase. También puedes
intentar conversar con algunas personas que consideres relevantes (quizá maestros/as
que conozcas), recabar sus opiniones y comentarlas.
-También puedes optar por investigar algún tema que no haya quedado del todo trabajado
y sobre el que quieras formarte una opinión, o incluir temas relacionados que sean de tu
interés y no se hayan trabajado en clase.
-Puedes intentar bosquejar cómo trabajarías alguna de las cuestiones planteadas en tu
aula.
-Puedes conectar temas: busca una viñeta de humor escrita en otro dialecto de español ¿se
comprende bien? ¿por qué?

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1. La lengua como conjunto de variedades geolectales,
sociolectales, y de registro. La identidad lingüística
En temas anteriores hemos defendido que una lengua es un sistema de
conocimiento interiorizado del individuo. En este sentido, lengua se refiere a
lengua interna (interna al individuo). Sin embargo, el término lengua también
puede entenderse desde una perspectiva externa. Esa es la concepción
saussureana de lengua (lengua externa):

C’est un trésor déposé par la pratique de la parole dans les sujets appartenant à une même
communauté, un système grammatical existant virtuellement dans chaque cerveau, ou
plus exactement dans les cervaux d’un ensemble d’individus; car la langue n’est complète
dans aucun, elle n’existe parfaitement que dans la masse. [Saussure 1969 [1916]: 30 1]

Este es el concepto de lengua que encontramos en enunciados como: “Me he


comprado la Nueva gramática de la lengua española”; “El español es una lengua con
unos cuatrocientos millones de hablantes”.
Desde esta concepción externa, una lengua se entiende como un conjunto de
variedades geográficas, sociales y de registro empleadas por sus hablantes. Es un
objeto independiente de sus hablantes y externa a ellos. Nadie puede hablar la
lengua en este sentido, solo tiene un conocimiento parcial de ella. Un hablante
usará así una variedad diatópica/dialectal concreta, una variedad
diastrática/sociolectal concreta, y empleará una variedad diafásica/registro
determinada según cuáles sean el contexto y la situación en la que se produce su
actividad lingüística.

LENGUA (“el español”): conjunto de


VARIEDADES DIATÓPICAS: Variación geográfica (geolecto/dialecto)
VARIEDADES DIASTRÁTICAS: Variación social (sociolecto)
VARIEDADES DIAFÁSICAS: Variación según la situación comunicativa
(estilos/registros/variedad funcional)

En esta introducción han aparecido ya las etiquetas de lengua y dialecto, cuya


explicación es muy controvertida.

Desde el punto de vista técnico (lingüístico), los dos conceptos pueden definirse
así:

+Lengua (externa): Conjunto de sistemas lingüísticos que mantienen la


homogeneidad necesaria para permitir la comunicación entre sus hablantes. Una
lengua es una entidad abstracta que sólo se realiza a través de sus dialectos
(geográficos), sociolectos y registros. En este sentido, nadie habla una lengua, sino
una variedad de esa lengua, es decir, no se habla español o inglés, sino que se habla
alguna de sus variedades geográficas, sociales y alguno de sus registros. La

1 “Es un tesoro depositado por la práctica del habla en los sujetos pertenecientes a una misma
comunidad, un sistema gramatical que existe virtualmente en cada cerebro, o más exactamente, en
los cerebros de un conjunto de individuos; porque la lengua no está completa en cada individuo,
sino que existe solo en la colectividad”.

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variedad estándar de una lengua, si existe, no es sino una variedad o dialecto más
de esa lengua.

+Dialecto: Un dialecto es una variedad lingüística restringida a un contexto


geográfico (dialecto geográfico o geolecto), social (dialecto social o sociolecto) o
conversacional (registro). Así, por ejemplo, un argentino o un castellano-manchego
hablan dos dialectos diferentes de español (o castellano). Es más, dentro de
Castilla-La Mancha existen numerosos dialectos, no habla igual una persona de
Guadalajara que una de Albacete, ni tampoco se expresa de igual modo un
habitante de la ciudad de Guadalajara que alguien de Milmarcos, en la frontera con
Aragón. Incluso dentro de un mismo territorio, serán dialectos diferentes (sociales)
los de un hablante que no tenga estudios que las de alguien de clase sociocultural
alta. En determinados contextos de carácter más formal, estos hablantes podrían
optar por usar la variedad estándar del español, que sería otro dialecto más.
Es aún habitual encontrar el término dialecto utilizado peyorativamente
para referirse a variedades de la lengua denominadas “inferiores, populares, poco
prestigiosas” o “propias de las zonas rurales”. Esta valoración negativa se ha
intentado paliar sustituyendo el término dialecto por el término geolecto o el más
abarcador variedad (que se usa para variedad geográfica, variedad social, etc.).
Lógicamente, esas valoraciones sobre los dialectos no tienen fundamento
lingüístico alguno, sino que se deben al prestigio que, por razones sociales,
políticas o económicas, se otorga al grupo de hablantes que habla una determinada
variedad.
Sin embargo, no es ese el uso habitual de las etiquetas lengua y dialecto
en el uso cotidiano, fuera del ámbito de la lingüística. Suele citarse a menudo
un aforismo, popularizado por el sociolingüista Max Weinreich (1894 – 1969): Una
lengua es un dialecto con ejército y armada, también formulado como Un idioma es
un dialecto con un ejército detrás. Es decir, existe la impresión de que, para poder
ser denominada “lengua”, una determinada variedad lingüística tiene que estar
asociada a un estado. Eso explica, por ejemplo, que haya quien sostenga que en
Francia se habla el francés, mientras que las otras variedades lingüísticas (picardo,
normando, occitano, etc.) son patois (‘dialectos’). Igualmente, todavía es posible oír
frases como que el español es una lengua y el gallego, el catalán o el vasco son
dialectos (del español), cuando son lenguas independientes desde el punto de vista
lingüístico.
Otras veces, se considera que la etiqueta lengua exige el cumplimiento de
una o varias de las siguientes condiciones: existencia de un registro escrito, de una
variedad estándar, de una tradición literaria asociada o de un reconocimiento
jurídico. En este sentido, no es extraño oír que el gallego, el castellano o el vasco
son lenguas, mientras que el asturiano (bable) es un dialecto. Esta visión aparece
incluso en algunas obras especializadas, como la lectura de García Mouton (1994),
que distingue entre lenguas y dialectos históricos. Estos últimos serían aquellas
variedades que descienden del latín, pero que, por motivos históricos y
sociopolíticos, no llegaron a consolidar una variedad culta (estándar normativo y
tradición literaria); actualmente tienen un reconocimiento oficial muy limitado y
una situación bastante delicada en lo que respecta a su vitalidad y pronóstico de
supervivencia. En el ámbito hispánico, esta etiqueta se aplica al aragonés y al
asturiano (o astur-leonés). Aunque esta distinción tiene una cierta utilidad, ya que
transmite información sociolingüística, es bastante discutible, porque, en cierto

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modo, establece jerarquías entre variedades lingüísticas por criterios ajenos a
estas y porque puede inducir a error sobre la filiación histórica de estas variedades
(alguien podría pensar que son dialectos del español).

EL CASO DE YUGOSLAVIA
Durante los períodos de unidad política del territorio se insistía en una paralela unidad
lingüística, con algún cambio de nombre: serbo-croata-esloveno durante el primer reino de
Yugoslavia, en el periodo de entreguerras; serbo-croata como nombre oficial preferente
entre 1945 y 1991, etc. Después de la guerra civil y la posterior separación, está casi
proscrita la concepción unitaria de la lengua y, en cambio, se usan los nombres de los tres
componentes principales del diasistema lingüístico: bosnio, croata, serbio, a pesar de que
las diferencias entre las variedades son muy escasas. Más aún. Tras la separación política
entre Montenegro y Serbia hay quien habla de una cuarta lengua, el montenegrino; de
hecho, la nueva constitución de Montenegro, 2007, lo considera lengua oficial, mientras
que la anterior no lo identificaba como lengua per se, sino como variante dialectal del
serbio (hablado con pronunciación de Ijekavian).

Puedes consultar también la definición de estos términos en Moreno Cabrera


(2016a).

+ Junto a estos dos términos, debes conocer el significado del término idiolecto:

Probablemente no haya dos personas que usen [la lengua], o reaccionen ante el uso de
[la lengua] de otros, de forma idéntica. Es normal que existan pequeñas diferencias de
fonología, gramática y vocabulario, por lo que cada uno de nosotros tiene, hasta cierto
punto, un ‘dialecto personal’. Con frecuencia resulta útil hablar de los sistemas
lingüísticos tal como se presentan en un solo hablante, y esto se conoce como idiolecto.
(…) De esta manera, los dialectos se pueden considerar como una abstracción derivada
del análisis de un cierto número de idiolectos, y la lengua, a su vez, sería una
abstracción deducida de un cierto número de dialectos. (Crystal 1994, pág. 24)

Conocer y entender las variedades de la lengua es crucial porque la identidad


geográfica, social y contextual del individuo tiene un reflejo lingüístico. La idea de
que la lengua del individuo refleja su identidad en relación a distintos aspectos es
expresada del siguiente modo por D. Crystal en su Enciclopedia del lenguaje de la
Universidad de Cambridge (p. 17): “¿Quién eres? ¿Cuántos años tienes? ¿De dónde
eres? ¿En qué trabajas? ¿Qué estás haciendo ahora?... sólo tendríamos que hablar,
para proporcionar a quien nos pregunta innumerables pistas sobre nuestra
historia personal y nuestra identidad social. (…) La lengua muestra de dónde
somos, proporcionando el distintivo o símbolo más natural de identidad pública y
privada.”
Existe, por tanto, una relación entre la lengua “y las muchas ‘caras’ de
nuestra identidad” (identidad geográfica, social, conversacional). Estas ‘caras’
son:
+ (a) el origen geográfico del hablante (que se refleja en la variedad diatópica –o
dialectal/geolectal– que el individuo habla),
+ (b) su identidad étnica, su estatus social, o su nivel de formación, su género y
edad (que se reflejan en la variedad diastrática –o sociolectal– que el individuo
habla),
+ (c) su identidad conversacional: los individuos modifican su forma de hablar
según cuáles sean el contexto y la situación en la que se produce su actividad

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lingüística, así como los participantes en el intercambio lingüístico, de modo que
no hablamos igual con nuestra familia o con nuestros amigos que en un contexto
profesional o en un acto institucional. Estas situaciones determinan la elección de
un estilo o registro (o variedad diafásica) diferente por parte del individuo.
Cuanto más conozca el hablante estas opciones y más posibilidades tenga
de utilizarlas conscientemente, más competente será comunicativamente. Así, un
hablante de un dialecto que conoce cuáles de los rasgos dialectales del mismo son
considerados vulgares tiene la posibilidad de no utilizarlos y cambiar al estándar
en un contexto formal. Asimismo, un hablante que conoce que ciertas
construcciones sintácticas son coloquiales puede evitarlas en un texto escrito. El
hablante con más conocimiento y conscienca de estos temas será, necesariamente,
más competente comunicativamente hablando.

2. Las variedades geográficas, diatópicas o geolectales


Los rasgos de identidad lingüística más ampliamente reconocidos son aquellos que
apuntan a los orígenes geográficos de los hablantes, aquellos rasgos de la lengua
del individuo que nos impulsan a preguntar “¿De dónde es?”. Existen varios niveles
de respuesta para esta pregunta. Aunque estuviéramos pensando en una sola
persona, por ejemplo, Paz Padilla, todas las respuestas siguientes serían correctas:
España, Andalucía, Cádiz. Las personas pertenecen a comunidades
regionales/geográficas de extensión variable y el nombre que recibe la variedad
lingüística que hablan -según un criterio geográfico- cambia según la relación en
que las pongamos con estas comunidades: español, andaluz (o español
meridional), gaditano.
Todos nosotros hablamos una variedad lingüística, un dialecto, que se
puede describir en términos geográficos. Los rasgos de la variedad lingüística que
hablamos, de nuestro dialecto, permiten identificar nuestra procedencia
geográfica. Para todos nosotros es evidente que un andaluz o un canario no hablan
igual que un castellano o un chileno. Esa entidad que denominamos “el español”, es
en realidad un complejo dialectal.

La disciplina encargada del estudio de las variedades lingüísticas desde el punto de vista
de su adscripción geográfica (esto es, del estudio de los distintos dialectos geográficos o
geolectos) se denomina dialectología (o, también, geografía lingüística).
Unas herramientas muy interesantes para explorar la variedad geolectal o dialectal son
los atlas lingüísticos. Aunque la mayoría se han publicado en papel, hay también atlas en
formato electrónico, como el que estudia la variedad dialectal de nuestro entorno más
inmediato, el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Castilla La Mancha (ALECMAN), disponible
en http://www.linguas.net/alecman
Si te interesa este tema, puedes investigar un poco en la web. Un buen punto de partida
es la página de José Antonio González Salgado: http://geolectos.com/atlas.htm
Los corpus que recogen muestras de habla (o testimonios escritos) de individuos
procedentes de distintas áreas geográficas son también una fuente fundamental para el
estudio de las variedades lingüísticas geográficas. Un ejemplo de gran calidad es el Corpus
Oral y Sonoro del Español Rural (COSER), que está formado por grabaciones de la lengua
hablada en enclaves rurales de la Península Ibérica:
http://www.lllf.uam.es/coser/index.php
¿Se te ocurre cómo se podrían utilizar estas herramientas en el aula de Primaria?

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3. Las variedades diastráticas o sociolectales

En este apartado pretendemos reflexionar sobre el hecho de que no sólo hablan de


distinta manera los madrileños frente a los chilenos. También el habla de los
individuos que ocupan un mismo territorio geográfico posee características
lingüísticas particulares que permiten identificar al individuo como perteneciente
a un grupo social.
Los estudios de sociolingüística 2 cuantitativa realizados en las últimas
décadas han demostrado en forma sistemática y científica que hay una correlación
entre algunos factores sociales y la variación lingüística. Así, tanto las
características sociales propias de los hablantes (grupo generacional, género, etc.)
como las adquiridas (nivel educacional, nivel socioeconómico, etc.) tienen un
reflejo sistemático en comportamientos lingüísticos diferenciados. Los principales
rasgos sociales que tienen reflejos en la lengua son los siguientes:
-edad / grupo generacional
-sexo-género
-raza/etnia
-clase social
-nivel de instrucción
-profesión (lenguas de especialidad: publicidad, lenguaje periodístico, etc.)

El conjunto de características lingüísticas que permiten identificar a un individuo


como perteneciente a un grupo social (frente a otros grupos sociales que
pertenecen al mismo dialecto geográfico) se denomina sociolecto. Un sociolecto
podría ser, por ejemplo, el habla de las mujeres jóvenes trabajadoras de Managua,
que probablemente tendrá características específicas si lo comparamos con el
habla de los hombres jóvenes profesionales de Managua o con la de las mujeres
ancianas del mismo lugar.
En virtud de las variables clase social y nivel de instrucción suele hablarse
de “sociolectos altos”, “sociolectos medios” y “sociolectos bajos”. Los sociolectos
altos son los que dan forma a la lengua culta de una comunidad, mientras que los
sociolectos medios y bajos configuran lo que se denomina la lengua popular. Hay
que entender también la diferencia entre lengua popular y vulgar 3.
La lengua culta está constituida por los rasgos lingüísticos que caracterizan
el habla de las personas más instruidas, mejor formadas, así como más
prestigiosas, de una comunidad. Generalmente, a esta lengua se accede por medio
de la instrucción superior, en la que la lengua escrita disfruta de un protagonismo
singular (código elaborado). La lengua culta, por otro lado, es una variedad
eminentemente urbana que se irradia desde las grandes ciudades a las más
pequeñas y a las comunidades rurales. La forma de hablar de las personas cultas de
las ciudades, muy presente en los medios de comunicación, es el punto de
referencia a la hora de establecer un modelo lingüístico de prestigio con visos de

2 Si te interesa este tema y quieres ampliar los puntos que aparecen en el texto, puedes leer

Moreno Fernández, Francisco, 2005, Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje,


Barcelona: Ariel, capítulo 2; si te interesa saber qué aspectos lingüísticos –fonéticos, sintácticos,
léxicos– son los que pueden variar en relación a las variables sociales que se señalan en el texto,
puedes leer los capítulos 1 y 3 del mismo libro. Puedes también consultar el corpus sociolingüístico
del español PRESEEA: http://www.linguas.net/preseea
3 La explicación que se ofrece en el texto está extraída de Moreno Fernández (2000: 51-54).

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ser llevado a la enseñanza de la lengua (esto es, el estándar normativo, cf. §5).
La lengua popular, por otro lado, es un nivel de lengua complementario del
nivel culto, que se manifiesta principalmente en los hablantes de estratos
socioculturales medios y bajos. En la lengua popular se encuentran numerosos
rasgos dialectales, arcaizantes, coloquiales que afectan a todos los niveles
lingüísticos. La caracterización de la lengua popular presenta dificultades porque
los límites entre el habla de los estratos altos y medio/bajos son borrosos y porque
lo culto y lo popular comparten muchos elementos (de otro modo, los distintos
estratos sociales de una ciudad o de una comunidad de habla cualquiera no
podrían comprenderse). Hasta tal punto los elementos lingüísticos son
compartidos por ambos niveles que para expresar las diferencias entre ambos
muchas veces tenemos que recurrir a diferencias de porcentaje, y no hablar de
presencia/ausencia de rasgos.
Frecuentemente confundido con lo popular, se encuentra lo vulgar, pero
una diferencia importante los separa: mientras que lo popular está dentro de lo
correcto, lo admitido, lo consentido y lo aceptado socialmente, lo vulgar no lo está.
Los usos vulgares son usos a menudo incorrectos, no admitidos como adecuados,
no consentidos en ciertos contextos y situaciones y no aceptados abiertamente.

⟹ Es necesario entender que desde el punto de vista lingüístico interno, esto es,
desde la concepción de la lengua como un objeto mental de un hablante, todas las
variedades son iguales (todas son sistemas de conocimiento que se han
desarrollado en la mente de los hablantes, recordad los temas iniciales). Los juicios
que hacemos sobre las variedades lingüísticas son un reflejo de las valoraciones
que hacemos respecto a sus hablantes. No hay formas de hablar mejores que otras
en un sentido estrictamente lingüístico, sino tan sólo usos socialmente mejor o
peor valorados porque se asocian con grupos sociales con más o menos prestigio
con los que el hablante quiere o no identificarse.

Así, por ejemplo, no pertenecen a la norma culta los siguientes fenómenos 4:

Fonéticos:
• Cambios vocálicos: [melitar] ‘militar’, [eskúro] ‘oscuro’, [tjátro] ‘teatro’, ‘mallar’ (maullar),
‘juegar’ (jugar) (América y España)
• Geminación de consonantes: [kobbáta] ‘corbata’, [kánne] ‘carne’ [alléti] ‘Atleti’ (España y
América; sin embargo en el Caribe es un fenómeno perteneciente a la norma culta)
• Confusión de consonantes en posición final de sílaba: [aksolúto] ‘absoluto’, [agbertír]
‘advertir’ (América y España)
• Aspiración de /f/: [ahwéra] ‘afuera’ (América y Epaña)
• Neutralización de líquidas: [beldá] ‘verdad’ (puede aparecer en hablantes cultos
caribeños), [ehpárδa] ‘espalda’, [dor niños] ‘dos niños’ (América y España)
• Eliminación de consonantes: [aléti] ‘Atleti’
• Velarización de [s] final: esque – “ejque”, asco – “ajco”, Óscar – “ójcar”

Morfología y sintaxis:
• Formación de plurales irregulares: cafeses, pieses, sofases por cafés, pies y sofás (América y
España)
• Uso de haiga por haya: Se irá cuando haiga comido por Se irá cuando haya comido
(América y España)

4 Fuentes: Moreno Fernández (2000: 53); Gómez Torrego (2011).

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• Uso de haber por estar: Habemos tres personas aquí por Estamos tres personas aquí
(América y España)
• Concordancia de número con el verbo haber: Hubieron muchos incendios por Hubo muchos
incendios (América y España).
• Falsa concordancia de persona: delen, demen, siéntesen por denle, denme o siéntense
(América y España)
• Queísmo: Me habló que necesitas cuidados por Me habló de que necesitas cuidados (América
y España)
• Dequeísmo: Pienso de que hace frío por Pienso que hace frío (América, principalmente)
• Uso de condicional por imperfecto de subjuntivo: Si podría, vendría por Si pudiera, vendría
(España)
• Orden de pronombres personales alterado: Me se ha caído por Se me ha caído (España)
• Laísmo, loísmo: A mi hermana la encanta esa peli; Al tornillo hay que darlo dos vueltas para
que ajuste (España, principalmente)
• Falsa concordancia de número en pronombres personales: Se los di (a ustedes) por Se lo di
(América)
• Uso del posesivo con adverbios: delante mío/mía, detrás suyo/suya, enfrente
nuestro/nuestra por delante de mí, detrás de ti, enfrente de nosotros.
• Utilización de determinantes con nombres propios: La Jesi, El Jose.

En el plano léxico, no pertenecen a la norma culta: cocreta, preveer, carnecería, etc. Date
cuenta de que aunque los términos puedan aparecer en el diccionario, su valoración social
es NEGATIVA.

Así, si oímos a alguien decir Se irá cuando haiga comido (en vez de se irá cuando
haya comido), pensaremos que estamos frente a una persona de nivel de
instrucción bajo. Igual si oímos decir juegar o diabetis, en el plano léxico. Los
hablantes sabemos que nuestra comunidad prefiere unos usos lingüísticos a otros,
y que ciertos usos identifican a los hablantes como miembros de un cierto grupo
social y no todos los grupos sociales tienen la misma valoración en la comunidad.
Por lo general, y simplificando, desarrollamos actitudes positivas ante los hechos
lingüísticos que asociamos con grupos sociales que, dentro de nuestra comunidad
o para nosotros mismos, tienen prestigio. Y viceversa, desarrollamos actitudes
negativas ante los hechos lingüísticos que asumimos que en nuestra comunidad
son propios de grupos sociales que no tienen prestigio. Por ejemplo, la oración
antes mencionada (Se irá cuando haiga comido), es una estructura gramatical de
las posibles en las comunidades hispanohablantes, ante la que una parte de la
comunidad mantiene una actitud negativa pues se asocia con hablantes de nivel
sociocultural bajo.
Es importante señalar que lo que se considera vulgar puede variar según
zonas geográficas: La combinación de a por (Voy a por agua) se considera
perteneciente al uso culto en el español de España, pero no en Hispanoamérica,
donde se considera un vulgarismo.
En este contexto, es interesante entender el concepto de comunidad de
habla. Expliquemos este término:
+ El conjunto de todos los hablantes de una lengua (como complejo
geolectal) en un momento y en un territorio determinados forman una comunidad
lingüística; así, todos los hablantes de francés, tanto de Francia como de sus
antiguas colonias, componen la comunidad lingüística francófona.
+ Ahora bien, cada comunidad lingüística se compone de multitud de
comunidades de habla, entendiendo que la comunidad de habla está formada por

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un conjunto de hablantes que comparten una lengua, pero también un conjunto de
actitudes lingüísticas, reglas de uso y criterios para valorar socialmente las formas
específicas de hablar de su comunidad. Los miembros de una comunidad de habla
son capaces de reconocerse entre sí y generalmente conocen el perfil de la
conducta lingüística que los caracteriza: juzgan, valoran e interpretan de forma
semejante las variables que permiten diferenciar socialmente a sus hablantes.
Los límites de una comunidad pueden ser locales, regionales, nacionales o
incluso supranacionales. Desde este punto de vista, los anglófonos de Londres y de
Gibraltar, por ejemplo, pertenecen a una misma comunidad lingüística, pero a
comunidades de habla diferentes (y dentro de alguna de estas ciudades podríamos
establecer diferentes comunidades de habla). Por otro lado, las comunidades
negras de Norteamérica, aunque dispersas territorialmente, podrían constituir una
comunidad lingüística, por la semejanza de su lengua, y también una comunidad de
habla 5.
Por último, hay fenómenos que pueden interpretarse tanto desde la
perspectiva del geolecto y sociolecto. Por ejemplo, el yeísmo (inexistencia del
sonido palatal líquido [ʎ], frente a la distinción entre [ʎ]/ [ʝ], ll y y en la grafía) y el
laísmo (A María, la dije todo eso) son rasgos dialectales del ‘español septentrional’
o ‘español castellano’ hablado por ejemplo en Madrid. Sin embargo, el yeísmo es un
uso perteneciente a la lengua culta, pero el laísmo se considera un vulgarismo.

4. Las variedades diafásicas o de registro


Observemos ahora que los individuos que integran un mismo grupo social, e
incluso una misma persona, no hablan siempre igual. Modificamos nuestra forma
de hablar según cuáles sean el contexto y la situación en la que se produce el acto
de comunicación, de modo que no hablamos igual con nuestra familia o con
nuestros amigos que en un contexto profesional o en un acto institucional. Para
cada una de esas situaciones elegimos un registro de habla diferente.
El registro (denominado estilo por algunos autores, o variedad funcional) es
el conjunto de usos lingüísticos que se definen en función de una situación y un
contexto comunicativo. Siguiendo la división propuesta por Briz (1996), se
distinguen dos tipos de registros el formal y el coloquial (denominado por otros
autores de modos diversos: informal, familiar), entendidos como extremos de un
continuum de registros intermedios posibles.
Los parámetros contextuales (recuerda que el contexto es un constructo
interno) que son centrales en la selección de registro son: la situación (el tiempo y
lugar en que se produce el acto comunicativo: por ejemplo, en el bar, en la
Universidad, en la iglesia), los participantes (el número de personas que participan
en una interacción lingüística, su género, y las relaciones o distancia social entre
ellas), y el tema tratado (fijaos, por ejemplo, en el diferente estilo empleado en los
telediarios en la parte dedicada a los deportes y en las secciones dedicadas a
economía o política). El estilo coloquial se usa cuando hay una relación de igualdad
entre los interlocutores, una relación vivencial de proximidad, cuando se da un
marco discursivo familiar y la temática es no especializada. Se usa, en resumen, de
forma prototípica, en la conversación no preparada, que se da en un marco de
interacción entre iguales que comparten experiencias comunes y en la que se habla

5 Más información: https://en.wikipedia.org/wiki/African_American_Vernacular_English.

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de temas cotidianos.

 Características del estilo coloquial (en relación al español castellano) 6:

+ Desde el punto de vista fónico, el nivel coloquial se caracteriza por:


-función expresiva de la entonación (ironía, sorpresa, enfado…)
-alargamientos fónicos: bueeeeno
-fenómenos de aspiración y asimilación fonética, y de pérdida de sonidos: e stoy cansao.

+ Nivel morfosintáctico:
-Organización del discurso basada en la coordinación y en la parataxis.
-Presencia de elementos que tienen función fática: ¿entiendes? ¿sabes?
-Intensificadores: super, requeté, la de veces que; repetición de términos: Es que es tonto,
tonto.
-Abundancia de dislocaciones a la derecha y a la izquierda: Y al pueblo, ¿cuándo dices que
vas a ir?; Pues no lo he visto hoy, a Juan; Topicalizaciones: La gripe, este es un tema muy
serio.
-Otros: “tú generalizador”: Cuando tú dices… (En vez de: Cuando se dice…)
-Relativas reasuntivas: El chico que lo vimos ayer en el metro (frente a: El chico al que vimos
ayer en el metro)

ESTOS RASGOS NO DEBEN LLEGAR NUNCA AL REGISTRO FORMAL ESCRITO: La


interculturalidad, los maestros tienen que preocuparse mucho por este tema; Los
alumnos, el profesor tiene que potenciar su capacidad en todos los aspectos; Cuando
tienes un alumno con un trastorno en tu aula,…

+ Nivel léxico-semántico:
- El léxico coloquial está constituido por un conjunto restringido del léxico común. Este uso
restringido tiene como contrapartida el aumento de la capacidad significativa de algunas
de esas palabras, lo que lleva a la polisemia o a su empleo genérico:
* Existen palabras (verba omnibus) que tienen una gran extensión significativa: tener,
haber, hacer, cosa, así, etc.
* Empleo de expresiones intensificadoras: a) lexemas (horrible, montón, barbaridades,...),
b) exclamaciones (¡claro!, ¡hombre! ¡coño!, ¡buenoo!; c) interrogaciones exclamativas o
retóricas: ¿Tú has visto qué cosas está diciendo? | ¿Qué dices? / ¿Qué me estás contando?
* Uso de frases y expresiones metafóricas: No ve tres en un burro | Es un gallina, etc.
- A veces la palabra se ve suplida por el contexto situacional, por recursos entonativos,
gestos, etc.
- Uso de léxico argótico: enrollarse (‘mantener relaciones amorosas’), talego (‘cárcel’),

No hay que confundir sociolecto con registro: no debe confundirse la noción


sociolectal de vulgar con la noción diafásica de coloquial. La primera noción hace
referencia a las características lingüísticas del habla de un individuo derivadas de
su nivel de instrucción/clase social y refiere a usos no aceptados, valorados
socialmente de forma negativa y en muchos casos incorrectos. La segunda hace
referencia a usos socialmente aceptados en situaciones cotidianas de
comunicación, correctos y no vinculados a ningún grupo social concreto. Por
ejemplo, a tutiplén es una locución coloquial, no vulgar. La forma con –r final del
imperativo es vulgar: ¡Salir de aquí ahora mismo!

6 Extraídas de Briz (1996); puedes consultar esa obra para ampliar este tema si te interesa.

11
5. La variedad estándar. La norma 7
5.1. La definición de la variedad estándar

Hasta aquí hemos visto que lo que denominamos español es en realidad un


complejo geolectal, sociolectal y de registros. El hecho de que digamos que el
español es una lengua deriva de que los hablantes de esas distintas variedades que
hemos descrito reconocemos la existencia de una variedad estándar común
(aunque matizaremos esto más abajo) a todas esas variedades y que se usa como
instrumento de intercambio lingüístico.
La variedad estándar de una lengua puede ser bien una de las variedades
geográficas o sociolectales de esa lengua o bien ser una koiné o supradialecto
distinto de ellas. En el caso del español, el español estándar es un supradialecto,
que se entiende como multiareal, esto quiere decir que puede haber normas o
estándares dentro de una misma lengua para áreas geográficas diferentes. Esto es
lo que sucede con el español americano y español europeo, que poseen normas y
variedad estándar parcialmente diferentes: la norma es policéntrica. Existen
además instituciones (Las Reales Academias, entre otras) encargadas de reflejar y
difundir las características de esa variedad estándar mediante la creación de un
corpus normativo (gramática normativa, ortografía normativa). No siempre
existen entidades de carácter oficial encargadas de definir explícitamente un
modelo de norma, lo que no significa que no se pueda acotar (aunque sea de modo
implícito) desde otras instituciones: medios de comunicación, grupos editoriales,
diccionarios, etc.

Según Lewandoski (1982: 201, apud Demonte 2003: 2), el dialecto estándar es:

La lengua de intercambio de una comunidad lingüística, legitimada e institucionalizada


históricamente, con carácter suprarregional, que está por encima de la(s) lengua(s)
coloquial(es) y los dialectos y es normalizada 8 y transmitida de acuerdo con las normas del
uso oral y escrito. Al ser el medio de intercomprensión más amplio y extendido, la [lengua
estándar] se transmite en las escuelas y favorece el ascenso social; frente a los dialectos y
sociolectos, [es] el medio de comunicación más abstracto y de mayor extensión social.

[Es una] variedad convencionalmente superpuesta […] al conjunto de variedades


geográficas, sociales y estilísticas de una lengua. [Es un supradialecto:] en realidad nadie
[…] habla cabalmente la lengua estándar en ningún momento. Resulta ser por lo tanto un
ideal de lengua.

¿Cuáles son sus características 9?

La variedad estándar española es un dialecto construido con un vocabulario y


construcciones sintácticas no específicos, en donde los acentos no se manifiestan de forma
llamativa, aunque persisten rasgos, particularmente fonéticos y prosódicos, que

7
Los contenidos de este apartado están tomados de Demonte (2003).
8 Se entiende por normalización lingüística todo proceso que ponga las condiciones necesarias
para que una lengua sea usada en todos los ámbitos y para todas las funciones en una determinada
comunidad lingüística, y en el territorio que le es propio. La normalización es una tarea institucional
que exige un grado elevado de soberanía política de la comunidad lingüística implicada (Cassany
[2008]: 667).
9 Los párrafos que se recogen a continuación están tomados de Demonte (2003: § 3.2.).

12
identifican la zona geográfica a la que pertenece el hablante. Los hablantes utilizan esa
variedad en la escritura, en la enseñanza del español como lengua extranjera, en
situaciones formales y en la interacción con usuarios de otras variedades de español.
En este sentido, el caso español sigue la regla según la cual un estándar es una
koiné, una variedad común a un conjunto de dialectos, donde se elimina aquello que sea
demasiado peculiar, particularmente en el terreno de la pronunciación, y se buscan formas
léxicas y morfológicas transparentes y de consenso.
El estándar español actual es multiareal y configura un modelo regido por un
principio de coherencia o complementariedad (Corbeil 1983) y no de dominio de un
dialecto sobre otros. Es no obstante culturalmente más coactivo que el de otros países (los
EE. UU., por ejemplo) porque la noción de norma y corrección tienen un papel decisivo en
nuestra cultura social. Los hablantes aspiran a tener modelos lingüísticos y los enseñantes
tienen conciencia implícita o explícita de esa norma.
¿Cuáles son los principios generales que regulan la formación de ese supradialecto
que incluye tanto al español de la Argentina, como al de Valladolid, al de las dos
Guadalajaras o al de Caracas?
En primer lugar, es una variante en la que la distancia entre la lengua hablada y la
lengua escrita se reduce en lo posible: quien habla bien habla como escribe y pronuncia de
la manera más cercana a la escritura.
En lo que toca a la pronunciación, en el consenso fonológico del español parecen
estar actuando varias fuerzas reguladoras. En el español en su conjunto no se plantea ya
—como habría sucedido hace unos años— la opción entre el español de Castilla y su zona
de influencia y el español meridional y latinoamericano. Ni España pretende ser “norte
regulador” ni surgen voces reivindicando un idioma de los argentinos o de los mexicanos.
El mestizaje es la norma. No obstante, si se toman como referencia los periodistas
radiofónicos y los presentadores de TV en los dos continentes, en el español europeo la
pronunciación más escogida en estos medios parece ser la central-norteña […] y en el
español americano la que da un acento intermedio que atenúa —pero no elimina— los
rasgos muy particulares de una determinada región (la velarización de las nasales, la
reducción vocálica, el exceso de aspiraciones, acaso). En España, como es sabido, hay un
cambio evidente de actitud frente a la variedad andaluza, giro este que se relaciona
directamente con los 14 años de gobierno de políticos socialistas con acento andaluz. En
ese mismo espíritu de complementariedad, se extiende cada vez más —sobre todo en los
círculos académicos— la aceptación de pronunciaciones alternativas como elementos que
forman parte de una lengua estándar común. Me refiero a la aceptación del seseo
americano, andaluz y canario, o a la consideración de y / ll como elementos del mismo
rango. Se consideran también comunes ciertas formas debilitadas de algunos de los
procesos fonológicos que delimitan dialectos geográficos muy diferenciados: ciertas
aspiraciones de la -s, […], etc.
Este supradialecto, a la vez que elimina rasgos fonéticos y morfológicos específicos,
amplía y negocia el caudal léxico. […] [S]i la globalización es el patrón de desarrollo
político y económico dominante en el mundo actual, es natural que exista una
globalización lingüística y que la tendencia a la homogeneización contribuya a la mejor
delineación de un léxico estándar estable y bien definido.”

5.2. La variedad estándar y la escuela

Desde el punto de vista de la enseñanza, la escuela es uno de los canales de


transmisión de la lengua en su variedad estándar. La escuela debe permitir a los
alumnos la adquisición de la variedad estándar y también debe ofrecer a los
alumnos criterios de selección de la variedad lingüística que es adecuada a cada
situación comunicativa. Además, la escuela es lugar privilegiado para trabajar de
forma explícita la identidad lingüística, la valoración del multilingüismo y los

13
estereotipos lingüísticos. Es muy importante que transmita actitudes de lealtad y
de respeto e interés hacia la propia variedad y a la de los demás hablantes.
Volveremos a esta segunda cuestión más adelante.
Los maestros tienen un doble rol en cuanto a la enseñanza de la lengua. Por
una parte, su propia habla es un modelo a imitar; por otra, son transmisores de
lengua como materia de enseñanza.
1. Como modelo de lengua, los maestros deben usar en el aula una variedad de
español que se considere correcta o normativa (esto es, la variedad estándar), y que
le sirva al niño como modelo de lo que se considera 'hablar bien', esto es, como
modelo para imitar, dentro del registro que sea adecuado. Como ya hemos
señalado, dentro de la variación existente en toda lengua, algunos usos están bien
considerados, tienen una valoración positiva, mientras que otros están cargados de
valores negativos, están estigmatizados lingüísticamente. El maestro tiene que ser
consciente de su propia variedad lingüística, e intentar que esta se adecue lo
máximamente posible al estándar normativo con el que los aprendientes estarán
menos familiarizados. Dado que el profesor constituye el modelo lingüístico, tiene
que emplear formas lingüísticas que socialmente se valoran de forma positiva,
dado que el alumno va a imitarlo, p.ej.: No decir fuistes, o ¡callar! o La gusta en
clase.
2. Como transmisor de la lengua como materia de enseñanza, el maestro igualmente
deberá trasmitir el estándar, ajustando el registro a la situación de comunicación.
El maestro debe ser consciente de qué usos dialectales de sus alumnos no
pertenecen a la norma culta y hacer conscientes a sus alumnos de ellos. Además, el
maestro debe dar libertad a empleos que no están en su norma lingüística, pero
son aceptables en la norma culta de otras variedades. P. ej.: no corregir a un
alumno ecuatoriano que dice nomás, o a un alumno andaluz que aspira la –s.

6. Lenguas de España. Dialectos del español 10

Se ofrecen a continuación unas breves notas sobre las lenguas de España y los
dialectos del español, un tema que ya se ha trabajado (o debiera haberse tratado)
en los estudios secundarios. En la bibliografía hay diversas referencias que pueden
usarse para ampliar estas informaciones.

LENGUAS DE ESPAÑA

• No incluiremos en esta descripción las lenguas no autóctonas, habladas por


inmigrantes llegados a España en distintas épocas, con diversa intensidad y
extensión territorial, entre las que podríamos citar distintas variedades de árabe

10 “Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se
habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos castellano y español. El
término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo
unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la
denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun
siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse
al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español
que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando
se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus
respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco” [Artículo “español” del
Diccionario Panhispánico de Dudas, de la RAE: http://lema.rae.es/dpd/]

14
y de chino, el alemán (con mucha fuerza en las Baleares o en Canarias), etc.
• No hablaremos de variedades presentes desde hace mucho tiempo en España,
pero que no tienen una zona geográfica bien definida, como sucede con el caló, la
variedad ibérica del romaní, hablado en España por entre 65 – 170.000 gitanos.
• Excluiremos también las lenguas de signos catalana, española y valenciana.
• No nos detendremos, por su compleja situación lingüística, en las variedades
habladas en Ceuta y Melilla, entre las que cabría mencionar el árabe dialectal
marroquí, el rifeño (Tamazight Tarifit, lengua bereber) y la haquetía (dialecto del
judeoespañol hablado por los sefardíes).

CASTELLANO / ESPAÑOL:
En toda España. Es oficial en todo el territorio.
Dialectos: Variedades septentrionales y variedades meridionales (extremeño,
murciano, andaluz, canario).

GALLEGO:
Lengua co-oficial en Galicia. Se habla también en la zona más occidental de
Asturias, León y Zamora 11. La entidad que fija el estándar es la Real Academia
Galega (http://academia.gal). Los últimos datos estiman que el 40% de la
población de Galicia tiene el gallego como lengua habitual (grosso modo, 1.100.000
personas), mientras que el 35% alterna castellano y gallego con regularidad.

ASTURIANO / ASTURLEONÉS:
Hablado fundamentalmente en Asturias, donde tiene una relativa protección oficial
(aunque no estatuto de co-oficialidad) y un órgano regulador de la normativa, la
Academia de la Llingua Asturiana (www.academiadelallingua.com). Podría
hablarse de unos 100.000 hablantes regulares en Asturias y unos pocos miles en
Cantabria, León y Zamora, aunque el número de los hablantes ocasionales y
pasivos (que entienden la lengua) puede rondar el medio millón de personas. Se
habla en Portugal bajo el nombre de mirandés.
+Información adicional:
- Spot para la matriculación en asturiano en la educación primaria:
https://www.youtube.com/watch?v=gkEHcZAxx1Y
- Proyecto didáctico El cantar del vasu: https://www.youtube.com/watch?v=9hotzDv7ejA
- El testimonio de una maestra: https://www.youtube.com/watch?v=bOA4UfajAnY
- Asina falamos [leonés]: https://www.youtube.com/watch?v=oOqPbGMMobE

PORTUGUÉS:
Existen distintos enclaves de habla portuguesa a lo largo de la frontera con España:
La Alamedilla (Salamanca), Cedillo y franja de Alcántara (Extremadura), Val do
Ellas (Cáceres) 12. Su procedencia es muy variada: movimientos de frontera en la
Edad Media, repoblaciones, migraciones o conquista militar, como el caso de
Olivenza, arrebatada por España a Portugal a comienzos del s. XIX. Son pocos miles
los hablantes, y muy envejecidos.

11
Algún ejemplo: https://www.youtube.com/watch?v=ukAO4Xf9vyg (sobre todo a partir del min. 3) y
https://www.youtube.com/watch?v=nZvGLsbGeRY (no se oye muy bien).
12 Su origen es discutido. Un reportaje: La fala, una lengua atrapada en el tiempo:

https://www.youtube.com/watch?v=TGIVhHJ6e8U

15
+Información adicional:
- Comando Actualidad “Un pie en España y otro en Portugal”:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/comando-actualidad/comando-frontera-
portugal/884815/

VASCO / EUSKERA:
Hablado en el País Vasco (España y Francia) y en Navarra. En el País Vasco español
es lengua co-oficial, y también en la parte norte de Navarra. En Francia no tiene
protección oficial. Lo hablan habitualmente unas 700.000 personas (si contamos a
los hablantes pasivos, la cifra llega a las 1.100.000 personas). La institución
responsable de la codificación normativa es la Real Academia de la Lengua Vasca
(Euskaltzaindia).

ARAGONÉS:
Hablado en la parte norte de Aragón por unas 10.000 personas (50.000 según las
cifras más optimistas). No existe un acuerdo ortográfico, hay varias tendencias.
+Información adicional:
- Mitos y verdades del aragonés: https://www.youtube.com/watch?v=so3GMwioRGs
- Proyecto para que el aragonés sea lengua vehicular en Primaria e Infantil (diario El Mundo,
3/11/2015):
http://www.elmundo.es/espana/2015/11/03/5638f3d322601da3658b45d7.html

CATALÁN:
Además de en Cataluña [lengua habitual de la mitad de la población, 3.800.000
personas], se habla en buena parte del País Valenciano (donde recibe el nombre de
valenciano) [lengua habitual del 25% de la población, 1.200.000 personas], en las
Islas Baleares [lengua habitual de la mitad de la población, 550.000 personas], en
el extremo oriental de Aragón (franja) [30-50.000 hablantes] y en algunos puntos
de Murcia [500 personas]. En este último lugar no tiene reconocimiento oficial, y
en Aragón tiene un estatuto precario. Fuera de España, se habla en Andorra (donde
es lengua oficial), en el Rosellón francés y en la ciudad sarda de L’Alguer [l’Alghero,
en italiano].
+Información adicional:
Catalán vs. valenciano:
https://es.wikipedia.org/wiki/Conflicto_ling%C3%BC%C3%ADstico_valenciano

ARANÉS:
Variedad de la lengua occitana que hablada en el Valle de Arán (Lérida). Es lengua
materna de un tercio de la población (unas 3.000 personas). Es lengua oficial en
toda Cataluña y variedad de uso preferente para las entidades oficiales aranesas.
+Información adicional:
- Una escola aranesa: https://www.youtube.com/watch?v=SC6WwXkIH14
- Teatro de conciencia en aranés: https://www.youtube.com/watch?v=Ek4BoRuL3eI

Para completar este apartado, consulta:


Moreno Cabrera, Juan Carlos (2016a): “Lenguas de España”, en J. Gutiérrez Rexach (ed.),
Enciclopedia de Lingüística Hispánica, vol. 2, Londres y NY: Routledge, 697-787.
(Contiene muestras de textos en las distintas lenguas)

16
MAPAS
(NOTA: Fíjate en que las fronteras lingüísticas coinciden solo parcialmente con las administrativas)

[adaptado de F. Fernández Rei / A. Santamarina, Estudios de sociolingüística románica (1999)].

17
VARIEDADES DEL ESPAÑOL

Siguiendo la clasificación de Francisco Moreno Fernández, y Jaime Otero Roth


(2007) y de RAE-ASALE (2009), asumimos la siguiente división del español en
grandes áreas dialectales.
Dentro de España se distingue el español septentrional y el español
meridional:

En América se distingues las siguientes grandes áreas dialectales:

+Área caribeña: representada por los usos lingüísticos de San Juan de Puerto Rico,
La Habana o Santo Domingo
+Área mexicana y centroamericana, representada por los usos de la ciudad de
México y de otras ciudades y territorios significativos
+Área de América del Sur:
-área andina, representada por los usos de Bogotá, La Paz o Lima
-área rioplatense y del Chaco, representada por los usos de Buenos Aires, de
Montevideo o de Asunción
-área chilena, representada por los usos de Santiago

En la página de la asignatura tienes documentos que explican las principales


características lingüísticas de estas variedades de español. También puedes
consultar los capítulos dedicados a variedades dialectales de la Enciclopedia de
Lingüística Hispánica (J. Gutiérrez Rexach, ed.). Sobre el español peninsular:
Fernández-Ordóñez (2016). Sobre las variedades americanas: Rivera Castillo
(2016), Ortiz López (2016), Palacios (2016), Orozco y Díaz-Campos (2016),
Escobar (2016), Lipski (2016), Parodi (2016). Sobre el judeoespañol puedes
consultar Romero (2016).

18
7. Lenguas en contacto

El contacto entre lenguas es un fenómeno casi tan antiguo como la humanidad. Así
pues, considerar el monolingüismo como regla general y el bilingüismo y el
multilingüismo como lo excepcional no responde a la realidad. De hecho,
prácticamente no hay ningún país en el que sólo se hable una lengua (aunque sí
estados que sólo tienen una lengua oficial). 13
En situaciones de coexistencia de lenguas, existen individuos bilingües, que
son aquellos que tienen la capacidad de expresarse en las dos lenguas de la
comunidad. La etiqueta de bilingüismo es individual. Para definir la situación en la
sociedad hay que introducir nuevos conceptos.
Cuando coexisten dos o más lenguas en el seno de una comunidad,
generalmente no lo hacen en pie de igualdad (en cuyo caso estaríamos ante una
situación de bilingüismo social perfecto 14), sino que existe una diferencia de
estatus y de prestigio que suele manifiestarse en los usos individuales, en la
elección personal entre una lengua u otra. Ferguson (1921-1998) acuñó en 1959 15
el concepto diglosia. Fishman modificó en 1967 la definición inicial de modo que
este término se usa hoy para definir aquella situación estable entre dos variedades
lingüísticas, que se sitúan en una distribución funcional de usos, con una variedad
alta (A) y una variedad baja (B) (aunque también poliglosia, multiglosia,... cuando
están implicadas más variedades).
- B se aprende como lengua materna, A en las escuelas.
- B se usa en las conversaciones personales y familiares, mientras que A es la
propia de la enseñanza superior, de los periódicos, etc. En suma, A es considerada
una variedad prestigiosa, mientras que B no lo es.
-A está normalizada y cuenta con una importante tradición escrita, frente a B.
Algunos sociolingüistas catalanes, occitanos y del ámbito francófono (Aracil,
Ninyoles, Calvet, etc.) insistieron en que la diglosia implica la existencia de una
lucha en la sociedad. No se trata de una coexistencia pacífica, sino que los
diferentes grupos de hablantes pugnan entre sí por una mejor situación para sus
lenguas (esto es, que sea más usada, especialmente en los ámbitos más
prestigiosos: administración, enseñanza, medios de comunicación). Los hablantes
buscan prestigio, pero, sobre todo, poder.
Recientemente, el lingüista italiano Gaetano Berruto propuso la creación de
una nueva etiqueta, la dilalía. El esquema de la diglosia contemplaba un reparto
más o menos delimitado en que a A le correspondían unos usos formales (escuela,
escrita, conversación formal, etc.) y para B quedaban los informales (conversación
familiar). Sin embargo, esa no es la situación habitual en muchos dominios
lingüísticos, pues los usos y ámbitos están mezclados: por un lado, A, que antes era

13
La situación de contacto de lenguas además tiene un papel importante en la evolución de las lenguas,
ya que facilita cambios lingüísticos:
- transferencias como por ejemplo, préstamos léxicos.
- alternancia de códigos: utilización alternada de dos lenguas en un mismo discurso o en una misma
conversación
- y, por último, los resultados más drásticos se producen cuando del propio contacto se producen
nuevas variedades de lenguas distintas (pidgins) que dan lugar a nuevas lenguas (criollos).
14
Si quieres profundizar en la diferencia entre bilingüismo individual y social, consulta Montrul (2016).
15
En “Diglossia”, Word 15, pp. 325–340. Más información sobre Ferguson:
https://en.wikipedia.org/wiki/Charles_A._Ferguson

19
sólo lengua aprendida en la escuela, pasó a ser adquirida como lengua materna por
miembros de la sociedad, que la emplean en sus conversaciones familiares y
cotidianas (ámbito típico de B) 16. Por otro lado, los avances políticos y legales
permiten que la variedad B esté presente y se use en ámbitos que hasta entonces le
eran vedados (p.ej. el uso en la administración); esto suele acontecer en aquellas
regiones que tienen legislación específica para las minorías lingüísticas (Galicia,
Cataluña,...), B sigue siendo la lengua menos considerada, pero disfruta de ciertos
privilegios.

Lecturas adicionales:
+ Capítulo 9 (págs. 277-303) “La lengua en la sociedad” de Escandell et al. (2009): El
lenguaje humano. Madrid: Ramón Areces.
+ Capítulo 8.3 “Sociolingüística” de Cassany et al. (1994) [2008].
+ Moreno Cabrera (2000, 2016b), citados en la bibliografía. Especialmente: Moreno
Cabrera (2016b: cap. 7 “Monolingüismo y multilingüismo en España”).

8. Actitudes lingüísticas

Las aulas son un espejo del mundo al que pertenecen quienes las habitan, por lo
que en ellas también se reflejan diversas cuestiones lingüísticas que están vivas en
la sociedad, y que a veces dan lugar a conflictos derivados de:
- Contacto de lenguas en el aula (que a menudo está asociado también al contacto
de culturas, especialmente cuando se trata de familias lingüísticas diferentes).
- Coexistencia de variantes geográficas de una misma lengua en el aula.
- Coexistencia de dos o más lenguas con distinto estatus sociolingüístico (diglosia,
dilalía, etc.).

El aula, además, es un lugar donde se pueden detectar prejuicios lingüísticos (“Los


andaluces hablan mal”) así como ideologías que implican lo lingüístico (rechazo al
catalán en el centro peninsular, por ejemplo), etc.
El maestro, por tanto, tiene que conocer cuáles son las situaciones
lingüísticas existentes en su entorno y dominar estrategias para enfrentarse a los
posibles conflictos que pueden surgir en el ejercicio de su labor profesional. La
comprensión y el análisis de la situación lingüística que nos rodea deben tener
como objetivo la orientación de conductas lingüísticas y la creación de
determinados hábitos y actitudes.
Las actitudes 17 se configuran en gran medida a partir de la información que
se tiene sobre una determinada cuestión. Una idea crucial que hay que transmitir
es que no hay ningún criterio lingüístico que haga que una lengua o variedad
(geográfica o sociolectal) sea más válida o ‘mejor’ que otra. Los niños deben
entender que su lengua no es “la” lengua y que los demás no hablan de una manera

16 Hasta no hace tanto, en Cataluña o Galicia era muy reducido el porcentaje de personas que
adquiría el castellano como lengua materna, sólo en clases altas y en familias recién llegadas. Hoy
en día es normalísima la adquisición del castellano en el ámbito familiar.
17 Las actitudes son las predisposiciones a actuar de un modo determinado en una situación y

contexto concreto. Están determinadas por componentes ideológicos y éticos (valores),


emocionales (aceptación, rechazo) y cognitivos (conocimientos, creencias), y se van configurando y
modelando a lo largo de las experiencias individuales.

20
extraña sino solo de una manera diferente. Se ha de comprender que la diversidad
lingüística es natural y se debe fomentar el respeto hacia todas las variedades,
detectando y corrigiendo si es necesario los prejuicios lingüísticos que los alumnos
puedan tener. Un prejuicio lingüístico es el resultado de una valoración emotiva
negativa sobre un hecho del que se tiene información escasa o errónea; por
ejemplo:
- “los andaluces hablan mal porque se comen muchos sonidos”
- “el mejor castellano es el de Salamanca”
- “el vasco es muy difícil de aprender”
Junto al trabajo sobre actitudes lingüísticas, la escolarización debe fomentar
el interés por conocer otras lenguas y transmitir estrategias para comprender los
dialectos ajenos al propio. Y todo ello para que los alumnos puedan aumentar y
diversificar sus posibilidades de interacción social. El alumno más preparado
lingüísticamente es el que puede hablar y escribir en su variedad dialectal propia y
en el estándar correspondiente, con varios registros, y también el que puede
comprender otras variedades distintas a la suya.
A nivel práctico esto se traduce en llevar la diversidad al aula.

Las actitudes y normas de uso lingüístico que la escuela debe fomentar son las
siguientes [Cassany et al. 1994: 478-9]:

I. lnterlingüísticas (entre lenguas diversas)

ACTITUDES
1. Concepción de cualquier lengua como vehículo de comunicación válido para todos los
ámbitos y usos sociales.
2. Valoración equitativa de todas las lenguas.
3. Concepción de la lengua como patrimonio colectivo (interpretación del mundo,
identidad, cohesión cultural, etc.) de una determinada comunidad lingüística.
4. Actitud receptiva hacia el aprendizaje de otras lenguas.

NORMAS DE USO
5. Uso de la lengua propia del territorio como vehículo de comunicación en todos los
ámbitos y usos sociales dentro de la comunidad lingüística y en todo su ámbito geográfico.
6. Uso de otras lenguas como recurso de intercomprensión en las comunicaciones externas
a la propia comunidad lingüística.

II. lntralingüísticas (entre variedades y registros de una lengua)

ACTITUDES
7. Aceptación y valoración de la variedad dialectal propia.
8. Valoración equitativa de las variedades dialectales no propias.
9. Concepción del estándar como marco de referencia y modelo lingüístico interdialectal y
de prestigio.
10. Aceptación del uso de diferentes soluciones lingüísticas según el registro adecuado a
cada situación comunicativa.
11. Actitud receptiva hacia la mejora del dominio de la lengua y ampliación del propio
abanico de registros.

NORMAS DE USO
12. Uso adecuado de la variedad dialectal propia o del estándar según la situación
comunicativa.

21
13. Uso adecuado de los registros según la situación comunicativa. Uso de soluciones
lingüísticas distintas según la variedad ‒propia o estándar‒ y el registro escogidos.

El término actitud lingüística no debe confundirse con el de política lingüística.


Según García (2016), política lingüística son aquellas acciones normativas
realizadas por los gobiernos o instituciones estatales encaminadas a planificar la
estandarización de la lengua (lograr que la lengua tenga una variedad estándar
normalizada y común en un territorio), su grafización (desarrollar un sistema de
escritura estable) y su modernización (acuñar nuevas palabras para que la lengua
resulte útil en distintos contextos). Además, se encarga también de planificar
consicentemente la modificación del prestigio de la lengua.

Si quieres ampliar el tema de la política lingüística en contextos de planificación


bilingüe puedes consultar el libro de Lorenzo, Trujillo y Vez (2011).

9. Ahondando en los sociolectos ¿Existen los generolectos


femenino y masculino?
En esta parte del tema, vamos a ahondar en la noción de sociolecto. Nos
ocuparemos de las diferencias lingüísticas asociadas a la variable social sexo
masculino/femenino. En concreto, nos preguntaremos ¿Existen diferencias entre
los discursos de hombres y mujeres (en el plano fónico, morfosintáctico, léxico y
conversacional)? Dicho de otro modo, ¿existe un sociolecto femenino/masculino
(generolecto - genderlect)? Si existe, ¿qué lo caracteriza? Y ¿cuál es su origen? 18

9.1. Los rasgos de la lengua de las mujeres

Robin Lakoff (1975 y 1982) propuso la existencia de un conjunto de rasgos


lingüísticos que aparecerían con mayor frecuencia en el habla de las mujeres.

A) Rasgos, fónicos y léxicos:


-Plano fónico: Por lo que se refiere a las diferencias en la entonación y en la
variedad de tonos empleados, Lakoff observa mayor variedad de patrones de
entonación en el habla de las mujeres. En el nivel fonológico, se ha señalado en las
mujeres un comportamiento más apegado a la norma (por ejemplo, en dialectos
que aspiran la -s, las mujeres presentarían un grado de aspiración menor). Según
algunos autores, este hecho se debe a que la mujer ha sido tradicionalmente la
encargada de educar a los hijos y por ello han sido más conscientes respecto a las
formas lingüísticas de prestigio que ellas prefieren que sus hijos adquieran.
Además, debido a que en la mayoría de sociedades las mujeres han ocupado
lugares de menor jerarquía, su posición ha obligado a la mujer a reforzar su
estatuto mediante la lengua y su uso cuidado y correcto.

-Plano léxico: En lo relativo al vocabulario, Lakoff señala algunas particularidades


en las elecciones léxicas y en la frecuencia de aparición de algunos términos

18 El término sexo designa la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son
masculinos o femeninos. El término género alude a una categoría sociocultural. Los contenidos de
esta sección están tomados fundamentalmente de Martín Rojo, Luisa (1996): “Lenguaje y género.
Descripción y explicación de la diferencia”, Signos. Teoría y práctica de la educación, págs. 6-17.

22
(distinciones léxicas en campos específicos como el color, por ejemplo, términos
como magenta, malva, rosa palo, etc; profusión de adjetivos valorativos positivos
como adorable, encantador, divino, mono, etc). Lo mismo ocurriría con todos los
elementos que sirven para dar énfasis (super, hiper), y de diminutivos y
superlativos (como señala Pilar García Mouton 1999:72 faltan, no obstante,
estudios específicos serios sobre si realmente es mayor el uso femenino del
diminutivo y superlativo).

B) Rasgos discursivos:
De acuerdo con Lakoff, las mujeres utilizan giros y fórmulas de cortesía que
sustituyen a las formas imperativas (por ejemplo: “¿No te apetecería ir al cine?” o
“¿Por qué no vamos al cine?” en lugar de “Vamos al cine”). Emplean, además,
elementos que atenúan sus afirmaciones o que presentan las afirmaciones como si
fueran dudas (por ejemplo, modalizadores epistémicos, como “creo que es así”,
“quizás/ probablemente, sea así”, “yo diría que ….”, “No sé qué pensarás tú, pero a mí
me parece que…” y otras como “viene a ser como si…”). Por último, recurren, a
menudo, a preguntas como (tag questions) (“¿no te parece?”, “¿verdad?”, “¿no
crees?”) con las que tratan de asegurarse de que cuentan con la aprobación de su
interlocutor. En el nivel discursivo, Lakoff señala que las mujeres citan, con
frecuencia, las opiniones de otros individuos o grupos que corroboran y legitiman
las propias afirmaciones (citas de autoridad).
Un ejemplo: Observa el siguiente discurso de una mujer que posee un cargo de
responsabilidad en una empresa:

“yo creo que sí hay cierto aire diferente, o sea los grupos de trabajo, en los
equipos, pues se manejan mejor, parece ser que tenemos más habilidad, eso
dicen, en manejar grupos...” (tomado de Gómez et al., 1995).

En este discurso, destacan los recursos para mitigar la afirmación de que las
mujeres poseen cualidades positivas que les son propias. Junto al modalizador
epistémico “creo”, aparece otro como “parece ser que”, y “eso dicen” que sirven
para suprimir la responsabilidad de la locutora (una mujer que desempeña un
puesto de responsabilidad en una empresa). El mismo valor atenuador puede
descubrirse en la renuncia a presentar a las mujeres como agentes (“se manejan”,
en lugar de “las mujeres manejamos mejor los grupos”).

C) El comportamiento conversacional
El discurso femenino tiene carácter relacional, esto es, busca el diálogo con “el
otro”. La actitud de cooperación en la conversación (respeto de los turnos de habla,
emisiones con función fática, mmmm, claro, ¿sí?, etc.) ha sido señalada por distintos
autores como un rasgo que ocupa un lugar central en la interacción femenina
(véase, Fishman, 1978: 400).

Es importantísimo notar que estos rasgos YA pueden observarse en el aula


de Primaria, que se convierte, pues en un lugar privilegiado para trabajar la
igualdad y la coeducación, detectando y eliminando estereotipos. Consulta el
interesantísimo trabajo de Mamajón (2014).
´

23
9.2. Interpretación de los rasgos caracterizadores del habla de las mujeres

¿Cómo se interpretan esos rasgos propios del habla femenina? Para algunos
autores esos rasgos deben interpretarse como ligados a la “imposibilidad de
expresar poder” de la mujer; para otros, esos rasgos en realidad expresarían la
“cortesía y consideración hacia el oyente” que impregna todo el discurso femenino.
Veamos esas dos opiniones:
Según Luisa Martín Rojo, muchos de los rasgos señalados, sobre todo los
rasgos descritos en (B), conforman un estereotipo de habla femenina, no son
marcadores de género o marcadores del habla femenina, esto es, no son elementos
que definen verdaderamente un sociolecto femenino. Este estereotipo niega a la
mujer la posibilidad de expresarse con fuerza y rotundidad, y favorece una
expresión ligada a la falta de criterio propio. Ya Robin Lakoff interpretó esos rasgos
de (B) de ese modo: estos rasgos serían un síntoma de la sumisión social y
lingüística de la mujer.
Así, según Luisa Martín Rojo, “los rasgos del estereotipo de habla femenina
señalan una exclusión de la mujer de la esfera de poder, no sólo porque
socialmente no puede ejercerlo, sino también porque no puede expresarlo
lingüísticamente”. Por tanto, según Martín Rojo, un fortalecimiento de la posición
social de la mujer entrañaría la atenuación, e incluso desaparición de, al menos,
una parte de estos rasgos. También Pilar García Mouton (1999) señala que rasgos
como “no dar órdenes, sino pedir o sugerir”, evitando el imperativo, “no ser
afirmativa”, “no preguntar directamente”, son rasgos del modo en que las mujeres
usan la lengua que provienen de la educación y socialización que se da a las niñas
(al igual que lo son el “hablar poco”, “hablar bien (sin palabrotas)”, “no gritar”,
etc.), aunque “con la educación, la mujer ha llegado a interiorizar estos patrones
educativos y, en muchos casos, se ha convertido en su más acérrima defensora”.
Sin embargo, los rasgos de (C) han recibido otra interpretación (que podría
también extenderse según algunos autores al resto de rasgos descritos, y muy en
especial a los de (B)). Estos rasgos conversacionales se atribuirían a otra de las
propiedades del discurso femenino: la consideración del otro. La consideración del
otro se manifiesta en el deseo de no imponerse, y respondería a un deseo de crear
y fortalecer los lazos de solidaridad grupal en detrimento de la expresión de la
independencia y criterio personal. Estos rasgos, en ese caso, obedecerían a
diferencias culturales entre hombres y mujeres.
Según esa diferencia “cultural”, los chicos usan la lengua para crear y
mantener sus jerarquías de dominio; las chicas, en cambio, crean vínculos
horizontales a través de sus palabras y negocian las alianzas y el intercambio.
Tannen (1986, capítulo 8), sugiere que los hombres y mujeres adultos, durante las
conversaciones mixtas, no esperan lo mismo de sus interlocutores por provenir de
“subculturas” diferentes que han conformado una concepción distinta de la
conversación. La conversación mixta sería un ejemplo equivalente a la
comunicación intercultural, lo que explicaría por qué los malentendidos y los
conflictos son frecuentes. Según Maltz y Borker (1982), por ejemplo, las respuestas
mínimas (“sí, sí”, “claro, claro”, etc.) representarían para las mujeres una manera
de asegurar a su interlocutor que se le está prestando atención, mientras que los
varones las emplean, generalmente, para manifestar que están de acuerdo con su
interlocutor.
Así, para Tannen (1990), existen dos estilos conversacionales diferentes:

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1. Un estilo informativo (report talk) propio de los varones, para quienes el habla
es un medio de preservar su independencia y de negociar su estatus dentro de la
jerarquía. Entre los medios para la consecución de este objetivo y acaparar su lugar
en la conversación figurarían la exhibición de conocimientos y habilidades
individuales.
2. Un estilo relacional (rapport talk) propio de las mujeres en el que se suceden las
marcas de solidaridad. Las estrategias conversacionales se orientan, en este caso,
al establecimiento de conexiones y a la negociación de la relación. El énfasis recae
en la exhibición de similitudes y en la aportación de experiencias comparables.
Entre los medios para la consecución de este objetivo, figuran las estrategias de la
cortesía positiva, el suministro de datos privados, etc.

Ahora bien, la pregunta es ¿cuál es el factor que desencadena la aparición de estilos


y subculturas tan distintos? Las diferencias culturales no surgen de forma
espontánea. Habría que preguntarse por qué niñas y niños desarrollan valores tan
distintos. Y aquí las respuestas posibles son numerosas:

a) su diferente socialización (explicación muy arraigada hoy en el feminismo de la


igualdad)
Por ejemplo, en relación a los rasgos de (A), en concreto, al uso del diminutivo
como caracterizador del habla femenina, Pilar García Mouton señala que no
conviene olvidar que la expresión de las emociones se valora positivamente en la
mujer –mientras que tradicionalmente se ha reprimido en el hombre—y que el
diminutivo, como han señalado distintos lingüistas, cumple en la mayoría de los
casos una función afectiva.
b) su diferente esencia (argumento arraigado en el discurso sexista, pero también
en algunos desarrollos del feminismo de la diferencia)
c) la existencia de relaciones de poder entre ambos sexos que se manifiestan en la
conversación (Martín Rojo). La conversación no es una actividad en la que se dé la
igualdad de oportunidades.

West y Zimmerman (1983) comprobaron cómo en conversaciones mixtas varón-


mujer algunos varones eliminan a las mujeres del campo conversacional. Utilizan
prolongados turnos de intervención e incluso rompen el sistema de turnos, con
irrupciones constantes del discurso de su interlocutora para mantenerse en el uso
exclusivo de la palabra. Sobre la base de un análisis detallado de las
conversaciones de tres parejas heterosexuales, Fishman (1983) sostiene que se da
una desproporción en la participación femenina en las conversaciones entre
ambos sexos, en las que, gracias al empleo de mínimas respuestas estimulantes (p.
ejemplo: “mmmhmm...”), a la formulación de preguntas y a la atención prestada,
éstas ayudan a los varones a desarrollar sus temas. Los varones, en cambio, no
colaboraron, en la muestra recogida, con sus compañeras, de forma que los
intentos que ellas hacían para desarrollar sus propios temas rápidamente tendían
a quedar fuera de lugar ante la falta de respuesta de los varones. Las
interrupciones y el control de los temas señalan con claridad quién es el
participante que domina en estas parejas que reproducen un patrón similar al de
otras claramente estratificadas, como médico/ paciente, jefe/ empleado.
Martín Rojo defiende que la diferencia de objetivos y exigencias
conversacionales que se plantean ambos géneros no puede desvincularse de la

25
posición social que ocupan hombres y mujeres (los varones podrían y tendrían que
competir, mientras que las mujeres, relegadas a posiciones secundarias, quedan al
margen de la competición y desarrollan una subcultura defensiva presidida por la
solidaridad).
Los estudios sociolingüísticos recientes muestran la desaparición de
algunos de los rasgos que integraban el estereotipo de habla femenina,
especialmente el rechazo a asumir la posición de agente de las acciones y la
atenuación de las afirmaciones. Esta desaparición está en conexión con el
fortalecimiento de la posición social de la mujer, hecho que refuerza una
explicación de las diferencias lingüísticas observadas basada en las diferencias de
poder entre hombres y mujeres: si estas diferencias se equilibran, las diferencias
lingüísticas entre los géneros dejarán de perfilarse con claridad (Martín Rojo,
1995). Sin embargo, se mantienen los aspectos relacionales del discurso femenino,
especialmente la consideración del interlocutor por medio de procedimientos
diversos. El mantenimiento de este aspecto relacional puede explicarse mediante
un argumento esencialista, siempre muy controvertido, que considere “el cuidado
y la atención al otro” como un rasgo esencialmente femenino, pero puede también
explicarse como una positivación de un rasgo que fue originado en una estructura
de dominación social pero que, una vez superada dicha estructura, se convierte en
un rasgo definidor de identidad. Esta postura, vinculada al feminismo de la
diferencia (somos iguales en derechos, pero somos diferentes), se encuentra hoy
con mucha frecuencia entre mujeres que han fortalecido su posición social.

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