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MEDICINA HUMANA
PEDIATRÍA - LACTANTES
HIDRATACIÓN EN LACTANTES
VANESSA COBOS
LUIS ORDOÑEZ
ESTUDIANTES
X “C”
CICLO
LOJA – ECUADOR
DESHIDRATACIÓN EN EL LACTANTE
INTRODUCCIÓN
EPIDEMIOLOGÍA
En 2014 la OMS reportó las últimas estadísticas de mortalidad en menores de cinco años,
demostrando que de las 6.3 millones de muertes en ese año, más de la mitad fueron a causa de
enfermedades prevenibles o tratables, enfermedades que fuera de su espectro patológico en su
mayoría cursan con algún estado de deshidratación; además, la OMS estima que anualmente mueren
1,8 millones de personas por enfermedad diarreica aguda (EDA), de las cuales cerca del 90% son
niños menores de 5 años, especialmente menores de un año y habitantes de países en vía de
desarrollo, planteando que esta patología en su mayoría es causada por el consumo de agua no
potable, saneamiento e higiene ineficientes, el desconocimiento o la mala práctica del lavado de
manos y la falta de educación al respecto. Es por ello que el conocimiento acerca de la implicación
de estas patologías en pacientes pediátricos, especialmente en menores de 5 años es de vital
importancia, teniendo en cuenta que estas muertes pudieron ser prevenidas con el manejo indicado
en el momento adecuado al igual que complicaciones como edema cerebral, convulsiones, choque
hipovolémico, falla renal, lesión cardiaca, coma y hasta la muerte.
Teniendo claro estos conceptos, se puede describir los factores que influyen en el balance hídrico del
paciente pediátrico, como son la tasa de filtración glomerular, que en el niño a término es
aproximadamente 39 ml/ min/1.73m2 y va ascendiendo progresivamente hasta alcanzar los valores
de un adulto promedio aproximadamente a los dos años de edad con una TFG de aproximadamente
127 ml/min/1.73m2 (entre 89 y 165 ml/min/1.73m2), el volumen urinario que durante la niñez esta
entre 600 y 1300 ml/día a diferencia del adulto (1-2 litros/día) teniendo en cuenta la diferencia de
peso y talla, y la capacidad de concentración de la orina también es menor en los neonatos, en los
cuales la concentración máxima es de 700 mOsm/kg en comparación a los 1400 mOsm/kg del adulto,
valores que se estabilizan en promedio al año de edad.
ETIOLOGÍA DE LA DESHIDRATACIÓN
a) Pérdida de peso: La pérdida de líquidos supone una pérdida de peso; por lo cual uno de los
criterios de gravedad, se basa en la pérdida ponderal.
Basados en lo anterior y poniendo de presente que no hay ninguna escala validada para ser
contextualizada a nuestro país, se recomienda la utilización de la escala AIEPI al ser más práctica y
diseminada con el fin de ayudar a clasificar y así proponer un tratamiento adecuado
El mecanismo de acción de las sales de rehidratación oral, se basa en el papel del sodio y sus
mecanismos de transporte a nivel intestinal, gracias a su capacidad de generar gradientes osmóticos
y por ende arrastrar agua consigo al interior de la célula para posteriormente alcanzar el torrente
sanguíneo. Gracias al canal SGLT-1 de la membrana luminal del intestino delgado, dos moléculas de
sodio ingresan atravesando la membrana celular de las células de la mucosa intestinal, generando un
gradiente electroquímico que consigue arrastrar a una molécula de glucosa y por ende agua, una vez
dentro de la célula el sodio es llevado al torrente sanguíneo por la bomba sodio-potasio ATPása y la
glucosa por medio del transportador GLUT1ambas bombas ubicadas en la membrana basal en
estrecho contacto con el epitelio vascular, logrando así el transporte de sodio, glucosa y agua al
torrente endovascular. La OMS que 2002 presentó una SRO de 245 mOsm/L con menor
concentración de glucosa (75 mmol/L) y de sodio (75 meq/L) respecto a la estándar, denominada
SRO de osmolaridad reducida y que además conserva una relación sodio/glucosa 1:1; dicha
recomendación de la OMS fue basada tanto en el estudio realizado por el grupo CHOICE como la
revisión sistemática realizada por Hahn et al., y confirmada en un estudio realizado en Colombia
posteriormente; dichos estudios compararon esta nueva SRO con la estándar, demostrando una
notable disminución en la mortalidad de los pacientes con deshidratación por enfermedad diarreica
aguda asociado a disminución en la frecuencia de las deposiciones, en los días de enfermedad, tiempo
de estancia hospitalaria, en los episodios eméticos, en los requerimientos de terapia endovenosa,
reducción de los efectos adversos como hipernatremia con SRO de 90 mEq/L e hiponatremia en SRO
de 45 mEq/L, con mayor tolerancia por los pacientes que la consumían, correcciones niveles séricos
de sodio y además que estos pacientes pueden ser tratados en casa con terapia ambulatoria y no
requieren hospitalización reduciendo así los riesgos de estancia hospitalaria; por tanto, se
recomienda el uso de SRO de baja osmolaridad entre 75 y 84 mmol de sodio con una relación
sodio/glucosa 1:1 o en su defecto 2:1 y una osmolaridad entre 240-250mOsm/L SRO como la
propuesta por la OMS. Al comparar la terapia vía oral versus la parenteral, la OMS declara a la primera
más simple, segura, efectiva y menos costosa, demostrando que solo alrededor de un 4% de los casos
necesitó el escalonamiento a terapia endovenosa, pacientes tratados con SRO necesitaron menos
días de estancia hospitalaria y menor incidencia de efectos adversos graves, no se demostró
diferencia con respecto a ganancia ponderal o incidencia de hipernatremia o hiponatremia, ni de los
días con deposiciones diarreicas; con respecto a las muertes, se reportaron más casos de muerte en
pacientes con rehidratación endovenosa (6 vs 2), pero posiblemente relacionado con la gravedad de
la patología y no con la terapia como tal; dejando en el ambiente una clara inclinación a favor de la
rehidratación oral en pacientes con indicaciones sobre la terapia endovenosa.
En la actualidad contamos con tres clases de sustancias que pueden ser administradas por vía
endovenosa para terapias de expansión de líquidos extra e intracelulares como lo son los cristaloides,
los coloides y las unidades de sangre. En el paciente pediátrico con deshidratación, se debe elegir
aquella solución capaz de regular los volúmenes en el espacio intracelular y extracelular, y que genere
los aportes metabólicos y electrolíticos necesarios como en los pacientes menores de dos años que
requieren soluciones que contengan glucosa para brindar así un aporte energético basal como la
solución poli-electrolítica. Al comparar la solución salina con el lactato de Ringer en pacientes
pediátricos con deshidratación por diarrea, la evidencia apunta a que la solución salina produce
mayor disminución del pH generando mayores complicaciones como acidosis metabólica e
hipercloremia, esto apoyado por la mayor relación con el líquido extracelular, la presencia de potasio
y por su diferencia de iones fuertes del Lactato de Ringer convirtiéndole en una solución más
fisiológica con respecto al cloruro de sodio dentro de las diferentes presentaciones de la solución
salina, el riesgo de hiponatremia, síndrome de dificultad respiratoria, hipertensión arterial y otras
patologías, es mayor cuando se usa solución salina hipotónica, demostrando la superioridad de las
soluciones isotónicas (solución salina normal 0.9%, Lactato de Ringer y solución poli-electrolítica)
para el manejo de la deshidratación en el paciente pediátrico, por lo cual se recomienda el uso de
Lactato de Ringer o de solución poli-electrolítica (contiene: 90 mmol/L de sodio, 20 mmol/L de
potasio, 80 mmol/L cloruro, 30 mmol/L de base – acetato y 140 mmol/L de glucosa) sobre el uso de
solución salina al 0.9% en pacientes con algún grado de deshidratación. La rehidratación endovenosa,
por lo general requiere del inicio bajo esquemas con bolos de cristaloides con el fin de establecer lo
más rápido posible un alto porcentaje de las pérdidas hidroelectrolíticas producidas por cualquier
patología que cause deshidratación, reestableciendo así el volumen sanguíneo que asegura un aporte
de nutrientes, oxígeno y electrolitos de manera rápida y eficaz; estos esquemas en bolos deben ser
administrados cuantas veces sean necesarios con el objetivo de reestablecer las variables
hemodinámicas que están alteradas en un paciente con alteraciones hidroelectrolíticas, siempre
teniendo en cuenta las posibles complicaciones que podrían aparecer con el exceso de estas que por
lo general se pueden tratar fácilmente con una terapia adecuada. Hasta el momento existen dos tipos
de esquemas con soluciones isotónicas, uno en el cual se administra a una velocidad de infusión de
20ml/kg y otra llamada rehidratación endovenosa rápida de 60 ml/kg en un tiempo de 30 a 60
minutos; terapias que a pesar de ser objeto de investigación en múltiples estudios clínicos, hasta el
momento no han demostrado superioridad de una terapia sobre la otra. La mayoría de veces, los
líquidos administrados en bolo deben ser restados a los líquidos calculados para la compensación del
déficit hídrico, excepto en casos que el paciente requiera terapia intensa con rehidratación por
presentar estado de choque, siempre monitoreando y examinando constantemente al paciente, con
el fin de detectar a tiempo posibles complicaciones como edema pulmonar.
METAS DE LA TERAPIA
HOLLIDAY-SEGAR
Se calcularan según el porcentaje perdida respecto al grado de deshidratación (para grado leve de <
5%, grado moderado 10 %); este porcentaje de perdida, deberá servir para calcular el peso perdido
según grado de deshidratación (cada kg perdido equivale a 1 L de líquidos a reponer) y así reponer
esta cantidad de líquidos expresados en cc o ml por vía oral para pacientes con deshidratación leve y
moderada, y dependiendo de la clínica del paciente, las indicaciones y contraindicaciones se
estudiará la vía de rehidratación en pacientes con deshidratación grave. Para pacientes con
deshidratación leve a moderada, la administración de sales de rehidratación oral deberá ser de 50
ml/kg y 100ml/kg respectivamente en un periodo de 4 horas dividido en pequeñas fracciones
evaluando clínicamente cada hora; para el cálculo de líquidos intravenosos, estos deberán ser
administrados en dos fases, la primera en donde se administrará la mitad del total calculado para la
reposición del déficit hídrico en las primeras 8 horas y la fase dos en donde la mitad restante será
administrada en las siguientes 16 horas; terapia diferente a la propuesta por la OMS que establece
una terapia de rehidratación rápida de aproximadamente 4 horas ya sea con SRO o por vía
endovenosa, basados en estudios que no han demostrado inferioridad comparando parámetros
hemodinámicos a la terapia estándar recomendada por la JPPT e inicio más temprano de vía oral en
paciente con terapia endovenosa, además recomendaciones basadas en explicaciones fisiológicas
dadas por la mejoría oportuna de la perfusión del tracto gastrointestinal, mejoría de la perfusión
renal, estabilización más rápida de niveles séricos de electrolitos como sodio, potasio y magnesio y
disminución de la tasa de morbi-mortalidad, excepto en pacientes con falla cardiaca en donde está
contraindicada.
3) LÍQUIDOS DE REMPLAZO: Calcular las pérdidas que ocurran durante la terapia de rehidratación
como vómito y deposiciones diarreicas y reponerlas en relación 1:1,
Usar el esquema del cuadro 1 para determinar el grado de deshidratación y seleccionar el plan
adecuado para tratar o prevenir la deshidratación. Las características de los niños que no presentan
signos de deshidratación están en la columna A, los signos de algún grado de deshidratación están
en la columna B y los de la deshidratación grave están en la columna C. Si están presentes dos o más
signos de la columna C, el niño tiene “deshidratación grave”. Si no es el caso, pero se encuentran dos
o más signos de la columna B (y C), el niño tiene “algún grado de deshidratación”. Si tampoco es el
caso, se considera que el niño “no presenta signos de deshidratación”.
Los niños con algún grado de deshidratación o con deshidratación grave deben pesarse sin ropa para
facilitar el cálculo de sus necesidades hídricas. Si el pesaje no es posible, puede usarse la edad del
niño para calcular su peso (véase el cuadro 2). Nunca debe postergarse el tratamiento por no
disponer de una báscula. El déficit hídrico de un niño puede calcularse de la siguiente manera:
Con estos antecedentes la OMS por medio de la clasificación del AIEPI, divide a los pacientes
pediátricos con diarrea en tres grandes grupos:
Pacientes pediátricos con diarrea sin deshidratación, plan a: tratamiento en el hogar para prevenir la
deshidratación y la desnutrición
Estos pasos se resumen en las cuatro reglas del plan A para el tratamiento de la diarrea:
1. Primera regla: dar al niño más líquido que habitualmente para prevenir la deshidratación
En muchos países hay una serie de líquidos caseros recomendados. Cuando sea posible, entre
estos líquidos se debe incluir al menos uno que contenga sal normalmente. También debe darse
agua potable. Deberán recomendarse otros líquidos que los niños tomen con frecuencia en esa
zona y las madres consideren adecuados para los niños con diarrea, lo que hará que estén
dispuestas a dárselos en mayor cantidad cuando se les aconseje hacerlo.
Líquidos adecuados
• solución de SRO;
• bebidas saladas (por ejemplo, agua de arroz salada o yogur al que se le ha añadido sal)
• sopas de verduras y hortalizas o de pollo con sal.
• También se puede enseñar a las madres a que agreguen sal (aproximadamente 3 g/l) a
una bebida o sopa sin sal durante los episodios de diarrea, pero esto requiere un esfuerzo
educativo continuado. Una solución de fabricación casera que contenga 3 g/l de sal de
mesa (una cucharadita rasa) y 18 g/l de azúcar común (sacarosa) es eficaz
• agua simple
• agua en la que se han cocido cereales (por ejemplo, agua de arroz sin sal);
• sopa o caldo sin sal;
• bebidas a base de yogur, sin sal;
• agua de coco; j té ligero (no endulzado);
• jugos de fruta fresca no endulzados.
Líquidos inadecuados: Algunos líquidos son potencialmente peligrosos y deben evitarse durante
la diarrea. Concretamente, las bebidas endulzadas con azúcar, que puede causar diarrea osmótica
e hipernatriemia. Algunos ejemplos son: bebidas gaseosas comerciales; jugos de fruta
comerciales; té endulzado. Otros líquidos que también deben evitarse son los que tienen un
efecto estimulante, diurético o purgante, por ejemplo: j café j algunos tipos de té o infusiones
medicinales.
La regla general es dar tanto líquido como el niño o el adulto quiera tomar hasta que desaparezca
la diarrea. A modo de orientación, después de cada deposición de heces sueltas, dar: j a los niños
menores de 2 años: de 50 a 100 ml (de un cuarto a media taza grande) de líquido; j a los niños de
2 a 10 años: de 100 a 200 ml (de media a una taza grande); j a los niños mayores y adultos: tanto
líquido como quieran tomar.
2. Segunda regla: administrar suplementos de cinc (10 a 20 mg) al niño todos los días durante
10 a 14 días
Suspender la vía oral con el fin de evaluar la tolerancia a esta por un periodo de 2-4 horas de la
siguiente manera:
• MENORES DE 10 KG: Con deshidratación leve administrar 50 cc/Kg de SRO, cálculo para 4 horas,
por tanto se recomienda dividir el total en 4, para que la cantidad sea dada en horas y posteriormente
dividir esta fracción en 12 para que la cantidad resultante sea administrada cada 5 minutos; para
deshidratación moderada administrar 100cc/Kg con la misma distribución explicada anteriormente.
• MAYORES DE 10 KG: con deshidratación leve 30cc/Kg y para deshidratación moderada 60 cc/ Kg,
se administrar como se explicó anteriormente.
Los pacientes en esta etapa deberán ser observados durante la primera, la segunda y la cuarta hora,
si mejoran deberán ser tratados mediante el PLAN A de rehidratación de la OMS; de lo contrario si
aparecen signos de deshidratación grave, intolerancia a la vía oral y/o fracaso terapéutico, deberá ser
sometido al PLAN C (3,76).
Indicaciones de hospitalización.
• Shock
• Fracaso con terapia oral: Aumento del gasto fecal, vómito incoercible y/o ingesta insuficiente
por alteración del estado de consciencia.
• Deshidratación grave
• Alteraciones neurológicas (convulsiones, letargia)
• No tolerancia a la vía oral
• Sospecha de patología quirúrgica
• Condición social que imposibilita el adecuado cuidado y tratamiento ambulatorio.
• ≥ 1 contraindicación de rehidratación con SRO
• Persistencia de deshidratación una vez hidratados
Hospitalizar previo inicio de rehidratación con sales de rehidratación oral si el paciente tolera vía oral
hasta asegurar acceso venoso para iniciar reposición por vía IV con lactato de Ringer o solución poli-
electrolítica o solución salina normal en ausencia de estas, si no tolera vía oral y no se puede crear
acceso venoso, considerar paso de sonda nasogástrica y reponer de la siguiente manera:
Para rehidratación IV o por sonda nasogástrica administrar 100 ml/Kg repartidos de la siguiente
manera:
Se debe reevaluar a los pacientes cada 15 o 30 minutos hasta encontrar un pulso radial fuerte.
Posteriormente, se deben reevaluar por lo menos cada hora para confirmar que está mejorando la
hidratación. En caso contrario, se administrará la venoclisis más rápidamente. Cuando se ha infundido
la cantidad programada de líquido intravenoso (después de tres horas para los pacientes mayores y
de seis para los lactantes), se hará una evaluación completa del estado de hidratación del niño
Si los signos de deshidratación grave persisten, repetir la venoclisis como se describe en el plan C. No
obstante, es muy raro que esto suceda, sólo se producirá en niños que evacuen grandes cantidades
de heces líquidas con frecuencia durante el período de rehidratación. Si el niño está mejorando (es
capaz de beber) pero todavía muestra signos de algún grado de deshidratación, suspender la
venoclisis y dar solución de SRO durante cuatro horas, como se indica en el plan B.
Si no hay ningún signo de deshidratación, seguir el plan A de tratamiento. Si fuera posible, observar
al niño durante al menos seis horas antes de darlo de alta mientras la madre le da la solución de SRO
para confirmar que es capaz de mantener al niño hidratado. Recordar que el niño necesitará
continuar el tratamiento con la solución de SRO hasta que la diarrea desaparezca.
Si el niño no puede permanecer en el centro de tratamiento, enseñar a la madre cómo administrar
el tratamiento en casa siguiendo el plan A. Darle suficientes sobres de SRO para dos días y enseñarle
a reconocer los signos que indican que debe regresar con su hijo al centro
DESEQUILIBRIOS ELECTROLÍTICOS
Hiponatriemia: La hiponatriemia (Na+ sérico <130 mmol/l) se puede producir en niños con diarrea
que beben principalmente agua o bebidas acuosas que contienen poca sal. La hiponatriemia es
especialmente frecuente en los niños con shigelosis y los que están gravemente desnutridos con
edema. La hiponatriemia grave puede acompañarse de letargia y, más raramente, de crisis
convulsivas. La solución de SRO constituye un tratamiento seguro y eficaz para casi todos los niños
con hiponatriemia. Una excepción son los niños con edema, debido a que la solución de SRO les
proporciona demasiado sodio.
10 kg x 100= 1000 ml
10 kg x 50= 500 ml
15 kg x 20= 300 ml
--------------------------------
35 kg = 1800 ml
De estas necesidades basales, aproximadamente 2/3 corresponden a las pérdidas renales y el tercio
restante a las pérdidas insensibles, que varía según la edad, la temperatura, la frecuencia
respiratoria y la actividad física.
Deshidratación aguda
Es la disminución de los líquidos corporales que se produce por aportes insuficientes o pérdidas
excesivas de agua.
Se pueden producir diferentes grados de deshidratación que por motivos didácticos se clasifican en:
• Leves: <3 % en niño mayor o adulto; <5% en un lactante, de pérdida de peso corporal.
• Moderados: 3-6 % en niño mayor o adulto; 5-10 % en un lactante, de pérdida de peso corporal.
• Graves: >6 % en niño mayor o adulto; >10% en un lactante, de pérdida de peso corporal.
En la deshidratación grave se administra 20 cc/kg de SSI (solución salina isotónica al 0,9%) o Ringer
Lactato, en goteo rápido, con posterior valoración clínica para eventuales repeticiones de la misma
solución.
Una vez superada la situación de shock, se procede a la re-hidratación calculando el déficit del
paciente, para lo cual se debe sumar el volumen de mantenimiento más el porcentaje de pérdida a
reponer en 24 horas, excepto en la deshidratación hipertónica en la que la reposición de las primeras
24 horas contempla el mantenimiento más la mitad del déficit estimado, completándose la reposición
en 48 hs.
En caso de deshidratación hiponatrémica, la mitad del déficit calculado se debe dar en las primeras
8 horas, y el resto en las 16 horas restantes.
Glucosa
• Hipotónica: 10 a 14 mEq/kg/día
• Isotónica: 7 a 10 mEq/kg/día
• Hipertónica: 2 a 4 mEq/kg/día
1. Deshidratación isonatrémica
El potasio se agrega a la mezcla una vez que la diuresis se restituye, en forma de cloruro de potasio
a una concentración de 30 mEq/litro del mencionado catión.
2. Deshidratación hiponatrémica
Si el niño se halla en shock, se procede a la reposición del volumen intravascular con SSI a razón de
20 ml/kg en 20 minutos, que eventualmente se repite hasta restablecer la hemodinamia
Restauración del déficit en 24 horas, la mitad del mismo en las primeras 8 horas, y el resto en las 16
horas restantes, aportando 10 a 14 mEq/kg/día de sodio. Este aporte se consigue con una
concentración de sodio de 75 mEq/litro, en las primeras 8 horas y de 60 mEq/l en las restantes 16
horas.
La corrección muy rápida de la hiponatremia puede conducir a la mielinólisis pontina, por lo que se
debe evitar un incremento del sodio sérico mayor de 12 mEq/l en 24 horas.
La corrección del déficit de sodio se puede cuantificar por la siguiente fórmula (Na deseado - Na
actual) x 0.6 x Kg.
3. Deshidratación hipernatrémica
Si el niño se halla en shock, se procede a la reposición del volumen intravascular con SSI a razón de
20 ml/kg en 20 minutos, que eventualmente se repite hasta restablecer la hemodinamia.
La reposición de cada día contempla el mantenimiento más el déficit estimado, que se fraccionara
en 1 a 4 días según el tiempo determinado por el nivel de natremia.
No existe un consenso sobre la concentración ideal del líquido a infundir, las recomendaciones del
plan inicial varían de 36 mEq/litro (¼ de SSI) a 75 mEq/l (½SSI).
Se deben variar las concentraciones de sodio según la velocidad de descenso del sodio, lo cual esta
directamente relacionado con el aporte de “agua libre”.
En pacientes complicados con hipernatremia grave, se infunden “en paralelo” 2 soluciones con
diferentes concentraciones de sodio y la misma concentración de glucosa y potasio:
Potasio Con el potasio se procede de la misma forma que en los anteriores casos.
Hipotónica: 8 a 10 mEq/kg/día
Isotonica: 8 a 10 mEq/kg/día
Hipertónica:0 a 4 mEq/kg/día
La restitución del potasio, catión eminentemente intracelular, debe considerar las siguientes
recomendaciones:
Líquidos de reposición
En el curso de la rehidratación pueden continuar las pérdidas concurrentes, las cuales deben ser
tenidas en cuenta según el sitio del débito.
Líquido gástrico: ya sea por vómitos o drenaje por sonda, la reposición se debe hacer
teniendo en cuenta la composición del mismo y el volumen perdido:
Sodio = 20-80 mEq/l
Potasio = 5-20 mEq/l
Cloruro = 100-150 mEq/l
Una solución adecuada para la reposición, volumen por volumen, en un tiempo de 1 a 6 horas, es:
SSI hasta 1000 cc + 7 ml de Cl K, que representa una cantidad mayor de potasio que la que se
pierde, teniendo en cuenta la tendencia a desarrollar hipokalemia en pacientes con pérdidas
gástricas, debido a las pérdidas concomitantes por orina.
Diarrea: en los infrecuentes casos de imposibilidad de reposición por vía oral de pérdidas
por deposiciones diarreicas copiosas, se debe medir el volumen de las mismas e infundir la
cantidad equivalente según la composición de la pérdida:
Sodio = 10 a 90 mEq/l
Potasio = 10 a 80 mEq/l
Cloro = 10 a 110 mEq/l
Bicarbonato = 15 a 50 mEq/l
Fiebre: por cada grado centígrado que aumenta la temperatura por encima de 37º, se debe
calcular 10 ml/kg/día, aunque este razonamiento es teórico ya que la elevación térmica no
persiste durante todo el día, por lo que se debe hacer balances de pérdidas parciales.
Según el tipo de pérdidas se puede calcular la composición de los líquidos a reponer:
SHOCK
La perfusión tisular adecuada requiere un sistema cardiovascular intacto. Esto incluye un volumen
adecuado de líquido (la sangre), un recipiente para regular la distribución del fluido (los vasos
sanguíneos), y una bomba (el corazón) con fuerza suficiente para mover el fluido a través de los vasos.
Un mal funcionamiento o deficiencia de alguno de estos componentes puede afectar a la perfusión.
Los signos y síntomas de shock varían dependiendo de la causa del shock y la respuesta de múltiples
órganos a los cambios en la perfusión.
TIPOS DE CHOQUE
Recuadro 4-1 Áreas clave de evaluación para pacientes con riesgo de shock
Membranas mucosas (color y humedad).
Estado neurológico.
Pulso, ritmo, fuerza y diferencias entre los sitios venosos centrales y periféricos
Temperatura de la piel, color, humedad y turgencia.
Producción de orina
Tasa de ventilación, profundidad y ritmo
Se debe obtener un historial tan pronto como sea posible del padre o cuidador. La información
adquirida puede ayudar a identificar el tipo de shock presente, establecer la salud previa del niño y
determinar el inicio y la duración de los síntomas.
SHOCK HIPOVOLÉMICO
La hipovolemia es la causa más común de shock en bebés y niños en todo el mundo.
El shock hipovolémico es un estado de volumen sanguíneo circulante inadecuado en relación con la
capacidad del espacio vascular.
FISIOLOGÍA: El shock hemorrágico, es un tipo de shock hipovolémico, que es causado por un sangrado
interno o externo severo. Las causas posibles del shock hemorrágico en niños se muestran en el
cuadro 4-2.
El shock hipovolémico también puede ser causado por una pérdida de plasma, líquidos y electrolitos,
o por desórdenes endocrinos.
• Pérdida de plasma: quemaduras, tercer espacio (p. Ej., Pancreatitis, peritonitis)
• Pérdida de líquidos y electrolitos: trastorno renal, sudoración excesiva (por ejemplo, fibrosis
quística), diarrea, vómitos
• Enfermedad endocrina: diabetes mellitus, diabetes insípida, hipotiroidismo, insuficiencia
suprarrenal.
La cantidad y la rapidez con que se pierde el volumen afecta la gravedad y la cantidad de signos y
síntomas
Además de los hallazgos que se indican en la Tabla, las lesiones en los órganos del tórax pueden
provocar una disminución o ausencia de los sonidos respiratorios en el lado afectado, disnea y un
movimiento paradójico de la pared torácica. La distensión abdominal, la sensibilidad y los moretones
de la pared abdominal pueden estar presentes en un niño que ha sufrido un traumatismo abdominal.
La hipovolemia resultante de causas no hemorrágicas, como diarrea o vómitos, puede provocar
signos y síntomas de deshidratación. La investigación ha sugerido que se pueden usar cuatro
hallazgos clínicos para evaluar la deshidratación: apariencia general anormal, relleno capilar por más
de dos segundos, membranas mucosas secas y ausencia de lágrimas. La presencia de cualquiera de
estos dos hallazgos indica un déficit del 5% o más, y tres o más hallazgos indican un déficit de al
menos el 10%
En defensa de la presión sanguínea. El cuerpo humano tiene mecanismos de defensa destinados a
preservar la presión sanguínea en valores normales, en compleja interrelación, vital ante la amplia
variedad de estímulos hipotensivos que incluyen endotoxemia, hemorragial y anafilaxis
Factores Mayores que defienden la presión sanguínea
Neural Simpático vía Centro Vasomotor Baroreceptores
Receptores de Volumen
Quimiorreceptores
Respuesta Isquémica Cerebral
Humoral Medula Adrenal- Catecolaminas
Respuesta Hipotálamo - Pituitaria
Sistema Renina - Angiotensiva - Aldosterona
Barorreceptores: Están localizados en ambos senos carotideos y en el arco aórtico, así como en las
paredes de ambas aurículas, en la unión de las venas cavas superior e inferior y venas pulmonares
con la aurícula, en el ventrículo izquierdo y en la circulación pulmonar. Su estimulación afecta ambos:
el centro vasomotor y el centro Cardio inhibitorio. El seno carotideo hace el mayor incremento de
tono simpático ante la hemorragia
Quimiorreceptores.-. Aumentan la vasoconstricción, e incluso provocan una marcada estimulación
respiratoria.
Receptores Cerebrales Isquémicos.- Cuando la presión de perfusión Cerebral (PPC) cae por bajo de 40
torr, se disparan descargas masivas simpáticas, respuesta que es mucho mayor que la alcanzada por
los barorreceptores. Pero si esta respuesta es muy severa, la actividad vagal aumenta, lo cual puede
conducir a profunda bradicardia y puede agravar la hipotensión.
Respuestas humorales. - Los niveles circulantes de norepinefrina y epinefrina están incrementados
10 y 50 veces respectivamente, cuando la presión arterial es descendida a 40 torr en animales, esto
se ha confirmado en hombres. 20% de la reducción del volumen sanguíneo, conduce a 40 veces más
secreción de la vasopresina por la neurohipófisis. Esta respuesta es mediada a través de los
barorreceptores carotideos así como por los receptores auriculares de volumen
Sistema Renina - Angiotensina - Aldosterona.- Es el más potente de los mecanismos humorales, pero
en forma prolongada puede conducir a choque irreversible
Hay varios factores por los cuales todas estas respuestas varían en el neonato respecto al adulto y
son: a) el incompleto desarrollo del sistema nervioso simpatico. b) contractibilidad miocardica
disminuida, c) disminuidos niveles enzimaticos, y d) disminuida densidad de la fibra muscular
CUIDADOS DE EMERGENCIA
La atención de emergencia está dirigida a controlar la pérdida de líquidos y restaurar el
volumen vascular.
Realizar una evaluación inicial. Obtenga una historia enfocada lo más pronto posible del
padre o cuidador para ayudar a identificar la etiología del shock.
Iniciar la oximetría de pulso y el control cardíaco y la presión arterial. Controle el sangrado
externo, si está presente. Si la ventilación es adecuada, administre oxígeno suplementario de
manera que no agite al niño. Si hay signos de insuficiencia respiratoria o paro respiratorio,
ayude a la ventilación con un dispositivo de máscara de bolsa con oxígeno suplementario.
Obtener acceso vascular. El acceso venoso puede ser difícil de obtener en un bebé o niño en
shock. Cuando el choque está presente, se prefiere el sitio de acceso vascular más fácilmente
disponible. Si se necesita acceso vascular inmediato y acceso intravenoso (IV) confiable no se
puede lograr rápidamente, el acceso intraóseo temprano (IO) es apropiado.
Una vez obtenido el acceso vascular, iniciar la reanimación con líquidos. Después de cada
bolo de líquido, vuelva a evaluar el estado mental del niño, la FC, la presión arterial, el llenado
capilar, la perfusión periférica y la salida de orina.
o La administración de un bolo de fluido inicial de 20 ml / kg de una solución cristaloide
isotónica como solución salina normal (NS) o Ringer lactato (LR) es razonable (de
Caen et al., 2015). En general, se necesita la administración de aproximadamente 3
ml de cristaloides para reemplazar cada 1 ml de sangre perdida (American Heart
Association, 2011a). Un sistema de tubería IV que incorpora una llave de paso de tres
vías en línea a menudo es útil para la administración rápida de fluidos.
o Evalúe la respuesta del niño después de cada bolo. Controle de cerca el aumento del
trabajo respiratorio y el desarrollo de crepitantes. Debido a que la administración
excesiva de líquidos puede ser dañina, algunos expertos han recomendado que se
utilice la ecocardiografía transtorácica en combinación con evaluaciones clínicas
para guiar el manejo del paciente (es decir, bolos de líquidos adicionales, bolos de
líquidos que usan menos volumen, inicio de la terapia con vasopresores)
o Los coloides son fluidos que contienen proteínas con moléculas grandes que
permanecen en el espacio vascular durante más tiempo que los fluidos cristaloides.
Los coloides ejercen presión oncótica y extraen el líquido de los tejidos hacia el
compartimiento vascular. Aunque los coloides (como la albúmina) no están indicados
de manera rutinaria durante el tratamiento inicial de la hipovolemia, pueden
solicitarse la reposición de volumen en niños con grandes pérdidas en el tercer
espacio o déficit de albúmina (Asociación Americana del Corazón, 2011a).
o Los productos sanguíneos pueden necesitar una transfusión cuando la hemorragia
es la causa de la pérdida de volumen. Considere una transfusión de glóbulos rojos
empaquetados si el niño permanece inestable después de dos a tres bolos de líquido
cristaloide isotónico de 20 ml / kg (American Heart Association, 2011a).
o Los vasopresores (por ejemplo, dopamina, norepinefrina, epinefrina) generalmente
se consideran solo si el shock sigue siendo resistente después de 60 a 80 ml / kg de
reanimación por volumen.
Obtenga una Evaluación Enfocada con Sonografía para Trauma (RÁPIDO) (es decir,
ultrasonido de cabecera) si el equipo está disponible y se sospecha sangrado en el tórax, el
abdomen o la pelvis.
Controlar el nivel de glucosa en suero. Algunos niños en estado de shock son
hipoglucemiantes debido a las reservas de carbohidratos que se agotan rápidamente. Si la
glucosa sérica está por debajo de 60 mg / dL, administre dextrosa IV o IO (Tabla 4-4).
DEXTROSA
Clasificación Carbohidrato
Mecanismo de acción La acción principal es reemplazar la glucosa
que se necesita como la principal fuente de
energía para las células del cuerpo;
aumenta rápidamente la concentración de
glucosa en suero
Indicaciones Hipoglucemia conocida o sospechada
Dosis IV/IO: 0.5 to 1 g/kg
Recién nacido: 5 to 10 mL/kg D10W
Niños o infantes: 2 to 4 mL/kg D25W
Adolescentes: 1 to 2 mL/kg D50W
Efectos adversos • Hiperglucemia
• La extravasación conduce a una grave
necrosis tisular.
• Edema cerebral cuando se administra por
vía intravenosa sin diluir.
Notas • Antes de la administración, extraiga
sangre para determinar el nivel basal de
glucosa en suero.
• Debido a que la extravasación puede
causar necrosis tisular, asegúrese de la
permeabilidad de la línea IV antes de la
administración.
• Diluir una solución de dextrosa al 50% 1: 1
con agua estéril o solución salina normal =
D25W. Dilución de solución de dextrosa al
50% 1: 4 con agua estéril o solución salina
normal = D10W.
Si al finalizar la segunda hora siguiendo el anterior esquema, no hay corrección clínica del
choque, y tampoco hay pérdidas exageradas, debe sospecharse Choque Hipovolémico
complicado bien con otra alteración (miocarditis, septicemia) o choque mixto (choque
séptico).
Los expansores coloidales (sangre, plasma, albumina, dextran) expanden el agua
intravascular pero deshidratan más el espacio extracelular empeorando la perfusión tisular.
Es importante recordar que cuando se corrige la acidosis con bicarbonato, el calcio ionizado
cae a medida retoma el pH a lo normal, y esto en adición a posibles pérdidas renales de calcio
o isquemia para tiroidea, puede resultar en profunda hipocalcemia. La disminución del calcio
sérico ionizado puede conducir a alteraciones en el nivel de consciencia, temblor
convulsiones, hipotensión, taquicardia, depresión miocárdica, y acidosis (16). Niveles bajo
2.5 mg. de calcio ionizado deben ser tratados con gluconato de calcio (100 mg X Kg. E.V. lento
o cloruro de calcio (20 mg. X kg.)