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Podríamos definir el concepto de biomedicina de una manera menos formal diciendo que es
una parte de la medicina que integra, de manera interdisciplinar, los conocimientos de las
ciencias básicas para aplicarlos en el desarrollo de la investigación en todos los campos de la
medicina. En este contexto, la creación de animales modificados genéticamente en biomedicina
permite: • El desarrollo de modelos animales para el estudio de enfermedades humanas. • La
utilización de animales modificados genéticamente como donantes de órganos para humanos:
xenotrasplantes. • La utilización de animales transgénicos en terapia génica.
Desarrollo de modelos animales para el estudio de enfermedades humanas.
Gran parte de las enfermedades humanas tienen una base hereditaria y están causadas
por mutaciones de genes. Por otra parte, existe una gran concordancia entre el genoma
de las diferentes especies de mamíferos por lo que, los modelos animales transgénicos,
son de gran ayuda para comprender el papel de los genes en el desarrollo de una
enfermedad o para reproducir enfermedades humanas en animales, con el fin de
investigar nuevos tratamientos. Existen modelos transgénicos animales para el estudio
de una amplia variedad de enfermedades humanas. La aplicación de la tecnología
transgénica ha sido particularmente útil para el examen de la importancia de la expresión
de determinados genes en la etiopatogenia de gran número de enfermedades. Son
innumerables las líneas de investigación que utilizan animales transgénicos como
modelos con resultados iniciales prometedores. El estudio del envejecimiento, la
ateroesclerosis, la diabetes, el Síndrome de Parkinson o las enfermedades
cardiovasculares, son algunos ejemplos de campos en los que la investigación con estos
reactivos biológicos puede dar réditos en los próximos años.
Utilización de animales modificados genéticamente como donantes de órganos
para humanos: xenotrasplantes.
Desde que el Doctor Barnard hiciera su primer trasplante de corazón, la técnica del
trasplante de órganos se ha generalizado en la práctica médica, habiendo alcanzado
altísimos niveles de perfección. Sin embargo, uno de los retos pendientes es el de la
desproporción entre la oferta y la demanda: Desgraciadamente, muchos pacientes
mueren antes de tener acceso al trasplante deseado y aun cuando nuestro país sigue a
la cabeza del ranquin mundial en donación de órganos, la creciente tendencia en la
disminución de los fallecimientos por accidente de circulación y el aumento de la
esperanza de vida, hacen prever que este desequilibrio va a ser insalvable a medio plazo
si no aplicamos técnicas innovadoras para aumentar el número de órganos
trasplantables. Por ello, la posibilidad de recurrir a especies animales como donantes de
órganos se planteó hace ya muchos años. De hecho, entre los años 1964 y 1995, se
realizaron 32 xenotrasplantes de riñón, corazón, hígado y médula ósea procedentes
mayoritariamente de chimpancé y mandril, con un resultado negativo en todos los casos.
La utilización de órganos procedentes de mono tenía la lógica de su proximidad evolutiva
con la especie humana, pero la diferencia de tamaños de los órganos entre las especies
suponía un serio inconveniente. Actualmente, diversos estudios han demostrado que el
cerdo es el animal considerado la mejor elección como donante de órganos para los
humanos. Esta afirmación se basa en que: a) sus órganos son similares en tamaño,
anatomía y fisiología a los órganos humanos; b) los cerdos crecen rápidamente y son
una especie prolífica; c) el mantenimiento de altos estándares higiénicos es posible a un
coste relativamente bajo; d) se han establecido técnicas de transgénesis para modificar
la inmunogenicidad de las células y los órganos porcinos y evitar así el rechazo de su
trasplante a humanos. Las causas principales que origina la existencia de obstáculos
inmunológicos en los xenotrasplantes incluyen: 1) la respuesta de rechazo hiperagudo,
que ocurre en segundos o en minutos tras el trasplante; 2) el rechazo vascular agudo,
que ocurre en días; 3) y el rechazo celular, potencialmente crónico, que ocurre semanas
tras el trasplante. Los ejemplos en los que ha participado la especie porcina incluyen la
producción de células pancreáticas ‚ para segregar insulina; células dopaminérgicas para
el tratamiento de Parkinson; hemoglobina humana para sangre artificial; hepatocitos para
hígados artificiales; células madre hematopoyéticas para el tratamiento de la leucemia o
algunas formas de anemia, y corazones, pulmones, riñones, hígados y córneas para
trasplantes de órganos.
Utilización de animales transgénicos en terapia génica. Por terapia génica se
entiende el proceso por el cual se transfiere material genético nuevo en el interior de las
células de un individuo dando lugar a un efecto terapéutico, que se puede conseguir por
la activación o la supresión de alguna función fisiológica que está relacionada con la
patogenia de la enfermedad.
Los experimentos de terapia génica que utilizan animales tienen tres objetivos generales:
conocer la fiabilidad y seguridad de los vectores, estudiar la eficacia de la transferencia
de los genes problema y ensayar nuevas terapias para curar la enfermedad. Hay que
tener en cuenta que, antes de la aprobación de cualquier fármaco o procedimiento
terapéutico para su comercialización, se requiere su validación en animales en la fase
preclínica de los ensayos.
c) Aplicaciones en la industria farmacéutica
Una importante aplicación de los transgénicos es la producción de proteínas
terapéuticas para uso clínico en humanos. A través de la ingeniería genética se pueden
producir proteínas de animales, plantas o microorganismos en la leche de los mamíferos.
Por ejemplo, es posible expresar proteínas de alto valor farmacéutico en la leche de
ratones, conejos, cerdos, cabras y ovejas. Una de las ventajas de la síntesis de proteínas
en la glándula mamaria es la capacidad que tienen sus células secretoras de modificar
correctamente las proteínas para que sean biológicamente activas y, a continuación,
secretarlas en grandes cantidades a través de la leche. Los genes que codifican
determinadas proteínas con valor farmacéutico, como el Factor de Coagulación IX, para
el que los hemofílicos son genéticamente deficientes, pueden ser incorporados en la
carga genética de ovejas, cabras o vacas transgénicas para que lo segreguen en su
leche pudiendo posteriormente recuperarlo, purificarlo y administrarlo a los hemofílicos
como terapia. Algunos otros ejemplos importantes son la a1 antitripsina para el
tratamiento del enfisema; la proteína C para limitar la formación del coágulo; la albúmina
sérica humana para los productos sustitutivos artificiales de sangre, y los antígenos de
hepatitis para la producción de vacunas. Debido a su alto coste, la producción de
animales transgénicos, tales como cerdos, cabras, ovejas y ganado vacuno, debe
proporcionar un elevado beneficio para que la inversión sea económicamente rentable.
Por esta razón, la producción de sustancias de alto valor para la industria farmacéutica
es, en la actualidad, la principal y la más prometedora aplicación para la transgénesis
animal
Realización de ensayos farmacológicos y toxicológicos utilizando animales
modificados genéticamente. Ensayo de seguridad de vacunas y productos químicos. Los
animales transgénicos son también muy útiles para el ensayo de nuevos fármacos o
productos. Se han diseñado roedores transgénicos sensibles a toxinas
medioambientales que son capaces de evaluar la seguridad de medicamentos,
productos o materiales mucho más rápidamente que los ancestros de los que provienen.
Este tipo de pruebas pueden realizarse con un número mucho menor de animales porque
la presencia del transgén mejora la eficacia. La capacidad de probar las drogas en
condiciones de seguridad y, al mismo tiempo, evaluar los posibles efectos secundarios
de los medicamentos, nos permitirán acelerar los procesos de validación de los productos
farmacéuticos y, consecuentemente, su comercialización a la vez que nos aseguramos
de que los productos inseguros o ineficaces no llegarán a los ciudadanos.
Animales modificados genéticamente para funcionar como biosensores de la
contaminación ambiental: Se han diseñado variantes transgénicas del pez cebra
(Zebrafish) con elementos de respuesta (RE) a contaminantes del agua que inducen la
expresión de luciferasa y generan luz. Estos peces, emiten luz únicamente cuando se
encuentran en un medio con altos índices de contaminación, por metales pesados o por
otros residuos de origen industrial. Existen un buen número de enfermedades humanas
que están relacionadas con la exposición a contaminantes y la sociedad está cada día
más sensibilizada ante los efectos nocivos e indeseables de la contaminación
medioambiental y sus consecuencias, por lo que cabe pensar que en un futuro inmediato
se van a destinar más recursos económicos y humanos en este campo. Por otra parte,
estos peces se pueden utilizar no solo como biosensores si no también como
biorreactores.
Ejemplos de animales transgénicos: Hoy en día no existe ningún animal transgénico que esté
legalmente permitido para el consumo humano. Esto no impide que se siga estudiando en este
sentido para crear animales de granja con ciertas ventajas sobre los ya existentes.
1. Las vacas Belgian blue
Esta raza, excesivamente musculosa de vacas, no corresponde con un animal transgénico,
porque no se han modificado genéticamente en un laboratorio.Su impactante existencia es
producto de la crianza selectiva por parte de los humanos juntando a los especímenes más
grandes de esta raza, provocando así la hipertrofia muscular en estos animales.a su condición
genética estos animales desarrollan entre un 15 y un 20% más de masa muscular, lo que se
traduce en más carne por el mismo precio.
2. La oveja 15% humana “Quimera”
Un profesor de la Universidad de Nevada es el responsable de este inusual animal. 7 años y
casi 5 millones de libras esterlinas (7.000.000 de €) han sido necesarios para crear este híbrido.
Esta oveja permitirá, en un futuro cercano, utilizar sus órganos para ser transplantados a
humanos en caso de enfermedad y necesidad. El hígado, el corazón, los pulmones, y el cerebro
son las partes que más cantidad de material genético comparten con el ser humano.
3. La vaca que da insulina
La estructura genética de este animal se modificó para que produjese leche con una especie
de insulina muy similar a la que producimos los humanos y que tanta falta le hace a los
diabéticos. Las vacas producen de este modo una molécula que se llama precursora de la
insulina y que, con tan solo añadirle una proteína en el laboratorio, se convierte en insulina
normal. La gran ventaja frente a otros estudios es que antes, las vacas que producían insulina
en la leche morían debido al exceso de esta, pero ahora, al no fabricar realmente la insulina no
corren ningún tipo de peligro. La insulina utilizada antes provenía del páncreas del cerdo y era
de mucha peor calidad. Además de ser mucho más cara y difícil de obtener
3. Los Glofish o peces brillantes
Esta es una clara prueba de que, no siempre, las modificaciones genéticas se llevan a cabo en
beneficio de la humanidad, sino que, a veces, es con beneficios puramente económicos. La
modificación de estos peces, en un principio, era para detectar la contaminación ambiental, pero
puesto que no sirvieron a su cometido se les buscó otra salida menos ética. Estos peces cebra
están modificados con una proteína procedente de las medusas que hace que brillen ante la luz
blanca o ultravioleta.
4. La rana translucida
Hace cuestión de 8 años, en Japón, se crearon ranas translucidas cruzando genes de 2
especies de ranas japonesas. Su utilidad es la de poder estudiar el efecto de químicos en sus
órganos, el desarrollo del cancer etc. en estos animales. Las ranas transparentes ofrecen un
método más rápido y más barato a la hora de realizar diversos estudios ya que al no tener que
diseccionarlo se ahorra tiempo, y sobre todo, vidas.
6. ANDi el primate modificado genéticamente
ANDi es el primer primate modificado genéticamente. Nacido en 2001 lleva en sus genes una
proteína fluorescente extradita de un tipo de medusa. Esta modificación genética permite que
ciertas celular sean fluorescentes al ser expuestas a determinada luz del microscopio. En
realidad lo único que se buscaba era probar que se puede alterar la secuencia genética de un
ser tan complejo como un primate para introducir luego otras modificaciones que si puedan ser
útiles para la cura de determinadas enfermedades como el Alzheimer o el Cáncer. Al ser un
animal tan cercano genéticamente a los humanos las voces en contra de este tipo de
investigación se han alzado por todo el mundo.
7.Los cerdos que pueden donar a humanos
C. TERAPIA GENICA
En la actualidad, la dotación genética de una célula puede ser modificada mediante la
introducción de un gen normal al gen defectuoso en su función y es lo que se denomina terapia
génica.
La terapia génica es la introducción de material genético en una célula con el propósito de aliviar
o eliminar un proceso patológico. Si bien suena como algo novedoso, la terapia génica lleva
más de cuarenta años siendo objeto de investigación. En un principio la técnica fue planteada
para tratar enfermedades genéticas hereditarias, sin embargo, en la actualidad tiene potencial
para un mayor número de enfermedades.
Historia
En 1966, Tatum predijo que los virus podrían usarse en la terapia genética de células somáticas.
Años más tarde se realizó el primer experimento con patos de raza Khaki Campbell (buena
apariencia, resistencia y sabor) que fueron inyectados con extractos de ADN.
1970, médico estadounidense Stanfield Rogers intentó tratar dos hermanas, que tienen
deficiencia arginasa (ciclo de la urea), mediante la inyección de virus del papiloma de Shope
contiene un gen de arginasa pero esta terapia génica no tuvo éxito
1980, Mercola y Cline terapia génica en humanos para el tratamiento de pacientes con
talasemia beta mediante la transfección de genes de globina β en células de médula ósea
humana. Fue ampliamente revisado y finalmente detenido porque carecía de una revisión ética
adecuada.
En 1990, el médico estadounidense Anderson realizó primera terapia génica con éxito en
una niña de 4 años, quien tenía un trastorno inmunológico genético llamado severa
inmunodeficiencia combinada (SCID).
La terapia génica tuvo inicialmente una gran aceptación por parte del público pero varios
episodios en los 90 frenaron en gran medida su avance debido a la retirada de financiación en
varios programas. Entre estos episodios podemos encontrar la muerte de Jess Gelsinger, un
joven de 18 años que sufría una deficiencia de la enzima ornitina transcarbamilasa (esta
enfermedad genética afecta al ciclo de la urea). A Jess Gelsinger se le introdujo una dosis
relativamente alta de DNA, que portaba el gen que produce la síntesis correcta de la enzima,
mediante un adenovirus. Se produjo una fuerte respuesta inmune a causa del adenovirus, lo
que provocó un fallo multiorgánico y la muerte cerebral del paciente. Además, pocos años
después aparecieron casos de leucemia en varios niños tratados con terapia génica para la
inmunodeficiencia. Esto ocurrió debido a que los vectores de primera generación eran tan
potentes que no solo activaban el gen terapéutico, sino que también activaban genes
adyacentes y si estaban junto a regiones patogénicas del genoma se podía iniciar una leucemia.
Por esta razón los estudios en terapia génica disminuyeron, pero a partir del 2005 este tipo de
tratamiento se ha vuelto más frecuente y se han realizado múltiples intervenciones como en las
enfermedades del sistema musculo esquelético, la fibrosis quística, también se reportan
tratamiento en Ca cerebral e insuficiencia cardiaca.Hoy en día gracias a los avances realizados
se han podido tratar más de 200 pacientes, a lo largo de una década, sin que se haya producido
ningún caso adverso.
Los criterios para seleccionar una enfermedad humana como candidata para el tratamiento
con terapia génica son:
La enfermedad amenaza gravemente la vida del paciente.
Los órganos, tejidos y tipos celulares afectados por la enfermedad han de estar bien
caracterizados.
Hay una versión normal del gen defectuoso aislada y clonada.
El gen normal puede ser introducido en una fracción significativa de células del tejido
afectado o bien, la introducción del gen en un tejido accesible.
El gen puede expresarse adecuadamente, generando una cantidad suficiente de
proteína normal.
Las principales formas de actuación de la terapia génica son:
Complementar o sustituir un gen defectuoso.
Inhibir el funcionamiento de los genes implicados en la enfermedad.
Inducir a la célula para que sintetice proteínas con efecto terapéutico.
Tipos de terapia génica:
En función del tipo celular al que dirigimos el tratamiento, encontramos dos tipos de terapia
génica:
Terapia génica de células germinales aquella dirigida a modificar la dotación genética de
las células implicadas en la formación de óvulos y espermatozoides y, por tanto, transmisible
a la descendencia. Este tipo de terapia génica sería la indicada para corregir de forma
definitiva las enfermedades congénitas, una vez que la técnica sea eficaz y segura, situación
que no parece darse en el momento actual. La terapia génica de la línea germinal humana
no ha sido practicada debido a las limitaciones de la tecnología de manipulación de las
células germinales y a considerandos éticos, y el riesgo de potenciación genética, que
derivaría en prácticas de eugenesia por selección artificial de genes que confiriesen
caracteres ventajosos para el individuo.
Terapia génica somática es aquella que modifica la dotación genética de células no
germinales, las células somáticas o constituyentes del organismo, no transmisible a la
descendencia. Este tipo de terapia génica no ha sido motivo de debates éticos, salvo su
posible aplicación a la ingeniería genética de la potenciación.
Por otro lado, si tenemos en cuenta la estrategia aplicada, podemos clasificar la terapia génica
en:
1. Terapia génica in vivo son aquellas técnicas donde el material genético se introduce
directamente en las células del organismo, sin extracción ni manipulación in vitro. Su gran
ventaja respecto a la in vitro es su sencillez. En cambio, el grado de control sobre el
proceso de transferencia del DNA exógeno a la célula es menor, la eficiencia global es
menor también y es difícil conseguir un alto grado de especificidad tisular.
2. Terapia génica ex vivo son aquellos protocolos en los que las células a tratar son
extraídas del paciente, aisladas, crecidas en cultivo y sometidas al proceso de
transferencia in vitro. Una vez seleccionadas las células dotadas del DNA exógeno, se
expanden en cultivo y se introducen de nuevo en el paciente. Las principales ventajas
abarcan la elección del tipo de células a tratar, el mantenimiento del control sobre el
proceso y una mayor eficacia en la introducción del DNA exógeno en la célula. Los
problemas más notables son la mayor complejidad, el coste de los protocolos y la
imposibilidad de introducir DNA exógeno en tejidos que no son susceptibles de crecer in
vitro.
Existe un gran número de barreras presentes en el organismo que pueden impedir que el
DNA llegue a la célula. Para proteger los genes se usan vehículos o vectores. Hay dos
grandes grupos de vectores: virales y no-virales. Los vectores virales incluyen todos aquellos
que se han obtenido a partir de un virus. A estos vectores se les eliminan sus características
patológicas y se adaptan como transportadores de material genético. Se aprovecha la ventaja
que aportan los virus como vectores naturales, ya que han sufrido procesos de evolución a lo
largo de millones de años para optimizar su función de introductores de material genético en
las células que invaden. Denominamos transducción al proceso de transferencia de DNA
exógeno a una célula mediante un vector viral. Los vectores no-virales siguen una estrategia
opuesta: síntesis en lugar de modificación. Parten de estructuras sencillas y conocidas e
intentan construir un sistema completamente artificial que posibilite el transporte efectivo de
genes en el interior de una célula.
Métodos tenemos los métodos fisicoquímicos en las que se destaca la micro inyección; y la
utilización de vectores, principalmente el Adenovirus
Los obstáculos que impiden el éxito clínico de la terapia génica tienen que ver más con las
herramientas que con sus fundamentos. Aunque existe una gran variedad de vectores que
presentan diversas ventajas e inconvenientes, ninguno de ellos alcanza el nivel de calidad
requerido para que la terapia génica obtenga la madurez que le permita ser una alternativa real
y competitiva frente a las terapias tradicionales. Cabe tener en cuenta, además, los elevados
costes que implican los ensayos clínicos ya que, al tratarse de enfermedades minoritarias, se
reclutan pocos pacientes. Además, como el número de personas al que están dirigidas es muy
pequeño, ofrece pocas motivaciones a las empresas comercializadoras. Es un tratamiento muy
costoso que incluso ha provocado la retirada del mercado de un fármaco aprobado en 2012,
Glybera, debido a que su precio rondaba el millón de euros y corregía una enfermedad muy
rara en niños. Según opinan algunos científicos: “Estamos ante un potencial éxito terapéutico y
un gran fracaso comercial”.
Enfermedades en las que se aplica terapia génica
Las enfermedades a las que se puede aplicar esta técnica son varias y se las puede distinguir
según categorías:
1. Enfermedades monogénicas originadas por mutaciones en un solo gen, que causan pérdida
de la función de la proteína que codifican y son de naturaleza recesiva. Aunque son infrecuentes
en la población, estas mutaciones son responsables de un gran número de enfermedades
crónicas, por ejemplo, de las hemofilias, la anemia falciforme, las deficiencias inmunológicas
(como la deficiencia en adenosina desaminasa), el hipercolesterolemia familiar –debida a
defectos en el receptor de grasas LDL– y la fibrosis quística.
2. Enfermedades multifactoriales, en que varios genes están envueltos en la expresión de la
enfermedad, por ejemplo, las enfermedades coronarias, la hipertensión y la diabetes.
3. Enfermedades adquiridas, como el cáncer, que es una enfermedad genética a nivel celular.
Hay tres clases de genes importantes relacionados con el surgimiento de cáncer por mutaciones
en los mismos: protooncogenes, genes supresores de tumores y genes de reparación de ADN.
Existen muchas dificultades para obtener efectividad clínica introduciendo genes normales de
aquellos que han sido mutados como, por ejemplo, efecto dominante de algunas de las
mutaciones, dificultad de llegar a toda la masa tumoral y a las metástasis, y alto grado de
inducción mutagénica. Debido a este problema se usan aproximaciones indirectas tales como:
la introducción de genes de citoquinas y otros productos inmunomodulatorios que activan una
respuesta inmune; la introducción de genes activadores de drogas dentro de las células
tumorales, también llamada “terapia de genes suicida”; la introducción de genes resistentes a
quimioterapia en células de la médula ósea que van a ser usadas para trasplante; inactivar
oncogenes normalizando el ciclo celular y, finalmente, provocar la muerte celular en células
tumorales(4,8). Como estrategia directa de reemplazo, el más usado ha sido el gen supresor
de tumores p53, que es capaz de inhibir el crecimiento celular y la angiogénesis, y de producir
muerte celular.
4. Enfermedades neurológicas degenerativas, como las enfermedades de Parkinson y de
Alzheimer.
5. Enfermedades infecciosas, como el herpes, la hepatitis o el SIDA. Las estrategias de terapia
génica consisten en obtener vacunas, introducir genes que obstaculicen la replicación del virus,
activar el sistema inmune, impedir que el virus infecte a células sanas, hacer terapia con genes
suicidas, introducir genes que produzcan ribozimas que degraden el ARN viral y expresar genes
que provean protección a las células para no ser infectadas.
Las enfermedades que más garantía de éxito presentan para la terapia génica, en la actualidad,
son las monogénicas. Se trata de enfermedades hereditarias caracterizadas por mutaciones en
un único gen que comprenden trastornos muy diversos como son muchas enfermedades
metabólicas, hemofilias, retinopatías del ojo o inmunodeficiencias. Como consecuencia de este
gen defectuoso no se sintetiza una proteína específica o bien se produce una proteína anormal.
En muchas de estas enfermedades no se dispone de una farmacoterapia convencional eficaz.
El problema podría resolverse si se suministrara una copia normal del gen defectuoso a los
tejidos afectados, de forma que la proteína podría ser sintetizada dentro de las células utilizando
las vías celulares habituales.
IMPLICACIONES ÉTICAS
La ingeniería genética tiene aplicaciones en campos muy diversos; dos de los más importantes
son la medicina y la creación de nuevas especies o mejora de las existentes. El progreso en
estos ámbitos puede aportar resultados capaces de aliviar algunos problemas de gran
importancia, pero no se debe olvidar que la explotación comercial de las tecnologías requeridas
sólo está al alcance de unas pocas empresas multinacionales. Como era de esperar, la
tradicional dependencia económica de los países subdesarrollados tiene en la ingeniería
genética un nuevo elemento de desequilibrio. En otro orden de cosas, la ingeniería genética
puede plantear graves problemas éticos. Hay opiniones muy diversas sobre dónde han de
situarse los límites de manipulación del material que está en la base de todos los procesos
vitales.
Por todo lo anteriormente expuesto es necesario pensar en las implicaciones sociales,
ambientales y humanas, y no solo en las consideraciones económicas y científicas sobre el uso
de esta tecnología ya que dejar en manos de unas pocas compañías la seguridad alimentaria
de poblaciones enteras, limita la autonomía de ellas y pone en riesgo no solo a las generaciones
presentes sino también a las futuras, con lo cual se violan los principios de justicia y no
maleficencia y se menoscaba el valor moral de la dignidad de la vida
Problemas éticos
Generales: ocultamiento de resultados adversos debido al interés empresarial. Hay evidencias
de casos de falta de transparencia de notificación del riesgo y omisión de las condiciones de la
aplicación
C. somáticas: Permitida en aquellas enfermedades para las que no existe un tratamiento
efectivo o las expectativas de efectividad son muy bajas. Y respetan la autonomía del paciente.
C. germinales: En general no permitido ya que afecta a la descendencia.
Cabe ahora preguntarnos qué cuestiones morales y obligaciones hacia el hombre, como actos
humanos, surgen como resultado de la terapia génica. Una terapia, cualquiera que sea, surge
para volver al individuo a un estado saludable. El desarrollo de la terapia génica debe realizarse
en función del bien del hombre y no en detrimento de este o solo en la búsqueda irresponsable
del bienestar
Para poder alcanzar los objetivos de la terapia génica es necesario superar los problemas éticos
basados en un marco jurídico; como el de la Declaración Universal sobre el Genoma Humano
y los Derechos Humanos (Unesco, París, 11 noviembre de 1997):
Las investigaciones sobre el genoma humano y sus aplicaciones abren inmensas
perspectivas de mejoramiento de la salud de los individuos y de toda la humanidad, pero
destacando que deben, al mismo tiempo, respetar plenamente la dignidad, la libertad y
los derechos de la persona humana, así como la prohibición de toda forma de
discriminación fundada en las características genéticas.
El mejoramiento de la salud debe trascender el tácito elemento gramatical, pues si solo
nos abocamos a él de manera reduccionista, perdemos consideraciones relevantes
Principios implicados:
Respeto
Principio de respeto en la terapia génica A la hora de analizar bioéticamente cualquier
enfermedad genética deben considerarse al menos los siguientes factores: grado de
probabilidad de que el daño ocurra, gravedad del daño si este ocurriera, edad que tendrá la
persona cuando el daño ocurra, posibilidades de tratar o prevenir la enfermedad, entre otros. El
primer factor apela a dos dimensiones: incertidumbre y efecto en los objetivos. La incertidumbre
como condición de desconocimiento a pesar de información basal de relevancia que representa,
a su vez, la oportunidad de conocer la mayor cantidad posible de efectos sobre los resultados.
Sin embargo, esta concepción es bastante lineal, reduccionista y positivista. En terapia génica,
como se esbozó en el apartado de epigenética, hay otros factores determinísticos de gran
poder. Si bien la tecnología médica ha posibilitado avances científicos enfocados en el
conocimiento de la historia natural de las enfermedades, el establecimiento del grado de
afectación o severidad en la presentación clínica de una patología o la evaluación del efecto
requieren de la formación de una opinión sobre el evento o sobre el conjunto de circunstancias
que no han ocurrido todavía (16). No hay una “única respuesta correcta”, puesto que el futuro
no ha ocurrido todavía. La probabilidad de riesgo de severidad no puede medirse, solo
estimarse. En tanto, los efectos beneficiosos, incluso los adversos, no pueden garantizarse.
Justicia
El principio de justicia en terapia génica debe ser el mismo que se manda en todas las áreas de
la medicina, ya que el problema ético de la terapia génica consiste en que la eficacia clínica no
ha sido todavía demostrada. A pesar de los numerosos protocolos se pueden producir daños
irreversibles. Y no todos los tratamientos con terapia génica han sido exitosos, se ha visto que
hay riesgos. Debido a estos riesgos se afecta al principio de justicia del Informe de Belmont, ya
que se complica la equidad en la distribución de quien merece la aplicación de la terapia génica.
El principio de justicia busca usar procedimientos razonables, no explotadores y bien
considerados para asegurar que su administración sea correcta, no solo en términos de costo-
beneficio, sino y en demasía, respondiendo a intereses supremos de generación de efectos
sobre el bien y no solo sobre el bienestar de los sujetos.
Beneficencia
se define como los actos de bondad o caridad que van más allá de la estricta obligación, para
lo cual existen dos reglas generales como expresiones complementarias de beneficencia: el no
haber algún tipo de daño y el de acrecentar al máximo los beneficios y disminuir los daños
posibles. Esto genera un dilema respecto a decidir cuándo se justifica buscar ciertos beneficios
a pesar de los riesgos que puedan implicar y cuándo se deben ignorar los beneficios a causa
de los riesgos. Así pues, aproximarse a la terapia génica desde el principio de beneficencia
implica reconocerla como una tecnología de innovación, pero con problemas éticos que deben
ser resueltos para equilibrar los riesgos con los beneficios que pueda tener su aplicación para
la cura de una enfermedad.
Autonomía
Desde el mismo Informe de Belmont, el respeto por la autonomía significa admitir una
excedencia del ser humano respecto de toda otra realidad material o viviente. Es dada por el
hecho mismo de tener un individuo humano, portador de humanidad expresada en el curso de
su existencia –iniciada mucho antes del día 14 como consideramos nosotros– y que permanece
intacta aun cuando sus capacidades queden comprometidas en su manifestación por patologías
u otras causas contingentes, e incluso por la estimación probabilística de un riesgo aun no
expresado. Para respetar la autonomía se debe obtener consentimiento libre e informado del
paciente, apelando también a principios fundamentales como el de la privacidad y la
confidencialidad de los datos obtenidos, la exclusividad de uso de material genético,
conocimiento claro y extenso de consecuencias y riesgos, voluntad libre de retiro y expresión
volitiva de aceptación o rechazo, independiente de la fase, de los procedimientos a los cuales
será sometido él como paciente o su tutoriado.