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Las representaciones del cuerpo femenino que provienen de la cultura, el arte y los medios
de comunicación, no han variado desde los orígenes de la humanidad hasta el presente, se
han movido siempre entre la asociación de la mujer con la reproducción y sus derivaciones
en la fertilidad, la fecundidad, la sexualidad, el erotismo y la maternidad.
Se puede decir que a través de las llamadas Venus en la historia del arte, entendidas como
la imagen de la mujer ideal, se pueden determinar los parámetros de las representaciones
del cuerpo femenino que responden a concepciones filosóficas y necesidades básicas,
sociales, culturales y críticas de las diferentes épocas.
En la prehistoria, las venus esteatopigias, que fueron tal vez la primera forma de arte
escultórico, eran una manifestación de la preocupación por la existencia y la supervivencia
de la especie, ellas encarnaban la fertilidad y la maternidad, con sus volúmenes de gravidez
y formas circulares. En el paleolítico el cuerpo humano aún no era predominante como
fuente de inspiración estética, fue primero el interés ritual en los animales y especialmente
en la mujer, que respondían a las necesidades vitales de la alimentación y la reproducción.
Luego fueron apareciendo hibridaciones con características animales que fueron
divinizadas, y se dio paso al neolítico, donde los cambios hacia el sedentarismo y el poder
de la naturaleza, manifestado en la domesticación de animales y la agricultura, cambió la
mirada sobre la importancia del cuerpo humano. Las figuras neolíticas femeninas eran
“diosas madres”, en estas se exaltaban sus atributos sexuales de manera esquematizada y se
les agregó el elemento del niño, cambiando el tema hacia la maternidad. En el arte
precolombino, como equivalente al prehistórico en Europa, la temática era el erotismo, la
importancia de la sexualidad y la reproducción fueron representadas en posiciones sexuales
y partos.
En la escultura de la Grecia arcaica se notan los mismos aspectos de la egipcia, pero con
una tendencia mayor al naturalismo y a la representación cada vez más fiel del cuerpo
humano. En Grecia clásica aparece concretamente una preocupación estética del cuerpo
humano. Las venus griegas ya contenían un canon de belleza, es decir, norma que establece
las dimensiones ideales de la figura humana. La civilización griega alcanza según Kant la
preocupación estética por el cuerpo humano, en cuanto establece el ideal de belleza
respecto a la figura humana y en relación con la moral (la autonomía libre para la
imaginación y el placer). En Grecia se desarrolló una filosofía humanista, donde “el
hombre era la medida de todas las cosas” (Protágoras) y el cuerpo era templo del alma, por
eso la tendencia a la perfección de este radicaba en la armonía y la proporción, y se
demostró no sólo en el arte sino en la gimnasia como parte fundamental de la sociedad.
Los movimientos del siglo XIX, como el romanticismo que reaccionó al clasicismo y la
imitación de sus cánones dándole mayor importancia a la emoción, el realismo en la
representación de la sociedad, el impresionismo, el simbolismo y el modernismo se
opusieron al academicismo pictórico influido por los cánones griegos.
El arte a partir de aquí empieza a cuestionar la banalización del cuerpo humano que se da
por el cientifismo y los avances tecnológicos que cambian las relaciones humanas en
cuanto al mercado y la comunicación. Las vanguardias del siglo XX en oposición a los
patrones de belleza y a la realidad, exploran los otros significados que le dan al cuerpo en
otras culturas no europeas y los incorporan en sus expresiones, rompiendo los esquemas de
proporción clásicos con deformaciones de la figura humana. Asimismo, las últimas
tendencias como el pop-art y el arte conceptual, con su carácter crítico del consumismo y
de los roles sexuales, empiezan a dar indicios de la problemática de la utilización del
cuerpo femenino por la publicidad y los medios.
Hoy, el cuerpo humano ha adquirido otras características que buscan seguir cánones e
ideales del cuerpo que se disimulan en discursos de salud, consumo y posición y aceptación
social. Estas se observan en la virtualidad, la posibilidad de extenderlo y de simularlo en los
medios digitales, de satisfacer deseos de la personalidad imposibles en la realidad y de
asumir otros roles; y el perfeccionamiento en la plastificación y los agregados tecnológicos,
llegando a extremos de deformación y transgresión en la búsqueda de la individualidad.
En conclusión, tanto las instituciones sociales, como el arte y los medios de comunicación,
son los responsables de la configuración de la imagen del cuerpo humano femenino; y los
contextos naturales y culturales, las filosofías, los cambios económicos y políticos de los
periodos de la prehistoria y la historia de la humanidad, son los que han fijado los cánones
de belleza del cuerpo humano y en su medida ha definido todo lo que es y no es bello.
Bibliografía y cibergrafía
• Castro Hernández, Juan Carlos. La representación artística del cuerpo como ideal de
belleza. En: Educación Física y Deporte. Vol. 23, Nº. 1. 2004
• https://www.facua.org/es/informe.php?Id=10
• http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lesc/cruz_g_a/capitulo2.pdf
• http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_arte
• Grandes civilizaciones de la historia, Grecia clásica. Editorial sol 90. Barcelona, España.
2008.
• Grandes civilizaciones de la historia, Antiguo Egipto. Editorial sol 90. Barcelona,
España. 2008.