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ANALISIS DE LA PELICULA UN MILAGRO PARA HELEN

La película empieza con vibrantes escenas con Helen como un ser a la deriva haciendo su
voluntad dentro y fuera de la casa, Annie Sullivan la nueva instructora quien quedo ciega a
la edad de 10 años, pero mediante un serie de operaciones, recupero suficiente visión para
poder subsistir sin ayuda. Helen es su primera alumna y su experimento para ayudar a otros.

Cuando llega a la casa de Helen, se encuentra con una familia que ha mantenido a la niña a
su antojo ante la incapacidad de los padres para poder educarla. La familia posé ideas
preconcebidas sobre la discapacidad de su hija “una enfermedad sin cura” no comprende
la dificultas ni la situación en la que se encuentra Helen una niña que no puede comunicarse,
consienten sus caprichos reforzando las conductas negativas para que de esta forma no
moleste, hay sobreprotección por parte de ellos, miedo a que le pase algo. Obviamente sus
carencias físicas (ceguera y Sordera). Solo se dan cuenta de los defectos de su hija, y no del
potencial de su inteligencia.

Entre los puntos en común podemos destacar la similitud ante la sobreprotección que estos
padres ejercían sobre Helen y la que se sigue dando en niñ@s con discapacidades hoy en
día. Esta sobreprotección es perjudicial ya que la mayoría de las veces no le deja
desarrollarse además de que, como se puede observar, en ocasiones hay una gran falta de
obediencia de las normas y límites.

También puntualizar la dificultad que presentan ante la posibilidad de comunicarse y


entender el significado, la necesidad de tener un mediador entre la sociedad y ell@s. Otro
aspecto muy importante que aparece en la película es la posibilidad de acceder al
aprendizaje, en este caso, era una familia que podía hacer frente a los costos que
ocasionaba el aprendizaje de Helen, hoy día también se dan esos problemas de
imposibilidad hacia los recursos necesarios que estas personas presentan.

Las Necesidades Específicas de Apoyo Educativo son abordadas en la película de forma


eficiente. Se consiguen los objetivos propuestos para que Helen obtuviera una integración
en el ámbito familiar y consiguiera aprender cosas. Sí es cierto, que aunque el final plasma
como Helen relaciona por fin los símbolos con los objetos, puede decirse que ya sea por la
época, por la ignorancia, etc.

Por parte del padre, el hecho de que su fin no fuera que su hija aprendiera, sino que
simplemente fuera “domada o amaestrada”, demuestra una excesiva ignorancia acerca de
lo que padecía su hija, y hasta donde podía llegar ella.

El hermanastro de Helen simplemente mostraba una actitud un poco desinteresada


respecto a su hermana, y se observa en la película como pasaba de no creer en las
posibilidades de su hermana a ser uno de los que más creía en ella.

Su madre, tendía muchísimo a la sobreprotección (algo en que coinciden todos los


miembros de su familia), ha sido el mayor exponente a la hora de malcriar a la niña, ya que
como no podía ver, oír ni hablar, y no sabían cómo hacerle ver la diferencia entre lo que
está bien y lo que está mal, pues simplemente dejaban que la niña actuara a su antojo,
estando literalmente “asalvajada”.

Y por último en el caso de Anna, los métodos que utilizaba aunque eficaces eran un poco
extremos, aunque se entiende por la época, y por qué desconocía otros métodos y otras
técnicas.
Las condiciones de trabajo.
Contratos.
El contrato es el acuerdo formal entre quien presta sus servicios profesionales por cuenta ajena y quien requiera de
estos servicios. Debe contener información en cuanto al salario, las funciones, el lugar habitual de trabajo, horario
normal, vacaciones remuneradas, etcétera.
En todos los países se admiten y son válidos los contratos verbales en donde no tengas que firmar nada, aunque
siempre es recomendable que obtengas uno por escrito. Algunos tipos de contrato como los de tiempo parcial y de
interinidad deben realizarse necesariamente por escrito.
En cualquier caso, la legislación comunitaria obliga al empresario a informar por escrito al trabajador de las
disposiciones principales de la relación laboral.
Salarios.
Conviene que tengas en cuenta que no en todos los países existe un salario mínimo regulado por ley como ocurre
en España. Sí existen en Francia, en Bélgica, en Islandia, en Luxemburgo, en los Países Bajos y en Portugal. Como
norma regular te recordamos que en todo el ámbito de la Unión Europea se suelen acordar por los convenios
colectivos o por acuerdos individuales entre el trabajador y la empresa.

Jornada de trabajo.
Hay diferencias en cuanto al límite máximo legal permitido en cada país pero encontrarás que según los lugares la
jornada normal varía de entre las 36 y las 42 horas de trabajo semanal. El contrato y los convenios serán quienes
determinen este punto.

Las vacaciones.
Los días de vacaciones anuales obligatorias varían entre los 20 y los 30 a los que hay que sumar los días festivos
oficiales que encontrarás entre 8 y 12 según los países.

En caso de problemas.
Si tienes problemas en tu lugar de trabajo (despido improcedente, discriminación, asuntos de salud y seguridad u
otros) puedes acudir a los comités de empresa que existirán si el centro tiene un número suficiente de trabajadores,
hablar con el representante de la empresa o bien acudir, dependiendo del lugar donde te halles, a los sindicatos,
servicios locales de empleo o a la inspección de trabajo.

Prestaciones por desempleo.


Si eres beneficiario de una prestación por desempleo tienes la posibilidad de percibirla en algún estado miembro del
Espacio Económico Europeo. El INEM debe autorizar tu salida de España y la finalidad del viaje ha de ser la
búsqueda de empleo en el país de destino.
La permanencia en el Estado miembro del EEE no podrá superar los tres meses al cabo de los cuales, si no has
encontrado empleo, se extingue el derecho a cobrar si decides prolongar tu estancia.
Infórmate en tu oficina del INEM. Támbien puedes consultar el Capitulo Prestaciones por desempleo en la web
del INEM.
http://www.sepe.es/contenidos/personas/prestaciones/distributiva_prestaciones.html

Estudiar y trabajar: duplicidad de roles, ¿una combinación riesgosa?

La etapa de la juventud tiene la particularidad de ser un periodo de transición marcado


por una serie de eventos que inciden en el curso de vida, como la salida de la escuela,
la entrada al mundo laboral, el establecimiento de una residencia independiente, la
entrada en unión y el nacimiento del primer hijo ( Hogan y Astone, 1986). Aunque hace 50 años
era predecible cuándo ocurrirían estas transiciones en la vida de los jóvenes, en la
actualidad el curso de vida juvenil es flexible; los jóvenes siguen trayectorias diversas,
algunas son lineales, otras son reversibles y otras sincronizadas ( Bois-Reymond y López Blasco,
2004
), como es el caso de los jóvenes que entran al mercado laboral sin haber terminado
los estudios.

Así, por ejemplo, Marie Laure Coubès y René Zenteno (2005) encuentran para el caso mexicano,
al comparar las trayectorias educativas, laborales y de unión conyugal entre las
generaciones 1936-1938, 1951-1953 y 1966-1968, que entre los hombres aumentó la
proporción de aquellos que iniciaron el tránsito a la vida adulta con la inserción laboral
durante su escolarización. Entre las mujeres también se incrementó esta trayectoria;
aunque el patrón lineal, es decir, dejar la escuela para insertarse en el mundo laboral y
finalmente unirse, también se hizo más común por la creciente participación de las
mujeres en el campo laboral. De acuerdo con tales autores, esta tendencia tiene
vinculación con procesos estructurales como la expansión de la etapa de escolarización,
así como por las crisis económicas y el deterioro de la calidad de los empleos, que
hicieron necesario el trabajo juvenil y el femenino.

Por su parte, Carlos Echarri y Julieta Pérez (2007:65) confirman la importancia de la inserción laboral
previa a la salida de la escuela en los jóvenes mexicanos. Estos autores encontraron que
la primera transición que realizaron los y las jóvenes mexicanos en 2000 era la entrada
al mundo laboral, “siete de cada 10 en el caso de los varones y casi la mitad de las
mujeres”. En las áreas urbanas, estas cifras aumentaban a ocho décadas 10 varones y
seis de cada 10 mujeres, mientras que en las áreas rurales este patrón era menor y
entre las mujeres la salida de la escuela previa a la inserción laboral era más común.

La combinación de los estudios con el trabajo puede ser riesgosa en al menos dos
dimensiones. En primer lugar, por sus efectos inmediatos en el abandono escolar. Ana
Karina Hernández Robles y Eunice Vargas-Valle (2016), a partir del panel de la Encuesta Nacional de
Empleo 2011-2012, muestran que la posibilidad de salir de la escuela en el nivel medio
superior en medios urbanos para los estudiantes trabajadores fue casi el doble respecto
de los estudiantes exclusivos. Las autoras revelaron también que ciertos trabajos, como
los de alta intensidad y en las industrias manufactureras y de la construcción, afectan
en mayor medida el abandono escolar y, por lo tanto, inhiben la combinación de los
estudios con el trabajo.
En segundo lugar, los efectos a mediano plazo de iniciar la trayectoria laboral antes de
terminar la educación básica pueden tener consecuencias negativas en la posición
económica futura de los individuos (Hogan y Astone, 1986). En México, los rendimientos en el
mercado laboral son más altos cuando se trabaja al terminar la educación, aunque
también se tienen rendimientos positivos cuando se trabaja y se logra mantener una
trayectoria educativa continua (Knaul, 2006). En los países miembros de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ( OCDE, 2014) existe una asociación directa
entre educación terciaria y el nivel de ingresos relativos, de manera que el mismo trabajo
que alienta el abandono escolar en el nivel medio superior podría mermar oportunidades
futuras de inserción en ciertos sectores del mercado laboral y el nivel de ingresos futuros,
si no se llega a cursar educación superior.

Si ingresar al mercado de trabajo antes de terminar los estudios favorece el abandono


escolar, lo cual incide en el futuro laboral de los jóvenes, ¿por qué los estudiantes optan
por participar en el mundo laboral? Una explicación es que el trabajo juvenil es una
estrategia de supervivencia que las familias han desplegado ante la caída del ingreso
real de las familias y las transformaciones sociales de las últimas tres décadas.
Enseguida explicamos este argumento.

Trabajar y estudiar simultáneamente como estrategia familiar

Desde la perspectiva de las estrategias familiares de vida (Torrado, 1981), la combinación de


estudiar y trabajar de los adolescentes es una estrategia para asegurar la reproducción
material de las familias en casos de escasez de recursos económicos. Aunque en una
unidad doméstica tradicional el jefe del hogar es quien se encarga principalmente de la
manutención, la mano de obra de la esposa o los hijos puede utilizarse para compensar
la pérdida de ingresos del jefe o su ausencia como proveedor.

Diversos estudios han evidenciado que las políticas de ajuste y reestructuración


económica de la década de los años ochenta tuvieron consecuencias en la organización
familiar del trabajo. El modelo del jefe como único proveedor de los recursos económicos
de los hogares fue afectado y se pasó a un modelo de múltiples trabajadores en el hogar,
en el que la inserción laboral de la esposa y los hijos fue necesaria para compensar los
bajos niveles salariales de la mano de obra, especialmente en los hogares pobres ( Oliveira,
1999
). Más hijos salieron al mercado laboral para contribuir al ingreso de sus familias,
mientras que las hijas se incorporaron al mercado en menor medida porque auxiliaron a
las madres trabajadoras en las actividades del hogar y el cuidado de los hermanos ( García
y Pacheco, 2000
). La participación laboral de los hijos se dio en mayor medida en los hogares
en que el jefe se ubicaba en empleos no asalariados, lo cual refleja la importancia de las
actividades por cuenta propia de los padres para el trabajo de los hijos, especialmente
en el comercio y los negocios familiares (García y Pacheco, 2000).

También, ante el aumento en la frecuencia de hogares monoparentales de jefatura


femenina, existe evidencia de que estas transformaciones han repercutido en la situación
educativa y laboral de los niños y jóvenes ( Navarrete, 2001; Giorguli, 2005; Buchmann y Hannum, 2001).
En los hogares de jefatura femenina se ha encontrado que los hijos combinan la escuela
y el trabajo para compensar el menor o nulo involucramiento del padre en el
mantenimiento económico del hogar. Desde el punto de vista cualitativo,
Mercedes González de la Rocha (1999: 142) advierte que ante las crisis económicas de los años
ochenta, las jefas de hogar motivaron el trabajo parcial de los jóvenes, pero no
sacrificaron su educación. Desde el punto de vista cuantitativo, la alta frecuencia de la
combinación trabajo-estudio en los hogares monoparentales o de jefatura femenina fue
corroborada por Emma Liliana Navarrete (2001), quien encontró que, aunque los jóvenes en
hogares de jefatura femenina tienden más a trabajar, también combinan más la escuela
y el trabajo, por lo que los niveles de asistencia escolar de estos jóvenes llegan a ser
muy parecidos a los de aquellos en hogares de jefatura masculina. Al respecto, Silvia Elena
Giorguli (2005)
agregó que el trabajo no asalariado de las madres jefas de hogar es lo que
favorece la combinación de la escuela y el trabajo de los adolescentes mexicanos,
posiblemente por el acceso que éstos tienen a las redes de trabajo.

Por lo tanto, la combinación de las actividades escolares y laborales puede entenderse


como una respuesta de los jóvenes ante las estrategias de sobrevivencia de los grupos
domésticos para hacer frente a las dificultades económicas. Un trabajo asalariado de los
jefes y una estructura del hogar biparental pueden impedir que el joven se inserte en el
mercado laboral de manera temprana.

La estructura de oportunidades y los activos de las familias

Aun cuando los estudiantes tuviesen la necesidad de insertarse en el mercado laboral,


la combinación de estas actividades sólo es posible si existen oportunidades educativas
y laborales para que esto ocurra. En este sentido, es importante hacer notar que “las
probabilidades de acceso a bienes, servicios o al desempeño de actividades” varían de
acuerdo con la localización geográfica y el momento histórico ( Katzman y Filgueira, 1999: 9). De
acuerdo con los autores citados, esta estructura depende de tres instituciones sociales
básicas: el mercado, el Estado y la sociedad, que tienen el potencial de incidir sobre el
bienestar de los hogares.

El mercado ha sido considerado como la principal estructura de oportunidades que actúa


a través del empleo como canal de movilidad social y bienestar. El mercado tiene la
capacidad de influir en el resto de las instituciones convenciendo a sus actores sociales
de la necesidad de seguir sus reglas como condición para el bienestar, aunque tenga
grandes dificultades para hacerlo realidad (Katzman y Filgueira, 1999). En particular, para los
fines de este estudio, consideramos que el mercado laboral local puede tener una
incidencia en el acceso al empleo y las expectativas de inserción laboral temprana de los
estudiantes.

Algunos estudios aseveran que hay una fuerte asociación entre las características del
mercado laboral y la participación laboral de los jóvenes, aun cuando éstos se
encuentren estudiando (Warren y Lee, 2003; Estrada, 2005). Las tasas de empleo, los salarios y
ciertos tipos de empleo, como los enfocados en los servicios o los negocios familiares,
pueden atraer a los adolescentes hacia el mercado laboral, aun a expensas de abandonar
la escuela. En México, ante la escasa generación de empleo asalariado protegido, los
adolescentes realizan actividades económicas informales y se ubican en medios rurales
o de marginación económica (Oliveira, 2006). Esto se ha agravado tras la crisis de 2008, la
cual trajo consigo el alza de la informalidad y la desprotección laboral en la formalidad
(Mora Salas y Oliveira, 2011).

También el Estado tiene impacto directo en la conformación de oportunidades mediante


su oferta de bienes y servicios (educación, salud pública, programas alimentarios,
sistema de guarderías, políticas de empleo, entre otras). En cuanto a la oferta educativa,
de acuerdo con cálculos propios con base en los datos administrativos de la SEP (2011),
14% de los municipios de México no cuentan con infraestructura en el nivel medio
superior, por lo que esto inhibe la inserción escolar juvenil. Por otro lado, la calidad de
las escuelas públicas en México es baja. Es muy conocido que nuestro país ha ocupado
en el conjunto de países de la OCDE, en la última década, uno de los últimos lugares en
rendimiento escolar, de acuerdo con pruebas estandarizadas de matemáticas, a pesar
de su mejora entre 2003 y 2012 (OCDE, 2014).

Finalmente, en la estructura de oportunidades la sociedad es representada por la


comunidad y la familia como agentes de apoyo a la socialización, la integración social y
la formación de identidad de los niños y los adolescentes. Las transformaciones en las
estructuras familiares y los mercados laborales hacen cada vez más difícil para las
familias dar protección social y coadyuvar en la integración social de los jóvenes. Ante
esta realidad, la comunidad y la familia siguen influyendo en la demanda de empleos y
de escuelas y, a su vez, reproduciendo inequidades sociales. Por ejemplo, en ciertos
contextos sociales, los roles de género pueden repercutir en el truncamiento de la
trayectoria escolar de los hijos, especialmente varones, y su incorporación al mercado
laboral (Buchmann, DiPrete y McDaniel, 2008).

Un concepto importante en la propuesta teórica de Rubén Katzman y Carlos Filgueira (1999:


19)
sobre estructura de oportunidades es el de activos, que son básicamente los capitales
que poseen las familias y “cuya movilización permite el aprovechamiento de las
estructuras de oportunidades existentes en un momento”. Entre estos capitales es
importante mencionar el papel del capital humano y el capital económico de los hogares,
como recursos clave para poder hacer uso de las oportunidades que brindan el Estado,
el mercado y la sociedad.

Diversos estudios han evidenciado el importante efecto positivo del capital humano en
el hogar en la asistencia escolar de los adolescentes y su efecto negativo en la inserción
laboral temprana (Buchmann y Hannum, 2001; Mier y Terán y Pederzini, 2010; Estrada, 2005). Es decir, una
escolaridad alta en los miembros de la familia aumenta las posibilidades de permanencia
escolar y a la vez atrasa la incorporación al mercado laboral de los hijos. Esto es porque
la escolaridad de los padres influye en el nivel socioeconómico de las familias, el valor
que éstos tienen sobre la instrucción formal y en su capital cultural, el cual repercute a
su vez en el desempeño académico de los niños (Farkas, 1996).

Por otro lado, el capital económico del hogar es sin duda uno de los principales
determinantes de la situación educativa y laboral de los jóvenes. En los hogares con
bajos niveles socioeconómicos, el riesgo de deserción de la escuela e ingreso al mercado
laboral a edades tempranas aumenta (Buchmann y Hannum, 2001). En este sentido, los
resultados del análisis de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media
Superior (SEP, 2012a) muestran que el nivel de ingresos del hogar es una variable decisiva
para la inserción laboral de los estudiantes, e ingresos bajos se asocian con trabajar en
la etapa de escolarización.

El enfoque “estructura de oportunidades” permite entonces integrar las perspectivas


macro y micro en la comprensión del fenómeno de la combinación estudio-trabajo al
contemplar las probabilidades de acceso a estas actividades tomando en consideración
los capitales (activos) de los hogares y, por lo tanto, la estratificación socioeconómica
(Atria, 2004). Es decir, considera categorías que marcan desigualdades a nivel individual y
del hogar, pero también a nivel de la estructura social; la educación y el empleo son sus
principales determinantes (Katzman y Filgueira, 1999; Atria, 2004).

METODOLOGÍA
Se les reconoce por las ojeras. Porque siempre llevan prisa, porque van
corriendo de aquí para allá. Porque, por las noches, regresan a casa
arrastrando los pies. Por los bostezos que tratan de evitar pero que,
irremediablemente, se les escapan de la boca cada dos por tres. Porque
tienen aspecto de estar perpetuamente cansados. Porque parecen al
borde de la extenuación.
Es el precio que se ven obligados a pagar los sisís, los jóvenes de entre
16 y 29 años que estudian y, al mismo tiempo, trabajan. Son el
reverso de los famosos ninis, la otra cara del espejo. Y cada vez son más
numerosos. Aunque en España el ejército de los ninis duplica al de
los sisis, el número de jóvenes que trabaja y al mismo tiempo estudia no
deja de aumentar.

Pareciera ser que la realización del ciclo completo de escolaridad media


sigue siendo en nuestro país, a fin del milenio, una quimera para amplios
sectores de una población juvenil en riesgo, cuyo futuro se torna más
incierto aún ante una sociedad y un mercado laboral cada día más exigente
en término de credenciales educativas, en tanto que la institución escolar
escasamente preparada y dotada para garantizar el pasaje por la misma.

Preocupados por esta situación, nos propusimos iniciar en el año 1997 un


estudio de caso exploratorio y multidisciplinario en un estableci-miento de
enseñanza media nocturno con terminalidad comercial de la ciudad de
Rosario. Nos interesó conocer los itinerarios educativos y laborales de
adolescentes y jóvenes que transitan por el doble esfuerzo de estudiar y
trabajar. Suponíamos una vulnerabilidad presente y futura ante el
incremento de los fracasos y deserciones del sistema educativo formal, con
riesgo latente de exclusión social. Desde una perspectiva de género, nos
propusimos vincular esas trayectorias con estrategias familiares de
sobrevivencia y con las representaciones colectivas que construyen los/las
alumnos/as sobre el rol de la escuela y del trabajo en sus proyectos de vida.

En una primera fase y desde un enfoque metodológico cuantitativo


aplicamos dos modelos de encuestas en adolescentes y jóvenes –varones y
mujeres- que trabajan y/o que buscan trabajo (total: 160 encuestas).
Continuaremos el estudio desde estrategias metodológicas cualitativas:
grupos focales, entrevistas en profundidad e historias de vida. En este
artículo se han seleccionado algunos de los datos obtenidos.

2- Adolescentes que estudian y trabajan: el desafío diario de luchar por la


inclusión social. Aspectos conceptuales

Como consecuencia de los procesos de desindustrialización e hiper-inflación


registrados en la región, a fines de los ’80 y en el transcurso de los ’90 se
cerraron una cantidad importante de fábricas, afectando al co-mercio e
incluso al sector servicios. El desenlace fue la destrucción de un importante
número de puestos de trabajos, impactando especialmente en trabajadores
asalariados estables y jefes de hogar. Las posibilidades de reinsertarse en el
mercado laboral para adultos mayores de cuarenta años se han ido
progresivamente agravando, aumentando el tiempo de desem-pleo, el
refugio en trabajos informales y el cuentapropismo. Actualmente, el Gran
Rosario presenta una escasa creación de empleo (32,5% para el total de la
población), en general de "mala calidad", temporarios.

Muchos adolescentes, compelidos por necesidades económicas


impostergables de sus grupos familiares, buscan ingresar tempranamente en
la vida laboral con competencias mínimas, sin haber adquirido las habi-
lidades esenciales requeridas por los nuevos puestos de trabajo, con insufi-
cientes y frágiles redes de relaciones sociales. En un mercado laboral tan
restringido y competitivo, el desenlace es previsible: resulta muy difícil ob-
tener un primer empleo (desempleo como entrantes). Muchos abandonan la
búsqueda, desalentados, con vivencias subjetivas de desvalorización
personal y, en algunos casos, de discriminación (desempleo oculto). Los que
logran emplearse, ingresan a trabajos precarizados, temporarios, sin
cobertura previsional y social, "en negro". En general, se trata de trabajos
que no califican ni potencian una proyección futura. Desde el Estado se
vienen implementando programas de empleo (Trabajar), de capacitación
(Proyecto Joven, Imagen, etc.) y promoviendo pasantías en empresas pri-
vadas y organismos públicos. Los trabajos que resultan de estas experien-
cias aún son limitados en su extensión y de escasa calificación laboral.

Llomovate (1986) señala que generalmente ingresan entre los 12 y 13 años e


incluso en edades aún inferiores, revelando la presencia de tra-bajo infantil.
Konterllnik, I.; S. Feldman y M. A. Gallart (1996) consideran esas
circunstancias como situaciones de vulnerabilidad y predicen trayecto-rias
personales de postergación social. Tales perspectivas pueden agravar-se si
estos jóvenes pertenecen a hogares pobres (con NBI) o pauperizados, si
registran sobreedad en el nivel de escolarización que cursan, si no han
aprobado el ciclo básico de la escuela media y presentan niveles bajos de
instrucción o si son inactivos que no estudian.

Los requerimientos actuales para insertarse laboralmente en un con-texto de


profundas transformaciones del proceso laboral, tanto en el orden
tecnológico como organizacional, acentúan la importancia de la educación
para acceder a mejores condiciones laborales y demandan sujetos con
capacidad de ser polivalentes, flexibles a procesos de aprendizaje y ade-
cuación continuos, con aptitudes para operar en equipos de trabajo con
iniciativa, eficiencia, creatividad, productividad y competitividad.

Las carencias educativas, de capital cultural y social que plantea Bourdieu,


P. (citado en Gallart, 1996) -vinculadas a inserciones laborales tempranas y
a fracasos, interrupciones o bajos rendimientos escolares- operan en
negativo para el devenir laboral futuro de los mismos, destinán-dolos a
circuitos de trabajos temporarios, con alta rotación de empleo-desempleo–
subocupación. Las bajas remuneraciones percibidas inmovili-zan en la
pobreza o sus proximidades y acentúan la desigualdad y segmen-tación de la
sociedad actual.

Para los adolescentes comprendidos entre 14 y 17 años resulta difí-cil


conciliar el trabajo con la asistencia regular a la enseñanza media y se
registra una amplia gama de situaciones, desde el bajo rendimiento educa-
tivo hasta el fracaso y la deserción temprana del circuito escolar dada la
extensión horaria que tienen las jornadas laborales. Los jóvenes de secto-res
menos favorecidos deben esforzarse el doble para acceder a su capaci-tación
laboral, invertir ingresos propios para capacitarse específicamente en tanto
aspiran a inserciones inmediatas en el mercado de trabajo o a mejoras en su
situación laboral. Por lo tanto transitan por situaciones de grandes
desventajas en el uso de las oportunidades educativas. Solo una minoría
dedica este período de su vida a formarse. Es relevante la margi-nación por
exclusión temprana, antes de que las habilidades básicas se hayan
consolidado, y la marginación por inclusión, permaneciendo en el sistema
formal sin lograr acceder y entrenarse en la adquisición de esas habilidades
(Gallart,1996).

En el caso de permanecer en el sistema educativo formal, acceden en general


a sus segmentos más deteriorados, obteniendo credenciales devaluadas en
relación a las obtenidas por otros sectores sociales. El riesgo es "la
descalificación y la desocialización" (entendida como pérdida de identidad y
aislamiento social) que condicionará sus perspectivas en tanto sujetos
adultos (Tenti Fanfani, 1993).
Ventajas y desventajas de
estudiar y trabajar
18 de noviembre de 2013 4

Estudiar y trabajar puede ser algo bueno cuando logras un balance,


pero de no manejarlo correctamente puede ser sumamente perjudicial

No solo consigues una entrada extra de dinero sino que además puede ser una experiencia laboral valiosa Foto:
Universia
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Trabajar y estudiar es un hábito que muchos jóvenes hoy en día tienen,


ya sea porque necesitan el dinero para poder vivir mientras estudian lejos
de casa, o simplemente porque quieren tener algo de dinero extra. Siendo
estudiante, el número de horas que puedes dedicar a ello y continuar
siendo productivo a nivel académico es limitado, por eso las jornadas
laborales suelen ser cortas.

BENEFICIOS DE ESTUDIAR Y TRABAJAR


No solo consigues una entrada extra de dinero sino que además puede
ser una experiencia laboral valiosa, la primera tal vez. Puedes obtener
habilidades que te serán útiles no solo para otros trabajos sino además para
otros aspectos de tu vida, entre ellos el estudio, por ejemplo el poder
realizar varias tareas a la vez, la capacidad de organización y
planificación así como herramientas comunicacionales.

Los estudiantes que trabajan medio tiempo obtienen experiencia


profesional en medio de un ambiente de trabajo, y esto puede ser útil
para los estudios de postgrado, puesto que podrás recibir cartas de
recomendación y referencias sólidas.

Existen muchos trabajos en el campus mismo, y los beneficios de ello es


que tienen flexibilidad de horarios y puedes escoger el área que te interese o
se relacione más con tus estudios. En algunos casos, como cuando
trabajas en la biblioteca, puedes estudiar mientras trabajas.

DESVENTAJAS DE ESTUDIAR Y TRABAJAR


En algunos casos, como en los estudiantes que quieren obtener un grado
intensivo, se sentirán presionados si no logran un buen rendimiento
académico, y aún más por tener un ingreso suficiente para mantenerse.

En el caso de estudiantes extranjeros, por ejemplo, en Estados


Unidos, el permiso de trabajo solo se aplica dentro del campus, por lo que
no podrás solicitar un empleo fuera de allí, donde pueden ser mejor
remunerados.

Si bien el trabajo dentro del campus supone que tendrás un tiempo libre
durante el día para estudiar, muchas veces supone dedicar las noches a
trabajar, especialmente en período de inscripciones.

Si necesitas ganar más dinero y eres estudiante extranjero, en Estados


Unidos solamente puedes trabajar hasta 20 horas por semana, por lo que tu
ingreso será limitado. En verano y vacaciones puedes duplicar el número
de horas pero esta entrada de dinero puede no ser suficiente.

Las desventajas

La mayor desventaja es sin duda la pérdida de interés por los estudios, ya que
tener su sueldo y poder hacer lo que quiera con él le puede resultar mucho más
agradable que sacar una buena nota en un examen. Esto en principio es algo que
podría manejarse, pero a largo plazo existe la posibilidad de que su único objetivo
sea trabajar ya en un lugar a tiempo completo y así ganar más, lo que sin duda le
llevaría incluso a dejar los estudios en la secundaria o el bachillerato.

Cuando se empieza una carrera, una de las primeras decisiones a tomar es si vamos
a trabajar al mismo tiempo que estudiar. En esta entrada analizamos ventajas y desventajas
de estudiar y trabajar.
Es muy común tomar la decisión de trabajar o no hacerlo cuando se inicia una carrera. Lo que
nos lleva a querer conseguir un empleo es o bien la necesidad económica, o la necesidad
personal. En el primer caso, sabemos que determinadas familias no pueden prescindir del
ingreso que puede generar un integrante, así que la obligación de generar dinero está asignada
a esa persona en cuanto termina la educación media. En el segundo caso, algunos jóvenes,
ansían la independencia económica y un mayor grado de libertad en general.
Los que optan por dedicarse de lleno al estudio, eligen esta opción con el objetivo de terminar
lo más rápido posible la carrera, para luego sí, insertarse en el mercado laboral. Ambas
opciones son totalmente válidas. Cada uno elige lo que mejor le parece. Pero analicemos cómo
es el día a día de un estudiante que además trabaja, o también si lo vemos al revés, un
trabajador que además estudia.

Desventajas de estudiar y trabajar


Menos tiempo para estudiar
Naturalmente vamos a estar una cantidad de horas fijas trabajando todos los días y esas son
horas en las que no vamos a poder estudiar. Hay que tener presente también los tiempos de
viajes hacia el lugar de trabajo.

Menos energía para estudiar


Porque trabajar demanda mucho esfuerzo y algunas jornadas pueden ser mucho más pesadas
que un día de estudio. El cansancio en la gente que trabaja y estudia es muy común

Ritmo más lento en la universidad


Por supuesto no podremos hacer la cantidad de materias que acostumbra un estudiante
promedio que no trabaja.

Menos tiempo libre


Durante el poco tiempo libre que dispongamos estaremos tan cansados que muchas actividades
recreativas quedarán pendientes para otro momento.
Disminución del nivel
Para los que se preocupan por el promedio, este es un punto en contra. Estar en el mejor nivel
requiere mucho tiempo y dedicación, y como vimos en los puntos anteriores, ya no los
tendremos.

Despreocupación respecto del estudio


Como trabajamos y estudiamos, ¿qué más se nos puede pedir? Muchas veces caemos en
situaciones en las que podríamos hacer un esfuerzo más, pero nuestra propia conciencia nos
dice que ya tenemos demasiado día a día y desistimos de intentarlo.

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