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La crítica de Nietzsche en su crítica a la moral y el cristianismo, corresponde a una

dinámica, ya que la moral del cristianismo fueron la esencia de la vida en su contexto.


El problema o la crítica radica cuando se extiende más allá de ese círculo y se extiende
más allá de ese círculo y se convierte en el criterio de toda vida.
Decíamos que la vida es voluntad de poder. Nietzsche señala dos elementos
constitutivos de esta voluntad: 1) La conservación del poder. 2) El acrecentamiento.
Una vez que creamos condiciones de existencia, pretendemos conservarlas, a su
vez, todo lo que sea conservación es algo fijo. Es querer fijar la vida. La vida, como tal,
se resiste a toda conservación, todo establecimiento de algo fijo. Por ello, en último
término, la esencia última de la voluntad de poder, el sentimiento de vida es el
acrecentamiento. Cuando analizamos estas condiciones preguntamos ¿qué pasó con el
hombre? Es cuando surgen los problemas.
(Apartado 13) ¿De qué depende aquella condición enfermiza?
La consecuencia de esta moral es que el hombre está más enfermo, más inseguro,
más alterado, más indeterminado que ningún otro animal, el hombre es el animal
enfermo. ¿De dónde proviene esto?
A Nietzsche le preocupa el futuro. Si analizamos nuestra tradición histórica,
encontraremos una red de condiciones de vida que progresivamente van cerrando el
terreno de juego de la vida. En lugar de proporcionar mayor libertad al sentimiento de
poder, lo van cercando, debilitando su potencialidad creadora.
¿Qué es constreñir su posibilidad creadora? Es ligar la vida cada vez más a la
“normalidad”. Es decir, a las leyes, a lo establecido. Normalidad que el mismo hombre
creó. Esto provoca en el hombre la “gran náusea” con respecto al él mismo, así como
también la compasión del hombre cual Nietzsche critica y califica como sentimiento
bajo. Este compadecimiento y gran náusea, es el advenimiento de la última voluntad del
poder. Esta última voluntad es la voluntad de nada, o lo que Nietzsche llama NIHILISMO.
A Nietzsche le preocupa que, si esta voluntad de nada se expandiera sobre todos
aquellos que no están enfermos (el que es honesto, es porque le falta voluntad). “Los
enfermizos son los que más socaban la vida” En tanto, el problema es en relación a los
que aún tiene voluntad de algo, que no han sido derrotados.
Nietzsche no propone evitar la ley ni ser amoral, sino aquello que impulsa al
hombre a buscar nuevas cosas, a ser “activo”, esta felicidad del hombre es opacada por
la costumbre, la rutina, entregarse a la nada, a la voluntad de nada.
Nietzsche propone, para evitar esto, marcar el Pathos de la distancia, marcar la
diferencia entre aquellos y éstos tal como hacía la nobleza caballeresca. Diferenciarse y
autoafirmarse frente a los enfermos y débiles, porque ellos no poseen una voluntad de
futuro. De esta manera evitan caer. “… ¡aire puro, aire puro! Lejos de los manicomios y
hospitales de la cultura. Y por ello buenas compañías, o la soledad si es necesario. Para
defendernos a nosotros mismos de los peores contagios que pueden estar reservados para
nosotros: la gran náusea y la gran compasión en respecto al hombre”

La cultura ha superado la meta de “trascendencia religiosa” y ahora tiene las metas


de progreso, aún así esto no implica que se pueda vivir la vida.

El sacerdote ascético es el enfermero y cuidador de enfermos, desempeña ese papel,


como el filósofo. En cuidar a los que sufren reside el ideal ascético. ¿Cómo lo hace? Por
un lado, el origen de la enfermedad, es decir, el resentimiento, siempre está latente en
el rebaño, y el sacerdote ascético la mantiene, no deja que se desborde. Tiene elementos
y estrategias para combatir la culpa, pero nunca la extingue, sino que la deja que
persista. Por ello es tan peligroso y todo lo que está alrededor del sacerdote ascético se
enferma, se amansa, se normaliza. Desvía la dirección del resentimiento, sin eliminarlo,
buscando así un responsable del sufrimiento (debemos culpar a alguien) pues el
sacerdote ascético inyecta el veneno culpando al que sufre.
- Yo sufro, alguien tiene que ser culpable de esto: El resentimiento. (al principio
es el otro al cual presté dinero y no me lo devolvió, en tanto proporciono un
castigo para sentirme “bien” castigo como justicia, a su vez como placer)
-
(La verdadera culpa del resentimiento humano es la finitud, no hay culpable)
(El origen de la enfermedad humana es fisiológica, somos finitos, seres humanos, nos
enfermamos, sentimos dolor, morimos. El sacerdote ascético realiza una interpretación
psicológica de éste sufrimiento: “Si no hubieses hecho tal cosa, o tal otra… no sufrirías.
Ergo, sufro porque hice tal cosa y tal otra”. En tanto, esto es una hipnosis por parte del
sacerdote ascético, no curan la enfermedad, sino que la apaciguan. El método o
apaciguamiento por excelencia es la unión mística con Dios (cristianos), el Nirvana
(budistas) que viene a ser lo mismo. ¿Qué es Dios, el Nirvana, etc.? Es la pérdida de
conciencia. Qué nos tortura: la conciencia. Por tanto, encontramos diferentes formas de
perder la conciencia: trabajo, etc. El método más efectivo de esta pequeña hipnosis es
la de causar alegría al prójimo (amor al prójimo), cual sirve de dosis controlada de
voluntad de poder, quien ayuda acrecienta su voluntad de poder para con el otro (te
ayudo porque no puedes hacer algo, por tanto, eres inferior). El amor al prójimo es la
formación del rebaño (como en el marxismo, todos juntos colaborando).

(Final del punto 18)


El sacerdote ascético adivina ese instinto y lo fomenta (querer amontonar, “no somos
machos, pero somos muchos”). Por instinto tienden los fuertes a disociarse, como los
débiles a asociarse (como rebaño). Cuando los primeros se unen, es en vista de una
satisfacción global de su voluntad de poder, con mucha resistencia de la conciencia
individual. En cambio, los últimos se agrupan complaciéndose cabalmente en esa
agrupación. Su instinto, con esto queda apaciguado. Evitando esa condición de animal
rapaz y solitario llamada hombre.

Los medios del sacerdote ascético que hemos conocido: la sofocación global del
sentimiento de vida, la actividad marginal, la pequeña alegría, la organización gregaria,
el desprendimiento del sentimiento de poder de la comunidad, consecuencia del cual,
el hastío del individuo con respecto a si, queda callado con el placer que experimenta
en el florecimiento de la comunidad. Estos son medidos con el metro modernos, medio
no culpables en la lucha con el desplacer. El problema es que el desplacer es algo
constitutivo. De manera que, el ideal ascético, simplemente estuvo al servicio para
evitar el desenfreno del sentimiento, que exista un poco de sentimiento, pero que no se
rebose así, saca por un momento al hombre del letargo de la existencia para luego
colocarlo nuevamente allí. Esto lo hace porque la tristeza y letargo son parte
constitutiva de la existencia. Temporalmente lo saca del sordo dolor de la existencia
dándole una interpretación y justificación al dolor: Ej. Son pruebas que Dios te coloca,
etc.

Todo desenfreno del sentimiento, toda liberación del sentimiento tiene un precio. El
ejercicio de liberar y retener los sentimientos, te va poniendo más enfermo, por
habituarse a ello.

Nietzsche dice que todo esto se hizo con buena conciencia, pensando que era útil para
la humanidad. No hubo mala fe.

Somos capaces de crear condiciones de existencia, “de mí existencia” cuales me


permiten vivir íntimamente la vida o dejar que se expanda para cambiarlo. Esto supone
el reconocimiento de la finitud. Pero también reconoce que no hay ningún fin. El
hombre moderno destruyó el horizonte divino (otro mundo, otra vida) con la
racionalidad, con la ciencia. Este fue el proceso de liberación de una mentira que fue
inventada por el mismo hombre. Eliminó el horizonte sin darse cuenta que había que
mirar el horizonte. Ahora, que se dio cuenta que la meta absoluta fue creada por
nosotros, el vacío que quedó también es absoluto. “Recuperar el sentido de la tierra”, el
superhombre es aquel capaz de recuperar el sentido de la tierra, aquel que es capaz de
pasar por encima del hombre, el que tradicionalmente vivió sujeto al ideal ascético.
El problema es el valor de los valores, la verdad de los valores. Estos valen porque son
condiciones de existencia.

La conciencia Moderna (ideales de la modernidad: la ciencia, el progreso, la sociedad


justa, la tecnología, etc.)

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