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Hay algo en mi sopa

Tema elegido:

Recuperación de alimentos y nuevas tendencias de


alimentación.

Humanidades III: En la punta de la lengua: El arte de escribir y del


buen comer
Departamento de Humanidades

Asesor Académico
Liz Alejandra Soriano Wilches

Coordinador del curso


Liz Alejandra Soriano Wilches

Presentado por
Martha Lucía Ortiz Cárdenas
Grupo 1 | 2S18

Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano


Bogotá, 10 de Noviembre de 2018
Colombia
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano
Humanidades III
En la punta de la lengua: El arte de escribir y del buen comer
Docente: Liz Alejandra Soriano Wilches

Crónica: ​Hay algo en mi sopa ​(Entrega Final)


Autor:​ Martha Lucía Ortiz Cárdenas

Descripción del documento

Presentación y entrega final de crónica, que incluye: título del texto, pregunta de
investigación, metodología, desarrollo de la metodología, bibliografía. Realizada en la
semana 15 y 16. Sin modificaciones previstas.

Palabras clave
Comida, sopa, acto de comer, alimento, ingesta, cuerpo, incorporación, ser humano,
hambre, placer, sabor, distopía, libertad, recuperación de alimentos, seguridad alimentaria.

Metodología
● Presentación tema
● Contexto revisión de artículos, crónicas y entrevistas
● Presentación de conceptos clave en estilo literario
● Desarrollo de tema
● Premisas
● Conclusión
● Bibliografía

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Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano
Humanidades III
En la punta de la lengua: El arte de escribir y del buen comer
Docente: Liz Alejandra Soriano Wilches

Crónica: ​Hay algo en mi sopa ​(Entrega Final)


Autor:​ Martha Lucía Ortiz Cárdenas

Hay algo en mi sopa

Una lluvia de manos cae sobre cubos y julianas de colores, parece haber una tarea para cada
una entre tablas, cuchillos y ollas. En medio, una voz suave da instrucciones, es una mujer
joven de cabello rubio, estatura media, que va de lado a lado. La saludo y le pregunto en qué
puedo ayudar, ella menciona que todavía está pendiente picar cebolla y algunas cosas que a la
mayoría de los voluntarios no les agrada. Voy a llorar. Eso, mientras ella me cuenta la magia
de la sopa que se está elaborando pues los alimentos usados -en esta preparación- no han
tenido un costo y serán entregados de igual manera. Algunos de ellos están expuestos en una
mesa a medio mantel y Lorena empieza a hablarme de la forma de las papas y de la
zanahoria. La zanahoria tiene una forma no habitual, básicamente podría caminar con esa
división en su punta; la papa, en cambio, tiene una serie de protuberancias que llaman hijos,
que resulta algo muy particular e indeseable en esos imaginarios que vende la publicidad. Son
feas y lo feo, regularmente, se desecha. Lorena me aclara que ninguno de los tubérculos o
verduras exhibido está dañado y que los más maduros tienen condiciones microbiológicas
óptimas, que: ​todo lo recuperado puede ir a la olla. ​De hecho, hay cuatro recipientes
gigantes, habrá que obviar el “échele más agua a la sopa” pues tras una ojeada por ahí, hay
más sopa que gente.

En tanto, la cebolla ha logrado el llanto. Llegué a pensar que podría ofrecer cada lágrima por
esta causa, hasta que una mujer de cabello muy corto, pañoleta en la cabeza y gafas me indicó
cubrirme la nariz. Luisa, que parece el tipo de persona sin tiempo, me habla de forma
concreta y me urge haciendo un recuento de lo que Lorena, Karen, Nathalia, Antonuela, otros
y ella han pasado, los últimos 2 días, para recuperar estos “feos” y hacer Disco Sopa, dice:
para encantar a la gente y evitar el desperdicio​. Pero quién nunca ha cocinado, como es mi
caso, no tiene una técnica para evitar el ridículo o el hambre mientras cocina; ineludibles
entonces en este espacio abierto, invadido por la música y el primer aroma que sale de la

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Docente: Liz Alejandra Soriano Wilches

Crónica: ​Hay algo en mi sopa ​(Entrega Final)


Autor:​ Martha Lucía Ortiz Cárdenas

sopa. Sí, el estómago llama la comida, cruje porque el aroma lo sorprende y el plato parece
lejano aunque se tenga la conciencia de que estará lleno. Los cocineros, como Luisa, tienen el
oido entrenado para escuchar el hambre y el paladar para solucionarlo. Ella, no tarda en traer
unos mangos bastante maduros y mezclar delante mío la ocurrencia que tuvo para ofrecerme
un ceviche de mango. De pronto, ese olor que todo lo alcanza, tropical y picante; irreverente
para la hora que corresponde al almuerzo -de la que el plato fuerte se aleja por cuestiones
técnicas-, me procura un todo en la boca que Pavlov entendería sólo hasta el estimulo pero no
hasta el placer. La entrada, de fondo amarillo y cubos morados, alcanza para todos los
presentes -los que preparan y los que ven-, unos ciento cincuenta pero no hay posibilidad de
repetición.

Me ha quedado la inquietud del oído de Luisa, escuchar el hambre debería ser un don más
común aunque quienes están presentes pueden ser juzgados como una orquesta de buenos
músicos, haciendo algo para luchar en contra de los estómagos vacíos. Así, con los datos del
desperdicio en las tablas de picar, aparece un absurdo 34% (treinta y cuatro por ciento) de la
producción agrícola nacional en desperdicio, una cifra que llena 10 veces la represa de Prado
y con la que cada colombiano puede tener una sopa para cada día por un mes. ¡A servir! tras
casi 3 horas al fuego, la sopa es una realidad. Se presenta la comisión de repartición, los que
indican dónde formarse, quienes reparten los platos y cubiertos, y los que sirven. Hay dos
opciones: la vegetariana y la que no.

Se suspende la música y Lorena agradece la participación, recuerda que los alimentos han
sido recuperados-y la calidad de los mismos -desde la microbiología, su área-, explica con
entusiasmo la filosofía del movimiento civil ​Disco Soupe de origen francés y sus
mandamientos. Algunos que sólo han llegado a comer, entienden tras las palabras de Lorena
de dónde sale lo que están cuchareando; para ellos, por sus rostros, es imposible que algo así
en abundancia y delicia sea gratis. Lo que rebosa la boca a veces también alegra el alma
porque después de todo en la punta de la lengua, sólo se percibe algún sabor; comer, en

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cambio, es un acto completo; profundo, como todos los procesos que se apartan de lo que
puede verse, que median seres diminutos y enzimas. Comer es la relación biológica que obra
la energía del universo dentro del cuerpo para procurarle vida y la relación psicológica y
social que coacciona la interacción entre seres.

Mientras Lorena recibe felicitaciones, abrazos y cumplidos por el menú, alguien cuenta el
número de sopas entregadas, entre la saciedad y la gula, casi se puede multiplicar por dos (2).
Entonces, se anuncia el número de platos ofrecidos, hay aplausos y doscientos treinta (230)
kilos de comida que no fueron a dar al tiradero. De esto hace ya dos años.

Lorena viajó, reside actualmente en USA y aunque no está el movimiento sigue. Hace apenas
un par de semanas asistí por cuarta vez a Disco Sopa, finalmente -luego de tres intentos- se
hizo en la Tadeo, en medio del Festival N_N con ritmos y arte urbano. Nuevamente coincidí
con Karen y Nathalia, esta vez eran ellas las jefes de cocina, inmersas en la complicidad que
juega a favor de los mandamientos de Disco Sopa y que se resume en el estampado de la
camisa de Karen: Pride. Ellas habían recolectado 280 kilos de comida, yendo plaza por plaza,
rescatando alimentos que terminarían en la basura sin calmar alguna tripa. La preparación fue
de nuevo colaborativa, con una suerte de extraños que se van sumando en medio de la
voluntad y el hambre con la promesa de la comida gratis y de aprender algo del arte de la
cocina. Nathalia es generosa con lo que sabe y no se puede huir del deseo de aprender, cómo
evitar sorprenderse y querer replicar las papas al vapor con la mayonesa de pimentones
maduros ahumados o la vinagreta de aguacate ¿cómo olvidarlas?

Disco Sopa ya no es un asunto de fe, quienes asisten cambian sus hábitos, su vida; entienden
el sentido de la abundancia y terminan como Karen y Nathalia en avanzada por la veintiséis
(26) con quinta, más allá de las siete de la noche después de repartir trescientas (300) sopas,
alimentando a los sin techo. La pobreza y el hambre son un mismo malestar bajo los puentes,
comparten su origen y se reproducen entre la mala administración y el despilfarro. Por eso, la

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Crónica: ​Hay algo en mi sopa ​(Entrega Final)


Autor:​ Martha Lucía Ortiz Cárdenas

sopa es la demostración democrática del desperdicio y la abundancia. De esta, que es


amarilla, se ha guardado una última taza para verificar que hay algo en la sopa y ante todo
que hay sopa.

Bibliografía

Morris, J., Collins, L., Lasseter, J. (Productores) y Stanton, A. (Director). (2008). ​Wall-e
[Ciencia ficción, Comedia, Romance]. EEUU. Walt Disney Pictures, Pixar, Animation
Studios.

Fischler, C., (1990), ​L’homnivore,​ Paris, France, Odile Jacob.

Royte, E., (marzo de 2016). El futuro de la comida. ​National Geographic. Vol. 38 (3), p. 4-25

FAO Argentina, (2014). ¿Qué es Disco Sopa?. Argentina: FAO. Disponible en:
http://www.fao.org/argentina/noticias/detail-events/es/c/251550/

Disco Soupe (2012). Disco Soupe. Francia. Disponible en: ​http://discosoupe.org/

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Autor:​ Martha Lucía Ortiz Cárdenas

Notas del autor

Conceptos y Preguntas clave


● Desigualdad alimentaria, seguridad alimentaria, soberanía alimentaria.
● Hambre, recuperación de alimentos, alimentos feos.
● Acceso informático - seguridad alimentaria
● Giro cognitivo, naturaleza humana, experiencia corporal… base de las humanidades
recientes.
● Fenomenología
● Brazil, Terry Gilliam, 1983
● La comida se incorpora, se vuelve parte del cuerpo. ¿Qué pasa cuando nos
alimentamos de cosas que no tienen identidad?
● Desarrollo de la subjetividad
● Se afecta el cuerpo… se afecta la identidad.

Argumento
● La necesidad de proponer una cultura del consumo de alimentos que aleje al ser
humano del hambre y el desperdicio.

Metodología
● Premisas
● Concepto
● Desarrollo
● Conclusión
● Bibliografía

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