Sunteți pe pagina 1din 2

LA INDEFENSIÓN APRENDIDA: SÍNDROME A CONSIDERAR

La indefensión aprendida es tal vez uno de esos fenómenos cuya importancia no es mínima en el
plano existencial del ser humano y cuya investigación y respuestas que ésta arroje son
primordiales tanto para la sociedad como para las personas en particular. Es algo que puede
afectar o que de hecho afecta en ocasiones a personas tan cercanas como lo puedes ser un
familiar e incluso a uno mismo. No es, por ende, solo algo académico sin relevancia en la realidad
sino algo que afecta la vida diaria de muchas personas y, en no pocas ocasiones, la vida de ellas
puede depender del auxilio efectivo de algún familiar o profesional de la salud mental.

Pero ¿qué es la indefensión aprendida? A grandes rasgos se refiere a la condición en la cual una
persona o animal se inhibe ante situaciones aversivas o dolorosas cuando las acciones para
evitarlo no han sido fructíferas terminando por desarrollar pasividad ante las mismas. Entender la
forma como se desarrolla dicho fenómeno es vital para poder entender y ayudar a las personas
cuya vida podría depender de ello.

Seligman y Overmaier fueron de los primeros investigadores en plantearse la cuestión sobre


porqué un animal o una persona bajo condiciones adversas y dolorosas constantes no hacían nada
para dejarlas (lo cual lograron gracias sus experimentos con perros), seguidos posteriormente por
algunos investigadores como Watson y Ramey entre otros.

Por otra parte, no hay una situación en específico que genere la indefensión, es decir, muchas
personas pueden vivir la misma situación adversa (incluso de manera grupal) y sin embargo
reaccionar diferente ante ella. Fue Bernard Weiner quien consideró la influencia de la
interpretación y la percepción que cada individuo tiene del evento en el desarrollo de la
indefensión y por lo mismo en la forma de afrontarla.

Cuando alguien cae en la indefensión lo manifiesta en tres déficits: El motivacional, el emocional y


cognitivo. Una persona que empieza a caer la indefensión o que ya sufre de ella comienza a
mostrar un retraso en la iniciación de respuesta voluntarias hasta que poco a poco deja de
haberlas (déficit motivacional). De igual forma, comienzan a existir una serie de desórdenes
conductuales como entrar en estado de ansiedad y depresión (déficit emocional) hasta el punto de
dejar de poder ver soluciones al problema que le invade (déficit cognitivo).

La respuesta al por qué no hace nada una persona en dicha situación por salir de ella radica
justamente en la afectación integral no solo de estos tres ámbitos (motivacional, emocional y
cognitivo) sino también a nivel fisiológico. En una palabra, toda su persona se sume en dicho
síndrome. Por ende, no bastará con tomar la decisión de romper con el ciclo (lo cual es, por cierto,
un primer paso para hacerlo) sino que implica desaprender la forma en que se procesa la situación
aversiva o dolorosa.

¿Cómo se llega a la indefensión? Una forma fácil de entenderlo es la historia de las ranas: Se dice
que para cocinar a una rana viva es necesario meterla en el agua fría e ir aumentado poco a poco
el calor hasta que ésta hierva. En cambio, si la echas al agua ya hirviendo la rana saltará. Con esto
quiero decir que es algo gradual que poco a poco carcome las fortalezas psíquicas y corporales
hasta el punto de doblegar la voluntad.

Lo triste a considerar es la facilidad con la que se puede llegar a la indefensión pues pocas veces
hay la educación emocional para poder enfrentarlos. Basta con exponer continuamente a la
posible victima a circunstancias adversas, bajarle la moral, sobrecargarla de trabajo, cerrarle el
apoyo externo durante un tiempo prolongado y repetitivamente hasta el punto en que manifieste
déficits en los ámbitos ya mencionados. Y no, no es algo que no pase todos los días: La violencia
familiar y/o de pareja es un ejemplo común desafortunadamente pero no se reduce a ella. Lo hay
en la escuela, en el trabajo, con los “amigos”. No necesariamente se traduce en violencia física.
Puede ser psicológica, económica, moral, entre otros.

De igual forma, de poco ayuda que alguien solo le repita a la víctima lo que debería hacer. Es como
querer decirle a un enfermo de gripa que no se sienta mal. En efecto, no se siente mal porque
quiera sino porque lo está. Es necesario desestigmatizar a la victima. Entender que ha perdido la
capacidad de ver las soluciones que otros sin el problema pueden ver y que la ayuda no es solo
mostrarle lo que “debería” o “no debería” hacer, sino reafirmarle su capacidad y autoestima,
devolverle el control a su vida para que sea capaz de tomar las riendas sobre aquello que en su
momento veía sin solución.

Para finalizar, la indefensión no es asunto meramente individual. Se puede hacer “viral” por así
decir. Contagiar a toda una sociedad o grupo social. La Segunda Guerra Mundial fue un caso
extremo donde se vio toda la crueldad de la que el ser humano es capaz y los campos de
concentración nazis testigos de miles que habiendo perdido toda esperanza se prácticamente se
entregaron a la muerte.

No es necesario irse tan lejos en el tiempo o en el espacio. La violencia familiar, el bullying, el


mobbing son tan solo algunos ejemplos cotidianos que nos demuestran que este fenómeno es
algo a considerar y, como dije al principio, en algunos casos, la vida de algunos de los involucrados
puede depender de ello.

FUENTES:

http://www4.ujaen.es/~rmartos/IA.PDF

http://campodocs.com/articulos-informativos/article_60894.html

http://mariangelesalvarez.com/igualdad/relacion-de-control-o-igual/la-indefension-aprendida/

https://www.youtube.com/watch?v=Em4V6W74b1M&x-yt-ts=1421914688&x-yt-cl=84503534

S-ar putea să vă placă și