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La película empieza con vibrantes escenas con Helen como un ser a la deriva haciendo su
voluntad dentro y fuera de la casa, Annie Sullivan la nueva instructora quien quedo ciega a
la edad de 10 años, pero mediante un serie de operaciones, recupero suficiente visión para
poder subsistir sin ayuda. Helen es su primera alumna y su experimento para ayudar a otros.
Cuando llega a la casa de Helen, se encuentra con una familia que ha mantenido a la niña a
su antojo ante la incapacidad de los padres para poder educarla. La familia posé ideas
preconcebidas sobre la discapacidad de su hija “una enfermedad sin cura” no comprende
la dificultas ni la situación en la que se encuentra Helen una niña que no puede comunicarse,
consienten sus caprichos reforzando las conductas negativas para que de esta forma no
moleste, hay sobreprotección por parte de ellos, miedo a que le pase algo. Obviamente sus
carencias físicas (ceguera y Sordera). Solo se dan cuenta de los defectos de su hija, y no del
potencial de su inteligencia.
Entre los puntos en común podemos destacar la similitud ante la sobreprotección que estos
padres ejercían sobre Helen y la que se sigue dando en niñ@s con discapacidades hoy en
día. Esta sobreprotección es perjudicial ya que la mayoría de las veces no le deja
desarrollarse además de que, como se puede observar, en ocasiones hay una gran falta de
obediencia de las normas y límites.
Por parte del padre, el hecho de que su fin no fuera que su hija aprendiera, sino que
simplemente fuera “domada o amaestrada”, demuestra una excesiva ignorancia acerca de
lo que padecía su hija, y hasta donde podía llegar ella.
Y por último en el caso de Anna, los métodos que utilizaba aunque eficaces eran un poco
extremos, aunque se entiende por la época, y por qué desconocía otros métodos y otras
técnicas.
Las condiciones de trabajo.
Contratos.
El contrato es el acuerdo formal entre quien presta sus servicios profesionales por cuenta ajena y quien requiera de
estos servicios. Debe contener información en cuanto al salario, las funciones, el lugar habitual de trabajo, horario
normal, vacaciones remuneradas, etcétera.
En todos los países se admiten y son válidos los contratos verbales en donde no tengas que firmar nada, aunque
siempre es recomendable que obtengas uno por escrito. Algunos tipos de contrato como los de tiempo parcial y de
interinidad deben realizarse necesariamente por escrito.
En cualquier caso, la legislación comunitaria obliga al empresario a informar por escrito al trabajador de las
disposiciones principales de la relación laboral.
Salarios.
Conviene que tengas en cuenta que no en todos los países existe un salario mínimo regulado por ley como ocurre
en España. Sí existen en Francia, en Bélgica, en Islandia, en Luxemburgo, en los Países Bajos y en Portugal. Como
norma regular te recordamos que en todo el ámbito de la Unión Europea se suelen acordar por los convenios
colectivos o por acuerdos individuales entre el trabajador y la empresa.
Jornada de trabajo.
Hay diferencias en cuanto al límite máximo legal permitido en cada país pero encontrarás que según los lugares la
jornada normal varía de entre las 36 y las 42 horas de trabajo semanal. El contrato y los convenios serán quienes
determinen este punto.
Las vacaciones.
Los días de vacaciones anuales obligatorias varían entre los 20 y los 30 a los que hay que sumar los días festivos
oficiales que encontrarás entre 8 y 12 según los países.
En caso de problemas.
Si tienes problemas en tu lugar de trabajo (despido improcedente, discriminación, asuntos de salud y seguridad u
otros) puedes acudir a los comités de empresa que existirán si el centro tiene un número suficiente de trabajadores,
hablar con el representante de la empresa o bien acudir, dependiendo del lugar donde te halles, a los sindicatos,
servicios locales de empleo o a la inspección de trabajo.
Así, por ejemplo, Marie Laure Coubès y René Zenteno (2005) encuentran para el caso mexicano,
al comparar las trayectorias educativas, laborales y de unión conyugal entre las
generaciones 1936-1938, 1951-1953 y 1966-1968, que entre los hombres aumentó la
proporción de aquellos que iniciaron el tránsito a la vida adulta con la inserción laboral
durante su escolarización. Entre las mujeres también se incrementó esta trayectoria;
aunque el patrón lineal, es decir, dejar la escuela para insertarse en el mundo laboral y
finalmente unirse, también se hizo más común por la creciente participación de las
mujeres en el campo laboral. De acuerdo con tales autores, esta tendencia tiene
vinculación con procesos estructurales como la expansión de la etapa de escolarización,
así como por las crisis económicas y el deterioro de la calidad de los empleos, que
hicieron necesario el trabajo juvenil y el femenino.
Por su parte, Carlos Echarri y Julieta Pérez (2007:65) confirman la importancia de la inserción laboral
previa a la salida de la escuela en los jóvenes mexicanos. Estos autores encontraron que
la primera transición que realizaron los y las jóvenes mexicanos en 2000 era la entrada
al mundo laboral, “siete de cada 10 en el caso de los varones y casi la mitad de las
mujeres”. En las áreas urbanas, estas cifras aumentaban a ocho décadas 10 varones y
seis de cada 10 mujeres, mientras que en las áreas rurales este patrón era menor y
entre las mujeres la salida de la escuela previa a la inserción laboral era más común.
La combinación de los estudios con el trabajo puede ser riesgosa en al menos dos
dimensiones. En primer lugar, por sus efectos inmediatos en el abandono escolar. Ana
Karina Hernández Robles y Eunice Vargas-Valle (2016), a partir del panel de la Encuesta Nacional de
Empleo 2011-2012, muestran que la posibilidad de salir de la escuela en el nivel medio
superior en medios urbanos para los estudiantes trabajadores fue casi el doble respecto
de los estudiantes exclusivos. Las autoras revelaron también que ciertos trabajos, como
los de alta intensidad y en las industrias manufactureras y de la construcción, afectan
en mayor medida el abandono escolar y, por lo tanto, inhiben la combinación de los
estudios con el trabajo.
En segundo lugar, los efectos a mediano plazo de iniciar la trayectoria laboral antes de
terminar la educación básica pueden tener consecuencias negativas en la posición
económica futura de los individuos (Hogan y Astone, 1986). En México, los rendimientos en el
mercado laboral son más altos cuando se trabaja al terminar la educación, aunque
también se tienen rendimientos positivos cuando se trabaja y se logra mantener una
trayectoria educativa continua (Knaul, 2006). En los países miembros de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ( OCDE, 2014) existe una asociación directa
entre educación terciaria y el nivel de ingresos relativos, de manera que el mismo trabajo
que alienta el abandono escolar en el nivel medio superior podría mermar oportunidades
futuras de inserción en ciertos sectores del mercado laboral y el nivel de ingresos futuros,
si no se llega a cursar educación superior.
Algunos estudios aseveran que hay una fuerte asociación entre las características del
mercado laboral y la participación laboral de los jóvenes, aun cuando éstos se
encuentren estudiando (Warren y Lee, 2003; Estrada, 2005). Las tasas de empleo, los salarios y
ciertos tipos de empleo, como los enfocados en los servicios o los negocios familiares,
pueden atraer a los adolescentes hacia el mercado laboral, aun a expensas de abandonar
la escuela. En México, ante la escasa generación de empleo asalariado protegido, los
adolescentes realizan actividades económicas informales y se ubican en medios rurales
o de marginación económica (Oliveira, 2006). Esto se ha agravado tras la crisis de 2008, la
cual trajo consigo el alza de la informalidad y la desprotección laboral en la formalidad
(Mora Salas y Oliveira, 2011).
Diversos estudios han evidenciado el importante efecto positivo del capital humano en
el hogar en la asistencia escolar de los adolescentes y su efecto negativo en la inserción
laboral temprana (Buchmann y Hannum, 2001; Mier y Terán y Pederzini, 2010; Estrada, 2005). Es decir, una
escolaridad alta en los miembros de la familia aumenta las posibilidades de permanencia
escolar y a la vez atrasa la incorporación al mercado laboral de los hijos. Esto es porque
la escolaridad de los padres influye en el nivel socioeconómico de las familias, el valor
que éstos tienen sobre la instrucción formal y en su capital cultural, el cual repercute a
su vez en el desempeño académico de los niños (Farkas, 1996).
Por otro lado, el capital económico del hogar es sin duda uno de los principales
determinantes de la situación educativa y laboral de los jóvenes. En los hogares con
bajos niveles socioeconómicos, el riesgo de deserción de la escuela e ingreso al mercado
laboral a edades tempranas aumenta (Buchmann y Hannum, 2001). En este sentido, los
resultados del análisis de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media
Superior (SEP, 2012a) muestran que el nivel de ingresos del hogar es una variable decisiva
para la inserción laboral de los estudiantes, e ingresos bajos se asocian con trabajar en
la etapa de escolarización.
METODOLOGÍA
Se les reconoce por las ojeras. Porque siempre llevan prisa, porque van
corriendo de aquí para allá. Porque, por las noches, regresan a casa
arrastrando los pies. Por los bostezos que tratan de evitar pero que,
irremediablemente, se les escapan de la boca cada dos por tres. Porque
tienen aspecto de estar perpetuamente cansados. Porque parecen al
borde de la extenuación.
Es el precio que se ven obligados a pagar los sisís, los jóvenes de entre
16 y 29 años que estudian y, al mismo tiempo, trabajan. Son el
reverso de los famosos ninis, la otra cara del espejo. Y cada vez son más
numerosos. Aunque en España el ejército de los ninis duplica al de
los sisis, el número de jóvenes que trabaja y al mismo tiempo estudia no
deja de aumentar.
No solo consigues una entrada extra de dinero sino que además puede ser una experiencia laboral valiosa Foto:
Universia
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Si bien el trabajo dentro del campus supone que tendrás un tiempo libre
durante el día para estudiar, muchas veces supone dedicar las noches a
trabajar, especialmente en período de inscripciones.
Las desventajas
La mayor desventaja es sin duda la pérdida de interés por los estudios, ya que
tener su sueldo y poder hacer lo que quiera con él le puede resultar mucho más
agradable que sacar una buena nota en un examen. Esto en principio es algo que
podría manejarse, pero a largo plazo existe la posibilidad de que su único objetivo
sea trabajar ya en un lugar a tiempo completo y así ganar más, lo que sin duda le
llevaría incluso a dejar los estudios en la secundaria o el bachillerato.
Cuando se empieza una carrera, una de las primeras decisiones a tomar es si vamos
a trabajar al mismo tiempo que estudiar. En esta entrada analizamos ventajas y desventajas
de estudiar y trabajar.
Es muy común tomar la decisión de trabajar o no hacerlo cuando se inicia una carrera. Lo que
nos lleva a querer conseguir un empleo es o bien la necesidad económica, o la necesidad
personal. En el primer caso, sabemos que determinadas familias no pueden prescindir del
ingreso que puede generar un integrante, así que la obligación de generar dinero está asignada
a esa persona en cuanto termina la educación media. En el segundo caso, algunos jóvenes,
ansían la independencia económica y un mayor grado de libertad en general.
Los que optan por dedicarse de lleno al estudio, eligen esta opción con el objetivo de terminar
lo más rápido posible la carrera, para luego sí, insertarse en el mercado laboral. Ambas
opciones son totalmente válidas. Cada uno elige lo que mejor le parece. Pero analicemos cómo
es el día a día de un estudiante que además trabaja, o también si lo vemos al revés, un
trabajador que además estudia.