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ANÁLISIS DE LA PELICULA EL ORIGEN.

POR: Ronny Jair Pineda Alata

La película el origen narra sobre meterse en los sueños de los demás parece una
tarea fácil a partir de los químicos neurológicos y un aparato que parece mezclar
enzimas y sangre. En las pesadillas ajenas, los intrusos mantienen firme su objetivo
y no se dejan seducir o engañar por el soñante. Ellos permanecen concientes en
los diferentes niveles del sueño y el subconsciente (palabra odiada por Freud, quien
siempre defendió el uso de inconsciente, que no ponía por debajo del conciente, el
estatuto de este registro) del durmiente no los afecta demasiado, pues morir en el
sueño significa despertar. Claro, que al usar una técnica de varios niveles de sueño
(un sueño dentro de otro), el riesgo se vuelve mayor y la situación peligrosa, con la
amenaza de que ellos queden atrapados en el sueño o en un limbo sin significados.

Freud concebía la memoria como un sistema de transcripciones que no eran


exactamente equivalentes. Derrida concibe estos signos representando una unidad
sólo en la superficie siendo en el fondo heterogéneos y en dónde un origen sería
imposible de alcanzar.

El modelo del filme es psicoanalítico sólo en apariencia, tiene que ver más con la
lógica del SuperMario de Miyamoto. Según Freud, la memoria y el Inconsciente
tienen un diseño similar al de una cebolla. Las capas se van superponiendo una
sobre otra, siendo los niveles más interiores cada vez más elementales en su lógica
de codificación y regidos por mecanismos cada vez más básicos. En la película de
Nolan, no hay tal diferencia entre una capa y otra: todas son homogéneas, si no
iguales.

Por supuesto, es una película de ficción y no una teoría del inconciente, pero uno
esperaría que se tomase más en serio a Freud. Los sueños de Inception son regidos
por un secreto que en ningún punto es sexual. El secreto más guardado en los
soñantes, es una fórmula o una clave de caja fuerte, no un incesto o una violación,
un rechazo afectivo materno. También sería lógico que aparecieran en el fondo más
profundo, imágenes de erotismo desbordado y aterrador.
La premisa de que a partir de un aparato neuroestimulante puede entrarse a la
mente de un sujeto refuerza simplemente la ingenua materialidad que rige las
ciencias neurológicas contemporáneas (herederas de la frenología de Gall). La
mente no es un producto simple del intercambio de enzimas, sino que tiene su
propio estatuto ontológico. No es manipulable de manera directa y no puede
plantarse una idea sin más, amén de que si así fuese, nada aseguraría el éxito de
que un pensamiento pasase a ser acto. Fischer Jr. podrá ser convencido quizá de
que su padre sí lo quería, de que deseaba que no siguiese su camino y tomase el
propio… pero él aún así podría decir: Eso deseaba mi padre, pero yo estoy cómodo
dónde estoy y seguiré con la empresa.

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