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En este punto, es importante hacer referencia a los Decretos Legislativos Nºs 701
(derogado por el Decreto Legislativo Nº 1034) y 702, en los que se declaraba “de
necesidad pública el desarrollo de telecomunicaciones”, como instrumento de
pacificación y de afianzamiento de la conciencia nacional”.
Como hemos expuesto, el Indecopi fue creado con autonomía técnica, económica,
presupuestal y administrativa; siendo sus finalidades las establecidas en su Ley de
Organización y Funciones, Ley Nº 29299, con las modificaciones dispuestas en 1996,
mediante el Decreto Legislativo Nº 807. En Indecopi es, a mi criterio, el pilar o piedra
fundante del típico modelo de agencia norteamericana reguladora del mercado.
La tendencia avanza dos años después, con la creación del Organismo Supervisor de
la Inversión Privada en Telecomunicaciones – Osiptel, mediante Ley Nº 26285 del 12
de enero de 1994 – Ley de Desmonopolización Progresiva de los Servicios Públicos
de Telecomunicaciones; la cual, en sus artículos 5,6,7,8 y 9 describe de manera tenue
el “rol de supervisor” del Osiptel, respecto del adecuado cumplimiento de los servicios
públicos ofrecidos por las empresas, además de su naturaleza, objetivos y funciones.
Con fecha 31 de diciembre de 1996 mediante Ley Nº 26734 nació Osinerg (que luego,
al fusionarse con la CTE, daría lugar al surgimiento de la normativa del sector
electrónico e hidrocarburos, así como el respeto de las normas relativas al medio
ambiente vinculadas al sector.
Finalmente, mediante Ley Nº 26917 del 23 de enero de 1998 se creó el Organismo
Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público – Ositran,
con el fin de regular el comportamiento de los mercados en los que actúan las
empresas que explotan servicios de infraestructura de transporte de uso público, así
como los contratos de concesión.
Hoy en día los cuatro organismos reguladores antes citados (Osiptel, Sunass,
Osignermin y Ositran) están adscritos, dentro del Organigrama del Estado peruano, a
la Presidencia del Consejo de Ministros.
La Ley Nº 29158 – Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE) amplió su naturaleza
jurídica, denominado a los organismos reguladores como organismos públicos
especializados, entidades desconcentradas del Poder Ejecutivo con personería
jurídica de Derecho Público, cuya creación y disolución se realiza por Ley, a iniciativa
de dicho poder del Estado. Así, reclasifica y reordena las funciones de los reguladores,
como lo confirma su artículo 28: “los organismos públicos son entidades
desconcentradas del Poder Ejecutivo, con personería jurídica de Derecho Público.
Tienen competencias de alcance nacional. Están adscritos a un Ministerio y son de
dos tipos:
El numeral 1 del artículo 32 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo establece que los
organismos reguladores son creados para actuar en ámbitos especializados de
regulación de mercados, o para garantizar el adecuado funcionamiento de mercados
no regulados, asegurando cobertura de atención en todo el territorio nacional. En
consecuencia, las antiguas normas creadoras y reglamentos internos se vieron
afectados, para poder homogeneizar con lo establecido por la referida Ley Orgánica.
En resumen, cada organismo regulador tiene que sujetarse a las normas establecidas
por su Ley de creación y su propio Reglamento, pero también debe cumplir con las
disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y la Ley Marco de los
Organismos Reguladores (LMOR), en especial de las CRI. Así, las normas aplicables
serían las siguientes:
En este punto, debe tenerse en cuenta que el artículo 2 de la Ley Marco de los
Organismos Reguladores establece la naturaleza de dichas entidades, precisando que
se trata de “organismos públicos descentralizados adscritos a la Presidencia del
Consejo de Ministros, con personería de derecho público interno y con autonomía
administrativa, funcional técnica, económica y financiera”.
Por su parte, el artículo 3 de la misma ley establece que los organismos reguladores
tienen las siguientes funciones: a) Supervisora; b) Reguladora; c) Normativa; d)
Fiscalizadora y sancionadora; e) De solución de controversias; f) De solución de los
reclamos de los usuarios de los servicios que regulan.
En buena cuenta, se podría decir que los organismos reguladores en los sectores
liberalizados han de velar por el estricto y necesario funcionamiento del sector para el
cual han sido creados, promoviendo nuevas inversiones (ingreso de nuevos
operadores que compitan en el mercado), desarrollando y diseñando mecanismos que
permitan mayores niveles de bienestar para los usuarios de los servicios, bajo su
supervisión, en los distintos sectores donde están presentes.