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Ética y otras disciplinas Por: Jonathan Jesús Sánchez Escamilla

1. Elaborar un mapa conceptual sobre las ramas y disciplinas filosóficas que se relacionan
con la ética.

2. Del caso proporcionado por el docente, debes explicar el impacto que tiene con la ética y
con qué disciplina se relaciona.

Acerca del caso Volkswagen:

El fabricante alemán Volkswagen reconoció haber equipado modelos diésel en Estados Unidos
con un software que falseaba datos de emisiones contaminantes, un escándalo que le costará
caro en dinero e imagen. La empresa que en el primer trimestre del año vendió más de cinco
millones de vehículos, cifra que le situó en el trono mundial, ha reconocido en un comunicado
enviado el martes que el software con el que trataba de engañar a las autoridades
medioambientales sobre las emisiones de sus vehículos diésel podría afectar a once
millones de automóviles en todo el mundo.

Hasta ahora, la cifra que se manejaba era los 482 mil vendidos en EU.

La empresa anunció la suspensión de la comercialización en Estados Unidos de su diésel de


cuatro cilindros de las marcas VW y Audi, que representaban el 23 por ciento de sus ventas en
ese mercado.
Más allá de la imagen del grupo, el escándalo ya tuvo consecuencias económicas: Volkswagen
anunció este martes que ha provisionado 6 mil 500 millones de euros en el tercer trimestre y
que revisará el objetivo de beneficio para este año.
Sus acciones suman este martes una nueva caída de más del 15 por ciento tras el desplome del
18.6 que vivieron el lunes ante la posibilidad de una sanción multimillonaria.
El caso, sacado a la luz por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA),
"tendrá consecuencias financieras considerables para el grupo, que aún no se pueden
calcular", sin contar el perjuicio para "la imagen y la credibilidad de Volkswagen en todo el
mundo", dijo el analista del sector automovilístico Ferdinand Dudenhöffer.
Según las autoridades estadunidenses, 482 mil vehículos de las marcas Volkswagen y Audi
fabricados entre 2009 y 2015 y vendidos en Estados Unidos fueron equipados con un
sofisticado software que permitía reducir sus emisiones contaminantes al ser sometidos a un
test de polución.
Gracias a ese fraude ambiental, los vehículos obtenían una certificación ecológica.

El caso Volkswagen es un claro ejemplo del manejo de la crisis desde un punto de vista no
ético, donde podemos identificar las tres dimensiones de la ética, tal y como lo señala De
George (2011): ética económica, ética empresarial y ética personal.

La primera, la ética económica, que analiza desde un entorno económico, político y social de
las empresas, ocupándose de cuestiones entre s como la justicia, el desarrollo sostenible, la
redistribución de la riqueza, el papel del Estado, la necesidad de una responsabilidad social de
las empresas, o el respeto por el medio ambiente. Precisamente, en esta última es en la que
Volkswagen cometió su infracción.

En relación a la ética empresarial, se abordan las actuaciones propias de la empresa, donde se


ocupan de las políticas de buen gobierno en los órganos de decisión más importantes de las
empresas, en los procedimientos y normas para integrar la ética en la gestión diaria, en la
transparencia, en la comunicación interna, en la calidad de los productos, en la misión y visión
de una organización, en los códigos de valores o de conducta.

Aquí, se puede apreciar también que la falta de transparencia, el manejo de los procedimientos
y políticas de Volkswagen ponen en entredicho el compromiso de la organización con la ética.
Su actuación afecta a la moralidad de las prácticas empresariales de sus ejecutivos y de los
empleados implicados en el escándalo. También se puede hablar de la ética de los negocios, ya
que afecta a la moralidad de las prácticas empresariales de sus ejecutivos y de los empleados
implicados en el escándalo. Sobre la ética personal, el comportamiento de su CEO dio mucho
que hablar durante la crisis ya que se condujo de una manera muy indiferente y exculpándose
del fraude alegando desconocimiento.

La actuación personal tanto de la persona que cometió el acto ilegal como aquellas personas
que conocían de este hecho (bien sean los mecánicos hasta los altos directivos), faltó a este
compromiso. Otra de las actuaciones faltas de ética personal fue cuando Michael Horn,
presidente de la compañía en Estados Unidos, admitió que conocía desde 2014 el trucaje de los
motores y era conocedor de las notificaciones de estar siendo investigados sobre este tema.
Desde el punto de vista de comunicación, resulta inexplicable entonces el no disponer de una
respuesta inmediata cuando se podía sospechar que en algún momento saliera a la luz. Y desde
luego, desde el punto de vista de la ética personal, demuestra su comportamiento antiético

De esta manera, es muy cuestionable no sólo el fraude como tal a los clientes de la marca, sino
también el manejo de la situación durante todo el escándalo. Indudablemente, todo ello afectó a
su reputación, e indudablemente a sus finanzas. Desde que la compañía aceptó su
responsabilidad en el escándalo, sus acciones se desplomaron más de 30% en dos días.
Además, la empresa tuvo que enfrentar multas millonarias de las autoridades estadounidenses.
Si hubiera que adjudicar a los sentimientos de sus públicos unas palabras serían las de
confianza traicionada.
La compañía alemana precisamente había presumido siempre de ser ecológica (su mensaje era
poderosos y, al mismo tiempo, mejores en el medio ambiente; o autos: símbolos de fiabilidad,
pericia técnica y máxima ingeniería), y nada de eso era cierto. Además, este problema escalaba
a uno mayor: los daños colaterales a la marca “Made in Germany”. El “hecho en Alemania” es
una marca de calidad y confianza que vale el dinero que se paga por ella. Si esa imagen se
torna en un engaño, lógicamente impactaría en la economía alemana, donde muchos empleos
están ligados al sector automotriz. Para Manuel Velásquez (2012), la ética es un elemento
estratégico que sirve para asegurar una ventaja competitiva en los negocios, y es necesario
que en las organizaciones se considere el aspecto ético para la resolución de problemas
morales en los negocios. Si la ética hubiera estado muy presente en sus tres dimensiones en
Volkswagen seguramente este escándalo no se habría producido.

Por qué no hay que tener miedo de la inteligencia artificial

La idea de una sociedad automatizada, plagada de robots tanto en el hogar como en el trabajo,
fue una de las utopías —y distopías— con las que reaccionó la literatura a la introducción de
los sistemas de automatización. A principios del siglo XX, el uso de automóviles y semáforos
popularizó la automatización a pie de calle. Desde entonces, el número de máquinas y procesos
automáticos en nuestras vidas ha aumentado exponencialmente: las lavadoras, los cajeros
automáticos, el enfoque de las lentes de una cámara de fotos, las puertas, el lavado de coches,
el termostato… Y el temor inicial que en su día despertaron ha dejado paso a una sensación de
rutina. La automatización es tan corriente, que ni siquiera nos percatamos cuando nos topamos
con ella.

Sin embargo, la inteligencia artificial (IA) y las máquinas automáticas no son lo mismo. La IA es
una forma de automatización avanzada. En los dispositivos convencionales se crean reglas de
programación muy exactas con las que una máquina ejecuta tareas determinadas. La eficiencia
depende del detalle y la exactitud con el que se haya programado la tarea: por ejemplo, trazar la
ruta más corta entre Sevilla y Madrid. Lo que permite la IA es una automatización más
abstracta. Eso significaría trazar la ruta más rápida entre Sevilla y Madrid teniendo en cuenta
las obras, el número de semáforos, los horarios previsibles de mayor intensidad de tráfico, así
como imprevistos como accidentes de tráfico o las condiciones meteorológicas. Es decir, la
programación se centra en la creación de reglas con las que medir la eficiencia en ese contexto
y en el desarrollo de parámetros de actuación. Siguiendo esas reglas, los sistemas de
automatización inteligentes escogen el proceso más eficaz. Ese nivel de abstracción es un hito
en la historia de la tecnología.

Estas mismas cuestiones fueron precisamente objeto de debate en los tribunales de diversos
países tras la comercialización del automóvil a principios del siglo XX. El hecho de que las
mismas incertidumbres y preguntas surgidas con la introducción de un nuevo medio de
transporte resurjan un siglo después con la llegada de la IA, requiere de una revisión del debate
de antaño. Desde el punto de vista normativo, tres aspectos merecen nuestra atención.
Referencias Bibliográficas:

 Articulo: Por qué no hay que tener miedo de la inteligencia artificial, publicado por el
periódico El País recuperado el 27 de septiembre del 2018 del Sitio Web:
https://elpais.com/tecnologia/2018/03/16/actualidad/1521204443_913487.html

 Articulo: Relación De La Ética Con Otras Disciplinas, publicado en Campus Digital


recuperado el 27 de septiembre del 2018 del Sitio
Web:http://www.campusdigital.com/blog/cursos-ciencias-sociales/relacion-de-la-etica-
con-otras-disciplinas.aspx

 Articulo: Reamas De La Ética, publicado en Wix recuperado el 27 de septiembre del 2018


del Sitio Web: http://juan-diego-dx.wixsite.com/eticavirtualjdm/servicios1

 Articulo: Fraude ambiental de Volkswagen podría alcanzar 11 millones de automóviles,


publicado por el periódico Excelsior recuperado el 27 de septiembre del 2018 del Sitio
Web: https://www.excelsior.com.mx/de-la-red/2015/09/22/1047066

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