Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Nuestro conocimiento de Dios será el que nos permita conocer su plan y por
ende, conocer su corazón para con la creación. Solo así, podremos asumir
sus deseos como nuestros. Viéndolo a él nos enteramos de cuánto lo
necesitamos y de cuál es nuestra condición o necesidad. Necesitamos estar
en Él, asumir una nueva identidad para poder ver como Él nos ve. Así pues,
para ver, es fundamental estar cerca del prójimo. Leer sin ver a la
comunidad es una actividad estéril. ¿Qué ves cuando caminas por tu
comunidad?, ?qué sientes con respecto a lo que ves?
3. Reflejar:
Apropiar lo que vemos del evangelio nos lleva a reflejarlo con nuestro propio
ejemplo. Una congregación no se va a movilizar hacia el servicio mientras su
liderazgo no lo haga como parte de su propio estilo de vida, no
eventualmente. Por tanto, el líder debe saber comunicar cómo ve a la gente y
dirigir la acción hacia ese rumbo. Si él no tiene visión, su sentido de misión
estará paralizado.
Como líderes con nueva visión, nuestra tarea es influir sobre quienes
promueven el cambio en Cristo. Por ende, es fundamental ofrecerle a la
congregación experiencias y vivencias para compartir con los necesitados.
Así la misión toma la energía propia a partir de nuestro logro de entrar en
contacto con quienes requieren de Dios y su gracia.
Orar por y con ellos hace es el primer paso en nuestra carga evangelizadora
y el ingrediente que hace posible empezar a caminar con ellos. ¿A quién
estás influyendo?
5. Coparticipar:
Ver como Cristo nos ve, compromete a una acción en conjunto. Obsérvese que Cristo
no hizo misión por sí solo, más bien, invitó a un grupo de personas para que —en
armonía y comunión— pudieran extender su mensaje. Esto significa que lo visto
siempre implica una tarea más grande que lo transformable en el momento, la cual a
su vez nos demanda el complementarnos con otros miembros del cuerpo de Dios.
Nadie tiene lo suficiente para terminar la tarea, todos tenemos algo con qué participar.
¿Con quién está trabajando ahora?, ¿cuál es su contribución a la tarea de extensión
del Reino?, ¿cuál es su aporte a los demás?
«Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán el poder y serán
mis testigos...» Hechos 1.8
En este caso, Jesús afirma que la prueba de que el Espíritu del Señor está sobre
él es que lo ha enviado a cumplir su voluntad. También en Hechos 10, donde se
narra la visita de Pedro al primer gentil, se relaciona la misión del apóstol con
una experiencia espiritual que había resultado necesaria ante la dureza de su
propio corazón: «Mientras Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la
visión, el Espíritu le dijo: "Mira, Simón, tres hombres te buscan. Date prisa, baja
y no dudes en ir con ellos, porque yo los he enviado".» (Hch 10.19-20).
Podemos definir la espiritualidad como «la identificación del espíritu humano con
el Espíritu de Dios» y la misión cristiana como «la identificación de la tarea
humana con la tarea de Dios». En este sentido, los dos términos —espiritualidad
y misión— resultan sinónimos. Además concluye que la espiritualidad es la
misión del cristiano (lograr que su espíritu se identifique con el Espíritu de Dios),
así como también la espiritualización de toda nuestra actividad humana.