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Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar por el título
de:
Directora:
Línea de Investigación:
Investigación
Palabras clave
Construcción de paz
Territorio
Enfoque diferencial
Comunitario
1
Guerrilla colombiana conformada en 1964. Con la que se ha iniciado diálogos de paz, para lograr su
desmovilización y desarme.
4
Abstract
The beginning of the peace talks between the Colombian government and the Armed
Forces of Colombia People (Farc in Spanish), allowed the peace topic to gain interest
among state organizations, media and citizens. However, the juncture of these talks has
reduced the view that we have of peace, making it something static and a liability of the
State. This research had a very specific aim: to extract of the anonymity some local
initiatives of peace in Colombia, which have been born and fortified in spite of not having
a governmental or civilian support. In addition, they reveal the importance of the local and
community area in a scene of peacebuilding, where it is assumed as responsibility of
every individual and not only a public policy. Finally, to start understanding peace as a
daily construction, and not only as the result of the signature of an agreement, it will allow
laying the foundation for a lasting and successful peace scenario.
Keywords:
Peacebuilding
Territory
Affirmative action
Communitarian
5
Contenido
Introducción .................................................................................................................... 6
4. Conclusiones .......................................................................................................... 47
5. Bibliografía ............................................................................................................. 49
6
Introducción
En Colombia, es amplia la descripción y el estudio de la violencia, pero no de la paz y
mucho menos se considera posible que existan “paces”, entendido esto como la
posibilidad de asumir que la paz no es monolítica y estática, sino que puede encontrarse
en diversos tipos de manifestaciones. Al enfocarnos en estudiar la primera,
invisibilizamos e impedimos que varias iniciativas y experiencias de la segunda se
conozcan y se multipliquen. La paz no es un objetivo teleológico sino un presupuesto que
se reconoce y construye cotidianamente (Muñoz, 2003).
En esta medida, el interés central de este trabajo fue realizar una investigación sobre la
paz en Colombia, si bien no es posible abarcar un marco de tiempo muy amplio,
considero que los aportes que se puedan realizar para una mayor comprensión de este
silenciado tema, son importantes y pertinentes dada la coyuntura de los diálogos de paz
entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc en La Habana. Sin embargo, no
pretendí centrar la atención en el Estado ni en los grupos al margen de la ley, actores
que juntos han contado con el protagonismo y la permanente atención mediática y civil.
Esta investigación tuvo como objetivo acercarse a esa paz, a esas “paces”, que las
personas día a día en medio de sus dificultades y proezas, construyen y fortalecen. Esas
“paces” que logran organizar colectivos, exigir derechos y transformar sociedades desde
una forma particular de anonimato.
Un país que ha sufrido tanto por tan variados tipos de violencia, como el nuestro, merece
comprender y multiplicar los espacios de expresiones no-violentas que se han mantenido
y fortalecido, en una muestra de verdadera construcción de paz. Pero debe,
principalmente, darlos a conocer. No significa ningún avance para esta construcción que
sólo sea un tema que tome relevancia por una iniciativa gubernamental de iniciar una
negociación con un grupo armado al margen de la ley.
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Desde el anuncio, por parte del presidente Juan Manuel Santos, del inicio de diálogos de
paz con la guerrilla de las Farc, los medios de comunicación y diversos sectores
académicos han centrado su atención en el desarrollo de estas negociaciones. Todas las
semanas nos hemos visto saturados de diversos análisis y posturas frente a lo que se
dice o se hace en La Habana, lugar elegido para las negociaciones. Sin embargo, tanto
los medios de comunicación como la academia han fallado en comunicar la importancia
de esa paz a la ciudadanía, dejando casi por sentado, que ésta se reduce a lo que se
decida en esa mesa. Esto se ha visto reflejado en la poca, casi nula, opinión que los
ciudadanos de a pie tienen sobre el proceso, sus implicaciones o sobre lo que significa
buscar y construir paz.
Así pues, los esquemas mediáticos y academicistas que han permeado en el imaginario
de concebir la paz simplemente como un fin de actos bélicos, y de reducir la violencia a
sus manifestaciones físicas, son los principales obstáculos a la hora de estudiarla desde
la gente. Las lógicas de poder que dominan el análisis reducen las experiencias locales a
eventos esporádicos, despojándolos de toda complejidad e importancia. Si bien es cierto
que con el inicio de las negociaciones se han abierto espacios de diálogo y discusión
frente a este tema, sigue existiendo una ignorancia generalizada hacia iniciativas que han
permanecido y se han fortalecido a pesar del poco interés estatal y ciudadano.
8
En esta medida, fueron los estudios para la paz los que incentivaron las preguntas que
dieron origen a este trabajo de investigación. La posibilidad de focalizar el análisis hacia
la paz y no hacia el lugar común de la violencia, facilitó el diseño y posterior desarrolló
investigativo.
Como piedra angular del marco teórico está la teoría de la paz Imperfecta, un importante
referente que han trabajado y perfeccionado los investigadores de la Universidad de
Granada. “(…) Podríamos agrupar bajo la denominación de paz imperfecta a todas estas
experiencias y estancias en la que los conflictos se han regulado pacíficamente, es decir
en las que los individuos y/o grupos humanos han optado por facilitar la satisfacción de
las necesidades de los otros, sin que ninguna causa ajena a sus voluntades lo haya
impedido” (Muñoz, 2003). Aunque es una definición amplia, pretende dar luces al análisis
de ver la paz y la construcción de esta como un empoderamiento de la sociedad; no sólo
de las iniciativas gubernamentales, que son importantes, sino de la responsabilidad y
participación que, como ciudadanos, asumimos en esta construcción.
Es por lo anterior que el objetivo principal de esta investigación, fue describir espacios de
construcción de paz, y de “paces”, que tuvieran un origen local y no-gubernamental en
Colombia. Aunque podemos afirmar que iniciativas de este tipo se pueden encontrar en
diferentes momentos de la historia violenta del país, la indagación se delimitó
temporalmente para que respondiera a la coyuntura específica de las actuales
negociaciones en La Habana. Para lograr el cumplimiento de este objetivo, desarrollé
cuatro puntos específicos que se enfocaron en parte del entramado conceptual e
histórico necesario para la comprensión y análisis de lo previsto inicialmente. Buscando
visibilizar no sólo el avance que la academia ha hecho frente a la comprensión y
construcción de paz, sino también rescatar aquellas iniciativas que dan importancia a las
prácticas comunitarias de esta.
Por último, como una consecuencia del avance conceptual e histórico, surge una
clasificación de iniciativas de paz que responden a lógicas territoriales y poblacionales
específicas. Siendo esto un producto no esperado desde el diseño inicial de trabajo.
1. Marco conceptual
Como punto de partida es importante y pertinente explicar la fundamentación teórica y
conceptual que da sustento a este trabajo. Aunque el programa académico de la
Especialización concentra su atención en la Acción sin daño, para la aproximación que
se tenía como objetivo, se optó por trabajar solamente desde el enfoque de construcción
de paz con las posibilidades que éste presenta. Una de las ventajas más importantes de
trabajar con este enfoque, es que permite la complementariedad entre teorías y
postulados que facilitan el análisis y enriquecen el debate. En este caso, fue necesario
recurrir a las tipologías de gestión de conflictos y a los elementos principales que trabaja
la Teoría de la Paz Imperfecta, para lograr un entramado conceptual que permitiera la
articulación con el tema objeto del estudio: iniciativas locales y comunitarias de paz en
Colombia.
En esta medida, se propone empezar el desarrollo de este capítulo por una aproximación
histórica y analítica del concepto de construcción de paz, para seguir con una descripción
de los tipos de enfoques en gestión de conflictos y terminar con una profundización en la
Teoría de Paz Imperfecta trabajada por los académicos de la Universidad de Granada.
11
establecimiento de la paz. Siendo así una serie de actividades que consolidan esfuerzos
previos de la Organización de Naciones Unidas que evitaban el decaimiento en
situaciones de conflicto y violencia, especialmente entre Estados.
El mayor avance desde la adopción del concepto de Seguridad Humana, es que no sean
solamente considerados sujetos de seguridad los Estados. De esta manera, se originó un
enriquecimiento del concepto de paz que se había manejado hasta el momento. La paz
es vista ahora desde una concepción mucho más positiva, en la que debe edificarse algo
que busque la seguridad de las personas y la estabilidad democrática de los Estados.
“Desde esta nueva mirada, la construcción de paz se puede explicar como el producto de
la convergencia entre las agendas de la seguridad humana y las agendas del desarrollo y
la democratización” (Paladini Adell, 2011).
Con esta nueva concepción entre la seguridad humana y la construcción de paz, en 1995
el mismo Boutros Ghali, presenta el Suplemento a una Agenda de Paz, en el que se hace
un llamado a fortalecer la dimensión humanitaria de la Organización de Naciones Unidas
y la necesidad de desarrollar nuevas áreas de trabajo; interés que también fue una
consecuencia del nefasto trabajo de la ONU en la prevención de la tragedia en Ruanda.
Es así como en el año 2000, se publica el Informe sobre Operaciones de Paz, en el que
13
En este nuevo entramado institucional, se define la construcción de paz como: “una serie
de medidas orientadas a reducir el riesgo de caer o recaer gradualmente en situaciones
de conflictividad a través del fortalecimiento de las capacidades nacionales en todos los
niveles de la gestión de conflictos, y preparar así las bases para la paz y el desarrollo”
(Paladini Adell, 2011).
Por último, esta clasificación hace evidente que ha sido tanto el énfasis en la prevención
y contención de la violencia, que se ha olvidado el componente más importante de la
construcción de paz: La promoción de dinámicas constructivas de transformación social.
John Paul Lederach, uno de los principales exponentes de este enfoque, considera como
piedra angular el cambio social constructivo, que define de la siguiente manera: “El
cambio social constructivo es el intento de desplazar las relaciones de aquellas definidas
por el temor, la recriminación mutua y la violencia hacia las caracterizadas por el amor, el
respeto mutuo y el compromiso pro-activo” (Lederach J. P., 2008).
17
Casi siempre los análisis se basan en la definición dual que presenta Galtung del
concepto de paz, que comprende dos manifestaciones: En primer lugar está la paz
negativa, que ya hemos mencionado como la ausencia de guerra; y en segundo, está la
paz positiva, que reproduce una visión ideal y utópica de la sociedad en la que no hay
violencia ni conflictos de ningún tipo. Considerar que el concepto de paz aparece ligado
al concepto de guerra, significa que se asume una visión negativa de la primera y de la
sociedad en su conjunto. Pero, considerar que los esfuerzos de construcción de paz
deben, entonces, tener como objetivo alcanzar una paz desde su definición positiva,
tendría como consecuencia la imposición de visiones inalcanzables de sociedad y
convivencia, lo que paradójicamente podría generar otros tipos de violencia.
Concentrarse solamente en esta definición dual del concepto de paz, representa la
primera talanquera en el objetivo de esta investigación.
Es así como los Estudios de Paz, nos presentan dos momentos importantes que articulan
lo que hemos desarrollado anteriormente, con un nuevo panorama de análisis. En primer
lugar, se presenta un giro epistemológico en el que el peso analítico e investigativo recae
en la comprensión de la “irenología”, lo que significa que se presenta un tránsito en lo
que tradicionalmente se ha estudiado desde la violencia, para empezar a estudiarlo
ahora desde la paz.
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La decisión de acompañar la paz del adjetivo “imperfecta”, surge como una posibilidad de
encontrar sentido a los distintos significados de la primera en diversos contextos sociales
y culturales. Francisco Muñoz resalta que “la paz” puede ser concebida como un invento
de los humanos, que se puede trasladar para comprender la naturaleza y el cosmos al
asumirla como símbolo, y en esta medida es construida y destruida constantemente
dependiendo del contexto cultural, social, político y económico en el que se desarrolla.
De esta manera, no es posible concebir la paz como un concepto monolítico e
inamovible, sino que debe asumirse dinámica, cambiante y en respuesta a las
particularidades del contexto en el que se desenvuelve.
vivenciales y reales, y por ende intelectuales, de los seres humanos” (Muñoz, 2003). La
paz imperfecta no es ausencia del conflicto, en tanto este es el dinamizador de prácticas
transformadoras.
Además de esto, la constitución del 91 sentó las bases normativas para la construcción
de paz desde un intento por consolidar un marco institucional claro. En la Carta, la paz es
elevada a derecho, pero también se considera un deber, como consta en el artículo 22:
La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento. Esto tiene dos ámbitos de
interpretación: el primero se refiere a que el ordenamiento jurídico debe garantizar la
tranquilidad de las personas en su esfera personal; el segundo, el aspecto colectivo,
requiere del concurso de factores ideológicos, sociales, económicos y políticos. El
Observatorio de Construcción de Paz de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ha
avanzado en la explicación de los significados del nuevo status de la paz desde la
constitución de 1991, como explican a continuación: “Ser considerado de tercera
generación, le otorga al derecho a la paz tres efectos cruciales: primero, no siendo un
derecho fundamental, podrá ser regulado por cualquier tipo de ley; segundo, no tendrá
aplicación inmediata, ya que debe contar con desarrollo legal y diversos factores que
permitan su progresiva realización dentro del Estado de Derecho; y, tercero, derivado de
lo anterior, no puede ser protegido directamente por vía de tutela, ya que cualquier
exigencia que se haga sobre el mismo no debe medirse por su protección o
desprotección, sino por los esfuerzos que realice el Estado para darle cumplimiento”
(Andrade & Barrera, 2013).
Desde este pequeño análisis jurídico del desarrollo que el concepto de paz ha tenido
dentro del Estado, podemos encontrar manifestaciones de esta normativa en
instituciones y medidas gubernamentales, como evidencia de que las leyes son vitales
para materializar la paz en varias de sus dimensiones. En esta medida, también
21
podemos ver cómo las normas, al trazar un marco de acción específico, cristalizan
escenarios de discusiones y debates en torno a temas particulares.
Negociación: Leyes diseñadas para crear y elaborar una política de paz del
Estado. Tienen como objetivo brindar una serie de disposiciones que faciliten el
diálogo y la suscripción de acuerdos con grupos armados ilegales de carácter
político.
2
Descripción tomada del artículo: Legislación y construcción de paz en Colombia: ¿Proclamas de papel?
Óscar Andrade y Lina Barrera. En Democracia, desarrollo y construcción de paz. Serie documentos para la
paz. Número 4. Universidad Jorge Tadeo Lozano. 2013
22
Aunque estas estrategias en principio parecería que sólo reaccionan frente al conflicto
armado interno, también aplican para violencias que pueden tener otros orígenes como la
intrafamiliar, la escolar y la de género.
Ahora bien, la normativa cuenta con todos los elementos necesarios para poder actuar
certeramente contra, por un lado, la violencia y por el otro, crear y facilitar espacios de
paz. Sin embargo, en la práctica, la efectividad de este entramado normativo ha sido
bastante limitada. Un ejemplo claro es la ley 434 de 1998 con la que se crea el Consejo y
el Comité Nacional de Paz, así como los Consejos Regionales de Paz, con el objetivo de
facilitar la colaboración entre entidades estatales y la sociedad civil para buscar
alternativas para superar el conflicto armado interno. Órganos estatales que no han
tenido un papel protagónico en el inicio de las negociaciones con las Farc en La Habana,
para dar un ejemplo.
Por otro lado, es importante resaltar la evolución que ha tenido la normativa en justicia
transicional. La ley 975 hace una mención precaria del reconocimiento de las víctimas de
grupos paramilitares y su derecho a la reparación, las acciones del Estado se focalizaron
en los victimarios. La ley 1448 de 2011, tiene por objeto establecer un conjunto de
medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, individuales y colectivas, en
beneficio de las personas que hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º
de enero de 1985 como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional
Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de
Derechos Humanos, ocurridas en el marco del conflicto armado interno3. Con esta ley se
da un salto grande en términos de reconocimiento a las víctimas y a los diversos tipos de
violencias que se han ejercido en el marco del conflicto armado.
3
Definición de la categoría de víctima hecha dentro de la ley descrita.
23
endémica. A lo largo de su historia, el país ha hecho gala de ese “fetiche jurídico” que
hace creer que el surgimiento de una norma automáticamente transforma la realidad”
(Andrade & Barrera, 2013). Los autores hacen un llamado a la coordinación institucional,
que incluye la profesionalización y capacitación de la burocracia y el establecimiento de
fuentes de financiación. Si bien las limitaciones financieras cobran mayor importancia
cuando la paz se asume como una responsabilidad única del Estado, no puede
aceptarse como excusa que se recurra a la sostenibilidad fiscal para evitar el
cumplimiento de los compromisos y deberes adquiridos por ley.
Una de las mayores conclusiones que podemos extraer de este recuento legislativo, es la
decisión del Estado de privilegiar la visión negativa de la construcción de paz, siendo
algo bastante común en marcos normativos. Decisión que responde a una razón muy
particular, es mucho menos ambiciosa porque se enfoca en mitigar problemáticas
sociales concretas en marcos temporales delimitados específicamente. Una visión más
amplia y positiva de la construcción de paz, exige compromisos de largo aliento y una
movilización de recursos económicos y humanos mucho más extenuante.
Una de las principales causas del fracaso de este modelo, fue la no incorporación al
proceso de otros actores importantes en el marco del conflicto armado, como la Iglesia
católica, las Fuerzas Armadas y la sociedad civil. Sin embargo, estableció un precedente
al diseñar los tres pilares que guiarían futuras negociaciones con la guerrilla: Diálogos,
reformas políticas y rehabilitación social y económica.
Para el año 2002, año electoral, era claro el descontento generado por el fracaso de los
diálogos entre la administración Pastrana y las Farc, ambiente que abonó el terreno para
que resultara elegido Álvaro Uribe y su política de Seguridad Democrática. Aunque en la
administración Uribe sí hubo acercamientos con grupos armados al margen de la ley,
nunca se consolidaron suficientes puntos en común que pudieran dar origen a un nuevo
proceso de negociación. Sin embargo, y con relación a la maleabilidad del concepto de
paz, el gobierno logró modificar, a través de una reforma legal, uno de los requisitos para
25
Aunque esta crítica va más allá de la necesidad de que la sociedad civil tenga un puesto
en la mesa de negociación, es un llamado a considerar la importancia que tiene, para
garantizar el posible éxito de un proceso de paz, que la ciudadanía se apropie de los
temas que se están negociando. Parte del fracaso de procesos anteriores está en la baja
legitimidad de estos en el imaginario de la población. García-Peña al referirse a los
diálogos de la administración Pastrana, dice que la naturaleza bilateral en el modelo era
inadecuada para los niveles de complejidad de la crisis nacional. Es por esto necesario
considerar la importancia de la participación civil en estos procesos, porque refleja las
contradicciones que han caracterizado a esta nación en guerra.
tiempo con los eventos más importantes en el desarrollo de estas negociaciones, para
así evidenciar los momentos más importantes hasta ahora, identificando así, las
carencias y faltas que se han tenido al transmitir la importancia de estos diálogos a la
ciudadanía.
4
La cronología se construyó a partir de notas de prensa e infografías realizadas en medios de comunicación
sobre el tema. Una de las fuentes principales, fue el especial multimedia de Telesur sobre las negociaciones
hasta el 12 de mayo: http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Cronologia_paz_colombia/
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El 9 de abril se lleva a cabo una marcha en apoyo a los diálogos de paz, que cuenta
con una participación ciudadana multitudinaria a nivel nacional. El 29 de abril, las
Farc presentan cuatro propuestas para reformar el Estado colombiano que incluyen el
fin de las políticas neoliberales y una asamblea constituyente. Entre el 28 y 30 de
abril se lleva a cabo, en la ciudad de Bogotá, un Foro sobre Participación Política en
el que asistieron cerca de 1400 representantes de diversos sectores sociales.
El 26 de mayo se firma el primer acuerdo agrario entre las Farc y el gobierno. Tras
seis meses de negociación las partes llegaron a un acuerdo en la problemática de
tierras que incluye las zonas de reserva campesina.
El 6 de noviembre las partes anuncian que han logrado un acuerdo sobre el segundo
punto de la agenda; la participación política del grupo insurgente. El 26 de noviembre
el gobierno anuncia el nombramiento de dos nuevos miembros al equipo negociador:
Nigeria Rentería y María Paulina Riveros.
El 28 del mismo mes se reanudan los diálogos para empezar a debatir el cuarto
punto de la agenda: la búsqueda de soluciones al problema del cultivo de drogas
ilícitas y el narcotráfico.
El 16 de mayo las Farc y el gobierno anuncian que han llegado a un acuerdo sobre el
tercer punto de la agenda. Los insurgentes se comprometen a romper cualquier
relación con el narcotráfico.
Lo anterior nos permite inferir varias cosas no sólo alrededor del desarrollo de los
diálogos en la mesa de negociación, sino de las dinámicas que se han manifestado en
ámbitos gubernamentales y locales paralelamente en respuesta al proceso.
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En segundo lugar, y directamente relacionado con la mesa de diálogo, está la casi nula
participación de mujeres, campesinos, comunidades indígenas y afrodescendientes en
un espacio alto de decisión. No es un tema de darles un puesto en la mesa de
negociación, pero sí debería considerarse la posibilidad de que haya un representante de
estos sectores en conjunto, como lo hay de las Fuerzas Armadas. Luego de un año de
conversaciones el gobierno nacional incorporó a dos mujeres al equipo negociador, como
consecuencia de las presiones que se habían hecho al respecto. En el lado insurgente se
puede mantener la crítica, aunque han utilizado la imagen de Tanja Nijmeijer para
mostrar una guerrilla incluyente, esto también ha ido acompañado de denuncias por parte
de organizaciones de mujeres sobre el verdadero trato que se les da a las guerrilleras
dentro de la organización.
Luego del desarrollo conceptual e histórico anterior, se da inicio a la última parte de este
trabajo. El objetivo principal de esta investigación es hacer una aproximación, desde la
academia, de las iniciativas locales de construcción de paz en Colombia. Iniciativas que
aúnan esfuerzos que no atraen a los medios de comunicación, porque carecen de la
espectacularidad y amarillismo que se logra con la guerra. Iniciativas que deben darse a
conocer, especialmente en un escenario como en el que nos encontramos ahora, en el
que la posibilidad de iniciar un proceso de paz y posconflicto nos llama a comprender de
una manera más compleja las contradicciones y obstáculos que pueden seguir avivando
la llama de la violencia. Son paces, como diría Francisco Muñoz, que no se muestran
palpablemente, están sigilosamente guardadas en infinidad de pequeños
acontecimientos que muchas veces, por criterios erróneos, ni siquiera son dignos de ser
mostrados (Muñoz, 2003).
A pesar del poco interés mediático oficial y gubernamental, en Colombia, este tipo de
iniciativas han tomado fuerza y han aumentado desde la década del noventa. Sin
embargo, por la misma falta de divulgación y difusión de cada una, en muchas ocasiones
no ha sido posible una articulación entre estas que facilite la construcción de redes de
apoyo, información y la creación de espacios de socialización y agencia desde lo local
hacia lo nacional.
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Sin embargo, es importante aclarar desde este momento que no todas las iniciativas
civiles de construcción de paz clasificaron para ser tenidas en cuenta en esta
investigación, punto que se explicará con mayor detalle más adelante.
5
El listado que se presenta a continuación se logró con la ayuda de dos fuentes principales: La
categorización que en 2006 hizo la Ecola de Cultura de Pau y el mapa de iniciativas locales de paz que la
organización Paz desde la Base tiene disponible en su página web:
http://www.pazdesdelabase.org/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=10
33
Titulación colectiva del territorio, defensa por los derechos de las mujeres,
administraciones públicas que incluyen la cosmogonía de grupos indígenas, asambleas
37
constituyentes municipales. Estos y más son los temas y objetivos que llevaron a varios
individuos a buscar una manera de organización y acción que les permitiera luchar por
sus intereses. Sin embargo, y debido a las características de este trabajo, no se puede
profundizar en todas las iniciativas nombradas. A continuación se explica el filtro definido
para orientar la selección de iniciativas que lograran, desde sus rutas de trabajo, ilustrar
más acertadamente el panorama general de la construcción de paz desde lo local en
Colombia.
Organizar iniciativas de paz civiles por fecha de origen impide encontrar y hacer visibles
puntos en común dentro de las reivindicaciones que exige cada una. En este documento
la ECP dividía a las iniciativas en tres grupos: Tradicionales, que tenían reivindicaciones
ligadas a deudas históricas agravadas por el actual conflicto; origen reciente, que aunque
recogen muchas de las luchas de la primera categoría, suman nuevas preocupaciones
como la defensa del medio ambiente o la desmilitarización; y, como tercera categoría, las
iniciativas surgidas en torno a coyunturas específicas como los acuerdos de paz.
Las condiciones que orientaron la selección general de iniciativas fueron las siguientes:
Como segundo punto del filtro, se reagruparon las iniciativas encontradas de acuerdo al
grupo poblacional en el que surgieron. De esta manera, se seleccionaron cuatro del total,
las que han significado una especie de hito dentro de las organizaciones sociales y la
construcción de paz desde la base en Colombia. Por las mujeres, la Ruta Pacífica de las
Mujeres; por los campesinos, la Asociación de Campesinos del Carare; por las
comunidades afrodescendientes, el Proceso de Comunidades Negras; y, por último, por
las comunidades indígenas, el Consejo Regional Indígena del Cauca.
Hacen parte del movimiento ciudadano por la paz, que desde la sociedad civil se ha
declarado en contra de la guerra. Tienen presencia en nueve regiones del país:
6
Las descripciones de cada iniciativa se hacen tomando como base la información que cada una presenta
en su página web.
7
www.rutapacifica.org.co/
39
Antioquia, Bogotá, Bolívar, Cauca, Chocó, Putumayo, Risaralda, Santander y Valle del
Cauca. Está conformada por mujeres de diversos sectores sociales.
Se rigen bajo los principios de: Verdad, justicia, reparación, esperanza, paz, equidad,
autonomía, libertad y reconocimiento de la otredad. Cuentan con el apoyo de
organizaciones como la Agencia Catalana de Cooperación, ONU Mujeres, el Programa
Suizo para la Promoción de la Paz en Colombia, y otros de carácter internacional.
En el ámbito nacional manifiestan tener alianzas con otras organizaciones sociales como
el CRIC, la Red de Iniciativas Paz desde la Base, la Mesa Nacional de Víctimas y el
Espacio de Mujeres por la Paz.
Han liderado las campañas “Saquen mi cuerpo de la guerra” y “Es hora de parar la
guerra, la llave de la paz también es nuestra”. La primera fue ampliamente divulgada por
los medios de comunicación, su objetivo principal es la visibilización de la violencia
sexual como arma de guerra en el conflicto armado interno colombiano. La segunda
campaña, es una iniciativa que surge desde la sociedad civil, que busca recoger
reflexiones de organizaciones y movimientos sociales que construyen paz en medio del
conflicto.
8
www.atcc.org/
40
Se definen como una asociación cívica, sin ánimo de lucro, conformada por los
trabajadores campesinos de la zona del río Carare y áreas vecinas. Una de sus
prioridades es la resistencia de la comunidad al desplazamiento, ante la agresión de los
actores para los habitantes de la región. También buscan contribuir a la construcción de
un proceso de paz mediante la organización y el diálogo.
Cuentan con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Universidad Santo
Tomás, el Departamento para la Prosperidad Social y la Unidad para la Atención y
Reparación Integral a las Víctimas.
En 1990 fue merecedora del premio “Right Livelihood Award”, otorgado en Estocolmo,
considerado como el Nobel Alternativo de la Paz y en 1995 obtuvo el reconocimiento
“Nosotros el pueblo, 50 comunidades” otorgado por la ONU en la ciudad de Nueva York.
9
www.renacientes.org/
41
En su origen están presentes siete cabildos: Toribío, San Francisco, Tacueyó, Jambaló,
Totoro, Guambia y Chinaya; que definieron la plataforma política de la organización, de
siete puntos: La recuperación de tierras que habían sido usurpadas por terratenientes; la
constitución y ampliación de resguardos, fortalecimiento de cabildos y formas
tradicionales de gobierno; la recuperación de la autonomía indígena; la exigencia de
suministrar pago en trabajo a cambio de uso de la tierra; dar a conocer la legislación
sobre indígenas y asegurar su aplicación; la defensa de la historia, la cultura, el idioma y
costumbres propias; y, por último, la preparación de maestros indígenas bilingües.
10
www.cric-colombia.org/
42
Consolidando así los cuatro pilares que guían la organización, aún ahora: Territorio,
autonomía, cultura y unidad. Su línea de acción se desarrolla simultáneamente con tres
proyectos: Político, cultural y económico.
Sin embargo, y aunque hay esfuerzos por consolidar redes de apoyo y comunicación
entre ellas, siguen siendo profundamente autorreferenciales en términos de difusión. Los
avances en titulación colectiva, la visibilización de la violencia contra la mujer, el
reconocimiento internacional de la resistencia campesina son temas que deberían ser
considerados de vital importancia en la agenda pública ciudadana. Desafortunadamente
se quedan en reconocimientos internos de cada organización a los que sólo se llega a
través de investigaciones académicas. Aunque son varias las organizaciones
internacionales que brindan un apoyo a estas iniciativas, en diversos frentes, en
ocasiones queda el sinsabor de que nadie es profeta en su tierra, y que la visibilidad y
legitimidad deben buscarse en el exterior primero, para lograr algún tipo de resonancia
en el ámbito nacional.
Para empezar, es importante resaltar que en el “Acuerdo General para la terminación del
conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, nombre que recibe la agenda
44
Primer punto:
Política de desarrollo agrario integral
El desarrollo agrario integral es determinante para impulsar la integración de las
regiones y el desarrollo social y económico equitativo del país.
Este es el punto más cercano a las causas estructurales que han motivado la creación y
desarrollo de varias iniciativas mencionadas anteriormente. El mayor logro del acuerdo
en este punto, son las Zonas de Reserva Campesina, que dan preferencia a campesinos
de recursos limitados, además de garantizar la permanencia y actividad económica de
comunidades campesinas en tierras baldías donde han estado asentadas durante años,
evitando además la acumulación de propiedad sobre estos terrenos.
Segundo punto:
Participación política
45
Tercer punto:
Fin del conflicto
1. Cese al fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo.
2. Dejación de armas. Reincorporación de las Farc-Ep al a vida civil- en lo
económico, lo social y lo político-, de acuerdo con sus intereses.
3. El Gobierno Nacional coordinará la revisión de la situación de las personas
privadas de la libertad, procesadas o condenadas, por pertenecer o colaborar
con las Farc-Ep.
4. En forma paralela el Gobierno Nacional intensificará el combate para acabar
con las organizaciones criminales y sus redes de apoyo, incluyendo la lucha
contra la corrupción y la impunidad, en particular contra cualquier
organización responsable de homicidios y masacres o que atenten contra
defensores de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos
políticos.
5. El Gobierno Nacional revisará y hará las reformas y los ajustes institucionales
necesarios para hacer frente a los retos de la construcción de paz.
46
6. Garantías de seguridad.
7. En el marco de lo establecido en el punto de víctimas de este acuerdo, se
esclarecerá, entre otros, el fenómeno del paramilitarismo.
La firma del Acuerdo Final inicia este proceso, el cual debe desarrollarse en un
tiempo prudencial acordado por las partes.
Este es el punto más cercano a los anhelos y reivindicaciones de las iniciativas descritas,
ya que en su mayoría surgen como respuesta a la violencia ejercida en sus territorios y
hacia sus poblaciones. Aunque no todas establecen dentro de sus líneas de trabajo, o
principios, la búsqueda de una salida negociada al conflicto armado interno, cada acción
particular dentro de su comunidad está enfocada al desarrollo de una realidad alternativa
a la violencia que han vivido y soportado. De todos los puntos de la agenda, este podría
ser el único que lograría generar una relación y sentido de identidad hacia los diálogos y
el futuro proceso de paz.
Cuarto punto:
Solución al problema de las drogas ilícitas
1. Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito. Planes integrales de
desarrollo con participación de las comunidades en el diseño, ejecución y
evaluación de los programas de sustitución y recuperación ambiental de las
áreas afectadas por dichos cultivos.
2. Programas de prevención del consumo y salud pública.
3. Solución del fenómeno de producción y comercialización de narcóticos.
Este es el tercer punto en el que se logró un acuerdo entre las partes. Aunque su relación
con las iniciativas que conocidas está más ligado al problema de la tierra y la sustitución
de cultivos, y no a los programas de salud pública y consumo. La violencia generada por
el narcotráfico y su financiación a grupos armados ilegales, sigue articulada al punto
anterior de fin del conflicto. Aunque, a pesar de lo anterior, en las iniciativas descritas no
se mencionaba directamente como una exigencia el tema solución del fenómeno de
producción y comercialización de narcóticos.
Quinto punto:
Víctimas
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Resarcir a las víctimas está en el centro del acuerdo Gobierno Nacional – Farc –
Ep. En ese sentido se tratarán:
Resulta inquietante que el tema de víctimas sea presentado de una manera tan escueta
a comparación del desarrollo de los puntos anteriores. Como se mencionó antes, casi
todas las iniciativas se originan en respuesta al ejercicio de la violencia de los grupos
armados, legales e ilegales, sobre su territorio y poblaciones. En esta medida, y así en
este caso sólo se haga referencia a la guerrilla de las Farc, el número de personas que
se identifica como víctima de este grupo armado es considerable. Por esta razón, no
tiene justificación ninguna que el tema de la reparación integral no esté dentro de los
puntos a tratar, especialmente si se menciona en la Ley 1448 de 2011. Un tema tan vital
no debería darse por sentado, la paz también es una construcción simbólica, que debe
ser nombrada y no simplemente inferida.
4. Conclusiones
La labor principal de este trabajo fue la búsqueda de información sobre iniciativas locales
de paz en Colombia. Sin embargo, y a pesar de que previamente se han hecho avances
en este tema, el conocimiento sobre información específica de iniciativas ubicadas en
regiones de difícil acceso es casi nulo. Como se puede evidenciar en la enumeración
inicial, en su mayoría están concentradas en las regiones andinas y costeras, el bajo
Magdalena en la región caribe, y el pacífico chocoano en medio y bajo Atrato; no hay
ninguna de la amazonia o de los llanos orientales, al menos en las fuentes investigadas.
Si bien este pretendía ser un esfuerzo académico, no puede desligarse de la importancia
de acceder a información de fuentes directas y primarias, no sólo para facilitar labores de
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revisión documental, sino porque es uno de los primeros pasos para lograr espacios de
visibilización y reconocimiento a nivel nacional.
Como segundo punto, son varias las iniciativas de las que sólo es posible hacer una
descripción primaria de su historia y objetivos, esto se debe a que si bien se conoce la
existencia de organizaciones y colectivos de diverso tipo, no se hace un seguimiento
atento de la evolución de cada uno de estos. No es ambicioso esperar que sea posible
tener un mapa colombiano de iniciativas de construcción de paz, que no sólo se detenga
en el nombre y fecha de creación, sino que articule historias de surgimiento, actividades
realizadas, logros obtenidos y obstáculos encontrados. Que las iniciativas para la paz
reciban el mismo tratamiento que las manifestaciones de la violencia.
Una de las inquietudes más grandes que deja el desarrollo de esta investigación, es la
pertinencia de una nueva asamblea constituyente. Si bien asumiendo que los diálogos
con la guerrilla de las Farc en La Habana resulten exitosos, muchas de las iniciativas que
se conocieron deben su origen e impulso organizativo a la Constitución del 91. Aunque
es posible mantener los logros de esta constitución en una nueva, la legitimidad con la
que la segunda se construiría no es la misma con la que se forjó y puso en marcha la que
tenemos actualmente. La Constitución del 91, pese a las modificaciones y malas
interpretaciones, sigue contando con una amplia aceptación regional fundamentada en la
naturaleza de su surgimiento. ¿Es posible que el ánimo nacional que acompaña esta
coyuntura de negociaciones sea suficiente para sostener otro proceso constituyente?
Desafortunadamente este ya es tema para otra investigación, pero es pertinente dejar la
pregunta formulada.
5. Bibliografía
Amnistía Internacional. (2008). "Déjenos en paz". La población civil, víctimas del conflicto
armado interno de Colombia.
Anderson, M., & Olson, L. (2011). Confrontin War: Critical lessons for peace practitioners.
En B. Paladini Adell, Módulo 5: construcción de paz, transformación de conflictos
y enfoques de sensibilidad a los contextos conflictivos (pág. 19). Bogotá: PIUPC.
Cinep. (julio de 2012). La paz: tan cerca, tan lejos. Cien días 75. Vistos por el Cinep/PPP.
Cinep. (agosto de 2013). El país que no pasa por La Habana. Cien días 79. Vistos por el
Cinep/PPP.
Cinep. (mayo de 2013). La trastienda de la paz. Cien días 78. Vistos por Cinep/PPP.
Cinep. (noviembre de 2013). Lo que ensombrece La Habana. Cien días 80. Vistos por el
Cinep/PPP.
Fundación Ideas para la Paz. (2009). Conflicto armado e iniciativas de paz en Colombia.
Cuadernos del Conflicto.
Jiménez Rodríguez, M. J. (2012). Breve Estudio sobre las Ideas de Paz (Serie
Paciculturas No.2 ed.). (O. p. paz, Ed.) Bogotá.