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Primavera 2010
Staff
La Avispa 49 2
Edit
orial
Sensación del vacío
Alejandro Gómez
(halegomez2003@yahoo.com.ar)
La Avispa 49 4
Ent
revist
a
5 GRUPO DELAPALABRA
Entrevista
Desde Manhattan, Nueva York,
habla el editor y escritor Robert Roth
Robert Roth nació en Nueva York en 1943 y es el coeditor de la revista “And Then”,
una de las publicaciones neoyorquinas más conocidas entre las especializadas en
letras, artes plásticas, movimientos sociales y actualidad. En esta entrevista Roth
responde a varios interrogantes respecto de su actividad y asimismo se refiere a
su reciente libro, titulado “Health Proxy” (Yuganta Press, Stamford, Connecticut,
EE.UU.,2007), donde ofrece el relato directo de su encuentro con diferentes
tipos humanos, residentes en la Gran Manzana; una interesante recopilación de
apuntes sobre la desesperación, la enfermedad, el dolor y la esperanza en el
mundo contemporáneo.
¿Qué cambios tuvo And Then desde que comenzó a ser publi-
cada?
Uno de los cambios es que muchos de los colaboradores se toman
mucho más tiempo que antes –hace 23 años– para subir las escaleras
de mi edificio cuando vienen a recoger a sus revistas. La última vez
fue casi cómica. Yo vivo en el tercer piso. Me gusta oír la respiración
pesada y los débiles movimientos que vienen de abajo. Esperé en la
parte superior de la escalera –a veces durante bastante tiempo– para
saludar a todo aquel que llegaba. Siempre me respondieron con
una sonrisa de agotamiento cuando finalmente llegaron. Cuando
empezamos con And Then, la gente podía estar ya a la puerta, incluso
antes de que la hubiese abierto... Ahora, muchos de los contribuyentes
tienen 60, 70 y 80 años de edad. Observando quiénes escribían para
La Avispa 49 10
Entrevista
la revista, Arnie y yo podríamos haber hecho nuestro propio estudio
demográfico. Algunas de las categorías fueron bastante obvias, pero
otras no tanto. Lo intentamos una y otra vez. Es muy fácil caer en
patrones generales, de los que eres completamente inconsciente.
Queríamos una variedad tan grande de colaboradores como fuera
posible. La variedad en la edad, por supuesto, era una de nuestras
búsquedas, y así el rango de edad entre nuestros colaboradores ha
ido desde los 5 hasta los 94 años. Pero, a medida que la revista iba
creciendo, no se producía el balance de edades que buscábamos,
por lo que tuvimos que buscar conscientemente a más jóvenes para
colaborar en ella. La diversidad de raza y género también fue un
aspecto crucial para nuestro equipo de colaboradores. Pero hay otro
aspecto no menos importante, relacionado con la calidad de autores
éditos o inéditos en nuestro equipo. Hay muchos que son lo uno o lo
otro, y cada uno es muy importante para nosotros. Una vez escribí
un trabajo –que sólo le mostré a unas cinco personas– referido al
componente demográfico de la revista y la gente que colabora en ella;
titulado: And Then: La Ciudad / Un Estudio Demográfico. Esta es un
área donde es muy importante estar obsesivamente atento porque, si
no lo estás, aspectos muy perniciosos de la sociedad serán replicados
casi inmediatamente, sin que te des cuenta de ello. Otro cambio
importante fue que se incrementó el porcentaje de contribuciones
de artes plásticas en cada número, desde aquel inicio. Esto causó
un profundo impacto en la revista y su alcance. Asimismo, a partir
del segundo volumen, casi cada edición ha incluido, cómo mínimo,
un trabajo musical.
Luis Benítez
lben20032003@yahoo.com.ar
.....................................................................................................
(1) Nota del Traductor: Igal Roodenko (1917-1991) fue un conocido activista estadounidense
por los derechos civiles y la oposición a la guerra. Fue arrestado por primera vez en 1947,
por violar deliberadamente la ley segregacionista del estado de Carolina del Norte, que
prohibía que las personas de diferente raza viajaran juntas en los medios de transporte. Por
dicho “crimen”, Roodenko fue condenado a tres meses de trabajos forzados, encadenado.
En 1979 recibió el War Resisters League Peace Award (Premio de la Paz de la Liga de
Opositores a la Guerra) por su destacada trayectoria en defensa de los derechos humanos
y el pacifismo.
(2) N. del Trad.: En inglés, “radical social movements”: corresponde a nuestra denominación
de movimientos políticos de izquierda.
(3) N. del Trad.: Prefiero conservar el término en su inglés original, porque no tenemos un
equivalente muy adecuado en español (“subterránea”, se decía, por ejemplo, en Argentina) y
el término en inglés, referido a cierto tipo de publicaciones, está lo suficientemente difundido
como para que el lector comprenda adecuadamente su significado.
(4) N. del Trad.: Robert Roth vive, desde hace muchos años, en el centro mismo del conocido
barrio Greenwich Village, al suroeste de Manhattan, donde se encuentran numerosas
galerías de arte y centros culturales. El movimiento norteamericano por la liberación gay
dio comienzo en este barrio, con los disturbios y las manifestaciones de protesta tras una
violenta redada policial en el pub Stonewall Inn, el 28 de junio de 1969. Las famosas Marchas
por el Orgullo Gay se realizan conmemorando aquellos primeros alzamientos contra la
discriminación sexual, conocidos como “los Disturbios de Stonewall”.
(5) N. del Trad.: Primera edición publicada en 2007 por Yuganta Press, Stamford CT, EE.UU.
ISBN 978-0-938999-23-0, 150 págs, rústica, en inglés.
17 GRUPO DELAPALABRA
Entrevista
(6) N. del Trad.: El término multiculturalismo alude aquí a una teoría que tiene por objetivo
comprender las bases culturales de cada una de las naciones caracterizadas por la
diversidad de su espectro cultural. Como tal, esta teoría originó políticas antidiscriminatorias,
favorables a la expresión de las características de las diferentes culturas, y comunitarias,
tendientes a la coexistencia de éstas en el mismo contexto social, en igualdad de condiciones
para su desarrollo social, económico y político, según sus tradiciones étnicas, religiosas e
ideológicas. Se fija su origen en la década de los 70, en las universidades de los EE.UU.,
aunque diversos autores niegan este hecho y otros critican, desde distintos puntos de vista,
buena parte de las afirmaciones y las consecuencias del multiculturalismo.
(7) N. del Trad.: Mutual Assured Destruction (MAD, según sus siglas en inglés) es una
doctrina originada en la Guerra Fría (1940 a 1990), referida a la estrategia y la política
de seguridad nacional y basada en la teoría de la disuasión, según la cual el empleo de
armamento nuclear es esencial para amedrentar al bando enemigo y evitar que use el
suyo. El empleo de este tipo de armas de destrucción masiva por parte de los dos bandos
antagónicos daría por resultado la destrucción de ambos. Llamativamente, la palabra “mad”,
en inglés, significa “demente”.
(8) N. del Trad.: “danza macabra”, en francés en el original.
(9) N. del Trad.: El Lower East End es un barrio de Manhattan que limita por su lado noroeste
con el Village; era conocido como un barrio de la clase trabajadora, donde se asentaron
primeramente los judíos emigrados de Europa oriental, luego los inmigrantes de América
latina y también asiáticos provenientes de la cercana Chinatown.
Al trabajo - Javiera Miraglia
La Avispa 49 18
Poesía
Estela Posada
Karina Cartaginese
Ana Romano
Juan Manuel Alfonsi
Marcelo Parra
Juan Miguel Idiazabal
Nilda Barba
Bárbara Campaneto
Víctor Miguel Fontana
Hernando Ardila-Alejandra Segovia
Miguel Ferreira
Rodolfo Leiro
Yunier Riquenes García
19 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
El Viaje
Desandando telarañas
encuentro tu sombra enredada
arrepentidas de colores
Como yo
Estela Posada
(esmposada@yahoo.com.ar)
(Mar del Plata)
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Poesía
Cuña
La matanza
Débora Pereyra
coagula
El quejido
secciona
El soporte aflige
escarba
* amputa
Sin castillo
un sueño herrumbrado
la niña durmió
sola quedó
la torre sin princesa
con un insomnio de ladrillo enmohecido
perros de tristeza
aúllan en el castillo
y un lenguaje fantasma
habla a viva boca
lo que ha vivido
Karina Cartaginese
(karinacartaginese@yahoo.com.ar)
Débora Pereyra
21 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
La plaza
Combinar, sí.
Veías.
Variedad, puntos, todo eso sé.
Sé de vista de otros cómo te ponen nombre, Gabriel. Parecías un
ángel.
Me dan asco las mariposas. Siempre.
Rosario se murió y se pudre.
Me da asco en la oscuridad, siempre, ese camino que se eleva
cuando Rosario se pudre. Prefiero el día entonces.
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Poesía
Indescifrable
En qué geografía de símbolos ignotos
dejar caer este frágil arte que me subyuga
Los vientos lo arrasan,
lo borran
como huella en la arena
Es serena la noche
sutilmente desnuda
madre de todos los placeres
de todas las soledades
Qué historias contarme
oblicuas a mi conciencia
desgarradas
sin nombre
indescifrables Débora Pereyra
Acaso solo dejar caer palabras al vacío
parirlas y abandonarlas a su suerte
no buscarlas más
olvidarlas
Orgia de sueños melancólicos
divagar
soltar todo amarre
escribir contra cada domingo
naufragar en la frontera de las lágrimas
Laberinto de tabaco y alcohol
estertor erótico en la piedra del sacrificio
en una calle vacía de luna
aullar el último verso.
Marcelo Parra
23 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
Buen día
Laberinto de pupitres,
bocinazos de susurros,
tachos llenos de sentimientos,
sigo a Artigas por los cuadros enemigos,
promesas de pasillo no hechas;
giroscopios de arco iris,
posas la perdición en mí,
escapo por los cables de luz,
caigo por un hueco en un ascensor;
agujero negro,
me escupen dentro de un aula,
luces de emergencia
una mosca me despierta al pasar;
arco iris de giroscopios,
posas la perdición sobre mí
¿ya no hay escapatoria?
agujero blanco,
me escapo por el jardín de tus ojos,
rosarios de flores rojas,
dieron las 9:30;
ringtones antisueños,
besos de dulce leche,
abrazos sabor café,
risas de pan y azúcar,
buen día.
Débora Pereyra
La Avispa 49 24
Poesía
*
desde arriba
se ven chiquitos
los padres
Nilda Barba
(nildabarba@fibertel.com.ar)
Débora Pereyra
Enigma
Serpentea el olor a misterio
en el plato del fruto prohibido.
Voy a sucumbir
irremediable
al pecado.
Observo la escena
sin embargo, podría salvarme.
Elijo corromperme
fluir en la estela lasciva
red mortal
la intriga.
Bárbara Campaneto
(Mar del Plata)
(barbaracampaneto@hotmail.com)
25 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
Plegarias de un viajante
Débora Pereyra
La Avispa 49 26
Poesía
Saludo Comunero
¡Que no se incendien nuestras fronteras!
Hermano tu hermano yo
si pones una orquídea en tus manos
te reconocen
como si fueras de la tierra donde ella nació
Araguaney árbol solidario
cobija con tu sombra a la hermandad
27 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
FISGONES
Déjame rodar manzana en tu
Sexo.
Néctares de mango,
Carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Gioconda Belli
Ellos ambos, los dos
Asomados a la ventana de rejas
En las mañanas oficinescas
Elucubran sus arias de amor
Sus despenas del lugar
Asomándose a la ventana de rejas
Mirando hacia la avenida larga
En la parada de ómnibus amarillos
A las damas de vaqueros ajustados
Anteojos oscuros
Cabelleras largas
Tacos altos y paquetes
En las manos.
Ellos ambos
Los dos
Con sus historias personales
Se hacen pájaro
Vuelan a través de la ventana
Y revolotean sobre ellas, las acarician La espera - Javiera Miraglia
En palabras dulces
Las imaginan núbiles
Desnudas en hoteles lejanos
Amándolas en días de lluvia,
O en parajes con árboles
O en ciudades con casas
De patios con ubeñas
Frases de caricias amantes
Cuerpos entrelazados en la danza
La vida amorosa plena
En esas mañanas,
La Avispa 49 28
Poesía
Después, regresan a través del ventanal
Y se vuelven lo que son
Entre las cuatro paredes de una oficina a la deriva
En una mañana de otoño.
Miguel Ferreira
(Misiones)
(lenardson52@yahoo.com.ar)
Débora Pereyra
Estros perdidos:
MI BOHEMIA
De un pálpito bohemio, hedónico y jocundo,
de los hitos precoces de antiguos trovadores,
de adúlteros carmines, de labios pecadores,
de risas o de lutos o de un ocio profundo;
Rodolfo Leiro
(leiropoesia@hotmail.com)
29 GRUPO DELAPALABRA
Poesía
EMBARCACIONES
Para Alejandro y Yuny
Han situado las embarcaciones en lo más oscuro de la costa,
allí el viento es tranquilo y fiero.
Levantaron faroles y velas para evitar las colisiones.
Han tenido que borrar de la memoria el sabor del café,
el portal de la casa donde se sentaban al atardecer y los álbumes.
Es preciso olvidar, desterrarlo todo, desterrarse.
No saben cuál será la embarcación,
pero se mantienen a remo y vela.
Ninguno sabe cuál empujará el viento,
siempre aparecen ráfagas para confundir.
Y ese viento no los arrastrará donde los hombres no saben de la tristeza.
Ah, la tristeza,
también los alcanzará en aquella esquina,
querrán volver a otros rumbos,
al punto de partida.
Segundo a segundo se incorporan embarcaciones
aunque no sople viento alguno
ni tengan una luz para evitar las colisiones.
Llegan muchos desde diversos flancos,
hay que arribar a cualquier orilla,
alejarse del pedazo que naufraga.
tóquense el lado izquierdo,
ya no se llama corazón,
no queda en el pecho.
Las aflicciones se han (in)vertido sobre ellos
el amigo no es siquiera un vago recuerdo.
Nadie sabe de mañanas con sol,
de la neblina
ya nadie sabe, nadie sabe nada.
Daniel Battiston
Gabriela Bruch
Delfina Acosta
Fernando Sorrentino
Marcos Rodrigo Ramos
Iván Medina Castro
María Guillermina Sánchez Magariños
Jairo Prieto
Sergio R. Aznar
31 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
Regreso
Daniel Battiston
PERROS
Seguro que los perros de la noche aullarán alrededor de las migajas
y despellejarán al no inocente, al que ha dejado caer la palabra,
babeante como en la boca de un loco, al que se ha dejado suspender
en el silencio como si eso fuera bonito o quizás plácido. Los perros
no perdonan al cobarde, hurgan en sus entrañas, lo quieren devorar
pero despacio, para que sufra un poco en su carne lacerada, lo que
otros sufrieron en un alma que creyó por un momento en algo.
Castillo de arena en medio de la avenida más sucia del mundo,
crepitar de la rutina que asfixia hasta hacerte morder el polvo de lo
que hubiera podido ser tierra fértil para el abrazo, pero no lo fue,
fue tierra pisoteada, ultrajada.
Perros que deambulan con la añoranza bajo el pelaje de la desolación,
porque así son, porque así somos. Porque nunca se puede estar lista
para la nada. Cuando se precisa un hombre que vuele las distancias
y apague el fuego con la mano y no que repte entre los tramos de la
cobardía, la de no poder decir(me) NO.
Pero hubo cierta hora de ese día en que Clara sentía el calor agobiante
de la noche. Se imaginaba corriendo, desnuda, con el cabello suelto.
Los insectos nocturnos buscaban su rostro, sin embargo ella seguía
corriendo, descalza, afiebrada y ligera, y algo de la brisa y del sudor
La Avispa 49 38
Cuentos y relatos
se prendían, confabulados, de su larga cabellera suelta. Y fue sin
darse cuenta que paró de correr, pues estaba ya en el cuarto de Kato,
quien dormía desnudo.
Ella le dijo cosas tibias en el oído para que despertara.
Y él despertó, y nombró a su esposa y a su hijo pequeño varias veces,
levantando una barrera.
Pero ella no quiso escucharlo.
Esa manera suya, como de serpiente, de deslizarse, de desprenderse
de la fuerza de los brazos de Clara, hasta llegar al suelo, era su forma
de pedirle disculpas por no poder atender a sus requerimientos.
Tocando su sexo, lamiéndole las orejas, hablándole como desde un
lugar secreto y lascivo de la noche, siguió insistiendo.
Repasó con su lengua furiosa su cuerpo y rozó con sus largos dedos
finos su rostro hasta llegar a sus tetillas.
En un momento mordió juguetonamente sus manos. Se oyó a sí
misma ronronear.
Fue entonces cuando bajó su capullo oscuro sobre el sexo masculino
y besó en la boca a Kato. Empezó a hacer leves movimientos;
ellos parecían dibujar una flor oscilante de una rama. Y aquellos
movimientos sin posibles errores, aquellas olas altas y bajas, aquel
placer que empezaba a formar parte de un viento y parecía haber
perdido el control de sí mismo, comenzaron a escurrirse como el
zumo del mar librado a la arena.
La quietud de la noche era grande.
Ella dibujó en el cuerpo amante la forma de un círculo.
Suspiró satisfecha mientras observaba, bajo la luz blanca de la
luna, la silueta de un gato sobre el tejado. Los gatos le inspiraban
desconfianza, pero aquel minino despertó su ternura.
Todavía su cuerpo tenía memoria del placer cuando vio a Kato,
parado frente a ella.
Un ave chistó dos veces a lo lejos y voló huyendo.
El hombre sujetó fuertemente sus brazos mientras hundía un cuchillo
en su cuello, su largo y suave cuello de cisne, que empezaba a manar
sangre tibia.
Muerta, con algunos espacios rojos de la sangre sobre su piel blanca,
Clara parecía una rara y exquisita orquídea.
Delfina Acosta
(Asunción, PARAGUAY)
Foto: Javiera Miraglia
(delfina@abc.com.py)
39 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
El conejo de Ushuaia
Fernando Sorrentino
En un diario acabo de leer que, “tras largos meses de intentos fallidos
y de diversas expediciones, un grupo de científicos argentinos logró
dar caza a un ejemplar del ‘conejo de Ushuaia’, especie que se
daba por extinguida desde hacía más de un siglo. Los científicos,
encabezados por el Dr. Adrián Bertoni, lograron capturar un ejemplar
en uno de los bosques que rodean aquella ciudad patagónica…”.
Como prefiero lo específico a lo genérico y lo preciso a lo evanescente,
yo habría dicho “en el bosque tal y tal que se encuentra en tal sitio con
respecto a la capital fueguina”. Pero no debemos pedir peras al olmo
ni inteligencia alguna a los periodistas. El doctor “Adrián Bertoni”
soy yo, y por supuesto tuvieron que escribir de manera equivocada
mi nombre y mi apellido: me llamo exactamente Andrés Bertoldi,
y, en efecto, soy doctor en Ciencias Naturales, con especialización
en Zoología y Fauna Extinguida o en Peligro de Extinción.
El conejo de Ushuaia no es, a pesar de todo, un lagomorfo y, mucho
menos, un lepórido, y tampoco es cierto que su hábitat sean los
bosques de Tierra del Fuego; más aún, ni siquiera un solo individuo
ha vivido nunca en la Isla de los Estados. El ejemplar que yo capturé
–yo, yo solo, sin ningún equipo ni ayuda de nadie– apareció en la
ciudad de Buenos Aires, junto al terraplén del Ferrocarril San Martín
que corre paralelo a la avenida Juan B. Justo, a la altura de la calle
Soler, en Palermo.
Yo no estaba buscando al conejo de Ushuaia, sino que tenía otras
preocupaciones y caminaba un poco cabizbajo. Me dirigía, bajo el
calor de noviembre y por la vereda de Juan B. Justo, hacia la avenida
Santa Fe, a un banco donde debería realizar trámites molestos y
hasta inquietantes. Entre el terraplén y la vereda hay una verja de
alambre tejido sobre una base de mampostería; entre la verja y la
base del terraplén estaba el conejo de Ushuaia.
Lo reconocí al instante –¿cómo no iba a reconocerlo?–, pero me
llamó la atención verlo tan quieto, pues es animal movedizo y
saltarín. Pensé que tal vez estuviera herido.
Sea como fuere, me alejé unos metros de donde se hallaba el conejo
de Ushuaia, escalé la verja y bajé con sigilo junto al terraplén.
Caminé con pasos cautelosos, temiendo a cada instante que el
conejo de Ushuaia huyese espantado, y, en ese caso, ¿quién podría
alcanzarlo? Es uno de los animales más veloces de la creación y,
La Avispa 49 40
Cuentos y relatos
aunque de modo absoluto el guepardo es más rápido que él, no lo
es en términos relativos.
El conejo de Ushuaia giró la cabeza y me miró. Pero, contra lo que
yo imaginaba, no sólo no huyó sino que quedó inmóvil, con la única
excepción del airón plateado, que se agitaba, como desafiándome.
Me quité la camisa y quedé con el torso desnudo.
—Tranquilo, tranquilo, tranquilito… —iba diciendo.
Cuando estuve a su lado, desplegué con lentitud la camisa, como si
fuera una red, y, de repente, en un solo movimiento brusco, cubrí
con ella al conejo de Ushuaia, envolviéndolo por abajo y formando
un paquete de regulares proporciones. Con las mangas y los faldones
practiqué un fuerte nudo, que me permitió sostener el envoltorio con
sólo mi mano derecha, mientras la izquierda me quedó libre para
ayudarme a escalar de nuevo la verja y volver a la vereda.
Desde luego, no podía presentarme en el banco con el torso desnudo
ni con el conejo de Ushuaia. De manera que me dirigí a casa; resido
en un octavo piso de la calle Nicaragua, entre Carranza y Bonpland.
En una ferretería adquirí una jaula para pájaros, de tamaño más
bien grande.
El portero estaba lavando la vereda de nuestro edificio. Al verme
con el pecho descubierto, con una jaula en la mano izquierda y un
envoltorio blanco, que se agitaba, en la mano derecha, me miró con
más asombro que reprobación.
Mi mala suerte quiso que, al entrar en el ascensor, me siguiera una
vecina que traía de la calle a su perrito, un animal feo y antipático
que, al captar el olor –más allá de la percepción del ser humano–
del conejo de Ushuaia, rompió a ladrar ensordecedoramente. En
el octavo piso pude librarme de aquella mujer y de su estentórea
pesadilla.
Cerré la puerta del departamento con llave, preparé la jaula y, con
infinito cuidado, empecé a desenvolver la camisa, tratando de no
irritar, y mucho menos de herir, al conejo de Ushuaia. Sin embargo,
el encierro lo había hecho enojar y, al liberarlo del todo, no pude
impedir que me clavara en el brazo un aguijón. Tuve la suficiente
presencia de ánimo para que el dolor no me hiciera soltarlo y logré,
por fin, ponerlo a buen recaudo dentro de la jaula.
En el cuarto de baño me lavé la herida con agua y jabón, y, en
seguida, con alcohol medicinal. Luego me pareció que lo más sensato
era llegarme a la farmacia y hacerme aplicar el suero antitetánico,
y eso fue lo que hice sin dudar.
41 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
Desde la farmacia me fui directamente al banco para concluir el
maldito trámite que había quedado postergado por culpa del conejo
de Ushuaia. En el camino de regreso adquirí víveres.
Puesto que, durante el día, carece de aparato masticador, consideré lo
más práctico cortar el bofe en pequeños trozos y mezclarlo con leche
y garbanzos; revolví todo con una cuchara de madera. Tras olfatear
la combinación, el conejo de Ushuaia la absorbió, sin dificultad pero
con mucha lentitud.
A la caída del sol empieza su proceso de dilatación. Trasladé entonces
los pocos muebles del living –dos sillones simples, uno de dos
cuerpos y una mesita ratona– al comedor, apoyándolos casi contra
la mesa grande y las sillas.
Antes de que no cupiera por la puertecita, lo hice salir de la jaula
y, ya libre y cómodo, creció lo suficiente. En este nuevo estado
había perdido por completo la agresividad, y se mostraba abúlico
y perezoso. Cuando le vi brotar las escamas violetas –indicios
de somnolencia–, me metí en mi dormitorio, me acosté y di por
terminado ese día.
A la mañana siguiente, el conejo de Ushuaia había regresado a la
jaula. En vista de esa docilidad, no me pareció necesario cerrarle la
puertecita: que él decidiera cuándo permanecer dentro o fuera de
su prisión.
El instinto del conejo de Ushuaia es infalible. Desde ese primer día,
y al anochecer, se habituó a dejar la jaula y a extenderse, a modo de
un flan de cierta consistencia, por el suelo del living.
Según se sabe, evacua sus heces las medianoches de los días impares.
Si uno coloca (por ánimo de jugar, claro está) esos pequeños
poliedros metálicos y verdes en una bolsa, y los agita, suenan de
una manera muy simpática, con algo de ritmo caribeño.
En realidad, poco tengo en común con Vanesa Gonçalves, mi novia.
Es bastante diferente a mí. En lugar de admirar las tantas cualidades
positivas del conejo de Ushuaia, le pareció que lo mejor era desollarlo
para hacerse confeccionar un tapado de piel. Eso puede practicarse
de noche, cuando el animal está dilatado y la superficie de su piel es
lo bastante extensa para que las crestas cartilaginosas se desplacen
hasta los bordes y no dificulten las tareas de incisión y corte. No
quise ayudarla en la operación; Vanesa, sin otros instrumentos que
una tijera de sastre, despojó al conejo de Ushuaia de toda la piel
del lomo, la llevó a la bañadera y, bajo el agua de la canilla y con
detergente, cepillo y lavandina, eliminó por completo los restos de
La Avispa 49 42
Cuentos y relatos
ámbar y bilis que la cubrían. Luego la secó con una toalla, la plegó,
la guardó en una bolsa de plástico y, muy contenta, se la llevó a su
casa.
Esa piel no necesita más de ocho o diez horas para regenerarse por
completo. Vanesa imaginó un gran negocio: desollar cada noche
al conejo de Ushuaia y vender sus pieles. No se lo permití; no
quería convertir un hallazgo científico de tanta importancia en algo
groseramente mercantil.
Sin embargo, una entidad ecologista denunció el hecho, y en los
diarios se publicó una solicitada en la que se acusaba a “Valeria
González” –y, lateralmente, también a mí– de ejercer crueldad hacia
los animales.
Tal como yo sabía que iba a ocurrir, la llegada del otoño restituyó
al conejo de Ushuaia su lenguaje telepático y, aunque su mundo
cultural es limitado, pudimos tener agradables conversaciones y hasta
establecer una especie de, ¿cómo diré?, de código de convivencia.
Me dijo que Vanesa no le caía simpática, y yo comprendí perfec-
tamente sus calladas razones: le pedí a mi novia que no viniera más
a casa.
Tal vez por gratitud, el conejo de Ushuaia perfeccionó un modo de
no dilatarse tanto por las noches, de manera que pude traer de regreso
al living todos los muebles. Duerme sobre el sillón de dos cuerpos
y defeca sus poliedros metálicos sobre la alfombra. Nunca fue de
excesivo comer y, en esto, como en todo lo demás, su conducta es
mesurada y digna de elogio y de respeto.
Su delicadeza y su eficacia llegaron al extremo de preguntarme cuál
sería, para mí, su tamaño diurno más cómodo. Le dije que habría
preferido el de la cucaracha, pero advertí que esa misma pequeñez
volvía al conejo de Ushuaia peligrosamente imperceptible, con el
consiguiente riesgo de herirlo (ya que no de matarlo).
Tras algunos ensayos, llegamos a la conclusión de que, durante las
noches, el conejo de Ushuaia continuaría dilatándose hasta adquirir
el tamaño de un perro muy grande o de un leopardo. Durante el día,
lo ideal consistía en las proporciones de un gato mediano.
Esto me permite, mientras miro televisión, por ejemplo, tener al
conejo de Ushuaia en mis rodillas y acariciarlo distraídamente.
Hemos forjado una sólida amistad y, a veces, con sólo nuestras
miradas nos entendemos. No obstante, durante los meses fríos se
mantienen vigentes sus facultades telepáticas, que desaparecerán
apenas lleguen los primeros calores.
43 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
Ya estamos en agosto. El conejo de Ushuaia sabe que, desde
septiembre hasta febrero o marzo, no podrá formularme preguntas
ni plantear sugerencias ni recibir mis consejos o felicitaciones.
En los últimos tiempos ha caído en una especie de manía repetitiva.
Me dice –como si yo no lo supiera– que él es el único ejemplar
sobreviviente de conejo de Ushuaia en todo el mundo. Sabe que
no tiene la menor posibilidad de reproducirse, pero –aunque se lo
pregunté muchas veces– jamás me dijo si esto le preocupa o lo deja
indiferente.
Además de estas afirmaciones, me pregunta –todos los días y varias
veces al día– si vale la pena seguir viviendo, así, solo en el mundo, en
mi compañía pero sin congéneres. No tiene manera de morir por su
propia voluntad, y yo no tengo manera –y, aunque la tuviera, jamás
lo haría– de matar a un animal tan dulce y afectuoso.
Por estas razones, mientras perduran los últimos fríos del año,
converso con el conejo de Ushuaia y continúo acariciándolo
distraídamente. Cuando llegue el calor de septiembre, sólo podré
limitarme a acariciarlo.
Daniel Battiston
La Avispa 49 44
Cuentos y relatos
Osiurus
Marcos Rodrigo Ramos
Escribo esta carta para el primero que la encuentre, no tiene otra razón
de ser más que explicar lo incomprensible para sus ojos. Calculo que
habrá encontrado este sobre cerca de una masa repugnante llena de
gusanos. Esa masa me temo que será mi propio cuerpo. Es inevitable.
Disculpen la desprolijidad de la letra pero mis fuerzas se están yendo.
Le pido que notifique a la autoridades a fin de que hagan algo para
destruir el mal que habita la casa de mi amigo Oscar Sosa y que se
extiende cada vez más sobre mi desgraciado cuerpo.
Fue al regreso de mi viaje a Miami. Prendí el contestador automático
para saber quiénes me habían llamado en este mes en el que estuve
ausente. Entre los mensajes me sorprendió el del “gordo” Oscar Sosa,
su voz se escuchaba débil y me pedía que fuera urgente a su casa.
Intenté comunicarme con él pero nadie contestaba. Las amistades
que tenemos en común me dijeron que nadie lo había vuelto a ver
desde hacía más de quince días, incluso había dejado de ir al trabajo
por motivos de salud según informó la empresa. Aparentemente hizo
una dieta que le permitió bajar treinta y cinco kilos en menos de dos
semanas y eso le habría provocado una descompensación.
Sabiendo que el gordo era un tipo solitario y prácticamente no tenía
familia decidí ir a visitarlo esa misma noche. Su casa quedaba a
varios kilómetros de la ciudad metida en un bosque. Cuando llegué
todas las luces de la vieja casona estaban prendidas. Golpeé pero
nadie atendió. Entré por una de las ventanas del frente que estaba
abierta. Todo se encontraba lleno de polvo como si nadie hubiera
estado por bastante tiempo. En la cocina encontré bolsas de basura
llenas de moscas. Vencí el asco y las llevé afuera. Subí al segundo
piso, el cuadro era igual, polvo y abandono por doquier.
En el dormitorio encontré una bandeja con unas frutas parecidas a
ciruelas pero de color rosado. Llevaba más de doce horas sin comer
así que después que probé la primera no pude detenerme hasta
dejar la bandeja vacía. A pesar de la cantidad que había comido
me sentía más liviano y con hambre. Bajé a la cocina y comí como
un desaforado lo que encontré en la heladera y las alacenas que no
fue demasiado pero el estómago me seguía crujiendo. Fue cuando
vi mi reflejo en la ventana que me asusté, prácticamente no me
reconocí. Corrí rápido al baño y frente al espejo comprobé lo que
45 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
me habían hecho intuir mis ropas cada vez más flojas. Estaba flaco,
yo que con miles de dietas y pastillas jamás podía bajar mis 109
kilos tenía la apariencia de un hombre de ochenta. El milagro había
ocurrido y no sabía cómo. Comencé
a recapitular todo lo que había
hecho en lo de Oscar y comprendí
que algo habían tenido que ver esas
extrañas ciruelas rosadas. Recordé
el propósito de mi visita y subí al
altillo que era el único lugar que no
había revisado.
Al entrar encontré al gordo Oscar
acostado en el sofá-cama. Tapado
con una manta hasta el cuello
me sorprendió ver su rostro
extremadamente flaco, parecía
una calavera con piel y pelo. Me
acerqué a despertarlo y noté que
una de sus pestañas era de color
blanco y se movía ondulándose, era
un pequeño gusano. Al tocar el párpado para quitarlo de los orificios
de donde deberían estar sus ojos comenzaron a salir cientos de
gusanos. Horrorizado retrocedí enganchando mi pie con la frazada
que lo cubría y al dejarlo al descubierto vi que debajo del cuello su
cuerpo ya no estaba y había una masa repugnante de miles de gusanos
blancos. Salí mareado, la náusea me venció y vomité en la pileta del
baño. Al ver lo que salió de mi estomago comprendí todo.
Ahora estoy débil, me cuesta seguir moviendo mi huesudo brazo.
Recién acabo de toser y los acabo de ver de vuelta en mi pañuelo,
como los vi en el cuerpo de Oscar y lo que vomité en el baño: a los
malditos gusanos blancos.
La Avispa 49 46
Cuentos y relatos
Sor Gratia y el milagro apícola
Iván Medina Castro
Me and my clan against the world;
Me and my family against my clan;
Me and my brother against my family;
Me against my brother.
Somali proverb
There are no devils in Hell.
They are all in Rwanda.
A Roman Catholic missionary,
quoted in Time, 16 May 1994
47 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
parte de la sagrada familia”.
Si bien el sigilo en un principio parecía entorpecer la organización
apícola –por cierto, Sor Gratia se empeñó contraria a toda propuesta,
en bautizar al apiario con el nombre de San Ambrosio–, en pocos
meses bajo una enseñanza empírica y muchos piquetes, aprendimos
con maestría a producir bastidores, alzas, atender a las abejas y ex-
traer suficiente miel, jalea real, polen y propóleo para el consumo
interno, donación, así como para comercializar en el mercado de
la capital, Kigali. En relación con la cera obtenida, fundamos una
pequeña fábrica de cirios y velas tan próspera que logramos vender
el excedente a otros conventos. A la factoría, Sor Gratia la denominó
San Bernardo. A razón de ello, nos llamó la atención la persistencia
de bautizar todo lo referente a las abejas con sus santidades, por lo
tanto, nos dimos a la tarea de investigar los atributos de aquellos
seres beatificados. ¡Lo encontrado fue revelador, ambos santos son
patronos de los apicultores!
A los pocos años de nuestra próspera empresa, el régimen iniciaría
un holocausto de baja intensidad contra la población tutsi y hutu
moderada, que la comunidad internacional prefirió ignorar.
Nuestra casa de expósitos, ajena a cualquier involucramiento políti-
co, continuó operando junto con su templo, sin embargo, al paso de
los días la destilación de sangre de los cuerpos sin piel apilados en
exuberantes montículos, era el vestigio diario en los empedrados
arriates de crueldad y abandono, desamparo infinito.
En los meses siguientes, una vez introducido el mandato a portar el
carné étnico –recuerdos del pasado–, permitió al terror apoderarse
por completo de los lugares públicos: plazas, parques, escuelas. En
todo sitio se transmitía con potentes bocinas la estación de Radio
Télévision Libres des Mille Collines, con su difusión cada vez más
explícita de odio étnico capaz de sofocar el resuello: “Vamos her-
mano hutu, empuña el machete y tiñe con sangre las rocas cubiertas
de musgo, nutre de vida nuestros ancestrales árboles con las extremi-
dades mutiladas de esas cucarachas. Sí, de esos negros más oscuros
que tú”. Ante evidente vileza de días desolados e impasibles, nos
atrincheramos a piedra y lodo dentro de la casa de Dios, pero eso
no evitó que el ángel del mal reptara por sus pasillos.
Un domingo, justo en la hora última de luz, la milicia extremista
autodenominada Interahamwe, irrumpió en el cenobio al derribar
las puertas del pórtico. Tras darnos cuenta de aquella transgresión,
salimos al patio para impedir que entraran dentro la inclusa a
La Avispa 49 48
Cuentos y relatos
exterminar niños tutsis; una vez frente a ellos, enmudecimos al mirar
los machetes desenvainados y de sus filos gotear sangre. Únicamente
se escuchaba el golpeteo de piedrecillas contra las hojas metálicas
que el viento hacía sonar. En eso, Sor Gratia al observar el estado
pétreo de la prelada, se abrió paso entre nosotras y caminó resuelta
hacia el dirigente de mirada vítrea para entrevistarse con él. Rostro
con rostro, casi imperceptible, el tibio vaho del aliento de Sor Gratia
se manifestó como un sutil zumbido. Intercambiaron palabras y el
ruin, de un empellón la hizo caer. Ella pronto se inclinó ante él, cerró
los ojos e inmediatamente juntó sus palmas de manera vertical lo más
pegado posible al pecho. Su cuerpo, a lo lejos parecía estremecerse,
sin embargo, sus brazos permanecían firmes, con el mismo fervor
que siempre mostró cuando rezaba a sus santos. El líder alzó el
machete y de la muñeca a lo largo del antebrazo se veía tatuada una
mamba con la boca abierta que hacía temible la amenaza, aún más
que la propia arma.
Inexplicablemente, las esquilas del campanario comenzaron a
repiquetear. Por un momento creí que algún niño al ver en peligro
a Sor Gratia las había hecho tintinear para
distraer a los agresores, pero no fue así, pues
dos esbirros del comando fueron a revisar y
no encontraron nada. Molesto el comandante,
tomó del cabello a Sor Gratia y justo al volver
a alzar el machete para propinar un golpe
certero, un concierto incesante de sonidos en
armonía a un único, lento y poderoso aleteo
de abeja se escuchó tras la iglesia. Todos
allí giramos la cara hacia el sur, dirección al
apiario, y de manera milagrosa, enjambres
en tropel similares a pepitas de oro que
zigzagueaban sobre la espadaña, prestos
arremetieron con sus potentes aguijones contra
los ojos de los paramilitares haciéndolos huir
a rastras mientras gemían clemencia.
Débora Pereyra
49 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
LA DESPEDIDA
—Esta noche me caso —dijo sin expresar ninguna emoción.
Continuó revolviendo con el índice los cubitos de hielo en la copa
de vino. De pie frente a la chimenea, le daba la espalda a propósito,
para que le mirara el culo. En el silencio del living, sólo se oía el
crepitar de los leños y el tic tac del antiguo reloj de pared. Dejó que el
segundero avanzara unos minutos y se dio vuelta despacio. Encontró
sus ojos enrojecidos por el reproche mudo. No esperaba respuesta,
se conocían demasiado. Luego de tres años de encuentros furtivos
sabían que, en cierta forma, llegaría ese momento. Se acercó al diván
y acarició lentamente esa piel hermana, amiga y que tantos placeres
le diera, sin pedir nada a cambio. Sus hormonas se excitaron. La
despedida era una espada candente de doble filo: le partía el corazón
y a la vez, despertaba su deseo sexual volcánico. Se deslizó entre
las mantas, enredó sus piernas sobre el cuerpo solícito e introdujo
la lengua en esa boca resignada y eternamente suya.
Débora Pereyra
JUICIO
Él acostumbraba a soñar. La noche era seca. No hacía viento.
La calle estaba vacía. Sólo a lo lejos se escuchaba el cantar de un
gallo. Noctámbulamente el hombre realizaba lo que soñaba. Estaba
desnudo. Su rostro tembloroso, pálido y sucio. No se afeitaba desde
hacía tres meses. Tenía días sin salir, sin bañarse. La habitación olía
a marihuana y humedad. Hace algunos años su intención era viajar
por el mundo. Vivir seis meses en cada ciudad, vivir, vivir junto a
María. Deja los caballos, los bingos –le decía María. Él se reía, la
miraba con amor y prepotencia. Yo apuesto lo que me de la gana
amor mío, real es lo que me sobra. Diez horas antes, regresando
a su casa, chocó el carro. No sufrió heridas. Llamaba y llamaba a
María y nunca le contestó. Le dieron ocho horas para desocupar la
casa. ¿María dónde estás cuanto más te necesito? Estaba tirado en
el suelo, miraba por la ventana abierta que apuntaba a la luna. El
cielo estaba astillado de estrellas. Ya no le quedaba “Valium”. Esa
noche soñó que se suicidaba.
JairoPrieto Caracas, 2009
(oriajronald@hotmail.com)
www.cuevazul.es.tl
Jairo Prieto: (Ocumare del Tuy, 1987 VENEZUELA) Fundador del grupo
de arte y letras “Cueva Azul”. Ha publicado las obras de poesía: Cuánto pesa
un río (2006), Primicia de huesos (2010). Como guionista “La caja de plomo”,
“Hombre infinita muerte” y “Un amor llamado amanecer”.
51 GRUPO DELAPALABRA
Cuentos y relatos
El hipertérmico señor Andrés
Sergio Aznar
Sergio R. Aznar
(alasvidasalvaje@hotmail.com)
La Avispa 49 54
Dossier
México
Julio Ramírez
Marco Antonio Acosta
Berta Cenobio
Armando Alanís
Raúl Renan
Irán Francisco Vázquez Hernández
Norma Salazar
Aleqs Garrigóz
Aaraon Cruz Soto
Armando González Torres
Clyo Mendoza
Ángel Morales
55 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
De taberna
A Miguel Ángel Hernández Rubio, nuestro Mike.
¿Por qué ladran los pájaros de arcilla?
57 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
(Marinero yo fuera pero en el corazón
de una sirena
que habita los mitos de
la historia)
En el parque-jardín inolvidable
crecerán las mariposas de ausencia y de olvido
(Marinero yo fuera
pero en el corazón)
Débora Pereyra
59 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
Divinidades
Eva
Déjame llorar, al fin y al cabo
ya me has expulsado del paraíso.
Sara
Me has hecho vagar por los confines de la tierra
sólo con tu afán de procrear un hijo que jamás
llevará tu sangre.
La mujer de Lot
¿Por qué vuelves la mirada?
Los perros están muertos.
Rahab
Una voz desconocida me conduce
A la luz de la luna.
(b_cenobio@hotmail.com)
por mi juramento y por su promesa.
Dalila
Vino y me leyó la suerte en el sueño.
Jezabel
He terminado la repartición de los males,
he decidido marcharme.
Ruth
Si me dejas que te ame, iré contigo.
Donde tu murieres, moriré yo.
María
Al acto de amor, le sucede el abandono.
María Magdalena
Odio a los nombres
Que aman a la especie
La Avispa 49 60
Dossier México
MINIFICCIONES
Armando Alanís
Cuesta abajo
Al adentrarse en el túnel, los pasajeros tienen la impresión de que
van de bajada. Unos minutos después, esa primera impresión se
convierte en certeza: el metro se precipita hacia abajo como por
la rampa de un tobogán. Cada vez van más rápido y cada vez se
siente más calor. El túnel no tiene anuncios luminosos, ni llegan a
estación alguna; todo es un puro descender y descender en medio
de la oscuridad absoluta. Ya no van por un riel parejo sino dando
tumbos por un camino oblicuo y pedregoso. ¿Qué les espera al
fondo del abismo? Los pasajeros apenas tienen tiempo de hacerse
esa pregunta cuando el tren abandona el camino de piedras, cae en
picada hasta el centro mismo de la Tierra y un calor insoportable
los atenaza como un chaleco de fuego.
Pesadilla azteca
Se ve a sí mismo sobre la piedra de los sacrificios, atado de pies y
manos. El sacerdote, la ira instalada en sus pupilas, levanta el cuchillo
de obsidiana y lo deja caer con fuerza.
Siente un agudísimo dolor en el pecho. Después, nada.
—Ataque fulminante al miocardio —dictamina por la mañana el
médico forense.
61 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
En la hoguera
Soñó que era un monje de la Santa Inquisición, en plena Edad Media,
y que Elvira era una bruja a la que sorprendía en un aquelarre y
condenaba a morir en la hoguera.
—¿Qué pasa, cariño? ¿Tuviste una pesadilla?
Despertando súbitamente, abrió los ojos. Pero en vez de contarle
a su mujer el terrible sueño, decidió demostrarle una vez más qué
tanto la amaba. Unos minutos después sintió que el cuerpo de Elvira,
atrapado entre sus brazos, ardía como lamido sin misericordia por
ávidas lenguas de fuego.
Raúl Renan
Advenedizo
Lo encontré en el fondo (ad bene dizo) abandonado al tiempo.
Cruento lo extraje a punta de lápiz con la ayuda impoluta de una
hoja. Roja, víctima de una línea enredadera con roturas a saltos
rasguñando por darse a poema. Tema loco el que de sí asomo con
razón y entre dientes. ¿Sientes –dijo– dónde más duele el callo del
alma? Calma –le devolvió– revuelvo entre mis dedos la puntilla
por hallarte. Parte en Dios para gloriarte y parte en mí mortal. Total
que sí eres poema, lo sé, se oye el tacto suave. Ave del paraíso con
revuelo de hoja que cae.
Altura de miras
Lo más alto de la vida rebasa el pino. Fino rasgo el que sienten
las rachas del aire. Caire les forman las nubes de referencia cirrus
rosamarillas. Millas que dan medida a la extensión del orillante límite
con los ojos en fila. Retahila de burós guardadores de rebaños. Años
La Avispa 49 62
Dossier México
y años de acumular balidos en forma de bolitas marcapasos. Casos
de exagerada minucia pues son la negación de las cosas palpables al
intacto. Acto contiguo donde las miras de la altura ruedan a granos
en los rostros tiernos de la humana vida. Pida a quien quiera que
le sea dada.
Pervivencia
Hora en que la tarde disuelve las alas del día para darse a volar. Hogar
en vuelo se dice porque el sol por fuera copa a los que se acogen
parientes. Entes de diurna vocación. Acción de pervivencia.
Vuelo entero
En reducto alto aposentado un plumaje empolla breve. Elévese el
color compuesto para pintar la revelación del viento. Tiempo alegre
de olores y de picos en las plantas. Tantas que la versión celeste
es perfecta según manda el instinto. Distinto alado, el mayor en
el mundo a piedra bruta labrado. Habrá lo indigno: respiros que
amanecen de noche. Derroche de luz como el piar de la canción en
rama. Ama al cielo la Tierra, complemento del vuelo que celebra el
brote. Trote de la nube sobre ramas con alas abiertas. Ciertas palabras
atraen pájaros de vuelo entero. Cero consideración al mandato que
declina la perecedera caída.
Raúl Renan
Nació en Mérida, Yucatán, en 1928. Poeta, narrador y editor. Ha sido
coordinador de talleres literarios; editor de Papeles (pliego seriado de
literatura); autor de la colección Fósforos (cajas de poesía breve) y de la
revista Ensayo; ha sido coordinador del consejo técnico editorial del INBA;
subdirector del CNIPL; subdirector del Periódico de Poesía; fundador de El
Gallo Ilustrado; director fundador y editor de La Máquina Eléctrica Editorial.
Obra Publicada: Cuento; Una mujer fatal y otra, Los niños de San Sebastián,
Serán como soles, Ambulavio. Ensayo: Los otros libros. Distintas opciones en
el trabajo Editorial, La sagrada familia Sabines. Novela: El río de los años. Los
pateadores de San Sebastián. Poesía: Lámparas oscuras (haikai), Catulinarias
y sáficas, De las Queridas cosas, Gramática fantástica, Pan de tribulaciones, Los
Urbanos, Rama de cóleras, Volver a las cosas, Parentescos, LunArena, Rostros de
ese reino (ilustrado con imágenes inéditas del Fondo cristológico de estampas
grabadas y litografías “Los Venados”), Educación de la línea, Mi nombre en
juego, entre otros.
63 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
FUERA DE TIEMPO
Por Irán Francisco
Vázquez Hernández
El Tiempo es la forma en que Dios evita
que las cosas sucedan en un solo instante.
Ian Stewart
La Avispa 49 66
Dossier México
EL HOMBRE DE NIEVE
A Bernardo Sánchez
67 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
El niño corría alrededor del hombre. Brincaba y corría lo más rápido
que podía. Giraba, daba marometas y demostraba lo lindo que es
tener piernas mientras se reía del hombre.
Un pájaro llegó y se posó en el hombre.
—Pájaro, llévame atrás de las montañas.
—Es un lugar hermoso —dijo el pájaro—.
Es donde mejor se come y donde mejor se
vuela.
—Quiero ir.
—Yo también —dijo el pájaro y salió vo-
lando hacia atrás de las montañas dejando
un poco de mierda en el hombre.
El niño fue con el hombre. Miró una vez
más su nariz anaranjada.
—Tu nariz es roja —dijo el niño, rió y dio
la vuelta para irse.
—Dame tus piernas —dijo el hombre al
niño.
—¿Quieres mis piernas?
—Dame tus piernas.
El niño fue y dio una fuerte patada al vientre del hombre. El blanco,
frío y redondo vientre del hombre dio un crujido y estalló. El niño
salió corriendo temiendo que alguien lo regañara.
El hombre vio cómo su blanco, frío y redondo vientre se deshacía y
volaba con el viento en un manto que alcanzó al niño y al pájaro.
El niño miró el manto blanco que el cielo llevaba, quiso agarrarlo
y con el frío se le puso la nariz roja.
El pájaro vio el manto blanco, quiso agarrarlo y con el frío se le
congelaron las alas. El pájaro tuvo que emigrar alejándose del
lugar mágico y hermoso que fue cubierto por el polvo blanco del
hombre.
El hombre sonrió. Miró cómo su vientre seguía volando, volando…
llegando más allá del niño,
más allá del pájaro
más allá de este cuento
y más allá de las montañas.
Francisco Reyes
Ilustración: Débora Pereyra (gentesinquehacer@hotmail.com)
La Avispa 49 68
Dossier México
El Hilador Inmóvil
Mira
vuelvo a mí
te digo que no soy
Soy extranjera
deshilo
el canto de los grillos
Muerdo el anzuelo
en la turba incivil
dejo a los elfos
Invité a tu oído
auscultar una sonrisa clandestina
Necedad ignominia
instintivo silencio
sibilina calma
69 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
Gruñe
el
hilador inmóvil
Imploro un vino
que pinte el aliento
y saboree la vida fecunda
con retoños de sal
cobije mi sol
bendiga el tapiz sombrío de la tierra
La Avispa 49 70
Dossier México
TÚ Y YO
Como un potro salvaje eres,
que devora la hierba pequeña de mis actos,
que bebe de las aguas inquietas de mi placer
y cuyas pisadas se han quedado grabadas
como hierros candentes en mi corazón.
Somos ramas del mismo árbol
cuyas hojas ebrias de savia nunca caen,
a cuya sombra se acercan dorados niños
a cantar coros de alabanza a la tierra.
Soy para ti como un sudor abundante
que escurre por tu torso mientras trabajas,
y como un pozo de agua fresca y risueña
en la que desnudo nadas.
En tus manos he sido un arco siempre en tensión
apuntando hacía la eternidad del cielo.
Débora Pereyra
Y tus pisadas van transfigurando la uva roja de mis entrañas
en un mosto espeso, dulce y aromático,
del que bebes para comulgar con otros hombres
en la festividad de las cosechas.
Aleqs Garrigóz - (regresoalestadodegracia@hotmail.com)
(Puerto Vallarta, México 1986) empieza su carrera literaria publicando
Abyección (2003). Trabajos posteriores son: Luces blancas en la noche (2004),
Perturbación de la mente (2004), La promesa un poeta (2005), Muestras de
urbanidad (2006), De naturaleza amarga (2007), Los muchachos (2008), Páginas
que caen (2008), Descargas eléctricas ligeras (2009), El primo (2009). Premio de
Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de
Cultura de Jalisco.
71 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
Opus última
Aaron Cruz Soto
Ya antes le había explicado a mi tío lo peligroso que era para él
estar pintando símbolos en las paredes durante la noche y que yo
lo estuviera cuidando. Aún así seguía haciéndolo. Yo entendía su
necesidad de mantener la comunicación con la gente, pero resultaba
muy peligroso salir por la noche, más cuando los perros andaban
de caza.
Creo que la situación en la que estaba, es decir, ser el único hombre
capaz de escuchar en toda la ciudad, le llevaba a la conclusión de
que tenía que escribir los sonidos para que la gente los recordara.
En una ocasión escribió una sonata. Recuerdo que inició con un
Allegro Moderato; era audaz, tenía vigor, evocaba a violines y chelos,
recordaba a los sonidos de la ciudad. Después un Adagio contaba el
inicio de la epidemia que había dejado sordos a los habitantes. La
gente culpó a los perros de la enfermedad; así empezaron a matarlos
para después comérselos y de esa forma pensaron curarse. Al final
un Allegretto combinaba sonidos de arpeggione, sintetizador y chelo;
ese híbrido que en un inicio era tonal, terminaba siendo atonal. Los
sonidos del sintetizador tenían una clara influencia del trans que
llegaba a dominar la pieza.
Esta evolución era urbana, demográfica, tecnológica, metálica. La
había hecho así porque intentaba decir cómo estaba la ciudad en los
últimos días. Demostraba, además, que al momento en que el autor
de la sonata muriera, la ciudad también lo haría.
Cuando terminó de escribir salió corriendo, creo que había visto
antes que yo a los perros. Él me hablaba, no se acordaba que yo
también era sordo. Un momento después dejó de hacerlo, agarró mi
brazo y me jaloneó para que corriera con él, mientras un perro se
le abalanzaba, vengaba a los canes muertos; le arrancaba pedazos
de carne, los devoraba, disfrutaba, ingería, esperando la llegada de
más perros para comerse a la ciudad.
La Avispa 49 72
Dossier México
Sobre perdonar
I
Hablo de ese mal, tan desconocido al común de los corazones, que
exige la invención de una nueva lengua.
Porque el mal tiene, finalmente, una implicación lingüística: deja
corta la palabra, fuerza la imaginación y el horror más allá del
lenguaje.
Perdonar, entonces, no es un acto que pueda recurrir a la palabra.
No existe, en consecuencia, ninguna frase convencional para
perdonar, tampoco para pedir perdón.
Quizá ronronear sea un principio apropiado para pedir perdón.
Y quizá se pueda perdonar con un exabrupto gutural, con una violenta
salida del lenguaje y de uno mismo.
V
Quien eterniza al culpable se eterniza como víctima.
Porque el odio es una especie de avaricia, una retención contranatural
de la ofensa.
Entonces seríamos bestias vengativas en busca de ofensores,
degustadores de afrentas que guardan sus agravios en la cava.
VII
Estando ahí frente a nuestras miradas, al alcance de la mano, en la
punta de la lengua, es como el mal se vuelve invisible.
Hay mucha oscuridad, una sombra, ¿juez o verdugo? pide que
nos identifiquemos: ¿Tirado en Tula? ¿Masacrado en Auschwitz?
¿Triturado en Treblinka? ¿Arrojado de un avión en el Atacama?
¿Desollado ante una piedra de sacrificios? ¿picada con bayoneta?
¿putrefacta en el desierto? ¿Rapado? ¿Abusada por todos sus
carceleros? ¿Botín de guerra? ¿Despojo? ¿Deformidad? ¿pieza de
cambio? ¿carne de cañón?
¿Cómo confiar en un lenguaje capaz de denominar todo aquello
que ocurrió?
Dios, habría que decretar una suspensión del significado de esa
palabra, hasta que sean redimidos todos los crímenes cometidos en
su nombre.
Mendigo
Hay trucos que tienen sabor a tierra,
manos que cambian de color bajo la noche,
encuentros de trompetas que se rompen en un callejón.
Luego hay momentos, hay vida, nada.
Tú y el poste son uno, te duele el mundo,
me dueles tú en el sigilo.
A media palabra te escurres de las lenguas.
Cuando se desviste el día, tocas el acordeón para la luna,
ruedas por las banquetas, tiendes tu mano pidiendo luz,
y te adivinas muriendo como un eclipse.
Eres tiempo, el paso entristeciéndose,
la música que ya no viene a cuidar al empedrado.
Unos dedos moldeados con harina te acarician.
La noche está llena de nubes que agazapan grillos,
que sueltan alacranes con cada llovizna.
El dios se carcajea, te lleva entre sus zancos.
Clyo Mendoza
(Oaxaca)
(clyo10@hotmail.com)
La Avispa 49 74
Dossier México
Palíndromos
Ángel Morales
¿Quieres seguir oyendo cosas? Podría seguir así días y días.
Creo que sé por qué has venido, pero quiero que seas tú quien me lo diga.
Raymond Carver
De todas las gotas que caían del cielo una golpeó su nariz. Su mano
derecha se alzó para señalar las nubes y ningún auto se detuvo. Luego
de diez minutos, en la ventanilla de un taxi se reflejó una mujer
morena de cabello corto. Bedani abordó el auto que la llevaría lejos
de la ciudad. Por la ventanilla se filtraba un aire frío.
“Aquí por la trece y traigo un veintisiete conmigo, pero tú comenta
qué cincuenta. ¿A dónde la llevo, señorita?” Bedani respondió
sin voltear a ver al chofer. Él encendió el estéreo para que ella no
escuchara la conversación por la radio, pero la lluvia hacía que por
momentos el taxista elevara su voz.
En la oscuridad del auto Bedani especuló qué pasaría con Eiffel.
Él estaba entrando a los treinta, se había marchado de la casa de
su madre, no tenía trabajo, se aprovechaba de las mujeres a pesar
de ser poco atractivo y, lo que era peor, vivía con la esperanza de
convertirse en un gran escritor.
Ser escritor, estúpida idea. Ella sabía que el maestro de Eiffel era una
mala influencia y que Eiffel nunca llegaría a ser como su maestro.
Todos, excepto Eiffel, lo sabían. El curriculum del maestro era más
grande que la obra completa de Eiffel, su maestro había escrito más
con su vida que él con su computadora.
“Hay un cuarenta cerca de la avenida, justo en la rotonda, avísale a
los dieciochos no sea que se los vayan a treinta y dos”
Cada vez que pensaba que en los días próximos se iría sin despedirse,
venían los recuerdos.
77 GRUPO DELAPALABRA
Dossier México
—Hace una semana te vi.
—¿Dónde?
—En una foto. Estaba poniendo veneno para ratas y me encontré
un periódico donde hablaban de ti.
Eran bromas que hacía para molestarlo, pero de cierta forma también
era en serio. Bedani quería que él renunciara a su vida y comenzara
de nuevo.
“Échale ganancia… Diez nueve… ocho… ocho… enteradito.”
Pero Eiffel se merecía que lo abandonara sin darle explicaciones.
Cuando intentó hablarle de su beca para irse a estudiar a Barcelona,
Eiffel la interrumpió con la historia de un concurso “Al leer los
resultados, por supuesto, apareció mi nombre. Pero alguien había
cometido un error y mi proyecto de novela aparecía en el de ensayo.
Hacían una aclaración diciendo que lo cambiaron para juzgarlo entre
las demás novelas. Pero entre los ganadores no apareció nada.”
Desde ahí no volvió a contarle alguna otra cosa y en su mente sólo
se formaba la idea de irse en cuanto tuviera la oportunidad.
Ella no se afligía porque en ocasiones había mantenido a Eiffel;
sin embargo, cada vez que podía se lo echaba en cara. Él tenía
como costumbre justificar el hecho de permanecer acostado y
no trabajar “Te digo que no iré otra vez a la campaña. No puedo
viajar. No. No. Incluso el sabor de la pastilla para el mareo me hace
vomitar. Además, en la última charla éramos cinco para un grupo
de veinticinco y un niño pequeño se durmió”. Bedani empezaba a
cuestionarse cómo había podido ser tan indulgente tanto tiempo. Y
encontraba las razones, pero ya no tenía sentido preocuparse por
eso. Ya estaba preparada para ver este momento como un adiós;
abrazaría las sábanas por última ocasión, dejaría impreso su perfume
en el baño, lanzaría una mirada triste hacia el espejo y en un suspiro
guardaría todas las memorias.
“Veinte, veinte. Usted me va diciendo por dónde, señorita.”
—En el puente, a la derecha. Aquí está bien, en el faro.
Tocó y nadie abrió la puerta. Se paró de puntillas. Al final del
corredor había una luz encendida. Ésa era la última vez que lo vería.
No diría nada, fingiría ser la mujer sumisa que había sido los últimos
meses. Fingiría que aún sentía un poco de amor.
Ángel Morales
(nomeodiesporser@hotmail.com)
La Avispa 49 80
Not
as
y
ensayos
Víctor Clementi
David Alberto Fuks
Alberto Noguerol
81 GRUPO DELAPALABRA
Notas y ensayos
Las Cosas que no se tocan
Hay conceptos tales como raza, territorio y posesión que resultan
inherentes al Hombre; más que arraigados, diría, son el harem de
la memoria genética. No alcanza con acusarnos de mezquindad
desigualitaria sólo por mantener el rango de especie dominante
Ni las mejores intenciones humanistas ni la ¨Danza Cósmica¨ de
Carl Sagan podrán evitarlo.
Atribuibles tales conductas, quizás al sedimento animal que nos
acompaña desde homínidos, efecto de la Evolución o simplemente
de una teoría bíblica sepulta por la propia arqueología, afirmo que
están, a pesar de la ira mesiánica y su jerga de napalm.
Transeúntes de una escala intermedia (sin tironear demasiado el
piolín infinito, utópico u alegórico) en tanto Hombres, estamos más
cerca de los ángeles que de las amebas; pero esa meada intelectual
que demarca algunos cómplices y esclavos de la fascinación, nos
delata la bestia, nos acerca colmillos, como un residuo tóxico y
controversial.
Acaso descendientes de un eslabón por suerte perdido, apenas existimos
monos que juegan con sarcasmos, no más que en la frontera del deseo.
Sería sensato alcanzar un grado de levadura hacia una transición o
referencia más exacta de cómo deberíamos suceder por este mundo.
Hay ejemplos: Cristo, Buda, Gandhi...
En tanto Hombres podemos cerrar los ojos y respirar ese tramo de
memoria genética, cuando antaño caminamos las aguas bajo el árbol
de la eterna contemplación.
Siempre lloverán manzanas para tentar nuestro centro de gravedad,
nuestra pequeña paz
Allí, y sólo allí, por un momento hallamos reposo, un recreo;
porque sólo caminando nos crecerán alas, porque sólo el volver a
la inocencia nos recupera magia...
Exactamente la magia que nos hace falta para bajar del árbol y
meditar, sólo meditar alejados de incongruencias ilusorias.
Que así sea.
85 GRUPO DELAPALABRA
Notas y ensayos
cuentos (2004), De la metáfora, el mito (2007), Libro del viento (2007), Pequeño
Guille ilustrado (Ed. Narrativa de Rosario, 2010), La octava esfera, Tema de
sung o uno y otro uno mismo, Libro del amor y del olvido (2010).
2
L’attente en Le Livre de l’Hospitalité, Éditions Gallimard, Paris, 1991.
3
Mil Plateaux (capitalisme et schizophrénie), Les Editions de Minuit,
Paris,1980.
4
L’Impossible. Histoire de rats suivi de Dianas et de L’orestie, Les Editions de
Minuit, Paris,1969.
5
L’ecriture du desastre, Éditions Gallimard, Paris, 1983.
6
Tratado de la desesperación, Ed. Fontana, Barcelona,1994.
Mariana Garrido
La Avispa 49 86
Notas y ensayos
Un intento de unir
Filosofía y Poesía
Cuando presenté el libro “Filopoesías” poemas con filo, dije que era:
un intento de unir poesía y filosofía. ¿Por qué? Porque la poesía,
en opinión de mucha gente que me rodea, estaba o está ubicada en
una especie de romanticismo vulgar. Habla de mundos endulzados,
de flores, mariposas, y primavera. Quizás estoy influenciado por mi
madre, que cuando escribo algo nuevo me dice “nene ¿escribiste
otro versito?”. Por otro lado, opiniones sitúan a la filosofía en el
lugar del pensamiento abstracto, accesible sólo para una élite, co-
mo si hubieran quedado herméticamente guardados para los que
habitan la acrópolis. Se percibe como si hubiera una disociación
entre Pensar y sentir. Como si no se pudiera Pensar con todo el
cuerpo. Tal como si hubiera una fractura entre Cuerpo y espíritu
o dicho metafóricamente, entre Cerebro y corazón, entre la Idea
y el sentimiento.
Los humanos nos seguimos preguntando sobre todo, por aquellas
preguntas iniciales de la filosofía: ¿Cómo se originó el mundo? ¿De
dónde viene el mundo? ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A
dónde vamos? ¿Qué es la vida? ¿Qué la muerte? Y nos seguimos
preguntando, por qué aún no encontramos las respuestas definitivas
o satisfactorias a estas preguntas.
Ese deseo inacabado de hallar las respuestas conlleva a encontrarnos
con nuevas preguntas que a veces se convierten en angustiantes:
Si la poesía nos puede ayudar a soportar la angustia de la vida y
sus interrogantes más profundos. Si nos permite preguntarnos y
repreguntarnos. Si la poesía en tanto reunión asamblearia de palabras,
logra acercar la estética a la ética de aquellos enigmas, auténticas
piedras basales de la filosofía.
87 GRUPO DELAPALABRA
Notas y ensayos
Es como si una congregación mágica transformara el pensamiento
en una metáfora poética y lo pusiera en marcha frente a un desfile
de imágenes, en tanto suelta vuelo la imaginación y se resignan las
fronteras. ENTONCES AMBAS NOS EMPIEZAN A RESULTAR
INDISPENSABLES EN ÉSTA AVENTURA QUE ES LA VIDA.
Nos hacen más llevadera la muerte de las certezas. Nos enseñan a
convivir con las incertidumbres.
“No podrás sumergirte dos veces en el mismo río” decía
HERÁCLITO.
La filosofía no es simplemente pensar, el filósofo es también un
artista responsable de aportar a la transformación del hombre y del
mundo, de construir nuevos valores y romper con la quietud y el
conformismo, y para ello también se sirve del pensamiento poético.
Para que la filosofía salga de ser una abstracción y un producto de
los momentos en que nos invade una especie de ocio desvirtuado.
El poeta como todo artista tiene mucho de filósofo, también cons-
truye, experimenta, deconstruye y vuelve a construir, se hace eco
del acontecer (externo e interno) y lo devuelve con un lenguaje
emotivo.
La filosofía y la poesía dan que pensar, pero también nos hacen
sentir.
PARMÉNIDES decía “Lo mismo es pensar y ser”.
Así en este andar caminos podemos encontrarnos con lo bello y lo
sublime de Immanuel Kant.
Con la belleza de Apolo y lo sublime de Dionisio. Con la belleza de
lo existente o con la apariencia de que lo que percibimos es tal cual
lo percibimos, que resplandece, está visible, flota en la superficie.
Pero también con lo sublime que tiene lo que está opacado, nubloso,
subterráneo, desconocido o bien que nos es inexistente.
Y entonces en la poética ubicamos por caso: la belleza en el día y
lo sublime en la noche.
Lo bello en el fluir de las aguas del río hacia su desembocadura y lo
sublime en los peces que aguas abajo navegan contra la corriente.
Nos cruzamos con NIETZSCHE y podemos situarnos más allá del
bien y del mal.
Quizás Despedazamos el placer para sentir el goce de la mano de
ROLAND BARTHES.
O tal vez Pensarnos para reconocernos existentes junto a RENE
DESCARTES.
O reducir dialécticamente las diferencias para alcanzar la iden-
La Avispa 49 88
Notas y ensayos
tidad tal como lo anunciara HEGEL. O dejar tan sólo de describir
al mundo para luchar por transformarlo confraternizando con
CARLOS MARX.
Para ir terminando quisiera hacer dos referencias. Rescatar a ARIS-
TÓTELES cuando en su poética nos dice: “No corresponde al
poeta decir lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, esto
es, lo posible según la verosimilitud o la necesidad. En efecto,
el historiador y el poeta no se diferencian por decir las cosas en
verso o en prosa (...) la diferencia está en que uno dice lo que ha
sucedido, y el otro, lo que podría suceder. Por eso también la poesía
es más filosófica y elevada que la historia”. Y de un breve escrito
que suscriben Schelling, Hölderlin y Hegel, hacia 1795, algunos
fragmentos: “… El filósofo debe poseer tanta fuerza estética como
el poeta (...) La filosofía del espíritu es una filosofía estética…”
Desde que literatura y filosofía no difieren en el origen, en lo
simbólico deviene el espacio de una verdad que se desenvuelve
como proyecto histórico, una “verdad” en la comunión de un ethos
(1) y una sensibilidad común: “En tanto no hagamos estéticas las
ideas, no tendrán interés alguno para el pueblo y a la inversa: en
tanto la mitología no sea razonable, deberá el filósofo avergonzarse
de ella.”
Según Hölderlin (1770-1843). “Los poetas echan los fundamentos
de lo permanente y según Martín Heidegger, quién analizó el
carácter de la poesía a partir de lo escribo por Hölderlin sostenía
que: “El Dasein (2) del hombre es, en su fondo, poético.”
La poesía no agrega conocimientos. Pero los valores subjetivos tienen
en la poesía un medio para acceder al conocimiento. Al conocimiento
que no se mide por la supuesta contundencia de una objetividad
compacta, sino por su profundidad e intensidad afectiva.
LA FILOSOFÍA Y LA POESÍA pueden abandonar sus aspectos for-
males, pero se conservarán como manifestaciones artísticas. Dicho
de otro modo, filosofía y poesía pueden dejan de lado al artificio,
pero seguirán sosteniendo su arte. Dice Friederich Nietzsche “La
superación de la moral… ha quedado reservada a las más sutiles y
honestas, también a las más maliciosas de las conciencias de hoy,
por ser éstas vivientes piedras de toque del alma”
89 GRUPO DELAPALABRA
Notas y ensayos
LA MORAL DE LA CEBOLLA:
Alberto Noguerol
(noguerol@ift.com.ar)
Javiera Miraglia
La Avispa 49 90
Talleres
Talleres Literarios
91 GRUPO DELAPALABRA
Talleres
Sueños cercanos
“Apaguen la mecha marginal”
(graffiti)
Despertamos al afuera,
un muerto solo.
Somos ambiciosos
Buscamos inclusión, moneda limpia,
Dignidad en nombre de aquellos
Que enmudeció la ignorancia.
Graciela Barbero
(gracielabarbero@hotmail.com)
La Avispa 49 92
Talleres
Un cuento para el taller literario
Martes, mañana; taller… y yo sin nada. La consigna es: Encuentro de
dos amantes, preferentemente al anochecer. Empecemos el cuento:
La noche, solapada, los sorprende… No, la noche es siempre la
misma, a lo mejor un poco más nublada o calurosa o húmeda, pero
¿Solapada? No, así no va. Además ¿Quién se va a sorprender? en
cuanto oscurece, si no hay eclipse, es de noche. Dijera el Inodoro.
No, empiezo otra vez… La tarde caía y José Arnaldo la… ¿Atajó?
¿De dónde se cae la tarde? ¿Estaba arriba del techo? ¿Arriba del
ropero, atrás de una valija? ¡Cómo empiezo el cuento!
Al medio día no va, duda existencial y milanesas. El protagonista
besa a la chica, la mira a los ojos y le dice, en un susurro tenso: Ayelén
Delia, sos mi vida —¿Comiste ajo? ¡Asqueroso! ¡Lavate los dientes
antes de besarme! El clima hace mutis por el foro y el cuento se
muere sin un suspiro. No queda otra, la cosa va a ser a la tarde, sí o
sí. Rosalía Epifanía, despierta amada mía ¡Rosalía Epifanía! Largá la
almohada che, tenemos que decidir nuestro futuro. Si Pablo Gabriel,
pero antes ¿Nos chupamos unos mates? ¿Compraste medias lunas?
¿Y si hay bolas de fraile? Ordinario como sudor de ojete, dijera mi
nuera, la abogada. No, mejor hacerlo intemporal, que el lector lo
sitúe en el momento del día que más le guste. Veamos: Edelmiro
Adelfo la miró a los ojos, Gladys Lorena tenía una legaña verdosa
en el izquierdo. A lo mejor no hace a la tensión del relato, pero es
bien realista. Solo que las minas relatadas no usan legañas, no se
depilan, no tienen esos días. Salgamos de acá, eliminemos diálogo:
Quería decirle tantas cosas. Pero se quedó mirándola ¿Y? ¿Le hizo
una seña? ¿Le guiñó un ojo? ¿La mina le hizo caso? ¡Dale! ¡Que
deje de pensar! ¡Que meta mano de una vez! ¿Pensarán así las
minas? Ya me pasó antes, yo le di importancia al auto flamante y
en el taller me dijeron que lo único que vale es que sirva para llevar
a los chicos al colegio. ¿Cómo piensan las mujeres? ¿Piensan las
mujeres? Mejor, usar un tono casual, sin aspavientos: Bueno, resulta
que José Alfredo y Margarita Azucena, están en los prolegómenos del
amor desenfrenado y loco. José le susurra… No, demasiado lenteja
¿todo listo y se va poner a hablar? El macho argentino, la agarra de
un brazo y le ordena ¡Pasá pa’ dentro! ¡Así! Más macho y guapo
que los de Borges. ¡Con perdón maestro! Vuelvo a lo mío, corto,
nervioso. ¡Puro verbo! Se miraron, se besaron y, cuando salieron del
telo, ya era de noche. Si, puede ser… pero no. Demasiado poder de
93 GRUPO DELAPALABRA
Talleres
síntesis, y un montón de guita ¿De la mañana a la noche en el telo?
¿A cuánto está la hora y media? No va, así no va. Con metáforas, con
vuelos, soy escritor. ¡Que joder! Los dos recorrieron el mundo que va
desde la puerta hasta la cama y él era ella y ella que… No, él, ella,
ella, andá a saber. Me van a decir que es muy Kundera. Descriptivo
¡eso! Se encontraron de casualidad después de mucho tiempo de
andar cada uno de acá para allá en las cosas de todos los días que…
No, un renglón y medio sin comas, el que lea se atraganta, y si llega
a estar resfriado, se queda sin aire. Tampoco. ¿Y si pruebo por el
lado de…? Allá, donde termina la frontera artificial de los modales,
los caminos se borran. Empieza a poblarse la noche de urgencias
sin palabras, la respiración los envuelve… Nooooo, ni soñando,
alguien va a decir que Octavio Paz escribió algo parecido y que él
tiene un cuento mas o menos así ¿Y el tono ciudadano? La gente
normal ya no poblaba las calles… Nnno, van a cuestionar “normal”.
Ya lo veo, a los gritos ¿POR QUÉ NORMAL? Frases contundentes
que atrapen. ¡Vamos ahora
carajo! El quería a Deolinda
Creolina, pero esta mujer
que lo envolvía con sus
ojos celestes era otra,
besó a Deolinda Creolina,
mientras la miraba irse
con el amigo… ¡Tampoco!
me van a mirar por arriba
de los anteojos con cara
d e no entender nada.
¡Ma’ si! Carlos y Julia se
encontraron, y después se
despidieron, entre una cosa
y la otra, la pasaron de diez.
Y la tarde no se decidía a
irse, la echó la noche.
Osvaldo Pampin
(oopmdq@gmail.com) Débora Pereyra
La Avispa 49 94
Talleres
EL CRIMEN PERFECTO
La mañana de su cumpleaños número treinta lo sacude con otro
pensamiento negativo, uno más en su existencia rutinaria, vacía
y sin futuro. No hice nada, nada, nada, repite de forma mecánica,
contagiado por el ¡fire!... ¡fire!.. ¡fire! del juguete que aún lo
acompaña. Un movimiento involuntario levanta su ceja. En unos
días se volverá parpadeo, o mueca en los labios.
No quiere envejecer detrás del mostrador, sonriendo mientras siente
cómo sus ojos enfocan con dureza o indiferencia a las clientas,
viejas pintarrajeadas en busca del cosmético que realice el milagro
imposible. Tiene que hacer algo que le demuestre que es grande,
un genio; si es reconocido por la sociedad, bien, pero lo que más le
importa es alcanzar una autoestima mayor.
Desde niño le atrajeron las novelas policiales, ya adulto se trans-
formaron en un pasatiempo obsesivo, casi no lee otros géneros, a
pesar de haber sido un gran lector.
Un crimen perfecto, se le ocurre, ahí está, eso puede ser, dice en
voz alta. No es necesario asesinar; un gran robo, un ataque en la
oscuridad de una calle desierta, raptar una mascota, sigue elaborando
en susurros.
Como es haragán decide tomarse su tiempo, hay que ser prudente,
no puede resolverlo hoy y salir. Un paso por vez. Dedicará al plan
una hora al día. Y así continúa sin darse cuenta de que esa forma de
actuar durante toda su vida lo llevó a tal punto de estancamiento.
Busca en internet música china de relajación, no llega a escuchar un
tema completo, su impaciencia lo hace salir de la página para correr
a tomar apuntes de ideas que surgen.
Un buen crimen, se dice, no es necesariamente el que no se descubre,
lo grandioso es que no pueda ser castigado. Esa idea ocupa gran
porcentaje del tiempo dedicado a planear.
Su empeño anula el pensamiento reflexivo, la razón no sigue una
ruta coordinada, sólo se encamina a un fin: la excelencia del crimen
sin castigo.
El entusiasmo le da coraje, si es necesario puede llegar a matar, eso
sí, elegirá una persona que no tenga padres ni hijos, nadie que lo
llore, ni un hermano, alguien que no lamente dejar de vivir; hay tanta
gente triste en las calles, tantos vagabundos con la mirada perdida
arrastrando los pies como dirigiéndose a la muerte…
No desea ver sufrimiento, deberá ser rápido y efectivo. Su fin no es
95 GRUPO DELAPALABRA
Talleres
dañar, su crimen le demostrará que puede cometer el mayor delito
sin que la sociedad lo castigue. Sin castigo, repite a toda hora.
Compra un arma.
Silvia Politano
(silviabpolitano@gmail.com)
La Avispa 49 96
Ciney
Tv
Gabriel Cabrejas
97 GRUPO DELAPALABRA
Cine y TV
Tres argentas en el año del Bicentenario
La ternura y la violencia
Mariana Garrido
La Avispa 49 104
Plást
ica
Leí por ahí que “tampoco quieres ser un robot”, ¿nos cuentas
un poquito de qué se trata?
A lo largo de la historia los poderosos han querido someter a los
artistas a su capricho, precisamente para sentirse poderosos para sen-
tir que estaban en posesión del talento y la magia de los artistas, en
109 GRUPO DELAPALABRA
Plástica
nuestros días continua sucediendo lo mismo, los poderosos de ahora,
las instituciones, los críticos de arte y las galerías, naturalmente
carentes del talento del artista y cada uno de ellos por diferentes
razones pretende someter a los artistas.
Las instituciones, para que los artistas apoyen sus causas o ideas
políticas, los críticos pretenden imponer modas y tendencias en el
arte y las galerías de arte quieren que los pintores que exponen en
sus salas muestren un trabajo que sea vendible.
En muchas ocasiones por di-
ferentes motivos o razones, ge-
neralmente por necesidad o por
falta de personalidad los artistas
claudican ante las exigencias de
los que ostentan el poder.
“Yo no quiero ser un robot”
es una reflexión que la artista
mexicana Aly De Villers
expuso en su blog y estas son
mis conclusiones que probable-
mente no coinciden con sus
ideas, pero que ambas son res-
petables.
Gloria Mariño
(aguacateyfresas@yahoo.com.ar)
www.aguacateyfresas.blogspot.com
La Avispa 49 110
Teat
ro
Alejandro Gómez
Entrevista a
Mario Carneglia
¿Recuerda el primer guión que leyó?: Amé mucho una obra que se
llamó “Según Zicka” y me dolió mucho no lograr que trascendiera,
no tuvo el recorrido que yo siento que merecía
Alejandro Gómez
(halegomez2003@yahoo.com.ar)
La Avispa 49 116
Humor
Gustavo Araujo
María Emma Acha
¡PATÉTICO PINTOR!
Piensen, por poca plata pobre pintor popular, pero prestigioso, pinta
patéticos paisajes para pequeñas postales (para perversos primates),
pero privadamente persigue perfeccionarse.
Parece pasivo pero pelea por progresar, posee personalidad. Presiente
prestigio..., postergados premios, prepara pinturas para posible
pinacoteca... ¿promesa? —“Pronto podrá pintar para prestigiosa
presentación”— pero..., posee pésimas posibilidades.
121 GRUPO DELAPALABRA
Humor
Prosigue plasmando pobres pinturas, pájaros, papagayos, parajes
profanos, praderas, parcelas primaverales ¡Parques provinciales!
para poder permutar por plata, pocos pesos para papas, pan, panchos,
puerros, palmitos, pasteles, panqueques ¿Pepsi? pues precisa proteí-
nas para prevenir padeceres.
Pero paralelamente profesa pueril pasión por Picasso (¡Perdurable
paladín! ¡Pincel perpetuo!). Piensa, persevera, persiste; pero pútridas
pústulas psicológicas precarizan profundamente, parten parietales,
producen parálisis. ¡Ponzoña! ¡Peste!, permutan personalidad por
pena, posible paranoia persecutoria. Pandemonium.
Permítese proferir plegarias para pedir perdón, por parásito, por
perverso, por pusilánime, por pacato, por papanatas..., por poner
pigmentos policromáticos patinados para pérfidas postales, ¡Puras
patrañas! ¡Paupérrimo patrimonio! pide... ¿piedad? Paciencia...
Pronto podrá, párpados pesados, profundas pupilas... Piensa.
Paga precio plus, presionado por padecer pobreza, pero... posee
proyectos, paleta plagada por pardos, púrpuras, pálidos pasteles,
plomizos, plateados, profundos punzó; peleará... pues posee pabilo
prendido profundamente. Perseverará.
Pugnará por permutar pésimo panorama por poder parir prodigios
pictóricos. Posteriormente, primaran pensamientos. Paulatinamente,
peldaño por peldaño procurará pretendido pedestal, poseerá piná-
culos presagiados, principalmente Paris. Potestad. ¡Paz!
Paradójicamente pérfida parca pegará puñalada, precipitará
partida. ¡Panteón! Pastor protestante predica, positivas palabras,
prudente panegírico. ¡Percibirá póstumos premios! Podrá perecer
plácidamente.
Periódico popular publica: “Profundo pesar por pronta partida...,”
prosigue parlamento... posteriores párrafos publicitan por panta-
gruélicos precios: pintorescas postales pintadas por prestigioso
pintor.
¡Pardiez!
La Avispa 49 122
Reseñas
Elba Tesoriero
Máximo Ballester
Daniela Riccioni
Gustavo Olaiz
Elba Tesoriero
(eteaqui@copetel.com.ar)
Daniela Riccioni
Mujer - Javiera Miraglia (leonital307@yahoo.com.ar)
La Avispa 49 126
Reseñas
La AMANTE de MOZART
Gabriella Bianco
Editorial Biblos, 2006
Gustavo Olaiz
(gsolaiz@gmail.com)
127 GRUPO DELAPALABRA
Índice
Editorial ...................................................... pág 3
Entrevista
Robert Roth por Luis Benítez .......................... pág 5
Poesía ........................................................ pág 19
Posada / Cartaginese / Romano / Alfonsi /
Parra / Idiazabal / Barba / Campaneto /
Fontana / Ardila-Segovia /
Ferreira / Leiro / Riquenes García /
Cuentos y relatos ................................................. pág 31
Battiston / Bruch / Acosta /
Sorrentino / Ramos / Medina Castro /
Sánchez Magariños / Prieto / Aznar /
DOSSIER MÉXICO ................................................... pág 51
Ramírez / Acosta / Cenobio / Alanís /
Vázquez Hernández / Reyes / Salazar /
Garrigóz / Cruz Soto / González Torres /
Mendoza / Morales /
Nota y ensayos
Las cosas no se tocan Víctor Clementi .......................... pág 82
¿Qué significa desesperarse? Acerca de Jugar a la
desesperación de G. Ibáñez por David Alberto Fuks ....... pág 83
Un intento de unir Filosofía y Poesía
por Alberto Noguerol ................................................ pág 87
Talleres .................................................................... pág 91
Cine y TV por Gabriel Cabrejas ............................. pág 97
Plástica ............................................................... pág 105
Vicente Heca por Gloria Mariño
Teatro ................................................................... pág 111
Mario Carneglia por Alejandro Gómez
Humor con Araujo y Acha ...................................... pág 117
Reseñas ................................................................. pág 123