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Ética quirúrgica
James Andrews y Larry Zaroff

La Sra. A es una mujer de 72 años quien sufre de así, captura las disyuntivas éticas únicas que surgen
enfermedad de la arteria coronaria. Mediante una en la sala de operaciones
angiografía, el equipo médico diagnostica afecta-
ción triple de arterias y determina que la Sra. A ne-
¿Por qué es importante la ética
cesita manejo quirúrgico. Ella se reúne entonces con
su cirujano, el Dr. B, para discutir las opciones de quirúrgica?
tratamiento, y juntos deciden una cirugía de “by-
El cirujano, a diferencia de otros clínicos, afronta el
pass” triple. Consciente de los riesgos asociados, a la
dilema ético primero y más importante, de que toda
Sra. A no le atrae la idea de una cirugía, pero desea
operación que se efectúe daña antes de curar. Los
desesperadamente “dejar atrás esos problemas car-
efectos secundarios posoperatorios, tales como el
diacos". La semana siguiente, en la sala de opera-
dolor, una herida y la cicatrización, representan, no
ciones, al exponer el corazón, el Dr. B descubre una
una posibilidad indeseable para el paciente, sino
disección obvia de la aorta ascendente; la lesión de-
una certidumbre casi plena. Por consiguiente, es-
be ser reparada, pero los riesgos son mucho mayo-
forzándose por minimizar esta lesión temporal ne-
res que los que discutió con la paciente y la familia.
cesaria y de maximizar a la vez el potencial curativo
de la terapia, los cirujanos se han empeñado siem-
¿Qué es ética quirúrgica? pre en deliberaciones éticas. Una vez se encuentra
en el teatro de operaciones, el paciente literalmente
La institución que verdaderamente define a la medi- entrega su cuerpo a la experiencia del cirujano. Este
cina quirúrgica es la operación en sí. En últimas, lo sirve como abogado del paciente en el sentido más
que distingue a la cirugía, en la práctica y en la ética, puro, siendo responsable de la protección, no úni-
de otras especialidades médicas, surge en la sala de camente del bienestar físico del paciente, sino tam-
operaciones. Ya sea que se la mencione como una bién de sus valores y creencias.
simple “sala”, o más grandilocuentemente como
una “suite” o un “teatro”, el misterio ha envuelto Nuestra discusión de la ética quirúrgica comien-
siempre a este sagrado espacio donde los cirujanos za con la relación paciente-cirujano, sigue con asun-
practican su arte. Allí, en medio del secreto y de la tos relativos a la conferencia pre operativa —con-
esterilidad, los cirujanos afrontan dilemas funda- sentimiento informado y revelación— y finaliza con
mentales únicos a su práctica. La ética quirúrgica, las decisiones implicadas cuando los pacientes se
presentan como urgencias.

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Relación paciente-cirujano Para respetar la autonomía del paciente, el ciru-
jano debería siempre revelar quién va a efectuar
Ciertas consideraciones éticas distinguen a la rela- cada paso de la operación y quién será responsable
ción paciente-cirujano de las interacciones entre (McCullough et al., 1998a). Para los cirujanos que
pacientes y clínicos en especialidades no quirúrgi- practican en universidades o en hospitales universi-
cas. Existe una confianza única de parte de los pa- tarios, es esencial revelar el rol de los aprendices,
cientes cuando confían sus seres completos a un residentes y estudiantes de Medicina,. En la acade-
cirujano durante una operación. En efecto, Palmer mia, el cirujano equilibra dos responsabilidades: la
(1982, pág. 2) en el Bulletin of the American College de proveer a quienes están en entrenamiento la
of Surgeons caracterizaba esta especial relación de práctica que requieren, y la de brindar a los pacien-
comunicación como una: tes un cuidado óptimo. Cuando son informados de
la participación de estudiantes, los pacientes con
… interacción física, que incluye el acto de hacer una
“herida” intencional, permanente, en la cual la terapia
frecuencia reportan un beneficio positivo (York et
produce cambio pato-fisiológico apreciable y se mezcla al., 1995). Además, el Consejo sobre asuntos éticos
con el proceso de la enfermedad… crea*ndo] lazos únicos. y judiciales de la Asociación médica estadounidense
Este extraordinario contacto no puede menos que influir (American Medical Association Council on Ethical
en la forma como usted siente acerca del paciente y la and Judical Affairs, 1994a) condenó la sustitución
forma como él siente acerca de usted. del cirujano sin consentimiento del paciente, al de-
clarar: “un cirujano que permite que un sustituto
La confianza última que los cirujanos deben cultivar
opere a su paciente sin el conocimiento y el consen-
con sus pacientes pasa a primer plano en la sala de
timiento de éste, está engañando. El paciente tiene
operaciones. Porque allí, el control inmediato del
derecho a elegir su cirujano y se le debería permitir
paciente termina. La balanza de poder se inclina de
aceptar o rechazar la sustitución”. El paciente acep-
manera tal, que ahora toda la autoridad reside
ta específicamente permitir al cirujano a quien dio
esencialmente en el cirujano. Esta autoridad amplia-
consentimiento que efectúe la operación; violar tal
da engendra naturalmente mayor responsabilidad y
acuerdo socava la relación paciente-cirujano, y es
mayor obligación.
engañoso y poco profesional.
Reducida a su esencia, la relación paciente-clínico
es un contrato fiduciario, fundado tanto en la con- Consentimiento informado
fianza como en la lealtad (Beauchamp y Childress,
2001a). El médico se compromete, implícita o explíci- La conferencia pre operativa brinda al paciente y al
tamente, a proteger los derechos del paciente. Una cirujano la oportunidad de discutir opciones viables
discusión completa de estos derechos se sale del de tratamiento y de decidir conjuntamente qué es
alcance de este capítulo; sin embargo, diferenciar lo que mejor se adapta a las necesidades tanto
entre derechos positivos y negativos es de utilidad. médicas como prácticas del paciente. En esta discu-
Tradicionalmente, las sociedades individualistas libe- sión, los valores, las creencias y las preferencias del
rales justifican más fácilmente los derechos negativos paciente son factores prominentes. Los principios
(Beauchamp y Childress, 2001b). Por ejemplo, pocos que forman la base de una conferencia exitosa in-
norteamericanos alegarían contra el derecho negati- cluyen comunicación efectiva, evaluación de com-
vo del paciente a rechazar una cirugía, pero serían petencia y revelación suficiente. Muchos de estos
más reacios a conceder a ese paciente el derecho asuntos están bajo el encabezamiento más general
positivo a exigir una operación dada. de consentimiento informado, tema fundamental

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de la ética quirúrgica. Hébert et al. (1997) correcta- Conflictos de intereses
mente argumentaba que “la revelación honesta y la
discusión de la información no sólo ayuda a que los El cirujano debe también revelar cualquier potencial
pacientes entiendan y manejen lo que les está ocu- conflicto de intereses. Estos son con frecuencia de
rriendo, sino que también fomenta la confianza y tipo financiero, como George Bernard Shaw (1946)
ayuda a conservarla”. En efecto, el consentimiento lamentaba en el siguiente pasaje, frecuentemente
informado es la base de la relación terapéutica pa- citado, de El dilema del doctor: una tragedia (The
ciente-cirujano, alimentando la confianza mutua y Doctor’s Dilemma: A Tragedy): “que una nación
promoviendo una responsabilidad compartida para sana, habiendo observado que usted puede propor-
la toma de decisiones. cionar la provisión de pan dando a los panaderos un
interés pecuniario en hornear para usted, pase a dar
La revelación, otro componente fundamental al cirujano un interés pecuniario en amputarle su
del consentimiento adecuadamente informado, dic- pierna, es suficiente para hacerle a uno desconfiar
ta que durante la conferencia pre operativa el ciru- de la humanidad política".
jano discuta con el paciente las opciones de trata-
miento disponibles, los resultados esperados, y los Sin embargo, deseamos subrayar conflictos de
riesgos y beneficios de cada una. Cada opción de- interés que surgen en el contexto de la innovación
bería ser evaluada con respecto a qué tan bien se quirúrgica. La búsqueda de hacer avanzar el cono-
alinea con las necesidades médicas, las preferencias cimiento mediante la investigación científica crea un
de estilo de vida y los valores de paciente. Por ejem- problemático dilema ético para el cirujano-cientifi-
plo, durante una reunión pre operativa con un judío co. El cirujano tiene la obligación primaria de hacer
ortodoxo que necesitaba una terapia de remplazo cualquier cosa que sea lo mejor para la salud del pa-
de una válvula del corazón, los autores tuvieron que ciente (Frader y Caniano, 1998). Pero la historia ha
determinar si él se sentía o no cómodo por recibir la demostrado, a veces bastante trágicamente, que
válvula porcina que se le recomendaba (Zaroff, decidir si el contrato fiduciario es violado por un
2005a). Tras discutir las opciones viables, el cirujano experimento puede no ser nada sencillo (Lefall,
puede documentar la conversación en la historia 1997). Además, como no existe una entidad centra-
clínica del paciente. lizada que evalúe nuevos procedimientos quirúrgi-
cos, las cirugías nuevas son algunas veces imple-
Además de evaluar las opciones de tratamiento mentadas sin prueba previa de su eficacia. McKnea-
dentro del contexto de las preferencias del pacien- lly (1999, pág. 786) ofrecía la siguiente condena
te, los cirujanos pueden también encontrar pacien- pesimista de la innovación quirúrgica: “cuando ciru-
tes que insisten en que el tratamiento se realice de janos innovadores, quienes toman cursos no acredi-
una manera que significa un riesgo mayor. Un tados, regresan con destrezas no certificadas, a in-
ejemplo citado comúnmente es el del paciente tes- troducir tratamientos no validados en pacientes
tigo de Jehovah, quien se rehusaba a recibir una confiados, tenemos una receta para el desastre”.
transfusión de sangre durante una cirugía (Zaroff,
2005b). Tales pedidos colocan al cirujano en una Finalmente, uno debería recordar que el proce-
posición ética en la cual debe decidir si el riego para dimiento de control en pruebas quirúrgicas es con
el paciente es o no demasiado grande para que jus- frecuencia bastante invasivo con el paciente. El uso
tifique operar según el deseo del paciente. de las llamadas “farsas quirúrgicas” como controles,
por ejemplo, sigue provocando acalorados debates
éticos (Macklin, 1999; Albin, 2005). Un ejemplo re-
ciente, debatido en la literatura, implicaba el tala-

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drar agujeros en el cráneo como tratamiento de lo mejor que puede hacer el cirujano es tratar
control para la evaluación de nuevas terapias para el (Emanuel et al., 1994; King, 1996).
mal de Parkinson (Albin, 2002; Kim et al., 2005).
¿Cómo debiera yo aproximarme
Pacientes de urgencias en la práctica a la ética
Muchos de los dilemas éticos más imperiosos que quirúrgica?
enfrentan los cirujanos saltan al primer plano al
tratar al paciente de urgencia; la conferencia pre
La conferencia pre operativa
operativa se convierte en un lujo irrelevante y la
revelación y el consentimiento informado suelen ser McCullough et al. (1998b) han propuesto un esque-
parcialmente omitidos. Cuando se enfrenta con un ma, el cual adaptamos aquí, para facilitar la confe-
paciente en necesidad de tratamiento urgente, el rencia paciente–cirujano y la toma de decisiones
cirujano debe asumir no sólo una gran autoridad, subsecuente. Primero, el cirujano debe identificar
sino también mucho más. Primero, supone que la los hechos relevantes, particularmente las opciones
inmediatez del cuidado es importante y beneficiará viables de tratamiento, y lo que es importante para
al paciente. Segundo, la literatura menciona tres el paciente. Luego, se emprende el análisis ético, en
supuestos clásicos usados para justificar el trata- el cual se deben considerar las responsabilidades
miento de pacientes en emergencia antes de obte- fiduciarias del cirujano hacia el paciente, los benefi-
ner su consentimiento informado: la finalidad de la cios y riesgos relativos de cada opción, los derechos
Medicina de preservar la vida, la premisa de que la y valores del paciente y la obligación de asignar
mayoría de los pacientes querrían que se salvara su recursos limitados con justicia y equidad. El paso
vida y la condición de que los beneficios pesan más final pide al cirujano llegar a, y justificar, una conclu-
que los riesgos (Mattox y Engelhardt, 1998). sión dentro del contexto de las consideraciones
anteriores. Segundo, y al inicio de la entrevista pre
Finalmente, los cirujanos, a pesar de la amplitud
de su arte, están limitados en su habilidad de sanar. operativa, el cirujano debiera determinar hasta qué
Ellos lidian con decisiones desgarradoras emocional grado desea el paciente participar en este proceso
y moralmente relacionadas con cuándo deben sus- de toma de decisiones. Mientras que el grado actual
pender el tratamiento quirúrgico. La parte “Sarcófa- en que el paciente desea participar puede variar, el
go" (“Sarcophagus”), de la antología anecdótica de animar al paciente a que participe cómodamente ha
Selzer, Los cuentos del doctor (The Doctor Stories, sido demostrado que mejora no sólo la buena co-
1998), retrata perspicazmente las pruebas emocio- municación entre paciente y cirujano, sino también
nales de un equipo de cirujanos que acepta la futili- el resultado total sobre la salud (Siegler, 1996). El
dad de continuar una intervención. En muchos casos paciente puede elegir participar más o menos en el
los pacientes han decidido previamente cómo les proceso de toma de decisiones, pero la presenta-
gustaría que sus cirujanos procedieran en situacio- ción de las opciones ocurre siempre. Además del
nes difíciles. El principal desafío para el cirujano grado deseado de participación, el cirujano debe
viene a ser entonces decidir si las instrucciones pre- determinar también si el paciente es competente
vias del paciente se aplican o no a la situación ac- para tomar decisiones relativas al tratamiento. Sim-
tual. Existen muchos recursos para ayudar al ciruja- plemente señalamos que los cirujanos, en particu-
no a decidir, pero si hay alguna duda y los beneficios lar, deben recordar que así como para el paciente
del tratamiento pesan más que los riesgos, entonces aumenta el costo al rechazar el tratamiento, tam-

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bién aumenta la carga de demostrar competencia viduo, en su experiencia continuada y en su compe-
(Mattox y Engelhardt, 1998). tencia demostrada” (American College of Surgeons,
1997) y “sólo a través de la revelación plena es ca-
Por último, el cirujano tiene una obligación, tan-
paz un paciente de tomar decisiones informadas
to ética como moral, de asegurar que el paciente
relativas al cuidado médico futuro” (American Me-
entiende la información que se ha discutido. Con
dical Association, Council on Ethical and Judicial
frecuencia el impacto emocional de la información
Affairs, 1994b).
compromete la habilidad del paciente para registrar
lo que se ha discutido. Tener un familiar o un amigo Muchos han criticado la continua y callada am-
cercano del paciente presente durante la conferen- bivalencia del establecimiento médico sobre esta
cia facilita una conversación efectiva. La compleji- materia. Bosk, hace más de 25 años estudió perspi-
dad de la terminología médica puede ser también cazmente las percepciones y las repercusiones que
una fuente de gran frustración y confusión para los rodean al error en la práctica quirúrgica, en su libro
pacientes, y el cirujano está obligado a ayudarles a Perdonar y recordar: manejo del error médico (For-
vencer esas dificultades. Como ejemplo de un mal- give and Remember: Managing Medical Error —
entendido tal, tomado de la experiencia de los auto- Bosk, 1979). Más recientemente, Clarke y Oakley
res, consideremos a una paciente devota católica, (2004) convincentemente defendían un mayor acce-
una monja, quien sintió un gran temor, cuando su so de los pacientes al desempeño clínico comparati-
cirujano judío habló de “cardioversión” y “conver- vo de los cirujanos. Además, esta reluctancia por
sión” de su ritmo cardíaco irregular, al creer que parte de los cirujanos a revelar estadísticas indivi-
estaba en grave peligro de que convirtieran su fe duales de resultados, últimamente ha llevado a que
religiosa contra su voluntad (Zaroff, 2005c). Clara- muchos pacientes y profesionales de la salud cla-
mente, la comunicación efectiva puede aliviar el men por la creación de bases de datos públicas con
gran potencial de malas interpretaciones, y puede los resultados de cada cirujano, como una manera
dar lugar a una relación paciente-cirujano más efec- de lograr mayor transparencia. Sin embargo, como
tiva. Para que los pacientes tomen la mejor decisión Lo (2000) ha señalado, hacer disponible tal informa-
posible, el cirujano está también éticamente obliga- ción da lugar a debates éticos adicionales acerca de
do a proporcionar información sobre los resultados la forma más exacta de representar los datos, y de
esperados de cada opción de tratamiento. La ma- quien debiera tener acceso. Hasta cuando se logre
yoría de los cirujanos discuten abiertamente las un consenso más amplio, cada cirujano seguirá
estadísticas de un procedimiento a nivel de toda la siendo responsable por la revelación adecuada de la
industria, mientras que nuestra experiencia indica información acerca de sus resultados personales.
que pocos cirujanos presentan rutinariamente es-
tadísticas de sus resultados personales. En U.S.A., Pacientes de urgencias
muchas asociaciones médicas nacionales, tales co-
mo el Colegio estadounidense de cirujanos (Ameri- Al tomar decisiones referentes al tratamiento de
can College of Surgeons) y la Asociación médica pacientes de urgencias, el cirujano corre el riesgo de
estadounidense (American Medical Association), llegar a una decisión éticamente injustificable. Entre
eluden esta cuestión de la revelación completa, con las determinaciones que deben hacerse, el cirujano
declaraciones no específicas tales como: “ la elegibi- debe primero decidir si el curso elegido de acción es
lidad para efectuar procedimientos quirúrgicos co- el que mejor beneficia al paciente, y se ajusta a los
mo el cirujano responsable debe estar basada en deseos del paciente. Más aún, si el cirujano conclu-
una educación y entrenamiento adecuados del indi- ye que el paciente no puede ser ayudado por las

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opciones disponibles de tratamiento, entonces el decidir, y muy frecuentemente con bastante preci-
razonamiento ético no justifica proponer una ope- pitación, si retirarse o no de la mesa de operaciones
ración (Halevy y Brody, 1996). No sea que el ciruja- para consultar a los allegados al paciente con res-
no parezca solo al tomar estas decisiones éticas tan pecto a los deseos del mismo.
graves, varios cirujanos y eticistas han ideado es-
quemas para la clasificación de pacientes, basados
El caso
en el grado de urgencia, para facilitar las decisiones
referentes a cuándo tratar (Mattox y Engelhardt, Frente a un hallazgo inesperado, el aneurisma aórti-
1998). Finalmente muchos autores están de acuer- co, el Dr. B debe decidir cómo proceder. ¿Debería
do en que deberían consultar a sus pares frecuente efectuar la intervención menos arriesgada, pero in-
y regularmente. Sin embargo, hacer esto presupone completa, del desgarre aórtico, o una reparación
una disposición a buscar la ayuda de otros. más invasiva y completa, por la cual la aorta ascen-
La inhabilidad para involucrar al urgentemente dente es reemplazada con un injerto y la ostia de los
enfermo en el proceso de consentimiento plantea vasos coronarios enfermos son incorporados dentro
otro dilema. En situaciones de máxima urgencia, el del injerto? Dr. B debería primero consultar con el
cirujano puede optar por tratar al paciente sin con- médico remitente y con el cardiólogo. Luego, si es
sentimiento, o puede suponer el consentimiento del posible, el sustituto para decisiones debería ser in-
paciente; este escenario, nacido de la necesidad, se formado de las razones para proceder a pesar de los
presenta regularmente. Aun así los clínicos deben mayores riesgos; ayudando a este individuo a en-
reconocer una limitación importante para esta su- tender los riesgos y los beneficios de cada opción, él
posición: los clínicos no pueden administrar trata- estará mejor equipado para ofrecer consejo con
miento de emergencia sin consentimiento, si creen respecto a lo que la Sra. A preferiría.
que el paciente rechazaría tal tratamiento si fuera Dado que fuera posible, los escenarios previsi-
capaz de hacerlo (Etchells et al., 1996). Alternativa- bles deberían ser discutidos previamente con los
mente, para pacientes con competencia limitada, o pacientes. Cuando se presentan complicaciones
en situaciones en las que el tiempo es extremada- inesperadas intra operativamente, sin embargo, la
mente precioso, los cirujanos pueden aplicar una confianza última que el paciente ha otorgado al
versión truncada del proceso de consentimiento. En cirujano guía todas las decisiones. El Dr. B debería
una situación ideal, cuando el tiempo lo permite, el considerar todas las opiniones de sus pares y de-
cirujano identifica a un sustituto para representar al terminar cuáles opciones se ajustan mejor a los
paciente en el proceso de consentimiento. En la deseos de la Sra. A. Pero, a fin de cuentas, el pro-
mayoría de casos, esta solución ofrece el mejor me- blema es quirúrgico, y el cirujano toma la decisión.
dio para respetar la autonomía del paciente. Las dos Emily Dickinson (1924) captura hermosamente la
preocupaciones principales en la toma de decisiones línea delicada que el cirujano pisa:
por un sustituto son identificar el sustituto más
apropiado, y el determinar cómo debería tomarse la ¡Los cirujanos deben ser muy cuidadosos
decisión (Buchanan y Brock, 1989; Lazar et al., cuando toman el cuchillo!
1996). Finalmente, cuando se presentan complica- Bajo sus finas incisiones
ciones durante la operación, el cirujano tiene que se agita la culpable, —¡la vida!

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