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Nuestra luna tiene el tamaño y la distancia de la Tierra perfectos para su atracción gravitacional. La
Luna crea las mareas y los movimientos de los océanos de tal manera que sus aguas no se
estanquen, y al mismo tiempo evita que estas mismas inunden los continentes.
Agua... incolora, inodora y sin sabor, aun así, ningún ser viviente puede sobrevivir sin ella. Las
plantas, los animales y los seres humanos están compuestos en su mayoría por agua (alrededor de
dos tercios del cuerpo humano está compuesto por agua). Ahora veamos porque las características
del agua son únicas y especiales para la vida:
Tiene los puntos de ebullición y de congelamiento inusualmente altos. El agua nos permite vivir en
un ambiente de temperaturas cambiantes, mientras mantiene a nuestros cuerpos a una
temperatura de 37º C.
El agua es un disolvente universal. Esta propiedad del agua permite
que miles de químicos, minerales y nutrientes sean transportados a
través de nuestros cuerpos y hacia los conductos sanguíneos más
pequeños.
El agua tiene una única tensión superficial que permite que en las
plantas pueda fluir hacia arriba a pesar de la gravedad, lo que lleva agua y nutrientes vitales hasta la
copa de los árboles más altos.
El agua se congela de arriba hacia abajo, y flota de tal manera que los peces pueden sobrevivir en el
invierno.
Noventa y siete por ciento del agua de la Tierra está en los océanos.
Pero en nuestra Tierra, hay un sistema diseñado que remueve la sal
del agua y luego la distribuye por todo el globo. La evaporación
toma el agua de los océanos, deja la sal, y forma nubes que son
fácilmente movidas por el viento para que dispersen agua sobre la
tierra, para la vegetación, los animales y las personas. Es un sistema
de purificación y abastecimiento que sustenta la vida del planeta, es
un sistema de reciclar y reusar agua.
El ojo… puede distinguir alrededor de siete millones de colores. Tiene enfoque automático y puede
manejar sorprendentemente 1.5 millones de mensajes simultáneamente. La Evolución se orienta
en mutaciones y cambios desde y hacia organismos existentes. Aun así, la evolución sola no explica
completamente la fuente inicial del ojo o el cerebro, el comienzo de los seres vivos a partir de
materia sin vida.
EL UNIVERSO OPERA POR LAS UNIFORMES LEYES DE LA NATURALEZA.
Gran parte de la vida puede parecer incierto, pero mira lo que podemos contar en el día a
día: la gravedad sigue siendo coherente, una taza de café caliente dejada en un mostrador
se enfriara, la tierra gira en las mismas 24 horas, y la velocidad de la luz no cambia - en la
tierra o en las galaxias lejos de nosotros.
Richard Feynman, ganador del Premio Nobel de electrodinámica cuántica, dijo: "¿Por qué la
naturaleza es matemática es un misterio ... El hecho de que hay reglas en absoluto es una
especie de milagro."
Bueno, al igual que puedes programar el teléfono para que suene por razones específicas,
el ADN instruye a la célula. El ADN es un programa de tres mil millones de letras diciendo la
célula para actuar de una manera determinada. Es un manual de instrucciones completo.
¿Por qué es esto tan increíble? Uno tiene que preguntarse ....
¿cómo este programa de información termina en cada célula
humana? Estos no son sólo los productos químicos. Estos son
productos químicos que instruyen, que el código de una
manera muy detallada exactamente cómo el cuerpo de la
persona debe desarrollar.
Este movimiento nos conduce indefectiblemente a una primera Causa no movida, a un Primer
Motor.
Las ciencias físicas nos dicen que la materia es inerte. Luego si la materia es inerte y el mundo
material se mueve continuamente, es que hay un Principio fuera de la materia que da vida al
movimiento. Cuando Newton dio con las leyes de atracción se limitó a sentar el hecho de la
potencia atractiva, pero sin decir que esta potencia estaba en la materia. Newton era creyente, y
con toda su ciencia dijo que no reconocía otra potencia que la de Dios. Dios explica la existencia del
movimiento y el movimiento es, a su vez, una prueba más de la realidad de Dios. Ese Primer Motor
que puso en marcha el movimiento del Universo es también Creador y Ser Personal.
Resulta curioso comprobar que la mayoría de los ateos, especialmente los ateos teóricos, afirman
que creen en “algo”. Niegan a Dios, pero no pueden sustraerse a la idea de un Ser superior al
hombre. Cuando tú dices, usando un vocabulario de todos los días, que eres un ser finito, estás
dando a entender que hay otro infinito; cuando proclamas que eres un hombre imperfecto,
desordenado, injusto, defectuoso, impotente, etcétera, estás admitiendo que hay Alguien que es
perfecto, ordenado, justo, sin defecto y potente. Ese Alguien no figura entre los hombres finitos,
porque en el ser finito ni se ha dado ni se dará jamás la perfección ni el poder absolutos, luego hay
que buscarlo forzosamente fuera de nuestro espacio, precisamente en ese infinito que constituye
una prueba más, de carácter metafísico, de la existencia de Dios. “Este Ser –dice Newton- es eterno
e infinito, existe desde la eternidad y durará por toda la eternidad”.
En el universo hay movimiento, pero es un movimiento regular, uniforme, inteligente. Hay belleza
en el cielo azul, en la puesta del sol dorada, en los Alpes blancos, en las praderas verdes, en la
aurora rosada, en la mar hermosa. Toda creación habla por sí sola y dice alguien me creo, si un reloj
presupone un relojero, si un palacio indica que existe un arquitecto, ¿por qué el Universo no ha de
demostrar una inteligencia suprema? ¿Cuál es la planta, el animal, el elemento o el astro que no
lleve grabado el sello de Aquél a quien Platón llamaba el eterno geómetra? En una encuesta
“Gallup” celebrada en los Estados Unidos para determinar la religiosidad del pueblo americano, el
98 por ciento contestó que creía en Dios, y la primera razón que dieron los encuestados para
justificar su creencia fue el orden y la armonía del Universo. “Estas obras visibles –dice San Pablo-
revelan al invisible Dios” (Romanos 1:20).
Desde las estructuras enormes del universo hasta el mundo microscópico de partículas sub-
atómicas, la ciencia ha revelado el impresionante orden que se encuentra en el universo. Nuestro
universo no tenía que ser así: hay unas muchas más razones por las cuales el universo pudiese estar
en caos en vez de estructurado. Si Dios no existiese, sería muy improbable de que el universo
tuviese orden. Sin embargo, sabemos de experiencia directa y de observación que las mentes crean
orden, por lo cual es razonable pensar que un Ser racional ordenó el universo.
Se ilustra preferentemente con el ejemplo de la flecha. Tú disparas una flecha, esta se dirige
invariablemente al blanco que tú le has propuesto. La flecha es un objeto desprovisto de
conocimiento, pero cumple su cometido porque tras ella hay un ser inteligente, en este caso el
arquero que la ha lanzado.
En este mundo en el cual tú y yo vivimos hay objetos y seres desprovistos de inteligencia, pero
tienden, cosa curiosa, a la realización de un fin concreto. ¿Te has preguntado alguna vez por qué?
¿Quién controla la dirección del viento, quién orienta las olas del mar, quién pone a las hormigas en
fila para que trabajen en busca de alimento, quién sostiene las bridas que guían sabiamente a la
naturaleza? ¿Quién, amigo, quién sino Dios?