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BLOQUE I: EL GRUPO
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 26
Bloque I:
EL GRUPO
1. concepto de grupo
2. tipos de grupos
3. variables que determinan la formación de grupos
4. etapas en la vida de los grupos
1. CONCEPTO DE GRUPO
Si a un habitante del planeta Marte le fuera posible observar a los seres humanos,
probablemente quedaría impresionado al contemplar la cantidad de tiempo que pasamos
juntos, en grupos. Constataría que las personas de esta Tierra nacen y viven en grupos relati-
vamente pequeños cuyos miembros moran en la misma casa para salir al paso de sus necesi-
dades básicas y que dependen de esa misma fuente para su subsistencia económica, para la
educación de los hijos y para el cuidado de la salud.
Es evidente por tanto, que el grupo parece haberse convertido hoy en uno de los lu-
gares privilegiados para la reflexión y la acción en el campo formativo y terapéutico.
Ahora bien, los motivos por los que las personas constituyen grupos son muy varia-
dos, de hecho muchos de estos motivos son debidos a necesidades biológicas y por tanto ne-
cesarias, sin embargo hay otros de carácter más social y personal los cuales nos pasan mucho
más desapercibidos: satisfacer necesidades individuales concretas, lo agradable que resulta
participar en actividades conjuntas, el arropamiento que da el verse protegido por la totali-
dad del grupo al que pertenecemos, la facilidad para encontrar respuestas de cara a resolver
problemas del entorno, la seguridad que da saberse presente en la mente de los demás, la
atracción interpersonal que genera gratificaciones e impulsa a la acción, y en general, los
imperativos de la vida social que hace imposible vivir al margen de grupos establecidos.
Sin embargo, es muy posible también que nuestro habitante del planeta Marte ob-
servara con cierta sorpresa que los habitantes de esta Tierra no siempre se integran perfec-
tamente y que a veces existen problemas en las relaciones de unos con otros.
Somos conscientes que donde hay más de una persona hay, efectivamente, proble-
mas de relación. Para superarlos, tanto la familia como la escuela, las asociaciones deportivas
o de cualquier otro tipo, la administración de empresas, los partidos políticos, los grupos de
jóvenes y de adultos, recurren con mucha frecuencia a Cursos de Relaciones Humanas.
Por consiguiente, una de las cosas que ha venido poco a poco aclarándose y refor-
zándose en los últimos años es, en definitiva, la idea de que el grupo representa un contexto
psicosocial muy rico de estímulos y de posibilidades en orden al crecimiento, a la madura-
ción y al conocimiento (Vopel, 1995).
difícil. Vivir en grupo, muy difícil también, pero sabiéndolo mirar resulta apasionante (Fran-
cia – Mata, 1992).
La palabra grupo empezó a utilizarse por vez primera en idioma francés, allá por el siglo
XVIII, pero a la hora de conceptualizarla existen ciertas diferencias entre los autores. Por
eso, suelen señalarse como componentes básicos de todo grupo los siguientes:
Algunas características que diferencian a unos grupos de otros son: que tienen una
estructura estable, un tamaño más o menos permanente, que se hallan cohesionados, que sus
miembros compartan rasgos homogéneos, cuál es el grado de libertad interna que se respira,
cómo se ejercen los liderazgos, tener un estilo propio o personalidad definida, y cuáles son
sus niveles de aceptación o resistencia respecto a la introducción de nuevas ideas o partici-
pantes.
A modo de resumen, una posible definición de grupo sería la ofrecida por F. Munné
(1987) según el cual sería: “una pluralidad de personas interrelacionadas para desempeñar
cada una un determinado rol definitivo en función de unos objetivos comunes, más o menos
compartidos y que interactúan según un sistema de pautas establecido”.
2. Tipos de Grupos.
Una primera clasificación podría ser la que diferencia entre grupos pequeños y gru-
pos grandes si tomamos como criterio el número de miembros que lo componen, esto es,
menos de veinte o más de veinte.
Sin embargo, son más completas las clasificaciones que se refieren al sentido que
cobran las relaciones internas producidas en el seno del grupo. De este modo podríamos di-
ferencias dos grandes tipos de grupos, según sea su interacción:
• Grupos secundarios: son aquellos formados deliberadamente, porque sus integrantes quie-
ren pertenecer a él de forma consciente. Se caracterizan por una relación más formal o
funcional, por lo que suelen ser fríos e impersonales (de contacto indirecto). Su centro es la
tarea o trabajo a realizar, la resolución de un problema concreto, etc. Buscan un interés
común externo, y el grupo no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr esos fines.
Ej.: una comisión empresarial, un grupo de trabajo, una asociación, una cooperativa, un
sindicato, etc.
El hecho de que las personas lleguen a constituirse en grupo viene determinado por
diversas variables, las cuales influyen de una manera u otra no sólo en el propio proceso de
formación sino en el propio mantenimiento y funcionamiento del mismo.
La atracción interpersonal es lo que hace que las personas se junten en grupos. Algu-
nos factores que influyen en la atracción son:
Una vez que se constituye, el grupo se estructura como una totalidad en la que todos
sus elementos se hayan en permanente interacción. Se convierte así en un sistema abierto,
necesariamente vinculado con su entorno. Para ello determina y organiza su tamaño, lugar,
tiempo, tipo de tarea a realizar, características personales de sus miembros, normas y valores.
En esa estructura es importante la posición o el lugar que ocupa cada miembro en el grupo, y
consiste en manifestar una serie de comportamientos específicos de tal posición (roles) en el
proceso de interacción con los demás participantes.
A estas alturas, bien por nuestros conocimientos previos o bien por nuestras propias
experiencias vivénciales, afirmar que el grupo es una realidad viva, dinámica y en constante
evolución no nos resultaría nada extraño. Desde el momento en que empieza hasta el mo-
mento en que muere (punto inicial y punto final) hace un recorrido, que en parte es previsi-
ble y en parte no. No cabe duda por tanto, que cualquier elemento nuevo del grupo (persona
o circunstancia) provoca o puede provocar una evolución.
En gran parte, gracias a este aspecto cambiante, se estudia la dinámica de los grupos
para saber cuáles pueden ser en cada momento los condicionantes y los agentes de cambio
que empujen en una u otra dirección al grupo.
Generalmente, cada grupo se desarrolla en dos niveles: en el ámbito del trabajo que
pretende realizar, y en el ámbito de su estructura social. La mayoría se aferra al primer ámbi-
to pues lo comprende más fácilmente que el segundo, ya que se trata de tareas que el grupo
emprende y lleva a término (Vopel, 1995). El ámbito de la estructura social se refiere sin
embargo al conjunto de relaciones interpersonales que se dan en el seno de un grupo, descri-
biendo con ello el modo en que se comportan las personas y cómo se trata una con otra. Tra-
dicionalmente, el conjunto de estas relaciones interpersonales constituyen la “estructura
social” de un grupo, y tienen como objetivo satisfacer las tres exigencias individuales que
son: la pertenencia, la posibilidad de influencia y el deseo de ser estimados.
Por otro lado, con respecto a dicho modelo, hay que señalar que no se trata de un
modelo que elijamos al azar, sino más bien de un modelo desarrollado a partir de los estudios
y las teorías de autores como Bennis, Gibb, Mills, Rogers, Schutz, Thelen, Tuckmann, y
otros.
Actitudes habituales en esta etapa (como el primer día de escuela de los niños):
Sólo con el paso del tiempo los participantes son capaces de aliviar sus tensiones y de
“calentar” la gélida atmósfera. A la vez se ponen de acuerdo sobre los objetivos del grupo y
tratan de descubrir las informaciones que necesitan, la forma de proceder, los métodos que
quieren aplicar, etc. Pero al principio es difícil coincidir y en muchas ocasiones los partici-
pantes se inhiben de la responsabilidad grupal. Esta fase es bastante desestructurada, y se
tomarán los acuerdos por la autoridad que ejerce el líder o por votación simple.
El papel del animador en esta etapa será fundamentalmente conocer a cada miembro
del grupo y las expectativas con las que llega al mismo. Debe ser espontáneo y optimista en
sus relaciones interpersonales, fomentando el conocimiento mutuo. Además, tendrá que ir
orientando la marcha del grupo sin que parezca excesivamente directivo o autoritario, con el
fin de evitar enfrentamientos. Y sobre todo, eludir situaciones desconcertantes o de tensión,
favoreciendo la comunicación, el buen ambiente y la ilusión.
⇒ Por votación: una mayoría impone sus planteamientos a una minoría enfrentada.
⇒ Por consenso: todo el mundo se pone de acuerdo por unanimidad, aceptando de
común acuerdo una especie de “contrato social”.
Huelga decir que la última forma de tomar decisiones, a pesar de su lentitud, suele
ser siempre la más indicada para garantizar la felicidad de todos los miembros del grupo y
evitar problemas en el futuro.
El papel del animador en esta etapa será facilitar los procesos de comunicación nece-
sarios para que todo el mundo se implique y participe en la toma de decisiones. Las normas
deben ser algo compartido por todos, para que todos colaboren en su respeto y manteni-
miento, así que deben evitarse exclusiones, divisiones o rechazos en el momento en que se
establezcan. Una buena forma es distribuir responsabilidades entre los miembros del grupo,
con el fin de que todos se sientan útiles, y que tienen algo que aportar. Además de eso, ad-
vertir de posibles problemas que puedan producirse en el futuro, y en general hacer crecer al
grupo buscando la riqueza en su heterogeneidad: somos diferentes pero también comple-
mentarios.
Cuando se discuten cuestiones importantes y temas clave, el grupo se divide con fre-
cuencia en dos posiciones contrastadas. En lugar de discutir los problemas de forma diferen-
ciada y equilibrada, algunos participantes dan más importancia a su capacidad de resistencia
que no a la de raciocino, y el trabajo, que debería ser orientado hacia ciertos temas, se con-
vierte en una lucha por el poder. En el ámbito de la estructura social este conflicto se mani-
fiesta de dos maneras: o bien los participantes reaccionan de forma agresiva, para expresar su
individualidad y para defender su “territorio”, o por el contrario se distancian entre si, en-
friando la parte afectiva de las relaciones, escondiendo sus sentimientos.
La actitud del animador en esta fase se reduce básicamente a capear el temporal, co-
mo suele decirse. Lo más importante es relativizar los problemas que puedan inquietar al
grupo y evitar ataques directos contra su persona o contra cualquier participante, argumen-
tando sobre todo el respeto al prójimo como elemento fundamental de las relaciones huma-
nas. Calmados los ánimos, el animador debe conducir enérgicamente al grupo a la siguiente
etapa.
Existe una mayor confianza en el grupo sobre la capacidad para superar los conflictos
sin que ello suponga no poder expresarse de forma sincera y abierta. Esto conlleva en algu-
nos casos a recuperar viejos conflictos del grupo para analizarlos de forma más profunda; se
ha aprendido a aceptar las críticas. Se da en general una gran madurez tanto en las relaciones
interpersonales como en el trabajo. Las actitudes son más creativas y cooperativas, y los re-
sultados son más fructíferos, no sólo por su eficacia o efectividad (son muchos) sino también
por su eficiencia (son buenos).
En la línea de crecimiento del grupo empiezan a producirse contactos con otros gru-
pos o instituciones exteriores, lo cual facilita el intercambio y la puesta en común de las ex-
periencias con personas ajenas. Esta proyección hacia el exterior ayuda a relativizar la reali-
dad interna del grupo, que se ve con mayor perspectiva.
Por otro lado, llegados a este punto, existen tres caminos hacia los que puede orien-
tarse el grupo:
El papel del animador en esta fase se reduce enormemente, pues a mayor madurez
grupal el seguimiento tutorial es menos necesario. Así, el animador se convierte en un sim-
ple asistente técnico o coordinador del trabajo, integrándose casi como uno más del grupo,
ya que delega su liderazgo en otros. La confianza que muestra en el grupo se expresa también
en la posibilidad de evaluar su trayectoria, incluyendo su labor.
Bloque II:
DINÁMICA Y
TÉCNICAS DE
GRUPO
1. Aclaraciones Previas.
2. Concepto y Finalidad de la Dinámica de Grupos
3. Las Técnicas de Grupo como medio para la anima-
ción de Grupos
1. Aclaraciones Previas:
¿Es lo mismo la Dinámica de Grupos
que las Técnicas de Grupo?
A veces, la falta de rigor nos lleva a confundir términos que aún siendo muy pareci-
dos tienen matices diferentes. Este es sin duda el caso de los términos antes señalados. De
hecho, es evidente que existe una cierta tendencia a utilizar de forma indistinta uno u otro
pensando que con ello nos estamos refiriendo a lo mismo. Aunque a lo largo del siguiente
bloque vamos a tratarlo con mayor profundidad, vamos adelantar un aspecto que nos permi-
tirá establecer la primera diferencia clara y por tanto, una mejor comprensión de estos tér-
minos.
Por tanto, la Dinámica de Grupos es una ciencia experimental que avanza en la me-
dida en que se observa, analiza, contrasta y universaliza la vida de los grupos pequeños. En
su aplicación práctica, la dinámica de Grupos se sirve de una serie de técnicas o métodos de
trabajo para la observación estructurada, el diagnóstico e incluso la intervención directa
sobre los grupos: eso son las Técnicas de Grupo.
Así que las Técnicas de Grupo son el conjunto de medios, instrumentos y procedi-
mientos que, aplicados al trabajo en grupo, sirven para desarrollar su eficacia, hacer realidad
sus potencialidades, estimular la acción y funcionamiento del grupo para alcanzar sus pro-
pios objetivos. Son por tanto, una manera de analizar y organizar la actividad de un grupo,
teniendo en cuenta los conocimientos que aporta la teoría de la Dinámica de Grupos (Fran-
cia - Mata, 1992).
2. Concepto y Finalidad de la
Dinámica de Grupos.
Una vez hecha y comprendida la distinción entre ambos términos, podemos abordar
ya, de una forma más amplia, el concepto y finalidad de la Dinámica de Grupos.
El término proviene del griego διναμισ, que significa fuerza motriz, y hace alusión
al conjunto de fenómenos que tienen lugar en la vida de un grupo como consecuencia de la
interacción producida en el seno del mismo, y que influye tanto en sus relaciones internas
como en su imagen exterior. De esta perspectiva, estudiar la dinámica de un sistema es de-
terminar mediante la observación y la experimentación, qué fuerzas intervienen para hacer
funcionar ese sistema, cómo se combinan estas fuerzas, y conforme a qué procesos y leyes
actúan. Se parte, pues, de la premisa de que el hombre es un ser social que se mueve dentro
de una serie de sistemas (grupos), en los que influye a otros y es influido por esos otros, a
través de la comunicación interpersonal.
LATENCIAS EMERGENTES
PROYECTOS CONSENSOS
Así que, a modo de resumen, la Dinámica de Grupos quiere indicar: una filosofía de
la dirección y conducción de grupos, ciertas técnicas de trabajo y formación, y el conjunto
de conocimientos sobre la naturaleza de los grupos y las leyes de su desarrollo (Francia,
1992).
Saber sobre Dinámica de Grupos ayuda en definitiva a ser persona de equipo, a coor-
dinarse, a animar grupos, a intervenir y facilitar la transformación de una agrupación de
individuos en un grupo eficiente, el cual tendrá sin duda alguna un grado de producción, de
relaciones y de satisfacción más alto.
A las técnicas grupales pueden dárseles usos muy diferentes. Dependerá de quién las
use y qué busca con ellas. Igualmente su eficacia dependerá en alto grado de la habilidad
personal del propio animador, así como de su buen sentido y capacidad creadora e imagina-
tiva para adecuar en cada caso las normas a las circunstancias del momento.
Ahora bien, cuando hablamos sobre las posibilidades de su utilización siempre acaba
surgiendo una primera duda ¿para qué debemos utilizarlas y para qué no?. Bueno, pues a
modo de respuesta, quizá pueda resultar de mayor utilidad el siguiente cuadro:
; Tomarlas como juego. No se trata de divertirse para hacer más fácil el trabajo
con el grupo.
; Fomentar el compañerismo. Pues sólo se conseguiría relaciones muy superficia-
les.
; Dar oportunidad para hablar y especular. No se trata de emplearlas para llenar
el tiempo o para “hacer más amena la reunión” o que los integrantes “estén
más a gusto”.
; Utilizarlas tal cual vienen en los libros. Cada grupo, cada momento, cada sitio,
etc. es distinto, por lo que se requiera capacidad para adaptarlas.
; Dar seriedad y profundidad. Las técnicas son para buscar en el grupo la re-
flexión sistemática.
; Crear grupo. Las técnicas son un medio para llegar a unas relaciones humanas
cada vez más profundas, para desarrollar actitudes, etc.
; Superar el estancamiento de la dinámica de un grupo.
; Buscar solución a los problemas, para resolver conflictos internos del grupo,
para favorecer la integración y comunicación intragrupal, para desarrollar el
sentido crítico, etc.
Es muy posible que después de lo expuesto hasta ahora estemos un poco más con-
cienciados de la importancia que tiene para un animador de grupos conocer aspectos como el
funcionamiento o dinámica de los grupos así como el conjunto de instrumentos o técnicas
con los que puede contar para su animación, etc. Sin embargo, y siguiendo en esta línea de
concienciación y seriedad, es importante que el animador que se ponga a trabajar con un
grupo vaya con un plan de intervención de antemano y no pensando ingenuamente de esta
forma: “conozco una técnica tal, veamos donde puede encajar ahora”.
Indudablemente corresponde al animador elegir la técnica más adecuada para cada
caso. Para ello, es necesario tener asimilado ya, que ninguna técnica puede aplicarse en toda
circunstancia, pues existen diversos factores que impiden que toda situación y momento
sean los mismos siempre.
Algunos de estos factores que pueden influir, y que por tanto hay que tener muy
presentes a la hora de elegir la técnica más adecuada, son (Cirigliano y Villaverde, 1966):
Es cierto que existe una enorme variedad de técnicas de grupo, sin embargo puede
resultar útil para el animador el conocer una serie de pautas que generalmente se dan en
todas las técnicas grupales:
Ventajas Limitaciones
5 Son una valiosa ayuda en la socialización 4 El número de miembros (por exceso o por
de todos los participantes de un grupo. defecto).
5 Traen consigo una mejora de la acepta- 4 El ambiente físico: tamaño del lugar, mo-
ción del otro y el contraste con otros biliario, temperatura, etc.
puntos de vista. 4 El tiempo disponible.
5 Fomentan una actitud de responsabili- 4 Falta de recursos materiales.
dad. 4 Dificultades de carácter intrínseco: parasi-
5 Los individuos aprenden modos más tismo de ciertos miembros, líderes negati-
efectivos para trabajar juntos, se abren vos que entorpecen el desarrollo del gru-
nuevas experiencias, etc. po, modo de animar por parte del anima-
5 Ofrecen una metodología activa, expe- dor.
riencial y crítica.
No resulta nada fácil hacer una clasificación sobre los distintos tipos de técnicas que
hay, ya que en gran medida éstas dependen de factores o criterios como la finalidad y el ob-
jetivo que persiga un grupo, el tamaño del mismo, etc. Es evidente que para un grupo de
trabajo cuyo objetivo se orienta más hacia cuestiones laborales, o de estudio e investigación,
no se utilizarán los mismos tipos de técnicas que si pretendemos trabajar con un grupo en el
que se pretende profundizar en los propios procesos del mismo.
Uno de los criterios más utilizados es el que viene determinado por el tamaño del
grupo, diferenciándose entre grupos grandes y grupos pequeños.
Utilizando este criterio como base, habría que destacar que el tipo de técnicas que se
utilizan para los Grupos Numerosos serían del tipo: el coloquio, el forum, la entrevista, el
panel, la exposición, el simposio, la lluvia de ideas,... (en el anexo se presenta un cuadro en el
que se recogen las más importantes).
Se trata de técnicas que en muchos casos son para grupos en los que no tienen por-
que tener como finalidad el crecimiento social y personal de sus miembros, ni con ello un
carácter más educativo, sino más bien la posibilidad de encontrar caminos o soluciones a una
situación concreta, o unificar criterios sobre cualquier asunto, o intercambiar experiencias e
ideas sobre un tema de interés general, etc.
Por otro lado estarían las técnicas orientadas hacia Grupos Pequeños y poco numero-
sos. En este caso, y debido a las mayores posibilidades que nos ofrece un grupo menos nume-
roso, podríamos distinguir tres tipos de técnicas de acuerdo al objetivo que se pretenda con-
seguir con el grupo:
Esta clasificación no debe entenderse como algo rígido e inamovible, sino más bien
desde una perspectiva flexible y comprensiva, ya que por poner un ejemplo, las técnicas de
cooperación aunque las hemos incluido más como técnicas de análisis de los procesos grupa-
les, no quiere decir que haya técnicas de cooperación que también se puedan utilizar como
técnicas de intervención o incluso de crecimiento personal.
Por ello, y para evitar dicha sensación de rigidez, elegimos adoptar una clasificación
más general y flexible a la vez. Ésta, resulta mucho más funcional para los animadores, ya
que a partir de ella, y en función de los objetivos que se pretendan conseguir, se podrán uti-
lizar unas u otras.
1. Técnicas de Presentación.
2. Técnicas de Conocimiento
3. Técnicas de Afirmación.
4. Técnicas de Confianza.
5. Técnicas de Comunicación.
6. Técnicas de Cooperación.
7. Técnicas de Resolución de Conflictos.
8. Técnicas de Distensión.
Bloque III:
EL ANIMADOR
DE GRUPOS
1. El Animador pilar del grupo.
2. Tipos de Animadores
3. Cualidades de un Buen Animador.
4. Funciones del Animador.
5. Evaluar, un proceso necesario
Es evidente que, sea grande o pequeño el grupo, la figura del animador es necesaria,
ya que de lo contrario, lo que se hace generalmente es dar vueltas sin sentido, se hace todo y
no se hace nada, etc.
Un aspecto a tener en cuenta, y que por tanto debemos apuntar ya como regla básica
para un animador es que, el papel de éste debe estar claramente reconocido por todos, con
las prerrogativas y las obligaciones que le son propias.
2. Tipos de animadores
Es indudable que cada animador de grupo realiza su trabajo conforme a su tempera-
mento: algunos son muy autoritarios, otros son bonachones, otros conciliadores, etc. Por
ello, es importante que cada uno sepa cuáles son sus tendencias y, en caso necesario trate de
corregirlas.
; El animador Autoritario.
; El animador Permisivo o Laissez-Fare.
; El animador Democrático.
El animador autoritario trata de imponer su voluntad haciendo que los demás se ad-
hieran a su postura, ya sea con referencia al pensamiento o a la acción; considera que su idea
es la mejor y su opción la más conveniente. Para lograr convencer al grupo echa mano de su
posición privilegiada y utiliza varias estrategias: el despotismo, la actitud magistral, la expe-
rimentación, la manipulación o el paternalismo (animadores domadores, animadores magos,
animadores papás, etc.) En cualquiera de los casos este líder consigue que el grupo acepte sus
puntos de vista, porque sus objetivos y la línea de acción a seguir están marcados de antema-
no, e impide que el grupo se aparte de ellos. No confía en la iniciativa del grupo, al que ve
como subalterno, y por tanto no estimula la participación. Le interesa más el resultado del
trabajo que las relaciones afectivas así que tampoco se implica personalmente en la dinámica;
ello puede provocar reacciones apáticas o agresivas.
A modo orientativo, un buen animador debe, o debería, contar con las siguientes ap-
titudes y cualidades:
5 Conocimientos:
Un animador debe contar con conocimientos bien precisos para poder ser útil
al grupo y a cada participante: conocimientos sobre dinámica de grupos, co-
nocimientos sobre el comportamiento de la persona, conocimientos sobre el
tema debatido, y en general conocimientos de psicopedagogía.
5 Competencia interpersonal:
Lo que implicaría la capacidad para establecer relaciones auténticas y fun-
cionales con los otros. Esto es lo que se llama “don de gentes”: saber comu-
nicarse adecuadamente a nivel de relación, ser empático, etc.
5 Sensibilidad como receptor: debe estar al tanto de todos los mensajes emitidos
por los miembros del grupo tanto verbal como gestualmente, para posibilitar
el feed-back o retroalimentación sobre el efecto que está teniendo su actua-
ción. Esta capacidad de metaescucha ayudará al animador a empatizar con
los sentimientos del grupo, pudiendo así valorar el ambiente emocional de la
sesión.
1. Para reflexionar sobre lo que se ha vivido, sacar de ello un mayor provecho, conocerse
mejor a si mismo y a los demás, y comprender más perfectamente el funcionamiento del
grupo.
2. Para aprender a expresar los propios puntos de vista (emotivos también) y acostumbrarse
a tomar la palabra, porque muchas veces nos refugiamos en el silencio, ya sea por miedo
o por no querer hacer el esfuerzo. Por el hecho de haber tomado parte en el trabajo del
grupo, todo miembro adquiere el derecho a hacer uso de la palabra en la evaluación.
Además participar en la evaluación proporciona la sensación de haber participado más
realmente en todo el proyecto.
3. Para funcionar mejor en ulteriores experiencias. El hacho de saber cuáles son los puntos
fuertes y los puntos débiles de uno mismo como participante o como animador, ayuda a
saber lo que hay que hacer o dejar hacer en otra ocasión.
ANEXOS
1. Tipos de grupos
2. Tipos de técnicas
3. Reglas fundamentales para el animador de grupos
Grupo Cerrado
Es un grupo individualista, esclusivista, autosuficiente, con una gran dosis de protec-
cionismo hacia los integrantes del grupo, pero completamente cerrados a todo lo que
venga de fuera. Lo de fuera les inspira desconfianza y cierta inseguridad, porque no
pueden controlarlo. Por ello, no se admite ninguna iniciativa que no provenga de
dentro del propio grupo.
Crupo Estancado.
Es un grupo que ha quemado, ya desde hace tiempo, los últimos cartuchos de su pro-
ceso. Se han quedado anclados en una situación favorable desde la que no hacían
mas que mirarse el ombligo, pero que esta agotada y ya no produce nada diferente.
Lo novedoso trastocaria demasiado el ambiente de grupo que todos comparten en
comidilla, así que no se les ocurre a portar alternativas o variantes de ningún tipo:
critican, desprecian o ignoran lo que no empatiza con su forma de hacer las cosas.
Son relativamente conscientes de la falta de objetivos del grupo, pero tampoco se es-
fuezan demasiado por reorientarlo hacia otro camino.
Grupo “Monton”.
Forman un grupo simplemente poruqe están ruinidos juntos, pero no demuestran
iningun interés por nada de lo que pueda suceder. Cada uno va a lo suyo. No existe
la interacción, ni la union, ni la cooperacion. Se sienten marginados del resto del
mundo, pero no se ayudan entre si. Nunca se ponen de acuerdo en nada, ni son ca-
paces de entusiasmarse por ningún proyecto de futuro. Son completamente incapa-
ces de aportar souciones a los problemas: esperan que alguien se los resulva siempre
desde fuera. Todo les parece complicado y difícil, imposible para sus capacidades.
Grupo Integrado.
Colaboran en las tareas desde la amistad sincera y el interés de todo el grupo, al cual
se sienten muy vincualados. Están abiertos a los demás y aceptan las iniciativas de
otros si eso repercute en bien del grupo. No les interesa la competencia, sino ayu-
darse mutuamente en pos de unos objetivos comunes que ilusionan a todos.
11. No hago preguntas, ¿Por qué?, sino preguntas ¿Qué? y ¿Cuándo? Hasta que me
sea posible, hago declaraciones claras. Si una pregunta es importante, declaro el
motivo de la misma.
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía