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Revista Iberoamericana de
Educación a Distancia
ISSN: 1138-2783
ried@edu.uned.es
Asociación Iberoamericana de Educación
Superior a Distancia
Organismo Internacional
Resumen
Abstract
Although faced with resistances, distance and digital education is overtaking face-to-face
formats. When pedagogical designs are successful, there is evidence of the quality of digital
learning. The effectiveness of these systems is at least similar to that of face-to-face proposals.
This paper introduces the debate on innovations and disruptive technologies, arguing that
digital learning (as a new version of distance education) is an educational disruption both
because it brings about a drastic change of media and methods and because it is continually
gaining ground from conventional formats. Finally, it is claimed that this trend is not
exhausted, but continues to penetrate and deepen the break with new technologies, such as
learning analytics, adaptive learning and mobile learning.
Muy avanzada la segunda década del siglo XXI, nos seguimos enfrentando a
numerosas resistencias a las innovaciones educativas que en el caso que nos va a
ocupar, no suponen otra cosa que tratar de resistirse a la democratización del acceso a
una educación de calidad sin restricciones de tiempo, espacio, ritmos de aprendizaje,
vida laboral, ocupaciones familiares, libertad de movimiento, nivel educativo, etc.
Generalmente, estas resistencias suelen provenir de determinadas administraciones
públicas de algunos países y, también, de grupos más o menos influyentes que, por
diferentes causas, se oponen a estos formatos educativos. Pero son resistencias
generalmente pobres en argumentos y rigor. Muchas son las negativas para adoptar
estos modelos educativos que, simplemente, se apoyan en altas dosis de ignorancia
sobre la probada eficacia y calidad de estos modelos y de sus constatables prácticas
exitosas en numerosos países e instituciones.
En 2009 publicábamos un libro que, muy conscientemente, titulábamos ¿Por
qué va ganando la educación a distancia? (García Aretio, 2009). Con ese título,
ya entonces, dábamos por supuesto que, en efecto, estamos convencidos de que,
en cualesquiera de sus formulaciones, la modalidad, la metodología, las prácticas,
las propuestas y los proyectos de educación a distancia han ido ganando terreno
progresivamente y sin cesar, a lo que pudiéramos denominar como modalidad
presencial o de docencia cara a cara sin mediación tecnológica. Esa afirmación
nuestra, de esa u otra forma, ha sido asumida igualmente por otros autores, en
algunos casos destacando iniciativas tales como los movimientos relativos a los
Recursos Educativos Abiertos (REA, OER -Open Educational Resources-) o los
propios MOOC (Massive Open Online Course) (Bayne, Knox y Ross, 2015).
Estas prácticas a distancia van progresivamente arrebatando espacio y tiempo a
las formas más convencionales de enseñar y aprender, las metodologías a distancia
que priman el trabajo autónomo de los estudiantes, así como las actividades
cooperativas y colaborativas donde estos mismos participantes aprenden con
otros, de otros y para otros, a través de las redes sociales, a través de comunidades
de aprendizaje residentes en soportes digitales o, lo que en la última década ha
venido siendo más habitual, a través de plataformas virtuales o entornos virtuales
de aprendizaje diseñados con finalidades docentes. Así observamos con satisfacción
que, ciertamente, esta modalidad va conquistando terreno. Cada vez hay un mayor
número de instituciones, de programas, de docentes e investigadores comprometidos,
más estudiantes que confían en esta modalidad y, lo que es más importante, los
resultados de investigaciones sobre eficacia y eficiencia que se vienen mostrando,
calidad, al fin y al cabo, aparecen al menos como de nivel similar a los de los procesos
presenciales.
Un reciente trabajo (Allen y Seaman, 2016) muestra que a finales de 2014 en
Estados Unidos existían 5,8 millones de estudiantes cursando estudios en línea y que
entre 2013 y 2014, el crecimiento había estado en el 3,9% (el año anterior, 3,7%) y
podríamos intuir que, hasta la actualidad, ese incremento no habrá sido menor. En
el citado estudio se señala que el 28% de ese total de estudiantes toman al menos un
curso en línea.
LA CALIDAD
• Apertura. Porque desde la misma institución puede realizarse una amplia oferta
de cursos; a los destinatarios no se les exige concentración geográfica y pueden
encontrarse muy dispersos; la multiplicidad de entornos, niveles y estilos de
aprendizaje puede mostrarse muy diferenciada; puede darse respuesta a la
mayoría de las necesidades actuales de formación; puede convertirse en una
oportunidad y oferta repetible sucesivamente.
• Flexibilidad. Porque permite seguir los estudios sin los rígidos requisitos de
espacio (¿dónde estudiar?), asistencia y tiempo (¿cuándo estudiar?) y ritmo
(¿a qué velocidad aprender?), propios de la formación tradicional; combinar
familia, trabajo y estudio; permanecer en el entorno familiar y laboral mientras
se aprende; compaginar el estudio también con otras alternativas de formación.
• Eficacia. Porque convierte al estudiante ineludiblemente en el centro del proceso
de aprendizaje; puede aplicarse con inmediatez lo que se aprende; se facilita la
integración de medios y recursos en el proceso de aprendizaje; se propicia la
intercambio de ideas y tareas, y ello puede ser con personas muy distintas y
distantes, lo que favorece la multiculturalidad.
• Autocontrol. Porque se fortalece la capacidad de autogestión del tiempo, del
esfuerzo personal y de la conformación de itinerarios formativos; se potencia la
capacidad de autodisciplina y de madurez.
• Macro-información. Porque pone a disposición del que aprende la mayor
biblioteca jamás imaginada; ninguna biblioteca de aula, centro o universidad por
sí misma alberga tantos saberes como los depositados en esta biblioteca cósmica.
• Gestión de la información. Porque propicia que el estudiante pase de mero
receptor de información a convertirse en gestor y creador; incentiva la capacidad
de buscar, valorar, seleccionar, recuperar inteligentemente la información,
construir el conocimiento y llegar a publicarlo.
• Inmediatez. Porque la respuesta ante las más variadas cuestiones se ofrece a
gran velocidad (a golpe de “clic”), al margen de la hora y el lugar.
• Innovación. Porque estimula formas diferentes y creativas de enseñar y aprender,
tales como los aprendizajes combinados, colaborativos, invisibles, rizomáticos,
ubicuos, adaptativos, etc.; el potencial de las comunidades que aprenden a través
de las redes está modulando drásticamente los formatos habituales de educación.
• Permanencia. Porque la información no es fugaz como la de la clase presencial, la
emisión de radio o televisión; el documento textual o audiovisual está esperando
siempre el momento adecuado para el acceso de cada cual; quedan registrados
todos los documentos e intervenciones como residentes en el sitio Web y ello
posibilita las analíticas de aprendizaje.
• Multiformatos. Porque la diversidad de configuraciones que nos permiten las
ediciones multimedia e hipertextual estimulan el interés por aprender; se brinda
la posibilidad de ofrecer ángulos diferentes del concepto, idea o acontecimiento.
• Multidireccionalidad. Porque existe gran facilidad para que documentos,
opiniones y respuestas tengan simultáneamente diferentes y múltiples
destinatarios, seleccionados a golpe de “clic”.
• Ubicuidad. Porque todos los participantes en el proceso de enseñanza y
aprendizaje pueden estar virtualmente presentes en muchos lugares a la vez; la
educación (el aprendizaje) ubicua y móvil agranda esta ventaja.
• Libertad de edición y difusión. Porque todos pueden editar sus trabajos y difundir
sus ideas que, a la vez, pueden ser conocidos por multitud de internautas.
• Acceso a la calidad. Porque puede accederse a prestigiosos centros de estudio
e investigadores sin necesidad de desplazamiento; los mejores pueden ser los
autores de los materiales que se estudian.
• Interdisciplinariedad. Porque todos los ángulos, dimensiones y perspectivas de
cualquier cuestión, problema, idea o concepto pueden ser contemplados desde
diferentes áreas disciplinares y presentados de manera inmediata a través de los
buscadores y enlaces hipertextuales.
LA DISRUPCIÓN
podría dudar que, frente a los modelos pedagógicos clásicos, presenciales, existe
ruptura? (García Aretio, 2015).
Es evidente que los modelos clásicos de educación no han desaparecido ni
creemos que lo vayan a hacer en un plazo medio. Sin embargo, los niños, adolescentes
y jóvenes ya no aprenden como lo hacían antes, sus formas de adquirir conocimiento
están cambiando ¿radicalmente?, ¿No deberían hacer lo propio las formas de
enseñar? ¿No resulta una alteración, un cambio, de primer orden, el aprendizaje
que hoy se hace, también desde instituciones presenciales, a través de plataformas
digitales (aprendizaje digital)?
Esas diferentes formas de enseñar y aprender soportadas en sistemas digitales
van llegando a todos los rincones del planeta presentando formatos distintos según
visiones pedagógicas, filosóficas, psicológicas, sociológicas y políticas y en función
de las disponibilidades económicas y de los aportes tecnológicos. En efecto, como
en otros ámbitos de la vida, son las tecnologías las que propician las disrupciones,
también en la educación. En el caso que nos ocupa, los formatos educativos no
presenciales se van imponiendo, en ocasiones, de forma brusca (disrupción),
rompiendo espacios, tiempos, métodos, recursos, roles, etc., de sistemas educativos
clásicos, estáticos, entumecidos, rígidos y con sólidas estructuras (García Aretio,
2014).
EL FUTURO INMEDIATO
Aprendizaje móvil
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