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cáncer
Maripaz Madrid Serrano
ABSTRACT
It also collects contributions from other therapists who have unselfishly wanted to share
with me some of their findings with cancer patients and their families.
INTRODUCCIÓN
Como terapeuta en prácticas sentí inicialmente mucho miedo. ¿Estaré preparada para
esto? ¿Seré capaz de darle lo que necesita? Relato aquí mi trabajo en dos direcciones,
por un lado, semana a semana con ella, en nuestras sesiones, escuchando, acogiendo,
apoyando y reconfortando. Y por otro, mi búsqueda de información, mi necesidad de
sabersobre el cáncer, sus tratamientos, la relación entre la mente y el cuerpo, las
emociones, el miedo, la culpa,…en definitiva, sentirme preparada para lo que ella
necesitara.
“El paciente de cáncer quiere seguir viviendo a pleno rendimiento como el resto de los
vivos”. Servan-Schereiber
Empecé leyendo libros, documentos y artículos que fui recopilando por distintas vías:
recomendaciones, búsquedas propias o casualidades. Lo primero que captó mi atención
fue la desconexión (incluso enfrentamiento en muchos casos) entre las terapias
convencionales (cirugía, quimioterapia y radioterapia principalmente) y otras técnicas
más enfocadas a la previsión o el mantenimiento del cuerpo sano, como nutrición,
ejercicio físico, psicoterapia o meditación.
El enfermo de cáncer quiere probarlo todo, quiere confiar en el oncólogo que dirige su
tratamiento pero a la vez quiere estar seguro de que está haciendo todo lo que está en su
mano. Lee desesperadamente todo lo que cae en su mano, escucha a otras personas que
han padecido la misma enfermedad, atiende a eventos y sesiones relacionadas, incluso
busca en personas, a veces poco adecuadas, soluciones mágicas.
Estas páginas reflejan los puntos que han sido más importantes para mí a la hora de
entender qué es el cáncer y cómo se vive con él.
¿Qué es el cáncer?
Nuestro organismo está constituido por células que se dividen de forma regular para
reemplazar a las envejecidas. Los mecanismos de control regulan cuando una célula
debe dividirse y cuando no, así como cuando autodestruirse si hay daño celular que no
puede ser reparado.
Cuando estos mecanismos de control se alteran en una célula, ésta y sus descendientes
inician una división incontrolada, que con el tiempo dará lugar a un tumor o nódulo. Si
estas células no poseen la capacidad de invadir y destruir otros órganos, hablamos de
tumores benignos, pero cuando adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de
alrededor (infiltración), y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo
(metástasis), hablamos de tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer[1].
Hay (1984) considera el cáncer como una enfermedad causada por un profundo
resentimiento (sentimiento no expresado) largamente cultivado, que va carcomiendo el
cuerpo. Para ella, la clave de su curación está en amarse y aceptarse, así como en
perdonar.
Servan-Schreiber (2008) plantea que todos tenemos un cáncer latente dentro de nuestro
cuerpo y que también contamos con un organismo diseñado para combatir el proceso
del desarrollo del tumor y habla de cómo está en nuestras manos utilizar estas defensas
naturales.
El Dr. Herráez (2009) ve la enfermedad como una forma de darnos tiempo para
cambiar, un mecanismo de defensa que nos avisa que algo no anda bien. Tenemos que
dejar de luchar contra ella y pensar que es parte de nosotros.
A lo largo de estos meses he leído libros y artículos relacionados con esta medicina
alternativa. En algunos se presenta el descubrimiento de los mecanismos inflamatorios
como explicación de la aparición de tumores y como el estrés psicológico puede
facilitar su crecimiento, en otros se parte de un schock emocional que los activa y en
casi todos se habla de la influencia de las heridas psicológicas en la enfermedad. En
ellos se discute el peso real de la genética, de la alimentación o del medioambiente; se
denuncia la medicina defensiva que prescribe tratamientos muy agresivos que nos están
claramente indicados; y se defiende los avances en el entrenamiento del sistema
inmunológico que nos protege del cáncer, como las investigaciones en vacunas
terapéuticas y preventivas.
Y lo más importante de todo este aprendizaje ha sido darme cuenta que cada enfermo
tiene su proceso y hay que respetarlo, comprender sus necesidades y decisiones respecto
a los tratamientos, ya sean convencionales o naturales, y que esto es clave para el
acompañamiento, para que se sientan aceptados y comprendidos.
Para los pacientes enfermos de cáncer, que presentaron reacciones más fuertes a las
descargas y restaron importancia a las ostensibles molestias, se sugirió el concepto de
una personalidad Tipo C. Y para los enfermos cardiacos, con tendencia más agresiva e
impaciente, el de personalidad Tipo A (se reservó el Tipo B para los sanos).
Las investigaciones en torno al “Tipo C” de personalidad han sido muy proliferas en los
últimos años y han llevado a identificar un grupo de rasgos que los caracteriza cuyo
núcleo es esencialmente la inhibición, bloqueo o supresión de las emociones negativas
(o anti-emocionalidad) junto con la necesidad de mantener relaciones interpersonales
armoniosas.
Si me remito a mi caso hay muchas coincidencias con este planteamiento, tuvo una
infancia dolorosa con humillaciones y necesidades insatisfechas, y aprendió a someterse
a los deseos de los demás. Amable, cooperativa y extremadamente preocupada por
complacer a los demás y ser aceptada. Tiende a ocultar sus emociones negativas,
llegando a retener la rabia. En muchas ocasiones la embarga la sensación de
desesperanza e impotencia y tiene predisposición a la depresión.
Cuando le pidieron que explicara este sorprendente resultado Spiegel (1989) respondió:
Existe una relación entre la represión de las emociones y la depresión del sistema
inmunitario que es el que nos defiende del cáncer destruyendo las células cancerígenas
cuando aparecen. La psiconeuroinmunología es la encargada de estudiar cómo el modo
en que pensamos y sentimos puede alterar nuestro sistema inmunitario y cómo suprimir
o ignorar las emociones, puede afectarle.
En mis prácticas hemos hecho trabajo emocional profundo para expresar emociones
bloqueadas, especialmente ira y tristeza, aprendiendo que no son buenas o malas y que
esconderlas es lo que realmente hace daño. Esto ha requerido mucha protección y
aceptación ya que no eran emociones que se permitía.
Algunas de las preguntas que mi paciente ha repetido en los primeros meses respecto a
su enfermedad han sido ¿Tengo yo la culpa? ¿Pude provocarla? ¿Me lo merezco?
Hay pacientes que comentan que se lo esperaban o que están convencidos que el cáncer
es el resultado de una vida llena de momentos angustiosos, otros hablan de mala suerte,
y por supuesto hay quienes echan la culpa al tabaco, la contaminación o el mundo
tóxico en el que vivimos.
Desde el punto de vista psicológico, culpa significa: Acción u omisión que provoca un
sentimiento de responsabilidad por un daño causado. ¿Podemos ser artífices de nuestro
propio cáncer?
Diagnóstico
Tratamiento
Los pacientes suelen sentirse más esperanzados pero su principal temor son los efectos
secundarios. Estos efectos varían ampliamente de una persona a otra y posiblemente los
factores psicológicos ejercen una gran influencia. El miedo, la fatiga, la ansiedad, la
depresión suelen estar presentes y requieren atención.
El estrés es otro elemento que tiene un efecto nocivo sobre el organismo y que debemos
acompañarles a que se planteen qué hay en su vida que les hace vivir así y si desean
seguir haciéndolo.
Los familiares buscan recursos para ayudar a sus seres queridos, necesitan transmitirles
optimismo, apoyo, fortaleza. Se acercan a terapia con el objetivo de mejorar la calidad
de vida de sus seres queridos y a medida que van profundizando en el proceso de terapia
la van asumiendo también como un acompañamiento a su propio dolor.
Según Barrios (2012) “la familia debe ser integrada en el proceso de recuperación, para
que el apoyo necesario sea efectivo ya que como decía San Pablo toda ciencia y toda
técnica son incompletas sin la calidez y fuerza del amor”
En esta fase también son más conscientes de las secuelas fisiológicas que les ha causado
la enfermedad, pueden requerir hacer duelo por su antiguo cuerpo o por alguna parte de
este.
Recidiva
Final de la vida
No hemos tenido la oportunidad de trabajar en grupo con personas con cáncer pero las
experiencias recogidas por el doctor Spiegel tuvieron buenos resultados en términos de
aumento de calidad de vida y de tiempo de supervivencia.
La familia y la sociedad, muchas veces se aleja desbordada por sus propios miedos o les
trata con lástima o no acepta que tomen decisiones sobre su enfermedad, no asumen
que es suya y que a ellos corresponde decidir cómo abordarla.
Mi primera emoción cuando me asignaron a una persona con cáncer para mis prácticas
del master fue miedo, pero ¿miedo a qué?¿Es un mecanismo de defensa ante las
personas enfermas? ¿Es miedo a profundizar en el dolor de otras personas y que este
dolor nos atrape?
Sin embargo mi primera sesión fue absolutamente todo lo contrario de lo que yo había
imaginado. Me encontré con una persona optimista, habladora, coqueta, luchadora, con
muchas ganas de vivir. A pesar de su cirugía no rechazaba su cuerpo y hablaba de él en
positivo. En seguida mi miedo desapareció y pude centrarme en acogerla.
Le pregunté qué quería obtener de la terapia, cuál era el objetivo que la traía aquí. Su
respuesta me impactó: quiero entender que me pasa, algo no funciona, estoy
convencida que mi enfermedad es más que un problema físico. Al instante se despertó
en mí unas ganas enormes de acompañarla en su búsqueda.
Y poco a poco hemos ido descubriendo el para qué de su deseo de complacer y ayudar,
de estar tan pendiente de los demás sin cuidarse a sí misma, hemos explorado por qué
oculta sus sentimientos y trata de mantener siempre una imagen positiva hacia los
demás y por qué no tiene en cuenta sus necesidades y deseos, y hemos puesto en marcha
estrategias que la permitan tomar sus decisiones y actuar como siente y desea hacer.
CONCLUSIÓN
Enfermedad y salud son los dos extremos de un camino. Acompañar a una persona en
su recorrido, escuchándola, respetándola y siendo honesto con ella. Poner mi mano en
su hombro e ir a su paso, desgranando su historia, sus carencias, sus heridas,
identificando sus emociones negadas y dejándolas salir, afrontando sus miedos y
distinguiéndolos de los de los demás.
Avanzamos paso a paso, dejando que expresara su dolor por el pasado, por el presente,
por una medicina que no es “humana”, por una sociedad que no aceptaba sus decisiones,
por un momento de su vida confuso.
Agradecimientos
Esta tesina es mucho más que 20 páginas, es el colofón a casi dos años sumergiéndome
en un océano distinto del que solía transitar. Es el resultado de la lucha por cambiar mi
forma de experimentar, buscando vivir más desde el corazón y dejar a mi cerebro
descansar.
Visualicé como sería el día que la terminara, me vi feliz levantando este documento
como si hubiera ganado un gran campeonato, como si hubiera llegado a la meta de un
largo maratón. Sé que no es así, que queda mucho camino por recorrer pero para mí esta
tesina es un punto de inflexión, he girado la dirección de mi vida.
Esta tesina está dedicada a todos los terapeutas que apasionadamente trabajan con sus
pacientes acompañándoles en su curación y a todas las personas que luchan por su
sanación, todos merecen mi respeto y amor (especialmente dedicada a C y M).
Y por último quiero agradecer a Alfonso su apoyo incondicional, a Jorge sus ideas en
mis momentos de bloqueo y a las terapeutas (Anama, Paloma, Minerva, Ali y Cris) que
han participado, su generosidad.
Maripaz Madrid Serrano
REFERENCIAS