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RESHORING: UN NUEVO CAMBIO PARA LAS EMPRESAS

user-pic Por Fernando Merino el 1 de Agosto 2018 1:17 PM

Las estrategias de offshoring, aplicadas de forma generalizada en algunos sectores, ahora están
en duda, porque las empresas deben encontrar una nueva localización para las distintas fases de
su proceso productivo. Este es un nuevo reto que abre opciones a otros suministradores.

Entre las décadas de 1990 y 2000, muchas empresas de Europa y Estados Unidos desplazaron
sus actividades hacia otros países y con menores costos. Este proceso es conocido como
offshoring. Este fenómeno empezó con actividades manufactureras, pero pronto incluyó otros
servicios, como los centros de atención al cliente, las gestiones administrativas e incluso
actividades que requerían una mano de obra más cualificada, como la programación informática en
India.

La tendencia supuso una reconfiguración de las cadenas de valor en el mundo, que pasaron de
países avanzados -con altos costos laborales y normativas rígidas- a otros emergentes o en
desarrollo, pero que tenían la mano de obra e infraestructura adecuadas. Aunque los primeros
temían perder sus puestos de trabajo y de base industrial, los segundos mejoraban sus
posibilidades de crecer con el aumento de las exportaciones. Las nuevas actividades estimulaban
mejoras tecnológicas o gerenciales.

Tendencia en aumento
En los últimos diez años, las empresas han empezado a replantearse sus estrategias de offshoring
y a deshacerlas, bajo un proceso llamado reshoring. Al menos un tercio de las compañías
estadounidenses que habían desplazado sus actividades a China, en el 2012, ya repensaban esta
acción, según un estudio del Boston Consulting Group. En algunos casos, las actividades no
retornaron al país de origen (backshoring), sino a otros cercanos donde existiese alguna ventaja de
precios (nearshoring).

Para las empresas europeas, el nearshoring se volcó a los países del este del continente o hacia el
norte de África, mientras que Estados Unidos lo hizo en México. La emergente literatura sobre el
tema revela algunas causales. En primer lugar, existen casos en que el offshoring no funcionó
como se preveía. Los costes no fueron tan bajos y se registraron problemas de calidad del
suministro inesperados. Asimismo, la supervisión y gestión de las actividades en el extranjero fue
más costosa de lo esperado.

Otra razón fueron la evolución de los tipos de cambio, la reducción de costes laborales unitarios y
el exceso de capacidad por la crisis financiera global del 2008, así como ciertas presiones
nacionalistas en los países avanzados. Además, algunos sectores, como el fast fashion,
experimentaron transformaciones en sus modelos de negocio y requirieron una cadena de
suministro más ágil para cambiar con mayor frecuencia, lo que obliga a tener centros de
producción próximos a los principales mercados.

Posibles consecuencias y retos


Si el reshoring se profundiza, conduciría a los países más avanzados, u otros cercanos a ellos, a
muchas actividades que integraron la estrategia offshoring hace un par de décadas. Ello supondría
que estos países realizarán de nuevo ciertas actividades productivas que les permitirán generar
empleo y revitalizar su estructura productiva; mientras que los países emergentes que las
acogieron al inicio las perderán, junto con el estímulo respectivo.

Algunos países más próximos a los primeros -que gozan de ventajas en costes, trabajadores y con
infraestructura cualificada- tendrán la posibilidad de ser los nuevos emplazamientos para una
estrategia viable de nearshoring. En todo caso, los datos disponibles muestran que la existencia de
casos de reshoring no excluye que sigan produciéndose procesos de offshoring, como un continuo
replanteamiento de la localización óptima de cada fase del proceso productivo.
Ante esta situación, cabe plantearse el tipo de estrategias que deben seguir las empresas de
países menos distantes geográfica y culturalmente, que los del sureste asiático, para beneficiarse
de este nuevo cambio en las cadenas globales de valor. ¿Qué políticas deben adoptar los
gobiernos de estos países para aumentar su atractivo en este nuevo contexto? Sin duda, son
cuestiones que formarán parte de los retos empresariales en los próximos años. ¿Cómo debería
manejarse esta tendencia? Cuéntanos tu opinión.

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