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Ps Alex Donnelly
GÉNESIS 30:25-43
Introducción
Cuando joven, Jacob tuvo que huir de Canaán, escapando de las consecuencias por
haber engañado a su padre y defraudado a Esaú. Ya en tierra de su madre, Jacob
se estableció como hombre, y tuvo su propia familia. Sin embargo, en aquella
tierra también tuvo que enfrentar dos cosas:
ii. Las tensiones con su tío (al igual que las tensiones en su propia familia),
fueron puliendo su carácter, y así fue aprendiendo a confiar más en Dios,
que en sí mismo.
Veamos el desarrollo de este relato, y las lecciones que Jacob tuvo que aprender.
Durante catorce años, Jacob sirvió a Labán, por sus dos esposas – Raquel y Lea.
Es posible que el nacimiento de José, haya coincidido con el fin de esos catorce
años (ver v.26). De todos modos, lo que queda claro es que el nacimiento de su
último hijo marcó el momento en que Jacob se propuso volver a la tierra de Canaán
(v.25). ¿Por qué? Moisés no lo explica, pero podría estar relacionado con el hecho
de que Raquel había sido infértil. La bendición de Dios, al darle un hijo 1, trajo a la
memoria la promesa de Dios de estar con él, y de bendecirlo hasta que volviera a la
tierra de Canaán (ver Gén 28:15).
Al finalizar los catorce años de servicio, Jacob ya podía volver a su hogar. No había
razón para seguir permaneciendo en casa de Labán. Después de catorce años, el
temor a la ira de su hermano Esaú había menguado (aunque al ir acercándose a
Canaán, ese temor retornaría), y Jacob deseaba ver a su familia otra vez. Dada la
cultura de ese entonces, Jacob no podía simplemente irse, tomando a sus mujeres.
Labán seguía siendo el principal señor de la casa. Vivió con él catorce años, y sus
esposas eran sus hijas. Había trabajado honradamente (ver Gén 31:6), y tenía una
conciencia limpia. Por lo tanto, se acercó a su suegro para hablar, con total
tranquilidad, comunicándole su deseo de volver a la tierra de Canaán (v.26).
1
Recordemos que tanto Sarah como Rebeca fueron infértiles. Sarah tuvo que esperar más de cincuenta
años para tener un hijo; Rebeca más de veinte. Raquel, catorce años; Dios le respondió a ella en más
corto tiempo que a sus antecesoras. Jacob tenía mucho por lo cual agradecer a Dios.
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LECCIONES:
(1) Parte de la integridad que Dios espera de nosotros es que aunque hayamos
sido maltratados, nosotros respondamos siendo amables, benignos. No
debemos pagar mal por mal (Rom 12:17).
(2) Nuestro trabajo en la tierra debe ser con honradez y limpia conciencia;
primeramente ante Dios, y también ante los hombres (Col 3:22,23)
Al escuchar las palabras de Jacob, Labán se muestra preocupado. Sabía muy bien 2
que desde el momento en que Jacob comenzó a trabajar para él, había tenido la
bendición de Dios (v.27). Por lo tanto, quiere que Jacob se quede trabajando para
él, y le pregunta cuánto sería su salario (v.28). Jacob responde haciendo referencia
a dos cosas:
A la luz de estas dos cosas, Jacob hace una pregunta, “¿cuándo trabajaré también
por mi propia casa?” (v.30b). Después de catorce años de trabajo, Jacob tenía una
familia grande; pero era tan pobre, materialmente, como el día en que llegó a la
casa de Labán. La pregunta de Jacob es muy reveladora; pone en claro dos cosas:
Cuando Labán reitera la pregunta acerca del salario, Jacob responde con una
propuesta clara; que su ‘sueldo’ sean todas las ovejas manchadas – es decir, las
ovejas que no eran de un solo color (v.31-32).
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b. No fue un sueldo establecido. Jacob estaba poniendo su confianza en la
bendición de Dios, y en el fruto de su propio trabajo, como pastor, y no en
Labán. En realidad, lo que Jacob pide apunta a una revelación de Dios
previa al acuerdo.
c. No era un sueldo que le iba a costar a Labán. El salario de Jacob sería una
ganancia personal; no constituiría una pérdida para Labán.
Al pedir esto como ‘sueldo’, Jacob parece estar previniendo problemas con Labán.
Labán acepta el acuerdo, sin mayores demandas (v.34). Podemos pensar en la
sonrisa que tenía Labán en su rostro (y en los de sus hijos), al pensar en lo poco
que le iba a costar a Labán seguir contando con los servicios de Jacob. Tal vez no
pensó que las ovejas blancas, y las cabras de un solo color, iban a tener muchas
crías que serían diferentes a ellas.
Las palabras de Jacob, en el v.32, “Yo pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo
aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color…y esto será mi
salario”, dan a entender que el trato iba a comenzar con Jacob tomando esas
ovejas (que seguramente eran la minoría del rebaño de Labán) como su sueldo
inicial4. Sin embargo, Labán astutamente, toma las palabras de Jacob, cuando dijo:
“No me des nada…” (v.31), para quitar de su rebaño todas las ovejas manchadas, y
ponerlas fuera del alcance de Jacob (v.35). Como consecuencia, Jacob tenía frente
a él un rebaño de sólo ovejas blancas, y cabras de un solo color (v.36). Labán
habrá sentido satisfacción al reducir casi de manera total, la posibilidad de que
Jacob estableciera su propio rebaño5.
4
Debemos notar que otras versiones traducen el v.32 de manera diferente:
NVI: “Hoy, cuando pase yo con todo tu rebaño, tú irás apartando toda oveja manchada…Ellos serán mi
salario”.
Biblia Peshitta: “Voy a pasar hoy entre todas tus ovejas, y de allí apartaré para mí todo cordero que
tenga una mancha…”.
5
En esta acción de Labán vemos otro ejemplo de la insensatez del pecador que no conoce a Dios. Labán
había dado testimonio de que era Dios quien estaba bendiciendo a Jacob. ¿Realmente consideraba que él
podría quitar esa bendición simplemente por medios humanos? Al tratar de sacarle ventaja a Jacob,
Labán se puso en una situación de estar peleando con Dios mismo.
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¿Qué iría a hacer Jacob frente a la acción de Labán? Al parecer Jacob, no le
reclamó por esa acción; pero sin decir nada, comenzó una estrategia interesante.
NOTA: Moisés no nos explica del por qué de este fenómeno. De cómo, al ver las
varas de dos colores, las ovejas produjeron crías manchadas. La
explicación, obviamente, se debe no a algún efecto mágico de las varas, o a
algún impacto sicológico sobre las ovejas (que resultó en cambios genéticos
en las crías), sino en el obrar de Dios, bendiciendo a Su siervo, a quien
había prometido cuidar.
LECCIÓN: Nunca debemos devolver mal por mal, sino encomendarnos a Dios, y
procurar ser guiados por Él en todo lo que hacemos, para que seamos
prosperados por Sus manos, y no sólo de nuestras habilidades y
astucias.
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Conclusión (v.43)
El resultado de todo eso fue muy claro. Jacob “se enriqueció…muchísimo, y tuvo
muchas ovejas”; no sólo ovejas, sino también siervos, camellos y asnos. “La
bendición de Dios es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Prov 10:22).
Indudablemente, Dios estaba cuidando la vida de Jacob, como parte de toda la
formación del pueblo de Israel.
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