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Jean

p
Andrómaca

Fedra
Introducción y.notas de
Carlos Pujol -
Docror en Filosofía y Letras

%^4
EDITORES
PREFACIO

y TE aquí otra tragedia cuyo asunto está tomado de Eurípi-


J- J- des.1 Aunque haya seguido un camino un poco dife-
rente-del de este autor en el desarrollo de la acción, no he
dejado de enriquecer mi obra con todo lo que me ha pare-
recido que la suya contenía de más brillante. Aunque no le
debiera más que la sola idea del personaje de Fedra, bien
podría decir que le debo quizá lo más razonable 2 que he
llegado a dar al teatro. Nada puede extrañar que este per-
sonaje haya tenido tanto éxito en tiempos de Eurípides, y
. que en nuestro siglo haya ejercido también tanta atracción,
puesto que posee todas las cualidades que Aristóteles exige
en el héroe de la tragedia 3 y que deben suscitar la compa-
sión y el espanto. En efecto, Fedra no es ni del todo cul-
pable ni del todo inocente. Su destino y la cólera de los
dioses le inspiran una pasión ilícita de la que ella es la pri-
mera en horrorizarse. Hace los máximos esfuerzos para ven-
cerla. Prefiere dejarse morir que comunicarla a otros. Y cuan-
do se ve obligada a manifestarla, habla de sus sentimientos
con tal turbación que bien se echa de ver que su crimen es
un castigo de los dioses más que un impulso de su voluntad.
Incluso he procurado hacerla un poco menos odiosa de
como aparece en las tragedias de los antiguos, en las que
toma la resolución de acusar a Hipólito. He creído que la
calumnia era algo demasiado ruin y aborrecible para poner-
la en labios de una princesa que muestra por otra parte sen-

1. Inspirándose en este trágico griego, Hacine ya había escrito La


Tebaida e Ifigenia. En este caso la fuente principal es el Hipólito co-
ronado.
2. «Razonable» tenía el sentido de propio o conveniente.
3. Aristóteles, Poética, cap. XIII.
84 RACINE

timientos tan nobles y tan virtuosos. Semejante ruindad me


ha parecido más adecuada en su nodriza, que podía tener
propósitos más serviles, y que sin embargo no lanza esa fal-
sa acusación más que para salvar la vida y el honor de su
señora. Fedra sólo consiente en ello por encontrarse en
una agitación de espíritu que la tiene fuera de sí, y un mo-
mento después reaparece con la intención de justificar al ino-
cente y declarar la verdad.
En Eurípides y en Séneca Hipólito es acusado de haber
forzado efectivamente a su madrastra: Vim corpas tulit*
Pero aquí sólo se le acusa de haberlo deseado. He querido
evitar a Teseo un deshonor que hubiera podido hacerle me-
nos grato a los espectadores.
Por lo que se refiere al personaje de Hipólito, había ad-
vertido que los antiguos reprochaban a Eurípides haberle
pintado como un filósofo exento de toda imperfección; por
lo cual la muerte de ese joven príncipe causaba mucha más
indignación J que piedad. Me ha parecido preferible atribuir-
le alguna flaqueza que le hiciese un poco culpable respecto a
su padre, sin privarle por'ello de esa grandeza de ánimo
que le mueve a salvar el honor de Fedra y a dejarse calum-
niar sin acusarla. Llamo flaqueza a la pasión que siente a
pesar suyo por Aricia, que es hija y hermana de los mor-
tales e-nemigos de su padre.
La tal Aricia no es un personaje de mi invención. Virgi-
lio dice 6 que Hipólito, después- de que Esculapio le resuci-
tara, la desposó y tuvo de ella un hijo. Y he leído además
en otros autores que Hipólito había desposado y llevado .a
Italia a una joven ateniense de noble cuna que se llamaba
Aricia, y que había dado su nombre a una pequeña ciudad
de Italia.7

4. «Tomó su cuerpo por la fuerza.» Séneca, Hipólito, verso 889.


5. Contra los dioses.
6. Eneida, VII, 761-769.
7. La actual Ariccia, en el Lacio, que fue aliada de Roma.
FEDRA 85

Cito estas autoridades porque me he mostrado muy es-


crupuloso en ser fiel a la leyenda. Hasta he' seguido la his-
toria de Teseo tal como figura en Plutarco. 8
En este historiador he leído que lo que había hecho creer
que Teseo había descendido a los infiernos para raptar a
Proserpina fue un viaje que ese príncipe había hecho a Epi-
ro hacia las fuentes del Aqueronte, en las tierras de un rey
a cuya esposa quería raptar Piritoo; el tal monarca mantuvo
prisionero a Teseo, después de haber dado muerte a Piri-
too. De esta manera he tratado de conservar la verosimili-
tud de la historia sin renunciar al ornato de la fábula, que
tanto contribuye a la poesía. Y el rumor de la. muerte de
Teseo, fundado en ese viaje fabuloso, da lugar a Fedra a
hacer una declaración de amor que se convierte en una de
las causas principales de su desdicha, y que nunca se hu-
biese atrevido a hacer de suponer vivo a su esposo.
Por otra parte tampoco me atrevo a asegurar que ésta
es la mejor de mis tragedias. Dejo que los lectores y el tiem-
po decidan lo que verdaderamente vale. Lo que,,;|sí puedo
asegurar es que en ninguna de mis restantes obras se da
como en ésta tanto realce a la virtud. La sola idea del cri-
men es considerada con tanto horror como el crimen mis-
mo. Las debilidades del amor se juzgan como verdaderas
debilidades; las pasiones sólo se pintan para mostrar todos
los desórdenes de los que son causa; y el vicio se representa
siempre de tal modo que permita conocer y odiar la defor-
midad. Tal es el objeto que ha de proponerse todo el que
trabaja para el público; y eso es lo que los primeros poetas
trágicos tenían presente por encima de todo. Su teatro era
una escuela en la que la virtud no se enseñaba menos, que
en las escuelas de los filósofos. Así Aristóteles se propuso
dar las reglas del poema dramático; y Sócrates, el más sabio
de los filósofos, no desdeñó colaborar en las tragedias de

8. Vida de Teseo, 31.


RACINE

Eurípides. 9 Sería deseable que nuestras obras fuesen tan en-


jundiosas y tan llenas de útiles instrucciones como las de
estos .poetas. Tal vez éste sería un medio de reconciliar la
tragedia con muchas personas, célebres por su piedad y por
su ciencia,10 que en estos últimos tiempos la han condenado,
y que sin duda la juzgarían más favorablemente si los auto-
res se propusieran instruir a sus espectadores tanto como
divertirlos, siguiendo de este modo la verdadera intención
de la tragedia.

9. Según Diógenes Laercio en sus Vidas y sentencias de los más


ilustres filósofos (libro IV, cap. II).
10. Los jansenistas, acérrimos enemigos del teatro.
PERSONAJES

TESEO hijo de Egeo, rey de Atenas.


FEDRA esposa de Teseo, hija de Minos y de Pasífae.
HIPÓLITO hijo de Teseo y de Antíope, reina de las amazonas.
ARICIA princesa de la sangre real de Atenas.
EN'ONE nodriza y confidenta de Fedra. •
TERÁMENES ayo de Hipólito.
ISMENE confidenta de Aricia.
PANOPE mujer del séquito de Fedra.

Guardias.

La escena en Trecenia, ciudad del Peloponeso.


ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA: H I P Ó L I T O , TERÁMENES

HIPÓLITO
Mi propósito es firme, parto, amigo Terámenes,
abandono el asilo de la amable Trecenia.
En la duda mortal que ahora agita mi pecho
me sonroja pensar en un ocio tan largo.
De mi padre alejado hace •más', de seis meses, 5
y aún ignoro la suerte de ese ser tan amado;
hasta ignoro el lugar que le puede esconder.

TERÁMENES
Mas, decidme, señor, ¿dónde vais a buscarle?
Con el fin de calmar vuestros justos temores
he surcado los mares que separa Corinto; " 10
pregunté por Teseo en aquellos parajes
donde el río Aqueronte desemboca en la muerte; n
en la Hélide 13 estuve, y embarcando en el Ténaro M
he cruzado aquel mar que fue tumba de Icaro.' 3
¿Por qué nueva esperanza, en qué tierras felices 15
confiáis vos descubrir de sus pasos las huellas?
¿Y quién sabe si el rey vuestro padre prefiere
que de tan larga ausencia no se rompa el misterio?

11. El istmo de Corinto que separa los mares Jónico y Egeo.


12. El Aqueronte, río de los infiernos, en Epiro.
13. Comarca dei Peloponeso.
14. Extremidad meridional del Peloponeso, hoy cabo Matapán.
15. El mar Egeo, donde ícaro cayó al elevarse por los aires con
unas alas de plumas y cera.
90 RACIME

¿Y si mientras los dos por su vida tememos,


él en paz nos oculta unos nuevos amores 20
esperando tan sólo que una amante burlada...?

HIPÓLITO
Basta, amigo Terámenes, y respeta a Teseo.
~-> • En sus jóvenes yerros no habrá vuelto a caer,
. sé-que no le retiene una indigna atadura;
de su amor sujetando la fatal inconstancia, 25
hace tiempo que Fedra ya no teme a rivales.
Y si voy en su busca cumpliré mi deber
además de escapar de un lugar que me turba.

TERÁMENES
Mas, señor, ¿desde cuándo os espanta pisar
este suelo apacible que de niño os fue caro, 30
y que, yo soy testigo, preferís a lugares
.de pomposo tumulto, a la corte y a Atenas?
¿Qué peligró? r -o.,mejor, ¿qué dolor os aleja?

HIPÓLITO
Ese tiempo feliz pasó. Todo ha cambiado
al mandarnos los dioses a habitar esta tierra 35
la que tuvo por padres a Pasífae y Minos.16

TERÁMENES
Ya comprendo: conozco la raíz de estos males.
Fedra es vuestra aflicción y su vista os ofende.
Peligrosa madrastra, llegó apenas a veros

16. Sin duda el verso más famoso de Hacine, con que se alude a
Fedra, nacida de los amores de Pasífae (reina de Creta que según la.
leyenda se enamoró de un toro blanco que engendró en ella al Mi-
notauro) y del héroe cretense Minos, hijo de Zeus y de Europa (por
esta razón en el verso 862 Fedra se declara de la estirpe de Júpiter,
el Zeus de los griegos).
YEDRA 91

cuando vuestro destierro señaló su poder. 40


Pero el odio que antaño concebía por vos
o bien se ha disipado o ha cedido en su fuerza.
Y decidme, ¿qué males es posible temer
de alguien ya moribundo y que ansia la muerte?
Corroída de un mal que se obstina en callar, 45
Fedra siente el hastío de sí misma y de todo,
¿cómo ..va contra vos a urdir algo maligno?

HIPÓLITO
No es su vano rencor lo que más temo ahora.
Al partir huye Hipólito de otra gran enemiga:
huyo, sí, lo confieso, de la joven Aricia, 50
de esa estirpe funesta que nos es tan hostil.

TERÁMENES
¿Vais a ser vos también muy sañudo con ella?
,7
La dulcísima hermana de los crueles Palántidas
jamás tuvo que ver con"su pérfida estirpe.
¿Por qué entonces odiar su belleza inocente? 55

HIPÓLITO
De haber odio en mi alma no huiría de ella.

TERÁMENES
Oh, señor, ¿permitís que me explique esta huida?
¿Es que acaso no sois el Hipólito altivo,
enemigo implacable de las leyes de amor
y de un yugo que tanto vuestro padre conoce? 60
Desdeñada por vos, tan constante en orgullo,
¿querrá Venus al fin dar razón a Teseo?
Si ella ahora os iguala al común de los hombres, '

17. Hijos de Palante, hermanos de Aricia y sobrinos de Egeo, el


antiguo rey de Atenas, que habían disputado el trono a su primo Te-
seo, por'quien fueron exterminados.
92 RACINE

¿os veréis obligado a incensar sus altares? ,


¿Sentiréis el amor?

HIPÓLITO
Pero ¿qué osas decir? 65
Tú que sabes de mí cuanto puede saberse,
el desdén y el orgullo que cobijo en mí' pecho,
¿cómo puedes pedirme que reniegue, de mí?
No fue sólo la leche de una madre amazona l8
y con ella el orgullo que absorbí y que te admira.' ' •• 70
Una vez ya llegado a la edad de razón,
al ver tal como era aprobé mi talante.
Y a mi lado tú mismo, con un celo sincero,
me contabas entonces de mi padre la historia,
y bien sabes que mi alma, a tu voz muy atenta, 75
se inflamaba al relato de sus nobles hazañas
cuando tú me pintabas a ese héroe intrépido
consolando a los hombres.de la ausencia de Alcides,"
dando muerte a los monstruos, castigando a bandidos
cual Procusto y Cerción, Escirón, Cinis y otros; 20 80
Epidauro y los huesos del gigante dispersos 21
y ese vaho de sangre minotáurica. en Creta.22
Pero cuando contabas hechos menos gloriosos,
amor dado cien veces y aceptado otras tantas;
esa Helena robada en Esparta a sus padres; u 85
Salamina en el llanto que vertió Peribea; u
18. La madre de Hipólito es Antíope, reina de las amazonas.
49. Hércules.
20. Bandidos griegos exterminados por Teseo. •' .
21. Perifetes, gigante de Epidauro que asesinaba a mazazos, y que
también fue muerto por Teseo.
22. El .Minotauro era un monstruo de cuerpo humano y cabeza
de toro, encerrado en el laberinto de Creta, que, se alimentaba de
carne humana. Teseo consiguió matarle. .
23. Antes de ser esposa de Meneíao, la famosa Helena de Troya
fue. raptada por Teseo.
24. Peribea, abandonada por Teseo, casará con Telamón, rey de
Salamina.
FEDRA 93

tantas otras de quienes ni su nombre sabía,


almas crédulas para su engañosa pasión:
es Ariadna contando sus agravios al mar 25
y ahora Fedra raptada con mejores auspicios; 90
sabes bien que escuchando con dolor tus palabras
te decía a menudo que abreviaras la historia.
¡Oh, si hubiera podido borrar todo recuerdo
de esa indigna mitad de tan noble existencia!
¿Voy a verme yo ahora con los mismos grilletes? 95
¿A tal punto los dioses me-querrán humillar?
Mis suspiros serían mucho más despreciables
pues la gloria ganada a Teseo disculpa,
pero yo no he domado ningún monstruo hasta hoy
que me otorgue el derecho que él tenía de errar. 100
Y si acaso mi orgullo se amansara algún día
¿cómo dar a esa Aricia sobre mí tal victoria?
Mis sentidos sin freno, ¿llegarán a olvidar
el obstáculo eterno que separa a los dos?
La detesta mi padre; y con leyes severas 105
ha prohibido que tengan sus hermanos sobrinos:
de una estirpe culpable teme ver nuevos vastagos;
y con ella prefiere sepultar este nombre
y tenerla sujeta hasta el mismo sepulcro
sin dejar que Himeneo tome parte en su vida. H°
¿Abrazar sus derechos contra un padre enojado?
¿No sería un modelo de conducta insensata? •«
Mocedad arrastrada por un tan loco 'amor... " •

TERÁMENES
¡Ah, señor! Si es designio superior que así sea,
no preguntan los cielos qué razones nos guían. ' 115

25. Ariadna, hermana de Fedra, se enamoró de Teseo, a quien


proporcionó el hilo que le permitiría salir del laberinto de Creta; más
tarde huyó con él, pero el héroe la abandonó en la isla de Naxos,
donde se arrojó al mar desesperada.
94 RACINE

Al cerraros los ojos os los abre Teseo.


Y su odio encendiendo un amor que es rebelde
presta nuevos encantos a su gran enemiga.
¿Por qué vais a asustaros de un castísimo amor?
Si algo hay dulce en el mundo, ¿no querréis ni
[probarlo? 120
¿Por qué no liberaros de ese escrúpulo esquivo?
¿-Es posible extraviarse tras las huellas de un
[Hércules? 26
¿Hay tal vez una frente no domada por Venus?
Y vos mismo, ¿qué fuerais, vos hostil a la diosa,
si violando sus leyes, con un púdico ardor 12>
vuestra madre no hubiese dado amor a Teseo?
¿De qué sirve fingir con altivas palabras?
Confesad la mudanza; hace ya algunos días
que se os ve mucho menos, orgulloso y arisco,
ya volando en un carro a la orilla del mar, 130
ya, tan docto en el arte que inventara Neptuno, 27
hacer dócil al freno un indómito potro.
Nuestros gritos ya no hacen que resuenen los bosques;
hay un fuego secreto que es cual plomo en los ojos. .
No es posible dudarlo: vos amáis, arde el alma. 135
Y queréis ocultar ese mal que os aflige.
¿Os cautiva el encanto de la joven Aricia?

' „- . HíPÓ-LITO , -
Parto, amigo Térámenes, volveré con mi padre.

TERÁMENES
Mas, señor, ¿no queréis despediros de Fedra?

HIPÓLITO
Me propongo tal cosa; puedes ir a avisarla. 140

26. Al igual que Teseo, Hércules era también un gran seductor.


27. La equitación.
FEDRA 95

La veré ya que así me lo ordena el deber.


Mas ¿qué nueva desdicha turba, a su fiel Enone?

ESCENA SEGUNDA: H I P Ó L I T O , ENONE, TERÁMEKES

ENONE
¡Ay, señor! ¿Qué aflicción habrá igual a la mía?
Liega casi la reina a su plazo fatal.
Día y noche la observo, pero todo es en vano: 145
en mis brazos se muere de ese mal que me oculta.
Un desorden eterno reina ya en su cabeza
y su inquieto dolor la ha arrancado a su lecho.
Quiere ver la luz clara; y sus hondas congojas
sin embargo me exigen no encontrarse con nadie. 150
Aquí viene.

HIPÓLITO
Ya basta. Me retiro ahora mismo,
que no vea este rostro que le inspira aversión.

ESCENA TERCERA: FEDRA, ENONE

FEDRA
No- sigamos, Enone, no daré un paso más.
Casi no me sostengo, me abandonan las fuerzas.
Me deslumhra la luz que por fin vuelvo a ver 155
y mis piernas no pueden con el peso del cuerpo.
¡Ay!

(Se sienta)

ENONE •
¡Que el llanto os aplaque, poderosas deidades!
96: RACINE

FEDRA
¡Cómo pesan los velos y esos vanos adornos!
¿Y qué mano importuna al trenzar esos nudos
cuidó sobre mi frente de reunir mis cabellos? 160
Todo es cuita y es daño, y a mi daño conspira.

ENONE
¡Entre sí-sus deseos se combaten sin tregua!
Condenando vos misma vuestro injusto talante,
nos pedíais ahora manos para adornaros;
y vos misma, evocando de otro tiempo el impulso, 165
me pedíais salir y otra vez ver la luz.
Podéis verla, señora, ¿y queréis ocultaros?
¿Por qué odiáis esta luz que buscabais cori ansia?

FEDRA
Autor noble y brillante de una triste familia,
. tú de quien se jactaba de ser hija mi madre,28 170
que tal vez te sonrojas al mirarme en mi estado,
es la última vez, oh, tú, Sol, que te veo.

ENONE
¿No podéis olvidar un deseo tan cruel?
¿Os veré para siempre renunciando a la vida,
anunciando funestas voluntades de muerte? . 175

FEDRA
¡Quién pudiera encontrarse a la sombra de un bosque!
Y poder entre nobles polvaredas seguir
con los ojos un carro en su huida veloz.

ENONE
¡Mas, señora!

28. Pasífae, la madre de Fedra, era hija del Sol.


FEDRA 97

FEDRA
¡Insensata! ¿Dónde estoy y qué he dicho?
¿Qué extravío ha sufrido con mi afán la razón?
La he perdido. Los dioses han querido quitármela,
ay, Enone, el rubor cubre todo mi rostro.
Demasiado te muestro mis indignas zozobras;
sin quererlo los ojos se me llenan de llanto.

ENONE
Sonrojaos más bien de un silencio, señora, 185
que os encona los males y los hace violentos.
A mi celo rebelde, sorda a toda palabra,
¿implacable queréis ir perdiendo la vida?
¿Qué locura la troncha a mitad del camino?
¿Qué veneno o qué hechizo ha secado su fuente? 190
Por tres veces las sombras han cubierto los cielo(s
desde que no cobijan vuestros ojos el sueño,
y tres veces el sol ha vencido a la noche
desde que vuestro cuerpo no ha tomado alimento.
¿Por qué atroces empeños os dejáis arrastrar? 195
¿Os juzgáis con derecho a perder la existencia?
Ofendéis a los dioses, los que os dieron la vida;
traicionáis al esposo, al que os ligan promesas;
y por fin tracionáis a la que es vuestra prole
que caerá siendo huérfana bajo un yugo terrible. 200
Pues la misma jornada que les quite a su madre
verá el triunfo de un hijo de mujer extranjera,
ese cruel enemigo de los vuestros, de vos,
eí que estuvo en el seno de una reina amazona,
ese Hipólito...

FEDRA

¡Dioses!
98 RACINE

ENONE
Os conmueve el reproche. 205_

FEDRA
Desdichada, ¡qué nombre me recuerdan tus labios!

ENONE
•Ciertamente, ha estallado con razón vuestra ira:
quiero veros temblar con tal nombre funesto.
Vivid, pues, que el amor y el deber os sostengan.
Sí, vivid, no dejéis que un retoño de escita w 210
a un odioso dominio vuestros hijos someta,
al linaje más alto de los griegos y dioses.
No tardéis, que os está cada instante matando.
Reparad prontamente vuestra fuerza abatida
cuando aún vuestros días que se van a extinguir 215
una llama conservan; reavivémosla ahora.

FEDRA
Demasiado duró mi culpable abandono.

ENONE
Mas, decid, ¿qué aflicción os corroe por dentro?
¿Qué delito os produce turbación tan acerba?
¿Es que sangre inocente vuestras manos manchó? 22Q

FEDRA
J a m á s fueron mis m a n o s criminales, plugiera
a los dioses q u e fuese i n o c e n t e como ellas.

ENONE
Pues ¿qué horrible designio en vuestra alma se oculta
y que os da al corazón ese espanto invencible?
('•'•

29. Las amazonas procedían de Escitia, vaga denominación que


designaba las tierras de ¡a región del mar Negro y el Ca'ucaso.
FEDRA 99

FEDÍLA
Ya te he dicho bastante. Lo demás sólo es''mío. 225
••Moriré sin decir tan .funestas palabras.

ENONE
Morid, pues, y guardad un silencio inhumano;
mas buscad otra mano que los ojos os cierre.
Aunque a vos sólo os quede un tan débil aliento,
bajaré antes que vos hasta el reino de sombras. 230
Mil caminos abiertos siempre allí nos conducen,
y mi justo dolor va a elegir los más cortos.
¡Oh, cruel! ¿Cuándo he sido para vos desleal?
¿No sabéis que al nacer os mecieron mis brazos?
Yo por vos lo dejé todo atrás, hijos, patria. 235
¿Este premio me dais por haber sido fiel?

FEDRA
Di, ¿qué esperas lograr violentando mi ánimo?
Serás presa de horror si yo rompo el silencio.

ENONE
¿Qué otro horror puede ser aún mayor, decid, dioses,
que el de veros morir con los ojos que os miran? 240

FEDRA
Cuando sepas mi crimen y cuál es mi destino,
además de morir moriré más culpable.

ENONE
En el nombre, señora, de mi llanto por vos
y por estas rodillas que ahora tengo abrazadas,
liberad a mi espíritu de una duda funesta. 245

FEDRA
Tú lo quieres. Levántate.
100 RACINE

• ' . ENONE
Os escucho. Decid.

FEDRA
¡Cielos!, ¿cómo decirlo y por dónde empezar?

ENONE
No sigáis-ofendiéndome con tan vanos temores.

FEDRA
¡Oh, aquel odio de Venus! ¡Oh, su enojo fatal!
El amor, ¡qué extravíos inspirara a rrli madre! x

ENONE
¡Oh, señora, olvidémoslos! Y que eterno silencio
guarde tales recuerdos en el tiempo futuro.

FEDRA
Ariadna, ¡qué amor os hirió, hermana mía,
y os dio muerte en la orilla donde fuistes dejada!

ENONE
¿Qué decis, ay, señora? ¿Y qué saña mortal
contra todos los vuestros veo que hoy os empuja?

FEDRA
Ya que Venus lo quiere, de este triste linaje
moriré la postrera y la más desdichada.

ENONE
¿Es que amáis?

FEDRA
Del amor siento toda la fiebre.

30. Pasífae; véase nota 16.


31. Véase nota 25.
FEDRA

ENONE
¿Y por quién?

FEDRA
Vas a oír el horror sin medida.
Amo... No, que a ese nombre se estremece mi ser.
Amo...

ENONE
¿A quién?

FEDRA
¿No conoces al que es hijo de
[Antíope,
a ese príncipe víctima de mis negros furores?

ENONE
¡Sacros dioses! ¡Hipólito!

FEDRA
Le has nombrado tú misma.

ENONE
¡Justo cielo! La sangre se me hiela en las venas.
¡Qué destino! ¡Qué crimen! ¡Oh, qué aciaga progenie!
¡Oh, qué nave fatal la que en pos del horror
nos trajera a esta orilla de la mala ventura!

FEDRA
Más antiguo es mi mal. Cuando apenas me di
y acepté por esposo al que,es hijo, de Egeo,> ... "* ;
me creía la dueña de la dicha y la paz;
en Atenas mostróse mi altanero enemigo.
Y al verle sentí palidez y sonrojo;
se turbó toda mi alma, extraviada ante él;
102 RACINE

no veían mis ojos, no podía ni hablar; 275


y mi cuerpo temblaba y abrasaba a la vez;
supe que era de Venus el ardor espantable,
los fatales tormentos de una casta maldita.
Con un culto constante hice por aplacarla:
construíle un gran-templo, lo adorné-ricamente; 280
le ofrecí el sacrificio de mil víctimas cruentas
y'busqué en sus entrañas mi perdida razón.
¡De un amor incurable qué impotentes remedios!
Pues en vano quemaba ese incienso en las aras,
porque cuando invocaban a la diosa mis labios, 285
¿a quién iba a adorar sino a Hipólito?, y viéndole
hasta al pie del altar mis ofrendas hacía
solamente a ese dios innombrable en mi boca.
Su presencia evitaba. ¡Oh, desgracia sin fondo!
Le veían mis ojos en los rasgos del padre. 290
Por fin, contra mí misma me atreví a rebelarme:
hostigué al corazón para hacerle la guerra.
Me enfrenté al enemigo del que ya era una idólatra,
simulé la aversión de una injusta madrastra;
exigí su destierro, y mi eterno clamor 295
le arrancó finalmente a los brazos paternos.
Respiraba, ay Enone, y una vez él ausente,
más en calma, inocente, transcurría mi vida,
sometida a mi esposo y ocultando mi angustia,
de su unión desdichada cultivaba los frutos. 300
¡Precauciones bien vanas! ¡Cruel destino es el mío!
Por mi esposo traído nuevamente a Trecenia,
aquí está mi enemigo al que había alejado:
y mi herida aún abierta vuelve ai punto a sangrar.
Ya no es sólo un ardor que se oculta en las venas, 305
toda Venus ahora a su presa aferrada.
Por mi crimen concibo un tan justo terror, ,.
aborrezco la vida, mi pasión me da espanto.
Y quisiera muriendo dejar salva la honra
FEDRA 103

y esconder a la luz tan funesta pasión. 310


Resistir no he sabido a tu llanto insistente;
ya te he abierto mi pecho; de ello no me arrepiento
si respetas la hora de mi próxima muerte
no afligiéndome más con injustos reproches,
no invocando solícita, mas en vano, de mí 315
lo que aún resta de alma y que voy a perder.

ESCENA CUARTA: FEDRA, ENONE, PANOPE

PANOPE
Yo quisiera ocultaros una triste noticia,
•mas es fuerza, señora, que sepáis la verdad.
Se ha llevado la muerte al esposo invencible;
desventura tan grande sólo vos la ignoráis. 320

ENONE
Mas, ¿qué dices, Panope? ,.

' PANOPE
Que se engaña la reina
cuando implora del cielo de Teseo el retorno;
que unas naves que dhorá han anclado en el puerto
han traído la nueva de esta muerte hasta Hipólito.

FEDRA
¡Cielos!

PANOPE
Rey necesita elegir hoy Atenas. 325
Unos quieren al príncipe, vuestro hijo, señora;
mas hay quien olvidando del Estado las leyes,
104 RACINE

coronar quiere a aquel que nació de extranjera.32


Hasta dicen que un bando insolente en el trono
quiere ver a la estirpe de Palante y a Ericia. 330
He creído un deber que el peligro supierais.
Hasta dicen que Hipólito se dispone a partir;
y se teme que si él va a acudir a la pugna,
su presencia convenza a ese pueblo voluble.

ENONE
Basta ya, que la reina sabe bien lo que hace, 335
y tendrá muy en cuenta tan valiosa noticia.

ESCENA QUINTA: FEDRA, ENONE

ENONE
Renunciaba,, señora, de vivir a alentaros;
y hasta al mismo sepulcro a seguiros pensaba;
no tenía palabras para haceros vivir;
mas el nuevo infortunio os impone un deber. 340
Vuestra suerte ha cambiado al mudar de semblante:
una vez muerto el rey, su lugar es el vuestro.
Os debéis a ese hijo que ahora os lega su muerte:
será esclavo si os pierde, será rey si vivís.
Su orfandad, oh, señora, ¿qué punta! va a tener? ?45
No tendrá ni una mano que le enjugue las lágrimas,
su clamor inocente llegará hasta los dioses
y así contra su madre se airará su progenie.
Vivid, nada tenéis que poder reprocharos:
vuestro amor se convierte en amor natural. 350
Pues Teseo al morir ha deshecho la' causa
de que vuestra pasión fuese un crimen horrible. .
Ese amor por Hipólito ya no es causa de espanto,

32. Hipólito. V
FEDRA h

y mirarle podréis sin sentiros culpable.


Persuadido tal vez de vuestro odio obstinado,
va a tomar la cabeza de ese bando rebelde.
De su error convencedle, transformad su opinión1.
Sea rey en Trecenia, feliz tierra la suya;
pero hay leyes que otorgan el poder a vuestro hijo
en la altiva muralla que Minerva elevó.33
Uno y otro tenéis una misma enemiga:
es forzoso que entrambos os aliéis contra Aricia.

FEDRA
¡Sea! Voy a seguir los consejos que das.
Voy de nuevo a vivir si la vida me acepta,
y si en trance como éste el amor por un hijo
•• puede aún devolver el valor a mi ánimo.

33. En Atenas, fundada por la diosa Minerva.


ACTO SEGUNDO

ESCENA P R I M E R A : A R I C I A , ISMENE

ARICIA
¿Es posible que Hipólito quiera verme aquí mismo?
¿Que me busque deseando despedirse de mí?
¿Es verdad lo que dices? ¿No te engañas, Ismene?

ISMENE
Es Teseo al morir quien produce este efecto.
Disponeos, señora, a ver cómo hacia vos
vuelan tantas ayudas que apartara Teseo.
Dueña ya de su suerte finalmente es Aricia,
•y muy pronto a sus pies verá a toda la Grecia.

ARICIA
ASÍ, pues, ¿no se trata de un rumor sólo, Ismene?
¿Ya no soy una esclava, ya no tengo enemigos?

ISMENE
N o , señora, los dioses han depuesto su sana;
y Teseo se encuentra con los manes fraternos.34

ARICIA
Pero, di, ¿qué suceso ha cortado su vida?

ISMENE
De su muerte divulgan increíbles relatos.

34. Teseo al morir se ha reunido con los manes de los


das, hermanos de Aricia.
FEDRA 107

Fue raptor, según dicen, de una nueva mujer,


y engulleron los mares al infiel contumaz.
Hasta dicen,'y he oído por doquier el rumor,
que en unión de su' amigo J3 descendió a los infiernos,
y que ha visto el Cocito 36 y las foscas riberas, 385
y que en vida entre sombras infernales anduvo;
mas no pudo salir de tan triste paraje,
ver dos veces la senda que no tiene retorno.

ARICIA
Pero ¿cómo un mortal, sin pasar por la muerte,
puede entrar en el reino de las últimas sombras? 390
¿Le llevaba un hechizo a región tan temible?

ISMENE
Sí, Teseo está muerto, sólo vos lo dudáis.
Gime Atenas por él y Trecenia lo sabe
y corona en Hipólito a su nuevo monarca.
Fedra en este pa-lacio tiembla ya por su hijo 395
y a turbados amigos pide buenos consejos.

ARICIA
¿Y tú crees que va a ser más clemente que el padre,
y que Hipólito hará mi cadena más leve?
Mis desdichas ¿le harán compasivo?

ISMENE
Eso creo.

ARICIA -
Pero, dime, ¿conoces la frialdad de ese mozo? 400
¿Por qué vana esperanza crees que puede apiadarse
eximiéndome a mí de su odio a mi sexo?
35. Piritoo, héroe tesalio hijo de Zeus y amigo de Teseo.
36. Río de los infiernos.
108 • RACINE

Sabes bien que hace tiempo nos rehuye a las dos


y que busca lugares donde no va a encontrarnos.

ISMENE . _ . . . . •
De él sé cuanto se dice, de su adusto talante; 405
pero al gélido Hipólito junto a vos yo le he visto;
y su fama de orgullo, al tenerle tan cerca,
me ha hecho ser más curiosa y observarle mejor.
Y en presencia de vos no ha hecho honor a su fama.
Yo le he visto turbarse ante vuestra mirada. 410
Y sus ojos que en vano rehuir os querían,
no lograban, vencidos, apartarse de vos.
Él no acepta sin duda que le llamen amante,
pero lo es en los ojos, ya que no en las palabras.

ARICIA
¡Ay, Ismene! No sé si hablas con fundamento, 415
pero mi alma te escucha con un ansia sin fin.
Tú que bien me conoces, ¿preveías acaso
que ese triste juguete de un destino implacable,
corazón abrevado de amargura y de lágrimas,
conociese el amor y sus locos quebrantos? 420
Fin de estirpe de un rey de la Tierra noble hijo,07
sólo yo sobrevivo al furor de la guerra.
He perdido en la ñor de la edad a seis hermanos,
¡oh esperanza de aquel tan ilustre linaje!
Lo segó todo el hierro, y la tierra empapada .425
pesarosa bebió de erecteidos la sangre.38
Desde entonces ya sabes que una ley severísima
veda a todos los griegos suspirar por mi amor:
les asusta que encienda temerarias pasiones

37. Erecteo, hijo de la Tierra; es antepasado de Teseo y de los


Paiántidas.
38. Pesarosa por tener que absorber la sangre de los descendien-
tes de su hijo Erecteo.
FEDRA 109

que algún día reaviven las cenizas aquellas. ' ' 430
Mas bien sabes también con qué altivo desdén
yo miraba el recelo del que fue vencedor.
Sabes bien que jamás al amor inclinada,
daba gracias incluso al injusto Teseo
por dichosos rigores que cuadraban a mi alma. 435
Pero entonces mis ojos no sabían de su hijo.
Por los ojos no he sido tristemente hechizada,
no amo en él su apostura ni su porte gentil,
esos dones que quiso darle el cielo al nacer,
y que él mismo desprecia o parece ignorar. 440
Amo en él lo que creo son riquezas más nobles,
la virtud de su padre, pero no las flaquezas.
Amo, a ti lo confieso, ese orgullo magnánimo
que jamás se inclinó bajo el yugo amoroso. .. . .
Fedra estaba orgullosa del amor de Teseo; 445
yo lo estoy mucho más, sin la gloria tan fácil
de que un hombre me dé lo ofrecido a mil otras.
Y de entrar en un pecho que está abierto a cualquiera.
Pero ser vencedora de un talante inflexible
y llevar el dolor hasta un alma inhumana, 450
aherrojar a un cautivo que ignoraba cadenas
rebelándose en vano contra un yugo gustoso:,)
así quiero que sea, y eso roba mi calma.
Desarmar fue más fácil a un Alcides que a Hipólito;
y vencido más veces y antes ya sojuzgado, 455
menos gloria depara a los ojos que triunfan.
¡Pero, Ismene, qué digo! ¡Qué imprudencia la mía!
Va a oponerme, preveo, una gran resistencia.
Y es posible que me oigas, humillada y dolida,
gemir ante el orgullo que hoy en él tanto admiro. 460
¿Puede Hipólito amar? ¿Por qué dicha infinita
yo pudiera vencer...?
110 RACINE

ISMENE
Lo oiréis de sus labios.
Aquí viene.

ESCENA SEGUNDA: H I P Ó L I T O , ARICIA, ISMENE

HIPÓLITO
Señora, no he querido prartir
sin venir a anunciaros cuál será vuestra suerte.
Ya no existe mi padre. Mis fundados temores 465
presagiaban la causa de una ausencia tan larga:
solamente la muerte, atajando sus gestas,
le podía ocultar tanto tiempo a este mundo.
Por fin ceden los dioses a la parca homicida
al que fue compañero, al amigo de Alcides. 470
Que vuestro odio, señora, sus virtudes respete,
escuchad sin airaros lo que es justo decir.
La esperanza mitiga mi tristeza mortal:
voy a hacer que viváis sin severas tutelas,
yo revoco esas leyes de un rigor que aborrezco. 475
Disponed de vos misma, libre sois para amar;
y así en esta Trecenia donde hoy ciño corona
que mi padre heredó de su abuelo Piteo,
y que acaba sin dudas de elegirme por rey,
sed tan libre o más libre que yo mismo lo soy. 480

ARICIA
Tantas son las bondades, que me siento confusa.
Ese afán generoso por honrar mi desdicha
va a ponerme, señor, sin que vos lo queráis,
bajo leyes tan duras como antaño sufrí.

HIPÓLITO
En Atenas vacilan eligiendo a su rey, 485
de vos hablan, de mí y del hijo de Fedra.
FEDRA

ARICIA
¿Que en mí piensan?

HIPÓLITO
Sé bien, nada quiero ocultaros,
que una ley vejatoria me separa del trono.
Me reprochan los griegos una madre extranjera.
Mas si fuera mi hermano mi rival solamente,
tengo yo más derecho y lo haría valer
por encima de leyes arbitrarias, señora.
Pero un freno legítimo entorpece mi audacia:
porque os cedo, o mejor, os devuelvo lo vuestro,
ese cetro heredado tiempo atrás de un mortal
tan ilustre, Erecteo, que pariese la Tierra.
La adopción puso ei trono en las manos de Egeo.'
Bienhechor y guardián fue mi padre de Atenas,
que aclamó alborozada a un monarca magnánimo
y dejó en el olvido, ay, a vuestros hermanos.
Ahora Atenas os llama, os reclama en sus muros.
Demasiado ha gemido por tan largas querellas;
tanta sangre que es vuestra embebieron sus surcos
humeando la tierra que salió de ella misma.
Me obedece Trecenia, y los campos de Creta
dan al hijo de Fedra un holgado refugio.
Ha de ser vuestra el Ática. Parto y voy para vos
a reunir los sufragios divididos entre ambos.

ARICIA
Lo que escucho de vos, asombrada y confusa,
temo casi, lo temo, que ilusión pueda ser.
¿No es un sueño? ¿Creeré en propósitos tales?
¡Oh, señor! ¿Qué dios pudo inspirar vuestro pecho?
j Vuestra gloria es muy justo que celebren los hombres!
¡La verdad excede en tanto a la fama que os dan!
112 RACIME

Mas ¿ p o r qué en favor mío vais a haceros traición? 515


Así, p u e s , n o os bastaba con no odiarme, señor,
ni d u r a n t e ese tiempo no queriendo albergar
intenciones aviesas... •• - - • •• - -

HIPÓLITO
Mas ¿yo odiaros, señora?
Por muy negros colores con que pinten mi orgullo,
¿es que creen que en su seno me llevó acaso un
[monstruo? 520
¿Qué salvajes costumbres, qué aversión enconada
no podrían al veros amansarse en dulzuras?
¿Cómo voy a triunfar de un hechizo engañoso...?

ARICIA
¿Qué decís?

HIPÓLITO . •
Demasiada claridad hay en mis labios.
La razón, según veo, cede al fuego interior. 525
Puesto que he comenzado a romper el silencio,
es forzoso que siga: es preciso que os hable
de un secreto que el pecho ya no puede guardar.
Ante vos está un príncipe que suscita piedad,
verdadero dechado de un orgullo excesivo. 530
Yo que contra el amor con fiereza luchaba,
insultando al cautivo que veía en sus hierros;
que asistía al naufragio de los débiles hombres
como quien las borrascas mira desde la orilla,
hoy sujeto al imperio de una ley que es común, 535
¿qué inquietud me arrebata, qué ansiedad me enajena?
A mi audacia imprudente la ha vencido un instante
y mi espíritu altivo se ve ya dominado.
Los seis últimos meses, humillado, abatido, ;
FEDRA 113

con la herida incurable que desgarra mi pecho, 540


contra vos, contra mí v a n a m e n t e batallo.
Ante vos, quiero huiros; si no estáis, os persigo;
hasta el fondo del bosque vuestra imagen m e sigue;
y la luz de los días, de la noche las sombras,
todo pinta en mis ojos la h e r m o s u r a que esquivo. 5-45
Todo a vos os entrega el indócil H i p ó l i t o .
Y yo mismo, cual fruto de mis vanos afanes,
ando loco en mi busca sin hallarme jamás.
Mis saetas, el arco y mi carro me hastían; 550
he olvidado aquel arte que aprendí de Neptuno; s
mis gemidos consiguen que resuenen los bosques,
mis ociosos corceles olvidaron mi voz.
El relato tal vez de un amor tan violento
al oírme va a haceros sonrojar de vuestra obra.
¡Corazón que se os da con palabras tan bruscas! 555
¡Oh, qué extraño cautivo para un lazo tan bello!
Mas por ello la ofrenda "debe seros más grata.
Recordad que la-lengua can quejas hablo nq.es^mía.
Aceptad este amor, aunque mal expresado,
que sin vos nunca Hipólito llegaría a sentir. 560

ESCENA TERCERA: HIPÓLITO, ARICIA,


TERÁMENES, ISMENE

TERÁMENES
Señor, viene la reina, he corrido a avisaros.
Quiere veros,

HIPÓLITO
¿A mí?

39. Véase nota 27.


114 RACINE

TERÁMENES
Lo que piensa lo ignoro.
Pero ha hecho saber que ha de verse con vos.
Fedra hablaros desea antes de que partáis.

HIPÓLITO
¿Fedra? ¿Qué le diré? ¿Y qué puede esperar? 565

ARICIA
Mas, señor, no podéis a escucharla negaros..
Aunque tanto sepáis de su ánimo hostil,
os obliga su llanto a una sombra piadosa.

HIPÓLITO
Pero mientras os vais. Y yo parto ignorando
si no ofendo al objeto que he erigido en mi ídolo. 570
No sé si el corazón que en las manos os dejo...

ARICIA
Partid, príncipe, haced lo que el pecho os inspira.
Someted para mí la ciudad ateniense.
Todo don que me hagáis yo lo acepto, señor.
Mas pensad que ese imperio de grandeza y de gloria 575
no va a ser a mis ojos vuestro don más querido.

ESCENA CUARTA: H I P Ó L I T O , TERÁMENES

HIPÓLITO
¿Todo está a punto, amigo? Mas la reina se acerca.
Puedes irte, dispon diligente las cosas.
Haz que den •la'señal, corre, ordeña y regresa
a librarme en seguida de un coloquio importuno. 580
FEDRA . • 113

ESCENA QUINTA: FEDRA, H I P Ó L I T O , ENONE

FEDRA (a Enone)
Ya está aquí. El corazón llama a toda mi sangre.
Y hasta al verle he olvidado lo que vengo a decirle.

ENONE
Acordaos de un hijo que en vos sólo confía.

FEDRA
Dicen que de nosotros va a alejaros un viaje,
señor. Traigo mis lágrimas para unir a las vuestras. 585
Vengo en nombre de un hijo a exponer mis temores
Él carece de padre. Y está próximo el día
en que yo deba hacerle de mi muerte testigo.
Su niñez tiene ya enemigos sin número.
Sólo a vos es posible el tomar su defensa. 590
Mas ocultos en mi ánimo hay secretos pesares.
Temo que a sus clamores yo cerré vuestro oído.
Y me espanta que en él vuestra cólera justa
llegue un día a vengar a la madre que odiáis.

HIPÓLITO
Yo no albergo, señora, sentimientos tan ruines. 595

FEDRA
Si me odiarais, sabed que no quiero quejarme.
Vos, señor, me habéis visto obstinada en dañaros;
no podíais leer lo que había en mi alma.
Quise en todo momento provocar vuestro encono.
Donde estaba mandé que vos nunca estuvierais. 600
En secreto y a voces era vuestra enemiga
y quería poner mares entre los dos;
llegué así a prohibir por expresos mandatos
que ante mí nadie osara a mentar vuestro nombre.
116 RACINE

Aunque sólo se mida por la ofensa el castigo, 605


aunque el odio no atraiga más que el odio a su vez,
jamás hubo mujer que merezca más lástima,
menos digna, señor, de un rencor como el vuestro.

HIPÓLITO
Una madre guardiana de la herencia de su hijo
raramente-perdona al hijastro importuno. 610
Yo, señora, lo sé. Los recelos son frutos
muy comunes cuando hay un segundo himeneo.
Cualquier otra me viera con la misma aversión
y tal vez me infligiese más ultrajes aún.

FEDRA
¡Ah, señor! Pero el cíelo, oso aquí proclamarlo, 615
de esta norma común ha querido eximirme.
¡Que un afán muy distinto me consume y me turba!

HIPÓLITO
No queráis, ay señora, torturaros aún más.
Vuestro esposo quizá todavía no ha muerto;
conceder puede el cielo su retorno a este llanto. 620
Le protege Neptuno, y este dios tutelar
no va a ser implorado por mi padre sin eco.

FEDRA
No se ve por dos veces la región de la muerte.
Pues Teseo, señor, vio sus foscas riberas,
no esperéis que los dioses le devuelvan a vos. 625
El avaro Aqueronte nunca suelta su presa;
mas ¿qué digo? No ha muerto. Si respira en vos
[mismo.
Cuando os miran mis ojos creen ver a mi esposo.
Y le veo y le hablo; y el latir... Mas deliro,
la locura que escondo sin querer manifiesto. 630
FEDRA 117

HIPÓLITO
Vuestro amor se declara con efectos pasmosos.
Aunque muerto, Teseo está aún ante vos;
y su amor es hoguera que consume vuestra alma.

FEDRA
Cierto, príncipe, sufro, por Teseo suspiro.
Mas no le amo del modo que le ven los infiernos, 635
cual versátil amante de incontables mujeres <i
que hasta el dios de los muertos deshonraba en su
[tálamo. 40
Sino fiel y orgulloso, y tal vez hasta adusto,
seductor, joven, siempre de los ojos imán.
Cual nos pintan a un dios, como yo os veo ahora. 640
Vuestro porte tenía, vuestros ojos y el habla,
vuestro noble pudor sonrojaba su rostro
cuando fuera a surcar nuestros mares de Creta,
digno objeto de amor de las hijas de Minos.41
¿Vos qué hacíais entonces? ¿Y por qué sin Hipólito 645
de los héroes griegos eligió a los mejores?
¿Por qué siendo aún un niño no pudisteis con él
embarcar en la nave que abordó nuestra orilla?
Vos hubierais matado a aquel monstruo de Creta
a pesar de las vueltas de su vasto cubil. 650
Para ser vencedor en lugar tan confuso
aquel hilo mi hermana os pusiera en la mano.
Pero no, yo la hubiera precedido en hacerlo.
Que primero el amor me inspirara la idea.
Fuese, príncipe, Fedra la que hubiese acudido 655
hasta aquel laberinto a serviros de guía.
¡Qué desvelos me diera ese ser adorable!
No bastara a la calma de una amante aquel hilo.

40. Teseo había descendido a los infiernos con Piritoo para rap-
tar a Proserpina, la esposa de Plutón.
41. Ariadna y Fedra, ambas enamoradas de Teseo.
118 RACIME

Compañera del riesgo que debíais correr,


yo delante de vos caminar eligiese. • - 660_
Y en aquel laberinto Fedra junto con vos
se salvara con vos o con vos se perdiera.

HIPÓLITO
¡Dioses! Pero ¿qué escucho? Mas, señora, ¿olvidáis
'que Teseo es mi padre y además vuestro esposo?

FEDRA
¿Podéis, príncipe, creer que he olvidado todo eso? 665
¿Me juzgáis insensible al valor de mi honra?

HIPÓLITO
Perdonadme, señora. Sonrojado os confieso .-
que acusaba sin causa un discurso inocente.
Mi vergüenza no puede resistir vuestra vista.
Ahora voy...

FEDRA,:;- ... ...


]Ah, cruel! Me comprendes de sobra. 670
Demasiado te he dicho y no cabe la duda.
¡Sabes, pues, cómo es Fedra y cuál es su delirio!
Amo, sí. Mas no creas que en el hecho de amarte,
inocente a mis ojos a mí misma me apruebe;
ni que ruin complacencia destilara el veneno 675
_ que alimenta a ese amor que enloquece la mente.
Desdichada que elige la venganza del cielo,
^tú me execras, mas yo más aún me aborrezco.
Son testigos los dioses, ellos que en mis entrañas
encendieron el fuego que es fatal a mi estirpe. 680
Esos dioses que han hecho una gloria cruel
de extraviar toda el alma de una débil mortal.
!_Busca tú en la memoria y recuerda el pasado.
No tan sólo te huí, oh cruel, te alejé,
FEDRA 119

me obstiné en parecerte inhumana y odiosa; 685


por ser fuerte ante ti aspiré a que me "odiaras.
Mas ¿de qué me sirvieron esos vanos afanes?
Tú me odiabas aún más y yo menos no amaba.
Tus desdichas te daban nuevo encanto a mis ojos.
¡Sufrí tanto deshecha en eí fuego y las lágrimas! 690
Te bastaran los ojos para ver la verdad
sí tus-ojos pudiesen un momento mirarme.
Mas ¿qué digo? ¿Crees que esas vergonzosas palabras
que-me acabas de oír las he dicho a propósito?
Con la angustia de un hijo que quería salvar 695
yo venía a rogarte que olvidaras tu odio.
¡Pobre afán de mi pecho que rebosa lo que ama.
Solamente he podido, ay, hablarte de ti.
Oh, castígame, véngate de un amor tan odioso.
Sé hijo digno del héroe que te diera la vida, 700
libra al mundo de un monstruo que te enoja. ¡La viuda
de Teseo osa amar nada menos que a Hipólito!
Sí, no tengas piedad de ese monstruo espantoso. •
Aquí está el corazón. Hiere aquí con tu acero.
Impaciente, queriendo expiar esta ofensa, 705
se anticipa a tu brazo, va, lo siento, en su busca.
Hiere aquí. Mas si crees que es indigno del hierro
y si tu odio me niega un suplicio tan dulce, .
si no quiere mancharse de vil sangre tu mano,
no hagas nada, consiente en que tome tu espada. 710
Así.

ENONE
¿Qué hacéis, señora? ¡Oh, poderes divinos!
Viene gente. Evitad enojosos testigos;
retiraos, venid, la deshonra es segura.
120 RACINE

ESCENA SEXTA: H I P Ó L I T O , TERÁMENES

TERÁMENES • • • • ' •
¿Huye Fedra o más bien se la lleva'n de aquí?
¡Oh, señor!. Parecéis más que nunca confuso. 715
Sin espada, turbado, demudado de rostro.

HIPÓLITO
Escapemos, Terámenes. Mi sorpresa es extrema.
Sin horror ya no puedo ni mirarme a mí mismo.
Fedra... ¡No, por los dioses! Que en olvido"profundo,
se sepulte por siempre tan horrible secreto. 720

TERÁMENES ;
Si-queréis embarcar está presta la vela.
Pero ,Atenas,*-señor, ya ha elegido a su rey.
Cada- tribu" há^escogido al monarca que quiere.
Muestro-hermano ha triunfado, es el triunfo de Fedra.

HIPÓLITO
¿Fedra?;

••': ' ; ; ^ TERÁMENES


Sí, y* un heraldo que ha venido de Atenas 725
en sus manos ha puesto el poder del Estado.
Señor, su hijo es rey.

. ' HIPÓLITO
¡Dioses Conociéndola, ¿acaso
la virtud es en ella lo que vais a premiar?

TERÁMENES
Sin-embargo hay rumores de que el rey aún respira.
Hay quien dice que ha visto en Epiro a Teseo.
Mas, señor, yo que anduve en su busca sé bien...
FEDRA 121

HIPÓLITO
Poco importa, prestemos atención a esas' voces.
Los rumores, ¿qué dicen y de dónde han salido?
Si en verdad no merecen dilatar mi. partida,...
embarquemos, y á costa, de- cualquier, sacrifkio-
consigamos que empuñen manos dignas el cetro.
ACTO TERCERO

ESCENA PRIMERA: FEDRA, ENONE

^RICIA\
¡Ah! Que aparten de mí todos esos honores.
Importuna, ¿pretendes desear que me vean?
¿Con qué vas a calmar la inquietud de mi espíritu?
Es mejor que me escondas, que ya he hablado en
[exceso.
Mi pasión se ha atrevido a mostrarse a la luz.
Lo que he dicho jamás nadie oírlo debiera.
¡Cielos, cómo me oía! ¡Y con cuántos rodeos
rehuía insensible mis ardientes palabras!
¡Solamente deseaba retirarse cuanto antes!
¡Mi vergüenza crecía junto con su sonrojo!
¡Oh! ¿Por qué has estorbado mi funesto propósito?
¡Ay de mí! Al dirigir a mi pecho su espada,
¿se ha turbado por mí? ¿Me impedía la muerte?
Una vez que mi mano ya la hubiese tocado,
la ha hecho impura a sus ojos inhumanos y fríos;
y el acero infeliz profanara sus manos.

ENONE
Pero en vuestra desdicha no pensáis más que en quejas
y así aumenta ese fuego que tenéis que apagar.
¿No sería más .digno de la estirpe de Minos
procuraros la calma con afanes más nobles?
¿Si un amante es ingrato, recurrir a la huida
y reinar empuñando del Estado las riendas?
FEDRA

FEDRA
¡Yo reinar! ¡Yo tener de un Estado el imperio
si mi débil razón ya no reina en mí misma!
¡Si renuncio a regir a mis propios destinos!
¡Yo que apenas aliento bajo yugos infames!
¡Yo que muero!

ENONE
Alejaos.

FEDRA
No le puedo dejar.

ENONE
¿Vos le hicisteis proscrito y no osáis evitarle? ....

FEDRA
Es ya tarde. Conoce mi pasión insensata.
Del austero pudor he pasado los límites.
He mostrado mi mal a sus ojos triunfales,
y a pesar mío había esperanzas en mí.
Y tú misma por darme algún ánimo al ver
que la vida tenía indecisa en.los labios,
con palabras de halago nuevo aliento me diste.
¿No dejaste entrever que yo amarle podía?

ENONE
¡Ay, de vuestras desdichas inocente o culpable^
por salvaros capaz me sentía de todo!
Mas si ha habido una ofensa que os pudiese doler,
¿de un soberbio podéis olvidar el desdén?
¡.Con qué crueles miradas su obstinado rigor
os dejaba a sus pies prosternada y vencida!
¡Oh, qué odioso le hacía ese orgullo indomable!
¡Oh, si hubiese podido Fedra verle cual yo!
224 RACINE

FEDRA
Puede, Enone, perder la altivez que te ofusca.
Se ha criado en las selvas y es salvaje como ellas.
Rudas leyes hicieron a un Hipólito duro)
Oye hablar del amor y de él nunca ha sabido.
Su silencio tal vez se debió a la sorpresa;
¿no habrá en nuestros reproches desmesura tal vez?

'' ENONE
Recordad que una bárbara lo ha llevado en su seno.

FEDBA
Aunque bárbara escita, también supo de amor.

ENONE
Y por. toda mujer siente un odio absoluto.

FEDRA
De este modo jamás temeré a una rival. 790
Importunos consejos los que ahora me das.
Sirve, Enone, a mi fiebre, mi razón no la sirvas.
Al amor él opone corazón con murallas.
Encontremos la puerta vulnerable al ataque.
Al poder de un imperio se ha mostrado sensible; 795
su atracción por Atenas no ha podido ocultarla.
De sus naves el rostro apuntaba hacia el mar
y la vela flotaba entregada a los vientos.
Ve a buscar de mi parte a ese mozo ambicioso
y haz, Enone, que brille la corona ante sí, 800
que su frente se ciña con la sacra diadema;
sólo pido el honor de ceñírsela yo.
Sea suyo el poder que se escapa a mis manos.
Y que instruya a mi hijo en el arte del mando:
quizá así se avendrá a servirle de padre. 805
Pongo bajo su cetro a la madre y al hijo.
FEDRA 125

Busca todos los medios de doblar su firmeza.


Oirá tus palabras mucho más que las mías.
Insta, llora, suplica; di que Fedra se muere.
810
No te importe tomar una voz implorante.
Haré mías tus frases; sólo en ti ya confío.
Ve, que espero tu vuelta y saber mi destino.

ESCENA SEGUNDA: FEDRA, sola

Tú que ves la deshonra en que estoy confundida,


¡qué implacable eres, Venus! ¿Seguirás humillándome?
Tu crueldad no podría ir más lejos aún. 8Í5
Tu triunfo es completo; cada flecha una herida.
Si deseas, cruel, una gloria mayor,
acomete una presa más indócil a ti;
como Hipólito; te huye, desafía tu cólera
y jamás doblegó su rodilla en tu altar. 820
Y hasta ofende tu nombre sus altivos oídos.
Diosa, toma venganza, que mi causa es la tuya.
Que ame... Pero, ¿es posible que regreses, Enone?
Me detesta y bien veo que no quiere escucharte.

ESCENA TERCERA: FEDRA, ENONE

ENONE
Es preciso, señora, que esa vana pasión 825
sofoquéis. Retornad a la antigua virtud:
le creíamos muerto, pero el rey viene ahora.
Ha llegado Teseo, está aquí, en la ciudad.
Para verle la gente se apresura y se agolpa.
Yo cumpliendo vuestra orden iba en busca de Hipólito 830
cuando oí que hasta el cielo se elevaba un clamor...

L
126 RACINE

FEDRA
Si mi esposo está vivo, no prosigas, Enone.
¡Yo que, indigna, he mostrado un amor que le ultraja!;
vive; basta, prefiero no saber nada más.

ENONE
¿Qué decís?

FEDRA
Lo sabía. No querías creerme • 835
y tu llanto venció a mi justa congoja.
¡Fuera entonces-"tan digna de llorarse mi muerte!;
mas seguí tus consejos, moriré deshonrada.

ENONE
¿Vos morir? "

FEDRA .
¡Justo cielo! ¡Qué jornada nefasta!
Voy a ver a mi esposo y a su hijo con él. 840
Veré cómo el testigo de mi adúltero amor
examina el semblante con que abordo a su padre,
lleno el pecho de quejas que no han sido escuchadas,
y los ojos de llanto que rechaza un ingrato.
¿Es que crees que, celoso del honor de Teseo, 845
va a ocultarle la fiebre que abrasándome está?
¿Dejará que traicionen a su rey y a su padre?
¿Podrá acaso callar la aversión que le inspiro?
Fuera un vano silencio. Pues sé bien mis perfidias,
ay, Enone, no soy la mujer insolente 850
que gozando en el crimen una paz sosegada,
muestra luego un semblante que jamás se sonroja.
Mi extravío conozco, lo convoca el recuerdo. '
Y paréceme ver a paredes y bóvedas
levantando su voz para hacerme reproches, 855
FEDRA 127

esperando a mi esposo para ante él acusarme.


Pues muramos. La muerte va a evitarme el horror.
¿Es desdicha tan grande el cesar de vivir?
No le causa temor al que sufre la muerte.
Sólo temo la fama que tras mí dejaré. 860
¡Tristes hijos, qué herencia espantable la vuestra!
Deberán su valor a la sangre de Júpiter;
un tan-noble linaje va a inspirar justo orgullo,
mas ;qué carga ei reproche de ese crimen materno!
Tiemblo sólo al pensar que alguien pueda algún día 865
con razón acusarles de una madre culpable.
Que abrumados se sientan por un peso fatal
sin osar levantar su mirada del suelo.

ENONE .. .
No es posible la duda, compadezco a los dos;
Jamás fuera un temor más fundado que el vuestro. 870
Mas ¿por qué a esas afrentas aceptáis exponerles?
¿Por qué contra vos misma vais a hacer de testigo?
Es seguro, dirán que culpable fue Fedra,
que temió la venganza de un esposo engañado.
Y feliz será Hipólito porque vos al morir 875
confirmáis expirando sus palabras hostiles.
A quien quiera acusaros, ¿qué podré responder?
Todos ellos sabrán fácilmente acallarme.
Y veré cómo gozan* de su horrible victoria
pregonando ante el mundo la deshonra de vos. 880
¡Oh, antes quiero- que el cielo me consuma en su
[llama!
Mas, a fuer de sincera, ¿todavía le amáis?
¿Cómo veis, oh señora, a ese príncipe altivo?
\
FEDRA
Como un monstruo le veo espantoso a mis ojos.
128 RACINE

ENONE
¿Por qué, pues, concederle tan completa victoria? 885
Le teméis. Atreveos a acusarle vos misma
de ese crimen que ahora él podría imputaros.
¿Quién podrá no creeros? Todo está en contra suya.
¿No dejó en vuestras manos por fortuna su acero?
Os verán agitada, dolorida os recuerdan,
ya su pacire hace tiempo oyó vuestros clamores
y recuerda el exilio que vos misma pedisteis.

FEDRA
¿Me propones culpar, condenar la inocencia?

ENONE
No requiere mi celo más que vuestro., silencio.
Temblorosa cual vos, mi conciencia me grita. 895
Más me veo dispuesta a afrontar a mil muertes.
Pero puesto que os pierdo sin remedio tan triste,
para mí vuestra vida justifica mis actos.
Yo hablaré. Y ofendido por mi aviso Teseo
no querrá más venganza que el destierro de su hijo. 900
Cuando un padre castiga siempre es padre, señora:
un suplicio ligero calma toda su cólera
Mas si fuera forzoso verter sangre inocente,
bien hubiera que hacerlo por salvar vuestro honor.
Que es tesoro sin precio'para osar exponerlo. 905
A las leyes que os dicta vos debéis someteros;' >•
por salvar nuestro,honor que se encuentra en peligro,
inmolémoslo todo, y también la virtud.
Alguien viene; es Teseo.

FEDRA
¡Ah, y con él viene Hipólito!
Su mirada altanera ya me juzga perdida.
FEDRA

Obra como deseas, en tus manos me pongo.


Tan turbada me siento que renuncio a pensar.

ESCENA CUARTA: TESEO, HIPÓLITO, FEDRA,


ENONE, TERÁMENES

TESEO
Cesa al fin la fortuna de querer serme adversa,
y así pone, señora...

FEDRA
No sigáis, oh Teseo,
profanáis sin saberlo esos gestos amables.
No merezco tan dulces.efusiones de.vos...
Habéis sido ofendido. La fortuna envidiosa
en ausencia de vos^se ha ensañado conmigo;
de agradaros, de estar junto a vos soy indigna,
desde ahora las sombras han de ser mi refugio.

ESCENA QUINTA: TESEO, HIPÓLITO, TERÁMENES

TESEO
¿De este modo acogéis, hijo mío, a tu padre?

HIPÓLITO
Sólo Fedra os podrá aclarar el misterio.
Mas si puede cumplirse mi deseo mayor,
permitidme, señor, que jamás vuelva a verla;
aceptad que por siempre el tan trémulo Hipólito
esté ausente de allí donde esté vuestra esposa.

TESEO
¿Tú, hijo mío, dejarme?
130 RACINE

HIPÓLITO
No fui yo quien la trajo.
Fuisteis vos que a esta tierra condujisteis sus pasos.
Vos quisisteis, señor, que Trecenia albergase
'al partir vos- de aquí a la reina y a Aricia. 930
Me confiasteis'a ""mí su tutela y su guarda;
Mas ahora, ¿por qué dilatar mi partida?
"En los bosques mi ociosa juventud"ya ha mostrado
frente a viles contrarios mi destreza con creces.
¿No dejáis que escapando de un indigno reposo 935
mis venablos se tiñan de otras sangres más nobles?
Vos aún no teníais esta edad que es la mía
cuando más de un tirano, más de un monstruo feroz
conocía la fuerza de un intrépido brazo.
Erais ya el gran_ azote de la peor insolencia 940
y el autor de la paz que ambos mares gozaban.42
El tranquilo viajero no corría peligros; ..
y al oír vuestra fama sosegábase Hércules
y confiaba que vos sus trabajos haríais.
Yo soy hijo ignorado de ese padre glorioso, 945
que estoy lejos incluso de emular a mi madre. .
Aceptad que se ocupe mi valor en empresas.
Aceptad que si pudo algún monstruo escaparos,
yo os ofrezca sumiso su honorable despojo,
o si no que una muerte de durable memoria, 950
que haga eternos los días que un fin noble tuvieron,
pruebe a toda la tierra que era digno de vos.

TESEO
Mas ¿qué es eso? ¿Qué horror ha invadido mi reino
y dispersa ante mí tan inquieta familia?
Si al volver he de verme solitario y temido, 955
¿por qué, cielos, me habéis de mi cárcel librado?

42. Véase la nota 11.


FEDRA 131

Yo tenía un amigo y su amor imprudente


al tirano de Epiro le quitara su esposa.
Su amoroso designio me arrastró a pesar mío;
mas la suerte irritada nos cegaba a los dos. 960
Sorprendióme el tirano indefenso y sin armas.
Y así vi a Piritoo, triste objeto de llanto,
que aquel bárbaro daba a unos monstruos crueles
que cebaba con sangre de mortales cuitados.
Y a Teseo encerró en cavernas oscuras, 965
hondas simas cercanas al imperio sombrío.
Tras seis meses los dioses me miraron al fin.
Y burlé a los guardianes que en prisión me tenían.
He librado a la tierra de un atroz enemigo;
se lo di como pasto a los monstruos aquellos; 970
mas entonces, gozoso, cuando voy a reunirme
con los bienes más caros que me han dado los dioses;
o mejor, cuando mi alma, ya devuelta a.sí misma,
sólo aspira a saciarse de tan cara visión,
se me acoge tan sólo con temor y zozobra: 975
y ante mí todo huye, todo evita mis brazos.
Y así al ver. el temor que mi vista provoca,
aún quisiera'encontrarme en la cárcel de Epiro.
Hablad. Fedra se queja de haber sido ofendida.
¿Quién ha sido el traidor? ¿Por qué no me han
[vengado? 980
Tantas veces sirvieron estos brazos a Grecia,
¿y ahora Grecia da asilo a tan gran criminal?
¿No queréis responderme? ¿Es que mi hijo, es que
[Hipólito
forma parte también de ese bando enemigo?
Regresemos. No puedo soportar más la duda. 985
Descubramos a un tiempo al culpable y el crimen.
Y que Fedra me diga por qué está tan turbada.
132 RACIME

ESCENA SEXTA: H I P Ó L I T O , TERÁMENES

HIPÓLITO
¿Para qué esas palabras que me llenan de espanto?
¿Es que Fedra perdida en su extremo delirio
va a querer acusarse y perderse a sí misma?
¿Qué dirá el rey? ¡Oh, dioses! ¡Qué funesta ponzoña
ha esparcido el amor entre todos nosotros!
Hasta yo enamorado, provocando su odio.
¡El que antaño me viera qué distinto me ve!
Los más negros augurios sobre mi alma se ciernen.
Mas al fin la inocencia ¿va a temer algún mal?
Adelante, busquemos un ardid adecuado
que conmueva a mi padre despertando su afecto
y le muestre un amor que se puede enturbiar,
mas que nada en el mundo va a poder arrancarme.
ACTO CUARTO

ESCENA PRIMERA: TESEO, ENONE

TESEO
¿Qué noticias escucho? • ¿Un traidor-temerario
infiriendo ese ultraje al honor de su padre?.
¡Me persigues, destino, con rigor y con saña!
Ya no sé dónde voy ni sé dónde me encuentro.
¡Oh, bondad, corazón" al que pagan tan mal!
¡Oh, qué audaces propósitos! ¡Detestable designio!
Para ver el triunfo de sus negros amores,
insolente a la fuerza decidió recurrir.
Es su espada, la he visto, de su furia instrumento.
Yo con ella le armé para un uso más noble.
¿No han podido frenarle de la sangre los lazos?
¿Y por qué demoraba su castigo mi esposa?.
El silencio de Fedra ¿no salvaba al culpable?

ENONE
Fedra sólo pensaba en un padre afligido.
La perversa intención de un amante furioso 1015
y el ardor criminal que veía en sus ojos
la mataban, señor, y su mano asesina
apagaba la luz inocente en sus ojos.
Yo le vi alzar el brazo y a salvarla corrí.
A mí sola le debe vuestro amor el tenerla; 1020
de su angustia apiadándome y de vuestro temor,
sin quererlo he servido como voz de sus lágrimas*
134 RACINE

TESEO
¡Oh, qué pérfido! Ahora -sé por qué palidece.
Yo le he visto temblar por el miedo ante mí.
Me ha asombrado la escasa alegría en su rostro; 1025
. sus abrazos tan fríos han helado mi afecto.
Mas ¿acaso ese amor criminal en que arde
eía ya manifiesto cuando estaba en Atenas?

ENONE
" Acordaos, señor, que la reina lloraba.
Un amor criminal causa todos sus odios. 1030

TESEO
¿Y en Trecenia ese fuego se ha encendido otra vez?

ENONE
Os he dicho, señor, todo cuanto ha pasado.
H e dejado a la reina en mortales zozobras.
Permitid que ahora os deje y que vaya con ella.

ESCENA SEGUNDA: TESEO, HIPÓLITO

TESEO
¡Ah, aquí viene! ¡Oh, dioses! Ante un porte tan
[digno, 1035
¿quién no hubiera caído, como yo, en el engaño?
¿Pqr qué brilla, en la frente de un adúltero infame
ese signó sagrado que denota virtud?
Mejor fuera que indicios indudables hicieran
ver el fondo del alma en los pérfidos hombres. 1040

HIPÓLITO
¿Me diréis, oh señor, qué funesta inquietud
ensombrece y anubla vuestro augusto semblante?
¿No es posible confiar tal secreto a mi fe?
FEDRA . 135

TESHO
¿Pero aún osas, oh pérfido, parecer ante mí?
Monstruo no fulminado por los cielos, impuro 1045
malhechor como aquellos que borré de la tierra.
Tras llevar los deseos de un amor innombrable
con furor hasta el tálamo de tu padre, te atreves
a mostrar ante mí tu semblante enemigo.
Vuelves a esos lugares que conocen tu infamia 1050
y no vas a buscar bajo cielos ignotos
tierras donde mi nombre desconozcan aún.
Traidor, huye y no quieras desafiar a mi odio
y tentar a una cólera que no sé cómo freno.
Ya me tiene abatido el oprobio perenne 1055
de haber dado la vida al peor criminal,
y tu muerte no quiero que empañando mí fama
de mis nobles trabajos manche ahora la gloria.
Huye, pues, y si temes un castigo inmediato
que te iguale a la hez que abatí con mi mano, 1060
cuida bien que jamás ese sol que te alumbra
no te vea imprudente pisar estos lugares.
Huye, digo; apresúrate sin posible retorno,
de tu horrible presencia libra a todo mi reino.
Te recuerdo, Neptuno, que después de limpiar 1065
de asesinos infames tus riberas antaño,
a manera de premio a mi esfuerzo fructuoso,
conceder prometiste lo que yo te pidiera.
En los largos rigores de, mi cruel cautiverio
no imploré ni un momento tu poder inmortal. 1070
Avariento del don que esperaba de ti,
reservaba el deseo para causas mayores.
Hoy te imploro venganza para un padre infeliz.
Abandono a un traidor a tu ira temible;
haz ahogar en su sangre sus deseos nefandos: 1075
por tu furia Teseo tu bondad va a saber.
136 ' RACINE

HIPÓLITO
¡De un amor criminal Fedra a Hipólito acusa!
Oh, ese colmo de horror sobrecoge mi alma;
tantos males a un tiempo de improviso se
[abaten
que no tengo palabras y me falta la voz. 1080

TESEO
Esperabas, traidor, que en silencios cobardes
sepultase mi esposa tu brutal insolencia.
Fue un error al huir el dejar en sus manos
el acero que prueba a quien hay que acusar;
fue un error, mejor dicho, no acabar tu perfidia '' 1085
y quitarle a la vez la palabra y la vida.

HIPÓLITO
Ante embuste tan ruin, justamente irritado
debería dar voz hoy aquí a la verdad,
señor; mas callaré un secreto que es vuestro.
Tolerad el respeto que me sella los labios; 1°90
sin que crezcan aún más todas vuestras congojas,
recordad mi pasado y pensad en quién soy.
Siempre hay crímenes nuncios de los crímenes
[grandes.
Y quien fue más allá de unos límites justos
puede un día violar el derecho más santo; 1095
la virtud como el crimen poco a poco procede;
no se ha visto jamás la inocencia más tímida
pasar súbitamente a la extrema licencia.
En un día un mortal de virtuoso no pasa
a cobarde asesino, a incestuoso perverso. H00
Yo, criado a los pechos de una casta heroína,
a su sangre jamás he traído deshonra.
Al salir de sus manos a adiestrarme aceptó
FEDRA 137

mí maestro Titeo, en Trecenia el más sabio.43


No quisiera pintarme con exceso de elogios, H05
mas si alguna virtud me otorgaron los dioses
yo, señor, sobre todo creo haber demostrado
mí aversión al delito que ahora vos me achacáis.
Toda Grecia conoce el talante de Hipólito.
m
La virtud he extremado hasta hacerla aspereza. "
De mi temple se sabe el rigor inflexible.
No es más pura la luz que el secreto de mi alma.
Y pretenden que Hipólito, profanando un amor...

TESEO
¡Miserable, es tu orgullo el que dice tu culpa!
m
Tu frialdad, bien lo veo, tiene odiosos motivos. 5
Sólo Fedra atraía tus impúdicos ojos,
y cualquier otra amada te dejaba insensible,
desdeñando albergar inocentes amores.

HIPÓLITO
Padre, no, el corazón, por qué voy a ocultarlo,
ha caído en las redes de un castísimo amor. H20
Yo os confieso de hinojos la verdad de mi agravio:
amo, sí, no lo niego, contra vuestros mandatos.
Es Aricia la dueña de mi amor y albedrío:
la palántida sangre ha vencido a vuestro hijo.
La idolatro, y mi alma, contra vos rebelada, H25
sólo vive y suspira por su dulce persona.

. -TESEO- .
¡Cielos! ¿La amas? Mas no, la artimaña es grosera.
Dices ser criminal para así disculparte.

43. Piteo era un antiguo rey de Trecenia, célebre por su sabidu-


ría; casó a su hija con Egeo, rey de Atenas, y educó a su nieto Teseo
y a su bisnieto Hipólito.
138 RACINE

HIPÓLITO
Desde hace seis meses la rehuyo y la amo; " -
tembloroso venía a decíroslo ahora. 1130
Mas, señor, ¿es que nada va a poder convenceros?
¿Con qué atroz juramento va a aquietarse vuestra
[alma?
Queda tierra, que el cielo,-que la vida que alienta...

TESEO
iNunca deja ei malvado de apelar al perjurio.
Calla, calla, y evítame un ocioso alegato, 1135
si tu falsa virtud no presenta otras pruebas.

HIPÓLITO
Os parece engañosa y capaz de falsía,44
pero Fedra en secreto es más justa conmigo.

TESEO
Tu osadía va a hacer que descargue mi cólera.

HIPÓLITO
¿Será largo el destierro, qué lugar elegís? 1140

TESEO
Si dejaras atrás las columnas de Alcides,45
fuera aún muy cercana la presencia de un pérfido.

HIPÓLITO
Acusado de un crimen tan horrible como ést'e,
condenado por vos, ay, ¿qué amigos tendré?

TESEO
Anda en busca de amigos cuya estima funesta -1145

44. Se refiere a su virtud, aludida en el verso anterior.


45. Las columnas de Hércules, el estrechcr de Gibraltar, donde
terminaba el mundo conocido por los antiguos.
FEDRA 139

al adúltero apruebe y dé honor al incesto,


desleales, ingratos, sin honor y sin ley,
que protejan a un monstruo de maldad como tú.

HIPÓLITO
¿Vos me habláis sin cesar de aduiterio y de incesto?
Gallaré. Sin embargo, Fe^dra tuvo una madre, 1150
Fedra. tiene un linaje, vos, señor, lo sabéis,
que de tales horrores sabe más que mi estirpe.

TESEO
¿Tu furor ante mí pierde toda reserva?
Es la última vez que te ordeno partir.
Sal, traidor. No provoques que un colérico padre 1155
con oprobio te obligue a dejar este reino.

ESCENA TERCERA: TESEO, solo

Desdichado, te esperan infalibles desgracias.


Por el río que inspira a los dioses temor *
lo juró él gran Neptuno; cumplirá su palabra.
La venganza de un dios te persigue implacable. 1160
Yo te amaba, y aún siento que a pesar de tu ofensa
mis entrañas por ti se conmueven de duelo.
Mas tú mismo mq obligas a que yo te condene.
¿Sufrir pudo algún padre un ultraje mayor?
Dioses justos que veis el dolor que me abruma, 1165
¿cómo pude engendrar tan culpable heredero?

46. El Estix o Estige, río de los infiernos. Cuando los dioses ju-
raban por él su juramento era solemne e irrevocable.
140 RACINE

"ESCENA CUARTA: FEDRA, TESEO

FEDRA
A vos vengo, señor, llena de un justo espanto.
Vuestra voz pavorosa ha llegado hasta mí.
¿Ha seguido el castigo a la cruel amenaza?
Si es que aún llego a tiempo, perdonad a vuestro hijo, 1170
os suplico que en él respetéis vuestra estirpe.
Evitadme el horror de clamores de muerte.
Que no sienta en mí misma un eterno dolor
por la sangre vertida por la mano paterna.

TESEO " '


No, señora, mi sajigre no ha manchado mi mano; 1175
mas sabed que el ingrato va a tener su castigo.
A una mano inmortal la misión he confiado.
Lo juró el gran Neptuno. La venganza es segura.

FEDRA
¿Que Neptuno os juró? ¿Vuestra ira ha pedido...?

TESEO
¿Es que acaso teméis que me escuchen los dioses? 1180
Oh, no, unios a mí en tan justo deseo,
y con todo su horror su delito contedme.'
Avivad una cólera que es pausada y remisa.
De sus últimos crímenes vos aún no sabéis.
Contra vos su delirio se desata en injurias. 1185
Vuestros labios, afirma, son los de una impostora,
y pretende que Aricia de su amor es la dueña
dice amarla.

', -' FEDRA


¿Qué escucho?
FEDRA 141

TESEO
Ante mí lo ha afirmado.
Pero sé rechazar una treta tan burda.
Yo confío en Neptuno y en su pronta justicia. 1190
Ahora voy a su altar para allí recordarle
la promesa inmortal de cumplir su palabra.

ESCENA QUINTA: FEDRA, sola

Vase. ¿Qué nueva extraña ha llegado a mi oído?


¿Y qué fuego se enciende otra vez en mi alma?
¡Cielos, qué sorprendente novedad tan funesta! 1195
Yo acudía volando en ayuda de su hijo;
desoyendo las súplicas de mi Enone aterrada,
me rendía al tormento que roía mi pecho.
¿Y quién sabe hasta dónde me llevara mi impulso?
Tal vez hasta llegase a acusarme a mí misma, 1200
De no haberme atajado las palabras, tal vez
la espantosa verdad escapase a mis labios.
¡Ama Hipólito y nada, nada siente por mí!
Tiene Aricia su fe,,, tiene Aricia su amor,
¡Dioses! Cuando le hablaba, el ingrato implacable 1205
me miraba orgulloso con semblante enojado, -
y creí que al amor era siempre insensible
y que contra mi sexo todo entero era hostil.
Sin embargo, otra pudo deshacer su frialdad;
a sus ojos crueles otra pudo hallar gracia. 1210
Se conmueve quizá fácilmente su pecho.
Sólo a mí es incapaz de mirarme sin ira.
¿Por qué voy a empeñarme en tomar su defensa?
142 RACIME

:
. '' ESCENA SEXTA: FEDRA, ENONE •••-__

FEDRA
Cara Enone, ¿no sabes lo que ahora me han dicho?

••.•." ENONE
. __¿Nada sé; pero vengo temblorosa, es bien cierto. 1215 -
Me horroriza el propósito que hasta aquí os ha traído;
he temido un delirio que dé frutos funestos.

FEDRA
.¿Quién lo hubiera creído? ¡Tener una rival!

ENONE
¿Qué decís?

FEDRA
Ama Hipólito, ya no cabe la duda.
Ese adusto enemigo de apariencia indomable
a quien nada ablandaba y enojaban las quejas,
ese tigre al que siempre yo miraba con miedo, •
sometido y domado tiene ya un vencedor;
y fue Aricia quien supo abrir brecha en su ánimo.

ENONE
¿ E S posible?

FEDRA
¡Ah, dolor todavía ignorado! 1225
¿A qué nuevo tormento me destina la suerte?
Cuanto llevo sufrido, mis temores, mis ansias,
el ardor de mis fiebres, el horror de mi culpa
y la injuria inclemente de un fracaso cruel
eran débil ejemplo del tormento que sufro. 1230
FEDRA W

¡'Los dos se aman! ¿Que embrujo ha empañado mis


[ojos?
¿Cómo verse pudieron? ¿Desde cuándo? ¿Y en
[dónde?
Lo sabías. ¿Por qué me dejaste engañar?
De su amor escondido ¿no podías hablarme?
¿Les has visto a menudo conversar, estar juntos? Í235
¿Se ocultaban quizás en los bosques sombríos?
¡Ay! Su amor no es furtivo, nada teme a la luz.
Aprobaban los cielos este idilio inocente;
y sin culpa seguían su atracción amorosa,
cada día para ellos era claro y sereno. 1240
Y yo triste desecho de la humana natura,
me ocultaba del sol, rehuía la luz.
Sólo osaba implorar a una diosa, la muerte.
Esperaba el momento en que al fin expirase.
Me nutría -de hiél, me saciaba de lágrimas, 1245
y al saberme observada mi desdicha ni aun
se atrevía en el llanto a ahogar todas mis penas;
saboreaba temblando tan funesto placer;
y escondiendo mis cuitas bajo un aire sereno,
me veía forzada a privarme del llanto. 1250

ENONE
Mas ¿qué fruto tendrán esos vanos amores?
Nunca más se verán.

FEDRA
Se amarán para siempre.
Mientras yo estoy hablando, ¡oh, mortal pensamiento!,
desafían la ira de una amante insensata.
Y a pesar del destierro que les va a separar, 1255
se hacen mil juramentos del amor más constante.
No, no puedo sufrir esa dicha fatal.
Compadécete, Enone, de mi furia de celos,
144 RACINE

y que Aricia perezca. Es preciso en mi esposo


reavivar contra estirpe tan odiosa la cólera. 1260
Y que no se contente con ligeros castigos:
más culpable es la hermana que los ruines Palántidas.
En mi afán vengativo voy a ir a implorárselo.
Mas ¿qué digo? ¿Hasta dónde la razón me extravía?
¿Yo celosa? ¿Y Teseo a quien quiero implorar? 1265
¡Está vivo mi esposo y arde aún-mi pasión!
¿Y cuál es el objeto al que aspiran mis ansias?
Se me eriza el cabello al oírme a mí misma.
Han colmado mis crímenes la medida, y percibo
un olor en mí misma de impostura e incesto. 1270
Homicidas, mis manos, prestas ya a la venganza,
en la sangre inocente sólo quieren hundirse.
¡Miserable! ¿Y aún vivo? ¿Y sostengo la vista
del sol santo del cual a la postre desciendo?
Yo desciendo del padre y señor de los dioses; 47 1275
todo el cielo y el mundo lleno está de mi estirpe.
¿Dónde puedo esconderme? En la noche infernal.
Mas ¿qué digo? Mi padre tiene allí la urna atroz; n
en sus manos severas la pusiera la suerte:
es el juez infernal de los pálidos hombres. 49 128°
¡Cómo va a estremecerse esa sombra espantada
cuando vea a su hija presentarse a sus ojos,
confesando por fuerza tantas viles acciones,
quizá crímenes que los infiernos ignoran!
¿Qué dirás, padre mío, ante todo ese horror? 1285
Veo ya de tu mano cómo cae la urna;
creo verte buscando algún nuevo suplicio,
con virtiendo te así de tu sangre en verdugo.
¡Oh, perdón! Un dios cruel ha perdido a los tuyos:
Ve cuál es su venganza en tu hija extraviada. 1290

47. Júpiter, el padre de Minos.


48. Minos era uno de los tres jueces de los infiernos.
49. Pálidos porque se han convertido en sombras.
FEDRA 145

¡Ay! Del crimen horrible que avergüenza mi frente


jamás mi corazón ha cogido los frutos.
Hasta el último aliento me persigue el dolor
y al morir pongo fin a mi larga tortura.

ENONE
No cedáis, oh señora, a un injusto terror. 1295
Ved con ojos benignos un error disculpable.
Vos amáis. No es posible luchar contra el destino.
Dispusieron los astros ese embrujo fatal.
¿Es acaso un prodigio inaudito en el mundo?
¿Es que acaso el amor sólo triunfa de vos? 1300
La flaqueza es la ley natural más humana.
Sois mortal y sufrís lo que sufren mortales.
Os quejáis de ese yugo que nació con el tiempo.
Recordad que los dioses,, del Olimpo habitantes, •.
cuyo estrépito horrible causa espanto ai deliro,50 1305
han tenido también prohibidos amores.

FEDRÁ
¿Oigo bien? ¿Qué consejos sin empacho osas darme?
¿Quieres hasta el final darme aún más ponzoña,
desdichada? Así fue como tú me perdiste.
Yo ya huía la luz, tú me hiciste afrontarla. 1310
Y tus ruegos me hicieron olvidar el deber.
Yo que a Hipólito huía, tú me has hecho mirarle.
¿Por qué tu intromisión? Y tus labios impíos
le acusaron mintiendo, calumniando su vida.
Él tal vez morirá, pues de un padre insensato 1315
el sacrilego voto puede verse cumplido.
Basta ya de escucharte. Vete, monstruo execrable:
vete, deja que viva mi destino fatal.
¡Ojalá el justo cielo dignamente te pague!

50. Los rayos y truenos.


146 RACINE

Y ojalá tu suplicio sirva así de escarmiento 1320


a los que como tú, con las tretas más ruines,
favorecen flaquezas halagando a los príncipes
en lo que el corazón les inclina hacia el mal,
y se atreven del crimen a allanarles la senda.
Lisonjeros odiosos, don quizá el más funesto 1325
que la ira del cielo puede hacer a los reyes.

E N O N E , sola
¡Dioses! Para servirla he caído en horrores.
¿Ésta ha sido mi paga? Merecido lo tengo.
ACTO QUINTO

.. ESCENA PRIMERA: HIPÓLITO, ARICIA

ARICIA ' .'


¿Por qué vais a callar en tan grave peligro?
¿No sacáis de su error a ese padre que os ama? 1330
Oh, cruel, si el poder despreciáis de mi llanto,
si aceptáis de buen grado no volver nunca a verme,
partid ya y alejaos de la tan triste Aricia;
mas al menos salvad vuestra vida al partir.
Defended vuestro honor de un reproche infamante 1335
y forzad a Teseo a que 4anule su voto.
Aún hay tiempo. ¿Por qué, por qué antojo, decidme,
cedéis todo el terreno a la cruel que os acusa?
¿Por qué no abrir los ojos a Teseo?

HIPÓLITO
No puedo.
¿Cómo voy a mostrarle mancillado su tálamo? 1340
¿Cómo puedo, al hacerle un relato veraz,
de un indigno sonrojo a mi padre cubrir?
Sólo vos conocéis ese odioso.misterio.
Sólo puedo confiarme a los dioses y a vos.
No he podido ocultaros, juzgad cuál es mi amor, 1345
todo cuanto quería ocultarme a mí mismo.
Mas tened por secreto lo que os he revelado.
Olvidad, si es posible, que os acabo de hablar.
Y que nunca esos labios, que son puros, señora,
se abran"para contar tan horrible suceso. 1350
148 RACINE

La equidad de los dioses ha de ser mi esperanza.


Ellos han de querer que se imponga lo justo.
Y algún día el castigo caerá sobre Fedra,
no podrá rehuir la ignominia justísima.
Es la única cosa que me atrevo a exigiros. 13
Lo demás sea pasto de mi cólera libre.
Dejad ya el cautiverio al que os tienen sujeta;
atreveos -a huir y a seguirme en mi huida;
partid lejos de tierras profanadas, funestas,
donde sólo ponzoña las virtudes respiran;
ocultad vuestra huida con el magno revuelo
que provoca en las gentes mi imprevista desgracia.
Puedo daros los medios para huir en secreto.
Míos son los guardianes que hasta ahora tenéis;
defensores ardidos va a tener nuestra causa;
Argos quiere acogemos, ¿esáe Esparta nos llaman:
que oigan nuestros clamores los amigos comunes;
no dejemos que Fedra, usurpando lo .nuestro,
nos despoje del trono paternal a los dos
y prometa a su hijo lo que va a arrebatarnos. 1370
La ocasión es propicia, no conviene perderla.
¿Qué temor os retiene? Parecéis vacilar. . . ' . • ' '
Sólo vuestro interés'me ha empujado a esta audacia.
Cuando soy todo llama, ¿por qué os veo de hielo?
¿O teméis compartir de un proscrito la suerte? 1375

ARICIA
¡Ay, señor, tal destierro me sería tan grato!
¡En qué raras delicias, vuestra suerte siguiendo,
de los otros mortales viviría olvidada!
Mas, no estando ligados por un tan dulce vínculo,
¿no será una deshonra huir junto con vos? 1380
Sé que no va a ofender al honor más severo
escapar de Teseo, que me tiene cautiva.
No sería romper la tutela paterna;
FEDRA 149

siempre es lícito huir del tirano que oprime.


Mas, señor, vos me amáis; y mi honor azorado... 1385

HIPÓLITO
No, no, en mucho estimo el valor de vuestra honra.
Un más noble propósito me ha traído hasta vos:
escapad al peligro y seguid a un esposo.
Desdichados, mas libres, ya que el cíelo lo quiere,
no depende de nadie que nos una el amor. 1390
Himeneo no siempre se acompaña de antorchas.
De Trecenia en las' puertas y entre antiguos sepulcros
donde yacen los príncipes de mi estirpe, hay un templo
sacratísimo que es el terror del perjuro.
Los mortales allí nunca juran en vano, 1395
pues reciben los pérfidos inmediato castigo;
y temiendo encontrar una muerte segura,
es el freno mayor que conoce el mendaz.
Permitid que allí mismo empeñemos los dos
la solemne palabra de un amor perdurable. 1400
Será nuestro testigo la deidad de este templo,
a la cual pediremos que nos sirva de padre.
Y yo voy a invocar a los dioses más santos,
a la casta Diana y también Juno augusta,
pondré a todos los dioses de mi amor por testigo 1405
confirmando la fe de mis firmes promesas.

ARICIA
Viene el rey. Huid, príncipe, y partid al momento.
Ocultando mi fuga ahora debo quedarme.
Mas dejad junto a mí a algún guía leal
que conduzca hacia vos el temor de mis pasos. 1410
150 RAC1NE.

ESCENA SEGUNDA: T E S E O , ARICIA, ISMENE

TESEO
Alumbrad mis tinieblas, quered, dioses que pueda
encontrar la verdad que aquí vengo a buscar.

ARICIA _
Tenlo todo dispuesto, fiel Ismene, hay que huir.

ESCENA TERCERA: TESEO, ARICIA

TESEO
Muda vuestro color, parecéis muy turbada.
Oh, señora, ¿mi .hijo conversaba con vos? 1415

ARICIA
Me decía, señor, un adiós para siempre.

TESEO
Vuestros ojos supieron al rebelde domar;
sus primeros suspiros habrán sido obra vuestra.

ARICIA
Yo no puedo, señor, ocultar la verdad:
vuestra injusta aversión no ha heredado vuestro hijo; 1420
él jamás me ha tratado como autora de crímenes.

TESEO
Ya comprendo. Os juraba un amor para siempre.
No confiéis demasiado en su pecho inconstante;
sé que a otras mujeres ha jurado lo mismo.

ARICIA
¿Qué decís?
FEDRA m

TESE o
Procurad que no sea voluble. *425
¿Vais acaso a admitir tan horrible reparto?

ARICIA
¿Toleráis, oh señor, que palabras atroces
ensombrezcan el curso de una vida tan bella?
¿Cómo, vos no sabéis lo que hay dentro de su alma?
¿Cómo no distinguís la inocencia del crimen? 1430
¿Sólo a vuestra mirada un odioso celaje
os oculta virtudes manifiestas a todos?
¡Basta ya de entregarle a unas lenguas malvadas!
No dejéis que persista vuestro voto homicida.
¿No teméis, oh señor, que los cielos crueles 1435
en su odio por vos cumplan vuestros deseos?
A menudo en su cólera nuestras súplicas oye,
suelen ser sus presentes el castigo de crímenes.

TESEO
Vos queréis, mas en vano, excusar su delito.
Vuestro amor os ofusca en favor del ingrato. 1440
Mas yo tengo testigos que me dan la certeza:
con mis ojos he visto la verdad de las lágrimas.

ARICIA
Desconfiad, oh señor. Vuestro brazo invencible
ha librado a los hombres de incontables engendros.
Mas no todos han muerto, vive un monstruo aquí
[mismo. 1445
Un... Vuestro hijo, señor, me ha vedado nombrarlo.
Conociendo el respeto que os profesa aún ahora,
para no entristecerle no diré nada más.
Tan discreta como él, dejo vuestra presencia
por no verme obligada a romper el silencio. 1450
152 RACINE

ESCENA CUARTA: TESEO, solo

¿Qué ha querido decirme? ¿Y qué oculta un discurso


comenzado cíen veces, otras tantas truncado?
¿Embaucarme pretenden con tan vana maniobra?
¿O se habrán concertado para darme tortura?
Mas yo-mismo, a pesar de mi extremo rigor, 1455
una voz quejumbrosa oigo dentro del alma.
¿Qué secreta piedad me enajena y me aflige?
Es preciso que a Enone interrogue de nuevo.
Quiero ver hasta el fondo la verdad de este crimen.
Id en busca de Enone, guardias, sola la quiero. 1460

ESCENA QUINTA: TESEO, PANOPE

' . ' . . ' PANOPE


Nada sé del propósito que medita la reina,
pero es tal su zozobra que tememos lo peor.
Su semblante espejea un mortal desespero;
y su rostro está pálido como un signo de muerte.
Con oprobio alejada de su regia presencia, 1465
en el más hondo mar ha ido Enone a arrojarse.
No sabemos la causa de tal acto frenético;
y las aguas eterna sepultura le han dado.

TESEO
¿Qué decís?

PANOPE
Mas su muerte no ha calmado a la reina.
Más turbado parece su inseguro talante. 1470
Se la ha visto calmar sus secretos dolores :
abrazando a sus hijos y en su llanto bañándolos;
mas de pronto renuncia al amor maternal
FEDRA 153

y su mano espantada los aparta de sí.


Da por guía el azar a su paso indeciso; 1475
su mirada extraviada ni a nosotros conoce.
Por tres veces ha escrito; y cambiando de idea,
por tres veces ha roto la iniciada misiva.
Id a verla, señor; acudid en su ayuda.

TESEO
Muerta Enone y ahora ¿Fedra quiere morir? 1480
¡Quiero ver a mi hijo, que ante mí se defienda!
Que le busquen, que me hable, necesito escucharle.
¡Oh, Neptuno, retrasa tu funesto favor!
Ojalá mi deseo no llegara a cumplirse.
He creído tal vez a testigos infieles, 1485
no debió apresurarse mi crueldad a invocarte.
Si se cumple mi voto pierdo toda esperanza.

ESCENA SEXTA: T E S E O , TERÁMENES

TESEO
¿Vienes solo, Terámenes? De mí hijo ¿qué' has hecho?
Te lo había confiado en la más tierna edad.
Pero ¿qué es ese llanto que te veo verter?. 1490
¿Y mi hijo?

TERÁMENES
¡Oh afanes ya tardíos y vanos!
¡Cuan inútil ternura! Ya no alienta vuestro hijo.

TESEO .
¡Dioses!

TERÁIMENES
Vi perecer al mortal más amable
y me atrevo a decir que sin mancha de culpa.
U4 HACINE

TESEO
¿Que no alienta mi hijo? ¿Yo le tiendo los brazos 1495
e impacientes los dioses aceleran su muerte?
¿Quién me lo ha arrebatado? ¿Qué centella veloz?

TERÁMENES
Franqueábamos ya de Trecenia las puertas,
"él estaba en su carro; afligidos los-guardias
su silencio imitaban rodeándole todos; 1500
pensativo seguía de Micenas la senda;
sostenían las riendas flojamente su mano.
Sus soberbios corceles que veíanse antaño
ardorosos y nobles someterse a su voz,
con mirada doliente, la cabeza inclinada, 1505
concordar parecían con sus tristes ideas.
Un horrible alarido desde el fondo del mar
fue a turbar de los aires un momento el reposo;
y una voz formidable surgió bajo la tierra
como un eco gimiente de aquel grito temibje. 1510
Hasta el fondo del cuerpo nuestra sangre se
[heló;
se erizaron las crines de medrosos caballos.
Y entretanto en el lomo de la líquida masa
un peñasco marino borbotea de pronto;
la gran ola se acerca y al romperse vomita 1515
entre espumas un monstruo que es la furia encarnada.
Su cabeza va armada de unos cuernos terribles;
cubren todo su cuerpo amarillas escamas;
como un toro indomable o un dragón impetuoso,
se retuerce su grupa en sinuosos repligues. 1520
Su estridente mugido estremece la orilla:
con horror mira el cielo aquel monstruo salvaje.
Se conmueve la tierra, todo el aire es ponzoña.
Hasta el mar que lo trajo retrocede asustado.
Todos huyen; renuncian a un inútil valor 1525

ji,
FEDRA 155

y en el templo vecino todos buscan refugio.


Sólo Hipólito siendo hijo digno de un héroe,
sus caballos detiene, sus venablos empuña,
se dirige hacia el monstruo y con mano certera
le produce en el flanco una herida profunda. < 1530
Salta el-monstruo rugiendo de dolor y de rabia,
se desploma mugiendo ante aquellos caballos,
se retuerce y. les muestra unas fauces en llamas
que les cubren de fuego y de sangre y de humo.
Les domina el espanto, y esta vez como sordos 1535
no conocen ni en el freno ni la voz que les llama.
Su señor se consume en esfuerzos inútiles,
el bocado enrojecen con espuma sangrienta.
Y hay quien dice que vio en tan fiero tumulto
que hasta un dios aguijaba su corcel polvoriento. 1540
El temor les empuja a través de las rocas;
gime un eje y se rompe; el intrépido Hipólito
ve volar en pedazos su astillado carruaje;
cae mientras se enredan en su cuerpo las riendas.
Excusad mi dolor. Esta imagen cruel 1545
será fuente perpetua de mi río de lágrimas.
Oh, señor, estos ojos vieron cómo a vuestro hijo
arrastraban caballos que su mano nutrió.
Él quisiera llamarlos y su voz les asusta. .'
Corren. Todo su cuerpo es muy pronto una llaga. 1550
La llanura resuena de un clamor doloroso.
Y por fin cede su ímpetu, aminoran el paso,
se detienen no lejos de las tumbas antiguas
que los fríos despojos de los reyes albergan.
Corro allí suspirando y su guardia me sigue. 1555
De su sangre tan noble un reguero nos guía:
los peñascos son rojos y las hórridas zarzas
tienen restos sangrientos de sus mismos cabellos.
Junto a él yo le llamo; y me tiende la mano,
moribundo abre un ojo que se cierra de súbito. 1560
1S6- _MCIKB^

«Me arrebatan los cielos una vida inocente»,


dijo. «Cuando haya muerto vela tú por Árida.
Fiel amigo, si un día, ya instruido mi padre,
la desdicha lamenta de este hijo sin culpa,
que apacigüe mi sangre y mi sombra doliente 1565
con el trato mejor que le dé a su cautiva.
Díle que le devuelva...» Así expira aquel héroe
no dejando en mis brazos más que un cu'erpo-sin.
i [forma-,
triste objeto en que triunfa de los dioses la cólera.
Y en el cual no vería a su hijo ni un padre. .. 1570

TESEO
¡Oh, hijo mío! Esperanza que a raí mismo he robado.
Implacables deidades, demasiado me oísteis.
¡Qué congojas mortales llenarán mi existencia!

TERÁMENES
Al lugar temerosa llegó entonces Aricia.
Acudía, señor, para huir de vuestra ira 1575
a tomar por esposo a vuestro hijo en el templo.
Se aproxima: ve roja y humeante la hierba;
y ve entonces (¡qué horror de unos ojos amantes!)
el cadáver de Hipólito, sin color y sin forma.
Quiere al punto dudar de su propia desdicha; 1580
no creyendo que ante ella está el héroe que adora,
ve ai amado ante sí y pregunta por él; ,- .
cuando al fin ya segura de tenerle delante,
con mirada tristísima a los dioses acusa;
y gimiente, de hielo, con el alma en los labios, 1585
a los pies de su amado se desploma insensible.
A su lado está Ismene que se baña en sus lágrimas,
la devuelve a la vida, o mejor al dolor.
Y yo vengo hasta vos detestando la luz
TEVRA 151

a -efedros de un héroe las postreras palabras, 1590


para daros, señor, el funesto mensaje -
que de aquel corazón expirante escuché.
Mas aquí viene ya su mortal enemiga.

ESCENA SÉPTIMA; TESEO, FEDRA, TEKÁMENES,


PANOPE, guardias

TESEO
Bien lo veis, vos triunfáis y he perdido a mi hijo.
¡Qué temores me asaltan! ¡Y qué crueles sospechas, 1595
disculpándole a él, me consternan aún más!
Mas, señora, ya ha muerto; esta víctima es vuestra:
sea injusta o legítima, esta muerte es vuestra obra.
Que mis ojos persistan en los mismos engaños.
Pues que vos íe acusáis, criminal yo ie creo. 1600
Tengo ya suficiente causa para mis lágrimas'
sin tener que indagar más odiosas verdades
que no van a calmar el dolor que ahora siento
y que acaso aumentaran más aún mi desdicha.
Permitidme que lejos de esta tierra y de vos 1605
esta imagen sangrienta trate al fin de olvidar.
Perseguido sin tregua por recuerdos mortajes,
desterrarme quisiera de. la faz de la tierra. _v i :
Todo clama venganza por mi inicua justicia, • •
De mi nombre la fama hasta acrece el suplicio. ' 1610
De ser menos famoso me ocultara mejor.
Odio incluso el favor con que me honran los dioses;
y me voy a llorar sus sangrientas mercedes
sin volver a cansarles con inútiles ruegos.
Lo que hicieren por mí, su funesta bondad 1615
no podría pagar io que ya me han quitado.
1J8 RACÍ'NE

FFJJRA
No, Teseo, yo rompo tan injusto silencio.
Necesito gritar la inocencia de Hipólito.
Él jamás fue culpable.

TESEO
¡Desdichado de mí! •
— "Por creeros a vos le acusé y condené. 1620
¡Oh, cruel! ¿Y pensáis que esa sola disculpa...?

FEDRA.
Poco tiempo me resta, escuchadme, Teseo.
Fui yo quien se atrevió a posar su mirada >
incestuosa en vuestro hijo, que era casto e inocente.
Puso el cielo en mi pecho, una fiebre funesta; 1625
lo demás fue tocio obra de la pérfida Enone.
Temerosa que Hipólito, al/'saber, mi.delirio,
reveíase pasión tan horrible a sus ojos,
la maldita, abusando de mi'extrema flaqueza,
ella misma corrió a acusarle ante vos._ 1630
Al huir de mi cólera castigóse.a.'sí misma,
ha buscado en el mar un suplicio más dulce.
El acero ya hubiera mi destino segado,
mas dejaba gemir"-la virtud err entredicho. •
He venido ante vos a decir mi maldad; 1635
bajaré hasta los muertos por un lento camino.
He absorbido y ya corre por mis venas ardientes
. la ponzoña que trajo hasta Atenas Medea."1
Siento ya el corazón por veneno invadido
que en mí expira entre un trio que hasta ahora
[ignoraba. 1640
Solo veo a través de una nube este cielo
y a mi tcposo ultrajado por mi sola presencia.

51. Esposa de Jasón, célebre por sus filtros mágicos.


EEDRA 159

)que priva de la luz a mis ojos


¿¿•sevúelve a la luz que manchaban.

PAÑOPE
¡Señor, muere!
TESEO
Ojalá de una acción tan horrible 1645
expirara con ella el recuerdo a la vez.
De mi error, ay, cruelmente disipada la niebla,
nuestro llanto mezclemos a la sangre del hijo.
De ese hijo querido abracemos los restos;
hay que expiar la locura de mi atroz petición. • 1650
Tributémosle honores merecidos con creces;
y aplaquemos también sus coléricos manes
ai hacer que a pesar cíe una injusta famüía,
sea como hija mía desde ahora su .amada.

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