Sunteți pe pagina 1din 3

AVANCE Consulta la primera página de EL PAÍS, edición América, del 14 de noviembre  »

EJERCICIO FÍSICO ›

Si siente esto en el gimnasio, pare de entrenar


Machacarse hasta el fallo muscular implica forzar el cuerpo a base de
repeticiones. Cómo detectar sus límites para evitar lesiones

DÀLIA RAJMIL BONET

9 JUN 2017 - 11:42 CEST

¿Se ha visto en la situación de estar haciendo un ejercicio de levantamiento de


mancuernas en la que, después de muchas repeticiones, llega una que no puede
completar? ¿Le ha pasado que, haciendo flexiones, su cuerpo le ha dicho ¡basta!, y
no ha podido seguir? Si la respuesta es que sí, ha llegado al fallo. Y no, no se trata
de hacer un movimiento erróneo. Nos referimos al fallo muscular.
Esta expresión es muy recurrente entre entrenadores, deportistas de alto
rendimiento y culturistas, aunque también puede escucharse en cualquier
gimnasio, y más en plena operación bikini. Todos podemos ir hasta el fallo si
llevamos al extremo el propósito de entrenar, y no somos capaces de parar
cuando hemos alcanzado el umbral máximo de esfuerzo. Técnicamente, "eso
supone llegar de forma voluntaria a la máxima activación de determinadas fibras
musculares", anota Guillermo Alvarado, director de Performa Entrenadores
Personales en Valencia.

En la mayoría de casos, esta práctica se lleva a cabo dentro del mundo del
culturismo con el objetivo de ganar volumen muscular. No se trata de mejorar en
fuerza, sino de aumentar el tamaño del músculo. Para lograrlo, se emplean
sobrecargas importantes y se hace un número ilimitado de repeticiones, hasta
que llega un momento en el que no se puede más.

¿Técnica genial o arriesgada?


Como era de esperar, esta técnica no está exenta de polémica. "Cuando se trata de
una persona que no hace deporte, cualquier cosa que haga servirá para mejorar
su fuerza (siempre dentro de unos límites, obviamente). Pero incluso entre los
que entrenan habitualmente, me parece un riesgo llegar hasta el fallo porque
implica la pérdida de otras capacidades, como la velocidad y la propia fuerza",
afirma Josep Mª Padullés, experto en alto rendimiento en deportes de equipo y
entrenador en la Selección Española de Atletismo.

De hecho, un estudio publicado en Sports Medicine alerta que no está demostrado


que entrenar hasta el fallo ayude a obtener más fuerza muscular. "Si se trabaja un
músculo a un nivel muy elevado, este puede sufrir daños hasta el punto de
provocar una lesión, y si se involucran muchos músculos a este nivel de exigencia,
como ocurre cuando se practican disciplinas como el crossfit llevado al extremo,
se puede sufrir incluso una insuficiencia renal", asevera Padullés. Cuando se llega
a esos extremos, explica Alvarado, "a parte de aumentar el riesgo de lesión, se
puede dar el síndrome del burn out, que es la desmotivación provocada por un
exceso de entrenamiento, y que incluso puede hacer que alguien abandone la
actividad física".

Lo ideal, aseguran los expertos, es seguir una rutina de ejercicios y detenerse


antes de llegar a ese "tope" físico en el que el cuerpo nos pide que paremos. Y eso
se puede aplicar a todo tipo de ejercicios, como flexiones y abdominales. Así lo
explica Jorge García, preparador físico de la Real Federación Española de Hockey
y profesor de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR): "El límite debería
hallarse en este punto en que se nota que una repetición cuesta mucho más que
las anteriores. Si se sabe cuál es el máximo, lo ideal es quedarse a dos repeticiones
del fallo".

No apto para todos


También existe la opción de matizar el protocolo o la manera de llegar a este fallo.
Daniel Martínez, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y
cofundador del centro de entreno Muscle Academy, asegura que "esta técnica no
es tan peligrosa si se ejecuta a velocidades controladas y con una técnica bien
depurada". La rapidez o la lentitud con la que se llevan a cabo los movimientos de
carga de peso son determinantes. Según Martínez, no tener en cuenta ese factor
"podría causar que los tejidos blandos, como ligamentos, cápsulas o tendones se
dañaran".

Por su parte, Padullés advierte que lo más importante a la hora de elegir un


programa de entrenamiento u otro es pensar para qué vamos a prepararnos, y
optar por entrenamientos funcionales. Es decir, si nos estamos preparando para
un maratón, "deberíamos trabajar la fuerza del core (los músculos abdominales,
lumbares de la pelvis y los glúteos) y la de las partes del cuerpo que intervienen
en acciones dinámicas. Por ejemplo, correr en subida, hacer saltos o series con
peso". En la mayoría de deportes, resume, lo que se busca es hacer movimientos
rápidos y aumentar nuestra resistencia al esfuerzo, con lo que entrenar fuerza a
nivel estático no tendría mucho sentido.

S-ar putea să vă placă și