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Los tres libros que componen la Divina Comedia de Dante Alighieri se dividen en 33

cantos cada uno, con aproximadamente 40 a 50 tercetos, culminando con un verso aislado
en su final. Infierno tiene un canto adicional que sirve de introducción a todo el poema.
En total, se dan 100 cantos.
Los lugares descritos por cada libro (Infierno, Purgatorio y Paraíso) se dividen en nueve
círculos cada uno, formando en total 27 (3x3x3) niveles. Los tres libros riman en su último
verso, pues terminan con la misma palabra, ‘stelle’, que significa ‘estrellas’.

Dante llamó su obra de Comedia. El adjetivo Divina fue agregado por primera vez en una
edición de 1555. La Divina Comedia ejerció notable influencia en los poetas, músicos,
pintores, cineastas y otros artistas en los últimos 700 años. Los diseñadores y los pintores
como Gustave Doré, Sandro Botticelli, Salvador Dalí, Miguel Ángel y William Blake se
encuentran entre los ilustradores de su obra. Compositores como Roberto Schumann y
Gioacchino Rossini traducen las piezas de su poema en música y el compositor Húngaro
Franz Liszt utiliza la obra como tema de sus poemas sinfónicos.

Infierno
Cuando Dante se encuentra en el centro de su vida, él se encuentra perdido en un bosque
oscuro, y su vida había dejado de seguir el camino correcto. Mientras trataba de escapar
de la selva, se encuentra con una montaña que puede ser su salvación, pero es luego
impedido de subir por tres fieras: un leopardo, un león y una loba.
A punto de renunciar y volver a la selva, Dante es sorprendido por el espíritu de Virgilio
[poeta clásico de la antigüedad a quien admira] dispuesto a guiarlo por una senda
alternativa. Virgilio fue llamado por Beatriz, pasión e la infancia de Dante, que lo vio en
apuros y decidió ayudarlo. Ella bajó de los cielos y fue a buscar a Virgilio en el Limbo.
El camino propuesto por Virgilio consiste en hacer un viaje a través del centro de la tierra.
A partir de los portales del infierno, que atraviesan el inframundo hasta llegar a los pies
del Monte Purgatorio. Desde allí, Virgilio guía a Dante a través de las puertas del cielo.
Dante decide entonces seguir a Virgilio que lo guía y protege por todo el largo camino a
través de los nueve círculos del infierno, mostrándole donde se purgan los diferentes
pecados, el sufrimiento de los condenados, los ríos infernales, sus ciudades, monstruos y
demonios, hasta llegar al centro de la tierra, donde vive Lucifer. Pasando por Lucifer,
consiguen escapar del infierno por un camino subterráneo que lleva al otro lado de la
tierra, y así regresar a ver el cielo y las estrellas.
Purgatorio

Saliendo del infierno, Dante y Virgilio se enfrentan a una montaña muy alta: el purgatorio.
La montaña es tan alta que va más allá de la esfera del aire y penetra en la esfera de fuego,
llegando a alcanzar el cielo. En la base de la montaña se encuentra la antesala al
purgatorio, donde aquellos que se arrepienten tardíamente de sus pecados esperan la
oportunidad para entrar en el purgatorio propiamente dicho. El ante purgatorio es una
franja situada con anterioridad a los escalones que conducen hacia el Paraíso.
Después de pasar por los dos niveles del ante purgatorio, los poetas atraviesan un un portal
y comienza su nueva odisea, esta vez subiendo cada vez más. Pasan por siete terrazas,
cada una más alta que la otra, donde son purgados cada uno de los siete pecados capitales.
En el último círculo del purgatorio, Dante se despide de Virgilio y sigue acompañado por
un ángel que le lleva a través de un fuego que separa el purgatorio del paraíso terrenal.
Finalmente, en las orillas del río, Dante conoce a Beatriz y se purifica, bañándose en las
aguas del río para que pueda proseguir el viaje y subir a las estrellas.
Paraíso
El Paraíso de Dante se divide en dos partes: una material y una espiritual (donde no hay
materia). La parte material sigue el modelo cosmológico ptolemaico y consta de nueve
círculos formados por los siete planetas (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y
Saturno), el cielo de las estrellas fijas, y el Primum Mobile (Primer Motor) – el cielo
cristalino y último círculo de la materia.
Incluso en el paraíso terrenal, Beatriz mira fijamente hacia el sol y Dante la acompaña
hasta que ambos comienzan a elevarse, transumanando (describiendo la posibilidad de
traspasar la condición humana y la percepción que todos poseemos de ella). Guiado por
Beatrice, Dante pasa a través de varios cielos del Paraíso y conoce a personajes como
Santo Tomás de Aquino y al emperador Justiniano.
Llegando al cielo de las estrellas fijas, Dante es interrogado por los santos acerca de sus
posiciones filosóficas y religiosas. Después del interrogatorio, recibe permiso para
continuar. En el cielo cristalino Dante adquiere una nueva habilidad visual y visión para
entender el mundo espiritual, donde conoce nueve angelicales círculos concéntricos, que
giran en torno a Dios. Allí, tras recibir la visión de la rosa mística, se separa de Beatriz y
tiene la oportunidad de sentir el amor divino que emana directamente de Dios, el amor
que mueve el Sol y las otras estrellas.

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