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EJERCICIO 2

LA ENERGIA DEL COLIBRI

Jehová, no retengas de mi tus misericordias; tu misericordia y tu verdad


me guarden siempre (salmo 40:11).

¿Qué pensarías si vieras a una persona que ingiere 166 kilos de papas en
una sola comida? Tal cosa es imposible; pero es exactamente la cantidad
que tendrías que comer para igualar la cantidad de energía que un colibrí
necesita diariamente.

Un colibrí volando consume “De acuerdo a su tamaño” diez veces la


cantidad de energía que gasta un corredor que avanza a 15 Kilómetros
por hora es decir 9 millas por hora.

Más aún: Un corredor no podrá mantener una gran velocidad por


muchos minutos; pero el colibrí genera 10 veces ese nivel de energía y lo
mantiene todo el día, y hasta lo aumenta al acelerar hacia una dirección,
al girar, al volar hacia atrás, y al detenerse en el aire. Se dice que el
colibrí, con una descarga de energía inicial, puede acelerar desde cero
hasta 99 kilómetros (60 millas) por hora en una distancia de solo 84
centímetros.

Un colibrí genera en proporción a su tamaño, la misma cantidad de


energía que produce un moderno helicóptero. Si una persona pudiera
producir proporcionalmente la misma cantidad de energía que este
pajarito, se evaporarían 45 kilos del agua de su cuerpo en una hora. Esta
evaporación del agua elevaría su temperatura hasta el punto en que se
funde el plomo, y más aún, y probablemente estallaría en llamas. Pero el
organismo del colibrí puede fácilmente soportar tal cantidad de energía.

Para mantener este nivel de energía, el colibrí tiene que alimentarse


constantemente, buscando el néctar sin cesar en todas las flores que
encuentra a su paso. Algunas personas tratan de actuar como el colibrí:
comen todo el día. Pero nuestro organismo es totalmente diferente: para
el colibrí es completamente saludable comer todo el día y a cada rato,
pero para nosotros sería algo mortal.

A pesar de su enorme consumo de energía, Dios sostiene al colibrí; y él ha


prometido suplir también todas nuestras necesidades físicas.

Pero la promesa más importante y decisiva que Dios ha hecho es que


supliera nuestra salud espiritual si nos alimentamos diariamente de su
palabra: La Biblia.

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