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INTEGRANTES :
CONDORI FLORES ELVIO ESTEBAN
SECCIÓN : “A”
CICLO : VII
MOQUEGUA-PERÚ
2016
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE
CAPÍTULO I
2. CONCEPTO DE POSESIÓN
Posesión es tener una cosa corporal (bienes muebles o inmuebles) con ánimo
de conservarla para sí o para otro; por tender algún derecho real sobre el
mismo que debe ser respetado por todos.
3. CLASES DE POSESIÓN
Según el artículo 905 del Código Procesal Civil “es poseedor inmediato es
el poseedor temporal en virtud un título”, corresponde la posesión mediata
a quien confirió el título.
b. Posesión de Buena fe
Prevista por el artículo 906º del Código Civil, “La posesión ilegítima es de
buena fe cuando el poseedor cree en su legitimidad, por ignorancia o error
de hecho o de derecho sobre el vicio que invalida su título”.
c. Posesión de Mala fe
d. La Posesión Precaria
4. VICIOS DE LA POSESIÓN
a. Violencia
b. Clandestinidad
Cuando los actos por los cuales se tomó o se continuó fueron ocultos o se
tomó en ausencia del legal poseedor o con precauciones para sustraerla al
conocimiento de los que tenían derecho a oponerse.
c. Abuso de confianza
5. ELEMENTOS DE LA POSESIÓN
Con mucho criterio señala el profesor Borda que "las ideas de corpus y
ánimus no han hecho sino complicar innecesariamente el concepto de la
posesión; se trata simplemente de proteger ciertas situaciones de disfrute,
ciertas conductas del hombre respecto de las cosas. El presupuesto fáctico de
la posesión no es por consiguiente la aprehensión de la cosa ni la posibilidad
de aprehenderla, sino un cierto señorío de hecho sobre ella”.
El profesor Valdez enseña que "en el conflicto entre quien alega la propiedad
de una cosa y quien se mantiene en la posesión de ella, que se podrá dirimir
ante el órgano judicial, la posesión tiene el efecto de:
Distintos estudiosos del derecho señalan varias razones del porqué debe
protegerse a la posesión, entre ella tenemos:
Hay una razón elemental de orden jurídico: nadie puede hacer justicia
por su mano propia; por lo tanto, si alguien pretende tener derechos
sobre un bien que otro tiene en su poder, debe acudir a un proceso
judicial para su restitución.
La defensa posesoria se funda también en la protección de las cosas
en sí mismas, porque las mismas sirven para la satisfacción de
necesidades humanas, por lo que hay un interés social en la
conservación y protección de las cosas.
9. PRESUNCIONES DE LA POSESIÓN
Sobre este punto el profesor Tafur señala que "establecida su causa o punto
de partida, será necesario demostrar la relación material con el bien en los in-
tervalos posteriores y el extremo final con la prueba directa de su existencia
en cuanto posesión y tiempo, o su defecto, mediante las presunciones legales
de la naturaleza de la posesión (a nombre propio) de la relación material
subsiguiente y de la continuidad de la misma entre la posesión anterior y la
actual sin que haya prueba en contrario".
Sobre esta presunción nuestra Legislación en su artículo 912° decreta que "si
el poseedor actual prueba haber poseído anteriormente, se presume que
poseyó en el tiempo intermedio, salvo prueba en contrario".
En primer lugar por excelencia son sujetos de la posesión las personas indivi-
duales o físicas, sin descartar a las colectivas.
Nuestra Legislación guarda silencio sobre los sujetos de la posesión; sin em-
bargo, por un principio general, son incapaces de adquirir la posesión por sí
mismos, los que no tienen un uso completo de su razón, como los interdictos
declarados judicialmente y los menores de edad, pero no queda ninguna duda
que pueden adquirir y conservar la posesión por intermedio de sus tutores o
progenitores respectivamente.
Inicialmente podemos señalar que los objetos de la posesión son las cosas
materiales o inmateriales que pueden ser objeto de derechos y susceptibles
de tener un valor económico.
Por ejemplo, son bienes de propiedad del Estado, los ríos, sus cauces, los
lagos y toda agua que tenga la aptitud de satisfacer usos de interés
común, las riberas internas de los ríos, entendiéndose por tales la
extensión de tierra que las aguas desocupan durante las crecidas, los
lagos navegables y sus lechos, las islas que se forman en toda clase de
ríos o en los lagos, cuando ellas no pertenezcan a personas particulares,
las calles, plazas, caminos, canales, puentes, las ruinas y yacimientos
arqueológicos y paleontológicos de interés científico y otros bienes que
expresamente señalen las leyes especiales.
b. Cosas determinadas.
El profesor Romero expone que "la posesión exige actos concretos con
relación a las cosas; por lo tanto, no puede ejercerse sobre cosas
indeterminadas".
c. Cosas futuras.
El profesor Borda con mucha solvencia precisa que "dos posesiones iguales
y de la misma naturaleza no pueden concurrir sobre la misma cosa”.
14. COPOSESIÓN
Entre los herederos legales unos son forzosos, llamados a la sucesión por el
solo imperio de la ley; los otros son simplemente legales, que tienen derecho
a la sucesión a falta de herederos forzosos y testamentarios.
Con mucho criterio señala el profesor Zeballos "para que la posesión de los
bienes hereditarios se entienda transmitida a los herederos sin interrupción y
desde la muerte del causante, se precisa que llegue a aceptar la herencia, lo
que no puede producirse mientras no se releve de un acto jurídico
testamentario o, en su defecto, legal, que confiera la cualidad de heredero".
CAPÍTULO II
1. DERECHO DE POSESIÓN
De ahí que la posesión no solo se genera para quien actúa como dueño,
sino también para cualquiera que realiza la explotación económica del
bien, incluso como acto temporal desmembrado de la propiedad.
3. LA IMPORTANCIA DE LA POSESIÓN
Ahora bien, ¿Para qué sirve la posesión? ¿Por qué se protege a quien
ejerce de hecho algún atributo de la propiedad, aunque en realidad no
sea propietario?. Estas son las preguntas más frecuentes que surgen luego
de una primera mirada al articulado del Código Civil.
¿Es esa nuestra realidad? Ciertamente no, pero veamos si existe algún
fundamento que trascienda los tiempos y que arroje un resultado por
coincidencia concordante con las necesidades actuales.
Todo el tiempo los dueños tendrían que cargar con sus títulos de propiedad
desplegando un enorme esfuerzo probatorio, que en algunos casos es muy
difícil de superar e incluso imposible. Por ello, en base a un análisis de
probabilidades se observa que en la realidad las personas que actúan sobre
los bienes como si fuesen dueñas (apariencia de dominio), casi siempre lo
son.
Como decía Ihering: “Si para ser protegido como poseedor basta demostrar
su posesión, esta protección aprovecha lo mismo al propietario que al no
propietario. La protección posesoria, establecida para el propietario, beneficia
de este modo a una persona para quien no se ha instituido. Tal
consecuencia es absolutamente inevitable. El Derecho debe aceptarla por
encima de todo, para alcanzar su fin de facilitar la prueba de la propiedad”
5. LA POSESIÓN ILEGÍTIMA
del Código Civil que describen efectos de la posesión, pero que prescinden
del concepto guía y por tanto parecen contradecir su fundamento.
Las razones no tienen que ver con la apariencia del derecho, pues en las
dos situaciones mencionadas estamos ante consecuencias que en nada
afectan a los terceros que apreciaron la posesión y que actuaron en
función a ella. Son dos situaciones en las que se enfrentan el titular
aparente y el verdadero titular. Las razones tienen que ser otras, como evitar
8. DEFENSA POSESORIA
Del mismo modo que una persona atacada en su integridad física tiene el
derecho a defenderse con todos los recursos de hecho que sean
proporcionados al ataque, así también puede defender su posesión; lo
contrario sería legitimar, aunque más no fuera transitoriamente, el uso de
la fuerza del usurpador, pues mientras que el atacado tendría que
someterse dócilmente al uso de la injusta fuerza, apelando sólo al recurso
de la actuación judicial, el atacante mientras la justicia llega, estaría
gozando de la cosa que ha usurpado.
La posesión del titular o no titular del derecho real, sobre un bien mueble o
inmueble, rústico o urbano, encuentra su primera tutela en la legítima
defensa contra los actos con los cuales se priva o perturba el goce pacífico
de un bien. Por tanto, el poseedor, titular o no titular del derecho, puede
repeler la fuerza que se emplee contra él impidiendo que el agresor tome
posesión del bien o recobrar el bien (mueble o inmueble) si ha sido
despojado, sin que con ello incurra en delito por tomarse la justicia por su
propia mano, siempre que lo haga inmediatamente, y lo haga con medios
proporcionales a la ofensa, o sea se debe abstener de las vías de hecho
no justificadas por las circunstancias.
c. Requisitos:
d. Características:
Para efectos del comentario, nos referiremos una por una a las causales
reguladas por el artículo 922 del Código Civil.
a. Tradición
b. Abandono
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
ANEXOS