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Principios del Movimiento Autonomista

Presentación

Estimades Compañeres

El Equipo de Formación del Comunal Ñuñoa se ha dado como tarea ordenar y especificar los
Principios del Movimiento Autonomista que fueron aprobados en marzo de 2017 tras el Congreso
Construyendo Alternativa.
Queremos redactarlos de manera clara, directa, no académica, con énfasis político, con ánimo
identitario, porque creemos que a través de estos Principios podemos formar una base doctrinaria que le
de coherencia a la acción política del Movimiento, que permita formular una perspectiva estratégica.
Creemos que este fundamento puede ser un poderoso elemento para fomentar y resguardar la unidad y
la acción común, construyéndola en torno a ideas y programas y no en función de liderazgos o grupos e
intereses particulares.
Nos hemos propuesto explicitar los enunciados generales que fueron aprobados por el Congreso.
Dotarlos de contenidos específicos, traducirlos en consecuencias definidas para la práctica autonomista,
aportar referencias teóricas que permitan seguir enriqueciéndolos.
No queremos alterar el sentido o agregar elementos nuevos respecto de lo aprobado por el Congreso.
Nuestra tarea es enriquecerlo e iniciar un proceso de discusión de contenidos que tenga un valor
formativo y que, necesariamente debe conducir a una nueva formulación, más completa, que solo
puede ser refrendada y aprobada en un futuro Congreso.
Es por esto que los contenidos que hemos desarrollado deben ser considerados como estrictamente
provisorios, abiertos, revisables. Son formulaciones destinadas a la discusión, como propuestas para
una gran tarea de elaboración colectiva que sirva para educar y crear a la vez. No deben ser
considerados, por lo tanto, como documentos oficiales del Movimiento ni, mucho menos, como
textos definitivos.
Como punto de partida, hemos hecho una jerarquización de los Principios que en las conclusiones del
Congreso están formulados sin un orden particular. Hemos distinguido:
1. Principios Identitarios (que definen doctrinariamente nuestra militancia)
2. Principios Programáticos (que permiten formular nuestra perspectiva política estratégica)
3. Principios Ético Políticos (que definen los modos y contenidos de nuestra convivencia interna
y nuestra actitud ética frente a la sociedad en que nos insertamos)
Hemos tratado de formular cada Principio en una minuta breve, fácil de leer, que pueda orientar la
discusión respecto de cada contenido y, sobre todo, que sea muy simple y directa para explicar a las
personas, colectivos y movimientos hacia los que queremos dirigir nuestra acción.
Ante el desafío que significa para nosotros el próximo Congreso de Convergencia con otros colectivos
políticos amigos, creemos que este documento puede ser un elemento de la contribución del
Movimiento Autonomista a la construcción de esa fuerza común, y los invitamos a discutirlos y
entenderlos en esa perspectiva.

Abrazos y Saludos a Todes


Cecilia Paredes, Gonzalo Silva, Claudia Cofré, Patricia Araya, Daniel Díaz, Héctor Testa, Carlos Pérez.
Equipo de Formación Comunal Ñuñoa
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Principios aprobados en el Congreso Construyendo Alternativa

1. Democracia
2. Igualdad
3. Ecologismo
4. Feminismo y diversidad sexual
5. Plurinacionalidad y reconocimiento de la diversidad étnica y cultural
6. Descentralización - Territorialidad
7. Anti neoliberalismo
8. Anti capitalismo
9. Laicismo
10. Autonomía
11. Latinoamericanismo
12. Internacionalismo
13. Bienestar de las personas
14. Justicia y Derechos Humanos
15. Creatividad y rebeldía
16. Ética política y militante
17. Izquierda
18. Marxistas

[Los Principios fueron aprobados por el Congreso sin un orden particular, formulados a través de
párrafos que van entre tres y quince líneas]

[La proposición del Equipo de Formación de Ñuñoa funde algunos de estos Principios, los jerarquiza
y ordena en tres grupos, los especifica a través de minutas breves, con enunciados directos, como
documentos pedagógicos destinados fundamentalmente a la formación y la discusión doctrinaria]

Principios del Movimiento Autonomista [Formulación del Equipo Formación Ñuñoa]


- A. Identitarios: 1. Autonomismo
2. Marxismo
3. Feminismo
4. Democracia Radical
- B. Programáticos: 5. Territorialismo
6. Ecologismo
7. Anticapitalismo y Antineoliberalismo
8. Justicia y Derechos Humanos
9. Plurinacionalidad y reconocimiento de la diversidad étnica y cultural
- C. Ético Políticos: 10. Laicismo
11. Igualdad
12. Ética y política militante
13. Creatividad y Rebeldía
14. Internacionalismo
15. Bienestar de la persona

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Principios Identitarios

1.- Autonomismo
A. En general:
- Autonomismo es una voluntad y una política, desde las clases subalternas, contra todas las formas de
opresión y dominación;
- En nuestro Movimiento el principio autonomista debe considerase inseparable de los otros principios
identitarios: Marxismo, Feminismo, Democracia Radical.
- A pesar de los aspectos que proponemos a continuación, consideramos que este principio es un
concepto y una práctica en permanente construcción. No es algo que este ya completamente definido,
sino algo que debemos ir enriqueciendo de manera progresiva en la teoría y en la práctica política de
nuestro Movimiento.
B. En sentido reactivo, como producto de muchas experiencias históricas, el Autonomismo es un
principio que expresa muchas prácticas que no queremos compartir, y ante las cuales consideramos que
debemos permanecer activamente autónomos:
1. Autonomía frente al capital: una postura decididamente anticapitalista, que sea capaz de
constituirse como una expresión de una izquierda, frente a la hegemonía neoliberal en todas sus
expresiones.
2.- Autonomía frente a los partidos tradicionales: frente a sus maneras de hacer política,
burocrática y autoritaria (incluyendo a los partidos de izquierda, sean estos marxistas o no), como
quedó de manifiesto principalmente en las experiencias de los socialismos de Europa Oriental. Una
práctica política que supere el estatalismo y la burocratización.
3.- Autonomía respecto a las iniciativas de administración social que emprende el Estado:
queremos representar a la sociedad ante el Estado, y no convertirnos en parte de las mil formas en
que el Estado administra la sociedad.
4.- Autonomía frente a las prácticas patriarcales, a la cultura, mandatos, prácticas opresivas
enraizadas en la civilización del patriarcado.
C. En sentido propositivo, es decir, como expresión de lo que queremos ser, Autonomismo significa:
1.- Una permanente búsqueda de la autonomía o libertad de las personas y colectivos, a partir de
saberes y prácticas emancipatorias que han estado relegados en los debates políticos de las
izquierdas, en campos como la educación, la sicología, la crítica a la enajenación. En tal sentido, este
aspecto pretende poner en disputa la idea de "libertad" asociada a los liberales.
2.- Una voluntad de construir espacios de autonomía, en el marco de una lucha global por la
emancipación, en los cuales queremos ir alcanzando cada vez mayores niveles de control sobre
nuestras vidas, como individuos y como comunidades.
3.- Autonomía en nuestras prácticas cotidianas: una práctica y una ética de la no delegación
de las capacidades de acción, del ejercicio de los derechos, de las posibilidades del saber, en el espacio
intersubjetivo, en la familia, en las relaciones de camaradería.
D. En las práctica internas y externas de nuestro Movimiento, Autonomismo implica:
1. Modos de relación interna, entre militantes, un modo de participar en las instancias formales
y de acción política, un modo de entender las alianzas que estamos dispuestos a establecer con otras
fuerzas progresistas.
2. Prácticas que tiendan a orientar nuestros comportamientos como sujetxs políticxs hacia la
construcción colectiva de un sistema de producción y modos de vida que superen las desigualdades
generadas por la hegemonía del statu quo neoliberal. Prácticas que sean sustentadas por los principios
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deliberados y decididos colectivamente como organización. Es decir, que propendan a la generación de
conductas y actitudes fundamentadas en visiones que persigan la liberación de los sujetos y pueblos
ante cualquier fuerza o agente opresor y discriminador (racial, género, clase, credo).
3. Un lenguaje que construya una realidad radical transformadora y revolucionaria ante la
opresión y las injusticias en temas de género, raza, clase, nacionalidad, etc. Esto quiere decir, erradicar
todos aquellos términos que validen de una u otra forma las expresiones de dominación en su más
amplio sentido.
E. Antecedentes históricos y referencias bibliográficas del Autonomismo
Surge como un cuestionamiento a la línea política de los partidos marxistas-leninistas y
socialdemócratas, en contextos históricos como la Primavera de Praga. En tal sentido, se destaca como
una vertiente ideológica influenciada por el marxismo libertario.
Sus albores, se generan en Italia en la década del 60, a raíz de profundas críticas a la línea del Partido
Comunista italiano y los sindicatos cercanos a él. En simultáneo, se publican Revistas teóricas como
Quaderni Rossi y Classe Operaia, fundadas por Antonio Negri y Mario Tronti, respectivamente.
Durante los 70’, se agudizan las críticas al eurocomunismo, particularmente en Francia y Alemania.
Para el primer caso, se destaca el trabajo del economista Yann Moulier-Boutang y sus cercanías con
corrientes anarco-comunistas. Mientras que, en el segundo, se suscitan proximidades con el
anarquismo, cuyo autonomismo se sustenta en el antifascismo, ecologismo, derechos de migrantes,
feminismo, etc.
Particularmente, en el caso de Latinoamérica, la Matanza de Tlatelolco en 1968 marca un hito, puesto
que surge el EZLN, siendo el primer indicio de un movimiento autonomista latinoamericano.
Asimismo, son relevantes fenómenos como la crítica al vanguardismo de la izquierda tradicional
chilena a fines de los ochenta, y otros episodios como el “argentinazo”.
Entre los teóricos que se consideran como fuentes de estas corrientes y movimientos se pueden
enumerar, Rosa Luxemburgo (sus escritos en torno a la Liga Espartaquista), Cornelius Castoriadis y
Claude Lefort (desde el grupo francés Socialismo o Barbarie); Herbert Marcuse (sus escritos políticos
de los años 60), Antonio Negri y Mario Tronti (sus escritos políticos de los años 70), todos ellos
ubicados en el campo de las formulaciones más radicales del marxismo.

2.- Marxismo
A. En general:
Para el Movimiento Autonomista “marxismo” significa reconocer tres conjuntos de ideas que proceden
de Carlos Marx:
1.- Su crítica estructural a la economía capitalista
2.- La idea de clase social y de lucha de clases
3.- La perspectiva comunista: la posibilidad de construir una sociedad sin clases sociales.

B. Respecto de la tradición marxista, significa:


1.- Reconocer los enormes y profundos avances alcanzados en los países socialistas en los ámbitos de
la educación, la salud, los derechos de la mujer, el derecho a un trabajo y un salario digno, la seguridad
social, el acceso a la cultura.
2.- Rechazar ampliamente las formas centralistas, burocráticas y totalitarias en que se desenvolvió la
vida en los Estados y partidos marxistas a lo largo del siglo XX.

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C. En la práctica política actual, para nosotros, “marxismo” significa:
1.- Una postura radicalmente anti capitalista
2.- Autonomía respecto de la política de los partidos marxistas tradicionales
3.- Una práctica partidaria, y respecto de la configuración del Estado, radicalmente democrática y anti
burocrática
4.- Una voluntad de hacer converger, teórica y prácticamente, marxismo, feminismo, territorialismo,
respeto por la diversidad étnica y de género, ecologismo.

D. Antecedentes históricos y referencias bibliográficas


a. Entendemos el marxismo como una contribución específica, acotada, en la diversidad de fuentes
teóricas del Autonomismo en particular, y de la izquierda en general. Esto significa rechazar la idea de
que el marxismo sea una teoría general, que tendría respuestas para todos los problemas y ámbitos, en
la sociedad humana, la naturaleza y la subjetividad.
b. Suscribimos por lo tanto las contribuciones de todos los teóricos que han pensado un marxismo
abierto, que no constituya un canon pre establecido. Entre ellos Karl Kautsky, Rosa Luxemburgo,
Antonio Gramsci, Georg Lukács, Herbert Marcuse, Mihaílo Markovic, Karel Kosik. En América
Latina, José Carlos Mariategui y, en particular, las contribuciones de los teóricos de la dependencia.
c. A pesar de estas referencias creemos que hoy es fundamental volver a los textos de Marx mismo:
- El Trabajo Enajenado (1844)
- La Ideología Alemana, I. Feuerbach (1846)
- Manifiesto Comunista (1848)
- Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)
- Salario, Precio y Ganancia (1865)
- El Capital, Volumen I, (1867)
- La guerra civil en Francia (1871)
- Crítica del Programa de Gotha (1875)
Pensamos que es necesario, desde estos textos, y desde los que puedan ser útiles en la tradición, volver
a pensar el marxismo, de acuerdo a las realidades políticas y sociales imperantes en nuestra época.

3. Feminismo
A. Feminismo en general
1.- El Feminismo es una teoría, una práctica y una voluntad permanente de crítica e impugnación a la
opresión patriarcal.
2.- La opresión patriarcal se expresa tanto en las relaciones de explotación económica sobre las
mujeres, como en el desconocimiento o postergación de sus derechos, de sus capacidades y de su
identidad específica; es, por tanto, transversal a los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales
y étnicos en que se desenvuelve la vida pública y privada de las mujeres.
3.- La opresión patriarcal se expresa y reproduce en las estructuras políticas y jurídicas del Estado, en
los modos de organización de los partidos y movimientos políticos (incluso de izquierda), en las
relaciones micro sociales e interpersonales en el espacio privado, en los modos de producción y
administración del cuerpo, y en los modos de producción y administración del saber.
B. Feminismo Autonomista
1.- El feminismo autonomista reconoce y recoge la tradición de luchas de los movimientos feministas
que se han desarrollado en Chile desde principios del siglo XX, pasando por el sufragismo, las luchas

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sindicales, la contribución de los movimientos de mujeres en la lucha contra la dictadura, hasta las
luchas actuales de las mujeres por los derechos sexuales y reproductivos y contra la violencia del
sistema patriarcal y neoliberal. Enraíza sus luchas en la tradición del feminismo popular, sindicalista,
en las manifestaciones feministas presentes en las luchas de los pueblos originarios, y en las demandas
de las mujeres migrantes, entre otras.
2.- El feminismo autonomista lo entendemos como un feminismo político, materialista, radical y pre
figurativo. Situado históricamente, se plantea como un feminismo transformador, orientado a la
emancipación de las clases, de los géneros y de toda forma de dominación subyacente a las relaciones
que hoy configuran la sociedad.
3.- El feminismo autonomista considera que las reivindicaciones contra la opresión patriarcal son una
tarea colectiva, de mujeres y de hombres, en tanto se entroncan con las reivindicaciones generales del
movimiento popular en torno al respeto y ejercicio pleno de los derechos humanos.
4.- El feminismo autonomista hace suyo tanto el reconocimiento de la diversidad múltiple de géneros,
haciéndose parte de las luchas de los movimientos LGBTI+.
5.- El feminismo autonomista hace suyo tanto el reconocimiento de la diversidad de las
masculinidades, y la necesidad de un trabajo y desarrollo colaborativo en la profundización de esa
diversidad.
6.- De la tradición marxista, el feminismo autonomista
▪ reconoce y recoge:
- su crítica estructural a la economía capitalista;
- su idea de clase social y de lucha de clases;
- su idea de la posibilidad de un horizonte comunista.
▪ rechaza y supera la reducción del problema de género a la contraposición capital / trabajo.
▪ asume que
- la opresión patriarcal es anterior al capitalismo;
- en el proceso de acumulación originaria el capitalismo creó una nueva forma de la división
sexual del trabajo, sentando las bases para las relaciones sociales de producción y reproducción
patriarcal dominante;
- que esa nueva forma de la división sexual del trabajo es el origen de la sobre explotación y
degradación de la mujer en el marco de la precarización del trabajo y de la vida en la actual economía
neoliberal.
C. Desafíos actuales en la práctica política del Feminismo Autonomista
1.- Una postura que considere de manera activa y profunda la dimensión de género en una crítica y
práctica anti capitalista radical.
2.- Una política transformadora que cuestione el orden material, situado históricamente, contemplando
en él también las relaciones reproductivas. Que, apostando a una educación y a una praxis pre
figurativa no sexista, propenda a la eliminación de las dicotomías entre lo público y lo privado, entre
producción y reproducción.
3.- Una postura que exige un reconocimiento real y efectivo de los derechos, capacidades e identidades
de género, en la configuración política y jurídica del Estado.
4.- Una postura que exige considerar de manera activa y profunda la dimensión de género en las
políticas y prácticas internas de los movimientos políticos: paridad, respeto y reconocimiento, acción
solidaria, igualitaria y compartida de las prácticas políticas entre hombres y mujeres. Es decir, un
feminismo pre figurativo de las relaciones sociales cotidianas. Radical, revolucionario, rupturista.
5.- Una voluntad de hacer converger teórica y prácticamente los principios que nos hemos dado como
movimiento

D. Antecedentes históricos
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d1. Aspectos globales:
“Dentro de la historia ha habido diferentes luchas impulsadas desde la perspectiva feminista, pero su
especificidad ha ido variando según contextos históricos y sociales, y según esto ha tomado diversas
formas en cuanto a su pensamiento y acción. El análisis de estas luchas y reflexiones siempre ha sido
visualizado desde diferentes perspectivas, por ello se reconocen corrientes que han interpretado el
proceso emancipador de las mujeres de diversa manera. El feminismo radical propone la confrontación
para superar la opresión de las mujeres por las instituciones patriarcales, visualizando una nueva
organización social que permita a las mujeres tomar el control de su sexualidad y reproducción. El
feminismo de la igualdad, por su parte, se inspira en las raíces ilustradas y el movimiento sufragista,
pero además niega los valores femeninos y masculinos, entendiendo que la diferencia tiene su origen en
la opresión. El feminismo liberal valida al capitalismo como el sistema óptimo para alcanzar la
igualdad entre los sexos y su crítica se vuelca a la cultura tradicional y sus valores. Por otro lado, el
feminismo socialista considera que la lucha debe enfocarse en el enfrentamiento al sistema capitalista.
La riqueza del feminismo puede encontrarse también desde la mirada decolonial, que hace una crítica
del eurocentrismo con el que se ha leído el proceso emancipatorio de las mujeres en América Latina.
También los aportes de la teoría queer, que reparan en la ontologización que se hace del género, en el
binarismo y heterosexismo, la permanencia de la orientación sexual y el esencialismo del feminismo
anterior.
Además de todo esto, debe considerarse como parte considerable de las luchas feministas aquellos
movimientos que se han organizado por demandas específicas, como el divorcio, anticoncepción,
aborto, leyes antidiscriminación, guarderías, igualdad salarial, entre otras, que pueden contar con
diversos trasfondos ideológicos.
Así, es posible señalar que hablar de un feminismo sería reduccionista e implicaría que no quedan
espacios para la creatividad, cuando justamente se trata de lo contrario: es momento de pensar un
proyecto feminista que permita articularnos hacia un horizonte donde la vida de todos y todas sea
creada por todos y todas.” Frente Feminista, Movimiento Autonomista, junio, 2016

b2. Aspectos locales:


En la década de 1870 se registran acciones contra las exclusiones que viven las mujeres como son el
acceso a la educación. A comienzo del siglo XX, nacen los primeros periódicos de mujeres: La
Alborada en 1905 y La Palanca en 1908. Surgen organizaciones autónomas de mujeres como Los
centros anticlericales de Belén de Zárraga en 1913 en los Centros Salitreros. Se desarrolla un
movimiento sufragista, que logra su objetivo en 1949. Se sumaba a esta demanda otras como Derecho
al divorcio, acceso a anticonceptivos y al aborto. De 1950-1973 se produce una integración de las
mujeres a partidos políticos y organizaciones sindicales perdiendo su radicalidad, autonomía y
visibilidad de sus luchas. Desde mediados de la década del 70 surgen organizaciones y acciones anti
dictatoriales, de sobrevivencia y feministas. Conocida es la consigna “Democracia en el País y en la
Casa”, desplegada en un lienzo en las escalinatas de la Biblioteca Nacional, en 1981. Se realizan 3
Encuentros Nacionales de Mujeres en 1978,79 y 80.

E. Referencias bibliográficas
Julieta Kirkwood: Ser política en Chile.
Núcleo Feminista Izquierda Autónoma: “8 ideas sobre el pensamiento político de Julieta Kirkwood.”
Cecilia Moreno y Andrea Salazar: Un feminismo materialista para una estrategia socialista
Gaviola, Largo, Palestro: Una historia necesaria
Frente Feminista MA: ¿Qué feminismo, para qué proyecto?, junio 2016
Tania De Armas y Cristian Venegas: Patriarcado y capitalismo académico
Amalia Valcárcel: La memoria colectiva y los retos del feminismo
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María Galindo: No se puede descolonizar sin despatriarcalizar.
Silvia Federici: Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas.
Silvia Federici: Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria

4. Democracia Radical (DR)


A. Democracia Radical en general
1.- La DR es un conjunto de ideas y de prácticas específicas que buscan el máximo desarrollo de una
ciudadanía consciente y participativa, y que tienden a empoderar a los ciudadanos, a los colectivos y a
las organizaciones sociales frente a los poderes dominantes. Es un conjunto de políticas y prácticas en
contra de toda forma de opresión y discriminación.
2.- La DR se busca a través de mecanismos concretos de participación en las decisiones y en el control
ciudadano que logren superar la dicotomía entre democracia representativa y democracia directa. DR es
una expresión que debe entenderse como próxima y relacionada con las ideas de “democracia
participativa”, “democracia protagónica”, “democracia de alta intensidad”, “democracia sustantiva”, es
decir, con todas las formas en que se ha procurado captar de manera profunda el horizonte democrático
de la modernidad.
3.- Para que las políticas de DR sean efectivas y tengan significación política profunda es necesario que
operen no solo en la estructuración del aparato del Estado si no también em los partidos y movimientos
que buscan la transformación social, en el ámbito de la vida cotidiana, en la gestión y el usufructo de
los productos del trabajo, y en la producción y gestión del saber.
4.- La preocupación por las políticas de DR no se contrapone al énfasis en los procedimientos
democráticos (aspecto procedimental de la democracia) sino que, al contrario, busca asegurar a través
de especificaciones prácticas y concretas que los procedimientos habitualmente reconocidos sean
realmente democráticos, que no se presten para un ejercicio formal o manipulado de la democracia.
5.- Para el Movimiento Autonomista, el principio de DR debe entenderse como inseparable, y de
manera convergente, con los principios Autonomismo, Marxismo, Feminismo.
B. Democracia Radical de manera específica
1.- Los mecanismos e instrumentos más relevantes en las políticas de DR radical son:
- el establecimiento de plebiscitos vinculantes a todo nivel (nacional, regional, comunal);
- el entender los mecanismos plebiscitarios como procesos de participación activa, y no simplemente en
términos procedimentales (participación previa en la convocatoria, plebiscitos con alternativas);
- la iniciativa popular de ley y la fijación de materias que requieren plebiscito de manera obligatoria:
- las políticas de transparencia radical y control ciudadano sobre los representantes;
- las políticas de acceso libre a todas las fuentes del saber;
- la educación cívica continua y obligatoria en todos los niveles del sistema educacional y para la ciudadanía;
- la radical descentralización del gasto estatal hacia los niveles regionales y comunales;
- la obligación de plebiscitar el 100% de los presupuestos regionales y comunales cada año;
- las revocatorias de mandato a todo nivel;
- las políticas de resguardo de los derechos de las diversidades de género, étnicas y culturales;
- la democratización profunda de la propiedad, la gestión y el ejercicio de los medios de comunicación.
2.- Las políticas de DR se contraponen de manera directa:
- a las instituciones contra mayoritarias en el aparato del Estado (Tribunal Constitucional, Banco Central);
- al efecto contra mayoritario que tienen las instituciones supra nacionales que condicionan el ejercicio
democrático y la soberanía de los países (FMI, OMC, Tratados de Libre Comercio, Evaluadoras de Riesgo);
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- al carácter oligárquico de los órganos estatales que funcionan y se constituyen a espaldas de la ciudadanía;
- al efecto contra mayoritario que surge de la concentración de la propiedad de los medios de comunicación;
- a las orgánicas centralistas y verticalistas en los partidos y movimientos que buscan la transformación social;
- a la delegación de saberes, poderes de acción y derechos en la vida cotidiana;
- al desconocimiento de los saberes propios de los trabajadores y de su derecho a participar de manera plena en
la gestión y en los productos de su trabajo;
- a la burocratización, privatización y elitización del saber.

3.- Las políticas de DR deben entenderse como alternativas y contrapuestas de manera concreta, y a
través de mecanismos definidos:
- a la “democracia de los consensos”, entendiendo la democracia como un ámbito de conflictos;
- al concepto de democracia liberal, individualista, meramente procedimental;
- a la llamada “profundización de la democracia” propuesta desde la “tercera vía” y el “progresismo”;
- a la democracia manipulada que es característica de la gestión “democrática” del neoliberalismo.

C. Democracia Radical en la práctica Autonomista


Para la política Autonomista, de manera específica, las políticas de DR, significa:
1.- Una voluntad de organizar el Movimiento Autonomista de acuerdo a sus principios.
2.- Una voluntad de mantener una convivencia reconocedora e igualitaria entre sus militantes.
3.- Una voluntad de reconocer y potenciar los saberes comunes, de reconocer, validar y potenciar los
saberes tradicionales, y de democratización de todo saber que se pretenda “experto”.
4.- Un programa orientado hacia la democratización de la propiedad, el uso y la gestión de los bienes
comunes (agua, espectro radioeléctrico, aire, parques y plazas, recursos naturales no renovables, la
cultura, el saber).
5.- Un programa orientado hacia la democratización radical de la sociedad y de la vida cotidiana.
6.- Una actitud permanente en las formas de participación en el aparato del Estado y en las alianzas
políticas.

D. Antecedentes
Entendida de este modo, hasta hoy no hay teóricos que hayan hecho de la DR una doctrina específica,
elaborada y fundamentada. Se pueden reconocer, sin embargo, múltiples fuentes, diversas e
independientes, que convergen en su formulación:
1.- Los procesos constituyentes que han procurado integrar sus mecanismos al ordenamiento jurídico
en las nuevas Constituciones Políticas en América Latina (Colombia, Ecuador, Venezuela). Como
también el recurso y uso intensivo de mecanismos jurídicos por parte de las luchas del movimiento
popular.
2.- Los críticos del burocratismo, el centralismo y el estatalismo característicos de las izquierdas
tradicionales y de los países que se llamaron socialistas (Castoriadis, Laclau, Mouffe, Mihailo
Markovic, Edvard Kardelj).
3.- Los defensores del software libre y los que luchan por el acceso abierto a todas las fuentes del saber
(movimiento Open Access, movimientos GNU y Copy Left, movimiento Creative Commons).
4.- Las feministas que han formulado estándares de convivencia y reconocimiento democrático en el
espacio cotidiano (Carole Pateman, Marcela Lagarde).
5.- Los teóricos que han señalado que el reconocimiento de las capacidades y saberes de los
trabajadores y su acceso al poder de gestión de la producción debe ser completado necesariamente con
un acceso creciente al producto que crean (André Gorz, Richard Wolff)
6.- Las prácticas sociales que han puesto de relieve la validez, el poder de acción efectiva y el valor
humanista de los saberes tradicionales y de los pueblos originarios (Boaventura de Sousa Santos).

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Principios Programáticos

5. Territorialismo
A. Territorialismo en general
1.- a. “Territorio” es una unidad geográfica que se establece por la composición de sus características físicas
(valle, río, cerro, clima, espacio ecológico, bienes comunes naturales) y las características de su población
(identidad, unidad política, memoria, diversidad étnica, diversidad cultural, unidades productivas).
b. Los límites de un territorio se definen de manera práctica por los intercambios políticos, económicos y
culturales de su población, y de manera teórica por las pretensiones que surgen de su identidad, patrimonio,
memoria.
c. Los territorios no son unidades fijas, ni poseen fronteras separables y definidas de manera unívoca.
Frecuentemente se superponen, se cruzan, se componen de territorialidades diferentes. Se constituyen, además,
en diversos grados de extensión e inclusión (aldea, zona, región, nación, unidades plurinacionales).
d. Los territorios son unidades formadas social e históricamente desde las prácticas de sus bases sociales. En
este sentido su constitución y su viabilidad mantienen una tensión permanente con la división política y
administrativa homogeneizadoras, impuestas desde arriba, por los Estados.
e. Las relaciones de poder capitalista presentes en una sociedad influyen en la configuración del territorio y
en la relación recíproca de este con otros territorios. Todo proyecto dominante desarrolla una estrategia de
destrucción y construcción de territorialidades.
2.- a. “Territorialismo” es una expresión que, la mayor parte de las veces, se usa para expresar la voluntad y
demanda de democracia radical, de base o participativa, y contraponerla a los usos cupulares, burocráticos y
verticalistas en la gestión del Estado y de los movimientos políticos.
b. También se usa la expresión “territorialismo” para señalar la necesidad de analizar el sistema capitalista de
manera situada, compleja, considerando las referencias geográficas, históricas, culturales a través de las cuales se
implementa, y las experiencias sociales de resistencia y construcción de autonomías territoriales a que da lugar
en cada espacio histórico y cultural específico. En este sentido, el análisis desde lo territorial, o desde las
“escalas” en que funciona el sistema, se contrapone al análisis más general, más abstracto, que se puede
encontraren El Capital, de Marx.
c. Para la izquierda, sin embargo, en una perspectiva histórica, adquiere la significación específica de
constituirse en una forma alternativa de organizar al movimiento popular, frente a la organización tradicional en
sindicatos y frentes de masas.
d. El valor del territorialismo, frente a las formas de organización popular tradicionales, reside en congregar
en torno al espacio de la vida inmediata y cotidiana de una población todas las contradicciones y luchas sociales
que las afectan. En el territorio es posible cruzar, vivir en común, comprender de manera práctica las
interrelaciones entre todas las formas de opresión: contradicción capital/trabajo, explotación y opresión de
género, diversidad étnica y cultural, lucha por un medioambiente sano y sustentable. Una lucha social organizada
desde los territorios se orienta a articular todas las luchas, a que los actores se reconozcan e incorporen los
aportes del otro, haciendo más vital la cercanía y el compromiso de los ciudadanos con el carácter múltiple y
complejo de la opresión.
e. Como forma de organización de las luchas sociales, el territorialismo busca construir alianzas y
solidaridades entre luchas locales articuladas en red, en contraposición a la lucha en bloques uniformes propia de
la izquierda clásica; por lo mismo, busca levantar reivindicaciones concretas, desde la base social, para luego
articularlas en demandas generales, en contraposición a una política que deduce demandas generales desde una
teoría, o un programa elaborado sobre una base ideológica previa, para luego hacerlas “descender” a su
expresión en la realidad local. Debido a estos énfasis, el territorialismo se contrapone a la figura tradicional de

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partido único, organizado de manera vertical y homogénea, y entiende la organización partidaria también como
una red de colectivos estrechamente ligados al trabajo en las distintas escalas de lo territorial.

B. Territorialismo de manera específica


Territorialismo, de manera específica, es un conjunto de políticas que buscan:
1.- Desarrollar, apoyar y potenciar la identidad, la memoria social y política, y el sentimiento de comunidad de
las poblaciones locales, regionales, plurinacionales.
2.- Identificar los conflictos locales, regionales, nacionales presentes (económicos, sociales, de género, étnicos,
ambientales) y entenderlos y relacionarlos de manera transversal e integrada.
3.- Arraigar en la base social la propiedad, la gestión y el usufructo de los bienes comunes (aire, agua, espectro
radioeléctrico, cultura común, conocimientos comunitarios, el saber)
4.- Tensionar la división política y administrativa del Estado desde los territorios, reivindicando una
descentralización de la gestión política del Estado orientada fortalecer la gestión colectiva y desde debajo de los
territorios, aspirando a revertir de esa forma los efectos homogeneizadores, burocráticos y autoritarios de la
división actual.
5.- Trabajar la igualdad territorial (que no haya territorios que usufructúen de manera privilegiada y excluyente
de sus recursos), buscando una integración territorial democrática en el marco de unidades políticas
plurinacionales.
6.- Promover la descentralización demográfica del país, en contraposición a las aglomeraciones urbanas
abstractas, irracionales y homogeneizadoras.
C. Territorialismo en la práctica Autonomista
Para la política Autonomista, de manera específica, territorialismo significa:
1.- Reconocer y valorar profundamente la riqueza de la identidad, la memoria, y las luchas de las comunidades y
movimientos sociales organizados de manera territorial.
2.- Arraigar el trabajo político del Movimiento en la realidad política, económico, social y cultural de los
territorios. De lo que se sigue el imperativo de organizar la vida concreta de la militancia y la acción política en
torno al reconocerse, pertenecer y compartir en territorios específicos.
3.- Organizar y entender la participación política en las instancias organizativas del Estado (comunas, distritos,
regiones, país) desde la realidad de los territorios que se constituyen en esas unidades.
4.- Entender la territorialidad más allá de los límites del Estado nacional, como una realidad que cruza las
fronteras, que se hace interior a través de los migrantes, que apunta hacia la construcción desde las bases sociales
de la unidad latinoamericana.
5.- Promover la integración a las orgánicas constituidas como frentes (frente sindical, frente estudiantil, frente
feminista, etc.) a las realidades territoriales, privilegiando en la organización del Movimiento la complejidad y
transversalidad de lo territorial ante la especificidad corporativa de los frentes.
6.- Integrar en el análisis y comprensión del capitalismo chileno y regional, las dimensiones geográficas de su
desarrollo.
7.- Entender la territorialidad como una dimensión de principios que debe considerarse como inseparable de
nuestras opciones en torno a autonomía, marxismo, feminismo y democracia radical.
D. Antecedentes
Entendido de este modo, hasta hoy no hay teóricos que hayan hecho del Territorialismo una doctrina específica,
elaborada y fundamentada. Se pueden reconocer, sin embargo, múltiples fuentes, diversas e independientes, que
convergen en su formulación:
1.- Los aportes de la geografía crítica marxista, y de los teóricos que han trabajado en torno a la referenciación
concreta del capitalismo en su implementación histórica y cultural (David Harvey, Immannuel Wallerstein)

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2.- Los aportes de los teóricos que han pensado la realidad histórica y situada de escalamiento del capitalismo en
América Latina (Enrique Dussel, Maristella Svampa, Theotonio dos Santos, Vania Bambirra)
3.- Los aportes en torno a las identidades y procesos de construcción de memoria social y resistencia local y
nacional en América Latina (Álvaro García Linera, Gabriel Salazar)
4.- Los aportes de la teoría de los Bienes Comunes (Elinor Ostrom, Garrett Hardin), y su discusión en América
Latina.
5.- La enorme acumulación de experiencias territoriales concretas, que lentamente ha sido reunida y elaborada
por movimientos que centran su política en ellas, sobre todo en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil
(Movimiento Zapatista en México, Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, experiencias en Chile, como
Ukamapu, MPL, y movimientos como los de Aysén, Magallanes, Calama, entre otros).

6. Ecologismo
A. Ecologismo en general
1.- Ecologismo es un conjunto de teorías y prácticas políticas que buscan la viabilidad y sustentabilidad
de la comunidad humana en el medio ambiente planetario, que se percibe como violentamente alterado
y empobrecido por la acción depredadora de los mismos seres humanos.

2.- Las diversas formas en que se presentan las convicciones ecologistas tienen en común:
- la idea de que los recursos disponibles en el planeta son finitos y su sobre explotación pone en peligro
la viabilidad de la sociedad humana;
- la convicción de que la forma del desarrollo industrial durante los últimos tres siglos ha sido
particularmente destructiva, y conduce directamente al colapso de la civilización humana;
- las constataciones científicas en torno a la fragilidad y la extrema complejidad de los ecosistemas que
conviven en la biosfera terrestre, lo que conduce a la exigencia de una precaución profunda y urgente
en todas las intervenciones humanas que las comprometen;
- la convicción de que la política ecologista debe surgir y construirse desde las bases sociales, desde la
conciencia ciudadana común, y debe ser vista como una lucha que compromete a toda la humanidad.

B. El Ecologismo visto desde las izquierdas


Para las diversas izquierdas que han hecho suyas las luchas ecologistas:
1.- Las graves condiciones de contaminación y destrucción ambiental en el planeta son consecuencia
directa de la tendencia depredadora y la tendencia a un modelo de crecimiento ilimitado, puramente
mercantil propia del capitalismo.

2.- Se ha señalado, sin embargo, que el modelo de industrialización masiva y mecanicista impuesto en
los países que se llamaron socialistas también reprodujo los patrones de negación y destrucción del
medio ambiente típicos del capitalismo, lo que ha conducido a un profundo proceso de crítica y
reconsideración de los modos del desarrollo económico social que deberían ser propuestos desde los
proyectos sociales emancipadores.

3.- Se ha mostrado también que, aunque toda la humanidad resulta afectada y comprometida por el
desastre ambiental actual, son los países más pobres, los pueblos originarios, los sectores de la
población más postergados, los niños y los adultos mayores, los que sufren de manera más directa y
más grave sus consecuencias, a través de las enfermedades derivadas de la contaminación, del
empeoramiento de los entornos y las condiciones cotidianas de vida, del saqueo de los recursos
naturales, de la negación sistemática de las técnicas, sometidas también a la mercantilización, que
podrían contribuir a resolver sus problemas más urgentes.

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4.- Para las izquierdas, en general, el desastre ecológico no pertenece, ni es producto de una naturaleza
humana esencialmente destructiva, o de una cultura particularmente negadora de la naturaleza, sino un
producto histórico de condiciones sociales muy concretas, históricamente superables. Debido a esto la
perspectiva de liberación y emancipación socioambiental es vista desde un optimismo tecnológico y
político fundamental, desde la confianza profunda en que los pueblos pueden superar, en el camino de
su propia liberación, los problemas ambientales que ha generado la explotación capitalista, y la
administración burocrática.

5.- Para las izquierdas, en general, ecologismo significa respetar, reconocer, valorar las ideas y
prácticas a través de las cuales las culturas tradicionales mantenían una relación profunda y respetuosa
con la naturaleza, concediéndole un valor esencial, mucho más allá de su uso instrumental. De acuerdo
a estas convicciones, se reconoce el derecho prioritario de los pueblos originarios y de las comunidades
locales a decidir sobre el medioambiente y los conflictos producidos a partir de la intervención
capitalista.

6.- Sin embargo, es necesario señalar que, al interior de las izquierdas, particularmente en el contexto
latinoamericano, se ha dado un profundo debate en torno al fundamento de la lucha ecológica. Por una
parte, para algunos, el centro y objetivo directo de la lucha por una relación armónica y sustentable con
la naturaleza es la viabilidad de la comunidad humana, cuya sobrevivencia depende de manera
inmediata de esa armonía. Este enfoque, que se ha llamado antropo-centrista, se contrapone al enfoque
bio-centrista, para el cual la naturaleza es el fundamento primario, y debe ser considerada como un
sujeto de derechos por sí misma. Este principio bio-centrista ha sido incluso incorporado por la
Asamblea Constituyente a la Constitución de Ecuador. Según él, el respeto a la biodiversidad, el
cuidado de la armonía entre hombre y naturaleza, el derecho de la conservación de los bienes naturales,
deriva de derechos propios de la naturaleza misma, y no debe ser supeditado o entendido en función de
las conveniencias humanas. Este enfoque bio-centrista ha sido relacionado, además, a los llamados
“derechos de las generaciones futuras”, que considera sujeto de derechos también a los seres humanos
que están por nacer. En todo caso, ambas partes en esta discusión parecen estar de acuerdo en que
ninguna de estas posiciones debe ser entendida de manera fundamentalista y excluyente, y que la
discusión al respecto debe darse atendiendo a las particularidades de cada pueblo, cada conflicto
ambiental, cada proyecto nacional progresista.

7.- Para las izquierdas, en general, se hace necesario distinguir claramente entre una noción de
sustentabilidad productiva relacionada con el afán de lucro capitalista que ha renovado su retórica
comercial a través de los que puede llamarse “capitalismo verde”, que debe ser rechazada, y una noción
en que la sustentabilidad está arraigada en el respeto real al medioambiente (o en los derechos propios
de la naturaleza), que la que se defiende, entre otras razones, precisamente por su carácter
anticapitalista. De la misma manera, es necesario discutir y rechazar los intentos de reelaborar y
administrar las demandas ecologistas por la retórica y la lógica del neoliberalismo. Al respecto se suele
distinguir entre “sustentabilidad” y “sostenibilidad”, sin embargo, no se ha alcanzado un consenso
respecto de estos rótulos, los que son asignados de manera distinta por diversos grupos ecologistas a
cada una de las posturas anteriores.

8.- También, para las izquierdas, la lucha ecologista comprende la lucha:


- por la soberanía y autonomía alimentaria de los pueblos;
- por la soberanía y autonomía energética;
- por la conservación y protección de la biodiversidad;
- por la protección del genoma humano contra su intervención y alteración con fines mercantiles;
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- por el fin de la intervención genética de los alimentos;
- por el fin de la mercantilización de los fármacos y procedimientos médicos de raíz natural;
- por el fin del maltrato animal en laboratorios de investigación y del espectáculo;
- por el fin de la mercantilización, la deformación genética y el maltrato salvaje de animales en la
industria alimentaria,
- por una conciencia y una práctica que asuman las causas humanas y las consecuencias destructivas
del cambio climático global.

C. Ecologismo en la práctica Autonomista


Para la política Autonomista, de manera específica, ecologismo significa:
1.- La voluntad de construir y programa y una práctica política que contemple la dimensión ecológica
como un elemento fundamental de la acción revolucionaria.

2.- La obligación de pensar los modelos de crecimiento económico y las políticas de desarrollo social
de un modo que sea consistente con la sustentabilidad medio ambiental, y con la convivencia armónica
de la comunidad humana con la naturaleza. Es necesario tener en cuenta que esta obligación comprende
incluso la necesidad de mantener, al interior del MA, una profunda discusión sobre la noción misma de
“crecimiento” en el plano de la gestión económica, la que ha sido impugnada y problematizada por la
reflexión ecologista, y en torno a la cual se han propuesto alternativas como las de “crecimiento cero” o
“crecimiento negativo”.

3.- La voluntad de aprender de la tradición ecologista la enorme acumulación de saberes, de prácticas,


de respuestas locales concretas a problemas específicos que se han conquistado en los movimientos
sociales en que se ha organizado, y en los innumerables intelectuales en que se ha expresado.

4.- La voluntad de promover prácticas de cuidado mutuo, de intercambio de saberes, de relación con la
naturaleza, de intercambio de la producción de bienes concretos, en la vida cotidiana, en las realidades
locales, en los territorios.

5.- La atención y crítica permanente de los innumerables modos en que la crisis ambiental general
aparece de modos directos y concretos en nuestras vidas, en nuestros barrios, en las localidades que son
condenadas al “sacrificio”, en las gravísimas consecuencias en el mediano y largo plazo que conlleva el
saqueo indiscriminado en los territorios de nuestros recursos naturales y bienes comunes.

6.- La necesidad de discutir y promover una profunda relación entre ecologismo y las políticas que
buscan establecer derechos sobre los bienes comunes (aire, agua, espectro radioeléctrico, recursos
naturales), como también las que buscan establecer las condiciones económicas, sociales, políticas y
ambientales del buen vivir.

7.- Una propuesta de discusión: ¿debemos calcular nuestras necesidades como comunidad humana y
ajustar de acuerdo con ellas los desarrollos técnicos que sean necesarios para lograr un equilibrio
estable, duradero y respetuoso con la naturaleza, o deberíamos primero calcular las tasas de reposición
que se dan en los ciclos naturales por sí mismos, y ajustar las dimensiones y las ambiciones de la
comunidad humana a lo que ellas puedan ofrecernos?

D. Antecedentes

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1.- Para el Movimiento Autonomista, que es una fuerza política nueva y en construcción, resulta un
deber ineludible establecer cuáles, entre las múltiples y muy diversas fuentes del pensamiento
ecologista pueden operar como sustento de sus opciones en este campo.
En principio, deberían ser sugerentes para nuestra mirada, autonomista, marxista, feminista, los
siguientes autores y líneas teóricas en el ecologismo. Completar estas referencias, discutir cuáles nos
representan de manera más directa, debe considerarse, sin embargo, una materia de discusión y
definición en la construcción de nuestras bases doctrinales.
- el anarquismo ecologista de Murray Bookchin;
- la ecología profunda de Arne Naess, como también las propuestas de la ecología social y la ecología
política;
- los movimientos ecofeministas en Kenia (Cinturón Verde), en India (Chipko, Vandana Shiva), en
Estados Unidos (Rachel Carson, Susan Griffin);
- la contribución de los economistas ecologistas como Manfred Max-Neef; Joan Martínez Alier, José
Manuel Naredo;
- las contribuciones teóricas y prácticas de la tradición de la permacultura;
- la relación entre ecología y territorio en la obra de David Harvey;
-el ecosocialismo propuesto por Michel Lowy.

7. Anticapitalismo y Anti Neoliberalismo


A. Anticapitalismo y Anti Neoliberalismo en general
1.- El Anticapitalismo es una corriente de pensamiento y de prácticas que nacen como respuesta crítica
al desarrollo del sistema capitalista en el mundo. Así, pone como una de las causas principales de la
mayor parte de los males de la sociedad actual en la existencia y preponderancia del Capitalismo como
estructura de organización social.

2.- Existen muchos tipos de críticas al Capitalismo: críticas conservadoras, liberales, socialistas y
marxistas. Junto a ellas es importante considerar las críticas que provienen del ecologismo, del
feminismo radical y las que derivan de la cosmovisión de los pueblos originarios.

3.- La mirada conservadora centra su crítica en el Capitalismo como un sistema que corrompe el
sentimiento de comunidad, que promueve como único fin de su acción el lucro, que fomenta el
individualismo y la usura. Sin embargo, enmarca estas críticas en una idea de comunidad como un
espacio en el que cada estamento social cumple un rol específico mandatado por la naturaleza o por
Dios, por lo que su horizonte anticapitalista se reduce a la prédica moral y a la pretensión restauradora
de un cierto pasado histórico que habría que recuperar.
La perspectiva liberal centra sus críticas en la tendencia del Capitalismo a la conformación de
monopolios, su tendencia a la sobre explotación, y a exceder y abusar de las “leyes del mercado”, como
también en el efecto nocivo que tiene sobre la sociedad la mercantilización de los servicios y la
hegemonía del capital financiero. Sin embargo, sus críticas nunca alcanzan a realizar un análisis
estructural o sistémico, entregando toda su acción política a la confianza en que un proceso de reformas
sociales podría superar los “abusos” y “excesos” de los capitalistas como agentes particulares.
Las críticas de la tradición socialistas apuntan al Capitalismo como sistema. Conciben al régimen
capitalista como un orden social basado en la opresión de clases, las que a su vez están definidas por su
rol dentro de la estructura económica. La crítica se centra en el hecho constatable de que la producción
de toda riqueza real surge de una tarea eminentemente social, en que todas las tareas productivas están
estrechamente relacionadas, y requieren de la participación de toda la sociedad mientras que, en

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cambio, los beneficios de esa producción social van a dar a manos de una minoría privilegiada, que
ejerce su poder de dominación para mantener sus privilegios.

4.- Para la crítica marxista, que puede considerarse como parte y radicalización de la tradición
socialista, el Capitalismo es un régimen de explotación, dominación y opresión de una clase social, la
capitalista, sobre otra, los trabajadores, cuyos intereses, en virtud de esta relación, resultan directamente
contradictorios. Para mantener este régimen de dominación, la clase capitalista ha creado un Estado de
Derecho que la favorece sistemáticamente, consagrando por un lado el libre usufructo sobre la
propiedad privada de los medios de producción y, por otro, el régimen de trabajo asalariado explotado.
Con esto domina los medios materiales e inmateriales que se requieren para la producción social, como
la maquinaria, la tierra, el dinero, el conocimiento, es decir, los bienes y servicios necesarios para la
vida dentro de una sociedad humana. En virtud de este poder de controlar el Estado de Derecho mismo,
la tradición marxista entiende al Capitalismo como un sistema totalitario.

5.- El sistema capitalista entendido a la luz de esta tradición marxista se ha expresado de distintas
formas a través de la historia moderna, desde el Capitalismo mercantil, el Capitalismo industrial clásico
del Siglo XVIII-XIX, hasta las concepciones Keynesianas del uso del Estado como herramienta de
estímulo y regulación del mercado. Cada una de estas etapas puede ser considerada como un modo de
acumulación y reproducción del capital específico, que se expresa a su vez en formas específicas de la
relación capital – trabajo, del papel regulador de Estado, de la división técnica del trabajo y su base
tecnológica, y también de las formas de la cultura y la vida cotidiana.

6.- El neoliberalismo puede considerarse como una forma concreta de expresión del Capitalismo,
asociado a un momento concreto en las formas históricas de acumulación y reproducción del capital.
En su forma teórica surge como una revisión por parte de las corrientes liberales más radicales en torno
a los problemas que tuvo el Capitalismo liberal clásico, empujando por una reducción casi total del
papel regulador del Estado. De esta manera, los neoliberales sostienen que el Estado debe convertirse
meramente en una entidad que define marcos de acción institucional para el funcionamiento del
Mercado, siendo este último el único y mejor asignador de recursos en todos los campos y aspectos de
la vida de la sociedad. Su expresión más concreta han sido las ideas de la “economía social de
mercado”.
En su práctica efectiva como modo de acumulación, se caracteriza por la reorganización del capital
productivo en pequeños talleres industriales o módulos que producen y ensamblan partes y piezas, la
apertura y transnacionalización de los mercados a través de una función regulatoria predominante de
los Estados y las instituciones supranacionales, la desnacionalización de los recursos naturales, la
precarización del empleo, la financiarización de la economía, la mercantilización de los servicios y la
aparición y expansión de las economías delictivas, con una base cultural en la proliferación del
consumismo y en el poder regulador de los medios de comunicación, de la psiquiatría y de la industria
del espectáculo.

7.- En el Movimiento Autonomista entendemos el anticapitalismo fundamentalmente a partir de la


tradición socialista y marxista, a las que creemos necesario integrar las perspectivas feministas,
ecologista y étnica. En la medida en que consideramos al neoliberalismo, y al modo de acumulación y
reproducción en que se sostiene, como la forma histórica específica del capitalismo, nuestro
anticapitalismo es, por definición, anti neoliberal.

B. Anticapitalismo y Anti Neoliberalismo de forma específica

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1.- Para la tradición socialista y marxista el régimen de explotación, dominación y opresión capitalista,
que hoy en día se expresa como orden neoliberal, se manifiesta en problemas concretos que por su
gravedad y profundidad afectan a la humanidad como conjunto.
Estamos en contra del capitalismo:
a. porque la riqueza que es producida por toda la sociedad debe ser disfrutada por todos, de manera
igualitaria, y no solo por una minoría privilegiada;
b. porque ha instaurado un sistema de depredación de la naturaleza orientada exclusivamente al lucro,
que pone en peligro la sustentabilidad y viabilidad de la vida humana en el planeta;
c. porque se ha apropiado y ha profundizado gravemente la opresión patriarcal heredada de las
sociedades pre capitalistas, lo que se ha traducido en diferencias salariales, en discriminación jurídica y
cultural, en daño directo a través de la violencia de género, en postergación e invisibilización de la
condición, de las capacidades y derechos de la mujer;
d. porque ha crecido históricamente, y mantiene su crecimiento hasta el día de hoy, sobre la base de un
sistema de sobre explotación y exterminio de los pueblos originarios:
e. porque ha mercantilizado progresivamente los servicios y derechos sociales básicos, como la
educación, la salud, la cultura, el transporte, la vivienda que, conquistados a partir de las luchas de los
trabajadores, el mismo régimen capitalista en sus etapas anteriores había llegado a considerar como
derechos;
f. porque ha derivado progresivamente, guiado por su afán de lucro, hacia una economía fundada en el
crecimiento de capitales sin respaldo productivo, meras ficciones financieras, a través de las cuales ha
incrementado la depredación de los salarios, de las riquezas que los pueblos logran acumular a través
de los impuestos o los sistemas de pensiones;
g. porque ha fomentado un régimen de vida cotidiana fundado en la mera aspiración de consumo, en el
exitismo, el individualismo, la enajenación, destruyendo toda idea de comunidad, de solidaridad o
colaboración social;
h. porque ha condenado a la tercera parte de la humanidad al desempleo absoluto, a la miseria más
atroz, a niveles de deshumanización que nunca habían sido alcanzados en la historia humana;
i. porque ha fomentado, guiado por el afán de lucro, enormes iniciativas productivas centradas en la
destrucción de la vida humana, como la industria armamentista, la industria del tabaco, la industria
plenamente capitalista del narcotráfico, la industria, plenamente capitalista, de la corrupción estatal a
gran escala.

2.- Los movimientos sociales anti capitalistas y anti neoliberales que se inscriben en la tradición
socialista y marxista han recurrido históricamente a formas de lucha diversas, y de diverso alcance,
cuya validez y legitimidad, como Autonomistas, reconocemos y respaldamos plenamente, junto con
reconocer la necesidad de aplicarlas de acuerdo al análisis de la situación concreta de cada pueblo y de
cada momento histórico.
A lo largo de los siglos XIX y XX estas formas han contemplado:
a. la articulación de organizaciones de fraternidad y ayuda mutua entre los oprimidos, como las
mancomunales, los comités de allegados, los comités de migrantes, las asociaciones gremiales, las
asociaciones de mujeres y jóvenes, cooperativas de producción o consumo;
b. la organización de sindicatos de trabajadores y de federaciones y confederaciones generales de
sindicatos que han apelado a la huelga reivindicativa y a su derecho a escalarla hasta la huelga general
y política;
c. la organización de partidos políticos populares dotados de un ideario socialista o marxista, que han
reivindicado su derecho a luchar por un cambio global y revolucionario del sistema social;

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3.- Estas formas de articulación y organización política han apelado, en el curso de sus luchas, a
alternativas más específicas de acción como:
a. la construcción de una ética y una cultura cotidiana nueva, igualitarista, libertaria, contra
hegemónica, que opere como marco existencial y político de las luchas;
b. la construcción de proyectos políticos nacionales, destinados a ganar espacios en el aparato del
Estado, que permitan promover desde un lugar más favorable las reivindicaciones generales;
c. la coordinación y el apoyo solidario a las distintas formas de resistencia anti capitalista a nivel
nacional e internacional;
d. la promoción de una cultura y un arte anti capitalistas, coordinadas con una tarea permanente de
educación política de los oprimidos;
e. la promoción de medios de comunicación alternativos y contra hegemónicos, y la capacitación de los
sectores populares en las formas de la comunicación moderna;
f. la construcción de proyectos alternativos por fuera del aparato institucional del Estado, como en el
zapatismo, el anarquismo, el socialismo utópico.

C. Anticapitalismo en la práctica Autonomista


1.- Para el Movimiento Autonomista, este principio anti capitalista y anti neoliberal debe entenderse en
concordancia con los principios y críticas marxista, feminista y ecologista.
Por esto, de manera específica, las políticas anti capitalistas y anti neoliberales significan para la
política y práctica autonomista:
a. la construcción de una base doctrinaria sólida, marxista, feminista, ecologista, radicalmente
democrática, desde la cual fundar una crítica anti capitalista radical;
b. un programa anti neoliberal definido y específico, que permita enfrentar de manera concreta y
situada el desarrollo neoliberal en Chile, y formular un modelo de sociedad alternativo;
c. la construcción de una ética y una cultura militante que asuma de manera profunda la lucha contra el
neoliberalismo atendiendo a sus dimensiones culturales, subjetivas, cotidianas;
d. la articulación política de nuestro movimiento con un amplio arco de alianzas, dentro y más allá de
las tradiciones socialistas y marxistas, cuyo centro y motor político común sea el desmontar el sistema
económico e institucional neoliberal.

2.- De manera puntual y específica, dada la realidad del desarrollo extremo del sistema neoliberal en
Chile, para la política y práctica autonomista anti neoliberalismo debe significar una política:
a. de recuperación integral del dominio y usufructo de todos los recursos naturales estratégicos, como
el agua, la energía, los recursos mineros, los mares, los bosques, para ponerlos al servicio del desarrollo
del país;
b. la recuperación de los fondos previsionales usurpados a los trabajadores por el sistema de AFP para
la construcción de un sistema de pensiones solidario que permita a su vez el uso de esos recursos en
beneficio de las grandes mayorías nacionales;
c. el completo desmontaje de los sistemas de subvenciones, concesiones, fondos concursables, bonos
fuera del salario regular, que han permitido la privatización de los derechos económico sociales, y la
construcción de sistemas de salud, educación, pensiones, vivienda, cultura, transporte, basados
completamente en la responsabilidad y el financiamiento estatal descentralizado;
d. la lucha por una limitación radical de la usura financiera a través de bancos, financieras y casas
comerciales, y de los grandes movimientos financieros especulativos por parte de esas entidades;
e. la eliminación de los mecanismos de elusión tributaria que permiten que los empresarios ni siquiera
paguen lo que sus propias leyes establecen que debería ser su contribución a la sociedad;
f. la moratoria general y la progresiva derogación de los tratados de libre comercio que favorecen
sistemáticamente al capital trasnacional a costa de las riquezas producidas por todos;
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g. la recuperación integral del derecho al trabajo, a la sindicalización, y del derecho integral a la lucha
por salarios mejores, lo que debe implicar el término de todas las formas de precarización laboral y de
los derechos de los trabajadores.

D. Antecedentes
1.- Para el Movimiento Autonomista la fuente esencial de la crítica anti capitalista está constituida por
la obra de crítica de la economía política llevada a cabo por Carlos Marx, en particular la contenida en
los volúmenes de El Capital, en el volumen llamado Teorías de la Plusvalía y en los manuscritos
llamados Materiales Fundamentales para la Crítica de la Economía Política (los Grundrisse).
2.- Los escritos económicos de Marx, sin embargo, deben ser completados por desarrollos teóricos
posteriores que apuntan a su mismo programa teórico global como:
- las teorías marxistas sobre el imperialismo (Hilferding, Lenin, Baran y Sweeszy, Mandel);
- las teorías de la dependencia (Gunder Frank, Th. Dos Santos, V. Bambirra, Ruy Mauro Marini);
- las críticas de feministas marxistas, como Silvia Federici.
3.- Para el conocimiento integral y la discusión informada, consideramos muy importante contemplar
una amplia revisión de la tradición liberal en sus distintas vertientes:
- el liberalismo clásico desde David Hume hasta John Stuart Mill;
- el neoliberalismo propiamente tal: M. Friedman, A. Harberger, M. Feldstein, F. Hayek, L. Erhard;
- e incluso desarrollos mucho más específicos como el ordoliberalismo (A. Rustow, W. Ropke); el
anarco liberalismo.
4.- Consideramos importante también la amplia literatura no marxista anti neoliberal:
- las críticas neo keynesianas;
- las críticas surgidas desde la doctrina social de la Iglesia Católica;
- las críticas surgidas desde la conceptualización de las cosmovisiones de los pueblos originarios;
- las críticas surgidas desde el ecologismo político;
- las críticas surgidas desde el feminismo no marxista.

8.- Justicia y Derechos Humanos


A. La justicia en la perspectiva de los Derechos Humanos
a. La doctrina jurídica predominante en la actualidad tiende a desplazar la reflexión sobre la justicia,
concentrándose solamente en las condiciones de origen, validez y aplicación de las normas jurídicas.
Esta tendencia, que se ha convertido en hegemónica desde fines del siglo XIX, expresa la deriva
conservadora del derecho moderno, se contrapone al propio horizonte clásico de la reflexión jurídica en
la modernidad, desarrollada entre los siglos XIV y XVIII. En la reflexión burguesa clásica, la justicia
era entendida de manera sustantiva, como expresión del carácter racional de la realidad, como un
conjunto de principios determinables a los cuales sería deseable someter la práctica social.

b. Las teorías clásicas sobre la justicia oscilaron entre atribuirle un origen divino, según el cual los
derechos básicos de las personas derivaban de un derecho natural, en último término establecido por
Dios, y atribuirle un origen puramente humano, caso en que se postuló que los principios básicos de la
justicia podían derivarse por el solo ejercicio de la razón. En ambos casos, los principios de una noción
sustantiva de justicia eran pensados como supra históricos, absolutos, universales de manera
homogénea.

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c. La reflexión burguesa relacionó, desde el principio, la sustantividad de la justicia con el
cumplimiento de un horizonte de derechos, que eran pensados como naturales y personales. Esos
derechos, proclamados en contra de la opresión feudal son, en primer término, los que hoy se
consideran como primera generación de Derechos Humanos, de tipo civil y político, y consideraban, en
todos los casos, de manera prioritaria las garantías al derecho de propiedad.

d. Desde Hegel y sobre todo en la tradición marxista, esta relación entre el carácter objetivo y
sustantivo de la justicia se estrechó aún más, pero ahora asumiendo que todos los derechos son de
carácter eminentemente social, por su origen, por su sentido, por la manera en que se ejercen. Ese
carácter social pone a los derechos en general, y a la idea de justicia, como nociones originadas y
fuertemente arraigadas en las condiciones históricas y culturales de los pueblos, y de la humanidad en
general.

B. Justicia y Derechos Humanos de manera específica


a. Para las perspectivas del feminismo radical y del marxismo, las demandas de justicia no pueden
reducirse solo a la formulación de normas jurídicas, sino que deben expresarse en nuevos modos, más
democráticos y reconocedores de producción de la vida social. Es por eso que toda consideración en
torno a la justicia se relaciona con el horizonte histórico del cumplimiento de los Derechos Humanos.

b. Reconocemos en ese horizonte histórico al menos cuatro generaciones de Derechos, cuya relevancia
se ha puesto de manifiesto progresivamente.
- los derechos civiles y políticos (llamados “de 1° generación”);
- los derechos económicos y sociales (2° generación);
- los derechos de la diversidad y el reconocimiento cultural (3° generación);
- los derechos digitales y de las generaciones futuras (4° generación).

c. Más allá de su formulación liberal, las sucesivas generaciones de Derechos Humanos deben ser
consideradas como expresión de derechos cuyo origen, carácter y sentido es eminentemente social. Se
trata de derechos de la humanidad, de las comunidades particulares y, debido a eso, como
consecuencia, de derechos individuales. Son derechos que pueden ser reclamados de manera
individual, pero que no son individuales por sí mismos. Derechos cuya reivindicación más consistente
y eficaz solo puede hacerse por medio de la lucha social.

d. Como expresión del horizonte moral de la humanidad, el contenido de justicia de los Derechos
Humanos debe ser pensado y ejercido de una manera consistentemente permanente y universal. Ningún
grupo humano, bajo ningún pretexto puede ser excluido de su validez, o coartado en su acceso. En
particular, esto significa el deber de impugnar permanentemente desde ellos la violencia que agentes y
normas dictadas por el Estado ejercen en contra de grupos o minorías sociales discriminadas u
oprimidas. Como también el deber de impugnar las injusticias que provienen de la hegemonía del gran
capital.

e. Un enfoque de la justicia desde la perspectiva de los Derechos Humanos implica la defensa del
horizonte garantista que el derecho penal moderno desarrolló desde principios del siglo XIX. Esto
significa la defensa de los derechos al debido proceso, a la presunción de inocencia, a las garantías
procesales, penales y penitenciarias, a la prohibición de los castigos estigmatizantes, como también de
los castigos inhumanos, crueles o degradantes, y el derecho a la rehabilitación y la reinserción social
plena de los condenados. Implica, de la misma manera, defender el derecho a la amnistía, y a la

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atenuación de las cargas penales para adultos mayores, enfermos terminales y a los condenados que
hayan mostrado arrepentimiento eficaz y rehabilitación profunda.

f. Considerar la justicia desde la perspectiva de los Derechos Humanos significa también en deber de
democratizar la administración de justicia. Eliminar las instancias jurídicas contra mayoritarias, como
el actual Tribunal Constitucional. Democratizar el acceso a los cargos de jueces en todos los tribunales.
Promover formas de administración de justicia locales, a nivel municipal y vecinal. Oponerse
radicalmente a toda normativa de excepción que suspenda las garantías y derechos de los ciudadanos, o
que limite la acción de los tribunales, bajo circunstancias que el estado considere como urgentes o de
“seguridad pública”.

C. Justicia y Derechos Humanos en el Movimiento Autonomista


a. Para el Movimiento Autonomista es esencial considerar la justicia como una realidad y horizonte
sustantivo, al que se puede aspirar a través de la lucha social. Es esencial, de la misma manera,
considerar su realidad como el cumplimiento cabal de las sucesivas generaciones de Derechos
Humanos que han ido configurando el horizonte moral de la humanidad.

b. Para el Movimiento Autonomista la justicia y la defensa de derechos debe estar estrechamente


relacionada con el principio de ética militante, es decir, se debe traducir en su práctica cabal en la vida
cotidiana del Movimiento, tanto en las relaciones entre militantxs, como en las relaciones que el
Movimiento establece con otras fuerzas políticas, y en su acción política pública.

c. Para el Movimiento Autonomista la lucha por el cumplimiento de los derechos implica una tarea
histórica y social, que no se agota en la obtención de normas que los establezcan o promuevan, sino que
debe entenderse como práctica cotidiana, que va mucho más allá de la defensa de derechos
individuales, y una lucha permanente por enfatizar su reconocimiento y cumplimiento como derechos
sociales.

d. Para el Movimiento Autonomista la conexión entre justicia y Derechos Humanos debe significar una
definida opción programática que contemple:
- la democratización de la administración de justicia,
- la oposición a todo régimen de excepción o suspensión de derechos por parte del Estado,
- la formulación de las demandas generales de justicia como cumplimiento cabal de derechos,
- la obligación del estado de promover el conocimiento y la educación en Derechos Humanos en todas
las instancias e instituciones sociales,
- la obligación del Estado de ratificar y atenerse a las convenciones internacionales que establecen y
promueven Derechos Humanos
- la obligación del Estado de perseguir de manera permanente los delitos de lesa humanidad, y los que
derivan de situaciones de discriminación de género, étnica o cultural.

e. Para el Movimiento Autonomista esta lucha significa también una acción programática que exija al
Estado una política permanente de investigación y resolución de las causas pendientes por los atentados
contra los Derechos Humanos cometidos durante la Dictadura, y el cabal cumplimiento de las penas ya
establecidas, como también una política de real reconocimiento, apoyo y reparación para las víctimas.

D. Referencias

21
a. Las sucesivas generaciones de Derechos Humanos se pueden encontrar, con diversos grados de
formalización, en los siguientes textos:
[En el caso de los pactos y convenciones aprobados por las Naciones Unidas consignamos el año de su formulación,
seguido por el año de su entrada en vigencia y luego por el número de países que los han ratificado]
- Cartas sobre la tolerancia, John Locke, 1689, 1690, 1692;
- Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, Asamblea Francesa, 1789;
- Carta de Derechos asociada a la Constitución de Estados Unidos, 1791;
- Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966, 1976, 164;
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966, 1976, 167;
- Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, 1965, 1969, 167;
- Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1979, 1981, 187;
- Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, 1984, 1987, 161;
- Convención sobre los Derechos del Niño, 1989, 202, 196;
- Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y
de sus familiares, 1990, 2003, 149;
- Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2006, 2008, 173.

b. Es necesario considerar, en el orden de las referencias, que un enfoque de la justicia basado y


orientado por los Derechos Humanos, en que la justicia se considera como una realidad sustantiva,
arraigada histórica y culturalmente, es muy distinta a las teorías de la justicia que imperan hoy en el
campo académico, como las de John Rawls y Richard Dworkin, aunque no sea contradictoria con ellas.
Es por eso que, como opción, ninguno de esos teóricos aparece consignado ni en el texto de la minuta,
ni en estas referencias.

9.- Plurinacionalidad y reconocimiento de la diversidad étnica y cultural


A. Plurinacionalidad en general
a.- La diversidad étnica y cultural o interculturalidad se realiza y concretiza en la noción de
plurinacionalidad.

b.- La idea clásica de Estado-nación implica un Estado uninacional y monocultural heredado desde la
colonización europea que no reconoce la diversidad de culturas y diversidad de naciones.

c.- El Plurinacionalismo se refiere a la convivencia de dos o más grupos nacionales dentro de un mismo
gobierno, estado o constitución. Se puede definir plurinacionalismo como la coexistencia de varias
nacionalidades diferentes en un gobierno, Estado y constitución amplia, donde diferentes personas,
culturas y puntos de vista existen y se reconocen mutuamente.

d.- En el plurinacionalismo, la idea de nacionalidad es plural, lo que significa que hay varias naciones
que forman una entidad dentro de una comunidad organizada. Seguido de este concepto, un Estado
plurinacional implica el reconocimiento de la existencia de múltiples colectividades políticas y una
simetría constitucional, que garantice igualdad de derechos, poderes, y participación política efectiva.
Esto ayuda a evitar la división de comunidades en estados o países.

e.- Un Estado plurinacional se configura mediante una descentralización política y administrativa,


donde el sistema administrativo es culturalmente heterogéneo y permite la participación de todos los
grupos y sectores sociales. Un Estado plurinacional se basa en ser redistributivo, antiburocrático y
democrático, pero debe tener también características adicionales como la descentralización, la
autonomía, la sostenibilidad, igualdad social y diversidad cultural o multiculturalismo.
22
B. Plurinacionalidad de manera específica
a.- El reconocimiento de pueblos organizados preexistentes al Estado-Nación y la necesidad de romper
con el Estado liberal en pos del Estado plurinacional, implica diferenciar nacionalidad de ciudadanía, y
reconocer la interculturalidad como espacio de encuentro, es decir, reconocerse como parte de una
diversidad de culturas y diversidad de naciones. En América Latina, plurinacionalidad significa recoger
el derecho de los pueblos originarios a constituirse como naciones, comunidades políticas organizadas
y autónomas.

b.- La plurinacionalidad se entiende como una necesidad del Estado de reconocer la existencia de
distintas nacionalidades y pueblos dentro de un mismo territorio, algo que el Estado uninacional y
monocultural heredado desde la colonización europea no ha reconocido. Pero, además, debe entenderse
en relación con la interculturalidad.

c.- Si la plurinacionalidad es un hecho, la interculturalidad apunta hacia la construcción de un marco


cultural que abogue por mecanismos institucionales y estructurales a nivel político y social, capaces de
lograr la unidad en la diversidad. Lo anterior llevaría hacia un ejercicio de democracia incluyente, en
que sea posible incorporar en términos igualitarios a los pueblos originarios y afrodescendientes.

d.- Este principio hace necesario un nuevo constitucionalismo que se caracteriza por ser plurinacional,
intercultural y poscolonial, que refunda el Estado moderno incorporando distintos conceptos de nación
en un mismo Estado; su carácter intercultural permite forjar una cultura común y compartida que
organiza la convivencia plurinacional; su carácter poscolonial permite reconocer que si bien la
Independencia significo el terminó del colonialismo europeo, reprodujo relaciones coloniales al interior
de cada país. Este nuevo constitucionalismo requiere de una nueva institucionalidad y territorialidad.

C. Plurinacionalidad para el Movimiento Autonomista en Chile


a.- Para el MA, incorporar y reconocer el concepto de plurinacionalidad en la constitución es dar un
paso hacia la deconstrucción de las relaciones de poder imperante.

b.- Para el MA es necesario que los pueblos originarios y afrodescendiente y sus derechos lingüísticos
y culturales sean reconocidos constitucionalmente, como lo establecen como mínimo los tratados
internacionales como el convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países
independientes.

c.- Plurinacionalismo para el MA implica oponerse a la política ejecutada por el Estado chileno que se
ha apropiado de los derechos políticos de los pueblos originarios sobre sus territorios, interfiriendo y
acotando los terrenos donde se instalan las comunidades, y cediendo partes importantes de los terrenos
a empresas forestales, hidroeléctricas y mineras.

d.- Para el MA, el plurinacionalismo reconoce y debe revertir esta situación, que influye negativamente
en el desarrollo cultural, medioambiental y de formas de vida de los pueblos, lo que les obliga a migrar
y readaptarse a nuevas formas hegemónicas. Hoy, cerca del 70% de la población perteneciente a algún
pueblo originario, se encuentra viviendo en las capitales urbanas.

e.- El MA considera que el modelo de interacción entre el Estado chileno y los pueblos originarios,
cuenta con pautas coloniales lo que produce una asimetría que se ha constituido en una forma de
racismo y negación de los demás pueblos por parte de chilenos y chilenas.
23
f.- El MA reconoce que el conflicto que ha emergido en algunas comunidades del pueblo mapuche son
una respuesta a estas políticas de tipo coloniales, neoliberales y racistas por parte del Estado chileno,
quienes, además, criminalizan las expresiones políticas de un pueblo, aplicando leyes antiterroristas.

g.- El MA reconoce el legítimo derecho de los pueblos originarios a recurrir a la fuerza en el marco de
sus reivindicaciones nacionales.

h.- El MA reconoce el principio de plurinacionalidad en los términos antes mencionados, sumando


también la autodeterminación, como el principio constitutivo que configura al sujeto de derechos
colectivos, este derecho posibilita que un pueblo decida libremente la forma en que desea gobernarse
política, económica y socialmente.

i.- El MA reconoce el principio de autonomía como una de las expresiones concretas del principio de
Autodeterminación que contiene un componente territorial. La autonomía se practica como una forma
de vida particular que potencia las características culturales, de cosmovisión, historia, y relación con la
naturaleza en un espacio soberano que ejerce su propio orden y poder dentro de la comunidad.

j.- El MA reconoce que deben aplicarse los estándares internacionales mínimos de derechos de los
pueblos originarios, los que consisten en derechos políticos y la plurinacionalidad que garantiza
efectivamente la autonomía de éstos. Adhesión e implementación de los Convenios, Pactos y
Declaraciones firmadas y ratificadas por el Estado de Chile, entre otros; el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo y la Declaración Internacional de Derechos de los Pueblos
Indígenas, aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas. Esta última, firmada por Chile.

D. Referencias
a. Plurinacionalidad. Democracia en la diversidad. Alberto Acosta y Esperanza Martinez (comp.),
Editorial Universidad Bolivariana, Santiago, 2009.

b. Boaventura de Sousa Santos. Epistemología del sur, México: siglo XXI Editores, 2009.

c. Sobre la experiencia ecuatoriana: http://www.ipsnews.net/2008/05/ecuador-new-constitution-


addresses-demand-for-lsquoplurinationalrsquo-state/

d. Lucas, Kintto. ECUADOR New Constitution Addresses Demand for ‘Plurinational’ State

e. Sobre el tema para el Frente Amplio y el MA: El programa de Muchos, programa de gobierno del
Frente Amplio. Santiago, 2017.9.-

Principios Ético Políticos

10.- Laicismo
A. Sobre el laicismo en general.
a. El laicismo es una ideología que propone organizar la sociedad con independencia de los mandatos
religiosos. Es un principio eminentemente moderno y su expresión más común es la separación Estado-
Iglesia.

24
b. Si bien muchas veces se relaciona -y hasta identifica- al laicismo con el ateísmo, el primero sólo
considera a la religión con algo privado independiente que se ejercite un culto religioso o no, en cambio
el segundo niega la existencia de dios(es).

c. La humanidad ha tenido muchas formas de organizarse para poder sostener la vida en común,
muchas de esas formas han estado regidas por el culto religioso que profese la comunidad. En esos
modelos, las normas humanas buscan identificarse con las normas derivadas de fuentes divinas, y el
comportamiento humano persigue agradar a los dioses o lograr una acción de éstos. En estas sociedades
confesionales, quienes detentan el poder político se identifican o relacionan muy estrechamente con los
líderes religiosos.

d. El tránsito de una sociedad confesional hacia un Estado laico, se ha llamado secularización. Este
proceso, propio de la modernidad, comenzó en Inglaterra, con la idea liberal de reducir las opciones
religiosas al ámbito privado, y empezó a ser institucionalizado en Francia a fines del siglo xix donde se
marginó al clero religioso -al menos formalmente- de las decisiones políticas de la nación.

e. Hubo sociedades donde se promovió el ateísmo desde el nivel estatal. En ellas se quiso apartar
totalmente la religión del Estado tomando medidas de distinta intensidad y alcance; se promovió una
educación laica, se proscribió el culto religioso, se desmantelaron las instituciones eclesiásticas y en
algunas incluso se persiguió y asesinó a clérigos.

f. Las convicciones laicas no son, ni deben ser consideradas, como excluyentes respecto de las
creencias religiosas. En todas las religiones universales (islam, cristianismo, judaísmo) se desarrollaron
a lo largo de la modernidad movimientos de laicos que, aun manteniendo sus creencias y prácticas
religiosas, defendieron la tolerancia religiosa, y la separación de las instituciones religiosas del Estado.
Entre los aportes más importantes de creyentes laicos y religiosos a la modernización y a las luchas
sociales se encuentra el desarrollo, sobre todo en América Latina, de la Teología de la Liberación y de
los movimientos de “cristianos para el socialismo”. Experiencias similares y paralelas se desarrollaron
también durante los últimos cincuenta años en el judaísmo y en el islam.

g. La realidad actual de las iglesias institucionales es muy diversa. Coexisten en ella sectores
progresistas y sectores decididamente conservadores. En América Latina la influencia conservadora de
la Iglesia Católica, y de muchas Iglesias protestantes y pentecostales, se ha aliado muy frecuentemente
con las políticas neoliberales, aportando un sesgo reaccionario principalmente en cuanto a los derechos
reproductivos plenos de la mujer y la libertad cultural. Es por esto que la lucha por un Estado y una
sociedad laica debe considerarse como plenamente actual y prioritaria en la política progresista.

B. Sobre el laicismo de manera específica


a. El marxismo nace en un contexto moderno, y siendo tributario de éste, se erige como una ideología
absolutamente laica. Esto significa que, para el marxismo, a diferencia de las ideologías religiosas,
absolutamente toda la responsabilidad por la vida y la viabilidad de la sociedad está enteramente en
manos de los seres humanos. El marxismo es un humanismo y un historicismo integral y de ello deriva
su laicismo.

b. Históricamente las clases dominantes han estado íntimamente relacionadas con los poderes de las
religiones, razón por la que los marxistas se han opuesto tradicionalmente no sólo a las ideas religiosas
sino también a las instituciones y a todo lo que producen. El marxismo considera que la religión es, en
general, una herramienta de dominación para alienar al pueblo. El pueblo, al poner sus esperanzas de
25
bienestar en una vida después de la muerte, no consideraría necesario organizarse para rebelarse contra
la dominación establecida.

c. Por otra parte, la tradición marxista ha reconocido también la contribución de muchos cristianos,
islamitas, judíos y budistas a los procesos revolucionarios a lo largo del siglo XX. Esto ha llevado, en
diversos momentos a que, junto con la crítica a los elementos alienantes de la religión, se hayan
establecidos diálogos entre marxistas y creyentes para formular convicciones y acciones comunes en la
tarea del cambio social. Los tres procesos más notorios al respecto han sido el diálogo marxista-
cristiano, el diálogo entre revolucionarios y creyentes islamitas radicales, y el diálogo, al interior del
proceso de la revolución China, entre marxistas y budistas.

d. Una razón fundamental por la que la lucha por una sociedad laica es necesaria es que las religiones
universales han sido, y siguen siendo, brutalmente patriarcales. En muchos de sus textos sagrados
fundamentales tanto el cristianismo, como el judaísmo y el islam, establecen e incluso santifican la
opresión y subordinación de la mujer. En este ámbito, la lucha por el laicismo debe considerarse como
estrechamente relacionada con las proposiciones de la teología feminista que, desde el interior mismo
de las instituciones y creencias religiosas, lucha por establecer una práctica de la fe más amplia y
reconocedora de la diversidad humana.

C. El laicismo en el Movimiento Autonomista.


a. En el MA afirmamos que cada miembro de la sociedad, así como cada militante, es libre de profesar
cualquier creencia religiosa, más el Estado, así como nuestra organización, no debe promover ninguna
religión en particular.
b. Lo anterior no implica omitir del debate autonomista los valores de origen religioso o los
predicamentos de alguna iglesia, significa tratar esos valores y predicamentos de la misma manera en
que se tratan las demás posiciones vigentes en nuestra sociedad.
c. Nuestro Movimiento Autonomista se considera heredero de las tradiciones laicas y pluralistas
propias de la modernidad. Justamente por eso, no consideramos nuestra militancia como contradictoria
con las creencias religiosas y espirituales profesadas de manera individual. Los autonomistas somos
solidarios y valoramos profundamente aquella religiosidad o espiritualidad que permita o promueva la
emancipación humana.
d. Como Movimiento tenemos la responsabilidad de tener una posición crítica respecto de las prácticas
institucionales que pretenden ser impuestas al conjunto del pueblo cuyos fundamentos están en una
concepción religiosa de la humanidad.

D. Referencias
a. El principio de laicismo y de tolerancia ante las convicciones y prácticas religiosas tiene como
principal antecedente en la tradición liberal las Cartas sobre la tolerancia, de John Locke, 1689, 1690,
1692;

b. Sobre las posturas de Carlos Marx en torno a la religión es fundamental el texto de Werner Post, La
crítica de la religión en Karl Marx (1969), Editorial Herder, Barcelona, 1972.

c. Sobre la Teología de la Liberación y su visión de la relación entre la religión y las luchas sociales, se
puede ver el texto de Leonardo Boff, Desde el lugar del pobre, Ediciones Paulinas, Bogotá, 1989.
Sobre la relación entre el islam y el marxismo, Maxime Rodinson, Islam y Capitalismo, Siglo XXI,
Buenos Aires, 1973. Sobre la relación del budismo con el compromiso y las luchas sociales ha escrito
el maestro norteamericano, convertido al budismo, Robert Baker Aitken.
26
d. Sobre la teología feminista y su crítica al patriarcado en los credos religiosos se puede ver el texto de
Teresa Forcades, Teología feminista en la historia (2007), Fragmenta Editorial, Barcelona, 2011

11.- Igualdad
A. Sobre la Igualdad en general:
a) En el transcurso de la historia humana las distintas formas de producir y reproducir la vida han
devenido privilegiados y desfavorecidos. Según el modo particular de producción se han caracterizado
de distintas formas; amos y esclavos, señores y siervos, capitalistas y trabajadores, hombres y mujeres,
sujetos centrales y sujetos periféricos, entre otras.

b) La igualdad ha sido un referente para quienes se han revelado contra las condiciones que hacen
posible estas diferencias, transformándose así en una condición o circunstancia en disputa, que requiere
de la lucha organizada como condición de su materialización.

c) Frente a esto los privilegiados han reaccionado modificando sus modos de explotación y
dominación: nuevos marcos jurídicos, hegemonía cultural (producción de saber institucional y control
de los medios de comunicación), nuevas formas de organizar la división social del trabajo, monopolio
de la fuerza física, son dispositivos utilizados por las clases dominantes para mantener sus privilegios.

d) Esta relación histórica se caracteriza por un antagonismo estructural que puede ser denominado
lucha de clases que no puede ser resuelto mediante voluntades particulares. La igualdad resulta ser
entonces un horizonte general ya que su realización en sentido sustantivo solo es posible como
expresión de la superación de este modo de producir la vida.

f) La igualdad puede ser entendida formalmente de dos modos como: condición o circunstancia de
tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor, forma, es decir, una forma homogeneizadora de
entender la igualdad o de manera inversa como compartir una proporción o correspondencia entre las
partes que componen un todo lo que implica entender la igualdad como el reconocimiento de la
diversidad.

B. Sobre la Igualdad de manera específica:


a) Para el pensamiento liberal clásico la igualdad no es una situación relevante ni deseable, una
sociedad debe procurar la máxima libertad individual, de la que deviene el progreso general. En qué
situación se encuentra cada individuo para ejercer su libertad y cuál es el lugar respecto de otros, no
son ámbitos sobre los que la sociedad debería intervenir. La única excepción serían los individuos
altamente desfavorecidos “los pobres” a quienes, la sociedad debería entregar provisiones mínimas
para vivir.

b) En cambio el liberalismo igualitario se trata de teorías filosóficas sobre la justicia en las cuales la
igualdad en lo económico y lo social es concebida como uno de los valores constitutivos de las
sociedades capitalistas liberales, para conseguir este objetivo se han planteado formulaciones de
distinto alcance:

1. La justicia como equidad, vale decir, la igualdad de una lista determinada de libertades civiles,
políticas y sociales.

27
2. La igualdad de oportunidades, que rechaza tanto la meritocracia, (diferencias en los talentos y
competencias naturales) por ser considerada moralmente injusta, como también, los derechos
adquiridos como la herencia, el capital cultural etc. Todas estas desigualdades iniciales deberían ser
corregidas mediante un estatus jurídico que tienda a la justicia como marco general abstracto.

3. La igualdad de capacidades, donde no es suficiente un estatus jurídico que garantice una igualdad
formal, sino que se trataría de dotar a los individuos de la posibilidad de desempeñar un conjunto de
“funcionamientos” tan amplio como sea posible. Dichos funcionamientos van desde estados tales como
tener buena salud o estar bien alimentado hasta actividades más complejas como las que están
implicadas en el hecho de elegir reflexivamente una vida valorable.

c) Desde el punto de vista Marxista todos estos modos de entender la igualdad comparten una lógica:
que es posible corregir la desigualdad en el momento de la distribución de las mercancías sin
considerar el momento de su producción, sin embargo, estos dos momentos no son separables, por lo
tanto, el punto de partida para entender la igualdad no puede ser el sujeto puesto en la situación de
mercado sino una situación más compleja en la que el sujeto también es constituido según el modo de
producción.

C. La igualdad desde el marxismo:


a. En primer lugar, es necesario entender que el derecho es expresión de la estructura económica y el
desarrollo cultural de la sociedad, por tanto, la distribución de los medios de consumo es, en todo
momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción

b. Por lo tanto el “reparto equitativo” como punto de partida es una simple noción abstracta. Frente a
eso es necesario formular una noción situada para repartir el producto social, rechazando directamente
proposiciones idealistas que no consideren todos los aspectos involucrados en la producción.

c. Una sociedad colectivista basada en la propiedad común de los medios de producción surgida
directamente de la sociedad capitalista presentará todavía en todos sus aspectos el sello de la vieja
sociedad. Es por esto que, si bien, en una sociedad como esta nadie puede dar a la sociedad sino su
trabajo y nada puede ser propiedad del individuo, la organización de la distribución conserva el
principio capitalista de intercambio de equivalentes, por lo tanto, una vez realizadas las deducciones del
producto social para satisfacer las necesidades colectivas, tales como escuelas, instituciones sanitarias,
etc. y los fondos de sostenimiento de las personas no capacitadas para trabajar, cada productor recibirá
del producto social exactamente lo que ha dado, algunos individuos por sus capacidades y
circunstancias rendirán más trabajo a la sociedad, bajo esta forma entonces recibirán más, esto puede
ser formulado así; “de cada cual según sus capacidades a cada cual según su aporte”.

d. En una sociedad que tiene como condición la escasez, el derecho debe necesariamente consistir en la
aplicación de una medida igual para individuos que son desiguales por definición, no solo en
capacidades, sino también, en sus circunstancias materiales de vida, para evitar todos estos
inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual sino desigual.

e. En un estado superior al que puede llamarse sociedad comunista; la desaparición de la subordinación


de los individuos a la división del trabajo y con ello la desaparición del contraste entre trabajo
intelectual y trabajo manual, el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, el trabajo entendido
como la primera necesidad vital, producirá el desarrollo de las fuerzas productivas y junto con esto una
sociedad de abundancia. En estas condiciones materiales de producción de la vida, será posible una
28
forma de distribución que en palabras de Marx se expresa así “De cada cual, según sus capacidades; a
cada cual según sus necesidades”, esto no puede ser sino la expresión de un derecho desigual para
individuos diferentes.

D. Sobre la Igualdad en el Movimiento Autonomista:


a. Como principio general, de lo que se trata es de participar activamente en las luchas que surgen de
las condiciones de desigualdad que produce toda forma de explotación y dominación, para esto es
necesario tener siempre a la vista una voluntad de articulación que permita inscribir las desigualdades
específicas, contingentes y particulares en un horizonte superior, donde lo que queremos no es que las
desigualdades producidas por el modo de organizar la vida sean corregidas, sino un nuevo modo de
organizar la producción de la vida que no contenga dentro de su lógica interna el antagonismo.
b. La igualdad no puede ser entendida como homogeneidad, por el contrario, promovemos activamente
la diversidad que en una sociedad de pueblos libres surge como distintas manifestaciones individuales
de estos.
c. Es fundamental hacer una distinción entre desigualdad y diferencia. Entendemos que la primera es
manifestación de una condición estructural a la que los pueblos son sistemática e históricamente
sometidos. En cambio, la segunda corresponde a la expresión de la diversidad sustantiva que los
individuos legítimamente despliegan
d. Nos oponemos directamente a lo que caracterizamos como diferencia irreductible; una condición
estructural e histórica que tiene como condición de su existencia el antagonismo, donde necesariamente
una parte de la sociedad se beneficia en la medida que la otra es perjudicada. La explotación en la
sociedad capitalista corresponde a esta categoría, la acumulación de capital solo es posible en tanto
apropiación de una parte del trabajo humano. El patriarcado corresponde a esta categoría en la medida
en que lo masculino produce y reproduce su poder como despliegue sistemático e histórico del no
reconocimiento de lo femenino.
e. Nos oponemos directamente a cualquier tipo de discriminación y no entendemos como la superación
de esta la discriminación positiva o inversa. Frente a la discriminación ponemos el reconocimiento,
noción que tiene como fundamento la valoración sustantiva de la diferencia y que, si bien, en su
despliegue contingente puede incorporar practicas correctivas, como la “ley de cuotas”, a lo que
aspiramos como horizonte es a cambiar las condiciones materiales y culturales de la existencia humana.
Es decir, hacia una sociedad que supere los antagonismos estructurales donde estas prácticas
correctivas no sean necesarias.

E. Referencias:
a. Para el liberalismo clásico: Ludwing Von Mises, Friedrich Hayek
b. Para el liberalismo igualitario: Gerald Cohen, Ronald Dworkin, Jhon Rawls, Jhon Roemer, Amartya Sen.
c. Para una concepción marxista de igualdad: Crítica del programa de Gotha, Karl Marx 1875,
d. Para una crítica a las teorías normativas y la especulación filosófica abstracta: La ideología alemana,
Karl Marx y Friedrich Engel

12. Ética y Política Militante


A. Ética militante en general: Ética de ideales y ética situada
1.- En la tradición filosófica se ha intentado dar mayor fuerza a los principios morales declarándolos
universales de manera homogénea y completa, y atribuyendo su origen último a la voluntad divina.
Esto ha llevado a pensarlos como ideales éticos, igualmente universales y homogéneos, y a expresar su
formulación a través de “escalas de valores”. Esta concepción, que puede ser denominada “ética de
ideales”, hoy en día está fuertemente arraigada en el sentido común.
29
Para esta idea, el responsable moral es el individuo, la moralidad se expresa en valores de origen y
carácter trascendente, que tendrían formulaciones homogéneas. El único responsable del cumplimiento
de tales ideales sería el individuo y, tratándose de obligaciones morales, el único que podría exigir su
cumplimiento sería el individuo mismo, ejerciendo su conciencia moral sobre sí mismo. La exigencia
general de un comportamiento acorde a los principios universales de la moralidad solo se podría
realizar a través de instar a los agentes morales a “actuar en conciencia” y, para hacer esto más
probable, debería proceder a través de una actividad de educación moral permanente.

Estas formulaciones no logran, sin embargo, resolver el problema de las diferencias de criterio e
interpretación que se da a tales ideales por parte de cada individuo, sobre todo cuando se participa en
conflictos interpersonales o sociales.

2.- La ineficacia reiterada y sistemática de una “ética de ideales” ha sido abordada históricamente de
dos maneras muy diferentes, incluso opuestas. Por un lado, una y otra vez, ante la acción inmoral
flagrante, se insiste en la prédica, en el intento educativo, en el reproche de conciencia. Por otro lado,
las comunidades que son víctimas de la acción inmoral se defienden, pasando a la acción. Expresan los
principios morales como normas sociales, es decir, como códigos de comportamiento que serían
exigibles de manera social, no ya simplemente entregados al arbitrio o a la pura conciencia individual.
Las normas sociales, no escritas, sostenidas por la costumbre y el sentido común, establecen castigos
para los comportamientos que la comunidad no considera adecuados, y la comunidad se encarga de
ejercer esos castigos por sí misma, a través de un rango de sanciones extremadamente variable. Este es
el caso, por ejemplo, de prácticas como la “funa”, ya sea de manera presencial o a través de las redes
sociales.

3.- Es ante la variabilidad de las normas sociales, y ante la ineficacia sostenida de los sistemas de
normas morales, que la humanidad ha buscado históricamente refugio en las normas jurídicas, es
decir, en sistemas de normas escritas, que buscan estar fundadas en la moralidad y, a la vez, recoger el
sentimiento y voluntad expresado en las normas sociales. Normas que son dictadas de una manera que
se considera socialmente válida, y cuya obligatoriedad y aplicación es ejercida por un poder que, al
menos en principio, trascienda los conflictos particulares.

Este paso, de la sanción social ejercida como venganza a la sanción jurídica, que es pensada como
“justicia”, está profundamente arraigado en el sentido común moderno, hasta el punto de que se suele
hablar de una “conciencia legalista” ante los conflictos sociales. De esta manera, ante el conflicto de
interés, ante la confrontación intersubjetiva o social, el sentido común actual suele oscilar entre
“moralismo” y “legalismo”. Por un lado, se invocan, con indignación, “valores” que no se habrían
respetado, por otro lado, se exige, con pretensión de justicia, la dictación de normas jurídicas que
establezcan castigos y, de manera consistente, “la acción de las autoridades correspondientes”.

4.- Tanto G. W. F. Hegel como K. Marx nos han enseñado a pensar de una manera muy diferente este
juego entre normas morales, sociales y jurídicas. A diferencia de la “ética de ideales”, para la cual los
“valores” tienen un origen trascendente y un carácter universalista y homogéneo, y cuyo carácter
propio es ser “ideas” acerca de lo bueno o lo justo, Hegel sostuvo que las distinciones morales han sido
construidas cultural e históricamente, a través de procesos de lucha y reconocimiento. Esto lleva a
Hegel a distinguir la ética como un conjunto de prácticas sociales, que contienen, en su operación como
prácticas efectivas, ideas y valoraciones. Hegel llamó “eticidad” no ya a la formulación de una ética
ideal, pensada, que opera como deber y meta de los agentes morales, sino a los comportamientos
30
sociales que esos agentes efectivamente tienen, y que permiten que la comunidad se mantenga
congregada y pueda resolver sus conflictos.

5.- Para Hegel esa eticidad, que está conformada por nociones, acciones e instituciones, y ha surgido y
es propia de una comunidad particular, debe contar con la moralidad por un lado y, por otro, con el
derecho. Hegel integra la idea de que la moralidad es la disposición interior, que opera en cada
individuo libre, que es necesaria para que la eticidad funcione. E integra a su vez al derecho como la
forma en que las diferencias pueden ser discutidas y resueltas de manera regular, sin recurrir a la
represalia o a la venganza. Por supuesto, para que esto pueda operar, la moralidad tiene que ser
formada constantemente, en el ámbito de la familia y de la sociedad civil. Y el derecho tiene que estar
atravesado por el humanismo esencial de la moralidad.

En la concepción hegeliana el origen, el sentido y la práctica efectiva de la eticidad, la moralidad y el


derecho, están profundamente arraigados en la historia y la cultura humana en general, y en las
historias de las comunidades humanas específicas en particular. Esto hace que toda exigencia y toda
exigibilidad ética y moral solo puede hacerse en el marco de una comunidad histórica, y en el marco
general de lo que puede llamarse “horizonte moral de la humanidad”. De esta manera el régimen de
exigencias morales, sociales y jurídicas, como el régimen de las sanciones, debe contemplar esas
situaciones concretas y, desde ellas, deben provenir la humanización, el conjunto de garantías y el
horizonte de justicia y reconocimiento que busca la eticidad en general. Este tipo de consideración es el
que puede ser llamado “ética situada”. Y debe considerarse como directamente opuesto y alternativo a
la que hemos llamado “ética de ideales”.

6.- Marx resaltó, frente a la filosofía moral hegeliana, el carácter de clase de toda consideración ética y
jurídica. Sostuvo que el núcleo y sentido del derecho moderno no es sino el proteger los intereses de la
clase capitalista frente a los poderes feudales primero y luego frente a las demandas de justicia de los
trabajadores. En un manuscrito no publicado, dramáticamente provisorio, Marx sugiere que en el
horizonte histórico es necesario considerar una sociedad sin clases sociales, en que el derecho
simplemente no sería necesario. En el momento en que Marx propone estas ideas, la burguesía ha
alcanzado un momento de hegemonía tal que le permite codificar el derecho moderno completamente a
su favor, y poner como garantía de esa codificación al monopolio estatal del ejercicio de la fuerza y el
derecho. El resultado de este proceso de “estatalización” del derecho es lo que ha sido llamado “Estado
de Derecho”. Marx expresa su proposición sosteniendo, de manera correspondiente, que la sociedad
comunista se caracterizará por la extinción del Estado.

B.- Ética militante de manera específica: Eticidad y Derechos Humanos


1.- Hoy en día podemos dar a nuestra eticidad, militante y de izquierda, la forma de un conjunto de
derechos porque la humanidad, a través de sus luchas por mayores niveles de humanización, los ha
condensado en derechos que pueden ser reconocidos como universales. Nuestra moralidad, o
disposición ética interior, como militantes de izquierda, consiste en luchar para que la sociedad humana
llegue a hacer reales el ejercicio y las consecuencias de esos derechos. Considerada esa lucha desde una
perspectiva historicista y materialista, eso significa luchar por crear las condiciones materiales
necesarias para que la formulación de la eticidad bajo formas jurídicas deje de ser necesaria. A esa
lucha y proceso es lo que llamamos perspectiva comunista.

2.- La formulación de principios éticos en los colectivos y movimientos de izquierda debe estar
fundada siempre en una ética situada, que reconozca su carácter histórico, que ponga el origen de los

31
principios que se defienden en la construcción progresiva del horizonte moral de la humanidad, y en la
experiencia y consensos concretos de la comunidad que busca auto regularse.

Por un lado, debemos considerar como ética a los principios contenidos en nuestras prácticas efectivas,
por otro, debemos juzgar el carácter ético de nuestras convicciones por las acciones que efectivamente
se siguen de ellas, más que por el contenido declarado de manera puramente ideal.

Esto significa que debemos confrontar permanentemente nuestras acciones con el fondo ético que
proveen los Derechos Humanos, y con el carácter ético que se sigue de nuestra voluntad de
transformación radical de la sociedad.

Más que en una “escala de valores” declarada, nuestra eticidad, como movimiento de izquierda, debe
expresarse en programas y acciones que conduzcan al fin de la sociedad de clases.

3.- Pero una ética situada significa también que en el momento del juicio ético sobre las acciones y los
comportamientos debemos reconocer y aplicar de manera consistente el horizonte de garantías jurídicas
y sociales que la humanidad ha construido.

El juicio ético debe estar fundado en la comprensión contextual, social e histórica del desorden moral.
Los reproches a los que conduzca deben estar formulados desde esa comprensión contextual. Las
normas que surjan como necesidad para contener esos desordenes deben estar formuladas de acuerdo al
horizonte de derechos y garantías que reconocemos a todo ser humano. Los castigos que contemplen
esas normas deben sujetarse también a ese horizonte de garantías y al ánimo esencial de
reconocimiento y reinserción de aquellos a los que estimamos merecedores de sanción.

4.- Una ética militante y de izquierda debe estar fundada en el reconocimiento del valor universal de los
Derechos Humanos.
a. Deben contemplarse en esto, de manera consistente y completa:
- los derechos civiles y políticos (llamados “de 1° generación”);
- los derechos económicos y sociales (2° generación);
- los derechos de la diversidad y el reconocimiento cultural (3° generación);
- los derechos digitales y de las generaciones futuras (4° generación).

b. Más allá de su formulación liberal, las sucesivas generaciones de Derechos Humanos deben ser
consideradas como expresión de derechos cuyo origen, carácter y sentido es eminentemente social. Se
trata de derechos de la humanidad, de las comunidades particulares y, debido a eso, como
consecuencia, de derechos individuales. Son derechos que pueden ser reclamados de manera
individual, pero que no son individuales por sí mismos. Derechos cuya reivindicación más consistente
y eficaz solo puede hacerse por medio de la lucha social.

c. Como expresión del horizonte moral de la humanidad, los Derechos Humanos deben ser pensados y
ejercidos de una manera consistentemente universal. Ningún grupo humano, bajo ningún pretexto
puede ser excluido de su validez, o coartado en su acceso. Para una ética militante esto tiene una
consecuencia extraordinariamente significativa: estamos completamente obligados por el deber de
reconocer a nuestros enemigos los mismos derechos que reconocemos y reivindicamos para nosotros.
Esto significa, en particular, reconocer plenamente a nuestros adversarios o enemigos todas las
garantías de juicio, debido proceso y régimen de castigos que contempla esa universalidad.

32
C. Ética militante en la práctica Autonomista:
1.- Nuestra ética, militante y de izquierda, debe asumir, en sus formulaciones y en sus prácticas, la
compatibilización del horizonte universal de los Derechos Humanos con sus convicciones y voluntad,
autonomista, marxista, feminista, ecologista, y radicalmente democrática.
De esto derivan ciertos contenidos éticos que tienen particular relevancia, y que deben ser considerados
de manera prioritaria:
- la orientación de nuestras prácticas cotidianas y sociales hacia el cambio radical de la sociedad;
- el pleno reconocimiento y respeto de la diversidad de género;
- el pleno reconocimiento y respeto de la diversidad étnica y cultural;
- la fraternidad y el cuidado mutuo;
- el cuidado y pleno respeto de los bienes comunes, materiales y culturales.

2.- Pero también, la compatibilización del horizonte de los Derechos Humanos con nuestras estrategias
y políticas de cambio social radical exige que reflexionemos y generemos una práctica política
consistente en varios puntos de particular relevancia.

a. En primer lugar el problema de la legitimidad de la violencia revolucionaria. Por un lado, reconocer


y reivindicar nuestro derecho a contraponer la violencia revolucionaria ante la violencia
institucionalizada ejercida en todos los ámbitos de la vida por las clases dominantes. Por otro lado,
someter nuestro recurso a la violencia a contenidos, contextos y formas que nos mantengan dentro del
horizonte moral que nos hemos dado, que no contradigan nuestra voluntad emancipadora.

b. En segundo lugar el problema de la legitimidad de los derechos de las comunidades o grupos locales
frente a los derechos humanos universales. Por un lado, concebir, reivindicar y ejercer los derechos de
las comunidades siempre en el contexto y en la perspectiva de derechos universales. Por otro,
reconocer, reivindicar y ejercer los derechos de las comunidades como expresiones del derecho a la
diversidad. Esto significa pensar y ejercer la universalidad humana como una universalidad
diferenciada, en que los particulares se ejerzan como libres y reconocidos respecto de la universalidad
de la que forman parte y que los constituye.

c. En tercer lugar el problema del lugar y legitimidad del derecho de las generaciones futuras frente a
las urgencias y derechos de las comunidades actuales. Por un lado, no sacrificar o postergar las
necesidades y urgencias de las comunidades actuales, ya eternamente postergadas, en nombre del
derecho de las generaciones futuras. Por otro lado, pensar y ejercer toda estrategia de crecimiento y
bienestar de una manera que resulte compatible con la viabilidad histórica de la comunidad humana.

3.- Los principios y consecuencias de una ética situada deberían guiar la formulación de nuestros
códigos internos de comportamiento y convivencia militante.
a. Es importante que esos códigos, protocolos o reglamentos estén claramente inspirados en los
principios fundamentales de fraternidad y cuidado mutuo y de reconocimiento y respeto a la diversidad.

b. Es importante que esas normativas contemplen todas las garantías de juicio justo, debido proceso y
sanciones proporcionales.

c. Es importante una política que tienda a un mínimo de normativas expresas en torno a la


intersubjetividad y convivencia. Que promueva el empoderamiento de cada militante ante sus
relaciones intersubjetivas. Que no tienda a regular por la vía reglamentaria la complejidad y riqueza de
la convivencia. Que tienda a promover políticas concretas de fraternidad y cuidado mutuo.
33
D. Antecedentes
1.- La formulación clásica de una ética de ideales está en la Crítica de la Razón Práctica, Immanuel Kant
(1788). Las críticas de Hegel se pueden encontrar en la sección Eticidad de la Fenomenología del Espíritu
(1807). La concepción hegeliana que establece y combina eticidad, moralidad y derecho se encuentra en los
Lineamientos Fundamentales para una Filosofía del Derecho (1821). Las críticas de Marx a la concepción
hegeliana del derecho se encuentran repartidas en una amplia serie de manuscritos fragmentarios que nunca
publicó, entre los que destaca la “Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel” (1843-44) y la “Crítica del
Programa de Gotha” (1875).
2.- Las sucesivas generaciones de Derechos Humanos se pueden encontrar, con diversos grados de
formalización, en los siguientes textos:
[En el caso de los pactos y convenciones aprobados por las Naciones Unidas consignamos el año de su formulación,
seguido por el año de su entrada en vigencia y luego por el número de países que los han ratificado]
- Cartas sobre la tolerancia, John Locke, 1689, 1690, 1692;
- Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, Asamblea Francesa, 1789;
- Carta de Derechos asociada a la Constitución de Estados Unidos, 1791;
- Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966, 1976, 164;
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966, 1976, 167;
- Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, 1965, 1969, 167;
- Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1979, 1981, 187;
- Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, 1984, 1987, 161;
- Convención sobre los Derechos del Niño, 1989, 202, 196;
- Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares,
1990, 2003, 149;
- Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2006, 2008, 173.
3.- En la reflexión en torno a la ética, la moralidad, y sus relaciones con el derecho, en el ámbito
latinoamericano, es necesario considerar las contribuciones de Leonardo Boff, Jon Sobrino, Enrique Dussel.

13.- Creatividad y Rebeldía


A. Sobre la creatividad y rebeldía en general
a. La creatividad es la capacidad humana que utilizamos para generar nuevas prácticas e ideas,
originales en sí mismas u originales por ser un nuevo ordenamiento o interpretación de viejas ideas. La
rebeldía por su parte, es un comportamiento humano mediante el cual nos resistimos a seguir una
orden, desafiando a la autoridad.
b. Cuando nos oponemos a la heteronomía, reivindicamos nuestra autonomía. Esa reivindicación sólo
es sustantiva cuando en ella se afirman valores y principios que excluyen a aquellos contra los que nos
hemos rebelado. Aquel movimiento requiere conjugar rebeldía y creatividad.
c. Tanto la creatividad como la rebeldía tiene un cariz individual y otro social. Una persona es creativa
o rebelde así como una comunidad o un grupo humano, constituido o no como tal, lo es. Toda
creatividad y toda rebeldía es entendible sólo en el contexto histórico y social en el que aparece.
d. No es suficiente considerar el modo meramente violento o disruptivo de ciertas acciones para
calificarlas como rebeldes, debemos observar también su resultado. El capital procesa y administra
expresiones de rebeldía y creatividad sociales, vaciándolas de contenido y haciéndolas funcionales a
sus ciclos de acumulación. Por ello, creatividad y rebeldía no son por sí mismas revolucionarias,
pueden serlo si están al servicio de un proyecto popular de transformación social.
e. Será aceptable para el capital toda rebeldía que no agreda la extracción de plusvalía ni la
dominación. Por tanto, aquella rebeldía creativa que atente contra esos dos pilares del sistema, resulta
revolucionaria pues su disrupción y propuesta no podrá ser procesada en código capitalista.
f. Otra rebeldía funcional al sistema de dominación es aquella meramente reactiva u opocisionista, sin
iniciativa afirmativa que responda a un proyecto alternativo al que desobedece.
34
B. Perspectivas que valoran la rebeldía y la creatividad
a. Para los liberales, las transformaciones se producen por la búsqueda de la libertad que hacen los
individuos, motivados por la idea de que es posible un horizonte histórico de emancipación humana,
que los lleva a crear nuevos sistemas de vida.

b. Hay tradiciones anarquistas para las cuales la rebeldía es individual, mientras que otras son
colectivistas. Ambas reconocen un valor en la creatividad y en la rebeldía.

c. Para los marxistas las sociedades humanas se transforman gracias al enfrentamiento constante de
opresores y oprimidos. Por ello, lo valioso está en las comunidades y pueblos organizados que se
rebelan contra sus amos y en ese acto de rebeldía, afirman una nueva forma de vivir en sociedad.

d. Los grupos oprimidos que han luchado por el reconocimiento, como afrodescendientes, mujeres,
LGBTI+ e indígenas, se han rebelado a los consensos tanto de las izquierdas y como de las derechas.
Se han posicionado como críticos de lo establecido y han buscado transformaciones valóricas y
políticas de nuevo sello.

e. A modo ejemplar: tanto la lucha feminista como la ecologista, nos muestra las inconsistencias e
injusticias de los sistemas políticos, económicos y sociales que conocemos. Del mismo modo, nos
ofrece caminos alternativos para elaborar soluciones a los problemas sociales que enfrentamos.

D. Sobre la creatividad y rebeldía en el Movimiento Autonomista


a. Como MA buscamos crear una organización y proyecto político nuevos. Nos rebelamos ante las
viejas formas de hacer política creando otras. Reconocemos el déficit y fracaso de los programas
anticapitalistas del siglo XX y trabajamos para construir una vía a la emancipación.

b. La búsqueda permanente de nuevas formas de lucha también es parte de nuestra tradición y de


nuestros desafíos. Con ello, nos referimos las formas originales o novedosas de protestar, sea para
llamar la atención de quienes queremos sumar o incomodar, como para transmitir mensajes
incomunicables a la vieja usanza.

c. No tememos revisar o negar aquello instalado como dogma, cuestionamos constantemente aquello
que somos y hacemos. Los debates al interior de nuestra organización deberían ser intensos porque las
convicciones que tenemos no se asientan en verdades previas, sino que están en disputa.

d. Nos reconocemos en los y las luchadoras que han vivido para disputar el sentido común de su
tiempo, en quienes bregaron para heredarnos un planeta más justo, en los y las rebeldes que nos
anteceden e inspiran para continuar con este camino.

e. Creemos que de nuestra rebeldía debe brotar un nuevo Chile. Pero el proceso no es mecánico, por
ello ponemos toda nuestra energía vital en función de un proceso creativo conjunto, que nos excede
como orgánica pero que nos contiene como pueblo.

Referencias:
a. Para la inspiración general, la experiencia de movilización estudiantil del 2006 y 2011.
b. Para el punto B-a, el libro El hombre rebelde de Albert Camus.
c. Para el punto B-d, la crítica feminista hecha al marxismo, en particular las ideas de Silvia Federici.
35
d. Para D, el texto Diagnóstico, horizonte y principios políticos del Movimiento Autonomista.
e. Sobre la administración de la rebeldía por parte del sistema dominante se puede ver Herbert
Marcuse, El hombre unidimensional (1964). El contrapunto, en que Herbert Marcuse sostiene las
formas realmente liberadoras de la rebeldía, y el papel que cumplen en ellas la creatividad, se puede
encontrar en su Ensayo sobre la liberación (1969).

14.- Internacionalismo y Latinoamericanismo


A. Internacionalismo y Latinoamericanismo en general
1.- El desarrollo de la historia humana ha decantado en una progresiva “mundialización” o
“globalización” de las realidades políticas, sociales, culturales de cada lugar del mundo, tendencia
acelerada progresivamente en los últimos siglos. El internacionalismo y el latinoamericanismo pueden
entenderse, en primer lugar, como una apropiación política y sociocultural de esa tendencia, que parte
de la crítica a los aspectos negativos en alto grado dominantes, del proceso de mundialización o
globalización bajo sus formas capitalistas, colonialistas o neocolonialistas, e imperialistas.

2.- a. Por “Internacionalismo” puede entenderse la constatación del contexto progresivamente


regional, continental y global de la realidad actual, en un sentido progresista, libertario, a favor del
bienestar, fraternidad y cooperación de y entre los pueblos.
b. Un rechazo a las tendencias de militarización y belicismo que han sido y son parte de la tendencia
globalizante, en particular en sus formas más acentuadas de colonialismo e imperialismo.
c. Por colonialismo se puede entender en general las relaciones de dominio y subordinación entre los
distintos países y naciones, tendencia que en los últimos siglos ha estado dominada o hegemonizada
por el movimiento globalizador de los imperios y países de la Europa occidental, y el último siglo y
sobre todo las últimas décadas, particularmente en América Latina, por Estados Unidos.
d. Por imperio o “imperialismo” podemos entender un estadio o forma de organización política en el
que el expansionismo y lo militar cobran una centralidad determinante, fundamental en la
configuración de las sociedades respectivas. Si bien es cierto que entidades “imperiales” han existido
desde muy temprano en el desarrollo histórico de la especie humana, a medida que se ha acrecentado el
desarrollo político, demográfico, productivo, tecnológico de la Humanidad y de los respectivos pueblos
y naciones más dominantes en sus respectivos contextos, esa tendencia se ha visto reforzada cada vez
más, llegando a una actualidad donde la cuantía de las capacidades militares convierte esto en una
cuestión de entidad mucho más alta que con la historia anterior al movimiento mundializador o
globalizador.

3.- a. Por “Latinoamericanismo” podemos entender la conciencia e identidad continental que surge de
una historia y realidad geopolítica común y de múltiples lazos y relaciones, en especial desde la época
colonial y las luchas independentistas, y la construcción de Estados e historias “nacionales” enlas
distintas regiones y países de una extensa parte del planeta que abarca México, Centroamérica, el
Caribe, y Sudamérica.
b. Esta identidad cultural y posición política tienen como puntos característicos una mirada sobre la
“unidad en la diversidad” de los pueblos de la región, su plurinacionalidad e interculturalidad, y una
propuesta política asociada a tal identidad, en un sentido de fraternidad, unidad, integración y
cooperación mutua entre los pueblos latinoamericanos.

B. Internacionalismo y Latinoamericanismo de manera específica


Podemos señalar que en concreto estos principios de pueden expresar en un conjunto de políticas que
buscan:
36
1.- Una política de refundación de las relaciones internacionales y de ampliación de redes y espacios de
gobierno democrático que permitan abordar los problemas políticos actuales, como el militarismo y la
guerra, los problemas derivados del sistema económico capitalista y su progresiva superación, la
cuestión socioambiental y el cambio climático.

2.- Un rechazo al belicismo y la militarización como manera de abordar los conflictos políticos en el
mundo y la disputa por bienes y recursos naturales, que se exprese en la contención, retroceso, y
progresiva superación de las tendencias belicistas y militaristas. En particular, abordar como un
problema propio y la vez global, el fenómeno del imperialismo y de la hegemonía política y económica
de los imperios y sub imperios dominantes, y sus elites, oligarquías, y aparatos político-militares.

3.- Una política de apoyo al pluri nacionalismo e interculturalidad al interior de los Estados, que
reconozca constitucional, legal, e institucionalmente el derecho humano a la migración y la fraternidad
con las poblaciones migrantes, con particular énfasis hacia los desplazados por situaciones de conflicto
armado o emergencias humanitarias.

C. Internacionalismo y Latinoamericanismo en la práctica Autonomista


Para la política Autonomista, de manera específica, significa:
1.- Una política progresivamente más extensa y activa de relaciones, miradas y acciones que reconocen
el carácter continental y global de la política, siendo un conjunto de cuestiones centrales que marcan el
contexto en que se desenvuelven las luchas y experiencias transformadoras.

2.- Una mirada puesta en las correlaciones de fuerza a nivel continental y global, en sus dinámicas,
relaciones de poder y disputas intra y extra institucionales. Esto pasa por abordar pero también superar
la política de “relaciones internacionales”, y concebir la cuestión de las políticas exteriores,
continentales o globales, con un rol y valor central en la política general de las organizaciones y
movimientos políticos y sociales.

3.- Una política de refundación de las instituciones y redes internacionales y transnacionales,


apoyándose en los avances relativos que se han conseguido en ese sentido, desde la ONU y las cartas
de derechos globales y regionales, hasta las políticas de integración y unidad continental más recientes
como la UNASUR, CELAC, ALBA y otros esfuerzos de distinta magnitud y tipo, tomando en cuenta
las correlaciones de fuerza determinadas en significativa medida por el mapa de gobiernos y las fuerzas
políticas que los conducen.

D. Antecedentes
1.- Los pensamientos y referencias históricas que en todo el desarrollo de la Humanidad han expresado
e impulsado intentos de formas más libertarias y emancipadoras de sociedad.

2.- Las corrientes que en el movimiento mundializador o globalizador de la Modernidad han propuesto
una alternativa al despliegue del sistema capitalista, colonialista e imperialista que la ha caracterizado
en un alto grado.

3.- El pensamiento “latinoamericanista”, “nuestroamericano” o referido con otras palabras análogas,


que ha forjado una conciencia continental asentada en la historia, lengua, cultura, y realidades políticas
comunes, desde la época colonial, los procesos independentistas, las disputas populares, progresistas o
nacional-populares contra el orden oligárquico, y las luchas y experiencias populares, de movimientos
sociales y expresiones políticas de izquierdas o nacional-populares hasta el día de hoy.
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4.- Para el internacionalismo en cuanto surgimiento y maduración de una conciencia mundial y global
de la Humanidad, pueden citarse los pensamientos libertarios, progresistas o de izquierdas que fueron
surgiendo en el transcurso de los procesos modernizadores, desde el pensamiento político ligado a las
revoluciones liberal-democráticas, las distintas corrientes de izquierdas comunistas, socialistas o
anarquistas, o las corrientes más recientes anticolonialistas o decoloniales que han surgido en distintas
regiones y países en el siglo XX, como, junto al latinoamericanismo, el orientalismo, los pensamientos
“desde el Sur”, etcétera. Entre las referencias políticas más recientes, pueden citarse a los movimientos
contrarios a la globalización y hegemonía neoliberal.

5.- Como referencias intelectuales, pueden citarse las críticas al imperialismo formuladas desde las
izquierdas y marxismos, pensadores y políticos como Simón Bolívar, José Martí, José Carlos
Mariátegui, las “teorías de la dependencia” y anticoloniales de mediados del siglo XX de los países del
entonces llamado “Tercer Mundo”, y los referentes políticos vinculados a procesos nacional-populares
y progresistas de las últimas décadas. Más recientemente y manera específica, pueden citarse al
portugués Boaventura de Sousa Santos, al palestino Edward Said, o, para el caso latinoamericano, las
distintas redes intelectuales como CLACSO, o autores como Pablo González Casanova, René Zavaleta
Mercado, Álvaro García Linera.

15.- Bienestar de las Personas


A. Bienestar de la persona en general
a. Entendemos el bienestar de las personas como un conjunto de satisfactores que el ser humano
necesita para gozar de una buena calidad de vida, expresada en el desarrollo de sus potencialidades, en
la satisfacción de sus necesidades y en la plena realización individual y colectiva en todos los dominios
de existencia humana.

b. Entre los factores que comúnmente se asocian a la calidad de vida destacan aquellos que satisfacen
las necesidades humanas, respecto de las cuales existen clasificaciones diversas que se corresponden
con variados criterios y perspectivas disciplinarias. De acuerdo a las taxonomías clásicas, en su nivel
más básico suele hacerse referencia a las necesidades fisiológicas y de subsistencia, y en un espectro
más amplio y superior a necesidades como seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. Sin
embargo, es preciso considerar que las necesidades humanas están influenciadas por factores culturales
e históricos.

c. En los últimos años se han hecho comunes los seminarios, investigaciones, consultorías y propuestas
relacionadas a la “felicidad” de las personas, como indicador de calidad de vida, convirtiéndose el tema
desde un asunto de moda en programas de TV y un nicho potencial de negocio de consultoras y
programas de coaching, hasta inspiración de políticas públicas.

d. Dada su importancia, creemos que la reflexión sobre la felicidad de las personas es una tarea de
primer orden, que debe ser asumida por todo movimiento progresista. En su doble dimensión, tanto
subjetiva como objetiva, la felicidad es un asunto político y es una noción en disputa.

B. Bienestar de la persona de manera específica


a. Para el pensamiento liberal clásico, la plena libertad individual representa el valor supremo y
horizonte al que deberían aspirar las sociedades. Por otro lado, con quienes están por debajo de los
umbrales de pobreza la sociedad debería aportar con los mínimos necesarios para la subsistencia
38
básica. Esta línea de pensamiento propicia la máxima reducción del Estado, adhiriendo a la idea que el
libre mercado es el gran regulador y distribuidor de la riqueza. El progreso deriva y depende, por tanto,
de la promoción de las libertades individuales, siendo el ámbito del bienestar personal un dominio que
compete a la libre autodeterminación de cada sujeto.

b. Para el marxismo, en cambio, la libertad es entendida como una relación construida con otros y es
por tanto dentro de una comunidad donde las personas pueden generar y encontrar los medios
necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y la satisfacción de las necesidades. Es decir, la
libertad y el bienestar personal solo son posibles en comunidad. Para el marxismo, la construcción de la
posibilidad del bienestar depende de la construcción de condiciones sociales y materiales a las que
puedan tener acceso todos los seres humanos. Y, en particular, depende del fin de los antagonismos
fundamentales de la sociedad.

c. Desde una perspectiva Psicopolítica, el ser humano está transitando de ser un sujeto sometido y
disciplinado en torno al deber a un sujeto construido en torno a un proyecto aparentemente libre,
coartado por la libertad de un poder hacer ilimitado. Este es el llamado sujeto del rendimiento que
ahora, aparentemente sin un amo externo a quién someterse, se explota a si mismo deviniendo amo y
esclavo a la vez. De esta manera el neoliberalismo, como una forma de mutación del capitalismo,
estaría convirtiendo al trabajador en empresario, situando la lucha de clases en una lucha interna del
sujeto consigo mismo. La inteligencia del neoliberalismo consistiría en que el sujeto se asuma como
responsable de su éxito o de su fracaso, eliminando así cualquier posibilidad de resistencia contra el
sistema. De esta manera, la agresión del auto explotado se vuelca contra sí mismo. Esta nueva libertad,
paradojalmente coactiva, expresa su profunda crisis en las enfermedades del malestar personal, como
la depresión y el estrés severo, señales inequívocas de insatisfacción y mala calidad de vida.

d. Para el paradigma del “Desarrollo a Escala Humana”, centrado por definición en las personas y no
en los objetos, el mayor proceso de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de
las personas, de lo que deriva una directa e ineludible relación con la satisfacción de las necesidades
humanas.

Esta perspectiva entiende a la persona como un ser de necesidades múltiples e interdependientes, por
esto propone dos criterios de desagregación de las necesidades, a saber:
(i) Según categorías existenciales: necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar, y
(ii) Según categorías axiológicas: necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento,
Participación, Ocio, Creación, Identidad y Libertad.

A partir de esto propone una distinción entre “necesidades” y “satisfactores”. Por una parte,
conceptualiza las necesidades no sólo como carencias sino también y simultáneamente como
potencialidades humanas, individuales y colectivas; por otra, define los satisfactores como formas de
ser, tener hacer y estar, de carácter individual y colectivo, conducentes a la actualización de las
necesidades.

Según este enfoque lo que variaría a través del tiempo y de las culturas, así como entre los sistemas
económicos, sociales y políticos, no serían pues las necesidades humanas, sino la manera o los medios
utilizados para satisfacerlas; en otras palabras, la generación o no generación, así como la elección de la
cantidad y calidad de los satisfactores y/o las posibilidades de acceso que a ellos tengan las personas.
Esta perspectiva deja abierta la discusión sobre el carácter histórico de las necesidades.

39
e. Cuando problematizamos la noción de bienestar, y consideramos el carácter economicista de la
noción dominante de pobreza, en tanto remitida exclusivamente a la situación de quienes califican bajo
un determinado umbral de ingreso, es necesaria una reinterpretación del concepto refiriéndolo al nivel
de satisfacción o insatisfacción de cada una de las necesidades humanas. En este marco es necesario
hablar de “pobrezas”, entendiendo que cada necesidad humana insatisfecha revela una pobreza
potencialmente generadora de patologías, tanto individuales como colectivas, atentando directamente
contra de la calidad de vida y los niveles de bienestar personal y social.

f. El bienestar de las personas debe ser relacionado estrechamente con la idea de derechos humanos. El
bienestar puede ser entendido como el cumplimento cabal de los derechos personales, económico-
sociales, del derecho a la diversidad, del respeto a los derechos de las generaciones futuras.

h. Para una perspectiva radicalmente humanista, el bienestar no solo debe ser entendido como derecho
a un “buen vivir” sino también como reconocimiento del derecho a un “buen morir”, es decir, el
derecho a que las personas sometidas a situaciones extremas escojan libremente la manera en que
quieren morir, y el derecho asociado a una muerte digna, en condiciones de cuidado y autonomía.

C. Bienestar de la persona para el autonomismo


a. Para el autonomismo, el bienestar de la persona adquiere su sentido pleno en una sociedad que
apuesta por la superación de cualquier forma de discriminación, dominación y explotación, teniendo
como centro de su proyecto de desarrollo la plena calidad de vida de los individuos, expresada en la
realización de sus necesidades y potencialidades tanto individuales como colectivas.

b. El Movimiento Autonomista, en tanto feminista, promueve la lucha contra todas las formas de
dominación patriarcal. Entre otras estrategias políticas, promueve una política de cuidado mutuo entre
compañeros y compañeras, que requiere ser constantemente revisada y potenciada. Estas políticas de
cuidado mutuo deben ser desarrolladas y respetadas en primer término al interior del propio
Movimiento, y deben formar parte de los principios de ética militante que lo rigen.

c. Debido a esto, para el autonomismo, es un desafío de aprendizaje y de desarrollo y práctica política


una comprensión integrada de las necesidades de las personas, que supere la disociación entre los
dominios de existencia humana

d. Para el MA el principio de bienestar de la persona implica proponer, desarrollar y defender políticas


públicas orientadas al cumplimiento cabal de los derechos económico-sociales, a los derechos de la
diversidad y de las generaciones futuras, incluyendo en ellas el fomento público de las políticas de
cuidado mutuo.

D. Referencias
a. Para el punto de vista marxista, Manuscritos Económico Filosóficos de 1844, Karl Marx
b. Para la perspectiva Psicopolítica, Psicopolítica, Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder, Byung-
Chul Han, 2014. Herder
c. Para la conceptualización y distinción entre necesidades y satisfactores, (i) Desarrollo a Escala
Humana, CEPAUR – Fundación Dag Hammarskjold, 1986, y (ii), en anexo, matriz de necesidades y
satisfactores
d. Sobre el derecho al buen morir, To die well, Sidney Wanzer, Joseph Glenmullen, Da Capo Press,
2007

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