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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES

Materia: Historia de América II


Profesora: Mercado Cecilia

Flores Rosana
Alumno: Sumbay Germán Exequiel

Trabajo de Resumen del libro:

Fisher, John (1977) Minas y Mineros en el Perú Colonial


(1776-1824)
Año: 2014
Introducción

Para comenzar puedo decir que el principal objetivo de este trabajo es resumir de forma
completa el libro de Fisher, John “Minas y Mineros en el Perú Colonial (1776-1824)”,
centrándome para ello en sintetizar cada uno de los siete capítulos de esta obra. Una vez
realizada esta tarea para al final terminar presentando una biografía sintética acerca del autor,
así como también la bibliografía utilizada.

Una vez aclarado el propósito de este resumen, creo necesario realizar un pequeño prólogo
acerca del libro. En esta breve introducción puedo decir que el historiador inglés pretende
analizar la realidad de la minería argentífera después de la pérdida de la mina, más importante
hasta aquel entonces, Potosí en 1776 hasta en 1824. Por ello en el primer aparto Fisher va a
describir de la minería peruana desde poco después de la conquista, entrando a analizar a la
mina de Potosí. En los siguientes apartados analiza el periodo posterior a la división del
virreinato del Perú en dos entidades y la perdida de los ricos depósitos de mineral, en ello se
describe los esfuerzos emanados por los agentes reales para aumentar la producción
argentífera como las inspecciones reales, las legislaciones dirigidas por los superintendentes
Areche y Escobedo, la creación y funcionamientos de las instituciones mineras (gremio
minero, Tribunal de Minería, etc.), la contratación de especialistas extranjeros (la misión de
Nordenflicht), etc. En los últimos apartados se analiza de los elementos necesarios para la
producción de la plata como el azogue, la mano de obra y el capital. Finalmente en el último
capítulo Fisher desmiente sobre el decrecimiento de la producción minera, que se suponía
existente después de la pérdida del centro minero más importante de Sudamérica,
argumentando el crecimiento estable de la misma.

Capítulo 1: La plata peruana antes de 1776

En este capítulo John Fisher se dedica a presentar un panorama de la producción de la plata en


el virreinato del Perú antes de 1776, es decir, hasta la creación del virreinato del Rio del Plata,
lo que implico las pérdidas de las provincias del Alto Perú (y con ello del centro minero de
Potosí). Desde el comienzo los españoles se dedicaron a la explotación de los recursos
minerales (después de todo el oro y la plata fueron uno de los incentivo de la conquista),
primero a través del saqueo y luego por medio de la extracción. Pero en este afán los colonos
españoles habían dejado de explotar el potencial agrario del imperio. El Perú no era la
excepción, su dependencia de la minería era muy evidente.

Desde el primer viaje de Colon la búsqueda de metales precioso jugo un papel central en la
colonización de Iberoamérica. La conquista del imperio incaico no estuvo ajena a esta causa,
y el hecho más importante lo constituye el descubrimiento de la mina del cerro rico de Potosí
en 1545. Hasta entonces la plata constituía el 85 % de los metales enviados de América a
España. Potosí se convirtió rápidamente en la ciudad más rica y poblada del mundo hispano.
En un principio la plata extraída de Potosí era refinada en hornos indígenas llamados guayras,
y su producción fue rentable hasta 1570 donde se produjo el declive de la plata. Pero pocos
años después este problema fue rápidamente solucionado con la introducción y
perfeccionamiento del método de extracción de la plata amalgamándolo con azogue. Este
método fue beneficioso aumentando la producción de Potosí, y se mantuvo sin cambios
durante tres siglos.

Potosí ni era el único centro minero del Perú, existieron otros depósitos de plata en
explotación como Hantajaya, Castrovirreina, Oruro (durante el siglo XVI), minas del Cerro de
Pasco (en 1630), Laicacota y Cailloma (durante el siglo XVIII). La plata que se enviaba a
España era solo una parte de la que se producía y representaba el saldo o beneficio de la
corona de todos los impuestos y el tamaño de los envíos era susceptible de fluctuaciones cada
año. Hubo periodos de reducción de envíos y disminución de producción de plata como en
1600-21, segunda mitad del siglo XVII, 1700-37, y hubo periodo mejoría como en la década
de 1680. Los motivos del declive se debieron a la dificultad de conseguir metales de alta
calidad, fuerza laboral y azogue, como así también a la reducción de los ingresos de la
hacienda peruana. El resto de la plata, que no se enviaba a la metrópoli, se utilizaba en
América para el comercio local, para manufactura de joyería, otra se destinaba a Asia, y otra
cantidad se destinaba al contrabando.

Hasta 1776 Potosí fue el centro minero más importante de Perú pero su predominio fue
mermando desde finales del siglo XVII. En 1776 paso al virreinato del Rio de la Plata
privando al Perú del mas 60 % de la producción de plata. En esa fecha Potosí no era más que
la sombra de lo que había sido, su población había disminuido un 80% y la plata se extraía de
los vertederos. Los centros mineros que quedaron en el Perú se encontraban en su mayoría
situados en los Andes a alturas superiores a 13 mil pies, en estas condiciones estos centros no
fueron zonas autosuficientes sino poblados aislados en un ambiente estéril y con carencia de
elementos necesarios para la producción (como la madera, etc.). La situación de los mineros
no era muy benigna, a pesar de que algunos amasaron fortunas, la mayoría operaba en niveles
marginales, con capital insuficiente, etc. además existía un alto nivel de mortandad que
perjudicaba la adhesión de trabajadores. Relacionado con esto último, la mano de obra fue
uno de los problemas habituales, la fuerza de trabajo voluntaria era cara, los mineros
emplearon mingas a los que pagaban siete pesos semanales. El virrey Toledo intento
solucionar este inconveniente implementando un sistema de mita para Potosí, reclutando
mitayos en las provincias que se hallaba entre cuzco y el lago Titicaca. Este sistema fue
importante hasta finales del periodo colonial en Perú. Cuando Fisher habla de capital
insuficiente se refiere a que en el siglo XVIII los mineros conseguían crédito de los
comerciantes por tiempo corto y un interés elevado, pagando su deuda en plata sin acuñar y
brindando descuentos y aceptando prestamos en forma de mercancía a precios muy elevado.

Capítulo 2: Inspección y Organización

En este apartado John Fisher va tratar de la inspección y organización en las minas por parte
de la corona española. En teoría todos los depósitos minerales pertenecían a la corono pero
no la explotaba directamente sino que el rey autorizaba a individuos particulares para que
explotasen estos depósitos, a cambio de ciertos pagos como el quinto real. Estos impuestos
constituían una importante fuente de ingresos para la hacienda real por ello la corona emano
reglas precisas que regulasen la explotación, los impuesto resolución de disputas, las
inspección en las minas, etc.

En un principio estas legislaciones fueron normas locales ya que la corona permitió a las
autoridades locales en diferentes partes del imperio emanar su propia legislación de acuerdo a
esas necesidades, creando una gran variedad de normas incluso contradictorias y confusas. El
primero que hizo las primeras legislación en el Perú fue el virrey Pedro de la Gasca en 1550,
pero fue Toledo quien implemento una legislación general (una de las más importante fue la
normas de provisión de la mita) que tuvo vigencia hasta 1786. Pero durante este tiempo hubo
propuesta con la intensión de reformas generales o propuesta para estimular la industria
minera.
En este marco es conocida la visita de José Antonio de Areche, en 1776, quien pretendía
estimular la minería argentífera y promulgar nuevas ordenanzas, pero encontró fuerte
oposición en los virreyes peruanos. Intento solucionar el complejo programa de la producción
de azogue en el Perú otorgando la mina de Santa Bárbara de Huancavelica a Gonzales
Sarabia en calidad de administrador, que tuvo un resultado moderado. En 1782 el sustituto de
Areche, José de Escobedo tuvo que afrontar el mismo problema del azogue e implementar
reformas para modernizar la minería peruana. Entre estas se pueden mencionar los intentos de
introducción del proceso de fundición a gran escala (aplicado por Coquet), la implementación
de ordenanzas mexicanas en Perú en 1785 (para incrementar la producción), la formación de
un Colegio de Minería (esencial para la introducción de ideas y técnicas modernas a los
mineros del virreinato), la convocación de asambleas de mineros en cada centro minero, un
Tribunal de Minería en Lima en 1787 (que se componía de un director general –aunque en un
principio hubo dos co-directores Coquet y Urquizu - un administrador general y dos diputados
generales, etc.), creación de diputaciones locales (se crearon ocho diputaciones, cuyo
propósito fueron preocuparse por el bienestar de las minas a nivel local.), la creación de un
Gremio de minero (a los formaron parte todos los mineros del virreinato), entre otras.
Algunas de estas reformas tuvieron éxito y perduraron durante todo el periodo colonial.

Capítulo 3: El gremio minero y el Tribunal de Minería, 1787-1821

De las reformas de Escobedo, la creación del gremio minero y el Tribunal fueron las que
tuvieron un cierto éxito. El gremio de mineros de plata del Perú tuvo como responsabilidad
dirigir la industria minera y ocuparse de su bienestar, mientras que las diputaciones
provinciales hacían los mismo a nivel local, el Tribunal de Minería sería el porta voz de los
problemas en Lima. Además el Tribunal tenía como funciones: facilitar préstamos a los
mineros, financiar bancos de rescate, tenía la responsabilidad de la creación del colegio de
minería, y asegurar la administración a través dela diputaciones.

El Tribunal de Minería tuvo muchos inconvenientes en su funcionamiento, algunas


discrepancias internas y otras, por interferencia de las autoridades virreinales. Las misma
comenzaron desde su creación en 1787 cuando Escobedo nombro dos directores: Urquizu y
Coquet, pero en poco tiempo y los destituyo permitiendo a este último a permanecer en
Cajatambo y enviando a la Casa de la Moneda a Urquizu, quien no gozaba la confianza de la
comunidad minera. Pero los inconvenientes más serios fueron las interferencias de los
virreyes, primero Croix y luego, a partir de 1790, Francisco Gil. Estos se debió a la
restauración la superintendencia de real hacienda al virrey en 1787. Por ello los virreyes
intervinieron en los asuntos internos del gremio minero, en las elecciones y control de los
miembros del Tribunal, etc. El virrey Croix, por ejemplo, restituyo a Urquizu como director
general del Tribunal, suspendió las elecciones de director, suspendió la general de minería de
1789, etc. El nuevo virrey Fray Francisco Gil en un principio no interfirió en el Tribunal y
dejo a su director Urquizu tomar las rienda y autorizo las propuestas de este como eliminar los
votos de los mineros ignorantes en las elecciones de los miembros del tribunal y fuera el
mismo virrey el encargado de nombrarlos, etc. Pero en 1791 el virrey tuvo una participación
más activa en el Tribunal, destituyo a Urquizu pero oficializo sus propuestas, además
transfirió los fondos de esta institución a la caja real, imposibilitó el préstamo de dinero a los
mineros, clausuro los bancos de rescate, imposibilito la creación del colegio de minero,
suspendió a los miembros del Tribunal sin paga alguna por mala administración, intervino en
las elecciones del Tribunal nombrando a Isidro de Abarca como administrador general
interino entre otros. En 1792 el virrey intento infructuosamente intervenir en las elecciones
de los representantes de las diputaciones de los mineros de Cerro de Pasco pero tuvo demitir
por el malestar de los mineros.

A pesar de estas distracciones e interferencia el Tribunal pudo dedicarse a solucionar algunos


asuntos como impedir que los mineros endeudado fueran a prisión, redujo el precio de la
pólvora, nombre funcionarios en las diputaciones, recolecto información sobre el estado de las
minas, etc. Pero el Tribunal no pudo alcanzar algunas de sus metas, como su poco entusiasmo
en la creación del colegio de minera, tampoco tuvo éxito en ganar privilegio para los
miembros del gremio de minero, ni reducir el precio del azogue e 43 pesos por quintal. No
logro que la minería fuera una ocupación honorable ya que quienes se incorporaban perdían
su categoría. Su política de mejorar la provisión de capital para los mineros fracaso por la
intervención del virrey. Del superávit que gozo el Tribunal durante la última década 1790 se
destinó a la financiación de obras en Cerro de Pasco, el centro minero más importante, como
el drenaje del túnel principal, entre otros. Sus éxitos eran limitados y en 1821 cuando su
recaudación había decrecido sustancialmente el primer ministro de la Republica ordeno su
abolición.
Capítulo 4: La misión minera de Nordenflicht

En este apartado Fisher trata sobre la experiencia de la misión del extranjero Nordenflicht en
el virreinato del Perú. En 1788 la corona contrato a un grupo de especialistas extranjeros para
explotar sus conocimientos sobre el nuevo método de amalgamación de Born para aplicarlos
en las colonias americanas. Este método era una imitación del proceso básico de Alonso
Barba (que consistía en acelerar la amalgamación hirviendo los varios ingredientes en
recipientes de madera forrados en cobre, permitiendo un ahorro del tiempo) con la diferencia
que se utilizaba maquinaria moderna y algunas innovaciones en el proceso de preparación del
mineral. Este método implicaba una reducción del tiempo y un ahorro del azogue. Se contrató
29 especialistas la mayoría alemanes, el agente de la corona Elhuyar dividió a estos en
equipos destinados a Nueva España, Nueva Granada, Chile y Perú. A este último fue
destinado el sueco Nordenflicht, quien dirigió la expedición minera por 10 años con el
propósito de mejorar los métodos de beneficios, ampliar la minería con la introducción de los
métodos europeos.

La misión después de pasar por Buenos Aires hicieron una parada en Potosí donde se
construyó maquinarias para demostrar el nuevo proceso de amalgamación, pero dichas
pruebas tuvieron resultados decepcionantes. Recién en 1790 la misión llego al Bajo Perú, y
tuvo como primera tarea inspeccionar las minas de azogue en Huancavelica para su
modernización. Pero rápidamente se encontraron con grandes obstáculos por el poco interés
del virrey y del intendente de apoyar las reformas y modernizaciones. Algo similar ocurrió
con el proyecto de Helms en Cachirin ante la negativa de los prestamistas y del virrey de
facilitar capital para las obras, que conllevo a su fracaso y su partida. Ante esta situación
Nordenflicht se encontró aislado y seguro de una conspiración contra de la misión por parte
del virrey Gil y del Tribunal. En Lima Nordenflicht ordeno la construcción de un laboratorio
para mostrar los beneficios del proceso de Born en comparación con el método tradicional
pero nuevamente fracaso en la demostración y Gil ordeno la clausura de dicho laboratorio. El
sueco había fracaso porque no logro darse cuenta que los minerales peruanos eran diferentes a
los de Alemania. También fracaso en la tentativa de construir un colegio de minería. Con los
sucesores de Gil, Nordenflicht tuvo menos inconveniente pero fue desplazado al
cumplimiento de tareas menores hasta 1810, cuando se le ordeno represar a Europa en calidad
de jubilado. La experiencia de Nordenflicht demostraron que el proceso de Born resultaban
inadecuado para el Perú, permitió el ahorra de tiempo y de mano de obra pero no logro
reducir el consumo de azogue.

Capítulo 5: El azogue

El fracaso de Nordenflicht se debió a que no logro reducir el consumo de azogue ya que este
mineral era gran importancia y su presencia determinaba el nivel de producción argentífera.
Sin azogue los mineros no podían producir la plata para ellos algunos recurrieron a
comerciantes y prestamistas para obtener crédito comprar dicho metal. Ante la escasez del
azogue la producción argentífera llego a decrecer como en 1782-84 por eso era importante su
aprovisionamiento. La producción de esta mineral provenía de las minas de Huancavelica y
de Almadén (España) y se necesitaba, según Escobedo, 6.000 quintales de azogue por año
para abastecer al Perú. Las guerras en Europa entre España y Gran Bretaña perjudicaban él
envió de azogue desde Almadén lo que provocaba una merma en la producción. La mina más
importante de Huancavelica fue Santa Bárbara por ello su objeto de innovaciones que
tuvieron éxito al elevar la producción pero antes la precariedad la misma se derrumbó en 1786
y en 1793 quedo inactiva, aunque hubo intentos de restaurarla después de la independencia.
Las demás minas de Huancavelica siguieron siendo explotadas, ya que fue el único centro
minero peruano de azogue durante el periodo colonial. Además el cese de la guerra él envió
de Almadén volvió a la normalidad hasta 1812 cuando fue ocupada por los franceses.

No solo la escasez en la producción de azogue eran los problemas sino también la distribución
del mismo, por ineficiencia de las maquinarias de distribución, por dificultades del transporte
en zonas montañas, por las compras de los comerciante de este material para su posterior
reventa imposibilitaron su obtención por parte de los mineros. Otro gran problema fue su
precio de venta para ella virreyes intentaron reducir su precio, aumentar su cuota de envió e
incluso suministrarlo gratuitamente. A pesar del precario suministro de azogue la razón del
decrecimiento de la producción de plata se debió a la dificultad productiva en Cerro de Pasco,
causas de las prolongadas guerras en España y en América

Capítulo 6: Mano de Obra y capital


A lo que respecta a la mano de obra, esta fue la principal debilidad de la minería peruana, este
hecho se debió a que la población nativa fue reducida y a la abolición del sistema de
repartimiento, a través de la cual se distribuía a la población indígena para que trabajase. Pero
también se debió a la poca voluntad de los indios en trabajar como asalariado en un trabajo
tan arduo como era la minería. Antes esta negativa algunos mineros recurrieron a métodos
violentos para forzar a los indios a trabajar. Pero en algunas zonas, muy pocas, hacia fines del
siglo XVIII existían comunidades que esta obligadas a mandar conscriptos a las minas por lo
que todavía tenía vigencia el sistema de mita, en provincias como Tinta, Puno, Quispacanchi
estaban obligadas al mandar fuerza laboral a Potosí. El único centro minero en el Perú que
tuvo derecho legal a recibir una cuota de mitayo, en la última parte del periodo colonial, fue
Huancavilica. Pero en el resto del Perú este sistema era estrictamente ilegal, aunque hubo
intentos o excepciones por parte de virreyes a reclutar conscriptos para ayudar a los mineros
menos beneficiados, por ejemplo el virrey Croix suministros mitayos de Cajatambo, Huaylas,
etc. para las minas de Cachorin, en 1788, en calidad de socorros.

Por su parte la mano de obra asalariada su sueldo de operario variaba de centro minero a otro
e incluso de un año al otro, por ejemplo en Huantajaya hacia 1780 los barreteros ganaban un
peso diario, en Puno el mismo ganaban seis pesos semanales, el cargador ganaba solo tres
pesos semanales. Estas tarifas en cierto modo fueron nominales ya que los mineros les
pagaban ya sea con coca y maíz o participar de en el beneficio del mineral extraído. En los
centros mineros más importante los propietarios debían pagar un buen sueldo a sus operarios
por ello la mano de obra fue el elemento más costoso en la producción de plata.

La transferencia de capital a la minería permitía el crecimiento de la misma pero en el


virreinato del Perú los capitalistas no mostraron gran inclinación a invertir a largo plazo. Esto
se debió a que la minería no era un negocio rentable y a la existencia de cierto pesimismo
general que prevaleció en la vida económica en el último tercio del siglo XVIII. Por ello los
comerciantes no invirtieron su capital en donde los beneficios serian bajos sino en
operaciones donde los riesgos fuesen reducidos. Por lo tanto la minería peruana fue una
actividad de subsistencia que imposibilitaba toda inversión a largo plazo. Ante este hecho los
mineros estaban obligados a depender de fuentes externas para lograr el capital necesario para
producir la plata. La fuente de capital fueron los comerciantes locales, conocidos como
aviador, quien adelantaba pequeñas cantidades de dinero por periodos reducidos, a cambio de
que los mineros les pagaran en plata sin acuñar a precio de descuento. Además era este quien
le proveía de azogue

Capítulo 7: Producción argentífera, 1777-1824

En este apartado el historiador inglés Fisher va a desmentir el argumento de que la pérdida de


la minas del Potosí y de la apertura del puerto de Buenos Aires provocaron al virreinato un
declive económico y con el decrecimiento de la actividad minera. Pero durante el periodo
1777 y 1824 no se pueden sostener tales conclusiones, por ejemplo hay un crecimiento en la
producción de la plata en 1792 con 500.000 marcos comparados con los 246.000 de 1777, en
1799 alcanzó 637.000 marcos y se mantuvo en estas cifras durante 1792 a 1805. Solo a partir
de 1812 comenzó el gran declive de la producción. A pesar de este incremento, durante el
último tercio del siglo XVIII, fue sumamente modesto en comparación al crecimiento de
Nueva España, esto se debió a la dificultad de explotar los recursos agrícolas (como los
obstáculos de una población reducida, malas comunicaciones, aislamiento geográfico), a la
poca predisposición de los comerciantes a invertir capital a largo plazo, la rudimentaria
materia técnicas, dispersión de la industria, y sobre al contexto bélico de Europa.

El centro minero más importante, después de la pérdida de Potosí, fue Cerro de Pasco, que
gozo de un crecimiento estable hasta 1812, año que comenzó su gran descenso debido
dificultades productivas. El máximo de su producción lo consiguió en 1804 con la plata
alcanzo 320.509 marcos, un valor de 2.724.324 pesos. A pesar de que los nuevos pozos
alcanzaron el nivel de agua y se inundaron, la producción mantuvo su crecimiento gracias a
socavón de Yanacancha, solo cuando los pozos alcanzaron este socavón en 1812 comenzó el
decrecimiento de la producción marcando el fin de la prosperidad de la plata desde 1777.

Otro centro de importancia fue Hualgayoc, en la intendencia de Trujillo. Durante el periodo


analizado la plata obtenida por este centro tuvo un valor medio de 500.000 pesos y siguió
incrementando hasta alcanzar 1.140.00 en 1792 cuando se registraron 130.000 marcos. Con
esta producción disputo la hegemonía de Cerro de Pasco pero su producción tendió a fluctuar
debido a la calidad irregular del mineral, y a la poca inversión que recibían sus mineros en
busca de mineral de calidad y mejorar la producción. Otro centro minero de cierta importancia
fue Huantajaya, en Arequipa, que presento los mismo problemas aunque más grave que
Hualgayoc. Esto se complicaba al estar situada en el extremo norte del desierto de Atacama

Después del decrecimiento de la producción de Cerro de Pasco, el mismo se vio afectado por
las guerras de emancipación. En 1823 se registró una cantidad de plata de una cifra
insignificante 38.000 marcos. Después de fin de la guerra y en la década de 1830 la
producción de la plata aumento y Cerro de Pasco se volvió a convertir en el centro minero
más importante de Perú pero los tiempos ya habían, el predominio de la plata fue suplantando
por otro mineral: el guano.

Una vez acabado el resumen de los capítulos del libro de John Fisher, procedo a publicar una
pequeña biografía de este autor. Fisher es un historiador inglés dedicado al estudio de la
historia colonial latinoamericana, en especial a la historial colonial del Perú. Es catedrático
Emérito de Historia Latinoamérica en la Universidad de Liverpool, es vicepresidente del
Comité Permanente del Congreso Internacional de Americanista (ICA), y Tesorero de la
Sociedad Británica de Estudios Latinoamericanos (SLAS). Escribió 25 libros a los que
incluyen: “Minas y mineros en el Perú colonial (1977)”, “Gobierno y sociedad en el Perú
colonial: el régimen de las intendencias, 1784-1814 (1981)”, “Relaciones económicas entre
España y América hasta la independencia (1992)”,” El comercio español con Hispanoamérica,
1797-1820 (1993)”, “El Perú borbónico, 1750-1824 (2000)”, y “Una historia de la
independencia del Perú: el Diario Político del Capitán de Fragata, Manuel de Abreu (2009)”.
Entre otros honores recibió el nombramiento de ‘Gran Oficial de la Orden del Sol del Perú’
por el gobierno peruano, en 2008.

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