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Destilación al vacio
El proceso de destilación a vacío es un proceso que a menudo se integra con la
unidad de destilación atmosférica en cuanto a la transferencia de calor se refiere.
La alimentación de esta unidad es el residuo que sale por fondo de la torre de
destilación atmosférica. Este residuo es destilado a vacío para proporcionar las
corrientes de destilado pesado que se utiliza para la producción de aceite
lubricante o para las unidades de conversión.
El crudo reducido es alimentado, junto con vapor (rebaja aun más la presión
efectiva), son alimentados a un horno para calentarlos hasta unos 730-850ºF.
También se introduce vapor directamente en la torre como alimentación.
Obtenemos dos productos intermedios, gasóleo ligero de vacío y gasóleo pesado
de vacío, y una corriente de cola, la cual serán los asfaltos. Obtenemos dos
corrientes más por la corriente de cabeza, gas no condensable y agua aceitosa.
La corriente de cabeza pasa por tres etapas de eyectores de vapor y
condensadores barométricos o de superficie que son los instrumentos para
mantener la presión de operación deseada.
Hidrodesulfuración
La hidrodesulfuración es uno de los procesos más importantes dentro de la
industria de la refinación del petróleo, cuyo propósito es reducir contaminantes en
las fracciones de destilados de petróleo crudo. Las regulaciones ambientales en
muchos países exigen la producción de combustibles de transporte
ambientalmente más amigables con contenidos de azufre más bajos, al mismo
tiempo, en las dos décadas pasadas, la demanda de combustibles de transporte
se ha incrementado en la mayoría de los países. El contenido de azufre en los
combustibles es una preocupación ambiental debido a que durante la combustión,
éste se convierte en SOx, el cual no solo contribuye a la lluvia ácida, sino también
envenena el catalizador del convertidor catalítico utilizado en el tratamiento de las
emisiones de los gases de escape de los automotores de reciente manufactura.
Desintegración catalítica
Con la necesidad de gasolinas de mejores propiedades antidetonantes, mayor
octanaje y mayor susceptibilidad al plomo se desarrolló el diseño y construcción
de procesos catalíticos. El primer proceso catalítico fue el Houdry, con lechos
catalíticos fijos, y éste método dominó en la industria por varios años. Los dos
tipos de unidades de desintegración catalítica que se usan hoy en día son las de
lecho fijo y de lecho móvil o fluidizado. En la actualidad, la desintegración catalítica
representa el 85% de la capacidad total de desintegración. Las reacciones que se
verifican durante la desintegración incluyen escisión, isomerización, alquilación,
deshidrogenación y aromatización entre otras. Se utilizan dos tipos de
catalizadores: naturales y sintéticos. Los naturales están constituidos por sílice y
alúmina con pequeñas cantidades de otros materiales. Los catalizadores sintéticos
se fabrican con materiales puros y especificaciones muy rígidas. Los catalizadores
modernos se basan en tamices moleculares. Consisten en zeolitas cristalinas
sintéticas a base de los minerales mordenita y erionita, de tipo alúminosilicato, en
los que el catión sodio ha sido sustituido por un catión del Grupo VIII o de un metal
de tierras raras. Estos tamices moleculares sustituidos se mezclan con un
aglutinante y se moldean al tamaño y forma adecuados. Las pastillas o gránulos
catalíticos pueden ser de 3 a 4 mm para unidades de lecho fijo y de 2 a 400 micras
para unidades de lecho fluidizado. En el proceso de desintegración catalítica de
lecho fluido, los vapores de petróleo calientes se mezclan con una arcilla fina o un
catalizador sintético pulverizado y la mezcla forma un remolino con un contacto
íntimo en el reactor, donde se verifica la desintegración de las moléculas del
petróleo. Se dice que el catalizador está fluidizado, pues la mezcla de polvo y
vapores se comporta en muchos aspectos como si fuera un solo fluido. La
densidad del fluido puede variarse modificando la proporción de polvo catalítico a
vapores. El vapor que sale de la torre se alimenta a un ciclón interno, donde se
separa la mayor parte del polvo, que se regresa al reactor; los vapores pasan a un
fraccionador que condensa gasóleo pesado, gasóleo ligero y gasolina cruda o
nafta; finalmente, los gases pasan a un enfriador y a un sistema de recuperación.
El catalizador se envenena con el tiempo y tiene que reactivarse. Para lograr esto,
una porción del catalizador fluidizado se extrae constantemente del reactor, se
separa de los vapores que lo acompañan en el separador de catalizador gastado,
y se desplaza hacia abajo para incorporarse a una corriente de aire de combustión
que lo conduce a un regenerador, donde se queman los depósitos ricos en carbón.
Los gases de chimenea se envían a un ciclón interno, donde depositan el polvo
que contienen, pasan a un intercambiador de calor productor de vapor de agua,
después a un precipitador eléctrico donde se atrapan las últimas partículas de
polvo, y finalmente se descargan en la atmósfera. El catalizador recuperado ya
limpio vuelve a entrar al regenerador y se mezcla con catalizador adicional de
reposición; después de calentar a 595 oC, el catalizador está listo para
alimentarse al reactor. El catalizador se une a la corriente de petróleo
precalentado o carga de alimentación, causando su vaporización instantánea. El
catalizador y los vapores son forzados hacia el interior del reactor por la velocidad
de los propios vapores de entrada y por la columna fluida del tubo de descenso
vertical del regenerador y penetran por el punto más bajo del reactor, elevándose
a través del lecho del catalizador fluidizado. La temperatura del reactor se
mantiene de 480 a 510 °C; la reacción de desintegración consume calor, pero los
polvos catalíticos suministran un nivel suficiente por el calor que traen del
regenerador. En este aspecto el catalizador puede considerarse como un agente
de transferencia de calor.
Alquilacion
La alquilación es un proceso en el cual se da la reacción de olefinas de bajo peso
molecular con una isoparafina para dar como productos isoparafinas de mayor
peso molecular. Esta reacción es inversa al cracking. La demanda de carburantes
de aviación de alto octanaje durante la 2ª Guerra Mundial actuó como estimulante
para el desarrollo del proceso de alquilación para producir gasolinas isoparafínicas
de alto número de octano. Las reacciones se dan en presencia de un catalizador,
bien sulfúrico o fluorhídrico. En la siguiente imagen podemos ver dos reacciones
típicas que se dan en la alquilación.