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EL MEDIO AMBIENTE COMO SUJETO DE DERECHO: ¿PROTECCIÓN O

TERGIVERSACIÓN?

Itamar Tanta Hernández*


I. Introducción

La preocupación por proteger el medio que nos rodea, ha llevado a


desarrollar múltiples posturas teórico- dogmático que se han
materializado paulatinamente en regulaciones específicas tendientes a
favorecer la toma de políticas que redunden en actividades que pasan por
la concientización de la población, la sanción de conductas lesivas; entre
otros mecanismos relativos.
Algunas de estas posturas pasan por identificar y determinar la ubicación
del hombre dentro de la sociedad; tales como la teoría etnocentrista, la
teoría relativista, la teoría evolucionista y la teoría del deber no
sinalagmático que determinan las diferentes perspectivas, ubicaciones y
potestades que tiene el hombre respecto de su entorno; teorías que serán
analizadas, en primer término, dentro del presente artículo.
Por otro lado, las distintas posiciones inspiradas en las mencionadas
teorías y otras han originado sendos reconocimientos normativos en
algunos países de la región que constituyen a ciertos elementos del medio
ambiente como sujetos de derecho; tal es el caso del artículo 10 de la
Constitución Política de Ecuador (Asamblea Nacional Constituyente ,
1998); asimismo, existe también jurisprudencia como la emitida por la
corte constitucional de Colombia, máximo intérprete de su constitución
que reconoce al rio Atrato como sujeto de derecho; entre otras medidas
normativas que operan en tal sentido. No obstante, existen otros
ordenamientos jurídicos como el venezolano (Asamblea Nacional
Constituyente, 1999, capítulo IX ), el colombiano (Asamblea Nacional
Constituyente, 1991, título I capítulo III) y la Constitución Politica Peruana
(Congreso Constituyente Democrático, 1993, título III, capítulo II); que
protegen al medio ambiente diferenciando entre los seres vivos y los
seres inanimados, pero ambos conformantes del medio que rodea al
hombre y; finalmente existen otros casos en los que a pesar de haberse
requerido el reconocimineto de determinado elemeto del medio ambiente
como sujeto de derecho, este no ha sido reconocido, como es el caso de
Nueza Zelanda (Chartaon, 2018), en el que luego de 160 de años de

*
Estudiante del curso de Derecho Ecológico y Ambiental, que cursa el tercer año, V ciclo de la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Cajamarca.
reclamos constantes por parte de los grupos maorís se ha reconocido a
rio Wanghni como sujeto de derecho dentro de su territorio

Toda esta diversidad en la regulación da cuenta de la necesidad de


uniformizar criterios acerca de la viabilidad dogmática del reconocimiento
de los elementos de la naturaleza como sujetos de derecho y, en todo
caso las circunstancias o escenarios dentro de los cuales deben
desarrollarse dichos reconocimiento.
Para tales efectos el presente artículo busca realizar un recuento de las
mencionadas teorías, reconocimientos normativos, y reconocimientos
jurisprudenciales, para que, en relación a las posturas pluriculturalistas y
multiculturalitas se establezca una posición particular acerca de las
medidas que deben asumirse en el ordenamiento jurídico peruano para
conseguir la efectiva protección del medio ambiente.
Para tales efectos se ha considerado la presentación de los contenidos
que servirán de marco de referencia, seguidos de la discusión teórica y
definición de la postura y, finalmente a las conclusiones arribadas.

II. Marco de referencia


La primera teoría a tenerse en cuenta para efectos de la discusión es la
teoría antropocentrista imperante en el pensamiento de inicios del siglo
XVIII, que desarrolla una postura “…tendiente a considerar a otros seres,
e incluso a otros seres humanos, como objetos carentes de derechos”
(Silva, 2018, pag. 28).
Esta es una perspectiva extrema en la que se expresa el dominio del
hombre o de determinados hombres respecto del medio que los rodea,
pero en términos de abuso, de lesión, de superposición del más fuerte;
postulan que ha sido superada incluso desde el mismo siglo de la
ilustración, tras reconocer que la pretensión de unos pocos por
superponerse a otros en virtud de la fuerza debe ser mitigada por la
organización que supone el Estado (Hobbess , 2012).
Esta visión sesgada del poderío del ser humano se extendió hacia
campos comunitarios con otras teorías relativas como la planteada por el
sociólogo y economista estadounidense William Graham Sunmer que
define la “… tendencia a suponer que la cultura y la forma de vida propias
representan la norma o son superiores a todas las demás” (Hernández,
2018). En ese mismo orden de ideas, también se ha señalado que el
etnocentrismo considera dentro de sí a una cultura como su parámetro
base y de este surge la valoración que se le puede dar a otras culturas
(Chiringuino & Mancusi, 2008, pág. 80).
Esta concepción teórica se basa en que los individuos que conforman una
determinada cultura tienen una visión perfeccionista de su propia cultura,
es decir, para ellos no existe ninguna otra cultura que pueda ser superior
a la que ellos profesan. Es evidente que los elementos de la propia cultura
sean vistos de una manera positiva a diferencia de las practicas que otros
grupos culturales realizan. Y es menester, referirnos en cuanto a su
ejercicio se refiere este es universal debido a que el etnocentrista siempre
va a creer que su cultura es superior a la de los demás (Silva , 2018).
Un ejemplo, para mejor comprensión se establecería de la siguiente
forma: una cultura tiene la costumbre de que las mujeres se casen a los
12 años; sin embargo, para otras esta acción puede ser vista como
inmoral, aquí se evidencia el carácter universal del etnocentrismo.
Otra teoría que también es de suma importancia es aquella que al igual
que la etnocentrista tiene como problema fundamental la identidad
cultural, por ello se hace necesario tener en cuenta ciertos elementos que
serán mencionados a continuación, esto desde una perspectiva general.

1) qué es aquello que se relativiza —la ontología, las


razones, la verdad, los valores; 2) respecto de qué marco
o contexto se hace relativo lo relativizado, las teorías, los
lenguajes, los esquemas conceptuales, las culturas, y 3)
la fuerza o radicalidad con la que se relativiza algo
respecto de un marco o contexto de referencia. Los
puntos 1 y 2 permiten elaborar dos clasificaciones
distintas de relativismos. (Sánchez Durá, 2013, pag. 36).

Son las mismas culturas quienes definen el marco de relativización ya que,


los fenómenos presentes en la sociedad cambian de tonalidad, contenido,
características y hasta naturaleza; sin embargo, dicho marco de
relativización no es fácilmente identificable, tan es así que palabras como
"pluralismo," "tolerancia," y "aceptación" han tomado nuevos significados, a
medida que los límites de nuestra "cultura" se han expandido. Esto evidencia
el grado de complejidad que se tiene para llevar a cabo formulaciones
exactas de relativismo cultural que tenga en cuenta los valores, razones,
etc. (Silva , 2018).
Por otro lado, esto es así ya que no se ha definido con carácter de
exactitud un método exacto que pueda estudiar los fenómenos de dichas
culturas. Al respecto, debe otorgarse realce a las siguientes afirmaciones:
“…la que habla de la dificultad de establecer criterios de identificación
cultural y la que defiende que el concepto de cultura implica el supuesto
de una unicidad deseada pero nunca dada (Sanfélix, 1997, p. 61).
Por todo esto se dirá que la cultura se basa en las relaciones que los
sujetos forman dentro de un determinado lugar, que es compuesto por
diversos elementos que nos son estáticos sino más bien cambiantes a las
nuevas adaptaciones sociales en que los sujetos se encuentran y que
pueden estar influenciadas por preferencias individuales que se
sobreponen a los de la colectividad. Esto no quita que cada cultura, aun
con el pasar de los años, guarde estructuras definidas, así como también
el desarrollo de sus actividades.
Otra teoría que cobra gran importancia es la llamada teoría evolucionista
que procurando no caer en vulgaridades se la puede definir como “La
transformación a lo largo del tiempo de elementos culturales de una
sociedad” (Hernández, 2016). Esta teoría, como su mismo nombre lo dice
las culturas a medida que la sociedad se globaliza va cambiando
encontrando así nuevas formas de vida y por lo tanto los sujetos que la
integran atraviesan también por cambios, los cuales se han dividido en
tres: el salvajismo, la barbarie y la civilización (Kuper, 2001). Como es
bien sabido, en el salvajismo el hombre se dedicaba a la recolección de
frutas para su supervivencia, luego vino la caza y pesca, junto con otras
apariciones como: el fuego, la flecha finalmente la invención de la
cerámica, en el estado de barbarie, aparece la agricultura y ganadería,
aparece la escritura y finalmente es estado de civilización que a su vez se
divide en antiguo y moderno en la que el hombre vive de manera
democrática. (Silva , 2018).
Para nuestros días, el hombre vive en estado de civilización que supone
mayor raciocinio frente a situaciones que pueden ser nefastas para la
humanidad si no se toman con la precaución necesaria, ejemplo de ello lo
constituye el medio ambiente.
Y finalmente se encuentra la mencionada teoría del deber no
sinalagmático que sustentada desde la perspectiva del ser humano como
sujeto de deberes, esto es, por ser parte de la naturaleza que lo rodea se
encuentra en el deber de cuidar el medio, nótese aquí que desde esta
perspectiva se está mirando en función del ser humano para con su medio
mas no del mismo medio como sujeto de derechos “…por parte del ente
no libre, una imposibilidad ontológica de constituirse en persona en sentido
jurídico y por lo tanto en sujeto de derechos.” (Franciskovic Ingunza, 2012,
pág. 7).
Ahora bien, bajo este criterio lo que se hace plantea es la existencia de
deberes eticos de los seres humanos relacionados al cuidado del medio
ambiente es por ello que se han regulado exisgencias formales, y
normativas, visto de esta manera se hace necesaria una vision a partir de
la admision del deber de cuidado y proteccion del medio que recae sobre
la persona humana, sin considerar como sinalagmatica a dicha postura ya
que no exige un deber u obligacion para respetar los derechos del hombre
por parte del medio ambiente.
Es pertinenete y a la vez importante señalar los reconocimientos
normativos que al respecto se le ha dado al medio ambiente tanto nacional
e internacional, en un primer ejemplo se tiene a la llamada “constitucion
verde” por la cantidad de articulos que tratan al medio ambiente, la mima
que en su articulo 79 establece como un deber del Estado la proteccion
del ambiente y a la vez un derecho de las personas de gozar de él
(Asamblea Nacional Constituyente, 1991) denominada jurisprudencia ha
reconocido tambien a ciertos elementos de la naturaleza como sujeto de
dercho tal es el caso del río Atrato pertenciente a la jurisdiccion colombiana
el cual mediante sentencia de la Corte Constitucional es declarado como
sujeto de derecho con el proposito de conservar, proteger y mantener la
integridad de dicho rio (Acción de tutela interpuesta por el Centro de
Esudios para la Justicia Social "Tierra Digna", 2016), ordenamiento
juridicos como el venezolano, boliviano comtemplan de manera muy
similar la proteccion al medio ambiente. No obstante, ello la Constitucion
de Ecuador es la unica que formalmente reconoce como sujeto de derecho
al medio ambiente en su articulo 10 a fin de garantizar el coorecto
desenvolvimiento del medio y crear el deber del hombre de protegerlo

III. Discusión Teórica


Tal y como se ha reseñado en el acápite existe no solamente una
discusión teórica acerca de las perspectivas de la función del hombre
respecto del medio que lo rodea sino que, dicha discusión se extiende
hacia la función normativa y se deja entrever del reconocimiento
constitucional y legal que se tiene sobre el tema en los diferentes
ordenamientos jurídicos revisados.
En tal sentido es pertinente ejecutar un análisis crítico acerca de la
evolución y consolidación de la figura del medio ambiente, como sujeto
de derecho, por lo que se comenzara con el escrutinio de la teoría
atnoprocentrista que, aunque resulte inverosímil, todavía cuenta con
algunos resquicios en la normatividad fundamental.
Esta teoría guarda una visión arcaica de la función del hombre como
centro del medio ambiente y no como parte del mismo, ello se expresa en
la simple frase: “el hombre y el medio que lo rodea” que expresa esta
falsación de que el ser humano es el artífice capaz de crear modificar,
manipular, transar con los elementos de la naturaleza, comportándose
como amo y señor de la misma.
Dicha visión equivocada ha originado actuaciones irresponsables por
parte del ser humano respecto del cuidado y, si se quiere, respeto de los
elementos naturales del planeta; es por ello, que se presentan conductas
tales como: la tala indiscriminada de árboles, la quema irracional de
árboles, plantas y los microsistemas que en ellos se desarrollan, la
contaminación de ríos, lagos, riachuelos, por acción individual de los
propios ciudadanos o de las empresas informales; entre muchas otras
circunstancias afines que afectan de manera inmediata el ambiente
Con motivo de la última expresión referida a las empresas ya sea formales
o informales que generan contaminación, tales actuaciones suelen ser
respaldadas con visiones etnocentristas, si bien ocultas bajo
justificaciones de interés general, no resultan ser más que caretas que
ocultan intereses particulares y la presunción de que las practicas
socialmente aceptadas en la sociedades imperantes son superiores a las
prácticas y creencias de las sociedades momentáneamente rezagadas.
Un ejemplo muy claro de esto último es el que se presenta de la
regulación interna de la figura de la consulta previa (Congreso
Constituyente de la República, 2011) que difiere de la regulación
contemplada en el convenio 169 de la OIT, en el sentido de que ésta
última respeta la opinión de los pueblos indígenas o tribales acerca de las
medidas administrativas o ejecutivas que se planee llevar a cabo dentro
de su territorio (art. 6) y en el segundo caso se ha contemplado una
salvedad que habilita a los órganos de gobierno a tomar las medidas
antes dichas independientemente de la opinión de los pueblos indígenas
y tribales (art. 13).
Esta situación denota la clara posición etnocentrista que mantiene
nuestro propio ordenamiento jurídico respecto de la normatividad
internacional, subyugando las decisiones de los grupos minoritarios bajo
la indebidamente argüida figura del interés general.
Paulatinamente las posiciones antropocentristas y etnocentristas se han
ido quedando en desuso para darle paso a posiciones que hacen
prevalecer los deberes éticos de los seres humanos bajo una nueva visión
de dignidad que involucra no solo el ámbito personal del ser humano sino
la proyección que este tiene respecto de los demás, ya sean otras
personas, animales, plantas o seres vivos en general. Esta visión
entonces cuneta con criterios de identificación cultural pero no con la
finalidad de discriminación negativa, sino con la intención de dotar de
protección diferenciada en reconocimiento de las autonomías y
características de los grupos minoritarios y en estricto respeto de los
derechos que les asisten; tanto se ha ampliado esta visión que protege,
busca proteger, a la totalidad de los seres vivos animados o inanimados,
con capacidad de ejercicio o solo con capacidad de goce; he ahí la
intervención de dos teorías muy relevantes que cobran vigencia en la
actualidad a los ordenamientos jurídicos contemporáneo: la teoría del
deber no sinalagmático y la teoría evolucionista del pensamiento.
Estas teorías propugnan la concepción de que los seres humanos no son
más el centro del medio que nos rodea, sino que somos parte de los
elementos componentes de la naturaleza y que cualquier disposición o
transformación que pretendamos hacer sobre la misma tiene la obligación
de respetar la cualidad de sujetos de derecho de todos los seres vivos
que la componen; este es el sustento para equiparar a los demás seres
vivos como sujetos de derecho en todo cuanto les favorezca.

IV. Conclusiones

 Las teorías antes mencionadas reflejan la posición del hombre en el


medio ambiente y consecuentemente acerca de la comprensión del
medio como sujeto de derecho.
 Los seres humanos en base a costumbres están tergiversando la
protección del medio ambiente con acciones como la quema de árboles
que presuponen que haciendo dichas acciones atraerán a la lluvia en
tiempos de sequía.
 El ser humano debe ser considerado como elementos del medio
ambiente y no como centro del mismo para poder suponer una mayor
protección del medio en el que vive y del que es parte.
 La visión de dignidad involucra no solo el ámbito personal del ser humano
sino la proyección que este tiene respecto de los demás, ya sean otras
personas, animales, plantas o seres vivos en general.
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