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MÓDULO DE LEGISLACIÓN Y
ADMINISTRACIÓN

Anexo Tema 1: La Constitución Española de


1.978: Concepto. Estructura y contenido.
Derechos y deberes fundamentales: De los
españoles y extranjeros. Derechos
fundamentales y libertades públicas. Derechos
y deberes de los ciudadanos. Principios
rectores de la política social y económica.

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1. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1.978: CONCEPTO. ESTRUCTURA Y


CONTENIDO

1.1 ESTRUCTURA Y CONTENIDO

Antecedentes de la Constitución Española de 1978

Líneas fundamentales del constitucionalismo español

La constitución española de 1978 es fruto de una evolución histórica determinada y de


unas concretas influencias. Por tanto, es necesario comenzar, para su estudio, con una
referencia al período constitucional español que se inicia a principios de siglo XIX y en el que,
paralelamente a todo el constitucionalismo europeo, podemos distinguir tres fases: de
iniciación, de influencia de los principios liberales y democráticos, y de introducción de los
principios sociales. Fases a las que seguirán otros dos períodos propios de la peculiar historia
española.

Primer período: de iniciación

La primera fase abarcará desde la Constitución gaditana de 1812 a la de 1868,


dejando aparte la Constitución de Bayona de 1808, ya que fue una carta otorgada por
Napoleón sin vigencia práctica en España. Y en este período se promulgan cuatro textos
constitucionales sucesivos en el tiempo:

A) Constitución de Cádiz de 1812

Fue aprobada por las Cortes de Cádiz durante la invasión francesa en ausencia del rey
Fernando VII. Sus principales básicos eran los comunes al liberalismo decimonónico que
cristalizó en la Revolución francesa, es decir:

- El de soberanía nacional: la soberanía reside en el pueblo y no en el monarca.

- El de división de poderes, proclamado formalmente.

- El de preeminencia de las Cortes como representantes del pueblo y encargadas de la


función legislativa.

Otras medidas como el unicameralismo, la adopción del catolicismo como religión oficial
del Estado o la supresión de la Inquisición, tendrán influencia en la vida política posterior. No
obstante, al regreso de Fernando VII la vigencia de la Constitución de 1812 fue suspendida,
inaugurándose un periodo absolutista, y sólo desde 1820 a 1823 volvería a estar en vigor.

B) Estatuto Real de 1834

A la muerte de Fernando VII la transición liberal se efectuará a través del Estatuto Real
otorgado durante la Regencia de María Cristina de Borbón. Se trata, sin embargo, de un texto
menos liberal que el anterior, pues:

- No proclama la soberanía nacional.

- No consagra la división de poderes.

- Se muestran como una Carta otorgada por el monarca.

Por otra parte, con el Estatuto Real se introduce el principio bicameral en nuestras
Constituciones, presente hasta 1931.

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C) Constitución de 1837

Durante el reinado de Isabel II se volverá al espíritu de 1812, y la Constitución de 1837


presentará las siguientes características esenciales:

- Afirma la soberanía nacional.

- Establece la división de poderes, conservando en lo demás los principios del texto


gaditano, si bien las Cortes son dividas en dos Cámaras.

- En materia religiosa se obliga a mantener el culto a la religión católica, sin proclamar


oficial. Por todo ello, es considerada una Constitución progresista.

D) Constitución de 1845

Un nuevo giro conservador dará la Constitución de 1845, aún durante el reinado de


Isabel II, aunque sigue basándose en principios liberales. Así, se afirma la soberanía como
partida entre el Rey y las Cortes, la religión Católica se declara oficial, y se mantienen las dos
Cámaras, pero el Senado pierde su carácter electivo. Por estos rasgos, la Constitución de 1845
ha sido considerada siempre como un texto moderado que trataba de solución de problemas
de la España del siglo XIX.

Segundo período: influencia de los principios liberales y democráticos

Tras los textos anteriores existirán una serie de proyectos constitucionales, como el
de Bravo Murillo de 1852 o el de 1856 que, sin embargo, no llegarán a aprobarse, de Este
modo el segundo período se inicia con la revolución de septiembre de 1868, llamada “la
Gloriosa”, cuyas consecuencias inmediatas serán la caída de Isabel II y la promulgación de la
Constitución de 1869. en la teoría la revolución pretenderá completar los principios liberales
con el principio democrático.

A) Constitución de 1869

Ello se reflejará en los principios que inspira la Constitución de 1869, que son:

- El de soberanía nacional.

- El de sufragio universal, frente al sufragio censitario que había regido anteriormente. Si


bien el sufragio femenino no se reconoció hasta la II Republica.

- Se articula nuevamente la división de poderes con preeminencia de las Cortes.. y en el


Ejecutivo comienza a diferenciarse el Consejo de Ministros del Rey.

- Por último, se proclama la libertad de cultos y se amplían, en general, los derechos y


libertades individuales respecto de las constituciones anteriores.

Distintos acontecimientos históricos enmarcan el período de vigencia de esta Constitución,


entre los que se cuenta la experiencia de la I republica, que duró once meses y terminó con la
regencia del general Serrano.

B) Constitución de 1876

En 1874 se produjo la restauración borbónica con Alfonso XII, período en el que se


aprobará la Constitución de 1876, que extenderá su vigencia hasta 1931, con el lapso de la
Dictadura de Primo de Rivera de 1923 a 1930.

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La constitución de 1876 consiguió una cierta paz y estabilidad, volviendo a los principios
moderados:

- Soberanía compartida entre Cortes y Rey.

- Principio de división de poderes, con Cortes bicamerales y Gobierno, que ha de contar


con una doble confianza, la del Rey y la del Parlamento.

- La religión oficial del Estado es la Católica, aunque se establece el principio de


tolerancia religiosa.

- El principio del turno de partidos será la principal novedad, ideada por Cánovas del
Castillo, y permitirá a éste y a Sagasta sucederse en la jefatura del gobierno
alternativamente, dando cierta flexibilidad a la actividad política.

Después de la Dictadura de Primo de Rivera la situación haría necesaria una nueva


Constitución, la de 1931, que abriría el tercer período con la II República española.

Tercer período: constitucionalismo democrático social

El período de la II República se desarrollará bajo la vigencia de la Constitución de 1931,


perteneciente al grupo de las llamadas “Constituciones de los profesores” y que tratará de
modernizar las condiciones de la vida política española. Sin embargo, no se logrará por la
inestabilidad crónica y la crisis permanente, que llevará al dramático final de la guerra civil.

Pueden señalarse como principios esenciales:

- Soberanía popular y sufragio universal, incluidas las mujeres.

- Forma de Estado Republicano el jefe del Estado es el Presidente de la República,


elegido por el pueblo a través de un procedimiento indirecto.

- Se incluye el principio de separación de poderes con preeminencia de las Cortes, que


conservan su nombre y sólo se integran por una Cámara: el Congreso de los
Diputados.

- Estado laico y aconfesional. Junto a la libertad de cultos se suprime la mención a


ninguna religión oficial.

- En el Ejecutivo aparecen ya claramente configurados el Gobierno y su Presidente.

- Se introduce una solución para el problema regional con el llamado Estado integral,
que consagra la descentralización territorial.

- Además se crea el Tribunal de Garantías Constitucionales, antecedente de nuestro


Tribunal Constitucional, y se introducen principios sociales que inspiran la actividad de
los poderes públicos en busca de una mayor igualdad.

Sobre estas bases, la Constitución de 1931 perderá su vigencia practica con el


comienzo de la Guerra Civil hasta que sea definitivamente suprimida en 1939 con la
instauración del régimen franquista. Se han señalado repetidamente tres problemas que
dividían a la sociedad española y que impidieron el normal desarrollo de la actividad política en
la II República: la cuestión religiosa, la cuestión regional y el problema social, que fueron
acentuando hasta el estallido de la guerra.

Período de dictadura

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Durante los años que van desde 1939 a 1975 España vivió bajo el régimen del General
Franco, en el que la Constitución, en el sentido material de principios básicos que ordenan el
Estado, se integra por las llamadas Leyes Fundamentales, que establecen un sistema de corte
político autoritario, estas leyes son, por orden cronológico:

- Fuero del Trabajo, de 1938.

- Ley Constitutiva de las Cortes Orgánicas, de 1942.

- Fuero de los Españoles, de 1945, que hacía las veces de la parte dogmática de la
Constitución, es decir, la declaración de los derechos y libertades, con un sentido
claramente restrictivo.

- Ley de Referéndum, de 1945.

- Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, de 1947.

- Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, de 1958.

- Ley Orgánica del Estado, de 1967, que culminaba el proceso de institucionalización


del régimen anterior.

El sistema diseñado por estas Leyes se caracteriza por la concentración del poder en
el Jefe del Estado y por la ausencia de una auténtica democracia, ignorándose los principios
fundamentales del Estado liberal-democrático vigente en los países del Occidente europeo.

Último período del sistema, instaurado por la Constitución de 1978.

Con ello llegamos al último período, que abre la Constitución de 1978, novena de las
que han tenido vigencia en nuestro constitucionalismo, y en el cual nos encontramos en la
actualidad.

El paso del régimen anterior al actual se efectuó a través de la llamada “transición


política”, que respondía a los deseos de reforma y sustitución de las instituciones políticas
franquistas que se experimentaban en la mayor parte de las fuerzas políticas y sociales de la
sociedad española durante aquel periodo la característica esencial de dicho período será la
búsqueda de un camino para la reforma pacífica para conseguir el cambio sin necesidad de
una ruptura revolucionaria. Todo ello se efectuará bajo la tercera restauración borbónica en
España, con la subida al trono de S.M. el Rey Don Juan Carlos I en noviembre de 1975, y
siendo Presidente del Gobierno Adolfo Suárez.

Este último período abarca tres fases: la primera desde la muerte del General Franco
hasta la aprobación por referéndum de 15 de diciembre de 1976 de la Ley para la Reforma
Política, promulgada y publicada el 4 de enero de 1977 como octava Ley Fundamental. Aunque
la ley contenía normas de carácter variado, su contenido esencial venía integrado por el
procedimiento previsto para la reforma constitucional que permitirá el alumbramiento de la
Constitución de 1978. La intención reformista de la ley se manifestaría además en el
reconocimiento de otros principios como la inviolabilidad de los derechos que la persona o la
admisión del sufragio universal. En virtud de esta ley se ha dicho que la transición se efectuó
mediante una “reforma para la reforma”.

La segunda fase va desde la promulgación de la ley hasta la celebración de las


elecciones de 15 de junio de 1977 que dieron lugar a las nuevas Cortes, integradas por un
Congreso de Diputados de 350 miembros y un Senado compuesto de 207 senadores, Estas
Cortes se convertirían en constituyentes y procedieron a la elaboración de la Constitución, pese
a que desde algunos sectores se alegase que carecían de esta facultad, pues la ley para la
Reforma Política únicamente hablada de reforma constitucional.

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La tercera fase abarca desde las elecciones de 1977 hasta la promulgación de la


Constitución el 27 de diciembre de 1978, pues, como se ha dicho, el sentimiento constituyente
que existía en la sociedad española se reflejó en la composición de las Cortes, las cuales, junto
a la elaboración de la Constitución, aprobaron distintas medidas que ayudaban a la
implantación de un régimen democrático. Entre otras:

- La regulación del derecho de asociación política y la aprobación de la Ley de


Partidos Políticos de 4 de diciembre de 1978 (actualmente derogada por la Ley
6/2002, de Partidos Políticos).

- El reconocimiento de regímenes provisionales de autonomía a las distintas


regiones, que serán el antecedente de las Comunidades Autónomas.

Influencias recibidas

Además del peso de nuestra historia, es obvio que en la Constitución de 1978 no ha


podido dejar de sentir las influencias de las corrientes del constitucionalismo moderno, ya que
eran intención primordial del constituyente elaborar un texto que se adaptase a la sociedad que
había de regir en el último del siglo XX.

Como principales influencias pueden destacarse:

- La Ley fundamental de Bonn de 1949, entre otros aspectos en la idea del Estado social
y democrático de Derecho y en la idea de eficacia y estabilidad gubernamental
(preeminencia del presidente, moción de censura constructiva, etc.).

- La Constitución italiana de 1947 en varios campos: el judicial, con el Consejo General


del Poder Judicial; la concepción del Estado regional; o la posibilidad de aprobar las
leyes directamente en las comisiones parlamentarias que plasma el artículo 75.2.

- La Constitución francesa de 1958, que ya había ejercido una considerable influencia en


el anterior régimen, tanto sobre la Ley Orgánica del Estado como posteriormente en la
época de la transición.

- Y la Constitución portuguesa de 1976, de influencia notable sobre todo en materia de


derechos y libertades fundamentales.

1.2 ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN

Introducción

Una constitución es un texto normativo que regula las competencias del Estado y sus
órganos, así como los derechos, libertades y deberes del pueblo.

Preámbulo

El preámbulo marca el espíritu con que se ha hecho la Constitución, y sus bases


ideológicas. Determina un modelo de Estado pluralista, no centralista, pero sí unitario, dentro
de una monarquía parlamentaria.

Parte dogmática (1-55)

La parte dogmática, está dedicada a los principios, derechos y deberes fundamentales del
Estado y el individuo.

Título preliminar (1-9)

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En el Título preliminar se formulan los principios básicos de cómo debe ser el Estado. «Un
Estado social y democrático de Derecho», art.9. También se garantiza la «libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político», y el Estado toma la forma de una monarquía parlamentaria.
España es una nación formada por varias nacionalidades.

Título I: Derechos y deberes fundamentales (10-55)

Esta es una larga lista de derechos y deberes que corresponden ejercer a los españoles.
Predominan los derechos individuales y los colectivos frente a los demás y el Estado.

En primer lugar art.10 se pone el marco general de los derechos y libertades que se han de
interpretar según la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se establecen los límites
de tales derechos.

Capítulo I: De los españoles y los extranjeros (11-13)

Aquí se determinan quiénes son sujetos de los derechos individuales: nacionalidad


art.11, mayoría de edad a los 18 años art.12.

Capítulo II: Derechos y libertades (14-38)

En este capítulo se determinan cuáles son los derechos y libertades que tiene todo español
y persona que viva en España, tanto individual como colectivamente.

Sec. 1ª: De los derechos fundamentales y de las libertades públicas (15-29)

Aquí se determinan los derechos que se ejercen individualmente: derecho a la vida art.15, a
la libertad ideológica y religiosa art.16, a la libertad personal y la seguridad art.17, a la intimidad
e inviolabilidad del domicilio art.18, a elegir el lugar de residencia art.19, y la libertad de
expresión y divulgación art.20.

Los derechos ejercidos en común: Derecho de reunión art.21, asociación art.22,


participación art.23, educación art.27, huelga art.28 y petición art.29.

Sec. 2ª: De los derechos y deberes de los ciudadanos (30-38)

Aquí se establecen los derechos y deberes en los que de alguna manera interviene el
Estado, y se pueden reclamar opcionalmente. El servicio militar y la objeción de conciencia
art.30, la Hacienda pública art.31, derecho al matrimonio y de divorcio y la igualdad entre
cónyuges art.32, el derecho a la propiedad privada art.33, el derecho y el deber de trabajar
art.35, el marco regulador de las condiciones de trabajo a través de convenios y a presionar en
los conflictos laborales art.37.

Capítulo III: De los principios rectores de la política social y económica (39-52)

Son aspiraciones sólo exigibles según se desarrollen las leyes. La protección de la familia y
la infancia art.39, la ordenación del territorio, la consecución del pleno empleo, la formación
profesional, la limitación de la jornada laboral y el derecho al descanso art.40, la Seguridad
Social art.41 y la protección de la salud art.43, el disfrute del medio ambiente art.45, la
conservación del patrimonio art.46, el derecho a recibir una pensión adecuada en la tercera
edad art.50, etc.

Capítulo IV: De las garantías, de las libertades y derechos fundamentales (53 –54)

Todo este entramado se garantiza a través del Estado, que vela por el cumplimiento de las
leyes y garantiza el disfrute de los derechos y libertades art.53. Por otro lado se crea la
institución de Defensor del Pueblo art.54.

Capítulo V: De la suspensión de los derechos y libertades (55)

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Pero también se determinan cuáles de estos derechos y libertades se pueden suspender,


bien de manera colectiva o individual.

Parte orgánica (56-165)

La parte orgánica precisa la estructura del Estado y sus instituciones, y sus funciones y
funcionamiento.

Título II: De la Corona (56-65)

El Estado español se conforma como una monarquía parlamentaria, el rey es el Jefe del
Estado art.56. Los actos del rey han de ser refrendados por el Gobierno, que es el responsable
sus actos art.64.

También se determina el orden de sucesión art.57, el consorte del rey art.58, la regencia
art.59, la tutoría art.60 y la proclamación del rey art.61.

Título III: De las Cortes Generales (66 –96)

Capítulo I: De las Cámaras (66-80)

Las Cortes Generales tienen la potestad legislativa, aprueban los presupuestos y controlan al
Gobierno, por lo que son inviolables art.66. El Senado es la cámara de representación territorial
art.69. Esto hace de la española una democracia representativa. Teóricamente ambas cámaras
tienen las misma competencias y poder, pero el Congreso tiene un mayor peso, al poder
superar el veto del Senado art.90.

Dice cómo deben funcionar las Cámaras, inviolabilidad e inmunidad parlamentarias art.71.
Las sesiones son públicas, en las comisiones puede entrar la prensa.

Capítulo II: De la elaboración de las leyes (81 –92)

También se determina cómo deben hacerse las leyes, y quien tiene la iniciativa legislativa
art.87. Tenemos las leyes orgánicas art.81; las leyes de bases art.83, los decretos legislativos
art.85, los decretos leyes art.86, los proyectos de ley art.88 y las proposiciones de ley art.89.

Capítulo III: De los tratados internacionales (93-96)

También se determinan las relaciones y los tratados internacionales.

Título IV: Del Gobierno y de la Administración (97-107)

El Gobierno tiene el máximo poder ejecutivo y de administración, y dicta normas de rango


inferior a la ley. Se establecen sus funciones art.97.

El candidato a la Presidencia del Gobierno es propuesto por el rey al Congreso de los


Diputados. Este expondrá su programa y se votará su candidatura art.99.

En cuanto a la Administración se establece su objetividad y su sometimiento a la Ley y el


Derecho. Los ciudadanos tendrán libre acceso a la Administración art.105, y podrán participar
en ella.

Título V: de las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales (108-116)

En este título se determinan los mecanismos de colaboración entre el Gobierno y las Cortes
Generales. Si las relaciones entre las Cortes y el Gobierno se deterioran existen dos
mecanismos para recuperar la normalidad: la cuestión de confianza, art.112 y la moción de
censura art.113.

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También se establece los casos en los que quedan limitados los derechos y libertades
art.116, pero curiosamente deja su desarrollo a una ley orgánica.

Título VI: Del poder judicial (117-127)

El judicial es un poder independiente a pesar de estar vinculado administrativamente al


Ministerio de Justicia. Se rige por el Consejo General del Poder Judicial art.122. Se crea la
institución del Jurado art.125.

«La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del rey por jueces y magistrados
independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley»
art.117, lo que garantiza que el acceso al poder judicial no se hace por medios políticos.

Título VII: Economía y Hacienda (128-136)

La Hacienda está subordinada al interés general y a la iniciativa pública. Los gastos del
Estado deben presentarse en unos presupuestos art.134. Este título hay que interpretarlo a la
luz de los tratados internacionales.

Título VIII: De la organización territorial del Estado (137-158)

Capítulo I: principios generales (137-139)

El Estado se organiza en municipios, en provincias y en comunidades autónomas.

Capítulo II: De la Administración local (140-142)

La Constitución garantiza la autonomía de los municipios. Estos gozarán de personalidad


jurídica plena, como las provincias.

Capítulo III: De las comunidades autónomas (143-158)

Las comunidades autónomas son de nueva creación. Nacen para satisfacer las
aspiraciones de autogobierno de determinados pueblos, asumiendo la pluralidad de España.

Podrán ser comunidades autónomas art.143 las provincias limítrofes con características
históricas, culturales y económicas comunes. Una vez que se es comunidad autónoma se ha
de elaborar un estatuto art.146. Se determinan las competencias que pueden asumir art.148, y
las que el Estado se reserva en exclusiva art.149. Podrán reformar y ampliar sus estatutos
cada cinco años art.148. Sin embargo, en el caso de que la autonomía sea aprobada por
referéndum no serán necesarios esos cinco años art.151. Se establecen cuáles son las
instituciones art.152.

Las comunidades autónomas tienen autonomía financiera art.156. Es estable la creación de


un Fondo de Compensación Territorial para «corregir los desequilibrios económicos
interterritoriales» art.158.

Título IX: Del Tribunal Constitucional (159-165)

La Constitución crea la institución del Tribunal Constitucional, y determina su composición y


funcionamiento. Es competente para resolver los recursos de inconstitucionalidad, de amparo
por la violación de los derechos y libertades que se recogen en la Constitución, los conflictos
entre el Estado y las comunidades autónomas y de estas entre sí, y lo que le atribuyan las
leyes orgánicas art.161.

Título X: De la reforma constitucional (166-169)

Se establece el mecanismo para su reforma. La reforma es muy difícil y rígida, lo que


produce una tensión entre un sistema estable y una sociedad cambiante.

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Disposiciones

Hay cuatro disposiciones adicionales, nueve disposiciones transitorias, la disposición


derogatoria y una disposición final.

Características fundamentales de la Constitución de 1978

La Constitución española de 1978 es una norma vinculante para todos los ciudadanos
y poderes públicos. Su objetivo es asentar los principios básicos para garantizar la convivencia
de los individuos y los grupos sociales. Para ello formula unos valores que deben guiar el
ordenamiento jurídico español, ordena la estructura de los poderes del Estado y establece
límites materiales precisos a la actuación de dichos poderes, mediante la garantía de unos
derechos fundamentales a todos los ciudadanos. El Estado configurado en la Constitución de
1978 es un Estado Social y Democrático de Derecho, cuya forma política es la Monarquía
parlamentaria. Fundado en la unidad indisoluble de la Nación española, es también un Estado
de las Autonomías, que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades
y regiones que la integran y que se organizan en Comunidades Autónomas. La libertad, la
justicia, la igualdad y el pluralismo político son los valores que el Estado propugna para su
ordenamiento jurídico.

Estas notas fundamentales sobre las características del Estado están contenidas en los
artículos 1 y 2 de la Constitución y son desarrolladas a lo largo de todo el texto constitucional,
el cual consta de 169 artículos. Se trata de la Constitución más extensa de la historia de
España, con excepción de la de 1812.

Constitución normativa

La constitución fue redactada como una solución de consenso entre las diversas fuerzas
políticas que componían las Cortes Constituyentes surgidas de la Ley para la Reforma Política.
El resultado de este consenso durante su elaboración es perceptible en la amplitud de materias
objeto de regulación constitucional y en la diversa precisión e intensidad con que dichas
materias han sido reguladas. Algunas de ellas precisan de una interpretación legal detallada
para hallar su verdadero sentido. Sin embargo, esto no quiere decir que la Constitución de
1978 sea una constitución “semántica”, sin fuerza normativa. Las previsiones de la Norma
Fundamental y su práctica efectiva durante diecisiete años, han convertido los mandatos
constitucionales en regla de comportamiento jurídicamente exigible de los poderes públicos y
también, en determinados aspectos, en reglas de conducta de los ciudadanos. Elementos
fundamentales de la juridificación de la Constitución de 1978 son el artículo 9.1, que establece
que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico”, junto a la configuración, en primer lugar, de instituciones
jurisdiccionales, como el Tribunal Constitucional regulado en el Título IX, y en segundo lugar, a
la regulación de vías procedimentales para la exigencia del cumplimiento de los preceptos
constitucionales por ciudadanos y poderes públicos.

Es más, la Constitución establece unos valores que, por sí mismos y sin necesidad de
ninguna otra norma que los desarrolle, deben guiar todo el ordenamiento jurídico. Estos valores
son, fundamentalmente, los recogidos en el Preámbulo y en el artículo 1 (la igualdad, la justicia,
la libertad y el pluralismo político), aunque también existen otros valores máximos repartidos en
el texto constitucional. La Constitución de 1978, por tanto, no se limita a establecer un marco
para la actuación de los poderes públicos y los ciudadanos, sino que proclama expresamente
las finalidades que persigue la comunidad política y los principios y valores que deben
fundamentar la convivencia.

Estado de derecho

Con la expresión "Estado de Derecho" se hace referencia a un conjunto de elementos


indispensables para configurar un orden jurídico-político que, con el fin de garantizar los
derechos de los ciudadanos, somete la actuación de los poderes públicos y de los ciudadanos

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a la Constitución y a la ley; divide las funciones del Estado y las encomienda a poderes
separados; y por último, reconoce expresamente unos derechos y libertades de los ciudadanos
con plenas garantías jurídicas. La Constitución de 1978 recoge todos estos elementos y los
desarrolla a lo largo de buena parte de su articulado. Algunos de los elementos más relevantes
en que se concreta el Estado de Derecho en la Constitución son los siguientes:

Tanto el Preámbulo como el artículo 1 recogen expresamente la fórmula “Estado de


Derecho” y la vinculan con los valores superiores del ordenamiento jurídico.

Los ciudadanos y los poderes públicos están sometidos a la Constitución y al resto del
ordenamiento jurídico, según establece el artículo 9.1. La legalidad de la Administración está
garantizada, además, en el artículo 103.1, que somete plenamente su actuación "a la ley y al
Derecho"

El artículo 9.3. constitucionaliza de forma pormenorizada una serie de principios


clásicos del Estado de Derecho, garantizando "el principio de legalidad, la jerarquía normativa,
la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no
favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la
interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos".

Se reconocen y describen con gran amplitud, en el Título I (Arts. 10 a 55), una serie de
"derechos fundamentales y libertades públicas", y se regulan unos cauces institucionales y
procedimentales para garantizar la eficacia efectiva de dichos derechos y libertades.

Se garantiza la protección judicial de los ciudadanos sin posibilidad de que pueda


producirse indefensión, ni en las relaciones con los demás ciudadanos, ni en las relaciones con
el Estado.

La Constitución establece una pluralidad de centros de poder con distintas funciones,


aunque regula unos mecanismos de control para evitar que ninguno de los órganos del Estado
pueda invadir la esfera del otro.

Estado democrático

La palabra democracia está íntimamente asociada con las ideas de libertad, de justicia,
de igualdad y de pluralismo político que consagra la Constitución como valores supremos del
ordenamiento jurídico. La Constitución concibe la democracia como un valor a alcanzar, al
establecer en el Preámbulo que la voluntad de la Nación española es "garantizar la convivencia
democrática" y también "establecer una sociedad democrática avanzada". El principio
democrático que recoge la Constitución también puede ser entendido como la forma de
legitimación de los poderes del Estado. La Constitución reconoce que la soberanía de la
nación, reside en el pueblo español. Esta legitimación democrática de los poderes estatales se
consigue fundamentalmente mediante la participación de los ciudadanos nacionales en la
formación de la voluntad popular. Dos notas caracterizan la participación democrática de los
ciudadanos en la formulación de la voluntad general en la Constitución española de 1978:

Se trata de una democracia esencialmente representativa, aunque se contemplan


también elementos de democracia directa, como el referéndum y la iniciativa popular para
presentar proposiciones de ley. Pero el principal intérprete de la voluntad popular son las
Cortes Generales, que “representan al pueblo español” y son elegidas por sufragio universal
del que disponen todos los españoles mayores de edad.

Concepción pluralista de la democracia: La Constitución establece que los partidos


políticos “expresan el pluralismo político, concurren a la manifestación de la voluntad popular y
son instrumento principal de participación política” La importancia otorgada por la Constitución
a los partidos políticos como instrumento de intermediación entre el estado y la sociedad se
expresa en la exigencia de que su estructura interna y su funcionamiento sean democráticos.
La creación y actividad de los partidos políticos es libre dentro del respeto a la Constitución y a
la ley.

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Estado social

La Constitución española de 1978 recoge la idea de que sólo puede conseguirse un


ejercicio eficaz de los derechos de los ciudadanos mediante la garantía por el Estado de unas
mínimas condiciones de existencia material del individuo. Esta idea se plasma principalmente,
en el reconocimiento de unos derechos del individuo de carácter social, tales como el derecho
al trabajo, a la vivienda, a la seguridad social, etc, formulados en el Capítulo III del Título I (Arts
39 a 52), y en la relativización, en pro del interés general, de ciertos derechos económicos
(Arts. 33, 40.1, 128 y 129). Los derechos sociales, formulados como "principios rectores de la
política social y económica", no tienen la misma garantía de eficacia que el resto de los
derechos fundamentales formulados en la Constitución, ya que no son exigibles por sí mismos
ante los tribunales, sino sólo en virtud de lo que dispongan las leyes que los desarrollan (Art.
53). Sin embargo, tales principios vinculan a los poderes públicos, como se reconoce en el
artículo 9.2: "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad
y la igualdad de los individuos y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas;
remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de los
ciudadanos en la vida política, económica, social y cultural"

Monarquía parlamentaria

La expresión "Monarquía Parlamentaria" designa la forma de gobierno del Estado


español, cuyos rasgos principales son, esencialmente, el establecimiento de un Poder ejecutivo
dualista, con un Jefe del Estado, el Rey, y un Presidente del Gobierno que dirige el Consejo de
Ministros; y un Poder legislativo residente en unas Cortes bicamerales, ante las que es
responsable el Gobierno. El sistema de gobierno está regulado en los Títulos II a V de la
Constitución. El Rey de España es el Jefe del Estado y ejerce las funciones que le atribuyen
la Constitución y las leyes. Estas funciones son principalmente de carácter simbólico, aunque
ejerce un papel moderador y arbitral en el funcionamiento de las instituciones. Todos sus actos
deben estar refrendados, según los casos, por el Presidente del Gobierno, el Presidente del
Congreso o por los Ministros. La persona del rey es inviolable y no está sujeto a
responsabilidad. Las personas que refrenden los actos del Rey son los responsables de dichos
actos (Ver Capítulo III).

El Gobierno se compone del Presidente, los Vicepresidentes en su caso, los Ministros y


de los demás miembros que establezca la ley. El Gobierno dirige la política interior y exterior, la
Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad
reglamentaria de acuerdo con la constitución y con las leyes. La Constitución le atribuye
también otras muchas funciones con la colaboración de otros poderes, como la propuesta de
celebración de referendos, la disolución de las Cámaras, la declaración de los estados de
alarma, excepción y sitio, la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado, etc (Ver
Capítulo VI).

Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso
de los Diputados y el Senado. Ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban los
presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias atribuidas por
la Constitución. El Parlamento bicameral configurado en la Constitución en el que los poderes
del Congreso de los Diputados son considerablemente superiores a los del Senado, tanto en lo
que se refiere a la aprobación de las leyes como al control político ejercido sobre el Gobierno
(Ver Capítulo V).

La Constitución configura un régimen de parlamentarismo racionalizado, ya que el


equilibrio de poderes entre el ejecutivo y el legislativo se vuelca en favor del ejecutivo,
mediante la introducción de mecanismos institucionales para reducir la inestabilidad del
Gobierno. Estos mecanismos son principalmente dos: la posibilidad de que el Gobierno dicte,
en casos determinados, normas con rango de ley, y la regulación de la moción de censura
constructiva, que debe incluir un candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno. En
cualquier caso, el Gobierno es responsable ante el Congreso de los Diputados, es decir, los

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Diputados nombran por mayoría, en una votación, al Presidente del Gobierno, quien elige a sus
ministros, y los mismos Diputados pueden derribar el Gobierno si pierde la confianza de la
Cámara. Como contrapartida, el Presidente del Gobierno puede disolver las Cámaras en
cualquier momento y convocar nuevas elecciones

2. DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES: DE LOS ESPAÑOLES Y


EXTRANJEROS.

TÍTULO PRIMERO. De los derechos y deberes fundamentales

CAPÍTULO PRIMERO. De los españoles y los extranjeros

Artículo 11

1. La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo


establecido por la ley.
2. Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.
3. El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países
iberoamericanos o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular
vinculación con España. En estos mismos países, aun cuando no reconozcan a
sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin
perder su nacionalidad de origen.

Artículo 12

Los españoles son mayores de edad a los dieciocho años.

Artículo 13

1. Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el


presente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley.
2. Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el
artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda
establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las
elecciones municipales.
3. La extradición sólo se concederá en cumplimiento de un tratado o de la ley,
atendiendo al principio de reciprocidad. Quedan excluidos de la extradición los
delitos políticos, no considerándose como tales los actos de terrorismo.
4. La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los
apátridas podrán gozar del derecho de asilo en España.

3. DERECHOS FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS

TÍTULO PRIMERO.

CAPITULO SEGUNDO. Constitución (De los Derechos y Libertades)

Artículo 14

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por
razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social.

SECCIÓN 1. De los derechos fundamentales y de las libertades públicas

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Artículo 15

Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan
ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena
de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra.

Artículo 16

1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las


comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley.

2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta
las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes
relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Artículo 17

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado
de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos
y en la forma previstos en la ley.

2. La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para
la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en
todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto
en libertad o a disposición de la autoridad judicial.

3. Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le
sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser
obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las
diligencias policiales y judiciales, en los términos que la ley establezca.

4. La ley regulará un procedimiento de "habeas corpus" para producir la inmediata


puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo, por ley
se determinará el plazo máximo de duración de la prisión provisional.

Artículo 18

1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia


imagen.

2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin


consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.

3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales,


telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial.

4. La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal


y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

Artículo 19

Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el


territorio nacional.

Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley
establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

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Artículo 20

1. Se reconocen y protegen los derechos:

a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la


palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

c) A la libertad de cátedra.

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.


La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el
ejercicio de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura


previa.

3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de


comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará
el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando
el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.

4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este


Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho
al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la
infancia.

5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de


información en virtud de resolución judicial.

Artículo 21

1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho


no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará


comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones
fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

Artículo 22

1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un


registro a los solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en


virtud de resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

Artículo 23

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1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente


o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por
sufragio universal.

2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y


cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes.

Artículo 24

1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún
caso, pueda producirse indefensión.

2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la


defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra
ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar
los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no
confesarse culpables y a la presunción de inocencia.
La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no
se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.

Artículo 25

1. Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el


momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la
legislación vigente en aquel momento.

2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia
la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El
condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los
derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean
expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y
la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los
beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al
desarrollo integral de su personalidad.

3. La Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamente,


impliquen privación de libertad.

Artículo 26

Se prohíben los Tribunales de Honor en el ámbito de la Administración civil y de las


organizaciones profesionales.

Artículo 27

1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el


respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades
fundamentales.

3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.

4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.

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5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una


programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores
afectados y la creación de centros docentes.

6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros


docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales.

7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y


gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en
los términos que la ley establezca.

8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para


garantizar el cumplimiento de las leyes.

9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que
la ley establezca.

10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley


establezca.

Artículo 28

1. Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La ley podrá limitar o exceptuar el


ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los demás Cuerpos
sometidos a disciplina militar y regulará las peculiaridades de su ejercicio para los
funcionarios públicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y a
afiliarse al de su elección, así como el derecho de los sindicatos a formar
confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales o afiliarse a las
mismas. Nadie podrá ser obligado a afiliarse a un sindicato.

2. Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus


intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías
precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.

Artículo 29

1. Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva, por escrito,
en la forma y con los efectos que determine la ley.

2. Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a


disciplina militar podrán ejercer este derecho sólo individualmente y con arreglo a lo
dispuesto en su legislación específica.

4. DERECHOS Y DEBERES DE LOS CIUDADANOS.

CAPÍTULO SEGUNDO. Derechos y libertades

SECCIÓN 2.ª De los derechos y deberes de los ciudadanos

Artículo 30

Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España.

La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas garantías, la
objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio militar obligatorio,
pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria.

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Podrá establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fines de interés general.

Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo,
catástrofe o calamidad pública.

Artículo 31

Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su


capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de
igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.

El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su


programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía.

Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter público con


arreglo a la ley.

Artículo 32

El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.

La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y
deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.

Artículo 33

Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia.

La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las leyes.

Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública
o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto
por las leyes.

Artículo 34

Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la ley.
Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del artículo 22.

Artículo 35

Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre


elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda
hacerse discriminación por razón de sexo.

La ley regulará un estatuto de los trabajadores.

Artículo 36

La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios
Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el
funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos.

Artículo 37

La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes


de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.

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Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto


colectivo. La ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de las limitaciones que
puedan establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar el funcionamiento de los
servicios esenciales de la comunidad.

Artículo 38

Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los


poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de
acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación.

TÍTULO PRIMERO. De los derechos y deberes fundamentales

CAPÍTULO TERCERO. De los principios rectores de la política social y económica

Artículo 39

Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia.

Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, iguales éstos ante
la ley con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil. La
ley posibilitará la investigación de la paternidad.

Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del
matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda.

Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus
derechos.

Artículo 40

Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y
económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco
de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada
al pleno empleo.

Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación y
readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y garantizarán el
descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las vacaciones periódicas
retribuidas y la promoción de centros adecuados.

Artículo 41

Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos
los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones
de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones
complementarias serán libres.

Artículo 42

El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y


sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y orientará su política hacia su retorno.

Artículo 43

Se reconoce el derecho a la protección de la salud.

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Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas
preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y
deberes de todos al respecto.

Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte.


Asimismo facilitarán la adecuada utilización del ocio.

Artículo 44

Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos


tienen derecho.

Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio


del interés general.

Artículo 45

Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo


de la persona, así como el deber de conservarlo.

Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el
fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente,
apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.

Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la ley fije se
establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de
reparar el daño causado.

Artículo 46

Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del


patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo
integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los
atentados contra este patrimonio.

Artículo 47

Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con
el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que
genere la acción urbanística de los entes públicos.

Artículo 48

Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de
la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural.

Artículo 49

Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e


integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención
especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos
que este Título otorga a todos los ciudadanos.

Artículo 50

Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente


actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y
con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un

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sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda,
cultura y ocio.

Artículo 51

Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios,


protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses
económicos de los mismos.

Los poderes públicos promoverán la información y la educación de los consumidores y


usuarios, fomentarán sus organizaciones y oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar
a aquéllos, en los términos que la ley establezca.

En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la ley regulará el comercio interior y el
régimen de autorización de productos comerciales.

Artículo 52

La ley regulará las organizaciones profesionales que contribuyan a la defensa de los


intereses económicos que les sean propios. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser
democráticos.

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