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i.) Introducción
En el presente escrito tengo como objetivo hacer una reconstrucción del artículo
Modernidad y parrhesía. Michel Foucault y la cuestión de la resistencia como éthos de
Reinaldo Giraldo Díaz. En este artículo, Giraldo tiene como objetivo analizar la relación
entre el concepto de parrhesía, la “inquietud de si” y la “relación de sí consigo” mismo como
elementos de resistencia frente al poder político en los análisis de Foucault sobre el gobierno
(entendido como el campo donde se desarrollan las relaciones de poder).
Los estudios históricos de Foucault sobre estos temas ponen de manifiesto un poder de
resistencia como una disposición natural y antropológica que nos constituye a nosotros
mismos develando nuestra libertad, la cual “funda la posibilidad de acciones específicamente
humanas en la naturaleza, y una ética de la existencia como abertura y cuidado no ya de mi
existencia como sujeto del trabajo, de la vida y del lenguaje, sino de mi existencia como
libertad” (Giraldo, 2011; 138) conservando nuestro ser.
Una vez que Foucault parte desde la “inquietud de si” en su estudio histórico, la relación
entre el sujeto y la verdad cambia completamente en el estudio de la máxima socrática
“conócete a ti mismo”. La máxima socrática por excelencia ya no es un trabajo filosófico
incesante en donde el aspirante a la sabiduría busca el auto reconocimiento con el fin de
hallar la verdad de sí mismo, sino que la máxima socrática aparece como subordinada y
relacionada con la “inquietud de sí”. Foucault reconoce que está unión entre el conócete a ti
mismo” y la “inquietud de sí” debe reestablecerse puesto que se ha perdido dentro del
pensamiento occidental. Según Giraldo, la razón de este descuido obedece al problema de la
verdad y su historia. El conócete a ti mismo fue considerado una verdad en la antigüedad en
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donde el sujeto podía alcanzarla a través de la introspección y el conocimiento. Sin embargo,
para Foucault, el concepto de la verdad cambia radicalmente. La verdad no es algo que deba
“descubrirse” (intrínseca o extrínsecamente) sino que es más un éthos que consiste en “la
producción de sí mismo” en la “constitución” de sí mismo buscando la originalidad. En ese
sentido, la verdad se sitúa fundamentalmente en la constitución del individuo. Como
Montaigne expresa en sus ensayos: “píntome a mí mismo (…) yo soy la materia de mi libro
(…) Estúdiome más que cualquier otro tema. Es mi metafísica y mi física” (Hernández, 1997;
pág. 4). Tal cual como Montaigne lo hace, esculpirse a sí mismos es una práctica o un
quehacer fundamental en aquella persona que se toma a sí misma como objeto de
construcción.
El éthos como estilo de vida le permite al individuo librarse de las herramientas del
poder dándose la posibilidad de afrontar una existencia libre y autentica. En ese sentido, la
ética se vuelve el arte de resistencia frente al poder político. Es un llamado a la autonomía
frente a políticas fascistas y autoritarias. “Es un éthos crítico concebido como práctica de
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liberación y libertad, como prueba modificadora del sí mismo: “una prueba de resistencia
mediante la cual uno se fortalece y, frente al mundo, asegura su propia soberanía” (Giraldo,
2011; 141). Foucault encuentra el concepto de “arte de vivir” estudiando los clásicos de la
antigüedad. Así:
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Ahora bien, la cuestión de la parrhesía pertenece a la ética en tanto que es cuidado de sí.
Foucault le presta una especial atención dado que le permite a la historia volver a recuperar
una “estética de la existencia” es decir: “en virtud del surgimiento y la fundación de la
parrhesía socrática, la existencia (el bios) se constituyó en el pensamiento griego como un
objeto estético, objeto de elaboración y percepción estética: el bios como una obra bella”
(Foucault, 2009: 173-174). De esta manera, a Foucault le interesa la verdad en tanto objeto
de elaboración en la existencia. Es por ello que para Foucault está interesado en las formas
en que la verdad se expresa (la voluntad de verdad): la verdad del combate, la del coraje y la
de la resistencia, etc. Son las verdades que se reflejan de manera tanto teórica como práctica
en la vida de los sujetos. En ese orden de ideas, se puede decir que, la verdad es el mismo
sujeto puesto que se ha construido a sí mismo. De la práctica de la parrhesía emerge una
armonía entre las palabras y la vida. Foucault muestra un ejemplo muy claro. La doctrina
cínica en la antigüedad:
En el cinismo, en el escándalo cínico, se arriesga la vida, no sólo al decir la verdad sino por
la manera misma como se vive. En el cinismo la vida se expone, se arriesga. Se arriesga al
mostrarla y, porque se muestra, se arriesga. El cinismo hace de la forma de vida, de la
existencia, del bios, una manifestación de la verdad, la verdad misma. En el cinismo no se
trata del testimonio verbal de alguien que enuncia la verdad, se trata de alguien que en la vida
misma, en su existencia, en su bios de perro, no deja de ser, desde el momento en que abraza
el ascetismo, en su cuerpo, en su vida, en sus gestos, en su frugalidad, en su ascesis, el testigo
vivo de la verdad: “ha sufrido, ha resistido, se ha privado para que la verdad, en cierto modo,
cobrara cuerpo en su propia vida, en su propia existencia, cobrara cuerpo en su cuerpo”
(Giraldo, 2007, 143).
iv.) Conclusión
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v.) Bibliografía:
Éthos:
Parrhesía:
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Como bien se expresa en el texto, la parrhesía es un decir verdadero que no presupone
imposición o sometimiento sino, por el contrario, la libertad de elegir una forma de existencia
en la que la propia vida es una manifestación de la verdad. El término está tomado del griego
παρρησία (παν = todo + ρησις / ρημα = locución / discurso) que significa literalmente
«decirlo todo» y, por extensión, «hablar libremente», «hablar atrevidamente» o
«atrevimiento». Implica no sólo la libertad de expresión sino la obligación de hablar con la
verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.
Epimeleia heautou:
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verdad sin tapujos, buscando el cambio por lo que para Foucault significa la verdadera vida
(una vida que respete la libertad y la no opresión de los sujetos, por ejemplo).