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Reforma legislativa:
El 10 de octubre de 2018, el Congreso aprobó una ley modificatoria del artículo 72 del
Código Penal y convierte en carácter de orden público el delito de abuso sexual de niños,
niñas y adolescentes.
De esta manera, la acción ante la Justicia podrá ser iniciada por cualquier persona y el
Estado, a través de los fiscales, quienes estarán obligado a llevar adelante las
investigaciones correspondientes. Anterior a ello, el código penal lo tipificaba como delito
de instancia privada; esto significaba que el Estado por medio de sus instituciones no podía
accionar de manera directa. En el caso específico del abuso sexual contra niños y
niñas, significaba que las denuncias requerían una ratificación por aparte de la victima para
que el Estado iniciara las acciones correspondientes. Al tratarse de niños y niñas
esta ratificación además quedaba librada a la voluntad de los adultos responsables
del cuidado que debían consentir para que la justicia iniciara el proceso de investigación
correspondiente.
La iniciativa fue aprobada por la Cámara baja a partir de un proyecto presentado por la
diputada Carrizo (Evolución Radical-Capital). Fue convertido en ley sin debate y por el voto
unánime de 60 senadores.
Según estadísticas extraoficiales, el 52% de las víctimas de abuso sexual suelen ser menores
de edad. Sin embargo, se estima que sólo el 10% de esos casos llega a la Justicia como
consecuencia del muro de silencio intrafamiliar que suele levantarse en torno al hecho. La
nueva legislación resulta favorable tras maximizar mas garantías y aumentar la protección
del bien jurídico explicado al comienzo.
Incurrirá en la misma pena el que por los mismos medios o con violencia, obligue a
otro a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito.
Bien Jurídico protegido: Para que una acción sea considerada extorsión , debe
significar un atentado contra los siguientes bienes jurídicos: la propiedad y la libertad.
La diferencia de este tipo penal respecto de otros contra la propiedad radican en que
este caso, el extorsionador emplea una coacción moral sobre la víctima, colocándola
injustamente en la alternativa de perder uno u otro bien jurídico.
Extorsión común
Este elemento además, puede entenderse bajo otras acepciones: intimidación propia
y engañosa.
-La intimidación propia refiere a aquella compulsión moral que produce un efecto
psicológico sobre la víctima que consiste en obligarla a la prestación exigida por temor
de sufrir el mal amenazado. Este mal debe ser a futuro, grave e idóneo, y puede recaer
tanto en la persona, los bienes o intereses legítimos del sujeto pasivo. Además,
requiere que se reclame algo injusto que apunte a una lesión patrimonial.
El envío implica hacer llegar por cualquier medio la cosa al sujeto activo, sin
necesidad de que este sea quien reciba de manera personal.
Objeto del delito: Pueden ser cosas muebles, dinero (moneda corriente en el pis o
extranjera), documentos que produzcan efectos jurídicos( manifestación d voluntad
pura y simple con tenor y firma, y debe tener un contenido netamente patrimonial).
Tipo subjetivo Esta figura requiere el dolo directo. El autor debe llenar los requisito
del tipo, tener consciencia del medio empleado , el fin propuesto, actuar consciente
de la intimidación y el efecto que sus amenazas producen en la víctima, siempre con
el fin de lesionar la propiedad ajena.
Consumación y tentativa Al ser un delito de resultado , solo basta con que se haya
realizado con el daño patrimonial de la víctima pero no hace falta el apoderamiento
de o enviado, depositado o puesto a disposición. Se admite la tentativa.
En este caso, se tienen en cuenta los mismo medios que la extorsión común:
intimidación o simulación de autoridad pública o falsa orden de la misma, y se agrega
la violencia.
La violencia debe ser utilizada por el sujeto activo en a víctima como forma de
intimidarla de manera tal que esta se vea obligada a suscribir o destruir documentos,
causándole esa acción un efecto patrimonial perjudicial.
Objeto
Los documentos que se exigen deben ser de obligación o crédito, por lo que debe acreditar
una deuda que pesa sobre alguien o un crédito que favorezca a una persona. Cualquier otro
tipo de documento que se haga destruir o suscribir que no sean de esta modalidad, se
remitirán al tipo de extorsión común.
La suscripción implica firmar al pie o al final del texto que reconoce una obligación o crédito.
Destruir un documento implica el acto de hacerlo desaparecer por cualquier medio ya sea
quemándolo, borrándolo o rompiéndolo.
Tipo subjetivo: Se exige el dolo directo.
Consumación y tentativa: En el caso de destrucción, cuando se logre el acto que tienda ello.
Y en caso de suscripción cuando el documento ha salido del poder del firmante, ya que solo
entonces surge el peligro de vulneración del bien jurídico protegido. Admite la tentativa
toda vez que el autor lleva a cabo todos los medios comisivos y aún así no logra la
suscripción o destrucción del documento.
Defraudación por administración fraudulenta. Desarrolle
ARTÍCULO 173, inciso 7: “Sin perjuicio de la disposición general del artículo precedente, se
considerarán casos especiales de defraudación y sufrirán la pena que él establece: …El que,
por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico cualquiera, tuviera a su cargo
el manejo, la administración o el cuidado de bienes o intereses pecuniarios ajenos, y con el
fin de procurar para sí o para un tercero un lucro indebido o para causar daño, violando sus
deberes perjudicare los intereses confiados u obligare abusivamente al titular de éstos”.
Dicha norma está inserta en el Capítulo 4 de los delitos contra la propiedad destinado a la
agrupación de las estafas y otras defraudaciones. Se trata de una defraudación por abuso
de confianza, en tanto el autor perjudica patrimonialmente a un tercero abusando de los
bienes que éste le ha confiado con un determinado objeto y a un título jurídico que no le
transfiere su propiedad. El agente, abusa de la confianza que deposita el dueño de las cosas
o el que lo representa, en quien las tiene a su cuidado, manejo o administración
Es, por cierto, un abuso de confianza que difiere del previsto por la figura genérica de la
estafa del artículo 172 C.P. En esta última, el abuso de confianza es un ardid o engaño del
que se vale el autor para lograr de la víctima una disposición patrimonial perjudicial para
ella o para un tercero. Por el contrario, en la figura penal que aquí se analiza, el abuso de
confianza no determina la disposición patrimonial desventajosa para el ofendido, sino que
implica un abuso posterior a la legítima recepción del bien por el autor.
Tipo objetivo
Con arreglo a la ley actual, la administración fraudulenta es un delito mixto alternativo, de
resultado e instantáneo.
La acción y la situación típica
Las conductas típicas son las de perjudicar los intereses confiados u obligar abusivamente
al titular de éstos.
Se trata de un tipo penal mixto alternativo, porque la ley describe dos conductas distintas,
pero resulta indiferente que se realice una u otra, o todas ellas, porque no se añade mayor
desvalor al injusto.
Perjudica los intereses confiados quien, mediante una acción o una omisión, tanto jurídica
como de hecho, contraviene los deberes de fidelidad derivados de la relación interna que
lo une con el titular del patrimonio.
Se trata de hechos que quebrantan la fidelidad inherente a relaciones que, por las
actividades sobre las que versan o por su duración y alcance, dan al autor cierto grado de
independencia y responsabilidad para cumplir sus obligaciones.
Pueden consistir en el abandono, la destrucción, la inutilización o el
empleo de algo en forma irregular en vez de hacerlo con provecho. También en la
realización de inversiones erróneas con los valores confiados.
Cuando la infidelidad defraudatoria se produce mediante una omisión (p. ej., la de quien
conscientemente deja deteriorar una maquinaria, o la de quien, también en forma
consciente, deja de hacer valer un derecho de contenido patrimonial del representado), la
figura penal se presenta como un delito de comisión por omisión, en tanto importa la
violación de un deber que se encuentra determinado en el ámbito extrapenal, que causa
un resultado cierto.
Obliga abusivamente al titular de los intereses confiados quien compromete los intereses a
él encomendados más allá de sus posibilidades económico-financieras.
A diferencia de la infidelidad defraudatoria, que puede manifestarse como una acción o
una omisión y ser tanto jurídica como de hecho, el abuso defraudatorio es necesariamente
una acción que asume el carácter de negocio jurídico o de acto jurídico propiamente
dicho(venta, locación, reconocimiento de deuda, cesión).
La conducta presupone que el autor, al obligar excesivamente al titular de los intereses
confiados, se excede en el ejercicio del encargo que por ley, mandato de la autoridad o acto
jurídico le ha sido conferido para actuar patrimonialmente por un tercero, por lo que es
decisivo que el sujeto activo en el marco de su encargo cuente con la facultad de realizar
negocios jurídicos en nombre del sujeto pasivo.
La situación típica contiene una circunstancia de modo, que exige que el sujeto activo
perjudique los intereses confiados u obligue abusivamente al titular de éstos, violando sus
deberes.
Los sujetos
Desde el punto de vista del sujeto activo, la administración fraudulenta es un delito especial
propio, ya que la norma describe una conducta que solamente es punible si a título de autor.
Sólo puede ser sujeto activo del delito la persona física que, por disposición de la ley, de la
autoridad o por un acto jurídico, tiene a su cargo el manejo, la administración o el cuidado
de bienes o intereses pecuniarios ajenos.
Tiene a su cargo el manejo, la administración o el cuidado de tales bienes o intereses,
aquella persona a la cual se le han encomendado o confiado las pertenencias de otra,
conforme alguna de las relaciones mencionadas por la ley, o bien aquélla que los ha
producido mediante su manejo, administración o cuidado de bienes o intereses pecuniarios
ajenos.
La administración es la facultad de regir y gobernar el patrimonio de otro, ordenando los
medios para su mejor conservación, empleo y realización
Sujeto pasivo del delito es el titular de los intereses confiados al autor, según alguna de las
relaciones previstas. El titular del patrimonio encomendado al sujeto activo puede ser tanto
una persona de existencia visible como una persona de existencia ideal.
Objeto del delito
Los objetos materiales del delito son las cosas y derechos susceptibles de tener un valor .
Los bienes o los intereses pecuniarios deben ser, según el tipo legal, ajenos. La calidad de
ajenos de los bienes o intereses pecuniarios puede ser total o parcial.
Tipo subjetivo
La administración fraudulenta es un delito doloso.
Pero el tipo legal contiene, además, un expreso requisito subjetivo alternativo, pues el
sujeto activo debe actuar con el fin de procurar para sí o para un tercero un lucro indebido
o para causar daño.
Conviene remarcar que, si concurre este motivo especial del ánimo de lucro, es suficiente
el dolo eventual respecto de las acciones de perjudicar los intereses confiados u obligar
abusivamente a su titular.
La finalidad lucrativa requiere la intención de obtener para sí o para un tercero, aunque sea
de manera indirecta, un provecho material, apreciable en dinero. No es necesario que se
trate de dinero efectivo, sino que pueden ser cosas, situaciones u operaciones que aparejen
un mejoramiento susceptible de ser valorado económicamente.
Resulta irrelevante que tal ganancia sea grande o pequeña. El lucro debe ser indebido, esto
es, un lucro al que no se tenga derecho.
Por cierto que el beneficio económico del autor o del tercero sólo forma parte del elemento
subjetivo, y no pertenece al tipo objetivo, que se completa sin su logro .
El sujeto activo debe perseguir el resultado del tipo objetivo, consistente en la producción
del perjuicio a los intereses pecuniarios confiados o el comprometimiento abusivo del
titular de ellos. La finalidad de causar daño se corresponde con la intención de perjudicar
los bienes o intereses confiados, o de obligar abusivamente al titular de éstos, es decir, de
perjudicar el patrimonio ajeno.
El error sobre los elementos del tipo objetivo (como, por ejemplo, el relativo al alcance de
las facultades comprendidas en la relación jurídica en función de la cual se le ha
encomendado al sujeto activo la protección de intereses pecuniarios ajenos) constituye un
error de tipo que, inevitable o evitable, excluye la tipicidad dolosa.
Autoría y participación
Por tratarse de un delito especial propio, sólo puede ser cometida, a título de autor, es
decir, por la persona que, por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico,
tiene a su cargo el manejo, la administración o el cuidado de bienes o intereses pecuniarios
ajenos.
Consumación y tentativa
La administración fraudulenta es un delito de resultado e instantáneo. Requiere que la
acción vaya seguida de la causación de un resultado separable espacio-temporalmente de
la conducta, y se consuma en el momento en que se produce dicho resultado, sin que éste
determine la creación de una situación antijurídica duradera.
En el caso de la infidelidad defraudatoria, el delito se consuma cuando se perjudican los
intereses confiados, sin que sea necesario que este resultado perjudicial se traduzca en
beneficio para el autor o un tercero. A su vez, en la hipótesis del abuso defraudatorio, el
momento consumativo se produce cuando se obliga abusivamente al titular de éstos.
A diferencia de la infidelidad defraudatoria, la consumación de esta modalidad de la
administración fraudulenta no presupone un menoscabo efectivo en el patrimonio ajeno,
sino simplemente que el autor, al obligar abusivamente al titular de los intereses confiados,
haya hecho nacer la posibilidad del perjuicio que puede materializarse en el
correspondiente pago.
ARTICULO 172. – “Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que defraudare a
otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de
confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de
cualquier otro ardid o engaño”
En la estafa propiamente dicha el delito consiste en una defraudación causada mediante
ardid o engaño, es decir, que abarca la realización de una conducta engañosa, con ánimo
de lucro injusto, que determina un error en una o varias personas, induciendo las a realizar
actos de disposición, constituyendo un perjuicio en su patrimonio o el de terceros.
Mientras que el abuso de confianza refiere directamente a una relación personal del autor
con la víctima. Por confianza se entiende la fe seguridad que se deposita en alguien y en
cuya virtud de omiten precauciones y cuidados habituales. De tal modo, se abusa de la
confianza la persona que siendo objeto de esa fe o seguridad y valiéndose de ellas, perjudica
patrimonialmente a quien le honro esa confianza. Opera como una modalidad distinta del
ardid o engaño.
En la estafa la víctima entrega la cosa, obtenida con ardid o engaño, por el estafador. La
voluntad de la víctima esta viciada desde el comienzo por la actividad fraudulenta del actor.
En el abuso de confianza, la voluntad de la víctima no esta viciada y la entrega de la cosa es
válida y lícita. Pero posteriormente a la entrega el delincuente abusa de la confianza de la
víctima. Por lo tanto, la actividad fraudulenta es posterior a la entrega.
Forma parte de los delitos contra la buena fe. ElEl bien jurídico que se protege es la
seguridad del trafico jurídico. Es un delito pluridimensional ya que protege la veracidad de
los documentos y otros bienes jurídico de manera subsidiaria como la propiedad, honra,
identidad, etc.
La Afectación solo puede darse en cuanto a la materialidad del documento, sobre los
signos de autenticidad entre los que se incluyen los que forman su contenido ya sea
imitándolos, creándolos, modificándolos o alterando los verdaderos. Los agravantes se
configuran si recaen sobre documentos destinados a acreditar la identidad de las
personas, a la titularidad del dominio o habilitación para la circulación de automotores.
Una primera clasificación refiere al tipo de instrumento en el que recae la acción delictual:
instrumentos públicos como privados. En los primeros será exigible la intervención de un
escribano publico que de certeza del acto otorgado, mientras que en el ultimo basta con la
voluntad de las partes para darle existencia al acto. Basta con que contengan la firma de
los intervinientes. del instrumento publico
El oficial publico puede hacer en todo el documento falso, es decir, dar fe de hechos que
nunca existieron. El particular también puede falsificar instrumentos públicos pero ello
conllevaría a la falsificación de firmas. La consumación del mismo alude a la mera
alteración del contenido.
Los instrumentos privados ineludiblemente deben contener firma, en caso contrario, se le
quita toda validez jurídica. Y en este caso, la falsificación puede ser total o parcial. El delito
se consuma, cuando el mismo se pone en uso.
A su vez la falsedad puede clasificarse en material o ideológica:
En la falsedad material se prevé la acción del que hiciere todo o en parte un documento
falso o adultere uno verdadero de nodo que pueda resultar un perjuicio.
En la falsedad ideológica, se prevé la acción del que insertare o hiciere insertar en un
instrumento público declaraciones falsas concernientes a un hecho que este mismo, deba
probar.
Insertar refiere a introducir declaraciones falsas cuando lo que se consigna en un
documento tiene un sentido jurídico distinto del acto que realmente tuvo lugar en la
realidad. Y hacer insertar refiere a lograr que el fedatario introduzca en el documento
declaraciones que no ocurrieron o son distintas de las que debían ser.
Art. 14: Tenencia Simple: (Pena de 1 a 6 años) Implica que todo lo que no entra en
otros supuestos, recae o de entiende comprendido en este supuesto. Se intenta
cerrar el círculo de tráfico y abarcar todos los eslabones posibles para que no queden
conductas fuera del radar de tipo.
El almacenamiento es una conducta de tráfico y como tal significa reunir, acopiar, guardar,
tener, pero en mucha cantidad, con el propósito de poner en circulación por sí o por otro a
dichos objetos en el tráfico ilícito de estupefacientes, por ello el autor es un traficante, y
como tal se requiere que dicha conducta esté preordenada al tráfico ilícito; de allí la
exigencia de un elemento subjetivo que permite diferenciarla de la simple tenencia.
Este componente subjetivo se exige para una interpretación adecuada y coherente de la ley
23737 que permitirá distinguir la conducta de quien almacena de la de aquel otro que es un
simple tenedor. El primero es un verdadero traficante porque su conducta se oriente a la
reproducción del tráfico de drogas tal . Es por ello que sólo almacena quien tiene una
cantidad considerable, inequívocamente destinada al abastecimiento indiscriminado,
componente subjetivo que debe acreditarse plenamente
Transporte de estupefacientes.
Los estupefacientes sobre los cuales recae la acción deben encontrarse en tránsito.
Por transporte debe entenderse el acto de desplazamiento de un lugar a otro con
independencia de la distancia, el medio utilizado y la forma de posesión. No es típico el
transporte autorizado ni el de droga destinada al propio consumo; en éste último caso
cabría apreciar tenencia de sustancias estupefacientes si lo transportado excede el
consumo personal.
El art. 1° de la Convención de 1988, u) dice: estado de tránsito se entiende el Estado a través
de cuyo territorio se hacen pasar estupefacientes, sustancias psicotrópicas y sustancias , de
carácter ilícito y que no es el punto de procedencia ni el de destino definitivos de esas
sustancias. De allí que la figura sea permanente ya que se prolonga en el tiempo –tránsito-
hasta que los objetos lleguen a destino.
La acción admite tentativa; tal sería el supuesto en que se sorprende al agente cargando la
mercadería antes de iniciarse el traslado.
El traslado puede hacerse por sí o por otro, razón por la cual serán comunes la instigación y
la coautoría. El hecho de transportar la droga cuando se realiza dentro de un plan común
constituye un acto esencial de coautoría.
La acción típica de transporte, esto es, el desplazamiento del tóxico prohibido de un lugar a
otro. Este delito se comete por medio del traslado del estupefaciente como acto
constitutivo del ciclo económico del tráfico ilícito previo al consumo. Y puede llevarse a cabo
por cualquier vehículo o medio de locomoción, ferrocarril, automóvil, embarcación,
bicicleta o también mediante las llamadas “mulas”, hombres o mujeres porteadoras que
disimuladas debajo de sus ropas o en su organismo llevan la droga.
Desde el punto de vista objetivo lo trasladado deben ser semillas, materias primas, plantas
o estupefacientes quedando fuera del tipo el transporte de elementos destinados a la
producción o fabricación de estupefacientes, equipos, precursores que no revistiendo el
carácter de materia prima no resultan alcanzados por la prohibición.
Desde un punto de vista subjetivo se requiere que el sujeto tenga conocimiento y voluntad
sobre: a) la conducta que lleva a cabo; b) el objeto del delito; c) dicha conducta requiere un
elemento subjetivo dinámico o propagador que apunta a convertir al transportista en un
engranaje del tráfico ilícito; él debe saber que la sustancia será distribuida a terceros con lo
cual se difunde el consumo de estupefacientes, o que será comercializada; y d) la
antijuridicidad de la conducta.
Comercio de Estupefacientes
El sujeto activo es un comerciante, que con ánimo de lucro, por cuenta propia y con
habitualidad compra, vende o permuta las mercaderías a las que se refiere el tipo.
El objeto sobre el que recae el acto de comercio son los estupefacientes. Caen fuera del tipo
los elementos destinados a la obtención de estupefacientes.
El delito bajo análisis exige la existencia de un contrato criminal perfectamente equiparable
a los que se realizan en la vida civil; requiere que el vendedor le provea al comprador de
estupefacientes a cambio de dinero o de cualquier otra conducta o cosa que satisfaga al
vendedor.
Entrega de Sustancias Estupefacientes a título oneroso o
gratuito.
La acción consiste en entregar el estupefaciente que pase así a poder del adquirente –
relación bilateral- con la finalidad de favorecer, facilitar o promover el tráfico ilícito.
El que recibe la droga responderá por su tenencia. El envío de estupefacientes en cuanto
implica poner a disposición de otro la sustancia quedaría comprendido en esta figura.
El delito es instantáneo y admite tentativa.
En caso que el envío se realice al extranjero cabe analizar la vinculación de esta conducta
con el delito de contrabando.
Suministro de sustancias estupefacientes.
Suministra quien provee a otro la sustancia estupefaciente sabiendo que la necesita.
En el suministro el agente entrega la droga al usuario y éste por su parte la recibe. El
suministro oneroso se da cuando la entrega de la droga obedece a una contra prestación,
que no necesariamente debe consistir en dinero.
En el aspecto subjetivo el agente debe conocer el carácter estupefaciente de la sustancia
suministrada, pero además, y teniendo en cuenta que la entrega se realiza a quien necesita
la droga, dicho suministro debe estar presidido como conducta de tráfico –aún a título
gratuito- por la intención de promover, favorecer o facilitar el consumo ilícito de sustancias
estupefacientes.
Fallo Colavini (1978): Corte trata el tema por primera vez plena dictadura. Repercute
en la decisión un sesgo muy conservador y paternalista. Algunos de los criterios
tenidos en cuenta fueron: la defensa de la humanidad penando el consumo, prevé
el “efecto contagio”. Además se pensaba que el consumo fomentaba el terrorismo.
Fallo Bazterrica(1985): Corte alfonsinista, plena democracia. Declaran
inconstitucionalidad de la penalización del consumo de estupefacientes, fundado en
que la tenencia y el consumo personal hacen a las acciones (privadas y publicas que
de ningún modo afectan a terceros) reconocidas por la constitución nacional en el
art. 19. Otro fundamento era que el Estado no puede imponer moral ni fomentar o
exigir cierto plan de vida.
Fallo Motalvo(1991): contexto: Tras la amenaza de las drogas derivada del tráfico
internacional, el Congreso sanciona la ley 23373 la cual notifica que la tenencia para
consumo personal es delito. Se vuelve a la doctrina Colavini.
Fallo Arriola(2006): Corte integrada por los miembros actuales, excepto dos jueces.
Se vuelve a la doctrina Bazterrica. Enfatizan que la tenencia para consumo no es
delito siempre que no se haga ostentación a terceros y por lo tanto, se realice en un
ámbito de privacidad.