Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
¿Qué tal sería ver una persona transitando las calles de Lima en algún día
soleado del verano con un impermeable, con botas de goma en los pies y
un paraguas a la mano? Sería risible. Sería la burla de todos, pues tal
preparación es completamente innecesaria. Esta persona estaría preparada
para lo imposible.
Durante los cien años que duró Noé en construir el arca fue el blanco de
incontables chistes. Oye, Noé, le decían, ¿dónde está el mar? ¿Dónde está
la playa, para que tu barquito flote? Noé simplemente les respondía que
debían de arrepentirse de sus pecados.
Dios, sin embargo, había cerrado la puerta. Ya no había lugar para nadie, y
sólo Noé y su familia sobrevivieron el gran diluvio. ¿Por qué tuvieron esta
oportunidad? ¿Por qué fueron salvados cuando tantos perecieron? Leamos
lo que comenta el autor de la carta a los Hebreos sobre Noé.
Lo increíble del asunto en el caso de Noé es que nunca había llovido antes.
La Biblia nos cuenta que un rocío subía del suelo y regaba la tierra. Algunos
científicos cristianos creen que había una capa de vapor, similar a la capa
de ozono, que protegía la tierra de los rayos solares. Se piensa incluso que
aquí se puede encontrar la razón de las vidas tan largas de los hombres que
vivieron antes del diluvio, pues esta capa los protegería de los efectos
dañinos de los rayos solares.
En cualquier caso, Dios le dijo a Noé que iba a suceder algo que no había
sucedido antes. ¿Cuál fue la respuesta de Noé? ¿Le pidió una pequeña
tormenta como garantía, antes de empezar a construir el arca? ¿Le exigió al
Señor siquiera una gotas de lluvia como anticipo?
De ninguna manera. Noé creyó que Dios haría lo que le había dicho. Lo
creyó a tal grado que estuvo dispuesto a actuar en base a lo que Dios le
había dicho. Hay, sin embargo, un detalle muy importante que tenemos que
notar.
Noé creyó lo que Dios le había dicho. Noé no se inventó promesas divinas.
Cuando digo que debemos esperar que Dios haga lo imposible, no me
refiero a visualizar lo que nosotros deseamos, y con esa visualización
pretender que Dios haga todo lo que deseamos.
Más bien, debemos de buscar las promesas que Dios nos da en su Palabra.
Debemos de considerar lo que Dios nos ha dicho que quiere hacer. ¿Quiere
Dios que esta iglesia crezca? ¿Quiere ayudarte a superar esa montaña en
tu vida? ¿Quiere darte sabiduría, entendimiento y poder para servirle?
Alguien dijo una vez que Noé nos enseña que debemos de mantenernos
siempre en forma, porque uno nunca sabe cuándo, a la edad de 500 años,
se nos va a pedir que hagamos algo realmente grande.
¡No esperes hasta cumplir 500 años para intentar grandes cosas para Dios!
La vida de Noé se puede resumir con esta frase conocida: Espera grandes
cosas del Señor. Intenta grandes cosas para el Señor. Él esperaba algo
muy grande del Señor, y se puso a hacer cosas grandes para el Señor.
No digas que no sabes cómo hacerlo. Dios le dio a Noé las instrucciones
para construir el arca. Fue necesario, pues él no vino de una familia de
marineros. Dios le dijo exactamente qué hacer; hasta le dijo qué clase de
madera usar para el arca, y le cuáles debían de ser sus dimensiones.
Es una idea interesante, pero la Biblia nos habla de otras cosas. La Biblia
habla de oración, de testimonio, de predicación, de servicio. Si hacemos
estas cosas, Dios dará el crecimiento. ¿Por qué se nos hace tan difícil
simplemente hacer estas cosas? ¿Por qué buscamos algo más, algo
extraordinario?
¿Quieres que tus hijos crezcan en el temor del Señor? Ora por ellos,
disciplínalos, y enséñales el camino del Señor. ¿Deseas la salvación de tu
familia? Ora por ellos y compárteles el evangelio. No te canses de hacerlo.
Noé trabajó por 100 años en la construcción del arca. A nosotros muchas
veces nos hace falta esa calidad de perseverancia. Tenemos que aprender
a perseverar en la oración, en el testimonio, en la labor que hacemos para
el Señor.