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ESTRUCTURAS
Generalidades:
Se presentan las bases y conceptos que permiten entender el complejo fenómeno
sísmico. En una primera etapa se estudian: conceptos generales sobre sismos; sus
causas y orígenes; la tectónica de placas; corrientes de convección; tipos de ondas
sísmicas; instrumentos de medición; la intensidad y magnitud sísmica, con sus
respectivas escalas; el concepto de momento sísmico; y la regionalización sísmica,
como temas principales. Finalmente se entregan las bases acerca de los
mecanismos de generación de Tsunami´s y sus efectos sobre las áreas costeras
producto de los movimientos tectónicos.
1.1.- ORÍGENES DE LA SISMOLOGÍA. (Sauter, 1989)
El origen de los terremotos ha sido atribuido a causas muy diferentes a lo largo de
la historia. En muchos casos estas explicaciones han estado estrechamente
vinculadas a las costumbres y creencias religiosas de los diferentes pueblos, siendo
atribuidas a la acción de los dioses, como Poseidón en la antigua Grecia, o a la
lucha entre deidades maléficas y protectoras. Tampoco han faltado intentos por
una explicación más científica como el de Aristóteles quien consideraba que los
terremotos eran producidos por masas de aire caliente que intentaban escapar del
interior de la Tierra.
Dentro de los movimientos del suelo estudiados por la sismología, y que se estudian con
mayor detalle en este capítulo, los más importantes son los denominados terremotos o
sismos fuertes, debido a la gran liberación de energía y los efectos devastadores que estos
producen. A pesar de la gran devastación y pánico generados por los terremotos, las
principales civilizaciones antiguas, tales como China, India, Grecia y Roma, se han
desarrollando en zonas con un alto potencial sísmico.
1.2.- TERREMOTOS, CONCEPTOS GENERALES. (Sauter, 1989 )
En general, se entiende por terremoto o sismo a una sacudida violenta de la tierra. Más
exactamente, como la ruptura súbita del equilibrio elástico de una región en el interior de la
tierra, generando vibraciones elásticas que se propagan en todas direcciones. De esto
último, se desprende que la generación de un sismo consta de dos etapas: primero de una
acumulación lenta de energía elástica; y segundo de una liberación súbita de la energía
almacenada.
La región de la tierra en donde se produce el terremoto o la liberación de energía recibe el
nombre de foco o hipocentro. La proyección del foco desde su centro sobre la superficie de
la tierra se conoce como epicentro. El instante en el cual se produce el terremoto se conoce
como su tiempo u hora de origen, ver figura (1.).
De los tres puntos el de mayor interés en sismología esta referida al origen del sismo, y se
estudia con mayor detalle a continuación.
1.3.- CAUSAS Y ORIGEN DE LOS SISMOS. (Sauter, 1989)
Casi todo lo que se sabe o se cree saber acerca de los fenómenos sísmicos, proviene del
estudio del movimiento del suelo, el cual es sentido como una vibración durante la
ocurrencia del sismo. Para entender como se producen estas vibraciones al interior de la
Tierra, primero se debe entender como esta compuesto el planeta.
Observaciones geofísicas acompañadas del análisis de las vibraciones del suelo (Sauter,
1989), han permitido estimar que la composición interna de la tierra esta formada por tres
capas fundamentales: Corteza – Manto y Núcleo, ver figura (2.).
El NÚCLEO
Corresponde a la región interior de la tierra, tiene un radio de 3470 (Km.), esta
compuesto por hierro fundido mezclado con pequeñas cantidades de otros
elementos tales como: níquel, sulfuro y silicio. A su vez está formado por: un
núcleo interior, de radio 1370 (Km.); y un núcleo exterior, con un radio que varia
entre 1370 (Km.) y 3470 (Km.).
1.3.1 Tipos de Sismos
i.-
SISMOS DE ORIGEN VOLCÁNICO. (Barbat, 1994)
Los sismos de origen volcánicos son en general de poca intensidad y están directamente relacionados con la
actividad de los volcanes. Dentro de éstos se distinguen dos tipos: el primero tiene por origen las explosiones
de los gases durante las erupciones, ya sea en la chimenea o en el cráter mismo; y el segundo lo constituyen
los pequeños terremotos de poca profundidad asociados con los movimientos del magma, o bien con otros
procesos volcánicos ocurridos en el tiempo en donde no hay una actividad visible. Ahora bien, el incremento
de la frecuencia de estos terremotos, así como la migración de los focos hacia la superficie, pueden ser
indicios de una inminente erupción. La observación y estudio de este tipo de actividad sísmica, en los volcanes
activos, sirve para predecir las erupciones previniendo así mayores catástrofes.
En las últimas décadas, geólogos y geofísicos han tratado de explicar los fenómenos
tectónicos que dan origen a los terremotos, recurriendo para ello a la teoría la deriva de
continentes o tectónica de placas. Estas ideas se fundamentan en la hipótesis que la
corteza terrestre esta compuesta por un conjunto de placas rígidas (17 placas principales),
que se mantienen en constante movimiento sobre un manto líquido. Estos movimientos han
llegado a tal grado de medir desplazamientos relativos de hasta diez metros, como el
ocurrido después del terremoto de Alaska en 1964.
Según la teoría de Wegener, hace doscientos millones de años, todos los continentes
estuvieron unidos y formaron una sola masa continental que llamo Pangea, palabra griega
que significa todas las tierras, ver figura (5.).
Figura 5. Disposición de los continentes en el supercontinente denominado Pangea, hace doscientos millones de años (Sauter, 1989).
De algún modo este supercontinente comenzó a fracturarse y dividirse al inicio de la era del
Mesozoico, y sus fragmentos, los actuales continentes, comenzaron a desplazarse
lentamente, sobre el supuesto manto liquido. Hasta que hace unos ciento ochenta millones
de años, Laurasia que comprendía Euro-Asia y América del Norte, se separa del grupo de
continentes conocido como Gondwana y la India comienza su lento camino hacia el norte,
ver figura (6.).
Figura 6. Separación del supercontinente en Laurasia y Gondwana, hace ciento ochenta millones de años (Sauter, 1989).
Hace ciento treinta y cinco millones de años, al final del periodo Jurásico, Sudamérica inicia
el proceso de separación de África con la formación de una sutura oceánica entre ambos
continentes, dando origen al océano Atlántico, ver figura (7.).
Figura 7. Separación de los continentes Sudamericano y Africanos, hace ciento treinta y cinco millones de años (Sauter, 1989).
Hace sesenta y cinco millones de años, América del Norte permanecía unida a Europa y
aún no existía el Istmo Centroamericano, ver figura ( 8.).
Figura 8. América del Norte permanece unida a Europa y aún no existe Centro América, hace sesenta y cinco millones de años
(Sauter, 1989).
Las placas de la corteza terrestre, en su desplazamiento y deriva, llegaron a formar los actuales
continentes, que ocupan la posición por todos conocida. El Atlántico y la mayor parte de los
océanos se formaron durante los últimos sesenta y cinco millones de años, esta etapa
corresponde a la última era geológica, conocida como el Cenozoico. Por varias décadas la teoría
de Wegener fue desechada y sólo citada en los libros de geología y sismología como una
hipótesis curiosa e interesante. Sin embargo, esta teoría que se adelanto a varias décadas, hoy
es fundamental para la concepción del planeta y para el conocimiento de los procesos que se
desarrollan en su interior. Considerando la teoría de Wegener y teniendo presente que la corteza
terrestre se compone de varias placas en constante movimiento, es fácil de comprender los
diferentes mecanismos tectónicos que dan origen a los principales eventos sísmicos del planeta.
ii.- HALLAZGZGOS QUE CONFIRMAN LA TEORÍA DE WEGENER. (Sauter, 1989)
Hoy en día se ha demostrado la teoría de Weneger al fotografiar el nacimiento de las
principales placas que conforman la corteza terrestre, y al estudiar la cantidad de Carbono
12 existente en las rocas cercanas a la costa, confirmando que dicha formación se remonta
hace mucho tiempo atrás. Además, si superponemos los focos de los principales terremotos
ocurridos en el planeta, es evidente que estos se distribuyen, en franjas angostas, a lo largo
de los bordes de las placas de la corteza terrestre, ver figura (9).
Figura 11. Creación de la cordillera Centro-Atlántica o dorsal oceánica, producto de las corrientes de convección generadas en el manto (Sauter, 1989).
En la figura (11) se observa la creación de la cordillera Centro-Atlántica, esta es una cadena montañosa submarina
que se prolonga y ramifica a través del océano Atlántico, formando un sistema montañoso continuo de 40.000 (Km.)
de longitud.
Investigaciones oceanográficas en las que se incluyen: mediciones magnéticas; expediciones submarinas;
perforaciones; y tomas de muestras realizadas en el centro del océano Atlántico, han demostrado que el fondo marino
es más antiguo cuanto más se aleja de la dorsal oceánica, por lo que se encuentra en un constante ensanchamiento.
iv.- CORRIENTES DE CONVECCIÓN. (Sauter, 1989)
El magma que asciende desde el interior de la tierra aflora en la cima de la dorsal oceánica, empujando a la corteza
terrestre hacia ambos lados, a razón de varios centímetros al año, para luego extenderse sobre el fondo oceánico en
donde se enfría y solidifica. Esta zona se asemeja a una gigantesca fisura en la corteza terrestre, conocida con el
nombre de Rift (en inglés, zona de separación), ver figura (12). El movimiento ascendente del magma está
caracterizado por una intensa actividad volcánica y sísmica.
Figura 1.12. Representación esquemática de los distintos movimientos entre las placas de la corteza terrestre (Sauter, 1989).
Cabe señalar que, a partir de la creación de las dorsales oceánicas es como se inicio, hace
doscientos millones de años, la disgregación del supercontinente Pangea y deriva de los
continentes, tal como lo concibió Wegener en su teoría de la Deriva Continental.
Para mantener el equilibrio global de masas, es necesario que el aporte del nuevo material que
aflora a lo largo de la depresión de Rift sea compensado, requiriendo que en otras zonas de la
corteza terrestre desaparezca material, por lo que debe existir en el manto corrientes convectivas
ascendentes que aporten un nuevo material y corrientes descendentes que consuman el material
de la corteza, ver figura (13). La desaparición del material de la corteza terrestre ocurre a lo largo
de las fosas marinas, en este proceso la placa oceánica se sumerge bajo la placa continental y
gradualmente parte del material litosférico es consumido y convertido en roca líquida o magma,
completándose de esta forma el ciclo iniciado en las dorsales oceánicas.
Figura 1.13. Corrientes de Convección encargadas de mantener el equilibrio global de las masas (Sauter, 1989).
La zona busante, es decir, la zona en donde se produce la sumersión de la placa oceánica bajo la continental, se
denomina zona de subducción, ver figura (14), y se caracteriza por una fosa marina de gran profundidad ubicada
frente a la costa, tal como es el caso de las fosas: Meso-Americana ubicada frente a Guatemala, con una profundidad
de 6 (Km.); y Tonga-Kermadec ubicada en el océano Pacífico occidental, con una profundidad de 10 (Km.).
Figura 14. Corte esquemático donde se muestra la zona de subducción y el intenso volcanismo asociado (Sauter, 1989).
La placa que subduce produce a su vez un levantamiento de la placa continental, con la
consiguiente formación de sistemas montañosos tierra adentro. A lo largo de la zona de
contacto de ambas placas, se generan grandes fuerzas de fricción que hacen aumentar la
temperatura y presión del material litosférico a medida que va descendiendo, produciendo la
fusión parcial del mismo. Parte del material fundido es transportado a la superficie en forma
de magma, y es la causa del intenso volcanismo asociado con la subducción de las placas de
la corteza terrestre.
La cordillera volcánica que se extiende paralelamente a la costa occidental del Istmo de
Centro América y las islas de origen volcánico en los arcos insulares del Caribe y Pacifico,
tienen su origen en este mecanismo tectónico.
FRONTERAS DIVERGENTES:
Este tipo de movimiento corresponde a la separación de dos placas, y se observa en la
formación de las dorsales oceánicas. En este proceso se crea un nuevo material litosferico, ya
que el magma al estar sometido a una gran presión en el manto, emerge a la superficie
provocando la separación entre las placas, para luego enfriarse y endurecerse, regenerando
de este modo el fondo oceánico. Cabe señalar que, este mecanismo es el causante de los
terremotos generados a lo largo de la dorsal oceánica. Un esquema de este tipo de
movimiento se muestra en figura (15).
Figura 15. Representación esquemática de las fronteras divergentes, en ella se observa la separación entre dos placas adyacentes (Sauter, 1989).
FRONTERAS TRANSCURRENTES:
Este tipo corresponde a un movimiento paralelo entre dos placas adyacentes, ver figura
(16). Un ejemplo de ello, es la falla de San Andrés, en California, en ella la placa del
Pacifico se mueve a razón de 3 (cm.) por año, con orientación norte, respecto a la placa
Norteamericana a lo largo de esta falla. Este tipo de movimiento se conocen como fallas de
transducción. Cabe señalar que, en este proceso no se crea ni se destruye material de la
corteza terrestre.
Figura 1.16. Representación esquemática de las fronteras transcurrentes, en ella se observa un movimiento paralelo entre dos placas adyacentes (Sauter, 1989).
FRONTERAS CONVERGENTES:
Este tipo de movimiento corresponde a una colisión frontal entre dos placas, obligando a sumergirse
una placa bajo la otra. Generalmente, la placa oceánica (formada por un material basáltico mucho más
denso y pesado) se sumerge bajo la placa continental (formada por rocas más livianas de composición
granítica y sedimentaria), ver figura (17). Este tipo de movimiento da lugar a las regiones de mayor
actividad sísmica del planeta, tal es el caso de la costa de Chile y Perú, en ella la placa de Nazca tiende
a sumergirse bajo la placa continental Sudamericana. Otro ejemplo, sucede a lo largo del arco insular de
las Antillas Menores, ubicado en la Republica Dominicana, en ella la placa del Atlántico se sumerge bajo
la placa del Caribe. Cabe señalar que, en este proceso se destruye material de la corteza.
Figura 17. Representación esquemática de las fronteras convergentes, en ella se observa una convergencia y subducción entre dos
placas (Sauter, 1989).
Otras veces la colisión frontal obliga al levantamiento de ambas placas, tal como sucede con
el continente Indico que empuja hacia el norte el continente Asiático, en donde el choque
entre ambas placas han producido el levantamiento de la majestuosa cadena montañosa del
Himalaya, la más alta del mundo. En esta zona, que abarca parte de Rusia oriental, Asia
central, Tibet, Mongolia y China, presenta una gran actividad sísmica. Otro ejemplo, es la
cordillera de los Alpes en Europa, formada del choque entre las placas continentales de África
y Europa.