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En la Argentina, el 81,2 por ciento de quienes dan clase en establecimientos privados primarios
y secundarios son mujeres; el 18,8, varones. El 73,5 por ciento de ellas y ellos dan clase
solamente en colegios de gestión privada, y el 26,5 por ciento tiene horas laborales también en
el ámbito estatal. La mitad de las y los docentes de primaria y secundaria tienen entre 31 y 45
años, y el 80 por ciento del total no tiene otra actividad laboral remunerada que no sea dar
clases. En promedio, la enseñanza en el sector privado argentino está a cargo de mujeres de
40 años. Esas son sólo algunas de las observaciones de la Primera Encuesta Nacional de
Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Cymat) que el Sindicato Argentino de Docentes
Privados (Sadop) realizó para relevar condiciones laborales cotidianas de 4500 docentes
empleados en 888 escuelas de todo el país. El secretario de Comunicación de Sadop, Gerardo
Alzamora, explicó a este diario que el relevamiento arrojó sorpresas: “Descubrimos que hay un
malestar docente, y que muchas veces los docentes van a trabajar enfermos por distintos
motivos. Por un lado, porque no se reconocen sus enfermedades profesionales, pero también
por no dejar el aula, porque creen que lo que tienen no es tan importante como para dejar el
aula”.
El salario obtenido por enseñar, en el caso de los maestros, constituye el 56 por ciento del
ingreso total del hogar; en el caso de la enseñanza media, el 59. Maestras y maestros trabajan
en total 37 horas reloj semanales: 26 en la escuela y 11 en tareas ligadas a la docencia pero
fuera del horario laboral. En el nivel de enseñanza media, las y los docentes trabajan en total
35 horas reloj por semana: 25 en el colegio y otras 10 fuera. Los maestros suelen vivir más
cerca del establecimiento donde enseñan (el 49,7 viaja hasta media hora para llegar), mientras
que más de la mitad de los profesores viaja entre media y dos horas (el 56,7). En primaria, en
promedio, cada docente tiene a su cargo dos cursos, que hacen un promedio de 61 alumnos.
El 60 por ciento de los maestros trabaja en un solo establecimiento. En cambio, en el nivel
medio, el 60 por ciento de los docentes da clases en al menos dos y como máximo cuatro
colegios; sólo un 32 por ciento se mantiene en un solo establecimiento, pero hay un 7,4 que
enseña en cinco o más colegios. Sumando todas las estadísticas, el docente promedio trabaja
en dos establecimientos y dicta clase a siete cursos, lo que ronda un total de 199 alumnos.
Muchos docentes no toman descansos a lo largo de la jornada escolar: el 25 por ciento de los
maestros aprovecha los recreos para hacer tareas de planificación, o bien cuidan a los
alumnos; el 25 por ciento de las y los profesores descansan hasta 10 minutos en horario de
clases. Quizás eso incida en los indicadores de salud y enfermedades: más del 73 por ciento
de los docentes padeció alguna dolencia pero fue igual a trabajar; el 70 por ciento permanece
de pie a lo largo de toda la clase. El 73 padeció fatiga, cansancio y desánimo sin causa; el 65,
dolores de cabeza; el 72, dolores musculares, de huesos y articulaciones; el 60, nerviosismo o
mal humor y dificultades para conciliar el sueño; el 35, afonías o disfonías; el 30, trastornos de
la visión; el 29, tiene várices en las piernas. El 26 por ciento dice que en los edificios donde
dictan clase hay mucho calor; el 16, que se padece el frío. En el ámbito privado, las licencias
por enfermedades de corta duración suelen ser pedidas por el 66 por ciento de los maestros y
el 70,4 de los profesores.
Son muy pocos los docentes que dijeron haber sido agredidos por alguna cosa vinculada a su
tarea (el 1,4 de los maestros; el 1,3 de los profesores). Sin embargo, son muchos más quienes
aseguraron haber sido amenazados: el 19,4 por ciento maestros, el 14,8 por ciento profesores.
En el caso de la primaria, más de la mitad de esas amenazas fueron adjudicadas a los
directivos escolares (el 54,4 por ciento); en la enseñanza media, el 41,5 por ciento de los
casos.
Además, de acuerdo con el relevamiento, el trabajo docente es absorbente aun fuera del
horario laboral. El 82,6 por ciento de los maestros dice que su trabajo deja nada o poco tiempo
para otras actividades; el 80,9 de los docentes de media dice lo mismo. Tareas propias de la
actividad docente como corregir, preparar clases y material didáctico o evaluar se realizan en
una abrumadora mayoría fuera del horario escolar. Tan demandante es la labor que el 48,6 de
los maestros y el 37,7 de los profesores aseguran que siguen pensando en problemas de sus
alumnos fuera de clase.