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P.

Carlos Triana, eudista

Batalla
Espiritual
Batalla Espiritual
© P. Carlos Triana, eudista
México, D.F.

Reservados todos los derechos


Julio 2014

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro,


por cualquier medio, sin permiso escrito del autor.
Contenido

Introducción 5

I. Libres para Amar 7

II. Libres para Pecar 9

III. El Plan de Salvación 15

IV. Satanás y su Plan de Perdición 21

V. Cómo realiza su Plan Malévolo 29

VI. Grados de Contagio del Diablo 37

VII. El Objetivo de los Contagios Satánicos:


Llevarnos al Pecado y a la Muerte 45

VIII. Liberación Espiritual de Cristo con la


Fuerza del Espíritu Santo 51

IX. Optar por el Reino de Dios o por el reino


de Satanás 61

X. Batalla Espiritual 67

XI. Compartiendo el Botín 103

Epílogo 107
Introducción
Para ser libres nos liberó Cristo (Gal 5, 1)
Donde está el Espíritu de Dios allí hay libertad (2 Cor 3, 17)

E l objetivo general de esta enseñanza


consiste en ayudar a entender a los hermanos de la
Renovación carismática y a todos los católicos, que la vida
cristiana en sí misma es un programa de liberación.

Sí, la vida cristiana es una lucha, que prefiero llamar


BATALLA ESPIRITUAL, y no combate espiritual
como la llaman otros hermanos, porque la vida cristiana
es una verdadera guerra, es decir, una batalla donde
deben librarse muchos combates. No es un combate sino
muchos combates. Es una batalla.

La vida cristiana es una batalla espiritual contra todo


aquello que nos quiere atar e impedir volar hacia Dios,
contra todo aquello que nos quiere apartar de Dios e
impedir hacer su voluntad, contra todo aquello que se
opone a nuestra salvación.

El objetivo específico es liberar la oración de liberación de


la práctica supersticiosa, y ayudar a comprenderla como
experiencia de fe.
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Batalla Espiritual

Sí, la oración de liberación debe ser liberada de la práctica


mágica, de creer que ciertos ritos o ceremonias tienen
poder por sí mismos, que basta con cumplir determinadas
prácticas o pronunciar ciertas fórmulas para que ya
estemos liberados, u obtengamos de Dios su favor y su
auxilio.

Debemos liberar la oración de liberación de esta tentación


de querer alcanzar la intervención divina no por la súplica
y la reverencia de fe, sino por la manipulación de fórmulas
y ritos. Debemos liberarla de esa mentalidad mágico-
sacral, que le atribuye una importancia, de algún modo
mágica, a ciertas palabras, objetos y gestos a esta oración…
en fin, hay que liberarla de la superstición.

Hacemos oraciones supersticiosamente cuando atribui-


mos la eficacia a la sola materialidad de los signos sacra-
mentales o a las fórmulas u objetos sagrados, sin tener
en cuenta las disposiciones interiores (Cfr. CIC 2111, Mt
23,16). Esto ocurre cuando se piensa que rezando deter-
minado número de veces ciertas oraciones, Dios está obli-
gado a concedernos todo lo que le pedimos.

La oración de liberación tiene que ser una experiencia de


fe. La fe es la entrega a Alguien, a quien no se agrada
con ritos externos, sino mediante la práctica del amor.
La oración de liberación como experiencia de fe es un
diálogo y una comunicación confiada y amorosa con Dios
misericordioso.

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I. Libres para Amar

A los hombres Dios nos creó libres para


amar. Pero precisemos, nos creó.

Con inteligencia para conocer la Verdad.


Con Memoria para recordar nuestra Identidad: de dónde
venimos, y no olvidar quiénes somos: imagen y semejanza
de Dios.
Con Voluntad para tender hacia el Bien, para amar.

Los hombres fuimos creados por Dios con la hermosa


facultad de la libertad para amar, esto es, para escoger la
verdad que es Dios amor, para escoger vivir como imagen
de Dios amor, para escoger el Bien que es Dios amor.

Dios que es amor sabe de amor. Sabe que el amor requiere


libertad. Solo los libres aman.

A nosotros nos hizo a su imagen y semejanza, facultados


con el don de la libertad, para ser como él, personas de
amor, capaces de amar. De amarlo a El y de amarnos entre
nosotros.
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Batalla Espiritual

En una palabra, a los ángeles y a los seres humanos


Dios nos hizo libres para amar, para escoger el amor. De
manera primordial para amarlo a El y para amarnos entre
nosotros. Dios que ama quiere ser amado por nosotros.
El Amor reclama amor, el amor engendra amor.

Por eso el único mandamiento del cristiano es AMA.

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II. Libres para Pecar

A lgunos ángeles, comandados por Lucifer,


se pervirtieron en su libertad. En vez de usar su libertad
para amar, para escoger el amor, la emplearon para odiar,
para sospechar, para envidiar, para querer derribar a Dios
amor. El pecado de los ángeles caídos, dice Santo Tomás,
es un pecado de orgullo y de envidia. Y Dios determinó
que para los ángeles, no hubiera arrepentimiento después
de la caída.

Entonces Satanás se volvió el Señor del mal: enemigo


de Dios, “adversario” del hombre, “tentador del género
humano”, “príncipe de este mundo”, “dios de este mundo”
(Cfr. 2 Cor 4, 4), “padre de la mentira”, “homicida desde
el principio”, en una palabra, dominador del reino de la
muerte.

Y este Enemigo de Dios y de los hombres, desesperado


por su desgracia, para hacer más llevadera su pena, “mal
de muchos consuelo de tontos”, tentó al ser humano
para que también cayera y se pervirtiera. Así lo enseña el
Génesis.
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Batalla Espiritual

Lo tentó en su inteligencia para que no amara la verdad,


para que tomara por verdad una mentira (Cfr. 2 Cor 4, 4;
Ef 4, 18).

Lo tentó en su voluntad para que no tendiera hacia el


amor, para que no hiciera la Voluntad de Dios, para no
hacer el Bien, sino para amar un mal creyendo que es
un bien.

Lo tentó y confundió en su memoria para que olvidara


su identidad: de dónde viene, qué debe hacer, cuál es su
realidad creatural, y su dignidad humana, y adquiriera
una conciencia errónea de sí mismo: “puedes llegar a ser
como dioses, conocedores del bien y del mal” (Gen 3, 5).

Esas tres facultades constituyen nuestra dimensión


espiritual. Es en esta dimensión donde está la capacidad
oblativa del hombre, la capacidad de abrirse a Dios, la
capacidad de descubrir la verdad, la dignidad humana,
el sentido de todo, el poder hacer elecciones libres, es
donde se acoge la vida de Dios.

Esta parte, más profunda de nuestro ser, es la que ataca


Satanás. El busca oscurecer la inteligencia, debilitar la
voluntad, confundir la memoria… De esa manera busca
pervertirnos para que usemos mal nuestra libertad y
caigamos en PECADO, y cayendo en el pecado perdamos
la gracia y nos alejemos de la comunión con Dios.

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Libres para Pecar

El hombre en su unidad personal, posee tres dimensiones


interrelacionadas y complementarias, y cuando sucumbe
a la tentación del Enemigo, esto repercute en:

Lo espiritual: cae en pecado, se aleja de Dios, puede llegar,


si persiste en el pecado, a perderle sentido de la vida,
incluso a la degradación moral y pérdida de su dignidad.

Lo sicológico (lo que llamamos alma o interioridad):


puede llenarse de traumas, depresiones, angustias, fobias,
miedos, nervios, vicios, ataduras…

Lo corporal: puede experimentar problemas orgánicos:


dolores de cabeza, pérdida del apetito, insomnio,
problemas sexuales, parálisis, cáncer…

En fin, lo que Satanás quiere es pervertirnos, hacernos


usar mal la inteligencia, la memoria, la voluntad. Hacer
que usemos mal sobre todo la libertad, esto es, que
usemos la libertad para pecar. Lo contrario de amar no es
odiar sino pecar. Amar es escoger el bien, pecar es escoger
el mal. Pervertimos nuestra libertad cuando no la usamos
para amar.

La esclavitud del pecado

Sabemos que nuestra libertad de hijos de Dios ha


sido minada en sus fundamentos por Satanás con la
introducción del pecado en los inicios de la humanidad.
El pecado esclaviza. Y desde aquel momento, toda la

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Batalla Espiritual

humanidad y la creación quedaron bajo la esclavitud del


pecado.

La consecuencia teológica del pecado es la separación de


Dios y la pérdida de todos los bienes espirituales. Esto es
la muerte. Por eso dice la Palabra que por el pecado entró
la muerte en el mundo (Cfr. Rom 6, 23;Sb 2, 24; Rom 5,
12). El pecado es lo opuesto al amor. El que escoge pecar
escoge alejarse de Dios que es amor.

Cuando el hombre pecó hubo consecuencias:

Por sí mismo él escogió la muerte, esto es, la separación


de Dios, el merecer no estar en la vida que es el mundo
de Dios, disfrutando sus bienes y sobre todo su presencia
(“los vivos son quienes te alaban”). La muerte es lejanía
de Dios que es vida. El salario del pecado es la muerte
(Rom 6, 23).

Dios justo determinó que el hombre muriera, que volviera


al polvo de donde había salido: por haber pecado, por haber
comido del fruto prohibido, “polvo eres y al polvo tornarás”
(Gen 3, 19). Dios nos quiso decir que por haber escogido
pecar merecemos estar lejos de El, esto es, la muerte.

El pecado introduce en el mundo la gran realidad de la


muerte, la separación definitiva de Dios. Y entonces el
pecador, merecedor de la muerte, quedó a merced del
que ya se separó definitiva e irrevocablemente de Dios,
de Satanás, el “príncipe de este mundo” de pecado, el

12
Libres para Pecar

soberano de este reino de muerte, “el dios de este mundo”.


El pecador sale del Reino de Dios e ingresa a ser miembro
del reino de Satanás.

Pero Dios misteriosamente determinó librar al hombre


de las garras de Satanás: “El linaje de la mujer te pisará
la cabeza”, es decir, uno del linaje de la humanidad, uno
que va a nacer como hombre, del linaje de María, te va a
vencer a ti hostigador que acechas a los hombres al pecado
para que merezcan la muerte.

Dios determinó que hubiera esperanza de salvación para


los hombres. Y por eso determinó que para los hombres
no hubiera arrepentimiento después de la muerte pero sí
en vida.

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III. El Plan de Salvación

L os seres humanos quedamos heridos


de muerte con el pecado original. El pecado original
oscureció nuestra inteligencia, debilitó nuestra
voluntad, confundió nuestra memoria (hasta olvidar
que somos imagen de Dios), nos pervirtió en nuestra
libertad, nos inclinó a tendencias malas, y nos avocó a la
muerte y a la enfermedad que es una amenaza de muerte.
“La paga del pecado es la muerte”. (Rom 6, 23). La
muerte es volver al polvo, desaparecer de la presencia de
Dios, no merecer la vida que es donde está Dios, donde
encontramos a Dios.

Dios en su infinita bondad y misericordia, ideó un plan de


salvación para todos los hombres. Se trata de rescatarnos
de la muerte, trasladarnos del reino de Satanás, que es
oscuridad y muerte, a su luz admirable. Es un plan para
re-crearnos, para hacernos de nuevo.

Ese plan que se empezó a revelar en el Antiguo Testamento


con el protoevangelio, llega a su culmen con Cristo en el
Nuevo Testamento. En ese plan se nos cuenta.
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Batalla Espiritual

3.1 Que “Dios quiere que todos los hombres se salven”


(1 Tim 2, 4).

3.2 Que para salvar a todos los hombres Dios envió a


su Hijo Nuestro Señor Jesucristo para que muriendo
y resucitando, pagara el precio de nuestro rescate, nos
liberara de la muerte, y nos trasladara del reino de las
tinieblas a su luz admirable (Cfr. Jn 3, 16).

Dice el ritual de exorcismos: “El Padre omnipotente y


misericordioso envió al Hijo de su amor al mundo para
que librase a los hombres de la potestad de las tinieblas
y lo trasladase a su reino (cf. Gal. 4, 5; Col. 1, 13). Por lo
tanto, Jesucristo, “primogénito de toda la creación” (Col.
1, 15), a fin de renovar al hombre viejo, vistió la carne
del pecado, “para reducir a la impotencia, mediante su
muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir,
al demonio” (Heb. 2, 14) y, por el don del Espíritu Santo,
transformase la naturaleza humana herida, en una nueva
criatura por medio de su Pasión, Muerte y Resurrección
(Cfr. 2 Cor 5, 17).

En los días de su vida terrena, el Señor Jesús, vencedor


de la tentación en el desierto (cf. Mt. 4, 1-11; Mc. 1,
13; Lc. 4, 1-13), expulsó por propia autoridad a Satanás
y a otros demonios, imponiéndoles su divina voluntad
(cf. Mt. 12, 27- 29; Lc. 11, 19-20). Haciendo el bien y
sanando a todo los oprimidos por el diablo (cf. Hech.
10. 38), manifestó la obra de su salvación, para librar a

16
El Plan de Salvación

los hombres del pecado así como del primer autor del
pecado, Satanás, que es homicida desde el comienzo y el
padre de la mentira” (cf. Jn. 8, 44). (15).

Al llegar la hora de las tinieblas, el Señor “obediente hasta


la muerte” (Filip. 2, 8), repelió el último ataque de Satanás
(cf. Lc. 4, 13; 22, 53) por el poder de la Cruz y triunfó
así sobre la soberbia del antiguo enemigo. Esta victoria
de Cristo fue manifestada en su gloriosa resurrección,
cuando Dios lo levantó de entre los muertos y lo colocó a
su derecha en los cielos sometiendo todas las cosas bajo
sus pies (cf. Ef. 1, 21-22).

3.3 Que su Hijo envió a la Iglesia: “Como el Padre me


envió, así los envío yo” ( Jn 20, 21),

3.4. Que a la Iglesia le envió al Espíritu Santo para que


hiciera la misma misión de Cristo con su mismo poder.

Dice el ritual de exorcismos: “En el ejercicio de


su ministerio, Cristo entregó a sus Apóstoles y a
otros discípulos el poder para expulsar los espíritus
inmundos (cf. Mt. 10, 1.8; Mc. 3, 14-15; 6, 7.13; Lc.
9, 1; 10, 17.18-20). A ellos mismos, el Señor prometió
el Espíritu Santo Paráclito, procedente del Padre por el
Hijo, el cual argüiría al mundo acerca del juicio, porque
el príncipe de este mundo ya fue juzgado (cf. Jn. 16,
7-11). El Evangelio atestigua que entre los signos que
caracterizarían a los creyentes, se encuentra la expulsión
de los demonios (cf. Mc. 16, 17).

Batalla Espiritual 17
Batalla Espiritual

Por tanto, la Iglesia ejerció la potestad, recibida de Cristo,


de expulsar a los demonios y repeler su influjo ya desde
la época apostólica (cf. Hech. 5, 16; 8, 7; 16, 18; 19,
12) por lo cual, en el nombre de Jesús, ora continua y
confiadamente, para ser ella misma librada del Maligno
(cf. Mt. 6, 13). También en el mismo nombre, por virtud
del Espíritu Santo, manda de diversos modos a los
demonios que no impidan la tarea de la evangelización
(cf. 1 Tes. 2, 18), y que restituya “al más fuerte” (cf. Lc.
11, 21-22) el dominio tanto del universo entero como de
cada hombre.” (Prenotandos del Ritual de Exorcismos).

Pero como dice San Agustín, “Dios que te creó sin ti no


te salvará sin ti”. Esto quiere decir que en este plan de
salvación Dios pone su parte y el hombre debe poner
la suya.

3.5. Que la parte que le corresponde al hombre hacer para


salvarse se llama, usar la libertad para tomar la decisión
del arrepentimiento y conversión a Dios, esto es, fe en
Jesús, adhesión a nuestro Señor Jesucristo: “Si crees en
el Señor Jesús te salvarás tú y tu familia” (Hch 16, 31).
Recordemos lo dicho arriba: no hay arrepentimiento para
los seres humanos después de la muerte.

Por medio de la fe en Cristo, el ser humano entra en


comunión con Dios aquí en la tierra, y cultivando más y
más esa comunión, se encamina, ayudado por la gracia, a
la comunión total y definitiva con Dios en el cielo.

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El Plan de Salvación

Ese es el plan de Dios: que el hombre alejado de su


presencia por el pecado, y condenado a muerte por el
pecado, pueda entrar en comunión con él, en este mundo
por medio de la fe en Cristo, y llegar a la comunión con
él, en el cielo para siempre. Y todo gracias a Cristo nuestro
único Salvador (cfr. Hch 4, 12), y al Espíritu que nos
capacita para llevarnos al arrepentimiento y mantenernos
en el camino de la conversión.

3.6. Que el hombre debe escuchar la Palabra

Ahora bien para que el hombre llegue a la fe, y por tanto a


entrar en comunión con Dios, se requieren dos cosas:

Primero, pedir el don de la fe: la fe es un don trinitario, y


los dones son para pedirlos:

Es un don del Padre: “Eso no te lo ha revelado nadie de


carne y sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Hay
que pedir ese don al Padre, pues “todo don perfecto viene
de arriba del Padre de las luces” (Sant 1, 17)

Es un don del Hijo, él es “inicia y consuma la fe” (Heb 12,


2). Hay que pedir ese don al Hijo, como lo hicieron sus
discípulos: “Señor creemos pero aumenta nuestra fe”.

Es un don del Espíritu Santo (lo trae san Pablo en la lista


de carismas del Espíritu en 1 Cor 12). Hay que pedirle
ese gran don al Espíritu, junto con esperanza y el amor.

Batalla Espiritual 19
Batalla Espiritual

Segundo, “la fe entra por el oído” (Ro 10, 17), hay que
escuchar la Palabra para que haya fe

3.7. Que para poder escuchar la Palabra, se requiere


Proclamadores de la Palabra, personas que la hagan
resonar por diversos medios. Para escuchar la Palabra
se requiere que se anuncie, que se proclame, que se haga
resonar.

Estas tres cosas, orar pidiendo fe y proclamar la Palabra


y escucharla para llegar a la fe y crecer en ella, es la
gran dimensión de la batalla espiritual que tenemos que
afrontar para vencer al Enemigo.

Si no estamos atentos a engendrar la fe cristiana, a


cultivarla y a hacerla crecer, entonces resurgirán las
religiones ancestrales, animista y espiritistas, se instalarán
los ocultismos y esoterismos, regresarán la magia, las
adivinaciones, los amuletos… y todo ello en beneficio del
reinado de Satanás, como ya lo estamos percibiendo.

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IV. Satanás
y su Plan de Perdición

S atanás que usó mal su libertad, no para amar


sino para pecar, él que se pervirtió en su libertad, pues la
empleó no para la comunión con Dios sino para alejarse
de él hasta perderlo, se ha empecinado en pervertirnos a
nosotros. “El es un espíritu perverso y pervertidor”, dijo
Pablo VI.

La razón de ello estriba en que él, Satanás, y los ángeles


caídos ya no pueden volver a la comunión con Dios…

Porque para los ángeles no hay arrepentimiento después


de la caída,
Porque han tomado la decisión irrevocable de alejarse de
Dios,
Porque cada vez crecen más en odio hacia Dios y forman
una caparazón incapaz de recibir las gracias de Dios,
Porque, por sentido común, no tiene perdón lo que
hicieron, siendo lo que eran y estando en la presencia
santa de Dios,
Porque Cristo murió por el perdón de los pecados de los
hombres caídos y no de los ángeles caídos,
Batalla Espiritual 21
Batalla Espiritual

… entonces se han propuesto perversamente oponerse


al plan de Dios que quiere que nosotros los hombres
entremos en comunión con él aquí en la tierra y después
allá en el cielo,

… se han propuesto impedir que los hombres lleguemos al


cielo que ellos perdieron, a donde ya no pueden ir nunca.

Y para lograr su cometido, Satanás tiene un plan de


perdición, contrario al de Dios que es un plan de salvación.
Su plan de perdición consiste en “meter su cola” en nuestras
vidas para que caigamos en la esclavitud del pecado.

El demonio empuja todo hacia el pecado (Cfr. “Ef 2,


1-2); tienta a cada hombre para descubrir su punto débil
y hacerlo caer y así esclavizarlo de modo progresivo en
pecados cada vez más graves. Cuando más una persona
peca gravemente, tanto más las ayudas de la gracia son
difíciles de ver y desear. El pecado que permanece por
tiempo largo y es repetido frecuentemente, deja en el
interior del hombre un poder objetivo de Satanás, el cual
no tiene que hacer otra cosa que mantener en su víctima
sentimientos de impotencia y decaimiento hasta hacerlo
morir en estado de pecado grave. Pudiendo controlarlo
durante la vida terrenal; tales personas se convierten en
sus instrumentos.

El pecado y el vicio son pues la puerta a través de la cual


el enemigo “el homicida desde el principio” entra en lo

22
Satanás y su Plan de Perdición

íntimo de la persona y lo pone en un estado de sujeción.


En vez de la cercanía con Dios se tiene aquella del
demonio, en lugar de las santas inspiraciones se tienen
los malos pensamientos, el odio, la envidia, las pasiones y
las depravaciones. La persona ya privada de la luz vive en
las tinieblas, desesperada y engañada, tendiendo hacia los
bienes falsos.

Satanás se opone al plan de Dios. No quieren que Dios


salve a los seres humanos caídos. Quieren que los hombres
y mujeres caídos corran la misma suerte que los ángeles
caídos… al fin y al cabo, debe pensar, ambos fallaron en
el uso de su libertad, ambos pecaron y ambos merecen la
consecuencia del pecado.

Es que Satanás

Está inconforme con Dios que tiene un plan de salvación


con los hombres.

Está molestísimo con Cristo que murió por salvar a los


hombres caídos y no por salvar a los ángeles caídos.

Está enojadísimo con el Espíritu Santo que actualiza la


salvación de Cristo en los hombres y los inspira e ilumina
para que conozcan a Cristo y se adhieran a él y se salven.
Por eso dice Juan Pablo II que el Diablo ha tomado la
decisión irrevocable de apartarse más y más de Dios, y
que crece cada vez más en odio hacia Dios. El es un ser de
odio, Dios es un ser de amor.

Batalla Espiritual 23
Batalla Espiritual

Está furioso con la Iglesia que es el cuerpo de Cristo,


instrumento de salvación o si se quiere, sacramento
de salvación para el mundo entero. Por eso la ataca
fuertemente, pero la Iglesia permanece firme en la promesa
de Jesús: “Los poderes del infierno no prevalecerán contra
ella” (Mt 16, 18).

No soporta la idea de que unas simples criaturas de barro


puedan heredar el reino de gloria que él y los ángeles
caídos perdieron (“por su mala cabeza”).

Tiene envidia de los seres humanos llamados a vivir la


felicidad eterna junto a Dios en el cielo.

Enemigo fuerte

Por eso Satanás y sus demonios se han convertido en los


enemigos número uno de Dios y de los hombres.

Jesús habla de un “enemigo” suyo que sembró cizaña en su


campo (Mt 13, 39).

San Pedro habla de nuestro Adversario el Diablo


(1 Pe 5, 8).

San Pablo dice que nuestra lucha no es contra nadie de


carne y hueso sino contra los poderes espirituales de las
tinieblas (Cfr. Ef 6, 10-17).

24
Satanás y su Plan de Perdición

El Vaticano II dice que nuestra vida es una tremenda lucha


contra los poderes de las tinieblas (GS 37).

Pablo VI en 1972 dijo: “El Demonio es el enemigo


número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que
este ser oscuro y perturbador existe realmente y sigue
actuando; es el que insidia sofísticamente el equilibrio
moral del hombre, el pérfido encantador que sabe
insinuarse en nosotros por medio de los sentidos, de la
fantasía, de la concupiscencia, de la lógica utópica, o de
las confusas acciones sociales, para introducir en nosotros
la desviación…”

El catecismo de la Iglesia católica enseña que los demonios


son ángeles, seres espirituales, dotados de personalidad
sobrehumana, que ahora por su propia culpa, se han
convertido en  enemigos de Dios y del hombre (cf. CEC.
74). Son pues criaturas, entidades espirituales, personales,
inteligentes y libres. 

Pues ese gran enemigo, ese misterio de iniquidad (2 Tes


2, 7) tiene dimensiones enormes: es espíritu y por tanto
inteligente, conocedor, hábil, poderoso, ágil, fuerte… en
cambio nosotros somos barro, claro que con espíritu,
pero al fin y al cabo barro: pesados, lentos, con mente
oscurecida, con tendencias a lo malo, concupiscentes…
Nuestro enfrentamiento con él es mucho más desigual que
el de Goliat con David. Tenemos un enemigo en frente. Y
aunque David venció, lo hizo porque fue a Goliat en el

Batalla Espiritual 25
Batalla Espiritual

nombre del Señor: “Tú vienes a mí con espada, lanza y


jabalina, pero yo voy contra ti en nombre del Señor” (1
Sa 17, 45).

A los enemigos de tan enorme tamaño no los podemos


vencer con nuestra propia fuerza, requerimos de la ayuda del
Señor, del poder de Cristo, de la fuerza del Espíritu Santo.

El Plan de nuestro enemigo fuerte es pervertirnos.


El es un espíritu perverso y pervertidor, dice Pablo VI,
terrible realidad monstruosa y pavorosa, y lo que quiere
es pervertirnos: pervertir nuestra vida, la vida de la
familia, nuestra sexualidad, nuestras relaciones humanas,
pervertir nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestra
memoria, nuestros actos… en una palabra pervertir
nuestra libertad. El no quiere que usemos la libertad para
el bien, para amar, sino para el mal, para odiar, para pelear,
para pecar.

El sabe que si la muerte nos sorprende así sucios,


pervertidos, feos, en pecado, llenos de odio, de rencor,
de maldad, sin ningún arrepentimiento y sin estar en el
camino de la conversión… entonces no podremos entrar al
cielo, no nos salvaremos. Al cielo nada sucio puede entrar.
Pues “sin santidad nadie verá al Señor” (Heb 12, 14).

Por eso ése es su plan, pervertirnos para que la muerte nos


sorprenda en pecado y seamos indignos de la salvación de
Dios.

26
Satanás y su Plan de Perdición

Si eso sucede, él se habrá burlado de Dios y del plan de


Dios que consiste en que “todos los hombres se salven”
(1 Tim 2, 4), se habrá burlado de la muerte redentora de
Cristo, haciendo sentir de que de nada valió haber muerto
por nosotros, y se habrá burlado del Espíritu Santo que
actúa permanentemente en la Iglesia llevando la salvación
de Dios a hombres y mujeres, y se habrá burlado de la
Iglesia llena del poder de Dios para evangelizar y llevar a
la humanidad a la salvación.

Batalla Espiritual 27
V. Cómo realiza
su Plan Malévolo

R ecordemos lo que dijo el papa Pablo VI el


29 de junio de 1972, noveno aniversario de su pontificado,
al referirse a la crisis de la Iglesia: «el humo de Satanás ha
entrado por alguna fisura en el templo de Dios».

Satanás busca las fisuras de la persona, de la familia, de la


Iglesia y de la sociedad para entrar en ellas y pervertirlas,
para que su humo las penetre y las asfixie, y él pueda
incrustarse en ellas.

“Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es


el diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla
en su primera Carta. ¿Cuántas veces, en el Evangelio,
Cristo nos habla de este enemigo de los hombres?”.
Y el Pablo VI precisa: “Nosotros creemos que un ser
preternatural ha venido al mundo precisamente para
turbar la paz…”

“El mal que existe en el mundo es el resultado de la


intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un
agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya sólo

Batalla Espiritual 29
Batalla Espiritual

una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y


pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa”.

“Sabemos que este ser oscuro y perturbador existe


realmente y sigue actuando; es el que insidia sofísticamente
el equilibrio moral del hombre, el pérfido encantador que
sabe insinuarse en nosotros por medio de los sentidos, de
la fantasía, de la concupiscencia, de la lógica utópica, o de
las confusas acciones sociales, para introducir en nosotros
la desviación…”

Este agente oscuro se incrusta en la persona humana a


través de sus fisuras o grietas. Las fisuras son las fragilidades
y heridas por donde entra el humo de Satanás. Pablo VI
nos habla de algunas de esas fisuras:

“el pérfido encantador que sabe insinuarse en nosotros por


medio de los sentidos, de la fantasía, de la concupiscencia,
de la lógica utópica, o de las confusas acciones sociales,
para introducir en nosotros la desviación…”

Enunciemos otras fisuras:

Fisuras Externas

1. La cadena ancestral. Los males nos vienen a veces por


heredar ciertas conductas, pensamientos y malos hábitos
o vicios de nuestras generaciones anteriores.
2. Las heridas de la vida: Violación, abandono, rechazo,
grandes injusticias

30
Cómo realiza su Plan Malévolo

3. La contingencia del universo: terremotos, tsunamis,


plagas, inundaciones, tornados…
4. El descuido y la irresponsabilidad de otros: incendios,
accidentes…
5. La maldad de los hombres: Secuestros, violaciones,
robos, maleficios
6. El pecado estructural: guerras, hambruna, invasiones,
desempleo, ambiciones de los políticos, malos manejos
económicos, pésimas decisiones militares…
7. Las seudorreligiones e idolatría: Nueva Era,
Cienciología, Umbanda y el Candomblé, santería,
santa muerte, espiritismo. La vuelta a la idolatría se
nos vuelve a mostrar como tentación incesante y no
pocas veces consentida (Ex 32, 1ss; 1 Re 12,28ss; Jue
17,4ss). Es otra gran tentación idolátrica, el regreso de
los fetiches: talismanes, amuletos, piedras, colmillos, ajos,
plantas, etc escuelas pitagóricas, cabalísticas, alquimistas,
gnósticas, rosacruces y templarias, masonería, teosofía,
ocultismo, mal de ojo. La increíble difusión de sectas
mágicas secretas, cosa sorprendente en un mundo
tecnológicamente avanzado y racionalista.
8. Las grietas familiares, eclesiales, sociales: problemas
económicos, celos, envidias, divisiones, autoritarismos,
violencia, drogas, alcohol, abusos, injusticias…
9. El “Permiso” de Dios para que una persona sea atacada
por el Enemigo (los santos). Es de aceptación común
el dato revelado según la cual Dios permite al demonio
ponernos a prueba ( Job 1).
10. Los emisarios de satanás, adivinos y brujos (que
cubren todo el planeta, moviendo un negocio de miles
Batalla Espiritual 31
Batalla Espiritual

de millones de dólares en el mundo). La modernidad


no ha vencido la superstición, y las creencias mágicas
han encontrado su espacio en la red virtual de Internet.
Brujos, hechiceros, adivinos, fascinadores, duendes
laboriosos tienen sus sitios en el ciber-espacio: delante
del computador se realizan hechizos, se participa en los
aquelarres, se operan profecías, se proclaman prodigios.
Internet es ciertamente la nueva frontera del esoterismo
y la magia. Para los aficionados del misterio hay mucho
que elegir: príncipes de las tinieblas licenciados en
Academias de Alta Magia ceremonial, brujas docentes
de ciencias ocultas, adivinos especializados en los rituales
del rey Salomón, estudiosos de magia negra, expertos de
esoterismo cósmico y neo-paganismo.

Los satanistas están unidos en un mercado internacional,


ligado a la Iglesia de Satanás californiano. Está también
relacionado con la neo-brujería y el neo-paganismo y
la magia. La magia no es un residuo oscuro del pasado
sino una realidad en línea con el consumismo y una gran
hipoteca para el futuro.

Los “operadores mágicos” se hacen publicidad en los


periódicos, en las televisoras privadas, en las revistas
especializadas, en las páginas amarillas: es una lástima
constatar que las televisoras del estado legitiman la
astrología y el Tarot y otros esoterismos. La publicidad,
se sabe, es el alma del comercio.

32
Cómo realiza su Plan Malévolo

Fisuras internas.

1. Las debilidades humanas o malas tendencias, la


concupiscencia humana, que son lugares de vulnerabilidad
moral, por ejemplo:

Tendencia a amar la violencia, a robar, a querer verlo todo,


oírlo todo, saberlo todo, contarlo todo, a mentir, a celar, a
ser conflictivo, a gustar lo morboso, a inclinarse a favor de la
muerte, a rechazar a cierto tipo de personas, a la amargura,
a la depresión y tristeza, a la venganza, al rencor…

2. La ignorancia, cegueras u obscuridades de la propia


vida

3. Los comportamientos humanos inmorales genera-


dos por las malas tendencias o por las heridas de la vida:
depravaciones sexuales, incestos, prácticas de concen-
tración mental (yoga, zen, meditación trascendental…),
comportamientos adictivos (droga, alcohol, pornografía,
juego…), etc.

4. Mostrar interés en lo oculto que equivale a desobe-


decer la ley de Dios (Dt 18, 9-15): consultas de horós-
copo, lectura de las manos, predicciones del futuro, jugar
la tabla de la ouija, interesarse en la brujería, hechizos,
el mal de ojo, las maldiciones, el espiritismo o comuni-
cación con espíritus a través de mediums, la magia, la
yoga, el péndulo, visitar clarividentes, adivinos, creer en

Batalla Espiritual 33
Batalla Espiritual

supersticiones, cargar amuletos, talismanes, manifestar


tendencia hacia los encantamientos, cristales, nueva era,
libros esotéricos, cines y exhibiciones impuras, violentas
o satánicas, culto al Maligno, santería, vudú, la evoca-
ción de muertos, uso de oráculos, consulta de la astro-
logía, la quiromancia, la interpretación de presagios y de
suertes, los fenómenos de visión, las cartas del tarot, las
miles de supersticiones, las limpias…

5. La cultura satánica. En la sociedad actual se está


asumiendo una inesperada dimensión satánica, la
adhesión a sectas satánicas, la participación en los ritos
introducidos por éstas, la invocación de seres demoníacos, 
el culto personal y solitario del demonio, y la afirmación de
ideas provenientes del ambiente satanista, el pacto con el
diablo, esoterismo, ocultismo (magia, espiritismo, brujería,
sortilegios, maleficios, satanismo, voudou, santería, culto a
la santa muerte, adivinación de toda clase…

En la modernidad el diablo gradualmente pierde sus


rasgos temibles y se convierte en el aliado de quien quiere
el poder mágico.

El satanismo hoy es hijo de la secularización y del


ataque a los valores de la tradición, a la Iglesia católica
y a las religiones institucionalizadas: El terreno que el
pensamiento laico les ha sustraído a los teólogos está
a punto de caer en manos de los nigromantes” (Italo
Calvino).

34
Cómo realiza su Plan Malévolo

Es la forma extrema de transgresión y rebelión, es la


búsqueda del poder mágico y el dominio sobre los otros.
Muchos adolescentes, abandonados a su suerte, se
atavían con la estrella de cinco puntas, la cruz invertida,
el número 666, símbolo de la Gran Bestia del apocalipsis.
Se hacen tatuar los nombres de los diablos, usan drogas,
se rodean de símbolos oscuros, mortíferos, escuchan la
música Black Metal que ensalza a los demonios, a la nada,
a la disolución y las potencias de las tinieblas.

Hoy en día, El diablo propone el no estar más sometido


a la distinción entre el bien y el mal. Satanás siempre ha
representado para sus adeptos la abolición de la ley, el
logro del placer desmedido y el poder total. Estas manías
conviven con el proyecto de construir un mundo nuevo
libre de leyes, de represión y de toda religión institucional.
El elemento erótico hace parte de los rituales que son
parodias blasfemas de la oración y el culto.

6. La persistencia en una vida de pecado

7. Los dolores sufridos por las circunstancias duras de


la vida

Por haber tenido que enfrentar circunstancias duras


de la vida: perder un hijo, sufrir agresiones físicas, por
fracasos amorosos o profesionales, por frustraciones
económicas…

Batalla Espiritual 35
Batalla Espiritual

8. El mal uso de los Medios modernos

Sin que suene a que estoy satanizando los medios


electrónicos y de comunicación, debo decir que hoy
Satanás tiene muchas estrategias modernas para atar
a los hombres y darles muerte por medio de la cultura
electrónica e incrustar su influencia en el corazón
humano.

Hoy el Enemigo ha hecho incursiones con éxito en muchas


personas, en su mente, en su corazón, en su voluntad a
través de los medios de comunicación masiva, internet,
música, televisión, celulares, iphone, ipad, videojuegos,
revistas, cine, discoteca, cartas, amuletos y comics.

El Diablo se vale de toda clase de fisuras en nuestra vida


para incrustar su humo, su influencia entre nosotros y
contagiarnos. El se aprovecha de esas puertitas que se
llaman sentidos, fantasía, inteligencia, memoria, voluntad
para tentarnos y hacernos caer.

36
VI. Grados de
Contagio del Diablo

Satanás infesta, perturba y molesta a los


hombres en diferentes grados:

1. La Tentación: viene lo seduce y se va. Es un primer


grado de influencia en su inteligencia, en su voluntad, en
su imaginación, en su memoria, en sus sentidos…

2. La obsesión interna: viene lo seduce y se queda rondando


en su mente, en su voluntad, en su imaginación, en su
memoria y sentidos. Es un segundo grado de influencia.

La obsesión interna o del pensamiento se caracteriza por


un retorno persistente de pensamientos que inducen al
pecado. A menudo personas acostumbradas a vivir dili-
gentemente en gracia e incluso asiduas a los sacramentos
se encuentran con impulsos tan fuertes al pecado que no
quieren en realidad cometer, pero que se presenta con una
fuerza tan grande que hace pensar de no poder vencerlo,
son las tentaciones extraordinarias, no por su extrañeza
cuánto por el ímpetu y la continuidad obsesiva con las
que se presentan.
Batalla Espiritual 37
Batalla Espiritual

Los pensamientos más graves que desaforadamente se


presentan son aquellos de homicidio y de suicidio. Son
tan fuertes que la persona es inducida a pensar que sólo
con ceder a la presión podrá encontrar alivio. No se trata
pues de un gusto por aquel pecado cuánto a la presión
extraordinaria a cometerlo en la ilusión desesperada por
encontrar la paz.

2.1. Se habla también de obsesión externa. Son las lla-


madas vejaciones. Las personas experimentan las veja-
ciones, advirtendo golpes, jalones, empujones para hacer-
los caer o rodar por las escaleras. Pueden aparecer cortes,
arañazos, picaduras como de insectos parecidos a serpien-
te o alacranes, los golpes además de ser sentidos, pueden
quedar visibles a los ojos de tercero por los moretones y
los enrojecimientos. Los daños sobre las personas pue-
den ser muchos: dolores repentinos de estómago, asfixia
que sonrojan el rostro, casi como una mano invisible aga-
rrando la garganta, hasta llegar a enfermedades graves. Lo
inexplicable de algunos fenómenos y a menudo la insen-
sibilidad al tratamiento médico son causa en la inmensa
mayoría de los casos de un estado de agotamiento espiri-
tual y moral capaz de llegar a la desesperación.

3. La opresión: viene lo seduce y presiona su mente,


voluntad, memoria, imaginación y sentidos para que caiga
en el mal. Es un tercer grado de influencia demoníaca.

4. La “posesión”, que es mejor llamar ALIENACION


ESPIRITUAL MALIGNA, consiste en que el

38
Grados de contagio del Diablo

demonio viene e incrusta su influencia en la inteligencia,


oscureciéndola, en la voluntad, debilitándola, y en la
memoria, confundiéndola, para dominar a su antojo al
perturbado. Es el cuarto grado de influencia demoníaca.

Se trata del ataque más profundo que el demonio puede


hacer a una persona. La persona está literalmente cercada,
sitiada, y el demonio puede tener bajo control su nivel
corpóreo-psíquico, que entonces actúa con las facultades
de aquella persona, haciéndola mover y hablar a su agrado
sin que la persona consienta mínimamente en eso.

Esta terrible situación se comprueba por momentos


durante un estado particular en el que a la personalidad
se agrega la del demonio. La persona se dice entonces “en
estado de posesión” o trance. Esta situación puede ser
breve o larga, pero se caracteriza por una intermitencia
con estados de normalidad relativa.

Los signos de un verdadero “poseso”:

• Hablar corrientemente lenguas desconocidas,


• revelar cosas ocultas y lejanas,
• manifestar fuerzas superiores,
• tener una fuerte aversión a Dios y a lo santo,
• producir una voz grotesca de tono bajo imposible, de
ser imitada por seres humanos,
• conocer el futuro,
• leer la mente,

Batalla Espiritual 39
Batalla Espiritual

• conocer los pecados de las personas presentes si no


han sido confesados,
• mostrar mucho orgullo al hablar.

Algunos exorcistas dan testimonio de estos otros signos:

• Entran en períodos de trance,


• En la boca hay tos seca o con flema, salen espumarajos,
hay vómitos y hacen funciones biológicas como si
fuesen animales. Se escucha un aire fuerte que sale de
la nariz.
• Cambian sus posturas corporales de manera llamativa
y grotesca, en forma de arco por ejemplo.
• Se obsesionan con el suicidio u homicidio, tienden a
herir su cuerpo o a mutilarse.
• La cabeza gira, da vueltas, hay dolor y contorsiones del
cuerpo.
• Las manos, se engarruñan, se doblan los brazos, hay
calambres, dolores y hormigueos en las piernas o en
los brazos.
• Se dan potentes gritos, clamores, silbidos, ronquidos,
bostezos, llanto y risa a la vez.
• Se llegan a dar casos de apariencia de muerte.
• Aparecen olores fétidos.

La “posesión” es escasa pero real, supone dos elementos


esenciales: la presencia del demonio influyendo
radicalmente en la mente y voluntad de la persona, hasta
perturbarla interior y exteriormente, y pervertirla, y su
imperio despótico sobre la misma.

40
Grados de contagio del Diablo

De cualquier modo, el caso más grave de “posesión” que


pueda existir es aquel de la sumisión diabólica voluntaria
(unión de sumisión a Satanás hecho con un pacto en el
que la persona acepta el señorío del demonio. Se puede
hacer con una firma escrita con la propia sangre retirada
del cuerpo con una jeringa; con un bautismo con la
sangre, siempre del propio cuerpo, dirigido al jefe con
la subordinación a su mando; con la afiliación a sectas
satánica por rituales apropiados, como misas negras o
rituales parecidos). Inútil decir que, de estos pactos o
uniones de sumisión, es difícil volver atrás.

Es prácticamente imposible la “posesión”, en un bautizado


que practique su fe, aunque sea en lo más elemental.

5. La infestación de cosas, lugares y animales,


especialmente, realidades que han sido usados para el
mal, para el pecado, como instrumentos del Maligno…
El enemigo del hombre puede infestar lugares: viviendas,
entornos de trabajo… con varias manifestaciones:
ruidos, pasos, golpes, movimientos de objetos, huellas
inexplicables, olores fétidos, sensación de miedo, frío,
oscuridad…

Dice santo Tomás (II Sent, d.8, p.2) que el demonio,


incluso siendo incapaz de causar mutaciones sustanciales
y, a fortiori, de crear una sustancia, puede desplazar
hábilmente una ya existente, suspender, colisionar los
cuerpos o penetrar en ellos, provocar una ilusión sensible
y, con el empleo de sustancias aptas, crear sonidos,

Batalla Espiritual 41
Batalla Espiritual

olores nauseabundos o perfumes, luces, sensaciones


o representaciones internas y externas, etcétera. El
demonio también tiene un cierto conocimiento del futuro
contingente (que no depende de la voluntad divina o
humana) y la capacidad, por lo tanto, de engañar con lo
que parece una profecía sin serlo.

Se trata de infestaciones locales, pero no hace falta


olvidar que el objetivo final siempre son los hombres.
Estas infestaciones pueden ser sólo el reflejo de un ataque
todavía superficial sobre las personas, pero también
pueden ir acompañados de daños más graves inferidos
sobre sus habitantes o alguno de ellos.

Concluyamos: las personas pueden ser atacadas con una


fuerte vehemencia en diversos niveles. Podemos imaginar
el ser del hombre compuesto de estratos o niveles. Un
nivel material, uno psíquico y moral, y otro espiritual. La
acción demoníaca realiza ataques en las tres dimensiones,
sabiendo muy bien que no están separadas, pero cada
acción tiene en todo caso una repercusión a nivel profundo,
es decir espiritual.

Cuanto más Satanás influye en una persona, ésta puede


padecer y llegar por desesperación, a ceder a la falta de
confianza en Dios. Cuando el enemigo logra mellar
las zonas de la fe, la esperanza y la caridad, entonces
su victoria está cercana, porque logra así inducir en
el la persona a caer en el pecado. Y cuando la persona

42
Grados de contagio del Diablo

peca y ocurre el hundimiento en el pecado, su acción


es desoladora: el ser humano está herido y es inducido
a pecar cada vez más gravemente y a mantenerse en el
pecado. Las consecuencias se dan en todos los niveles:
material, moral y espiritual.

El control del demonio sobre la persona puede aumentar


llegando a consecuencias cada vez más extremas. Por este
motivo hablamos de gradualidad de su intervención.
La gradualidad es importante porque los medios de
intervención de la Iglesia son también diferentes.

Batalla Espiritual 43
VII. El Objetivo de los
Contagios Satánicos: Llevarnos
al Pecado y a la Muerte
E s claro que por medio de las fisuras de las
personas, de las familias, de la Iglesia, de la sociedad, el
humo de satanás entra y nos contamina. Nos contamina
con diversos grados de contagio, como ya vimos. Lo que
ahora hay que subrayar es que con todo ese contagio lo
que persigue Satanás es que caigamos en pecado. El
quiere invadir este mundo de pecado.

Te tienta y seduce para que peques.


Te obsesiona y te presiona para que caigas en pecado:
para que te mates o mates.
Te aliena (“posesión”) para que te desesperes y vivas
dirigido no por Dios sino a merced del Maligno
Infesta tus cosas para perturbarte, atemorizarte, para
hacerte caer en supersticiones, magia, espiritismo y otras
idolatrías… en fin para hacerte pecar.

Y como enseña la Palabra: “por el pecado entró la muerte


en el mundo” (Ron 6, 23). Entonces podemos concluir
que lo que le interesa a Satanás es crear un reino de
pecado y de muerte. Nos hace pecar para que heredemos
Batalla Espiritual 45
Batalla Espiritual

la muerte, para que nos volvamos instrumentos de muerte,


destinados a la muerte.

Dice el ritual de Exorcismos: “El hombre ha sido creado a


imagen de Dios “en la justicia y en la verdadera santidad”
(Ef. 4, 24) y su dignidad requiere que obre según su
conciencia y elección. Ahora bien, persuadido por el
Maligno, el hombre abusó del don de su libertad y por
esa desobediencia fue puesto bajo la potestad del diablo y
de la muerte, convertido en siervo del pecado (cf. Gen. 3;
Rom. 5, 12) (Trento, DS 1511-1512).

En efecto, Satanás quiere producir siete muertes:

1. La muerte espiritual tuya y a través de ella.

2. La muerte espiritual de otros que se relacionen


contigo (La serpiente hace morir espiritualmente a Eva y
Eva a Adán…). Por eso su principal ataque es la tentación,
la sugestión, la seducción, para hacernos pecar, y nos usa
como tentación o como seductores para hacer pecar a los
demás. Escuchemos el grito del Evangelio: “Ay del que
escandalice a un menor o lo haga caer, más le valiera que
le pusieran una piedra en el cuello y lo lanzaran al mar”.

3. La muerte física tuya,especialmente por medio del


suicidio o de las adicciones o de las riñas…, y por medio
de ti,

46
El objetivo de los Contagios Satánicos: llevarnos al Pecado y a la Muerte

4. La muerte física de otros: los tuyos, tus enemigos,


algunos desconocidos. Esto se puede var claramente
cuando Satanás entra en Judas ( Jn 13, 2 y 27; Lc 22, 3), lo
lleva a entregar a Jesús a que lo maten, y lo lleva al suicidio.

5. La muerte eterna tuya, o sea, la perdición o tu


condenación eterna, y por medio de ti,

6. La muerte eterna de otros, especialmente de los que


comparten la vida contigo, en quienes tú influyes.

7. La muerte de Dios, la muerte de lo sagrado, que se


mueran los valores, que se acaben las religiones, que se
regrese a las supersticiones ancestrales, que venga el mal
entendido laicismo, la brujería, la santería, lo esotérico,
el satanismo… pero que desaparezca el cristianismo, el
catolicismo, la moral, la ética… en fin, que muera Dios, su
Iglesia y sus seguidores, que sean borrados para siempre y
que muera la imagen de Dios que hay en ti y en los demás
seres humanos.

Bien dijo Italo Calvino: “El terreno que el pensamiento


laico ha sustraído a los teólogos está a punto de caer en
manos de nigromantes”. No es la miseria y la ignorancia la
que empuja a las personas en el pantano de la magia sino
el derrumbamiento de la fe. La soledad y el abandono en
la familia son las bases por donde se difunde el satanismo
y la búsqueda de experiencias esotéricas

Batalla Espiritual 47
Batalla Espiritual

Ahora entiende uno mejor porqué Satanás está


propagando el culto a la “Santa Muerte”. Esa es la religión
moderna y pública de Satanás. Las sectas satánicas son su
religión privada.

Por el pecado entran las siete muertes que hemos


señalado:

El que peca mata la gracia de Dios en su vida. Muerte


espiritual.

El que induce a otros a pecar, mata la vida espiritual en


los demás.

El que peca está expuesto a enfermarse, a suicidarse y a


morir biológicamente.

El que peca y hace pecar a otros puede llegar a ser causa o


cómplice de asesinatos.

El que peca y muere en pecado mortal pierde la vida


eterna.

El que hace pecar a otros puede ser causa de que los demás
pierdan la vida eterna.

El que peca, al pecar y hacer pecar va destruyendo los


valores, va menguando las virtudes, va cediendo al mal, va
desapareciendo a Dios de su vida y del mundo.

48
El objetivo de los Contagios Satánicos: llevarnos al Pecado y a la Muerte

Por eso Satanás es ante todo tentador. Quiere hacer pecar


al hombre. El sabe que lo más terrible que le puede pasar
al ser humano es la perdición eterna, por eso lo quiere
hacer vivir y morir en pecado, lo quiere esclavizar, atar al
pecado. El sabe que perdiendo a los hombres.

se burla de Cristo quien murió para salvarlos,


se opone al Plan de Dios que lo que quiere es que todos
los hombres se salven (1 Tim 2, 4),
destrona al Espíritu Santo de su templo que son los seres
humanos,
y hace inútil a la Iglesia llamada a ser sacramento de
salvación de la humanidad.

Batalla Espiritual 49
VIII. Liberación Espiritual
de Cristo con la Fuerza
del Espíritu Santo

N uestro adversario, el diablo, hace que su


humo ingrese a nosotros por las diversas fisuras y nos
contagie. El hombre seducido por el Maligno usa mal
su libertad. Al usar mal su libertad peca, éste es el gran
mal del hombre. Y por medio del pecado hace entrar
en nostros una gran cantidad de males que generan
sufrimientos y dolor:

las ataduras, vicios o adicciones,


la enfermedad,
la muerte,
la ignorancia,
los fracasos de la vida,
el sinsentido de la existencia,
la perdición eterna,
Sobretodo estar y vivir lejos de Dios en este mundo, sin
fe ni esperanza, y mucho menos sin amor, y perder a Dios
eternamente en el más allá.

Esto último es lo que pretende Satanás, su objetivo final.

Batalla Espiritual 51
Batalla Espiritual

Todos esos males sumen al hombre en un gran sufrimiento


y lo llenan de un gran dolor… y de todos esos males vino
a salvarnos Cristo.

Nuestro Señor Jesucristo

• Nos salva del pecado, perdonándonos;


• Nos salva de las ataduras, liberándonos por medio de
los exorcismos y liberaciones
• Nos salva de la enfermedad, sanándonos de diversas
maneras (por medios naturales, profesionales,
espirituales, sobrenaturales…)
• Nos salva de la muerte, resucitándonos, dándonos la
vida nueva de su Espíritu
• Nos salva de la Ignorancia, predicándonos su Palabra
que es luz y verdad
• Nos salva de los fracasos y del sinsentido de la
vida, mostrándonos el camino de la felicidad y de la
realización humana: darse a los demás en amor, perder
la vida para ganarla
• Nos salva de la perdición eterna, muriendo por nosotros
para abrirnos la puerta de la vida, mostrándonos la
puerta estrecha de la salvación, y dándonos la promesa
de que por medio de él podemos llegar al Padre, él es el
camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por
él (Cfr. Jn 14, 6).

Por eso él es nuestro salvador, en nadie hay salvación sino


en él. (Cfr. Hech 4, 12).

52
Liberación Espiritual de Cristo con la Fuerza del Espíritu Santo

Jesús salva al hombre allí donde es herido, donde tiene


necesidad de ser salvado: en su salud, en su integridad,
en su dignidad de hijo de Dios, en su vida misma… en su
cuerpo, en su alma, en su espíritu.

Cristo vino a rescatarnos de la muerte. Con su muerte


destruyó nuestra muerte y con su resurrección nos ha
dado nueva vida, dice la Iglesia.

Por eso Cristo vino a librarnos de la esclavitud del pecado,


a librarnos de los castigos que merecemos por nuestros
pecados, a llamarnos a la conversión y a darnos fuerza
para no pecar.

la paga del pecado es la muerte, mas la dádiva de Dios es


vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6, 23).“Si
por el delito de uno solo reinó la muerte, , por uno solo,
Jesucristo, reinará la vida” (Ro 5, 17).

Cristo entonces vino ante todo a librarnos del pecado.


La salvación que nos trajo es ante todo espiritual. Y
todas las curaciones, resurrecciones, liberaciones que
hizo son signos que señalan que la salvación de Cristo ya
está obrando en el mundo, que en Cristo ya funciona el
paso de la muerte a la vida. Todos los milagros que hizo:
curaciones, liberaciones, multiplicación de los panes,
resurrecciones… son signos del reino de Dios. “Si yo
hago estas liberaciones con el Espíritu Santo es porque
ha llegado a ustedes el Reino de Dios” (Mt 12, 28). Sí,

Batalla Espiritual 53
Batalla Espiritual

porque el Reino de Dios es vida, y todos los milagros de


Jesús son comunicación de vida.

Por eso su primer grito es “¡Conviértanse!”, (Mc 1, 15), es


decir, nos hace un llamado a la conversión, a dejar la vida
de pecado, a dar un giro total y volvernos a Dios. El nos
llama a dejar el hombre viejo lleno de pecado y maldad
y a volvernos hombres nuevos con la ayuda del Espíritu
Santo.

El último grito suyo es “¡Padre perdónalos!” (Lc 23, 34).


Su muerte en la cruz es una muerte redentora. Derramó
su sangre para el perdón de nuestros pecados, para que
ya la muerte no tuviera nada que ver con los pecadores
arrepentidos que buscaran en él el perdón y comenzaran
a vivir una vida nueva con la ayuda del Espíritu Santo.

El gran deseo de Cristo es liberarnos del pecado,


porque liberándonos de él nos libra de la muerte y de la
eterna condenación.

Su misión es “quitar el pecado del mundo” y hacernos


así pasar de la muerte a la vida. E insisto, sus curaciones,
resurrecciones y liberaciones no son sino signo de que su
misión de hacernos pasar de la muerte a la vida está en
plena función, en plena obra.

Para nosotros los cristianos el vencedor único del Maligno


es Cristo:

54
Liberación Espiritual de Cristo con la Fuerza del Espíritu Santo

Cristo nos libera del pecado (Mt 9,2; Jn 8,34-36; Rom


5,15.20; 6,6.17-23; 8,2; 11,26; Ef 1,7; Col 1,14; Heb
9,15);

de la muerte ( Jn 5,24; 1Cor 15,26.54-57; Heb 2,14-15;


1Jn 3,14);

de una ley ritualista y formalista que no salva (Rom 6,14-


15; 7,1-6; Gál 3,13; 4,3-5).

Jesús sana o libera según sea el caso, de la enfermedad


física Lc 4, 39-40; 5,13.15.25; 6,10.18-19; 8,40-48,

del pecado Lc 5,20-25; 7,36-50; 15,4-31; 18,9-14;


19,1-10,

del demonio Lc 4,33-37; 8,28-29; 9,37-43; 13,10-17,

de la incredulidad y del miedo Lc 5,5.10; 8,25,

del apego a los bienes terrenos y a la riqueza Lc 5,11.28;


12,13-21.33-34; 16,1-15.19-31,

del fundamentalismo de la ley Lc 5,13; 13,10-17;


14,1-6,

de la marginación por enfermedad Lc 5,12-14,

del desprecio por motivos raciales, políticos o de trabajo


Lc 5,27-28; 7,1-10,
Batalla Espiritual 55
Batalla Espiritual

de esclavitudes legalistas Lc 5,30-32.33-35.36-39,

de ignorancia religiosa Lc 6,20-49,

de la muerte Lc 7,11-17; 8,49-56,

de discriminación femenina Lc 8,1-3,

de discriminación religiosa Lc 7,1-10; 8,26-37; 10,22-25;


17,11-19,

del peligro de las fuerzas de la naturaleza Lc 8,22-25,

de necesidades materiales Lc 9,12-17,

del exceso de preocupaciones Lc 10,41-42; 12,22-31,

del rigor de la Ley Lc 11,46; cf. Jn 8,1-11,

del peligro de perder la fe Lc 22, 31-32,

de la angustia por haber pecado Lc 22,61-62,

del castigo eterno Lc 23, 42-43,

de la lepra Lc 5,12-13 Mc 1,40-42,

de estar encorvado, encorvada Lc 13,10-17 o

de la ceguera Lc 18,35-43.

56
Liberación Espiritual de Cristo con la Fuerza del Espíritu Santo

Él libera de las tinieblas, del error, de la parálisis


espiritual, del dolor y de la enfermedad, del orgullo y de
autosuficiencia, odios, resentimientos y rencores.

Si Jesús es entonces el Salvador, el libertador de nuestras


pobres almas prisioneras, está claro que el acusador,
Satanás, busque oscurecer el camino de la salvación que
es Cristo. Él trata de llevarnos al pecado para privarnos
de la gracia redentora, se opone con todos los medios
al camino de la gracia que deriva del bautismo y de los
demás sacramentos. Para lograr este objetivo usa todos
los medios, culturales, psicológicos y espirituales para
impedir que los hombres lleguen al manantial que puede
hacerlos libres.

Cristo salva con un método sabio y santo en su Iglesia

En todas las religiones está presente una figura que


encarna el mal, el desorden, la soberbia desmedida. Los
diablos son los enemigos, los opositores, personificaciones
de las fuerzas oscuras hostiles al hombre. Y la forma de
enfrentar a esos diablos es a través de filtros de amor,
pociones contra las enfermedades, talismanes, a través
de conjuros, ruegos, exorcismos, rituales de liberación,
curas chamanísticas, diversas terapias esotéricas, rituales
complejos de purificación, mixturas de plantas con fuertes
efectos calmantes, acompañadas de curas simbólicas,
de hechizos, cantos y danzas. Los Médicos de muchos
lugares de Africa son a la vez adivinos y brujos.

Batalla Espiritual 57
Batalla Espiritual

Los cristianos enfrentamos las fuerzas del mal por medio


del ministerio liberador de Cristo Jesús y de su Iglesia,
con la fuerza del Espíritu Santo. Porque “donde está el
Espíritu de Dios allí hay libertad” (2 Cor 3, 17):

• La Evangelización y la formación espiritual y


doctrinal que la Iglesia, en su misión de profeta, ofrece
a todos los hombres. Cuando la Iglesia enseña, predica,
proclama la Palabra, catequiza, ofrece el Evangelio,
es Cristo quien evangeliza con la fuerza del Espíritu
Santo. Y el hombre que se deja evangelizar ya está
venciendo al demonio.

• La vida espiritual que ella, como pueblo sacerdotal,


ofrece a sus fieles. Cuando la Iglesia celebra el culto,
ofrece la liturgia a los fieles, celebra los sacramentos,
les hace retiros y jornadas de oración, es Cristo quien
ora en nosotros, por nosotros y con nosotros, con la
fuerza de su Espíritu Santo, y a través de esa oración
nos bendice y libera del Enemigo.

• El acompañamiento pastoral que, como pueblo


de reyes, da a las ovejas y comunidades. Cuando la
Iglesia acompaña a los enfermos, a los pobres, a los
atribulados, a los presos, a los grupos, a las familias, a
los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a los indígenes,
a las mujeres, a los migrantes, etc… Es Cristo quien
pastorea a sus ovejas con la fuerza de su Espíritu Santo
y las protege de las garras del lobo.

58
Liberación Espiritual de Cristo con la Fuerza del Espíritu Santo

La Iglesia, continuando a Cristo, en su triple misión de


enseñar, santificar y acompañar (dirigir), es instrumento
de Dios para la salvación del mundo.

De manera concreta Cristo salva

A los enfermos, con los medios naturales, profesionales,


artificiales y espirituales (Unción de los enfermos, misa
pro infirmis, Horas santas para pedir sanación, Rosarios
de Sanación, sesiones de oración de sanación física e
interior que hacen los grupos ad hoc…)

A los atormentados en el alma, con los Sacramentos de


la Reconciliación y Eucaristía, con la ayuda profesional de
sicólogos y siquiatras, con las oraciones de liberación, de
desinfestación y de exorcismos que hace la Iglesia.

A los pecadores, con el Sacramento del Bautismo, de la


Reconciliación y de la Eucaristía.

Por tanto no hay que ir donde los pseudosalvadores:


magos, adivinos, curanderos, médiums, síquicos,
espiritistas, brujos…que son instrumentos de Satanás, el
padre de la mentira.

A estos magos, adivinadores, mistificadores hay que


llamarlos falsos profetas, falsos iluminados, estrategas del
demonio que están creando una especie de cultura de lo
esotérico, o si se quiere mejor, con términos capitalistas,
una «industria de la magia».

Batalla Espiritual 59
Batalla Espiritual

Nuestro Salvador no es Walter Mercado, ni Madame


Zazú, ni Amira, ni los brujos de Catemaco, ni los
charlatanes que hacen limpias, ni los adivinadoroes, ni los
espiritistas, ni el hechicero de la Radio, ni el Obispo de
Pare de Sufrir o de la iglesia de la “Santa Muerte”, ni los
santeros…

Sólo Nuestro Señor Jesucristo. “Pues no se nos ha dado


otro Nombre en el que podamos ser salvados, sino el
Nombre de Jesús”. (Hch 4, 12). “Dios no nos destinó a
recibir el castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de
nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes 5, 9), y “Dios no envió a
su Hijo a condenar al mundo sino a salvarlo” ( Jn 3, 17).

60
IX. Optar por el Reino de
Dios o por el Reino de Satanás

T enemos la oportunidad de reivindicarnos.


Los que hemos usado mal la libertad, mientras estemos
vivos podemos reivindicarnos usando la libertad, con
la ayuda del Espíritu, para optar por el Reino de Dios
que nos trajo Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto
usarla para Renunciar a Satanás, al pecado, al mundo…
y optar por el Reino de Dios que es amor… Usarla para
arrepentirnos y convertirnos.

Como Satanás es el Príncipe de este mundo ( Jn 12, 31;14,


30; 16, 8-11) quiere hacer de este mundo, donde están los
hombres, su trono, su reinado de oscuridad, de pecado, de
mal, de muerte. Para ello quiere adueñarse de todo y de
todos. Quiere hacernos sus servidores, sus esclavos aquí
en la tierra para luego llevarnos a su reino de oscuridad
total en el más allá.

Pero como Dios es el Rey de cielo y de la tierra, quiere


impedir que Satanás reine, y por eso, por medio de
Cristo nos trajo su reinado: “El Reino de Dios está
cerca, conviértanse” (Mc 1, 15). Cristo vino a hacer vivir

Batalla Espiritual 61
Batalla Espiritual

y reinar a Dios en nuestra vida, en nuestros corazones,


a hacernos siervos e hijos de Dios en este mundo para
llevarnos luego a reinar con él en el más allá, en su reino
de luz y de amor.

Satanás es muerte como ya vimos. Hay una relación


estrecha entre Satanás y la muerte. Por él entró el pecado
en el mundo, pues él sedujo al hombre a pecar, lo hizo
caer en la tentación. Y por el pecado entró la muerte
en el mundo (Rom 6, 23) que es sinónimo de perder la
comunión con Dios, estar en el mundo de la ausencia
de Dios, sin su luz, sin su gracia, sin su amor, en total
oscuridad. Por eso la Escritura dice que el diablo es
homicida desde el principio ( Jn 8, 44).

Dios en cambio es vida. El es el que nos da el ser y la vida.


El es Dios de vivos. “El es el que llama los muertos a la
vida y las cosas que no son para que sean” (Ro 4, 17). El es
el que quiere dar vida nueva a los hombres, tanto aquí en
la tierra como en el cielo. A eso vino Cristo, en nombre de
Dios, a darnos vida y vida en abundancia (Cfr. Jn 10, 10)

Satanás tiene una red. Es un cazador, así lo llama el


Antiguo Testamento. Y el cazador tiene redes y pone
trampas a sus víctimas para que caigan en sus redes, y
luego darles muerte: “Él te librará de la red del cazador, de
la peste destructora…” (Sal. 91,2-3, 14-15).

Cristo, el Hijo de Dios, también tiene una red. El es un


pescador. El ha venido a pescar hombres, pero no para

62
Optar por el Reino de Dios o por el Reino de Satanás

darles muerte sino para darles vida nueva. Los quiere sacar
del charco sucio donde se encuentran para llevarlos al mar
azul, al mar sin playas del cielo y darles vida abundante.

El Reino de Dios es Dios. Y Jesucrito es el Reino de Dios


en persona. Cuando Jesucristo anuncia que el Reino de
Dios ha llegado, y cuando hace señales milagrosas para
mostrar que de veras ha llegado, lo que quiere decir es
que la esperada actuación de Dios en este mundo ha
comenzado ya, con él y en él. Es la salvación de Dios que
ha llegado para todos los hombres y la única condición es
la conversión. (Mc 1, 14-15).

Y los destinatarios principales de este Reino, de esta


salvación son los pobres, esto es los enfermos, los
pecadores, los rechazados, los necesitados, los esclavizados
por el Maligno: “Si yo expulso los demonios por medio
del Espíritu de Dios es signo de que ha llegado el Reino
de Dios a ustedes” (Mt 12, 28).

Este Reino de Dios es histórico porque es la edificación


de un mundo nuevo, diferente al del demonio en esta
historia, pero el Reino de Dios es también escatológico
porque tiende a la salvación eterna, a la comunión con
Dios definitiva en el más allá: “Acuérdate de mí cuando
llegues a tu Reino. Hoy estarás conmigo en el Paraíso”
(Lc 23, 42-43).

El reino de Satanás es muerte, el Reino de Dios es vida.


Hagamos un parangón:
Batalla Espiritual 63
Batalla Espiritual

El Reino de Dios El reino de Satanás

Vida Muerte
Justicia Injusticia
Amor Odio
Paz Guerra
Luz Oscuridad
Compasión y misericordia Impiedad
Alegría Tristeza
Santidad Pecado
Espiritual Carnal, mundano
Bendición Maldición
Bien Mal

Con las siguientes citas entendemos mejor lo que es el


Reino de Dios:

El Reino de Dios no es comida ni bebida sino justicia,


gozo y paz en el Espíritu Santo (Rom 14, 17)

Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo


demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33)

“Venga a nosotros tu Reino Señor” (Mt 6, 10)

Hay que recalcar que la salvación que Jesús nos trajo es


ante todo una salud de orden espiritual, que consiste
en liberarnos del pecado, ése es el Reino de Dios en
nosotros. Se trata de sustituir el reino de Satanás por el

64
Optar por el Reino de Dios o por el Reino de Satanás

Reino de Dios. Se trata de hacer que Dios viva y reine en


el corazón de las personas y del mundo, con todo lo que
ello implica, y destruir el reino de Satanás que es reino de
pecado que lleva a toda clase de mal, a la muerte espiritual,
a la muerte física y a la muerte eterna.

Precisamente todas las sanaciones y liberaciones y


exorcismos de Jesús son signos que dejan transparentar
el Reino de Dios que suplanta el reinado del mal. Así
Jesús lo afirma cuando dice que si sana y libera del mal es
porque el Reino de Dios ha llegado, está cerca (Cfr. Mt
12, 28). Todos los milagros son signos de la victoria de
Cristo sobre el Maligno.

Pero el hombre enriquecido con la facultad de la libertad,


debe elegir entre construir el Reino de Dios que Cristo
nos trajo y que nos enseñó a hacer realidad, amando,
perdonando y haciendo el bien, o servir al reino de Satanás
( Jn 8, 44.47; 1 Jn 3, 8-10) que es el padre de la mentira.
Se trata de escoger entre el Mal o la Verdad (1 Jn 5, 18-
19). Se trata de Renunciar a las seducciones del Maligno
y a su entidad total, y de aceptar a Cristo en nuestra vida,
él es el Reino de Dios en persona.

Los servidores de Satanás, los que hacen el mal, no


heredarán el Reino de Dios (Cfr 1 Cor 6, 9-10). Luchemos
pues con todas nuestras fuerzas, unidos a Cristo y con la
unción del Espíritu, para establecer el Reino de Dios en
nuestro corazón y en el mundo.

Batalla Espiritual 65
X. Batalla Espiritual

T oda la vida humana y cristiana es una


batalla. Esta lucha comenzó desde que el hombre pecó y
durará hasta el final de los tiempos:

“Toda la historia humana está de hecho traspasada por una


tremenda lucha contra los poderes de las tinieblas; lucha
comenzada en el principio del mundo y que durará, como dice
el Señor, hasta el último día. En esta batalla, el hombre debe
combatir sin descanso para poder permanecer unido al bien, no
puede conseguir su unidad interior si no es al precio de grandes
fatigas, con la ayuda de la gracia de Dios” (GS 37,2).  

En la universal historia de los hombres persiste la ardua


lucha contra el poder de las tinieblas que, comenzado en
el origen del mundo, persistirá hasta el último día, según
lo dicho por el Señor (cf. Mt. 24, 13; 13, 24-30.36-43)”
(El que persevere hasta el final… cizaña y trigo) (GS 37,
CEC 401, 407, 409, 1717).

Satanás, vencido está ya por Cristo. Cristo le arrebató


su dominio (Cfr. Mt 12, 28) y lo venció con su muerte y

Batalla Espiritual 67
Batalla Espiritual

resurrección (Cfr. Jn 12, 31; Heb 2, 14-15). “El príncipe


de este mundo ya está juzgado” ( Jn 16, 11), Cristo lo
derrotó (1 Jn 3, 8).

Pero la victoria de Cristo sobre este enemigo será total


en su segunda venida, su derrota total y definitiva será al
final de los tiempos (Cfr. Ap 12. 12). Ahora está como
amarrado, tiene cierto poder, sigue haciendo estragos en el
pueblo de Dios, a pesar de que sabe que no puede triunfar,
quiere que su derrota no sea tan dolorosa derrotando a
algunos seres humanos, pervirtiéndolos y perdiéndolos.

Por eso en este mundo tenemos necesariamente que hacer


frente a ese Enemigo que nos hostiga. Este enfrentamiento
es una verdadera batalla espiritual.

10. 1. Cada cristiano tiene que hacer su propia lucha

Dice el ritual de exorcismos:“Los fieles, si bien han renacido


en Cristo, experimentan sin embargo las tentaciones que
hay en el mundo y, por lo tanto, deben vigilar en oración y
sobriedad de vida, porque su enemigo “el demonio, ronda
como un león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Ped.
5, 8). A él le deben resistir firmes en la fe “fortalecidos
en el Señor con la fuerza de su poder” (Ef. 6, 10) y,
sostenidos por la Iglesia que ruega para que sus hijos
estén protegidos de toda perturbación, tomar fuerzas
por la gracia de los sacramentos, en especial, mediante
la asidua celebración de la penitencia, para llegar así a la
plena libertad de los hijos de Dios (Cf. Rom. 8, 21)”.

68
Batalla Espiritual

El cristiano tiene que hacer su propia lucha la cual consiste


en tres combates:

1. contra sus propias debilidades humanas. Son las


malas tendencias con que venimos a esta vida por causa
del pecado original.

2. contra las seducciones del Maligno, que quiere infiltrar


su humo en nuestra vida, a través de muchas fisuras.

3. contra los hermanos con quienes convivir implica toda


una lucha. Este combate se gana con amor.

Antiguamente se hablaba de luchar contra tres enemigos:


el mundo, el demonio y la carne.

Estos tres combates se enfrentan:

por medio de la vigilancia, la oración y la vida de


austeridad.

por medio de una vida cristiana auténtica, a través de


los medios que le brinda la Iglesia:

• liturgia,
• oración personal,
• práctica de las virtudes cristianas…
• celebración diaria de la eucaristía
• confesión frecuente
• dirección espiritual
Batalla Espiritual 69
Batalla Espiritual

• celebración íntegra y fervorosa de la liturgia de las


horas,
• examen de conciencia,
• oración mental
• lectio divina;
• ratos prolongados de silencio y de diálogo,
• ejercicios y retiros espirituales periódicos,
• devoción mariana como el Rosario;
• Vía Crucis y otros ejercicios piadosos;
• lectura hagiográfica,
• renovación anual de las promesas sacerdotales (para
presbíteros, diáconos y obispos), bautismales (para todos
los cristianos) y matrimoniales (para todos los casados)

• meditación diaria un misterio de la fe;


• encuentro diario y personal con Jesús en la Eucaristía
• momento de formación doctrinal y hagiográfica;
• descanso debido;
• renovado empeño sobre la puesta en práctica de
las indicaciones del propio Obispo y de la propia
convicción en el modo de adherirse al Magisterio y a la
disciplina eclesiástica;
• cuidado de la comunión y de la amistad sacerdotal
• Vida ascética: ayuno, sacrificios, mortificación de los
sentidos…
• Obras de caridad y de misericordia
• Apostolado

(Cfr. Directorio para la Vida y Ministerio de los


presbíteros 39 y 76)

70
Batalla Espiritual

Por medio de la armadura espiritual

Armados tenemos que “resistir al diablo” como dice Santiago


(4, 7-8), y “ser firmes antes las asechanzas del demonio”, como
dice Pablo (Ef 6). Y para ello, como buenos soldados y
guerreros tenemos que revestir la armadura cristiana. Pues
se trata de una lucha contra fuerzas invisibles y para lograr la
victoria debemos revestir la armadura espiritual cristiana:

“Por eso deben empuñar las armas que Dios les ofrece, para
que puedan resistir en los momentos adversos y superar todas
las dificultades sin ceder terreno” (Ef 6, 13).

“Las armas con que luchamos no son humanas, sino divinas


y tienen poder para destruir fortalezas” (2 Cor 10, 3-4).

Las armas del soldado cristiano que lucha, como un


gladiador, contra las fuerzas espirituales del mal son:

1. El cinturón de la verdad: el que es de la verdad escucha


mi voz ( Jn 18) La verdad está en la doctrina del Señor. Se
trata de recordar que los cristianos hemos sido ungidos
en la verdad y no en la mentira. Vivir en la verdad implica
conocer y comprender la verdad de Dios que es Cristo y
ajustarnos a ella.

Así como el demonio es el padre de la mentira, lo primero


que tiene que tener el intercesor, el soldado que enfrenta
al padre de la mentira, es la verdad en su vida.

Batalla Espiritual 71
Batalla Espiritual

El cinturón servía para sujetar, para darles firmeza y


equilibrio a todas las demás piezas del equipo; no permitía
que el soldado tropezara en sus propias vestimentas. Para
eso sirve la verdad para no caer en las redes del demonio,
que son mentira, engaño y seducción.

El intercesor debe recordar que está consagrada a la


verdad: “Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad.
Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también
al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se
consagren a la verdad” ( Jn 17, 17ss).

Consagrar significa dar en propiedad algo o alguien


a Dios, para que pertenezca enteramente a Dios. Eso
equivale también a sacrificio. De modo que santificar,
consagrar, sacrificar equivale a “ser puesto aparte para
Dios”. En la oración sacerdotal, Jesús pide al Padre que
nos consagre en la verdad, que nos haga propiedad de la
verdad, propiedad suya (de Cristo), pues más adelante
el texto dice: “tu palabra es verdad”, y sabemos bien que
Cristo es la Palabra de Dios que contiene la verdad, y que
él mismo dijo: “yo soy la verdad” (Cfr. Jn 14, 6).

Entonces “Santifícalos en la verdad” es la oración con que


Cristo nos consagra y nos incorpora a él que es la Palabra
de verdad de Dios, y nos llama a ser siempre discípulos y
ministros (misioneros) de esa verdad que se desvela en él,
que es el Verbo, la Palabra de Dios.

72
Batalla Espiritual

En otras palabras “conságralos en la verdad” significa


hazlos una sola cosa conmigo, sujétalos a mí, ponlos
dentro de mí. Estamos pues consagrados a Dios que es
verdad y a la verdad de Dios.

El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de


toda verdad. Su Palabra es verdad (cf Prov 8, 7; 2 S 7, 28).
Su ley es verdad (cf Sal 119, 142). ‘Tu verdad, de edad en
edad’ (Sal 119, 90; Lc 1, 50). Puesto que Dios es el ‘Veraz’
(Rm 3, 4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir
en la verdad (cf Sal 119, 30). (CEC 2465).

En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud.


‘Lleno de gracia y de verdad’ ( Jn 1, 14), él es la ‘luz del
mundo’ ( Jn 8, 12), la Verdad (cf Jn 14, 6). El que cree en
él, no permanece en las tinieblas (cf Jn 12, 46). El discípulo
de Jesús, ‘permanece en su palabra’, para conocer ‘la verdad
que hace libre’ (cf Jn 8, 31-32) y que santifica (cf Jn 17,
17). Seguir a Jesús es vivir del ‘Espíritu de verdad’ ( Jn 14,
17) que el Padre envía en su nombre (cf Jn 14, 26) y que
conduce ‘a la verdad completa’ ( Jn 16, 13). Jesús enseña a sus
discípulos el amor incondicional de la verdad: ‘Sea vuestro
lenguaje: «sí, sí»; «no, no»’ (Mt 5, 37). (CEC 2466).

El cristiano entonces debe estar inmerso en la Verdad,


vivir la verdad, decir la verdad, hacer la verdad en el amor
(Ef 4, 15), respetar la verdad, dar testimonio de la verdad,
como Cristo que dijo que había venido al mundo: para
dar testimonio de la verdad ( Jn 18, 37). Y la verdad tiene
un carácter exigente, se opone a la mentira y falsedad. San
Batalla Espiritual 73
Batalla Espiritual

Juan nos pide mantenernos fieles a la verdad (3 Jn 3), lo


cual equivale a vivir en la verdad (2 Jn 4).

2. La coraza de la rectitud (Ef 6), una vida recta y justa;


en otro texto se haba de la coraza de la fe y del amor (1
Tes 5, 8); es que la mejor vida recta y justa es la que se
vive desde la fe y con amor.

La coraza servía para proteger los órganos vitales, tales


como los pulmones, el corazón y el sistema digestivo.
Lo que quiere decir que debemos proteger nuestra
vida, viviendo una vida recta y justa, es decir, una vida
luminosa, resplandeciente, llena de toda clase de obras
buenas, de obras de amor, impulsada por la fe en Nuestro
Señor Jesucristo. Pues como dice Santiago, la fe debe ir
acompañada de obras (Cfr. Sant 2, 17).

La fe es la luz celestial y divina, participación de la luz


eterna e inaccesible, destello de la faz de Dios. Con esa luz
debe armarse el intercesor para enfrentar al que es todo
lo contrario, al padre de las tinieblas y de la oscuridad, al
pavoroso y tenebroso demonio.

También la palabra habla de la coraza del amor (1 Tes


5, 8). Esta palabra pide que el cristiano sea una persona
llena de amor, pues con esta armadura podrá enfrentar
al que es puro odio y rencor, al diablo. Pero el amor que
Dios pide al creyente es Agapé, amor desinteresado,
amor incondicional. Ese amor se llama Espíritu Santo. El
es el amor del Padre y del Hijo derramado en nuestros
corazones (Rom 5,5). Con el Espíritu de amor, Espíritu

74
Batalla Espiritual

que siempre busca hacer el bien, en nuestra vida, podemos


vencer al espíritu del mal, al espíritu del desamor.

El amor echa fuera al demonio, al temor, vence la muerte.


El amor es más fuerte que la muerte (Cant 8, 6) que es
obra de Satanás.

3. El calzado del evangelio de la paz. Esto nos indica


que el cristiano es un evangelizador, que en la medida
en que anuncie el Evangelio de Cristo con su vida y con
sus obras, en la medida que lleve la Palabra de Dios a los
diversos caminos de los hombres, estará protegido contra
el Maligno que solo tiene malaventuranzas, maldiciones,
malas noticias.

Lo que protegerá al creyente del contrincante malo será


una vida coherente, una vida de testimonio.

El calzado de los soldados era resistente, mantenía los


pies bien firmes en el suelo y proporcionaba equilibrio en
las luchas. Nada más resistente que una vida dedicada a
anunciar el evangelio de Cristo. El cristiano debe entender
que su misión fundamental es evangelizar. Anunciar y
vivir el Evangelio es lo que mantiene firme a un soldado
cristiano.

4. El escudo de la fe, la coraza de la fe (1 Tes 5, 8). Esto


nos dice que el creyente debe ser un hombre con una
profunda confianza en el Señor.

Batalla Espiritual 75
Batalla Espiritual

Un cristiano armado con la coraza y escudo de la fe entiende


que la providencia de Dios conduce los acontecimientos
del mundo con santidad y sabiduría y que por lo mismo
merece toda adoración y amor en lo que dispone, y que
todo lo dispone para bien de los que lo aman (Cfr. Ro 8,
28). El cristiano, aunque tenga pruebas, sabe en fe que al
final todo saldrá bien.

Hay que luchar con fe para vencer. Todo el que es hijo de


Dios vence al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria
sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios,
vence al mundo (1 Jn 5, 4-5).

5. El casco de la salvación (Ef 6); el casco de la esperanza


de la salvación (1 Tes 5, 8). Se refiere a la vida sacramental,
donde se actualiza la salvación, y por extensión la vida de fe
a través de los sacramentales, y la vida de oración por medio
de los carismas. Pues a los sacramentos, sacramentales y
carismas se les llama las misiones visibles del espíritu, por
medio de ellos el Espíritu viene a nosotros y actualiza en
cada uno la salvación que ya nos ganó Cristo.

De manera especial y ordinara, es en cada sacramento


donde se realiza, se actualiza, se vivencia la salvación
de Dios dada en Jesucristo el Señor. Y de manera
especial la salvación se realiza en el sacramento de la
Reconciliación, donde se nos aplica la pasión, muerte y
resurrección de Cristo por el perdón de nuestros pecados,
y en el sacramento de la Eucaristía donde Cristo vuelve a
dársenos como salvación eterna.

76
Batalla Espiritual

El cristiano que vive los sacramentos, que los renueva,


que los celebra, especialmente la Reconciliación y la
Eucaristía, está bien fortalecidos para enfrentar las
asechanzas del demonio.

6. La espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Ef


6, 14-17).

El intercesor encuentra refugio y protección en la Palabra


de Dios: “Todas las Palabras de Dios se cumplen. Son una
defensa para quienes se refugian en él. No añadas nada a
sus Palabras” (Prov 30, 5-6).

La Palabra es un arma letal el Enemigo. Es maravillosa la


comparación de la Palabra con una espada. La espada es
un arma para defenderse y atacar:

“La Palabra de Dios tiene vida y poder, es más aguda que


espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo del alma y
del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona” (Heb 4, 12).

“Vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco y el que lo


montaba se llamaba fiel y verdadero… su Nombre era la
Palabra de Dios. Le salía de la boca una espada afilada…”
(Ap 19, 15).

Cuando Juan describe a Cristo resucitado dice que vestía


larga túnica y llevaba una faja de oro a la altura del pecho.
Los cabellos de su cabeza eran blancos como la lana y

Batalla Espiritual 77
Batalla Espiritual

como la nieve, sus ojos eran como llamas de fuego; sus


pies como bronce en honro de fundición, y su voz como
estruendo de aguas caudalosas:

“Tenía en su mano derecha siete estrellas; de su boca salía


una espada cortante de doble filo y su rostro era como el sol
cuando brilla con toda su fuerza” (Ap 1, 13-18).

La Palabra de Dios es pues un arma cortante, con ella hay que


destruir el mal, denunciándolo; con ella hay que defenderse
de las tentaciones como lo hizo Jesús en el desierto (Lc 4,
1ss). El con la espada de la Palabra se defendió del tentador
y venció al demonio a punta de Palabra de Dios. Con justa
razón el profeta Isaías dice que el Señor “Convirtió mi
lengua en espada afilada” (Is 49, 2).

En la lista de las armas aparecen mencionadas la fe, la


esperanza y el amor. Son las virtudes fundamentales de
la vida del cristiano. Una vida virtuosa, basada en estas
tres virtudes, será un arma poderosa contra el enemigo y
sus influencias.

7. Pero en una palabra, el arma fundamental del


intercesor es Cristo: “Revistámonos de las armas de la
luz… revistámonos de Jesucristo, el Señor” (Ro 13, 12).

Los cristianos somos pues un ejército de Dios,un contingente


de guerreros, de soldados armados, que luchamos contra
el reinado de Satanás, y podemos apropiarnos el salmo:

78
Batalla Espiritual

“Bendito sea mi Dios que adiestra mis manos para el combate


y mis pies para la pelea” (Sal 143, 1). Y digo ejército de Dios
porque Jesucristo es nuestro comandante, él vino a luchar
contra Satanás y El, nuestra cabeza, lo venció, pero El sigue
comandando esa lucha que debemos hacer los cristianos,
su cuerpo místico. El es nuestro Dios Sebaoth, el Señor
Dios de los ejércitos. Por eso, tomando conciencia de esto,
debemos decir con el Antiguo Testamento:

¡El Señor es fuerte y valiente! ¡Es el Señor, valiente en la


batalla!” (Sal 24, 8). “El Señor es un guerrero, su nombre
es el Señor” (Ex 15, 3), y “Aunque un ejército acampara
contra mí, no temo, aunque me hiciera la guerra me sentiría
seguro” (Sal 27, 3).

En fin, con las armas que se nos han dado y que debemos
mantener a punto: luchemos permanentemente :“atacando
y defendiéndonos en todo momento con las armas que nos
proporciona la fuerza salvadora del Señor” (2 Cor 6, 6-7).

10.2. Los ministerios de discernimiento, de sanación,


de intercesión y de liberación tienen que luchar por los
atormentados.

Las obras de todos los espíritus inmundos, seductores (cf.


Mt. 10, 1; Mc. 5, 8; Lc. 6, 18; 11, 26; Hech. 8, 7; 1 Tim
4, 1; Apoc. 18, 2) fue disuelta por la obra de Cristo (cf. 1
Jn. 3, 8). Aunque “a la historia universal le invade la ardua
lucha contra los poderes de las tinieblas” y “hasta el último

Batalla Espiritual 79
Batalla Espiritual

día... persistirá” (GS 37), Cristo, por su misterio pascual


de muerte y resurrección, nos “libró de la esclavitud del
diablo y del pecado” (GS 22), derribando su poder y
librando todas las cosas de su influencia maligna. Con
todo, dado que la dañosa y contraria acción del Diablo
y de los demonios afecta a las personas, cosas y lugares
y aparece de diversas maneras, la Iglesia, conocedora de
que “estos tiempos son malos” (Ef. 5, 16), ora para que los
hombres sean librados de las insidias diabólicas.

Dice el ritual de exorcismos: “La Iglesia implora a Cristo,


Señor y Salvador, y confiando en su virtud, otorga
muchas ayudas al fiel atormentado o poseído para que
sea liberado de estos males. (En los exorcismos) la Iglesia
unida al Espíritu Santo, suplica para que Él mismo ayude
nuestra debilidad (Cf. Rom. 8, 26) a fin de rechazar a los
demonios para que no dañen a los fieles.

Para que los demás vivan libres de las ataduras del


Enemigo debemos ayudarles a luchar, hacer una lucha a
su favor. Esta implica tres combates:

1. De prevención.

Hoy más que nunca se necesita una Pastoral de Liberación


Integral que se oponga a la pastoral de consolación. Nuestra
querida Madre la Iglesia, la que nos guía en nombre del
Señor por este mundo, y con la sabiduría del Espíritu
Santo, nos dice «Todas las formas de adivinación deben

80
Batalla Espiritual

rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de


los muertos y otras prácticas que equivocadamente se supone
«desvelan» el porvenir (Dt 18,10 ; Jr 29,8), la consulta de
horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación
de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a
«mediums». Todo eso está en contradicción con el honor y el
respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente
a Dios» (CEC 2116).

«Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las


que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a
su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo,
aunque sea para procurar la salud, son gravemente contrarias
a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables
aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a
otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar
amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con
frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la
Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso
a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la
invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la
credulidad del prójimo» (CEC 2117).

Algunos males que sufre el hombre son de orden


natural: se trata de la disfunción o mal funcionamiento
de la naturaleza humana, son desgastes naturales: a nivel
orgánico, sicológico, espiritual y social. Esos males producen
un estado de sufrimiento y hacen caer en un sentimiento
de dolor. Jesús atendió a estos enfermos y los sanó.

Batalla Espiritual 81
Batalla Espiritual

Otros males que sufre el hombre son de orden preternatural


(son las perturbaciones con que los espíritus malignos quieren
molestar, asustar, desviar, humillar, pervertir a los hombres).
Entre estos males están las tentaciones, las obsesiones, las
opresiones, “las posesiones”, las infestaciones. Jesucristo
atendió a estos hermanos atormentados y los liberó.

2. De reparación

Se trata de practicar las oraciones de liberación y de


exorcismo sobre los atormentados. Téngase en cuenta la
ley: los exorcismos solo los deben practicar los obispos y
a quienes ellos deleguen este ministerio. Las oraciones de
liberación son intercesiones que podemos hacer todos los
bautizados (en teoría) a favor de los hermanos que sufren
ataques e influencias del Enemigo. Aunque en realidad
solo cristianos avanzados en la vida espiritual serían
los llamados a hacer estas oraciones. En mi libro “cómo
orar por liberación”, se encuentran doce modelos para
ello. Algunos hermanos necesitan más de una sesión de
liberación para lograr la paz de su alma.

3. De acompañamiento

el combate de acompañamiento consiste en no dejar al


recién liberado o al que está en proceso de liberación
sólo. Es necesario ir involucrándolo en una vida espiritual
seria, en su parroquia, en un grupo, en un apostolado, en
dirección espiritual... para que lleve una vida cristiana
comprometida.

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Batalla Espiritual

Combate para la PREVENCION – Es un combate a


la defensiva

Se trata de la continua tarea evangelizadora de la Iglesia:


estar permanentemente anunciando el Evangelio de
vida, proclamando la Palabra de salvación, predicando
el Reino de Dios (lo que no debe excluir un capítulo
sobre el “príncipe de este mundo” y su querer reinar en
los seres humanos y perderlos). “La tarea de la Iglesia es
evangelizar” (EN 14), y hoy más que nunca la tarea es
hacer la nueva evangelización. ¿Cómo?

A los que todavía no conocen a Cristo hay que hacerles


el proceso evangelizador que nos presenta Aparecida:

Kerigma para que tengan un encuentro con Cristo, por


medio de la escucha de la Palabra y les entre la fe: la fe
viene por el oír.

Conversión: a partir del encuentro con la persona de Jesús


y de su Palabra, enderezar la vida donde se encuentre
torcida… comenzar una vida nueva.

Discipulado: empezar a seguir a Cristo, asumirlo a él


como brújula, como gps, como guía, como buen pastor,
como Maestro, como el Señor, como el Dios salvador de
la vida, como fuente de felicidad, como camino, verdad y
vida, como aquel que lleva al Padre…

Batalla Espiritual 83
Batalla Espiritual

Comunión: comprometerse en la Iglesia a vivir la


espiritualidad cristiana, a profesar la fe en Cristo, a
celebrarla y a vivirla.

Misión: dar testimonio cristiano, anunciar con la vida, con


las obras, con la Palabra a Cristo salvador del mundo.

A los que están fríos en la vida cristiana hay que


llamarlos a la reiniciación cristiana, a volver a recomenzar,
a reavivar el don de Dios, hacer con ellos una nueva
evangelización.

A los que se encuentran viviendo como discípulos y


misioneros de Cristo en la Iglesia, seguir acompañándolos
en su caminar cristiano, seguir evangelizándolos, y hacerles
ver que pueden prevenir los ataques del Enemigo y
enfrentarlos con fortaleza si están en un continuo proceso
de evangelización y formación cristiana; de vigilancia,
oración e intensa y auténtica vida cristiana.

Pues Toda la vida cristiana es un itinerario de liberación


del pecado y de la muerte, es una experiencia de vida
nueva, es una lucha contra el diablo, contra el mal, contra
el mayor mal que es el pecado.

Toda la vida cristiana es un peregrinar hacia la vida


eterna, hacia la comunión con Dios aquí en la tierra y
hacia la comunión definitiva con él allá en el cielo.

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Batalla Espiritual

Toda la vida cristiana es un ayudar a Dios a cumplir


su plan salvador: “El quiere que todos los hombres se
salven” (1 Tim 2, 4), y hacer real moral y místicamente
la salvación que Cristo ya nos ganó ontológicamente (La
Iglesia está salvada, la salvó su cabeza pero esa salvación
hay que hacerla vida, hay que aceptarla, hay que asumirla,
hay que vivirla ya desde aquí).

Toda la vida cristiana, en el sentido de vivir


cotidianamente como discípulos y misioneros de Cristo,
es el mejor combate contra el Enemigo.

La mejor oración de liberación es vivir la vida


cristiana.

• Vigilancia con oración y sobriedad de vida Ayuno y


sacrificios,
• Oración personal y comunitaria, jornadas de oración y
de silencio, vigilias,
• retiros, peregrinaciones, ejercicios espirituales
• Liturgia, Sacramentos, especialmente Eucaristía y
Reconciliación
• Palabra, lectio divina
• Acompañamiento espiritual
• Devociones, especialmente mariana
• Sacramentales
• Obras de caridad y misericordia
• Apostolado

Batalla Espiritual 85
Batalla Espiritual

En este combate lo más importante es ANUNCIARLES


LA PALABRA A TODOS, para que la Palabra sea
escuchada de manera que a unos les nazca la fe, otros la
reaviven, y algunos más la hagan crecer en sus vidas, pues
“la fe viene por el oír” (Ro 10, 17).

Con razón la Palabra es llamada en la Biblia “La Espada


del Espíritu” (Cfr. Heb 4, 12). Es que es la gran arma con la
que podemos defendernos y atacar al Enemigo. Está en la
lista de armas que aconseja san Pablo tener como cristianos
para enfrentar a los espíritus de las tinieblas (Cfr. Ef 6).
Y en verdad Cristo, venció a Satanás con la espada del
Espíritu, la Palabra, en el desierto (Cfr. Lc 4, 1 ss).

Combate para la REPARACION – Es un combate a


la ofensiva.

En una palabra, la vida del cristiano es la lucha constante


contra el maligno con los medios de la salvación
donados por Cristo a su Iglesia: desde bautismo en
adelante todo concurre para la liberación. Cuanto más
recurrimos a la gracia tanto más el enemigo infernal, ya
derrotado (ontológicamente) por Cristo, es derrotado
místicamente (moralmente) por nosotros en cuanto
unidos al libertador.

Pero si el cristiano experimenta perturbaciones muy


fuertes del Maligno que quieren desesperarlo, llevarlo al
pecado, al suicidio, al homicidio, a la esclavitud creciente,
al enfriarse en la fe, a blasfemar contra Dios, a odiar las

86
Batalla Espiritual

cosas santas, a desear el culto a la muerte y al diablo, a


buscar el mal en sus grandes manifestaciones, entonces
a esa persona Cristo la puede liberar en la Iglesia, con
la fuerza del Espíritu Santo, por medio de la oración de
liberación y de los exorcismos.

• Para la Liberación

Para la liberación hay tres oraciones concretas: oración de


liberación, de desinfestación y exorcismos, destinadas.

• Para muchos ingenuos que se han acercado al león


amarrado que anda buscando a quien devorar (1 Pe 5,
8), curioseando con las adivinaciones, visitando brujos,
cargando talismanes, dando culto a la “santa muerte”,
jugando la Ouija…

• Para otros que han sido víctimas de los azotes de los


demonios por diversas razones: herencia ancestral,
maleficios, maldiciones…

• Para aquellos en quienes ha entrado el humo de


Satanás por sus diversas fisuras…

• Para los que han hecho pacto con el diablo…

• Para los que han dedicado sus casas, cosas o mascotas


para el mal.

Batalla Espiritual 87
Batalla Espiritual

A todos ellos la Iglesia les muestra, en nombre de Cristo,


compasión y misericordia, y los quiere desatar del yugo
de Satanás por medio de tres oraciones concretas: los
exorcismos, las liberaciones y las desinfestaciones.

1. Los exorcismos para los perturbados en exceso,


en la inteligencia y en la voluntad… y para los que
voluntariamente le han dado su alma al Diablo, o
estuvieron en alguna secta satánica, o le dan culto a la
muerte… son los llamados “posesos”.

2. Las liberaciones para los que están siendo fuertemente


influenciados por el Enemigo: tanto en el cuerpo
(enfermedades, vejaciones, tormentos, maltratos), como
en las emociones o siquismo (“alma”) Por ej. Obsesión
por el suicidio, por matar, por el sexo, por los placeres…
opresión para odiar, para vengarse, para matar,
depresiones, alteraciones emocionales, desequilibrio
interior; como en el espíritu (la esclavitud de grandes
pecados, la frialdad en la fe, el odio a lo santo, el asco por
Dios y sus cosas, el sinsentido de la vida, la degradación
moral, la pérdida del sentido de su dignidad).

3. Las desinfestaciones son para liberar las cosas,


animales y lugares de la presencia e influencia del
Enemigo.

Es importante decir que una persona que experimente


los ataques del Enemigo y que mantenga su conciencia
de ser cristiano, debe ante todo hacer una oración de

88
Batalla Espiritual

autoliberación. La mejor oración de autoliberación es


intensificar su vida cristiana (oración, sacramentos,
especialmente la Reconciliación y la Eucaristía, amor
al prójimo, obras de misericordia…) Toda la vida
cristiana es una oración de liberación. Hace falta ante
todo comprender que todo el itinerario cristiano
es un recorrido de liberación, y en la liturgia de los
sacramentos se encuentra la eficacia de la gracia
liberadora de Dios.

Pero además hay muchas oraciones específicas de


autoliberación que podemos usar para orar por la
liberación propia y que encontramos en diversos manuales
de piedad. Yo mismo en mi libro COMO ORAR POR
LIBERACIÓN ofrezco una de ellas. Y el Ritual de
Exorcismos ofrece otras en el Apéndice. En el Apéndice
II dice el Ritual: “Las súplicas que pueden ser usadas
privadamente por los fieles en la lucha contra las potencias
de las tinieblas” Se recomienda sobre todo orar con
frecuencia el Padrenuestro y los salmos de liberación.

Para hacer este combate sobre la reparación ofrezco unas


notas prácticas al final*.

Combate para el ACOMPAÑAMIENTO – Combate


de perseverancia y fidelidad

Se trata del período de convalescencia que debe vivir el


hermano o hermana que han sido liberados por el poder
de Cristo en la Iglesia.
Batalla Espiritual 89
Batalla Espiritual

Es una ayuda misericordiosa para que no recaiga. Esto


requiere que se le evangelice, que se le dé una verdadera
iniciación cristiana, que se le predique la Palabra para que
se convierta, para que nazca y crezca en la fe en Cristo
Jesús; que se le inserte en la Iglesia para que viva los
elementos básicos de la vida cristiana, y que se le lleve a
dar testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida.

• Que se vinculen a un grupo eclesial en donde puedan


vivir la fe, la esperanza y el amor.

• Que reciban formación cristiana continua.

• Que vivan en continuo discernimiento, tratando de


descubrir qué conviene y qué no conviene, y quedándose
con lo que conviene. Ojalá sean acompañados por un
director espiritual.

• Que vivan en continua oración y que unan a su


oración las prácticas penitenciales (ayunos, sacrificios,
penitencias…), la limosna, las renuncias a Satanás, al
Pecado y al Mundo, y la profesión de fe. Se recomienda
pedir la intercesión de María, de San Miguel Arcángel,
de san Benito y de todos los santos.

• Que escuchen a menudo la Palabra de Dios y fomenten


un contacto de fe y amor con la misma.

• Que renueven con frecuencia los sacramentos que no


se pueden repetir, y que celebren con frecuencia los

90
Batalla Espiritual

que sí se pueden, especialmente la Reconciliación y


la Eucaristía,

• Que se apoyen en su vida espiritual con la práctica


cristiana, que no supersticiosa, de los sacramentales.

Las personas que viven estas cosas estarán fuertes en los


momentos de tentación y de prueba, en los momentos en
que los carritos colisionen, se pierdan por otros caminos
o les suceda algo inesperado.

* Notas para el segundo combate

Para el segundo combate, el de la Reparación, necesitamos


vivir varias fases:

1. FASE DE PREPARACIÓN

1.a. Discernimiento en fe de la situación con la


colaboración del perturbado y de su familia. Esto se hace
en un clima de diálogo sincero y espiritual, de manera
discreta y prudente, sin emitir juicios.

Se debe dialogar sobre el presente y el pasado, sobre


su familia y sus ancestros, sobre su práctica religiosa o
esotérica, sobre lo que lee, oye, ve, sobre sus enfermedades
físicas, sus traumas sicológicos, su vida espiritual.

Batalla Espiritual 91
Batalla Espiritual

El objetivo es poder diagnosticar qué clase de problema tiene


la persona, qué heridas hay en su vida, qué fisuras por las que
pueda ingresar la influencia del mal, qué grado de infestación
o de influencia maligna hay en su vida, si la situación requiere
exorcismo, liberación o simplemente ayuda profesional
siquiátrica. Es muy importante en este discernimiento
conocer el grado de vida espiritual cristiana del individuo. La
clave del discernimiento está en saber escuchar.

Con el discernimiento buscamos llegar a una certeza: si


las inspiraciones e impulsos del hombre ¿Vienen de Dios
o del demonio?

Al hombre le cuesta saberlo de buenas a primeras, y aún


con mucha preparación espiritual y sicológica porque está
inmerso en una triple oscuridad:


la oscuridad de un Dios que se impone sin hacerse ver

la oscuridad de Satanás que se esconde, que sugiere
más que afirma, que propone más que impone, que
sabe azuzar las fantasías haciendo olvidar la realidad;

y por último la oscuridad del hombre mismo, incapaz
de ver claro en su propio corazón, incapaz de entender
totalmente la gravedad de los mismos gestos y sus
consecuencias, oscilante entre dos opciones que él
percibe y capaz de suscitarle un eco.

Discernir es pues identificar las voces que el hombre siente


en su interior, sus inspiraciones, pensamientos, impulsos
como provenientes de Dios o de los espíritus malos.

92
Batalla Espiritual

El discernimiento espiritual tiene en cuenta la terrible


sentencia de la Escritura:“El Espíritu declara abiertamente
que últimamente algunos de ustedes se alejarán de la
fe, haciendo caso a espíritus mentirosos y a doctrinas
diabólicas” (1Tm 4,1).

Es muy difícil llegar a la certeza absoluta acerca de la


presencia diabólica o acerca de lo que es humano y lo que
es sobrenatural.

Desde siempre la Iglesia ha sido consciente de ello, y más


de lo que se pueda pensar; basta con recordar, a propósito,
una advertencia del Sínodo nacional de Reims del 1583,
en el que se pone en evidencia que más veces aquello
que se creen presa del demonio tienen más necesidad de
médico que del ministerio de los exorcistas.

Una posesión diabólica así creída por nosotros, puede ser


simplemente un trastorno mental, una disociación simple
de la personalidad múltiple, una enfermedad neurosíquica,
donde se den alucinaciones a partir de los sentidos externos
o a partir de la mente; una crisis de esquizofrenia, un
delirio paranoide (delirio de exaltación, de depresión, de
culpa, de acusación), una molestia obsesivo-compulsiva,
la expresión compulsiva de una fobia o una molestia
histriónica de la personalidad, una paranoia o algunas
psicosis maniaco-depresivas.

Volviendo a los casos en que se sospecha una psicopatología


(sugestión, histeria, alucinaciones, personalidades
Batalla Espiritual 93
Batalla Espiritual

múltiples, etcétera), es obvio que se tenga que solicitar


rápidamente el diagnóstico de un especialista en materia
(psiquiatra, psicólogo).

“Muchas afecciones neuropsíquicas presentan síntomas


análogos a aquellos de la infestación maligna.Alucinaciones
interiores y externas pueden encontrarse en los histérico;
delirios, ideas impulsivas pueden encontrarse en los
melancólicos y en muchas formas de depresión psíquica;
también pueden encontrarse en los infestados”, (palabras
escritas por el sicoanalista Philippe Madre en su libro “Y
Líbranos del Mal”, REM, Roma 1980, 87-88).

1.b. Preparación del atormentado y su familia. Se


trata de pedirles que en la medida de lo posible oren
personalmente, que ayunen, que se confiesen y participen
en la Eucaristía, que hagan las renuncias a Satanás y su
profesión de fe, que traten de perdonar a los que los han
ofendido y que pidan perdón de corazón a los que les
hayan hecho mal y que se entreguen a Cristo, aceptándolo
como su Salvador.

1.c. Preparación del equipo ministerial. Se pide que


el grupo de intercesión o de liberación que va a hacer
la oración, se prepare espiritualmente por medio de la
oración personal (alabanza, adoración), la confesión y
comunión, el ayuno, la oración mariana, la letanía de los
santos, la lectura de la Sagrada Escritura, la invocación
del Espíritu Santo…

94
Batalla Espiritual

1.d. Preparación del lugar de la oración. Ojalá sea ante


el Santísimo Sacramento. Si no, en un lugar bien digno y
limpio. Que se prevean los sacramentales que debe haber
en el lugar: imagen de Cristo, de María, altar a la Palabra,
agua bendita, sal, incienso (si es posible), aceite bendito
(si está permitido)…

2. FASE DE DESARROLLO DE LA ORACIÓN

No se trata de aplicar una técnica de oración cuasi mágica


o supersticiosa sobre un atormentado para que quede
liberado del Maligno.

Se trata de una experiencia espiritual, de fe en el


Señor Jesús y de misericordia y compasión para con el
atormentado.

Se trata de una oración de solidaridad, de compasión,


en la que se presenta con confianza las influencias del
Maligno de tal persona al corazón misericordioso de
Nuestro Señor y se intercede para que El la libere de
dichas influencias.

Esta oración debe hacerse de manera semiprivada, con


orden, siguiendo un esquema básico. En mi libro “Cómo
orar por liberación” ofrezco 12 maneras de hacerlo. Hay
muchas otras alternativas, incluso se han publicado
diversas oraciones de liberación, rosarios de liberación…

Batalla Espiritual 95
Batalla Espiritual

Hay que decirlo que la Iglesia no nos ha presentado


hasta el día de hoy un manual o “ritual” con el esquema
de las oraciones de liberación. Lo que nos permite la
iniciativa y audacia del Espíritu. Lo que la Iglesia ha
dicho al respecto es:

Que en el ritual de exorcismo hay unas oraciones de


liberación que pueden usar los laicos pero privadamente:
“SÚPLICAS QUE PUEDEN SER EMPLEADAS
PRIVADAMENTE POR LOS FIELES EN LA
LUCHA CONTRA LAS POTESTADES DE LAS
TINIEBLAS”. Y son diez oraciones.

Que no se deje sin ayuda a quien esté atormentado por


el Maligno: “También deben distinguirse los ataques
diabólicos de los casos de credulidad mediante la cual
algunos fieles juzgan que son objeto de maleficios, de
mala suerte o maldiciones, ya sea ocasionados por otras
personas contra ellos mismos o bien allegados contra sus
bienes. En estos casos, no debe acudirse de modo alguno
al exorcismo, si bien no debe negarse la ayuda espiritual
necesaria, sobre todo con oraciones aptas, de tal manera
que encuentren la paz de Dios. Tampoco ha de rehusarse
la ayuda espiritual a los creyentes que quieren guardar
fidelidad al Señor Jesús y al Evangelio y en quienes el
Maligno sin entrar (cf. 1 Jn. 5, 18) tienta fuertemente. En
estos casos, pueden ser empleadas las preces y las súplicas
adecuadas por un presbítero que no es exorcista e incluso
por un diácono”. Aquí no tiene en cuenta el ministerio y
carisma de algunos laicos.

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Batalla Espiritual

Que en ese tipo de oraciones no se dañe el clima


espiritual con histerismos, histrionismo, teatralismos,
protagonismos…

Los elementos generales que no deben faltar en el


desarrollo de una oración de liberación:

2.a. Protegerse con la sangre de Cristo. Hay muchas


bellas oraciones de protección, como la siguiente:

“Señor Jesús, hacemos memoria de tu sangre derramada


por nuestra salvación y de tu vida ofrecida como sacrificio
para nuestra salud. Queremos hoy, al hacer esta oración
de liberación, recordar delante de todos los poderes del
Mal que nosotros estamos protegidos por la aspersión
de tu sangre preciosa, lo mismo que nuestros seres
queridos. Estamos marcados con el sello de tu sangre y
por esta sangre hemos sido hechos hijos de Dios. Tú nos
has comprado con tu sangre, y te pertenecemos solo a ti.
Esa es nuestra fe, esa es la confianza que tenemos en tu
misericordia, que por ser tuyos, nada ni nadie nos puede
separar de tu amor”. Amén.

2.b. Alabar, bendecir, dar gracias, espontáneamente,


con cantos, con salmos, al Señor de la vida, al vencedor
del pecado, del mundo y del Maligno, al que nos llena
siempre de abundantes bendiciones.

2.c. Perdonar y pedir perdón. Es un momento de


reconciliación sincero con Dios, con el prójimo y consigo

Batalla Espiritual 97
Batalla Espiritual

mismo. Debe ser un momento de sanidad interior. Sanidad


interior es el resultado de un proceso de pacificación del
corazón, en el que se comienza aceptando a Dios en la vida,
perdonando a Dios, a los demás y a sí mismo, y pidiendo
perdón a los que se ha ofendido, y comprometiéndose a
hacer la voluntad de Dios.

La sanidad interior abarca la curación de las emociones


y sentimientos dañinos que traen depresión, ansiedad,
angustia y falta de paz, debido a recuerdos dolorosos
no sanados que distorsionan también los pensamientos
y crea mentiras propias para justificar la experiencia o
reprimirla.

La sanidad interior es ayudar a un corazón herido lleno


de odio y rencor a causa del dolor del pasado, a superar
su situación actual de intranquilidad interior por la paz
de Dios.

2.d. Proclamar y escuchar la Palabra. Sobre todo un


texto evangélico donde Cristo libera a alguna persona.

2.e. Renuncias a Satanás y profesión de fe (Renovación


de las promesas bautismales)

2.f. Oración de intercesión. Se trata de una oración


espontánea en voz baja, del equipo ministerial, con un
hermano a la cabeza (ojalá diácono o presbítero, si no,
un laico formado y con un buen camino espiritual), se
trata de una oración confiada, insistente, con la que se

98
Batalla Espiritual

suplica al Señor que libere a la persona atormentada de


las influencias de los espíritus perversos.

Se debe dirigir a Jesús que es el vencedor del Maligno,


que fue el que nos mandó liberar a los oprimidos por el
diablo. Pero se debe invocar su Espíritu que fue el que lo
condujo al desierto y lo ayudó a vencer a Satanás, y es el
dedo y poder de Dios por quien Jesús libera del Mal.

Durante esta oración de intercesión algunos pueden


ir recitando las letanías de los santos, otros pueden
invocar la intercesión de Santa María y del arcángel San
Miguel, varios pueden estar orando salmos o cantando y
suplicando en voz baja…

2.g. Orar juntos el Padrenuestro y darse un abrazo de


paz y terminar la sesión con alegrías, cantos de alabanza
y acción de gracias.

3. TERCERA FASE: FASE DE ACOMPAÑA-


MIENTO

Se trata de dialogar con el hermano en cuestión: cómo se


siente, qué hay en su corazón… e invitarlo a una etapa de
acompañamiento.

Atención:

Durante el desarrollo de la oración de liberación se


pueden emplear los sacramentales:
Batalla Espiritual 99
Batalla Espiritual

• El incienso para que esté colocado en el lugar durante


toda la oración
• Las velas para que estén iluminando el Santísimo, el
crucifijo o el altar de la Palabra
• El agua y la sal en el momento penitencial
• El aceite para ungir al atormentado y a su familia en el
momento de la oración de intercesión
• El rosario para el momento de la intercesión
• La imposición de manos (si no, el sostén de manos)
para el momento de la intercesión.

10.3. La Iglesia tiene que luchar por la liberación


social.

Es el combate por la justicia económico-social, eclesial,


educativa…

Además de la liberación personal, la de cada individuo


(liberación del Enemigo que ataca su dimensión espiritual y
a través de ello hace daño a su sique y a su cuerpo), y además
de la liberación de los hermanos atormentados, se requiere
luchar por la liberación social, entiendo por ello, luchar por
la liberación de las alienaciones, de las estructuras injustas,
de la violencia, de las prácticas políticas inhumanas, de la
economía que va contra el hombre…

El humo de Satanás también entra por las fisuras


estructurales. Se vale de las fisuras estructurales de
la sociedad: Iglesia, grupos, gobiernos, educación…
para sumirnos en injusticias de todo orden, violencias,

100
Batalla Espiritual

guerras, etc. Ante todo esto los cristianos tenemos que


luchar.

El demonio no solo quiere pervertir personas, esa es la


base de su acción, sino que su interés principal es dañar
el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Por eso busca
desestabilizar los grupos, comunidades, parroquias. El
demonio primero detecta un punto débil por donde
introducirse, para luego tomar control sobre esa área.
De allí buscará posteriormente minar los cimientos
de los grupos para que se desmoronen. Esto lo hace
principalmente a través de la división, pero también
de muchas otras formas: mentiras, desánimo, soberbia,
ignorancia, temor, persecuciones, activismo, desorden,
altanería, competencia entre servidores o entre ministerios,
celos, infidelidad matrimonial, doctrinas confusas, etc.
Por eso lo importante es no dejar grietas por las que el
enemigo pueda infiltrarse.

Recordemos lo que dijo el papa Pablo VI el 29 de junio


de 1972, noveno aniversario de su pontificado, al referirse
a la crisis de la Iglesia: «el humo de Satanás ha entrado
por alguna fisura en el templo de Dios».

Batalla Espiritual 101


XI. Compartiendo el Botín

T odo soldado va a la guerra deseando la


victoria. Pues sepan que “Dios promete a sus servidores la
victoria” (Is 54, 17). Pero para obtener la victoria hay que
pelear, pero pelear de la mano de Dios, unidos a él que es
el guerrero vencedor, con una total confianza en el Señor,
como lo enseña san Pablo: “Si Dios está con nosotros quién
podrá contra nosotros” (Rom 8, 31).

Todos los luchadores pues luchan por un ideal, porque


al triunfar se les dará el premio prometido. Fue así como
lo hizo el apóstol de los gentiles: “Dejando atrás el pasado
me lanzo hacia adelante y corro hacia la meta, con miras al
premio para el cual Dios nos llamó, desde arriba en Cristo
Jesús” (Fil 3, 13-14).

Nuestro botín es un premio eterno:

“Los que se preparan para competir en un deporte, evitan


todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar
como premio una corona que en seguida se marchita; en
cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se
marchita” (1 Cor 9, 25).

Batalla Espiritual 103


Batalla Espiritual

Ese premio que no se marchita es la corona del cielo, como


lo recuerda Pedro a los responsables de las comunidades:

“Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los


que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo
para ellos. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes
recibirán la corona de la gloria, una corona que jamás se
marchitará” (1 Pe 5, 3-4).

De esa corona de gloria nos habla Pablo cuando nos dice


que “Dios a los que de antemano Dios había conocido, los
destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su
Hijo fuera el primero entre muchos hermanos. Y a los que
Dios destinó desde un principio, también los llamó; y a los
que llamó, los hizo justos; y a los que hizo justos, les dio
parte en su gloria” (Ro 8, 29-30).

Ojalá al final de nuestra vida podamos decir como el viejo


Pablo:

“Yo ya estoy para ser ofrecido en sacrificio; ya se acerca la


hora de mi muerte. He peleado la buena batalla, he llegado al
término de la carrera, me he mantenido fiel. Ahora me espera
la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel
día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los
que con amor esperan su venida gloriosa” (2 Tim 4,6-8).

Ojalá que estas reflexiones nos animen a pelear la buena


batalla de la fe (Cfr. 1 Tim 6, 12), y a poder decirles a

104
Compartiendo el Botín

nuestras comunidades: “Estoy luchando duramente por


ustedes” (Col 2, 1-2).

Y recordar la promesa de Jesús: “A los que perseveren


hasta el final…” (Mt 24, 13).

Batalla Espiritual 105


Epílogo

S
ABIDURIA PARA LOS MINISTE-
RIOS DE DISCERNIMIENTO, SANACION, LI-
BERACIÓN E INTERCESION.

El hombre experimenta el mal. El mal debe combatirse.


Es una agresión que busca destruir la armonía humana.
Todos los medios éticos para destruir el mal son
bienvenidos. El verdadero mal es inhumano, está inscrito
en la cultura de la muerte. El cristianismo lo combate con
la ética del amor y de la misericordia.

El hombre experimenta el sufrimiento. El mal produce


sufrimiento. El sufrimiento debe acompañarse. Existe un
sufrimiento cerrado y un sufrimiento abierto.

El primero se da cuando la víctima se encierra en sí misma,


gira alrededor de su mal y no utiliza el sufrimiento para
hacer un don de sí mismo a favor de los demás, sino que
lo que vislumbra muy de cerca y desesperadamente es la
muerte, la destrucción, el fracaso.

Batalla Espiritual 107


Batalla Espiritual

El sufrimiento abierto por el contrario, hace que la víctima


entre en una profunda relación consigo mismo, acepte con
humildad su condición, y haga oblación de su sufrimiento,
se dé en amor por los demás. Se trata de pasar del estado
donde uno ve que el futuro se cierra, que la vida se acaba,
que es una injusticia tal situación, a un estado donde uno
acepta que con el sufrimiento se puede vivir, que uno
puede tener vida en medio del sufrimiento, y que esa vida
tiene sentido en la medida en que la comparto y la ofrezco
por los demás, como lo hizo Cristo. El sufrimiento abierto
se vive en medio de la esperanza y del don.

El acompañamiento del sufrimiento tiene un objetivo


doble: ayudar al sufriente a pasar de una situación de
muerte a otra de vida, y para ayudar a las víctimas que
pasen de un sufrimiento cerrado a un sufrimiento abierto,
de un no aceptar el sufrimiento a un hacerle frente con
dignidad y esperanza.

El hombre experimenta dolor. El dolor es un sentimiento


inmediato que surge por causa del mal y el sufrimiento
que éste conlleva.

El mal es una agresión. Se combate porque atenta contra


la dignidad humana.
El sufrimiento es un estado de ánimo. Se acompaña con
compasión y misericordia. Se consufre con la víctima.
El dolor en cambio se previene, se dosifica, se atenúa, se
suprime.

108
Epílogo

El mal es algo que llega que me agrede,


El sufrimiento es un estado espiritual que me modifica.
El dolor es un sentimiento inmediato que me mengua.

El mal produce sufrimiento,


y el mal y el sufrimiento causan dolor
y el mal, el sufrimiento y el dolor

1. acaban a una persona, la desgastan, la amenazan en su


dignidad y la destruyen
2. santifican, elevan, salvan a las personas (a condición
de que hagan de su sufrimento y dolor, ofrenda de vida,
oblación de fe, sacrificio de amor)

Un ministerio de sanación debe ayudar a combatir el mal


que agrede la dignidad humana; debe acompañar el estado
de sufrimiento de las víctimas del mal, ayudándolas a pasar a
un estado de paz, bien con la sanación bien con la aceptación
en fe y amor del sufrimiento, haciéndolo oblación de vida;
debe ayudar a dosificar el dolor y a saber ofrecerlo a Dios
por la salvación del mundo, como lo hizo Cristo.

Por eso el ministerio de sanación y liberación no existe


exclusivamente para sanar las enfermedades y liberar
de los demonios (eso es lo que comúnmente hacemos y
buscamos…) sino también procura ayudar al enfermo a que
pase de un sufrimiento cerrado a un sufrimiento abierto,
donde asuma el dolor y aprenda a vivir con él, en medio de
la fe, la confianza en Dios, la esperanza en su salvación y el
amor a los demás, ofreciéndolo por la salvación de todos.

Batalla Espiritual 109


Batalla Espiritual

Los ministerios de sanación deben tener como modelo


a Jesús quien fue supremamente sensible al mal, al
sufrimiento y al mal. Ante las personas que padecían
se mostró como alguien lleno de amor compasivo y
misericordioso. Por tanto la pastoral de sanación y
liberación tiene que tener a la base el ejemplo de Cristo y
debe ser una pastoral hecha por personas llenas de amor,
compasión y misericordia por los que sufren.

Conviene que los ministerios de sanación y liberación


comprendan que hoy la manera más común de sufrir los
tormentos del diablo, se llama Maleficio.

EL MALEFICIO

Es un daño causado a través del demonio.

Según su objetivo puede ser:

Amatorio: favorece o destruye una relación amorosa.

Hostil: causa daños físicos, psíquicos, económicos o


familiares.

De ligamen: crea impedimentos a la acción, los


movimientos y las relaciones.

De transferencia: Los daños infligidos a un muñeco


o una foto de la persona a quien se desea perjudicar se
transfieren a dicho individuo.

110
Epílogo

De putrefacción: causa un daño mortal pues hace que se


pudra un material expuesto a la putrefacción.

De Posesión: introduce una presencia diabólica en la


víctima, lo cual constituye una auténtica posesión.

Según la modalidad un maleficio puede ser

Directo: la víctima entra en contacto con el objeto


portador del mal (dar comida o bebidas embrujadas).

Indirecto: la acción maléfica se realiza sobre un objeto


que representa a la víctima.

Según la acción:

Por implantación y tortura: con alfileres, clavos, martillos,


pinchos, fuego, hielo…

Por sujeción o atadura: con cintas, nudos, correas, tiras,


aros.

Por putrefacción: enterrando el objeto o animal símbolo


tras haberlo embrujado.

Por maldición: directamente contra la persona, o contra


una foto símbolo de la misma.

Un rito satánico: por ejemplo, un culto satánico o una


misa negra realizados con el fin de dañar a alguien.
Batalla Espiritual 111
Batalla Espiritual

Según el medio:

Con hechizos: muñecos o carne con alfileres, huesos de


muertos, sangre, pollos, sapos.

Con objetos embrujados: regalos, plantas, almohadas,


muñecas, cintas, talismanes.

Con la mirada: mal de ojo, contacto por manos, abrazos


Por teléfono: en silencio, soplando o de otras formas.

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ESTA OBRA SE TERMINÓ DE IMPRIMIR


EN JULIO DE 2014, EN LOS TALLERES DE
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