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2 Editorial
Uno de los textos que se publica en la edición de este año es simple y El trabajo colectivo es como magia, no
muy profundo: un hijo le agradece a su padre todo lo que ha hecho por es fácil, requiere de práctica, confianza
él. Por eso tomamos su ejemplo y agradecemos. y convicción, no solo en aquello que
En El Colombiano creemos en el valor del trabajo colectivo, tenemos podemos ver, sino frente a todo lo
la claridad de que nuestra misión en Prensa Escuela no sería posible sin que no podemos controlar. El
las entidades que se han sumado de manera generosa al propósito de trabajo colectivo implica de-
contribuir con la formación de ciudadanos comprometidos con el bien cisiones complejas, perse-
común, a través de la sensibilización que permite el reconocimiento de verancia y un respeto a toda
la realidad. Entidades que, como nosotros, trabajan por el fomento de la prueba por nuestros colegas.
lectura con criterio y de la generación de contenidos con responsabilidad. El trabajo colectivo implica que
Las universidades Pontificia Bolivariana y de San Buenaventura se compartamos los logros y asu-
han sumado para investigar, para hacer preguntas con nosotros, para mamos responsabilidades en las dificultades.
producir conocimiento, ese que es el motor de cualquier sociedad dis- El trabajo colectivo es lo que nos permite trascender en medio de una
puesta a crecer. sociedad que se torna peligrosamente individualista.
La Fundación World Vision y la Fundación Ratón de Biblioteca les Las instituciones educativas que les han abierto a los jóvenes un es-
dieron a muchos de los jóvenes que participaron este año la seguridad pacio para que se aparten de la cotidianidad de la escuela, conozcan y
de que nada les impediría asistir al taller de Prensa Escuela y se compro- comprendan la realidad de otros compañeros; los padres y familiares que
metieron aportando los recursos para su transporte, así como el tiempo acompañaron a los jóvenes en esta aventura, los que temieron y los que
de los voluntarios y bibliotecarios para que no estuvieran solos. no dudaron, todo ellos son dignos de nuestra gratitud.
La Secretaría de Cultura Ciudadana, a través de los Eventos del Li- Gracias a todos los que se han sumado a la idea de que la lectura de
bro nos proporcionó la presencia del periodista Alberto Salcedo Ramos, la realidad, el cuestionamiento a la información y el uso responsable de
quien desde el programa Adopta a un autor compartió con los jóvenes la libertad de expresión, son herramientas fundamentales para formar
su mirada de la realidad del país y lo hizo de una manera tan cálida, que personas con un alto sentido de la humanidad. Esa es nuestra misión en
logró conmoverlos y animarlos a leer y escribir. Prensa Escuela, gracias por ayudarnos a desarrollarla■
Aprender es
La Lectura y
establecer relaciones la Escritura
Clara Tamayo Palacio • Coordinadora Prensa Escuela EL COLOMBIANO
en la Escuela:
Este ha sido un año dedicado a la me- Tenemos en Prensa Escuela una clari- lo básico
para innovar
moria en distintas instancias públicas en dad de lo que es educar, inspirada, entre
Colombia. Memorias personales, colec- muchos otros, en Alexander Von Hum-
tivas, históricas. Todas ellas nos llevan a boldt. Para nosotros, aprender es esta-
pensar qué sociedad estamos constru- blecer relaciones, desde lo más simple y
yendo, qué tipo de sociedad somos, y cercano hasta lo más complejo y distante. Guillermo Echeverri Jiménez
nos dejan una pregunta reta- Relaciones entre pensamientos y perso- Decano Escuela de Educación y Pedagogía.
dora: ¿cómo escribir desde ya nas; entre arte y ciencia; entre fi- Universidad Pontificia Bolivariana
memorias esperanzadoras losofía y física; entre química y
de futuros cercanos? gastronomía; entre Norte y Sur; El paso por la escuela siempre parece ser un tiempo
En Prensa Escuela ha- entre Oriente y Occidente. de rutinas: tareas repetidas que se realizan durante
cemos memoria con los jó- Relaciones. más o menos doce años. En este tiempo pasan lec-
venes y nos damos Ese es nuestro gran ciones, amigos, juegos, transgresiones, carteleras,
cuenta de su sensi- reto en El Taller: ayu- desvelos, más tareas, otros amigos, ausencias, nuevos
bilidad para percibir darles a ver los juegos, recreos, regaños, días felices, días tristes, días
el mundo, para deve- detalles de la reali- comunes. En fin, la escuela es ese tiempo inolvidable
larlo ordenado en sus dad desde las noti- que nos marca para toda la vida porque lo llevamos
palabras. Ellos nos dan señales cias, las crónicas y los perfiles; entre la memoria y la piel. Nos sabe a la permanencia
de que hay una generación que tiende desde las historias de seres humanos que de lo que ya no es y nos habita en la nostalgia.
azarosamente a normalizar el abandono encarnan la memoria de nuestro país, para Cuando vivimos la escuela, fruto de la rutina del
y la violencia; pero también nos muestran que se quiten la venda que les impone la quehacer institucional, perdemos de vista que los pro-
que saben escuchar, que están ávidos de sobreinformación. Nuestro reto es darles cesos de lectura y de escritura tienen un hondo signi-
compañía y que son capaces de construir una lupa que les permita ver la relevancia ficado en nuestras vidas. Seguramente no alcanzamos
su camino y de asumir posturas frente a la de lo que no se dice, descubrir lo innece- a dimensionar que aquello que leemos y escribimos
vida que dignifican al ser humano. Nues- sario de la banalidad y ponderar la tras- es, tal vez, uno de los asuntos más representativos de
tra manera de acompañarlos ha sido a cendencia de la vida. nuestra formación. En efecto, el proceso de lectura, por
través del lenguaje. Una vez más sé que no vamos a cam- ejemplo, nos pone en una condición de extrañamiento
Trabajamos con ellos a partir de los biar el sistema educativo colombiano; no con respecto a la cotidianidad; y fruto de ello somos
tres pilares de la educación que plantea vamos a cambiar las realidades que nos capaces de recrear la existencia con personajes, esce-
Julián de Zubiría: pensar, comunicar, con- avergüenzan de este mundo, pero sí se- narios, acontecimientos y problemas inéditos.
vivir. Les damos elementos a los jóvenes guiremos generando motivos de espe- La lectura en la escuela ha sido objeto de va-
para pensar la realidad, para leerla desde ranza para muchos jóvenes que necesitan riados análisis, estudios, investigaciones y ensayos,
distintas perspectivas, para hacerle pre- referentes para reivindicar la vida, la so- que en general demuestran las bondades de formar
guntas. Propiciamos desde la lectura, la lidaridad, la intimidad, la honestidad, el buenos lectores. No pocos teóricos señalan que es
escritura y la conversación posibilidades aprecio por el bien común. Ellos mismos la lectura en los niveles iniciales la que propicia de-
para comunicar el alma de los mucha- son referentes de esos valores y hoy tie- sarrollos cognitivos destacados entre los estudian-
chos, su contexto, sus preocupaciones e nen más elementos para contarnos quié- tes; así mismo, otros estudios anotan que la lectura
intereses. Generamos espacios para en- nes son, para compartir nuevas lecturas, en casa, en el seno de la familia, desarrolla procesos
contrarse y valorar la diversidad que los para escribir con un propósito y para con- significativos con respecto a la representación fina
caracteriza y que les permitirá desverte- versar con argumentos y compasión. Para del mundo, el pensamiento, y la creatividad, particu-
brar los prejuicios para crear confianza y crear memorias de un futuro digno del larmente con respecto a la imaginación.
construir sociedad. ser humano■ Para la mayoría de los estudiosos del desarrollo
cognitivo, la lectura es la plataforma que les permite a
los niños y a los jóvenes recrear la existencia, además
de consolidar la función decodificadora del lenguaje.
Por esto, precisamente, una de las responsabilidades
centrales de la escuela tiene que ver con proveer a los
estudiantes textos de lectura que promuevan la repre-
sentación, la codificación, la imaginación, la creación
estética. Con esto se hace de la existencia cotidiana
una construcción, esto es, más que una repetición o
una acomodación a las condiciones externas.
Si en la misma línea de la lectura la escuela
promueve la escritura, entonces podemos pensar
en un ciclo virtuoso, pues en la segunda se realiza
un ejercicio de codificación, de pensamiento más
elaborado, de argumentación, de exposición, de
composición. En esta tónica, la escritura ubica a los
estudiantes en la condición de autores, es decir, de
quienes empiezan a configurar una autoridad por
vía de lo que perciben, piensan, escriben.
En estos dos procesos mencionados, Prensa
Escuela ha alcanzado sus más importantes réditos.
Vale decir que en tiempos de innovación es me-
nester reconocer que la base de la misma reside
en la formación de lo fundamental, de lo básico: la
lectura y la escritura. Por esto el programa es inno-
vador: reconoce que lo básico es lo indispensable
para avanzar, para desarrollar más altas tareas en el
ámbito educativo■
4 Editorial
La ruta de un tallerista
José Mario Cano Sampedro • Docente Facultad de Educación • Coordinador convenio Prensa Escuela
Universidad Pontificia Bolivariana
Si es de noche y se mira desde arriba, Medellín años nos encontramos con que cada historia el Programa cada año es repensar estrategias
está lleno de puntitos amarillos que señalan los trae pedacitos de realidad difíciles de digerir que contribuyan no a que los chicos memori-
millones de vidas que lo habitan. Las monta- y que nos ponen a pensar, tanto a talleristas cen las características de la crónica o que se
ñas no están apagadas, cada foco indica que como coordinadores, en cómo traba- vuelvan expertos entrevistadores, sino que ad-
alguien vive allí. Parece la Vía Láctea, como mi- jar con estas verdades que los parti- quieran herramientas que los ayuden a
llones de estrellas que no se pueden contar, si cipantes traen de sus mundos, pues ejercer la ciudadanía a través del acer-
se habla de números, pero que a la vez señalan en muchos de sus textos relatan camiento a los géneros periodísticos
que hay miles de relatos por ser narrados, por- hechos donde se naturalizan y a la información de actualidad;
que cada puntico es una historia. comportamientos que atentan donde trasciendan las anécdotas
Y es eso lo que se evidencia en los parti- contra el individuo y las y reflexionen sobre lo que
cipantes del Taller Prensa Escuela. Cada uno comunidades, se nor- ha sucedido y donde discu-
tiene algo por decir, su vida no ha pasado en maliza el dolor y no se tan esas verdades doloro-
vano y sus historias hablan de lo que son. Así, evidencian esperanzas. sas con el fin de hacer
este 2018, el Programa – de la mano de los Entonces la pregunta apuestas para que no se
talleristas- guio a cada joven para que abriera que más nos inquieta es el perpetúen las desgracias.
un poco más los ojos de modo que pudiera cómo: ¿cómo lograr que haya una re- El norte seguirá siendo que nin-
mirar su contexto para hacerle preguntas, en- flexión sobre esas verdades?, ¿cómo se puede guna de esas lucecitas que se ven en la noche
tenderlo y contarlo a otros. Porque contar es dar un paso en el que se trascienda la natura- de Medellín se apaguen, sino que, por el con-
también un acto político: es participar desde lización del horror?, ¿cómo hacer que la co- trario, brillen al asumirse como seres valiosos
la palabra, tener voz para ser tenido en cuenta municación no sea solo compartir información para la sociedad que pueden poner el diálogo,
y dar testimonio del paso de esas maneras de sino construir sentidos que contribuyan al la reflexión y la participación desde la palabra
ser ciudadanos. bienestar colectivo? Es por eso que Prensa Es- por encima del insulto, el ataque y la destruc-
Ahora bien, lo retador es que todos los cuela no se queda quieta, el desafío que tiene ción del otro■
Un esfuerzo mancomunado
Beatriz Elena Ríos Estrada • Decana Facultad de Educación • Universidad de San Buenaventura
El programa Prensa Escuela de El Colombiano tiene más de 20 medio para alcanzar la verdad del conocimiento y alimenta el
años de aportes a la formación de niños y jóvenes en acciones so- deseo permanente de problematizar la realidad y buscar alterna-
bre lectura y escritura, que incentivan las competencias interper- tivas metodológicas que lleven al logro de nuevo conocimiento;
sonales, argumentativas, propositivas y emocionales para la toma así mismo la docencia como la reflexión constante del maestro
de decisiones, promueve la interacción con personas de diversas para la formación de sí y para quienes dirige sus labores es ali-
culturas a través de estrategias metodológicas y didácticas, por mentada desde el Programa, por ello la proyección social, asunto
eso es un espacio fundamental para los procesos formativos de fundamental para la Universidad de San Buenaventura se conso-
docentes en formación y en ejercicio. lida, al dirigirse al servicio de otras personas, para resolver pro-
Es un escenario de aprendizaje que incentiva la investigación, blemas de la vida cotidiana.
la docencia y la proyección social, modalidades que permiten de- Está en la naturaleza de Prensa Escuela favorecer la toma de
velar las prácticas pedagógicas en quienes diseñan los talleres, decisiones, la resolución pacífica de problemas y generar nuevo
pues implica hacer lectura de contexto, identificar el saber que se conocimiento, que vincula la educación, la comunicación y la con-
requiere profundizar y conocer las necesidades formativas de las vivencia. Todo ello desde el esfuerzo mancomunado de diferentes
personas a quienes van dirigidos. instituciones que, desde sus particularidades, se muestran deseo-
En este mismo sentido la investigación se constituye en el sas de aportar a un mejor país■
6 Editorial
Habitar en
Prensa Escuela
Sonia Amparo Guerrero Cabrera
Docente investigador
Coordinadora convenio Prensa Escuela
Facultad de Educación
Universidad de San Buenaventura
El significado de aprender
Luisa Fernanda Osorio Echeverry • Facultad de Comunicación Social-Periodismo
Séptimo semestre • Universidad Pontificia Bolivariana
Dicen popularmente que enseñar es todo un arte. Pero también lo es los que tuve la oportunidad
aprender. No basta con sentarse en un pupitre a tomar apuntes, para de compartir me enseñaron
aprender es necesario tener ansias de conocer el mundo, un gusto algo distinto: que compartir
por las historias, capacidad de asombro, actitud de escucha y, sobre con el otro es el primer paso
todo, comprender que el otro siempre tendrá algo por compartir. para eliminar los prejuicios,
Recuerdo que la primera vez que participé en Prensa Escuela, que la empatía es más fuerte
como estudiante, esperaba con ansias cada encuentro para conocer que las diferencias socioeco-
una nueva historia. Y tanto disfrutaba de los talleres que cada que nómicas, que nunca se es de-
pasaban por los salones preguntando quién quería hacer parte de masiado joven para estar en
Prensa Escuela, yo era la primera en alzar la mano. Así durante dos un congreso de la ONU, que lo
años; y, en ese tiempo, que me pareció bastante corto, aprendí a es- más difícil de contar historias es
cribir y a contar. Como diría Jesús Martín Barbero: a contar números, reconocer que la propia también
a tener en cuenta al otro y a contar mi historia, porque “lo que usted cuenta, que un grupo de chicos de
ha vivido no lo puede contar nadie más”. escuela y un salón
También recuerdo que al llegar a la biblioteca, de biblioteca no es
un lugar estrecho y silencioso en el que teníamos la mejor combinación...
nuestros talleres, sacaba mi cuaderno y un lapice- Ahora que estoy Yo espero que ellos también
ro para tomar apuntes, pero al final solo anota- del otro lado, como hayan aprendido algo de mí, por
tallerista, descubrí
ba el tip de ortografía porque siempre terminaba mínimo que sea.
que uno termina
absorta en las historias de mis compañeros y me Y es que Prensa Escuela permite la conver-
aprendiendo más
quedaba perpleja escuchando cada palabra que que los estudiantes. gencia de distintas visiones del mundo, desde el
los talleristas decían, no quería perderme todo lo diálogo y el respeto, así como compartir con el
que tenían por enseñarme. Quería que las horas otro que es completamente distinto a mí pero
se hicieran más largas y escuchar todos los relatos. igual de importante. Por último, y lo más valioso
Ahora que estoy del otro lado, como tallerista, descubrí que es que podemos comprender que toda historia es digna de contar,
uno termina aprendiendo más que los estudiantes. En cada una de porque cada una permite tejer la realidad del entorno que habita-
sus historias, tan cotidianas y sencillas, encontré detalles dignos de mos y esto nos hace recortar esas distancias o diferencias con los
asombro que enriquecieron mi visión de la realidad. Los chicos con otros seres humanos■
El inicio de esta aventura empieza el 31 de diciembre con la mayor tranquilidad, y esperaba con ansias co- timidez e inseguridad a un lado para transmitir cono-
del 2017. Mientras celebraba la llegada del nuevo año nocer en cuál institución educativa ejercería mi profe- cimiento a alguien más, ya que era la primera vez que
en familia, justo a la media noche, miles de pensamien- sión docente, aunque en mi interior solo deseara que me enfrentaba a esta situación. Fue mi primera expe-
tos vinieron a mi cabeza, supe que no había marcha el año fuera lo más efímero posible. riencia como maestro en formación y fue más de lo
atrás y que el tiempo de mi época universitaria se es- No tuve que esperar demasiado tiempo para co- que me imaginaba, realmente formas personas, algo
taba agotando. Sería mi último año en la academia, el nocer el destino de mis prácticas. Al cabo de un par de que solo con la práctica y el ejercicio docente logras
año en el cual me enfrentaría a uno de mis mayores días, llegó la posibilidad de pertenecer al programa apreciar en un 100%.
temores: las prácticas universitarias. Puede sonar ab- Prensa Escuela, sin duda era una señal del universo, El Programa ofrece un contexto diverso, social y
surdo; pero para alguien que nunca se sintió cómodo sería un nuevo reto que quería asumir. Me presenté al pedagógico en el que se hace uso de la prensa como
con su profesión, porque no es totalmente de su gusto programa en medio de un acto fugitivo, no deseaba recurso didáctico y se busca enaltecer el sentido ciu-
y en algunos aspectos no encaja con sus sueños más estar en un establecimiento educativo, tenía miedo, dadano a través de la comunicación, es el escenario
íntimos, ese hecho en particular podría convertirse en y sería Prensa Escuela quien me daría la oportunidad en el que descubrí nuevas formas de vida y construí
un verdadero dolor de cabeza, un viacrucis que debería de cambiar esa sensación; y así aconteció, realice la una experiencia social en torno al contexto que rodea
recorrer para llegar a la tan anhelada graduación. prueba de admisión, la entrevista y la capacitación en a cada uno de los participantes, los cuales hicieron
El 22 de enero del 2018 ingresé al último año de un mismo día, jamás lo olvidaré, sentía que estaba a todo esto posible.
la Licenciatura en Inglés-Español de UPB, donde he punto de tener un colapso nervioso, una sensación Haciendo una reflexión más profunda logré formar
pasado los últimos cuatro años de mi vida. Estaba dis- que hoy día recuerdo con cariño. un criterio más fuerte frente a las problemáticas sociales
puesto a dar todo de mí para culminar este proceso El programa me ayudó a creer más en mí, dejar mi que suceden en nuestra ciudad. Con ayuda de los chicos
del taller asumimos un concepto de ciudadanía fundado
en los valores humanísticos; es difícil explicar lo que esto
genera, es una gran satisfacción percibir que el país se
está encaminando hacia el respeto, la igualdad y la bue-
na convivencia con el otro con las nuevas generaciones.
Me doy por bien servido al saber que aporté un poco en
la formación de cada uno de ellos.
El equipo Prensa Escuela me dio la posibilidad de
crear conciencia social y reafirmar los valores morales
con los que crecí; a mi amiga Sara Vanesa Parra, la mejor
compañera de viaje en esta aventura, y por supuesto a
mis estudiantes, de quienes espero sigan construyendo
un mundo mejor, los llevaré en mi corazón. Agradecido
de haber sido tallerista porque, sin duda alguna, esta ha
sido la mejor experiencia universitaria que he tenido■
Textos de los
8 Talleristas
Goles en la escuela
Sara Vanesa Parra Cadavid • Facultad de Educación • Décimo semestre • Universidad de San Buenaventura
Corrían las 3:30 p.m. de una calurosa, ¡muy calurosa ños estudian, pero es realmente el primer lugar donde que John proporcionaba, diciendo que no era su cul-
tarde! En la Institución Educativa Julio Arboleda, ubi- aprenden a luchar: contra las injusticias, el hambre, la pa que hubiese faltado a la escuela. Me sentí impo-
cada en el barrio Moravia. Era la hora más esperada de trivialidad, pero especialmente, es el primer lugar don- tente, desesperada, tenía calor y todos los niños es-
la jornada académica: el recreo, siempre lo ha sido y de se enseña a competir, allí se promulga la ley del más peraban mi veredicto. No sabía qué hacer, miraba los
lo será, mientras la educación se enfoque en atiborrar fuerte, “la ley de la selva”. rostros de todos, de un lado los niños que deseaban
a los niños de información y no en hacer posible una Suena el anhelado timbre, salen los niños co- jugar un trivial partido de fútbol; del otro, un niño que
reflexión sobre sus cotidianidades. rriendo, salen las profes, abren la tienda, se compran esperaba un poco de justicia cuando acudió, como
Para los maestros también es particularmente un dulces, gaseosas, papitas, mangos y uno que otro pocas veces lo hace, al diálogo como recurso en la
momento bastante anhelado, pues se deja de ser el elemento para jugar. Camino al patio y evidencio una resolución de conflictos.
profesor para convertirse en el “profe” o la “pro”, amiga situación que no logró resolverse Me paralicé y en medio de ese
y confidente de las grandes anécdotas que pasan en la en el salón de clases. John tiene miedo por no decepcionar a nadie
escuela y en la vida de los estudiantes. el balón en su mano izquierda y Yo observo con bastante y no decepcionarme a mí, recordé
El 6 de septiembre de 2018 la hora del recreo fue reta a los demás niños para que se calma la situación y me la mejor sensación que he tenido en
atípica, la situación estaba un poco tensa desde las 3:00 lo quiten si pueden. Los niños se dirijo lentamente hacia mi vida. Así que dije: “definiremos
el centro de la cancha
de la tarde pues, en el salón de segundo grado, corría aproximan, pero no lo suficiente, esto por penaltis, una ronda de tres
mientras los niños, sin
el rumor de que, en ese descanso, el balón de fútbol pues el miedo a que John conec- tiros, el niño con más goles, se que-
piedad por mi sentido
le correspondería a John Farlis y no al resto del grupo, te su derechazo es latente entre auditivo, hablan a dará con el balón”. Ambas partes
como se supone pasa cada jueves. La gran discusión se todos. Pasa un rato en el cual se una misma vez para estuvieron de acuerdo, reflejando
desató cuando el orden al cual ya estaban habituados procuran movimientos azarosos, aclarar el problema. un sentimiento de lucha similar al
se cambió, ya que un día le toca el balón de fútbol a aunque ninguna de las dos partes de dos machos alfa reclamando su
todos los niños y al día siguiente solo a John, pero, ¿por se atreve hacer algo concreto. lugar en medio de la selva.
qué él solo contra el resto de los de su clase? Yo observo con bastante calma la situación y me Breiner, de ocho años y proveniente de Monte-
John Farlis es de aquellos niños al que muchos dirijo lentamente hacia el centro de la cancha mientras líbano, Córdoba, fue el elegido por sus compañeros
llaman “problema” cuando, realmente, es una de las los niños, sin piedad por mi sentido auditivo, hablan para que los representara, su potente zurda lo había
muchas víctimas de un país desigual, injusto y violen- a una misma vez para aclarar el problema. Todos in- hecho famoso entre los demás jugadores. John Far-
to. John y su familia hacen parte de las estadísticas de tentan contar el suceso, unos y otros señalan a John lis, no tan bueno en el fútbol, pero sí en la compe-
personas desplazadas por la violencia en Colombia. como el gran culpable de la calamidad escolar. Luego tencia y, con las energías suficientes para salir triun-
Llegaron a la ciudad y a la escuela en abril de 2018, de disputarme el paso por entre los niños, llegué hasta fador, era el adversario.
su ingreso a la educación fue inmediato y en esa mis- donde se encontraba John y le pregunté qué pasaba, Tomé el balón, me dirigí al arco y conté 12 pasos,
ma inmediatez también se proclamó y divulgó rápi- en su defensa, contestó que todos querían quitarle el no muy cortos, no muy largos. La maestra que soy me
damente en los pasillos de la escuela que él era un balón y era injusto ya que ese día le correspondía jugar decía: “recuerda que son niños”, pero mi espíritu fut-
niño demasiado agresivo y, por ello, no habría que con este, pues el día anterior, no había asistido a la es- bolero muy arraigado desde mi niñez y vivido en un
“juntarse con él”. cuela y sus compañeros jugaron con el balón, así que sin número de canchas de fútbol del mundo, me de-
La escuela es una jungla que los adultos no lo- hoy le correspondía a él. cían: “esto es fútbol, no hay cabida para la debilidad”.
gran percibir, solo la ven como el lugar donde los ni- Los demás, al unísono, replicaron al argumento Tomé una moneda que definió el orden de los cobros.
9
Iniciaría Breiner, un niño delgado, no muy alto, joco- objeto, lo que se disputaba esa tarde era la gloria, el me pregunto cómo no morí ese día de un ataque al
so como buen costeño y con una pegada impecable. honor y el ego. corazón y no siendo esto suficiente, la vida me pone a
Contaba con el apoyo de todos sus compañeros, una Llegaría el tercer tiro, el tiro final de la ronda ini- padecer un episodio similar.
barra de más o menos diez niños, que poco a poco cial de tres penaltis, el marcador: uno a uno. Breiner Después de muchos intentos, llegó el último tiro,
se fue haciendo tan grande pues, los otros grados se se prepara, apunta y fuegoooo, pero aún y con tanto nadie esperaba que ese fuera el último. Ya nos había-
sumaron a ella. fuego, bota de nuevo la pelota por el lado derecho del mos hecho a la idea de que estaríamos viendo errar
John, de nueve años, nacido en Barranquilla, cria- arco. Sus compañeros se llevan las manos a la cabeza, penaltis hasta que se acabara el recreo, pero como
do en Apartadó, flaco, alto, con la fuerza que carac- otros confundidos por la situación, sin saber que si el dicen por ahí: “en el fútbol no hay nada escrito”. Efec-
teriza a los negro, con sed de triunfo en una escuela próximo tiro resulta en gol, pierden el balón, se unen tivamente se encontraban una vez más el tirador y su
que ahora se convierte en un importante escenario a los regaños inclementes de los demás niños. Mis verdugo frente a frente, dispuestos a dejar la última
deportivo, sin hinchada, pero con seguridad, va al ojos buscan a John y ahí está gota de sudor en la cancha. El
arco. Breiner se prepara, los demás gritan su nombre con esa sonrisa blanca que jugador toma distancia, la hin-
tan fuerte que llegan otras profes pensando que era resalta entre su negrura como chada observa silenciosa, el ar-
una pelea, finalmente se retiran. Yo le pido al público si fuese un efecto luminoso quero trata de cubrir el arco con
La maestra que soy me
que dé un paso atrás para no interferir con la trayec- del sol. Con la voz desgastada su cuerpo, yo intento pensar
decía: “recuerda que
toria del balón. pido nuevamente al público son niños”, pero mi en qué pasará si este penalti es
Estoy asustada, esto puede ser contraproducen- que dé un paso atrás. Aclaro, espíritu futbolero muy anotado, ¿qué diré?
te en la ya mala relación de los niños, cuento: 1,2…3. que en caso de que John anote arraigado desde mi Se cobra el tiro y ¡gol! Hubo
Breiner cobra y ¡gol! Es una locura, los demás niños el gol, será el ganador; todos niñez y vivido en un un silencio, un silencio que sentí
lo abrazan, se le van encima, algo así como ganar la asienten con tristeza. sin número de canchas en mis entrañas, un silencio que
Champions, la Eurocopa, la Copa América y hasta el Tres niños ahora hacen par- de fútbol del mundo, ni en la clase más estricta he es-
mismísimo Mundial. Mis ojos desesperados buscan te de la barra de John y gritan me decían: “esto es cuchado, un silencio como aquel
entre la multitud a John, él está con el balón en la mano su nombre mientras los demás, fútbol, no hay cabida de la Copa Mundial de la FIFA de
con tanta tranquilidad que no logré descifrar qué pa- con el ceño fruncido, esperan para la debilidad”. 1950, cuando Uruguay se consa-
saba por su cabeza. Con frialdad camina hacia el punto el cobro. Grito: 1,2…3. Cobra gró campeón frente a Brasil en
penal, mira a Breiner que ya está en el arco. y falla. El balón va por el lado el estadio Maracaná en Río de
De nuevo, todos gritan: ¡Breiner, Breiner! Nadie izquierdo del arco, lleva tanta Janeiro, era ciertamente un silen-
grita John, pero él lanza una sonrisa burlesca al ar- fuerza que le da a un niño en el brazo y logra desesta- cio como el ¡Maracanazo! Breiner se va rápidamente
quero y sentencia el tiro, ¡gol! Solo él lo celebra. Brei- bilizarlo hasta hacerlo caer al suelo. El público celebra, a tomar agua y, tras él, rostros de tristeza y desilusión
ner con un poco de enojo y unos cuantos regaños John se enoja, y yo me tensioné. ¿Qué debería hacer que le daban palmaditas en la espalda en señal de
de su hinchada retorna al punto penal, y John hace ahora?, ¿llevarme el balón y que nadie juegue?, ¿darle tranquilidad. Finalmente, Breiner no se quedó con el
lo mismo hacia al arco, los espectadores de nuevo el balón a la mayoría?, ¿darle el balón a John? La ver- balón, pero lleva con él sus amigos. Miré al otro lado y
animan; yo, debo retirar al público de la cancha o dad no sabía qué hacer, qué decir, ni qué pensar; todos está John con el balón y una sonrisa. Me acerqué a él
por lo menos del camino por donde debe pasar el esperaban algo de mí, pero yo no lograba saber qué y lo felicité, su reacción fue darle un abrazo a la única
balón para concretar la jugada; John está en su po- era. En sus rostros parecía como si la solución fuera persona que, durante los cobros, le hizo un guiñito de
sición de arquero, Breiner tira el balón, pero esta vez obvia, yo no sabía cómo resolverlo, así que retomé mi felicitaciones cuando lograba desviar el balón o sim-
pasa por encima del arco, no se concreta el tiro y papel como réferi y convoqué al centro a los dos juga- plemente cuando este no entraba y él seguía en la pe-
recibe fuertes críticas por parte de sus allegados, en dores, proclamando que ya se había cumplido la ronda lea. Fue un abrazo entre dos cómplices, pero además
su rostro se nota gran tristeza; sin embargo, camina reglamentaria de tres cobros, por lo que nos iríamos a fue un juego limpio y lleno de emociones. Después de
al arco y espera a John quien se prepara para patear, ‘muerte súbita’, es decir, quien haga el gol, gana. treinta minutos de gran emoción, sonó el timbre, y an-
el público de nuevo apoya a Breiner, esta vez, John El público de nuevo tomó su lugar, cobrador tes de ir al salón John se acercó a Breiner y le propuso
ya no se ve tan confiado, creo que sus pensamientos y arquero fueron a sus puestos, puse el balón en el una revancha, y ese fue otro gran regalo que nos dio el
le exigen meter la pelota en el arco, John chuta el ba- tiro penal, di la señal y Breiner erró, luego John, tam- fútbol, ya no eran dos rivales, ahora, eran dos amigos.
lón y, por esas cuestiones del fútbol que yo no logró bién erró, pasó penal a penal, y no lograban definir Finalmente, el recreo se resolvió con goles y no
descifrar, Breiner se interpone en la trayectoria del el juego. Me hicieron recordar aquel partido de 2016 con golpes, John ganó una batalla de las tantas que
balón y tapa el tiro, ahogando el grito de gol en John cuando el Deportivo Independiente Medellín clasificó le ha puesto a pelear la vida en su corta edad, Brei-
pero desatando la euforia en los asistentes, curio- a la final contra el Junior de Barranquilla después de ner afianzó su amistad con sus compañeros y yo fui
samente, celebraron con más fuerza la interrupción cobrarse veintidós penales en el Atanasio ante el Cor- la maestra más feliz del mundo, parada en la mitad
del gol que un gol mismo, lo cual me llevó a pensar, tulúa, los amantes al fútbol sabemos muy bien que de una cancha de una escuela tal vez olvidada por un
que más que un asunto de posesión del balón como veintidós penales es algo más que tortuoso. Todavía indolente Estado■
Textos de los
10 Talleristas
Prensa Escuela es un paréntesis en la rutina, rrio. Es la oportunidad para enfrentar los mie- más bello, estuve a lo largo de su proceso de
como “ritualitos que tiene uno para vivir, para dos que en sus ambientes cotidianos no pue- contar historias, como la de una de las partici-
seguir cantando bajo este son”, como diría la den enfrentar porque se sienten señalados. Es pantes que, al principio, dijo no querer escri-
cantautora Marta Gómez. Es un espacio para la posibilidad para conocer a otros, romper bir porque poco le gustaba, pero al final fue
que los jóvenes confronten otras realidades de estereotipos y reflexionar sobre sus prejuicios, una de las más trabajó y disfrutó haciendo su
su misma ciudad, de otros iguales a ellos pero como una de las participantes quien descubrió texto; u otro muy tímido que decidió escribir
que por diferentes circunstancias, tienen con- que la señora del puestico de fritos del barrio justamente sobre ese miedo al enfrentarse a un
diciones y problemáticas particulares. también toca la guitarra, le gusta la pintura y público y logró construir uno de los textos con
El Programa permite comprender que su tiene toda una historia por contar. más claridad en su estructura.
mundo va más allá del colegio, su casa y su ba- Pero ellos, más que contar historias, hi- Como tallerista, al tener un grupo tan
cieron el ejercicio de: escuchar, observar, heterogéneo en edades y personalidades,
meditar, comprender, decidir, escribir, entendí aquellas palabras de Galeano: “cada
leer y ser leídos. Ocho acciones que se persona brilla con luz propia entre todas las
convierten en elementos fundamenta- demás. No hay dos fuegos iguales. (…) Hay
les tanto para producir un texto fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero
como para enfrentar la vida y otros arden la vida con tantas ganas que no
que también son herramientas se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
clave para: expresarse, cono- acerca, se enciende”.
cer otras realidades, definirse, Creo que cada taller fue leña para estos
reconocerse en otros, orga- fueguitos que, a su ritmo y tiempo, se irán
nizar y plasmar sus ideas, así avivando. Creo que la escritura nos permite
como para hacer memoria. encontrar nuestra propia voz o al menos es
En lo personal y como un camino, una búsqueda. No requiere de fór-
profesional en formación, mulas y por ello cada uno es protagonista y
Prensa Escuela me deja mu- responsable de su proceso.
chas experiencias que se tradu- Prensa Escuela me hizo recordar la fuerza
cen en aprendizajes. Además y el poder de la palabra, de las historias, del
de conocer a los chicos, com- periodismo, así como la capacidad de trans-
partí y fui cómplice de sus formación que tienen la lectura y la escritura.
miedos, escuché sus pregun- Creo que escuchar al otro es el camino. La
tas, intentamos acercarnos a palabra es el medio. Las historias la excusa.
respuestas entre todos y, lo Prensa Escuela la oportunidad■
Textos de los
Participantes 11
Mi familia es campesina, sí, campesina. Para ser de verlo nuevamente, luego de un año lejos de él muchos otros asuntos. Noté en la voz de mi primo al
exactos son bisabuelo y bisabuela, tío y tía de mi y de la parcela, me detuve a observar ese optimis- comentarme todo esto, el miedo a invertir en ellas,
madre, a quienes con los años yo también llamé mo, amabilidad y esa sincera mirada de bienvenida pues, con sólo recoger las cosechas que se supone
tío y tía. Mi bisabuelo Adán era dueño de una par- tan representativa de él, todo esto se veía reflejado que dejarían ganancias, el impuesto de estas tierras
cela de doce hectáreas de tierra fértil que conecta- en las tierras llenas de vida que ‘Jocho’ ayudaba a terminaba siendo el cobro de toda la inversión, y por
ba con la carretera vía Bugre en Cereté, Córdoba, mantener, se podían apreciar las cosechas de maíz consiguiente todo se le debería al banco; y a esto
carretera que me cuesta olvidar, pues al recorrerla y caña, tan grandes y prósperas que me hacía creer agreguémosle la falta de oportunidades laborales, el
para llegar a la parcela, te encuentras con un cami- que el amor todo lo puede. abandono de un Estado ciego y sordo a las necesi-
no destapado, rocoso, pero con una vista estupen- A la hora del almuerzo las mujeres de la familia dades de un pueblo doliente y, con todo esto, tener
da de árboles ubicados uno tras de otro, en una se encargaban de pelar el plátano, la yuca, la papa, así que correr a otra ciudad para poder subsistir.
perfección única, que permiten divisar las tierras entre otros alimentos, los hombres se disponían a Recurrir a vender las tierras era, a ojos de algu-
vecinas llenas de cultivos de maíz, algodón y caña buscar la leña con el fin de montar el fo- nos de la familia, la única op-
de azúcar. Además, escuchas a los pájaros trinar y a gón para poder preparar el sancocho. ción; otros tenían memorias
los trabajadores saludar, mientras el sol te quema el Mientras los grandes se hacían cargo de ese lugar que les impedía
rostro, y al mismo tiempo te afirma que eres un ser de la comida, los niños nos dedicá- considerar esta decisión, in-
humano que siente. A esto le sumamos el calor, ese bamos a jugar a las escondidas por cluyéndome, recuerdos llenos
calor tan característico de la costa caribe colombia- toda la parcela. En aquellos días, de alegría, locuras, emociones,
na que te hace apreciar un poco más el saludo de mis primos y yo, nos peleábamos pero a su vez, recuerdos que
quien trabaja horas bajo el sol. por la presa más grande y gusto- traen tristeza y nostalgia; recuer-
Allí vivía gran parte de la familia Quiñones, se- sa de la gallina, pero al final de- dos que al final siguen y seguirán
gún cuenta mi madre, es indescriptible cómo ella sistimos y se la dejamos al tío siendo significativos. La última op-
recuerda aquellas tierras: “Lindo lugar para estar”, ‘Jocho’ como agradecimiento. ción a considerar era alquilar algunas
comentaba con cierta pausa, como si extrañara esa Así comenzábamos cada pri- hectáreas de tierra, pero el beneficio
niñez vivida en donde se sentía bienvenida y cáli- mero de enero, después de económico no tendría tanta importan-
da siempre. Me tomé la tarea de buscar, escuchar y darle la despedida a aquellos cia para la familia, como sí para aque-
transcribir los testimonios de algunos de mis fami- 31 de diciembre, donde festejamos con alegría un llos que la alquilaran.
liares, ellos me contaron una cantidad de anécdo- fandango a punta de porros. Quisiera poder dar un cierre concreto a esta
tas de aquella época, a mis oídos dos de ellas reso- En el año 2013 mi tío ‘Jocho’ falleció a causa historia, pero ningún integrante de la familia ha
naron más que las otras: la primera es que, al morir de un cáncer y, a mi sentir, la parcela junto a él. Su podido darle uno a esta situación que aún sigue
mi bisabuelo Adán y mi bisabuela Rosa, muchos de muerte me hizo analizar lo injusta que puede llegar en discusión. Como yo lo veo, la mejor opción es
la familia se desentendieron del lugar, y los pocos a ser la vida al permitir que una persona tan gene- que todos nos unamos y le demos la misma im-
que ayudaban a mantenerlo se fueron, de a poco, rosa jamás regrese, y que al llegar de nuevo a aquel portancia a esas memorias, a esas tierras, a ese lu-
uno a uno, algunos fallecieron y otros ya tenían una lugar nada sea igual sin ella. En este punto me atre- gar de encuentro. Siento que no todos tenemos los
familia establecida fuera de la parcela. vo a afirmar que más de un integrante de la familia mismos intereses, hasta parece ser que la vida no
Mi tío José Miguel, que en aquel entonces le lo sintió así. Y aquí puedo darle paso a la segunda nos alcanza para darle todo el valor que se merece,
llamábamos ‘Jocho’, de cariño, siempre nos reci- anécdota: la familia se fragmentó un poco más, ya y encuentro un poco difícil volver a unir con hilos
bía con una sonrisa de oreja a oreja, se le veía a que apareció el interrogante: ¿qué sucederá con esos harapos descosidos de una familia rota.
medida que nos acercábamos, con una camisa sin las tierras? Mi primo me explicó que es demasia- Algo que sí me deja perpleja y triste, es lo frío
mangas, pantaloneta a la altura de su rodilla, des- do difícil mantenerlas, no cualquiera se atrevería a e inerte que se ven esas tierras hoy día, es como
calzo y con su cabello despeinado que te daba la cuidarlas e invertirles sin la plena seguridad de que si fuese la evidencia de la decadencia y desola-
ilusión de que había crecido otros 5 centímetros de dejarían buenas ganancias; los impuestos de estas ción de un lugar que en algún momento fue un
alto, agregados a su estatura de 1,79 cm. Justo des- son un motivo, como también el costo de los insu- sitio de unión, amor y celebración por la vida que
pués de abrazarlo con fuerza, muy entusiasmada mos agrícolas, la mano de obra, la maquinaria, entre emanaba de él■
Textos de los
12 Participantes
Cada centímetro de cualquier lugar tiene una historia, camisa a rayas se ha sentado con su abuelo en una de
han pasado miles de cosas en cada parte del mundo, las bancas del parque y en ambas manos sostiene lo
los espacios son espacios porque así lo hemos decidi- que para los pájaros resulta ser un manjar: chitos. Poco
do, hemos construido lugares a partir de experiencias a poco, les dan los chitos a las palomas y cuando to-
socioculturales. ¿Alguna vez ha pensado qué había en man más confianza se montan en el regazo del abuelo,
el lugar donde usted está ahora mismo? o ¿cuántas quien rie a carcajadas al ver a su pequeño nieto gritar
personas estuvieron antes por ahí? ¿Acaso no se ha desde la lejanía: “noooo, abuelo te van a morder”, al ver
dado cuenta del montón de historias que esa escena acompañé la risa del
pasan día a día, hora tras hora, en solo un anciano, hasta que me di cuenta
metro cuadrado de la ciudad? de que no era la única en notar
Parque de Envigado. 4:00 p.m.: una tan tierno y divertido momento:
paloma se posa en la caja del embelle- un flash se disparó desde las esca-
cedor de calzado, 7 partidas de ajedrez leras de la iglesia, un fotógrafo aho-
están en curso, hay muchos especta- ra tenía en sus manos la foto de un
dores 8, 9, 10… ¡quién se pondría a abuelo siendo devorado por las palo-
contarlos todos! Una niña lleva con mas de Envigado.
orgullo una camiseta donde se lee Universidad de Antioquia. 4:15
perfectamente la palabra “BELLA” p.m.: huele a marihuana, no se sabe
escrita con “mirella”, mientras que de dónde proviene el olor, pero ahí está
un hombre bastante mayor la mezclado con la suave brisa que siem-
atrae con su grito: “heladooooo pre flota cerca de una de las canchas de
heladooo”, la niña deja de corre- donde se puede ver la estación Universi-
tear palomas y le pide, a la que supongo es su madre, dad. Varios estudiantes están haciendo ejercicio en el
que le compre una crema de mora. Un hombre de pan- gimnasio al aire libre que está detrás de mí. Hay una
talón oscuro y camisa azul tiene una reacción opuesta mujer por cada 10 hombres, pero una en especial lla-
a la de la niña, ya que ni siquiera levanta la cabeza del ma la atención, lo único que parece hacer es retar a
celular; cuando el viejo hombre lanza de nuevo su po- los demás a ver quién hace más barritas o más flexio-
deroso grito: “heladooooo, heladoooo”; nes que ella. Detrás de este paisaje hay un joven con
nadie puede superar la voz chillona botas color carbón, pantalón del tono de las plumas
de la niña que, ya ahora con su de un cuervo y camisa del color de las profundidades
paleta en mano, corre cerca a del océano pacífico, él es uno de los únicos en todo
la fuente a medio funcionar. el lugar que se encuentra solo; saca su violín y mira
La paloma, que antes estaba a ambos lados, estará asegurándose de que nadie lo
posada en la caja del lustra- moleste, supongo yo. Violín en hombro comienza a
dor de zapatos, vuela rápi- tocar una melodía que, desde donde estoy, resulta
damente para reunirse con ser sordomuda, pero los gestos de su mano son tan
las otras 267 palomas que ha- lindos que se asemejan al vuelo de la paloma que
bía en el parque, “¿por qué está flotando en el aire impregnado de marihuana.
se habrá ido si estaba tan có- Volteo para volver a ver la cancha de fútbol que hace
moda?”, pensé, pero al instante 6 segundos estaba vacía y siento una grata alegría al
me doy cuenta de que un niño de ver que varios universitarios se reúnen en el centro y
13
orias
Silencio amargo
Isabela Gaviria Rúa • Escuela Normal Superior De Medellín • Grado noveno
Talleristas: Luisa Fernanda Osorio Echeverry • Laura Serna Hernández
La fuerza de este texto radica en
la sensibilidad que tiene Isabela
Febrero 23 del 2014. Pasaba la noche en casa cudía el hombro de mi abuelo mientras lo lla- para recrear un hecho doloroso con
de mis abuelos. Desperté temprano, todos dor- maba: “Jailer, Jailer… ¡Jailer!”. Agarró su mano, la calidez de los recuerdos que se
mían. Fui al patio trasero de la casa. Era un día estaba rígida y fría como un hielo. Cuando salió acompañan de música.
soleado, escuchaba el cantar de los vi a mi abuela derrumbarse Equipo Coordinador de Prensa Escuela
pájaros y el crujir de las ramas. Un en sus brazos envuelta en
grito a lo lejos me sacó de aquella llanto. -“Pero el viajero que
serenidad. Era mi abuela quien, huye tarde o temprano detie-
desde el interior de la casa, lla- ne su andar...”-.
maba a desayunar, le di un En su funeral los trajes negros
beso en la mejilla y caminé di- sobre aquellos cuerpos ajenos
recto al comedor. En la mesa, empezaban a llenar la habitación.
los huevos sobre la arepa, el Rodearon el ataúd. Algunos llora-
chocolate caliente con una tajada de queso... Tí- ban inconsolablemente. Otros inclinaban
pico desayuno de abuela. Pero faltaba el abuelo. la cabeza lamentando su partida.
La noche anterior sus ronquidos inte- Me acerqué. Bajo el cristal de aquella
rrumpieron mis sueños. La oscuridad se apo- caja estrecha se encontraba el cuerpo de
deraba de todo. mi abuelo. Lo miré por un par de segun-
En aquella habitación con puerta blanca dos. Di la vuelta y cerré los ojos mientras el
agrietada por los años, luz tenue y paredes sin dolor invadía mi corazón. -“Sentir que es
pintura se encontraba tumbado en la cama un un soplo la vida...”-.
hombre alto, moreno, ojos oscuros y cabello Cuando regresé a casa me senté en
blanco que pasaba las tardes en el sillón, escu- el sillón donde mi abuelo dio sus últi-
chando dulces tangos que le hacían recordar mos suspiros. Encendí la radio. Escucha-
su juventud -“Tengo miedo de las noches que ba con atención cada melodía. No resistí
pobladas de recuerdos encadenen mi soñar...”- y rompí en llanto.
mientras una lágrima recorría las arrugas de su Desde aquel 23 de febrero los tangos de
rostro esperando la hora de partida. Su vida fue Gardel se esfumaron para convertirse en un
ajetreada, solo quería descansar. silencio profundo, de esos que no te dejan ni
Eran las diez de la mañana y el abuelo aún respirar. -“Vivir con el alma aferrada a un dulce
no respondía. Mi tío entró a la habitación. Sa- recuerdo que lloro otra vez...”-■
En estas líneas quiero hacer un pequeño homenaje a Las cosas no podían seguir así. Entonces mi papá Después nos mandaron a los tres al Bienestar Fa-
mi padre, porque creo que la vida no me alcanzaría tomó la decisión de irnos a vivir donde mi tía Lux Mar- miliar de Itagüí para ver quién se quedaba con mi cus-
para agradecer su entrega, compromiso y dedicación lene, una mujer amable y cariñosa. Cuando empecé el todia. Una doctora me entregó a mi madre, pero en la
con su familia. Y esta es parte de nuestra historia… preescolar fue ella quien me enseñó a leer, a escribir y a noche ya estaba nuevamente con mi papá porque ella
Mi papá se llama Héctor De Jesús Bedoya, un hom- sumar; mientras tanto mi padre buscaba un hogar para prefirió irse con un hombre a una finca. Mi padre fue
bre amable, honrado y trabajador. Desde que tengo uso independizarnos y vivir tranquilos. Fue una señora lla- a la Comisaría de Familia y expuso el caso, la doctora
de razón ha estado pendiente de mí. Mi madre era una mada Luz Dary quien nos arrendó un pequeño aparta- fue investigada y tuvo que reconocer su error porque
mujer dedicada a los oficios de la casa y al cuidado de mento donde vivimos tres años; durante nuestra estadía no hizo un estudio pertinente para tener certeza de las
su hijo, hasta que conoció a otros hombres y ya no le allí mi papá contrató a una de las hijas de la señora para condiciones en las que yo iba a quedar. Finalmente, mi
importábamos ni mi papá ni yo. Ella se iba varios días que me cuidara. Recuerdo cómo, cuando él llegaba, me padre se quedó con mi custodia y mi madre, si quería
y era a mi padre a quien le tocaba llevarme a la lavaba el uniforme, me ponía la pijama, me hacía la co- visitarme, tenía que pagar una cuota alimentaria… algo
guardería y cocinar para los dos. mida y me acostaba para llevarme al otro día a estudiar. que nunca ocurrió.
Un día mi madre apareció y discutió con mi padre. Desde entonces mi papá y yo nos vinimos a vivir
Mi tía me tomó de la mano y me llevó a su casa a pasar a El Pedregal, una vereda ubicada en la parte alta de
la noche, al otro día regresamos a la casa Itagüí. Allí mi padre decidió construir nuestra casa.
y ella me dijo que iría con mi padre No fue fácil, se demoró tres años en pagar la deuda
a Bienestar Familiar. Los tres fuimos que le quedó después del préstamo que hizo para
y nos encontramos con la sor- comprar el material. Con esfuerzo construyó las co-
presa de que mi madre había lumnas, el piso, el techo y las paredes que han sido
intentado deman- nuestro hogar.
dar a mi papá por Con su trabajo como vendedor ambulante en la
secuestro, pero se Central Mayorista, comerciando, arreglando y ven-
comprobó que diendo relojes, y todo tipo de cacharros, y con una fe
mi padre me inquebrantable, ha logrado sacarnos adelante.
atendía muy Yo le agradezco todo a él, mi padre, un hombre
bien con la co- fuerte y amable que me “crió”, un hombre que dio su
mida, vivienda, vida por cuidarme y quererme. Lo dio todo por mí y
vestido… hasta yo algún día espero hacer lo mismo por él. Su apoyo
vitaminas y me- y confianza en mí me motivan a prepararme y ser un
dicina cuando gran profesional para recompensar su esfuerzo, dedi-
era necesario. cación y compromiso■
Textos de los
Participantes 15
Un viernes, dos horas antes de que terminara mi cara de preocupación; podía oír lo que hablaba por rados con mucho estilo y originalidad. Dorita hizo
jornada de estudio, la bibliotecaria de la Institución teléfono, discutía con alguien llamado Alex quien, diferentes paradas y empezó a narrar historias;
Educativa María Josefa Escobar, me dijo que reali- al parecer, no quiso ir a recoger una ropa; a mi primero de ubicación geográfica: contando de qué
zarían un taller sobre periodismo en la UPB. En ese derecha un señor que llevaba una camiseta color lado está el Estadio, los barrios que componen esta
momento no estaba segura si quería ir o no, pero azul con puntos blancos cargaba una mochila que, manzana y lo mejor de todo, narró muy sonriente
aun así tenía emoción por conocer en qué consistía a simple vista, se veía lo pesada que estaba, y por cómo eran de buenas las fondas que había en la
Prensa Escuela, ver la universidad e interactuar con su cara de cansancio se notaba que había tenido 70 en la Feria de las Flores, lo cual para mí fue muy
más personas. mucho trabajo, él se reía al ver en su celular un vi- interesante y bonito, pues se reunían personas de
Ya eran las 12:10 de la tarde, hora en la que iría deo de personas que se caen. diferentes municipios y hasta de otros países a ver
a aquel taller, acompañada de Faber, un compañero En ese instante pensé: “¡Carajo! A las personas esa hermosa calle llena de colores y flores. Incluso
de mi salón, un chico sonriente, preguntón y diver- hoy en día solo les interesan sus celulares”, ni siquie- Dorita nos contó cómo es de visitada esta calle por
tido, quien por alguna extraña razón siempre lleva ra hubo un poco de curiosidad en ver el hermoso extranjeros y habitantes de Medellín, pues allí se
su mochila grande y pesada colgando en su panza paisaje desde las ventanas de aquel va- encuentran varios negocios
inmensa, junto con una camisa blanca, sudadera roja gón. Sin embargo, vi a alguien diferente de una buena gama gas-
y una chaqueta también roja que por nada del mun- en aquel vagón: se trataba de un joven tronómica y comercial.
do se quita, aunque tenga mucho calor. También vestido de negro, con el cabello largo Sentía el aire fresco que
íbamos acompañados de Dorita, la bibliotecaria de y algunos piercings en las orejas, él pegaba en mi cara aun con
mi colegio: una mujer que luce prendas y accesorios leía un libro de manga, se veía que el calor del medio día, me lla-
de colores muy llamativos porque, según ella, son sí lo aprovechaba porque estaba maron la atención los nombres
los colores que van con su personalidad. Tiene una muy entretenido. plasmados en los andenes, y fue
estatura baja, es gordita, pero dice que está es llenita Después de un viaje de vein- tanta mi emoción que las cuadras
de amor; es una relatora de historias interminables, te minutos llegamos a la Esta- se nos hicieron cortas en el recorri-
su expresión da forma a todo lo que cuenta y siem- ción San Antonio, donde tu- do, mientras degustábamos de un
pre las acompaña con una inconfundible carcajada. vimos que hacer transbordo. delicioso helado al que Dorita nos in-
Salimos del colegio a la calle principal y espera- Cuando nos fuimos a la otra vitó. Nuestro interés crecía a cada paso
mos media hora el colectivo que desde mi vereda línea del Metro, vi un grupo que dábamos; me sentí muy feliz al
nos lleva a la estación del Metro de Itagüí. Cuando de personas de otro país, tal llegar a la Universidad porque traía mu-
subimos, Faber y yo nos hicimos en la parte de atrás, vez eran “gringos”, ya que todos llevaban sus pan- chas expectativas frente a lo que Dorita nos había
mientras que Dorita se sentó un puesto delante de talones cortos, playeras, chanclas y gafas de sol. Me narrado del taller y de interactuar con otros chicos
nosotros; yo pedí el asiento que queda al lado de la daba risa esa forma de vestir, pero admito que era de mi edad de otros colegios y lugares.
ventana, ya que me gusta sentir ese viento que toca genial, se veían tan diferentes y originales... Al pasar los días y los nuevos encuentros en
mi rostro mientras escucho a Faber contar historias o Al llegar el tren todos entramos al último vagón, Prensa Escuela, cada recorrido no era igual, aunque
hablarme de la serie que vio el día anterior. no había asientos y nos tocó quedarnos parados otra el camino fuera el mismo las personas y las histo-
Veinte minutos después el autobús llegó a la pa- vez. Me sentía sofocada, pues había mucha gente en rias eran diferentes.
rada, salimos como siempre en fila y agradeciendo un espacio tan pequeño, fue sin lugar a dudas el peor Al llegar al final de este taller me voy, como
al señor conductor. Caminamos rápido, ya que falta- momento de mi viaje, ya que había demasiado ruido, dice Dorita, recargada de energía, porque eso es
ba apenas una hora para que comenzara el taller y más ruido que el que hacen los automóviles. Cuando Prensa Escuela para mí, apertura al conocimiento,
debíamos recargar la Tarjeta Cívica. Al momento de llegamos a Estadio, salimos del Metro y tomamos la al deseo de investigar, escribir y plasmar a través de
recargarla llegó el Metro, nos subimos y quedamos ruta de la 70. Le pregunté a Dorita cuánto faltaba para las letras mi sentir. Hoy tengo claras tres cosas: la
parados ya que no había asientos libres; Faber y Dora llegar a la UPB, ella me dijo que debíamos caminar 10 primera, leo mi entorno; la segunda, leo lo simple
se hicieron juntos y yo me quedé en una esquina sola. cuadras; quedaban treinta minutos, así que fuimos lo y cotidiano como a las personas que viajan en el
A mi lado izquierdo iba una señora que lleva- más rápido posible. Metro o los que transitan por la 70 y, por último, y
ba una camisa color rosa claro y un par de aretes En aquella caminata pude observar a mi alre- más relevante e importante, me leo, me descubro y
exageradamente grandes, acompañados con una dedor los restaurantes y almacenes de ropa deco- me proyecto a nuevos retos■
Textos de los
16 Participantes
Conversaciones en La Esquina
Emilia Vanegas Escobar • Colegio Colombo Francés • Grado octavo
Talleristas: Luis Fernanda Osorio Echeverry • Laura Serna Hernández
El jueves 27 de septiembre de 2018, cerca del final de Retomando el camino hacia mi casa, bajé por una
una reunión estudiantil, más exactamente a las 2:30 calle angosta que daba con un parque, en el cual se
de la tarde, estábamos congregados el docente de encontraba una estatuilla de María Auxiliadora en yeso,
Ciencias Sociales de mi institución y varios compa- aproximadamente de 120 centímetros. Ver la figura me
ñeros de clase en una aula pequeña y algo calurosa hizo ser consciente de que, en realidad, no eran “señales
que hacía más fraterna nuestra interacción. Nos en- divinas”, sino el testimonio de cómo la cultura colom-
contrábamos discutiendo de la banalidad de nuestra biana y en especial la antioqueña está arraigada a una
jornada cuando uno de los presentes se levanta de su doctrina mariana.
asiento de madera -que estaba casi en su totalidad Pero aún faltaba responder la incógnita de por qué
rayado por bolígrafo de tinta negra-, guarda sus im- se daba tal devoción. Llegué a mi casa, entré por su largo
plementos de trabajo en la maleta y se dirige hacia la pasillo e ingresé a mi habitación, abrí mi closet y saqué
puerta azul ultramar intenso que servía de acceso y las prendas que iba a vestir. Toqué la frescura del tejido y
salida al aula. Ya parado bajo el umbral comenta: “Ya percibí el olor limpio que desprendían, las puse encima
me tengo que ir, que la virgen los acompañe”. de mi cama y, acción seguida, me acosté. Al cerrar los
Tal comentario fue como una bomba dado que, de ojos por un momento se despertó en mí, de nuevo, la
un momento a otro, la conversación de los que aún curiosidad que me estaba consumiendo entonces, para
estaban en el espacio pasó de lo cotidiano y comen- saciarla, me fui al estudio con el fin de acceder al sagrado ra de María, los pueblos nativos la recrearon según su
zó a adquirir un tinte religioso y teológico. La y sabio internet para que respon- realidad cultural, infundiendo así esta visión a lo largo
corta charla fue encabezada principalmente diera mis dudas y me brindara de nuestro desarrollo histórico. A causa de eso es que
por el profesor quien, con un tono intere- quizás esa tranquilidad pasajera de en Colombia se le ha rendido culto a la Virgen, porque
sante en su voz, lanzó al aire la siguiente la cual todos necesitamos disfrutar. su figura es la representación de una madre protectora,
pregunta: “¿por qué las personas de fe Ahora, inmerso en el mundo amorosa y bondadosa que, además, tiene poder y es
católica, que representan la mayoría en digital, escudriñé página a página relevante, porque concibió al Mesías en castidad.
Colombia, mencionan más a la virgen buscando esa añorada respuesta, Al día siguiente, el viernes 28 de septiembre de
que a Dios que es su deidad supre- dediqué cerca de dos horas a la in- 2018, a la 1:45, me dirigí al taller de Prensa Escuela de la
ma?” Yo, con una sagacidad poco vestigación y me detuve a las 6:00 de la Universidad Pontificia Bolivariana. Para llegar a mi des-
común en mí, respondí: “supongo tarde, al toparme con un archivo en PDF tino hice uso del sistema del Metro de Medellín y allí,
que es porque la virgen es una fi- el cual contenía la observación del autor en las concurridas estaciones, la vi otra vez: era la ima-
gura materna”. Para ese entonces Pedro José Camacho, quien explicaba que gen de María plasmada en lo que parecía ser un mural,
el reloj ya marcaba las 3:00 de la nuestro país y principalmente los aborígenes puesta allí como guardiana, amparo de los ciudadanos
tarde, teníamos que regresar a nuestros hogares por lo evangelizados adquirieron, en tiempos de la conquis- y quien vigila sus actos. Extrañamente la obra parecía
que el tema quedó inconcluso, aunque todavía la duda ta, devoción por María, ya que su imagen fue utilizada intacta pues, realizando una pesquisa sobre aquella
que el espontáneo debate había planteado seguía sin por los colonos españoles como símbolo de la piedad y producción desde mi celular, encontré que, acorde con
resolverse y corriendo por mi cabeza. asociada, además, a la obra misionera. Humberto Pérez, el artista propuso la idea de poner
Salí por el portón metálico ubicado en la parte de Por otro lado, y parafraseando al teólogo Gerardo ‘Marías’ en las estaciones, ya que estas no son estro-
enfrente del colegio, del mismo color de las puertas Farrel, hay que recordar que los aborígenes del territo- peadas ni destruidas porque en la ciudad lo que más se
de los salones de clase. Estando ya fuera, subí por la rio colombiano han tenido por lo general una sociedad respeta es la madre.
calle 104 del barrio Pedregal y volteé en la primera es- matriarcal a causa de una mitología que le brinda un Por lo tanto, desde eso y siempre que camine por
quina hacia la derecha, caminando por esa acera dirigí valor simbólico a lo femenino como representación de las calles de Medellin viendo las múltiples figuras, tendré
mi vista hacia la iglesia principal y en todo el centro de la fecundidad y la fertilidad, por tales motivos, cuando prensente que María, la bendita entre todas las mujeres,
su fachada vi un vitral de la Virgen María con Jesús en los agentes pastorales provenientes de España inculca- siempre estará en la cima como patrona de nuestra ciu-
brazos. Pensé en ese preciso instante que era una señal. ron en Colombia la fe cristiana y junto a esta a la figu- dad, mirando con benevolencia a sus hijos■
Textos de los
18 Participantes
Cuando llegué por primera vez a este lugar unos dicen que esto
me sentía tranquila. Estaba caminando y de ocurrió por algunos
repente me encontré una placa de acero que elementos explosi-
tenía una fecha y avisaba que ese día muchas vos que guardaron
personas habían fallecido. Les pedí a mis papás en su interior, otros
que me explicaran a qué se refería eso. Ahí lo cuentan que allí había
entendí casi todo. algunos canales por los
Mi mamá me contó que la historia se originó cuales pasaba el agua
un domingo muy alegre y hermoso. Era 27 de para unas parcelas que se
septiembre de 1987. Ese día, tan especial para estaban construyendo.
muchos niños del sector que se encontraban Lo que sí se sabe es que de esta
realizando la ceremonia de su primera comu- tragedia no alcanzaron a recuperar to-
nión, se convirtió en una gran tragedia para to- dos los cuerpos de las personas fallecidas,
dos los habitantes del barrio Villatina. por lo cual fue declarado campo santo. Ahora,
Muchas personas se encontraban descan- este lugar es un ecoparque muy visitado. por su si-
sando, aprovechando su día libre. Los niños ju- Luego de que mi mamá me contara esa his- lencio, paz y
gaban, disfrutaban el momento sin imaginarse toria, me sentí rara al estar pisando restos y tam- tranquilidad. Ahora
lo que iba a pasar. Eran las 2:40 p.m. y se escu- bién triste por todas esas personas afectadas. veo de una forma dife-
chó una fuerte explosión. Segundos después, se Seguí caminando y encontré una escultura en rente esa escultura que ob-
levantó una tormenta de humo que desprendió honor a todos los que sufrieron esa situación y servé la primera vez que fui.
gran parte del Cerro Pan de Azúcar. Esto causó que permanecen allí sepultados. Esas dos manos que sostienen
la muerte de aproximadamente 500 personas, Tiempo después, volví a este sitio. Ya no me un bebé significan para mí que, a
también destruyó cerca de 70 viviendas y dejó, sentía tan angustiada, pero aún tenía en mi men- pesar de lo que sucedió años atrás,
por lo menos, mil damnificados. te que estaba pisando restos humanos. A pesar sigue habiendo vida allí, por lo que cada
En la actualidad, aún no se sabe cuál fue de esto, me empezó a gustar mucho el parque que alguien lo visita puede hacer memoria de
la causa por la cual se desprendió el Cerro, por sus colores vivos, árboles, flores; también lo que allí sucedió. Ahí lo entendí todo■
Ocasionalmente, cuando la tarde es cálida y las nubes pasar a las personas y en un cruce de miradas inter- tir un par de palabras, consejos, opiniones, cosas que
de lluvia no amenazan con empapar las calles de la cambiar una sonrisa que dice tantas cosas sin la nece- hacen sentir que vale la pena seguir haciéndolo por
ciudad, se me puede hallar parado en alguna esquina, sidad de articular palabra, cosas como que lo que hago ver nuevamente esa sonrisa en rostros desconocidos
calle o parque donde el tránsito de personas está bien, que es placentero y como la de algunos niños que, mientras su madre
sea constante, haciendo uso de la herra- satisfactorio escuchar así sea o padre los lleva de la mano, se quedan viendo con
mienta de que dispongo para presentar un por unos pocos segundos lo asombro, como si hubieran visto algo salido de la te-
espectáculo a los transeúntes: mi guitarra. que tengo por decir. Esto se de- levisión; los rostros jóvenes que saludan simplemente
Un acto simple, pero que puede alegrar muestra a través de aquellos que esbozando leves sonrisas, los rostros ancianos que ar-
un día por más gris que pudiese estar. tienen el gesto de detenerse a ob- quean sus labios en un tierno gesto.
El sonido del plástico contra el servar y que luego de un momento Otras sensaciones que sin duda alguna vale la pena
nailon, la correa que aprieta el cue- continúan su camino con una ex- disfrutar, cada momento, una y otra vez, cuantas veces
llo, las abolladuras que causan las presión que alegra el corazón y me sea posible son la calidez con que el sol golpea la piel
gruesas cuerdas a los dedos, los inspira a dar todo de mí y me permite y la frescura del agua al bajar por la garganta, cuando
cuales después de un rato de expresar sentimientos tan feroces que esta por el desgaste clama por algo de beber.
constante trabajo comienzan a su voz retumba fuertemente dentro de Cada instante que paso parado en una esquina,
doler, pero un dolor bueno, de mi cuerpo y, sin poder retenerlos, los li- una calle o un parque haciendo aquello que me apa-
los que uno soporta porque lo bera, esparciendo toda la energía que de siona, sintiendo la correa contra el cuello, las cuerdas
que hace es placentero; el so- ellos emana. tallar los dedos, sentir por todo el cuerpo cada uno
nido de las monedas al caer en Se pueden encontrar también, si uno de los sonidos que al compás de la música de guita-
el estuche, donde antes traía los implementos de mira con detenimiento, a esos espectadores silencio- rra libera mi voz, me hace feliz. Puedo decir con total
trabajo y que al chocar con las otras generan un sos que desde la distancia simplemente observan, certeza, con el orgullo que me ha sido transferido de
sonido metálico que da la sensación de que lo que disfrutando quizá de lo que ven y oyen. mi tierra, que cantar en las calles de Medellín, para sus
hago es correspondido. Son realmente complacientes esos pequeños mo- habitantes, es de las mejores experiencias que alguna
No hay nada que me llene más el alma que ver mentos en los que una persona se acerca a compar- vez he tenido la dicha de vivir■
Textos de los
Participantes 19
“Por allá en el 76, en un programa de televisión que recoger a sus amigos y a montar las cometas en su Su- te. Todo iba de manera normal, cuando, de pronto, em-
presentaba el famosísimo Pacheco, los viernes a las zuki LJ80 amarillo pollito a eso de las 6:00 de la mañana. pezó a perder altura muy rápido. No pudo llegar al sitio
ocho de la noche, se presentó un grupo de cometistas Él prefería volar a cualquier otro programa. de aterrizaje y quedó a medio camino con la cometa
bogotanos volando en Neusa”... esto lo cuenta Germán Las cosas empezaron a cambiar cuando un domin- enredada de un árbol, colgando, a pocos centímetros
Duque, 42 años después, con especial detalle y emo- go, en una de las salidas de aprendizaje a las que Ger- de un alambrado de púas. Afortunadamente los otros
ción. No puede describir cómo quedó ni qué sintió, si mán no pudo ir, su mejor amigo estaba haciendo sus cometistas se dieron cuenta, lo recogieron y lo ayuda-
fascinado o pasmado, al ver a esas personas ir tan alto. primeros vuelos altos en San Pablo y, en el momento ron a bajar. Germán quedó intacto, pero le quebró un
Pensó en que eso podía ser la libertad absoluta: “uno del aterrizaje, tuvo un accidente en el que sufrió frac- tubo al triángulo de la cometa y le dobló un ala.
de esos escasos momentos de la vida cuando algo te tura de dos vértebras. Desde ese momento su mejor Cuando cogió más práctica voló en lugares como
toca fuerte, te marca y sabes que eso es lo que quieres amigo no volvió a volar. Permaneció en cama durante Medina, Matasanos, Las Antenas, Niquía, Santa Elena,
y necesitas”, dice. Él era, por ese entonces, un estudiante varios meses y fue sometido a una cirugía en la que le Neusa, entre otros lugares. Fue el primero en hacer un
de bachillerato y durante mucho tiempo no volvió a es- pusieron dos varillas a los lados de la columna. Nuestro vuelo del Cerro Quitasol por San Pedro y aterrizar don-
cuchar ni a buscar nada sobre el tema, pero personaje, aunque preocupado de queda ahora el Éxito de Niquía. Sin embargo, sabía
nunca olvidó aquel anhelo que en él había por su amigo y el accidente, siguió que al volar se corrían muchos riesgos, sobre todo en
quedado sembrado. con la aventura; quería llegar alto. el momento de despegue, en este se podía accidentar
Seis años después, cuando terminaba Su primer vuelo alto no lo olvi- fácilmente si no tenía la técnica suficiente. Y en el mo-
su carrera de Medicina, durante el inter- da: fue en Sabaneta, en un cerro muy mento de aterrizaje, pues en este es común escuchar
nado, estaba haciendo un curso de bu- próximo a donde vive actualmente. de fracturas, luxaciones, caídas al río Medellín, enredos
ceo en el club Orcas de la Universidad Un vuelo de 45 segundos, 100 metros en las líneas de alta tensión que dejan sin luz a algún
de Antioquia, cuando una gran ami- de altura. Después, dentro del proceso pueblo, o hasta la muerte.
ga, Isabel Duvaltier, compañera del de aprendizaje voló en San Pablo, a 1000 En una salida a Medina, por ejemplo, un día antes
curso, le comentó que su novio era metros de altura sobre el río Porce, un vuelo de un paseo para ir a volar al Volcán Galeras y al munici-
cometista y lo invitó a subir a San de 15 minutos. Dice, entre suspiros, que es pio de Samaniego, en Nariño, por primera vez Germán
Pedro a verlos volar. inimaginable ver tanta hermosura a tal altitud. se quedó en la maniobra de salida, quebró el triángulo
Germán Duque siempre había sido un hombre de Controlando su cometa sentía una emoción espectacular y no logró despegar.
aventuras: era arriesgado, no le temía a nada ni a nadie que hasta el día de hoy recuerda con nostalgia. Unas semanas después de este suceso ocurrió algo
y lo más importante, confiaba en sí mismo y en sus Así, un 12 de agosto, día del cumpleaños de la her- trágico, José Saldarriaga estaba ensayando una cometa
capacidades, a pesar de que padecía una enfermedad mana de Juan Carlos, el grupo de amigos decidió ir vo- que él mismo había reparado, para eso fueron a San
genética llamada espina bífida, un defecto congéni- lar a San Pablo. Para optimizar más el tiempo salieron Pablo. En el despegue o él hizo mal la maniobra o la
to que se produce cuando la columna vertebral y la esa misma noche a acampar pasando Puente Gavino, cometa no quedó bien reparada, el caso es que se ac-
médula espinal no se forman correctamente durante cerca de El Caney, un pequeño poblado. Al otro día ma- cidentó y murió. Todos los amigos asistieron al velorio.
el tiempo de gestación. Se clasifica como defecto del drugaron a volar. La mamá de Germán, Aura Vélez, los Fue muy doloroso porque era una de las personas más
tubo neural. Este defecto produce problemas para ca- acompañó y se encargó de recoger a Germán y a sus cercanas a todo el proceso de aprendizaje de Germán.
minar y de movilidad en general, complicaciones orto- amigos en el lugar de aterrizaje. Eso lo impactó y decidió dejar de volar.
pédicas, problemas intestinales y de vejiga, pérdida de Ese día hicieron dos vuelos, porque tenían tiempo: Arregló la cometa y se la vendió a Jaime Sierra,
sentido del tacto desde el lugar de la lesión hacia abajo, uno en la mañana y otro en la tarde. Estaban muy ani- quien en uno de sus primeros vuelos altos, sufrió un ac-
entre otras afecciones. mados, pues hacer un vuelo implicaba subir la cometa a cidente y murió. Fue entonces cuando Germán enten-
A pesar de su enfermedad, aceptó su invitación pie hasta la colina de la que iban a despegar, desempa- dió que su ciclo como cometista había terminado, pues
y después de aquella salida, Germán decidió que era carla, armarla y esperar que empezara a hacer viento de la muerte estaba merodeando muy cerca y lo mejor era
el momento de volar. Arrastró con él a su mejor ami- la manera correcta para poder despegar. Generalmen- no tentarla más.
go, Juan Carlos Moscoso, que para ese entonces eran te despegaban primero los más inexpertos, entre ellos Con mucho dolor y tristeza se esforzó para alejar-
como uña y mugre. Juntos compraron una cometa y se Germán. Él recuerda esta salida con especial sentimien- se de este mundo que había sido su vida durante dos
unieron a un grupo de aprendices que se reunía todos to porque fue la única vez que su mamá lo vio volar. Eso largos años, en el que aprendió muchas cosas, conoció
los sábados y domingos. Entre ellos estaban José Salda- fue importante. a personas inolvidables, amigos de verdad; se llenó de
rriaga y Carlos Correa. Otro día, cuando Isabel Duvaltier estaba haciendo aventuras maravillosas. Aunque Germán se alejó, haber
Entonces cambió su rutina de ir sagradamente los su rural en Amagá, los invitó durante unas jornadas de sido cometista se convirtió en uno de los mejores re-
viernes y sábados a tomar cerveza y decidió empezar a salud para que volaran sobre el pueblo y arrojaran unos cuerdos que él puede tener, pues cada palabra que dice
dormirse temprano todos los viernes para madrugar a volantes desde las cometas. Ahí tuvo su primer acciden- al hablar está llena de pasión y de profunda nostalgia■
Textos de los
Participantes 21
Un visitante inesperado
Sebastián Gallego Cardona • I.E. Presbítero Antonio José Bernal •Grado décimo
Tallerista: Natalia Orozco Taborda
Héctor de Jesús Flórez o como lo apodan los niños: “El señor del Bonice”, nació el 15 Don Héctor dice que una de las cosas que más le gustan de su trabajo son los
de septiembre de 1953 en Necoclí, Antioquia. De tez morena y aproximadamente 1.65 niños, pues estos “hasta me preguntan por qué no vine a venderles cuando, por
metros de estatura, sale todos los días a las 11:00 a.m. de su casa en la vereda alguna razón falto”. Además, la mayoría de los padres de familia
La Montañita, cargando un cuaderno para anotar las ventas todos los días que lo conocen lo definen como una persona muy buena gen-
y lo que le toca dejarle a la agencia, para llegar a las 11:50 a.m. al primer te y amigable, siempre con una sonrisa y algún chiste; algunos
colegio de su recorrido diario, la I.E Ángela Restrepo Moreno, después tienen ya la costumbre de comprarle todos los días en la entrada
de esta se dirige a la I.E San José y termina su recorrido en el Colombo del colegio y “cotorrear” un rato con él.
Alemán, entrega su carro a las 6:00 p.m. y se dirige a su casa. Cuando los estudiantes
Lleva 14 años vendiendo Bonice y afirma que ya morirá haciendo salen a vacaciones deja de
esto pues, “aunque no se gane mucho, toca sobrevivir con lo po- trabajar con el carrito y se
quito que deja, porque estando tan viejo ya no lo reciben a uno en la rebusca en la vereda ven-
ninguna parte”, dice. Además, sus estudios fueron muy pocos, de- diendo árboles, “por la arran-
bido a que, según él, la época y el lugar donde vivía no se lo permitían, “si daban clase cada, llevada y sembrada de un arbolito
un día pasaban otros ocho sin dar, entonces digamos que alcancé a hacer primero de son 20.000 pesos, en un día me pue-
primaria al menos”. Por esto, en toda su vida, ha tenido diversos trabajos. do hacer 100.000”. De haber tenido
A los ocho años empezó ayudando a sus padres a traer vacas de los potreros. Ya a la oportunidad, le hubiese gustado
sus once trabajaba en una finca bananera en Apartadó, entraba a las 6:00 a. m. y salía ser panadero o maestro de obra,
a las 11:00 p.m., todo el día cargando y sellando bananos. “Esas fincas cogían a los más y dice que, en este tiempo, el
peladitos, de 10 a 12 años, porque trabajábamos barato”. que no estudia es porque no
Le tocó irse de su territorio en 1985 por problemas con la guerrilla, pues iban a quiere, por lo que les recuerda
reclutar a sus dos hijos mayores. “Uno quedaba siempre en medio de los paramilitares, la importancia del colegio a todos
la guerrilla y el ejército. Ellos no dejaban tener talento alguno”. Llegar a Medellín con los estudiantes con los que enta-
su familia fue un cambio duro, debido a la dificultad de adaptarse al clima “frío” de la bla una conversación.
ciudad, “cuando llegué por acá me daba miedo tomarme un café caliente porque se Y mientras intento tomarle
me empollaba la boca”. Recién llegado se ubicó en Santa Cruz y comenzó a vender una foto, antes de irme, me dice
pollos por partes en canecas, mientras otros días madrugaba a la Minorista a cargar que estas no le agradan ya que
para poder llevar algo a la casa. Fue allí donde le mataron a Carlos, uno de sus seis hijos. no le gusta que se burlen de él.
En 1990 se fue para la vereda La Montañita en San Antonio de Prado, allí lleva 28 “A fuerza de lidias me tomé la
años viviendo o “sobreviviendo” como dice él, y afirma que lo único maluco de donde de la cédula y eso porque era
vive es que no cuenta con agua potable, les toca recoger el agua de una quebrada que obligatorio. Si es por fotos yo
queda al lado: “Cualquier político por el que votamos nos promete que va a arreglar no existo”, concluye don Héctor
eso, pero parece que me voy a morir sin tener agua potable”. para seguir con su labor■
La tarde estaba gris, caminaba hacia la estación Tricen- se cansaban y dejaban de hacerlo. Y no, no les queda-
tenario del Metro, me dirigía a la estación Estadio. Iba ba más remedio que mojarse o parar a escamparse. No
para la UPB al taller de Prensa Escuela. había nadie que se acercara y les dejara un puesto en su
El tren estaba lleno, así que esperé dos más y, sin sombrilla, como a mí.
darme cuenta, ya estaba tarde. Luego de entrar al va- La chica a mi lado era alta y delgada, su cabello en-
gón, empezó a llover, y era tanta la lluvia que hasta el tre rojo y naranja, tono semejante al de un atardecer, su
vidrio de las puertas se empañó, de tal modo que se sonrisa nerviosa, una hilera de diente perfectos, sus ojos
veía distorsionado. color café o algo parecidos… La recuerdo con lentes re-
Al llegar a la estación Estadio aún llovía, no como an- dondos, pero no estoy segura, podría ser una ilusión
tes, pero sí lo suficiente para mojarme. Bajé las escaleras mía. O tal vez no. Llevaba puesto un abrigo entre café y
y miré al cielo, aún estaba gris. No me convenció de que negro, pantalón ajustado, unas botas estilo Kroogen, y
escamparía así que, como iba tarde, continué mi camino, como todo estudiante, una mochila.
empapándome cada vez más. No recuerdo bien la conversación que sostuvimos
Caminaba distraída, cuando vi que la chica del pa- hasta allá. Pero, las pocas cosas que pude saber sobre
raguas que iba delante de mí, disminuyó el paso y al ella eran que se llama Daniela, está estudiando Diseño
quedar a mi lado, dijo: “¿Te llevo?” Gráfico, igual que yo -sólo que ella ya en la U- vive por
Yo, todavía sin creer que me estaba hablando a mí, la estación Tricentenario, al igual que yo; le gusta la llu-
me limite a decir: “Por favor.” via, y también mojarse, tiene un amigo fotógrafo, e iba
Parecía que camináramos al ritmo del agua que caía muy temprano a recibir su clase.
sobre el paraguas, mientras los carros y su terrible olor Al llegar a la entrada de la universidad, ya llovía poco y
a contaminación, despejaban las gotas que caían en el el aire permanecía húmedo. Sin darme cuenta Daniela se
vidrio con el limpiabrisas. alejó diciéndome con una sonrisa: “hasta luego señorita.”
En un momento dado ella me preguntó hacia dón- En ese instante fue cuando me puse a pensar en todas
de me dirigía, al contestar me di cuenta de que íbamos las cosas que tuvieron que pasar para que nos encontrára-
para el mismo lugar: la Universidad. mos, todas las coincidencias: atrasos en el tren, el tiempo
Mientras caminaba junto a ella, pude observar al- de llegada al Metro, la salida, el no encontrarme con las
gunas personas: unas con sus paraguas, caminando amigas que siempre me voy, el aguacero, las tantas perso-
como sin ganas de vivir, como si el caer del agua fuera nas que iban sin paraguas, el atrevimiento de hablarme y
una tragedia. Otras, en cambio, como yo, no lo llevaban ofrecerme su ayuda, el atrevimiento mío al aceptar...
y sólo les quedaba huir de la lluvia; trataban de andar Como dijo una vez el actor Groucho Marx: “¿Qué ca-
rápido, casi corriendo, pero al cabo de unos segundos, sual que casualmente pasen tantas casualidades?”■
Textos de los
Participantes 23
Son las nueve de la mañana y está lloviendo. ción del Metro, pues a ella también le emocio- sería una iglesia con techo y bancas; pero aún
Estoy al frente del Éxito de San Antonio en el naba la idea de conocer un lugar nuevo para no es más que un pequeño salón de madera
centro de Medellín y, como podrán imaginar, ella, como lo son para muchas personas la ma- con un tejado sobre unas guaduas.
todo está mojado, así que no puedo sentar- yoría de barrios que se encuentran montaña Los niños se llaman unos a otros y pronto
me en ninguna parte. Estoy aquí, un domingo, arriba. Ana llega primero, a los minutos, llegan estamos con unos doce que esperan por la ac-
pues es hoy el día escogido para “ir a comuni- Karol y Mery, todas son también voluntarias de tividad que haremos. Empezamos con un jue-
dad” como le dicen en la fundación en la cual la organización y vamos a realizar juntas esta go de presentación en el que cada uno debía
soy voluntaria, a un pequeño terreno lleno de visita. Así que emprendemos nuestra caminata decir su nombre, su edad, con quién vive y
sueños en algún lugar de la ciudad. Me inscribí hacia un bus que no sé dónde encontraremos. después pasar el turno a alguien que no co-
a esta organización cuyo objetivo es lograr que En el camino nos detuvimos en una tienda que nociera. Cuando dijimos eso, todos los niños
las personas que habitan en asentamientos in- alegaba tener los mejores precios de todo el rieron y nos explicaron que no hay nadie a
formales tengan condiciones dignas de vida y centro de Medellín, así las cuatro tiendas ante- quien no conozcan allí, al parecer, no hay
que el gobierno haga presencia allí, es decir, riores también lo aseguraran. nada que no sepan el uno del otro. Luego,
busca hacer visibles a los “invisibles”, aunque Ya sentadas en el bus, Ana nos construimos juntos un
para mí, más que “invisibles” son ignorados. explicó qué íbamos a hacer. Estaba plan de trabajo donde
Me encontré con mi abuela en una esta- tan emocionada que ni siquiera los niños nos contaron
presté atención a las preguntas sus sueños y nos guiaron
que hacía mi abuela. Pronto en cómo piensan ellos
arrancó nuestro vehículo y fui- que podemos trabajar en
mos las únicas pasajeras. Su- conjunto para mejorar su
bimos, subimos y subimos. barrio, el lugar donde han
Como en realidad no sabía crecido, su sitio sobre las
a donde íbamos, obser- montañas. La actividad con
vé por la ventana todo el ellos no fue muy larga, pero al
recorrido, leí letreros y vi tener casi la misma edad, dis-
las caras de las personas fruté ver cómo sus sueños y los
que caminaban por las míos no son muy diferentes.
aceras. Cuando el bus llegó a su última parada Era ya medio día, por lo tanto hora de vol-
pensé: ¡perfecto, llegamos! ver a nuestras casas. Iniciamos entonces el ca-
Ahora mis piernas se ríen de esa afirma- mino de vuelta. Mis piernas rogaban por una
ción, pues empezamos a subir por un cami- vía de regreso distinta a las escaleras y, como
no angosto de escaleras hechas con cemento si el cielo hubiera escuchado mis plegarias,
que, en ocasiones, estaban acompañadas de empezamos a bajar por un camino de rampas,
unas barras amarillas. En un momento, cuando mucho más suave que el anterior y extraña-
ya habíamos subido bastante, decidí contarlas. mente más corto.
1, 2, 3... 35… 58… 70... 103... Al final, tenía tan- Ahora, mientras espero el Metro en la es-
to ardor en las piernas, que mi cerebro inclu- tación Parque Berrío, miro hacia la montaña,
so olvidó el orden de los números. Cada que pronto mis ojos encuentran algo conocido,
finalizaba un tramo, me repetía que el próxi- ese letrero, allá arriba, que en letras blancas
mo sería el último. Estaba tan metida en mi dice “Jardin”, así, sin tilde. Aunque mi cuerpo
sufrimiento y falta de aire, que no veía aún no lo asimila, subí casi hasta ese punto.
más arriba del escalón siguiente. Fi- Llega el Metro y mientras me siento en una
nalmente, levanté la mirada y logré silla verde que encontré vacía, pienso en todas
percibir la inmensidad de las mon- las personas que diariamente hacen el trayec-
tañas en frente. Pensé: “Ha valido la to del que hoy me quejo, siento una indigna-
pena cada escalón”. ción profunda al pensar que a nadie parece
¡Por fin llegamos! No podía importarle o que, por lo menos, son muy po-
respirar bien, el aire era frío cas las personas que deciden hacer algo para
y en alguna casa se estaba el bienestar del otro. Muchas veces ni siquiera
quemando un no sé qué, nos detenemos a pensar en cómo los superan
cuyo humo me invadía los todas las adversidades que les pone la vida.
pulmones. Caminamos un La resiliencia es esa capacidad del ser de
poco buscando a los niños, sobreponerse y reponerse ante la adversidad;
pero en realidad, fueron ellos y aunque alguien hace poco me dijo que era
quienes nos encontraron; aún simplemente una “palabra de moda” y que
llevaban sus pijamas y corretea- ahora todo el mundo quiere ser “resiliente”, yo
ban de una casa a otra con la pre- opino todo lo contrario. La resiliencia es esa
ocupación mínima que se podría capacidad que tienen los cauchos de volver
tener un domingo en la mañana a su forma tras ser estirados, así como la ca-
cuando aún eres un niño. Nos pacidad de las plantas al nacer en las juntas
reunimos en la capilla, aunque abiertas de los ladrillos, o los árboles de cre-
este espacio desafía todos mis cer a orillas del río Medellín. Y definitivamente
conocimientos sobre lo las personas que llegaron a la ciudad en dis-
que una capilla tintas, pero complejas circunstancias, hacen
representa. lo posible para levantar su voz y decir: “¡Aquí
Pensé que estamos! Y vamos a afrontar con una buena
cara todas las dificultades que esto nos traiga”.
Ellas son muchísimo más que “una palabra de
moda”, son ¡RESILIENCIA! Para mí, resiliencia
es sin duda, el brillo en los ojos de las personas
de El Faro■
NOVIEMBRE DE 2018
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Teléfono: (57) 4 - 335 93 55
CONTRAPORTADA
“Bajo los adoquines, la playa”
Santiago Bermúdez Toro • Colegio Colombo Británico • Grado undécimo
Tallerista: Natalia Orozco Taborda
– No, parcero. ¡Qué locha! Yo voy pa’ la U. Si querés, bicicleta en búsqueda de algo más. ¿Y las razones? No
te acompaño hasta la estación de bicicletas, pa’ que estoy seguro de ellas, pero qué más da. La noche, con
llegués más rápido al Metro – decía Mateo, bregan- sus lógicas y sus azares, resultaba enigmática, pero a
do a justificar su afán. su vez fascinante y seductora para el púber estudiante.
Hacía frío, mucho frío, y nubes grisáceas cargaban - ¿Sabés qué? Vamos pues pa’ la U.
un aguacero que no duró en comenzar. Salíamos de una Así que partimos. Sentía el ardor del sueño en mis
clase de literatura por allá en Los Colores y estuvimos ojos y mi espalda soportaba el inmenso peso de un El texto de Santiago es un
media hora esperando escampar, refugiados en la es- morral. La calle yacía húmeda, muy húmeda, peligro- viaje y en él lo acompa-
quina última de una de las tiendas próximas a la Cuarta samente húmeda, pero poco nos importó. Aunque ñan sus lecturas. Este re-
Brigada, con unos compañeros y mi profesor Jorge Iván. claro, eso no implicó desentendernos de un mínimo lato hace que el lector se
Era un ritual inviolable: salir de clase, ir a la misma sentido de seguridad: disminuíamos la velocidad al transporte por la ciudad,
tiendita de siempre, tomar cerveza, comer mecato pasar por la pintura que teñía las calles y las hacía de- recorra la noche y sien-
y conversar. Conversar. De cualquier cosa. Desde ese tergente, respetábamos los semáforos y permanecía- ta lo que es la libertad
vasto espectro que compone lo artístico, lo filosófico; mos cautos ante la presencia de los demás vehículos. desde que empieza hasta
que termina el relato.
hasta lo cotidiano, lo banal. Pero no. Aquella tarde no - Maluco sería que nos matemos acá – decía-
hubo ni cerveza, ni mecato, ni conversación. No. Solo mos y reíamos, azarados por los bruscos movi- Equipo Coordinador
silencio y un par de cigarrillos que fumó Jorge. mientos de los buses que bajan apresurados por de Prensa Escuela
Cuando el silencio se hizo insoportable, usó una toda la avenida Colombia.
torpe excusa para irse, tan torpe que no la recuerdo Sous les pavés, la plage… Bajo los adoquines, la
con exactitud. Con él, se fueron el resto de compañe- playa. Así dictaba la que quizá fue la consigna más
ros, todos, a excepción de Mateo, quien miraba con popular del mayo francés. Aunque ambigua, hacía re- Pedaleábamos lento, muy lento, esquivando tapas ro-
su rostro flaco la pantallita de su celular, buscando un ferencia a esa liberación implícita que giraba en torno badas del alcantarillado y evitando resbalar. A poca
rumbo, un parche que lo acogiera. a la figura de la playa. Cincuenta años después pisaba, distancia pasaban, veloces y con luces violentas, los
Decidió ir a la Universidad de Antioquia donde asis- inconsciente e indelicado, con las llantas de aquella vehículos a lo largo de la calle.
tiría, en sus palabras, a “una de esas farras que hacen bicicleta los adoquines que conforman el andén que Aquella imagen me conmovió. Era la intermitencia
después de las asambleas”. Menuda manera bordea al estadio. Y no, no pen- de las luces de los vehículos y sus reflejos con la calle aún
de luchar por la educación: con fiesta y más saba en playa, ni en libertad. Aún húmeda. Eran luces que nacían y morían en el instante.
fiesta. ¿Acaso la revolución es eso? Trotski, no… No pensaba en nada. En mi cabeza, retumbaba el sonido de un jazz furioso
con aquel piolet incrustado en el cráneo, Llegamos poco después a la que abrazaba los brutales pincelazos de tonadas gris-
estaría retorciéndose en su tumba. intersección con la calle 65, des- oscuras, rojas y blancas sobre el lienzo virgen del camino.
- … ¿O qué? Si quiere, caiga a la U. pués de haber bajado no muy rápi- - ¡Gritos, tambor, danza, danza, danza! ¡Hambre,
Va a estar chimba. do por Colombia. Pedaleamos por la sed, gritos, danza, danza, danza! – gritaba, citando tor-
Me vi, pues, frente a una de las cicloruta hasta una salida que daba a pemente unos versos de Una temporada en el infierno.
estaciones automáticas de bicicle- la calle 57. De ahí, recorrimos la peri- -¡Me siento como si Rimbaud hubiese tenido
tas públicas. Me aguardaba una feria del barrio Carlos E. Restrepo para Cívica y usara EnCicla!
respuesta y Mateo me miraba in- llegar hasta la Autopista Norte. Éramos felices, muy felices. Nos encontrábamos en
sistente. “Algunas cuadras, calles tranquilas”, pensaba. El silencio de la calle próxima a una zona residencial el puente de Barranquilla, sobre las turbias aguas del río
“Audífonos, volumen alto, estación Floresta. Poco me- revelaba el sonido del andar en bicicleta, el alumbrado Medellín y, más allá del taco, veíamos el puente peato-
nos de una hora de viaje. Perder la noción del tiem- público enredado entre los árboles creaba una luz tenue nal de la entrada a la universidad. Solo faltaban algunos
po viendo el devenir de la ciudad por alguna ventana. que iluminaba suavemente nuestro recorrido, el frío te- metros y nos metíamos entre los carros detenidos para
Tener esas ansias de viernes por la tarde para llegar a naz del viento y nuestros rostros. Definitivamente, si se así llegar al andén izquierdo de la calle, donde veíamos la
casa. Recordar, leer, ver rostros. Ir en búsqueda de la quiere concientizar al hombre de su libertad, no hay más gran entrada cerca, más cerca, cada vez más cerca.
belleza furtiva de alguna mujer. Montar en el metro que golpearle el rostro con el frío viento de la noche. Habíamos llegado a nuestro destino. Dejé la bicicle-
semivacío, viendo las gotas de lluvia anegar la ciudad. Nos encaminamos por la Autopista Norte y la ta en una estación próxima a Ruta N. Caminamos hacia
Seguridad, comodidad, sopor...” Pero no. Abordé una acera deteriorada que rodea la Universidad Nacional. La Curva, viendo calle abajo la congestión de la ciudad■