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INDICE
CONTENIDO 1

EL VANDALISMO JUVENIL

Definición

¿En Dónde Se Dan?

¿Por Qué Los Jóvenes Se Unen a Las Pandillas?

1. Introducción 4

Antecedentes históricos: 4-5


Panorama Actual de la delincuencia juvenil. 6
La violencia
Causas de la Violencia 6

Causas Biológicas 6-7

Causas Psicológicas 7

Causas Sociales 7-8

Entorno Familiar 8

El Individuo Violento 8

Abusan del alcohol. 8

Agresión, agresividad, violencia y delito. 9

La delincuencia Juvenil 10

La delincuencia juvenil y entorno social. 11


Conclusión 12-15

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CONTENIDO
N uestra sociedad ha llegado a un punto crítico en el que la delincuencia se ha convertido
en parte de nuestro diario vivir, es de suma importancia reconocer la trascendencia de
la delincuencia como un problema social que afecta todos los países, a la sociedad en
general, a todas las culturas y grupos étnicos de nuestro país, esto ha llevado al estado a
buscar una definición precisa sobre la delincuencia. Es por ello que en nuestro país se define la
delincuencia como “El conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas contra el
orden público”. Entonces la delincuencia se refiere a un conjunto de actos en contra de la ley,
tipificados por la misma y merecedores de castigo por la sociedad, en diferentes grados. Se
podría definir también como una conducta por parte de una o varias personas que no coinciden
con las normas o lineamientos requeridos en una sociedad determinada. Debido a ello, la
delincuencia puede diferir según el código penal de cada país. Generalmente, se considera
delincuente a quien comete un delito en reiteradas ocasiones, llegando a ser considerado
también, como un ser antisocial, recalcando el hecho que este tipo de acciones atentan contra
el normal funcionamiento de nuestra sociedad, poniendo en peligro a todos sus miembros.

Sin duda la delincuencia es uno de los temas que más preocupa a la sociedad actual,
debido principalmente al aumento del número de delincuentes y a que cada vez los delitos que
se cometen sean realizados por menores, en nuestra sociedad la delincuencia es muy común y
aún más cuando los hechos delictivos son cometidos por menores de edad, es lamentable que
esto sea ya muy común ya que en lugar de que los menores asistan a un centro educativo se
dedican a robar algo que no es adecuado a su edad porque bien dice el dicho que “Árbol que
crece torcido jamás sus ramas endereza y esto traerá como consecuencia un alza en el índice
de delincuentes en un tiempo no mayor a 5 años, los delitos cometidos por los adolescentes e
incluso niños pueden ser de carácter menor o también llegar a ser graves y clasificados lo que
cabe recalcar es que en muchas ocasiones estos actos no son planeados para afectar en gran
manera a la sociedad sino que solamente lo realizan como tarea diaria, entre los delitos más
resaltados en nuestra sociedad podemos mencionar a: los asaltos, robos, fraudes, violaciones,
vandalismo, grafitis y pinturas en muros y monumentos, entre otros.

En Guatemala existen dos aspectos de gran influencia que pueden llevar a una persona a
convertirse en delincuente, éstos son la conducta y la violencia de la persona, así como el
ambiente en que se desenvuelve. Además, en la conducta y la violencia hay diversos factores
que los determinan, éstos pueden ser factores internos, externos y psicológicos. La
delincuencia, siendo un problema tan grave, ha llevado a que se divida en categorías o tipos,
entre los cuales se menciona la delincuencia organizada, la delincuencia común y la
delincuencia juvenil, en nuestro país la máxima manifestación de delincuencia la generan los
grupos denominados “maras” o “pandillas”, los cuales realizan actos delictivos que van desde
el crimen organizado hasta el crimen común, logrando de esta forma el apoderamiento de las
diferentes áreas del país, cabe mencionar que estos grupos tienen sus propios rituales y una
cultura definida, en la que se establecen leyes y deberes e incluso un orden jerárquico, que les
proporciona medios para alcanzar un crecimiento sustancial. Debido a este crecimiento se ha
generado una delincuencia que crea una esfera de miedo en todos los pobladores, a causa de la
cual se exigen al estado que se cumpla con el derecho a la seguridad, que éste debe
garantizar; sin embargo, y ante la ineficiencia de los organismos encargados en velar por la
seguridad de las personas, se ido perdiendo la credibilidad en ellos y se han conformado con
vivir en estas condiciones precarias que prohíben la libertad y realización plena de las personas.

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EL VANDALISMO JUVENIL

Definición
Delincuencia, conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas contra el orden
público. Esta definición permite distinguir entre delincuencia (cuyo estudio, a partir de una
definición dada de legalidad, considera la frecuencia y la naturaleza de los delitos cometidos) y
criminología (que considera la personalidad, las motivaciones y las capacidades de reinserción
del delincuente).

Visto el concepto de delincuencia, resulta necesario delimitar el adjetivo de juvenil, es decir,


¿cuándo la delincuencia es juvenil? Vaya por delante que no podemos emplear al objeto de
este trabajo el significado etimológico de tal adjetivo, pues desde este punto de vista, quiere
decir lo relacionado con la juventud. Y no es aplicable, decimos, este concepto etimológico,
porque dentro del campo de las ciencias penales viene entendiéndose por delincuencia juvenil
la llevada a cabo por personas que no han alcanzado aún la mayoría de edad , mayoría de edad
evidentemente penal.

El vandalismo está asociado al fenómeno urbano que hoy está manipulando a la sociedad de
hoy; y que se traduce como agresión, la mayoría de veces es en grupo, es mayormente de
carácter urbano; es hacer daño voluntariamente sean físicos o materiales..

¿En Dónde Se Dan?

La mayoría de estas ofensas (Vandalismo) se dan en papeleras, paradas de autobuses,


vehículos públicos y privados, cabinas telefónicas, fachadas de edificios, y también en aquellas
calles oscuras, que son solas, en huecos...(etc.)

¿Por Qué Los Jóvenes Se Unen a Las Pandillas?

Los jóvenes (empiezan a los nueve o diez años) se unen a las pandillas por motivos que a ellos
les parecen razonables, aunque puedan no parecerlo a los adultos. Los motivos que dan son
diversos:

1. Pertenecer a un grupo
2. Porque es emocionante
3. Para tener protección
4. Para ganar dinero
5. Para estar con amigos
6. Indicios de participación en pandillas:
7. Utilización de determinados colores o emblemas en chaquetas, gorras, etc.
8. Señales especiales con las manos

1
9. Tatuajes con símbolos y letras exclusivos
10. Símbolos de la pandilla en paredes, por ejemplo graffitis, o en libros o ropas.
11. Indumentaria (gorras, bandanas, etc.) que sugieren participación en un grupo o
pandilla.
12. Posesión inexplicable de importantes sumas de dinero
13. Cambio(s) de actitud: reacciones violentas; comportamiento perturbador; negativa a
responder a las autoridades (maestros, policías, padres); etc.
14. Comportamiento reservado de su hijo respecto a actividades y lugares
15. cambio(s) de amigos o amigos que no van a su casa
16. Ausencias de la escuela sin permiso o desempeño escolar deficiente
17. Llamadas telefónicas de individuos que no se dan a conocer, dan apodos raros o usan
un apodo para identificar a su hijo.
18. Contacto negativo con funcionarios escolares y oficiales de la fuerza pública
19. Relaciones con miembros de pandillas conocidos o de los que tenga sospechas que
pertenezcan a pandillas.
20. Interés en las armas o en la posesión de las mismas (pistolas, cuchillos, etc.)

La familia es un motivo más importante como institución básica de la sociedad esta en crisis;
hay un alto porcentaje de separaciones y abandono familiar. Por otro lado, la ausencia de los
padres, empujados por la crisis a dedicar más tiempo a la obtención del ingreso familiar,
genera un vacío que la sustitución de la crianza de los hijos por otros familiares.

La mayoría de los padres no se dan cuenta de la influencia que tienen sobre sus hijos, ya sea en
la niñez o la adolescencia, en la formación de la identidad y sus comportamientos futuros de
estos. Dicha influencia se ve claramente en el comportamiento y las ideas que tienen algunos
adolescentes a los cuales denominamos vándalos, los cuales tiene como forma de expresión la
agresión de la propiedad pública o privada.

Las presiones económicas obligan a ampliar los horarios de trabajo y a eliminar los momentos
dedicados a la integración familiar, la afectividad y la recreación entre padres e hijos,
elementos importantes en su formación. Este estado de abandono familiar y moral en
diferentes grados y formas, algunos de ellos violentos y traumáticos, contribuyen a que los
jóvenes padres y adolescentes que proceden de estos hogares sean fácilmente captados por la
pandillas, en las que encuentran el apoyo, la afectividad, identificación y referencia grupal que
no encuentran en su propio entorno familiar.. Los adolescentes consideran primordial el
aspecto formativo que se da dentro del hogar, que exista un entorno cálido, de comprensión
entre los miembros; cuando esto no existe el adolescente comienza a sentirse marginado, no
siente la seguridad que es básica a su edad. Por ello, se refugia en grupos que, aunque
destructivas, lo hace sentirse miembro de algo.

La delincuencia es una de las preocupaciones más urgentes que enfrenta Perú.12 Según cifras
del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público cada 5 minutos se comete un delito3 y
el 82 % de los peruanos se siente inseguro en las calles según el estudio del Instituto de
Integración.4

Perú ha experimentado cada vez más altos índices de criminalidad, especialmente en los
grandes centros urbanos.5 El delito más común en el Perú es el robo agravado.6

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En el 2014, según la encuesta realizada por el Barómetro de las Américas, Perú lideró la mayor
tasa de victimización por la delincuencia con 30% superando a Ecuador, Argentina y
Venezuela.7 En relación, se detalla que el principal tipo de delincuencia es el hurto o robo al
paso (32%), robo con amenaza (19%), robo con arma (18%), robos de la casa (12%) y extorsión
(8%).8

En el Ranking de Competitividad en Viajes y Turismo evaluado por el Foro Económico Mundial,


Perú se ubica en el puesto 117 de seguridad entre 141 países, dentro del rubro en lo referente
a la fiabilidad de los servicios policiales está en el puesto 135 mientras que los costos
comerciales de la delincuencia en el 125.9

En el 2014, según la encuesta realizada por el Barómetro de las Américas la inseguridad


desplazó a la economía como el principal problema más importante en el Perú.

Las principales instituciones encargadas de combatir el crimen en el Perú son: la Policía


Nacional, el Poder Judicial, el Ministerio del Interior y la Fiscales de la Nación.11

Según el ministro del Interior, el 91% de detenidos por la Dirincri son liberados.12

Los problemas que enfrenta la policía son la falta de logística e infraestructura.13 Menos de la
mitad de las comisarías cuentan con infraestructura adecuada y el buen estado según el I
Censo Nacional de Comisarías 2012. La mitad de la policía15 labora en forma parcial bajo el
sistema 24x24. Arequipa

De cada 100 personas 27 han sido víctimas de robo en Arequipa. El distrito de Cerro Colorado
es el que más delitos fueron cometidos en el 2013 en Arequipa.18 Además, es la tercera
ciudad con más delitos en el 2012.19

Lima

Según el Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público los distritos con mayor
incidencia delictiva son: Lima Cercado, San Juan de Lurigancho, Ate, La Victoria, Santa Anita,
San Juan de Miraflores, San Martín de Porres, Comas, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador.

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1. Introducción

Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es un fenómeno muy representativo desde el siglo
pasado, la delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más,
no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero; es una de las acciones socialmente
negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas costumbres creadas y aceptadas
por la sociedad.

La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la


sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas por la sociedad.

La delincuencia juvenil es un fenómeno de ámbito mundial, pues se extiende desde los


rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las grandes ciudades,
desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres, es un problema que se da en
todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra civilización.

2. Antecedentes históricos:

A pesar de no tener ninguna duda sobre la existencia de un derecho penal precolombino,


como por ejemplo el de los pueblos Aztecas, Mayas, Incas o de Mesoamérica, desconocemos si
existía alguna regulación especial, o particular para niños o jóvenes que cometieran algún
"delito". Lo mismo que se desconocen las regulaciones de esta situación en el llamado derecho
colonial americano. El inicio legislativo de la "cuestión criminal" surge en el período
republicano, luego de la independencia de las colonias europeas. Aunque a finales del siglo XIX
la mayoría de los países latinoamericanos tenían una basta codificación, especialmente en

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Constituciones Políticas y Códigos Penales, la regulación de la criminalidad juvenil no era
objeto de atención particular.

Es a principios de este siglo en que se ubica la preocupación por la infancia en 105 países de
nuestra región. Esto es el resultado, por un lado, de la internacionalización de las ideas que se
inician en el Siglo XX, primeramente con la Escuela Positiva y luego con la Escuela de la
Defensa Social, y por el otro lado, es el resultado de la imitación latinoamericana de las
preocupaciones europeas y de los Estados Unidos de América por la infancia, lo cual se vio
reflejado en varios congresos internacionales sobre el tema de la infancia.

La primera legislación específica que se conoce fue la argentina, promulgada en 1919. Pero fue
en décadas posteriores en donde se promulgaron la mayoría de las primeras legislaciones, por
ejemplo Colombia en 1920, Brasil en 1921, Uruguay en 1934 y Venezuela en 1939. Durante
este período y hasta los años 60, podemos afirmar que el derecho penal de menores se
desarrolló intensamente, en su ámbito penal, fundamentado en las doctrinas positivistas-
antropológicas.

En la década de los 60, con excepción de Panamá que promulgó su primer ley específica en
1951 y República Dominicana en 1954, se presenta un auge del derecho penal de menores en
el ámbito legislativo, con la promulgación y reformas de leyes especiales, por ejemplo, en los
siguientes países: Perú en 1962, Costa Rica en 1963, Chile en 1967, Colombia en 1968,
Guatemala en 1969 y Honduras también en 1969. En la década de los 70, se promulgan las
siguientes legislaciones: México en 1973, Nicaragua en 1973, El Salvador en 1973, Bolivia en
1975, Venezuela en 1975, Ecuador en 1975 y Cuba en 1979. En todo este período, se
caracteriza el derecho penal de menores con una ideología defensita de la sociedad, basada en
las concepciones de peligrosidad y las teorías de las subculturas criminales.

Las concepciones ideológicas del positivismo y de la Escuela de Defensa Social, fueron


incorporadas en todas las legislaciones y sin duda influyeron en la codificación penal. Pero en
donde estas ideas encontraron su máxima expresión, fue en el derecho penal de menores.
Postulado básico fue sacar al menor delincuente del derecho penal común, con ello alteraron
todo el sistema de garantías reconocido generalmente para adultos. Convirtieron el derecho
penal de menores en un derecho penal de autor, sustituyendo el principio fundamental de
culpabilidad, por el de peligrosidad. Esto llevó a establecer reglas especiales en el derecho
penal de menores, tanto en el ámbito sustantivo como formal, como por ejemplo, la conducta
pre delictiva, la situación irregular y la sentencia indeterminada. Principios que han servido, y
aún hoy se encuentran vigentes en varias legislaciones latinoamericanas, para negar derechos
humanos a los menores infractores, como la presunción de inocencia, el principio de
culpabilidad, el derecho de defensa, etc.

Un hito en el desarrollo histórico del derecho de menores lo marcó la promulgación de la


Convención General de los Derechos del Niño en 1989. Luego de la entrada en vigencia de esta
convención, se ha iniciado en los años 90 un proceso de reforma y ajuste legislativo en varios
países de la región, específicamente en Colombia, Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú, México y Costa
Rica.

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2.1 Panorama Actual de la delincuencia juvenil.

La delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante en los últimos tiempos, pasando a


ser un problema que cada vez genera mayor preocupación social, tanto por su incremento
cuantitativo, como por su progresiva peligrosidad cualitativa. La delincuencia juvenil es
además una característica de sociedades que han alcanzado un cierto nivel de prosperidad y,
según análisis autorizados, más habitual en los países anglosajones y nórdicos que en los euro
mediterráneos y en las naciones en vías de desarrollo. Es decir, en las sociedades menos
desarrolladas la incidencia de la delincuencia juvenil en el conjunto del mundo del delito es
menor que en las comunidades más avanzadas en el plano económico. En las grandes ciudades
latinoamericanas, la delincuencia juvenil está ligada a la obtención —delictiva— de bienes
suntuarios de consumo y por lo general no practican la violencia por la violencia misma sino
como medio de obtener sus objetivos materiales.

Los estudios criminológicos sobre la delincuencia juvenil señalan el carácter multicausal del
fenómeno, pero a pesar de ello, se pueden señalar algunos factores que parecen decisivos en
el aumento de la delincuencia juvenil desde la II Guerra Mundial. Así, son factores que se
encuentran en la base de la delincuencia juvenil la imposibilidad de grandes capas de la
juventud de integrarse en el sistema y en los valores que éste promociona como únicos y
verdaderos (en el orden material y social, por ejemplo) y la propia subcultura que genera la
delincuencia que se transmite de pandilla en pandilla, de modo que cada nuevo adepto trata
de emular, y si es posible superar, las acciones violentas realizadas por los miembros
anteriores del grupo.

3. La violencia

Consiste en la presión ejercida sobre la voluntad de una persona, ya sea por medio de fuerzas
materiales, ya acudiendo a amenazas, para obligarla a consentir en un acto jurídico.

La violencia es un elemento que se encuentra comúnmente en la delincuencia juvenil y es uno


de los factores que influyen a los jóvenes a cometer actos ilícitos llevados por la violencia.

Causas de la Violencia

El fenómeno de la violencia es muy complejo. Hay muchas causas, y están íntimamente


relacionadas unas con otras y conllevan a la delincuencia de menores. En general se agrupan
en biológicas, psicológicas, sociales y familiares. Tan sólo por citar algunos ejemplos dentro de
cada grupo, tenemos:

Causas Biológicas

Se ha mencionado al síndrome de déficit de atención con hiperactividad (DSM IV 314.*/ICD10


F90.*) como causa de problemas de conducta, que sumados a la impulsividad característica del
síndrome, pueden producir violencia. Un estudio con niños hiperquinéticos mostró que sólo
aquellos que tienen problemas de conducta están en mayor riesgo de convertirse en

6
adolescentes y adultos violentos. La conclusión es que hay que hacer un esfuerzo para aportar
a aquellos niños hiperquinéticos con problemas de conducta recursos terapéuticos más
oportunos e intensivos.

Los trastornos hormonales también pueden relacionarse con la violencia: en las mujeres, el
síndrome disfórico de la fase luteínica se describió a raíz de los problemas de violencia
presentes alrededor de la menstruación, específicamente en los días 1 a 4 y 25 a 28 del ciclo
menstrual, pero el síndrome no se ha validado con estudios bien controlados, aunque se ha
reportado que hasta el 40 por ciento de las mujeres tienen algún rasgo del síndrome y que
entre el 2 y 10 por ciento cumplen con todos los criterios descritos para éste. De 50 mujeres
que cometieron crímenes violentos, 44 por ciento lo hizo durante los días cercanos a la
menstruación, mientras que casi no hubo delitos en las fases adulatorias y postovulatoria del
ciclo menstrual 4. Con frecuencia, el diagnóstico de síndrome disfórico de la fase luteínica está
asociado con depresión clínica, que puede en algunos casos explicar su asociación con la
violencia.

Causas Psicológicas

La violencia se relaciona de manera consistente con un trastorno mental – en realidad de


personalidad – en la sociopatía, llamada antes psicopatía y, de acuerdo al DSM-IV, trastorno
antisocial de la personalidad (DSM-IV 301.7; ICD-10 F60.2) y su contraparte infantil, el
trastorno de la conducta, llamado ahora disocial (DSM-IV 312.8; ICD-10 F91.8), aunque hay
que aclarar no todos los que padecen este último evolucionan inexorablemente hacia el
primero, y de ahí la importancia de la distinción. El trastorno antisocial de la personalidad se
establece entre los 12 y los 15 años, aunque a veces antes, y consiste en comportamiento
desviado en el que se violan todos los códigos de conducta impuestos por la familia, el grupo,
la escuela, la iglesia, etc. El individuo actúa bajo el impulso del momento y no muestra
arrepentimiento por sus actos. Inicialmente esta violación persistente de las reglas se
manifiesta como vandalismo; crueldad con los animales; inicio precoz de una vida sexual
promiscua, sin cuidado respecto al bienestar de la pareja; incorregibilidad; abuso de
sustancias; falta de dirección e incapacidad de conservar trabajos; etc. Salvo que tengan una
gran inteligencia o que presenten formas menos graves del trastorno, fracasan en todo tipo de
actividades, incluyendo las criminales, ya que carecen de disciplina, lealtad para con sus
cómplices, proyección a futuro, y siempre están actuando en respuesta a sus necesidades del
momento presente. El trastorno es cinco a diez veces más frecuente en hombres que en
mujeres. Como estos sujetos están más representados en los estratos más pobres, hubo
alguna discusión sobre si la pobreza induce o potencia estas alteraciones. Esto se ha
descartado: los individuos con trastorno antisocial de la personalidad, por su incapacidad de
lograr metas y conservar empleos, tienden a asentarse naturalmente en los estratos de
menores ingresos.

Causas Sociales

La desigualdad económica es causa de que el individuo desarrolle desesperanza. No se trata de


la simple pobreza: hay algunos países o comunidades muy pobres, como el caso de algunos
ejidos en México, en los que virtualmente desconocen el robo y la violencia de otro tipo. Sin
embargo, la gran diferencia entre ricos y pobres y sobre todo la imposibilidad de progresar

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socialmente sí causa violencia: la frustración se suma a la evidencia de que no hay otra
alternativa para cambiar el destino personal.

Más importante como causa social es la llamada subcultura delincuente. Aunque sus
detractores dicen que esta hipótesis carece de evidencia experimental, hay comunidades,
barrios y colonias en donde niños y jóvenes saben que para pertenecer al grupo y formar parte
de su comunidad necesitan pasar algunos ritos de iniciación, entre los que se encuentran
robar, asaltar o quizá cometer una violación. La falta de medición requiere de estudios, sí, mas
no de desestimar lo que obviamente es un factor de formación de conductas y conceptos
sociales.

Entorno Familiar

En la familia, los dos factores que con más frecuencia se asocian al desarrollo de violencia es
tener familiares directos que también sean violentos y/o que abusen de sustancias. Un
entorno familiar disruptivo potencia las predisposiciones congénitas que algunos individuos
tienen frente a la violencia (i.e. síndrome de alcohol fetal) y por sí mismo produce individuos
que perciben a la violencia como un recurso para hacer valer derechos dentro de la familia.

Un estudio con niños adoptados mostró que los actos que desembocaban en una pena de
prisión correlacionaban mejor con el número de ingresos a la cárcel de sus padres biológicos
que con la conducta de sus padres adoptivos.

El Individuo Violento

En los individuos violentos vemos la interacción de los trastornos descritos. Por ejemplo, en los
delincuentes crónicos se encuentran varios o todos los siguientes rasgos.

Socialización pobre como niños: pocos amigos, no los conservaban, sin ligas afectivas
profundas, etc.

Poco supervisados o maltratados por sus padres: los dejaban solos, a su libre albedrío, y
cuando estaban presentes, los maltrataban.

Buscan sensaciones en forma continua: desde chicos son "niños problema," y los mecanismos
de control social no tienen gran influencia sobre ellos.

Manejan prejuicios como base de su repertorio: "todos los blancos/negros/mujeres/hombres


son así"

Abusan del alcohol.

Nunca han estado seriamente involucrados en una religión principal.

Carecen de remordimientos, o aprenden a elaborar la culpa y así evitarlos.

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Evitan asumir la responsabilidad de sus actos: construyendo casi siempre una pantalla o
justificación que suele ser exitosa para librarlos (i.e. "es que cuando era niño me
maltrataban").

3.1 Agresión, agresividad, violencia y delito.

El término agresión procede del latín �ND�ni que posee dos acepciones, la primera significa
"acercarse a alguien en busca de consejo"; y la segunda, "ir contra alguien con la intención de
producirle un daño". En ambos la palabra agresión hace referencia a un acto efectivo. Luego se
introdujo el término agresividad que, aunque conserva el mismo significado se refiere no a un
acto efectivo, sino, a una tendencia o disposición. Así, la agresividad puede manifestarse como
una capacidad relacionada con la creatividad y la solución pacífica de los conflictos. Vista de
éste modo la agresividad es un potencial que puede ser puesto al servicio de distintas
funciones humanas y su fenómeno contrapuesto se hallaría en el rango de acciones de
aislamiento, retroceso, incomunicación y falta de contacto.

Frente a esta agresividad que podríamos llamar benigna, existe una forma perversa o maligna:
La violencia. Con esto queda claro que no se puede equiparar todo acto agresivo con la
violencia. Esta queda limitada a aquellos actos agresivos que se distinguen por su malignidad y
tendencia ofensiva contra la integridad física, psíquica o moral de un ser humano. En otras
palabras, desde nuestro punto de vista no constituye violencia la descarga de un cazador
contra el animal que desea cazar con la finalidad de saciar el hambre o mantener el equilibrio
ecológico. Por otra parte, siempre constituirá violencia, como su nombre lo indica, el acto de
violación sexual. Esto nos permute introducir otros elementos para reconocer al acto violento:
su falta de justificación, su ilegitimidad y/o su ilegalidad. Ilegítimo por la ausencia de
aprobación social, ilegal por estar sancionado por las leyes.

La agresividad puede ser detectada en toda la escala animal, no así la violencia, casi exclusiva
del ser humano.

Como es sabido, es sumamente raro que un animal inferior, ataque a otro de especie
diferente, si no es con el fin de alimentarse, o que luche contra otro de su misma especie si no
es con el objeto de defender su territorio, la hembra, la cría o el alimento. Inclusive, cuando la
lucha se presenta su mayor componente es ritual; rito que va en sentido de demostrar cuál es
más grande o lucha de aquellos animales viejos o muy jóvenes, así como, animales de sexo
diferente y/o ejemplares que se conocen entre sí.

Desde la niñez tenemos la experiencia de haber observado la lucha por territorio o alimento
entre dos lagartos: cambian de color, aumentan a su tamaño extendiendo sus espículas
cartilaginosas, etc. Si ninguno abandona se llega al contacto físico en forma de mordida, una
lucha breve que termina con el abandono del más débil sin que el otro lo persiga para darle
muerte.

Por otro lado, los elementos de ausencia de aprobación social e ilegalidad de la violencia
vienen, en nuestro caso, de la óptica jurídica romano-germánica, el derecho francés, en el que
se plantea una gran clasificación de la violencia en moral y física.

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De un modo general no se sostiene que la "infracción es un hecho ordenado o prohibido por
la ley anticipadamente, bajo la sanción de una pena propiamente dicha y que no se justifica
por el ejercicio de un derecho".

Por su parte, Jiménez de Azua refiere que "el delito es un acto típicamente antijurídico,
culpable, sometido a veces a condiciones objetivas de penalidad, imputable a un hombre y
sometido a una sanción penal".

En la vocación práctica la diferencia entre delito y crimen, es en última instancia de orden


gradual, cuantitativo: el delito es de tipo correccional (hasta 5 años de reclusión) y el crimen,
como su nombre lo indica, es criminal (5,1º,15 y 20 años de reclusión y de 20-30 si es con
agravante). La relación entre violencia y delito o crimen resulta obvia a partir de sus
definiciones.

En resumen: agresión es un acto efectivo que implica acercarse a alguien en busca de consejo
o con la intención de producir daño. No así la agresividad, que no se refiere a un acto efectivo,
sino, a una tendencia o disposición que se halla bajo los designios de la creatividad y la
solución pacífica de conflictos. Violencia es una forma perversa o maligna de agresividad que
ejerce un individuo contra otro de su misma especie y que se caracteriza por su carencia de
justificación, tendencia ofensiva, ilegitimidad y/o ilegalidad.

La delincuencia Juvenil

Apuntábamos en páginas anteriores que el término delincuencia juvenil no tienes el mismo


significado para todos los criminólogos. Difieren básicamente en dos puntos

El primero en determinar la edad a partir de la cual se puede hablar de delincuente juvenil y

El segundo, que radica en determinar cuáles deben ser las conductas que dan lugar a calificar a
un joven como delincuente.

Por cuanto hace a la edad en que podemos referirnos a la delincuencia juvenil, participamos
del criterio de estimar como tales a los que cuentan con más de 14 años de edad.

El menor infractor lo podrá ser hasta los 14 años de edad, a partir de este límite, deberá ser
considerado como delincuente juvenil con los grados de responsabilidad ya apuntados, los que
desde luego no tienen pretensión de definitiva, pues dependerá de los estudios que en lo
futuro se realicen y que permitan conocer los fenómenos físicos y psíquicos del adolescente
que puedan obligar a variar los límites de edad ya señalados, los que están apoyados en los
estudios más aceptados hasta la fecha.

El anterior punto de vista, no es actualmente el que aceptan la mayoría de los Códigos penales
de la República, pues por ejemplo el Código del Distrito Federal y el estado de México, fijan
como límite para la responsabilidad penal la edad de 18 años, el Código Penal de Durango se
inclina por el límite de 16 años y en igual sentido el de Tamaulipas y otros Estados.

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5.1 La delincuencia juvenil y entorno social.

El estudio de la criminalidad juvenil constituye un tema de actualidad, no sólo del derecho


penal, sino también de la criminología y de las ciencias conexas. El constante aumento de los
conflictos sociales, y con ellos el de la delincuencia, ha incrementado el interés por el tema,
tanto en los países industrializados o centrales, como también en los llamados países
periféricos, como son los de América Latina.

Para comprender el interés por el análisis y la búsqueda de soluciones para la delincuencia


juvenil, es necesario ubicar este fenómeno dentro de la problemática de la sociedad actual. La
estructura social en que les ha tocado vivir a los niños y jóvenes de hoy, está caracterizada por
una complejidad cada vez mayor, donde la búsqueda de soluciones no depende ni de fórmulas
tradicionales, ni de líderes carismáticos.

La delincuencia juvenil se ubica, por lo menos en América Latina, dentro de un contexto social
caracterizado por grupos de niños y adolescentes ubicados dentro de niveles de miseria o
pobreza, desempleo, narcotráfico, concentración urbana, baja escolaridad o analfabetismo,
agresiones sexuales y desintegración familiar. A estos grupos sociales se les ha negado todos
los derechos humanos, tales como el derecho a la vida, la salud, la educación, la vivienda, en
fin, el derecho al desarrollo.

Sumado a este contexto, hay que agregar que la sociedad actual se caracteriza por un
debilitamiento de los sistemas tradicionales de apoyo para el desarrollo de la niñez y de la
adolescencia. Quisiéramos mencionar, por lo menos, tres medios de apoyo que con los
cambios sociales, se han debilitado como para dar una respuesta efectiva al desarrollo de la
niñez y de los adolescentes. En primer lugar tenemos que mencionar a La Familia. Los medios
de comunicación, sobre todo la televisión, han suprimido la jerarquía y hegemonía que la
familia tenía como formadora de costumbres sociales.

Además, la incorporación de la mujer al sistema laboral, por necesidad u oportunidades de


desarrollo, y otros cambios en la estructura familiar, como la ausencia generalizada del padre,
replantean las relaciones del niño y del joven. La Escuela, por su parte, se caracteriza por un
marcado énfasis academicista y por la competitividad feroz, borrando el sentido comunitario y
la promoción del desarrollo integral de los jóvenes. Además, los Sistemas de Asistencia y
Recreación, como apoyos alternativos, son mínimos y siempre insuficientes para la satisfacción
de las necesidades de la población juvenil.

Por último, quisiéramos manifestar que la delincuencia juvenil es el resultado de la


combinación de diversos factores de riesgo y respuesta social. Se presenta en toda sociedad,
en donde los antivalores de violencia, agresividad, competencia salvaje, consumo, se imponen
a los valores supremos de la sociedad, como la tolerancia, la solidaridad y la justicia.

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Conclusión
Maneras de combatir la delincuencia juvenil

Cuando se trata de combatir los focos de delincuencia, las ideas e iniciativas no sólo tienen que
estar dirigidas a detener jóvenes y hacer redadas para marginarlos socialmente por su
supuesta peligrosidad. Se necesitan también propuestas que los ayude a insertarlos en la
sociedad como ciudadanos normales.

También podemos buscar ideas que les impida fomentar o hacer nidos de delincuencia. Uno
de estas tareas apunta a terminar con los sitios eriazos o edificios abandonados que son el
lugar ideal para que los delincuentes planifiquen, se oculten o los utilicen de guarida.

De esta manera vamos limpiando la ciudad, y sacando lugares que se convierten en un gran
peligro para los transeúntes.

Pero no debemos conformarnos sólo con arrasar con los sitios abandonados. Se pueden
realizar otras acciones que también apunten a terminar con grupos y pandillas que se dedican
a delinquir.

La creación de parques y recintos de distracción como multicanchas también ayudan a que los
jóvenes distraigan su atención en otras acciones más productivas. La realización de talleres,
musicales, artísticos y deportivos, son ideales para que en forma grupal, los jóvenes puedan
desarrollar sus habilidades.

El ideal es que siempre tengan distracciones para mantenerse alejados de graves peligros
como la droga y la ejecución de delitos irremediablemente los lleva al mundo delictual.

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No podemos descuidar el rol de padres, que es clave para que siempre puedan tener un
consejo oportuno, el apoyo en la crisis y sobre todo cariño, para que no pierdan su condición
de hijos y que necesitan ayuda hasta el fin de sus días.

Tenemos que trabajar en prevención y no por reacción, cuando ya está todo consumado,
cuando los jóvenes forman parte de pandillas o bandas e inmersos en la dependencia de la
droga.

Si actuamos a tiempo, podemos cambiar esta tendencia de ver cada vez a más menores de
edad prontuariados, detenidos, citados a la Fiscalía y llenos de problemas.

Nuestra propuesta es combatir la delincuencia juvenil no con policías, sino con oportunidades,
con recintos recreativos, con orientaciones adecuadas, con afecto y con una mayor inversión
de tiempo para ellos. Con un poco de amor podremos rescatar a muchos jóvenes.

FINALMENTE...

Cada vez somos más conscientes del incremento de delincuentes de corta edad, uno de los
principales motivos la falta de dinero, es decir, la mala situación económica en la que viven, o
el medio en el que se desenvuelven, estos factores que afectan al joven, nos hacen ver que el
daño es tanto psicológico como social. Una cosa es cierta y real, tenemos que ser conscientes
de que la delincuencia juvenil ha aumentado en el paso de los años, y esto genera un problema
social, tanto por su incremento cuantitativo, como su peligrosidad cualitativa.

Hay que resaltar que es mejor prevenir que curar la delincuencia juvenil, es decir, impedir que
surjan nuevos delincuentes, creando programas de asistencia social, económica, educativa,
etcétera.

Esta WebQuest se ha creado con el motivo de dar a conocer una serie de características

Sobre la delincuencia juvenil (factores de riesgo, tipos...), guiándoles en este camino a través
de información disponible en ella, para que sean conscientes de un problema

Social que cada vez va en aumento

Ejerza Activamente Su Función De Padre O Madre

Muchos miembros de pandillas alegan que se unieron a las mismas porque les ofrecían una
sensación de apoyo, atención o pertenencia y el sentido de tener un objetivo (todas cosas que
normalmente brindan los padres). Es muy probable que cuanto más satisfaga usted estas
necesidades, menos atractivos tendrán las pandillas para su hijo. Las decisiones que usted
tome como padre o madre con relación a sus hijos, y su conducta como tal, son muy
importantes.

Hable con su hijo y escúchelo. Disponga de tiempo, tanto en calidad como en cantidad, para
todos sus hijos.

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Asigne un alto valor a la educación y ayude a su hijo para que tenga el mejor desempeño
escolar posible. Haga todo lo necesario para evitar que abandone los estudios. Preste un
interés activo a la educación y a las calificaciones que reciba.

.Ayude a su hijo a identificar modelos y héroes con roles positivos, particularmente personas
de su barrio.

.No sea de esa clase de padres que expresan: ¡”Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago!”.

.Logre que su hijo participe en actividades colectivas positivas que tengan supervisión.

.Elogie a sus hijos cuando hagan algo bien y aliéntelos para que desarrollen en forma completa
sus aptitudes.

.Averigüe bien o infórmese de lo que está haciendo su hijo y con quién.

.Sepa quiénes son los amigos de sus hijos y sus padres.

.No se olvide de conversar sobre el tema de las pandillas. El mejor momento es antes de que
ocurra un problema grave.

.No deje que sus hijos tengan mucho tiempo disponible sin obligaciones. Hágalos participar en
actividades organizadas(“pasar el rato” no es una actividad organizada).

.Observe si hay dibujos de pandillas en los libros y las mochilas escolares.

.Hágale saber a su hijo que usted:

.Desaprueba las pandillas.

.Considera a su hijo algo especial que vale la pena proteger.

.No lo quiere ver herido o arrestado.

.Desea ayudarlo a solucionar los problemas que él/ella tenga.

.Cree que los miembros de la familia no deben mantener secretos entre ellos.

.Junto con otros padres está trabajando contra las pandillas.

Cuatro Formas En Que Usted Puede Ayudar a Excluir Las Pandillas


Primero, elabore opciones positivas. ¿Qué alternativas existen actualmente para actividades
después de clase? ¿Qué puede hacer para apoyarlas? ¿Cuáles complejos recreativos conoce?
Apoye las actividades juveniles positivas, como son los deportes, exploraciones, clubes
sociales, grupos parroquiales y programas de actividades para después de clase.

Segundo, apoye los programas contra el delito y la delincuencia que desalientan la


participación en pandillas. Solicite a los miembros de su comunidad que tomen iniciativas para
combatir los grafitis y el vandalismo. Contribuya a que el ámbito de su comunidad se
mantenga grato, ordenado y bien cuidado.

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Tercero, colabore con la Policía del Condado de Arlington y comience o integre un Programa
de Vigilancia Vecinal. Las estadísticas demuestran que estos programas disuaden a los
delincuentes. Las actividades sospechosas en su vecindario, ¿son o no informadas a la policía?
¿Informa usted sobre los grupos o actividades sospechosas que observa?

Cuarto, asuma una posición de tolerancia “cero” respecto a las actividades de las pandillas y
comparta o exprese su criterio siempre que corresponda.

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