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Leandro E. Echavarria
Preparado para:
Diciembre 2003
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
INTRODUCCIÓN
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
GEOLOGÍA REGIONAL
Fig. 2. Columna estratigráfica simplificada del distrito de Caylloma, donde se reconocen al menos 4
ciclos volcánicos del Mioceno al Cuaternario superpuestos discordantemente.
En este marco geológico se observa que directamente sobre rocas de edad jurásica-cretácica
correspondientes al Grupo Yura, de origen marino, se deposita en discordancia una potente
secuencia volcánica. Esta secuencia volcánica está formada por lavas calco-alcalinas,
ignimbritas, tobas, rocas volcaniclásticas retrabajadas, etc., en general de composición
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Fig. 3. Imagen satélite donde se observa el Distrito de Caylloma, los lineamientos regionales
principales. Se han contorneado los afloramientos de los derrames lávicos y los domos riolíticos,
presumiblemente más modernos que la mineralización.
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NW Co. Cosana SE
10 km
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2 km
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Dichas Fallas tendrían un desplazamiento a lo largo del rumbo de tipo dextral, lo que
produciría una situación tensional en la zona de salto desde la fractura este a la oeste, dicho
lugar de tensión es donde finalmente se genera la caldera de Caylloma. También ese sitio
representaría una zona de debilidad preexistente ya que es el lugar de intersección del
corredor estructural NW-SE que contiene la mineralización del Distrito de Caylloma y las
fracturas más jóvenes de rumbo norte-sur. El movimiento dextral de las fracturas de rumbo
norte-sur, así como la forma alargada en sentido norte sur de la caldera de Caylloma
estarían en coincidencia con los esfuerzos compresivos de rumbo aproximado ENE-WSW
propuestos para la época (Mercier et al., 1992).
En el modelo aquí presentado se postula que las fracturas de rumbo noroeste son anteriores
a la caldera de Caylloma y a las fracturas norte-sur; por ello, podríamos pensar en encontrar
la continuidad del corredor estructural que contiene la mineralización de Caylloma al
sudeste de la caldera. Posiblemente, este corredor estaría representado al sudeste de la
caldera por las sedimentitas jurásicas del Grupo Yura que afloran con rumbo noroeste-
sudeste en la Loma Panteón, o estaría aún más hacia el sur, posiblemente al sudeste del
Cerro Pucará (Fig. 3).
Cabe destacar que las fracturas de rumbo noroeste y noreste están controlando la intrusión
de cuerpos volcánicos de composición riolítica y andesítica más recientes (Fig. 3), hasta
plio-pleistocenos, hecho que manifiesta la actividad de dichas fracturas hasta tiempos
recientes, debido a reactivaciones posteriores a su formación.
Las rocas más antiguas aflorando en el área son sedimentitas de edad jurásica, las que están
formadas por intercalaciones de lutitas negras y areniscas grauváquicas, en estratos
tabulares de alrededor de 40 a 60 centímetros de espesor. En superficie estas rocas se
encuentran fuertemente plegadas, desarrollando pliegues tipo kink, con flancos rectos y
charnelas agudas, en general se encuentran volcados y con planos axiales subhorizontales
(Fig 7). En subsuelo se hallan deformadas de manera mucho más suave constituyendo
pliegues amplios y abiertos como se observa en el nivel 9 de Apóstoles 2.
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En discordancia sobre las sedimentitas descritas se apoya una potente secuencia volcánica
terciara (Fig. 8), constituida por una sucesión de lavas de composición intermedia,
principalmente andesítica y volcaniclásticas de composición dacítica.
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está dada por filetes de variada coloración (rojiza y blanca), atribuida a diferencias en su
alteración. Estos cuerpos dómicos como el domo San Antonio y Trinidad no se encuentran
alterados hidrotermalmente, y su emplazamiento está relacionado a fallas de carácter
regional.
Por último, completan la secuencia derrames lávicos más modernos, posteriores a la
mineralización, posiblemente de edad plio-pleistocena que forman delgadas coladas de
composición intermedia a básica formadas por rocas porfíricas con fenocristales de
plagioclasas y piroxenos.
EDADES RADIMETRICAS
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C13: Área Caylloma este. Andesitas porfírica con fenocristales de plagioclasa zonada y
biotita hexagonal fresca. La pasta es abundante y vítrea. Las andesitas son post-
mineralización y se encuentran cubriendo a las andesitas que hacen de roca de caja
de la mineralización. Separado: Plagioclasa.
Coordenadas (PSAD 56): 193820E – 8322995N
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Los nuevos datos de dataciones Ar/39Ar han sido comparados con datos publicados
(Peterson et al., 1983, Silberman et al., 1985, McKee y Noble, 1989) e inéditos (Noble,
1981a, Noble, 1981b) de K-Ar de la mineralización y rocas volcánicas del distrito (Fig. 7).
La edad de la roca de caja de la mineralización fue obtenida a partir de la muestra 13 que
pertenece a una lava andesítica y el separado de matriz volcánica ha arrojado una edad de
20.3±0.11 Ma.
Fig. 7. Geocronología de las rocas de caja y mineralización del distrito de Caylloma. Ar/Ar denota
las muestras analizadas por ese método en el laboratorio del USGS, Denver, Colorado, USA, el
resto de las muestras han sido analizadas por el método K/Ar y han sido recopiladas de Peterson et
al. (1983), Silberman et al. (1985), McKee y Noble (1989) y Noble (1981a y 1981b)
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La edad de la mineralización fue obtenida a partir de una muestra de roca alterada extraída
en las cercanías de la veta Soledad (muestra 7) que contiene adularia de grano grueso. El
separado de adularia arrojó una edad de 18.86±0.1 Ma. Otras edades de la mineralización
de Caylloma publicadas e inéditas dan valores más jóvenes (Noble, 1981a; Silberman et al.,
1985; McKee y Noble, 1989); sin embargo, se considera que la nueva edad Ar/Ar obtenida
es la que más se acerca a la edad de emplazamiento de la mineralización de Caylloma,
siendo las otras edades más jóvenes posiblemente debido a que son datos convencionales
de K-Ar, proceso durante el cual puede ocurrir retención de argón en los feldespatos
durante la extracción de dicho gas, lo que comúnmente resulta en edades más jóvenes que
las reales.
La edad del volcanismo post mineral ha sido establecida analizando diques y domos
intruidos en la secuencia volcánica del distrito de Caylloma (muestra 6 y Fig. 7). Esas rocas
han arrojado edades entre 11.6±0.4 Ma y 12.25±0.07 Ma, evidenciando un emplazamiento
ocurrido varios millones de años con posterioridad a la mineralización y se han interpretado
como relacionados a la formación de la caldera de Chonta (Fig. 7). El evento principal de
colapso de la caldera de Chonta se ha datado en 11.4±0.4 Ma sobre la base de una edad en
una potente secuencia de ignimbritas (Peterson et al., 1983), a la que le siguen flujos y
domos de dacitas y andesitas post-colapso con edades de 11.6±0.4 y 11.3±0.3 Ma,
respectivamente (Peterson et al., 1983). Numerosos depósitos minerales han sido datados
por Peterson et al. (1983) entre los 11.7±0.5 y 10.5±0.3 Ma, y han sido interpretados como
relacionados al volcanismo que originó la caldera de Chonta (Fig. 7). El último evento
volcánico registrado en el área de Caylloma es el emplazamiento de la caldera de Caylloma
que tuvo lugar entre los 4.4±0.1 y 2.4±0.07 Ma (Noble et al., 1981b), donde se reconocen
varios episodios de efusión de ignimbritas y colapsos que están sobreimpuestos al
volcanismo del Mioceno inferior.
MINERALIZACIÓN
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ALTERACIÓN HIDROTERMAL
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En las zonas superiores del sistema la zona de cuarzo-adularia está ausente. Allí, delgados
halos de cuarzo-illita gradan hacia afuera a una zona de alteración propilítica caracterizada
por la alteración de minerales máficos a cloritas y la alteración de plagioclasas a illita. En
profundidad, la zona de alteración cuarzo-adularia se torna más importante y grada hacia
afuera a cuarzo-illita y finalmente a una alteración propilítica débil (Fig. 9).
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La alteración propilítica posee una amplia distribución que abarca casi la totalidad del
distrito y es anterior a la formación de las vetas, mientras que la alteración de cuarzo-
adularia y cuarzo-illita están íntimamente relacionadas a la mineralización y su formación
podría haber sido simultánea.
MINERALOGIA Y PARAGENESIS
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Fig. 10. A. Pirita y esfalerita rodeadas por calcopirita y pequeños granos de sulfosales de plata. B.
Galena y esfalerita con exsoluciones de pirita rodeadas por pirita.
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Fig. 11. Imagen de SEM de esfalerita reemplazada por tetrahedrita en ganga de cuarzo e illita.
Abundancia de metales a lo largo de la línea AB se muestra en los difractogramas de la derecha de
la figura.
En general, los sulfuros tempranos son de grano más gruesos, mientras que los estadios de
precipitación más jóvenes generan sulfuros de grano más fino.
Levantamientos de detalle en superficie e interior mina, principalmente en veta Bateas (Fig.
13), San Cristóbal, La Plata y Animas, han permitido identificar una compleja secuencia
paragenética (Fig. 12). Cuatro estadios principales de depositación mineral han sido
reconocidos: estadio inicial, estadio de manganeso, estadio de cuarzo y estadio final, dos de
ellos, a su vez, presentan una compleja evolución con la presencia de varios subestadios
(Fig. 12).
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Fig. 12. Estadios paragenéticos y los principales subestadios, mostrando la distribución de las
principales especies minerales presentes. El grosor de la línea está en relación a la abundancia de la
especie mineral.
Estadio inicial
Consiste en calcedonia y cuarzo de grano fino a medio con textura bandeada coloforme
difusa. En general, el bandeado está dado por una tenue variación de color que puede ser
blanco, rosado o gris. Se reconoce tamben pirita de grano fino intercrecida con el cuarzo.
Este estadio puede formar una banda delgada de hasta 15 cm junto a los hastiales de las
vetas (Fig. 13). Se reconoce en Veta Bateas y San Cristóbal, y suele estar ausente en otras
vetas.
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Fig. 13. Sección transversal veta Bateas, nivel 13A. Están representados todos los estadios
paragenéticos reconocidos, con los más jóvenes dispuestos hacia el centro de la veta.
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La ley de plata de este pulso es generalmente baja, no alcanza a 1 oz/t (M. Flores,
comunicación personal).
Estadio de manganeso
Este es el estadio más complejo, ya sea por la gran variedad de minerales que lo forman,
como por su carácter cíclico, con pulsos sucesivos de características similares. También es
el pulso más rico en sulfuros y en contenido de plata. Cable aclarar que este estadio de
manganeso involucraría a los dos primeros estadios (estadio inicial y estadio principal)
descritos por Stephan (1974).
Fig. 14. Micro fotografía. Adularia rómbica en contacto con banda de rodonita.
Nicoles paralelos.
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Helvita (?)
Cuarzo
Roca de caja
0,1 mm
0,2 mm
Fig. 15. Micro fotografía. Cristales de helvita y cuarzo rodeando clastos de roca de caja.
Nicoles paralelos.
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sentido horizontal y vertical a lo largo de todo el distrito (ver zonación mineral más
adelante).
Fig. 16. Banda de sulfuros macizos con cuarzo y escasa rodonita. Veta Bateas.
El último subestadio está formado por cuarzo, rodonita y calcita, con escasos sulfuros
ita diseminados (Fig. 17). Hacia el final del estadio de manganeso se reconoce una evolución
donde el cuarzo y la rodonita se tornan cada vez menos abundantes, mientras que la calcita
se hace más abundante (Stephan, 1974). Venillas de cuarzo y calcita del último subestadio
comúnmente se encuentran cortando a los subestadios anteriores, también clastos de
cuarzo-rodonita del primer subestadio se encuentran cementados por material del último
subestadio.
La textura del estadio de minerales de manganeso es típicamente bandeada (Fig. 15),
ita aunque también se reconocen texturas en cucarda y brechas con clastos de roca de caja o
del estadio inicial cementados principalmente por rodonita. Se reconocen venillas de
cuarzo-rodonita cortando a pulsos anteriores de la misma composición.
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Fig. 17. Estadio minerales de manganeso. Rodonita + cuarzo, escasos sulfuros. Veta Bateas.
El estadio de manganeso en veta Bateas, San Pedro, El Toro y Carolina se caracteriza por
un bandeado simétrico, mientras que en veta San Cristóbal, las brechas son más comunes.
Este estadio posee un desarrollo muy variable entre pocos centímetros a varios metros,
siendo el estadio de mena, a partir del cual la mayor parte del mineral de valor económico
es extraído, principalmente del segundo subestadio.
Microestadios
Cada uno de los subestadios del estadio de manganeso está formado por una sucesión de
bandas de pequeña escala (microestadios) que comúnmente siguen un orden de
precipitación determinado. La fig. 18 muestra un esquema de las distintas bandas que
componen un ciclo, el que se encuentra formado por 2 subciclos, cada uno de ellos
compuesto de 3 microestadios. Los microestadios forman ciclos repetitivos de pocos
milímetros a centímetros de espesor. El primer microestadio (S1) consiste en esfalerita de
grano grueso y color castaño, a la que le sigue pirita y calcopirita de grano fino. Estos
sulfuros están rodeados por un cuarzo cristalino de grano grueso que conforma el S2.
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Fig. 18. Sección esquemática de detalle y microfotografía del subestadio intermedio del
estadio de manganeso en el nivel 13A. Se representa un ciclo completo de depositación de
S1 a S6. S1a: esfalerita de grano grueso, S1b: clacopirita +tetrahedrita, S2: cuarzo de grano
grueso, S3: rodonita + sílice amorfa + rodocrosita, S4: cuarzo con sulfuros diseminados,
S5: cuarzo, S6a: rodonita de grano fino, S6b: rodonita acicular. La microfotografía de
detalle muestra los microestadios S4 y S5, el microestadio S4 está formado por sulfuros de
grano fino diseminados en cuarzo, mientras que el microestadio S5 está formado por cuarzo
sin sulfuros diseminados. sph: esfalerita, cpy: calcopirita, qz: cuarzo de grano medio a
grueso, qzf: cuarzo de grano fino, rhn: rodonita acicular, rh: rodonita maciza de grano fino.
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Estadio de Cuarzo
El estadio de cuarzo está formado por dos subestadios cuya precipitación sigue al estadio de
manganeso. El primer subestadio está constituido principalmente por sulfuros englobados
por abundante cuarzo (Fig. 19). Los sulfuros, principalmente pirita, esfalerita, galena, con
algo de tetrahedrita, precipitan en primer lugar, desarrollando cristales euhedrales a
subhedrales de varios centímetros. Ellos forman glomérulos o, en ocasiones, venillas que
son posteriormente englobados por cuarzo. Este último suele presentar una textura maciza,
con frecuentes procesos de recristalización, especialmente texturas plumosas que se
desarrollan hacia los bordes de los granos de cuarzo, también se reconocen texturas de
reemplazo de calcita lamelar. El cuarzo es de grano medio, blanco, traslúcido a gris debido
a los sulfuros diseminados. Puede haber escasa adularia rómbica de grano fino, cuya
precipitación parece ser anterior a la del cuarzo.
El subestadio final consiste en cuarzo de grano grueso, transparente, tipo amatista que se
desarrolla en venillas con textura en peine y corta a los estadios anteriores. Este subestadio
carece completamente de sulfuros diseminados.
El estadio de cuarzo se desarrolla en contacto con el estadio de manganeso, y hacia el
centro de las vetas (Fig. 13). Puede estar englobando clastos del estadio de manganeso. En
ocasiones es difícil establecer el contacto entre el estadio de manganeso y el estadio de
cuarzo, ya que el pasaje de uno a otro perece ser transicional.
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Sulfuros
El estadio de cuarzo está presente en varias vetas, en Bateas forma una banda irregular de
más de 50 cm de potencia.
Estadio final
El último estadio de precipitación mineral identificado está conformado casi
exclusivamente por calcita, en ocasiones también se observa algo de cuarzo. La calcita es
de grano medio a grueso, de textura maciza, con cristales bien desarrollados. El cuarzo
suele ser posterior a la calcita, es de grano medio a grueso, traslúcido o de tipo amatista y
rellena geodas y cavidades.
Este estadio está ocupando el centro de la veta Bateas con espesores de hasta 80
centímetros (Fig. 13).
ZONACIÓN MINERAL
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mayor parte del volumen de las vetas económicas y de los clavos mineralizados.
Variaciones en la composición mineral y contenido de metales, principalmente dentro del
estadio de manganeso, muestra una fuerte zonación tanto en sentido vertical como
horizontal.
Por otro lado, una sección a lo largo del rumbo de las vetas, en dirección NE-SW muestra
un patrón de zonación similar. La porción más oriental de las vetas en superficie
desarrollan bandeados costriformes caracterizados por la presencia de rodonita-rodocrosita,
cuarzo y abundantes sulfuros de metales base. Sin embargo, hacia el oeste, principalmente
en el cerro Vilafro, los sulfuros de metales base y plata desaparecen, y las vetas están
formadas solamente por cuarzo blanco de grano fino a medio con muy bajos contenidos en
metales.
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Fig. 20. Seccion longitudinal de veta Bateas donde se muestran isovalores de plata. En líneas
punteadas se representan los límites aproximados de las 3 zonas de mineralización.
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La veta Bateas es única en el distrito debido a su marcada zonación vertical, en donde fue
reconocido un horizonte central rico en tetrahedrita con altas leyes de plata (Fig. 20). La
zonación vertical se reconoce dentro del estadio de manganeso; en él se reconocen 3
horizontes de disposición subhorizontal con contactos transicionales pero bruscos (Fig. 20,
Tabla 2 y 3). Tanto la composición mineral como química varían drásticamente en un
intervalo vertical de alrededor de 200 metros. El contenido de sulfuros aumenta
gradualmente con la profundidad. La zona superior está presente sobre el nivel 12A, está
caracterizada por un bandeado cuarzo-rodonita con escasa calcita; la plata está contenida en
pirargirita y miargirita diseminada en las bandas de cuarzo. Los sulfuros de metales base,
así como la tetrahedrita son escasos y están distribuidos en delgadas bandas ricas en
sulfuros. La zona intermedia posee una extensión vertical restringida, de sólo 30 a 50
metros y se desarrolla entre los niveles 12A y 13A, y posee más de 400 metros de extensión
horizontal, una de sus características es la presencia de abundantes bandas de minerales de
manganeso (rodonita y rodocrosita) de grano muy fino. La plata está contenida en
tetrahedrita de grano grueso que forma bandas de varios milímetros hasta más de 1
centímetro de potencia, y está ocasionalmente intercrecida con esfalerita, galena y cuarzo.
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Fig. 21. Sección longitudinal de veta La Plata donde se muestra esquemáticamente la zonación
vertical. Los números muestran ley de Ag en oz/t.
Caylloma es un sistema epitermal rico en plata con oro y metales base (Cu, Pb y Zn)
subordinados. Como ya se ha mencionado precedentemente, el mineral económico está
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Fig. 22. Perfil de veta La Plata donde se grafica la distribución de los estadios de depositación
mineral.
El distrito puede ser divido en tres zonas de metales en sentido vertical: una zona superior,
media e inferior. La zona superior se reconoce en la veta San Cristóbal y en la mayor parte
de las otras vetas, alcanzando (en San Cristóbal) una profundidad de aproximadamente 150
metros por debajo de la superficie, y está caracterizada por una relación Ag/Au baja (<100).
Este valor bajo fue interpretado por Stephan (1974) como el producto de un
enriquecimiento en Au debido a oxidación de las zonas superiores de las vetas. Por debajo
de la zona superior de oxidación, la relación Ag/Au aumenta a valores entre 500 a >1000
dentro del estadio de manganeso. Esta zona intermedia que posee una extensión vertical de
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alrededor de 200 metros es donde la mayor parte de la mina está desarrollada. El contenido
promedio de plata es de alrededor de 16 oz/t, el contenido medio de oro es de 0.3 a 0.7 g/t,
mientras que la sumatoria de metales base (Zn+Pb+Cu) es menor al 3%.
En la zona intermedia de la veta Bateas (Tabla 3), el contenido medio de plata es de 75 oz/t,
allí se reconocen clavos mineralizados donde la ley de plata alcanza promedios de 100 oz/t,
con contenidos máximos que superan los 1000 oz/t de plata. El contenido de metales base
en esta zona también es elevado (>18%).
La zona inferior de metales del distrito de Caylloma está caracterizada por una rápida caída
de los valores de plata, con leyes de alrededor del 6 oz/t, mientras que el contenido de
metales base es de ~6%, esto se traduce en un incremento de las relaciones Zn/Ag, Pb/Ag y
Cu/Ag en esta zona inferior que resulta subeconómica.
En los niveles inferiores de la mina también han sido reconocidas trazas de estaño y
molibdeno (Stephan, 1974).
Una sección en sentido perpendicular a las principales vetas del distrito también muestra
una zonación de metales en sentido horizontal, que va de vetas ricas en metales base en el
sistema norte (veta San Pedro, Paralela y El Toro, entre otras), pasando por vetas ricas en
plata en el centro del distrito (veta San Cristóbal y Bateas), a vetas ricas en antimonio y
bario en el sur (veta Antimonio, Corona Antimonio y Baritina). La zona norte rica en
metales base muestra a su vez una zonación interna donde el Cu y Zn son algo más
abundantes hacia el norte, mientras que el Pb y la Ag aumentan hacia el sur.
Una sección de alrededor de 3 kilómetros de longitud a lo largo de la veta San Cristóbal
también muestra una zonación de metales, donde el extremo NE posee un contenido de
metales relativamente elevado (~3%), aumentando el contenido de plata en la porción
central, para finalmente aparecer antimonio dentro de pirargirita, miargirita y otras
sulfosales hacia el extremo SW (Stephan, 1974).
INCLUSIONES FLUIDAS
Petrografía
Las inclusiones fluidas han sido estudiadas en esfalerita, cuarzo y calcita de muestras del
estadio de manganeso, estadio de cuarzo y estadio final de la veta Bateas. Las inclusiones
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Microtermometría
Los datos termométricos fueron obtenidos con una platina de enfriamiento/calentamiento
FLUID INC. montada sobre un microscopio Olympus BX51. Se ha seguido el método
propuesto por Goldstein y Reynolds (1994), donde se obtienen datos de planos individuales
o grupos de inclusiones fluidas (fluid inclusions assemblages, FIA, Goldstein y Reynolds,
1994), que posean relaciones líquido/vapor consistentes y que arrojen valores de
temperatura de homogenización consistentes (todas las FI dentro de la FIA deben
homogeneizar con una diferencia menor a 10° o 15° C)
Las inclusiones fluidas medidas en esfalerita arrojaron temperaturas de homogenización
(Th) entre 310° y 240° C, con salinidades consistentemente altas en las FIAs de origen
primario donde el punto de fusión de hielo (Tm) es de alrededor de -21.2° C, lo que se
corresponde a una salinidad de 23.5 wt % equivalente de NaCl (Fig. 23). Las FIAs de
origen secundario en esfalerita muestran el mismo rango de Th, mientras que las
salinidades son significativamente menores, con Tm entre -8.1° y -2.4° C.
Las FIAs de origen primario entrampadas en el cuarzo de los microestadios S2, S4 y S5 del
estadio de manganeso (Fig. 13) arrojaron Th comprendidas entre 225° y 308° C, mientras
que la Tm se ubicó entre -0.3° y -4.1° C, indicando salinidades bajas entre 0.5 y 6.6 wt %
equivalente de NaCl (Fig. 23). El microestadio S2 está caracterizado por cuarzo cristalino
de grano grueso con abundantes inclusiones fluidas, principalmente dispuestas sobre las
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líneas de crecimiento ubicadas hacia el borde de los cristales. Las inclusiones fluidas son
grandes, de alrededor de 15 micrómetros de diámetro, con una relación líquido/vapor de
alrededor del 80%. FIAs en el núcleo de los cristales de cuarzo del microestadio S2
arrojaron las Th más elevadas en cristales de cuarzo de todo el sistema con 275° C para las
FIAs de origen primario y 310° para las FIAs de origen secundario, con Tm de -2° y -4.1°
C, respectivamente. Sin embargo, los bordes de los mismos cristales arrojaron Th de 220°-
230° C, con salinidades de 6.6 wt.% equivalentes de NaCl (Fig. 24), demostrando una caída
de la temperatura y un incremento de la salinidad a medida que los cristales crecían.
Fig. 23. Diagrama de temperaturas de homogenización (Th) versus temperaturas de fusión de hielo
(Tm) de medidos en FIAs en esfalerita, cuarzo y calcita de muestras de los estadios de manganeso,
cuarzo y final de la veta Bateas.
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Fig. 24. Diagrama de temperaturas de homogenización (Th) versus temperaturas de fusión de hielo
(Tm) de algunas inclusiones fluidas primarias seleccionadas de los microestadios S2 y S5 del
estadio de manganeso donde se observa un descenso de la temperatura y aumento de la salinidad del
cuarzo temprano al tardío. Las líneas punteadas muestran la evolución teórica del fluido durante
ebullición en equilibrio (Henley et al., 1984).
El cuarzo macizo de grano medio a grueso con sulfuros diseminados del estadio de cuarzo
contiene numerosas inclusiones fluidas pequeñas de origen primario con una proporción de
líquido elevada (~85%). Las FIAs estudiadas arrojaron Th entre 235° y 265° C, y Tm entre
-4.4° y -5° C (Fig. 23).
Las inclusiones fluidas estudiadas en el estadio final rico en calcita arrojaron Th entre 235°
y 275° C, mientras que la Tm se ubicó entre -0.6° y -1° C (Fig. 23).
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ISÓTOPOS DE AZUFRE
Los isótopos de azufre se utilizan comúnmente para identificar la fuente del azufre y por
extrapolación de los metales, en los fluidos hidrotermales, los pares de sulfuros también
suelen utilizarse como geotermómetros. Se han separado granos de pirita, galena y
esfalerita de muestras de las vetas Bateas y San Cristóbal mediante molienda, tamizado y
selección de granos bajo lupa binocular. Los separados se han analizado por su contenido
en δ34S en el laboratorio de isótopos estables de Colorado School of Mines. Las muestras se
colocaron en cápsulas de estaño individuales y fueron analizadas por combustión en un
analizador elemental Eurovector por flujo continuo. La composición isotópica fue medida
en un espectrómetro de masas GV Instruments IsoPrime.
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Los valores de δ34S hallados en las muestras analizadas dan composiciones comprendidas
entre –3.24 y 1.12‰ (Tabla 4). El δ34S del H2S en equilibrio isotópico con los sulfuros se
han calculado utilizando temperaturas de 275° C en base a las temperaturas de
homogenización halladas en el estudio de inclusiones fluidas para el estadio de
depositación de sulfuros y la ecuación de Ohmoto y Rye (1979). El δ34SH2S calculado está
entre -2.58 y 2.68‰.
Muestra/veta Mineral δ34SMineral δ34SH2S Ecuación
‰(medido) ‰ (calculado)
B3 (Bateas) Galena -2.31 -0.21 103lna=-0.63(106/T2)
Tabla 4. Análisis isotópicos llevados a cabo en pirita, galena y esfalerita de las vetas
Bateas y San Cristóbal. El cálculo del δ34SH2S está basado en los factores de
fraccionamiento en Ohmoto y Rye (1979).
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Las vetas del Distrito de Caylloma están ocupando fracturas tensionales y fallas
subparalelas con movimiento normal-dextral (Fig. 26). Las fallas que contienen mineral
económico poseen un rumbo predominante N20°E a N50°E, e inclinan al SE con ángulos
entre 45° y 70°. El sentido de movimiento a lo largo de estas fallas fue determinado en base
a separación estratigráfica, geometría de las fracturas asociadas y “splays”, y estrías sobre
los planos de falla (Fig. 28). También se han reconocido fallas-veta de rumbo noroeste
aunque éstas no albergan mineral económico. Las fallas de rumbo noreste son normal-
dextral, han tenido un desplazamiento principalmente de rumbo, con escaso movimiento
paralelo a la inclinación, las principales vetas que ocupan fallas normales son San
Cristóbal, Paralela-Santa Rosa, Elisa-Apostoles 2-Jerusalem, La Peruana-Santo Domingo
(Fig. 27). Por el contrario, las vetas que se hospedan en fallas de rumbo NW son más
pequeñas y poco comunes, poseen un rumbo entre N30°W y N65°W e inclinan con altos
ángulos tanto al NE como al SW, estas fallas representarían un sistema conjugado al
anteriormente descrito, las fallas de rumbo NW tendrían un desplazamiento normal-
sinestral, con una componente de movimiento paralela a la inclinación importante.
Las fracturas tensionales relacionadas a las fallas descriptas también están formando vetas,
ellas poseen un rumbo de N60°E a EW, con inclinaciones de 70° a 90° principalmente
hacia el S (Fig. 28). Las fracturas tensionales se observan tanto en el techo como en el piso
de las fallas principales, pero las desarrolladas hacia el techo de las fallas suelen ser más
importantes y abundantes, Estas fracturas son principalmente de dilatación con un
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
movimiento sinestral poco importante, comúnmente forman vetas ricas y potentes, aunque
de corrida corta y discontinua, entre ellas se destacan El Toro, San Pedro, Bateas, Santa
Cata, Trinidad y Carolina.
NW SE
Andesitas
Rocas
Volcaniclásticas
Las texturas presentes en las vetas, como bandeado costriforme, cucarda y brechas,
sugieren que la apertura de las estructuras y su relleno fue repetitivo y episódico, con
numerosos eventos de movimiento a lo largo de fallas relacionados a brechamiento y
mineralización. En algunas vetas de rumbo NE un movimiento tectónico tardío, posterior
la mineralización, produjo la reactivación de las fallas con un desplazamiento de alto
ángulo de tipo normal-sinestral, evidenciado por estrías en las paredes de las vetas.
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Fig. 27. Modelo estructural del distrito de Caylloma. A. Mapa de las vetas del distrito. Las vetas
están restringidas entre dos fallas de primer orden de rumbo NW con un movimiento horizontal
interpretado de tipo sinestral. B. Detalle del sistema de vetas paralela. C. Modelo estructural. Las
vetas principales están hospedadas por fallas normal-dextral de segundo orden y fracturas
tensionales de tercer orden, todas ellas inclinando hacia el sur. La rotación de bloques ha producido
movimientos sinestrales menores a lo largo de las fracturas tensionales de tercer orden, y se han
desarrollado fracturas tensionales de cuarto orden. Las rotaciones tanto de las fallas de segundo
como de tercer orden se deben a deslizamientos tipo dominó.
Aquí se presenta un modelo estructural que explicaría los distintos tipos de vetas, sus
diferentes orientaciones y cinemática de movimiento. En este modelo, las vetas de segundo
y tercer orden se forman por deslizamiento de bloques en dominó (Fig. 27), ese movimiento
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Fig. 28. Diagrama estereográfico del hemisferio inferior en red equiareal. A. Representación de
planos de vetas hospedadas en fallas y fracturas tensionales. Las flechas indican movimiento de la
caja techo. B. Diagrama de polos de los mismos datos que la Fig. 28A. 1, 2 y 3 representan
los ejes tensionales, medio y de acortamiento modelados. Las vetas hospedadas en fracturas
tensionales se ubican en el plano 2-3.
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
horizontal (Fig. 20), pero que son relativamente cortos, no mayores a 600 metros de
longitud. El clavo mineralizado suele ser continuo y ubicado cerca de la porción central de
las vetas, con leyes decrecientes hacia los extremos. La intersección entre las fallas y las
fracturas tensionales sólo raras veces albergan mineralización de alta ley. La posición de los
clavos mineralizados en las vetas hospedadas por fallas también está controlada por la
intersección de fallas normales de rumbo NW contemporáneas a la mineralización (ver
medios cimoides o panzas a continuación)
100 m
44
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Fig. 30. Vista veta San Cristóbal donde se observan cambios de rumbo
y deformaciones producidas por fallas transversales.
45
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
52°
59°
N
68° 60°
49°
50°
56°
50°
Falla Jesus Maria
55°
70°
100 m
Fig. 31. Vista en planta del medio cimoide o “panza” en la veta San Cristóbal en el techo de la falla
Jesús Maria. Se observa que la rama piso de San Cristóbal inclina con menor ángulo que la rama
techo. Asimismo, la rama techo continúa aparentemente sin desplazamiento en el piso de la falla
Jesús Maria.
Aunque la cinemática de esta falla no se ha podido establecer, las estrías medidas en las
paredes de otras fallas de características similares muestran un movimiento principal
paralelo a la inclinación. En el bloque piso de la falla Jesús Maria, la veta San Cristóbal es
sólo una estructura simple de alrededor de 6 metros de potencia, con rumbo N30°E e
inclinación de 57° a 60° SE; allí, las leyes de plata son bajas (Fig. 32). Sin embargo, en el
bloque techo de la falla Jesús Maria, la veta San Cristóbal es compleja con numerosas
ramas y fracturas mineralizadas. Se reconocen 2 ramas principales, la más importante de
ellas es la desarrollada hacia el piso que posee una inclinación de alrededor de 50°SE,
constituyendo uno de los clavos mineralizados más importante de todo el distrito de
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Caylloma (Fig. 32). La rama del techo es más delgada y posee contenidos de plata más
bajos, mientras que su inclinación es algo mayor, alrededor de 56°SE. La roca de caja entre
las 2 ramas está fuertemente alterada y surcada por numerosas vetas y venillas.
Aproximadamente a 150 metros de la falla Jesús Maria las dos ramas principales se juntan
y la veta continúa como una estructura simple.
SW Falla NE
Jesus Maria
Nivel 4
Nivel 7
Nivel 8
Nivel 9
Nivel 10
100 m
Fig. 32. Perfil longitudinal veta San Cristóbal en la posición de la Fig. 31. El clavo mineralizado
con altas leyes se desarrolla hacia el techo de la falla Jesús Maria en coincidencia con la zona del
medio cimoide.
Otro ejemplo de medio cimoide en el distrito se encuentra a lo largo de veta La Plata (Fig. 6
y 27), donde la falla transversal de rumbo NW que controla la posición del clavo es la falla-
veta Antimonio Bajo; allí, la rama piso de la veta La Plata (la que se encuentra más hacia el
norte) está mineralizada y a su vez presenta numerosas ramas menores, mientras que la
rama del piso se reconoce solamente como una falla.
Fallamiento posmineral
Se han identificado a lo largo de todo el Distrito numerosas fallas posmineral. Se reconocen
más fácilmente sobre las vetas, ya que las cortan y desplazan (Fig. 33). En general, son
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Fig. 33. Pequeña falla posmineral que desplaza a la veta San Pedro
48
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
SW NE
Falla
Cuchilladas
Fig. 34. Sección longitudinal de veta El Toro en donde se representan los isovalores de plata. En el
extremo sudoeste está cortada por la falla postmineral Cuchilladas. Los clavos mineralizados
poseen una extensión horizontal mayor que en las vetas hospedadas por fallas.
1
No confundir esta falla posmineral Cuchilladas con la falla de la Quebrada Cuchilladas. Aunque
resulta confuso llamar a ambas con el mismo nombre, se prefirió hacerlo así ya que es como se las
conoce en la mina.
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Volcánicos
Basamento
Fig. 35. Sección longitudinal de veta Apóstoles 2 mostrando curvas de isovalores de plata. Nótese
el mayor desarrollo de los clavos dentro de la secuencia volcánica. Los clavos son estrechos y
subverticales.
Sin embargo, existe una notoria diferencia en los tramos de veta hospedados por rocas
volcánicas y aquellos hospedados por sedimentitas. Las vetas dentro de las sedimentitas
suelen ser angostas, poco desarrolladas y las leyes suelen ser bajas, aunque se han
reconocido pequeños clavos mineralizados en veta Apóstoles de posición subvertical, pero
ellos son estrechos. Al pasar la mineralización a las rocas volcánicas las vetas se abren,
desarrollan potencias más importantes y las leyes de metales aumentan notoriamente. En el
perfil longitudinal de veta Apóstoles 2 se observa cómo los clavos mineralizados de
posición subvertical se abren y ensanchan cuando la veta entra en la secuencia volcánica
(Fig. 35).
50
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Este hecho también es notorio en otros depósitos epitermales vetiformes de la región, por
ejemplo Orcopampa, donde las vetas son muy angostas y de leyes bajas dentro de las
sedimentitas mesozoicas (Gibson et al., 1990).
También es de destacar un muy leve cambio en la disposición de los clavos mineralizados
en la veta Apóstoles 2 (Fig. 26), dentro de las rocas sedimentarias y volcánicas, donde se
observa una refracción en la posición de los clavos. Este hecho podría deberse a una leve
refracción de las fracturas al pasar de una litología a otra, que también queda reflejada en la
distribución de la mineralización.
DISCUSIÓN
Ambiente tectónico
Las vetas epitermales de sulfuración intermedia del distrito de Caylloma se formaron hace
alrededor de 18.86±0.1 Ma (Fig. 7) en un arco volcánico continental de composición
calcoalcalina. Aunque esa edad es alrededor de 1.4 Ma más joven que las rocas volcánicas
que componen la caja de la mineralización, se puede sugerir que tanto el volcanismo como
la mineralización están relacionados al mismo evento magmático. En general, la actividad
hidrotermal que genera depósitos epitermales comienza inmediatamente después del
emplazamiento de las rocas volcánicas silíceas a intermedias relacionadas. En los depósitos
de alta sulfuración, la actividad hidrotermal comienza un corto tiempo después, entre 0.1 y
0.5 Ma, del emplazamiento de las rocas volcánicas; tal es el caso de Goldfield, Nevada
(Ashley y Silberman, 1976), Julcani, Perú (Noble y Silberman, 1984), El Indio, Chile
(Sillitoe, 1991), y Rodalquilar, España (Arribas et al., 1995). Sin embargo, otros depósitos
epitermales, principalmente de sulfuración intermedia, incluyendo Caylloma, Orcopampa,
Perú (Gibson et al., 1995), Pachuca-Real del Monte, Méjico (McKee et al., 1992),
Guanajuato, Méjico (Gross, 1975), San Dimas, Méjico (Enriquez y Rivera, 2001),
Comstock, Nevada (Vikre et al., 1988), Creede, Colorado (Bethke et al., 1976), y Baia
Mare, Rumania (Lang et al., 1994) muestran un periodo de inactividad entre 0.5 a más de 3
Ma entre el emplazamiento de las rocas volcánicas más jóvenes y la mineralización. Ese
periodo de inactividad volcánica puede reflejar la presencia de rocas intrusivas someras no
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
afloradas, que son algo más jóvenes que el volcanismo (McKee et al., 1992), y serían las
responsables de activar el sistema hidrotermal.
El volcanismo de edad miocena inferior del sur de Perú que generó el depósito de Caylloma
es también responsable de la formación de otros depósitos bien conocidos, como
Orcopampa (Gibson et al., 1995), ambos representan los distritos epitermales del Neógeno
más antiguos conocidos en el sur de Perú. El establecimiento de un muy desarrollado
volcanismo en el sur de Perú durante el Mioceno temprano, después de un largo periodo de
inactividad ocurrido durante la mayor parte del Oligoceno (Petersen, 1958; Noble et al.,
1974; McKee y Noble, 1982, 1989; Megard et al., 1984), podría relacionarse a un
incremento en la tasa de rotación de la placa del Pacifico (Clague and Jarrard, 1973), que
resultaría en una subducción más rápida debajo de los Andes Centrales (Pilger, 1983, 1984;
Pardo Casas y Molnar, 1987; Sebrier y Soler, 1991) lo que finalmente llevaría a generar el
volcanismo (Noble et al., 1974).
Las fallas paralelas con movimiento normal-dextral que hospedan la mineralización del
distrito de Caylloma fueron formadas en un periodo de extensión, que se desarrolla entre el
evento compresivo Aymara de fines del Oligoceno (ca. 26 Ma, Machare et al., 1986;
Sebrier et al., 1988; Sebrier y Soler, 1991) y el evento compresivo Quechua del Mioceno
(Farrar y Noble, 1976; Megard et al., 1984; McKee y Noble, 1989; Sebrier y Soler, 1991).
Emplazamiento estructural
Las vetas del distrito de Caylloma se formaron durante un evento de extensión, como lo
evidencian las texturas presentes como bandeado costriformes, brechas, textura en cucarda
y bandeado simétrico, también los grandes espesores de las vetas y el hecho de que las
vetas estén hospedadas en fallas normales pone de manifiesto su formación en un ambiente
distensivo. Aquí, se propone un modelo estructural en donde las vetas principales han sido
hospedadas en fallas subparalelas de rumbo NE con movimiento normal-dextral y también
en fracturas tensionales relacionadas a las fallas. Esas vetas se encuentran en un corredor
estructural de rumbo NW limitado por fallas regionales de desplazamiento sinestral (Fig. 4,
5, 6 y 27). Numerosas fallas y fracturas tensionales relacionadas de distinto orden han sido
descritas, donde se observa una rotación en bloques. El movimiento a lo largo de las fallas
de primer orden de rumbo NW ha producido una rotación en sentido levógiro y a
52
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
consecuencia de ello se han generado fallas paralelas de rumbo NE con movimiento dextral
de segundo orden y, principalmente en el bloque techo de las fallas de segundo orden,
fracturas tensionales de tercer orden; ambas estructuras de segundo y tercer orden albergan
mineralización económica. El movimiento de rotación de bloques a lo largo de las fallas de
rumbo NE de segundo orden produjo a su vez una pequeña componente de desplazamiento
sinestral en las fracturas de tercer orden, y el desarrollo de fracturas tensionales de cuarto
orden que se abren en ramas a partir de las fracturas de tercer orden (Fig. 27).
El análisis cinemático de las estructuras que albergan mineralización en el distrito de
Caylloma (Fig. 28) muestra que los ejes de extensión responsables de la formación de las
fallas y fracturas poseían una orientación N30°W y eran prácticamente horizontales,
mientras que los ejes de acortamiento estaban ubicados en la dirección S54°W, inclinando
55°. Aunque la orientación de los ejes tensionales en el periodo que se expande entre los
eventos compresivos de corta duración del Mioceno no es bien conocida, los datos aquí
presentados están en concordancia con los indicadores cinemáticos del Mioceno inferior del
sur de Perú presentados por otros autores como Gibson et al. (1995).
Fallas
Transversales
Tensión sinmineral
Fig. 36. Cinemática de los medios cimoides. Las vetas noreste se abren en distintos ramales debido
a la tensión producida en la caja techo de las fallas transversales de rumbo noroeste debido a su
movimiento de tipo normal.
La posición de los clavos mineralizados está en ocasiones controlada por fallas normales
transversales que actuaron simultáneamente con la mineralización, estas fallas transversales
producen tensión en su bloque techo lo que favorece el desarrollo de ramales y potentes
tramos de veta de alta ley que se han denominado medios cimoides o panzas (Fig. 31). La
cinemática de formación de los medios cimoides está en relación con el desplazamiento
preferentemente paralelo a la inclinación de las fallas normales transversales de rumbo
NW, que causa incrementos de tensión en su bloque techo y produce el desarrollo de
53
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
ramales, curvaturas y espacios abiertos (Fig. 36) lo que aumenta el flujo de fluidos y
promueve la precipitación mineral, generando clavos de alta ley y gran potencia.
54
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
generó la mineralización tuvo una fuerte componente vertical. El raque cercano a 90° de los
clavos mineralizados de primer y/o segundo orden coincide con el movimiento de las fallas
que hospedan la mineralización con un sentido de movimiento predominante a lo largo del
rumbo. Las fallas con movimiento a lo largo del rumbo producen espacios abiertos
preferentemente alargados en sentido vertical, generando una buena conectividad vertical
(Cox et al., 2001) que controla el flujo de fluidos que finalmente se traduce en clavos
delgados y de raques cercanos a 90°. Todo esto sugiere que los fluidos hidrotermales
ascendieron verticalmente, focalizados por una permeabilidad estructural vertical, y
precipitaron los minerales de mena y ganga dispuestos en zonas subhorizontales.
55
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Tosdal et al. (1995) realizaron estudios de isótopos de plomo sobre muestras de los
depósitos epitermales de Caylloma, Orcopampa, Shila y Arcata. Aunque ellos se
focalizaron en el distrito de Orcopampa y sólo estudiaron un número limitado de muestras
de los otros distritos, con sólo 3 muestras de Caylloma, concluyen que la fuente de los
metales fue la misma para todos los depósitos analizados. Ellos proponen que los fluidos
hidrotermales cargados en metales se originaron en los plutones miocenos, y que después
obtuvieron algo de plomo más radiogénico debido a la interacción de los fluidos con rocas
del basamento del Paleozoico inferior.
Por su parte, Albinson et al. (2001) compilaron información de numerosos depósitos
epitermales de Méjico y encontraron que los fluidos con mayores salinidades estaban
presentes en depósitos ricos en plata y metales base donde la relación Ag/Au era mayor a
100, características todas comparables a las de Caylloma. Sobre la base de indicadores
geoquímicos como salinidades, características de los gases y composición isotópica, ellos
también proponen un origen magmático para los fluidos formadores de dichos depósitos.
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
potencia, y se repite sucesivamente para formar las bandas de mena de alta ley que poseen
hasta 1 metro de espesor.
El pasaje transicional pero rápido entre las diferentes zonas minerales y metálicas de
distribución subhorizontal sugiere que la precipitación fue causada por cambios rápidos en
las condiciones de los fluidos durante su ascenso, la disposición alternada entre bandas
ricas en cuarzo y bandas ricas en rodonita podrían indicar cambios cíclicos en la
composición de los fluidos. A continuación se presentan algunas evidencias que pondrían
de manifiesto la ocurrencia de ebullición y/o inyecciones de fluidos magmáticos que
conducirían a la precipitación mineral produciendo la zonación y el bandeado observados.
Las asociaciones minerales presentes en algunas bandas del estadio de manganeso como
rodonita+sílice amorfa+calcita seguidas por adularia, sugieren que su precipitación pudo
haber sido producida por ebullición. La rodonita es un mineral de ganga muy común en las
vetas de Caylloma y suele estar reemplazada por rodocrosita, forma bandas de textura
maciza o acicular de grano fino y suele estar intercrecida con cantidades menores de calcita
maciza o en hojas de grano fino, y con sílice amorfa recristalizada; a las bandas de rodonita
suelen seguir cristales aislados de adularia de hábito rómbico. De acuerdo a Gammons y
Seward (1996), la solubilidad de la rodonita es retrógrada, y por lo tanto su precipitación no
puede deberse a un proceso simple de enfriamiento de los fluidos; por el contrario, su
precipitación está más relacionada a un incremento brusco del pH (ebullición), o a un
descenso de la concentración de NaCl en el fluido (dilución)(Leroy et al., 2000). La calcita
es otro mineral cuya solubilidad es retrógrada, y en vetas de origen epitermal su
precipitación es generalmente causada por la pérdida de CO2 hacia la fase vapor debido a
ebullición, y la consiguiente formación de CO32- a partir de la disociación del HCO3-
(Henley, 1985; Reed y Spycher, 1985). Más aún, en sistemas geotermales activos la calcita
en hojas está comúnmente restringida a las zonas de ebullición (Browne, 1978; Simmons y
Christenson, 1994). La sílice amorfa, por su parte, también es generalmente interpretada
como formada por un proceso de rápido enfriamiento debido a ebullición por
descompresión (Drummond y Ohmoto, 1985; Fournier, 1985; Saunders y Schoenly, 1995).
Por último, la precipitación de la adularia que es un mineral muy común en vetas
epitermales, también se relaciona a ebullición, ya que su precipitación se debe a un
aumento del pH del fluido y pérdida de CO2 a la fase vapor (Browne y Ellis, 1970).
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
Por otro lado, las evidencias de ebullición en las inclusiones fluidas estudiadas en Caylloma
no son determinantes. Planos coexistentes de inclusiones ricas en líquido con otras ricas en
gas no fueron identificados. Pero la caída en Th y el incremento en salinidad que exceden
los 50° C y 2.5 wt% equivalentes de NaCl, respectivamente, observadas en el mismo cristal
de cuarzo del microestadio S2 desde el núcleo al borde, o de cuarzo de precipitación
temprana a tardía del estadio S5, pueden ser interpretados como debido a un proceso de
pérdida de líquido hacia la fase vapor debido a ebullición fuera de equilibrio (Simmons y
Browne, 1997), o como el resultado de una inyección de un fluido más salino en el sistema
hidrotermal.
Aunque aquí estaríamos a favor de la presencia de ebullición esporádica para explicar la
presencia de bandas de rodonita+silice amorfa+calcita después de una caída en temperatura
y aumento de la salinidad, no hay relación entre dichas bandas (donde la ebullición pudo
haber ocurrido) y los minerales de mena. Los miccroestadios que muestran evidencias de
ebullición no contienen sulfuros, mientras que los estadios que contienen los sulfuros no
muestran ninguna evidencia de ebullición. Las inclusiones fluidas estudiadas en cuarzo
exponen una salinidad levemente superior (4 a 7 wt% equivalente de NaCl) en los
microestadios que llevan sulfuros en comparación a los estadios en los que los sulfuros
están ausentes como el S2a y S5a, donde la salinidad media es de ~2.7 wt% equivalente de
NaCl. Por su parte, en el estadio de cuarzo, que también lleva sulfuros diseminados, la
salinidad es más elevada (7 a 8 wt% equivalente de NaCl) que en el cuarzo sin sulfuros,
mientras que el estadio final rico en calcita-cuarzo ha precipitado a partir de fluidos
diluidos (1.4 wt% equivalente de NaCl).
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
CONCLUSIONES
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L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
muestran clavos estrechos. Mientras que las vetas emplazadas en las rocas volcánicas del
Mioceno desarrollan clavos mineralizados potentes y leyes más altas.
El relleno de las vetas es complejo y multiepisódico donde se reconocen 4 estadios de
depositación mineral; sin embargo, la mayor parte del mineral económico se encuentra
solamente en el estadio de manganeso, los minerales que acompañan la mineralización
económica son cuarzo de grano medio a grueso, rodonita-rodocrosita, calcita y escasa
adularia. Los estadios inicial y final son completamente estériles mientras que el estadio de
cuarzo lleva escasos sulfuros diseminados. El relleno mineral muestra un carácter cíclico
con delgadas bandas alternadas de minerales de mena y ganga.
Se observa una fuerte zonación mineral y de metales tanto en sentido horizontal como
vertical. La zonación horizontal muestra que los niveles más profundos del sistema
hidrotermal están en el norte del distrito mientras que los niveles más someros se
encuentran hacia el sur, la zona norte está formada en superficie por vetas ricas en rodonita-
rodocrosita y calcita con un contenido relativo de metales base elevado, la zona central es
más rica en plata mientras que la zona sur se caracteriza por presentar vetas formadas por
cuarzo macizo de grano fino a medio con contenidos de estibina y baritina. La zonación
vertical se reconoce principalmente en veta Bateas y está compuesta por tres zonas de
distribución subhorizontal la zona intermedia es la más rica con altos contenidos de plata
contenida principalmente en tetrahedrita, mientras que el nivel inferior es relativamente rico
en metales base con bajos contenidos de plata. Las diferentes zonas muestran una leve
basculación, con las zonas más profundas del sistema afloradas hacia el norte y este,
mientras que las zonas más someras se encuentran hacia el sur y oeste.
La elevada salinidad encontrada en el estudio de inclusiones fluidas, así como los
resultados de análisis isotópicos de azufre y plomo sugieren que el origen de las soluciones
hidrotermales tendría una fuente magmática, que se habría inyectado episódicamente en el
sistema hidrotermal produciendo la precipitación de los minerales de mena y ganga.
Asociaciones minerales y variaciones en la Th y Tm de las inclusiones fluidas podrían
sugerir la presencia de ebullición, aunque ésta no estaría directamente relacionada a la
precipitación de los minerales de mena.
60
L. Echavarria – Informe Caylloma - 2003
8. Otro punto para destacar es que el estudio de inclusiones fluidas ha puesto de manifiesto
una profundidad de formación del nivel económico de alrededor de 640 metros por debajo
de la tabla de agua, resultando su posición actual cercana a la superficie debido a procesos
de erosión posteriores a su formación. Debe tenerse en cuenta para exploraciones de áreas
con mineralización similar a la de Caylloma, pero que no hayan sufrido procesos de erosión
tan pronunciados, que se pueden encontrar las manifestaciones superiores de actividad
hidrotermal, sin afloramientos de los niveles económicos. Por ello, se deben considerar
como blancos de exploración zonas con alteración a caolinita, horizontes formados por
fuerte silicificación o calcedonia o cuarzo fino (silica cap), presencia de sinter silíceos, etc.
62