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Un acta de conciliación judicial es una convención suscrita por las partes o quienes estén
premunidos de documentos inobjetables para realizarla ante el Juez, en la que se
apreciaran concesiones reciprocas conducentes a concluir con su celebración un conflicto
o evitar los efectos de uno futuro, siempre que detrás del acuerdo no se lesionen los
derecho indisponibles del trabajador, el que, una vez concluida delante del Juez promotor
del procedimiento lo aprobara o protocolizara , disponiendo la conclusión del proceso
(art. 325 y 327 del C.P.C.), Adquiriendo a partir de ese instante la condición y exactamente
los mismos efectos de una sentencia por cuanto esta forma de conclusión es en sí mismo
una “declaración sobre el fondo” (art. 322,2 del C.P.C), y en tanto estén satisfechos estos
presupuestos de hecho, el acto equivale a una cosa Juzgada por hallarnos ante un
instrumento pleno. Cada Juez tiene libro de conciliaciones practicadas, y es lo vertido en
dicha acta Vaciada en el libro que en todo instante estatuirá el efecto ejecutivo de dicho
instrumento.
Estas actas hay que distinguirlas de la conciliación extrajudicial, puestos que estas últimas
son formalizadas y concluidas fuera del proceso judicial recurriendo a terceros
componedores llamados a acercar y hacer avenir a las partes para que resuelvan sus
diferencia. Una conciliación extrajudicial es la transacción (arts. 334° al 339° del C.P.C), las
conciliaciones llevadas a cabo conforme al D. Leg. N°1070 o las formalidades ante la AAT.
En ocasiones, los inspectores de trabajo pueden eventualmente ejercer esta labor
conciliatoria. En todos los casos, las actas ce conciliación judicial son las celebradas ante el
Juez.
El instrumento convenido exterioriza las concesiones reciprocas que las partes se hacen
para dar por terminada una disputa o para evitar de que esta se produzca, teniendo muy
en cuantas el art. 26,2 de la constitución política que señala: “los derechos recocidos por
la constitución y la ley tienen el carácter de irrenunciables”, Entonces, como ya lo hemos
expresado, generalmente nos podemos hallar ante una colisión de normas y de pareceres
cuando de concesiones reciprocas se trata; de ahí la necesidad de que las “renuncias”
efectuadas por los trabajadores sean tenues y no sustanciales de asuntos legales no muy
claros como derechos recocidos, sino expectaticios o disponibles en el mejor de los casos,
y que no se propongan, además, a lo que la ley ha considerado como derechos
irrenunciables del trabajador; por eso, las garantías y solemnidades a las que será
sometido la institución conciliatoria para su ulterior validez, que se obtiene con su
ratificación o aprobación jurisdiccional, que no es otra cosa que la de verificar
judicialmente por el Juez de la causa que el instrumento conciliado no afecta derechos de
irrenunciable condición.
consideramos que en dos hipótesis podemos advertir la conciliación judicial: aquella que
se presenta ante el Juez durante la audiencia de conciliación (art.43) y aquella otro
producto o como consecuencia del proceso ya instaurado post diligencia de conciliación,
que, como se ha mencionado, es posible materializar hasta antes de que la sentencia
quede en calidad de cosa juzgada. La ley es flexible en disponer que los jueces en todo
momento habrán de instar a las partes a llegar a soluciones conciliatorias parciales o
terminales; incluso, si ambas partes se acercan a su oficio para se acercan a su oficio para
transigir el litigio habrá de dar prioridad al evento.