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LA PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA

EN LOS NIÑOS Y NIÑAS


(Manual para los asesores de familia)

Guillermo Gutiérrez Gómez

Unión Temporal Centro Persona y Familia, Fundación Para


El bienestar Humano y Surgir.

Subc. Prevención temprana de la agresividad pautas de


crianza
Secretaría de Educación y Cultura
Programa de Convivencia Ciudadana
Alcaldía de Medellín
2

ÍNDICE.

-Presentación: “PROGRAMA CONVIVENCIA CIUDADANA” Y “LA PROMOCIÓN


DE LA CONVIVENCIA EN LOS NIÑOS”

-EL PROGRAMA DE “ASESORÍAS FAMILIARES”

 La violencia: un asunto de todos.


 Los dos campos de acción del programa “Prevención Temprana de la Violencia”.
 ¿Cómo influye la familia en los patrones de agresión del niño(a)?
 Fuentes del proyecto y del manual.
 ¿Qué aportes pueden brindar los asesores de familia?
 Esquema del programa de “asesorías familiares”.
 ¿Cómo utilizar este texto?

- ANOTACIONES METODOLÓGICAS.

 La entrevista de asesoría familiar.


 Recomendaciones para la entrevista de asesoría familiar.
 La androgogia ( aprendizaje de adultos ) y el taller reflexivo.
 Los objetivos del taller reflexivo.
 La estructura del taller reflexivo.
 Recomendaciones para la realización del taller.

SESIÓN 1:
TALLER DE INDUCCIÓN: “LAS CAUSAS FAMILIARES DE LA AGRESIÓN EN LOS
NIÑOS”

a) Conceptualización.

 La diferencia entre “agresividad” y “agresión”.


 Las causas del comportamiento agresivo en los niños(as).
 ¿Qué pueden hacer los padres para prevenir la agresión en los niños(as)?

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución del taller.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

SESIÓN 2:
ENTREVISTA FAMILIAR EN VISITA DOMICILIARIA

a) Descripción de la sesión 2.
b) Esquema de ejecución de la entrevista.

SESIÓN 3:
ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión 3.
b) Esquema de ejecución de la entrevista.
3

SESIÓN 4:
TALLER: “LA AFECTIVIDAD EN LA FAMILIA”.

a) Conceptualización.

 ¿Cuál es la importancia de la afectividad en la familia?


 El niño(a) necesita sentirse amado “incondicionalmente”.
 El niño(a) requiere apoyo y acompañamiento.
 El niño(a) necesita tolerancia y margen para crecer poco a poco.
 La asertividad: la sana expresión de los sentimientos en el hogar.
 Estrategias para el niño(a) resolver sus conflictos con sus pares.
 La autoestima del niño(a): factor de prevención de la agresión.

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución del taller.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

SESIÓN 5:
TALLER: “LA COMUNICACIÓN FAMILIAR”.

a) Conceptualización.

 Concepciones equívocas comunes sobre la comunicación.


 Requisitos de la comunicación: la escucha, la participación del otro y la
retroalimentación.
 La escucha y los constructos personales.
 La comunicación no verbal.
 La promoción de espacios de comunicación en la familia.

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución de la sesión.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

SESIÓN 6:
TALLER: “LA AUTORIDAD EN EL HOGAR”

a) Conceptualización.

 La autoridad tradicional: autoridad restrictiva y “negativa”.


 Características de una autoridad constructiva y positiva.
 Autoridad, rutinas y espacio hogareño.
 Autoridad y límite.

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución de la sesión.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

.
.
4

SESIÓN 7:
ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión:
b) Esquema de ejecución de la sesión.

SESIÓN 8:
TALLER: “LA ÉTICA FAMILIAR: LOS PRINCIPIOS, LOS VALORES Y EL
EJEMPLO”

a) Conceptualización.

 ¿Qué finalidad tiene reflexionar con los padres sobre la ética familiar?
 La perspectiva de los demás y la empatía: ¿cómo las construye el niño(a)?
 La formación del niño(a) en la tolerancia.
 El “modelaje” o enseñanza por medio del ejemplo.
 El cultivo de los valores en el hogar.

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución de la sesión.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

SESIÓN 9:
TALLER: “EL MANEJO DE LOS CONFLICTOS EN EL HOGAR”

Conceptualización.

 ¿Por qué reflexionar sobre estrategias para el manejo de los conflictos?


 Primer paso ante el conflicto: ¡serenarse!
 La palabra y la escucha: alternativas fundamentales de resolución de conflictos.
 Ante infracciones repetitivas del niño(a), investigar qué sucede.
 ¿Cómo evitar la instalación de la atención negativa hacia el niño(a)?
 La enseñanza de las habilidades sociales.
 La aplicación de sanciones o “consecuencias”.

b) Descripción de la sesión.
c) Esquema de ejecución de la sesión.
d) Bosquejo de aportes para el(la) tallerista.

SESIÓN 10:
ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión.
b) Esquema de ejecución de la sesión.
5

Presentación

“PROGRAMA CONVIVENCIA CIUDADANA” Y


“LA PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA EN LOS NIÑOS”

“Medellín ha sido una ciudad carente de solidaridad y de paz debido a los fenómenos
de la inseguridad y el conflicto ocasionados por: la crisis en la función socializadora de
la familia y la escuela, la inequitativa distribución del ingreso y de oportunidades de
progreso como la del empelo, las deficiencias en la administración de justicia, la
carencia de una normatividad adecuada para el tratamiento de menores contraventores,
la ausencia de una cultura generalizada de convivencia, no violencia, solución pacífica
de conflictos y participación, que se revelan claramente en el crimen organizado, el
sicariato, la conformación de milicias y bandas, el aumento de grupos armados de
justicia y seguridad privada, los altos índices de homicidio, robo, prostitución,
distribución de drogas, la violencia intrafamiliar, el maltrato a menores y mujeres, entre
otros.”

“La administración Municipal, encabezada por el Alcalde Juan Gómez Martínez, con el
apoyo del Gobierno Nacional y con una activa participación del empresariado
antioqueño, que a través de la iniciativa ENTRETODOS decidió enfrentar uno de los
problemas más severos de la ciudad y entregarles a sus habitantes una propuesta d
intervención en diversos campos, procedió a preparar y presentar ante la Nación y el
Banco Interamericano de Desarrollo, BID, un proyecto de promoción de la Seguridad y
Convivencia Ciudadanas con el fin de destinar recursos importantes de su presupuesto
y obtener cofinanciación de la banca multinacional para ello.”

“Tanto la nación como el BID aceptaron comprometerse con el país y con las tres
ciudades más grandes y más afectadas por la violencia en Colombia, las mismas donde
fue posible observar la disminución de los índices de inseguridad, a partir del desarrollo
de programas y acciones sistemáticas: Medellín, Cali y Bogotá. Este crédito del BID
incorporó, además del apoyo a las tres ciudades, un componente de coordinación y
modernización de las instituciones nacionales más directamente comprometidas en
superar la violencia, y un componente destinado a atender solicitudes de ciudades
intermedias interesadas en trabajar acciones dirigidas a fortalecer la convivencia
ciudadana.”

“Previa presentación del perfil del Programa para la ciudad de Medellín, se firmó en el
mes de diciembre de 1998 el contrato…”1

1
Documento “Municipio de Medellín, Programa de Convivencia Ciudadana, Contrato Medellín – BID
1088/OC-CO”, Proyecto Red de Jóvenes para la Prevención de la drogadicción, el alcoholismo, la
sexualidad insegura y la agresión – Secretaría de Salud de Medellín, pags. 1 y 2.
6

De esta forma surge el PROGRAMA CONVIVENCIA CIUDADANA orientado a


intervenir todos los factores generadores de la violencia mencionados. CONVIVENCIA
CIUDADANA incluye 5 componentes:

1. Justicia cercana al ciudadano.


2. Promoción de la convivencia en niños y jóvenes.
3. La comunicación social como promotora de la convivencia social.
4. La modernización institucional.
5. La apropiación ciudadana del programa de convivencia ciudadana.

El subcomponente PREVENCIÓN TEMPRANA DE LA VIOLENCIA pertenece al


segundo componente. Dentro de este se desarrollan dos acciones complementarias:

a) Por un lado, un número de docentes de preescolar y primaria promueven en sus aulas


la convivencia pacífica.

b) En segundo lugar, un grupo de asesores de familia brinda asesoría a las familias de


los niños detectados con mayor prevalencia de comportamientos agresivos. Tal asesoría
está propuesta para 10 sesiones entre talleres y entrevistas familiares.

Este texto, “La promoción de la convivencia en los niños”, constituye el manual para
los asesores de familia y aporta elementos fundamentales para facilitarles su
intervención.
7

EL PROGRAMA DE “ASESORÍAS FAMILIARES”.

- La violencia: un asunto de todos.

La violencia constituye una problemática severa a nivel mundial. Invade


inevitablemente todos los países, ciudades y hogares en mayor o menor medida.
Colombia y, en especial Medellín, ocupan desafortunadamente un lugar notorio en esta
lista adversa.

Todos tenemos que enfrentarnos con múltiples manifestaciones de violencia en la


cotidianidad. La encontramos en los medios de comunicación: los noticiero o
periódicos incluye información, imágenes, entrevistas o material análogo que hace
alusión a la agresión a nivel local, nacional o internacional.

La hallamos también a través de toda la ciudad. Prácticamente todos hemos vivenciado


en algún momento escenas de agresión que nos afectan a directamente o a otros: hemos
visto algún atraco o nos han atracado, hemos presenciado alguna riña con lesiones
personales o incluso algún asesinato. En algunos casos, estos eventos han ocurrido en
nuestro propio barrio, tal vez a solo unos cuantos metros de nuestra casa.

Hay otras formas de agresión aún más cercanas. A menudo, la agresión se produce en
nuestros propios hogares y nuestras relaciones personales. Cuando recurrimos a los
insultos, las descalificaciones, el resentimiento y la venganza en las interacciones con
los seres cercanos a nosotros estamos siendo violentos. En algunos casos, podemos
inclusive pasar a los golpes…

Las cifras sobre los fenómenos mencionados son alarmantes. Las estadísticas sobre
violencia intrafamiliar, lesiones y asesinatos a nivel social, agresión en las escuelas son
tan altas que el manejo de la violencia se ha convertido en una prioridad de salud
pública.

-Los dos campos de acción del programa “Prevención Temprana de la Violencia”.

Ante tales magnitudes de violencia, surge inevitablemente el interrogante: ¿qué se


puede hacer?

Como todos sabemos, hay muchas formas de agresión en la actualidad y éstas se deben
a causas muy diversas. Dentro de éstas pueden incluirse, por ejemplo, las producidas
por el crimen organizado y por los grupos alzados en armas, la violencia promovida
por los medios de comunicación, la violencia social y familiar entre otras.

Hay algunas formas de violencia que el ciudadano común y corriente no puede manejar.
No tiene incidencia directa en ellas. Pero hay otras expresiones de la violencia
sobre las cuales si podemos influir todos. Por ejemplo, cada persona en la ciudad puede
contribuir a que la vida cotidiana sea más amable, siendo respetuoso y tolerante en cada
lugar donde esté... Cada uno de nosotros puede ser “gestor de paz”.
8

Por el contrario, cuando somos agresivos en nuestras relaciones personales, cuando no


aceptamos opiniones o actitudes diferentes a las nuestras y respondemos de manera
represiva, cuando somos despectivos o insultantes, estamos convirtiéndonos en
promotores y multiplicadores de la violencia.

Podríamos sintetizar lo anterior en otras palabras: hay una dimensión social de la


violencia que nos excede a todos, pero también hay una dimensión individual de ésta…
Si cada uno hace el aporte que le corresponde día a día, en su casa, en su trabajo, en sus
relaciones afectivas, juntos podremos construir una ciudad con una convivencia más
armoniosa.

Una de las causas de la agresión individual es, sin lugar a dudas, el tipo de educación
que los niños reciben en sus hogares, sus escuelas y sus barrios. Esta educación a
niveles formal e informal brinda a los niños patrones de comportamiento e interrelación
que progresivamente los convierten en replicadores de la cultura que han recibido.
Dichos patrones pueden orientarlos hacia lo convivencia armoniosa o hacia la
violencia. Por tal razón, cualquier trabajo sobre la violencia debe considerar una
prioridad el abordaje de los niños en edades tempranas y de su entorno familiar y
escolar.

El programa “prevención temprana de la agresión” apunta precisamente a evitar la


violencia desde su mismas raíces y a promover patrones de convivencia pacíficos que
contribuyan al de todos. Con tal fin, se realizan intervenciones en dos direcciones:

-Por un lado, los docentes realizan una labor preventiva en sus escuelas, practicando y
promoviendo en los alumnos con edad preescolar y escolar (3 a 11 años de edad )
principios, valores y comportamientos de convivencia pacífica.

-Por otro lado, los asesores de familia realizan intervención con las familias de
niños(as)2 que están presentando conductas repetitivas de agresión en el aula; niños en
quienes la agresión se ha estado instalando como “su forma de relación con el mundo.”

En esta acción, los asesores de familia reflexionan con los padres o cuidadores los
patrones de crianza que utilizan y que sean “nocivos” para una convivencia armoniosa
y construyen con ellos nuevas alternativas para mejores relaciones familiares.

Las familias participantes en esta segunda acción son seleccionadas por medio de la
aplicación de varias pruebas o tests a sus hijos, los cuales permiten diagnosticar una
prevalencia considerable de conductas agresivas en ellos.

2
A través de todo el texto, nos referimos de manera implícita a ambos géneros. En algunos casos, se
explicita, por ejemplo: niño(a), alumnos(as). No se explicita siempre con el fin de no “sobrecargar” la
lectura.
9

Propiciar que los padres reflexionen sobre los patrones inadecuados de interacción con
sus hijos es fundamental por varias razones:

“La agresión en un niño genera un efecto “en bola de nieve”: su comportamiento


genera el rechazo de sus padres y métodos disciplinarios cada vez más fuertes. También
genera rechazo entre sus maestros que junto con su impulsividad e hiperactividad
dificulta el aprendizaje elevando el riesgo de fracaso y deserción escolar. Igualmente
genera rechazo entre sus compañeros y una vez aislado, tiende a buscar compañeros
con problemas similares. En su adolescencia tienen mayor riesgo de consumo temprano
de alcohol y droga, problemas con el alcohol, sexualidad precoz y promiscua, porte de
armas, inestabilidad afectiva y ocupacional y violencia contra la mujer.”3

La determinación de abordar a los padres y familiares adultos del niño(a) que está
presentando conductas agresivas se debe a la significativa relación entre el contexto
familiar y los patrones de comportamiento violentos en el niño(a).

... Profundicemos un poco en esta dirección.

- ¿Cómo influye la familia en los patrones de agresión del niño(a)?

A través de la experiencia en la prevención y el tratamiento de la agresión en los niños,


se ha descubierto que los padres y la familia inciden sobre los patrones de violencia de
los niños de varias maneras:

- A menudo, se convierten para ellos en “modelos” de comportamiento agresivo al


llevar a cabo delante de ellos acciones de violencia de algún tipo ( verbal, física,
psicológica). Los adultos, en general, no son plenamente conscientes de los efectos
contundentes del ejemplo sobre los niños.

- Por otra parte, las formas de ejercer la autoridad son claves en relación con la
promoción o la prevención de la violencia: padres y adultos sobreprotectores,
indiferentes, autoritarios o tiránicos que no sustentan claramente las normas ni admiten
negociación propician que los niños asuman actitudes excesivamente pasivas o, por el
contrario, radicalmente rebeldes. Ambos polos constituyen terreno altamente fértil para
la instalación de la agresión en los niños.

- Las formas de comunicación e interrelación afectiva en el hogar también influyen


notoriamente en los patrones violentos de los niños: cuando ellos no son escuchados y
sus opiniones no son valoradas; cuando no obtienen estímulo de su entorno, cuando no
reciben amor y reconocimiento tienden a convertirse en personas con conflictos,
introvertidas, con severas lesiones a su autoestima y graves limitaciones para expresar
sus necesidades y reclamar su derechos. O, pueden desarrollar niveles de resentimiento
tan elevados que los incitan a la fuerte oposición. Todo esto los hace vulnerables a la
violencia.

3
Klevens, Joanne. Detección Precoz y tratamiento de la agresión e niños, documento borrador para la
discusión, Medellín, 1998, pag. 2
10

-En algunos casos, el niño no sólo es testigo de escenas de violencia sino que se
convierte el mismo en el receptor de ésta: a menudo, al aplicar “castigo físico” se
incurre en franca agresión al niño(a). Puede suceder que los padres no agredan de este
modo al niño(a), pero permitan que otros familiares lo violenten con el pretexto de
castigarlos o por relaciones familiares de poder ( hermano mayor o tío que golpean).
También pueden estarse dando situaciones de abuso físico o sexual de parte de alguno
de sus familiares. La experiencia terapéutica ha mostrado que, en general, el niño(a)
violentado tiende a identificarse progresivamente con quienes lo agreden,
convirtiéndose a su vez en agresor ( en su niñez y posterior adultez).

- Finalmente, los principios y valores familiares constituyen un elemento clave en los


comportamientos agresivos del niño: si los adultos y los padres promueven en el hogar
valores ( ...o, más bien, antivalores ) que inducen al irrespeto y al fanatismo, a la
deshonestidad, al utilitarismo, al individualismo, a la ambición y otros similares, el
niño(a) asimilará esta clase de “ética” y con ella fácilmente fundamentará acciones
agresivas.

La labor de los asesores de familia apunta a intervenir sobre los factores anteriores, con
el fin aportarle a los padres y los familiares del niño(a) agresor elementos en las
direcciones señaladas.

Las experiencias previas con padres de familia han evidenciado que brindándoles
apoyo para adquirir nuevas formas de autoridad, de comunicación y de relación con sus
hijos la situación del niño agresor y de toda la familia mejora considerablemente. Tal
motivo hace pertinente la intervención familiar según se propone en este proyecto.

Dentro de las acciones a realizarse, es necesario prestar énfasis especial al desarrollo de


formas de sanción apropiadas, a la construcción de estrategias de negociación en el
hogar y a la implementación de un sistema de principios y valores que contribuyan a la
convivencia.

- Fuentes del proyecto y del manual.


11

Para la realización de sus dos intervenciones ( prevención escolar, asesoría familiar ), el


proyecto tiene en cuenta información relevante de experiencias previas, de gran
cubrimiento y resultados significativos realizadas en otros países. Por ejemplo, se
consideran las conclusiones para promover en las escuelas comportamientos no-
violentos derivadas un trabajo hecho en los años 70 en Londres, el cual “evaluó a más
de 1500 niños y adolescentes por varios años para medir la influencia de la escuela en
sus patrones de agresión.”4

También se incluyen aspectos derivados de la experiencia de varias décadas de


investigadores norteamericanos sobre la agresión en los niños y su prevención. Se han
consultado de manera especial los textos “Prevención Temprana de la Violencia” 5 de
Slaby y otros, “Resolución Creativa de Conflictos” 6 de William J. Kreidler y el
“Manual de habilidades para la infancia temprana”7 de Ellen McGinnis y Arnold
Goldstein, los cuales consignan sus invaluables elaboraciones.

Otro insumo importante para el programa es la amplia experiencia en el campo social


en nuestro medio derivada del trabajo con grupos con un enfoque participativo. Este
aspecto se menciona a través del texto bajo la denominación de “constructos
personales” y “metodología de taller reflexivo.”

Finalmente, el programa incluye elementos tomados de la extensa experiencia


terapéutica de nuestro medio con niños de diversos estratos y, especialmente, niños de
estratos bajos atendidos en programas terapéuticos de duración breve ( 10 a 15
sesiones).

Es indispensable señalar que la recolección y consignación que aquí se hace de la


información referente a todas las fuentes está inevitablemente marcada por las
interpretaciones del autor de este texto. Solo el autor se hace responsable imprecisiones
o desaciertos en los cuales se haya incurrido al elaborar el material que se presenta.
(G.G.)

4
Rutler, M., Maughan, B., Mortimore, P., et.al. (1979) Fifteen Thousand Hours. Secondary Schools and
their effects on children. Cambridge: Harvard University Press. (Citado en: Detección Precoz y
tratamiento de la agresión en niños, Documento borrador para discusión, preparado por Joanne Klevens,
pag. 8.)
5
Slaby, Ronald G., Wendy C. Roedell, Diana Arezzo y Kate Hendrix, Early Violence Prevention, tools
for teachers of young children, Ed. National Association for the Education of Young Children,
Washington, D.C. , segunda edición, 1996, 199 pags.
6
Kreidler, William J., Creative Conflict Resolution, Ed. Scott, Foresman and Company, EE.UU., 1984,
216 pags.
7
Mc Ginnis, Ellen y Arnold Goldstein, Skill-streaming in early childhood, Research Press, Illinois, 1990,
189 pags.
12

- ¿Qué aportes pueden brindar los asesores de familia?

El programa de “Asesorías Familiares” del proyecto de “Prevención Temprana de la


Agresión” incluye varias entrevistas familiares a ser realizadas con cada familia
específica y una serie de talleres reflexivos a ser realizados con grupos conformados
por miembros de varias familias. A través de ambas formas de intervención, los
asesores de familia pueden proporcionar a los padres y familiares de los niños
seleccionados diversas herramientas para mejorar las condiciones familiares y las del
niño(a) agresor:

- El asesor puede propiciar por medio de la reflexión que los diversos miembros de las
familias se hagan conscientes de aspectos de su convivencia cotidiana que inciden en las
conductas violentas del niño(a) y afectan la vida familiar. Por ejemplo, los padres
pueden darse cuenta de que a través de sus formas de castigo están haciendo daño a sus
hijos. Esta intervención se realiza especialmente en los talleres reflexivos a realizarse.

- El asesor puede facilitar que los mismos miembros de las familias propongan,
construyan y compartan alternativas ante dichos patrones generadores de conflictos.
Esto corresponde también de manera específica a los talleres grupales.

Como puede verse, el proyecto hace un fuerte énfasis en involucrar la reflexión y la


construcción de los padres y los familiares del niño(a). De esta manera, se propicia que
asuman un papel activo dentro del programa, no como simples receptores pasivos de
una serie de contenidos que el asesor de familia podría “dictarles.”

La finalidad de comprometerlos a participar de este modo en el proyecto es facilitar que


a través de la expresión de sus propias experiencias e ideas y a través del debate con sus
pares logren una mayor asimilación y apropiación de los planteamientos y las opciones
que aparecen en los talleres. Esta es precisamente la virtud de la metodología de taller
reflexivo y del enfoque de “constructos personales”. ( Este aspecto se aborda más
detalladamente en el numeral “anotaciones metodológicas”.)

- El asesor puede detectar situaciones problemáticas específicas de cada familia que


requieran un abordaje no-grupal y proporcionar asesoría, es decir, sugerir estrategias o
pautas a la familia para el manejo de dichas situaciones. Esta acción se llevaría a cabo
de manera concreta en las entrevistas familiares.

- El asesor puede asignar tareas que le faciliten a la familia reflexionar sobre los
patrones generadores de conflictos y construir nuevas alternativas de interrelación. Las
tareas tienen como objetivos promover motivación y permitir el seguimiento de los
participantes en torno a comportamientos que se busca transformar. Pueden proponerse
a cada familia individualmente, en las entrevistas familiares, o a varias familias
simultáneamente, en los talleres.

- El asesor puede remitir a miembros de la familia a otros profesionales o instituciones,


en los casos en que sea necesario. Dicha intervención se realiza con base en la
información recolectada por los asesores a través de las entrevistas familiares y de los
talleres.
13

-Un aspecto particularmente importante de la intervención es que el asesor brinde


aportes educativos a las familias. La experiencia con este tipo de niños y con sus
familias ha demostrado que frecuentemente los padres tienen una relación inadecuada
con sus hijos debido a que requieren incorporar otro tipo de patrones de crianza, otros
estilos de interacción. Esto lo proporcionan los asesores de familia tanto en los talleres
como en las entrevistas que se realizarán con cada familia individualmente.

-Los aportes educativos que el asesor de familia puede hacer a los padres o adultos
responsables por el niño cubren múltiples áreas, como las siguientes:

 La forma adecuada de ejercer la autoridad en el hogar, con énfasis en la claridad,


la sustentación y la aplicación consistente de las normas.
 El “modelaje” o ejemplo de los padres como elemento educativo.
 El modo apropiado de impartir sanciones o “consecuencias” ante las
infracciones del niño(a) y de brindar estímulos al niño(a) ante sus conductas
sociales
 La comunicación familiar, con énfasis la escucha del niño(a) y la interacción con
él(ella).
 El cultivo de la sana afectividad en la familia.
 La resolución pacífica de conflictos.
 ...y otras.

- Esquema del programa de “asesorías familiares”.

Con el fin de permitir a los asesores familiares el logro de las alternativas disponibles
que hemos mencionado, el programa de “Asesorías Familiares” tiene un diseño que se
ajusta de manera concreta a sus objetivos. Consta de 10 sesiones en las cuales se
combinan dos tipos de intervención: (a) sesiones de entrevista familiar, es decir con
cada familia y con una duración aproximada de 45 minutos. (b) sesiones de taller
reflexivo con grupos conformados por miembros de 4 ó 5 familias y con una duración
aproximada de dos horas. Cada grupo se conserva a través de todas las sesiones con el
fin de garantizar mejores vínculos grupales, lo cual contribuye favorablemente al
proceso. Las 10 sesiones se distribuyen de la manera siguiente:

 Sesión 1: Taller: “Las causas de la violencia intrafamiliar”, sesión de inducción


de las familias al programa y articulación de cada grupo para los talleres.

 Sesión 2: Entrevista familiar con visita domiciliaria y aplicación de las pruebas


o tests a cada familia individual..

 Sesión 3: Entrevista familiar de asesoría.

 Sesión 4: Taller “la afectividad en el hogar y la relación afectiva con el niño(a).”

 Sesión 5: Taller “la comunicación familiar.”

 Sesión 6: Taller: “la autoridad en el hogar.”

 Sesión 7: Entrevista familiar de asesoría y seguimiento.


14

 Sesión 8: Taller: “los valores y principios familiares.”

 Sesión 9: Taller: “la resolución pacífica de conflictos.”

 Sesión 10: Entrevista familiar de cierre y aplicación de pruebas o tests.

¿Cómo utilizar este texto?

Este texto brinda herramientas diversas a los asesores de familia para la realización de
sus intervenciones. Con tal fin, incluye los siguientes componentes:

a) Una unidad con anotaciones sobre las metodologías a ser utilizadas en el


programa. Ésta unidad incluye anotaciones sobre la metodología de taller
reflexivo y la metodología pertinente a las asesorías familiares.

b) El esquema de cada sesión tanto de taller como de entrevista familiar. El


objetivo de éste es sugerir al asesor de familia una propuesta específica para la
administración del tiempo y de la temática durante la sesión.

c) Conceptualización referente a cada una de las sesiones de taller reflexivo. Ésta


cumple la función de proveer un marco teórico al asesor de familia sobre la
temática a ser trabajada. Dicho marco conceptual le facilita al asesor tener una
posición clara respecto al contenido del taller y, sobre todo, le aporta elementos
de orden educativo que puede brindar a los participantes durante la sesión.

d) Aportes sugeridos al asesor de familia para brindar al final de cada sesión de


taller. Dentro de la metodología de taller reflexivo, en la parte final de la sesión
el coordinador debe dictar una pequeña conferencia sobre el tema en la cual
brinda conceptos y estrategias claves. Los aportes deben ser respetuosos de las
opiniones y puntos de vista del grupo y deben ser de utilidad práctica. Tener
opciones para este segmento del taller le facilita su labor a los asesores. En
nuestro caso, los aportes constituyen en gran medida elementos seleccionados
del marco teórico y resaltados por su notoria relevancia.

Para acogerse de manera precisa al “Programa de Asesorías Familiares”, el texto ha sido


distribuido por unidades correspondientes a las 10 sesiones y éstas se presentan en el
mismo orden, después de la unidad inicial dedicada a las anotaciones metodológicas. En
consecuencia, el texto puede ser utilizado como material de consulta ocasional respecto
a las metodologías o al marco conceptual o puede ser usado como guía de apoyo para la
realización del programa, caso en el cual se siguen los esquemas propuestos y en el
mismo orden.
15

ANOTACIONES METODOLÓGICAS

El programa de “Asesorías Familiares” consta de 10 sesiones en la cuales se combinan


dos tipos de intervención:

(a) Entrevistas de asesoría familiar.


(b) Talleres reflexivos.

A continuación aparecen unas anotaciones técnicas sobre cada una de estas


metodologías. Constituyen simplemente unos “señalamientos” sobre aspectos relevantes
o fundamentales referentes a los dos modelos de intervención respecto a los cuales el
asesor de familia tiene dominio previo.

- La entrevista de asesoría familiar.

La entrevista de asesoría familiar o “entrevista familiar” es, como su nombre lo expresa,


un encuentro con una familia determinada en el cual se establecen dos roles claramente
definidos: (a) el entrevistador y (b) los entrevistados.

Este modelo de entrevista se sitúa entre la intervención educativa y la terapéutica. Por


tal motivo, es realizada por profesionales de las áreas terapéuticas, como psicólogos,
trabajadores sociales, especialistas en familia y otros.

Al situar la entrevista familiar de la manera planteada, se está haciendo énfasis en el


carácter específico de ésta: la entrevista no es educativa en tanto no se trata de aportarle
al grupo familiar elementos pedagógicos, es decir, no es un espacio en el cual el
16

entrevistador pretenda de manera exclusiva brindar elementos de información o de


formación, como en una clase o una conferencia.

En la entrevista familiar hay que escuchar de manera especial a la familia y realizar


funciones que exceden el campo educativo: hay que explorar en torno a los conflictos y
los síntomas de la familia y se pueden hacer intervenciones respecto a éstos. Por
ejemplo, se pueden sondear durante la entrevista aspectos como dificultades en la
relación de pareja y efectos de éstos en los hijos y se pueden realizar intervenciones
respecto a dichas situaciones.

Sin embargo, el entrevistador debe evitar irse hasta el extremo de instalar un proceso
terapéutico. Puede hacer intervenciones que apuntan en esta dirección, pero
calculándolas de modo que no produzcan la “intensa movilización” que realiza la
terapia. En otras palabras, el asesor de familia puede hacer intervenciones que “toquen”
los síntomas de la familia y les ayuden a superarlos, pero sin “desencadenar crisis”
como sucede en los procesos terapéuticos.

Podríamos plantear lo anterior en otros términos: la entrevista de asesoría familiar


requiere de una escucha e intervenciones con “orientación terapéutica”. Gracias a su
formación, el asesor de familia tiene criterios que le permiten encontrar el punto medio
propuesto entre lo francamente educativo y lo claramente terapéutico.

Hay otro aspecto que diferencia de manera específica la entrevista familiar del ámbito
educativo: en ésta se hacen intervenciones que apuntan directamente a “la
responsabilización” o “autogestión” de los entrevistados. Es decir, en algunos casos el
asesor induce a la familia a que construya sus propios interrogantes, alternativas y
soluciones en lugar de el aportarlas. Al intervenir de esta manera, el entrevistador se está
situando en un lugar diferente al educativo. Allí no actúa como “el maestro” que posee
una verdad para transmitirle a los otros.

Dicha responsabilización puede lograrse a través de cuestionamientos presentados por el


entrevistador durante la asesoría o por medio de tareas que el le asigna a la familia para
ser realizadas entre una sesión y otra.

A pesar de no ser una intervención “exclusivamente” educativa, la entrevista de asesoría


familiar permite que el asesor familiar aporte elementos educativos allí donde sea
pertinente. Por ejemplo, él puede descubrir a través del encuentro que los padres creen
que “ser afectuosos con los niños varones es peligroso porque se vuelven
homosexuales” (mito común en la cultura machista tradicional). En caso de que los
padres no se cuestionen esto durante la sesión, el entrevistador puede explicarles la
injustificación de dicha creencia y la necesidad imperante de afecto de todos los niños,
incluido el varón.

La entrevista de asesoría familiar tiene otra función que la hace extremadamente


valiosa: por medio de ésta se recolecta información relevante sobre la familia y sobre
cada uno de sus miembros. En este sentido, la entrevista familiar constituye una
importante herramienta de investigación y / o definición de las áreas problemáticas o
conflictivas de la familia.
17

Al utilizar el término de “definición de los problemas o conflictos” dentro de este


contexto, se hace de una manera flexible. No hay referencia, por ejemplo, a la
información profunda y rigurosa proporcionada por una exploración meticulosa de una
persona determinada, en varias sesiones y con la aplicación de una batería de tests. Se
hace alusión a elaboraciones derivadas de la entrevista que le permiten al asesor familiar
hacer intervenciones más avanzadas o tomar decisiones relevantes respecto al progreso
del proceso. ( Si se prefiere, se les puede denominar “aproximaciones” ). Por ejemplo,
con base en la entrevista familiar, el asesor puede llegar a la conclusión de que una
familia específica requiere de remisión urgente a un proceso terapéutico: la asesoría
familiar no le es suficiente. O, puede definir que dicha familia requiere asesoría legal,
además de la familiar.

Hay otro aspecto de gran importancia a señalar sobre el concepto de definición de las
problemáticas o conflictos: éste es una herramienta para el entrevistador, algo así como
una guía para él. En ningún momento se trata de elementos para ser comunicados a la
familia o a alguno de sus miembros.

(A la familia se le pueden expresar simplemente las recomendaciones derivadas de las


aproximaciones. Por ejemplo, se les manifiesta que se les sugiere consultar a
determinada institución que brinda asesoría legal, pero no se les dice que “¡están
metidos en un problema judicial gigantesco!”. En general, comunicar nuestras
conclusiones sobre la problemática a la familia, simplemente los lesiona y los
estigmatiza. )

Como podemos ver, la entrevista de asesoría familiar constituye un modelo


extremadamente versátil y de gran utilidad en múltiples direcciones. Hagamos un
resumen de sus rasgos y aportes, a modo de conclusión:

a) La entrevista familiar permite la recolección de material relevante respecto a la


familia y a sus miembros. En este sentido, constituye una herramienta de
investigación y / o diagnóstico.
b) Permite además intervenciones educativas.
c) Puede incluir intervenciones con orientación terapéutica.
d) Le posibilita al entrevistador “responsabilizar” a la familia y promover su
“autogestión”.
e) Permite tomar decisiones sobre fases más avanzadas del proceso, como remitir a
un proceso terapéutico o a una institución de asesoría de otro tipo.

- Recomendaciones para la entrevista de asesoría familiar.

Hay múltiples recomendaciones que pueden hacerse al asesor de familia en relación con
la labor a realizar. Veamos algunas de ellas:

a) Es necesario prepararse para la entrevista con anticipación. La realización de la


entrevista de asesoría familiar corresponde a un lugar ético y metodológico específico.
No es como una conversación cualquiera. Por esta razón, no es admisible la
improvisación. El entrevistador debe llegar con parámetros de procedimiento y de
contenido totalmente claros para lograr acogerse a las exigencias éticas y metodológicas
implicadas.
18

b) Se requiere tener claridad sobre los objetivos específicos de la entrevista. El


entrevistador debe conocer la finalidad concreta de la entrevista: ¿debe investigar ciertas
áreas pero no hacer intervenciones por el momento?... ¿Debe incluir necesariamente
ciertas intervenciones educativas? ...¿Tiene disponibilidad de otras entrevistas para
hacer algunas de las intervenciones luego? ...¿A qué personas de la familia están
directamente orientadas sus intervenciones? ... Etc.

c) Es necesario determinar previamente el tipo de material que desea recolectar. El


entrevistador debe llegar al encuentro con unas direcciones específicas ya determinadas
para explorar. Éstas admiten una margen flexible para la investigación, pero deben
marcar una dirección concreta. Por ejemplo, ¿se va a explorar el momento actual de la
familia? ...¿Se va a investigar la historia de la familia? ...¿Se van a sondear los aspectos
económicos y administrativos del hogar? ...¿Se va a investigar sobre la forma en que los
padres reaccionan ante los síntomas del niño?

Un elemento de gran utilidad respecto al material a ser recolectado es el diseño de un


“esquema de direcciones a explorar”. Éste incluye una serie de preguntas claves que
podrían presentarse a la familia durante la entrevista. Por ejemplo, si se va a investigar
la forma en que los padres perciben los síntomas del niño y sus reacciones a éstos, se
pueden incluir interrogantes como, ¿En opinión de ustedes, le sucede algo al niño? ...
¿Qué creen ustedes que le sucede? ...¿A qué creen que se deba esto? ...¿Cómo se sienten
ustedes ante esas conductas del niño? ...etc.

El esquema de direcciones a explorar constituye un derrotero general para la entrevista,


algo así como un mapa que nos marca direcciones amplias, no un camino que debe
seguirse sin ninguna desviación. En el momento de la entrevista, ésta debe desarrollarse
de manera espontánea y fluida.

d) Es importante determinar previamente los miembros de la familia convocados a


la entrevista. Según los objetivos de la entrevista y según el material que se vaya a
recolectar, puede ser conveniente que todos los miembros de la familia asistan, o pueden
invitarse miembros de la familia extensa. Puede igualmente, contemplarse o excluirse la
participación de niños o adolescentes. Por ejemplo, si se desean sondear probables
conflictos de la pareja de mayor o menor severidad con la mayor profundidad que el
tiempo permita, puede invitarse sólo a los padres, propiciando de este modo un abordaje
sincero y desinhibido.

e) Debe definirse el encuadre de la entrevista con precisión. El concepto de encuadre


deriva del campo de la terapéutica. Se refiere a la definición de las reglas de juego de la
intervención. Plantea las condiciones esenciales del modelo en cuestión.

El encuadre cumple varias funciones esenciales para la entrevista familiar:

a) Ubica a los entrevistados respecto a “lo que se va a hacer” y lo que no.


b) Le presenta a los entrevistados la metodología con la cual se va a trabajar.
c) Expone las normas a ser seguidas durante el encuentro. De esta forma, señala
límites que rigen el trabajo.
19

Ilustremos esto con un ejemplo:

Al comenzar el encuentro, el entrevistador le expresa a la familia: “El propósito de esta


entrevista es conocer algunos aspectos de su familia y de cada uno de ustedes que son
importantes para este proyecto. Es muy importante que sean sinceros. Sus respuestas
nos facilitan realizar de mejor manera los programas. Cualquiera de ustedes puede
contestar las preguntas que se vayan haciendo. Basta que levante la mano y tiene la
palabra. Cuando haya varios que desean hablar, vamos a hacerlo siguiendo turnos,
ordenadamente. Podemos expresar opiniones diferentes. Nos comprometemos a ser
respetuosos con las opiniones de los otros.”

Observemos que aquí se define que se va a hacer y que no ( entrevista y preguntas, no


conferencia ); se presenta la metodología ( el entrevistador lanza interrogantes y
cualquiera puede responderlos de manera sincera ) y se exponen las normas ( respetar
turnos para hablar, respetar las opiniones de los otros ).

El encuadre tiene una importancia de tal magnitud que es el que determina la diferencia
entre un tipo de entrevista familiar y otro. Por ejemplo, una entrevista familiar para la
clasificación socio-económica de una familia tendría un encuadre muy diferente al que
corresponde a la entrevista de asesoría familiar.

f) Es conveniente desarrollar un esquema de ejecución de la entrevista. Éste se


define teniendo en cuenta los elementos propuestos. El esquema le facilita al
entrevistador tener “un mapa mental general” del encuentro con la familia. Éste le
posibilita llegar con una ubicación clara a realizar sus intervenciones. Dentro del
esquema de ejecución se pueden incluir aspectos como los siguientes:

a) Objetivos de la entrevista.
b) Encuadre de la entrevista: definición del encuentro, metodología y normas.
c) Esquema de direcciones probables a explorar.
d) Distribución del tiempo.
e) Áreas probables de intervención educativa o de orientación terapéutica.
f) Tareas probables a ser asignadas.

Es recomendable que el entrevistador se repase el esquema de ejecución antes de llegar


a la entrevista y se familiarice con éste. Así, logrará realizar su labor de manera natural
y requerirá consultar su esquema solamente en algunos momentos.

g) Al realizar la entrevista, se debe intervenir de manera respetuosa y prudente. El


asesor de familia debe tener en cuenta que la familia entrevistada le está permitiendo
entrar en su intimidad confiadamente y le está entregando información privada. Debe
abordar tal contexto e información con gran discreción. Esto implica no explorar sobre
aspectos privados de la familia sobre los cuales no sea necesario avanzar. Igualmente,
debe tener tacto al cuestionar e intervenir para no violentar las creencias y los
paradigmas de los miembros de la familia.

h) Es importante calcular las intervenciones con serenidad y sin afán. Dentro de las
opciones disponibles en la asesoría familiar están la intervención educativa y la de
orientación terapéutica. En caso de considerar estas opciones, es conveniente que el
asesor las calcule metódicamente: ¿qué información requiere realmente la familia? ...
20

¿Los conflictos o los síntomas familiares ameritan alguna intervención específica o


urgente? ...¿De que forma articular dicha intervención? ...¿La familia parece ser
receptiva a este tipo de intervención? ..etc.

Un elemento de gran ayuda para determinar las intervenciones educativas o de


orientación terapéutica ( incluidas las tareas ) consiste en calcularlas entre una sesión y
otra. De esta manera, el asesor de familia puede analizar más metódicamente el material
a su disposición y puede contar con asesoría para definir las intervenciones a realizar, si
lo considera pertinente.

Nota: en las unidades correspondientes a las entrevistas familiares, se proponen


esquemas de ejecución que ejemplifican ampliamente los aspectos planteados en este
numeral.

- La androgogia ( aprendizaje de adultos ) y el taller reflexivo.

El proyecto de “Prevención temprana de la agresión” hace un fuerte énfasis en


involucrar la reflexión y la construcción de los padres y los familiares del niño(a). De
esta manera, se propicia que asuman un papel activo dentro del aprendizaje de nuevas
pautas de relación en su familia, no como simples receptores pasivos de una serie de
contenidos que el asesor de familia podría “dictarles.”

Esta selección metodológica se fundamenta en dos conceptualización específicas: (a)la


androgogia o aprendizaje de adultos y (b) la metodología de taller reflexivo. Veamos
que proponen dichas con cada una de tales teorías.

- ¿Qué es la androgogia?

“La androgogía, término propuesto por Malcolm Knowles, se refiere a la enseñanza de


adultos.8 Según Knowles el primer elemento para el aprendizaje efectivo en adultos es
el respeto. A diferencia de la educación tradicional en donde se establece una relación
jerárquica entre el maestro y el alumno pues el maestro es considerado ‘el que más
sabe’, en la educación de adultos, es necesario establecer una relación de igualdad.

En la educación de adultos más que maestro, se requiere un facilitador del aprendizaje.


Desde el inicio es necesario establecer una relación de respeto adulto-adulto por
ejemplo llamando a las personas de la misma manera como se llama al facilitador (o
8
Knowles, M. (19) The modern practice of adult education: From Pedagogy to Androgogy. citado por J K
Vella Aprenda a escuchar: Una Guía a los Métodos de Educación de Adultos No Formal. Documento
mimeo.
21

todos son Sr. o Sra. o todos se llaman por su primer nombre), ubicando las sillas en
círculo para que ninguno quede como cabeza y dando a cada uno la bienvenida (aún los
que llegan tarde) de manera que cada uno se siente reconocido.

La oportunidad dada a los participantes de conocerse uno al otro y de compartir sus


experiencias es otra forma de reforzar el respeto. Otra manera de demostrar respeto es
explicando el por qué de cada actividad, dando suficiente tiempo para realizarlo y para
compartir los resultados y respetando el ritmo del grupo.

Cuando se realizan discusiones de grupo, el respeto implica la habilidad del facilitador


para leer el lenguaje del cuerpo y comprender el estado de los participantes y sus
sentimientos, de tener cuidado de que nadie sea excluido de la discusión, de repetir o
elaborar sobre lo que cada persona dice y resumir el argumento demostrándole que se ha
escuchado. Es muy importante evitar juzgar o criticar los aportes de los participantes.

El segundo elemento que Knowles menciona en el aprendizaje de adultos es la


experiencia. Cada adulto trae consigo años de compleja experiencia y conocimiento a
una clase. Cuando el aprendizaje se relaciona con dicha experiencia el adulto y vincula
los conceptos con su experiencia el adulto asimila con mayor facilidad. A su vez, el
tener en cuenta y valorar esta experiencia es otro indicador de respeto.

El tercer elemento citado por Knowles es la inmediatez del conocimiento. Los adultos
aprenden con mayor facilidad las cosas que tienen un efecto inmediato en sus vidas.

Estos tres principios son también esbozados en los aportes de Paulo Freire. En sus
importantes trabajos alrededor de la alfabetización de adultos, nos señaló la importante
relación entre los sentimientos, la conciencia y la motivación para actuar y planteó un
método efectivo para vencer la apatía. Se basa en la identificación de códigos o ‘temas
generadores’ (problemas que despiertan sentimientos fuertes en los participantes - ira,
esperanza, miedo, ansiedad, etc.)

Se utilizan estos códigos para plantear problemas alrededor de los cuales las personas
analizan sus causas y posibles soluciones con la confianza de que los adultos son
personas pensantes y creativas. Los códigos (en forma de dibujo, fotografía, canción,
proverbio, o sketch teatral) deben abordar un sólo tópico, ser breve y plantear pero no
resolver el problema.

Alrededor del código se plantea una discusión grupal sobre (1) qué está sucediendo
allí?, (2) sucede esto en su propia vida? (3) por qué sucede esto?, (4) qué problemas
causa esto o cuáles son sus consecuencias, (5) qué podemos hacer juntos al respecto?
Mediante la reflexión, el diálogo y la praxis, el adulto logra construir opciones de vida.

Estas ideas han sido aplicadas exitosamente en los programas de salud comunitaria con
base en el libro de métodos de Werner y Bower. En vez de pasar por alto o menospreciar
las costumbres de las personas dándoles instrucciones sobre ‘el deber ser’, Werner y
Bower proponen ayudarle a las personas a examinar cuidadosa y críticamente tanto las
viejas como nuevas costumbres y creencias, para evitar lo que es dañino y conservar lo
que es mejor de cada uno.”
22

- Los objetivos del taller reflexivo.9

Como su nombre lo indica, el taller reflexivo es un espacio de reflexión grupal sobre un


tema determinado. Esta metodología propone elementos concretos para llevar a cabo
dicha reflexión de manera rigurosa y productiva.

Los objetivos del taller reflexivo son afines a los de la androgogia. Podríamos definirlos
de la manera siguiente:

- En el taller, se pretende que los participantes se hagan plenamente conscientes de


los puntos de vista que rigen su cotidianidad (de sus “saberes”) y de sus conductas.
Frecuentemente, a través del debate y de la reflexión provistos por el taller los padres
perciben los aspectos de su vida diaria con una claridad que antes no había. Por
ejemplo, los padres pueden caer plenamente en cuenta de los efectos del castigo físico
de sus hijos o de la ausencia de espacios de comunicación en su familia. Pueden caer en
cuenta de que han estado transmitiendo a sus hijos a nivel no-verbal mensajes que no
pretendían enviar. A partir de esta “conciencia renovada”, los padres pueden
cuestionarse sobre sus roles como padres.

- Con base en la conciencia derivada de la revisión de sus propios saberes y


conductas, los padres pueden construir juntos nuevas alternativas para el manejo
de las situaciones familiares. A medida que los participantes se hacen conscientes de
sus “saberes”, se profundiza en la revisión de estos. Por ejemplo, los padres se dan
cuenta de que recurren al castigo físico hacia sus hijos con excesiva facilidad y
frecuencia. Entonces, el debate avanza en esta dirección: ¿por qué sucede esto? ...¿qué
sienten ellos al hacerlo? ...¿qué efectos creen que tenga el castigo físico sobre el
niño(a)? ...¿podrían sugerir otras formas de manejar las infracciones o errores del
niño(a)?

- El objetivo de inducir a los participantes a construir sus propias alternativas es


“responsabilizarlos”, es decir, propiciar que ellos mismos se hagan cargo de lo
propio. Esta responsabilización cumple una función ética. Se trata de permitir que cada
persona determine sus propias opciones vitales. El tallerista no pretende ser el “amo de
la verdad” que debe decirle a cada participante como vivir. Su ética esta relacionada con
la “autogestión” de cada participante y del grupo.

- Por otra parte, la responsabilización tiene la función metodológica de motivar a


los participantes: cuando ellos tienen que esforzarse en construir juntos el saber y sus
puntos de vista son tenidos en cuenta, son debatidos y son confrontados, ellos perciben
las elaboraciones y conclusiones como algo propio, algo relacionado con su propia
realidad. Esto los estimula a participar y les permite sentirse valorados como seres
creativos y productivos.

- El taller reflexivo exige también al tallerista hacer algunos aportes, es decir,


contribuír con sus propias construcciones desde su formación y su experiencia.
Además de propiciar que los participantes construyan nuevos saberes con base en sus
9
Numeral basado en el texto “El taller reflexivo”, Guillermo Gutiérrez, Ed. Universidad Pontificia
Bolivariana, Medellín, 1999, 403 pags.
23

experiencias y en la discusión, al final del taller el coordinador hace una breve


exposición sobre la temática del taller, una “microconferencia.” De este modo, se
establece un auténtico “diálogo de saberes”. Los aportes del tallerista tienen la función
de complementar las construcciones realizadas por el grupo.

Los aportes le implican al tallerista asumir también una posición activa ante la reflexión
y la construcción de saberes en el taller. Sin embargo, debe intervenir de manera
moderada y respetuosa de lo aportado por el grupo con el fin de no lesionar su trabajo.
Los aportes del tallerista se presentan al final del taller, precisamente para no
contaminar la producción del grupo en las fases anteriores del evento.

Con el fin de lograr los objetivos propuestos, el taller tiene una estructura que propicia
el desarrollo secuencial de las metas implicadas. Veamos cuál es esa estructura.

- La estructura del taller reflexivo.

A continuación presentamos las partes del taller reflexivo con su respectiva definición y
duración aproximada.

a) El encuadre.

Fase en la que se plantea al grupo el acuerdo de trabajo que regirá dentro del taller. Se
definen aquí las reglas del juego. ( 5 - 15 minutos )

b) Fase de construcción inicial o preliminar.

Etapa en la que se le asigna al grupo, a nivel individual o en subgrupos, una breve labor
para realizar allí mismo. Se utilizan las técnicas típicas del taller como la reflexión
individual, la reflexión en subgrupos, el sociodrama, etc. Esta construcción es solo una
preparación para la plenaria, de allí su nombre de “inicial” o “preliminar” ( 15 - 35
minutos ).

c) Fase de recolección de datos o informes.

Etapa en la que se comparten los informes o elaboraciones que se realizaron en la fase


anterior. Se hace a nivel oral y con todo el grupo. El coordinador toma nota precisa de
la producción expuesta. ( 10 -25 minutos )

d) La plenaria.

Fase de “reflexión grupal” y debate con el grupo en pleno. Para esta etapa se tienen en
cuenta los aportes brindados por los participantes hasta el momento. Es la parte más
significativa y voluminosa del taller. (45 - 90 minutos. En condiciones particulares
puede ser más extensa, preferiblemente con cortes de descanso.)

e) La devolución.

En este segmento, el tallerista le brinda al grupo retroalimentación, señalándole los


elementos más significativos trabajados. ( 5 – 15 minutos )
24

f) Los aportes.

Aquí, el tallerista anexa sus aportes, unas anotaciones breves sobre el tema a modo de
“microconferencia” ( 10 -20 minutos ).

g) El reencuadre.

Intervención por medio de la cual se le recuerda al grupo el acuerdo establecido porque


éste lo está incumpliendo. Se reencuadra en cualquier momento del taller en que
aparezca una violación significativa del acuerdo, de las reglas del juego. ( Cuando haya
infracciones )

- Recomendaciones para la realización del taller.

a) Es necesario preparar el taller con anticipación, para ello debe diseñarse un


“esquema de ejecución del taller”. Las construcciones que el grupo realiza en el taller
son impredecibles, es decir, el taller es algo que sucede “allí en vivo”. Sin embargo, el
tallerista debe llevar unos derroteros para darle direcciones fundamentales al trabajo.
Estas directrices deben ser calculadas de manera metódica y van incluidas en el
esquema de ejecución. De este modo, el coordinador tiene a mano los elementos
indispensables para la realización del taller.

b) Se debe incluir en el esquema un bosquejo del encuadre del taller. En el encuadre


se exponen las reglas del juego del taller, las normas que van a regir el encuentro. El
encuadre del taller reflexivo tiene los siguientes elementos:

 La presentación personal e institucional del tallerista.


 La metodología, que se define como el compromiso de “construir juntos”
propuestas, planteamientos, sugerencias e interrogantes sobre el tema.
 Las normas, a saber: (a) Respetar el orden de la palabra. Mientras alguien esté
hablando, los demás escuchan. (b) Respetar las opiniones de los otros, no
importa como nos parezca. En el taller no se trata de llegar a un acuerdo.

El bosquejo del encuadre presenta la síntesis de los elementos mencionados, con el fin
de que el tallerista no omita ninguno al exponerlo.

c) También deben incluirse en el esquema la técnica seleccionada para la sesión y


las instrucciones a ser brindadas a los subgrupos. La técnica se aplica en la fase de
construcción inicial. Se utilizan las técnicas típicas de la metodología de taller, como
sociodrama, reflexión individual, reflexión en subgrupos, etc. Cada técnica debe ir
acompañada en el esquema de las instrucciones específicas, por ejemplo, si se trata de
un sociodrama, se expresa: “ustedes van a dramatizar una familia que...etc.”

d) Otra herramienta de gran utilidad es un “bosquejo de focos o temas probables”


a ser incluido en el esquema de ejecución. En la plenaria se debate sobre los
elementos que sean importantes o significativos para el grupo respecto al tema. Esto
implica que un taller puede tomar direcciones muy diferentes según la problemática del
grupo. Sin embargo, una herramienta útil durante la preparación es hipotetizar las
direcciones probables que podría tomar el debate y pensar en alternativas ante tales
25

direcciones. El bosquejo de estas factibles vías de discusión se denomina “bosquejo de


temas o focos probables” y constituye otro elemento valioso para el tallerista tener a
mano durante la plenaria. (Pueden aportarle elementos para promover el debate.)

e) Finalmente, es conveniente incluir un “bosquejo de aportes” a ser dictados al


final del taller. El bosquejo de aportes constituye una “microconferencia”, es decir, una
exposición de solo 10 a 20 minutos a ser dictada por el tallerista. Los aportes deben ser
elementos de clara utilidad para los participantes, respetuosos de los diferentes puntos
de vista que se hayan expuesto y en un lenguaje sencillo y accesible. Es conveniente
ilustrarlos con ejemplos. El bosquejo de aportes puede incluir entre 5 y 8 elementos.
Según se haya desarrollado el taller, el coordinador puede exponer todos los aportes, o
solamente algunos.

g) Las diferentes actividades a ser realizadas durante la sesión deben organizarse


secuencialmente con el tiempo tentativo que se les asigna. Los elementos propuestos
para el esquema de ejecución se organizan en forma de cronograma, con los minutos
que se calcula para cada segmento del taller y en la secuencia correspondiente.

Nota: en las unidades correspondientes a los talleres, se proponen esquemas de


ejecución que ejemplifican ampliamente los aspectos planteados en este numeral.

SESIÓN 1:

TALLER DE INDUCCIÓN:
“LAS CAUSAS FAMILIARES DE LA AGRESIÓN EN LOS NIÑOS”

a) Conceptualización.

- La diferencia entre “agresividad” y “agresión”.


26

Al hablar sobre la agresión nos estamos refiriendo a las diferentes formas de la


violencia verbal y la no verbal: estamos haciendo alusión a los insultos, los gritos, los
golpes, los empujones, las lesiones a otras personas, etc.

Es importante, en este sentido, diferenciar la agresión de la “agresividad”. Ésta última


es una característica inevitable y esencial para el ser humano: la agresividad es la fuerza
de la vida, es el impulso que nos lleva a proyectarnos hacia los demás. Cuando somos
creativos estamos poniendo en acción nuestra agresividad. Cuando tenemos una
entrevista de trabajo requerimos de nuestra agresividad para exponer y sustentar
nuestras ideas. Al conquistar un amor tenemos que recurrir sanamente a nuestra
agresividad…

Podríamos resumir lo anterior en una frase: la agresión consiste en la expresión


inadecuada de la agresividad. En la agresión nuestras manifestaciones se han
desbordado hasta la violencia. Se trata, entonces, de promover las expresiones sanas de
la agresividad y ponerle límite a las manifestaciones destructivas de ésta.

A menudo, cuando se está reflexionando sobre el tema de la convivencia pacífica o de


la prevención de la agresión, se interpreta que existe el propósito de lograr que todas las
personas lleguen a un consenso y desaparezcan los conflictos.

Esto, no solo es una utopía, sino que no es deseable en absoluto. Las diferencias y los
conflictos son inherentes a las relaciones humanas. De hecho, estos aspectos enriquecen
las relaciones entre las personas y le introducen creatividad y dinamismo a las
interacciones.

En otros términos, el conflicto y las diferencias son constructivos. Se pretendería,


entonces, de aprenderlos a enfrentar adecuadamente. Algunas personas reivindican
estos elementos al referirse a la búsqueda del “sano conflicto”.

- Las causas del comportamiento agresivo en los niños(as).

El comportamiento violento que los niños presentan en la escuela y en el hogar puede


ser causado por múltiples factores. Entre ellos podemos incluir los siguientes:

- El deterioro económico y social. Aspectos como la pobreza, el desempleo, la


drogadicción y el alcoholismo hacen que el niño pueda ser sometido a patrones
violentos en el hogar y él mismo los adopte en sus conductas. De otra parte, este tipo de
factores genera en los padres grandes dificultades para el buen cuidado de sus hijos,
situándolos en situaciones de estrés y lucha por la supervivencia diaria. En
consecuencia, la calidad de vida de toda la familia y las relaciones afectivas necesarias
para el desarrollo de los menores se ven seriamente afectadas.

-Igualmente, tienen influencia sobre el niño(a) las condiciones que halle en su entorno.
Por ejemplo, en los barrios en los cuales hay pandillas juveniles, bandas expendedoras
de droga o grupos criminales, el niño(a) se acostumbra a percibir la delincuencia como
una forma de vida aceptable.
27

- Relaciones familiares o parentales conflictuadas en las cuales hay agresión o


privaciones afectivas hacen que el niño desarrolle sus propios conflictos y acumule
resentimientos que tiende a desahogar en otros espacios, como el aula de clase.

- Patrones inadecuados de autoridad en el hogar, en el preescolar o en el colegio que se


fundamentan en el autoritarismo o la permisividad pueden promover la agresión en el
niño(a). Esto puede combinarse con falta de claridad en las normas, inconsistencia en
su aplicación, carencia de supervisión de los niños ( en el ámbito doméstico o escolar ),
etc.

- Formas de autoridad que permiten la discriminación o la presión social negativa sobre


el niño(a) o el adolescente los hacen vulnerables a situarse en el lugar de víctimas o de
victimarios, lo cual promueve las conductas violentas.

- El ejemplo que los padres y adultos brindan a los niños – su “modelaje” - es otro
factor clave en la promoción de la agresión. En su proceso de formación y
socialización, los niños asimilan gran cantidad de elementos con base en el “modelaje”
de los mayores hacen. En consecuencia, cuando los niños perciben en los mayores
patrones de agresión física ( golpear a otros ), agresión verbal ( gritar o insultar ) o
agresión psicológica ( intimidar, excluir, estigmatizar, etc.), pueden integrar tales
patrones en su propio comportamiento.

- En algunos casos, puede haber una predisposición individual en el niño a optar por la
agresión como forma de relacionarse con los demás. (Así como hay niños predispuestos
a la música, los deportes, etc.) Esta orientación subjetiva hace que cualquier patrón
agresivo sea fácilmente asimilado por el niño(a). Sin embargo, debe enfatizarse que
factores educativos y familiares adecuados pueden “canalizar” la agresividad del niño
en direcciones creativas y constructivas. Se trataría, entonces, de brindarle al niño
agresivo “herramientas” para invertir positivamente su potencial energético.

- Modelos de violencia en la vida real o la televisión. El niño(a) encuentra en la


televisión múltiples ejemplos de personajes reales (en películas ) o de ficción (en las
caricaturas) que logran sus objetivos y obtienen satisfacción a través del uso de la
agresión. Esto les envía el mensaje de que pueden utilizar las mismas herramientas con
sus pares y compañeros.

- La etapa evolutiva del niño(a) también influye. En ciertos momentos del desarrollo el
niño(a) está descubriendo y explorando su propia agresividad y los efectos de ésta en
las relaciones con los demás. Durante estos períodos, es normal que el niño(a) recurra a
la expresión de palabras obscenas o frase agresivas. También puede presentar fantasías
e imaginación violentas. Si esta transición es tomada con moderación de parte de los
padres y adultos, es decir, sin “saltar a reprimirla” ni estimularla, en general, las
conductas mencionadas desaparecen y el niño(a) aprende de esta transición.
28

- La agresión puede ser síntoma de estrés normal o post-traumático. A veces, el niño(a)


está sintiéndose sometido a presiones que exceden su capacidad de manejo. En otros
casos se siente abrumado por la vivencia de alguna escena violenta en su propio hogar,
en el barrio o en otro lugar. En este caso presenta síntomas de estrés post-traumático.
Tanto bajo condiciones de estrés normal como de estrés post-traumático, el niño(a)
puede hacer uso de comportamientos agresivos como un intento inconsciente de
desahogar su frustración y confusión.

- ¿Qué pueden hacer los padres para prevenir la agresión en los niños(as)?

Los padres o adultos responsables por el niño(a) pueden contribuir de manera activa a la
prevención de la violencia en sus hijos y en la promoción de patrones de sana
convivencia. Hay diversas formas en las cuales pueden hacerlo:

a) Pueden mejorar en su función como “modelos” de convivencia para sus hijos.


Una de las principales fuentes del aprendizaje para los niños es el ejemplo que reciben
de sus modelos, sus maestros, sus compañeros y sus padres. Si éstos evidencian un
comportamiento ético y amable en cada momento y lugar ante los menores, propiciarán
estos parámetros en los niños.

b) Los padres pueden cultivar en la familia una buena comunicación. De este modo
estarán evitando que se repriman sentimientos hostiles, hasta que estallan. Al mismo
tiempo, la buena comunicación propicia un ambiente hogareño amable y es clave para
el desarrollo de la autoestima en el niño(a).

c) Los padres y mayores pueden cultivar una sana afectividad en la familia. Si el


niño(a) adquiere la capacidad de expresar sus sentimientos positivos (amor, entusiasmo,
alegría, etc.) y de enfrentar adecuadamente sus emociones negativas (enojo, miedo,
decepción y otras ), se disminuyen las probabilidades de que recurra al comportamiento
violento.

d) Pueden administrar su autoridad de manera que contribuya a la convivencia y


la promueva. Si los padres hacen uso de patrones de autoridad justos y equitativos que
incluyen la conciliación y la negociación estará mostrando a sus hijos que la
convivencia civilizada es posible y deseable. De otra parte, los padres pueden recurrir a
elementos como estimular, reforzar y brindar reconocimiento de la manera adecuada a
los hijos. También es de gran utilidad que realicen una administración adecuada de
consecuencias ante las conductas indeseadas en los niños(as).

e) Los padres pueden diseñar adecuadamente los espacios, los materiales y las
rutinas hogareñas para promover la cooperación y evitar la agresión. Los
comportamientos y los valores que los padres cultivan en sus hijos deben ser coherentes
con los aspectos materiales del hogar. Hay elementos de gran sencillez que contribuyen
a que éstos eviten la agresión y, por el contrario, estimulen la convivencia pacífica.
29

f) Las familias pueden crear espacios de debate, reflexión y controversia en los


cuales los niños construyan sus propios criterios y conceptos. Para prevenir la
agresión tanto dentro como fuera del hogar, es esencial promover en los niños un
espíritu crítico. Solamente si ellos logran sus propios criterios y su autonomía pueden
rehusarse con serenidad y claridad a propuestas a participar en acciones violentas o
delictivas de parte de sus pares o de mayores. Los espacios de debate, reflexión y
controversia son óptimos para promover en los niños esta actitud ética.

g) Los padres pueden intervenir de manera adecuada en situaciones de conflicto.


En los momentos en que el conflictos estalla, bajo la forma de insultos, arrebatamiento
de juguetes, riñas o algo semejante, es importante que los padres intervengan de la
manera apropiada. De otra forma, podrían estar promoviendo la agresión sin ser esa su
intención. Esto le exige a los padres conocimientos sobre la “mediación en los
conflictos.”

h) Pueden aportarle a sus hijos elementos para el manejo de conflictos fuera del
hogar. Los niños(as) y los jóvenes tienen que enfrentarse, inevitablemente, a la presión
social en su escuela y en su barrio. Dicha presión de los pares constituye un factor
poderoso en la instalación de comportamientos agresivos en el niño(a). Por tal razón, un
elemento preventivo clave es la formación del menor en el manejo de los conflictos a
nivel social. Esto involucra la resolución pacífica de conflictos, la respuesta apropiada
ante la provocación y la evitación de propuestas de carácter destructivo o delincuencial.

El programa “prevención temprana de la agresión en los niños(as)” aborda estos


aspectos a través de los talleres y las entrevistas familiares, con el fin de que los padres
y adultos responsables construyan estrategias en dichas direcciones.
30

b) Descripción de la sesión 1.

- Metodología: taller reflexivo.

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Presentar a los miembros del grupo para los talleres y promover integración
entre ellos.

 Brindarles una inducción sobre el proyecto: hacerles una breve descripción de su


historia, sus objetivos y su modo de funcionamiento. Se expone aquí el esquema
del programa, haciendo mención de las entrevistas familiares y las sesiones de
taller reflexivo. Se explica la metodología de ambas intervenciones..

 Reflexionar con los padres y/o adultos responsables sobre las causas familiares
de la agresión que los niños presentan.

 Prestar especial énfasis a los patrones inadecuados de autoridad, comunicación,


afectividad e interrelación familiar como factores causantes de la violencia en
los niños.

 Promover en los padres y adultos conciencia de la posibilidad de cambiar esos


patrones de autoridad, comunicación, afectividad e interrelación para incidir
favorablemente en los niños con conductas violentas.

 Motivar a los padres y adultos responsables a participar en las entrevistas


familiares y en las sesiones de taller como alternativas para revisar los patrones
familiares que contribuyen a la agresión e invitarlos a construir nuevas
alternativas en tales direcciones.

Nota: en tanto esta sesión es de inducción, no se profundiza en la exploración de


cada una de las causas familiares de la violencia en el niño(a). Simplemente se
pretende evidenciar y enunciar tales causas y los efectos de ellas en el niño(a).
Profundizar será el trabajo de las siguientes sesiones.

Si el tiempo lo permite, se podría solicitar a los padres propuestas para superar en la


familia tales causas pero, nuevamente, sin entrar detalladamente a revisarlas.
31

A partir de la concienciación de las causas familiares de la agresión en el niño y de


sus efectos, se motiva a los padres a participar en el programa como una propuesta
de transformación de los patrones en cuestión.
c)
SESIÓN 1 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

TALLER DE INDUCCIÓN:
“LAS CAUSAS FAMILIARES DE LA AGRESIÓN EN LOS NIÑOS”.

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Presentación del asesor de familia.

Integración del grupo: presentación de cada uno,


Dinámica de conocimiento e integración.

20 – 30 min. --- Escucha de expectativas acerca del programa.

30 – 50 min. --- Descripción del programa de “Asesorías familiares”.

a ) Breve historia del proyecto.


b) Las dos intervenciones de “Prevención temprana de la agresión”: -
- 1.Intervención escolar; 2. Intervención familiar.
c) Esquema de las “asesorías familiares”: entrevistas familiares y talleres.
- Duración de cada sesión.
d) Explicación de la metodología de taller. Anotaciones someras sobre las
- entrevistas familiares.
e) Importancia de la participación de los padres o adultos en el programa.

50 – 55 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología: construir juntos ( explicar que...)


- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

55 – 65 min. --- Reflexión en subgrupos:

“mencionar 3 aspectos de la familia y de las relaciones familiares que puedan


- influir en las conductas violentas de los niños en sus hogares y en la escuela.”

65 – 75 min. --- Graffiti en subgrupos:

“Escribir las 3 causas seleccionadas en una hoja de papelógrafo”.

75 – 100 min. -- Plenaria. ( Debate sobre las causas propuestas por el grupo )
32

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.


d)
BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA

- Se han visto diversos aspectos familiares que inciden en las conductas agresivas del
niño(a). Vale la pena plantear interrogante:

- ¿Qué pueden hacer los padres para prevenir la agresión en los niños(as)?

Hay diversas formas en las cuales pueden contribuir:

a) Pueden mejorar en su función como “modelos” de convivencia para sus hijos.


Ser ejemplo de un comportamiento ético y amable en cada momento y lugar ante los
menores.

b) Los padres pueden cultivar en la familia una buena comunicación. Así evitan la
acumulación de sentimientos hostiles. Al mismo tiempo, propician un ambiente
hogareño amable y el desarrollo de la autoestima en el niño(a).

c) Los padres y mayores pueden cultivar una sana afectividad en la familia. Es


esencial que el niño(a) adquiera la capacidad de expresar sus sentimientos positivos
(amor, entusiasmo, alegría, etc.) y de enfrentar adecuadamente sus emociones negativas
(enojo, miedo, decepción y otras ).

d) Pueden administrar su autoridad de manera que contribuya a la convivencia y


la promueva. Si los padres hacen uso de patrones de autoridad justos y equitativos que
incluyen la conciliación y la negociación estará mostrando a sus hijos que la
convivencia civilizada es posible y deseable.

e)Las familias pueden crear espacios de debate, reflexión y controversia en los


cuales los niños construyan sus propios criterios y conceptos. Los espacios de
debate, reflexión y controversia son óptimos para promover en los niños esta actitud
ética.

f) Los padres pueden intervenir de manera adecuada en situaciones de conflicto y


pueden aportarle a sus hijos elementos para el manejo de conflictos fuera del
hogar. Ambos aspectos son fundamentales para prevenir la violencia.

En el programa “prevención temprana de la agresión en los niños(as)” se van a abordar


estos aspectos y otros. Por esto, es de gran valor que participen tanto en los talleres
como en las entrevistas familiares.
33

SESIÓN 2:

ENTREVISTA FAMILIAR EN VISITA DOMICILIARIA

a) Descripción de la sesión:

- Metodología: aplicación de pruebas (tests) y “asesoría familiar”.

- Participantes: padres del niño y / o adultos responsables.

- Duración: aproximadamente una hora y 20 minutos.

- Objetivos de la sesión:

 Promover una relación cálida ( transferencial ) entre la familia y el asesor de


familia, para así propiciar un buen trabajo.

 Aplicar las pruebas ( tests ) del proyecto correspondientes a los padres o adultos
responsables.

 Tener una mayor percepción de la problemática o conflictos de la familia del


niño y sobre su historia por medio del cuestionamiento a los padres o adultos.

 Tener una mayor percepción sobre las condiciones y la problemática de la


familia y del el niño con base en la observación directa del entorno familiar y el
espacio físico de ellos.

- Áreas a explorar:

 Observación del lugar de alojamiento y del espacio asignado al niño(a).

 Investigación general sobre la familia y su historia.( Prestar especial atención a


las creencias y los paradigmas familiares.)

 Revisión de las relaciones en la familia (quienes conviven bajo el mismo techo).


Prestar especial atención a las jerarquías y distribución del poder en la familia.

- Sugerencias:

 Revisar después de la sesión el material recolectado con el propósito de


comenzar a determinar si las asesorías familiares podrían ser suficientes para la
familia, según los objetivos.
 Prestar especial atención a la detección de patrones sintomáticos severos en la
familia que exijan comenzar a considerar la opción de remitir la familia a un
proceso terapéutico.
34

b)
SESIÓN 2 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

ENTREVISTA FAMILIAR
EN VISITA DOMICILIARIA.

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 05 min. --- Saludo. “romper el hielo”.

05 – 10 min. --- Encuadre:

Metodología:

a) Hacerles unas preguntas, responder con sinceridad.


b) Información importante para el desarrollo del proyecto.
c) Respuestas permiten brindarles sugerencias y anotaciones.
d) Cualquiera puede responder, a menos que la pregunta sea
dirigida.

Normas:

a) Respetar el orden de la palabra ( escucharse ).


b) Respetar opiniones de los otros ( se pueden tener diferentes
opiniones ).

10 – 40 min. --- Aplicación de pruebas ( tests).

40 – 70 min. --- Entrevista familiar, áreas de exploración:

a) Investigación general sobre la familia y su historia.( Énfasis


creencias y paradigmas familiares.)
b) Revisión de las relaciones en la familia (Especial atención a las
jerarquías y distribución del poder en la familia).

70 – 75 min. --- Solicitud para conocer el lugar de alojamiento y el espacio asignado al


- niño(a).

75 – 80 min. --- Cierre de la entrevista.

a) Agradecimiento.
b) Invitación a la próxima entrevista familiar.
35

SESIÓN 3:

ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión:

- Metodología: entrevista de asesoría familiar.

- Participantes: padres del niño y / o adultos responsables.

- Duración: aproximadamente 45 minutos.

- Objetivos de la sesión:

 Conocer la percepción que los padres o adultos responsables tienen del niño.

 Investigar las formas de relacionarse los padres o adultos con el niño(a).

 Explorar la percepción que los padres o adultos responsables tienen de las


conductas indeseadas o los síntomas del niño(a).

 Revisar las reacciones que los mayores presentan ante los síntomas supuestos o
reales del niño(a).

 Hacer intervención educativa o de orientación terapéutica si se considera


pertinente. Se incluye aquí la opción de asignar tareas.

- Áreas a explorar:

 Recolección de la historia del niño, según sus padres o los adultos responsables.

 Revisión de las relaciones de la familia con el niño(a).

 Exploración de la administración de la autoridad en el hogar.

 Investigación de los sentimientos de los padres ante el niño(a).

 Sondeo de la percepción que los mayores tienen de las conductas indeseadas o


los síntomas del niño(a).

 Revisión de los sentimientos y reacciones de los padres ante los síntomas del
niño(a).
36

- Sugerencias:

 Con base en el material de la entrevista familiar anterior, evaluar la opción de


brindar intervención educativa o de orientación terapéutica en esta sesión.

 Prestar especial atención a patrones de castigo corporal ( violencia física ) o de


autoridad intimidatoria ( violencia verbal o psicológica ) hacia el niño(a) para la
intervención educativa o de orientación terapéutica.

 Prestar especial atención a patrones de desvaloración o descalificación


recurrente de los mayores hacia el niño, con miras a hacer intervención.

 En caso de haber detectado patrones de interrelación familiar particularmente


adversos al niño(a), considerar la opción de hacer intervención. (Por ejemplo,
alguien en la familia que trata al niño(a) de manera francamente agresiva o
injusta, contradicción entre los mensajes de autoridad que transmiten los padres
y los que envían los abuelos o tíos en el hogar, etc.)
37

b)
SESIÓN 3 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

ENTREVISTA FAMILIAR
(EN CONSULTORIO)

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 05 min. --- Encuadre:

Presentación de la sesión: Se va a continuar revisión iniciada antes.

Metodología:

a) Hacerles unas preguntas, responder con sinceridad.


b) Cualquiera puede responder, a menos que la pregunta sea
dirigida.

Normas:

a) Respetar el orden de la palabra ( escucharse ).


b) Respetar opiniones de los otros ( se pueden tener diferentes
opiniones ).

05– 35 min. --- Entrevista familiar, áreas de exploración:

a) Historia del niño, según sus padres o los adultos responsables.


b) Revisión de las relaciones de la familia con el niño(a).
c) Exploración de la administración de la autoridad en el hogar.
d) Investigación de los sentimientos de los padres ante el niño(a).
e) Percepción que mayores tienen de los síntomas del niño(a).
f) Revisión de los sentimientos y reacciones de los padres ante los
síntomas del niño(a).

35– 45 min. --- Cierre de la entrevista.

a) Intervenciones educativas o de orientación terapéutica (opcionales).


b) Asignación de tarea (opcional ).
c) Agradecimiento.
c) Invitación a la próxima sesión ( taller ).
38

SESIÓN 4:

TALLER:
“LA AFECTIVIDAD EN LA FAMILIA”

a) Conceptualización.

- ¿Cuál es la importancia de la afectividad en la familia?

La afectividad hace referencia a los afectos ( los sentimientos y las emociones ) y a la


forma en que estos se desarrollan y circulan en un grupo determinado. Desde esta
perspectiva, la afectividad familiar se relaciona con la alegría, la tristeza, la serenidad, el
enojo, el amor, la hostilidad y otros. Además, tiene que ver con la forma en que se
expresan y se cultivan estos afectos en el hogar.

La afectividad familiar es esencial. Por un lado, es clave en el hogar la manifestación de


las emociones positivas como el amor, la alegría, el mutuo apoyo. Éstas crean el
ambiente amable necesario para el desenvolvimiento cotidiano. Los afectos positivos en
el hogar promueven la armonía y la paz y disminuyen las probabilidades de estrés y
agresión.

Por otro lado, es también indispensable en la familia la expresión adecuada de los


sentimientos negativos, como el enojo, la tristeza, el miedo y otros. Estos son parte
inevitable de los seres humanos y debe encontrarse en la familia formas de expresarlos
sin caer en los extremos: la inhibición de los sentimientos negativos tiende a producir
frustración y acumulación de éstos, hasta que estallan. Pero la expresión desbordada de
los sentimientos negativos conduce a violencia o la destructividad.

En tercer lugar, la administración de la afectividad hogareña tiene la función de formar


al niño en el manejo de su propia afectividad, es decir, a través de ésta el niño aprende a
expresar sus propios afectos positivos y a enfrentar adecuadamente sus emociones
negativas.

Finalmente, la afectividad es imprescindible para el adecuado desarrollo psicológico del


niño(a). Él (ella) es especialmente sensible y tiene grandes necesidades afectivas que
deben ser satisfechas. Cuando esto no sucede, se pueden producir en el niño(a)
conflictos temporales o permanentes y, en algunos casos, puede recurrir a la agresión
como un intento de reclamar los afectos que necesita o de manifestar los conflictos que
se están instalando en él(ella).

Veamos cuales son algunas de esas necesidades afectivas del niño.

- El niño(a) necesita sentirse amado “incondicionalmente”.

El niño(a) requiere sentir que sus padres (lo) la aman, independientemente de lo que
haga. No importa si él (ella) les brinda cosas ó regalos. No importa si hace todo bien o si
comete errores…Ellos simplemente lo(la) aman.
39

Este aspecto “incondicional” del amor de los padres es esencial para que el niño(a) se
sienta seguro afectivamente. Cuando se presenta tal manifestación del amor, el niño(a)
siente que no tiene que hacer “malabares y trucos” para ser amada, basta con que sea él
(ella) mismo(a).

Dicha expresión del amor parental le facilita al niño(a) desarrollar una buena
autovaloración (autoestima) y le permite convertirse en un adulto seguro, que no
necesita “luchar irracionalmente” para que los demás lo acepten.

Hay diversas maneras en las que los padres pueden expresar este amor “incondicional”:
es de utilidad explicitarle a el niño(a) que la aman a través de palabras que así lo
demuestran. Entonces, pueden decirle cosas como, “que alegría verte!”; “te quiero
mucho!”; “te extrañamos mucho!”. También puede mostrarse este amor a través de
acciones que lo evidencian como el traerle a la niña pequeños regalos sin que haya
ningún motivo especial de celebración, solo el amor…

Expresar al niño(a) este amor incondicional, no significa permitirle hacer lo que le


venga en gana. Si el niño(a) comete infracciones a las normas debe ser sancionado.
Pero, es indispensable que las sanciones no pongan en entredicho el amor hacia él (ella).
El niño(a) debe saber que se le sigue amando aunque se le sancione. En este sentido,
deben evitarse expresiones como, “si te manejas mal, no te quiero” u otras. Dichas
expresiones instalan un “chantaje afectivo” entre los mayores y el niño(a) que crea en él
(ella) gran inseguridad.

- El niño(a) requiere apoyo y acompañamiento.

Para el niño(a), el mundo es inmensamente peligroso. Percibe que, tanto en su hogar


como fuera de éste, hay un número ilimitado de factores que podrían lesionarlo. Él(ella)
no entiende ni controla dichos factores. El niño(a) es, por naturaleza, un ser vulnerable
en su medio. Depende de los adultos para sobrevivir.

Para vivenciarse seguro afectivamente, el niño(a) necesita sentir que sus padres, esos
“adultos sabios y poderosos”, le brindarán la protección que requiere. Necesita sentir
que ellos siempre están pendientes de su ser y se preocupan por salud y su bienestar.

El sentirse “protegido” por los padres le proporciona también una sensación de


seguridad y confianza ante el mundo. La protección parental se manifiesta a través de
todos los cuidados que los padres le brindan al niño(a). Cuando ellos le compran ropa,
le dan de comer, le hacen regalos y lo llevan a la escuela, se está presentando esta
expresión del amor.

Hay un aspecto de la protección los padres que con relativa frecuencia es desapercibido
por ellos o subvalorado. La satisfacción de las necesidades básicas no es suficiente para
que el niño se sienta “protegido”. Requiere, además, de la “presencia” activa de los
padres o adultos en su vida cotidiana. En otros términos, el niño(a) necesita sentirse
intensamente acompañado(a).
40

El acompañamiento requerido por el niño(a) se da cuando compartimos con él(ella) de


diversas maneras: jugando, cantando, charlando con ella, inclusive, puede ser
silenciosamente. Basta, por ejemplo, que el niño(a) perciba a sus padres a los adultos
que cuidan de él (ella) en la sala mientras lee para sentir su presencia protectora.

Un elemento importante de este acompañamiento lo constituye la relación corporal con


el niño(a). Para él (ella) son esenciales las caricias, el contacto físico, el “calor
humano”. A través de estos aspectos se afianza la sensación de que sus padres (y
familiares) están allí con él (ella) y lo cubren de los peligros. Además, las caricias y el
contacto afectuoso con el niño(a) le señalan también el amor incondicional mencionado.

Es esencial, entonces, que los padres y mayores compartan cotidianamente con los niños
y les expresen su cariño. Es indispensable crear en la familia espacios en los que este
acompañamiento se presente día a día. Por ejemplo, estar siempre (o a menudo) juntos
en alguna de las comidas, acompañar siempre (o casi siempre) al niño(a) niña al colegio
y conversar mientras tanto, dedicar siempre una parte del fin de semana a compartir en
familia, entre otros.

Al brindar apoyo y acompañamiento al niño se debe evitar caer en el extremo de la


sobreprotección. Cuando los padres se exceden en esta dirección y su presencia en el
mundo del niño(a) es desbordada, afectan su desarrollo de autonomía y le impiden
asumir las responsabilidades que corresponden a su edad.

- El niño(a) necesita tolerancia y margen para crecer poco a poco.

La formación del niño(a) es un proceso que va desde su nacimiento y a través de su


adolescencia, hasta su adultez. En consecuencia, no puede pretenderse que se comporte
como un adulto(a) prematuramente. Tanto en su niñez como en su adolescencia,
necesita margen para ir aprendiendo progresivamente y para equivocarse. Los errores
del niño(a) no deben censurarse como “lo malo e inadmisible”. Deben tomarse como
oportunidades para aprender.

En los casos en los que el error sea efecto de la negligencia o sea intencional, debe
sancionarse. Pero, aún en estos casos, debe tomarse como la opción de crecer. Sin
embargo, deben aplicarse las sanciones con amor, no con intimidación o “chantaje”
afectivo. (Por ejemplo, diciéndole al niño: “si te manejas mal, no te quiero”.)

Cuando el niño(a) es formado bajo un régimen intolerante y estricto, desarrolla fuertes


sentimientos de resentimiento o de temor. Además, puede convertirse en un
“perfeccionista implacable” que no se admite el más mínimo error, ni se lo admite a los
demás. Esto le producirá, obviamente, grandes cuotas de sufrimiento.

Se requiere, entonces, que los padres tengan paciencia con los niños y sean conscientes
de su proceso. Esto implica tener en cuenta sus errores y sus faltas y corregirlos, pero
con serenidad, con moderación y con amor; comprendiendo que ellos van creciendo y
madurando poco a poco.
41

- La asertividad: la sana expresión de los sentimientos en el hogar.

La asertividad es la capacidad de expresar nuestras propias necesidades y sentimientos.


La asertividad es la expresión manifiesta de la propia afectividad. Nos permite exponer
de manera sana y oportuna nuestras ideas y deseos. Nos posibilita asumir una postura
independiente ante las solicitudes o imposiciones de los demás en las interacciones
sociales.

Podríamos definir esto en otras palabras: la asertividad es la habilidad para decir


adecuadamente que queremos y que “no”; que aceptamos y que nos es inaceptable.

Esta virtud constituye un requisito esencial para expresarnos ante los demás tal como
somos, sin tener que manipularlos, presionarlos o atropellarlos. De otra parte, es
también indispensable para defender los propios derechos. Cuando una persona carece
de asertividad, puede someterse ante demandas de los otros que no se atreve a
cuestionar, o puede recurrir a la agresión (cuando estalla) como un intento equivocado y
excesivo de reclamar lo que le corresponde.

Cultivar la asertividad en la familia constituye un aspecto clave en la prevención de la


violencia: si el niño(a) aprende desde su infancia a solicitar lo que requiere sin agresión
o a defenderse con palabras serenas de quien intenta agredirlo, se estará evitando la
instalación de patrones violentos.

Cabría aquí plantear un interrogante: ¿cómo pueden los padres promover la asertividad
en el hogar?

En primer lugar, para lograr tal fin es importante que ellos mismos desarrollen su
asertividad en el ámbito familiar. Esto implica, que se esmeren por expresar sus
sentimientos positivos: la alegría, el entusiasmo, el amor, la ternura, etc.. Pero también
es necesario manifestar de manera adecuada sus sentimientos negativos. Deben expresar
el enojo, la tristeza, la decepción, los reclamos y otros sin incurrir en la destructividad o
la violencia.

Podemos plantear esto en otros términos: es indispensable y es posible expresar en la


familia los reclamos, los desacuerdos, los enojos y las decepciones pero sin caer en la
agresión. De este modo, se logra el manejo sano de los conflictos.

En segundo lugar, es de gran utilidad promover en los menores la expresión de sus


propias emociones. Esto significa estimular en los niños la manifestación de sus
sentimientos positivos y negativos y “aceptar” tales expresiones cuando se presenten.
En este sentido, es esencial que los padres y mayores desarrollen la capacidad de
“soportar” el malestar del niño(a) sin saltar a reprimirlo. Cultivar la asertividad en el
hogar implica enfrentarse serenamente con el enojo, la tristeza, la depresión y el dolor
del niño(a).
42

De otra parte, la asertividad en los niños(as) le exige a los padres soportar tambien los
cuestionamientos, las protestas, las anotaciones y preguntas aparentemente
“impertinentes” de los niños(as). Es esencial, entonces, que los padres desarrollen una
gran capacidad para soportar dichas anotaciones y críticas de sus hijos con serenidad y
brindando la retroalimentación adecuada según el caso: enfrentarse a niños asertivos
implica mucha paciencia, humor, argumentación y afecto.

Otro aspecto que contribuye a la promoción de la asertividad en la familia es ayudarle al


niño(a) a reconocer sus sentimientos (especialmente los negativos ) y a hablar sobre
ellos. Por ejemplo, el niño(a) parece estarse sintiendo mal después de llegar del colegio.
Entonces, se le pueden hacer preguntas como las siguientes: ¿Parece que te sucede algo?
...Piensa, ¿que será lo que te pasa? ...¿Observa que sentimiento es el que tienes: enojo...
tristeza... miedo? ... Observa, ¿A que se debe lo que estás sintiendo?...

Si el niño(a) en cuestión es muy pequeño, se le puede explicar que significan esos


sentimientos ( miedo, enojo, tristeza, etc. ) y se le pueden brindar ejemplos de
situaciones que los producen.

Después de haber detectado con el niño(a) sus sentimientos, se puede propiciar que se
desahogue sobre éstos y, finalmente, se le puede ayudar a enfrentarse con ellos y a
construir alternativas para superar los eventos causantes. Por ejemplo, se evidencia que
el niño(a) está enojado porque se le perdió un objeto que valoraba mucho. Se le puede
escuchar el dolor que siente por esto y señalarle que tiene razón para sentir ese dolor.
También se le puede solicitar que puede hacer ante esa pérdida: ¿qué aprende de ella? ...
¿el objeto puede ser reemplazado?...etc.

- Estrategias para el niño(a) resolver sus conflictos con sus pares.10

Una de las funciones principales de la formación del niño(a) en la asertividad es


capacitarlo para manejar adecuadamente las interacciones y negociaciones con los
demás. Este constituye un aspecto clave para la prevención de la violencia ya que gran
parte de los conflictos se desatan precisamente en situaciones de este tipo. Por ejemplo,
cuando el niño(a) está jugando y otro quiere intercambiar o arrebatar juguetes, cuando
está en la fila y otro quiere quitarle el puesto, cuando desea entrar a un juego y sus
compañeros no lo dejan o se burlan de él (ella)...

La formación del niño(a) para las interacciones y negociaciones debe cumplir tres
objetivos fundamentales:

a) Es necesario enseñarle al niño(a) a no someterse a demandas inadecuadas de sus


amigos y compañeros. Esto implica “empoderarlo” para defenderse adecuadamente
cuando éstas aparezcan. “Empoderar” significa mostrarle que tiene el poder de poner
límite por sí mismo a la demanda indeseada.

10
Numeral basado en el texto “Early Violence Prevention”, capítulo 10, “Teaching Assertiveness Skills”,
Slaby et al, pags. 125 –145.
43

b) Se le deben brindar al niño(a) agresor formas apropiadas de expresar sus deseos e


ideas. De este modo, se le están aportando herramientas para expresar sus necesidades a
través de la palabra y de acciones aceptables socialmente. Así, no tendrá que recurrir a
la agresión.

c) Se requiere promover en los niños(as) la autonomía para que negocien y resuelvan


entre ellos mismos sus conflictos, en la medida que les sea posible. De este modo, se
está cultivando en ellos la independencia y los criterios que necesitan para
desenvolverse por sí mismos en su propio medio social.

Slaby y otros aportan un concepto de valor significativo para la reflexión sobre la


agresión. Según ellos11, la violencia inevitablemente implica una escena en la que los
participantes asumen diferentes roles, como actores en una obra de teatro: están los que
agreden (agresores), los que se someten (víctimas), y los expectadores que apoyan el
conflicto de manera activa o pasiva… Sin estos protagonistas, “la obra” no es posible.

Formar al niño(a) en la negociación y la interacción apunta a “romper” esta dialéctica


desde sus mismas raíces: al lograr que desde la infancia el niño(a) no asuma dichos
lugares (agresor, víctima, espectador), se está propiciando que no recurra a tales
herramientas en edades posteriores.

Cabría aquí un interrogante fundamental: ¿Cómo aportar a los niños(as) esta formación
en la resolución de conflictos? ...

Las estrategias que pueden sugerirse son múltiples:

-Para empoderar al niño que está siendo agredido por otro, es conveniente mostrarle que
puede ponerle límite a tal acto por medio de su palabra. En tal caso, los padres o adultos
le pueden ayudar a la víctima exhortándola a defenderse por medio de la palabra. Por
ejemplo, se le pueden expresar frases como, “dile que tu estás jugando con ese carro...
que busque otro”, ó, “dile que no te empuje... que tu estás en la fila y él debe hacerla
también.”

- Otro aspecto que ayuda en este sentido es solicitarle a la víctima que le exprese al
agresor los sentimientos que su invasión produce. Por ejemplo, se le puede manifestar:
“dile como te sientes cuando el te arrebata los juguetes.”

- Finalmente, ante conflictos entre los niños es importante calcular hasta donde están en
condiciones de solucionarlos por su propia cuenta en un momento determinado. Si es
así, se les debe permitir hacerlo. Inclusive si alguno de ellos se acercara a buscar apoyo
de los mayores, se le puede sugerir que intente solucionar el problema por sí mismo.

- En caso de que los niños(as) no estén logrando resolver las diferencias por su cuenta,
los padres o mayores pueden entrar como mediadores, para empoderar a la víctima y
contener al agresor, si así se requiere; o para propiciar que los niños(as) lleguen a un
acuerdo allí donde se presenta una discusión que está escalando hacia la agresión.

11
Slaby, Ronald G. Et al, Early Violence Prevention, tools for teachers of young children, Ed. National
Association for the Education of Young Children, Washington D.C., segunda edición, 1996, pags. 125-
145.
44

En esta última instancia, el adulto puede escuchar neutralmente a cada uno de los niños
a su turno y propiciar que lleguen a una conciliación favorable para ambos.

- Finalmente, un recurso de gran utilidad para la formación de los niños(as) en las


interacciones y la negociación es la práctica de “juegos de roles”. Estos consisten en
“simulacros” de situaciones en los cuales los mayores y el niño pueden alternar papeles
(roles) como si estuvieran en una obra de teatro.

Por medio de los juegos de roles, se dramatizan situaciones referentes a la temática en


cuestión. Éstos permiten diversas opciones: (a) Los padres pueden ejemplificarle al
niño(a) las formas de responder sin violencia ante conflictos hipotéticos. (b) Pueden
solicitarle al niño(a) que construya y aporte soluciones a los problemas supuestos que
se le plantean. Por ejemplo, los padres le pueden decir al niño(a): “juguemos a que yo
te arrebato el juguete y tu me vas a decir sin violencia que tu estás jugando con él.” (c)
La situación se puede practicar varias veces, depurando las alternativas de respuesta
con el niño(a), para que las incorpore.12

- La autoestima del niño(a): factor de prevención de la agresión.

Brindarle a los niños elementos específicos para el ejercicio de su asertividad no es


suficiente para “romper” la dialéctica agresor-víctima. Se requiere además cultivar en
ellos su autovaloración: si alguien no considera que sus ideas y sus pensamientos sean
valiosos, no estará en condiciones de expresarlos, y mucho menos de defenderlos.

Podemos decir esto en otros términos: las personas con una baja autoestima son
extremadamente propensas a ser victimizadas por donde vayan.

En algunos casos, en lugar de asumir este rol, las personas que no se han sentido
valoradas ni queridas se van hacia el polo contrario. En consecuencia, se convierten en
agresores en un intento de “defenderse” de la sensación de ser subvalorados o
discriminados por los demás.

En otras palabras, a menudo el agresor “se está defendiendo” de manera inconsciente


y/o excesiva del maltrato que ha sufrido en su propia historia.

Por estas razones, los padres deben prestarle mucha atención a valorar a sus hijos y
tratarlos con afecto y respeto: cuando los niños se sienten amados, estimulados y
apoyados tienden a desarrollar una autoestima fuerte ante los obstáculos externos.

De igual modo, deben transmitirse a los niños la convicción en la familia de que deben
creer en ellos mismos y amarse, aunque puedan encontrar personas que no los apoyan
plenamente.

12
Posteriormente revisaremos las alternativas sugeridas ante el niño(a) agresor, cuando nos refiramos a
las sanciones o “consecuencias” y a la resolución de crisis y conflictos en el hogar.
45

b) Descripción de la sesión 4.

- Metodología: taller reflexivo.

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Reflexionar con los participantes en torno a las formas de expresar la afectividad


en el hogar y la incidencia de este aspecto en la familia.

 Debatir con los participantes acerca de las necesidades afectivas del niño(a).

 Propiciar que los participantes construyan estrategias para expresar sanamente


sus “sentimientos positivos” y para enfrentarse adecuadamente a sus
“sentimientos negativos”.

 Brindar a los participantes aportes sobre el cultivo de una sana afectividad en el


hogar.

- Áreas probables a explorar.


( Bosquejo de focos o temas probables )

 Definición de afectividad.
 Importancia de la afectividad en la familia.
 Necesidades afectivas del niño(a): amor, acompañamiento, tolerancia.
 Cultivo de la asertividad en la familia: expresión de sentimientos positivos y
negativos.
 La autoestima como factor de prevención de la agresión en el niño(a).
 Estrategias para la interacción y la negociación de los niños(as).
46

c)
SESIÓN 4 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

TALLER:
“LA AFECTIVIDAD EN LA FAMILIA”

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Opcional: dinámica de socialización y recreación.

20 – 25 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología:
construir juntos ( propuestas, alternativas, respuestas e inquietudes
- sobre el tema)

- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

25 – 40 min. --- Dibujo:

Se divide el grupo en subgrupos de 5 personas. Se les asigna la siguiente tarea:

Grupos 1 y 2:
a) “Reflexionar sobre las necesidades psicológicas o afectivas del niño(a) en
el hogar”. (Se les dan 5 minutos para esto.)
b) “Con base en lo reflexionado, hacer un dibujo en el que representan “las
necesidades afectivas o psicológicas del niño.”

Grupos 3 y 4:
a) “Reflexionar sobre forma en que se expresan los afectos o sentimientos en
- las familias.
b) “Con base en los reflexionado, hacer un dibujo en el que representan “las
- formas en que se expresan los afectos o sentimientos en las familias”.

(Técnica substitutiva opcional: Se les solicita que escriban 3 necesidades afectivas o


psicológicas del niño(a) en el hogar (grupos 1 y 2 ) y 3 formas en que se expresan los
afectos o sentimientos en el hogar.(grupos 3 y 4 ). En tal caso, se omite el dibujo.)

40 – 50 min. --- Presentación de los dibujos.

50 -- 100 min. -- Plenaria.(Debate). Ver “bosquejo de focos probables”, pag. anterior.

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.


47

d)
BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA

- ¿Cuál es la importancia de la afectividad en la familia?

- La manifestación de las emociones positivas como el amor, la alegría yel mutuo


apoyo crea el ambiente amable necesario para el desenvolvimiento cotidiano
(Promueven la armonía y la paz y disminuyen el estrés y la agresión.)

-Es indispensable en la familia la expresión adecuada de los sentimientos negativos


sin caer en los extremos: la inhibición de los sentimientos negativos tiende a producir
frustración y acumulación de éstos. Pero la expresión desbordada de los sentimientos
negativos conduce a violencia o la destructividad.

-En tercer lugar, la afectividad hogareña tiene la función de formar al niño en el


manejo de su propia afectividad, es decir, a través de ésta el niño aprende a expresar
sus propios afectos positivos y a enfrentar adecuadamente sus emociones negativas.

-¿Cuáles son algunas de esas necesidades afectivas del niño(a)?

- El niño(a) necesita sentirse amado “incondicionalmente”. Hay diversas maneras en


las que los padres pueden expresar este amor “incondicional”: es de utilidad explicitarle
al niño(a) que la aman a través de palabras que así lo demuestran. Entonces, pueden
decirle cosas como, “que alegría verte!”; “te quiero mucho!”; “te extrañamos mucho!”.

-El niño(a) requiere apoyo y acompañamiento. El acompañamiento requerido por el


niño(a) se da cuando compartimos con él(ella) de diversas maneras: jugando, cantando,
charlando con ella, inclusive, puede ser silenciosamente.

-Un elemento importante de este acompañamiento lo constituye la relación


corporal con el niño(a). Para él (ella) son esenciales las caricias, el contacto físico, el
“calor humano”.

-El niño(a) necesita tolerancia y margen para crecer poco a poco. Necesita margen
para ir aprendiendo progresivamente y para equivocarse y crecer a partir de sus errores.

Es esencial capacitar al niño(a) para manejar adecuadamente las interacciones y


negociaciones con los demás. Deben lograrse tres objetivos fundamentales:

a) Enseñarle al niño(a) a no someterse a demandas inadecuadas (de sus amigos y


compañeros). Esto implica “empoderarlo” para defenderse adecuadamente.

b) Brindar al niño(a) agresor formas apropiadas de expresar sus deseos e ideas. De


este modo, no tendrá que recurrir a la agresión.

c) Promover en los niños(as) la autonomía para que negocien y resuelvan entre


ellos mismos sus conflictos, en la medida que les sea posible.
48

SESIÓN 5:

TALLER:
“LA COMUNICACIÓN FAMILIAR”

a) Conceptualización.

La comunicación es un factor esencial para una vida cotidiana armoniosa y gratificante:


nos es útil para establecer relaciones claras y respetuosas; la usamos para expresar
solicitudes y construir acuerdos; igualmente nos sirve para intercambiar ideas,
sentimientos y afectos.

La comunicación es también condición ineludible para la reparación de las relaciones:


por medio de ella superamos malentendidos, resolvemos conflictos y hacemos
negociaciones. En síntesis, podríamos decir que la comunicación es el fundamento de
todas las interacciones sociales.

Por el contrario, cuando la comunicación falla o cuando las personas no tienen


suficientes herramientas comunicacionales, se propicia que recurran a la agresión. En
este caso, tienden a expresar a través de actos violentos aquello que no logran decir con
sus palabras. De hecho, se puede definir la violencia como “una forma equívoca de
comunicación.” Es indudable, entonces, la necesidad de construir en la familia
elementos para comunicarse de forma adecuada.

Podemos aquí plantear varias preguntas: ¿Cómo definir de manera precisa la


comunicación? ... ¿Qué sugerencias podrían brindarse para una buena comunicación en
la familia? ...¿Cómo puede la comunicación prevenir la agresión en la familia? ...

Revisemos estos aspectos y otros relacionados con el tema.

- Concepciones equívocas comunes sobre la comunicación.

Frecuentemente, relacionamos la comunicación con una definición extremadamente


simple y difundida de ésta: la comunicación se presenta allí donde un emisor elabora un
mensaje y lo transmite a un receptor quien, a su vez, lo recibe.

Esta conceptualización incluye tres elementos básicos: el emisor, el mensaje y el


receptor. En la práctica, el asunto es mucho más complejo de lo que parece y exige
profundas ampliaciones. Tal percepción simplista conduce a concepciones erradas sobre
lo que es la comunicación.

Un primer problema se refiere al tipo de mensajes que transmitimos al niño(a). Algunos


autores señalan como la mayor parte de nuestra supuesta comunicación con los
menores se limita a “criticarlos, regañarlos, amenazarlos, echarles cantaleta,
aconsejarlos, evaluarlos, sondearlos, cuestionarlos, recordarles deberes y
ridiculizarlos”13.

13
Dinkmeyer, Don y Gary D. Mckay. The parent´s handbook. Capítulo 4, “Communication: how to listen
to your child.”, Ed. American Guidace Service, tercera edición, 1989, pag. 47.
49

Podríamos plantear que aquí no hay comunicación: lo que encontramos en estas


relaciones con el niño es intimidación. “Todas estas tácticas, aunque son bien
intencionadas, disminuyen la comunicación en vez de mejorarla.”14

De otra parte, este tipo de comunicación descalificadora constituye una forma sutil o
manifiesta de violencia. Su efecto es promover en el niño(a) una actitud sumisa y
temerosa, crear personas que no se atreven a ser ellas mismas ni a disfrutar, o por el
contrario, forma seres prevenidos y rebeldes extremadamente propensos a convertirse
en agresores.

Contrario a lo anterior, a veces encontramos en los mayores una comunicación basada


en mensajes positivos; mensajes amorosos, amables y respetuosos hacia el niño(a). Sin
embargo, se puede presentar otro problema: la comunicación se restringe estrictamente
a los mensajes que se envían al niño(a). De este modo, comunicarse con él (ella) se
convierte estrictamente en “decirle” cosas todo el tiempo, especialmente sus deberes.

¡Esto tampoco es comunicación! …Es un monólogo que el niño(a) tiene que escuchar.
En este caso, la comunicación se ha convertido en gran medida en “informarle” al niño.
Esta es una comunicación fragmentaria e incompleta, una forma de comunicación que
ha excluido los aportes del niño(a).

-Requisitos de la comunicación: la escucha, la participación del otro y la


retroalimentación.

Hemos señalado que la comunicación que se centra en “enviarle mensajes al niño(a)” es


insuficiente, pues, desconoce sus aportes. Para que haya comunicación se requiere la
participación del otro. En otros términos, la comunicación sana exige que escuchemos
al niño(a) y tengamos en cuenta sus palabras, sus sentimientos, sus puntos de vista. No
es suficiente transmitirle mensajes al niño(a), ¡es indispensable prestar atención también
a los suyos!

Desde esta perspectiva, el receptor mencionado en la fórmula inicial deja de ser pasivo
para convertirse en un agente activo dentro del proceso comunicacional: él niño(a) deja
de ser pensado como alguien que sólo recibe los mensajes de los mayores para situarse
como verdadero interlocutor: él (ella) también tiene cosas que expresar e influir por
medio de éstas en la relación.

Veamos un ejemplo: el niño(a) puede expresarle a los padres que “necesita que se le
explique algo con mayor claridad” o que “su punto de vista es diferente al de los
padres.” Si éstos tienen disposición para escuchar, pueden cambiar sus “mensajes” hacia
el niño o sus variar sus opiniones con base en esta retroalimentación.

El concepto de escucha es tan relevante que amerita que lo revisemos con mayor
profundidad:

Podemos plantear que escuchar es brindar un espacio para que el otro ( o los otros )
exprese(n) lo que desean expresar: sus ideas, sus deseos, sus sentimientos. Pero, esto no
es suficiente. Para que haya escucha, debe haber una “recepción” de estas

14
Dinkmeyer, Don y Gary D. Mckay, op. Cit.,pag. 14.
50

manifestaciones del otro, es decir, la escucha implica “recibir” aquello que nuestro
interlocutor está expresando. Finalmente, no puede ser una recepción pasiva: la escucha
exige interpretar y comprender el sentido de lo que el otro nos está expresando.

Ilustremos esto con un ejemplo: el niño(a) le está expresando a sus padres que se siente
muy feliz por una celebración que tuvo en el colegio. Si los padres realmente están
escuchándolo, van a propiciar que exponga en detalle sobre esta experiencia.
Probablemente, le hagan preguntas en esta dirección: ¿cómo fue la celebración? ... ¿qué
le impresionó de esta? ...¿qué significa la celebración para él (ella)? ... De este modo, la
escucha genera un proceso de retroalimentación que permite que la comunicación
avance.

Además de recibir sus anotaciones sobre la celebración y hacerle preguntas y


comentarios que “ponen en movimiento la comunicación”, los padres tienen que
“conectarse” con el significado de lo que el niño(a) les está diciendo. Si no lo hicieran,
en algún momento se perderían en la conversación y el niño(a) factiblemente lo notaría.
Es como cuando le hablamos a alguien que está leyendo el periódico y “escucha”
nuestras primeras frases, pero si insistimos en hablarle, ya no va a percibir el sentido de
lo que le decimos. La escucha, entonces, requiere de interés y curiosidad de parte de
quien está escuchando... Debe haber un verdadero deseo de saber sobre lo que el otro
quiere expresarnos.

Los elementos planteados nos permiten delimitar la escucha con cierta claridad:
escuchar es diferente de “callar”. Podemos estar callados sin estar percibiendo los
sonidos y las palabras que el otro está expresando. De manera análoga, escuchar es
diferente de “oír”. En este caso, podríamos estar oyendo las palabras de quien nos habla
(e, inclusive, repetirlas de memoria) pero sin conectarnos con el significado de lo que
quiere decirnos.

Lo que estamos exponiendo implica un gran reto para los padres y mayores en la
relación con el niño: frecuentemente, en la educación (escolar y familiar) le prestamos
mucha más atención a que los menores nos escuchen, Nos hemos entrenado para decir
cosas “bonitas y claras” y hemos descuidado este énfasis en los aportes de los otros…
Indudablemente, se requiere que revaluemos este paradigma.

Como podemos ver, la comunicación de los padres con el niño(a) involucra diversos
aspectos. Implica un proceso mucho más amplio que sólo “enviarle mensajes”: (a) debe
incluir sus cuestionamientos y planteamientos y tenerlos en cuenta, (b) debe conllevar a
un proceso de retroalimentación en el que aparecen nuevas anotaciones, comentarios y
sentimientos, (c) debe ser una escucha marcada por interés y curiosidad auténticos de
los padres y, finalmente, (d) debe ser brindada con la atención requerida para “conectar”
con el significado de los mensajes del niño(a).

La comunicación que involucra la participación del niño(a) tiene efectos muy


favorables sobre su crecimiento: al ser escuchado, él siente que sus ideas, sus
sentimientos, sus producciones son valoradas. Esto lo hace sentirse importante,
reconocido y amado. Además, le facilita creer en sí mismo y en sus propios conceptos y
criterios. En este sentido, la comunicación y la escucha constituyen factores claves para
la construcción de la autoestima y la identidad en el niño(a).
51

La comunicación interactiva con el niño(a) tiene otra gran ventaja, además de las
anteriores: propicia que el niño avance en sus construcciones sobre el mundo que lo
rodea, sobre sus “constructos personales”15. Este aspecto es tan relevante que vale la
pena que lo revisemos en detalle.

- La escucha y los constructos personales.

La información que los mayores le brindan al niño(a) (sus mensajes) no son en absoluto
suficientes para él. Él (ella) necesita también interpretar dicha información y
“construir” a partir de ella sus propias elaboraciones. Además, debe combinar aquello
que escucha de los adultos con sus propias experiencias.

Hay una distancia enorme entre lo que le decimos a los niños y lo que ellos “tomarán”
de nuestras palabras. Para Neymeyer es evidente el papel activo que el niño(a) asume
en su proceso de aprendizaje: “el niño y el adulto son investigadores natos de sus
propios comportamientos y eligen aquellos que les representan mayores ganancias
psíquicas y sociales de acuerdo a las condiciones y a los factores psicosociales con los
que se enfrentan…”16

En el proceso de exploración del mundo, el niño(a) construye hipótesis, las confronta


con la realidad y deriva conclusiones – sus constructos. A través de sus tanteos, el
niño(a) va seleccionando aquellas construcciones que le son más convenientes o
funcionales. El niño(a) permanentemente está confrontando sus construcciones previas,
las está ratificando o desechando y está adicionando nuevas construcciones.

Lo señalado tiene grandes implicaciones respecto a la comunicación: para prevenir la


agresión, no se trata simplemente de decirle al niño nuestras percepciones, ideas y
opiniones acerca de la violencia. Se requiere que facilitemos que el niño(a) haga sus
propias construcciones acerca de las relaciones humanas y que éstas sean adecuadas.

La escucha hacia niño(a) desempeña un papel primordial en este proceso debido a que
al involucrar el trabajo mental del propio niño implicado en solicitarle “expresar,
sustentar, explicar, exponer” en sus propias palabras se agiliza el proceso de
construcción.

Podríamos expresar esto en otros términos: cuando el niño simplemente recibe los
mensajes de los mayores, tiende a tomarlos por verdades acabadas y no realiza ningún
esfuerzo propio. En cambio, cuando el adulto lo escucha y le solicita que produzca sus
propios mensajes, el niño(a) debe esforzarse en pensar, en descifrar sus emociones y
ponerlas en palabras, en explicar, en sustentar. A través de tales esfuerzos, tiene que
hacer sus propias construcciones personales (definir sus percepciones, ideas y criterios).

Ilustremos lo anterior con un ejemplo: supongamos que un padre o una madre


comparte con su niño(a) un cuento en el cual los protagonistas tienen un conflicto y
hacia el final de la historia lo resuelven. El niño(a) aprenderá mucho más sobre la
comunicación y la superación de las diferencias entre los seres humanos si el padre o la
15
Neymeyer, Casos de terapia de constructos personales, Ed. Desclee, Buenos aires, 1992, p.22. (citado
en Proyecto Promoción de la convivencia en niños y Jóvenes, subcomponente Prevención de la
agresividad temprana y pautas de crianza, agosto, 2000, pag. 9.)
16
Neymeyer, op. Cit. Pag. 22.
52

madre combina su exposición del cuento con hacerle preguntas y escuchar sus
emociones y opiniones respecto a la narración que si se limita simplemente a contarle el
cuento.

Podemos sintetizar este especto tan relevante de la manera siguiente: las habilidades
del niño (incluidas las sociales) se desarrollan mucho más cuando se involucran su
propio pensar y hablar. Por esta razón, es recomendable que los mayores le
propongamos y le exijamos “interlocución”, es decir, le solicitemos que ponga allí en
juego sus puntos de vista.

Esto tiene implicaciones importantes en la práctica: por un lado, es valioso que le


expresemos cosas a los niños(a). Pero también es fundamental que les solicitemos a
ellos que nos aporten sus ideas, sus percepciones, sus anotaciones, sus sentimientos,
etc.

Una herramienta de gran utilidad en este sentido consiste en implementar la


comunicación con el niño(a) como un espacio de debate y controversia, no sólo como
un escenario en que él (ella) recibe pasivamente el conocimiento de los mayores. Este
abordaje conlleva a estar compartiendo “problemas” de reflexión con el niño(a). Por
ejemplo, le narramos un cuento y después creamos una discusión con él (ella) sobre el
tema: ¿cuáles personajes le llamaron la atención? ...¿Qué opina de las acciones de los
personajes? ... ¿Qué solución le propondría a los personajes ante sus problemas?

Hay otra gran ventaja en la interlocución de los padres con su hijo(a): cuando ellos lo
escuchan pueden percibir en que punto de su desarrollo están sus construcciones
personales, es decir, que interpretaciones está haciendo el niño de la realidad. De esta
forma, los padres pueden confirmar cuales son los verdaderos sentimientos e ideas de
su hijo(a) en lugar de suponerlos.

Podemos sintetizar esto en otros términos: la interlocución con el niño(a) nos permite
comprender en que lugar está, que está pensando, cómo se está sintiendo. Esto nos
posibilita ajustar de manera precisa nuestras intervenciones de modo que sean
pertinentes, actualizadas y adaptadas a sus requerimientos.

La complejidad y la magnitud de la comunicación son tales, que podemos plantear aún


otro problema. Hasta ahora nos hemos referido, en gran medida, a la comunicación por
medio de los mensajes verbales, por medio de las palabras. Sin embargo, la
comunicación trasciende este campo. Veamos por qué.

- La comunicación no verbal

Los seres humanos no solamente nos comunicamos por medio de las palabras. También
nos transmitimos mensajes a través de nuestros gestos, nuestras miradas, nuestras
actitudes y nuestros comportamientos. Estos elementos constituyen lo que se denomina
“comunicación no-verbal”.

Las implicaciones de la comunicación no verbal son muy significativas: cada vez que
nos relacionamos con alguien nos estamos comunicando, ya sea por medio de nuestras
palabras o de nuestras conductas, inclusive por medio de nuestro silencio. Algunos
53

teóricos han enfatizado este aspecto con un postulado ampliamente reconocido: “es
imposible no comunicar.”17

En este caso, la comunicación ha dejado de ser mensajes que se transmiten o se reciben


para convertirse en el contexto cotidiano de los seres humanos: comunicarnos es
convivir y compartir (... o dejar de compartir).

Desde esta perspectiva, la comunicación es interacción: por medio de ésta


intercambiamos inevitablemente conceptos, afectos positivos y negativos, valoración o
irrespeto de los otros; por medio de ésta reconocemos a nuestro interlocutor o lo
ignoramos o despreciamos. En consecuencia, la comunicación se convierte de forma
inexorable en el campo de las relaciones amables u hostiles entre los seres humanos, se
convierte en el espacio de la convivencia armoniosa o de la agresión.

Ilustremos esto con algunos ejemplos:

Cuando los padres juegan y comparten alegremente con el niño(a) le están comunicando
cosas, como su interés en él (ella) y su afecto. Pero también le están comunicando
cuando pasan muy poco tiempo con él (ella), o cuando son excesivamente impacientes e
intolerantes. Los padres están comunicando diversos elementos al niño(a) cuando
pelean ferozmente entre sí ante él, golpeándose o insultándose. También le comunican
cuando tienen una relación amable entre ellos, aunque no le estén hablando
directamente al niño(a) sobre esto.

Pensar la comunicación de esta forma conlleva a una percepción más profunda de la


relación de los padres con el niño(a). Nos permite plantear preguntas fundamentales
para ellos: ¿Qué tipo de comunicación no-verbal se maneja en la familia? ...¿Qué
patrones de vida le muestran los padres al niño(a) con sus actitudes y comportamientos?
...¿ Hay coherencia en el hogar entre las palabras y las acciones? ...¿Son respetuosos los
padres con sus acciones, además de sus palabras? ...

Es de gran importancia que los padres revisen también su comunicación no verbal en el


hogar. Esta constituye un elemento clave en la prevención de la agresión. Por medio de
ella, los padres pueden promover en la familia un clima de armonía, unión, respeto,
amor y tolerancia. Además, le estarán brindando al niño(a) un ejemplo que invita a la
convivencia.

- La promoción de espacios de comunicación en la familia.

Hemos señalado que “es imposible no comunicar”. En consecuencia, los padres y el


niño(a) se están comunicando todo el tiempo. Con base en esto, podemos diferenciar
entre dos modos contrastantes de comunicación: por un lado, habría una comunicación
intencional, aquella que deriva de nuestros actos conscientes, de nuestros deseos. Por
otro lado, habría una comunicación no-intencional, aquella a través de la cual
comunicamos mensajes sin que ese sea nuestro propósito.

Si se pretende promover en la familia la convivencia y el desarrollo del niño(a), es


indispensable que los padres se esfuercen por cultivar una comunicación intencional
17
Documento: “El caleidoscopio de la comunicación”, documento mimeografiado.
54

orientada en estas direcciones. Esto significa que se esmeren por construir en el hogar
una buena comunicación tanto a través de las palabras como las acciones.

Frecuentemente, se considera que las buenas intenciones son suficientes para que haya
dicha adecuada comunicación intencional en la familia. El concepto es algo así como,
“si nos queremos, entonces, nos tenemos que comunicar bien”.

Este concepción “automática” de la comunicación es errada: la comunicación no es algo


que sucede “naturalmente” en la familia, no es algo que se improvisa. Es fundamental
que los padres se esfuercen por construir espacios para cultivarla en la familia. Para
esto, son diversas las alternativas que pueden sugerirse.

- Es importante tener espacios en la rutina diaria para dialogar y compartir los padres y
el niño(a). Para esto se pueden aprovechar las mismas situaciones cotidianas. Por
ejemplo, si los padres tienen que acompañar al niño(a) al colegio caminando, se puede
conversar mientras se realiza esta acción. De igual manera, los padres pueden fijarse el
propósito de compartir todos los días “un ratico” con el niño(a) antes de que él (ella) se
vaya a dormir. (No tiene que ser un tiempo prolongado. Lo importante es que se haga
con verdadero interés. De otra parte, sería ideal aprovechar varios de estos espacios
durante el día para comunicarse.)

-Es conveniente crear espacios de celebración en la familia y dialogar y compartir


afectuosamente en estos. Las celebraciones pueden variar de una familia a otra. Por
ejemplo, en un hogar pueden decidir que van a celebrar los cumpleaños, en otra familia
puede determinar que van a almorzar juntos todos los miembros de la familia los
domingo o cada quince días. (No tienen que ser celebraciones con grandes inversiones
económicas. Lo esencial es la reunión de la familia en torno a actividades significativas
para todos.)

-Otro aspecto de gran valor para la comunicación es realizar “programas” con cierta
regularidad los padres y el niño(a): ir a un parque cerca de la casa y disfrutar allí juntos
por un tiempo, salir de caminata un fin de semana, ir a visitar a familiares, organizar
juegos en el hogar con la participación de todos, etc.

- Finalmente, para cultivar una buena comunicación intencional entre los padres y el
niño(a) es recomendable que ellos sean conscientes de que en cada momento se están
comunicando con su hijo(a) y aprovechen esto: cada instante y cada situación pueden
ser la oportunidad para dialogar, compartir, escucharse y disfrutar con el niño(a)... ¡El
escenario para construir la comunicación familiar es cada día!

b) Descripción de la sesión 5.
55

- Metodología: taller reflexivo.

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Reflexionar con los participantes en torno a la comunicación en sus hogares y


los efectos de ésta en la vida familiar.

 Debatir con los participantes sobre sus formas de comunicación con los
niños(as) y la incidencia de este aspecto en los sus comportamientos violentos.

 Propiciar que los participantes construyan estrategias para una mejor


comunicación en el hogar y en su relación con el niño(a).

 Brindar a los participantes aportes sobre la comunicación familiar.

- Áreas probables a explorar.


( Bosquejo de focos o temas probables )

 Importancia de la comunicación para la familia.


 Formas equívocas comunes de comunicación.
 La escucha y su importancia en la comunicación.
 La participación del otro ( del niño ) en la comunicación.
 La retroalimentación como parte de la comunicación.
 Importancia de la interlocución: exigirle al niño(a) pensar, crearle controversia.
 Definición de la comunicación no verbal.
 Mensajes no-verbales que los padres transmiten al niño(a).
 La necesidad de crear espacios de comunicación en la familia.

c)
SESIÓN 5 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN
56

TALLER:
“LA COMUNICACIÓN FAMILIAR”

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Opcional: dinámica de socialización y recreación.

20 – 25 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología:
construir juntos ( propuestas, alternativas, respuestas e inquietudes
- sobre el tema)

- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

25 – 40 min. --- Sociodrama:

Se divide el grupo en 2 subgrupos. Se les asigna la siguiente tarea:

Grupo 1: “dramatizar una familia (padres e hijos )que tiene mala -


- comunicación . Resaltar 4 aspectos que influyen en dicha comunicación.”

Grupo 2: “dramatizar una familia (padres e hijos ) que tiene buena -


- comunicación. Resaltar 4 aspectos que influyen en dicha comunicación.”

(Técnica substitutiva opcional: Se forman 4 grupos. Se le solicita a grupos 1 y 2 que


escriban 3 sugerencias para mejorar la comunicación entre los padres y el niño(a). Los
grupos 3 y 4 deben mencionar 3 formas en que se manifiesta la comunicación no-verbal
entre los padres y el niño(a). Si se utiliza esta técnica, se omite el sociodrama.)

40 – 50 min. --- Presentación de los sociodramas.

50 -- 100 min. -- Plenaria (Debate). Ver “bosquejo de focos probables”, pag. anterior.

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.

d)
BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA
57

- ¿Cuál es la importancia de la comunicación?

- Formas equívocas comunes de comunicación:

 Regañar, criticar, censurar, amenazar al niño(a). No es comunicación, es


intimidación.
 Decirle todo el tiempo mensajes positivos al niño y no más. Esto es un
monólogo.

-Requisitos de la comunicación:

 La participación, consiste en permitirle al niño(a) expresar lo suyo, aportar sus


cuestionamientos e ideas y asumir un papel activo en la comunicación.
 La escucha hacia el niño(a). Implica prestarle atención a lo suyo con verdadero
interés. Escuchar es diferente de “callar” y de “oír”.
 La retroalimentación. Cuando se escucha al niño(a), se puede brindar
retroalimentación y ésta “pone en movimiento la comunicación.”

- La escucha hacia el niño(a) promueve el desarrollo de su autoestima e identidad.


Lo hace sentirse importante, reconocido y amado. Le facilita creer en sí mismo.

- La escucha tiene efecto sobre las construcciones que el niño(a) hace sobre el
mundo. Las habilidades del niño se desarrollan mucho más cuando se involucran su
propio pensar y hablar. Por esta razón, hay que proponerle y le exigirle “interlocución”.

- Herramienta de utilidad: implementar la comunicación con el niño(a) como un


espacio de debate y controversia. Compartir “problemas” de reflexión con el niño(a).
Por ejemplo, le narramos un cuento y después creamos una discusión con él (ella).

- Comunicación no-verbal: a través de nuestros gestos, nuestras miradas, nuestras


actitudes y nuestros comportamientos. Comunicación es compartir y convivir.

- Padres: revisar sus patrones de comunicación no-verbal: ¿Qué tipo de mensajes


no-verbales se manejan en la familia? ...¿Qué patrones de vida le muestran los padres al
niño(a) con sus actitudes y comportamientos? ...

- La comunicación no es espontánea; hay que invertirle y construir espacios para ella.

- Opciones para espacios de comunicación familiar:

 Tener espacios en la rutina diaria para dialogar y compartir los padres y el


niño(a). Para esto se pueden aprovechar las mismas situaciones cotidianas.
 Crear espacios de celebración en la familia y dialogar y compartir allí.
 Realizar “programas” con cierta regularidad los padres y el niño(a).
 Aprovechar cada momento y cada situación como oportunidad para
comunicarse con el niño(a).
58

SESIÓN 6:

TALLER:
“LA AUTORIDAD EN EL HOGAR”

a) Conceptualización.

La autoridad hogareña es fundamental para el desenvolvimiento cotidiano de la familia.


Permite que la administración del hogar sea suficientemente ordenada y fluida, lo cual
es esencial para el bien común. Cuando no existe una autoridad adecuada en la casa,
fácilmente se instalan el desorden o el caos: todos hacen los que les viene en gana, lo
cual puede incluir altos niveles de agresión.

Por otro lado, la autoridad tiene una función ética esencial para la formación del
niño(a): debe proporcionarle un sistema de principios, valores y conductas de
crecimiento personal y sana convivencia. En este sentido, la autoridad cumple también
un papel primordial en la prevención de la agresión.

-La autoridad tradicional: autoridad restrictiva y “negativa”.

En los últimos decenios, han estado sucediendo cambios de enorme magnitud en


nuestra cultura en diversas áreas: se ha transformado la concepción de los géneros y la
sexualidad; el papel de la mujer a nivel familiar y social es totalmente diferente; ha
cambiado la forma de percibir a la pareja y la familia; las relaciones económicas y de
poder en el hogar son distintas, etc.

Una de las áreas que mayor cambio presenta es la de la concepción de la autoridad. En


otro tiempo ésta se relacionaba fundamentalmente con las prohibiciones, las sanciones
y los permisos en el hogar. Se suponía que quien ejercía la autoridad era quien
“autorizaba” o sancionaba ante las infracciones.

Podríamos resumir esto en otras palabras: la autoridad de épocas anteriores era


principalmente restrictiva; un autoridad básicamente punitiva o negativa. Era la
autoridad del “no”. Este tipo de autoridad se basaba en gran medida en mensajes como,
“No me discutas!”; “no me contestes!”; “Si haces eso, te voy a castigar!”.

A través de los últimos años, nos hemos estado orientando en nuestro medio hacia una
autoridad muy distante de la antigua: hemos descubierto que las formas restrictivas y
punitivas de relación con los niños tienden a crear seres temerosos, inhibidos y
traumatizados. Nos hemos dado cuenta de que se requiere otra forma de autoridad: una
autoridad que promueva las capacidades de los menores en vez de reprimirlas, una
autoridad que cultive en ellos sus deseos y sus sueños en lugar de prohibiciones.
Necesitamos una autoridad constructiva y positiva, es decir, (a) una autoridad que en
vez de reprimir las capacidades de los niños(as) las promueva y las desarrolle y (b) una
autoridad que, en lugar de basarse en la negación, se fundamente en brindar
oportunidades. Podríamos llamarla la autoridad del “si”.
59

- Características de una autoridad constructiva y “positiva”.

La autoridad positiva y constructiva integra una variedad de rasgos en muy diversas


direcciones. Mientras la autoridad tradicional “aparecía” principalmente en los
momentos de represión, de sanción o de restricción, la autoridad positiva tiene que
hacer presencia en muchos más campos. Veamos algunas de sus características:

- La autoridad debe brindar al niño(a) valoración y reconocimiento. La valoración


apunta a mostrarle al niño(a) que es importante y que ocupa un lugar significativo en su
familia y en el mundo. Cuando el niño(a) se siente valorado, su autoestima se desarrolla
sanamente. Por el contrario, cuando no encuentra valoración, tiende a volverse tímido e
inseguro y puede llegar al punto de sentirse incapaz ante sus retos. Puede también
desarrollar sentimientos de desubicación y llegar a pensar que es un “estorbo” para los
demás.

Para poder los padres aportarle valoración al niño(a), se requiere primero que todo que
ellos mismos sean conscientes de su valor, que sean conscientes de que todos los
miembros de la familia son parte imprescindible de ésta. Tal valoración se expresa a
través del lenguaje afectivo. Mensajes como, “te quiero”, “te extrañe”, “que bueno que
estás aquí conmigo”, dichos con sinceridad y combinados con caricias y afectividad le
muestran al niño(a) que es importante para sus padres. (Algunos teóricos denominan
“elogio” a este tipo de procedimiento.)

Una herramienta de utilidad para los padres hacerse conscientes de su valoración hacia
el niño consiste en evaluar aquellos aspectos en los cuales se destaca ( sin caer en la
sobrevaloración ): es inteligente, es afectuoso, es tierno, es ágil, es colaborador...
Obviamente, vale la pena que le expresen las virtudes que encuentran el él (ella).

También es de utilidad que los padres sean profundamente respetuosos de las


diferencias entre sus hijos o entre el niño(a) y otros familiares. En este sentido, deben
evitarse a toda costa las comparaciones y valorar plenamente a cada uno según su propia
forma de ser y de actuar.

Mientras la valoración del niño(a) se refiere a lo general, a su valor como persona, el


reconocimiento apunta a lo específico, a mostrarle al niño(a) el significado de sus
acciones positivas, por ejemplo, cuando los padres le dicen que se ha manejado muy
bien durante la semana.

El reconocimiento implica que los padres estén atentos a las acciones valiosas del
niño(a) y se las resalten. Esto conlleva a que los padres le expresen con frecuencia al
niño(a) mensajes como, “vi que organizaste tu pieza...¡te quedó muy bien!”, “¡muy
linda la tarea que hiciste para el colegio!”, “gracias por ir a la tienda a comprar esas
cosas !” y otros.

“Reconocerle” al niño(a) sus logros cultiva notoriamente su autoestima. Pero, sobre


todo, se convierte en un elemento clave para promover en él (ella) de principios, valores
y conductas éticos. El niño(a) tiende a repetir aquellos comportamientos que le han sido
señalados como significativos.
60

El reconocimiento que los padres brinden al niño(a) debe ser proporcional a su esfuerzo.
Por un lado, habría momentos de “pequeños reconocimientos” en la vida diaria, como
los ya mencionados. Por otro lado, es particularmente importante aportarle al niño(a)
una valoración considerable ante actividades como participar por dos o tres semanas en
la preparación de una celebración escolar o mejorar significativamente el desempeño
escolar después de un período en el que el niño(a) iba mal.

El reconocimiento es una herramienta especialmente relevante ante conductas que


apenas esté comenzando a desarrollar el niño(a). Por ejemplo, si está en sus primeros
días de colegio y se está esforzando por actuar con seguridad e independencia, vale la
pena resaltarle sus logros. Igualmente, este recurso es valioso ante los avances en el
cambio de conductas indeseadas. Por ejemplo, si el niño(a) necesitaba que lo llamaran
un gran número de veces para levantarse e ir al colegio y ahora basta con llamarlo una o
dos veces, se le pueden señalar sus progresos.

En algunos casos, se puede considerar la opción de brindarle al niño(a) premios como


una forma de reconocimiento. Los premios constituyen una forma material y tangible de
valoración de la acción realizada. En caso de premiar el niño(a), se sugiere que el
premio corresponda también en magnitud a los esfuerzos y logros obtenidos. Además,
es recomendable señalarle al niño(a) que es un “premio”, es decir, algo que él (ella)
mismo se ha ganado... no es un regalo.

En general, el reconocimiento contribuye a la prevención de la agresión en los niños(as)


en tanto propician en ellos una sana autoestima y la integración de principios y valores
de convivencia. Sin embargo, hay dos campos en los que contribuye de manera directa a
la prevención de la violencia:

Por un lado, es de gran utilidad “reconocerle” a los niños(as) los comportamientos


sociales adecuados. De esta forma, se están reforzando, es decir, se están fortaleciendo.
Por ejemplo, se le puede expresar al niño(a) y a sus primos que han estado jugando toda
tarde juntos: “¡se manejaron muy bien! ...¡Compartieron los juguetes y no pelearon!”.

Por otro lado, es esencial resaltarle a los niños(as) sus labores cuando contribuyen al
bienestar común. Por ejemplo, el niño(a) se esforzó notoriamente preparando unos
arreglos de navidad. Vale la pena expresarle ( y expresar ante otros ) que él (ella )
contribuyó con los demás a que la decoración navideña quedara tan hermosa.

De este modo, se está creando en él niño(a) conciencia social. Ésta le permite darse
cuenta de su importancia como miembro de la sociedad y, al mismo tiempo, le va
señalando que él (ella), como todos, tiene la responsabilidad de contribuir a la
comunidad.

- La autoridad debe proveer al niño(a) estímulo. Una autoridad restrictiva se centra


en limitar y reprimir. Por el contrario, una autoridad positiva debe orientarse a
desarrollar la personalidad y el potencial del niño(a) al máximo. Debe proporcionar al
niño(a) motivación y ánimo para crecer.

Para lograr esto, los padres deben transmitir a los niños(as) mensajes positivos en la
cotidianidad como, “eres capaz”, “haces las cosas bien”, “tienes mucha habilidad para
esto.” Por el contrario, deben excluirse los mensajes descalificadores. Planteamientos
61

como, “eres tonto”, “nunca haces nada bien”, pueden inhibir y desestimular de manera
permanente al niño(a)

De otra parte, es los padres deben percibir las habilidades y capacidades del niño(a) y
brindarle oportunidades de desarrollarlas. Esto implica reconocer sus deseos, aptitudes y
aspiraciones y cultivarlos. Por ejemplo, hay niños(as) que desde edades muy tempranas
muestran una clara orientación artística. Otros manifiestan una notoria sensibilidad
musical. Otros niños se muestran extremadamente sociables.

Es estímulo de parte de los padres apunta a propiciar espacios en los cuales estas
aptitudes específicas del niño(a) puedan fructificar. Por ejemplo, conseguirle materiales
de pintura al que disfruta del arte y hacer dibujos con él (ella) en el hogar, investigar la
opción de clases de música para el niño(a) con esta inclinación.

- La autoridad debe cultivar la autonomía en el niño(a). El desarrollo de autonomía


en el niño(a) es clave en la prevención de la agresión en tanto promueve en él (ella) una
identidad fuerte y segura que le permite interactuar con los demás sin tener que asumir
el papel de víctima ni el de agresor 18. Además, esta virtud le permite enfrentar la presión
de sus pares con independencia.

Para propiciar esto, los padres deben permitirle progresivamente al niño(a) que asuma
las actividades y responsabilidades que corresponden a su edad. Esto implica solicitarle
que haga lo que es capaz de hacer, aún desde edades muy tempranas. Por ejemplo, si
estuvo jugando con un rompecabezas y ya terminó debe recoger las piezas ( a ayudar a
recogerlas ). Sí la mamá llegó del mercado con paquetes, debe ayudar a entrarlos.

Es muy importante que al niño(a) se le asignen deberes que realmente corresponden a su


edad. Esto implica para los padres estar atentos a evitar las exigencias excesivas para el
desarrollo del niño(a) o, por el contrario, la sobreprotección, según la cual, los padres
realizan actividades que él (ella) ya puede desempeñar.

La sobreprotección obstaculiza el desarrollo de la autonomía y propicia niños(as)


pasivos que no logran resolver sus asuntos por sí mismos. Esto los hace
extremadamente vulnerables a ser agredidos por otros niños.

De otra parte, es conveniente que los padres le permitan al niño(a) tomar libremente las
decisiones que puede tomar, según su edad. Por ejemplo, puede escoger ella misma
parte de la ropa que usa. Puede decorar parte de su cuarto según sus propios gustos.
Podría, en algunos casos, definir sus horarios de estudio y descanso.

- Es esencial promover la “apropiación” del niño(a) de los valores y de las normas.


Una autoridad “constructiva” debe propiciar que el niño(a) construya criterios y
comportamientos suficientes para eventualmente desenvolverse de manera apropiada
por sí mismo. Esto implica que sepa expresar sanamente sus ideas y deseos, que pueda
tomar decisiones éticas y que este en condiciones de convivir pacíficamente con los
demás. Estos logros son indispensables para la formación de ciudadanos civilizados.

18
Recordemos que la violencia se articula como una escena que requiere de la participación de varios
actores: el agresor, la víctima y los espectadores. Para prevenir la agresión es necesario evitar que el
niño(a) opte por cualquiera de estos roles. (Ver el numeral: “Estrategias para el niño resolver sus
conflictos con sus pares”, conceptualización de la sesión 4.)
62

Podríamos resumir esto en otras palabras: una autoridad constructiva debe preparar al
niño(a) para pensar independientemente y para ejercer adecuadamente su libertad.

Para que la autoridad familiar cumpla esta función, es necesario que los niños
incorporen progresivamente las conductas, los principios y los valores que se les
proponen, es decir, que los adopten como algo propio e interno; no como las normas de
otra persona que se obedecen por temor o por conveniencia. En otras palabras, la
autoridad debe estar diseñada para permitirle a los niños convertirse poco a poco en su
propia autoridad y actuar por convicción.

Para lograr tal fin, es indispensable sustentar con claridad las normas, los principios, los
valores familiares. De la misma manera, se requiere que se le brinde al niño(a)
argumentación sobre las conductas que se esperan de él (ella), es decir, plantearle
razonamientos que les permitan comprender el por qué de lo esperado.

Por ejemplo, los padres le pueden decir al niño(a): “debes hacer las tareas porque de esa
manera aprendes cosas que necesitas para ti y así te estás preparando para tu futuro”;
“debes respetar a tus primos (o tu hermano) porque todas las personas merecemos
respeto, como tu... a ti no te gustaría que nadie te pegara.”

Las sustentaciones que se brinden al niño(a) deben hacerse en un lenguaje claro y


accesible para él (ella). Es de gran utilidad ilustrarle con ejemplos y confirmar que si
haya comprendido lo que se le ha explicado. También se puede recurrir a anécdotas
familiares para argumentar. Para los niños es especialmente ameno e interesante
escuchar acerca de cómo eran sus padres cuando estaban pequeños.

En algunos casos, con los niños de menor edad es necesario repetir la explicación un
número considerable de veces para que comprendan. Esto se debe a que, asuntos que
son obvios para los adultos, constituyen planteamientos muy extraños y abstractos para
el niño(a). También se puede hacer alusión a personajes de cuentos o de la televisión
con el fin de sustentarles; por ejemplo, (a un niño de 3 años ): “Barney ( personaje
televisivo ) se lava los dientes todos los días... ¡mira como los tiene de bien!”
63

La propuesta de brindar sustentación a los niños sobre lo esperado de ellos se aplica de


manera especial a las normas en el hogar. Es conveniente que los padres se anticipen a
las infracciones presentando a sus hijos oportunamente un sistema de reglas claro pero
sencillo. De esta forma, cuando ocurra la infracción, estarán autorizados a actuar
consecuentemente, ya sea llamándole la atención al niño(a) o sancionándolo.

Aquí hay un elemento de gran importancia a señalar: hay que recordar que la
asimilación de las normas, principios y valores es progresiva, es decir, se trata de un
proceso que tiene su propio ritmo y tiempo para cada niño. En consecuencia, es
necesario tener paciencia y comprender que no basta con decir las normas una sola vez,
llamar la atención o sancionar. A menudo, se requieren múltiples intervenciones en una
misma dirección y por períodos de tiempo prolongados para lograr los objetivos.

Utilizar postulados que se repiten una y otra vez, a modo de refranes, es una
herramienta de gran utilidad para propiciar la introyección de los valores y normas. Por
ejemplo, decirle a los niños insistentemente, “niños, recordemos: ¡compartir es
justicia!”. Se puede también repetir con ellos el postulado, o solicitarles que lo aporten.
Por ejemplo, “niños, ¿qué es lo que hemos dicho de compartir?... ¿Qué compartir es
que...?!”.

Para finalizar este numeral, podemos resumir lo planteado en algunos de los párrafos
anteriores. La autoridad positiva enfatiza varios aspectos: (a) la argumentación en lugar
de la represión; (b) la claridad y la sencillez del lenguaje en la argumentación; (c) el
respeto por el proceso de asimilación de las normas de parte del niño y (d) la definición
precisa y anticipada de las normas y de las sanciones.

- La autoridad debe promover en el niño(a) un espíritu crítico. Otro aspecto


primordial para promover la incorporación de los principios, los valores y la autoridad
en los niños es la promoción de un “espíritu crítico” en ellos. Se debe estimular en los
niños la capacidad de analizar situaciones, contrastarlas, discernir ventajas y
desventajas, atreverse a cuestionar las diversas opciones con honestidad…

Tal virtud les permitirá cada vez más enfrentar la presión de otras personas o del grupo
para realizar diferentes acciones. Cuando el niño (y luego, el adolescente) ha
desarrollado suficientes criterios, tiene la capacidad de rehusarse a invitaciones a las que
no desea acogerse o que las considera contrarias a sus principios. Este constituye un
elemento clave para la prevención de la violencia a nivel familiar y social.

Una forma óptima de promover en los niños el espíritu crítico es brindarles la palabra y
exigirles reflexionar acerca de temáticas diversas. En la medida en que los mayores les
dan participación y los convocan a cuestionarse, a pensar, a debatir, los niños se verán
presionados a realizar sus propias construcciones, es decir, sus propias opiniones e
ideas acerca de los temas.

Propiciar este tipo de espacios de participación e interacción en torno a la temática de la


agresión, le facilita a los niños elaborar argumentos sobre por qué no es conveniente la
violencia y por que son recomendables las conductas sociales.

A menudo, los padres se sienten atemorizados ante los cuestionamientos y objeciones


que les presenta el niño(a). Temen que si le permiten tal comportamiento va a
64

convertirse en una persona rebelde e incontrolable. Debido a esto, no responden a sus


preguntas o protestas o son represivos con él (ella). Le expresan cosas como, “no seas
grosero!”…”eso no se dice!”…”eso no se pregunta!”.

El debate y la discusión en la familia son sanos. Sería valioso que los padres lo toleraran
desde la misma infancia del niño(a). Si los padres le responden a sus interrogantes u
objeciones con argumentos y explicaciones estarán aprovechando la oportunidad para
cultivar su pensamiento analítico. Además, le estarán mostrando que puede ser diferente
y expresar sus ideas sin ningún peligro.

- Autoridad, rutinas y espacio hogareño.

Otro aspecto importante de la autoridad familiar es la administración del espacio del


niño(a) y de sus rutinas de parte de los padres. Estos elementos influyen de varias
maneras en él (ella):

En primer lugar, es conveniente que el niño(a) tenga un espacio propio en el hogar.


Puede ser su propia habitación o parte de uno de los cuartos de la casa, pero
específicamente asignado para él. También es recomendable permitirle al niño(a)
contribuir a la decoración y diseño de este espacio y exigirle que se haga cargo de
mantenerlo suficientemente ordenado.

Las acciones mencionadas tienen un importante impacto psicológico sobre el niño(a):


Le dan sentido de identidad y pertenencia, pues siente que tiene un lugar propio en el
mundo; cultivan su autoestima, pues siente que es tan valioso en el hogar que “merece”
su propio espacio y desarrollan su autonomía en tanto le permiten y le exigen
administrar su propia área, tomar decisiones independientes en relación con ella y
asumir responsabilidades sobre su administración ( pintarla, organizarla, redistribuirla,
etc.).

Cuando el niño(a) no tiene su propio espacio en el hogar o lo tiene, pero éste no es


respetado, se propicia la aparición patrones favorables a la agresión en él (ella): puede
orientarse hacia conductas agresivas en un intento inconsciente de obtener un lugar y
defenderlo (a veces ferozmente) o, por el contrario, puede dirigirse hacia patrones y
comportamientos de sumisión y negación de sí mismo(a) que propician que
eventualmente sea sometido por sus pares, factor clave en la escena de violencia.

En segundo lugar, la administración adecuada del espacio familiar es fundamental para


la seguridad del niño(a) y su cumplimiento de las normas. El niño(a) tiene una
percepción puntual y limitada de la realidad. Es decir, sólo se da cuenta de lo inmediato
en el tiempo y el espacio. No puede calcular más allá. Por ejemplo, no alcanza a prever
que si está jugando con su primito Carlos, que es demasiado inquieto, las probabilidades
de “quebrar el jarrón” son gigantescas!…Tampoco es consciente de que si no se acuesta
ya mismo (11 p.m.), le va a ir muy mal en el examen de ciencias…Son los padres
quienes deben anticiparse a esto, no el niño(a).

Es esencial que los padres no propicien accidentes o infracciones de parte del niño(a).
Obviamente, esto contribuye a una vida familiar armoniosa. Con tal fin, los padres
deben estar siempre atentos al “contexto” en el cual se encuentra: ¿Con quien está
65

jugando?…¿Dónde está estudiando?…¿Con qué materiales está trabajando?…

Un elemento que ayuda a evitar esos “imprevistos” riesgosos para el niño(a) o que
atentan contra las normas, es el diseño de rutinas y espacios que se ajusten a sus
condiciones y necesidades. Deben evitarse espacios atiborrados de cosas que propician
los choques o los golpes contra ellas. Igualmente, deben excluirse en el hogar zonas de
juego o de interacción para los niños(as) en las cuales ellos queden excesivamente
estrechos, pues, esto estimula conductas agresivas.

Veamos ejemplos de esto:

Si en la casa hay un lugar designado para los juegos y los padres han confirmado que es
seguro, se le está facilitando al niño(a) el cumplimiento de las normas. Si se ha llegado
con él (ella) a acuerdos apropiados sobre la distribución del tiempo después del colegio,
el niño(a) sabe que durante la tarde, hace sus tareas y que no debe postergarlas hasta las
10 de la noche, cuando no estará en condiciones de hacerlas… Sabe que acogerse a sus
horarios le permitirá cumplir con sus deberes y evitar conflictos con sus padres.

- Autoridad y límite.

Frecuentemente, cuando se habla de una autoridad constructiva y positiva ( la cual


involucra el diálogo, la asertividad, el respeto por las ideas y los deseos del niño, etc. )
se interpreta que esto significa permitirle al niño(a) que haga lo que le venga en gana.

Esta concepción es errónea. La autoridad constructiva implica tener en cuenta al niño(a)


y sus aportes pero dentro del sistema de principios, valores y normas del hogar. Con
base en esta ética familiar, los padres deben tener claridad sobre “el límite” entre lo que
se le debe permitir en el hogar y lo que no, sobre lo que se le admite al niño(a) y lo que
no.

Hay varias sugerencias que pueden brindarse a los padres para la administración del
“límite” en el hogar:

-Deben tener claridad sobre cuáles normas familiares son negociables y cuáles no.
Obviamente, no deben ceder respecto a las no-negociables.

- En relación con la cotidianidad, es esencial que los padres tengan claro en que
momentos se agotan las negociaciones y las sustentaciones con el niño(a) y se pasa a las
determinaciones y las acciones. En este punto, ellos deben imponer sus decisiones con
serenidad, con respeto y firmeza. Esto implica que haya casos los que los padres le
exijan al niño(a) que realice ciertas actividades o que le digan que “no” ante algunas
solicitudes.

-Deben comprender en que momento el niño(a) ha cometido una infracción que amerita
sanción y no simplemente argumentación adicional.

La administración del límite es una de las funciones primordiales de los padres. Sin éste,
la autoridad termina fácilmente “diluyéndose” y “borrándose”... Se queda en palabras
bonitas, negociaciones hábiles con el niño (quien puede tener una habilidad
66

extraordinaria para negociar), y argumentaciones infinitas... Algunas personas se


refieren humorísticamente a este extremo como “la argumentitis”.

Cuando no hay administración del límite en el hogar, el niño(a) desarrolla una gran
propensión a no respetar normas en ningún contexto. Con base en el ambiente familiar,
tiende a sentir que cualquier norma es negociable o que si comete cualquier infracción,
no habrá sanción o esta será “vencida” con su astuta persuasión.

De otra parte, las deficiencias de límites en el hogar propician que el niño(a) no asuma
responsabilidades: no lo hace en relación con sus sentimientos, pues siente que puede
expresar sus emociones “sin límite” ( su enojo, su tristeza, su pereza...) y que puede
postergar el cumplimiento de sus deberes ( o negociarlos ) sin restricción. Estos factores
permiten que se vaya convirtiendo poco a poco en un auténtico invasor, tanto en el
hogar como en los espacios externos a éste. Así, se está promoviendo que se sitúe con
facilidad en el lugar de la agresión: tiende a agredir a sus pares en tanto no respeta sus
espacios y tiende a ser agredido por ellos como respuesta a sus actitudes abusivas.

b) Descripción de la sesión 6.

- Metodología: taller reflexivo.

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Reflexionar con los participantes en torno a las formas inadecuadas en que se


ejerce típicamente la autoridad y sus efectos en la familia.

 Debatir con los participantes sobre las funciones de la autoridad familiar.

 Propiciar que los participantes construyan estrategias para el ejercicio de una


autoridad positiva en el hogar, una autoridad basada en la valoración del niño(a),
el reconocimiento, el estímulo, la sustentación clara de las normas y otros.

 Brindar a los participantes aportes sobre la temática de la sesión.

- Áreas probables a explorar.


( Bosquejo de focos o temas probables )

 La autoridad tradicional: Forma típicas e inadecuada de ejercer la autoridad,


autoritarismo, falta de sustentación, no negociación.
 Funciones de la autoridad: proveer orden en el hogar, brindar una ética a ser
introyectada.
67

 Elementos para una autoridad constructiva y positiva: el reconocimiento, el


estímulo, la sustentación de las normas, la promoción de un espíritu crítico en el
niño(a)
 El diseño adecuado de las rutinas y espacios hogareños como factores de sana
autoridad.
 La administración de límites en la familia.

c)
SESIÓN 6 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

TALLER:
“LA AUTORIDAD EN EL HOGAR”

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Opcional: dinámica de socialización y recreación.

20 – 25 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología:
construir juntos ( propuestas, alternativas, respuestas e inquietudes
- sobre el tema)

- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

25 – 40 min. --- Construcción de casos:

Se divide el grupo en subgrupos de 4 ó 5 personas. Se les asigna la siguiente


- tarea:

Grupos 1 y 2 : “Narrar una pequeña historia sobre una familia en la que los
padres o mayores tienen dificultades para ejercer la autoridad con un niño de 4 años y
una niña de 5. (Puede ser una historia inventada por ellos con base en sus experiencias o
una historia real que ellos conocen, con los nombres cambiados.). Mencionen como
manejan la situación en esta familia.”
68

Grupos 3 y 4 : “Narrar una pequeña historia sobre una familia en la que los
padres o mayores tienen dificultades para ejercer la autoridad con un niño de 8 años y
una niña de 9. (Puede ser una historia inventada por ellos con base en sus experiencias o
una historia real que ellos conocen, con los nombres cambiados.). Mencionen como
manejan la situación en esta familia.”

40 – 50 min. --- Presentación de los casos de los subgrupos.

50 -- 100 min. -- Plenaria (Debate). Ver “bosquejo de focos probables”, pag. anterior.

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.

d)
BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA

- ¿Cuáles son las funciones de la autoridad hogareña?

- Esencial para la administración en la familia. Sin autoridad, hay caos y agresión.


- Proveer principios, valores y normas al niño(a). La autoridad debe formar
ciudadanos civilizados.

- Autoridad tradicional: centrada en la restricción y la prohibición, autoridad


negativa, traumatizante, autoridad del “no”.
- Autoridad constructiva y positiva: desarrolla la capacidades del niño(a), no lo
inhibe.

- Características de una autoridad constructiva:

 La valoración. El niño(a) debe ser plenamente valorado como persona. Esto


implica mensajes afectuosos que le señalen que es amado y es importante.
 El reconocimiento, implica “reconocer” el significado de las acciones que
realiza el niño(a). Debe ser proporcional a sus esfuerzos. Es fundamental para su
autoestima. De otro modo, el niño(a) puede dejar de creer en sí mismo.
 El estímulo. Implica transmitirle al niño(a) mensajes que lo motivan a creer en
sí mismo, disfrutar de sus acciones y cultivar sus habilidades ( “eres capaz”,
“sigue adelante”, etc.) También implica el apoyo al niño(a) en sus actividades.
 La autoridad debe promover la autonomía en el niño(a). Se le deben asignar
deberes que corresponden a su edad y se le debe permitir tomar las decisiones
pertinentes a su desarrollo.
 La sustentación de los principios y las normas para posibilitar introyección.
Esto implica plantearlos con claridad para que el niño(a) comprenda el sentido
de ellos. De este modo, eventualmente podrá apropiarse de ellos.
 La promoción de un espíritu crítico en el niño(a). Él debe aprender a analizar
conceptos e ideas, a contrastarlos, a discernir ventajas y desventajas. De este
modo se está preparando para enfrentar la presión social, la presión de su pares.
69

- La administración de las rutinas y el espacio familiar contribuyen a la autoridad.

- El niño(a) debe tener su propio espacio. Esto promueve su autoestima, desarrolla su


responsabilidad y su autonomía. Lo contrario estimula la agresión en el niño(a).

- Las rutinas y espacios deben diseñarse para propiciar que el niño(a) se acoja a la
autoridad y se eviten los accidentes. Tener en cuenta las necesidades, los ritmos y la
percepción del niño(a): él tiene una percepción puntual, solo capta lo inmediato.

- La autoridad requiere que se fije un “límite”: entre lo que se le permite al niño(a) y


lo que no.

- Formas de aplicación del límite: (a) respecto a los valores no negociables en el


hogar, (b) cuando se agota la argumentación y se pasa a las determinaciones y las
acciones, (c) cuando el niño se está desbordando afectivamente, (d) cuando hay
infracciones que ameritan sanción.
SESIÓN 7:

ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión:

- Metodología: entrevista de asesoría familiar.

- Participantes: padres del niño y / o adultos responsables.

- Duración: aproximadamente 45 minutos.

- Objetivos de la sesión:

 Hacer seguimiento del proceso familiar y de los efectos del proyecto.

 Hacer seguimiento de las intervenciones educativas o de orientación terapéutica


realizadas previamente con la familia.

 Explorar en torno al proceso del niño a través de las palabras de sus padres o de
los adultos responsables.

 Investigar las formas de comunicación entre los padres y en la relación con el


niño(a).

 Revisar las expresiones de la afectividad en la familia y las formas de


acompañamiento que se brinda al niño(a).

 Hacer intervención educativa o de orientación terapéutica, si es pertinente.

- Áreas a explorar:
70

 Revisar los sentimientos y opiniones de los padres o mayores respecto al


proceso.

 Investigar la percepción de los padres o adultos responsables del avance ( o la


falta de avance) del niño(a).

 Analizar las formas de comunicación en el hogar.

 Explorar los modos de comunicación hacia el niño(a).

 Investigar formas de expresión de la afectividad y, específicamente,


acompañamiento brindado al niño.

- Sugerencias:

 Se puede hacer intervención educativa o de orientación terapéutica respecto al


espacio del niño, teniendo en cuenta la información recolectada en la visita
domiciliaria.

 Se puede realizar intervención sobre la comunicación familiar.

 Podría considerarse la viabilidad de hacer intervención sobre el manejo de la


afectividad en la familia.

 Tener en cuenta la opción de realizar intervención respecto al acompañamiento


que se brinda al niño(a).

 Se puede asignar tarea sobre el aspecto de estos que se considere más relevante.
71

b)
SESIÓN 7 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

ENTREVISTA FAMILIAR
(EN CONSULTORIO)

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 05 min. --- Encuadre:

Presentación de la sesión: Se va a continuar revisión iniciada antes.

Metodología:

a) Hacerles unas preguntas, responder con sinceridad.


b) Cualquiera puede responder, a menos que la pregunta sea
dirigida.

Normas:

a) Respetar el orden de la palabra ( escucharse ).


b) Respetar opiniones de los otros ( se pueden tener diferentes
opiniones ).

05– 35 min. --- Entrevista familiar, áreas de exploración:

a) Sentimientos y opiniones de los padres o mayores respecto al


proceso.
b) Percepción de los padres o adultos responsables del avance ( o la
falta de avance) del niño(a).
c) Formas de comunicación en el hogar.
d) Modos de comunicación hacia el niño(a).
e) Formas de expresión de la afectividad.
72

f) Modos de acompañamiento al niño.

35– 45 min. --- Cierre de la entrevista.

d) Intervenciones educativas o de orientación terapéutica (opcionales).


e) Asignación de tarea (opcional ).
f) Agradecimiento.
g) Invitación a la próxima sesión ( taller ).

SESIÓN 8:

TALLER:
“LA ÉTICA FAMILIAR:
LOS PRINCIPIOS, LOS VALORES Y EL EJEMPLO”

a) Conceptualización.

- ¿Qué finalidad tiene reflexionar con los padres sobre la ética familiar?

Las ideas, los comportamientos, las palabras, las normas y las acciones que se adoptan y
se permiten en el hogar no se presentan al azar. Se ajustan a patrones específicos que se
repiten una y otra vez. Tales patrones están determinados por los principios y valores de
la familia, por su ética. Con frecuencia, dicha ética no es consciente ni manifiesta. En
ningún momento los miembros de la familia han debatido sobre cuáles van a ser sus
parámetros filosóficos o ideológicos o no perciben los valores que aplican día a día.

Puede también suceder que lo que se practica en una familia sea inaceptable para otro
grupo. Por ejemplo, en un hogar se puede permitir que sus miembros se insulten pero no
que se golpeen. Consideran que “insultarse” es hablar de manera franca y espontánea.
Para otra familia esto podría ser absolutamente inadmisible. En este sentido, al hablar de
una ética familiar no nos estaríamos refiriendo a una propuesta universal. Sin embargo,
cada familia tiene necesariamente su propia formulación.

Revisar con los padres los valores y principios que rigen su vida familiar es esencial
para la prevención de la agresión en los niños(as), por varias razones:

- En primer lugar, a través de tal reflexión se pueden hacer conscientes de los valores y
principios que han estado aplicando en su vida familiar. Así, pueden determina cuáles
consideran convenientes y cuáles no. De este modo, pueden introducir transformaciones
en el hogar. Por ejemplo, la familia que había admitido insultos en su casa, puede tomar
73

la determinación de eliminar este comportamiento en su casa al caer en cuenta de que


“es violencia verbal”.

- En segundo lugar, es primordial debatir con los padres acerca de los principios y
valores necesarios para una convivencia armoniosa y civilizada. Estos apuntan a evitar
la agresión en la familia.

- En tercer lugar, es de gran utilidad aportar a los padres algunos elementos para la
formación del niño(a) en la convivencia desde la perspectiva de la psicología.

- Finalmente, es importante reflexionar con los padres acerca de las estrategias para
transmitir principios y valores a los niños(as) y propiciar en ellos construcciones sobre
este aspecto... Profundicemos un poco en las direcciones planteadas.

- La perspectiva de los demás y la empatía: ¿cómo las construye el niño(a)?19

Uno de los hechos más obvios y supuestamente “naturales” para los seres humanos es
que somos diferentes: cada uno de nosotros tiene su propia personalidad, sus propios
gustos, sus características e historia… Cada uno es único e irrepetible.

Sin embargo, es muy frecuente en las personas la dificultad para compartir en la


diferencia. Esto se convierte en un factor clave de la agresión, casi podríamos decir que
“generalmente se recurre a la violencia porque no se logra llegar a acuerdos sobre las
diferencias”. Es esencial, entonces, que los niños adquieran elementos para enfrentar tal
aspecto desde edades tempranas.

Uno de esos aspectos primordiales para la prevención de la agresión es la comprensión


de que así como el maltrato produce sufrimiento en nosotros también lo causa en los
demás. De esta forma, se va a evitar herir a los otros.

El niño(a) inicialmente no tiene esta percepción: considera que lo que a él le gusta


inevitablemente le gusta a los demás. De otra parte, puede desconocer el malestar de los
otros niños debido a su egocentrismo: si el desea algo para sí mismo, simplemente lo
busca sin reflexionar sobre los sentimientos de los otros.

Este aprendizaje sobre la existencia de los demás es indispensable para que el niño, a
medida que crece, pueda convivir sanamente con sus congéneres. Tal adquisición, le
exige al niño(a) dos procesos psicológicos específicos:

(a) El niño(a) debe comprender que cada persona tiene un lugar en el mundo diferente al
suyo, que cada uno tiene su propia visión. Slaby y otros denominan a este proceso
“asumir perspectiva”20.

19
Numeral basado en el texto “Prevención Temprana de la Violencia”, capítulo 11, “Resaltando la toma
de perspectiva y la empatía,” escrito por Ronald Slaby y otros. (Pags. 145 – 155 )
20
(Cfr.) Slaby, Ronald y otros, Prevención Temprana de la Violencia, Ed. National Association for the
Education of young children, segunda edición, Washington, D.C. pag. 145.
74

El tomar perspectiva de los demás no garantiza que “sintonicemos” con sus afectos y
sentimientos. Una persona puede visualizar que sus acciones producen sufrimiento en
alguien sin presentar una respuesta afectiva a esto: no “conecta” con su tristeza o dolor.

(b) Por tal motivo, el niño(a) debe desarrollar la capacidad de compartir con los otros
respuestas afectivas. Debe estar en condiciones de identificarse en alguna medida (no
totalmente ) con sus sentimientos y emociones. En otras palabras debe lograr “empatía”.

Para Piaget, el niño requiere hacer todo un recorrido con miras a lograr estos avances:
“la conciencia social de los niños se desarrolla desde una perspectiva egocéntrica a la
habilidad de comprender, predecir, y responder a los sentimientos y puntos de vista de
otros”21. Este recorrido pasa por varias etapas claramente diferenciadas. Slaby y otros
las señalan de la manera siguiente:

-“Los niños no consideran los puntos de vista de las otras personas; piensan que a todo
el mundo le gusta lo que a ellos.

-Los niños empiezan a darse cuenta de que las otras personas pueden pensar de manera
diferente a la de ellos.

-Los niños se hacen conscientes de que los demás tienen diferentes pensamientos y
sentimientos pero todavía no pueden pensar simultáneamente acerca de su propia
perspectiva y la de alguien más.

-Los niños pueden a menudo predecir como reaccionarán las otras personas en
situaciones familiares para ellos.

-Los niños reconocen cuando otra persona está sufriendo, pero puede que todavía no
comprendan que causó el malestar o sepan las necesidades de la otra persona.

-Los niños pueden juzgar lo que podría necesitar una persona que sufre y responder
apropiadamente.

-Los niños pueden “cambiar de lugar” con la otra persona y verse ellos mismos desde el
punto de vista del otro.

-Los niños pueden ver simultáneamente todas las perspectivas en una situación.”22

El paso entre la fase egocéntrica y la fase de perspectiva del otro y empatía es variable
en cada niño. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos todo el proceso de desarrolla
entre los 2 y los 5 años. Por tal motivo, es básico que los padres tengan paciencia con
su hijo(a), cuando presente el tipo de comportamiento egocéntrico señalado y le
permitan la margen suficiente mientras va logrando construir estos conceptos que para
él (ella) son arduos y abstractos. De otra parte, es particularmente importante que los

21
Slaby, Ronald y otros, op. Cit. Pag. 146.
22
Slaby, Ronald y otros, op. Cit. Pag. 147.
75

padres de niños dentro de estos rangos de edad se centren en facilitarles estas


adquisiciones.

Hay varias estrategias que pueden sugerirse para cultivar en los niños su perspectiva de
los demás y su empatía. (Éstas son aplicables a niños de todas las edades, ajustando el
lenguaje, las preguntas, los ejemplos y las situaciones al desarrollo de cada niño):

- Los padres pueden hablarle al niño(a) y compartir con él sobre las emociones e ideas
de los demás. Por ejemplo, ¿Cómo se sienten cuando alguien los molesta o les pega? ...
¿cómo se sienten cuando comparten alegremente con sus compañeros? ...¿Cómo
quisieran los niños que los trataran? ...¿Qué sienten las personas cuando las tratan bien?

- Pueden reflexionar con el niño(a) sobre las formas en que reaccionan los otros si ellos
los tratan bien o mal: ¿qué puede suceder si uno es agresivo con sus amiguitos? ...
¿Cómo podría actuar un compañero si uno lo insulta porque está enojado? ...¿Qué
puede suceder si somos amables con las personas?

- Pueden estimular interacciones constructivas del niño(a) con otros, motivándolo a


compartir en su tiempo libre. El niño(a) desarrolla muchas de sus elaboraciones y
conceptos a partir de sus propias experiencias y análisis. Las vivencias directas con sus
pares se convierten en una auténtica escuela sobre la convivencia. Por tal razón, es
esencial brindar espacios de socialización a los menores desde edades tempranas.

- Cuando el niño(a) este en esto espacios, es de gran valor detectar y aprovechar


comportamientos grupales que cultivan las conductas sociales y brindarle
reconocimiento de éstas a los niños(as). Así se están fortaleciendo los conceptos
relacionados con la convivencia. Por ejemplo cuando el niño comparte con sus primos
o sus amiguitos; cuando juegan sin insultarse; etc.

- Es de particular importancia que los padres reflexionen con el niño(a) sobre otros
niños que pasan por dificultades y requieren del apoyo y la solidaridad social. A hacer
esto, es recomendable que eviten caer en el “dramatismo”. En los casos en que sea
posible, es de gran valor involucrar al niño(a) en acciones de colaboración hacia otros.
Por ejemplo, si es el día de la colecta de la Cruz Roja, se le puede pedir al niño(a) que
aporte una pequeña donación de su propio dinero y se conversa con él sobre este asunto.
Si uno de sus amiguitos o sus primos se cayó y está llorando, se le invita a ayudarle a
levantarse y averiguar que le sucedió.

- Slaby y otros proponen también señalarle a los niños las similitudes entre las
personas. De esta forma se está propiciando la identificación con sus sentimientos e
ideas: “Cuando los niños ven a los otros como similares a ellos mismos en diversas
formas, pueden ser más propensos a predecir a las necesidades y las respuestas de los
otros”23. Señalan además las múltiples semejanzas que los mayores pueden mostrar a
sus hijos. “Los niños tienen muchas cosas en común: juegan, se sienten felices y tristes,
viven con familias, y así sucesivamente.”24...

Cultivar la perspectiva de los demás y la empatía propicia en el niño(a) el desarrollo de


la conciencia social, la percepción de que somos seres sociales. Por tal motivo, podemos
23
Slaby, Ronald y otros, op. Cit. Pag. 149.
24
Slaby, Ronald y otros, op. Cit. Pag. 150.
76

construir proyectos con los demás y tenemos responsabilidades hacia ellos. De esta
forma, el niño(a) va logrando la capacidad de buscar no solamente lo que le satisface
sino también lo que aporta a bien común.

- La formación del niño(a) en la tolerancia.

La adquisición de perspectiva de los otros y la empatía no son suficientes para que el


niño (y luego el adolescente y adulto) sea verdaderamente respetuoso hacia los demás.
La conciencia social provista por estas capacidades puede perder validez ante la
aparición de actitudes fanáticas y radicales. Como efecto de esto, la intolerancia
conduce a justificar lesionar a otros o producirles sufrimiento porque se les considera
“seres humanos que no merecen la propia empatía” por motivos ideológicos, raciales,
religiosos o de otra índole.

En consecuencia, el niño(a) requiere también comprender que los otros pueden tener
ideales, opiniones, puntos de vista y creencias diferentes a los suyos… y esto no los
hace peligrosos para él, ni justifica su discriminación. En otras palabras, el niño(a) debe
recibir “formación en la tolerancia”.

En este sentido, es indispensable transmitir también al niño(a) una ética de convivencia


en la diferencia. Esto implica brindarle de manera clara y manifiesta valores de “respeto
y no discriminación”. Hay múltiples alternativas que facilitan a los padres la promoción
de la tolerancia en la familia y en el niño(a). Veamos algunas:

- Es conveniente que los padres reflexionen con el niño(a) sobre las diferencias entre
las personas y sobre la manera sana de enfrentarlas. Los padres deben, entonces, debatir
y construir con el niño(a) sobre el respeto hacia los géneros, las razas y grupos étnicos,
las religiones, las formas de vestir, de hablar, etc.

- Es necesario combinar el debate y construcciones con el niño(a) sobre la diferencia


con mensajes explícitos que promueven el pluralismo social o que cuestionan
francamente la intolerancia. Por ejemplo, aportar mensajes como, “¡a las niñas no se les
trata mal! …a ninguna persona se le trata de esa manera, a todos los debemos tratar
bien.” (mensaje de reivindicación de género ) ó, “¡niños, vengan! …¡juguemos
también con Pedro! ..¡Es muy rico que los niños de todas las partes de la ciudad
jueguen juntos!” (Pedro está siendo aislado porque viene de otro lugar).

- Es indispensable que los padres intervengan adecuadamente ante escenas de clara


intolerancia en el hogar, especialmente cuando el niño(a) está siendo el protagonista (el
que discrimina). En tales casos, además de poner límite a la situación de agresión, se
requiere que los padres reflexionen con él (ella) sobre sus actos, cuestionen su
intolerancia y construyan con él (ella) alternativas para compartir armoniosamente en la
diferencia. Por ejemplo, Simón y Natalia, niños de 5 años, están hablando sobre los
japoneses y dicen que “son muy peligrosos y muy malos”, debido a una película que
vieron. Carolina, su tía, dialoga con ellos sobre la injustificación de los prejuicios
raciales y las ideas a veces equivocadas de las películas.

- Otro elemento de gran utilidad para brindar al niño(a) formación en la tolerancia es


poner a su disposición en el hogar materiales que presenten imágenes e historias de
77

personas pertenecientes a distintas culturas, diversas profesiones y rangos sociales, etc.


Por ejemplo, compartir con él (ella) postales de otros países, leer juntos cuentos cuyos
personajes son de otras razas o niveles sociales, conseguirle juguetes que hacen
referencia a hombres, mujeres y niños simultáneamente, a médicos, bomberos,
conductores, etc.

- Finalmente, para propiciar la formación del niño(a) en la tolerancia, los padres


mismos deben ser ejemplo de ésta ante su hijo(a). Para esto, deben esforzarse por
cualquier vestigio de discriminación hacia los otros seres humanos: respetarse y ser
tolerantes entre sí, como pareja; evitar las comparaciones o privilegios en el hogar;
excluir comentarios o señalamientos que demeriten a cualquiera de los sexos, a otras
razas o nacionalidades, a otras religiones... De este modo estarán siendo verdaderos
modelos de pluralismo para el niño(a).

- El “modelaje” o enseñanza por medio del ejemplo.25

Los niños(as) no solamente aprenden de sus interlocuciones e interacción con los


mayores y de los mensajes explícitos ellos les transmiten. Asimilan también gran
cantidad de aspectos a partir de la observación de quienes están a su alrededor, de su
ejemplo. En este sentido, tanto los otros niños como los adultos a quienes ellos
observan se convierten en sus “modelos.” Por tal razón, denominamos a este proceso de
asimilación del niño “aprendizaje por modelaje”.

Frecuentemente, los padres y los adultos son particularmente conscientes y cuidadosos


de sus palabras ante el niño(a) porque conocen el gran impacto de éstas sobre el
aprendiz. Sin embargo, no hay tal conciencia sobre la gran influencia que tiene el
modelaje en la educación de los menores.

25
Numeral basado en el texto “La prevención temprana de la violencia”, capítulo 12: “Proporcionando
modelos de roles”, escrito por Ronald Slaby y otros, citado anteriormente, páginas 155 –163.
78

Por razones obvias, los padres constituyen modelos particularmente fuertes para sus
hijos. Esto se debe a que “los niños tienden a imitar a aquellos que perciben como
exitosos y a quienes tienen dominio sobre cosas que ellos desean”. La autoridad de los
padres sobre los hijos los hace ver como seres “poderosos” a quienes vale la pena
imitar.

Hay dos maneras muy específicas en las cuales los padres se convierten en modelos,
aún a su pesar:

Por un lado, los niños perciben constantemente sus actitudes, es decir, aquellos
comportamientos que repiten una y otra vez como un patrón. Por ejemplo, los padres se
pueden presentar como personas calmadas y optimistas día tras día o, por el contrario,
pueden actuar de manera malhumorada e impaciente. Se convierten, entonces, en
modelo de calma o de impaciencia.

Por otro lado, los niños encuentran en sus padres un ejemplo de valores o principios
que consideran dignos de seguir. Estos se manifiestan más claramente en sus palabras,
en sus afirmaciones y postulados. Por ejemplo, cuando los padres les explican que
deben esforzarse en hacer sus tareas y no hacer trampa en los exámenes, les están
transmitiendo los valores de la responsabilidad y la honestidad.

Desde esta perspectiva, es fundamental que los padres sean conscientes de la gran
influencia de su ejemplo y sus principios sobre los hijos. A partir del modelaje que los
niños perciben en sus padres pueden desarrollar actitudes de dos tipos:

En primer lugar, los niños pueden asimilar conductas agresivas de sus padres,
impartidas de manera no intencional o consciente por ellos. Por ejemplo, si el niño(a)
ve a sus padres regañando y gritándole a otros niños que se comportan mal, ellos son
propensos a ensayar modos similares de relacionarse con sus compañeros y amigos.

Algo análogo sucede cuando los padres utilizan de alguna manera el castigo físico: si
los niños lo ven estrujar, empujar o golpear a uno de sus hermanos o a ellos mismos con
el fin de someterlos, en algún momento pueden recurrir a las mismas estrategias cuando
deseen algo de sus pares. Consideran que si tal herramienta le funcionó a sus padres,
también les debe funcionar a ellos.

Algunos niños pequeños evidencian esta actitud ante el modelaje de los mayores de
manera muy clara: cuando se enojan con los adultos porque no acceden a sus
solicitudes, les repiten las expresiones o gritos que han escuchado en ellos, por ejemplo,
el niño(a) le dice a la mamá: “¡eres una grosera!”; “¡te voy a pelar!”
79

En segundo lugar, los niños pueden aprenden de sus padres actitudes sociales a partir
del ejemplo que les brindan: cuando ellos les hablan con calma, los escuchan con
serenidad y respeto y asumen una actitud amable en la cotidianidad, con sus actos les
están transmitiendo tales patrones de comportamiento.

Es esencial que los padres tengan esto en cuenta estos elementos, para evitar el
modelaje de actitudes agresivas ante el niño(a) y, por el contrario, cultivar el ejemplo
orientado a la convivencia pacífica y armoniosa.

En tercer lugar, los niños como grandes estrategas, “constantemente están mirando a los
otros en búsqueda de ejemplos de formas nuevas y mejoradas para manejar las
situaciones.26” En este sentido, aprenden de los demás cuales comportamientos son
exitosos en la relación con los otros y cuales no… y aplican los que encuentran
efectivos. Las implicaciones de esto son grandes:

“Cuando los niños observan que el comportamiento agresivo a menudo se permite que
ocurra y tiene éxito, ellos son propensos a incrementar su propio nivel de agresión o a
intentar la agresión por primera vez. De otra parte, cuando los niños observan que los
comportamientos asertivos y prosociales son usados regularmente y de manera exitosa
y que los comportamientos agresivos no, son más propensos a usar esos
comportamientos deseables al relacionarse con sus pares.”27

En otras palabras, si los niños perciben que en el hogar se utilizan conductas violentas
exitosamente para lograr algún objetivo, es altamente probable que progresivamente
asimilen este tipo de comportamientos también como su forma de vida.

Para los niños(as) el ejemplo de sus pares también tiene un gran impacto, debido a la
facilidad de identificarse con ellos y a la percepción de ellos como sus “iguales”. Por
tales razones, cuando el niño(a) presencia el comportamiento de sus contemporáneos
considera que este es viable y, según el contexto deseable. Por ejemplo, si un
compañero logra resultados por medio de la agresión, tal conducta se puede tornar
“digna de imitación” para el niño(a). Igualmente puede suceder si el contexto favorece
los comportamientos sociales, como la colaboración y la solidaridad.

Podemos enfatizar este importante aspecto en otros términos: los padres deben estar
alerta para no permitir que en su hogar sean aceptadas o premiadas formas de
comportamiento violentas entre los hermanos, o entre su hijo y sus amigos o primos.
Por el contrario, deben estar atentos a resaltar los modos de interacción sociales.

Es recomendable también debatir con el niño(a) sobre roles sociales que constituyen
modelos de convivencia civilizada, por ejemplo debatir sobre lo que hacen el cartero,
los trabajadores de un edificio en construcción, el conductor del bus, la enfermera y el
médico, etc. De este modo, se afianza la valoración de los modelos positivos.

Finalmente, es de utilidad que los padres enfaticen con sus palabras los ejemplos de los
niños válidos de imitación o situaciones ilustrativas, con el fin de potenciar las ventajas
del modelaje. Esto significa que los padres brinden expresiones como; “¡Mira! Susana

26
Slaby, Ronald y otros, op. Cit.pag. 155.
27
Slaby, Ronald y otros, op cit. Pag. 155.
80

le ayudó a Pedro a recoger los bloques que se le cayeron” o, “!estamos compartiendo


muy rico todos, aquí en la manga!”

- El cultivo de los valores en el hogar.

En el numeral anterior, veíamos como los padres son “modelo” o ejemplo de conductas
y de valores para el niño(a). Sin embargo, el solo “modelaje” de los principios y
valores no es suficiente herramienta para cultivarlos en el hogar. Hay que combinar el
ejemplo con otra multiplicidad de estrategias para facilitar que el niño(a) los introyecte.

Recientemente, se ha vuelto moda en nuestro medio hablar sobre los valores y hacer
campañas para cultivarlos. Esto ha producido un efecto adverso: el tema se ha
devaluado en gran medida. Se ha agotado. El asunto se ha convertido en un concepto
un poco vacío. Sin embargo, vale la pena reivindicar este tópico. Tendríamos, entonces,
que preguntarnos: ¿Qué sentido tiene la enseñanza de los valores a los niños?

La promoción de los valores está relacionada con la esencia misma de la educación en


el hogar: Ésta no solo debe estar orientada a brindar información al niño(a). Es
indispensable construir con ellos también un ética de vida. Es necesario promover su
“formación” integral como personas.

Los valores son una forma especialmente clara y accesible de construir con el niño(a)
esa formación ética: mientras hablar sobre la ética es percibido, en general, como algo
abstracto, reflexionar sobre los valores constituye algo concreto e íntimamente
relacionado con la cotidianidad.

Los principios y valores son importantes como herramienta de prevención de la


agresión en dos direcciones muy específicas:

Por un lado, la formación en valores concretos de convivencia constituye un insumo


invaluable para el desarrollo de las habilidades sociales. Esto implica que los padres
reflexionen con sus hijos de forma clara y manifiesta sobre principios tales como la
solidaridad, la generosidad, el perdón, la autonomía ante la presión social, el respeto de
la diferencia, la tolerancia, etc.

Por otro lado, los padres pueden a través del cultivo de los valores proveer a sus hijos
de una ética integral, es decir, de un sistema de principios que les permita ubicarse
claramente no sólo respecto a la violencia, sino a la vida misma. Esto conllevaría a
reflexionar también sobre principios como la perseverancia, la fe en el futuro, el sentido
del estudio y del trabajo, etc.

Podríamos expresar esto en otras palabras: los padres tienen el potencial de construir
con sus hijos elementos para un “proyecto de vida”, es decir un sistema completo de
principios éticos. Éste, le permite al individuo reflexionar claramente acerca de sus
deseo, acerca de su futuro y comprometerse con la realización de sus aspiraciones. Por
ejemplo, si se logra concientizar al niño(a) del valor que del estudio para la realización
de sus sueños, ellos se van a comprometer con el estudio por voluntad propia.
81

Reflexionar sobre los principios, los valores y el proyecto de vida conduce a pensar
necesariamente sobre las consecuencias de nuestros actos actuales. Esto permite tener
conciencia de los efectos que podemos recoger eventualmente si nos comprometemos
en actividades destructivas.…o constructivas.

Hay varios elementos a tener en cuenta respecto al cultivo de los valores en el hogar:

-Es necesario hablar de ellos de manera explícita, es decir, nombrarlos de manera clara.
Según esto, es conveniente que los padres brinden expresiones concretas como; “la
solidaridad es necesaria. Solidaridad es apoyarnos cuando tenemos dificultades. Por
ejemplo, hoy cuando le ayudamos a Simón cuando se cayó fuimos solidarios”.

-Es importante crear escenarios para debatir sobre los valores y principios en el hogar.
Para ellos, se puede reflexionar sobre situaciones que se han presentado en el hogar, en
el colegio o a nivel social y revisar los valores practicados por las personas en tales
eventos. También puede igualmente debatirse sobre películas o cuentos analizando los
valores o antivalores de los personajes.

- Uno de los valores primordiales a ser promovidos en el niño(a) es el de la


autogratificación. Ésta consiste en la capacidad de reconocerse y recompensarse uno
mismo por las acciones realizadas. Es la virtud de sentirse uno mismo satisfecho al
considerar que hizo lo que era adecuado. La autogratificación deriva de la coherencia
entre lo que hemos realizado y nuestros principios y valores.

Esta virtud le permitirá al niño(a) independencia ante la presión de su pares y ante el


elogio, el reconocimiento o las recompensas de los adultos ( o la falta de tales aspectos).
En consecuencia, por medio de la autogratificación se logra que la persona actúe
éticamente por su propia convicción, factor clave en la prevención de la violencia.

-Es imprescindible que los padres sean conscientes de que el cultivo de los valores es
un proceso: no puede esperar resultados inmediatos. A veces, el efecto de su labor se
percibe a las semanas, a veces a los meses o años.

Cultivar valores es como sembrar semillas que no sabemos donde y cuando


germinarán. Hay que tener certeza sobre la importancia de esta misión y hay que tener
fe en el trabajo en esta dirección. Cuando no se tienen tal fe y certeza, se cae fácilmente
en el inmediatismo y la desesperanza. Entonces, los padres pueden sentir que las
enseñanzas y los mensajes que se esmeran en aportar día tras día no tienen ningún
sentido…y dejan de cultivar estas vitales semillas del futuro.

-Finalmente, los padres deben ser conscientes de que la transmisión de valores y


principios a sus hijos exigen en ellos una actitud amorosa y cercana con sus hijos: los
niños sólo escuchan realmente a quienes se acercan a ellos a través de una relación
cálida y afectuosa.

b) Descripción de la sesión 8.

- Metodología: taller reflexivo.


82

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Reflexionar con los participantes sobre la ética hogareña, sobre los principios y
valores, especialmente los orientados a la convivencia.

 Debatir con los participantes sobre la formación de niño(a) en el respeto de la


diferencia.

 Reflexionar con los participantes sobre el ejemplo o “modelaje” como factor de


educación en la familia.

 Propiciar que los participantes construyan estrategias para un adecuado


“modelaje” ante el niño(a) y para el cultivo de valores y principios de
convivencia en el hogar.

 Brindar a los participantes aportes sobre el tema.

- Áreas probables a explorar.


( Bosquejo de focos o temas probables )

 Importancia de la reflexión sobre los valores familiares.


 Definición de los valores fundamentales para la convivencia.
 La formación del niño(a) en el respeto de la diferencia y en la tolerancia.
 La importancia e impancto del ejemplo o “modelaje” sobre el niño(a).
 Estrategias para promover en la familia valores y principios de convivencia.

c)
SESIÓN 8 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN
83

TALLER:
“LA ÉTICA FAMILIAR:
LOS PRINCIPIOS, LOS VALORES Y EL EJEMPLO”

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Opcional: dinámica de socialización y recreación.

20 – 25 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología:
construir juntos ( propuestas, alternativas, respuestas e inquietudes
- sobre el tema)

- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

25 – 40 min. --- graffiti en hojas de papelógrafo:

Se divide el grupo en subgrupos de 4 ó 5 personas. Se les asigna la siguiente


- tarea:

a) “Reflexionar sobre los 5 valores o principios más importantes para la


convivencia armoniosa en la familia.” (Se les dan 10 minutos para esto.)
b) “Escribir los 5 valores seleccionados en una hoja de papelógrafo.”

40 – 50 min. --- Presentación de los graffitis de los subgrupos.

50 -- 100 min. -- Plenaria (Debate). Ver “bosquejo de focos probables”, pag. anterior.

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.

d) BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA

- ¿Qué finalidad tiene reflexionar con los padres sobre la ética familiar?
84

- A través de la reflexión, se pueden hacer conscientes de los valores y principios


que han estado aplicando. De este modo, puede tomar la decisión de cambiar algunos.

- Es primordial debatir acerca de los valores necesarios para una convivencia


armoniosa y civilizada. Estos apuntan a evitar la agresión en la familia.

- Es importante reflexionar acerca de las estrategias para transmitir principios y


valores a los niños(as). Así se facilita a los padres sus funciones.

- Asumir perspectiva de los demás le permite al niño(a) comprender que cada


persona tiene un lugar en el mundo diferente al suyo, que cada uno tiene su propia
visión.

- La empatía es la capacidad de compartir con los otros respuestas afectivas. Exige


estar en condiciones de identificarse en alguna medida (no totalmente ) con sus
sentimientos y emociones.

- El niño(a) debe desarrollar estas dos cualidades para compartir de manera


respetuosa y amable con los demás. Por medio de ellas, adquiere conciencia social.
Estas habilidades se desarrollan plenamente en el niño(a) entre los 2 y los 5 años.

- El niño(a) necesita también formación en la tolerancia, es decir, una ética de


convivencia en la diferencia. Esto implica brindarle de manera clara y manifiesta
valores de “respeto y no discriminación”.

- Los niños(as) asimilan gran cantidad de aspectos a partir de la observación de


quienes están a su alrededor, de su ejemplo, a través del “modelaje”.

- Los niños(as) pueden asimilar patrones agresivos de sus padres, impartidos de


manera no intencional o consciente por ellos.

- Los niños pueden aprenden de sus padres también comportamientos sociales a


partir del ejemplo que les brindan.

- Los padres deben estar alerta para no permitir que en su hogar sean aceptadas o
premiadas formas de comportamiento violentas. Por el contrario, deben estar atentos
a resaltar los modos de interacción sociales.

- Reflexionar sobre los valores en el hogar aporta a las habilidades sociales, facilita
a los niños(as) construir una ética integral y definir un proyecto de vida.

-Es necesario hablar sobre los valores de manera explícita


-Es importante crear escenarios para debatir sobre los valores y principios en el
hogar.
85

SESIÓN 9:

TALLER:
“EL MANEJO DE LOS CONFLICTOS EN EL HOGAR”

a) Conceptualización.

¿Por qué reflexionar sobre estrategias para el manejo de los conflictos?

Los padres tienen diversas alternativas para prevenir los conflictos en sus relaciones con
el niño(a). Nos hemos referido a algunas de ellas previamente, por ejemplo, el cultivo
de los valores de convivencia en la familia, la comunicación, un adecuado manejo de la
autoridad, una sana expresión de la afectividad y otras.

Sin embargo, a veces estos recursos preventivos no alcanzan y se instala el conflicto


entre los padres y el niño(a). Al referirnos al conflicto, estamos haciendo alusión a los
momentos en que las diferencias adquieren una magnitud considerable y se llega a
cierto punto de estancamiento en la resolución de éstas, cierto punto de choque entre las
partes involucradas.

Podríamos expresar esto en otros términos: el conflicto se presenta allí donde se


manifiesta una diferencia significativa entre los miembros de la familia e inicialmente
no se evidencia una solución accesible.

Los conflictos pueden desatarse por diversas razones: pueden ser el efecto de
diferencias de opinión, por ejemplo, el niño(a) quiere que se le permita compartir con
algún vecino que sus padres desaprueban. Pueden ser el resultado de divergencias sobre
la administración de bienes u objetos. Pueden ser causados por “explosiones afectivas”
producidas por alguna crisis en la familia. En tal caso, podría suceder que todos están
irascibles o susceptibles y ante cualquier evento insignificante, estalla el conflicto.

Los conflictos pueden ser manejados de manera adecuada o inadecuada. Cuando la


forma de enfrentarlos es inapropiada, la problemática en cuestión no se resuelve. En
consecuencia, el conflicto puede quedarse “congelado” hasta estallar nuevamente con
mayor fuerza, o puede, intensificarse inmediatamente. En ambos casos, los
sentimientos negativos implicados ( enojo, frustración, dolor, tristeza, confusión, etc.)
tienden a fortalecerse y complican el panorama: aumentan, entonces, las probabilidades
de desbordamiento afectivo y de agresión en la familia.

Por el contrario, si los conflictos se enfrentan de manera adecuada en el hogar,


eventualmente se construyen soluciones y alternativas ante estos. De otra parte, se
convierten en la oportunidad de aprender la familia sobre el compartir en la diferencia,
sobre el respeto, sobre la tolerancia... y al superar la crisis, la familia logra una mayor
madurez.

Vale la pena expresar esto en otros términos: los conflictos manejados adecuadamente
constituyen oportunidades para la familia avanzar en los valores de convivencia y
evolucionar hacia niveles de mayor desarrollo.
86

Por estas razones, es de gran relevancia reflexionar con los padres sobre estrategias para
el manejo de los conflictos.

- Primer paso ante el conflicto: ¡serenarse!

Sin lugar a dudas, el efecto más notorio e inmediato de los conflictos es su potencial de
perturbación de los padres y el niño(a): éste produce inevitablemente emociones fuertes
y desbordadas. Ante tales sentimientos, se presenta la propensión a recurrir a la agresión
como forma de desahogarse o como alternativa de “presionar” hacia una resolución
forzada, tanto de parte del niño(a) como de los padres. Pensemos, por ejemplo, en los
padres o su hijo(a) claramente enojados ante una contrariedad, gritando o dando golpes.

Por este motivo, el primer paso ante los choques en el hogar tiene que ser “serenarse”.
La calma o la ira frecuentemente “circulan” y se retroalimentan en los momentos de
discusión acalorada. Por ejemplo, una persona enojada le grita a su interlocutor y éste le
responde con mayor enojo.

Si los padres reaccionan con serenidad ante el enojo del niño(a), ante sus discusiones o
reclamos, las posibilidades de que él (ella ) se comunique con calma se multiplican.
Esto, de entrada, facilita un abordaje amable y apacible del problema, lo cual propicia
una escucha ecuánime de ambas partes y la construcción de alternativas.

Hay varios elementos que los padres pueden tener en cuenta respecto a este punto:

Por un lado, pueden tomarse un "tiempo de enfriamiento", el período requerido para


calmarse y poder discutir con la moderación necesaria. No es recomendable, de ninguna
manera, que los padres debatan con el niño(a) mientras estén bastante alterados.
Tampoco es conveniente que le anuncien sanciones en estas condiciones. En ambos
casos, son muy altas las probabilidades de expresar palabras hirientes, de golpear, de
tirar cosas o de imponer sanciones excesivas.

Para lograr el tiempo de enfriamiento, basta postergar explícitamente el debate hasta


otro momento y tomar alguna medida que propicie el retorno de la ecuanimidad. Dentro
de tales medidas, se sugiere que los padres recurran a técnicas que los relajen, si es
necesario, como salir a caminar un rato y reflexionar, respirar profundo y con
concentración por unos minutos, aquietar su mente mientras escuchan música suave,
darse un baño en ese instante, etc.

Si el niño(a) es quien esta excesivamente perturbado ante el conflicto, los padres pueden
ayudarle a relajarse, compartiendo con el alguna de las técnicas propuestas u otras. De
esta manera, le estarán facilitando la construcción de opciones de manejo de su propia
afectividad.

A veces, el tiempo de enfriamiento es de gran utilidad para los padres dialogar acerca
del manejo probable que la van a dar al conflicto. Por ejemplo, pueden reflexionar
acerca de las causas de éste ( ¿por qué esta tan enojado el niño? ...¿Por qué les produce
tanta molestia la situación a ellos? ). O, pueden debatir acerca estrategias para manejar
el problema o aplicar sanciones ( ¿van a escuchar al niño primero? ...¿van a negociar? ...
¿qué sería negociable? ... ¿La sanción debe ser severa o moderada? ).
87

Es esencial que ante conflictos con el niño(a) los padres sean suficientemente pacientes
y tolerantes. Deben comprender que su desarrollo es un proceso y hay elementos que irá
integrando sólo de forma progresiva. En este sentido, deben modular sus expectativas a
la edad del menor.

De otra parte, es importante que los padres sean conscientes de que el niño(a) necesita la
oportunidad de equivocarse, sin ser reprimido ni estigmatizado por esta razón. Los
errores no constituyen una parte indeseable del proceso de formación. Por el contrario,
son inevitables y se pueden aprovechar como oportunidades de aprendizaje ( sin
promoverlos, obviamente). Parte importante del proceso de desarrollo del niño(a)
consiste en esto. Para lograrlo, los padres pueden “analizar” con el niño(a) sus errores y
observar “que lecciones aportan” para tener en cuenta en una próxima ocasión.

Finalmente, los padres deben estar atentos a revisar también sus propios planteamientos.
Podrían ser ellos quienes están errando por algún motivo y han estado atribuyendo al
niño(a) lo que no le pertenece. Por ejemplo, pueden haber estado cifrando en él (ella)
expectativas excesivas, pueden haber tomado decisiones que lo (la) afectan con
información insuficiente, pueden estar propiciando faltas debido a una administración
inadecuada del tiempo... ( Ver el numeral: “Autoridad, rutinas y espacio hogareño.” )

- La palabra y la escucha: alternativas fundamentales de resolución de conflictos.

Además de serenarse, es primordial que ante el conflicto ambas partes hablen sobre lo
que les está sucediendo. La palabra tiene efectos de valor insuperable para el abordaje
de los conflictos: Por un lado, cuando las personas hablan sobre lo que las aqueja
(aquello que las enoja, las entristece, las confunde, etc. ), se desahogan. De esta manera,
se produce en ellas un alivio y se torna más fácil comunicarse y escucharse.

Por otro lado, cuando las personas hablan sobre lo que las inquieta, se logra mayor
claridad acerca de lo que está sucediendo. Por ejemplo, los padres se sienten
perturbados porque a el niño(a) le está yendo mal en la escuela. Si se sientan a hablar
sobre esto pueden dilucidar con mayor precisión lo que está pasando: ¿realmente le está
yendo mal en la escuela? ...¿Cómo se siente allí el niño(a)? ...¿Tiene algún problema
que no haya contado en su casa? ...

Finalmente, cuando se habla sobre los problemas y estos se clarifican a través de la


palabra, se facilita la definición de estrategias y acuerdos. En este sentido, la palabra
posibilita que cada parte asuma sus responsabilidades con claridad. Por ejemplo, en el
caso hipotético del niño(a) que va mal en el colegio, se descubre que ha tenido mucho
sueño en las clases y esto le ha dificultado concentrarse. En consecuencia, se llega al
acuerdo de que él (ella) se acueste más temprano los días de estudio.

Hay que enfatizar aquí que cuando nos referimos al hablar no se trata de cualquier tipo
de palabras. Debe ser unas que conduzcan hacia la resolución de los conflictos, es decir,
palabras constructivas. Esto implica evitar las palabras violentas ( aquellas que hieren ),
o las que en lugar de facilitar la superación del conflicto lo recrudecen, como las ironías,
las indirectas, las cuentas pendientes que se recalcan una y otra vez.
88

Es importante en la familia hablar sobre los conflictos, sobre los aspectos negativos y
sobre lo que afecta a los padres y el niño(a) pero con miras a desahogarse sanamente y a
encontrar soluciones entre todos, no a quedarse “dándole vueltas al conflicto y al
resentimiento.”

Además de hablar de manera adecuada sobre los conflictos, se requiere que padres e
hijo(a) se escuchen. Para lograr este objetivo, pueden asumir turnos en los cuales cada
uno habla sin ser interrumpido por los otros. Además, debe ser una escucha sincera, es
decir, una escucha que tiene en cuenta los argumentos que los otros están expresando y
admite la posibilidad de que los otros tengan la razón, en mayor o menor medida.

Finalmente, debe haber una actitud de negociación, es decir, la disposición de ambas


partes a establecer acuerdos en los cuales cada uno puede ceder en algo ( si es posible y
conveniente ) y todos pueden “ganar”. Es esencial que la autoridad ante el niño(a) no se
plantee de manera inflexible, pues, de esta forma se le está impidiendo participar en la
construcción de las relaciones y las acciones familiares. Así, se le esta exigiendo
someterse al "autoritarismo." (Esto se diferencia de los momentos en los que los padres
deben entrar a fijar límite de manera estricta.) (Ver el numeral: “Autoridad y límite”.)

A menudo, los padres sienten que el niño(a) no puede tener la razón, que son ellos
quienes portan el saber y la experiencia. En otros casos, piensan que si acceden a
solicitudes del niño(a) pierden autoridad. Ambas posturas son equivocadas. Por el
contrario, una autoridad que logra acuerdos y negociaciones con el niño(a) conservando
el límite adquiere mayor legitimidad, respeto y aceptación para él (ella).

Una estrategia que se sugiere para la escucha de los padres hacia el niño(a) en
momentos de conflicto se denomina “escucha reflectiva”28. Consiste en que los padres
estén repitiendo aquello que el niño(a) va diciendo a medida que lo expone, sin
rechazarlo ni censurarlo, como “reflejándolo”. Pueden ser las palabras literales o
interpretadas.

Este tipo de escucha le evidencia al niño(a) que está siendo realmente escuchado y
valorado, lo cual tiene efectos sobre el manejo de los conflictos. De otra parte, le facilita
al niño(a) percibir con mayor claridad sus argumentos y los padres evitan responder de
manera automática, sin calcular sus propios planteamientos.

Veamos un ejemplo de escucha reflectiva: Natalie, de 7 años de edad, le expresa a sus


madre: "estoy muy brava con Susana porque no me invitó a su fiesta!'" . Ella le
responde: "Estas enojada con Susana, por lo que hizo..." (O, ..."Lo que hizo Susana, te
afectó... ¿Por qué crees que ella haya actuado así?” )

La escucha reflectiva tiene dos grandes virtudes en la comunicación con el niño(a):

Por un lado, le permite expresar sus sentimientos con el respectivo reconocimiento de


sus padres. De esta forma, se evita la frecuente descalificación que se hace de los
sentimientos negativos del niño(a) al decirle cosas falsas con la intención de que no
sufra, como; “¡no te enojes por eso, no tiene importancia!”. O, en el supuesto caso

28
(Cfr.) Dinkmeyer, Don y Gary d. McKay, El libro de los padres, American Guidance Service, Tercera
Edicion, 1989, EE. UU. Pag. 48.
89

antes mencionado: “Debe ser que Susana pensó que tu no querías ir.” (El niño necesita
enfrentar sus verdades, pero de la manera adecuada y con el apoyo conveniente de sus
padres.)

Por otro lado, la escucha reflectiva le permite a los padres ir articulando interrogantes
cada vez más profundos con base en lo que escuchan del niño(a) y le retornan. De este
modo, se da un esclarecimiento cada vez mayor del conflicto en cuestión.

- Ante infracciones repetitivas del niño(a), investigar qué sucede.

Los comportamientos de los seres humanos no se presentan al azar. Existen razones que
los motivan. Las conductas agresivas en el niño(a) no son la excepción a esta situación.
Por eso, cuando él (ella) se este comportando de manera irregular, es conveniente que
los padres se interroguen y exploren sobre que puede estar sucediendo: a menudo, con
sus conductas violentas, el niño(a) está expresando algo que no ha sido capaz de
manifestar en palabras.

Las situaciones que pueden estar produciendo los comportamientos del niño(a) son
múltiples: puede tener dificultades en su colegio con sus compañeros o sus profesores y
se siente frustrado o confundido. Puede haber presenciado una escena traumática ( en su
escuela, en la casa de algún amigo ) de la cual no se ha atrevido a hablar y la cual lo
tiene impactado. Puede estar pasando por una crisis personal debido a su edad o su
evolución y ésta le produce enojo y temor...

Para detectar que le pueda estar aconteciendo al niño(a), los padres pueden observarlo y
comparar su conducta actual con la de otros momentos. Pueden también dialogar con él
(ella) de manera sincera y explorar sobre los comportamientos indeseados. Pueden
dialogar con los profesores del niño(a) para obtener mayor información sobre sus
conductas y reacciones en los últimos días. Si es necesario, pueden recurrir a personas
que les brinden asesoría: los profesores, el psicólogo de la escuela, el sacerdote de la
parroquia u otras personas.

- ¿Cómo evitar la instalación de la atención negativa hacia el niño(a)?

A menudo, las conductas agresivas del niño(a) se deben a que no están recibiendo
suficiente atención de parte de sus padres o de los adultos de su familia. Los niños
necesitan que se les brinde atención. Cuando no logran obtenerla a través de
comportamientos positivos, de todos modos la consiguen recurriendo a conductas
negativas. Por ejemplo, un menor que no está recibiendo suficiente afecto y apoyo de
parte de sus padres, puede percibir que cada vez que hace un daño en el hogar o comete
alguna falta en el colegio, ellos están pendientes de él: le echan cantaleta por varios
días, lo están observando para que no haga más daños o mejore en sus estudios, etc.

En la medida en que de esta forma si recibe la mirada y el afecto de sus padres, es


probable que esta forma de interrelación se instale. Podríamos resumir lo anterior de la
manera siguiente: cuando el niño no recibe suficiente atención positiva, puede recurrir a
la búsqueda de atención negativa.
90

La agresión es una de las formas más típicas en los niños para obtener atención
negativa. Slaby y sus compañeros lo expresan de manera bastante clara:

“El comportamiento agresivo es aprendido o reforzado cuando los niños son


recompensados, como es el caso a menudo, por la agresión. Con un solo acto agresivo,
un niño puede lograr un juguete o un turno; hacer que otros niños lloren, griten o
corran; hacer que adultos se muevan rápidamente y hablen de manera recia y hacer que
un objeto vuele por el aire y se choque con un golpe que les produce satisfacción. Aún
si el niño no recibe un beneficio tangible del acto agresivo, el causar una perturbación
pronunciada, con la atención acompañante de parte de sus pares y del profesor, puede
ser una recompensa por sí misma”29.

Lo que hemos planteado tiene grandes implicaciones en el hogar: cada vez que los
padres regañan fuertemente a su hijo(a) o le gritan, cada vez que lo sancionan
severamente, cada vez que pierden la paciencia ante él (ella) y él los ve correr agitados,
pueden estar promoviendo en é (ella) un patrón de atención negativa.

El problema es que es mucho más fácil prestarle atención a los actos negativos que a
los positivos. Es más probable que los padres sean claramente consciente de los
momentos en que su niño ha estado “necio” ( y se lo señalen ) que de aquellos
momentos en los que su hijo ha estado totalmente juicioso desempeñando sus labores.

Es particularmente importante que los padres estén atentos a los casos en los que las
infracciones del niño(a) son repetitivas, a pesar de sus advertencias y amonestaciones.
Aquí podría sospecharle una intención inconsciente de ser tenido en cuenta de parte del
niño(a) a través de ellas.

Para la prevención de la agresión y el cultivo de las habilidades sociales, es


imprescindible disminuír o eliminar la atención negativa en el hogar y promover la
atención positiva. En otras palabras, es primordial que los padres eviten relacionarse
con su hijo(a) a través de sus infracciones y promuevan el relacionarse con él(ella) a
través de sus acciones constructivas.

Las alternativas para brindar atención positiva son múltiples. Dentro de ellas podemos
incluir la valoración, el reconocimiento, el estímulo, el apoyo y el acompañamiento
hacia el niño(a), la clara sustentación de las normas y otras. ( Ver el numeral:
“Características de la autoridad constructiva y positiva”.)

Si el niño(a) recibe la atención positiva y afectuosa que necesita de sus padres y se


aplican con él (ella) estrategias de diálogo, establecimiento de acuerdos y negociación,
las probabilidades de que recurra a la atención negativa se minimizan. En consecuencia,
los comportamientos agresivos y las infracciones a las normas tienden a desaparecer.

29
Slaby, Ronald G. Y otros, Early Violence Prevention, tools for teachers of young children, National
Association for the education of young children, Washington, D.C. segunda edicion, 1996, capitulo:
"Responding in effective ways", pags. 59 - 81.
91

- La enseñanza de las habilidades sociales.

Hay casos en los cuales los comportamientos agresivos del niño(a) no se deben a las
razones mencionadas: no hay situaciones problemáticas que estén produciendo
frustración o enojo en él (ella); no le falta atención positiva de parte de sus padres; no
está en crisis. A veces, las conductas agresivas del niño(a) se deben simplemente a que
desconoce ciertos elementos de cortesía y de relaciones sociales que hacen que
“parezca grosero y agresivo”, sin que realmente esa sea su intención. Por ejemplo, si el
niño(a) se acerca a su primo y le arrebata un juguete sin mediar ninguna palabra, él
podría interpretar esto como una agresión: no le preguntó si podía cogerlo, no le ofreció
nada a cambio, no le dio las gracias...

Este comportamiento social inadecuado que se puede confundir con la agresión, es muy
factible en los niños(as) más pequeños ( 3 a 5 años de edad ), que aún están en los
niveles más tempranos de su proceso de socialización.

Podríamos expresarlo de otra forma: los niños(as) menores con frecuencia ignoran “los
protocolos y los procedimientos” implicados en las interacciones con los otros y, en
consecuencia, pueden “atropellar” a sus pares sin que ese sea su propósito o no tienen
las herramientas para expresar adecuadamente sus sentimientos y sus necesidades.

Ante la agresión del niño(a), vale la pena que los padres observen si esta situación
puede estarse presentando: ¿tal vez el niño(a) no sabe que gritar ferozmente produce un
efecto molesto en los demás? ...¿Quizá no comprende que cuando utiliza palabras
insultantes u obscenas causa un impacto negativo en los otros? ...¿Tal vez no ha
aprendido todavía a “hacer trueque” de juguetes con sus amiguitos o sus primos?...

Varios autores proponen una gama de “habilidades sociales”30 que es esencial que los
padres o profesores enseñen al niño(a), especialmente en las edades mencionadas.
(Hemos abordado la mayoría a través del texto, debido a su gran relevancia). Veamos
las principales:

1. Escuchar.
2. Pedir la palabra.
3. Interpretar adecuadamente los accidentes.
4. Captar los sentimientos del otro (empatía)
5. Ofrecer ayuda.
6. Conocer los propios sentimientos.
7. Expresar los propios sentimientos.
8. Compartir.
9. Aceptar “no” por respuesta.
12. Resolver un conflicto con otros.
13. Mostrar afecto.
14. Recompensarse uno mismo.
10. El autocontrol.
11. Relajarse

30
(Cfr.)McGinnis, Ellen y Arnold P. Goldstein, Skillstreaming in early childhood, Research Press, Illinois,
1990, 189 pags.
92

15. Seguir instrucciones.


16. Hablar amablemente.
17. Ignorar (no responder a la provocación ).
18. No retaliar (No buscar la revancha ).
19. Pedir ayuda.
20. Decir “no” a peticiones indeseables.

Las habilidades sociales se pueden enseñar por medio de varias estrategias, como las
siguientes:

 La dramatización: los padres dramatizan primero y luego le solicitan al niño que


repita.
 La narración de cuentos en los cuales se mencionan las fórmulas de cortesía. Por
ejemplo, los padres le narran al niño(a): “entonces, el osito que iba por el
camino, le pidió a los árboles que le dijeran donde quedaba el castillo. Luego,
les dijo: “¡muchas gracias, árboles!””)
 La construcción conjunta entre padres e hijos a través del diálogo. Por ejemplo,
los padres comentan con el niño(a): “Viste como se enojó Simón cuando le
quitaste el juguete de esa forma? ...¿Qué crees que podrías hacer para que no se
enoje así la próxima vez?”

- La aplicación de sanciones o “consecuencias”31.

Hay casos en los que, a pesar de agotar los padres todos los recursos disponibles, el
niño(a) comete infracciones significativas. En consecuencia, se hace necesario aplicar
sanciones. No hacerlo cuando es requerido, desvalora y desvirtúa la autoridad. No
aplicar sanciones cuan el niño(a) lo amerita, transmite el mensaje implícito de que está
permitido hacer lo que se desee, inclusive agredir y violentar a los demás y no
aparecerán límite ni consecuencias adversas. Como resultado, la conducta agresiva
tiende a instalarse como una opción “aceptable”.

Las sanciones que los padres pueden utilizar son diversas. Slaby y sus colegas
proponen llamarlas más bien “consecuencias” y no administrarlas como si fueran
sanciones. Se les debe quitar el matiz punitivo y manejarlas con ecuanimidad y
neutralidad ante el niño(a). Simplemente, son efectos que van a obtener si cometen una
infracción.

Plantean tres tipos de consecuencias:

a) En primer lugar están las relacionadas con la infracción. Implican privar al niño(a)
de un recurso al que está accediendo de manera inadecuada. Por ejemplo, si le está
quitando el turno a alguien, puede ser enviado al último lugar de la fila. Si le ha quitado
un juguete a otro niño(a), puede quedarse sin este juguete por un tiempo mayor al
correspondiente ( 5 ó 10 minutos más sin él).

31
Numeral basado en el texto "Prevencion temprana de la violencia, Ronald Slaby y otros, capitulo:
"Respondiendo de forma efectiva. (Obra citada previamente). Slaby, Ronald y otros, op. Cit. Pags. 59-81.
93

b) En segundo lugar están las reparaciones. Consisten en solicitarle al niño(a) de


manera inmediata la realización de acciones que compensan en alguna medida el daño
infligido. Por ejemplo, traer hielo para ponerle al niño aporreado en el brazo, recoger
todos los pedazos de un objeto que quebró al tirarlo violentamente al suelo, etc.

c) Finalmente, está la opción de práctica substitutiva e inmediata de la conducta


esperada. Por ejemplo, se le puede pedir a un niño que le acaba de arrebatar a otro un
juguete que nos muestre como si debería solicitarle al otro los objetos. Este
comportamiento puede ser ensayado varias veces, con una exhortación acerca de
hacerlo de esa manera la próxima vez.

Hay varias sugerencias que pueden tener en cuenta los padres, en el momento de aplicar
sanciones o consecuencias:

- Las sanciones deben aplicarse con serenidad. De esta manera se está evitando dar
atención negativa al niño(a). Si él percibe que con su conducta armó un “alboroto
enorme” y perturbó intensamente a sus padres, puede instalarse un patrón de atención
negativa. Además, con la calma también se evita que los padres impongan una sanción
excesiva. En caso de que los padres estén alterados, es mejor que esperan a serenarse
para sancionar.

- La sanción debe ser proporcional a la infracción. Cuando los padres aplican sanciones
excesivas al niño(a) ante su agresión, paradójicamente, el termina siendo “violentado”
por la respuesta abusiva de sus padres.

- Es importante que las sanciones o consecuencias le posibiliten al niño(a) aprender. De


hecho, este es el objetivo primordial de tales medidas. Si el niño(a) no comprende el
sentido y la motivación de las sanciones, estas se convierten en un verdadero
desperdicio y el “se adapta a ellas con resignación”, pero no hay avance en su
formación.

Por esta razón, es conveniente dialogar con el niño(a) sobre las sanciones y la
justificación de su aplicación. Esto se puede hacer en el momento en que haya pasado el
conflicto y haya calma. El niño(a) debe entender por qué razón lo que hizo es
inadecuado, cuales son los efectos de sus actos, qué pasaría si el continúa con ese tipo
de conducta...

En algunos casos, después de reflexionar sobre la infracción, se puede negociar con el


niño(a) la sanción que merece y aplicar una medida justa. Esta negociación también
puede hacerse previamente, cuando los padres estén sustentando el sistema de normas y
sanciones en el hogar. Cuando el niño(a) puede participar en la construcción tanto de las
normas como de las sanciones, percibe más claramente el significado de éstas y las
probabilidades de acogerse amablemente y de aprender de ellas se multiplican.
94

-Dentro de las consecuencias a ser consideradas está el “time-out” o retirada temporal


de alguna actividad. Al establecer dicha consecuencia, se le puede sustentar al niño(a),
por ejemplo, “si le quitas los juguetes a alguien o le derrumbas las construcciones a los
otros, será necesario que te retires por un rato.”

Al aplicar esta sanción, se le dice serenamente al niño(a), por ejemplo, “está prohibido
que le quites los juguetes a los otros. Debes retirarte por 5 minutos”. (Se le puede
explicar cuanto tiempo es esto). Si es necesario se acompaña al niño hasta la zona del
“time-out”. Esta puede ser a un lado del área donde se está jugando. Nunca se debe
administrar el tiempo de retirada en un cuarto solo o cerrado.

- Las consecuencias ante las infracciones deben combinarse con una gama de opciones
de atención positiva ante los comportamientos adecuados que presente el niño(a)
durante el mismo tiempo: reconocimiento, estímulo, valoración, afecto, premios. De
esta forma se establece un "sistema de sanciones" que el niño va a enfrentar si comete
infracciones, simultáneamente a un "sistema de consecuencias positivas" que va a
obtener si su comportamiento es aceptable y adecuado.

Como efecto de estas dos vías, el niño(a) percibe que las consecuencias no ocurren al
azar o como un patrón persecutorio de los padres o mayores hacia el (ella). Es un
asunto de su relación con la realidad: si opta por comportamientos destructivos y
agresivos, tendrá efectos negativos, si decide actuar de manera constructiva y social,
tendrá resultados favorables.

A medida que el niño avance en sus cambios, es importante introducir el elemento de la


autogratificación, la recompensa interna y personal por los comportamientos
adecuados. De esta forma, el niño se va independizando cada vez más de las
recompensas materiales y del reconocimiento de los mayores, hasta lograr actuar
éticamente por su propia convicción.
95

b) Descripción de la sesión 9.

- Metodología: taller reflexivo.

- Participantes: miembros de 6 familias: padres o adultos responsables por el niño(a).

- Número de participantes: entre 12 y 18.

- Duración de la sesión: aproximadamente 2 horas.

- Objetivos de la sesión:

 Reflexionar con los participantes sobre los conflictos que se presentan entre
padres e hijos y la manera de enfrentarlos adecuadamente.

 Debatir con los participantes sobre los conflictos que se le pueden presentar al
niño fuera de su hogar ( especialmente en su barrio ) y la manera de prepararlo
para manejarlos de manera apropiada.

 Propiciar que los participantes construyan estrategias para un adecuado manejo


de los conflictos en el hogar y para la formación del niño(a) en este aspecto.

 Brindar a los participantes aportes sobre el tema.

- Áreas probables a explorar.


( Bosquejo de focos o temas probables )

 Causas de los conflictos entre los padres y el nino(a).


 Estrategias para el manejo de los conflictos en el hogar.
 La calma y la serenidad como estrategia de manejo de conflictos.
 La palabra y la escucha como herramienta para la resolucion de conflictos.
 Elementos para la negociacion en el hogar.
 La ensenanza de las habilidades sociales al nino(a).
 La aplicación de sanciones o "consecuencias" ante las infracciones.
96

c)
SESIÓN 9 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

TALLER:
“EL MANEJO DE LOS CONFLICTOS EN EL HOGAR”

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 20 min. --- Saludo: “bienvenida” al evento.


Opcional: dinámica de socialización y recreación.

20 – 25 min. --- Encuadre del taller:

- Metodología:
construir juntos ( propuestas, alternativas, respuestas e inquietudes
- sobre el tema)

- Normas:
a) Respetar orden de la palabra ( escuchar )
b) Respetar opiniones de los otros ( no hay que llegar a un acuerdo )

25 – 40 min. --- Mural en hojas de papelógrafo o cartulina de diferentes colores:

Se divide el grupo en subgrupos de 4 ó 5 personas. Se les asigna la siguiente


- tarea:

“Reflexionar sobre recomendaciones para resolver de manera pacífica los


conflictos en la familia.” (5 minutos). Luego, escribir 3 de las sugerencias en la hoja de
papelógrafo o cartulina. (Adornar el texto escrito con dibujos hechos por todos los
miembros del grupo.)

40 – 50 min. --- Se presentan los productos de los subgrupos. A medida que se van
- presentando, se pegan en la pared juntos, a modo de “mural”.

50 -- 100 min. -- Plenaria (Debate). Ver “bosquejo de focos probables”, pag. anterior.

100 – 110 min. -- Devolución ( Retroalimentación al grupo )

110 – 120 min. - Aportes del tallerista.

.
97

d) BOSQUEJO DE APORTES PARA EL(LA) TALLERISTA

- Los conflictos manejados adecuadamente son oportunidades para la familia


avanzar en los valores de convivencia y evolucionar.

- El primer paso ante los conflictos: “serenarse”. Si los padres reaccionan con
serenidad, las posibilidades de una buena comunicación se multiplican. Sugerencias:

(a) Un "tiempo de enfriamiento"; (b) Recurrir a técnicas de relajación, si es necesario;


(c) Ayudarle al niño(a) a relajarse; (d) Dialogar los padres acerca del manejo probable
que la van a dar al conflicto.

- Esencial que ante conflictos los padres sean suficientemente pacientes y


tolerantes. Deben comprender que desarrollo del niño(a) es un proceso.
- Padres deben ser conscientes de que el niño(a) necesita la oportunidad de
equivocarse. Aprender de los errores es parte importante del proceso de formación.

- Los padres deben estar atentos a revisar sus propios planteamientos. Podrían ser
ellos quienes están errando y han estado atribuyendo al niño(a) lo que no le pertenece.

-La palabra tiene valiosos efectos en el abordaje de los conflictos: Produce


desahogo. Se logra mayor claridad. Se facilita la definición de estrategias y acuerdos.
-Además de hablar, se requiere que padres e hijo(a) se escuchen: pueden asumir
turnos. Debe ser una escucha sincera. Debe haber una actitud de negociación.

- Importante que la autoridad ante el niño(a) no se plantee de manera inflexible:


así le impiden participar en la construcción de las relaciones y hay autoritarismo.

- Cuando niño(a) se esté comportando de manera irregular, es conveniente que los


padres se interroguen y exploren sobre que puede estar sucediendo.

Tipos de sanciones o “consecuencias”:

 Las relacionadas con la infracción. Implican privar al niño(a) de un recurso al


que está accediendo de manera inadecuada.
 Las reparaciones. Consisten en solicitarle al niño(a) de manera inmediata la
realización de acciones que compensan en alguna medida el daño infligido.
 La práctica substitutiva e inmediata de la conducta esperada.

Sugerencias para sancionar:

 Las sanciones deben aplicarse con serenidad.


 La sanción debe ser proporcional a la infracción.
 Las sanciones o consecuencias deben posibilitarle al niño(a) aprender. Por esta
razón, es conveniente dialogar con el niño(a) sobre ellas.
 Se puede negociar con el niño(a) la sanción
 Dentro de las consecuencias a ser consideradas está el “time-out” o retirada
temporal de alguna actividad.
 Las consecuencias ante las infracciones deben combinarse con una gama de
opciones de atención positiva. Se debe eliminar la “atención negativa”.
98

SESIÓN 10

ENTREVISTA FAMILIAR ( EN CONSULTORIO )

a) Descripción de la sesión:

- Metodología: entrevista de asesoría familiar.

- Participantes: padres del niño y / o adultos responsables.

- Duración: aproximadamente 1 hora y 20 minutos.

- Objetivos de la sesión:

 Aplicar las pruebas (tests) de medición correspondientes a los padres.

 Hacer seguimiento de intervenciones de orientación terapéutica realizados en las


entrevistas familiares anteriores.

 Sondear sentimientos de la familia ante la terminación de proceso y propiciar


elaboración por cierre del proceso.

 Revisar estrategias de resolución pacífica de conflictos en la familia.

 Hacer intervenciones educativas o de orientación terapéutica finales.( Se pueden


incluir aquí tareas.)

 Hacer evaluación del proceso y de los avances de la familia y del niño(a).

 Brindar a la familia retroalimentación sobre todo el proceso realizado


(anotaciones respecto a elementos relevantes del proceso, logros de parte de
ellos, aspectos a resaltar o a cuestionar sobre su compromiso con las asesorías,
etc.).

- Áreas a explorar:

 Revisar en torno a intervenciones previas sobre elementos importantes.

 Investigar las reacciones típicas de la familia ante situaciones de conflicto o de


crisis.

 Explorar las estrategias usadas por la familia para enfrentar dichas situaciones.
99

- Sugerencias:

 Se puede hacer intervención educativa o de orientación terapéutica en relación


con el respeto en la familia por la identidad y la autonomía del niño(a) , si se
considera conveniente.

 Puede realizarse intervención sobre la importancia del estímulo y el


reconocimiento que se brinda al niño en el hogar.

 Podría ser conveniente hacer intervención sobre el manejo de los conflictos en la


familia. ( Si es pertinente, se asigna tarea respecto a este asunto.)
100

b)
SESIÓN 10 - ESQUEMA DE EJECUCIÓN

ENTREVISTA FAMILIAR
(EN CONSULTORIO)

MINUTOS ---- ACTIVIDADES Y CONTENIDO

00 – 05 min. --- Encuadre:

Presentación de la sesión: última sesión. Se termina el proceso.

Normas:

a) Respetar el orden de la palabra ( escucharse ).


b) Respetar opiniones de los otros ( se pueden tener diferentes
opiniones ).

05– 45 min. --- Aplicación de pruebas (tests).

45 – 65 min. -- Entrevista familiar, áreas de exploración:

a) Sentimientos de los padres o mayores respecto a finalización del


proceso.
b) Seguimiento de intervenciones de orientación terapéutica
realizadas en las entrevistas familiares anteriores.
c) Reacciones típicas de la familia ante situaciones de conflicto o de
crisis.
d) Estrategias de resolución pacífica de conflictos y crisis en la
familia.
e) Intervenciones educativas o de orientación terapéutica finales.( Se
pueden incluir aquí tareas.)
f) Evaluación del proceso y de los avances de la familia y del
niño(a).

65– 80 min. ---- Cierre de la entrevista.

a) Retroalimentación a la familia sobre todo el proceso.


b) Agradecimiento.
c) Terminación del proceso.

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