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Educación y pedagogía en el Renacimiento

El Renacimiento se caracterizó por la admiración y el retorno a la literatura y arte de la antigüedad,


trajo consigo una renovación de la existencia humana, una nueva concepción del mundo y de la vida.
Con Maquiavelo se lanza una atrevida doctrina de la seguridad y el estado. Lutero pide una tradición
de libertad en las relaciones del creyente con la iglesia, y Montaigne predica una concepción más
mundana de las relaciones morales del hombre. Copérnico, Galileo, Descartes y Bacon emancipan la
ciencia y la filosofía de su grillete medieval. Los hombres del renacimiento se sientes individuos
independientes y libres.

El pensamiento humanista que se desarrolló durante este periodo, se caracterizó por el


apasionamiento por la cultura grecorromana, se ve en el hombre clásico, un ideal de vida digno de
renovar. Las humanidades son en esta época, los conocimientos que tienen un interés
preferentemente humano, que forman y cultivan al hombre como tal. Los humanistas fueron
descubriendo poco a poco, un nuevo tipo de formación humana en la literatura griega y romana, la
belleza formal, pero también el goce de la vida feliz, natural y sana en contraste con la severidad de
la disciplina eclesiástica.

La pedagogía renacentista impulsa un nuevo ideal educativo, que ostenta cuatro grandes tendencias:

 Hacer la educación más real y practica en vez de abstracta y retórica,


 Incluir en ella la cultura del cuerpo, poco atendida en la edad media,
 Llevar la enseñanza a todas las clases sociales,
 Sustituir los procedimientos mecánicos por métodos agradables y atractivos.

Durante el periodo renacentista debemos mencionar dos grandes acontecimientos que fueron
determinantes en la educación y la pedagogía: la reforma protestante iniciada por Martin Lutero y la
contrarreforma católica

La Reforma Protestante fue impulsada por Martin Lutero quien critica los vicios e incongruencias de
la iglesia medieval. Estos movimientos promueven la lectura e interpretación de la Biblia y por tanto,
la necesidad de enseñar a leer tanto a niños como adultos, de este principio surge el interés por
la enseñanza popular. La reforma organiza la educación pública no sólo en el grado medio, sino
también, y por primera vez, en la escuela primaria pública.

Un cambio significativo respecto a la educación de la Edad Media era que la educación de la Reforma
tenía un carácter nacional dejando cierta libertad de enseñanza a cada nación y usaba idiomas
vernáculos, a diferencia de la educación medieval caracterizada por ser universal, homogénea y con el
uso del latín como única lengua de enseñanza.

Lutero demanda a los gobernantes la creación de escuelas para ofertar una educación religiosa que
llegue a todos y no sólo al clérigo, con los principios de instrucción universal, obligatoria, estatal
y gratuita como base.

En las escuelas primarias se impartían las materias tradicionales de escritura, cálculo y lectura de las
Sagradas escrituras en la lengua nacional, en cuanto a la educación secundaria se debía enseñar
también nociones básicas de aritmética, cultura clásica, matemáticas, ciencias y se aprendían los
rezos del servicio eclesiástico. Se impulsó también escuelas profesionales donde todos pudieran
aprender un oficio y al mismo tiempo recibieran también una formación cultural similar a la de los
grupos privilegiados

Lutero diferenciaba entre la educación de los hijos de campesinos, las ocupaciones y la educación de
los príncipes. Defendía que se debían enviar a la escuela a los niños dos o tres horas y una hora en el
caso de las niñas, dedicándoles más tiempo a los alumnos que fueran más hábiles.

La Contrarreforma Católica

La Reforma Protestante fue una dura prueba para el catolicismo. Los cristianos adeptos al papa y
partidarios de la tradición eclesiástica, comprendieron que la quebrantada fuerza de la iglesia podía
restablecerse, exterminando los abusos, signo y motivo de la tormenta, y emprendieron una
reconquista de la fe por medio de la educación.

El Concilio de Trento que enfrento esta crisis recomendó a los sacerdotes ocuparse preferentemente
de la juventud, ordenó la creación de escuelas, obligo a las parroquias a costear un maestro para los
pobres, recomendó a las órdenes religiosas favorecer la enseñanza secundaria y a los obispos,
transformar sus escuelas catedrales en seminarios para la formación del clero. Se crearon
congregaciones de enseñanza.

San Ignacio de Loyola (1491-1556) fundo la compañía de Jesús en 1534. San Ignacio era oficial antes
de ser sacerdote y dio a su orden un sello militar. La orden que fundo, combate con armas
espirituales para convertir herejes y sostener cristianos vacilantes. Como en la milicia, son virtudes
especiales la obediencia y la disciplina.

El objetivo de los jesuitas, es predicar, confesar y consagrarse a la educación de la juventud católica,


según los principios de la fe, y las reglas de la orden, así como dirigir colegios y seminarios, todo ello
con la pasión de una guerra. Para Loyola el mundo estaba dividido en dos ejércitos; el de dios y el de
Satán, donde están los protestantes, y en el de Dios está la sociedad de Jesús.

Los internados alcanzaron gran auge por la forma de vida metódica en la que se basaba. Presentaban
dos rasgos esenciales: separación del mundo en el interior de este recinto reservado y vigilancia
constante e ininterrumpida hacía el alumno. La educación se establece a partir de la desconfianza del
mundo adulto y quiere separar de él al niño, para hacerle vivir de manera pedagógica y apegada a la
religión en un lugar puro y esterilizado. El sistema escolar programado por los jesuitas consistía a
grandes rasgos en poner en entre dicho la historia, la geografía, las ciencias y la lengua romance, el
lenguaje utilizado diariamente era el latín, así como inculcar la más estricta costumbre de la sumisión,
asegurar la presencia ininterrumpida de una vigilancia y transferir al alumno a un mundo ejemplar y
pacífico.

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