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Habeas corpus'

Jacques-Alain Miller

ace dos años, en París, hice girar nuestra brújula, la brújula de la Asocia-
ción Mundial de Psicoanálisis, para que señalara en dirección a la última
enseñanza de Lacan. Esto es lo que ha orientado nuestro X° Congreso. Lo
que me inspiró el título para este congreso es la frase con la que se termina uno de
los capítulos del Seminario 20: “Lo real [. . .] es el misterio del cuerpo hablante,
es el misterio del inconsciente”.2 En consecuencia, sugerí como tema “El incons-
ciente y el cuerpo hablante”.
Pero creo que podemos constatar que el esplendor del cuerpo ha predomi-
nado sobre el tema del inconsciente. La novedad, lo que ha aparecido como tal
para nosotros, ha sido tratar del cuerpo hablante. Si no me equivoco la presencia
del término “inconsciente” ha quedado completamente en segundo plano en este
congreso. Yo diría que está bien que haya sido asi porque nos ha hecho entrar con
entusiasmo en la cuestión. ES también lo que me da la ocasión de presentar algu-
nas puntuaciones para esclarecer la naturaleza de la última enseñanza de Lacan,
su lugar en la trayectoria de conjunto y el uso que hoy podemos hacer de ella. Me
detengo entonces antes de proponer un nuevo título para Barcelona, al respecto,
no hay todavía ninguna decisión tomada.

l Texto presentado en la clausura del x" Congreso de la AMP, “El cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el Siglo XXI”,
Río de Janeiro, del 25 al 28 de abril de 20l6. En esta secuencia titulada “De Rio a Barcelona" intervinieron también
Guy Briole y Miquel Bassols. los textos de ambas ponencias se encuentran en la rúbrica AMP: De Río a Barcelona. de
este mismo número de Lacaníana.
Versión establecida por Guy Briole. Herve' Damase, Pascale Fari y Eve Miller-Rose. Texto no revisado por el autor y
publicado con su amable autorización.
2 Lacan. J., El Seminario. Libro 20, Aun. Paidós. BS. A5., 198i . p. 158.

REVISTA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS | N° 21


Fri
Lo lógico puro

Intervine hace tiempo en un coloquio que trataba sobre las relaciones entre
Lacan y las matemáticas, en el que participaban psicoanalistas y matemáticos.
Habia titulado mi contribución “Un sueño de Lacan”.3 ¿Que' sueño? Trataba
como un sueño el deseo de Lacan de asociar el psicoanálisis no solamente a la
lingüística estructural sino también a las matemáticas, especialmente a la lógica
matemática. Este sueño, ¿era sólo el de Lacan? No. Toda una generación, la ge-
neración estructuralista, profesores y alumnos, creyó en el mismo sueño. Recuer-
den por ejemplo las esperanzas que alguien como Roland Barthes depositó en la
semiología estructuralista.
Para centrar las cosas voy a dar una fórmula que resume lo que fue el sueño
de Lacan. Esta fórmula pasó desapercibida porque no figura más que en un texto
situado al dorso de los Escritos. En este texto, el último que Lacan escribió para
la edición de su libro, hay una frase que indica que creía haber demostrado que
“el inconsciente procede de lo lógico puro”.“ Aquí hay que prestar atención a la
traducción, que quizá se facilita si decimos que el inconsciente, en el mejor de los
casos, no está constituido más que por elementos de pura lógica. El adjetivo pura
está allí para subrayar que según Lacan, el Lacan de los Escritos, el inconsciente
es únicamente asunto de lógica. Esta lógica al final del volumen llega a dominar
a la lingüística. Lo lógico puro es lo que explica que se hable del “sujeto del in-
consciente” y no del “hombre”.

Ética

El sujeto del inconsciente -el sujeto del que habla Lacan, especialmente el
que inscribe con una 3-, hablando en sentido estricto, no tiene cuerpo: el cuerpo
no depende de “lo lógico puro”. El sujeto tiene una dimensión ontológica, lo que
significa que no es un siendo (ens), no tiene manifestaciones fisicas determina-
das. No pertenece a la dimensión de la óntica. No puedo retomar esta distinción,
esencial en filosofia, entre la ontología y la óntica, que aquí solamente evoco.S
El sujeto tiene una dimensión ontológica precisamente porque no tiene manifes-
taciones fisicas, cuando una entidad tiene una manifestación fisica pertenece al
dominio de la óntica y no de la ontología. Por otra parte, es porque el sujeto del
inconsciente tiene una dimensión ontológica por lo que se puede introducir aquí

3 Miller, J .-A., “Un réve de Lacan”, en: Le re'el en mathe’matiques .' psychanalyse et mathe'matiques, Actas del coloquio
de Cerisy del 3 al lO de septiembre de 1999, obra colectiva/dir. Pierre Cartier et Nathalie Charraud, Agalma/Seuil,
colección Champ freudien, 1966.
4 Lacan. J ., contraportada de los Escritos 2, Siglo XXI, Bs. A5., 1975.
5 Miller, J .-A., “L'oríentation Iacanienne. L’Étre et I'Un”, enseñanza pronunciada en el marco del Departamento de
psicoanálisis de la Universidad de Paris 8, 2011, inédito.

36 I La Orientación Lacaniana
la temática de la creencia, como nos ha mostrado la secuencia de presentaciones
de Graciela Brodsky6 y Jorge Forbes.7
Recordemos que desde el Seminario 11, dedicado a los cuatro conceptos fun-
damentales del psicoanálisis, Lacan planteaba que la realidad del inconsciente
es ética.8 Es decir, subrayaba que la realidad del inconsciente depende de un
deber ser. La realidad del inconsciente no se puede constatar como la de una
manifestación fisica. Esta dimensión ética nosotros la constatamos cada vez que
comienza un análisis ——cuand0, en aquel que viene a pedirlo, tratamos de evaluar
si la voluntad de no ser indiferente al fenómeno freudiano está lo bastante presen-
te—. Se puede decir “No hay nada que hacer... no hay nada que esperar de contar
los sueños ni de intentar darles un sentido”, esto es completamente legitimo. Es
preciso que haya, en el origen, un sujeto que al contrario decida no ser indiferente
al fenómeno freudiano.
Considero que la fórmula de alguna manera conclusiva de los Escritos, “el
inconsciente procede de lo lógico puro”, gobiema la trayectoria de Lacan hasta
su última enseñanza. Ahí se opera una cesura. No digo una ruptura, porque las
transformaciones conceptuales de Lacan —cuando mueve sus aparejos, cuando
añade elementos- son siempre alisadas, se vuelven lisas, como deformaciones
topológicas, en continuo.

Cuerpo hablante

La última enseñanza empieza cuando esta fónnula que parecía constitutiva del
lacanismo, “el inconsciente procede de lo lógico puro”, queda negada, renuncia-
da, abjurada. Queda reemplazada por otra que no está dicha explícitamente pero
que puedo hacer aparecer: el inconsciente procede del cuerpo hablante.
Lacan dota al sujeto del inconsciente de un cuerpo, razón por la cual ya no se
trata más del sujeto del inconsciente. Lacan lo llama simplemente “el hombre”.9
También Spinoza, por ejemplo, lo llama de este modo.10 Es esencial captar en
primer lugar que el hombre, a diferencia del sujeto, tiene un cuerpo. En segundo
lugar este cuerpo es hablante, lo que figura en el título de este congreso. En tercer
lugar, no es el cuerpo quien habla. El cuerpo no habla por iniciativa propia, es

6 El texto de la ponencia de G. Brodsky, “De creyentes e incautos”, fue publicado en lacaniana n°20 “Carta al padre”,
Grama, Bs. As.,junio 2016,pp. 112-116.
7 Ambas ponencias fueron pronunciadas en una mesa que tenía por título “Hacerse incauto de un real: ¿Qué quiere
decir ‘creer en el sinthome’?”
8 Lacan, 1., El Seminario, Libro II, los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Bs. A5.. 1964,
especialmente pp. 39-42.
9 Lacan, J ., El Seminario, Libro 20, Aun, op. cit. Cf. También Lacan, J ., “Joyce el Síntoma", en: Otros escritos, Paidós,
Bs. A5., 2012, p. 591 y siguientes donde Lacan emplea la escritura “LOM”.
lO Spinoza, B., Ética demostrada según el orden geométrico, FCE, México, 2005. Cf. También el comentario de J .-A.
Miller en Piezas sueltas, Paidós, Bs. A5., 2013, pp. 42-43.

Jacques-Alain Miller Habeas corpus I 37


_—— 2:

siempre el hombre quien habla con su cuerpo.“ Con es una preposición que le
gustaba a Lacan y a la que da su sentido preciso: la instrumentación. El hombre se
sirve del cuerpo para hablar. La fórmula del cuerpo hablante no está hecha enton.
ces para abrir la puerta a la palabra del cuerpo. Abre la Puerta al hombre en tanto
se sirve del cuerpo para hablar. Y, en efecto, Lacan nO ¡HCIUÍa eSta dl'menSÍÓn en
el inconsciente tal como figura en los Escritos.
Por otro lado, hay un tapas lacaniano, una referencia frecuente de Lacan a un
pasaje de Aristóteles. En su De A m’mal2 Aristóteles subraya —y Lacan lo aprueba.
que no es el alma quien piensa, sino que es el hombre quien piensa con su alma.l3
Del mismo modo el hombre habla con su cuerpo. El cuerpo es su instrumento
para hablar.

Inconsciente y pulsión

La palabra pasa por el cuerpo y, de retorno, afecta al cuerpo que es su emisor.


¿De qué manera, bajo qué forma, la palabra afecta a este cuerpo que es su emisor?
Lo afecta bajo la forma de fenómenos de resonancias y de ecos. La resonancia, el
eco de la palabra en el cuerpo,14 es lo real —el mismo real de lo que Freud llamó
“inconsciente” y “pulsión”—. En este sentido, el inconsciente y el cuerpo hablante
son un único y mismo real. Volveré a decirlo para que esta puntuación esencial
no se nos escape. Hay una equivalencia entre inconsciente y pulsión, por lo cual
estos dos términos tienen un origen común que es el efecto de la palabra en el
cuerpo, los afectos soma’ticos de la lengua, de lalengua.
El inconsciente del que se trata desde entonces no es un inconsciente de pura
lógica sino, si se puede decir así, un inconsciente de puro goce. Para designar este
nuevo inconsciente, Lacan ha forjado una nueva palabra, un neologismo que se
empieza a repetir, el parlétre, bien distinto del inconsciente freudiano que es de
orden ontológico y ético, como hemos visto. Por el contrario, el parle‘tre es una
entidad óntica: necesariamente tiene un cuerpo, ya que no hay goce sin cuerpo.
El concepto de parlétre —es lo que propongo- se sustenta en la equivalencia ori-
ginaria inconsciente-pulsión.
Se trata pues de un inconsciente diferente del inconsciente freudiano, lo que a
Lacan le da la ocasión de hacer una profecía: un dia el parlétre lacaniano reem-
plazará al inconsciente freudiano.15 Esta profecía no es del todo seria. Lacan sabia

ll Lacan, J ., El Seminario, Libro 20, Aun, 0p. cít., p. ¡44: “Hablo con mi cuerpo, y sin saber”.
12 Aristóteles, Acerca del alma, Gredos. Madrid, 2014.
l3 Lacan, J ., El Seminario, Libro 20, Aún, 0p. cin, p. 134: “el hombre piensa con —instrumento- su alma”. Cf. también
Lacan, J .. “Joyce el Síntoma", 0p. cit., p. 592.
l4 Lacan, 1., El Seminario, Libro 23, El Sim/lame. Paidós, Bs. A3., 2006, p. 18: “las pulsiones son el eco enel cuerpo
del hecho que hay un decir”.
l5 Lacan, J ., “Joyce el Síntoma”. op. cit., p. 592: "mi expresión parlétre [hablaser] que sustituirá al ICS de Freud
(inconsciente. que se lee así)".

38 I La Orientación Lacaniana
que los nombres tradicionales tienen un poder de remanencia, de resistencia, al
que es dificil poner fin. Si bien allí indica que franquea los límites asignados por
Freud a lo que es el inconsciente, ya que al nivel donde sitúa su medida, la dife-
rencia, el binarismo entre inconsciente y pulsión desaparece. No se puede decir
que la última enseñanza prolongue la trayectoria de Lacan. Marca un vuelco,
un viraje, que se acompaña de una crítica a la vasta arquitectura formada por su
conceptualización anterior.
Este vuelco de Lacan acarreó otro, más evidente, que asombro’ a la generación
estructuralista (la francesa al menos, que era la más extendida): el de Roland
Barthes. Todo el mundo en Paris, quedó estupefacto cuando aquel que era cono-
cido por ser el promotor de una semiología meto’dica se presentó como autor de
un opúsculo titulado El placer del texto.I6 Se interpretó como un cambio sensa-
cional, en dirección a un hedonismo que hasta entonces habia permanecido más
discreto. Por haber formado parte de los ‘jóvenes” en la época de la generación
estructuralista, puedo decir que Barthes fue sensible al nuevo acento que Lacan
puso sobre el goce, del que extrajo las consecuencias. El título del libro debería
haber sido “El goce del texto”, pero esto habría develado rápidamente la influen-
cia de Lacan en la que Barthes había encontrado su inspiración.

Del lenguaje a la lengua

Se me ocurrió otra analogía. Dos grandes filósofos del siglo veinte también
conocieron fuertes cambios en el momento de su última enseñanza. Se podría
hacer un catálogo de los pensadores con este tipo de cambios: Martín Heidegger,
que habla explícitamente del Kehre, del giro de su pensamiento, y Ludwig Witt-
genstein. Dejo de lado a Heidegger, para decir algo sobre Wittgenstein.
Wittgenstein desarrolló dos filosofías bien distintas. La primera hacía del logi-
cismo de Bertrand Russell el principio de una concepción del mundo. Adoptando
la fórmula lacaníana, diríamos que el mundo de la primera filosofia de Witt-
genstein es tributario de la lógica pura tal como e'l la concebía. Esta filosofia es
la que se expone en el célebre Tractatus logico-phílosophícus.'7 Se podria decir
entonces que los Escritos son un tractatus logico-psicoanalítícus. Después del
Tractatus..., Wittgenstein va a realizar un giro de ciento ochenta grados. Criti-
cando y abandonando el modelo de la lógica pura, muestra que lo que es lógico
depende de la vida y de las costumbres de un grupo. Lo que es lógico no es nada
más que un juego de lenguaje. Antes del Tractatus. . ., Wittgenstein creía pues en

l6 Barthes. R., El placer del texro, Siglo XXI, Madrid, 2007.


l7 Wittgenstein, L., Tractarus logico-philosophicus [1921], Tecnos, Madrid, 2007.

Jacques-Alain Miller Habeas corpus I 39


una lógica única, y después mostró que hay tantas lógicas como “juegos de len-
guaje” y formas de vida.18
Mutatís mutandís en Lacan hay la misma diferencia: primero, como un len-
guaje, y segundo, la lengua. Primero, que el inconsciente esté estructurado como
un lenguaje indica que para todo lenguaje la estructura es la misma. Como un
lenguaje, de hecho, es un universal de la estructura. Segundo, por el contran'o,
la lengua siempre es particular,19 no consiste más que en sus particularidades. En
consecuencia no hay un universal de las lenguas, no hay todas las lenguas.

El viraje lacaniano

Intentemos precisar lo que ha sido el viraje lacaniano. La orientación inicial


de Lacan consistió en partir la herencia freudiana. Es lo que hacían también por
su parte los americanos y los ingleses, es lo que hacía la IPA. Ellos partían Freud
entre primera y segunda tópica. Elegían seguir la segunda tópica abandonando la
primera. La operación de Lacan era más compleja, y era igualmente una opera-
ción de partición consistente en separar de manera bien neta, como se expresa en
su “Discurso de Roma”, la técnica de desciframiento del inconsciente y la teoría
de las pulsiones.20 Dicho de otra manera, Lacan buscaba una separación neta
entre el inconsciente y las pulsiones. Está escrito con todas las letras, la orienta-
ción de su primer movimiento es esa separación. Lo que interesaba a Lacan era
elaborar el desciframiento: hacer la teoría de esta técnica ayudándose de la lin-
güística. Para e'l las pulsiones, la satisfacción pulsional, el goce, formaban parte
de lo imaginario, y allí lo simbólico no intervenía por la palabra más que para
dominar y borrar. Se puede localizar en el ejemplo canónico del fort-da, donde
Lacan muestra de entrada cómo el sujeto del significante domina el goce, se hace
amo del goce.
¿Qué se puede decir de esto desde el punto de vista de la última enseñanza?
Que al contrario, el fort-da nos muestra que al principio mismo de la cadena
significante hay el goce-sentido.21 El par fort-da produce un efecto de sentido y
permite efectuar una producción de goce. En el fondo, el fort-da nos muestra al
niño accediendo al parlétre, accediendo a su ‘p‘arlétre de naturaleza”.22
He detallado en numerosos cursos los esfuerzos de Lacan para modelar la
pulsión sobre la cadena significante; he mostrado que el principio del grafo de
Lacan, el grafo del deseo, consistía en identificar la pulsión a una cadena signifi-

18 Wittgenstein, L., Investigaciones filosóficas, Crítica, Barcelona, 2008.


19 Lacan, J .. “Radiofonia”, en: Otros escritos, 0p. cír., p. 434.
20 Lacan, J ., “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”, en: Escritos l, op. cit., p. 251 y “Discurso
de Roma”, en: Otros escritos, 0p. cin, pp. 151-155.
21 Lacan, J.. “Televisión”, en: Otros escritos, 0p. cir., p. 543.
22 Lacan, J., “Joyce el Síntoma“, 0p. cin. p. 592.

40 I La Orientación Lacaniana
cante, en el piso superior del grafo, con su tesoro de los significantes y su punto
de capitón SM). Una escritura de la pulsión como si esta no fuera más que una
cadena significante, como sí ella tuviera la misma estructura que la cadena sig-
nificante.
La gran solución que durante años Lacan había encontrado era el objeto a —del
que hacía su invención mayor—. El objeto a, al mismo tiempo que forma parte de
la armadura del fantasma, está en el corazón de la pulsión y tiene algunas pro-
piedades del significante. Especialmente se presenta por unidades, es contable y
numerable, ya es pues un goce. Si es plus-de-goce, es un plus-de-goce que ya es
un degradado del goce, un modelado del goce según el modelo del significante.
El viraje no estará cumplido hasta que Lacan no hara' saltar este cerrojo en el
Seminario 20, donde lo vemos degradar al objeto a como un falso semblante.23

TRADUCCIÓN.’ ANNA AROMÍ Y XAVIER ESQUÉ

23 Lam. ¡“El Senu'nario, Libro 20,Aun'. op. cu'..especm'lmeme pp. 109-ll2.

Jacques-Alain Miller Habeas corpus I 41


La “substancia gozante”

Miquel Bassols

os tres últimos Congresos de la AMP han seguido el hilo de la triada de lo


Simbo'lico, lo Real y lo Imaginario, principio de la enseñanza de Jacques
Lacan, en la reformulación del concepto de inconsciente y de su actualiza-
ción en el siglo veintiuno.
Jacques-Alain Miller, en su decisivo trabajo de elaboración de la última ense-
ñanza de Lacan, ha desgajado para nosotros los puntos de referencia fundamen-
tales para orientamos en las consecuencias de esta enseñanza.
El parlétre, el ser del cuerpo hablante, anuncia sin duda una nueva época en
la práctica del psicoanálisis. J .-A. Miller lo indicaba así en su conferencia al fina-
lizar el Congreso de Paris en 2014: “analizar al parlétre es lo que ya hacemos, y
que tenemos pendiente saber decirlo”.l Hay pues ya un saber-hacerlo, un saber-
hacer con eso, al modo del artista que sabe hacer con su síntoma. Nos falta ahora
un saber decirlo, un hacerlo-saber de un modo que sea mejor recibido por nuestro
mundo contemporáneo.
Siguiendo esta línea, J.-A. Miller retomaba la referencia al dualísmo carte-
siano2 de un modo que enseguida me pareció que reforrnula de manera radical el
inconsciente en el siglo XXI y nos plantea consecuencias importantes en la prácti-
ca analítica a partir de la orientación lacaniana. Es una reformulación que afecta
al estatuto mismo del inconsciente pero también a las condiciones de la ciencia
contemporánea y al mundo psi en general.

l Miller, l.-A.. “El inconsciente y el cuerpo hablante. Presentación del tema del X° Congreso de la AMP en Rio en
2016", en: La real puesto al dra', en el siglo XXI, Grama, Bs. A5., 2014, p. 325.
2 lbid’.. p. 322.

REVISTA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS I N° 21


Una reformulación radical del dualismo cartesiano

Es un punto que J.-A. Miller ha tratado en diversos momentos. Veamos, por


ejemplo, cómo lo comentaba en su curso Sutilezas analíticas, al plantear una
hipótesis necesaria a partir de J. Lacan, la hipótesis que podemos llamar de la
“substancia gozante”. Suponer una substancia gozante en el ser que habla intro-
duce “una modificación de la substancia pensante (res cogitans). En forma co-
rrelativa, la substancia gozante es una modificación conceptual de la substancia
extensa, que reintroduce el cuerpo, la unidad del cuerpo viviente [. . .], se trata de
una substancia corporal, se trata del cuerpo viviente considerado como substancia
y cuyo atributo principal sería el goce como afección de ese cuerpo. El goce sería
propiedad y afección del cuerpo viviente”.3
Me parece que efectivamente encontramos aquí una reformulación radical,
una subversión de hecho, del dualismo cartesiano, introduciendo esta res fruens,
si me permiten esta versión latina del te’nnino “substancia gozante”, que hace es-
pecífico al “cuerpo hablante”, al parlétre. Es la subversión incluida en la fórmula
lacaniana: “Pienso luego se goza” (Je pense donc sejouit). Es la variable que J.
Lacan introducirá al final de su enseñanza donde el “se goza” vendrá al lugar del
“yo pienso”.
Ahora, todo ello nos obliga a reformular también el propio estatuto del incons-
ciente freudiano y su relación con el cuerpo hablante.
Les propongo seguir esta referencia, esta reformulación del inconsciente, en
una lectura paso a paso del segundo capítulo del seminario Aún, que J.-A. Miller
tituló con la dedicatoria de Jacques Lacan a su amigo lingüísta, “A Jakobson”,
especialmente a partir del punto tres.
Es allí donde J. Lacan introduce el término, ya subrayado por J.-A. Miller en
aquel momento en las frases de exordio que puntu'an el capítulo, de “substancia
gozante”.4 Es un término que tiene todo su peso, que merece nuestra atención y
un desarrollo.
Veamos qué hilo nos tiende ahí Lacan. Lo cito paso a paso: “Cuando se subs-
tantiva, es para suponer una substancia, y hoy en día, substancias, la verdad
sea dicha, no es lo que abunda. Tenemos la substancia pensante y la substancia
extensa”.5
Dos y no más. Y en estas dos substancias supuestas se sigue moviendo la
ciencia y el pensamiento contemporáneo, ya sea para intentar reducir la una ala
otra —es la empresa destinada al fracaso del cientificismo actual- o para sostener
su relación, una correlación entre la llamada “actividad psíquica” y el llamado
“correlato neuronal”, una correlación que no termina nunca de desentrañarse por

3 Mil'ler, J .-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Bs. A5., 2011, p. 272.


4 Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Bs. A5., l981, p. 32.
5 Ibza"., p. 30.

Miquel Bassols “La substancia gozante” I 53


la simple razón de que no existe. No hay, de hecho, correlación neuronal que
pueda dar cuenta, por ejemplo, del fantasma de la conciencia, como tampoco de
las diversas versiones del fantasma de la relación sexual que los analistas escu.
chamos en cada caso.

La tercera substancia

Las dos substancias clásicas se proponen, sin embargo, como complementa-


rias. El término es del propio Lacan un poco más adelante: “la famosa substancia
extensa, complemento de la otra”.6 Una es complemento de la otra, con una
relación que ya estaría dada por supuesta pero que es el verdadero misterio que
Descartes introduce para cerrarlo de inmediato en ese momento inaugural de la
ciencia moderna. Este misterio es el inconsciente, es el misterio de lo real del
cuerpo que habla, ese misterio que retorna de hecho con Sigmund Freud para
fundar el discurso del psicoanalista.
Parece que Lacan, desde el axioma Y a d’l’Un, quisiera aquí introducir un
temario necesario para abordar este misterio que sigue, como alma en pena, sin
resolverse. La “dimensión substancial”, como la sigue llamando, no tiene sin em-
bargo otra substancia que la dit-mension (la dicho-mención o la dicho-mansión),
no tiene otro referente u otra morada que el lenguaje mismo, “la función del len-
guaje” que vela por ella.
Sigue diciendo: “En primer lugar, de la substancia pensante se puede decir
que, después de todo, la hemos modificado sensiblemente. Desde aquel yopíenso
que por suponerse a sí mismo, funda la existencia, hemos tenido que dar un paso,
el del inconsciente”.7
En efecto, la res cogz'tans ha sido modificada por el psicoanálisis, subvertida
por el inconsciente freudiano. Ya no es el sujeto quien piensa: “El sujeto no es el
que piensa”. Hay un saber sin sujeto, ese es el descubrimiento del inconsciente, y
el sujeto es sólo aquel a quien invitamos en el dispositivo analítico a decir lo que
sea, aunque le parezcan tonterias. “Con estas necedades vamos a hacer el análi-
sis”, para entrar en “el nuevo sujeto que es el del inconsciente”,8 un sujeto que
únicamente convocamos en la medida en que “no quiere ya pensarlo que dice”.
El ser que habla lo hace así como una res non cogítans, una cosa que puede querer
pensarse incluso a sí misma, pero que en realidad no piensa, no puede pensar lo
que dice. Imposible decir y pensar a la vez. Se suele decir así: lo dice en broma
en un lugar, pero es porque lo piensa en serio en otro.
Solo por este sesgo “surge un decir”, un decir que es nuevo, que no siempre

6 Ibtd'., p. 32.
7 [bt'd., p. 31.
8 Ibrd’.

54 I AMP: De Río a Barcelona


llega a “ex-sistir al dicho”, que nada más lo hace por sorpresa, sin esperarlo, sin
pensarlo. Y es por allí que, sigue diciendo Lacan, “en el análisis de quienquiera,
por necio que sea, puede alcanzarse algún real”." Es por ahí que lo real del in-
consciente puede dejar de no escribirse, de manera siempre contingente.

El fantasma de la consciencia

En este punto podemos decir que Lacan propone desembarazarse de la famo-


sa “substancia pensante” como del fantasma de la conciencia que recorre todo
el mundo psi y la ciencia contemporánea: es un fantasma que se complementa
siempre con su inefable pareja, la “substancia extensa” en la que cree sostenerse.
Veamos entonces qué puede decir Lacan de la otra substancia en juego en el
dualismo: “De la famosa substancia extensa, complemento de la otra” [...] uno
no se desembaraza, uno no se deshace tan fácilmente tampoco, porque [esa res
extensa] es “el espacio moderno”. Substancia de puro espacio, así como se dice
puro espíritu, [pura-mente, podemos decir nosotros en castellano]. No se puede
decir que sea muy prometedor”.‘° La famosa substancia extensa no tiene así nada
de dato empírico u objetivo, no más ni menos de hecho que el puro espacio como
un a priori en el que nos representamos el mundo y a nosotros mismos con e'l,
y siempre según las coordenadas simbólicas propias de cada momento. Vivimos
hoy, es cierto, sumergidos en el espacio de la ciencia moderna, ese espacio funda-
do en un interior-exterior que tiene, sin embargo, fronteras cada vez más frágiles.
De hecho este espacio extenso es finalmente una sugestión inducida por el cuerpo
propio, por el cuerpo imaginario, por el cuerpo del estadio del espejo y sus di-
mensiones de res extensa.
S. Freud lo supo ver muy bien al decir -recuerden su texto de 1923, “El yo
y el ello”— que el yo es una extensión de la superficie corporal, pura-mente por
decirlo así. De modo que la res extensa en la que quiere sostenerse la res cogitans
supuestamente complementaria, no es nada más que una extensión de la super-
ficie corporal del yo, fundada en el espejismo de un interior-exterior que divide
ese espacio en partes.
Y es por ello que Lacan dice de inmediato que este “puro espacio se funda
en la noción de parte”, a condición de añadir lo siguiente, que [esas partes] son
externas todas para todas [cada una para todas las otras] —‘p‘artes extra partes
[según la clásica expresión latina]”—.“ Es decir, que cada parte que podemos
delimitar en la supuesta res extensa es siempre externa, exterior a cada otra parte
delimitada en esta operación imaginaria.

9 Ibtd'.
10 Ibzd'., p. 32.
ll Ibid’.

Miquel Bassols “La substancia gozante” I 55


Señalemos aquí por ejemplo las paradojas en las que se empantana el neuro-
centrismo de nuestros días cuando no puede llegar a delimitar de manera certera
en qué parte reside finalmente tal o cual función mental, o hasta dónde se ex-
tiende incluso el propio cerebro como órgano en el sistema nervioso, o también
más allá de ese sistema cuando no puede delimitarse tan fácilmente en el propio
cuerpo. Hasta el punto de llegar a sostener, en un salto que tiene todo su sentido,
que sus funciones pueden llegar a residir incluso fuera del cuerpo mismo. En
efecto, ¿no aprendemos nosotros que hay un goce fuera del cuerpo que modifica
de manera sustancial el goce del propio cuerpo? Lo noción misma de extensión le
debe aquí todo su valor a la dimensión (dit-mensíon) imaginaria del Yo corporal
y a lo que hay de éxtimo en e’l.

El salto del Seminario 20: sopesar el gozar del cuerpo

¿Cómo salir entonces de este embrollo en el que vive y nada el sujeto de


nuestro tiempo con todos sus sintomas? O mejor, ¿cómo entrar en e'l armado con
algo más consistente que el supuesto dualismo cartesiano? Decimos “supuesto”
también porque Descartes mismo enunciaba de hecho un trinitarismo, tres subs-
tancias en juego: res cogitans, res extensa, res infinita. Y queda siempre en el aire
la consistencia o la inconsistencía de esta tercera res infinita, divina o no, que
daría paradójicamente su última consistencia a las otras dos.
Y bien, es aquí donde Lacan da un salto que puede parecer inusitado, pero que
es consecuencia del giro fundamental de su enseñanza al introducir la noción de
goce, de cuerpo hablante y su pareja significante con el axioma Y a d ’l ’Un, “Hay
lo Uno”.
Lacan propone entonces una nueva “suposición”, no menos supuesta que las
anteriores pero que las altera de modo radical. Ahora, es una suposición que pro-
viene de la propia experiencia analítica, fundada como saben en otra suposición,
la del sujeto supuesto saber. Propone “sopesar el gozar de un cuerpo”, de un cuer-
po simbolizado por el lugar del Otro y que comporta tal vez algo de una natura-
leza que nos hace “establecer otra forma de substancia, la substancia gozante”.'2
He ahí la palabreja.
Lacan no le da a esta “substancia gozante” otra condición que el de una supo-
sición, es cierto, pero es una suposición en la que reposa la experiencia analítica
en el mismo grado que reposa sobre el sujeto supuesto saber del inconsciente:
“¿No es eso —sigue preguntando- lo que supone propiamente la experiencia psi-
coanalítica?”. La suposición de que hay un goce del cuerpo, con todo el equivoco
del genitivo en la expresión: que hay un goce en el cuerpo propio, y también que

12 lbid'.

56 I AMP: De Río a Barcelona


nay uu goce uei cuerpo del Utro, ya sea que yo goce uel cuerpo un Vuv v 1
)tm goce en su cuerpo. Tenemos de nuevo aquí la paradoja partes extra partes.
En todo caso, es solo por esta vía, por la vía del goce, que la experiencia psicoa-
nalitica puede establecer que hay “la substancia del cuerpo, a condición de que se
defina sólo por lo que se goza”. '3 Es la única propiedad que podemos adscribir' a un
cuerpo viviente, lo único que puede especificar lo viviente de un cuerpo para dife-
renciarlo de otros, el hecho de que ese cuerpo se goza. Sin duda es por esta única
vía de la substancia gozante que podría aclararse hoy lo que la biología ha dejado
para siempre en la sombra de su objeto con la pregunta, que recuerdo siempre, de
Erwin Schro"dinger: “¿Qué es la vida?”. No hay finalmente otra señal de vida que
la que nos hace suponer un goce del Otro, ya sea en el propio cuerpo o en lo más
extraño que imaginamos como mundo extraterrestre. La cuestión de lo vivo se
resuelve en la suposición siguiente: eso goza. Mejor dicho incluso: eso se goza.

Corporizar con IaIengua

Pero sigo ahora citando el pasaje de Lacan, eso “no se goza sino corporeiza'n-
dolo de manera significante”. Sólo puede suponerse pues ese “se goza” gracias
al lenguaje, gracias a lalengua —escrito todo junto- cuyas resonancias afectan al
cuerpo. Lo que es un modo muy distinto de plantear la cuestión que a partir de
la res extensa, modo que quedará siempre empantanado en las paradojas de lo
interior y lo exterior, del “partes extra partes de la substancia extensa”.
Para mostrar esta paradoja, Lacan, en lugar de evocar la ciencia moderna, evo-
ca en este punto a Sade, “esa suerte de kantiano”, como lo llama, para quien u'ni-
camente se puede gozar “de una parte del cuerpo del Otro, por la sencilla razón
de que nunca se ha visto que un cuerpo se enrolle completamente hasta incluirlo
y fagocitarlo, entorno al cuerpo del Otro”.14
Cuando se trata de la substancia gozante del cuerpo, no hay modo de reducir
el goce del Otro a una totalidad partes extra partes. No hay otro goce que el de
una parte del cuerpo, y esa parte no puede distinguirse, en todo caso, de otra parte
como exterior a ella, para hacer de ella una totalidad. Lo que nos conduce a la
necesidad del no-todo, del no-todo de la substancia gozante del cuerpo. La expre-
sión “gozar de un cuerpo” tendrá siempre esta ambigüedad del significante que
implica que gozar del cuerpo del Otro es siempre gozar de una parte suya, y que
esa parte suya es también la parte del propio cuerpo de la que el Otro goza. “No
soy sino la mano con la que tú palpas”, escribe el poeta'5 siguiendo la experiencia
más elemental del goce del cuerpo del Otro.

13 Ibtd'.
14 Ibtd'.
¡5 Traducimos del catalán: “No soc' sinó la ma‘ amb que‘ tu palpeges", Ferrater F., “Posseït”, en: Les clones i els dies,
Ed. 62, Barcelona, 1970.

Miquel Bassols “La substancia gozante” I 57


para abordar ¡a ter
como dice Lacan
Es este, en efecto, un “nivel elemental”, verdadera novedad de la experiencia
goza nte,
cera substancia que es la substancia
analítica.

pare)"
El inconsciente hace
y el goce con el acto
de este comentario
de partida a partir
entonce s desde el puntO
Rebobinemos
(que fue motivo del Con-
del texto lacaniano. bólico del lenguaje
' y .10 imaginario del
(Paris 2014)
en 2012), lo real del Uno Nos vemos
greso de Buenos Aires ¿a que’ nos vemos conducrdos?
( Rio de Janeiro 2016), por una nuevna substancia, la
cuerpo hablante hablante afectado
a consi derar el cuerpo dualismo carteSIano (en el que
conducidos tradicional
gozante ” que modifica el P51. con en?) para Conver-
“substancia 0 H0, Y el mundo
moderna, lo quiera pensante (ya
se funda la ciencia en una nueva tríada: .SubstaHCIa exten-
lacaniana, freudlan0), substanc1a
tirlo, desde la orientación por el inconsciente partes) y la
modificada por el psicoanálisis, sobre la noción de parte, partes extra por
tal fundado 16
l Lacan, subrayada
sa (el espacio como enseñanza de
’ novedad de la última Paris de 2014.
“substancia gozante’, final del Congreso de
J .-A. Miller en
su conferencia aquella pareja-síntoma
también releer y reformular
Por esta via, podríamos Barcelona del año 1998, tema que
en
Congres o de la AMP se anudan,
ema del primer El partenaíre-síntoma.
Cómo
ubtitulo comp leto:

y se desanu dan las parje'as contemporáneas.,


se sostienen del inconsciente, el
triada, la
a partir de una nueva
en su intervención
triada que Lacan introdujo para
Se trata, en efecto,
titulada “La Tercera”.l7
clínicas que se deducen de la experiencia
las consecuencias
substancia con todas
analítica.
dime nsión del acto, siempre distinta de la
es por la
¿Cómo abordarla si no
dimensión propia del inconsciente? nos tiende en su intervenció n, re-
el hilo que Guy Briole
Digamos, para seguir
de J. -A. Miller entre el ‘ ‘donc lógico” y el “donc analítico”,
tomando la distinción Jacques
de esta “sub stancia gozante’ ’, la que permite a
que es la consideración
cogíto cart esiano ‘j"e pense doneje suis” (piens o lue-
Lacan interpretar el famoso se goza). Y que
sejouit” (pienso luego
go existo) con su fórmula ‘76 pense do nc

_____________—
en Rro’ en
“El inconsciente y el cuerpo hablante”, Presentación del tema del X° Congreso de la AMP
16 Miller, J.-A.,
2016, op. cit.. p, 329.
17 Lacan, 1., “La tercera”, en: Lacam'ana N ° 18, Grama, Bs. As 2015 p 24

58 | AMP: De Río a Barcelona __________________————»/

Á
esta ví
es también por
mente a la dimensión
Si el inconsciente
acto. Dicho de otra manera: n
el
substancia goz
la suposición de una
en su función
analítico, especialmente
es
cadena significante,
consciente e Interpretación,
del psicoanálisis.
juega el futuro

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