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CAPÍTULO

Introducción a la Psicología
de la motivación
y la emoción
Enrique C Fernández-Abasca!
Frúncete Palmeya
Francisco Mariinez-Sánchcz

I. IN T R O D U C C IÓ N

La M otivación y la E m oción son d o s p ro c e so s básicos im prescindibles para com prender


la relación que establece un individuo con su m edio am biente; para entender la máxirm*
premisa de cu alquier o rg an ism o vivo: la supervivencia.
Sin em bargo, (al co m o tratarem o s d e ex p o n er a lo largo d e la presente o b ra, es un
hecho innegable que el en ten d im ien to d e lo que actu alm en te se p ro pone en M otivación y
en Emoción, depende en g ran m edida de lo que se ha defendido a lo largo del tiempo.
Existen algunos asp ecto s q u e . a nuestro ju ic io , m erecen ser reseñados. En prim er
lugar, se puede co m probar qu e. con d istin ta rep ercu sión en cada ép o ca, los dos procesos
han sido m uy in vestigados, y lo sig u en sie n d o e n la actu alid ad desde m ú ltiples discip li­
nas. incluso d esde ám b ito s d iferen tes al de la p ropia Psicología. F n segundo lugar, tanto
en el ám bito esp ecifico de la P sicología de la M otivación, com o en el de la Psicología de
la Em oción, con bastante frecuencia se han u tilizad o de form a am bigua c ie n o s térm inos,
hecho éste que d ificu lta las m ás d e las veces la relación e x isten te en tre M otivación y
Emoción. En este p articu lar m arco d e referencia, p o r lo q u e respecia a la Psicología de
la M otivación, se han u tilizad o térm in o s c o m o voluntad, instinto, im pulso, etc F.n el
ámbito de la P sicología de la E m oción, tam b ién se han u tilizado de form a indiscrim ina­
da. y m uchas veces con la categ o ría de sin ó n im o s, térm inos com o afecto, hum or o esta­
do afectivo, em oción y sentim iento. En te rc e r lugar, aunque existen ciertas razones para
considerar la clara v in cu lació n , relación e interacción en tre los d o s procesos, cada uno
de ellos posee características esp ecíficas que p erm iten su consideración de form a indivi­
dualizada. que no in d ep en d ien te, p u es, c o m o v erem o s posteriorm ente en nuestra pro­
puesta de los m od elo s p ro cesales, p arece n ecesaria la consideración co n ju n ta del proce­
so m otivacional y d e l p ro ceso em ocional para e x p lic ar la conducta. C oncretam ente, en
la explicación del p ro ceso m otivacional se hace referen cia y se incluye la variable afec­
tiva en general y la em ocional en p articular, m ientras q u e en el proceso em ocional tam ­
bién se hace referen cia a la variable m otivacional
Introducción a la Psicología de la motivación y Ia emoción 5

nes y pensam iento. Y Jam es con sid era q u e la voluntad proporciona la fuerza necesaria
para iniciar una determ in ad a ten d en cia de co n d u cta, para m antenerla, y para m odificarla
por una nueva, d ep en d ien d o del resultado q u e se obtenga en esa situación. W oodw orth,
a quien se debe la d istin ció n e n tre fu e r z a s (p o r q u é ocu rre la co nducta) y m ecanism os
(cóm o ocurre la condu cta), utiliza el term in o « im p u lso » para tratar d e ex p licar la M oti­
vación '. El térm ino im pulso p arecía co n g ru en te con la perspectiva científica que se in­
tentaba conferir a la Psicología. E ste asp ecto es d e interés, pues se enfatiza la im portan­
cia de la en erg ía a c u m u la d a en el o rg a n ism o para im p u lsa r la conducta, con claras
influencias de los planteam ientos de Frcud, aunque con características diferenciales, puesto
que, para Frvud. la en erg ía p o see co n n o tacio n es psíq u icas, m ientras que. para W ood­
worth. así co m o para H ull, q u e será q u ien d esarro lle d ich o s p rincipios, la energía posee
connotaciones tísicas. L os té rm in o s « im pulso» c «instinto» parecían ajustarse m ejor a la
explicación de las co n d u ctas m otivadas, ya q ue, si bien no apresaban la significación
com pleta de lo que es la M otivación, si que p o sib ilitab an salir del m m ovilism o que su­
ponía el térm ino volu n tad , a la v ez q u e se iba en contra d e su defensor por excelencia:
W ílliam Jam es. T olm an. con el én fasis e n las expectativas, en la existencia de m apas
cognitivos en a n im ales d a esp ecies in ferio res, y la relevancia de la conducta prepositiva.
I>c hecho, a p artir d e la d écad a de los setenta del pasado siglo, aunque todavía se m an­
tiene una u tilizació n p articu larizad a del in stin to y del im pulso, aplicada a los procesos
que explican la con d u cta en individuos d e esp ecies inferiores, los científicos rechazan la
utilidad de am b o s térm in o s p a ra e x p lic a r la m otivación hum ana, ya que el ser hum ano es
considerado co m o m ucho m ás co g n itiv o y com plejo que los individuos de especies infe­
riores. D e hecho, com o indica D rcikurs (2 0 0 0 ), el in stin to no p arece ser el térm ino más
apropiado para ex p licar la « p lasticid ad » q u e se aprecia en las conductas m otivadas, ta n ­
to en el ser hu m an o , co m o en las e sp ecies in feriores. El instinto, co n sus características
esen ciales de te n d e n c ia b io ló g ic a m e n te p re p ro g ram a d a, no en caja con la posibilidad
constatada de m odificar su m anifestació n a p a rtir de la influencia de los distintos proce­
sos d e ap ren d izaje y de la ex p erien cia q u e posee un d eterm in ad o individuo.
Por lo q u e respecta a la P sicología de la E m oción, es im prescindible considerar las
clásicas ap o rtacio n es de D a rw in . que han serv id o de referencia para gran parte de las
posteriores in v estigaciones. La im p o rtan cia d e las variab les biológicas, asi com o la uni­
versalidad d e las características ex p resiv as típ ic as de d istin tas em ociones, son el punto
de partida de las im p o rtan tes ap o rtacio n es que ha venido realizando E k m a n en los últi­
mos años. Sus trab ajo s sig u en sien d o de los m ás citad o s en nuestros dias. En este tipo de
aportaciones se su b ray a de fo rm a p rio ritaria la relevancia de las funciones de la em o ­
ción, p o r tan to las co n n o tacio n es adap tativ as de d ichos procesos. Esa adaptación va más
allá de la d im en sió n vid a -m u erte, ya que el papel q u e ju e g an las em ociones en la com u­
nicación p erm ite a lu d ir a sus fu n cio n es so ciales. También es necesario c o n sid erar las
aportaciones de J a m e s en el ám bito d e la E m oción. Q uizá, la relevancia de la teoría de
Jam es e strib a en su in tención de lo calizar un perfil p sicofisiológico particular para cada
em oción. Si b ien este h ech o p arecía una q u im era, pues era difícil dilucidar si una deter­
m inada reacció n — p o r ejem p lo , d e l sistem a cardiovascular— form aba parte de la em o­
ció n de m ie d o , de \ a d e ira . o de \a ex citació n sex u al. si que es te\evan\c reseñar que. de
form a p ro g resiv a, y co n la ap arició n de te c n o lo g ía sofisticad a, cada vez p arece m ás pro-

’ C om o verem os m is adelante, quien p arece que prim ero se había referido a l im pulso e n térm ino» de
tuerza que activa un* conducta hab ía sido F rcud (1 9 1 V IW )).
6 Psicología de la mothxtción y la emoción

bable llegar a una delim itació n particu lar en ca d a em oción. A dem ás, en Jam e s se e n ­
cuentra el inicio del estu d io de la em oción desd e un p u n to d e v ista procesal, con lo cual,
desde el ám bito de la P sicología B ásica, los trab ajo s de Jam es parecen u n o de los asp ec ­
tos im prescindibles. O tro salto cu alitativ o en el estu d io de la E m oción lo protagoniza
A rn o ld , autora que, retom ando las ap o rtacio n es de los oríg en es de la E m oción, propone
la necesaria existencia de un p ro ceso co g n itiv o p revio a la ocu rren cia d e una em ocion.
Es necesario valorar la situ ació n , ya qu e. d ep en d ien d o de d ic h o p ro ceso de valoración,
un individuo experim entará una em o ció n , u o tra, o ninguna.

2. LA M OTIVA CIÓ N

Existe un acu erd o bastante g en eralizad o en la actu alid ad resp ecto a la relevancia de la
obra de D arw in O n ¡he O rig in o f S p e c ie s b y m e a n s o f N a tu ra l S e le c tio n , publicada en
1859, para estab lecer el devenir de la M otivación e n el ám b ito de la Psicología. En efec­
to. la aparición del citad o trab ajo puede se r co n sid erad a c o m o un hito insoslayable que
servirá de referencia para en ten d er la evolución d e la M otivación. En el d esarro llo p o s­
terior, focalizado m ás particu larm en te en el estu d io de los m otivos, se d istin g u irán dos
m om entos: antes y desp u és de la p u b licació n de la obra reseñada, de tal su erte q u e el
trabajo de D arw in p erm ite el estu d io c ie n tífic o de los m otivos. Si b ien es c ie rto que
desde ese m om ento han sido m uchas las persp ectiv as que se han llevado a cabo, p rácti­
cam ente todas surgen del tronco co m ú n del E volucionism o. Si bien es cierto q u e la apa­
rición de tantas y tan v ariad as ap ro x im acio n es al estudio de los m otivos ha dad o lugar a
una cierta controversia en cuanto a la u tilizació n d e térm inos y co n ceptos, no e s m enos
cierto que en la gran m ayoría de las d istin tas persp ectivas se tien e en cuenta el den o m i­
nador com ún ev o lucionista de la ad ap tació n y la supervivencia.
O tro de los asp ecto s im p o rtan tes en el estu d io de los m otivos se refiere a la propues­
ta que estableciera M adsen (1 9 8 0 ) en su m o m en to para proponér la ex isten cia de dos
tipos de m otivos: m otivos p rim ario s o b ásico s y m otivos se cu n d a rio s o so ciales. Los
m otivos p rim arios, co n c a ra c terístic a s in n atas, son im p rescin d ib le s para g a ran tiz ar la
supervivencia de un organism o. L os m otivos secu n darios, ad q u irid o s m ediante procesos
de aprendizaje a lo largo de la vida de un individuo, son im portantes para increm entar la
probabilidad de crecim ien to social y personal de d ich o individuo en la so ciedad a la que
pertenece.

M otivos básicos

Para hablar de los m otivos p rim arios, hay que te n e r en m ente los m ecanism os de adapta­
ción que cada organism o posee y que pone en fu ncionam iento para garantizar su vida
Las variables que perm iten la su pervivencia d e cu alq u ier ser deben o scila r en tre unos
valores de confianza, con una clara tendencia al punto m edio, m oderado, óptim o. E s im ­
prescindible que las variables que co n stitu y en el m edio am biente interno en un organis­
mo se encuentren en una relativa constancia, ya qu e, d e ese m odo, se pueden llevar a cabo
satisfactoriam ente las funciones necesarias para g arantizar la supervivencia de ese orga­
nism o. E s evidente que. a m edida que ascendem os en la escala filogcnética. se observa
cóm o los individuos van p rogresivam ente in crem en tan d o su co m p lejid ad y, por tanto,
van necesitando sistem as que desem peñen funciones específicas, tales com o la de resp i­
Introducción a la Psicología de la motivación y la emoción 7

rar — que p erm ite el ingreso de o xígeno y la expulsión d e dióxido de carbono, procesos
éstos im prescindibles para q u e las células puedan funcionar— , la d e digerir —q u e tiene
como m isión d esco m p o n er y asim ilar adecuadam ente el contenido de lo que se ha ingeri­
do. perm itiendo que las células puedan ap ro v ech ar los elem entos ingresados— . la de ha­
cer circular los nutrientes — q u e p o sibilita la distribución de los elem entos ingresados por
todas las parles del organism o— . la de ex cretar los desechos — q u e es un proceso im pres­
cindible para m antener lim pio y en buenas condiciones el organism o, perm itiendo la rea­
lización de todos los p rocesos q u e habitualm ente realiza. Es decir, a m edida que ascende­
mos en la escala filogenética, se hace m ás evid en te la relevancia de la hom eostasis. proceso
mediante el cual el o rganism o tiende a m antenerse siem pre en su nivel óptim o.
Claro que la h o m eo stasis n o im plica el eq u ilib rio en un sentido estático — si lo fuera,
en el m om ento e n el que un o rg an ism o alcan zase ese equ ilib rio , no tendría que preocu­
parse p o r nada m ás, d esap arecería cu alq u ier im pulso para con seg u ir o elim inar algo— .
sino una form a de d eseq u ilib rio p erm an en te con tendencia al equilibrio. Podríam os de­
cir que la h o m eo stasis es un p ro ceso m ed ian te el cual el organism o se autorregula. de tal
suerte que: 1) los d istin to s elem en to s q u e co nform an el m edio am biente interno de un
organism o tien d en al p u n to ó p tim o , o a u n o s v alores próxim os al m ism o: 2) com o el
organism o se en cu en tra e n un co n tin u o intercam bio con su m edio am biente externo, no
es posible la estab ilizació n en el p u n to ó p tim o , con lo cual los niveles de los elem entos
que conform an el m ed io am b ien te interno siem p re son su p erio res o inferiores a dicho
punto óptim o; 3) ésa es, precisam en te, la fuente de la au torregulación, pues, cuando los
valores son sup erio res, los m ecan ism o s de au to rreg u lació n tienden a reducirlos, m ien­
tras que. cu an d o los valores son in ferio res, los m ecanism os de autorregulación tienden a
increm entarlos, y 4 ) e n am b o s caso s, e s n ecesaria la ex isten cia de un m ecanism o de
retroacción negativa, que p odría ser co n sid erad o com o el factor que determ ina cuándo
se detiene el p ro ceso iniciado para restab lecer el equilibrio. Este aspecto ha sido gráfica­
m ente e x p u esto p o r R o sen zw eíg y L cim an (1 9 9 2 ), para q u ie n es los m ecanism os ho-
m costáticos im plicados en este tip o de m otivos se fundam entan e n la retroalim entación
negativa, d e un m odo sim ilar al que se observa en un term ostato: hay un punto óptim o y
unos m árgenes de aju ste uno su p erio r y uno inferior— , de tal suerte que. m ientras los
valores de la v ariable en cu estió n se en cu en tran entre eso s m árgenes de confianza, no
hay actividad, pero, cu a n d o se so b rep asan é sto s, se activa el sistem a para que los valores
de la variable re to m en a la banda de confianza.
Asi pues, la expresión « m otivos b ásico s» se utiliza para referirse a los m otivos que
son com uncs a p rácticam en te todos los seres h um anos, porque han evolucionado a partir
del com ponente g en ético , y p orque se m an ifiestan independientem ente de las influen­
cias sociales y cu ltu rales. En efecto , ése es el crite rio fundam ental: para que un m otivo
sea considerado universal, tien e q u e e sta r p resen te en todos los pueblos y en todas las
culturas, au n q u e se ex p re se d e form a d iferen cial. C om o quiera q u e las culturas difieren
aprcciablem ente, tam bién lo harán los objetivos o m etas q u e perm iten satisfacer las ne­
cesidades relacio n ad as con esto s m otivos universales. Pero los m otivos y las conductas a
ellos asociadas son los m ism os. H ace añ o s, el an tropólogo B ronislaw M alinow ski (1941)
propuso un listad o d e n ecesid ad es b ásicas u n iv ersales, así com o los procedim ientos y
estrategias cu ltu rales p ara satisfacer d ich as n ecesidades, Todas las culturas pro p o rcio ­
nan los m ecanism os p ara satisfacer ¿---.as n ecesidades, aunque los m ecanism os m ediante
' alistarán i»an esp ecífico s d e c a d a so ciedad y cultura, lin el C u ad ro 1.1 se
me ’ ' >wski I Io * ’ *. rccicnt- • - n te adaptada por D o k e n (2001).
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rar —que p erm ite el ingreso de o xígeno y la expulsión d e dióxido de carbono, procesos
éstos im prescindibles para q u e las células puedan funcionar— , la d e digerir —q u e tiene
como m isión d escom poner y asim ilar adecuadam ente el contenido de lo que se ha ingeri­
do. perm itiendo que las células puedan ap ro v ech ar los elem entos ingresados— . la de ha­
cer circular los nutrientes — q u e p o sibilita la distribución de los elem entos ingresados por
todas las parles del organism o— . la de ex cretar los desechos — q u e es un proceso im pres­
cindible para m an ten er lim pio y en buenas condiciones el organism o, perm itiendo la rea­
lización de todos los p rocesos q u e habitualm entc realiza. E s decir, a m edida que ascende­
mos en la escala filogenética, se hace m ás evid en te la relevancia de la hom eostasis. proceso
mediante el cual el o rganism o tiende a m antenerse siem pre en su nivel óptim o.
Claro que la h o m eo stasis n o im plica el eq u ilib rio en un sentido estático — si lo fuera,
en el m om ento en el que un o rg an ism o alcan zase ese equilibrio, no tendría que preocu­
parse p o r nada m ás, d esap arecería cu alq u ier im pulso para con seg u ir o elim inar algo— ,
sino una form a de d eseq u ilib rio p erm an en te con tendencia al equilibrio. Podríam os de­
cir que la h o m eo stasis es un p ro ceso m ed ian te el cual el organism o se autorregula, de tal
suerte que: 1) los d istin to s elem en to s q u e co nform an el m edio am biente interno de un
organism o tien d en al p u n to ó p tim o , o a u n o s v alores próxim os al m ism o: 2) com o el
organism o se en cu en tra en un co n tin u o in tercam b io con su m edio am biente externo, no
es posible la estab ilizació n en el pun to ó p tim o , con lo cual los niveles de los elem entos
que conform an el m ed io am b ien te interno siem p re son su p erio res o inferiores a dicho
punto óptim o; 3) ésa es, precisam en te, la fuente de la au torregulación, pues, cuando los
valores son sup erio res, los m ecan ism o s de au to rreg u lació n tienden a reducirlos, m ien­
tras que. cu an d o los valores son in feriores, los m ecanism os de autorregulación tienden a
increm entarlos, y 4 ) e n am b o s caso s, e s n ecesaria la ex isten cia de un m ecanism o de
retroacción negativa, que p odría ser co n sid erad o com o el factor que determ ina cuándo
se detiene el p ro ceso iniciado para restab lecer el equilibrio. Kste aspecto ha sido gráfica­
m ente e x p u esto p o r R o sen zw cig y L cim an (1 9 9 2 ), para q u ie n es los m ecanism os ho-
m eostáticos im plicados en este tip o d e m otivos se fundam entan e n la retroalim entación
negativa, de un m o d o sim ilar al que se observa en un term ostato: hay un punto óptim o y
unos m árgenes de aju ste uno su p erio r y uno inferior— , de tal suerte que, m ientras los
valores de la v ariable en cu estió n se en cu en tran entre eso s m árgenes de confianza, no
hay actividad, pero, cu a n d o se so b rep asan ésto s, se activa el sistem a para que los valores
de la variable re to m en a la banda de confianza.
Asi pues, la expresión « m otivos b ásico s» se utiliza para referirse a los m otivos que
son com unes a p rácticam en te todos los seres h um anos, porque han evolucionado a partir
del com ponente g en ético , y p orque se m anifiestan independientem ente de las influen­
cias sociales y cu ltu rales. En efecto , esc es el crite rio fundam ental: para que un motivo
sea considerado universal, tien e q u e e sta r p resen te en todos los pueblos y en todas las
culturas, au n q u e se ex p rese d e form a d iferen cial. C om o quiera q u e las culturas difieren
aprcciablem ente, tam bién lo harán los objetivos o m etas q u e perm iten satisfacer las ne­
cesidades relacio n ad as con esto s m otivos u niversales. Pero los m otivos y las conductas a
ellos asociadas son los m ism os. H ace añ o s, el an tropólogo B ronislaw M alinow ski (1941)
propuso un listad o d e n ecesid ad es b ásicas u n iv ersales, así com o los procedim ientos y
estrategias cu ltu rales p ara satisfacer d ich as necesidades. T odas las cu ltu ras proporcio­
nan los m ecanism os p ara satisfacer .-.-.as necesid ades, aunque los m ecanism os m ediante
i,-.» • satisfarán can esp ecífico s d e c a d a sociedad y u iltu ra . En el C uadro 1.1 se
hic ! 1 ■ >wski ( l ° ¿ ! \ rccient* :i«ote adaptada p o r D -o k ers (2001).
8 Psicología de la m otivación y la emoción

Cuadro 1.1. Propuesta de necesidades básicas universales y respuestas culturales para satisfacer­
las. formulada por Malinowskl (1941) y adaptada por Deckors (2001)

Necesidades báslcns universales Respuesta cultural


Metabolismo Intendencia
• Necesidad ile alimentos sólidos, líquidos, in­ • Producir comida, disponer de agua, dispo­
greso de oxigeno, sueño, reposo ner de aire fresco.
Reproducción Parentesco
• Sexo. • Noviazgo, matrimonio.
Confort corporal Refugio
• Abrigo, limpieza. • Casas en las que vivir, fuente de agua,
vestidos.
Seguridad Protección
• Escape, evitar peligros • Costumbres, reglas, leyes, sistema de jas
ticia.
Movimiento Actividades
• Ejercicio corporal. • Juego, deportes
Crecimiento Entrenamiento
• Madurar psicológicamente. • Educación
Salud Higiene
• Mantenerse sano, ausencia de enfermedad. • Prácticas de salud.

Tales m otivos son reducidos en n úm ero, p e ro p o ten tes e n cu a n to a su función, ya


que, en cierta m edida, de ellos d ep en d e la su pervivencia del individuo y, por extensión,
de la especie a la que éste pertenece. L os m otivos b ásico s pueden se r co n siderados com o
aquellos p rocesos im prescin d ib les para aseg u rar la supervivencia del individuo y de la
especie. En lincas g en erales, se p u ed e e sta b le c e r que tales m otivos están relacionados y
se refieren a tres ám b ito s co n creto s de la vida de las especies: el m antenim iento de la
energía, la protección y las p referen cias sexuales. El m otivo referid o al m antenim iento
de la energía puede ser d esglosado en tres: h am bre - -c o n la conducta aso ciad a de c o ­
mer— , sed — con la cond u cta asociada de b eb er y su eñ o — co n la conducta asociada
de dorm ir. El m otivo referid o a la p ro tecció n p u ed e se r d esg lo sad o en dos: au to d e fen ­
sa y defensa del g ru p o con las co n d u ctas aso ciad as d e ag resió n y d e ayuda. El m otivo
referido a las p referencias sexu ales se refiere al sex o y la conducta sexual asociada.
En cu anto al m anten im iento de la e n erg ía , el ham bre y la sed, ju n to a las conduc­
tas m otivadas asociadas de c o m er y de beber, representan dos ám b ito s am pliam ente e s ­
tudiad o s y co n o cid o s. C o m o señ ala recien tem en te W ong (2000): « ...la s c o n d u ctas de
com er y de beber pueden se r en ten d id as co m o el m ed io m ed ian te en q u e el organism o
adquiere m ateriales para construir, m an ten er y m over el vehículo que le lleva a la si­
guiente generación» (W ong. 2000. p. 89). Es decir, son activ id ad es im prescindibles para
entender la supervivencia d e un individuo, así com o la d e su do tació n g en ética, en el
caso de que lleve a cabo activ id ad es que le p erm itan la reproducción. La co n d u cta de
com er proporciona el m aterial n ecesario para que se genere la energía im prescindible en
el organism o, m ientras q u e la cond u cta de b e b e r a p o rta el liquido necesario para que
Introducción a ¡a Psicología d e la motivación y la emoción 9

puedan fun cio n ar las célu las del organism o. Sin em bargo, en estas dos conductas m oti­
vadas se p roduce la co n flu en cia o in teracció n en tre los factores biológicos y los factores
sociales, am b ien tales en general. D e hecho, e s posible hablar de dos form as esenciales
de co m er y d e beber. A si. se h ab la de cond u cta prim aria cuando la activ id ad com porta-
m ental se p ro d u ce c o m o co n secu en cia de una d eficiencia real en el organism o, sea ésta
del nivel d e energ ía — c o m id a prim aria— o del nivel de líquidos — bebida prim aria. Sin
em bargo, tam bién cabe la p o sib ilid ad de h ab lar de actividad com portam ental que ocurre
en au sencia d e señ ales de d eficien cia real, ni d el nivel de energía — com ida secunda­
ria— , ni del nivel de líquidos — b eb id a secu n d aria. En esta segunda posibilidad, se apre­
cia có m o las in flu en cias sociales p u ed en d esen cad en ar la m otivación para com er o para
beber. 1-n au sen cia d e señ ales d e ham b re, d escu b rir que e s la hora de co m er puede des­
encad en ar la ex p erien cia de ap etito . Lo m ism o ocu rre con la bebida. C om o indican re­
cientem ente M artins y P lin er (1 9 9 8 ), en la m otivación para las conductas de com er y de-
b eber interv ien en facto res de m uy d iv ersa ín d o le, entre los q u e m erecen se r reseñados
los siguientes: la fam iliaridad, el hum or, la salu d, la conveniencia, el precio, la cualidad
sensorial, la novedad, y el control en la preparación.
El o tro m otivo in eju id o en e ste ám b ito del m antenim iento de la energía, esto e s, el
sueño, sig u e p arecien d o m ás co m p lejo . A p esar de llevar casi un sig lo de estudio cientí­
fic o 2, el su eñ o sigue sin s e r co m p le ta m e n te co n o cid o . S abem os q u e el sueño - o el
descanso, en térm inos g en erales e s una n ecesidad básica, ya que, la no satisfacción de
dicha n ecesid ad lleva a la m u erte (S fo rza. M ontagna, Tinuper, C ortelli, Avoni, Perrillo,
P ctersen. G am betti y L agarcsi, 1995). Sin em bargo, seguim os sin sab er a cien cia cierta
p or qué d o rm im o s.
F.n cu a n to a la p rotección , tam b ién tien e co n notaciones básicas, relacionadas con
la supervivencia. Es n ecesario p rotegerse de los depredadores, de las m últiples enferm e­
d ades. de las inclem en cias am b ien tales, etc. D esde un punto de vista m otivacional. la
cond u cta d irectam en te aso ciad a co n la p ro tección tien e que ver con la clásica propuesta
de C'annon (1 9 2 9 , 1935). referid a a la respuesta de lucha huida. La respuesta de huida
se asocia a una em o ció n b ásica — el m iedo— , q u e probablem ente es la m ás prim itiva de
cu an tas em o cio n es existen, y se en cu en tra íntim am ente relacionada con el principal ob­
je tiv o de cu alq u ier se r vivo: la su p e rv iv e n c ia 1. P or su parte, la respuesta de lucha hace
referencia a la co n d u cta d e ag resió n , e n tan to q u e perm ite con seg u ir objetivos y m ante­
nerlos d e las ev en tu ales am en azas que p u ed an acontecer. P or otra parte, si consideram os
la d im en sió n básica de la supervivencia, la con ducta de agresión es im prescindible para
con seg u ir un territo rio seguro, para lograr el ap arcam ien to , para d efender las crias, etc.
En la esp ecie hum ana, tal co m o apun tan W 'agncr (1999) y W ong (2000). la conducta de
agresió n tien e las m ism as fu n cio n es, lo que o curre es q u e el se r hum ano posee muchos
m ás recu rso s, e stra te g ia s y h ab ilid ad es para no m anifestar la conducta de agresión de
form a ab ierta, tratan d o de co n se g u ir sus o bjetivos por o tras vías.
En cu a n to a las preferen cias sex u a les, B uss (1989) propone que, al final, el objeti­
vo e s in crem en tar la calid ad d e la esp ecie. El autor, d esarrollando una teoría básicam en­

3 Lo* investigadores silúan el inicio del estudio científico del suefto, y en general del ciclo suefto-
vigilia. en los trabajo* pioneros de Bremer (1935). cuando realiza m is famosos experimentos con las tran­
secciones de «cerebro aislado* y "encéfalo aislado».
1 La emoción de miedo se abordará en el «panado correspondiente a la* Emocione* básica*, incluyen­
do en dicha exposición la dimensión montadora relacionada con la supervivencia.
10 Psicología d e la m otivación y la emoción

te evolucionista, lo esp ecifica en té rm in o s d e va lo r d e fe rtilid a d y ca p a cid a d d e repro­


ducción. En la especie hum ana, el hom bre prefiere fijarse en asp ecto s puram ente tísicos,
observables, de la m ujer, seleccio n an d o aq u ella que reúne u n a serie de co n d icio n es tísi­
cas en las que se com bina la ju v e n tu d , la fo rtaleza y el atractivo. P or su parte, la m ujer
suele utilizar com o criterio s para la selecció n de un hom bre aspectos relacionados con la
econom ía, la laboriosidad y la am b ició n (B u ss. 1996). En am bos casos, h o m bre y m ujer,
la finalidad se cen tra en increm entar la p ro b ab ilidad de c riar a los hijos.
E s un arg u m en to discutible, al m enos en la esp ecie hum ana, pues, sig u ien d o los tra­
bajos de algunos autores (D om jan, 1992; D reikurs. 2000). las variables m otivacionales
y de personalidad, sin o lv id ar las afectiv as, son im p rescindibles para en ten d er la e lec­
ción de una p areja que un ind iv id u o h ip o tetiza com o durad era. A dem ás, la situ ació n
actual n os está evidenciando qu e. p o r una p arte, hay personas, hom bres y m ujeres, que
deciden no ten er hijos, y que, p o r o tra p arte, cada vez hay m ás personas que deciden
tener un h ijo sin tener que convivir con el p ad re o la m adre d e ese hijo (D reikurs. 1999).
Es decir, la rep ro d u cció n e s un factor im p o rtan te en to d as las esp ec ies, p e ro ex isten
variables de p erso n alid ad , so ciales y c u ltu ra le s q u e . al m enos en la e sp ecie hum ana,
aportan m ucha inform ación para co m p ren d er c ó m o s e elig e com pañero/a.

M otivos secu n d a rio s o sociales

En cuanto a los m otivos secu n d ario s o so ciales, representan necesidades que son apren­
didas, y se encuentran consid erab lem en te d eterm inadas por el m edio am biente y p o r la
cultura im perante en esc m edio am b ien te. D ependen d e la interacción q u e los sujetos
establecen con los m iem bros del g ru p o al q u e p ertenecen.
I.os m otivos sociales im plican activ id ad es q u e afectan a las in teracciones entre orga­
nism os d e la m ism a esp ecie, asi c o m o co n o rg an ism os d e distinta especie. En el caso del
ser hum ano, e s obvio que su cond u cta s e en cu en tra im pregnada, im plícita o e x p lícita­
m ente. p o r las características de una estru ctu ra social (C ohén. 1974). La conducta hu­
m ana se encuentra enorm em ente influ en ciad a p o r los factores sociales, pudiendo ap re­
ciar tam bién que la p ropia interacción q u e se p ro d u ce en el gru p o al que pertenece un
individuo proporciona fuentes de m otivación para ese individuo. La interacción social
es un aspecto fu n d am en tal, m ás si ca b e cu an d o c o n sid e ra m o s que el se r hum ano, al
igual que o curre en m uchos de los individuos de o tras especies, es un ser social. N ace en
el seno de un grupo, se d esarro lla y vive con o tro s individuos, y m ucre en un ám bito
social. Es lógico pensar que gran parte d e sus d eseo s, necesidades, objetivos, m etas, etc.,
se gestan en el seno de una interacción social m ás o m enos fluida. En o p inión de Fiske y
llaslam (1998), existen c u atro p rerreq u isito s para q u e los m otivos so ciales se d esarro ­
llen de form a adecuada: 1) cap acid ad co gnitiva social. 2) c ap acid ad rclacional. 3) ca p a­
cidad de integración, y 4 ) cap acid ad para m an tener una interdependencia entre las d is­
tintas relaciones. Asi pues, desd e el n acim iento, cu alq u ier individuo, y de form a especial
el ser hum ano, va increm entando el núm ero de relaciones e interacciones. A hora bien, al
m enos en el caso del ser hum ano, esta pro g resió n no es indefinida, ya que llega un m o­
m ento en el que com ien za a estab lecerse una esp ecie d e filtro q u e restringe considera­
blem ente dicho increm ento. Incluso, co m o señala C arstensen (1998), cabo la posibilidad
de que el con tacto social vaya d eclin an d o d u ran te la edad ad u lta. Es lo q u e la autora
denom ina Teoría d e la se le c tiv id a d so cio em o cio n a l, para referirse al proceso voluntario
m ediante el cual una persona reduce sus puntos socioem ocional de referencia, considera
Introducción a la Psicología de ¡a motivación y la emoción 11

baja la saliencia de las m etas so ciales, etc. E ntre o tras circunstancias, el hecho de que en
los m otivos secu n d ario s o so ciales se alu d a con tanta frecuencia a la im portancia de los
procesos co g n itiv o s e s lo q u e ha llevado a q u e los teó rico s c investigadores en el ámbito
de la M otivación se cen tren de form a expresa en la esp ecie hum ana, ya que representa
uno de los m ejo res ám b ito s para co n o cer en toda su expresión la verdadera significación
de la m otivación social.
En este m arco de referencia, seria relativam ente fácil enum erar una gran cantidad de
m otivos secu n d ario s o so ciales, relació n q u e variaría e n función de las condiciones ca­
racterísticas del am biente en el q u e se estudian. N o o b stan te, com o ha señalado reciente­
mente W agncr (1 9 9 9 ), lo m ás p ru d en te es cen trarse en aquellos que. aun siendo sociales,
han dem ostrado te n e r una c la ra v in cu lació n co n la pro p ia evolución de la especie hum a­
na. Al respecto, existen algunos m o tiv o s so ciales que parecen com unes a gran parte de
las sociedades y g ru po s, siendo, ló gicam ente, los q u e m ay o r cantidad de investigación
han recibido p o r p arte d e los au to res interesados. E ntre e llo s se encuentran el m otivo de
logro, el m otivo d e poder, el m otivo d e afiliación y el m otivo para la conducta de ayuda.
Así p u es, en un sen tid o p arecido al que d efen d em os para exponer los m otivos prim a­
rios. en los m otivos se c u n d a rio s cabe h ab lar de los siguientes pasos: 1) existe un motivo
o im pulso que lleva al su jeto a actuar, a realizar alguna co nducta, para conseguir algo
que no se posee, c in clu so p ara m an ten er alg o que ya se posee; 2) existe, por supuesto,
la propia con d u cta m otivada o in stru m en tal, q u e se co n vierte en el m edio para conseguir
el objetivo plan tead o , y 3 ) c o m o co n secu en cia del paso anterior, se produce la reducción
del im pulso, asociada a las co n secu en cias positivas derivadas, por una parte, de la su­
presión de las co n n o tacio n es negativas q u e con lleva la pulsión o necesidad y. por otra
parte, de las co n n o ta c io n e s p o sitiv as, d e reco m p ensa, q u e im plica la consecución del
objetivo.
En ú ltim a in stan cia, los m otivos so ciales, q u e , com o h em os señalado, no parecen
tener una v in cu lació n im p rescin d ib le con la su pervivencia d e un individuo, encuentran
su especial justificación en el se n o de un grupo. Se d esarrollan, se m antienen, se fortale­
cen y se ex p resan en el co n tacto con los d em ás m iem bros d e ese grupo.

2.1. Definición de M otivación

Parece evid en te que. al m enos d esde un p u n to d e vista g enético, todo ser vivo se siente
m otivado p ara conseguir el o b jetiv o m ás esen cial: la supervivencia. En condiciones nor­
m ales, prácticam en te todas las co n d u ctas que lleva a c ab o un individuo se encuentran
relacionadas con el increm en to en la p ro b ab ilid ad de supervivencia, aunque en nuestros
dias. al m enos en el se r hum ano, d ich a supervivencia no tenga las connotaciones de vida
o m uerte. C o m o consecu en cia, y p o r d efinición, la M otivación se encuentra presente en
los organism os de to d as las esp e c ie s, ind ep en d ientem ente del lugar q u e ocupen en la
escala lilogcnetica.
Si la M otivación se en cuentra relacio n ad a con el afán por sobrevivir, todo ser vivo se
encuentra m otivado p ara so brevivir, co n los m atices d iferenciales q u e se quiera conside­
rar. E s evid en te que las form as m ás com p lejas d e M otivación se dan en el ser hum ano, y
este es el ám b ito en el qu e. de form a p rcfcrcn cial. h em os de centram os, sin descuidar el
análisis de las esp ecies in feriores, qu e. co m o es bien sabido, aportan inform ación rele­
vante para co m p ren d er c ó m o funciona el ser h um ano en según que circunstancias.
12 Psicología de la m ol n a c ió n y ¡a emoción

C reem os que es n ecesario d istin g u ir e n tre m otivación y p ro ceso m otivacional. Es


frecuente encontrar qu e, cu an d o se h ace referen cia a la m otivación, se alude a ella en
térm inos de « variable in tcrv in icn tc con c a ra c terístic as de activ ació n y d irección». Es
decir, con frecuencia se hacen sin ó n im o s los térm inos d e m otivación y conducta m otiva­
da. La M otivación tien e q u e se r co n sid erad a com o un pro ceso , en el cual se incluye la
propia conducta m otivada, pero, adem ás, eng lo b a o tra s variables de relevancia, co m o las
cognitivas, en form a de an álisis, v aloración y atrib ución de cau sas, y com o las afectivas,
referidas al estado afectivo actual del sujeto.
A p artir de las d istin tas persp ectiv as y d efin icio n es ex isten tes, estim a m o s q u e cu al­
quier intento d efinitorio de M otivación deb ería referirse a un proceso adaptativo, que es
el resultado de un estad o interno de ún o rganism o, q u e le im pulsa y le d irig e hacia una
acción e n un sen tid o determ in ad o . E s decir, ex iste una influencia de los factores exter­
nos y d e los factores internos que activan al o rganism o, y le d irigen hacia la consecución
de algún objetivo o m eta q u e le es g ratificante. En este proceso interactivo son de sum a
relevancia los o b jeto s m eta, co n sus c a ra c terístic a s de incentivo, así com o la expectativa
o probabilidad de conseguir eso s o b jeto s m eta.
Es decir, h ablar del proceso m otivacional en la actu alid ad im plica hacer referencia a
la interacción en tre un individuo y su m ed io am b iente, y a que. en el ca so de que ocurra
el proceso m otivacional. éste acab ará con una con d ucta m otivada dirigida hacia una m eta
particular en un m om ento co n creto , por p arte de un individuo concreto.
N u estra d e fin ic ió n de M o tiv ació n se fu n d a m e n ta en la im p o rta n c ia d e los c o m p o ­
nentes im p licad o s en el p ro ceso . E s n e c e sa rio e n te n d e r la o c u rre n c ia o rd e n a d a d e los
distin to s c am b io s que tie n e n lu g a r a lo largo del p ro c e so . N u estra co n c e p c ió n d e M o­
tivación es la sig u ie n te : la M o tiv ació n e s un p ro c e so básico re la c io n a d o c o n la c o n se ­
cución de o b je tiv o s q u e tie n e n q u e v e r co n el m a n te n im ie n to o la m ejo ra d e la vid a de
un o rg an ism o . El p ro c e s o se in ic ia c o n la p re se n c ia d e algiin e s tim u lo o situ a c ió n
interna o ex tern a q u e d e se n c a d e n a e n el in d iv id u o la n e ce sid ad o el d e se o de llevar a
cabo una co n d u cta p ara c o n se g u ir el o b je to im p lic a d o en la situ a c ió n ; tra s la e v alu a­
ció n y v alo ració n p e rtin e n te s , te n ie n d o en c u e n ta la d isp o n ib ilid a d d e re c u rso s, la
dificu ltad y v a lo r de in c e n tiv o s re fe rid o s al o b je tiv o a c o n se g u ir, m ás el e sta d o actual
del o rg an ism o , el in d iv id u o d e c id e llev ar a c a b o una co n d u c ta d irig id a a la c o n se c u ­
ció n de un d e te rm in a d o o b je tiv o — aq u el q u e c o n sid e re m ás ap ro p ia d o e n e se m o ­
m en to — ; la c o n d u c ta m o tiv ad a p ro p ia m e n te d ic h a c o n siste en las fases de a p ro x im a ­
ción y d e ejecu ció n a p e titiv a y c o n su m a to ria — , y, tra s su e je c u c ió n , e l ind iv id u o
llevará a c ab o la v erificació n d e la c o n g ru e n c ia , la a trib u c ió n d e c a u sa s y la g e n e ra li­
zación.
Identificar la M otivación con la co n d u cta m otivada es co rre cto si lo q u e se intenta es
dilucidar sim plem ente q u é atrae la aten ció n y el interés de un individuo en un d e term i­
nado m om ento y có m o lleva a c ab o d eterm in ad as ac cio n e s para con seg u ir el objetivo en
cuestión A hora bien, si p o r M otivación en ten d em o s el proceso m otivacional. e s necesa­
rio considerar la p ropia con d u cta m otivada, p o r su p u esto , pero, adem ás, es im prescindi­
ble tam bién ten er en cuenta, p o r una p arte, c ó m o un individuo llega a la con clu sió n y
decide cuál d e los diversos objetivos q u e p o ten cialm ente p u ede con seg u ir se convierte
en la m eta especifica h acia la q u e d irige su s esfu erzos, y, por o tra parte, cóm o va verifi­
cando la relativa proxim idad d e la m eta a m edida q u e lleva a cabo su conducta m otivada,
y cóm o realiza la co rrespondiente atrib u ció n de c au sas al resultado d e su co n d u cta m o ­
tivada.
Introducción a la Psicología de la motivación y la m o c ió n 13

2.2. De la term in o lo g ía u tilizad a en Psicología de la Motivación

Es un hecho in negable que en P sicología de la M otivación, al igual que en Psicología de


la Em oción, y en c u a lq u ie r o tra d iscip lin a que se p recie, ex iste un conjunto m ás o menos
amplio de co n cep to s y térm inos q u e p arecen relevantes para e stru ctu rar una form ulación
teórica que dé sen tid o y explique el co n cep to , en nuestro caso, adem ás, el proceso, de la
disciplina e n cuestión. C o m o q u iera que d ich o co n junto d e térm inos es am plio, hem os
optado p o r la elección de aq u ello s qu e. a nuestro juicio, m ejo r perm iten el conocim iento
y la com prensión d e la M otivación. E ntre d ic h o s conceptos y térm inos se encuentran los
de necesidad, p u lsió n , h o m eo stasis. retro acció n negativa, ex p ectativ a y atribución de
causas. V eam os cada uno d e ellos.
N ecesidad es un term in o u tiliz a d o para referirse a aquellas situaciones en las que un
organism o ex p erim en ta y /o m an ifiesta ca re stía de algún elem en to im portante para su
funcionam iento. E sta situ ació n de c a re stía , y. consiguientem ente, la necesidad derivada
de la m ism a, sólo desap arecerán si el o rg an ism o es c a p a / de conseguir aquello que le
perm ita v o lv e r a su eq u ilib rio habitual.
Pulsión e s un con cep to clásico en P sicología de la M otivación. A grandes rasgos, el
term ino pulsió n posee unos tintes c laram en te p sicológicos; en particular, podría ser con­
siderado co m o la m an ifestació n p sico ló g ica d e una situ ació n d e privación, carestía o
necesidad biológica. P or tanto, la pulsió n p o see claras connotaciones m otivacionales.
H om eostasis es un con cep to clásico e im prescindible e n Psicología d e la M otiva­
ción y tam bién en P sicología de la E m o ció n — , así com o en cu alquier disciplina que
se relacione con la conducta. H o m eo stasis es eq u ilib rio dinám ico, con continuas fluc­
tuaciones. con p erm an en tes cam bios. Precisam ente, en esas fluctuaciones, en esa im po­
sibilidad de m antenerse en un pun to fijo, estático , se localiza el fundam ento de la M oti­
vación. pues el o rg an ism o siem p re se encuentra m otivado para seguir buscando ese punto
óptim o q u e le g aran tice su m áx im o ren d im ien to y ad ap tació n . C ada vez que los niveles
de alguna v ariable se sep aran m ás allá de lo aco n sejab le (m ás allá de sus um brales de
confianza) se activan to d o s los m ecan ism o s p ara que ese su jeto recu p ere su s valores
norm ales. E ntre e so s m ecan ism o s h a y que c o n sid erar los fisiológicos y los c o n d u c ía ­
les. Asi, cu an d o el org an ism o d e te c ta la ex isten cia d e un d eseq uilibrio en el nivel de
alguna v a ria b le , se p o n e n en m arch a los m ecan ism o s fisio ló g ico s para restablecer el
equilibrio; si con eso s m ecan ism o s fisiológicos no se logra restablecer el equilibrio, se
produce u n a sensación d isp laccn tcra. que el individuo interpreta com o «necesidad de
algún elem ento». C o m o co n secu en cia, se p ro d u ce la m otivación para buscar esc elem en­
to necesario, d an d o lug ar a la cond u cta m otivada — m ecanism o con d u ctal— . que perm i­
te restab lecer el e q u ilib rio de la v ariab le en cuestión, al tiem po que suprim e la sensación
displaccntcra. D esd e P sicología de la M otivación, se argum enta frecuentem ente que cu al­
quier o rg an ism o tiene que m an ten er en eq u ilib rio las variables fundam entales: esto es,
tiene que s e r hom eostático. C u an d o este e q u ilib rio dinám ico se pierde, se lleva a cabo la
conducta m otivada co rresp o n d ien te, q u e perm itirá re cu p erar ese equilibrio.
R etroacción n egativa e s u n co n cep to im p rescindible para en te n d er la propia h o ­
m eostasis. F.s un m ecan ism o que p erm ite d e te n e r un proceso actualm ente en m archa.
Asi. cu an d o existe d eficien cia en alg u n a variable, el organism o lleva a cab o los procesos
necesarios para co rreg ir esa d e fic ie n c ia, p ero el m ecanism o q u e trata de co rreg ir ese
desequilibrio se d etien e en un m om ento: cu an d o el nivel de la variable en cuestión a l­
canza los v alo res apro p iad o s. L a d eten ció n o cu rre g racias a los m ecanism os de retroac­
14 Psicología de la motivación y ¡a em oción

ción negativa. La retroacción negativa p odría ser co n sid erad a com o un sistem a de d eten­
ción fisiológica que pone fin a una pulsión. U na pulsión inicia una conducta m otivada y
un sistem a de retroacción negativa la d etiene. A g randes rasgos, el proceso es el sig u ien ­
te: 1) a p artir de una situación relativam ente eq u ilibrada, co m ien za a producirse el des­
gaste; 2) com o co nsecuencia de esc d esg aste, se p roduce una d eficiencia en alguna va­
riable; 3) esa deficiencia, con co n n o tacio n es de necesidad, genera la pulsión especifica a
la necesidad producida; 4 ) la pulsió n hace que el su jeto se sienta m otivado para buscar
cóm o solucionar su «problem a»; 5) se inicia la fase de ap roxim ación o búsqueda, prim e­
ra p a n e d e la conducta m otivada; 6 ) tras lo calizar aq u e llo que puede satisfacer la n e ­
cesidad. el su jeto lleva a cabo la fase co n su m ato ria, segunda p arte d e la conducta m o ti­
vada; 7) se p ro d u ce la red u cció n d e la p u lsió n , la sa tisfa c c ió n d e la n ec esid ad y la
recuperación del eq u ilib rio u h o m eo stasis. y 8) d e nuevo, co m en zará a p ro d u cirse el
desgaste, que llevará a otra situ ació n d eficitaria, etc., y así sucesivam ente.
E xpectativa es lo que espera o b ten er un individuo. D enom inada tam bién pro b ab ili­
dad subjetiva de éxito, o d istan cia psico ló g ica, se fundam enta en el resu ltad o de la inte­
racción existente en tre la estim ación de la d ificu ltad de la tarca a realizar y la estim ación
de las habilidades y recu rso s disponibles en e s e m om ento. Al final, el individuo co n clu ­
ye cuán probable o factible es la consecu ció n de un d eterm in ad o objetivo. C reem os o p o r­
tuno en este m om ento estab lecer una d istin ció n entre el n ivel d e aspiración, que e s lo
que un individuo desea conseguir, y el n iv e l d e expectativa, q u e es lo que un individuo
estim a que podrá conseguir. El d eseo referid o al nivel de aspiración posee una m ayor
valencia, pero una m enor p ro b ab ilid ad d e logro, q u e el que se refiere al nivel d e ex p e c ­
tativa. A m bos niveles, que reflejan la d im en sió n co gm tiva de las co n d u ctas m otivadas,
se encuentran d irectam ente relacio n ad o s con el rendim iento de un individuo cuando n a ­
ta de conseguir la m eta en cuestión, p udiéndose a p re ciar q u e los niveles de aspiración y
de expectativa se increm entan cu an d o la actu ació n y el rendim iento de un individuo son
buenos, y d ism inuyen cu an d o dichos p arám etro s de actu ació n son deficientes, l as c o n ­
secuencias de la actuación de un ind iv id u o son d eterm in an tes para q u e dicho individuo
estim e si el resultado se ap ro x im a o n o a la expectativa q u e tenia. En esto s caso s, lo
im porlante e s constatar la ex isten cia o no de d iscrep an cia en tre expectativa y ren d im ien ­
to. Si la expectativa se cum plió, en una próxim a o casión e s m uy p robable que la ex p ec­
tativa se increm ente. Por el co n trario , si la expectativa n o se cum plió, es m uy probable
que, en el futuro, el individuo m odifique d ich a expectativa — d ism inuyendo la m ism a—
o que m odifique su esfu erzo — increm entándolo. E ste m ecan ism o de fe ed b a ck entre ex­
pectativa y rendim iento es el n ú cleo esencial d e la Teoría d e control, m ediante la cual se
puede explicar có m o los individuos responden d ifcrcn cialm en te según sean los re su lta­
d o s de su actuación, esto e s, según sea el ren d im iento co n seg u id o con su conducta.
A tribución d e cau sas es un m ecanism o im p rescindible para establecer asociaciones
entre conductas y resultados. D e h echo, la atrib u ció n causal a las distintas conductas y a
los resultados con e lla s o btenidos se co n v ierte en un o de los tenias fundam entales en
Psicología de la M otivación. E stas cau sas pueden se r factores co n sistentes de perso n ali­
dad. o disposiciones, y factores am b ien tales, o siluacionaies. L as teorías basadas en la
atribución com binan las características p erso n ales y a m b ien tales para ex p licar la c o n ­
ducta de un sujeto. Las prem isas so b re las q u e se argum entan las teorías de la atribución
son las siguientes: a ) un sujeto intenta av erig u ar las ca u sas de su conducta y las de la
conducta de los dem ás; l>) la asig n ació n de cau sas a una conducta no es aleato ria, sino
que sigue unas reglas; c ) las causas atrib u id as a una conducta pueden desen cad en ar otras
Introducción a la Psicología de la motivación y la emoción 15

conductas- En d efin itiv a, la m o tiv ació n que im pulsa a un su je to a h acer este tipo de
atrib u cio n es tiene q u e v e r con la n ecesidad de c o n tro lar el am biente. A unque ha habido
diversas ap ro x im acio n es teó ricas al estu d io de la atrib u ció n (v éase el cap itu lo corres­
pondiente a las te o ría s m otiv acio n ales), en este m om ento nos parece pertinente reseñar
que el proceso de atrib u ció n de cau sas a u n a co n d u cta m otivada, así com o al resultado
de dicha co n d u cta, se realiza a p a rtir del m o m en to en el q u e se desencadena la conducta;
110 es n ecesario q u e co n clu y a un d e term in ad o proceso m otivacional para que un indivi­
du o realice procesos de atrib u ció n cau sal acerca d e la bondad y pertinencia de la c o n ­
ducta q u e e stá llevando a cab o . S i. tra s llevar a cabo una serie de conductas instrum enta­
les d irig id as a la aproxim ación y co n se c u c ió n de un determ inado objetivo, el individuo
constata que su d istan cia resp ecto al m ism o e s sim ilar o superior a la que existía en el
m om ento en e l que inició la c o n d u cta, p arece n ecesario introducir algún tipo de cam bio
sea éste en la con d u cta instru m en tal de ap ro x im ació n , en la m eta elegida, o en atnba
variables.

2.3. Biología y c u ltu r a en la M otivación

En cu an to a la relevancia b io ló g ica e n el inicio, d e sa rro llo y m antenim iento de los m oti­


vos, fundam en talm en te d e los m otivos b á sic o s, está fuera d e toda duda. Tradicionalm en-
te, las o rie n ta c io n e s b io ló g ic a s en P sico lo g ía de la M otivación se han cen trad o en el
estud io de las bases org án icas que p erm iten en ten d er y ex p licar las d istin tas conductas
m otivadas.
D esd e la clásica ap o rtació n de D arw in (1X59). relevante para en ten d er la evolución
d e las form ulaciones m otivacionales. se han venido sucediendo innum erables investiga­
cio n e s y p ro p u e sta s q u e llegan a n u e stro s dias con el o b jetivo de localizar las bases
biológicas d e la co n d u cta m otivada, in ten tan d o p erfilar y delim itar las estructuras p a rti­
culares que p articip an y co n tro lan cada una d e las distintas conductas objeto de estudio;
es el legado d e las p rim e ra s teo rías del instinto y de la teoría del im pulso. A lgunas de las
orien tacio n es actuales se refieren a las ap o rtacio nes de la nueva B iología, a los trabajos
en to m o al co n cep to de activación, y a las b ases n curobiológicas de dicho proceso, y a la
d elim itació n de las bases n cu ro b io ló g icas de los sistem as m otivacionales de aproxim a­
ción y de evitación.
En cu a n to a las ap o rtacio n es a c tu a le s que d esd e la nueva E tología llegan hasta la
Psicología de la M otiv ació n , h a y alg u n a s interesantes reseñas ap licadas a la m otivación
sexual (B ereczk ci, Voros. G al y B em ath . 1997). en las que se analizan las distintas pre­
ferencias sex u ales en los h o m b res y en las m ujeres a la hora de establecer una relación
de pareja. Tam bién son im po rtan tes los trab ajo s en el plano de la conducta de agresión
(K oolhaas. d e B o er y B ohus, 1997). e n los que se enfatiza q u e esta form a de conducta
m otivada puede se r considerada c o m o un expolíente m ás d e las m uchas o pocas posibi­
lidades de respuesta q u e p o see un ind iv id u o a la hora de enfrentarse a las exigencias de
su m edio am biente. La co n d u cta d e agresió n e s otro procedim iento conductual m ás para
in ten tar e je rc e r alg u n a form a d e control so b re el m edio am b ien te y lograr la adaptación.
En cu a n to a los e stu d io s c e n tra d o s e n el co n cep to de activación, H cilm an (2000) es
quien m ejo r está p erfilan d o en la actu alid ad la existencia y localización de las estructu­
ras n cu ro b io ló g icas que co n tro lan la activación en el organism o. M ediante la actividad
de las estru ctu ras p ro p u estas, que en realidad incluyen tre s circu ito s, se puede entender
16 Psicología de la motivación y la emoción

cóm o un organism o licne capacidad p ara a u to rrc g u la r su nivel de activación, m erced al


control que puede e jercer so b re la can tid ad d e estim u lació n que le llega hasta las estruc­
turas co rticales. La form ación reticular, el tálam o , la pro p ia co rtez a, ju n to con estru ctu ­
ras localizadas en el estriad o , rep resentan los d istin to s enclav es n ecesarios para que fun­
cione de form a h om eostática, m ediante d os m ecanism os de retroacción positiva y uno
de retroacción negativa, el sistem a de co n tro l de la activación.
Kn cuanto a las ap ortaciones actu ales c en trad as en la localización del su strato ncuro-
biológico de los sistem as m otiv acio n ales de ap ro x im ación y de ev itació n , son relevantes
los clásicos trab ajo s de G ra y (1982, 1991). q u e llegan hasta nuestros d ía s c o n una in ­
fluencia determ inante (G ray. 1999), asi co m o los de D avidson (1 9 9 2 ), au to r que, par­
tiendo de una propuesta acerca d e la v alen cia em ocional para e n te n d er por que un indi­
viduo actú a d e un m o d o o d e o tro , p ro p o n e re c ie n te m e n te q u e . en el á m b ito d e la
M otivación, es im prescindible lo calizar c u áles son las estructuras n curobiológicas que
se encuentran im plicadas en la m otivación para ap ro x im arse a un objetivo, y en la m oti­
vación para alejarse o evitar un d eterm in ad o objetivo. H a form ulado esto s interesantes
aigum entos con el nom bre de h ip ó tesis basada en la dim en sió n d e aproxim ación-evita­
ció n (D avidson. 1993, 1999).
Hn cu an to a la relevancia cu ltu ral, e s m uy p ro bable q u e los in ic io s de d ich a co nside­
ración se en cuentren e n las clásicas fo rm u lacio n es de H picuro, cu an d o se refería a la
existencia de tre s form as de deseo. En e fe c to , señ alab a el filósofo que, si se quiere e n ­
tender la naturaleza hum ana, es im p rescin d ib le c o n o cer los deseos de la esp ecie hum a­
na. Los deseos pueden ser de tre s tipos: n a t u r a l e s n e c e s a r i o s (com er, beber, e tc.), que
se encuentran genéticam ente im plantados, sien d o fáciles de satisfacer y d ifíciles de su­
prim ir. y llegando a p ro p o rcio n ar un g ran p la c e r cuando son satisfech o s; n a tu ra le s p e ro
n o necesa rio s (la g u la, el e x ceso en la satisfacción d e d ese o s necesario s), q u e. aunque
tam bién tienen claras co n n o tacio n es g en éticas, se c aracterizan por ir m ás a llá d e lo que
exige la satisfacción del d eseo ; y va n o s y va cío s (poder, fam a, etc .), q u e no se e n cu en ­
tran genéticam ente im plantados, p o r lo q u e no son natu rales a la esp e c ie h um ana, pero
que son m uy d ifíciles d e satisfacer, pues no tien en u n lim ite natural. Se ad q u ieren por
infidencia social y cu ltu ral, que h ace q u e u n a p e rso n a no sea capaz d e d istin g u ir lo
necesario de lo im portante. L os d e se o s de e ste tipo, dice E picuro, tendrían q u e se r e li­
m inados.
H echa esta apreciació n , m ás sim b ó lica que real, estim am o s que e s difícil en ten d er la
M otivación en su sen tid o m ás am plio si no se considera la relevante influencia de los
factores sociales y cu ltu rales. En este o rden de cosas, un o d e los ám b ito s en los que
fácilm ente se p u ed e a p re c ia r la in flu en cia de los fa cto res so c ia le s y cu ltu ra le s en la
M otivación se refiere al siste m a personal d e selección de m etas e n tre los distin to s o b je ­
tivos que configuran el am biente estim u lar de un individuo. En este orden de cosas, hace-
unos años. Austin y V ancouver (1 9 9 6 ) en fatizab an que el térm ino m eta posee m uchos
significados. A si, el co n te n id o d e la s n ieta s se refiere a los resu ltad o s q u e se obtienen
con la consecución de esa m eta; ta le s resu ltad o s p ueden ser in tern o s — ad q u irir co n o c i­
m ientos. h abilidades, recursos, etc.— o ex tern o s co n seg u ir aprobación social, bienes,
estatus, etc. Tam bién cabe h ab lar de la e stru c tu ra d e la s m e ta s, o sistem a de prioridad
de las m etas, q u e se refiere a la in teracció n que se pro d u ce en tre la s d istin ta s m etas
posibles que un individuo puede p roponer; e s decir, com o consecuencia d e las distintas
influencias sociales y cu ltu rales características del am biente en el que se d esarrolla un
individuo, éste posee un sistem a je rá rq u ic o que le lleva a proponer un d eterm in ad o tipo
Introducción a Itt Psicología J e la m otivación y la emoción 17

de m etas, las que son im p o rtan tes para e l, y a ignorar o tra s m etas potenciales, aquellas
que son irrelevantes e n su sistem a d e p rio rid ad es. Tam bién se puede establecer la exis­
tencia de p la n ific a c ió n e in te n c io n a lid a d e n la s m etas, pues, en la m edida en la que
cada m eta su e le se r eleg id a p o r un individuo, éste organiza cóm o y con cuánto esfuerzo
tratará de co n seg u ir esa m eta. En este m arco d e referencia, hay algunos aspectos rele­
vantes en la teo ría de las m etas co m o m otivos.
A nuestro ju ic io , lo m ás p ru d en te e s esg rim ir una interacción entre los factores b io ­
lógicos y los c u ltu ra le s, ya q ue. al final, la co n d u cta de cu alq u ier ser vivo, asum iendo
q u e éste vive en el seno de un gru p o . e s el resultado de su configuración biológica y de
las ex p erien cias q u e ha acu m u lad o c in terio rizad o a lo largo de su existencia.
Hl tem a de la in teracción e n tre los asp ecto s b iológicos y cu ltu rales ha llevado a que
algunos au to res (M unro, 1997) sugieran q u e e s la perspectiva m ás atractiva en el ám bito
d e la N ueva E tologia. En efecto , d ice el au to r q ue, desde la orientación psicológica, el
estu d io d e la M otivación se ha llevado a c ab o desde las perspectivas biológica, conduc-
tual o cognitivista. D esde cu alq u iera de d ich as perspectivas se ha asum ido que la orien­
tación m ás cien tífica e s aq u ella que se fundam enta en parám etros biológicos; esto es,
aquella q u e trata d e en ten d er la co n d u cta m otivada de un individuo, desde la perspectiva
de las necesidades q u e el o rg an ism o req u iere satisfacer para sobrevivir. En el otro extre­
m o del h ip o tético contin u o , sig u e arg u m en tan d o M unro, se encuentra la orientación cu l­
tu ral. aq u ella que p ro p o n e la im p o sib ilid ad de e n te n d er la conducta m otivada del ser
hum ano sin re c u rrir a las variab les so ciales, y fu n dam entalm ente a las variables cultura­
les: la m otivación e s el resu ltad o de las influencias culturales. En esta segunda perspec­
tiva. el indiv id u o co m o tal n o e s im p o rtan te, ya que lo q u e cuen ta es el grupo en su
conjunto, co n sus in flu en cias in elu d ib les so b re todos y cada uno de los m iem bros que lo
conform an . E stas o rien tacio n es teó ricas han sid o v erificadas em píricam ente en el cam po
aplicado, particu larm en te en el ám bito laboral (E rez. 1997), poniéndose d e relieve cóm o
parece im prescindible c o n sid e ra r los factores cu ltu rales para entender la dim ensión mo-
tivacional de la co n d u cta de los em p le a d o s y de los jefes. Incluso, com o han señalado
recientem en te (¡cary. H am son, C h c n , Liu y H oard (1998), la influencia cultural e s inelu­
dible cu an d o se quiere en ten d er có m o se producen los sesg o s en el funcionam iento cog-
nitivo, referid o s é sto s a las p referen cias m o tiv acio nalcs, a la elección de objetivos atrac­
tivos, etc. La in teracció n e n tre los facto res ev o lu cionistas y los cu ltu rales está presente y
e je rce su im pacto desde los p rim ero s m om entos e n los q u e un individuo intcractúa con
los dem ás. N o o b stan te, los e fe c to s de tal influencia com ienzan a hacerse patentes cuan­
do esc ind iv id u o inicia su form ación y ap ren d izaje en el ám b ito escolar.

3. LA S E M O C I O N E S

Q ue las em o cio n es form en parte d e lo m ás constitutivam ente hum ano, que necesaria c
irrem ed iab lem en te el afecto c o lo ree n u estra conducta determ inando el ajuste social, el
bien estar y la salu d , no im plica q u e pod am o s resp onder fácilm ente a la pregunta ¿qué es
una em o ció n ? D e hecho, la investigación básica so b re las em ociones aún dista m ucho de
proveer una b ase firm e d o n d e a p o y ar m u ch o s de los resultados parciales que continua­
m ente provee la investigación (W atts, 1992).
P or so rp ren d en te que parezca, actu alm en te carecem o s de una definición, y hasta de
un con cep to , de em oción co n sen su ad o s p o r todos los investigadores. Fn lo que sí existe
18 Psicología de la motivación y la emoción

acuerd o es en la co nsid eració n d e la E m o ció n co m o una su b disciplina de la Psicología,


encuadrada dentro de la Psicología E xperim ental, a la q u e la U N E S C O le asigna el c ó d i­
g o 610603.

3.1. Definición de em oción

La em oción, a pesar de se r p o sib lem en te el p rin cipal sistem a de evolución y adaptación


de las criaturas inteligentes, e s, tal vez. el m en o s con o cid o de los p ro cesos psicológicos
básicos. La p ropia dificu ltad para d efin irla, las m ú ltiples form as de en ten d erla, la frag­
m entación de e ste p roceso, la com p lejid ad de las m etodologías utilizad as en los d iferen ­
tes tem as de estu d io y las d ificu ltad es in h eren tes a su estu d io cien tífico, explican, entre
otros factores, el relativam ente pob re d esarro llo de la psicología de la em oción (Scherer,
1994). C om o m uestra d e esta situ a c ió n , sirv a a lu d ir a que la m ayoría d e los autores
aceptan que la em oción se m anifiesta m ed ian te una tríada reactiva: activación fisiológi­
ca, conducta expresiva y sen tim ien to s su b jetiv o s; sin em bargo, n o ex iste a cu erd o sobre
cóm o se o rganizan (Scherer. 1984), e in clu so cuando se evalúan estos co m ponentes en
presencia de una em oción las co rrelacio n es o b ten id as suelen ser pobres (L ang, 1995).
Indudablem ente d o s e p iso d io s e m o c io n a le s d iscreto s n u nca son sim ilares, si bien
nuestras respuestas an te aco n tecim ien to s em o cio n ales guardan un alto g rad o d e c o n sis­
tencia. estabilidad y co h eren cia. En el in ten to p o r e stu d ia r las em ociones, los cien tífico s
estudian las d iferen cias in te r e in train d iv id u ales a lo largo del tiem po, co n el objeto de
establecer principios y leyes que describ an las d iferen cias individuales en la experiencia
em ocional.
Sin em bargo, la em p resa no es se n c illa , ya q u e actualm ente carecem os de una defin i­
ción consensuada de em oción. La dificu ltad p ara definir q u é es una em oción está reco g i­
da en la cono cid a afirm ació n de W enger y colab oradores: «.Casi todo el m undo piensa
que sabe qué es una em oción h asta que inten ta d efinirla. En este m om ento prácticam ente
nadie afirm a poder en ten d erla» (W enger, Jo n es y Jo n es. 1962, p . 3).
Tanto Fchr y R ussel (1 9 8 4 ) co m o C arrera y F em án d cz-D o ls (1 9 9 7 ) ponen e n e v i­
dencia que cu an d o n os in teresam o s p o r las e m o c io n es, a los p sicó lo g o s nos g u staría
disponer de una defin ició n p recisa que d é c u e n ta so b re q u é fenóm enos d eb en ser catego-
rizados com o em oción y cuáles deben se r ex clu id o s de tal categoría: sin em bargo, irre­
m ediablem ente nos en fren tam o s a la am b ig ü ed ad del c o n cep to , p u esto que reiterad a ­
m ente se ha puesto de m anifiesto que la palabra «em oción» podría e sta r d enotando un
concepto carente de lim ites precisos.
T radicionalm ente se la ha d efin id o com o un « estado d e ánim o producido por im pre­
siones de los sen tid o s, ideas o recu erd o s que con frecuencia se traduce en gestos, a c titu ­
des u o tras form as de ex p resió n » (P in ilio s, 1975, p. 551). Sin em bargo, estas d efin icio ­
nes no recogen en su to talidad la m u ltid im en sio n alidad de este proceso psicológico que,
en sentido estricto , es un térm in o q u e se refiere a «m over».
Los intentos p o r reu n ir to d as las d im en sio n es p resentes en las d iv ersas definiciones
de em oción alertan sobre la dificu ltad d e la em presa, y a que cada m odelo la define en
función de las variables interv in icn tcs que estim a que m ejo r la describen. K leinginna y
K lcinginna (1981) llegan a recoger 101 d efin icio nes d iferentes de em oción, que aluden
a este proceso en función d e la deso rg an izació n conductual. de su s efecto s funcionales
organizativos vs. d e s o r g a n iz a d o s , a su s asp ecto s afectivos, psicofisiológicos. m otiva-
Introducción a la Psicología d e la motivación y la emoción 19

cio n ales, ele. listo s au to res d efin en la em oción com o: «U n com plejo conjunto de inte­
racciones en tre facto res subjetiv o s y objetivos, m ediadas por sistem as ncuronales y hor­
m on ales que: a ) pueden d a r lugar a ex p erien cias afectivas com o sentim ientos de activa­
ción, ag rad o -d esag rad o ; h ) g e n e ra r p ro ceso s co g nitivos tales com o efectos perceptuales
relevantes, valo racio n es, y p ro ceso s de etiq u etado; c ) gen erar ajustes fisiológicos..., y d)
d ar lu g a r a una con d u cta que e s frecuentem ente, pero no siem pre, expresiva, dirigida
hacia una m eta y adaptativa» (K lein g in n a y K lcinginna. 1981. p. 355).
C o m o vem os, la defin ició n de em o ció n e s una cuestión abierta, aún no resuelta satis­
factoriam ente (R eevc, 1992), p u esto que cada una de las categorías y definiciones está
su sten tad a p o r el m arco teó rico desd e el q u e se form ula. Sin em bargo, m ás recientem en­
te. la m ayoría de los au to res su scrib en d efin icio n es o p eracionales q u e incluyen explícita
o im p lícitam en te el co n cep to d e m ultid im cn sio nalidad propuesto p o r L ang (1968» quien
en tien d e la em oción co m p u esta p o r tres sistem as d e respuesta claram ente diferenciados:
1) el neu ro fisio ló g ico -b io q u ím ico , 2 ) el m o to r o conductual expresivo, y 3) el cognitivo
o ex p crien cial-su b jetiv o . Para d efin irlas y co m p ren d erlas se han de estudiar conjunta­
m ente los tre s sistem as d e resp u esta, ya que cada com ponente sólo refleja una dim en­
sión parcial de la em oción.
A nuestro ju ic io las em o cio n es son p rocesos ep isó d ico s que. elicitados por la presen­
c ia de a lg ú n e stím u lo o situ ació n in tern a o ex tern a, que ha sido evaluada y valorada
com o p o tcn cialm en tc cap a z de p ro d u cir un d eseq uilibrio en el organism o, dan lugar a
una s e n e de cam b io s o resp u estas subjetivas, cognitivas, fisiológicas y m otor expresi­
vas; c am b io s que están intim am en te relacio n ados con el m antenim iento del equilibrio,
esto es: co n la ad ap tació n de un o rg an ism o a las condiciones especificas del m edio am ­
bien te e n co n tin u o cam bio.

3.2. D escrip to re s em ocionales

A la d iv ersid ad d e en fo q u es e in tereses d e la Psicología de la E m oción se añade la difi­


cultad p ara d e fin ir e n su to talid ad los co m ponentes de las em ociones. E s éste uno de los
p ro b lem as fun d am en tales a los que e n la actu alid ad se enfrentan los investigadores, la
gran d iv ersid ad term in o ló g ica y co n ceptual en que se encuentra inm ersa la Psicología de
la E m oción. A si. frecu en tem en te se em p lean n um erosos descriptores para denom inar los
diversos e sta d o s afectiv o s y em o cio n ales, c o n cep to s q u e por su alto grado de especifici­
dad pueden rep resen tar p ro b lem as p ara los n o especialistas.
L os d escrip to res afectiv o s y e m o c io n a le s tradicionalm ente se han clasificado sobre
la b ase de d istin to s c rite rio s q u e atien d en a su du ració n , intensidad, origen y su referen­
cia con a co n tecim ien to s p articu lares. En el C u ad ro 1.2 se resum en las principales ca­
ra c te rístic as y m a tic e s d ife re n c iale s de los m ás com unes d escriptores afectivo-em ocio-
nales.

3 .2 .1 . El afecto

El afecto tien e que v er con la v alo ració n q u e hace la persona de las distintas situaciones
a las q u e se e n fre n ta ; se co n sid era que ex iste una tendencia innata hacia el afecto positi­
vo. d e tal m an era que la m eta de to d a p erso n a e s generalm ente el hedonism o, esto es.
o b te n e r placer.
20 Psicología d e la motivación y la emoción

Cuadro 2.1. Características de diversos lencmenos y descriptores afectivas

Humor o estad»
Afecto de ánimo Emoción Seniiinicnlo

(irado de Es el más general Más especifico que Alta Alta


especificidad el afecto, pero me­
nos que la emoción
Evolución filo
y ontogenética Primitivo Más reciente

Origen General Hechos Inmediato, Inmediato, muy


relativamente próxima al próxima al suceso
próximos acontecimiento que lo educe
que la provoca
Posee tono o
Si (positivo o negativo) dentro de un continuo
valencia
Posee intensidad Si (alta o baja) dentro de un continuo

Duración Muy duradero Intermedia (horas, Corta (segundos, Muy corta


(semanas) diast minutos) (segundos)
Objeto,
Difuso-Global Específico
antecedentes
Carácter de la Tónica Fásica
activación

Se ha investigado p ro fu sam en te la estru ctu ra je rá rq u ic a q u e sub y ace a los afectos


(D iener y I.arsen. 1984; D iencr e t a l.. 1985: L arsen y K ctelaar. 1991); en la m ayoría de
las investigaciones se apunta la ex isten cia de dos d im ensiones afectivas b ásicas u n ip o la­
res: positiva (p lacer) y negativa (d isp lacer). Sin em bargo, o tro s postulan la existencia de
una única d im ensión cuyos ex trem o s represen tarían el co ntinuo placer-displacer, asi com o
otra o rtogonal, la activación ((iilh o a y R evelle. 1994). L ang (1995) propone la e x iste n ­
cia de dos sistem as (aversivo y ap etitivo), con bases n eu rales especificas; los diversos
tipos de registros de la respuesta em ocional arrojan tam bién la existencia de la d im e n ­
sión d e activación o intensidad (F ig u ra 1.1).

3.2.2. E l hum or o estad o de ánim o

El hum or o estado de án im o es una form a esp ecifica de estad o afectivo, que im plica la
existencia de un conjunto de creen cias acerca de la probabilidad que tiene el su jeto de
experim entar p lacer o d o lo r en el futuro, e sto es. de ex perim entar el afecto positivo o
negativo; se estim a que tiene una duración d e hasta varios d ias, originado norm alm ente
por una causa que ap arece relativam ente rem ota en el tiem po.
El hum or se d istin g u e usualm entc de las em ociones so b re la base de tres criterios:
por poseer una m ayor duración, m e n o r in ten sid ad, asi com o por po seer un carácter d ifu ­
so o global (Isen. 1984; M orris, 1989). En e sto s té rm in o s define Frijda (1994) el estado
Introducción a la Psicología de ¡a motivación y la emoción 21

Agradable

Figura 1.1. Dimensiones afectivas básicas

de ánim o, co m o un estad o afectivo no in ten cio n al, esto es. que no tien e por q u é existir
un objeto q u e lo elicite co m o en la em oción.
Fl crite rio de g lo b alíd ad ha sido señ alad o p o r varios autores com o el m ás caracterís­
ticam ente d efin ito rio del h u m o r (Iscn , 1984). en el sentido de que el hum or carece de
objeto o no tien e un o b jeto e sp e c ific o , d e tal m odo q u e una em oción puede tam bién
convertirse en h u m o r cu a n d o d e ja de fo c a liz a rse la aten ció n en el o b jeto em ocional,
quedándose sin o b jeto o sien d o éste incspecifico.
La función prim aria del h u m o r es la de m o d u lar o in flu ir en la cognición (D avidson,
1993). su brayando su papel co m o m ecan ism o prim ario q u e altera las prioridades y cam ­
bia las form as de p ro cesam ien to de la inform ación, acen tu an d o o atenuando la accesibi­
lidad de co n ten id o s co g m tiv o s y red es sem ánticas; así, m ientras que el estado de ánim o
produce co n secu en cias p rio ritariam en te co g n itiv as, la em oción tiene consecuencias m oti­
vacionales, de acció n in m ediatas. P or ejem p lo , los sujetos bajo un estado de ánim o de­
presivo ven increm entada su accesib ilid ad al pro cesam iento de los estím ulos congruen­
tes con ese estad o , m ientras que ven d ificu ltad o su p rocesam iento ante estím ulos opuestos
(p o r ejem p lo , a reco rd ar a co n tecim ien to s felices).
El estad o d e á n im o se ve tam bién influ id o p o r una gran variedad de factores, princi­
palm ente; a ) ex ó g en o s (situ acio n ales); h ) endógenos (ritm os circadianos, ctc.), y c) ras­
g os d e p erso n alid ad y el tem p eram en to (W atson y C lark , 1994).
El h u m o r y la em oción in teractú an d in ám icam ente; las em ociones pueden conducir a
un h um o r d ete rm in a d o , y a su vez. el h u m o r p u ede altera r la p robabilidad de que se
d esencad en e una em oción p articu lar; sin em b arg o , carecem os de datos sistem áticos so ­
bre la fom ia en q u e s e p roducen esto s cam bios. Del m ism o m odo, el hum or puede ser
producid o p o r cam b io s h o rm o n ales, o bien p o r una experiencia em ocional de m uy alta
intensidad c u y a ex p re sió n em ocional se ha inhibido, por lo que la probabilidad de gene­
rar un hum or esp ecífico aum enta.
22 Psicología de ¡a m otivación y la emoción

Se lian señalado o tras características d iferen ciales, ta les com o q u e la em oción tiene
una expresión facial, m ientras que en el estad o de ánim o no. así com o que bajo un deter­
m inado estado de án im o una persona se ve condicionada a la hora de regular un ep iso d io
em ocional. P or ejem plo, b ajo un estad o d e ánim o irritado, una situación capaz d e provo­
car la em oción de ira, ésta será m ás intensa y m enos controlada, e s decir, el estad o de
ánim o puede hacer d ism in u ir el um bral para sentir ciertas em ociones co ngruentes con
esc estado de ánim o: es m ás. em o cio n es m uy repelidas e intensas pueden propiciar un
estado de ánim o, o bien, si se inh ib e una em oción p u ede m an ten erse o propiciarse un
estado de án im o (p o r ejem p lo , si se reprim e la ira. es p ro bable la ap arición d e un estado
de irritabilidad).
Em oción y estado de án im o se diferen cian tam bién en el g rad o de activación fisio ló ­
gica y cortical que provocan. A sí. m ien tras q u e en la em oción acaecen intensos estados
de activación cortical que conducen al o rg anism o hacia una acción inm ediata — activ a­
ción fásica— , en el estad o de á n im o se da un estado m ás so stenido, a la v e z que m enos
intenso, m an teniéndolo m ás responsivo a la estim ulación — activación tónica (Pank-
sepp. 1994).

3 .2 .3 . La em oción

El con cep to de em oción se utiliza en la p sic o lo g ía teó rica de al m enos tres m aneras
diferentes, a saber: 1) sín d ro m e em o cio n al, 2) estad o em o cio n al, y 3) reacción em o c io ­
nal. Un síndrom e em ocional e s lo q u e co m ú n m en te se experim enta durante una e m o ­
ción: ira. tristeza, m iedo, etc.
Este d escrip to r tiene un sen tid o ta n to d escriptivo com o prescriptivo. P or ejem plo, el
síndrom e de ira d escrib e y p rescribe qué persona puede o d eb e experim entarla cuando
está airada o disgustada. C u an d o nos referim o s a un e sta d o , h acem os referencia a una
form a breve, reversible (ep isó d ica) e n la que ap arece u n a d isp o sició n a responder d e una
m anera representativa q u e se co rresp o n d e al síndrom e de ira. P or últim o, una reacción
em ocional es el co n ju n to actu al (y altam en te variable) de resp u estas m an ifestadas por
un individuo en un estad o em ocional; esas resp uestas pueden in cluir expresiones facia­
les. cam bios fisiológicos, co n d u ctas m an ifiestas y ex p erien cias subjetivas.
La em oción es una form a con creta de afecto , que incluye entre su s co m ponentes el
sentim iento, tiene una m enor d u ració n q u e el hum or, sie n d o el fru to d e la relación c o n ­
creta d e la persona con el am biente; en o tra s palabras, so n fenóm enos q u e pueden carac­
terizarse co m o « intencionales», p u e sto q u e suponen una relación su jeto-objeto (Fridja.
1993). 1.a cau sa de la em oción está, p o r tan to , m ás cercana en el tiem po, al con trario de
lo que o curre con el hum or, p o r lo que d escrib e la relació n concreta del su jeto co n su
m edio am biente en el m o m en to presente.

3 .2 .4 . Kl sen tim iento

El sentim iento co n stitu y e la ex p erien cia sub jetiva d e la em oción, se refiere a la evalu a­
ción que un sujeto realiza tras un ev en to em ocional. L o s térm inos sentim iento y e m o ­
ción se utilizan frecuentem ente de m anera indistinta; por ejem plo, se dice «m e siento
triste» , d e la m ism a m anera que se afirm a « esto y triste».
Los sentim ientos, tam bién llam ad o s « actitu d es em ocionales» (F rijda, 1994), son las
d isposiciones a responder afectiv am en te an te c ie rto s tip o s específicos de eventos; dicho
Introducción a ¡a Psicología de la motivación y la emoción 23

de otro m o d o , es la d isp o sició n a h acer atrib u cio nes afectivas y su propensión a respon­
der afectivam ente.
Un sen tim ien to p ro p ic ia la em oción de d o s m aneras: 1) un sentim iento consiste en
una disposición co g n itiv a a v alo rar un objeto de una m anera particular, de m odo que la
valoración se p roduce de m an era sim ilar a co m o se hace durante una em oción; un sen ti­
m iento p u ed e en ten d erse co m o un co n ju n to d e esqu em as cogm tivos en lorno a inform a­
ción so b re valoracio n es, e sto s esq u em as se actualizan continuam ente reflejando un sen­
tim iento. y 2) los sen tim ien to s son d isp o sicio n es q u e favorecen que un objeto se canalice
de m anera rápida d urante una em o ció n , co n stitu yen m otivaciones latentes que pueden,
por ejem p lo , m o strarse m ediante la evitación an ticip ato ria de un objeto. El am or, por
ejem plo, se ha d efin id o co m o el deseo de increm entar el bienestar incorporando un o b ­
je to o un sujeto.
A verill (1 9 9 4 ) sostiene q u e los sen tim ien to s en la em oción son alg o com parable a
cuando « oím os» voces, sin la c e rte z a del quién o q u é dice, esta experiencia no puede
consid erarse real sin q u e se haya prod u cid o un estim u lo real que provoque la em oción.
A si, p o r ejem p lo , u n a persona b ajo un estad o d e hiponiania puede sentirse (sentim iento)
feliz, sin em bargo, ese estad o no es sino u n co m ponente de la tristeza (o al m enos de lo
que clín icam en te d en o m in am o s trasto rn o afectivo).

3.3. L as funciones d e la em oción

La m ayoría de los in vestigadores ac e p ta n la función adaptativa de la em oción, valorando


su origen filo g en ético . bis é ste uno de los postu lados fun d am en tales de la orientación
biológica de la em o ció n , si b ien lo co m p arte e n g ran m edida tam bién con la orientación
cognitiva. p ara am b as, las em o cio n es son form as de co n d u ctas q u e cum plen una función
adaptativa.
Se hace p re c iso p rim ariam en te d ife re n c iar d o s conceptos relacionados, que perm iten
entender c o n m ay o r p recisión la función d e las em ociones. D iferenciem os las funciones
adaptativas de las em o cio n es de alg u n a s de las m anifestaciones em ocionales (disfuncio­
nales) p re se n te s e n c ie rto s ep iso d io s em o cio n ales: en o tras p a lab ras, creem os q u e la
em oción e s funcional, m ien tras que en o casio n es su s m anifestaciones pueden no serlo.
En este sen tid o , e s un h ech o a c ep tad o q u e las em o cio n es tienen funciones en la actuali­
dad. com o en el pasad o , y ese h ech o ha p erm itid o su consolidación en el bagaje genético
de las esp ecies (K eltn er y G ro ss, 1999).
El p lan team ien to en to m o a las fu n cio n es de la em oción puede hacerse de manera
inversa, ¿ e s d isfu n cio n al su in h ib ició n ? A e ste respecto ex isten diversas aportaciones
que m uestran los efecto s de la inh ib ició n o represión de las em ociones, tanto en el ám bi­
to fisio ló g ico co m o psico ló g ico .
Scherer (1 9 9 4 ) en tien d e q u e la función de las em ociones es la detección y prepara­
ción de los sistem as de resp u esta en las e sp ecies y o rganism os que pueden percibir y
evaluar un am plio ran g o d e estím u lo s am bientales, y q u e disponen de un extenso reperto-
rio de respuestas co n d u ctu ales alternativas. E s p o r esto por lo que este a u to r entiende que
la em oción descodifica estím u lo s y respuestas; sus principales ventajas estriban en que:

I. L os p e río d o s de latcn cia que m edian en tre la evaluación de los estím ulos y la
reacció n (u n im po rtan te avance resp ecto a los prim itivos reflejos y a los patro-
24 Psicología d e la motivación y la emoción

nes fijos de acción). U n asp ecto im portante e s la relación inversa entre la inten­
sidad de una em o ció n y la lo n g itu d del tiem p o de latericia, éste es uno d e los
m ecanism os q u e m ás p otentem ente contribuyen a la adaptación, lo que provoca
que se actúe con im pulsividad b ajo condiciones em ocionales m uy intensas; tal
vez p o r ello se d ig a que las em o cio n es son alg o «irracional». N o obstante, la
conducta em ocional p u ed e se r co n sid erada, paradójicam ente, racional en situa­
ciones de em ergencia.
2. U na respuesta ap ro p iad a al estim u lo está preparada y ejecutada co n extrem a ra ­
pidez, p erm itien d o p reserv ar las v en tajas d e la velocidad aso ciad as a las re s­
puestas au to m áticas de e sp ecies filo g enéticam cnte prim itivas. E ste proceso per­
m ite co m u n icar al o rg an ism o las señ ales d e las evaluaciones de las reacciones y
conductas de los otros.

A dem ás, las em o cio n es cum plen d iv ersas funciones, entre las que destacam os:

1. F unciones Intrapersonales. L.as em o ciones perm iten: I) coordinar los sistem as


de respuesta su bjetivos, fisio ló g ico s y co n d u ctu ales; 2 ) cam b iar las jerarq u ías
co nductuales, activando co n d u ctas q u e pueden e sta r inhibidas en las jerarq u ías
de con d u cta (el m ied o p u ed e h a c e r q u e u n a p erso n a v a lien te se a co b ard e, al
igual que la ira puede h acer que un pacifista sea violento). La em oción puede
h acer qu e, en un m o m en to , p o r en c im a del a p ren d iz aje y la c u ltu ra , em erjan
respuestas adaptativas; 3 ) p ro v eer de un soporte fisiológico para conductas tales
co m o la retirad a, la lucha, y 4 ) favorecen el pro cesam ien to de la inform ación,
facilitándole de infinitas p o sib ilid ad es de acción para adaptarse a las dem andas
am bientales.
2. F unciones extrapersonalttt. A su vez, tienen diversas funciones interpersonales:
I) perm iten co m u n icar y controlar: la cara, los g estos, la voz y las posturas c u m ­
plen im portantes funciones d e com u nicación de nuestro estad o em ocional a los
otros. El valor de estas funciones e s doble: perm iten d a r a co n o c er cóm o nos
sentim os, así co m o para in flu ir (co n tro lar) la conducta de los otros; 2 ) estab le­
cen y estructuran nuestra p o sició n co n relación a los d em ás y su s ideas, estab le­
cen un espacio en tre noso tro s y los dem ás, nos aproxim an o alejan , atraen hacia
nosotros o provocan rech azo en los dem ás.
3. L as em ociones m o tiva n . L as em o cio n es perm iten m ov ilizar recu rso s, por lo que
van acom pañadas de resp u estas fisiológicas q u e increm entan los potenciales de
acción. En este sen tid o la em oción cum ple una función m otivacional ante los
eventos que im plica la m o v ilizació n de recu rso s (activ ació n ); por ejem p lo , el
m iedo, p resum iblem ente, m otiva a la acció n para autoprotegerse ante un aconte­
cim ien to , o para prevenir y an ticip arn o s a un aco n tecim iento que podem os e n ­
tender co m o poten cialm en te lesivo. S in em bargo, esta interpretación no parece
aplicable a todas las em ociones, v eam os un ejem plo: inicialm ente la función de
la tristeza parece que n o sea prim ariam ente m otivacional, sin em bargo, tam bién
podem os en ten d er q u e la tristeza c u m p le la función de la llam ada de aten ció n o
la solicitud de ay u d a (llo rar p ara ex p resar la tristeza p idiendo ayuda). En este
contexto, la función social-m o tiv ad o ra de las em ociones es indudable: las em o ­
cio n es se desenvuelven e n un co n tex to social y son clicitad as por aco n tecim ien ­
tos am bientales; provocan tam bién una actividad relacio n al. ya que nos ap ro x i­
Introducción a la P sicología de la motivación y la emoción 25

m an o dificu ltan la interacción so cial. P or ejem plo, la vergüenza o la culpa cu m ­


p le n u n a fu n c ió n re g u la d o ra d e la m o tiv ació n so cial, pro v o can d o conductas
p ro -so ciales q u e p revienen su ocu rren cia; ante en to rn o s que pueden suscitarlas
se elicitan c o n d u ctas a n tic ip a to ria s q u e m otivan al sujeto. En este sentido la fun­
ció n de am bas em o cio n es seria la an ticipación y prevención, y e n últim o extre­
m o la co h eren cia y p ru d en cia en las relaciones interpcrsonales. C om o vem os,
las em o cio n es están d irig id a s a un fin, y a su v ez cum plen funciones m otivacio-
nales de reg u lació n social.
4. ¿ a s e m o c io n e s p e r m ite n com unicar. Para S ch w arz y C lo re (1983) la función
p rin cip al de las em o cio n es e s p ro v eer inform ación; inform am os a los otros m e­
d ian te la expresión facial, el to n o de voz, y o tro s signos, so bre nuestro estado
afectivo. D esde esta ó p tic a , la ex p resió n d e la em oción es funcional o disfuncio­
nal d ep en d ien d o d e cuál es el valo r de la inform ación q u e se transm ite al otro. El
p ro b lem a está en có m o el su jeto an aliza las co n secuencias (en to m o a la infor­
m ació n o d esin fo rm ació n ) de la expresión em ocional que ha hecho.
P erm iten n o só lo co m u n icar ex tern am en te, sino que an te acontecim ientos signi­
ficativos. obran c o m o un estím ulo in tern o que alerta al organism o en torno a la
n e c e sid a d d e re c a b a r in fo rm a c ió n c o m p le m e n ta ria , p o r e llo d iv erso s tip o s
de situ a c io n e s está n lig ad o s a em o cio n es esp ecificas (p o r ejem plo, las señales de
m iedo para q u e escap e ante un d esastre inm inente, o por ejem plo, la aversión o
repugnancia que se sien te cu an d o se p aladea un sab o r am argo o un o lo r desagra­
d ab le q u e ad v ierte al o rg an ism o an te un p o ten cial veneno letal.
5. ¿ a s em o cio n es so n un Índice d e señ a la m ien to (valoración) d e la inform ación.
La o cu rren cia de c u alq u iera de las em o cio n es presupone sensibilidad ante un
tip o de evento, facilitan d o una d isp o sició n a que el sujeto valore un hecho com o
p lacen tero o displacentero. L a sen sib ilid ad em ocional supone un proceso gene­
ral d e valoración, p o r el q u e las em o cio nes pueden ser entendidas com o proce­
so s q u e señ alan la relevancia de c ie rto s estím ulos, estas señales pueden ser rele­
v antes p ara el b ien estar del su jeto con relación a su s sistem as cognitivos y de
acción. D esd e esta ó p tica, las em o cio n es cum p len la función de señalam iento de
lo relevante.
A dem ás, p erm iten localizar co n ex io n es estím u lo s-resp u esta, alg o de indudable
u tilid ad p ara aseg u rar la seguridad g lobal del sistem a respondiendo a com plejas
estim ulaciones p rovenientes de varias fuentes am bientales. Perm iten tam bién aten­
d er a asp ecto s relativos al fin de una situación, relacionados con el logro de un
estad o d eseab le futuro, m ed ian te el em pleo de planes de acción que se provocan
an te la ev alu ació n en tre el estad o actu al y el deseable. Por últim o, hacer referen­
c ia a la valencia em ocional an te un fin (la pérdida produce tristeza a causa de un
c o n flicto p o r q u e re r m an ten er una p ersona q u e se ha perdido). En este sentido
las em o cio n es son señ ales relevantes en to m o a ev entos q u e han acontecido, esta
in terp retació n im plica que la em o ció n es elicitada y dirigida hacia un fin.
Sin em b arg o , este én fasis en lo adap tativ o. en lo funcional, contrasta con el co n ­
c e p to v u lg ar de la em o ció n , en el que la d im ensión disfuncional es la m ás c o n o ­
cid a. A e ste resp ecto , creem o s que c a d a em o ció n es susceptible de interpreta­
ció n funcional y d isfu n cio n al. C reem o s que las em ociones son funcionales, sin
em bargo, e sto no q u iere d e c ir q u e in d ividualm ente una em oción no tenga una
función d u d o sa y n o sirv a p ara un fin co ncreto. Por ejem plo, a la tristeza pode-
26 Psicología de la motivación y la em oción

m os atribuirle la función de co n serv ación de recursos: asi. cuando tras un e s­


fuerzo p rolongado no hem os ten id o é x ito se reduce el esfu erz o o se produce un
alejam iento o retirada que p repara una p o sterio r estrateg ia m ás adaptativa. Esta
característica su g iere un m ecanism o d iseñado para conservar la energía y ad m i­
nistrarla eficientem ente. Sin em bargo, en el caso de una fobia q u e pued e a p are ­
c e r an te situ a c io n e s u o b je to s in o fen siv o s, nos en co n tram o s c ie rta m en te ante
una valoración dcsad ap tativ a y afu n cio n al. P ero, si en ten d em o s tam bién la e m o ­
ción com o un proceso que incluye funciones de p reparación, em o cio n es com o la
tristeza y el m ied o pueden se r ú tiles; la tristez a no tien e por qué se r útil en cier­
tas situaciones, si bien la capacidad p ara experim entarla si lo sea. Se considera
que las em ociones pasan a se r d isfu n cio n alcs en función de su intensidad, fre­
cu encia, d u ració n y ap arición inapro-piada.
lm sum a, aun aceptando la d im en sió n funcional de las em o cio n es, debem os pre­
cisar tam bién que: 1) las co n secu en cias de la em o ció n no tienen po rq u é ser fun­
cionales. puesto que p u ed en acarrear g rav es co n secuencias para el sujeto; éste
es el caso, p o r ejem p lo , cu a n d o en la ira s e incluyen respuestas ag resivas gratu i­
tas o desp ro p o rcio n ad as, y 2 ) la con d u cta que puede se r funcional a co rto plazo,
puede se r d isfu n cio n al a largo p lazo , y viceversa (la ira pued e ser funcional,
pero en au sencia del o bjeto y al p ro lo n g arse p u ede ser disfu n cio n al, y viceversa,
de m anera inm ediata la co n secu en cia de la ira puede ser negativa, pero a largo
plazo puede ser benéfica en d eterm in ad as circunstancias).

3.4. D eterm in an tes sociales y c u ltu ra le s de la em oción

C om únm ente se acepta q u e los facto res so c io c u ltu ra les afe cta n a la form a en q u e se
experim entan las em ociones. I.os a n tro p ó lo g o s han señ ala d o que la v alo ració n de un
evento puede explicarse en un alto grad o alu d iendo a las d iferencias cultu rales, y hasta
históricas, en los patro n es de valoración. Los p ro cesos educativos y de socialización, las
norm as sociales, las estru ctu ras d e valores y p rescripciones m orales, a la vez que cons­
tituyen p rocesos que unifican so cialm cn tc las em ociones, perm iten — para e sta s teorías
a su vez explicar las d iferencias in dividuales en los patro n es de respuesta em ocional, su
expresión y su regulación. Al con trario que en las posiciones anteriorm ente revisadas,
las em o cio n es son co n stru ccio n es sociales que se vivencian dentro d e un e sp a cio inter-
personal <Parkinson, 1995).
Un aspecto en el cual la cu ltu ra ha m o strad o eje rc e r u n a im portante función m odula-
dora sobre las em o cio n es e s en el co n tro l o regulación de su expresión. C ada cultura
posee norm as y reg las so b re có m o y cu án d o se d eben co n tro lar o ex p resar abiertam ente
las em ociones. Posiblem ente, sea en el asp ecto expresivo en donde se observan las p rin ­
cipales d iferen cias en tre las cu ltu ras iP á e z y C asullo, 2000).
A lgunas sociedades no poseen d escrip to res verbales para referirse a ciertas em ocio­
nes (p o r ejem plo, para la triste z a en c ie rta s c u ltu ra s del P acífico), por lo que cuando
éstos experim entan una pérd id a, la ex p resan y sienten com o estad o físico d escrito, por
ejem plo, en térm inos de cansan cio . O tra s cu ltu ras poseen, por el contrario, un lenguaje
m uy sofisticado, en el que abundan los d escrip to res em ocionales.
La variable de género ha sid o esp ecialm en te e stu d iad a por esta o rientación, m o strán ­
dose la existencia de d iferen cias en la m anera e n q u e se experim entan y expresan las
Introducción a ¡a Psicología d e la motivación y la emoción 27

emociones. A sí. p o r ejem plo, d en tro del área de investigación relativa a las alteraciones
en la capacidad para ex p re sa r sen tim ien to s, la b ib lio g rafía so bre el tem a, sugiere dos
claras respuestas p rcdictivas y o p u e sta s para h om bres y m ujeres. A sí, en lo referente a la
dificultad para d istin g u ir en tre sen tim ien to s y sen sac io n es corporales, los autores afir­
man que las m ujeres presen tan un d éficit im p o rtante, m ientras q u e los hom bres detecta­
rían los c am b io s fisio ló g ico s de form a m ás acertad a q u e las m ujeres, y utilizan los sín to ­
mas fisiológicos internos para d ete rm in a r có m o se sienten (R oberts y Pcnncbaker. 1995).
Con respecto a la d ificu ltad para d e sc rib ir los sentim ientos, la literatura sobre el tema
sugiere que los h om bres presen tan un m ay o r déficit. L as evaluaciones narrativas confir­
man que la m u jer es m ás exp resiv a p ú b licam en te que el hom bre (p o r ejem plo, las m uje­
res presen tan una m ayor ten d en cia para c o m u n ica r se n tim ien to s y revelarlos) (R im é,
Philippot, B oca y M esquita, 1992; M arlínez.-Sánchez. Páez. Pcnncbaker y Rim é, 2001).
Se sab e tam bién q u e las m u jeres co m u n ican o revelan m ás. expresan m ás sentim ien­
tos y presen tan un m ay o r so p o rte em o cio n al, m ien tras que el hom bre tiende a evitar
hablar so b re sí m ism o (D india y A lien. 1992).

3.5. La d in á m ic a de la r e s p u e s ta em ocional

Las em o cio n es n o deben ser co n sid erad as co m o fenóm enos discretos, sino continuos,
por lo que en su estu d io d eb e se r tenida en cu en ta la dim ensión relativa a su duración.
Fridja, O rtony. S onncm ans y C lo re (1 9 9 2 ) an alizan la estru ctu ra tem poral so bre la base
de tres parám etros:

I T iem p o d e increm ento: p e rio d o de tie m p o tran scu rrid o e n tre el d esencadena­
m ien to de la em o ció n y el m o m en to e n q u e ésta alcanza su m áxim o nivel de
intensidad.
2. D uración: tiem po tran scu rrid o d esd e que se alcanza el punto m áxim o de intensi­
dad . hasta que se p roduce e l re to rn o a la línea base
3. R um iación: p erio d o d urante el cual el su jeto valora el su c e so que ha provocado
la em oción, asi co m o su s con secu en cias.

L os d ato s o b ten id o s p o r e sto s au to re s revelan que. en g eneral, la organización tem ­


poral d e una resp u esta em o cio n al con llev a u n breve tiem p o d e ascen so o increm ento
(que du ra m en o s d e un m in u to en la m ay o ría de lo s casos), seguido de una caída de
intensidad relativ am en te lenta.
En relación con la estru ctu ra tem p o ral de una respuesta em ocional, en térm inos ge­
nerales im plica un increm ento ráp id o , q u e h ab itu alm ente dura m enos de un m inuto en la
m ayoría de los casos, seg u id o d e un d ecrcm en to responsivo relativam ente lento. D es­
pués. la respuesta em ocional puede d u rar horas, c incluso d ías, antes de volver la perso ­
na al estad o basal p revio a la ap arició n de la em o ción. En la m ayoría de los casos, si se
pregunta al sujeto, en el 50 p o r 100 de los casos el ep iso d io em ocional dura poco m ás de
una h o ra, au n q u e su s co n secu en cias p u ed an d u rar d ia s, en concreto, el período de ru­
m iación suele d u rar una m edia de 11 h o ras ap ro x im adam ente (G ilboa y R evelle. 1994).
A p esar de que el p ico de resp u esta (in ten sid ad ) puede ser relativam ente com ún a
diversas resp u estas em o cio n ales, e s en la d uración donde aparecen diferencias m ás pa­
tentes. S e atrib u y e a los p ro ceso s de ru m iació n un papel capital e n la duración de la
respuesta em o cio n al, ya q u e el p ro cesam ien to q u e requiere la reexam inación del evento
28 Psicología de la motivación y ¡a emoción

em ocional, y los recu rso s aten cio n ales q u e im plican, hacen que el episodio sea m ás d u ­
radero en el tiem po.
E xisten notables d iferen cias in d iv id u ales en los patrones tem porales d e respuesta en
función de la valencia de la em oción. S e e stim a q u e los p rocesos rum iativos son m ucho
m ás d u raderos en las em o cio n es negativas que en las p o sitivas, las cuales se desvanecen
antes en el tiem po.

4. R E L A C IÓ N E N T R E M O T IV A C IÓ N Y E M O C IÓ N

L a co nsideración de la M otivación y la E m oción com o p rocesos básicos nos ha llevado


a incluir un punto referid o a la interacción en tre am bos procesos. C o m o señ aláb am o s al
principio, la situ ació n actual nos lleva a su g erir que, aunque sig u e habiendo una clara
tendencia a co n sid erar la M otivación y la E m oción de form a separada — ésta es la ten ­
dencia m ás frecuente tod av ía . con un m o derado increm ento de los trab ajo s en los que­
so aborda conjuntam ente el estu d io de am b o s procesos, e s la perspectiva interaccionista
entre M otivación. E m oción y C o g n ició n la q u e se m uestra com o una d e las im portantes
apuestas del p resen te y del futuro inm ediato.
En efecto, cu a n d o se trata de e sta b le c e r las relacio n es que ex isten entre M otivación y
Em oción, asi com o las que se pueden pro poner entre am bos p rocesos con o tro s, tales
com o la C ognición, son m ú ltip les las facetas su sceptibles de s e r abordadas. En e ste o r­
den de cosas, se ha sugerido q u e la em oción puede funcionar com o una fuente im portan­
te de m otivación (Izard, 1994); sin em bargo, no siem pre es asi, no hay m ás que recordar
la propia form ulación de Jam es (1 8 9 0 ). p ara quien p rim ero ocu rre la actividad y luego se
experim enta la em oción. A dem ás, tam bién p arece claro q u e el resu ltad o de una conducta
m otivada puede se r una em oción, aunque n o necesariam en te una sola em oción. P or eje m ­
plo, cu an d o alguien siente ham bre y ex p erim en ta la m otivación para com er, el resultado
puede im plicar d iferentes em o cio n es, d ep en d ien d o del resu ltad o de la actividad m otivada.
U no de los arg u m en to s que se ha u tilizado en m uchas ocasio n es ha sid o considerar
que la M otivación se en cuentra relacio n ad a con las ten d en cias de acción que son induci­
das p o r los estados internos del o rganism o, m ien tras que la E m oción tam bién podría ser
considerada co m o una su e n e d e prep aració n para la acción, inducida en este caso por
objetos o estím u lo s ex tem o s al o rg an ism o (Ó hm an. Flykt y L u n d q v ist, 2000). E s decir,
habría una dim ensión esencial que p odría se r el d en o m in ad o r com ún para la M otivación
y la Em oción: la ap roxim ación-evitación.
Sin em bargo, son m uchos los asp ecto s q u e se han c o n sid erad o tratando de d iferen ­
ciar am bos procesos. U na de las ca ra cterística s m uchas v ec es aludidas ha sid o la de la
relativa a d i c i d a d de alg u n o s m otivos b ásicos, frente a la du d o sa ciclicidad de las e m o ­
ciones. Las em o cio n es son respuestas a los eventuales estím u lo s q u e pueden ap arecer, y
el individuo no controla la ap arició n de d ic h o s estím ulos. En cam bio, en lo: m otivos, al
m enos en los m otivos básicos, parece n ecesaria la activación de le s ..lism os cada cierto
período de tiem po, pues hay n ecesid ad es esen ciales que se tienen que satisfacer. O tro
de los asp e c to s frecuentem ente co n sid erad o s para pro p o n er d iferencias entre am b o s pro­
ceso s ha sid o el de la duración. L a M otivación e» un p ro ceso q u e pued e perdurar e n el
tiem po, con incesantes activ id ad es d irig id a s = la o b tención de un objetivo. Sin em bargo,
la em oción, p o r d efinición, e s u n p ro ceso corto, p u ede q u e m ás intenso q u e el proceso
m otivacional, p ero m ucho m ás breve.
Introducción a la P sicología de ¡a motivación y la emoción 29

T ratan d o de e sta b le c e r la sim ilitu d y las d iferencias en tre M otivación y Em oción,


hace relativ am en te po co tiem p o , alg u n o s au to re s (H arris, 1995; Subbotsky. 1995) han
propuesto que la m otivación hum an a p o d ría se r d ividida en dos grandes subtipos: m oti­
vación p rag m ática y m otivación no p rag m ática I.a m otivación pragm ática, enraizada en
la tradició n del hom bre-m átjuínu. se basa en las necesidades prim arias de un individuo
(tales c o m o la alim en tació n y la preserv ació n ), sien d o independiente de los valores so ­
ciales y cu ltu rales. La m otivación n o p rag m ática se basa en valores m enos naturales o
biológico s, ta le s co m o los so ciales y cu ltu rales. E stá m ediada por características com o
la co n cien cia m o ral, la a u to -e stim a , la em p atia, y el a fe cto e n g en eral, p u diendo ser
cultivada en la infancia m ediante la in cu lcació n de un sentido d em ocrático, participativo
y cooperativo.
Lo b ien cierto es qu e, en los ú ltim o s tiem p o s, se está increm entando el estudio de la
relación en tre M otivación y E m oción, au n q u e, tal com o se pone d e relieve en las aporta­
ciones de d iv erso s au to res (L azaru s. 1999; D rcikurs, 2000; D eckcrs, 2001), parece im ­
prescin d ib le p la n te a r la interacción en tre los p rocesos m otivacionales. los procesos em o­
cionales y los p ro ceso s cognitivos.
C om o han p ro p u esto recien tem en te G o llw itzer y B argh (1996), para entender en su
ju s ta d im en sió n los p ro ceso s m otiv acio n ales y em ocionales, es necesario ir m ás allá de
las c lásicas persp ectiv as que han co n sid erad o , co m o m ucho, la relación o la interacción
entre M otivación y E m oción. H ay que p lan tear la integración d e la M otivación, la Emo­
ción y la C ogn ició n , ya que la C ognición n o es un cam po rival de la M otivación, ni de la
Em oción. La co n d u cta del se r h u m an o se g e sta en el seno de una interacción social, se
dirige a la co n secu ció n d e una m eta d eterm in ad a, im plica la ejecución de análisis y va­
loraciones, se generan ex p ectativ as d e ¿x ito en función de la dificultad de la tarca y de
los recu rso s d isp o n ib les, p articip an las em ociones, o el afecto en general, influyendo de
form a im portante siem p re, y e n m u ch as o c a sio n e s decisiva, a la hora de elegir la m eta y
a la ho ra de llev ar a c ab o to d o s los p ro c e so s c o g n itiv o s reseñados. Al final, surge la
decisión m otivacional de in ten tar la con secu ció n de esa m eta. E sta nueva form a de e n ­
tender la relació n e n tre M otivación. E m o ció n y C ognición podría se r perfectam ente d e ­
nom inada P sico lo g ía d e la A cción (G o llw itzer y Bargh. 19% ).

5. B IB L IO G R A F ÍA

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CAPÍTULO

El proceso motivacional

Francesc Palmero
Francisco M artinez-Sánchcz
Enrique C!. FernúnJez-A bascal

1. IN T R O D U C C IÓ N

Como han señalado d o s autores ya clásico s en el estudio de la M otivación (C ofer y Applcy.


1979). cu alquiera que sea el en fo q u e que se ad o p te en la investigación psicológica, tarde
o tem prano hay que form ularse la p regunta ¿ p o r q u é ocu rre la conducta? La acción, o la
conducta, no ocurren d e form a esp o n tán ea, ya q u e son inducidas, bien por m otivos inter­
nos. bien p o r incentivos am bientales. I.a M otivación tien e que ver con las razones que
subyacen a una conducta. Pales razo n es, co m o señala W ong (2(H)0), pueden ser an aliza­
das al m enos en dos niveles: p o r una p a rte , preguntando p o r q u é un individuo exhibe
ciertas m anifestaciones co n d u ctu ales; p o r o tra p arle, preguntando có m o se llevan a cabo
tales m anifestaciones c o n d u c tu a le s 1. 1.3 explicación de la conducta en térm inos de los
mecanism os m o tivacionales referid o s al p o rq u é tien e que ver co n la causa últim a, m ien­
tras que la explicación en térm in o s referid o s al cóm o tiene que v er con la causa próxim a.
Ks un aspecto de in terés, ya que el p orqué de una conducta, e sto es, la m otivación, ha de
tener connotaciones fu ncionales y adaptativas. Tiene que haber buenas razones para la
ocurrencia de esa cond u cta del m odo e n el que se pro d u ce y en la situaciones en las que
ocurre (A lcock, 1998).
Así pues, el p o rq u é d e una co n d u cta hace referencia directa al concepto de M otiva­
ción. R ecientem ente, Bcck (2 0 0 0 ) ha m atizado las características del concepto de M oti­
vación. enfatizando que no só lo hay q u e e x p lic a r p o r qué se produce una conducta, sino
que tam bién hay que tratar de e x p lic a r la im p o rtan te variabilidad conductual observable
en cualquier ser vivo. F.l co n cep to d e v ariab ilid ad hace referencia, al m enos, a dos p o si­
bilidades. Por una parte, aq u e lla referid a a las d iferen tes m anifestaciones conductuales

' Com o poede apreciara?. se trata d e la c lá sica aportación d e W ixidworih (1918), referida a la distin­
ción entre mecanismos y fuerzas, que Iva n u re n d » consideraN em enle el devenir de la disciplina m otivacio-
nal l a cuestión d e kw m ecanism os tiene que ver con el cómo se producen las conductas; la cuestión de las
fuer/as. o im pulso, tiene que ver con e l pon/u,- d e las conducías: o. 14 q ue e s lo rm u n o . n e n e que ver con la
m otivación de las conduelas.
CAPÍTULO

El proceso motivacional

¡■'róncete Palmen/
Francisco M artinez-Sánchez
Enrique G. Fernández-Abascal

1. IN T R O D U C C IÓ N

Com o han señalado d o s au to res ya clásico s en el estudio de la M otivación (C ofcr y Appley.


1979), cu alquiera q u e sea el en foque q u e se ad o p te en la investigación psicológica, tarde
o tem prano hay q u e form ularse la p reg u n ta ¿p o r que ocu rre la conducta? La acción, o la
conducta, no ocurren de form a espontánea, ya que son inducidas, bien por m otivos inter­
nos, bien p o r incentivos am b ien tales. L a M otivación tiene que ver con las razones que
subyacen a una conducta. Tales razones, c o m o señala W ong (2000). pueden ser analiza­
das al m enos en dos niveles: p o r una parte, preguntando p o r q u é un individuo exhibe
ciertas m anifestaciones co n d u ctu ales: p o r o tra parte, preg u n tan d o cóm o se llevan a cabo
tales m anifestaciones c o n d u c tu a le s '. La ex p licación de la co n d u cta en térm inos de los
m ecanism os m otivacionales referid o s al p orqué tiene que v er con la causa últim a, m ien­
tras que la ex p licació n e n térm in o s referid o s al có m o tiene que ver con la causa próxim a
Es un aspecto de interés, ya q u e el p orqué de una conducta, esto es. la m otivación, ha de
tener co n notaciones fu ncionales y ad aptativas. T iene que haber buenas razones para la
ocurrencia de e s a cond u cta del m odo en el q u e se produce y en la situaciones en las que
ocurre (A lcock. 199X).
Así pues, el p o rq u é de una con d u cta h ace referencia directa al concepto de M otiva­
ción. R ecientem ente, B eck (2 0 0 0 ) ha m atizad o las características del concepto de M oti­
vación. en fatizan d o q u e n o só lo h a y que e x p lic a r por q u é se produce una conducta, sino
que tam bién hay q u e tra ta r de e x p lic a r la im po rtante variabilidad conductual observable
en cualquier se r vivo. El concep to de variabilidad hace referencia, al m enos, a dos posi­
bilidades. P or una p arte, aq u ella referid a a las d iferentes m anifestaciones conductuales

1 Como puede apreciarse, se trata de la clásica aportación de W oodwortli (19IS). referida a la distin­
ción entre rntcuniimox y fuerzas, que ha marcado considerablemente el devenir d e la disciplina rootivacio-
cal. La cuestión de los mecanismos tiene que ver con el cómo se producen las conduelas, la cuestión de las
fuerzas, o impulso, tiene que ver con el purgué d e las conductas: o. 1®que e» lo m ism o, tiene que ver con la
motivación d e las conductas
36 Psicología de la motivación y la emoción

m ostradas p o r dos personas ante una m ism a situ ació n estim ular. P or o tra p arte, aquélla
referida a las d iferentes m an ifestacio n es c o n d u ctu ales m ostradas por una m ism a persona
ante una m ism a situación estim u lar en d os m om entos d iferen tes. Hn cu alquiera de los
casos, parece claro que ex iste una prem isa m otivacional b ásica en la conducía de c u a l­
quier organism o: el h edonism o psico ló g ico . D esde un razo nam iento de este tipo, se p u e­
de entender la tendencia a apro x im arse a lo q u e p ro d u c irá co n secuencias gratificantes y
la tendencia a evitar lo que pro d u cirá co n secu encias desagradables.
Tal com o parece evid en te cu an d o se o b serv a el volum en de pu b licacio n es al respec­
to. la Psicología de la M otivación se ha d esa rro lla d o considerablem ente. En esta gran
diversificación, según M ankcliunas (1 9 8 7 ), se d istin g u en dos grandes m om entos: antes
y después de la o b ra de D arw in en 1859. o . lo q u e e s lo m ism o, etap a precientifica y
etapa científica. Estos h echos dificu ltan co n sid erab lem en te una conceptualización g en e­
ralm ente aceptada de «M otivación», ya qu e, p o r una p arte, en la etapa científica se si­
guen utilizando térm inos precien tífico s (G rau n iann, 1971), y, por otra parte, la in flu en ­
c ia de D arw in se re fle ja en d iv e rsa s c o rrie n te s, c a d a una de e lla s e m p le a n d o una
term inología particular.
D urante la etapa p recien tifica. la M otivación se red u cía a la activ id ad v oluntaria,
m ientras que, en la etap a cien tífica, h ab lar de M otivación im plica referirse a instintos,
tendencias c im pulsos, que p roporcionan la energía n ecesaria; p ero , adem ás, hay tam ­
bién claras referencias a las activ id ad es cognitivas. que d irig en la co n d u cta hacia deter­
m inadas nielas. P or tanto, el con cep to de M otivación en la actu alid ad debe c o n sid erar la
coordinación del sujeto para activ ar y d irig ir su s co n d u ctas hacia m etas.
Una dificultad añadida tiene q u e v er con la gran can tid ad de n ecesid ad es descritas
por los distin to s autores. Al respecto, M ad sen (1980) ag ru p a 13S n ecesid ad es e n d o s c a ­
tegorías m otivos p rim ario s y m o tiv o s secu n d ario s. L os m o tiv o s p rim ario s, innalos y
biogénicos, son m otivaciones cen trales qu e. d esd e el n acim iento, están funcionalm enle
relacionadas con la su b sisten cia del individuo y de la especie L os m otivos secundarios,
adquiridos y p sicogénicos, son m o tiv acio n es c e n tra le s que, d e sp u és de un proceso de
aprendizaje, están relacio n ad as con el crecim ien to g en eral d el sujeto. E sta d iferen cia­
ción es esencial p ara en ten d er la P sicología de la M otivación en toda su extensión, ya
que. si bien es cierto que los m otivos prim ario s son com unes a todas las esp ecies, los
m otivos secu n d ario s, au n q u e tam b ién p resen tes en m u c h as de las esp ecies inferiores,
parecen ser p atrim onio fundam ental de la e sp ecie hum ana. Por tanto, la P sicología de la
M otivación debe ser en tendida esen cialm en te en su dim ensión h um ana, au n q u e los e stu ­
dios e investigaciones con su jeto s de e sp ecies inferiores aportan d ato s relevantes para el
conocim iento, p o r lo m enos, de los m otivos prim arios.
En últim a instancia, y de form a g en eral, el term ino «M otivación» e s un concepto que
usam os cu an d o querem os d escrib ir las fuerzas que a c tú an sobre, o den tro d e, un orga­
nism o. para in iciar y d irig ir la co n d u cta de éste. E s d ecir, son fuerzas que perm iten la
ejecución de conductas d e stin ad as a m o d ific a r o m an ten er el cu rso d e la vida de un
organism o, m ediante la obtención de objetivos q u e increm entan la p ro babilidad de su ­
pervivencia. tanto en el plano b io ló g ico , cu an to en el plano social.
A dem ás, com o señ ala Petri (1 9 9 1 ), tam bién se p u ede u tiliza r el térm ino «M otiva­
ción» para explicar y en ten d er las d iferen cias en la intensidad de la conducta. Es decir,
las conductas m ás intensas pueden ser co n sid erad as com o el resultado de los m ás elev a­
dos niveles de m otivación. Igualm ente, el térm in o «M otivación» pued e usarse para indi­
car la dirección selectiva de una conducta.
E l proceso m m n a cional 37

Pero, la m otiv ació n e s una v ariab le in tan g ib le. In ferim o s su presencia a p artir de
ciertas m an ifestacio n es m ostrad as p o r un individuo. Si bien du ran te m ucho tiem po la
Motivación era considerada co m o un p ro ceso interno, ubicado en la variable «O » del
esquema S-()-l< p ro p u esto p o r W oodw orth (1918), las im portantes aportaciones de auto­
res como Tolm an ( 19 3 2 ) y H ull ( 19 4 3 , 1951), p erm iten que se hable de variable intervi-
niente. Por tanto, no es so rp ren d en te q u e e n el an álisis de la m otivación, o del proceso
motivacional, haya q u e basarse e n el estu d io de la co n d u cta m otivada. L os patrones de
conducta m otivada son el p ro d u cto de la in teracció n entre un organism o y su am biente.
Se puede d ecir que el térm in o M otivación se refiere a un proceso interno que im pulsa al
individuo, y este im pulso se relaciona co n alg ú n evento externo. La M otivación posee
aspectos b io ló g ico s y culturales de los q u e es difícil prescindir. A sí. gran parte de los
desafíos adaptativos a los q u e se en fre n ta el se r h u m ano tienen connotaciones sociales,
pues es la socied ad , con el tin te cu ltu ral q u e en ella predom ina, la que va im poniendo
ciertas p eculiaridades que o rien tan las n ecesid ad es biológicas y las necesidades psicoló­
gicas en un determ in ado sentido. L a finalidad es tratar de relacionar d e form a coherente
y adaptativa el m ed io am b ien te in tern o y el m edio am biente ex tern o de un determ inado
individuo (C acciopo y B ep itso n , 1992). L as m etas d irigen al individuo dependiendo de
las condiciones del estim u lo , y la m otivación m oviliza las acciones pertinentes
La M otivación se refiere a un p ro ceso d in ám ico interno. En cu alq u ier m om ento, com o
proceso que es. p u ed e im plicar cam b io o v ariabilidad. D reikurs (20<)C>) se refiere a la
Motivación p ro p o n ien d o q u e , cu an d o la m otivación es descrita com o un proceso d in á ­
mico m om entáneo, nos referim o s a un e sta d o m o tiva cio n a l, pero, cuando nos referim os
a una pred isp o sició n referid a a las ten d en cias de acció n , esta m o s hablando d e rasgo
motivacional. M ientras el estu d io d e las d isp o sicio n es m otivacionales enfatiza las d ife ­
rencias ínter individuales, el estu d io de los estad o s m otivacionales enfatiza las d iferen­
cias en la d inám ica m o m entánea de la acción.
Hn un sentido m uy parecid o , D eckers (2 0 0 1 ) propone que, para estudiar la M otiva­
ción. es n ecesario ten er en cu en ta los cam b io s e n los estad o s internos y en la conducta
abierta de los individuos. E sta variabilidad hace referencia a tres ám bitos o posibilida­
des I) la co n sid eració n del cam b io en tre circu n stan cias - variación m om entánea y si-
tuacional en un individuo d eterm in ad o , que p erm ite localizar en qué m edida un objetivo
atrae a ese individuo— , 2 ) la co n sid eració n del cam b io en tre distin to s individuos de la
misma especie — v ariació n ín te r individual intra especifica, que perm ite localizar dife­
rencias in dividuales . y 3) la c o n sid e ra c ió n del c am b io e n tre individuos de distinta
especie (que perm ite lo calizar la even tu al ex isten cia de patro n es de conducta específicos
de cada especie).
En últim a instancia, la v ariación o variabilidad m otivacional es evidente en dos posi­
bles form as, a saber: en térm in o s de can tid ad o intensidad y en térm inos de cualidad o
tipo. Por lo q u e resp ecta a la variabilidad e n intensidad, im plica un cam bio — e n forma
de increm ento o d ecrcm ento— en la m ovilizació n d e energía, así com o en la cantidad de
esfuerzo que se dedica para la acción. Es dccir, la intensidad se refiere a cuán robusta o
débil es la m otivación. Por lo que respecta a lu variabilidad en cu alidad, im plica una
selección de la d irecció n p ara la ejecu ció n de la acció n , perm itiendo establecer de qué
modo específico, o hacia qué m eta co n creta se d irige la acción. E s decir, la cualidad se
refiere al tip o d e m otivación.
El aspecto relacio n ad o con la inten sid ad de la M otivación, esto e s, el factor energé­
tico. puede variar d esd e la letargía extrem a h asta la m áxim a alerta y responsividad. Ha
38 Psicología de la m o tiva ció n y la emoción

habido d istin tas den o m in acio n es p ara referirse a e ste factor q u e p ro p o rcio n a la energía
Entre ellas destacan las de a ro u sa l (R cvclle, A ndcrson y H um phrcys. 1987; A nderson.
1990) y a ctivación (M alm o . 1959; T hayer. 1989). A ctualm ente, y de form a g enérica, se
habla de activación. En este m arco d e referen cia, hay q u e señalar que la intensidad de la
M otivación ha sido considerada de d os form as básicas: en la d im ensión fásica y en la
dim ensión tónica. Por lo q u e respecta a la d im en sió n fá s ic a , hace referencia a reacciones
o excitaciones breves, aso ciad as a un e stim u lo u o b jetivo que, p o r alguna circunstancia,
es significativo para ese individuo. P or lo que respecta a la d im en sió n iónica, hace refe­
rencia a respuestas o ex citacio n es provo cad as p or un estím u lo u objetivo, el cual, en este
caso, posee m ucha relevancia, o ex ig e m ucha dedicació n al individuo, pro d u cien d o un
nivel so sten id o en la resp u esta o ex citació n (P alm ero y C h ó liz , 1991).
El asp ecto relacio n ad o con la d irecció n d e la M otivación n o tien e co n n o tacio n es
cuantitativas sin o de cualid ad de las accio n es y las co n d uctas. El asp ecto direccional de
la m otivación se refiere a la variación referid a a los tip o s de m etas o anteced en tes a los
que responde un organism o; e sto es, tien e q u e ver con la selección de objetivos.
A sí pues, parece evid en te qu e, p rácticam ente, to dos los au to res q u e investigan as­
p ectos relacionados co n la cond u cta se p lan tean preguntas acerca del porqué de la co n ­
ducta; en la m edida en q u e gran p arte de ello s intentan responder, increm entan co nside­
rablem ente el núm ero de asp ecto s y c aracterísticas de la m otivación, asp ecto éste que
abordam os en el sig u ien te ap artad o . S in em bargo, com o señalan algunos autores (K lein-
ginna y K leinginna. 1981; M ankeliunas. 1987; H eckhausen. 1991; Petri, 1991; F rankcn,
1998; E dw ards, 1999; B eck. 20 0 0 ), im p lícita o ex p lícitam en te, algunas características
esenciales parecen ser co m ú n d en o m in ad o r en p rácticam en te todas las definiciones p ro ­
puestas. Tales características se refieren a la activación y la dirección.

A ctiv a c ió n

Para ejecu tar una co n d u cta, cu alq u ier co n d u cta, e s necesaria la existencia de un cierto
nivel de energía. Sin esa energía, la cond u cta no se p roducirá. La energía procede p rin ­
cipalm ente de la co m id a ingresad a en el o rg an ism o, la cual será alm acenada com o ener­
g ía poten cia l. C uando d ich a energ ía alm acen ada es liberada para ejecu tar una d e te rm i­
nada conducta, se convierte en energía cin ética . E s com o si la energía potencial esperase
la aparición de algún estím ulo esp ecial, ta n to interno com o externo, para que la libere y
la transform e, cinéticam en te, en alg u n a co n d u cta particular.
La activación es una de las c a ra c terístic a s q u e co n m ay o r facilidad p u ede se r o b ser­
vada cu an d o un o rg an ism o lleva a c a b o una c o n d u cta. La co n d u c ta a b ie rta o m a n ifies­
ta es una de las p ro p ied ad es q u e m ejo r d efin e a la activación. E s d ecir, en la m edida en
que un o rg an ism o está llevando a c ab o una c o n d u cta, parece ló g ico p e n sar q u e un c ie r­
to nivel de m otivación e x iste en d ic h o sujeto. P o r el co n tra río , y al m enos ap aren te­
m ente. si n o ex iste co n d u cta o b se rv a b le , se p o d ría p e n sar q u e no ex iste m otivación, o
q u e el n iv el d e m o tiv a c ió n e x iste n te e s in su fic ie n te p a ra p ro v o c ar la co n d u cta . S in
em bargo, tal co m o señ aláb am o s a n te rio rm e n te, si bien e s c ie rto que la p resen cia de una
conducta o b serv ab le d en o ta la e x iste n c ia d e un ad e cu ad o nivel d e m otivación, la a u ­
sen cia de una con d u cta o b serv ab le n o sig n ific a la au sen c ia d e m otivación. A p a rtir de
los trabajos de L acey (1 9 6 7 ), en los q u e se c u e stio n ó seriam en te el c o n c ep to de activ a­
ción co m o p ro ceso u n itario , d e fe n d id o p o r L in d slc y (1 9 5 1 , 1957), M alm o (1 9 5 9 ), Du-
ffy (1962), e n tre o tro s, ex isten c la ra s e v id e n c ias de q u e la activ ació n d e un organism o
E l proceso m otivacional 39

puede m anifestarse a tra v é s d e tre s p arám etro s: e lectro c o rtic a l, autonóm ico/fisiológico
y motor.
La conclusión p arece b a sta n te clara: au n q u e la m otivación se considera activadora
de conducta, la co n d u cta activ ad a no siem p re e s ab ierta y m anifiesta. En este m arco de
referencia, adem ás, estim am o s q u e . si bien la ex isten cia d e una conducta abierta y m ani­
fiesta denota, sin duda, alg ú n tip o de m otivación, n o n ecesariam ente indica los antece­
dentes ni las co g n icio n es q u e ha llevado a c a b o ese individuo para ob ten er una determ i­
nada m eta. E sto es, la sim p le o b serv ació n de la co n d u cta ab ierta o m anifiesta denota
activación, luego, d en o ta m otivación, p ero n o p erm ite d ilu cid ar cuál es la m otivación ni
cuáles los o bjetivos p erseguidos.
Otra propiedad q u e d efine b astan te bien las características activadoras de la m otiva­
ción tiene que v er co n la p ersisten cia . P arece un h echo bastante evidente que. cuando un
organismo e stá m otivado (p o r ejem p lo , cu an d o ex p erim en ta ham bre), p ersiste en su co n ­
ducta hasta que co n sigu e el alim en to . E sta c a ra c terística de la activación en la conducta
motivada ha sid o cu estio n a d a p o r a lg u n o s a u to re s (B eck , 2000), q u ien es argum entan
que la cond u cta p e rsiste n te (e n ten d ien d o p o r p e rsiste n cia la repetición de la m ism a con­
ducta) ap arece en los exp erim en to s en los q u e só lo ex iste una alternativa de respuesta
(por ejem plo, p resio n ar u n a b a rra ); si h u b iese m á s alternativas d e respuesta (com o suce­
de en la vida real), q u izá n o se o b serv ase la p e rsisten c ia de conducta, puesto que los
sujetos ten d rían d ó n d e elegir. En e sto s ex p erim en tos, continúa B eck, los sujetos experi­
m entales han sid o ad iestrad o s p ara co n se g u ir com ida m ediante una respuesta concreta:
presionar la b arra. Parece ló g ico en co n trar q u e , cu an d o sien ten ham bre (presencia de
m otivación), los a n im a le s den la resp u esta q u e h a n aprendido. Si n o obtienen com ida
con su resp u esta sig u en in ten tán d o lo , sig u e n in sistien d o , persisten en su conducta. Si
tuviesen m ás altern ativ as d e resp u esta, q u izá no rep itiesen la conducta y experim entasen
con otras resp u estas, co n lo q u e la p ersisten cia en la co n d u cta n o sería tan im portante
como m odalidad activ ad o ra para e x p lic a r la m o tiv a ció n 2. N o obstante la argum entación
lógica d e B eck, p en sam o s q u e se p o d ría n in tro d u cir cie rto s m atices a la m ism a. Si bien
es cierto que en los ex p erim en to s a los que se refiere este au to r sólo hab ía una p o sib ili­
dad d e respuesta (p re sio n a r la b arra), e ste h ech o no invalida la relevancia d e la persisten­
cia com o p ro p ied ad im portante d e la activ ació n en M otivación. E s decir, aunque hubiese
m ás altern ativ as d e respuesta, la co n d u cta del o rg anism o seria igualm ente p ersistente, y
perseguiría el m ism o fin: en c o n tra r la co m id a. El h echo d e q u e llevase a cab o diversas
conductas n o inv alid aría el arg u m en to de la p e rsisten cia h acia la obtención de com ida.
S ería conveniente m atizar qu e. cu an d o B eck se refiere a persistencia, lo hace pensando
en la m ism a co n d u cta. El anim al p ersiste e n la m ism a respuesta. Sin em bargo, la persis­
tencia va m ás allá d e la esp ecificid ad de co nducta: ta n to d a si el su jeto tiene una o vanas
alternativ as d e c o n d u cta, in sistirá en su c o n d u c ta o e le g irá otra, en cu alquiera d e los
casos p ersistirá en su afán p o r o b ten er la com ida.

’ Por supuesto, la persistencia se encuentra matizada por el tipo de programa utilizado en el condicio­
namiento previo. Si se utilizó un programa de refuerzo fijo —refuerzo tros cada «n» número de respuesta*.
O tras cada «x» tiempo transcurrido desde el refuerzo anterior—, la persistencia será menor, o. lo que ex lo
mismo, ante* se producirá la extinción de respuesta, mientras que, si se utilizó un programa de («fuerzo
variable —refuerzo tras un impredecible número de respuestas, o un impredecible tiempo transcurrido des­
de la obtención del refuerzo anterior—. la persistencia será mayor. Como indica Wong (2000), está perfec­
tamente demostrado que el entrenamiento con un programa de refuerzo parcial produce una mayor resisten­
cia a la extinción que el entrenamiento con un programa de reftierzo fijo o continuo.
40 Psicología de la motivación y la emoción

O tra propiedad que está relacionada con las c aracterísticas activ ad o res de la m o tiv a­
ción tiene que v er con e l vig o r o in ten sid a d de la conducta. L os teó rico s de la m otiva­
ción plantean que la intensidad de la resp u esta o frecida p o r un su jeto correlaciona p o si­
tivam ente con el nivel de m otivación q u e esc su jeto experim enta. N o o b stan te, tam bién
existen reticencias al respecto, ya q u e . si un su je to ha ap ren d id o a dar una determ inada
respuesta que im plica una gran in ten sid ad , p o d ría su ceder que, e n situ acio n es futuras, la
existencia de un m oderado nivel de m otivación d esen cadenase una respuesta intensa que
no reflejara el estado real del sujeto. L o que su g erim o s con esta idea es q u e los procesos
previos de ap rendizaje pueden d isto rsio n a r la correcta relación en tre estad o m otivacio­
nal c intensidad de la respuesta observada.
En los últim os añ o s, T h ay er (1 9 8 9 ) ha estab lecid o u n a sug eren te d istinción al e stu ­
diar la activación. C oncretam ente, según este au tor, se pued e h ab lar d e activación en er­
gética y activación tensa. P or lo que resp ecta a la a c tiva ció n e n e rg étic a , rep resen ta un
sistem a ap etitivo o de apro x im ació n , y hace referencia a una dim ensión q u e oscila entre
un extrem o, caracterizad o p o r el vigor, la energ ía y la v italid ad , y o tro extrem o, caracte­
rizado p o r la fatiga y el cansan cio . Las v ariaciones en este sistem a son fácilm ente o b se r­
vables en los ciclo s d iario s (circad ian o s). ingestión de alim entos, ejercicio s, etc. P or lo
que respecta a la a c tiva ció n te m a , represen ta un sistem a general d e evitación (o precau­
ción), que se pone en fu ncionam iento e n las situ acio n es q u e en trañ an un p elig ro (real o
im aginario) para el sujeto. H ace referen cia a una d im ensión que oscila entre un extrem o,
caracterizado por la ansiedad y el m iedo, y o tro extrem o, caracterizad o por la calm a y la
quietud. Este sistem a de activación se relacio n a co n un m ecanism o de em ergencia, de
p rep aració n , que an aliza las c a ra c te rístic a s de p e lig ro q u e u n a determ in ad a situación
entraña para el sujeto.

D irección

Memos visto có m o la activación, con los d iv ersos ín d ices que la configuran, puede ser
considerada una de las p rin cip ales c a ra c terístic as de la co n d u cta m otivada. N o obstante,
algunos au to res (B irch , A tkinson y B ongort. 1974) defienden que la activación no es el
principal elem ento que define a la con d u cta m otivada. Su argum entación se fundam enta
en un hecho: cu alquier o rganism o siem p re tien e un d eterm in ad o nivel de actividad; o . lo
q u e es lo m ism o: cu alq u ier o rg an ism o siem p re tien e un d eterm in ad o nivel de m otiva­
ción. Para e sto s autores, lo v erd ad eram en te im p o rtan te es e stu d iar c ó m o va evolucio­
nando la activación en un sujeto, có m o d ich o su jeto va ca m b ian d o de u n a actividad a
otra, entendiendo que las p rin cip ales fu en tes d e l cam b io de co n d u cta son los procesos
cognitivos. En una palabra, en el estu d io de la M otivación, lo q u e interesa es ob serv ar la
direccionalidad de la cond u cta que co n stan tem en te está llevando a cab o cu alq u ier in d i­
viduo.
La direccionalidad d e la co n d u cta p u ed e q u e n o sea relevante cuando el su jeto en
cuestión só lo tien e u n a alternativa de respuesta. En estos casos, la respuesta es bastante
evidente y clara. Pero, cuando las p o sib ilid ad es de elección le perm iten decid ir qué co n ­
ducta. y hacia d ó n d e o rien tará dicha co n d u cta, la característica d e la d irección adquiere
una im portante co n sid eració n , aunque, p o r su p u esto , la co n d u cta se to m a m ás difícil
para el sujeto, d ependiendo del valo r funcional q u e cad a una de las p o sibles alternativas
tengan para d ich o sujeto. E s p o r e ste m o tiv o por el que B cck (2 0 0 0 ) ha c ritic a d o la
activación p articularm ente la p ersisten cia— com o com ponente im portante en m otiva­
E l proceso m otivacional 41

ción, m ientras que la d irecció n p u ed e se r co n sid erad a com o el índice m ás apropiado


para el estud io d e las co n d u ctas m otivadas.
En Psicología d e la M otivación se suele u tilizar lo q u e se denom ina «Test de Prefe­
rencia», para d eterm in ar cu ál de las d istin tas alternativas q u e el su jeto puede ele g ir es la
que más le m otiva. P or ejem p lo , en un ex p erim en to ya clásico (Y oung y G reene, 1953),
utilizando ratas co m o su jeto s d e ex p erim en tació n , se p reparan diversos recipientes con
agua, aunque cada recip ien te con u n a d iferen te saturación de azúcar. De este m odo, se
puede averiguar cuál de las d istin tas p o sib ilid ad es o alternativas m otiva m ás al sujeto.
Concretam ente, en este c a so , se p u d o o b serv ar q u e las soluciones m ás saturadas m otiva­
ban más a las ratas. El h ech o d e la p referen cia enlaza con lo q u e señala Bcck (2000) al
abordar el estu d io de la M otivación; co n cretam en te, dice el autor, seria pertinente esta­
blecer una d iferen cia básica entre, p o r u n a parte, la preferencia de una conducta centra­
da en la satisfacció n d e necesid ad es, e sto es. cen trad a e n la regulación elem ental bioló­
gica del o rg a n ism o , y, p o r o tra p a rte , la p re fe re n c ia de u n a c o n d u cta cen trad a en la
consecución de m etas que no im plican la satisfacció n de necesidades biológicas, ni se
encuentran relacio n ad as co n la h o m e o sta sis d e d ic h o organism o. En nuestra m odesta
opinión, nos p arece qu e, cu a n to m enos, el p resen te arg um ento d e Bcck seria discutible,
ya que, independientem ente d e lo « n ecesario » que sea un objetivo para un organism o, la
ausencia d e l m ism o y el deseo de co n seg u irlo cu m p lirían los req u isito s exigibles para
hablar de una m otivación d esen cad en ad a p o r caren cias en un organism o. C reem os que
seria prudente h ab lar de una h o m eo stasis en general, de tal suerte que cupiese la posibi­
lidad, no sólo de referirse al e q u ilib rio de variab les b iológicas, sin o tam bién de todas
aquellas variab les su scep tib les d e se r co n seg u id as p o r un organism o cuando éste experi­
menta deseo de co n seg u irlas. P robab lem en te, la m otivación trasciende el concepto de
homeostasis. E s frecu en te a p re c ia r c ó m o las p ecu liarid ades sociales y culturales ejercen
una influencia relevante, im p id ien d o la ju stific a c ió n hom eostática. Se puede sentir m oti­
vación para b eb er p o r razo n es so ciales; ind ep en d ien tem ente del nivel de líquidos en el
organism o, éste siente sed , y bebe. N o h a y d eficien cia d e líquidos, y bebe. La hom eosta-
sís, cuando se utiliza co n las co n n o tacio n es d e b u scar el eq u ilib rio o nivel apropiado en
una determ inada variable, no puede e x p lic a r la b eb id a en ausencia de señales de déficit,
esto es, la b eb id a secundaria.
Un organ ism o se en cuentra siem p re en un estado de relativa m otivación, ya que, en
cierta m edida, siem p re ex iste alg ú n o b jetiv o o m eta hacia el q u e se dirige la conducta de
ese organism o, o d el q u e se q u iere a le ja r d ic h o organism o. Es preciso señalar, al hilo de
las aportaciones d e D cckcrs (2 0 0 1 ), q u e los o bjetivos q u e persigue, o de los que se qu ie­
re alejar, un ind iv id u o pueden e n co n trarse tem poralm ente lejanos, lo cual n o im pide que
se pueda se g u ir h ab lan d o d e m otivación. En e fe c to , la o b tención d e un objetivo o m eta
puede ex ig ir m u ch o esfú creo , p ersisten cia y d ed icación por parte de un individuo. Si se
trata de un o b jetiv o c u y a o b ten ció n se en cu en tra lejana en el tiem po, se pone a prueba,
por una p arte, la relev an cia de ese o b jetiv o p ara e l individuo, y, por otra parte, derivada
de la prem isa anterior, la p ersisten cia y e l esfu erzo que ese individuo e stá dispuesto a
invertir en la co n secu ció n . En el p ro ceso de co n secu ción, hay, al m enos, dos variables
que condicio n an de form a im portante la su b sig u ien te conducta o acción de ese indivi­
duo. P or una p arte, la exp ecta tiva d e co n secu ció n . En efecto , a p artir de los análisis que
realiza el individuo, podrá co n statar si el objetivo se encuentra subjetivam ente m ás próxim o
o no, y a qu e, d ep en d ien d o de esa expectativ a d e co nsecución, asi será la subsiguiente
actuación del individuo. Si el individuo ap recia q u e el objetivo se encuentra m ás próxi­
42 Psicología de la motivación ,v la emoción

mo, y sigue sien d o tan atractivo co m o lo era. e s m uy p ro bable q u e siga e n el em peño de


conseguirlo. P or el co n trario , si el o b je tiv o se en cu en tra cad a v e z m ás ale ja d o d e las
posibilidades de co n secu ció n d e ese individuo, independientem ente d e lo atractivo que
sea dicho objetivo, e s tam bién m u y p ro b ab le q u e ese individuo abandone la idea d e co n ­
seguirlo. P or o tra parte, e l g ra d o d e atra cció n d e l objetivo. E s un factor im portante, ya
que puede o cu rrir q u e , con el p aso del tiem po, el objetivo p ierd a p a rte del valor de in­
centivo, o de la sig n ificació n que p o see p ara el individuo, p o r re ferim o s a lo q u e su g ie­
ren M olden y D w eck (2000), p ro d u cien d o una dism inución im portante e n la conducta
dirigida a la consecu ció n d e ese objetivo. In clu so , puede su ceder tam bién que aparezca
un nuevo o bjetivo m ás atractiv o o m ás fácil de co n seg u ir que desp lace al objetivo ante­
rio r en la id ea d e co n secu ció n del in d iv id u o . En este m arco d e re feren cia, q u erem o s
reseñar que la casu ística puede se r grande. E n el ám b ito d e los m otivos básicos — por
ejem plo, el ham bre, y la con d u cta aso ciad a d e c o m er— , p o r regla g eneral, se aprecia
que, a m edida q u e p asa el tiem p o sin co n se g u ir el o b jetivo atractivo para un individuo,
éste se to m a m enos exigente, pudien d o , incluso, lleg a r a in g e rir una com ida q u e n o le
a g ra d a 5.

2. F U E N T E S DE LA M O T IV A CIÓ N

Las fuentes de la M otivación se refieren al o rig en d e lo s estím ulos q u e hacen que un


individuo se active. H ay alg u n o s asp ecto s in te re sa n tes que aparecen cuando tratam os de
localizar las fuentes de la M otivación. P or e je m p lo , ¿el se r hum ano actual se sien te mo­
tivado p o r los m ism os e stím u lo s q u e m otivaron a los an tep asad o s?, ¿ex iste alguna dife­
rencia m otivacional cu an d o co n sid eram o s la v ariable sex o ? Son cu estio n es que, siguien­
d o las fo rm u lacio n es re c ie n te s de B u ss (1 9 9 6 , 1999), p e rm ite n e n te n d e r en su ju s ta
dim ensión el valor adaptativo de cierto s m otivos p rim arios. L as fuentes d e la M otiva­
ción varían a lo largo de dos ejes: el in tern o -ex tern o y el psicológico-neurofisiológico.
D e form a reducida, pod em o s d e c ir q u e ex isten fu entes internas y fuentes am bientales.
A lgunos estím u lo s a m b ien tales p u ed en p ro v o car u n a resp u esta in voluntaria en un
individuo, apreciándose q u e la intensidad d e la respuesta e s proporcional a la intensidad
del estím ulo. En esto s casos, la m edida e n la que un individuo es activado representa la
m edida e n la q u e se siente m otivado (D eckers. 2001). La conducta involuntaria m uestra
una relación uniform e con los estím u lo s ex tern o s. En cam bio, p o r lo q u e respecta a la
conducta voluntaria, puede o cu rrir d e form a inm ediata tras la aparición de un estím ulo
extem o o am biental, o. p o r el co n trario , e s p o sib le q u e ocurra d esp u és de un determ in a­
do tiem po, que puede se r m ás o m en o s dilatado.
Tam bién se puede p ro d u cir la cond u cta m otivada en un individuo com o co n secuen­
cia de algunos estím u lo s intern o s, que ad q u ieren co n n o tacio n es p sicológicas, tales com o
los im pulsos, las necesid ad es, los d eseos. En e ste c a so , las in fluencias am b ientales pue­
den ir co nfigurando el ab an ico de e stím u lo s que d esen cadenarán esa co n d u cta m otivada.

1 En cierta medula, estas consideraciones recuerdan bastante los ideas expuestas pof Lorenz (197
cuando defiende su modelo hidráulico para la motil-ación, t i incremento de la necesidad el incremento
de la energía especifica para la acción, en términos de Lorenz produce, una disminución en la exigencia
cualitativa del individuo una disminución del umbral para que aparezca In conducta motivada, también
en la terminología de Lorenz.
El proceso m otivacional 43

D entro de los estím u lo s in tern o s, a d em ás, las variab les n eu ro lisiológicas, biológicas en
g eneral, tam bién p u ed en d ar lu g a r a la co n d u cta m otivada. De form a concreta, podem os
apreciar có m o la d eficien cia o d ism in u ció n del nivel en alguna variable necesaria para el
fu ncionam iento del o rg an ism o d esen cad en a un p ro ceso que tiene com o objetivo avisar
al individuo para q u e « sep a» q u e tien e que llevar a c ab o alguna actividad que restaure el
equilibrio en esa v a ria b le 4. C o m o co n secu en cia de esc aviso, q u e el individuo suele ex­
p erim entar co m o un c ie rto m alestar tip ico , es m uy p ro bable que se inicie la conducta
m otivada d irig id a a su p rim ir el m alestar y a recu p erar el equilibrio o el nivel de dicha
variable.
P or lo que resp ecta a las fu e n te s in te r n a s , c a b e h ab lar de la h isto ria g en ética, la
historia personal y las variab les p sico ló g icas. En cu a n to a la historia g enética, se refiere
a los efecto s que ha ido ejercien d o el p ro ceso de la E volución so bre la especie hum ana.
La selecció n n atu ral p u ed e h ab er favorecido la ex isten cia y m antenim iento de ciertos
m otivos b ásico s que se en cu en tran intim am en te relacionados co n la supervivencia; tal es
el ca so de la co n d u cta de ev itació n activ a o d e elejam ien to ante la presencia de algunos
anim ales, c o m o las s e r p i e n t e s A l g o p arecid o , au n q ue ahora en sentido contrario, ocu­
rre con o tras m an ifestacio n es, c o m o la sonrisa. D e h ccho, la so n risa e s una conducta que
ap arece en los p rim ero s m o m en to s d e la v id a ex trau terina, teniendo la función de flexi-
b iliz a r la in teracció n del ser h um ano co n su m edio am b ien te ex tern o (W cisfcld, 1993).
C om o consecu en cia, ta le s m otivos increm entan su frecuencia entre los individuos de la
esp e cie. En c u a n to a la h isto ria p e r so n a l, se re fie re a la e x p erie n cia q u e arrastra un
individuo d esd e el n acim iento. D ichas ex p erien cias van configurando el bagaje de los
eventos q u e estim ulan y m otivan a un individuo, d e los incentivos q u e atraen a ese indi­
viduo. y de las co n d u ctas m ediante las que puede alcanzar d ichos incentivos. D e hecho,
los ju ic io s referid o s a lo q u e es p lacen tero y g ra to , asi com o a lo que es displacentero y
no grato, se basan en la e x p erien cia que ha ten id o un individuo en situaciones sim ilares.
C onsiguien tem en te, a p artir de eso s ju ic io s, el ind iv iduo se sentirá m otivado para aproxi­
m arse a. o p ara ale ja rse d e. un d eterm in ad o ev en to , según sean eso s ju ic io s basados en
su propia exp erien cia. U no de los ám b ito s e n los que se ha podido constatar la existencia
de los «sesg o s» p erso n ales e n el p lan o m otivacional tien e que v er co n las opiniones de
los individ u o s acerca de la atracció n d e las ca ra s h um anas. A si. en un trabajo realizado
por L anglois. R oggm an y M ussclm an (1 9 9 4 ) se p u d o apreciar q u e los individuos parti­
cip antes resp o n d ían d ic ie n d o q u e la c a ra m ás atractiv a era aquella q u e reflejaba una
cara p ro m ed io , la cu al fue co n fig u rad a a p artir de la com binación de m uchas im ágenes
de ca ra s escaneadas. D icha im agen reflejab a a un individuo co n unos labios definidos.

4 En realidad, la conducid motivada que un individuo lleva a cabo para recuperar el equilibrio ira* una
eventual deficiencia en su organismo es el segundo mecanismo puesto en marcha, y* que. en primer lugar,
el propio organismo, y de forma automática, pone en funcionamiento mecanismos para mitigar Kaiu donde
sea posible la deficiencia. Como quiera que. con esc mecanismo automático, no es posible solucionar el
desequilibrio, el individuo percibe ciertas señale» en su organismo que informan acerca de la deficiencia
—por ejemplo, hambre cuando hay deficiencia de glucosa en la sangre, sed. cuando hay deficiencia de
liquido», etc Además, recordemos kw electos de las variables sociales y culturales, que pueden motivar a
un individuo para llevar a cabo conductas relacionadas con la deficiencia de alguna variable, aunque no
exista tal deficiencia: son los casos de la comida y la bebida secundarias.
* Son animales que. como indica Buss (1999). probablemente, en otras épocas remotamente anteriores
fueron depredadores de la especie humana, por lo que la historia genética permite que. todavía hoy. se
experimente una conducta cuasi automática de ev ilación y alejamiento de ules animales.
44 Psicología de la motivación y la emoción

con una n ariz concreta, con los o jo s e q u id istan tes y alg o sep arados del tabique nasal, etc.
No obstante, a p a rtir de la rev isió n q u e han realizad o U erscheid y R cis (1 9 9 8 ), parece
ponerse de relieve qu e. d ep en d ien d o de la ex p eriencia d e cada individuo en la visualiza-
ción de caras atractivas, asi es la valoración que realizan d ichos individuos respecto al
potencial atractivo de la cara de o tra p ersona. E sto es, en buena m edida, los ju ic io s valo-
rativos acerca d e la atracció n d ep en d en d e lo q u e un individuo p a rtic u lar conoce. En
cuanto a las va ria b les p s ic o ló g ic a s, rep resen tan el h echo incon tro v ertib le de q u e los
seres hum anos som os d iferen tes y únicos. P o seem os nuestra propia individualidad que
nos hace p eculiares. T am bién en el p lan o m otivacional se a p recia d icha especificidad, ya
que cada uno de noso tro s n os sen tim o s atraíd o s o m otivados p o r cierto s estím ulos, que
no tienen p o r q u é ser los m ism o s q u e los de n ad ie m ás. El ser hum an o tiene la capacidad
para buscar, incluso para crear, un am biente p articu lar q u e perm ita satisfacer dich as ne­
cesidades psicológicas, e n tre las q u e se e n cu en tran la de logro, la d e poder, la d e ayuda.
Por lo q u e respecta a las fu e n t e s a m b ie n ta le s, se refieren a los distin to s estím ulos
que, desde fuera del individuo, ejercen su in flu en cia sobre éste. Son los incentivos, c o n ­
siderados co m o estím u lo s que m otivan la co n d u cta. La can tid ad de incentivo, la cu ali­
dad especifica del m ism o*’, así co m o la lejan ía tem poral tam bién la lejanía o distancia
psicológica, u tilizan d o la term in o lo g ía d e L ew in (1 9 3 6 )— de su consecución, son facto­
res a co nsiderar si se q uiere e n te n d e r la m otivación d e un individuo.
Al f¿nsl, la con d u cta e s m otivada co n ju n tam ente p o r la interacción d e los eventos
internos y los eventos am b ien tales. Si a lg u n o de e so s dos asp ecto s no se produce, o no
está presente, o está p ero de form a incorrecta o d eficien te, es m uy probable q u e no se
produ7.ca la cond u cta m o tiv ad a’ (B iner, H uffm an, C urran y Long, 1998).
Para co n clu ir este apartado d ed icad o al co n cep to de M otivación, en nuestra m odesta
opinión, el m ism o d eb e in clu ir los co m p o n en tes biológico, d e ap ren d izaje y cognitivo.
Estos com ponentes, en interacción m u tu a e n tre sí y con el m ed io am biente, posibilitan
la activación y d irección d e la co n d u cta m otivada. C om o señala F raileen (1 9 9 8 ), la ten ­
dencia histórica a lo calizar un ú n ico d eterm in an te de la conducta está siendo sustituida
por la constatació n em p írica de que d istin to s facto res pueden d esen cad en ar la m ism a
conducta. Por otra p a n e , debe se r reseñ ad o tam b ién el asp ecto de persistencia en la co n ­
ducta en au sencia de los facto res (o m o tiv o s) q u e la desencadenaron. Se produce lo que
A llport (1937) d en o m in ab a «au to n o m ía funcional de la co n d u cta» , aunque, actualm en­
te, se argum enta que ex iste alg u n a form a de m otivación para m antener la conducta; otra
cosa distinta es d escu b rir si es la m ism a m otivación q u e desencadenó la conducta, o , por
el contrario, es una m otivación d istin ta. En últim a instancia, e l an álisis de com ponentes
en la M otivación pone de relieve que cada uno de ello s está im plicado en grado diverso
en cualquier cond u cta m otivada. La in teracción e n tre los tre s co m p o n en tes d e la m otiva­
ción increm enta la p ro b ab ilid ad de q u e la co n d u cta resu ltan te sea organizada y adaptati-

* Son aspectos m uy parecidos a kw efectos d e la cantidad y d e la cualid ad del refu erzo que sintetizara
Bolle* (1978) a partir d e la* aportaciones d e C r a p i (1 9 4 2 ) y d e Sim m oiw <1924). y q u e ya vim os e n el
aportado correspondiente a la Evolución teórica d e la Psicología de la M otivación. D e hecho, recordem os
tam bién que B m dia (1969) habla d e sinonim ia en tre m otivación «te incentivo y refuerzo.
’ C om o se recordará, e s u n argum ento sim ilar al que proponen las teorías h a ta d as e n la reducción del
im pulso (H ull. 1951. 1952). en las que se defiende un «modelo de aprendizaje basado en la re d a c c ió n
del impulso». La conducta motivada es e l resultado d e la relación m ultiplicativa que existe entre e l hábito,
e l im pulso y el valor de incentivo d e la m eta: E “ H * U * K. Si alguno d e e so s dos factores e s «cero», la
conducta n o ocurre.
El proceso m otivacional 45

va. El co m p o n en te b io ló g ico s e fundam enta e n el hech o d e que uno de los principios de


la cond u cta d ep en d e de la estru ctu ra g en ética del sujeto. El com ponente de aprendizaje
ju e g a un im portante papel en la m otivación, ya q u e los denom inados «m otivos a d q u iri­
dos» (lo g ro , poder, etc .) se escap an a la p u ra d eterm inación biológica. El com ponente
cognitiv o se relaciona con los p rocesos de co n o cim ien to . C o g nición im plica pensam ien­
to. percep ció n , ab stracció n , sín te sis, o rg an izació n , elección, etc. En u n a palabra, la re la ­
ción del su jeto con su m ed io am b ien te a p a rtir del co n ocim iento causal de la conducta.

3. E L P R O C E S O DE M O T IV A C IÓ N

Tal com o hem os d efen d id o e n o tro s ám bitos, la M otivación se encuentra estrecham ente
relacionada co n la supervivencia, y con el cre c im ien to en general, q u e puede se r co n si­
derado co m o un increm en to ex p o n en cial e n la p ro babilidad de q u e un individuo consiga
los objetivos que p ersig u e: e n tre ello s, co m o e s o bvio, tam bién el d e la supervivencia,
entend id a, en e ste caso, n o só lo co m o la d istin ció n vida-m uerte, sin o tam bién en su di*
m ensió n so cial. La M otivación es,u n p ro ceso ad aptativo e n el q u e resulta im prescindible
co n sid erar la ex isten cia d e d iv erso s com p o n en tes.
C o m o p ro ceso q u e e s. la M otivación im plica dinam ism o. E s un dinam ism o fu n cio ­
nal, que tiene c o m o o b jetiv o in crem en tar la p ro b ab ilid ad de adap tació n del organism o a
las co n d icio n es cam b ian tes d e l m ed io am biente.
R ecientem ente D eckers (2 0 0 1 ) ha p ro p u esto u n sencillo esquem a en el que establece
los m om entos q u e p u ed en d istin g u irse e n el p ro ceso de M otivación. En cierta m edida, la
propuesta de D eckers es b astan te sim ila r a lo que señalara hace u n o s años K uhl (1986),
aunque los inten to s de este n o han ten id o m u ch a repercusión en el ám b ito de la P sicolo­
gía de la M otivación. En cu alq u ier caso , c reem o s q u e . si s e q u iere delim itar con mayor
precisió n el p ro ceso d e M otivación, hay que an alizar, p aso a p aso, lo que ocurre desde
que un estim u lo o n ecesid ad e s detectad o p o r el individuo, o su organism o, hasta que se
co n sig u e, b ien el o b jetiv o o la satisfacció n de la necesidad, bien el eventual fracaso, en
am b o s casos a n a liz a n d o la atrib u ció n cau sal del resu ltad o , p asando p o r los diferentes
estad io s en los que se d e c id e q u é h a c e r y c ó m o hacerlo. A g ran d es rasgos, la secuencia
qu e pro p o n en K uhl (1 9 8 6 ) y D eckers (2 0 0 1 ) co n sid era tres m om entos: elección del ob­
jetivo. d in am ism o conductual y finalización o control so bre la acción realizada.
En cu an to a la elecció n d e l o b jetivo q u e se convierte en m eta, el individuo decide
qu é m otivo satisfará, y q u e m eta in tentará co n seg u ir para satisfacer dicho motivo. Esto
es. existe una circu n stan cia p revia o in cen tiv o que activa un m otivo, ju n to con la p o te n ­
cial en erg ía n ecesaria p ara ejecu tar una co n d u cta. La elección de un m otivo depende de
la intensidad del m ism o, d e lo atra c tiv o que resu lte el incentivo, de la probabilidad sub­
je tiv a d e é x ito y de la estim ació n del esfu erzo n ecesario para con seg u ir el objetivo.
En cu an to al d in a m is m o c o n d u c tu a l, se refiere a las actividades q u e lleva a cabo un
individ u o p ara in te n ta r c o n se g u ir la m eta eleg id a. E s d ecir, a p artir del m otivo y del
incentivo seleccio n ad o para satisfacer esc m otiv o , el individuo d ecide q u e ni-tividades le
perm itirán co n seg u ir la m eta, llevando a c a b o la conducta instrum ental apropiada para
ese fin. G en éricam en te, la co n d u cta in stru m en tal hace referencia al co n ju n to de todas
aq uellas activ id ad es m otivadas en las c u ales se im p lica un individuo para satisfacer un
m otivo. C o n sig u ien tem en te, las c o n d u ctas in stru m en tales son un asp ecto relevante, pues
pueden se r co n sid erad as c o m o el nexo d e unió n entre un m otivo y su satisfacción. D e la
46 Psicología de la motivación >• la emoción

correcta ejecu ció n de las c o n d u ctas instru m en tales depende q u e se co nsiga o no la meta
que el individuo ha elegido.
En ocasiones, adem ás de eleg ir y d ecid ir qué m otivo e s el q u e un individuo intentará
satisfacer, tam bién cabe la p o sib ilid ad de e le g ir y decid ir q u é actividades o conductas
instrum entales elig e un individuo para co n se g u ir el objetivo. H ay alg u n o s aspectos de la
conducta instrum ental que reflejan el nivel de m otivación: tales aspectos se refieren a la
frecuencia, la intensidad y la duración. L a fre c u e n c ia se refiere al núm ero de veces que
un individuo se im plica o in icia una activ id ad p ara co n seg u ir el ob |etiv o ; se puede asu­
m ir que cu an to m ay o r e s la frecuencia con la que un individuo lleva a cab o actividades
en pos de un o bjetivo tan to m ayor es la m otivación de ese individuo. La intensidad se
refiere al v ig o r o la fuerza con la q u e el indiv id u o lleva a c ab o la activ id ad o conducta
instrum ental: p o r reg la g en eral, tam bién ex iste una asociación entre intensidad de la ac­
tividad y nivel de m otivación. La dura ció n se refiere al tiem p o q u e un individuo dedica
a la satisfacción d e un m otivo. F.n cierta m ed id a, se puede entender q u e la com binación
de los tre s aspecto s co m en tad o s config u ra la p ersisten cia de un individuo e n la búsqueda
de un objetivo.
En cu an to a la fin a liz a c ió n y a l c o n tr o l so b r e la a cció n rea lizada, se refiere al aná­
lisis del resultado co n seg u id o con las d istin tas ac c io n es o co n d u ctas instrum entales que
el individuo ha llevado a cabo. E s decir, el ind iv id u o co n stata si. m ediante las conductas
que llevó a cab o , ha co n seg u id o s a tisfa c e r o n o el m otivo q u e e lig ió . Tanto si se ha
conseguido la m eta, co m o si se fracasó , el indiv id uo realiza los p ertinentes procesos de
atribución cau sal, q u e le p erm itirán en el fu tu ro d ecid ir si vuelve a u tiliz ar las presentes
conductas o tiene que in tro d u cir a lg ú n tip o de m odificación. Si el resu ltad o ha sido la
consecución de la m eta, el individuo llevará a cab o la corresp o n d ien te conducta consu-
m ato n a . co n la cual p o n e fin al p ro ceso m o tivacional. C o m o indica D eckers (2001), la
conducta con su m ato ria rep resen ta la fin alizació n d e la secu en cia m otivacional; la ejecu­
ción de la co n d u cta co n su m ato ria co m p leta d ic h a secuencia m otivacional m ediante la
satisfacción del m otivo. Si, p o r el c o n trario , el individúo n o ha conseguido la meta, en
función de los p arám etro s relacio n ad o s con el in terés o necesidad d e con seg u ir esa meta,
decidirá si p ersiste e inten ta de nuevo su co n secu ció n , o si. p o r el contrario, cam bia la
m eta a conseguir, elig ien d o o tra que consid ere m ás asequible.
A partir de estas sugerencias, n u estra p ro p u esta para ex p licar el proceso de Motiva­
ción considera d o s ap artad o s. P or una parte, el co rresp o n d ien te a la tom a d e decisiones
y elecció n del o bjetivo que se con v ertirá e n m eta. y. p o r otra p arte, el correspondiente al
control sobre la acción q u e se está realizando. P or lo q u e respecta al ap artad o centrado
en la tom a de d ecisio n es y elecció n de la m eta, hay q u e in cluir los asp ecto s referidos al
estim ulo, la percep ció n , la evaluación y la v aloración, la d ecisió n y elecció n , la activa­
ción y la d irección Por lo q u e respecta al a p a rta d o cen trad o e n el control de la acción,
hay que incluir los asp ecto s referid o s al an álisis d e la co n g ruencia, la persistencia, la
atribución de cau sas y la p o sib ilid ad de in tro d u cir cam b io s en las accio n es o en la meta,
o de ab an d o n ar la consecu ció n de esa m eta. D e form a g enérica, este ap artad o se analiza­
rá considerando de form a glo b al el co n tro l d e l resultado.
Asi pues, de m o d o tentativo, la secuencia q u e proponem os para e x p lic ar el proceso
m otivacional sería la siguiente: estím u lo , p erc e p c ió n , evalu ació n -v alo ració n , elección
de la m eta, decisión de actuar, activ ació n , d irecció n , co ntrol del resultado. A lo largo del
proceso, es habitual que el individuo realice los p ertinentes p ro cesos atribucionales acerca
de los resultados que va o b ten ien d o con su s co nductas, con lo cual se puede entender la
El proceso motivacional 47

PE RCEPCIÓN NO ^ ESTÍMULO O
CONSCIENTE NECESIDAD

V. BIOLOGIC AS
EVALUACION' PKRC'FPI1ÓN
VALORACION v. c o g n it iv a s
CONSCU INTE
NO CONSCIENTE
V AFECTIVAS

1 •
EVALUACION
VALORACIÓN
CONSCIENTE
CONDUCIA
CONSUMATOKIA POSIBILIDAD
DE CAMBIO

PERSISTENC IA ATRIBUCION CAUSAL IOMA DE DECISION


ELECCIÓN DE META

CONGRUENCIA INCONGRUENCIA

CONDUCTA MOTIVADA
VERIFICACIÓN (ACTIVACIÓN V DIRECCIÓN!
DE RESULTADOS CONDUCTA INSTRUMENTAL

Figura 2.1. Proceso motivaciorvil

propia d in ám ica del p ro ceso m o tiv acio n al. asi co m o la eventual persistencia o abandono
de las co n d u ctas d irig id a s a la o b ten ció n d e la m eta en cuestión.
E n la F igura 2.1 ap arece n u estra idea d e l p roceso m otivacional, considerando los
distin to s m o m en to s o d istin ta s fases a lo largo del m ism o.
O cu rren cia o a p a rició n d e l e stim u lo . Se requiere la presencia de un estim ulo que
sea cap az de d ese n c a d e n ar el p ro ceso m otivacional. Esc estím ulo puede ser externo o
intern o . C u an d o el estím u lo desen cad en an te e s externo, nos referim os a algún objetivo
q u e se co n v ierte en m eta p orque el individuo se sien te atraíd o por alguna de las caracte­
rísticas de ese objetivo. H ablam os, en este caso , de deseo. C uando el estím ulo desenca­
d enan te es interno, n os referim o s a una situ ació n de carencia real o no— en alguno de
los co m p o n en tes im p o n a n tc s del o rganism o. En e ste caso , e n el organism o se producen
cam b io s y sig n o s q u e son p ercib id o s p o r el individuo, y que le im pulsan a realizar algu­
na actividad co n la q u e co n seg u ir alg ú n o b jetiv o q u e suprim a eso s signos que, por rcgli',
general, se ex p erim en tan con co n n o tacio n es negativas o aversivas. En este caso, habla­
m os de n ecesidad 4.

‘ C uando un individuo lleva a cabo la conducta m otivada de beber, e n los casos en los que el organis­
m o experim enta una dism inución e n e l nivel d e líquidos, lo hace porque siente sed. y n o porque piense que
en su organism o e xiste deficiencia de líquidos. B ebe para suprim ir los electos negativos asociados a Id
sensación d e sed. y para experim entar las connotaciones gratificantes d e la ingestión d e liquido.
48 Psicología de la m otivación y la em oción

El estím u lo puede e sta r p resen te e n el am b ien te físico del su je to o p u ede no estar


presente, refiriéndose, en e ste ú ltim o caso , a un recuerdo, o a una m eta m ás o m enos
im portante que persig u e el individuo, y q u e n o tien e por q u é estar presente d e form a
continuada. Por o tra p arte, el estim u lo p u ed e no ser real, y con sistir só lo en una d isto r­
sión perceptiva, alucin ació n , e tc ., del individuo.
A dem ás, el estim u lo puede n o ser p ercib id o co n scientem ente, e sto es, puede ocurrir
que la intensidad o la d u ració n del e stim u lo pro v oquen en el su jeto una activación que
no supere el um bral de la co nsciencia. En este tip o de situ aciones, el individuo no tiene
conocim ien to co n scien te d e h ab er recib id o la estim u lació n , aunque dich a estim ulación
le im pacto y fue procesada. T anto si el e stím u lo e s percibido co n scientem ente, cuanto si
no lo es. ha d e ten er una cierta c a p acid ad p ara d esen cad en ar un eventual proceso m o ti­
vacional *. Esa cap acid ad puede se r innata o a d q u irid a a través d e la experiencia de ese
individuo.
El estím u lo e s una variable im p rescin d ib le y n ecesaria para que se inicie el proceso
m otivacional. S in em bargo, no es una v ariable su ficiente, pues se requiere la existencia
de una eventual p ercep ció n y d e u n a evaluació n -valoración que co nfiera al estim u lo u
objetivo las co n n o tacio n es de m eta a co n se g u ir p or ese individuo.
P ercepción d e l e s tim u lo . E s un a sp e c to im p o rta n te, y a q u e la a u se n c ia de la p e r­
cepción — co n scien te o no c o n sc ie n te — im p id e el in ic io del p ro c e so m o tiv acio n al. La
n o e x iste n c ia d e p e rc e p c ió n c o n s c ie n te su p rim e la p o sib ilid a d d e q u e un ind iv id u o
n o te la ex isten cia d el e stim u lo y se sie n ta m o tiv ad o para llev ar a c a b o una a c ció n a p ro ­
piada. L a no e x iste n c ia d e p e rc e p c ió n no c o n sc ie n te — asu m id a ta m b ién la au sen cia de
p ercep ció n co n scien te— m an tien e al o rg a n ism o en un e sta d o q u ie sc e n tc . sin ningún
tipo de m an ifestació n d e cam b io s y sig n o s q u e h arían que el in d iv id u o se sin tiese atraid o
o m otiv ad o p o r alg ú n tip o de o b je tiv o s. E s d ecir, p a ra q u e o c u rra la p ercep c ió n , se
requiere la p resen cia de un e stím u lo y la e x iste n c ia de re c e p to res apro p iad o s.
Asi pues, la p ercepción puede o c u rrir de d o s m odos: conscientem ente y no co n scien­
tem ente. En la p ercepción co n scien te d e un estim u lo exterrio. el individuo d etecta y nota
la presencia de un estim u lo qu e. p o r su s características p articulares, posee el suficiente
atractivo para llam ar su aten ció n y. si es el caso , tra ta r d e co n seguirlo. En la percepción
consciente de un estim u lo intern o , el indiv id u o ex p erim en ta cie rto s cam b io s, general­
m ente incóm odos, que le im pulsan a realizar una actividad con la q u e con seg u ir algún
o bjetivo que haga d esap arecer eso s cam b io s y sig n o s m ás o m enos aversivos. A si, en la
percepción co n scien te, e jercen su in flu en cia las variables b io ló g ic as — la especial cap a­
cidad del individuo para cierto tip o de estím u lo s— , las variables cognitivas — los ju ic io s
o las creen cias de esc ind iv id u o resp ecto al estim u lo — . y las variables afectivas — el
estado afectivo actual del individuo. En co n ju n to , esto s tres tip o s de variables co nfor­
m an una esp ecie de filtr o q u e rep ercu te so b re la p ercep ció n , pues increm entan o reducen
la eventual sensibilización del individuo hacia un tipo d eterm inado de estím ulos, con lo
cual m odifican los u m b rales de percep ció n .
Por el c o n tra n o , e n la p ercep ció n n o co n scien te de un estím u lo externo, dicho es­
tim ulo no p o see la suficiente salien cia (en intensidad o en duració n ) para c ap ta r la aten ­
ción consciente del individuo, p ero si q u e es capaz de pro d u cir un c ie rto procesam iento
de la estim ulación. E ste p ro cesam ien to no alcan za los um b rales de la co n scien cia del

* EtU afirm ación tiene que ser m a li/id a e n térm in o s d e fluctuación d e los um brales referidos a la
gratificación y a la necesidad, a t eMilo d el m odelo h idráulico que propusiera L orenz (1970).
E l proceso m otivacional 49

individuo, au n q u e puede d ar lugar a los sig u ien tes pasos d el proceso m otivacional. En la
percepción no co n scien te de e ste tip o de estím u lo s tam bién influye el filtro anteriorm en­
te reseñado, e jercien d o su e fe c to e n el ám bito d e las preferen cias de ese individuo. En la
percepción n o co n scien te de estím u lo s in tern o s, por regla g eneral, e s el pro p io organis­
mo el q u e lleva a cabo las accio n es d e stin a d a s a resp o n d er a la eventual dem anda im plí­
cita en esc estim ulo. Si con las accio n es a u to m áticas del organism o se consigue d ar res­
puesta a las ex ig en cias del estím u lo , el individuo no será co n sciente, ni del estim ulo, ni
de la percep ció n , ni de las resp u estas d eriv ad as de la asociación estim ulo-percepción.
E m pero, cu an d o las a c c io n e s m ás o m en o s a u to m áticas que lleva a cab o el organism o
son insuficientes p ara resp o n d er de form a ap ro p iada a las exigencias del estím ulo, apa­
recerán diversos cam b io s y sig n o s, tam b ién co n co nnotaciones desagradables y aversi-
vas — en realid ad , se trata d e cam b io s relativ am en te sim ilares a los que aparecen cuando
ocurre la p ercepción no co n scien te de un estim u lo e x te rn o —, los cuales, ahora si, son
percibidos d e form a co n scien te p o r el individuo, im pulsándole a realizar ciertas accio­
nes con las que co n se g u ir un o b jetiv o d eterm in ad o q u e su p rim a el m alestar.
L a percep ció n , co n scien te o no co n scien te, e s una variable im prescindible y necesa­
ria para q u e o cu rra el p ro ceso m o tivacional. Sin em bargo, tam poco es una variable sufi­
ciente, pues se re q u ie re la ex isten cia d e un e stím u lo su scep tib le de se r percibido, y d e un
proceso de evaluació n -v alo ració n que haga p en sar al su jeto , o q u e haga decid ir al orga­
nism o. q u e d ich o e stim u lo e s c ap az de d ese n c a d en ar una co n d u cta m otivada.
E v a lu a c ió n y valoración. H acen referen cia a dos aspectos fundam entales en el pro­
ceso m o tivacional. C ad a vez que se d e te c ta la ex isten cia de un estím u lo , o de una nece­
sidad. el individuo tien e que d ecid ir q u é hacer. En el proceso de to m ar la decisión, asi
com o en el de la eventual elecció n del o bjetivo q u e se convertirá en m eta para esc indi­
viduo, se p roduce m ucha actividad co g n itiv a, caracterizada p o r la evaluación de la ex­
pectativa de co n seg u ir un even tu al objetiv o , y p o r la valoración aso ciad a a las connota­
ciones que e s c o b jetiv o posee p ara el individuo.
P or lo q u e resp ecta a la ev alu ació n , el indiv iduo a n a liz a las características de los
distinto s objetivos q u e p u ed e intentar con seg u ir, con sid eran d o la dificultad que entraña
cada uno d e ello s, an aliza el b ag aje de los recu rso s y habilidades disponibles para inten­
tar conseguir a lg u n o d e los ob jetiv o s, y a n a liz a el esfuerzo que estim a que tendrá que
invertir en esa tarea de co nsecución. E l re su lta d o d e estos procesos de análisis produce
una expectativa de con secu ció n p ara cada uno d e los distin to s objetivos. E sta expectativa
de con secu ció n de un o bjetivo p odría ser m ejo r d enom inada com o p ro b a b ilid a d su b jeti­
va de éxito, ya que refleja el resu ltad o del an álisis subjetivo que realiza ese individuo.
P or lo que resp ecta a la v aloración, el ind iv id uo asigna un d eterm in ad o peso d e satis­
facción o g ratificació n a cada u n o d e los p o sib le s objetivos. E sa satisfacción incluye las
dim en sio n es co g n itiv as y afectivas, co n sid eran d o tam bién las eventuales connotaciones
negativas, en el c a so d e q u e se fracase en la con secución del objetivo que se convierta en
m eta.
L os p ro ceso s de ev aluación y v aloración pueden o cu rrir de form a consciente o de
form a no co nsciente. C u an d o o cu rren d e form a co n sciente, tam bién influyen las m ism as
variables q u e ejercían una su erte d e filtro en el p roceso de percepción, esto es, variables
bio ló g icas, v ariab les co g n itiv a s y v ariab les afectiv as. E ste co n ju n to de variables hacc
referencia, respectivam ente, a las d isp o sicio n es bio ló g icas del individuo en cuestión, a
las experien cias acu m u lad as a lo larg o d e su vida, y al estad o afectivo m om entáneo en el
que se en cu en tra d ich o individuo. C u an d o los p rocesos de evaluación y valoración o cu ­
50 Psicología d e la motivación y Ia emoción

rren de form a no co n scicn tc suele p red o m inar la influencia de las variables afectivas,
bajo la d istin ció n elem en tal de c o n sid erar el e stim u lo c o m o « g rato» o «n o grato». C u an ­
d o el resultado de la evaluación y v alo ració n n o co n scien tes califica al estim u lo com o
«no grato», el individuo experim en ta una tendencia a la ev itació n de eventos y situ acio ­
nes sim ilares al estim u lo en cu estió n . P ero , cu an d o el resu ltad o de la evaluación y valo­
ración ha sido co n sid erar el e stim u lo c o m o «g rato » , el individuo experim enta u n a ten ­
dencia — «sin saber p o r qué»— a la b ú sq u ed a de un o b jetivo sim ilar al e stim u lo que, por
debajo de los um brales de su co n scien cia, ha p ro v o cad o en él e se d eseo o necesidad.
C uando el individuo lo caliza el objetivo q u e desea, entran e n ju e g o , d e nuevo, los proce­
sos de evaluación y v aloración, ah o ra de form a co n sciente, para d ec id ir cuál d e los p o si­
bles o bjetivos se conv ertirá en la m eta eleg id a, y c ó m o llevará a cab o las p o sibles c o n ­
d uctas in strum entales p ara conseguirlo.
D ecisión y elecció n d e la m eta . El valor del o b jetivo y la expectativa d e conseguirlo
son los factores relevantes para e n te n d e r cu ál d e lo s eventuales objetivos d isp o n ib les se
convierte en la m eta q u e tratará d e a lc a n z ar un individuo. N o o b sta n te, para entender
plenam ente có m o e sto s d o s facto res in flu y en so bre la m otivación y la co n d u cta asociada
a ella, es n ecesario co n sid e ra r una in teracció n triád ica en tre la n ecesidad o d ese o , el
valor y la expectativa. Al estilo de lo q u e p ro p u siera H ull (1 9 4 3 , 1951, 1952), dicha
interacción tien e c a ra c terístic a s m u ltip licativas, p o r lo q u e , cu an d o alg u n a de las tres
variables — factores e s c e ro (0 ), la co n d u cta m otivada no o currirá. A si p ues, asum ien­
do q u e ninguna de las tre s variab les e s cero, son variadas las po sib ilid ad es q u e podem os
encontrar. Veamos:

1. C u an d o el valo r es elev ad o y la ex p ectativ a d e é x ito tam b ién elevada, la p ro babi­


lidad de una co n d u cta m otivada d irig id a al o b jetivo es m uy elevada, siem pre y
cu an d o exista un m ín im o d e d eseo o de necesidad.
2. C uando el valor e s b ajo y la ex p ectativ a de é x ito tam bién baja, la probabilidad
de una cond u cta m otivada d irig id a al o b jetivo es m uy baja, aun q u e, en este caso ,
el deseo o la n ecesidad elevados p u eden in crem entar la p ro babilidad de o cu rre n ­
cia de la conducta.
3. C uando el v a lo r e s elev ad o y la expectativa d e é x ito e s baja, el elevado d eseo o
necesidad m axim iza el valor y m in im iza la expectativa de éx ito , increm entando
la p robabilidad de o cu rren cia de la co n d u cta m otivada.
4. C uando el valo r e s elevado y la expectativa d e éx ito e s baja, el red ucido deseo o
necesidad m inim iza el valo r y m ax im iza la expectativa d e éx ito , reduciendo la
p robabilidad de q u e o cu rra la co n d u cta m otivada.
5. C u an d o el v a lo r e s b ajo y la expectativa d e éx ito elevada, e l elevado d ese o o
necesidad m inim iza el valo r y m ax im iza la expectativa de é x ito , increm entando
la p robabilidad d e q u e ap arezca la co n d u cta m otivada.
6. C u an d o el valo r e s b ajo y la expectativa d e éx ito elevada, el reducido d eseo o
necesidad m ax im iza el valo r y m in im iza la ex p ectativ a d e éx ito , reduciendo la
p robabilidad de que o cu rra la con d ucta m otivada.

En ocasiones, al m enos ap aren tem en te, se p u ede p ensar en la incongruencia que su ­


pone que un individuo d ig a q u e no sien te n in g ú n tip o ni g rad o de m otivación y, a pesar
de ello, lleve a c ab o una con d u cta d irig id a a la consecu ció n de un d eterm in ad o objetivo
p o r ejem plo, cu an d o hay q u e realizar una tarea esp ecifica q u e e s desagradable. Tam ­
E l proceso m otivacional 51

bién en este caso p articu lar se puede hab lar de ex isten cia de m otivación. P or una parte,
es posible q u e esa actividad suponga la con secu ció n de una recom pensa concreta, o la
evitación de un castig o , en cu y o c a so p o d ríam o s p lan tear que se trata de una conducta
extrínsecam ente m otivada. P or o tra parte, es p o sib le que esa actividad suponga un paso
interm edio n ecesario en la co n secu ció n de la m eta que, a m ás largo plazo, espera alcan­
zar ese individuo. En este caso , estaríam o s h ab lan d o de una conducta intrínsecam ente
m otivada. En ú ltim a instancia, c o m o se p u ed e ap reciar, la casu ístic a es bastante grande.
L a a ctiv a c ió n . En realid ad , la activación se p ro d u ce en el m ism o m om ento en que el
organism o detecta una n ecesidad o el ind iv id u o percibe un estím u lo que le resulta atrac­
tivo y quiere conseguir. A hora bien, e ste p ro ceso d e activación requiere algunas explica­
ciones. E n c u a n to a la o c u rre n c ia d e a lg ú n c a m b io en el organism o que éste detecta
com o necesid ad , de form a au to m ática se ponen en m archa los m ecanism os apropiados
para corregir, si e s p o sib le, dicha d eficien cia o necesidad. Se produce una form a de ac­
tivación selectiva, parsim oniosa, en v irtu d de la cual sólo aquellos sistem as necesarios
para in ten tar c o rre g ir esa n ecesid ad e n tran en fu n cionam iento. E s una activación con
características h o m eostáticas, p ues el o rganism o, de form a ciega, trata de equilibrar la
deficiencia p roducida. F.i\ cu an to a la p ercep ció n co n sciente de algún objetivo atractivo
para el individuo, tam bién se p ro d u ce una activ ació n que, al principio, posee connota­
ciones de actividad generalizad a. E ste tip o de activ ación p erm ite al individuo llevar a
cabo todos los p ro ceso s a los q u e nos estam o s refiriendo, incluidos, com o es obvio, los
de evaluación y de v aloración. M ás ad elan te, cu an d o el individuo ha elegido el objetivo
y lo ha conv ertid o en su m eta, d ecid ien d o tam bién cóm o tratará de conseguirlo, la ac ti­
vación dev ien e m ás esp ecializad a, afe c ta n d o a aq u ellos sistem as concretos que perm iti­
rán al ind iv id u o e je c u ta r las c o n d u c ta s in stru m e n ta le s que le acerq u en a la m eta. De
nuevo apreciam o s qu e. tam bién en este caso , el sistem a de activación en el individuo es
parsim onioso y hom eostático. E s decir, tan só lo se activan aquellos sistem as necesarios
para con seg u ir dicha m eta — p arsim o n ia y lo hacen tratando de satisfacer un m otivo,
en form a de in centivo aso ciad o a la m eta en cuestión, que. desde el m om ento en que fue
co nsiderad o co m o m eta a conseguir, ha p ro d u cid o en el individuo la necesidad de conse­
guirlo. La con secu ció n satisface la n ecesidad y su p rim e el eventual desequilibrio produ­
cido p o r dicha n ecesid ad — hom eostasis.
L a d irecció n . T am bién se ap re c ia q u e la d irecció n com ienza a m anifestarse en el
m om ento en el q u e tien en lu g a r los p ro ceso s de av aluación y valoración En efecto, al
hablar de la d irecció n en el p ro ceso m o tivacional, cab en d o s posibilidades. Por una par­
te, la d irecció n relacionada con la elecció n del o b jetivo que se convertirá en m eta para
ese individuo. E s la resp u esta a la p reg u n ta «hacia d ó nde» can alizar la activación produ­
cid a p o r el e stim u lo o n e c e sid a d , ju n to co n la p o sib ilid a d de c o n se g u ir el objetivo
— m eta— eleg id o p o r el individuo. P o r o tra p arte, la dirección relacionada con la elec­
ción de las co n d u ctas instru m en tales q u e llevarán al individuo hacia el objetivo. Es la
respuesta a la p reg u n ta «cóm o» can alizar la activ ació n producida por el estim ulo o nece­
sidad para apro x im arse al o b jetiv o y conseguirlo. En am b as posibilidades, lu dirección
refleja la elecció n del in d iv id u o , tanto en lo que respecta al objetivo com o en lo que
respecta a las co nductas.
C o n tro l d e l resu lta d o . A m ed id a q u e se van desarrollando las conductas instrum en­
tales el individuo va co tejan d o si la incong ru en cia en tre la situación actual y la situación
que espera o b ten er va d ism in u y en d o . Si es así. e sto e s. si co nstata que se va aproxim an­
d o al objetiv o , p ersiste en su actividad para re d u c ir al m áxim o la incongruencia. Evidcn-
52 Psicología de la motivación y la emoción

tcm ente. en la d ecisió n que to m e e l individuo acerca d e p ersistir en el em peño de co n se ­


guir esa m eta influye d e form a ap rcciab lc el g rado de atracción de la m eta que se persi­
gue. F.l term in o atracció n no só lo p o se e co n n o taciones de g ratificación afectiva positiva,
pues tam bién los aspecto s relacionados con la co g nición se encuentran im plicados. Una
m eta puede se r co g n itiv am en te atractiv a p o rq u e su consecu ció n p e rm ite al individuo
ob ten er recom pensas sociales en form a de recono cim iento, resp eto , etc.: posee tam bién
una dim ensión estrictam en te subjetiva, referid a a la auto -estim a y el au to -conccpto en el
propio individuo, en la m ed id a e n la q u e la co n secu ció n d e u n a determ in ad a m eta incre­
m enta su au to -p ercep ció n de v alía, de co m p eten cia, etc. C u a n d o la in co n gruencia ha
sido com pletam ente red u cid a, e sto es. cu an d o la incongruencia es cero, existe co n gruen­
cia m áxim a e n tre la situ ació n de in icio y la situ ació n final. E s decir: el individuo ha
conseguido el objetivo. A co n tin u ació n lleva a c a b o la conducta consum atoria y realiza
el proceso d e atribución d e causas, an o ta n d o que la elecció n fue ap ropiada y las co n d u c­
tas instrum entales tam bién. L a aso ciació n en tre la expectativa subjetiva de consecución
de esa m eta concreta y las co n d u ctas instru m en tales llevadas a cab o le perm ite al indivi­
duo estab lecer una función de g en eralizació n , en virtud de la cual se podrá en ten d er la
eventual ejecución de las m ism as c o n d u ctas in stru m en tales an te la posibilidad de co n se ­
g u ir objetivos sim ilares al que o b tu v o en esta o casión.
Por el contrario, si el ind iv id u o d etecta q u e la incongruencia no dism in u y e, o que se
increm enta, tiene que llevar a c ab o alg ú n tip o de cam bio. P or regla general, este cam bio
puede llevarse a cubo e n uno de los sig u ien tes d o s ám b ito s: por una p arle, el cam bio se
puede cen trar e n las co n d u ctas instru m en tales q u e está realizando: por otra, el cam bio se
puede centrar e n la m eta que e lig ió y h acia la q u e dirig e su s esfuerzos. H ventualm ente.
tam bién puede o c u rrir que. sim p lem en te, el ind iv iduo ab an d o n e la consecución d e esa
m eta, sin que la m ism a sea su stitu id a p o r o tra. En últim a instancia, aunque el individuo
en este caso no puede llev ar a c ab o la cond u cta con su m ato ria. ya q u e no con sig u ió el
o bjetivo q u e se habia propu esto , sí que p u ed e realizar el p ro ceso de atribución d e c au ­
sas, estab lecien d o p o r qué no ha p o d id o co n se g u ir esa m eta, liste proceso d e atribución
causal tam bién e s im portante, p u es, de nuevo, le p erm ite al individuo estab lecer la a so ­
ciación. au n q u e en este caso negativa, e n tre la cxpcctativu d e consecución de una meta
concreta y las co n d u ctas instru m en tales co n cretas q u e ha llevado a cabo, con lo cual es
p robable q u e introduzca alg ú n tip o de cam b io , co m o los q u e señ aláb am o s an terio rm en ­
te. en futuras ocasio n es, em p ezan d o p o r la in m ediatam ente sig u ien te a la constatación
del fracaso, en el c a so de que la nieta le in terese y q u iera p e rsistir en el em peño de
conseguirla.

4. N U E ST R A V IS IÓ N DK M O T IV A C IÓ N

Parece evid en te q ue, al m en o s desd e un p unto de vista genético, todo se r vivo se siente
m otivado p ara co n seg u ir el o b jetiv o m ás esencial: la supervivencia. En co n d icio n es nor­
m ales, prácticam en te to d as las c o n d u ctas q u e lleva a c a b o un individuo se encuentran
relacio n ad as con el increm en to en la p ro b ab ilid ad de supervivencia, au n q u e en nuestros
días, al m enos en el ser hum ano, dicha supervivencia no tenga las co nnotaciones de vida
o m uerte. C om o consecu en cia, y p o r d efin ició n , la M otivación se encuentra presente en
los organism os de to d as las esp ecies, in d ep en d ientem ente del lugar q u e ocupen en la
escala filogenética.
E l proceso motivacional 53

Si la M otivación se en cu en tra relacio n ad a con el afán por sobrevivir, todo ser vivo se
encuentra m otivado p ara sobrevivir, co n los m atices d iferen ciales que se quiera conside­
rar. Hs eviden te q u e las form as m ás com p lejas d e M otivación se dan en el se r hum ano, y
éste es el ám b ito e n el qu e. de form a preferen cial. hem os de cen trarn o s, sin descuidar el
análisis de las e sp ecies in feriores, qu e, co m o es b ien sabido, aportan inform ación rele­
vante para co m p ren d er c ó m o funciona el se r h um ano en según qué circunstancias.
C reem os q u e es n ecesario d istin g u ir e n tre m otiv ación y proceso m otivacional. Es
frecuente en c o n tra r q ue. cu a n d o se hace referen cia a la m otivación se alude a ella en
térm inos de « v ariab le im erv in ien te c o n c a ra c tcristic a s de activación y dirección». Es
decir, con frecuencia se h acen sin ó n im o s los térm inos de m otivación y conducta m otiva­
da. La M otivación tiene q u e se r co n sid erad a co m o un proceso, en el cual se incluye la
propia cond u cta m otivada, pero, ad em ás, englo b a o tra s variables de relevancia, com o las
cognitivas, en form a de an álisis, v aloración y atrib u ció n de cau sas, y com o las afectivas,
referidas al estad o actual del sujeto.
A p artir de las d istin tas persp ectiv as y d efin icio n es expuestas, estim am os que cu al­
quier intento d efin ito rio de M otivación deb ería referirse a un proceso adaptativo, que es
el resultado de un e sta d o in tern o de un o rganism o, q u e le im pulsa y le dirige hacia una
acción en un sen tid o determ in ad o . Es d ecir, ex iste una influencia de los factores exter­
nos y de los factores in tern o s q u e activan al o rganism o, y le dirigen hacia la consecución
de algún o b jetiv o o m eta que le es g ratificante. En este proceso interactivo son de sum a
relevancia los o b je to s m eta, con su s caractcristicas de incentivo, asi com o la expectativa
o probabilidad de co n seg u ir eso s o b je to s m eta.
E s decir, h ab lar del p ro ceso m otivacional en la actu alid ad im plica hacer referencia a
la interacción en tre un ind iv id u o y su m ed io am b ien te, ya q u e , en el caso de que ocurra
el proceso m o tivacional, é ste acab ará con una con d u cta m otivada dirigida hacia una m eta
particular en un m o m en to co n creto , p o r p arte d e un individuo concreto.
N uestra defin ició n d e M otivación se fund am en ta e n la im portancia de los com po­
nentes im plicad o s en el p roceso. E s n ecesario e n te n d e r la ocurrencia ordenada de los
distintos cam b io s que tien en lug ar a lo largo del p roccso. N uestra concepción de M oti­
vación e s la siguiente: la M otivación e s un p ro ceso b ásico relacionado con la con secu ­
ción de objetivos que tien en q u e v e r co n el m an ten im iento o la m ejora de la vida de un
organism o. El p ro ceso se inicia con la p resen cia d e alg ún estim u lo o situación interna o
extem a que d esen cad en a en el individuo la n ecesid ad o el deseo de llevar a cabo una
conducta para co n seg u ir el o b jeto im p licad o en la situ ació n : tras la evaluación y valora­
ción pertinen tes, teniendo e n cu en ta la d isp o n ib ilid ad de recursos, la dificultad y valor
de incentivo re fe rid o s al o b je tiv o a co n seg u ir, m ás el estad o actu al del organism o, el
individuo decide llev ar a c ab o una co n d u cta d irig id a a la consecución de un determ inado
objetivo — aquel q u e consid ere m ás ap ro p iad o en esc m o m en to — : la conducta motivada
propiam ente d ich a co n siste en las fases de ap ro x im ación y de ejecución — apetitiva y
consum atoria . y, tra s su ejecu ció n , el ind iv id u o llevará a c ab o la verificación de la
congruencia, la atrib u ció n d e cau sas y la generalización.
Identificar la M otivación con la con d u cta m otivada es co rrecto si lo que se intenta es
dilucidar sim p lem en te qué atrae la aten ció n y el in terés de un individuo en un determ i­
nado m om ento y có m o lleva a cab o d eterm inadas accio n es para co n seg u ir el objetivo en
cuestión. A hora b ien , si p o r M otivación enten d em o s el p ro ccso m otivacional. es necesa­
rio co n sid erar la p ro p ia cond u cta m otivada, p o r supuesto, pero, adem ás, es im prescindi­
ble tam bién ten er en cu en ta, por una parte, có m o un individuo llega a la conclusión y
54 Psicología de la motivación y la emoción

decid e cuál de los diversos o bjetivos q u e potencialm ente puede co n seg u ir se convierte
en la m eta esp ecifica hacia la que d irig e su s esfu erzos, y. por otra p arte, cóm o va v erifi­
cando la relativa p roxim idad de la m eta a m edida q u e lleva a cab o su co n d u cta m otivada,
y cóm o realiza la co rresp o n d ien te atrib u ció n d e causas al resu ltad o d e su conducta m o­
tivada.

5. B IB L IO G R A F ÍA

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